Camino Norte entra en Asturias por Ría de Tinamayor: Bustio y Puentes del Deva:

  Xurde Morán

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

El Camino Norte de Santiago pasa de Cantabria a Asturias cruzando el puente sobre la Ría de Tinamayor, formada por el río Deva en su desembocadura al Cantábrico y que separa la cántabra población de Unquera de la asturiana de Bustio, en el concejo de Ribadedeva, cuyas aguas se reflejan en las cristalinas aguas de este estuario de apenas cuatro kilómetros de longitud pero de tradicional importancia pesquera, tanto es así que los pescadores de Bustio, junto con los de Unquera y Molleda, llegaron a crear su propia cofradía en 1983, independizándose de la de Llanes

Antes de este puente existía otro de madera cuya construcción salió a subasta pública en 1868, aunque ya hacía más de un siglo que se proyectaba la construcción de uno, encargado por parte de la villa de San Vicente de la Barquera al célebre Padre Pontones, el monje jerónimo Fray Antonio de San José arquitecto, ingeniero y tratadista, podemos leerlo en Carreterucas. Historia de las carreteras de Cantabria:

«Parece ser que la primera vez que se intenta construir un paso permanente sobre el río Deva se remonta a los años de 1737 a 1773. Por aquel entonces se encarga por parte de la villa de San Vicente de la Barquera a un curioso personaje, Fray Antonio de San José Pontones, la localización del mejor lugar para el establecimiento de un puente sobre el río Deva.

Este monje jerónimo, conocido coloquialmente como el Padre Pontones, fue un destacado constructor de puentes, además de arquitecto e ingeniero hidráulico»

Antes aún se pasaba el Deva de Unquera a Bustio en barca y el embarcadero de Bustio estaba en el llamado Pozu del Ángel, unos 300 metros más al sur. En el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz Fuertes , podemos leer:

«El río Deva, uno de los más ancho cauce de nuestra región, supone el primer gran obstáculo que ha de salvar el caminante que desde la vecina Cantabria pretenda adentrarse en el solar asturiano, hasta la construcción del puente interprovincial, el paso del Deva había de hacerse casi con total seguridad, en barca quedando aún recuerdo del antiguo embarcadero de que se localizaba en el lugar conocido como El Pozo del Ángel…

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

En el mismo libro, en el apartado dedicado al Itinerario Histórico, se da cuenta de este servicio de barqueros de Unquera a Bustio y del testimonio de alguno de los sufridos viajeros de antaño, como el famoso Juan de Llano PonteJuan de las Carreteras, incansable viajero y cronista obsesionado con la imperiosa mejora de las pésimas comunicaciones decimonónicas:

«En el Camino de la Costa a su entrada en el concejo de Ribadedeva, aún por las Asturias de Santillana, salvaba el estuario del Deva por la barca de pasaje de Bustio, actual divisoria provincial con la vecina Cantabria. Primer gran obstáculo a superar por parte de los muchos que seguían esta vía peregrinatoria, de la dificultada que entrañó siempre su paso nos dan fiel testimonio algunos viajeros decimonónicos. Así, cuando la travesía era posible, la experiencia de la misma no debía diferir en mucho a la vivida por el viajero asturianio Juan de Llano Ponte en agosto de 1866, quien la describió en estos términos en sus Impresiones de viaje. (Por Oriente):

«Llegamos a las siete de la tarde a saludar el turbio Deba… en una especie de sandalia romana que en Asturias llaman chalana, tosca embarcación aún para alimentar la navegación fluvial, con el lodo hasta la rodilla y en una atmósfera ponzoñosa que el limo de su cegado lecho producía, pasamos al fin»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

 En el Diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX, al describir el «Camino Real, que desde Santander atraviesa por la costa y se dirige a Galicia«, se señalan este y los principales servicios de barquerías de Asturias, diciendo que:

«Estos pasajes cuestan una retribución módica establecida para personas, bestias, cabalgaduras y cargas; los pueblos inmediatos, cuyos vecinos tienen precisión de pasar y repasar muchas veces en el día, contratan con los dueños de dichas barcas el pasaje, obligándose a pagar anualmente en metálico o en grano»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

 El paso del Deva nos permite disfrutar de una vista hermosísima de Bustio y esta parte de la Ría de Tinamayor, donde el Deva desemboca en el Mar Cantábrico, pero cuya boca del estuario no podemos ver, pues nos la oculta al norte El Picu’l Cañón (202 m), en la Sierra de Tina, en la parte asturiana (izquierda de la foto), así como a la derecha El Llanu (223 m), en la parte cántabra (derecha de la foto), también plantado de eucaliptos, que con el Picu Terreros y El Matón, separan también este valle del mar

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Allí está otro de los puentes del Deva, el del ferrocarril, construido en algún momento entre los años 1956 y 1989 para sustituir a otro anterior puesto en servicio el 20 de julio de 1905. al abrirse al tráfico el tramo Llanes-Cabezón de la Sal de la línea que el Ferrocarril del Cantábrico trazaba hacia Santander y que en 1972 se integraría en Feve. Fue precisamente en este lugar donde el Padre Pontones había proyectado la construcción del primer puente sobre el Deva en esta ría

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Aquel primer proyecto de puente era de piedra pero no llegó a construirse… al menos aquí, pues en base a él, y tras la muerte del fraile, se harían los de Pesués y San Vicente de la Barquera. Este era su proyecto y esquema, en el que escribe:

«TRAZA Para la Execucion de un Puente de nueva Planta que se intenta Fabricar sobre el Rio Deva y Brazo de Mar cuios Fluxos y Refluxos Bañan el Valle de Riva de Deva por el Albeo o Madre del dho. Rio hasta donde esta la Barca llamada de Junquera; que unas veces Navega sobre las Crecientes del Mar y otras sobre las aguas del mismo Rio. La Eleccion del Sitio para esta nueva Fabrica Deverà ser desde la Cruz de S. Juan immediata al Lugar de Bustio del dho. Valle, Atravesando el Prado de D. Ventura de Cosido hasta el canto llamado de Toxa que se reduce a la explicacion siguiente»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Dado que el puente del Padre Pontones no se construyó la barca prestó servicio hasta la construcción de un primer puente de madera en 1868. En el Archivo de Remigio Fernández de Ribadeva se recogen aquellas prestaciones y condiciones de los barqueros, resumidas en el citado blog Carreterucas de Cantabria:

 «Estaba obligado a reponer y conservar todo el material que se rompiera: casco de la barca, amarres, cadenas..

El servicio era de luz a luz durante el día, y en caso del correo y urgencias del servicio militar a cualquier hora del día y la noche, siendo castigado con cuatro ducados la primera ve que se negara, al doble la segunda y a la tercera lo que el Ayuntamiento determinase.

Los vecinos y naturales del Concejo así como sus criados no abonaban el peaje, ni tampoco el ganado de su propiedad.

En caso de que el río «vaya fuera de su madre», es decir, hubiera crecida, estaba obligado a contratar a tres hombres para mantener el servicio. Y para evitar cualquier pretexto del barquero por la crecida, si había tres hombres del pueblo dispuestos a hacer el trabajo ¡debía continuar dando el servicio!»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

De todas maneras, pocos oficios tuvieron tan mala fama en la antigüedad como el de los barqueros. El paso de ríos y rías era un suplicio por varios motivos, la zozobra de las atestadas chalanas y barcas hacía que no pocas personas, caballerías y equipajes acabasen en el agua expuestas a las corrientes, y el pago de los peajes era otra suerte de infortunio que no pocas veces hacía que viajeros y peregrinos remontasen orilla río arriba para buscar puentes, con o sin portazgo pero más seguros, o pasos a pie o incluso en lancha pero menos complicados y más baratos, lo que hacía cambiar de camino, dejando la costa por los del interior

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Luego, sería en este lugar en el que saliese a pública subasta, en el citado año de 1868, un primer puente de madera, del que se conservan algunas fotografías, para la nueva carretera Oviedo-Torrelavega, que sustituiría a los milenarios caminos reales costaneros. Pero aún en 1897, necesitado de reparaciones, se restituye el servicio de barquerías mientras duran estas obras

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Al paso del puente, un gran panel nos muestra el itinerario del Camino Norte en Cantabria, el cual al llegar aquí ya habríamos dejado atrás. El historiador Luis Antonio Alías, del que mucho hemos de hablar, o él mucho ha de hablarnos, en esta senda jacobita, dice en su libro El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios:

«La ruta costera del Camino de Santiago, menos frecuentada que el Camino Francés -vascos y montañeses, injustamente considerados salvajes, ladrones y otros calificativos mucho más gruesos, eran objeto de una desmedida mala fama entre los peregrinos- salvaba, tras el necesario descanso en alguno de los hospitales de San Vicente de la Barquera, la desembocadura por un puente, -desaparecidos los de mayor antigüedad el actual es de hormigón- que unía Unquera y Bustio»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Por su parte la famosa Xacopedia publica un interesante artículo dedicado a Cantabria, del que extraemos esta parte dedicada a sus itinerarios y antiguos hospitales de peregrinos:

«El Camino del Norte o de la Costa abandona Euskadi y se interna en Cantabria a través de Castro Urdiales. Prosigue por Liendo y Laredo, donde la antigua puerta de Bilbao da la bienvenida al peregrino. En esta población se produce una bifurcación de caminos: mientras algunos peregrinos viajan en barca directamente hasta Santoña, otros circundan la bahía por Colindres, y ambas variantes se unen en San Miguel de Meruelo. A continuación, el Camino visita los enclaves de GüemesGalizano y El Astillero, antes de adentrarse en la capital, Santander. De nuevo dos itinerarios, uno al norte y otro al sur, conducen a la próxima localidad: Boo de Piélagos. Antiguamente un servicio de barcas, custodiado primero por los dominicos y posteriormente por parientes de Calderón de la Barca, posibilitaba cruzar la ría de Suances para llegar hasta Polanco. Después de internarse en Santillana del Mar los peregrinos viajan hasta Cóbreces y Comillas, donde el fabuloso Parque Natural de Oyambre se extiende hasta San Vicente de la Barquera. A continuación, el límite con el Principado de Asturias se encuentra una vez pasada la población de Unquera, en el municipio de Val de San Vicente

De Cantabria parten varios ramales hacia el Camino Francés. Uno de ellos une Santander con Burgos y otro, conocido por el nombre de la ruta del Besaya, conecta Santillana del Mar con la localidad palentina de Carrión de los Condes. También de San Vicente de la Barquera sale un ramal, conocido como Ruta Lebaniega o Vadiniense, que llega hasta Mansilla de las Mulas.

Hospitalidad: A lo largo de este trazado en Cantabria se situaron en la Edad Media diversas cofradías y hospitales que proporcionaban atención a los peregrinos. El de Colindres, fundado en el año 1544 a iniciativa de Carlos I, fue el primer hospital de peregrinos de Cantabria.

Algunos de los muchos hospicios documentados se ubicaban en Islares -conocido con el nombre de la Vera Cruz e incluido en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria-, Galizano (bajo la advocación de San Andrés), Cóbreces (del Buen Suceso), Val de San Vicente y Comillas. La mayor parte de este tipo de centros surgió alrededor de los principales puertos de desembarco de peregrinos. Así, Laredo llegó a tener tres hospitales -de San Lázaro, Santo Espíritu y Santa María-, mientras que Santander ponía a disposición de los caminantes el importante hospital de Sancti Spiritus (s. XIV). San Vicente de la Barquera, por su parte, disponía de los hospitales de la Concepción (ss. XIV-XVI), Abaño (s. XIII) y la Misericordia (s. XV) y de la hostería de transeúntes y penitentes de Nuestra Señora de la Barquera. También Santillana del Mar contó con un hospicio adosado a su emblemática colegiata y dos más humildes»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Desde aquí vamos a tener una buena vista completa de la Plaza del Mercado de Unquera, gran explanada entre las casas y el estuario. El mercadillo se celebra todos los miércoles de 9:00 a 14:00 y destacan los productos alimenticios locales, así como ropa, calzado, artesanía, etc.

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Y esta es la renombrada Confitería Pindal, de los hermanos Junco, de gran tradición hostelera. Ya su padre, Luis Junco, llanisco del pueblo de Parres, fundó a mediados del siglo XX Casa Junco en la carretera N-634 en el cercano pueblo de El Peral, por donde pasaremos próximamente, abriendo seguidamente un hotel y adquiriendo posteriormente las cafeterías Pindal en Unquera, abriendo incluso una discoteca sobre el obrador

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Tras las obras de 1897, en fecha tan inmediata como 1902 el viejo puente de madera aquí existente vuelve a estar seriamente deteriorado y así se denuncia públicamente en la prensa. Quince años más tarde, el Ayuntamiento de San Vicente se queja al Ministerio de Fomento y pide un nuevo puente para Unquera, entre eso y las gestiones del diputado por Santander Pablo Garnica y Echevarría se hace un puente de hormigón inaugurado en 1926 al lado del de madera, que terminó desapareciendo. Este puente de hormigón fue obra del constructor Nicanor Menéndez, y de él siguen comentando en Carreterucas de Cantabria

«Los inicios de la historia del hormigón armado en España tienen dos grandes exponentes en Cantabria de la mano del ingeniero y profesor de la escuela de Caminos José Eugenio Ribera: el puente de Golbardo (y su hermano, un arco del puente de Ganzo) y el puente de Unquera.  

El puente de Unquera está formado por tres vanos ejecutados mediante celosías de hormigón. Las celosías de hormigón son estructuras muy eficientes en cuanto al uso de materiales. El problema es que para su construcción se necesita mucha mano de obra, por eso actualmente apenas se usan como alternativa constructiva»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

La retirada del antiguo puente de madera no parece haber sido fácil, pues salió a subasta nada menos que tres veces. En cuanto al de hormigón fue dinamitado en agosto de 1937 en un vano intento por detener a las tropas franquistas durante la Guerra Civil, pues fue rápidamente sustituido por otro de madera hecho por los ingenieros de la 61 División Navarra, apoyado en las mismas pilas de hormigón del dinamitado

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Tras el de estos pontoneros, se construye, mientras se estudia la reparación del puente destruido, un puente provisional de once tramos de vigas metálicas de doce metros apoyadas sobre caballetes de pilotes en unas bases de hormigón. No deja de ser curioso que formase parte de un circuito turístico aún en plena Guerra Civil, si bien ya caído el Frente Norte, en 1938, como faceta propagandística para que los ciudadanos, principalmente extranjeros, conociesen personalmente «la tranquilidad y el orden que reina en las regiones recién conquistadas por las armas»:

«el día primero de julio próximo, abre al turismo extranjero la gran Ruta de la Guerra del Norte […/…] En plena guerra, pero con fe absoluta en la inminencia de la victoria final, la España del Generalísimo Franco se expone a abrir la primera de sus rutas nacionales de guerra, organizada en este ministerio por el Servicio Nacional del Turismo, e invita a todos los ciudadanos de los países civilizados a recorrer la del Norte, a partir del primero de julio próximo, para comprobar personalmente la tranquilidad y el orden que reina en regiones recién conquistadas por las armas […/…] También podrán recorrerla los españoles…»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Aquellos apoyos del puente provisional eran llamados cepas, unos bloques de hormigón que pudieron verse abajo a la derecha del puente actual durante bastantes años. Se sospecha aunque no se sabe cierto, que habían sido la base de la estructura del primer puente de madera. En el blog de la Carnicería Villasola, fundada en Unquera en 1915, leemos de ellas:«Las cepas del viejo puente ya no están. Llegó Costas  y descubrió que estorbaban , allí en las crecidas se acumulaba gran cantidad de ramas , viejos arboles que el agua se traía de «arriba», y es cierto todos hemos visto las viejas cepas llenas de arbustos enganchados de maderos que no parecían querer llegar a la mar, ……..estoy viendo aún la escena, gente ribereña, chalanas peleando para poder pasar, esquivando las cepas para subir y bajar desde Molleda hasta El Pedrero, a La boca de La Barra….algunas veces alguno de ellos (no de Costas) se armó de valor y un buen hacha ó con suerte una motosierra, y quedaba listo hasta la próxima riada….Pero en fin, antes que limpiar mejor quitar un foco de suciedad, pero ahí se nos fue la historia, no dejaron ni la muestra, quedan eso sí las fotos antiguas, y sobre todo la memoria, de cepa a cepa se aprendía a nadar, de cepa a cepa se hacían carreras, entre cepa y cepa te tirabas desde el puente, en la cabecera de las cepas se paraban las truchas,……pero bueno la historia está hecha para construir el presente, ahora la historia será otra y la contarán otros …hay una pasarela muy bonita…..los coches ya no te salpican tanto cuando llueve……hay luz en el puente, con farolas y todo, los críos ya no se te escapan a la mitad del puente……y de las truchas….volverán a su sitio natural……..que no se cual es pero los ribereños seguro que ya lo saben»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Tras repararse y volver a entrar en servicio, este puente de hormigón soportó durante años el cada vez más intenso tráfico de la carretera N-634 hasta que se construyó la variante de la misma, evitando el paso por Bustio y Unquera, en 1975, así como posteriormente la Autovía del Cantábrico,  tal como nos informan en Carreterucas de Cantabria:

«El Plan REDIA (Red de Itinerarios Asfálticos) fue un plan de carreteras que se inició en el año 1967 para la mejora completa de varios itinerarios con intensidades de tráfico importante. Por supuesto,  dentro de las carreteras mejoradas estaban las radiales, pero también algunos otros itinerarios periféricos. Entre ellas se encontraba la N-634, entre San Sebastián y Oviedo. Uno de los primeros tramos donde comenzaron las obras fue en la parte asturiana, con la construcción del tramo desde Unquera hasta Llanes, pero sin solucionar el paso por las travesías de Unquera y Bustío.

(…) los niveles de servicio en la N-634 eran insuficientes, por lo que se propone dentro del avance del II Plan de Carreteras 1992-2000, que se desarrollaría dentro del Plan Director de Infraestructuras 1993-1997, la construcción de una autovía entre Solares y Unquera. En 1993 se aprueba el Estudio Informativo de todo el Itinerario, pero sólo se ponen en marcha los proyectos entre Torrelavega y Unquera, al existir un itinerario por autovía entre Solares y Torrelavega a traves de Santander.

La construcción del tramo Lamadrid-Unquera sale a licitación el 1 de agosto de 1998 y es adjudicado el 30 de dicembre de 1998 a la UTE Dragados – FCC por un importe de 15.588.683.854 pesetas (unos 93,7 millones de euros). Dentro de este tramo se construye un nuevo puente sobre el río Deva (…)

Se inaugura el 19 de octubre de 2001 y aunque el puente se construye para la situación definitiva de la autopista, la pintura se realiza de forma provisional para adaptarse al tráfico bidireccional de la N-634 que todavía no se había desdoblado en Asturias. Los problemas con el tramo entre Unquera y Llanes, que se inauguró finalmente en el 30 de diciembre de 2014, hizo que esta situación del trazado provisional estuviera la friolera de 13 años!!»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Por su parte, sabemos que el puente del ferrocarril también fue destruido en 1937 y reconstruido dos años después. Más allá están el de la variante y del de la Autovía. A lo lejos las alturas de El Llanu, que separan estos valles del mar

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

El puerto de Bustio se halla realmente aún más allá, al pie del Picu’l Cañón y la sierra plana de Pimiango, solar que fue del mítico monasterio de Santa María de Tina, emplazado en las inmediaciones de la cueva prehistórica de El Pindal, que demuestra un antiquísimo poblamiento de este territorio que habría de ser muy rico en recursos pesqueros

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

No nos resistimos a compartir lo que dice Luis Antonio Alías de este el primer pueblo de Asturias en el Camino Norte…

«Bustio recibe al peregrino con aire indiano y marinero. Embarcaciones de poco calado en los márgenes de la ría, espacio para abuhardilladas casas de grandes balcones y corredores»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Desde el puente y a nuestras espaldas tenemos una buena vista de Unquera, población perteneciente al municipio de Val de San Vicente, bajo los altos de El Cantón y Jalesango (150 m). Hace dos siglos todo esto eran junqueras (de ahí el topónimo Unquera) y marismas pero, cuando a mediados del siglo XIX, estas se desecaron, la población prosperó a partir de una vieja venta caminera que aún prestaba sus servicios en 1860. Las carreteras y el ferrocarril propiciaron su expansión, tal y como leemos en Wikipedia:

«Durante el Antiguo Régimen el municipio de Val de San Vicente perteneció como señorío a la casa de los Marqueses de Aguilar de Campoo. Sin embargo, Unquera como localidad tiene una vida muy corta para los cómputos europeos. No aparece en el mapa de Coello (1861), aunque sí se cita la ensenada de Unquera en la ría de Tina Mayor.​ Unquera pudo haberse desarrollado a finales del siglo XIX gracias a la mejora de las comunicaciones, especialmente por el ferrocarril,2​ y por el auge comercial de la región, posible tras la apertura de la carretera del desfiladero (luego N-621) en 1863. Este camino se utilizó como vía para exportar, a través de la ensenada de Unquera, las materias primas de Liébana y el desfiladero de La Hermida a InglaterraBélgica y Alemania.​ En 1881 Unquera ya se cita como una aldea situada al fondo de Tina Mayor.​ Desde entonces Unquera ha crecido linealmente en torno a la carretera, y también paralelamente a la ría, donde posee un paseo fluvial»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

La localidad se ha hecho celebérrima gracias a las famosísimas Corbatas de Unquera, pastel de hojaldre en forma de corbata o pajarita. Según unas fuentes las corbatas son una creación del asturiano aquí afincado José Julián Revorio, fundador de la panadería El Pindal. Esta es la versión que recogemos de La Casería de Potes:

«Corbata es el nombre con que se conoce a uno de los productos típicos de la reposteria de Cantabria, principalmente elaborado en Unquera (Val de San Vicente) y San Vicente de la Barquera.

Se trata de un pastel de hojaldre con forma de corbata o pajarita hecho con mantequilla, azúcar, huevos, harina de trigo y almendras, y recubierto con una capa de azúcar con almendras.

Las Corbatas de Unquera nacieron en la panaderia «El Pindal» fundada por la familia Revorio, el creador de las Corbatas de Unquera fue José Julián Revorio, un reconocido repostero de la provincia de Asturias que al vivir un tiempo en Unquera decidió formar la panaderia de «El Pindal».

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Otras fuentes dicen que en 1951 el pastelero Manuel Canal Cordero ideó estos hojaldres de forma alargada a quienes su padre llamó «corbatas» por su parecido con el nudo de un lazo de corbata o pajarita, alcanzado el dulce y su nombre gran popularidad, al ser Unquera lugar tradicional de paso de vehículos entre Cantabria y Asturias por este puente, donde solía hacerse una parada para descansar y tomarse un refrigerio. De esta manera leemos en Nuestra España dulce:

«La «corbata» de Unquera tiene su origen en el año 1951, de la mano del pastelero, Manuel Canal Cordero, a quien se le ocurrió dar al hojaldre una forma alargada y estrecha y es su padre quien pasa a llamar a este hojaldre «corbata», ya que su forma le recuerda el nudo de un lazo o pajarita, cogiendo fama y llegando su nombre hasta hoy en día. Hoy en día es uno de los dulces de hojaldre, representativos de Cantabria, con Polcas de Torrelavega, a la hora de merendar o acompañando un buen café o infusión»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

En 2006 se hizo una pasarela peatonal en su vertiente norte. En 2008 se haría lo mismo en el tramo sur, por lo que al cruzar el puente podremos ir por cualquiera de las dos, o por la derecha, o por la izquierda

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Hemos de decir que es una pasarela muy bien ejecutada, con buena anchura para los peatones. No siempre tendremos la misma suerte al pasar las rías. Por ejemplo, en la del Nalón hallaremos un paso sensiblemente estrecho para pasar a Muros y, para pasar de Asturias a Galicia por Ribadeo, el vertiginoso, largo, estrecho y tambaleante Ponte dos Santos no deja de ser una prueba de miedo…

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Y este es el tan emblemático paso del Deva de Cantabria a Asturias, un momento de gran emoción para muchos peregrinos, sobre todo aquellos que ya llevan muchos días a sus espaldas, desde Irún, o mismamente desde Bayona, que por diferentes razones, históricas y culturales, es cada vez plaza más escogida para comenzar el itinerario completo por el denominado en nuestros días Camino Norte

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

El nombre Camino Norte se ha afianzado modernamente sobre el de Camino de la Costa que se empleaba antaño, el cual tenía importante razón histórica ya que existen referencias desde antiguo a un camino real (real, del reino, es decir, público) de la costa, costero o costanero, así como sus ramales. Tal vez para diferenciarlo de otros caminos costeros, como el portugués, se ha decidido asentar más esta denominación norteña, aunque a veces comprobamos que lleva a cierta confusión a no pocos peregrinos con otros caminos, principalmente el Primitivo

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Aparte de denominaciones tradicionales geográficas o de lugares, tradicionalmente todos los caminos por los que venían peregrinos centroeuropeos eran llamados camino frances, franco, francisco o similares, y ahí tenemos el caso de la documentación de época y la misma toponimia. Únicamente en nuestros días y con el fin de diferenciar oficial e institucionalmente unos de otros se ha dejado el nombre de francés al que debió tener más trasiego de gentes entre la baja Edad Media y el siglo (XVIII), el de la Meseta Norte, el cual se afianzaría a medida que el avance cristiano se iba extendiendo hacia el sur. Pero insistimos en que es una denominación que históricamente tendrían derecho otros muchos, incluyendo este

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

En Bustio destaca en lo alto, por su torre-mirador, una gran mansión: Villa Delfina. Se trata de una muy hermosa quinta hecha para el indianu o emigrante a América, José Egüez Otazabal,  quien, a diferencia de sus paisanos, que emigraban a México, se dirigió a Puerto Rico, donde hizo fortuna. Hablaremos más de ella según nos acerquemos, pues el Camino pasará a sus pies para acometer la empinada subida de La Cuesta’l Cantu, siguiendo en viejo camino real y jacobita que lleva a Colombres, capital de este concejo de Ribadedeva o Ribadeva

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Apreciamos bien desde aquí, en la loma o colina a la izquierda de Bustio, la citada ascensión por la Cuesta’l Cantu, así llamada por ir por el cantu o cresta de la misma, desde la que contemplaremos maravillosas vistas de esta Ría de Tinamayor

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Más a la izquierda son los altos de La Peña, por Llagunes y La Cantería. A sus pies hay una preciosa vega donde se asientan las casas de la carretera de Vilde. Por ahí estaba el Pozu del Ángel con el fondeadero para la antigua barca del pasaje, propiedad del Conde de la Vega del Sella, que la arrendaba a algún barquero. Ahora una chimenea señala el emplazamiento de la antigua fábrica de Leche Pascual, la cual a su vez era sucesora de la Lechera de Bustio, fundada en 1940 por el bodeguero vallisoletano Mariano Ruiz en esta misma finca, comprada al Sr. Eguen, según recogemos del libro Historia de la industria láctea española; una aplicación a Asturias: 1830-1995, de Alicia Langreo Navarro, que nos informa que, dada su situación efectuaba la recogida de leche en caserías tanto asturianas como cántabras, dedicándose inicialmente a la recogida de leche entera y su posterior elaboración en leche condensada en botes de 5 kilos, llegando prontamente a tener una gran expansión y llegando a recoger 3.000 litros diarios. En la década de 1950 comenzaron los problemas, principalmente a causa del fraude del aguado, el cual reducía su rendimiento, dedicándose posteriormente a la elaboración de queso. Luego paró su actividad y tras unos años sin trabajo fue comprada por Clesa para la campaña 1969-1970, pasando a figurar como Celebusa, una de las empresas de su grupo

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

La compra obedecía a la necesidad de las nuevas centrales lecheras de hacerse con fábricas de leche condensada para abastecer de las crecientes áreas urbanas, en este caso Madrid. En el acuerdo de compra figuraba el compromiso de los antiguos dueños de recuperar el servicio de recogida anterior, que se había perdido al cerrar, y así fue al principio, aunque enseguida Clesa prefirió gestionar esta recogida directamente, construyendo además una torre de polvo para aprovechar los excedentes de las recogidas, empezando asimismo a producir mantequilla como subproducto de la leche en polvo desnatada. Clesa utilizó estas instalaciones hasta comienzos de la década de 1980, cuando decidió irse de Asturias tras algunos problemas con otras empresas en el conflicto del abastecimiento de leche y cuando ya había inaugurado nueva fábrica en Galicia:

«Bajo la propiedad del grupo CLESA los volúmenes trabajados por esta fábrica crecieron espectacularmente. En los primeros setenta contaba con 25/30 trabajadores y recogía más de 15 millones de litros de leche anuales, incluidas líneas en Santander, cifra que subió a lo largo de la década. Sus producciones eran leche en polvo entera, desnatada y mantequilla.

En la segunda mitad de los setenta esta fábrica  se utilizaba como reguladora: en ella entraban más de 100.000 Kg. de nata como nueva materia prima, que se transformaba en mantequilla, y como abastecedora de otras fábricas del grupo -casi un 20-25% de su recogida de leche cruda salía del Principado sin elaborar con destino a las centrales lecheras del grupo-.Mientras tanto el número de trabajadores descendió a unos 15″

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

El 18 de febrero de 1989 la fábrica de El Bustio se vendió a la sociedad ASLAT (Lácteos Asturianos), formada en un 50% por accionistas de LAGISA y el Grupo PASCUAL, dedicándose a ser empresa reguladora para ellas, si bien se suspendió la fabricación de mantequilla, centrándose únicamente en la leche en polvo y la venta de leche cruda a otras fábricas de esta sociedad láctea, bajo cuya gestión se hizo la instalación de frío, similar al modelo de Pascual en toda España, instalándose desde 1883 tanques en frío en las explotaciones ganaderas, los cuales eran propiedad de la empresa, cuyo radio de recogida llegaba a los 50 Km que comprendían unos 600 ganaderos abastecedores. La sociedad se disolvió en la década de 1990, quedándose Leche Pascual con estas dependencias y casi toda la recogida, aunque la producción como tal acabó, ciñéndose a ser centro logístico de la recogida de Pascual en Asturias y Cantabria. hasta que esto también cesó. Las instalaciones fueron demolidas en 2007 a excepción de esta chimenea de ladrillo rojo catalogada como patrimonio industrial

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Es significativo que esta zona al sur de Bustio ya era antes un centro industrial de importancia: entre finales del siglo XIX y comienzos del XX funcionó un molino que era fábrica de harinas, central hidráulica y ferrería de tachuelas y puntas de hierro

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Ribera del Deva que se extiende hacia el sur, donde el río va a hacer un meandro. En río nace en Fuente De, al sur de los Picos de Europa, y riega tierras de Liébana, siendo cruzado por el Camino Lebaniego en Santa María de Lebeña, antes de llegar a Potes y al monasterio de Santo Toribio

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

A Liébana, vía Panes (Peñamellera Baja) y Desfiladero de La Hermida, va la carretera N-621, por donde se extienden las casas del sur de Unquera, con vistas al río, truchero y salmonero por excelencia, que recibe las aguas del mítico Cares en Ciliergu antes de entrar en Panes. Las cimas calizas que vemos a lo lejos señalan esa entrada en la abrupta Hermida, a cuyo paso por ella escribió Benito Pérez Galdós:

«Es un paso estrecho y tortuoso, cuya alta cima no alcanza a percibir la vista entre dos paredes. Elcamino, como el río, va por una gigantesca hendidura delos montes resquebrajados» 

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

El Deva recorre algo más de 72 kilómetros antes de desembocar en el mar formando previamente esta bella Ría de Tinamayor y luego de pasar, desde Panes, por Sieju y El Mazu, solar de otra cueva prehistórica, La Loja, viniendo luego aquí por Narganes, Buelles y Molleda

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Entre Molleda y Muriances, justo antes de llegar a Unquera. el Deva forma uno de sus grandes meandros, conformando otro de sus bucólicos paisajes que encandilaron a tantísimos viajeros y montañeros a lo largo de la historia. Más a lo lejos la Sierra de Arria forma un murallón que cierra al otro lado el valle del río Lamasón, afluente del Nansa, paralelo al Deva y que desemboca en otra ría cercana, la de Tinamenor, paso del Camino Norte que hemos dejado atrás, en Puentenansa. Esas montañas son otra referencia para los peregrinos del Camino Lebaniego, pues se ven desde lugares tan significativos de esa ruta como CabanzónCadesSobrelapeñaLafuenteCicera, así como La Canal de Francos y el Colláu Arceón, en el paso a Liébana por Lebeña

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Las picudas moles de piedra clara caliza gris, casi blanca, anuncian la antesala de los Picos de Europa, de os que tantísimo hemos hablado viniendo ya por Cantabria, pues llegan a verse desde una gran distancia. Precisamente una de las posibles explicaciones de tan llamativo topónimo es que eran «las peñas de Europa», referencia de tierra firme desde alta mar, formando parte de la extensa Cordillera Cantábrica, que se extiende por todo el litoral, llamada en siglos pasados Pirineos (topónimo que abarcaba por lo visto más montañas que las actuales) y aún antes Mons Vindius, «a donde antes subirán las aguas del mar que no las armas de Roma»

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

Deva, nombre de origen céltico, que denomina una diosa de la naturaleza de raíz indoeuropea, la Gran Diosa Madre que da la vida, simbolizada en las aguas y el nacimiento de los ríos. un ejemplo de la veneración y el respeto de las antiguas culturas para con el entorno natural que hace posible la vida y de la que el agua es el principal fundamento. No es de extrañar que un elemento fecundador y femenino como es el agua quedase divinizado por un ser también femenino, Deva, y este fuese con el tiempo transformado o asimilado a nuevo nombre, aunque no de función, cuando una nueva religión se superpone a las anteriores. Tanto el río como su nacimiento en Fuente Dé (Fuente Deva), portan esta etimología

Camino Santiago Norte Ria Tinamayor

No muy lejos de aquí, encontramos reminiscencias de Deva en varios topónimos, como la Isla la Deva casi enfrente de la desembocadura del Nalón, el río Deva que nace en el Monte Auseva en Covadonga, al otro lado de los Picos de Europa, o la parroquia de Deva, en Gijón, nombre antiguo de su río Peñafrancia… pero hay muchas más desde Europa hasta la India y entre ellos destacamos en Galicia el río Deva en Pontevedra, Deba en el País Vasco, que también denomina a un río y a una villa, el Deventer en Holanda, la ciudad de Devon y Devonshire en Inglaterra, las Divonna de Francia, Diviciacos, famoso druida galo; el Dvina, río de Rusia y Letonia, la Diva de los persas y un larguísimo etc., que sería harto prolijo enumerar

También este culto a Deva parece estar muy emparentado con las creencias en los seres femeninos del agua y las cuevas que existen en la mitología de todas las culturas y que en Cantabria y Asturias están representados por las anjanas, injanas o xanas, que se aparecen en fuentes, ríos y lagos, Escribe, cómo no, también de ello Luis Antonio Alías en su libro jacobita…

«Ría de Tinamayor, Encuentro del Deva -nombre de origen sánscrito e importación céltica que significa diosa o, más en concreto, diosa engendradora, fertilizadora, madre y protectora de las gentes indoeuropeas- y el mar. Antaño, mucho más que hogaño, era puerto natural de cierta importancia Hoy, sin que dejen de surcar las, normalmente, tranquilas aguas pequeñas embarcaciones pesqueras, la cierta importancia o, con mayor exactitud, la importancia cierta, es ecológica y paisajística»



Por su parte Bustio parece ser uno de tantos topónimos de raíz bustum o similar, vinculado a combustum o lugar de quemas, posiblemente la ancestral costumbre de ganar de esta manera pastos y terrenos al monte

Villa Delfina, con sus excelentes vistas de la ría y su puente, sigue dominando la escena. Fue encargada en 1921 por aquel indiano, Eguen Olazábal, al arquitecto santanderino Deogracias Lastra López, acabando las obras cuatro años después en 1925. El maestro de obras fue Valentín Zubizarreta. Sin duda lo que más destaca es su característica torre cuadrada de tejado a cuatro aguas, veleta y pararrayos, de preciosa inspiración montañesa

Atrás, otra hermosa vista delos barrios de Unquera desde el puente hacia el sur, la zona del Auditorio, Plaza Ruperto Leza y calle San Felipe Neri, bajo las verdes lomas de las camperas de El Cantón

Contemplamos ahora hacia la derecha la Ría de Tinamayor y sus puentes entre Unquera y Bustio. Las marismas o esteros, que se extienden a lo largo de los cuatro kilómetros que nos separan de la boca del estuario, fueron tiempo ha desecadas y rellenadas para su aprovechamiento como pastizal, aunque de vez en cuando el mar, en sus mareas vivas, o el río con sus riadas, recuperan lo que un día fue suyo 

No está excesivamente clara la razón etimológica de los topónimos Tina aquí existentes, Tinamayor, Tinamenor, Santa María de Tina… suele atribuirse al latín tinam, dando tina y sus variantes en lenguas romances, normalmente referido a recipientes de líquidos, como podría ser el caso de esta ría y su gran cantidad de agua, elevado caudal que predomina sobre el de las mareas y que, por comparación, se le ha añadido mayor, en contraposición a la más pequeña Tinamenor

El estuario guarda un gran interés biológico, pues sus orillas de carrizo (Phragmites australis, que forman las junqueras o unqueras) se cobijan numerosas especies de aves, algunas no demasiado frecuentes por estas latitudes, como el rascón europeo, el carricero tordal, la pilluela pintoja, gallinetas comunes, ánade azulón, escribano palustre y bastantes más

Otro topónimo significativo es. en la ribera cántabra, El Juncal, por donde entra en Unquera el Camino, procedente de Puentenansa y Pesués, capital del municipio de Val de San Vicente

En la actualidad, la proliferación de albergues en el Camino Norte, públicos para peregrinos y privados, normalmente turísticos pero no pocos especializados en peregrinos, permiten bastante bien acomodar las etapas a nuestro gusto, pues las de las guías son, realmente siempre han sido, únicamente orientativas. En este caso, la relativa abundancia de otros alojamientos, pensiones, hoteles, campings y casas rurales, al menos desde primavera a verano y principios de otoño, dada la importancia turística de estos lugares, incide también en ello

En buena medida, las etapas reflejadas que solemos ver en las guías se basaban en los escasos albergues (casi únicamente públicos) existentes hasta que se multiplicaron exponencialmente a partir de 2005 aproximadamente al incrementarse notablemente el paso de peregrinos. Otros establecimientos hoteleros y hospedajes, aún no exclusivos de peregrinos, los aceptan gustosos, incluso con precios especiales, no pocos han habilitado a la vez sus propios albergues

Por ello puede decirse que el paso continuo de peregrinos, al menos en circunstancias normales y en dichos meses de primavera, verano y buena parte del otoño, es un importante aliciente económico y de divulgación de los lugares por donde pasa el Camino Norte, incluyendo sus variantes y las cercanas sendas costeras, empleadas en ciertos tramos de mucha carretera como alternativa por los caminantes

Pasamos así el puente y pisamos ya tierra asturiana en Bustio, ante esas hermosas casas típicas de corredor y galería que miran a la ría y que a nadie dejan indiferente, asomando sobre ellas la torre de Villa Delfina

Aquí llegamos a la carretera AS-344 y seguimos a la derecha

Cruzamos con cuidado la calle del puente y estemos atentos, pues seguidamente habremos de ir a la izquierda, hacia Villa Delfina, cuya torre sigue asomando, siendo una perfecta referencia visual y geográfica para el peregrino. A su derecha Casa Velarde, célebre casa de comidas de Bustio, antigua fonda y parada de diligencias que fue escenario de cine y origen de la leyenda que dice que de aquí salieron las botellas de vino que se subieron al Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes en su primera escalada, efectuada por Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa y Gregorio PérezEl Cainejo, el 5 de agosto de 1904, si bien parece una leyenda creada muy a posteriori, o al menos eso relata Elisa Villa, geóloga, investigadora y especialista en los Picos de de Europa, en Desnivel el 29-12-2020:

«Hay ocasiones en las que una leyenda envuelve un hecho histórico, se adhiere a él, y hasta lo supera, pasando el aspecto legendario a ser casi lo único que con el tiempo se recuerda. Cuando alcanza ese grado, será difícil competir con la fuerza de una leyenda, porque, con frecuencia, esta parece mejorar, o al menos “redondear”, la historia real.

Algo así ha ocurrido con un relato que enlaza a los protagonistas de las dos primeras escaladas al Naranjo de Bulnes (llamado el Urriellu, o el Picu, por los naturales del país), en el que se cuenta cómo Gustavo Schulze, autor en 1906 de la segunda escalada a esa cima, encontró en la cumbre dos botellas que Pedro Pidal y Gregorio Pérez habían dejado allí en 1904; una contenía la tarjeta de Pidal y otra estaba llena de vino.

El relato en cuestión continúa diciendo que, más tarde, en 1907, Schulze, Pidal y el conde de Saint-Saud se reunieron en la Fonda Velarde de Bustio, junto a la desembocadura del río Deva, y allí, durante la cena, el primero entregó a Pidal la tarjeta, dándole las gracias por el vino que generosamente había dejado en la otra botella como regalo para el primero que volviese a subir al Picu.

La historia que comentamos comenzó a difundirse a partir de 1985, fecha en la que se publicó la primera traducción al castellano de la gran obra de 1922 del conde de Saint-Saud “Monographie des Picos de Europa”.

En esa traducción, titulada “Por los Picos de Europa” y realizada por el alpinista y gran estudioso de los Picos de Europa José Antonio Odriozola, la historia de las botellas aparece contada por el conde de Saint-Saud.

Y como el conde parecía una fuente fiable, puede decirse que desde entonces casi no ha habido publicación, conferencia, o artículo sobre la gesta de la conquista del Naranjo en la que no se haya repetido tan sorprendente anécdota.

Pero es justo señalar que algunos autores, como, por ejemplo, Francisco Ballesteros, en su libro “Las historias del Naranjo” de 2004, y Alberto Fernández, en un artículo de 2006 en Peñalara titulado “Las botellas misteriosas”, han manifestado su extrañeza ante el hecho de que Pidal y Gregorio, enfrentados a una escalada arriesgada y difícil, y en una pared desconocida, hubiesen sido capaces de subir con ellos un par de frágiles botellas. Aunque, como añade Alberto Fernández, del marqués de Villaviciosa se podía esperar cualquier osadía.

El misterio de las botellas se resolvió en octubre de 2006, cuando, coincidiendo con el centenario de la ascensión de Gustavo Schulze, aparece el libro “Gustav Schulze en los Picos de Europa (1906-1908)”.

La obra, en la que participamos cuatro autores, daba a conocer los diarios de campo, en parte también personales, en los que el geólogo y alpinista había ido anotando minuciosamente las actividades realizadas durante sus tres campañas en Españ 

En estos cuadernos, descubiertos a finales de los años 70 en la biblioteca de una universidad alemana, Schulze no menciona botella alguna en la cima del Urriellu, como tampoco lo hace en el hermoso y extenso artículo sobre su ascensión publicado en 1934 en la revista Peñalara.

Los autores del libro citado conocimos otro relato más de Schulze contando su aventura en el Naranjo, y este inédito: el texto de una conferencia impartida por el alpinista en Munich en 1908, una conferencia salpicada de anécdotas en la que, sin embargo, no hizo ninguna referencia a algo tan inesperado como habría sido encontrar dos botellas en aquella cima.

Nos dirigimos entonces a la obra original en francés de Saint-Saud (casi olvidada por entonces), de la que procedía la traducción de Odriozola, y revisamos cuidadosamente sus dos ediciones (1922 y 1937), comprobando, con sorpresa, que la historia de las botellas no aparece en ninguna de ellas. Y es que, en realidad, Saint-Saud… nunca la contó.

¿De dónde surgió, entonces?

Un artículo sobre Schulze, publicado por Odriozola en la revista Peñalara en 1965, por tanto, muy anterior a la traducción de la obra de Saint-Saud, nos dio la clave.

En ese artículo, Odriozola dice que ha visitado la Fonda Velarde para recabar datos sobre Schulze (alojado allí a principios del siglo XX) y que Delfina Velarde, única superviviente de la familia, le ha contado detalles de una cena que, 58 años atrás, reunió en la fonda a Pidal, Schulze y Saint-Saud.

Esos detalles incluían una conversación entre Pidal y Schulze sobre las botellas del Naranjo, conversación que ella, entonces una jovencita, pudo escuchar gracias a que “andaba por allí mientras servían la cena”.

Así pues, Delfina es la única fuente de la que procede la supuesta historia de las botellas. Odriozola tomó la anécdota como un hecho real y, años más tarde, al abordar la gran tarea de traducir a Saint-Saud, no se resiste a incorporarla al texto en castellano; pero, llevado quizá por el entusiasmo, cometió el error de insertarla como si fuese parte de la obra original de Saint-Saud.

Con todos estos datos, el sentido común nos dice que lo que Delfina escuchó en 1907, y muchos años después transmitió a Odriozola, no fueron otra cosa sino las bromas joviales que se gastaron entre sí dos comensales con sentido del humor.

No obstante, si todavía hay alguien a quien le puedan quedar dudas sobre la no existencia de las botellas del Naranjo, se le sugiere que repare en lo que cuenta el propio Pedro Pidal sobre su gran escalada de 1904: “… llegamos a un punto en que tuvimos que dejar los morrales, los anteojos y los palos, todo, menos la cuerda, para marchar con el mayor desembarazo posible”.

Y quizá también se puedan considerar significativas las palabras de Gregorio, cuando comenta que al llegar a la cumbre tomaron “unos caramelos por la mucha sed que teníamos”. No parece que tuviesen a mano líquido alguno.

La historia de las botellas aparece recogida de nuevo en el magnífico número que Desnivel ha dedicado recientemente al Urriellu (Desnivel nº 408, octubre 2020, pág. 9), demostrando, una vez más, con qué fuerza ha quedado enraizada en la crónica de las dos primeras ascensiones al Picu.

Se non è vero, è ben trovato, dice un refrán italiano para justificar una anécdota que ayuda a describir con eficacia un hecho real, y que incluso le añade interés aunque, en realidad, tal anécdota jamás haya tenido lugar.

Este refrán se podría aplicar a nuestra historia de las botellas, y ganas dan de hacerlo, porque la anécdota ¡es tan singular! Sin embargo, en aras de un registro de la historia lo más riguroso posible, debemos renunciar a este sabroso aderezo. Vayamos acostumbrándonos»

Prestemos atención al tráfico, pues aunque haya autovía en fines de semana y en verano puede ser a veces bastante intenso, pero fijémonos también en las señales jacobeas de la concha y la flecha amarilla

Y aquí, pasada esta primera casa, cruzaríamos la carretera para iniciar La Cuesta’l Cantu a los pies de Villa Delfina, cuya estructura de planta cuadrada empezamos a vislumbrar al ver mejor cómo es su asentamiento al comienzo de esta subida

En la parte más baja y a los primerísimos metros de la cuesta está el garaje o cochera, con buen portón. Encima hay una buena terraza jardín ante la casa con su torre mirador y amplios ventanales y balcón semicircular saliente, con frontón triangular sobre su puerta

Si lo deseamos, antes de emprender la subida tenemos, al lado del puente, esta pequeña explanada provista de varios bancos para el descanso. Una buena oportunidad para ajustarnos bien la mochila, atarnos bien las botas o los playeros y observar otro buen instante las riberas del Deva y Unquera

La encantadora Ría de Tinamayor, donde Asturias y Cantabria se dan un abrazo. Hoy en día, recalcamos, el tráfico marítimo es escaso y reducido a alguna lancha, pero antaño fue puerto natural de abrigo y comunicación con otros de España y Europa. Por aquí entraban desde el vizcaíno valle de Somorrostro los minerales que se embarcaban para remontar el Deva hacia las ferrería existentes río arriba, existentes al menos desde el siglo XV y bien documentadas desde el XVI

Allá por el 1900 había comercio marítimo con Bélgica y Alemania, embarcándose igualmente mercancías para la Real Compañía Asturiana de Minas, sobre todo calamina y sulfuro de zinc. Dos aduanas, la de Llanes y la de San Vicente de la Barquera, podían utilizar el estuario para embarcar géneros, frutas y productos

En Unquera y al lado de la ría, la Plaza del Mercado, un encantador paseo marítimo fluvial. Volvemos a ver la Cafetería Pindal y, a su derecha, otro establecimiento corbatero, Royal, confitería fundada en 1898

No vamos ya a esperar más, cruzamos la carretera en la calle La Cruz y nos dirigimos, como estaba previsto, marcado y señalizado, hacia Villa Delfina, de la que nos cuentan así en la página xacobea asturiana Asturies, Camín al andar:

«Vivienda de 1925 promovida por el indiano José Egüen Otazabal, situada en un lugar privilegiado de Bustio, en una zona alta del pueblo con dominio sobre toda la localidad y sobre el río. Es un edificio de planta rectangular con dos pisos, el inferior a modo de pórtico con arcadas y el superior conformado por una galería acristalada. En la esquina se dispone, adosada al edificio, una torre de tres alturas, con arco en la planta baja, balcón en la intermedia y remate con ventanas flanqueadas por columnas adosadas a las esquinas de la estructura, bajo un pronunciado alero»

Mucho hemos hablado ya de indianos en lo que llevamos de Camino Norte y mucho habremos de seguir haciéndolo por toda la costa asturiana y parte de Galicia, especialmente Ribadeo. Su impronta marcó la fisonomía de muchos pueblos, no solo en sus casas, a veces nuevas y a veces reforma del solar familiar, sino también en otras construcciones públicas y privadas, escuelas, carreteras, fuentes, lavaderos, capillas, panteones e iglesias, así como empresas y sus edificios y todo tipo de industrias, al igual que bibliotecas, junto con la fundación de asociaciones, centros culturales, casinos y otras instituciones, de las que no pocas perviven hoy en día

De nuevo la concha y la flecha. Unquera y Bustio forman las dos alas de una sublime puerta doble, entre Cantabria y Asturias y entre la costa y el mar

Un muro rodea Villa Delfina, el cual cierra el jardín en torno a lo que es propiamente la vivienda.la cual vemos, impresionante, según comenzamos a subir por la cuesta, admirando esta imponente perspectiva alzándose hacia el cielo que nos recuerda a las torres medievales y torres-campanario de muchas iglesias. Nos da la impresión que, sin duda para aprovechar bien el espacio en altura, a muchos indianos les encantaban las escaleras. En este aspecto, si bien referido a la vecina Galicia, puede en parte extrapolarse el estudio de Miriam Elena Cortés López, de la Universidad de Santiago de Compostela, titulado La escalera en la arquitectura indiana gallega, donde entre otras cosas podemos leer:

«¿Qué sucede con la escalera? Al igual que sucede con las tipologías arquitectónicas, su diseño y construcción va a mantener los criterios impuestos por la tradición. Ello implica una continuidad con la tradición bien definida en siglo XVIII, por la que la escalera se convertía en uno de los elementos arquitectónicos más significativos del edificio. Si las dimensiones, el diseño y despliegue estilístico de la construcción eran los marcadores que definían la posición social del propietario, lo mismo sucederá con la escalera. Y, en este sentido, la arquitectura indiana mantiene una tradición que proviene de siglos atrás, en la configuración de los grandes pazos15, rurales o urbanos, en los más sobresalientes colegios y hospitales gallegos, surgiendo el concepto de «parque antropizado», legado de los grandes palacios absolutistas, que comienza a hacerse público con la sociedad burguesa emergente del siglo XIX. Es en la arquitectura patrocinada por los indianos donde hay que ver el desarrollo del nuevo «palacio» de este siglo. 

En este contexto se podrá comprobar cómo la escalera mantiene su carácter funcional, simbólico, artístico y contextual, ya que para unir dos o tres plantas en el caso de espacios interiores, o diferentes planos aterrazados en un monte, cabe añadir el uso de tipologías tradicionales que siguen esquemas simples o compuestos16, dependiendo de la importancia que se le quiera conceder a la construcción. Por tanto la escalera se convierte en elemento dignificador del conjunto, en ocasiones haciendo uso de recursos decorativos como esculturas, jarrones acróteros o elaboradas barandillas, elementos que rigieron el modus operandi de la escalera monumental en Galicia17. La única nota que rompe con la tradición constructiva gallega es la introducción de nuevos materiales como el hormigón o la forja, que conviven con la tradicional piedra granítica o la madera y los decorados en marquetería y mármol que rodeaban el vestíbulo de entrada y el conjunto de escalera»

Continúa Cortés López hablando de la influencia en las escaleras de la arquitectura indiana de modelos monumentales que se veían por entonces en los monasterios que había sido reformados en las centurias anteriores, casi siempre estilo barroco y gótico, y la presencia de maestros cántabros, de larga tradición constructiva

«… la escalera es uno de esos elementos que se mantienen afines a la tradición. Hay dos espacios esenciales para la construcción de escaleras: interior y exterior. Común a ambos es la respuesta que este elemento da a la necesidad de unir dos o más planos a diferentes alturas haciendo uso de rampas. La escalera de interiores en Galicia cobra especial protagonismo en el marco de la construcción de colegios, hospitales o casas nobles (pazos urbanos o rurales), y especialmente al amparo de los claustros de los monasterios y conventos que fueron reformados desde el siglo XVI hasta el XVIII. Será a través de los talleres de obreros y maestros canteros que trabajan en estos espacios, donde se dará cabida a la creación de relevantes ejemplos de escalera monumental que sirvieron de fuente de inspiración para artistas posteriores. Por su parte, la escalera de exteriores es propia del ámbito de lo paisajístico o del urbanismo, encontrando los ejemplos más sobresalientes en la unión de diferentes niveles de un jardín o parque, así como precediendo fachadas de edificios. 

También existen dos factores determinantes en la configuración de las tipologías. El primero de ellos es la mano de obra, a través de artistas foráneos (andaluces, cántabros o castellanos, fundamentalmente) que trabajan en el diseño de estas piezas20, y que a lo largo de los siguientes siglos serán reemplazados por los propios maestros de obras locales. El segundo es la influencia que haya podido tener la literatura especializada –los tratados de arquitectura o libros de corte de la piedra– que, en varias ocasiones, han podido ser la fuente de inspiración para determinados arquitectos. Estos recetarios formaron parte de las grandes bibliotecas de artistas, monasterios, conventos y cabildo»

A la izquierda es la parte posterior de las casas que veíamos desde la pasarela sur del puente, con galerías y corredores hacia la ría. como Casa Emilio

De Villa Delfina dice así 

Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios:

«Palacete de estilo montañés. El cuerpo bajo tiene una doble arcada por acceso, mirador sobre ménsulas, corredor4es y cortafuegos. La torre, de amplio alero, alfiz en ventanas, pilares simulando matacanes en las esquinas, balcón bajo frontón y ante voladizo semicircular, marca el máximo punto de altitud urbana y parece apropiarse del papel de fortaleza local»

Sobre el Camino, un corredor entre cortafuegos guarda la esencia de la arquitectura popular montañesa que evolucionó en este estilo. Realmente se afirma que no existe una arquitectura indiana en el significado único del término, sino que esta englobaba corrientes artísticas y arquitectónicas muy variadas, desde las tradiciones locales al modernismo, art decó, eclecticismo, historicismo, etc. conviviendo a veces varias en un solo edificio, según gustos de los dueños, siempre de acuerdo con el arquitecto, el maestro de obras y, por supuesto, los materiales disponibles y el presupuesto

Y esta es la empinada Cuesta’l Cantu. El Camino, nada más entrar en Bustio sale de él adentrándose en este concejo de Ribadedeva o Ribadeva, en la ribera del Deva, del posiblemente céltico ripam (orilla)

La Cuesta’l Cantu forma parte del viejo camino real costanero que cayó en desuso al ir abriéndose las primeras carreteras. Recuperado con el actual paso de peregrinos, ha sido enlosado y acondicionado. La situación era distinta aún en 2003, cuando leemos en  Enciclopedia del Paisaje de Asturias, de La Nueva España:

«Espinazo algo calizo situado entre los pueblos de Bustio y Colombres, en Ribadedeva. Por él discurre una buena vereda por la que se comunican rápida y peonilmente ambas localidades, pero es poco transitada hoy día, época en la que el ominpresente automóvil todo lo domina»

Más allá del tejado de esta casa volvemos a ver la chimenea de la antigua fábrica láctea, ante la vega de Vilde y de nuevo a la vista de las casas al sur de Unquera

Los eucaliptos para las papeleras predominan en el paisaje de gran parte del litoral. Empezaron como árbol ornamental, luego se emplearon para la construcción y la entiba de las galerías mineras, ahora predomina su destino para la producción de celulosa en la industria papelera

Y aquí tenemos otra buena vista de la zona de expansión urbana por la ribera sur del Deva en Unquera, que se extiende linealmente aprovechando la franja entre El Cantón y la orilla con la N-621 como eje

Ahí está el, con bar y terrazas, uno de los numerosos alojamientos de Unquera. Un poco a su izquierda es el Auditorio Bajo Deva y más allá los bloques de pisos de las calles Remigio Noriega y Pérez Galdós

Mirando atrás, la fachada oeste de Villa Delfina, llamativamente sobria y con una sola ventana en el piso alto mirando hacia la ría. En la distancia el valle que comunica las cuencas del Deva y del Nansa, por donde hemos venido, siguiendo el Camino desde Pesués

Otra vista del puente. A la derecha está el edificio del Bar Deva, A la izquierda vemos la fila de edificios de la Carretera General (N-621), por donde viene el Camino Norte hacia el puente

Zona del Pozu del Ángel y antiguo embarcadero. Hemos dicho que los barqueros no eran precisamente maestros de un oficio simpático, especialmente para los peregrinos. El mismo Codex Calixtinus los critica de esta guisa«Los barqueros merecen la más absoluta condena, pues aunque son ríos muy estrechos, por cada persona que pasan, sea rico o pobre, cobran de tarifa una moneda, y cuatro, que reclaman violenta y abusivamente, por la caballería. Además tienen una barca pequeña, construida de un tronco de árbol, en la que apenas caben los caballos; una vez montados, hay que andar con cuidado para no caerse al agua»

En otro apartado el Codex dice cosas aún más graves. No se refiere a los barqueros de estos ríos, pero dadas las referencias que dan los viajeros de lo que pasaba en cualquier río o estuario, es muy posible que pudiera extrapolarse:«…se condenarán indudablemente; pues aunque aquellos ríos son muy estrechos, sin embargo por cada hombre, tanto pobre como rico, que transportan hasta la otra orilla, suelen cobrar un dinero, y por las caballerías cuatro, que exigen incluso por la fuerza, abusivamente. Y su nave es pequeña, hecha de un solo árbol, y en ella no caben los caballos; cuando hayas embarcado en ella guárdate prudentemente de caer, por casualidad, al agua. Te convendrá arrastrar por las riendas a tu caballo detrás de ti, fuera de la nave, por el agua. Por eso entra en ella con pocos, pues si va muy cargada peligrará. También muchas veces los barqueros meten tanta cantidad de peregrinos, tras cobrarles el precio, que vuelca la nave, y se ahogan los peregrinos en el río. Por lo que malignamente se alegran los barqueros, apoderándose de los despojos de los muertos»

En nuestros días no hay barqueros, pero sí canoas que realizan la célebre singladura del Deva entre Panes y Unquera, de unas tres horas de duración, un encantador itinerario fluvial de unos 12 kilómetros en total

Además de disfrutar de la travesía fluvial dándole al remo se recomienda ir descansadamente, hay tramos de aguas mansas y otros más rápidas. Se para a tomar el sol o a comer en plan picnic en alguna de las playas fluviales existentes

El Camino es en este trecho casi un bulevar, con barandas de madera (nunca nos apoyemos por si acaso y menos nos sentemos) y farolas de época, estilo isabelino

A la derecha, el muriu de piedras que cierra la finca de Villa Delfina, la cual se extiende ladera arriba 

A nuestra derecha tenemos una muy buena vista de otro de los barrios de Bustio, El Castañéu. Más allá El Corral de Riba y a lo lejos la Sierra de Tina, atalaya del Cantábrico, 

El mar no llegamos a verlo… por poco, El Picu’l Cañón en la vertiente asturiana y El Llanu en la Cántabra, separan estos valles de las playas y los acantilados

Higueras y nogales, junto con otros frutales, jalonan el trayecto, proporcionando además algo de sombra en algún corto trecho

Es una cuesta importante, con cierta pendiente, pero no insalvable para el peregrino que ya ha pasado las de las montañas costeras vascas y cántabras antes de empezar, ya aquí, las primeras de Asturias

Al sur, bajo nosotros, otra vista de las vegas de la carretera de Vilde, ganadas a la marisma. Poco másallá los prados de La Quinta, Santa María y San Pedro de Las Baheras. En la distancia de nuevo la Sierra de Arria, antesala de Liébana

Huertas y frutales forman un pequeño y exuberante bosquete cuando llegamos a La Peña, una fila de casas y establos que ya vemos aquí enfrente 

Setos y rosaledas forman un muro vegetal a cada lado del Camino según llegamos a este lugar de las afueras de Bustio

Las casas de La Peña y sus cuadras y cobertizos se extienden a partir de aquí a nuestra izquierda

En pleno repecho, este lugar de La Peña hace referencia a los afloramientos calizos existentes en La Cuesta’l Cantu

En un pequeño azulejo cerámico en la primer casa de la izquierda aparece el nombre del lugar. La Peña, un pequeño jardín del edén florido y hermoso con plantas y macetas, donde la gente se sienta a la puerta a ver pasar y saludar a los peregrinos

Conchas jacobeas en las losas del suelo indican que vamos por la senda correcta

La Peña es además un muy buen lugar para seguir viendo, según subimos, más perspectivas de Bustio y Tinamayor

Otra vista, ahora desde más arriba, de los barrios de El Castañéu y El Corral de Riba, que se extienden a lo largo de los caminos y camperas al oeste del pueblo, uno en este pequeño valle y otro en aquella suave loma. Predomina el paisaje rural de prados verdes de pasto y siega

Dejamos La Peña y continuamos por La Cuesta’l Cantu, que nos ofrecerá  conforme ganamos altura más paisajes de esta magnífica entrada a Asturias por el Camino Norte

Vemos, a partir de La Peña, la señal de circulación prohibida. Realmente es sumamente difícil encontrarnos con coches, salvo los de algún vecino con propiedades o terrenos en esta zona. Sí puede pasar ocasionalmente también algún tractor, transporte o vehículo agrario

La Cuesta’l Cantu y atrás, en Cantabria, asoma de nuevo El Cantón, topónimos similares pero el segundo en aumentativo, lomas, cuetos y colinas que cierran por el este y el oeste el valle del Deva ya en la desembocadura

Es admirable el permanente cambio del paisaje en el Camino: hace un momento un bello entorno fluvial y urbano en el paso de Unquera a Bustio, ahora saliendo de Bustio praderías y majadas

Hay varios tendejones y cobertizos y las vacas pastan en los prados alrededor de la casa

Junto a la casa varios árboles, algunos de ellos frutales, todo ello aprovechando el espacio llano en otro cantu o cresta de otra loma

El pequeño valle de El Castañéu conforma un bucólico panorama sobre la Ría de Tinamayor

Empezamos a ver las praderías y marismas inundables de la desembocadura del Deva, entre El Llanu y El Picu’l Cañón, pero aún no divisamos el puerto de Bustio, que empezaremos a ver desde algo más arriba

Otro contraste paisajístico es el de los soleados campos verdes alrededor de las casas y la umbría más oscura de las especies de crecimiento rápido que se han plantado en lo que fueron antaño tierra de pasto y monte comunal

No deja de ser La Cuesta’l Cantu un pequeño puerto de montaña costera, viejos caminos prehistóricos que aprovechaban los pasos naturales existentes, empedrados o acondicionados durante la romanización, pasando en la Edad Media a ser los caminos reales que estuvieron en uso hasta la construcción de las carreteras, transformándose la mayor parte en meras vías pecuarias, carreteras locales (en el mejor de los casos, pues fue necesario habilitarlas para la mecanización del agro), o sencillamente desapareciendo

En el siglo XVIII, justo antes que empezasen a ser sustituidos por las primeras carreteras, muchos fueron acondicionados para el paso de diligencias. Antaño eran en gran parte caminos de herradura, solamente aptos para caballerías, las recuas de los arrieros (los grandes transportistas de la antigüedad) y, con suerte, algunos pequeños carros del país, el carru rinchón...

Con la revalorización de la cultura, la historia y el patrimonio, muchos de estos caminos fueron reparados y recuperados como rutas senderistas o vías históricas a partir sobre todo de las dos últimas décadas del siglo XX. Entre ellos un apartado especial son las rutas de peregrinación, en este caso los caminos de Santiago, que aprovechaban aquellas seculares rutas. Investigados para recobrar su trazado o al menos el más aproximado, como este de La Cuesta’l Cantu

No existe unanimidad entre los investigadores sobre si el camino real costero cantábrico se basa en una antigua calzada romana Ossaron (Oyarzun o Irún) a Brigantium (A Coruña o Betanzos), con sus ramales, variantes y cambios, estos formaban parte de una red de sendas y vías sin una conexión entera y directa. Sí podemos decir que, por documentación existente, podríamos hablar de un Camino o Camín Real de la Costa desde época bajomedieval, que es fácil que se basase en itinerarios romanos y anteriores

Los peregrinos seguirían también aquellas calzadas ancestrales pero no irían todos por el mismo camino. Incluso los actualmente señalizados es muy posible que no fuesen en todos sus tramos los mismos que los medievales. Los arrieros se desplazaban por ventas y posadas donde pudiesen descasar y hallar abrigo ellos y sus mulas, así como los pastores trashumantes con sus rebaños y los viajeros en general. Los peregrinos también lo hacían, pero buscando más las fundaciones asistenciales (hospitales de peregrinos) que, fundadas por la aristocracia, el clero, los ayuntamientos y particulares, les proporcionasen «lumbre, caldo y lecho» al menos durante una noche, no pocas veces previa presentación de una oportuna credencial (antecedente de las actuales) y compartiendo espacio con pobres y enfermos, a los que también se albergaba, como en los actuales hospitales de caridad y albergues de transeúntes

Esta red de caminos de peregrinación empezaría a fraguarse en la Edad Media sobre rutas preexistentes, pero la fundación de nuevas villas o polas aforadas dentro de la política repobladora vigente por entonces, favorecería la creación de estos hospitales y su amparo legal, además de económico, con las oportunas rentas, posesiones propias, limosnas y donaciones. En este caso por ejemplo, habría hospitales de peregrinos en San Vicente de la Barquera y en Llanes, que vendría ser una jornada de caminata para un peregrino, perfilándose este como el principal camino entre estas poblaciones

Mirando atrás, vamos ganando campo de visión a medida que vamos ganado altura. Atrás quedan Bustio, La Peña y más atrás aún Unquera

La rocas calizas que dan nombre a La Peña afloran a la superficie a lo largo del recorrido

Hermosa perspectiva lineal de Unquera con sus casas extendidas a los lados de la Carretera General. A lo lejos asoman un poco el Polígono Industrial Río Deva, la Autovía del Cantábrico y algunas de las casas de Pesués, donde también hubo hospital de peregrinos, si bien no parece que no tan importante como los mencionados de San Vicente de la Barquera y Llanes

Maravillosa vista ya desde esta de El Castañéu, los puentes de Bustio y Unquera y El Llanu

El prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos pasaría por este mismo Camino allá por el año 1790, tal y como a punta en sus Diarios, solamente que en sentido inverso, bajando a la Barca de Bustio procedente de La Franca y Colombres, quejándose de paso de la penosa situación del Camino por entonces

Desde aquí distinguimos perfectamente bien los puentes del ferrocarril y de la autovía, la cual fue en este tramo un verdadero dolor que se prolongó durante años, pues no llegó a inaugurarse hasta el 30 de diciembre del año 2014. Para hacernos una idea, extraemos parcialmente de la Wikipedia la cronología de aquella dilatada construcción:

«En Asturias la construcción de la Autovía del Cantábrico tardaría más tiempo por varias razones, destacando su sinuosa orografía, las vicisitudes políticas y judiciales y el hecho de que es en esta comunidad en la que la autovía tiene más recorrido (más de 230 km de los casi 590 totales, contando desde Biriatou hasta Baamonde). Desde la apertura de la famosa «Y» asturiana el 13 de febrero de 1976, habrían de esperarse más de veinte años para la apertura del segundo tramo. De esta forma, y hasta 2005, los tramos inaugurados se centraron básicamente en conectar el centro de Asturias con la Asturias oriental (…)

Desde 2005 se consumó el parón en la zona oriental de Asturias en el tramo LlanesUnquera, convirtiéndose este en un verdadero embudo de la N-634, especialmente en períodos vacacionales, siendo el tráfico de vehículos pesados particularmente intenso en cualquier época del año. Por ello, los esfuerzos se dirigieron hacia la zona occidental de esta comunidad (…)

A partir de abril de 2009, y coincidiendo con la crisis económica, las obras sufrieron un parón importante, lo que llevó al retraso en su apertura. La judicialización del tramo Llanes-Unquera y la evidente necesidad de agilizar las obras, llevaron a dividir este tramo en dos: Llanes-Pendueles y Pendueles-Unquera, que acabaron abriéndose a su vez en dos subtramos (…)

Finalmente, acabando el año de 2014, se ponía fin a la agonía de los tramos orientales, permitiendo conectar a Asturias con la red europea de autopistas por la alternativa A-67/S-30/S-10, a falta de terminar los tramos cántabros. Con todo, el tramo Pendueles-Unquera se caracterizó en su construcción por la abundancia de percances, principalmente debidas a los deslizamientos de la ladera de Villasola, situadas entre las localidades de El Peral y Bustio, del concejo de Ribadedeva que, debido a su inestabilidad, obligaron a un modificado del proyecto para adecuarlo a las normas de seguridad vigentes…»

Bella panorámica de este pequeño valle, una vaguada de prados abiertos y algunos árboles al oeste de Bustio

De La Cuesta’l Cantu leemos en el magnífico libro El Camino de Santiago por Asturias Topoguía 2. Ruta de la Costa:

«… recorrido, corto, aunque empinado, que permitía a los caminantes disfrutar de una amplia panorámica sobre la ría de Tinamayor y la rasa de Pimiango; se llegaba así a la población de Colombres, capital concejil que se sitúa sobre una elevada y dilatada roca caliza»

La Rasa o Sierra Plana de Pimiango, de unos 140 metros de altitud, está al fondo a lo lejos pero ya a la vista. Una rasa en una planicie elevada de la que existen numerosos ejemplos en Asturias y su espectacular costa acantilada, formaría parte de la Sierra de Tina, la cual es una prolongación al oeste de la larga Sierra Plana de Llanes

Las serranías costeras asturianas se extienden mayoritariamente paralelas a la línea de costa desde la misma orilla litoral hasta la misma cordillera, formando entre ellas largos valles de este a oeste que se cruzan con otros, formados por ríos y rías, de norte a sur. Esla base de los pasos naturales sobre los que se hicieron estos tantas veces milenarios caminos…

Pimiango fue célebre, hasta principios del siglo XX, por su famoso gremio de zapateros ambulantes, los cuales compatibilizaban este oficio con las faenas agrarias. Parece ser que los últimos desaparecieron tras la Guerra Civil pero se conserva viva su memoria. En primavera recorrían Asturias, Cantabria, Vizcaya y el norte de León, Palencia y Burgos en cuadrillas formadas por un maestro y tres o cuatro aprendices. Iban por ferias y mercados arreglando objetos de cuero, principalmente zapatos, empleando para comunicarse entre ellos una jerga, el mansolea o mascuencie mansolea, para que personas ajenas a su labor se enterasen de sus comentarios, algo común en todos los oficios tradicionales de estas características. Su nombre significa hombre (man) de la suela (mansolea)

No se sabe exactamente el origen de esta tradición artesana, algunos legajos y leyendas hacen entrever que fueron primeramente un pueblo de pescadores que tras una tragedia dejaron de faenar, aprendiendo este nuevo oficio de los zapateros de Noreña de resultas de la vinculación familiar de algunos señores de esta tierra. El investigador Armando Laso Madrid publicó esta leyenda de forma e´picaen el periódico El Oriente de Asturias en 1997: «A mediados de este siglo XVI, les ocurrió a los vecinos, a los pescadores de Pimiango la gran tragedia, la gran desgracia, que había de cambiar totalmente su modo de vivir. Era un hermoso día de sol, con una gran bonanza en el mar, que aprovecharon estos pescadores para aprovisionarse. Y salieron al mar muy optimistas esperando llevar a cabo una pesca sonada. Nada hacía presagiar el brusco cambio de la mar que, en unos momentos, cambió radicalmente, revolviéndose una galerna, una borrasca temible. Los pescadores desprevenidos y a bastante distancia del puerto, no pudieron atravesar con sus débiles lanchas la boca de la barra, pereciendo la totalidad de los pescadores. Los supervivientes, ancianos, mujeres y niños, hicieron juramento solemne de no volver a pescar más. No volver más a la mar traidora. Juramento que cumplieron totalmente. Y ahora viene el grave problema que se les presentaba y que había que resolver urgentemente, porque, ¿de qué iban a vivir tantas familias faltándoles repentinamente la pesca, que era casi su único modo de subsistir?. Una vez más intervienen los Colombres y les proponen una solución. Pero una solución bien distinta. Sabemos que la gran familia Gutiérrez de Colombres procede de la villa de Noreña. Sabemos también que en aquellos tiempos (últimos años del siglo XVI) ya funcionaba la famosa artesanía de los zapateros de Noreña, con gran desarrollo, trabajando en sus propias viviendas donde pasaban en total de dos centenares los varones que trabajaban en este oficio, siendo las mujeres las que transportaban a los mercados y vendían los artículos fabricados. La exposición verbal de los Colombres a las pobres familias de Pimiango fue aceptada inmediatamente y pronto, con los zapateros de El Palacio, de La Higar, etc., organizaron unos rápidos cursillos de lo más elemental, y al comenzar el siglo XVII ya salieron a la costera los primeros mansoleas, cada uno con su ayudante, mientras seguían enseñando a los siguientes.»

Veinte años atrás, en 1977, otro erudito del tema, Jesús María Alonso Noriega, ya abundaba en esta relación de la aristocracia local con la noreñense, que auspiciaría la aparición de los zapateros de Pimiango:«El cronista Mendoza (cronista y Rey de Armas de Carlos I) al igual que otros historiógrafos que se ocuparon del origen de la familia Colombres, dice que el apellido Colombres trae su primitivo nombre de los Condes de Noreña y son tradicionalmente descendientes de los Alvarez de Noreña»

Sea como fuese, lo cierto es que en 1753 el Catastro de Ensenada se dice que más de la mitad de los varones de Pimiango eran zapateros. En Los zapateros de Pimiango, artículo de El Comercio fecha 19-6-2010,se cuenta algo de esta historia…

«Se da la paradoja que una parroquia de Rivadedeva, Pimiango, la más cercana a la costa, ha sido, tradicionalmente, la que vivió de espaldas al mar. Históricamente, en Pimiango no hubo marineros, sino zapateros. Así, en el Catastro del Marqués de la Ensenada, de 1753, de los cincuenta y un vecinos censados, treinta y dos eran zapateros, catorce eran labradores, y ninguno era marinero. El origen de esta curiosa pasión por el zapato, se debe por una parte a la huida del mar, propiciada por una galerna, y a las relaciones de la familia Gutiérrez de Colombres con la villa zapateril de Noreña.

Los zapateros de Pimiango eran itinerantes. Ejercían su oficio por Cantabria, el País Vasco, Asturias y el norte de Castilla y, para entenderse ‘sólo’ entre ellos, utilizaban un argot o una jerga, el ‘mansolea’, el habla de los hombres de la suela, que llega hasta nuestros tiempos.

A mediados del siglo XIX, un zapatero de Pimiango José Manuel de Cue y de la Borbolla, alcanzó cierta notoriedad, y no precisamente por su oficio. El buen hombre se enteró que en la parroquia de Tresviso, en el corazón de los Picos de Europa, estaba vacante el curato. Se hizo con una sotana y durante varios meses desempeño el papel de sacerdote, empleando una curiosa liturgia en la que se entremezclaba el ‘mansolea’ y el latín. Debía ser una buena persona, porque además de desempeñar las funciones religiosas, también arreglaba zapatos y enseres, con tan buena mano que el sacristán comenzó a sospechar que había algo raro en este cura obrero de Tresviso»

En lo referente al mansolea existen no pocos estudios y tratados. Nos quedamos con lo expuesto en el Gran Atlas del Principado de Asturias de Ediciones Nobel: 

«Este lenguaje se compone de préstamos de otras lenguas, principalmente el vasco, de palabras nuevas o alteradas en su forma o significado, etcétera. Veamos algunos ejemplos: aldrame (madre), ascode (mucho), galocho (calzado), jatear (comer) lleo (él), pelada >(peseta), uzmaya (leche)…»

Oculto por la sierra costera se hallan el Cabo de San Emeterio y la Cueva El Pindal, descubierta en 1908, con sus famosas pinturas rupestres atribuidas al magdaleniense, unos 15.000 años atrás, entre las que está pintado lo que parece un mamut. La cueva no parece haber sido lugar de habitación sino algo similar a un santuario, pues no se han hallado evidencias arqueológicas de hogar humano. La cueva eso sí, parece haber sido empleado como templo o lugar de reunión trascendental y arte mucho tiempo, hasta el posterior periodo aziliense, hallándose en la zona señales también de los concheros asturienses

Un antiquísimo camino por la rasa comunica Pimiango con la cueva, la capilla de Santu Medé o San Emeterio y con el que fue el monasterio de Santa María de Tina, cuyas ruinas se encuentran también en esa misma rasa. Parece ser este camino comunicaba también con un fondeadero existente en la boca de la ría, Puertu Chicu, donde se sospecha pudo haber un servicio de barquerías para pasar de una orilla a otra, pese a que bajar, o subir, desde él a Tina debía ser una epopeya, a tenor del desnivel de la acantilada costa. En mapas antiguos ese camino aparece reflejado. De esto nos enteramos gracias a Paralelo 41 caminos, recursos didácticos y geología, de Fernando Marcos, que nos ofrece investigaciones de varios autores y fotos del camino y sus mapas:«La pendiente es excesiva para un camino, está claro. Sin embargo, Javier Fernández Conde, historiador citado, escribe, en la obra del Ayuntamiento de Ribadedeva  ya presentada, «un camino carretero que une la ría de Tina Mayor con Pimiango y otros pueblos costeros, partiendo de Puerto Chico, pasa por las proximidades del espacio murado que circunscribía las edificaciones centrales de Santa María de Tina. El desembarcadero de Puerto Chico, un pequeñísimo puerto natural de la margen izquierda de esta ría, cerca ya de la barra de la misma, permite una comunicación fácil y rápida desde Cantabria a Asturias, evitando el rodeo, por tierra, de Unquera y Bustio, por donde va el trazado de la actual carretera. Las relaciones naturales del pequeño complejo de edificaciones de Tina con este camino costero sugieren, a primera vista, la existencia de funcionalidades de carácter caritativo-asistencial en este asentamiento religioso.»

En este sentido el monasterio (podía ser una pequeña comunidad de monjes) aparece registrado ya en el siglo X pero parece haber sido fundado sobre una capilla bastante más antigua, sabiéndose que el lugar era empleado como camposanto desde tiempo atrás.Incluso se ha especulado sobre la presencia de ermitaños de las primeras comunidades cristianas. La función de un posible centro caritativo-asistencial en el lugarnos hace también pensar en ruta de peregrinaciones

Aquel viejo monasterio de Santa María de Tina sería testigo de aquellos siglos en los que el actual concejo de Ribadedeva era parte de Primorias o provincia Premoriense. luego tierra de Aguilar, que de estar en «territorio asturicense» según documento del año 1157, pasa su sector más oriental, del Ríu Cabra al este, actuales Ribadedeva y las Peñamelleras, a las por entonces castellanas Asturias de Santillana en 1230, reinando Fernando III El Santo, si bien eclesiásticamente siguieron perteneciendo a la mitra ovetense y un privilegio especial amparaba a sus habitantes, que gozaban de importante autonomía frente a Santillana del Mar, conociéndose en el siglo XVIII como Real Valle de Ribadedeva . En 1833, con las reformas liberales, el territorio se reintegró en Asturias, constituyéndose el actual Ayuntamiento de Ribadedeva al año siguiente, 1834 

Un cuarto de siglo antes el paso del Deva había sido varias veces disputado por las tropas napoleónicas las varias veces que entraron y salieron de Asturias por diferentes caminos. Ya en 1808 el Exército Asturiano de la Junta General del Principado estableció en el río su línea de defensa, que al mando del general Francisco López Ballesteros, mantuvo varios meses, realizando varias incursiones al este, a territorio dominado por los franceses, hasta que en mayor de 1809 estos lograron forzar esta línea más al sur, mandados por François Bonet, que ocuparon seguidamente Bustio, Colombres y Pimiango

Algo después los franceses se retiraron y se restableció la línea del Deva, nuevamente franqueada por los franceses en agosto, que dentro de sus avances y retiradas perderían de nuevo y forzarían por última vez el 25 de enero de 1810

Otra magnífica vista de Unquera con la carretera que la atraviesa, un poco del ferrocarril y paseo arbolado de El Juncal (en medio de la foto) y la autovía (a la izquierda) con el lugar de La Mata. El trazado de la autovía obligó al cambio del trayecto del camino en este lugar, que ahora viene de Pesués por El Cañu la Portilla, detrás del polígono (derecha de la foto) y paralelo a la vía del tren

Más a la izquierda otra deliciosa panorámica de Bustio, los puentes y las marismas de Tinamayor. Aquí se pesca el Pescado de Rula con Artes Sanos

«Se trata de una pequeño estuario por donde las embarcaciones de la Cofradía de Pescadores de Bustio salen al mar para pescar el «Pescado de Rula con Artes Sanos» que será subastado en la Rula de Bustio (localizada hacía el interior de la Ría de Tina Mayor, en plena marisma)»

La Rula de Bustio está en el puerto, que ye empezaremos a ver desde aquí, un poco más al norte, a la izquierda de la foto, justo donde parecen unirse, visualmente, los dos montes de ambos lados de la bocana

El puerto está en El Curtíu, paraje de significativo nombre, pues allí se preparaban los curtidos, cueros de vaca y caballo, que empleaban los zapateros de Pimiango, en un establecimiento propiedad de Manuel Noriega Laso. Las pieles se curtían con el tanino que se sacaba de las cortezas de encina, árboles abundantes en la rasa, la cuales molían en una gran muela hidráulica movida por las mareas

Este emplazamiento portuario de origen natural al amparo de la ría es sumamente interesante, pues entroncaría con la leyenda de los pescadores de Pimiango que se hicieron zapateros. De todas maneras y leyendas aparte, no se sabe exactamente el origen de la tradición pesquera y marinera del puerto de Bustio, abrigado en el interior de la ría. la misma Cofradía de Pescadores ha de echar mano de la tradición oral al respecto, la cual expone en su página web:

«Según transmisiones orales: a finales del siglo XIX no había casi pescadores de mar en la zona de Bustio y fue entonces cuando el pescador José Peñíl Díaz, de Suances (Cantabria), pasó varios veranos por la zona pescando langosta mediante nasas. Viendo que la pesca era buena, en los primeros años del siglo XX vino en su chalana acompañado de su mujer Cecilia Villegas Cacho y enseres, a establecerse en la zona de Bustio, convirtiéndose con el paso de los años en uno de los apellidos marineros de la zona.

Antes de la guerra civil, Don Manuel Noriega, fletó varios barcos de vapor para su fábrica de conservas; siendo a partir de 1945 cuando se empiezan a introducir motores diesel citroen (viejos motores de coches), en las chalanas. A partir de esta fecha se empiezan a introducir barcos de diferentes nacionalidades

 Cuando las embarcaciones evolucionaron a motor y con cubierta, el puerto pesquero se estableció río arriba, en el muelle denominado Las Acacias, estas embarcaciones tenían los palos con bisagra para poder abatirlos y pasar por debajo del Puente de Hierro (del ferrocarril).

El 18/10/1983 se crea TINAMAYOR SOCIEDAD COOPERATIVA LIMITADA, formada por ocho socios, siendo su primer Presidente : Jaime Alechiguerra Melero. Instalándose la “Venta” de la cooperativa en Las Acacias»

Antiguamente, antes de la construcción de los actuales muelles, no había aquí instalaciones portuarias, por lo que los pesqueros más grandes fondeaban en plena ría, acercándose sus tripulaciones en botes hasta Bustio, una milla aguas arriba, donde amarraban en los argollones de Las Acacias, sujetos en un muro de piedra. La boca del estuario está delimitada por La Punta la Barrera en Cantabria y La Punta de Tina en Asturias, careciendo de señalización y siendo la luz más cercana la del Faro de San Memeterio (Santu Medé), en La Rasa de Pimiango, por lo que arribar de noche y con niebla es prácticamente imposible

En el puerto hemos de decir que el edifico de la derecha es el de la citada rula o lonja de la cofradía de pescadores, que fundadas en 1983 al independizarse de la de Llanes, como hemos dicho, se dice es la más joven de España. Al año siguiente ya se hizo un primer local de ventas, con báscula industrial y pequeña oficina y en 1985 se admiten nuevos socios en la cooperativa y cinco años más tarde se empieza a construir el actual puerto, cuya gestión administrativa se informatiza en 1993

Respecto a la rula actual esta empieza a levantarse en 1996, con subasta informatizada que incluye cintas transportadoras, traspasos automatizados de gestión administrativa y estadísticas pesqueras. En la página Pescado de rula dicen de ella:

«En un enclave paradisíaco, la Rula de Bustio comercializa en primera venta pescado y marisco procedente de pesca artesanal. Todo pescado fresco del día. Fue una de las tres primeras Rulas (Junto con la Rula de Ribadesella y la Rula de Llanes) en certificarte con el sello «

Pescado de Rula con Artes Sanos» que designa al pescado capturado en Asturias por la

 flota artesanal de Artes Menores (artes no masivas).

Sus instalaciones están localizadas en la Ría de Tina Mayor, cerca de la bocana de está Ría que marca la frontera con la Comunidad Autónoma de Cantabria donde desemboca el río Deva-Cares.  La Cofradía de Bustio (asociación de pescadores) administran las instalaciones que dan soporte a la comunidad de pescadores artesanales del Concejo de Ribadeva en Asturias. La cofradía presta servicio de combustible, grúa de 3 Tm. y lonja informatizada para la subasta de las capturas, así como servicios administrativos a los pescadores y compradores»

El edificio de la rula y cofradía de pescadores es también la sede del Centro de Interpretación de la Avifauna, sito en la planta superior:«resume la geología, naturaleza y relaciones del ser humano con esta, en este enclave astur cántabro. La parte expositiva se divide en tres partes: Una que resume las características generales del espacio natural, comenzando por la base, la geología, y cómo la modificación de esta dio lugar a tres zonas bien diferenciadas en la ría. Se explica también las consecuencias que la mezcla de aguas tiene en la vida de la ría y cómo se produce esta mezcla de aguas en la ría de Tinamayor en concreto. Esta mezcla de aguas determina la distribución de la vegetación en la ría en la que hay 7 unidades de vegetación fácilmente distinguibles. Fuera de la ría el cambio de vegetación es enorme y dentro de la propia ría la aparición este año de una especie que no estaba catalogada aquí nos la muestra como un espacio aún más interesante»

Pese a la lejanía podemos ver alguna de las embarcaciones del puerto de Bustio, así como la línea ferroviaria que recorre toda esta vega. Al otro lado del puerto vemos los almacenes de los pescadores y las casas de la carretera. Un poco más abajo y en primer término asoma entre los tejados del barrio del Corral de Riba, la espadaña del campanario del santuario de Nuestra Señora del Carmen de Bustio

El templo, reformado en 1976 mira a este puerto y ría, teniendo a su derecha la antigua escuela. Las fiestas del Carmen, en julio son de marcado carácter marinero hasta en su gran plato estrella, el sorropotún de patata y bonito recién traído al puerto por los pescadores locales, el cual se reparte entre los asistentes. También hay Folixa por los Bares, que son recorridos al son de gaita y tambor

Y aquí tenemos, prosiguiendo la subida por La Cuesta’l Cantu, alguno de los bellos encinares que caracterizan el arbolado autóctono que aún puede verse en estos parajes

El secular aprovechamiento agrícola y, sobre todo, el ganadero al ir acabando el siglo XIX y según avanzaba el XX, han hecho de Ribadeva una gran pradería. Los pastos abandonados con la reconversión agraria padecida por el campo asturiano con el éxodo rural fueron aprovechados para plantar ocalitos, por lo que las matas de árboles y arbustos propios del ecosistema local no son demasiados y es una delicia encontrarse con ellos, tal que aquí, camino de Colombres…

La subida es recta y directa, las lomas y colinas son tan buenos pasos naturales o incluso más, pues estas no se inundan con las lluvias y las crecidas de los ríos, por lo que forman verdaderos pasillos aprovechados desde la más remota noche de los tiempos

A la derecha una pequeña pumarada, de las muchísimas que veremos en Asturias, dedicadas principalmente a la producción de sidra. Si bien donde había manzanos había sidra y son muchas las regiones sidreras del mundo, en Asturias se creó una gran cultura sidrera mientras decaía la del vino. Ello se debe a varios factores que intentan poner en claro investigadores y especialistas

En la actualidad otras comunidades, principalmente el País Vasco y con fuerza, pero también Cantabria y Galicia, intentan recuperar aquel patrimonio sidrero que Asturias no solo nunca perdió, sino que hasta se incrementó, haciendo de la sidra, la manzana y su mundo, toda una seña de identidad que va mucho más allá de lo enólogo o lo culinario, desde las canciones y la música a la arquitectura, las leyendas y los cantares, la literatura y las expresiones, esto es, todo el bagaje del patrimonio material e inmaterial

¿Nos adentramos en la Insula Pomorum o País de los Manzanos de las leyendas artúricas, el Ávalon de las sagas célticas y los árboles de la sabiduría?. Bien pudiera, G. Warcollier, en su libro Cidrerie, (El manzano de sidra y la sidrería) lo expresaría así, plasmando el paso del fruto  silvestre al manzano cultivado:

«El manzano crece espontáneo en los bosques, de donde el hombre le ha sacado, cultivado y mejorado, creando nuevas variedades, hasta resultar, en frase poética de Milton, un hermoso árbol cuya seductora fruta parece tener reflejo de oro y púrpura y cuyo jugo es una fecunda savia destilada del néctar que beben los dioses, al punto de haber dicho Adán a Eva en el Paraíso Perdido: te felicito por tu exquisito gusto. Nada iguala al manjar que hoy me has ofrecido»

En esta zona de Asturias se dice, según folkloristas como Constantino Cabal, que existió la costumbre entre los pastores de quemar manzanas a fuego la noche de San Bartolomé, el 24 de agosto, para luego comerlas, y que a esto lo llamaban «quemar brujas». Llamativamente la costumbre existe con otros frutos y plantas en distintas latitudes. No se sabe a ciencia cierta cuando empezaría a emplearse en Asturias la manzana para sidra. Una cita de Estrabón del zhytos como bebida de los pueblos prerromanos del norte podría referirse a la sidra pero no es seguro, no siendo difícil que con la romanización se plantase como otro de los productos de las villae. Lo cierto es que las primeras menciones escritas e inequívocas conservadas pertenecen a la alta Edad Media y vinculadas, como el vino y otras bebidas espirituosas, a los monasterios, pero estos habrían de haber seguido una tradición muy anterior…

Encinas y espineras componen en la cuesta un bello túnel vegetal de los que tanto nos gusta fotografiar

Las alambradas, para que el ganado no pase a los caminos, delatan los terrenos dedicados a pastizales. En medio, un peregrino parece haberse sentado justo en medio del Camino

Ahora bifurcación y siempre de frente y subiendo…

Así nos lo indica este mojón caminero, aunque el camino realmente no tiene pérdida posible, otro es para arriba sin desvió alguno hasta Colombres

Viene a ser este ya el último repecho fuerte antes de llegar a Colombres. Vamos a disfrutarlo intensamente y paso a paso

Abajo a la derecha el camino que hemos dejado atrás y que comunica con El Corral de Riba

Y ahora a nuestra izquierda un mirador, pero este hacia la otra vertiente, al sur

Está en un rellano de la cuesta, es un buen lugar para hacer un alto y disfrutar del paisaje

Son los montes de La Peña, peñascos cubiertos de vegetación que forman profundos y estrechos valles. En ellos hay señales de otra de las grandes civilizaciones de la antigüedad, el megalitismo

 Más al sur son las estribaciones más orientales de La Sierra Cuera o El Cuera, la gran cadena montañosa que se extiende por el oriente de Asturias separando los valles costeros de los interiores, a medio camino entre el Cantábrico y los Picos de Europa, En este sector señalna la frontera sur de Ribadedeva y destacan los 611 metros del Picu Jana

Volvemos a ver abajo, solo que ahora desde más altura, la parte sur de Unquera, extendida por la carretera N-621 y al pie de El Cantón

El desfiladero entre Unquera y Molleda y, más a la derecha, El Picu los Moros (356 m), que como todos los topónimos de este estilo hacen referencia no a los norteafricanos sino a los pobladores más antiguos, precristianos. Suelen ser sitios plagados de leyendas, cuando no o a la vez enclaves de gran importancia arqueológica

¿Y qué montes de ven allí en la lejanía?, creemos que las cimas más occidentales de la Sierra del Escudo, que nos han servido de referencia visual durante nuestro recorrido por el Camino Norte en Cantabria, sobre todo una vez pasado Santander

Y aquí apreciamos bien el canto o cresta que da vista a dos vertientes

Miramos de nuevo al norte, a La Rasa de Pimiango y Sierra de Tina, los prehistóricos caminos de El Pindal, hollados por las más antiguas civilizaciones que se asentaron en estos lugares, ahora plenamente costeros, pero que en su momento eran de interior, pues se sabe que la costa retrocedió al menos unos cuatro kilómetros de entonces para acá, un fenómeno que se dio en todas las costas europeas y que ha dado pie, a ciertos investigadores, que los mitos y leyendas relativos a civilizaciones sumergidas, el más célebre el de la Atlántida, hayan tenido que ver con aquel gran avance de los mares hace unos milenios…

Pimiango, con su línea de casas sobre la rasa, en La Ería, es como un faro que se ve desde muy lejos, tanto desde el mar como desde tierra. Uno de sus barrios tiene el significativo nombre de Las Pellejas, haciendo referencia al cuero con el que trabajaban sus antiguos zapateros, los cuales en la trashumancia de su oficio, cual peregrinos del calzado, se marchaban y volvían varias veces al año, como durante el invierno, y regresaban a primeros de marzo para festejar a su patrón San Emeterio. Volvían el 15 de mayo, el 15 de agosto y el 28 de octubre

Hay en Pimiango buena arquitectura popular, casonas y palacios pero una construcción destaca en altura sobre el resto, el antiguo depósito del agua, hecho en altura, como es normal en las llanuras, para conseguir presión para que llegue bien a las casas. Es, como tantas cosas de estos pueblos, obra financiada por los indianos, en este caso por Ángel Noriega Fernández, con la que inauguró las traída de aguas al pueblo, año de 1963, siendo agasajado cinco años más tarde en un homenaje de vecinos y autoridades

Más a lo lejos y a la derecha otra torre se eleva sobre el caserío de la rasa, la torre-campanario de la iglesia parroquial de San Roque, del siglo XVII y varias veces reformada

En la iglesia se conserva la muy interesante talla románica (s. XII) de la Virgen con el Niño procedente de la arruinada iglesia de Santa María de Tina, donde había permanecido hasta bien entrado el siglo XX. Estando a punto de ser quemada en la Guerra Civil, unos vecinos la ocultaron en un rincón del Faro de San Emeterio. La Virgen de Tina fue luego traída a la antigua capilla de San Antonio de esta iglesia, restaurada con tal fin en 1985

Abajo el valle de La Salcea, arroyuelo afluente del Deva, bajo la Sierra de Tina, por cuyas laderas vemos las casas de Jairín o H.airín (h. = hache aspirada). Por ahí abajo estaba El Fortín de Bustio, un búnker para nido de ametralladoras construido durante la Guerra Civilen un vano intento por hacer una línea de defensa en el Deva como la que se había hecho contra los franceses en 1809

Dejamos ya pues este mirador y continuamos el largo ascenso a Colombres por La Cuesta’l Cantu y su enlosado suelo…

Ahora líneas de matojos y arbustos a ambos lados flanquean la vía siempre en continuada subida que aún no da tregua

Una torre de alta tensión es nuestra siguiente referencia, pero más importante aún puede ser la de los ocalitos del fondo, allí viene a acabar la cuesta

Pasamos ahora el depósito del agua, construido en el año 2006 para la nueva traída de aguas de Bustio

Unos metros más adelante, a pasar esta cancela, la cuesta va a empezar a suavizarse, paulatinamente…

Cuando Jovellanos bajó por aquí en 1790 calificó esta cuesta de «fatigosa bajada», según venía, en dirección contraria a nosotros, de Colombres a Bustio. Las penalidades de los abruptos caminos del norte son una constante en los relatos de viajeros y peregrinos de todos los tiempos. Por entonces el concepto del paisaje era diferente al nuestro midiéndose más su belleza por la dureza del mismo que en otos aspectos estéticos y geográficos

Y, al oeste, un nuevo paisaje se ofrece ante nosotros: abajo la Autovía del Cantábrico, cuyo paso por esta ladera tantos problemas dio en su construcción y posteriormente, pues alguna vez hubo de ser cortada, como la carretera N-634, por argayos o corrimientos de tierras, principalmente causados por las fuertes lluvias y el escaso afianzamiento de la falda de este monte de El Cantu

Allí están los túneles de El Peral, paso a La Franca y sobre los que discurre la carretera a Pimiango. A lo lejos El Llanu de Buelna en La Sierra Plana de la Borbolla, ya en Llanes, a cuyos pies el Ríu Cabra hace de frontera entre estos concejos, siendo el límite occidental del de Ribadeva

Como hemos dicho, la Sierra Plana de Pimiango, aunque separada de la de La Borbolla por dicho río, es su continuidad natural, se trata de la primera de las serranías costeras que se extienden de este a oeste paralelas a la línea de costa

Bajo La Ería, donde se asienta Pimiango, los cuestudos prados de La Viña hacen referencia al antiguo cultivo de vides del que no se guarda ni memoria, salvo en este topónimo. Por ahí se extienden, bajo el pueblo los caseríos dispersos de Arcillero, Las Baxuras, Molledal…

Otro de los barrios de Pimiango es El Palaciu, referido al palacio de El Pedrosu, de origen bajomedieval (s. XV) pero con reformas de las dos centurias siguientes. Era la casa fuerte del linaje de los Colombres, asentados aquí desde el medievo

Antaño se sabe que esta rasa estaba plantada de robles de propiedad real para la fabricación de navíos, tanto de guerra como mercantes. Aunque no la podamos ver, hemos de decir que la capilla de Santu Medó o San Emeterio es del siglo XVII y de gran tradición romera, pues se atribuyen al santo propiedades curativas de los pies y en las cercanías hay una fuente considerada milagrosa. Quién sabe si serán reminiscencias de creencias antiguas cristianizadas en ese enclave tan especial

Trichorio, La Salcea, Molledal, Jairín, La Texera, más caseríos que se extienden entre la cima de la Sierra de Tina, plagada de eucaliptos, y el valle, de praderías y bosquetes, matos o setos silvestres. En el libro dedicado a Llanes y Ribadedeva (varios autores coordinados por Juan Ignacio Ruiz de la Peña) de la colección Asturias concejo a concejo del Real Instituto de Estudios Asturianos, leemos así referido a estas masas de arboblado:

«Por espacio es el eucalipto el que ocupa una mayor extensión, ya que cubre las dos vertientes de la Sierra Plana de Pimiango, en especial la meridional. En la Rasa de San Emeterio todavía se conservan algunos ejemplares de encinas asociadas con madroños y zarzaparrilas. El resto de las especies (abedules, álamos, alisos, castaños, fresnos, plátanos, o algún ejemplar de roble) crecen aislados o en pequeños grupos allí donde el hombre selo ha permitido»

Los eucaliptos de la cima, o casi la cima, de La Cuesta’l Cantu ya ante nosotros. Aunque los talen dentro de las periódicas cortas, pronto otros los sucederán al ser especie de crecimiento rápido, y seguirán sirviendo de referencia al peregrino para adivinar donde irá acabando la subida

El Camino sigue enlosado y hormigonado a lo largo de todo este trayecto de Bustio a Colombres

Los últimos recuestos, ya con ganas de ver Colombres, muy cerca de aquí…

Bajo nosotros a nuestra derecha van carretera y autopista

Estos trechos finales de La Cuesta’l Cantu pueden ser un lugar perfecto para echar un vistazo a la valle del bajo Deva, que ya a quedar definitivamente a nuestras espaldas, el abrazo de Asturias y Cantabria

El Llanu, en Cantabria, que separa el valle de Pesués de Pechón y su playa y afamado camping. La cota más alta puede ser el Picu Terreros, de unos 200 metros de altura…

Más abajo las casas alrededor de la capilla del Carmen de Bustio y los carriles de la autovía que las bordean, donde estuvo el desaparecido barrio de La Mata, que ya había sido partido en dos por el trazado de la variante de la carretera general. En el artículo La Mata, ni casa ni autovía, Rebeca Aja publica el 4-12-2009 su crónica en La Nueva España:

«En la década de los setenta, la construcción de la carretera N-634 partió el barrio de La Mata en dos. Tres décadas después, lo que entonces quedó en pie lo arrasó la construcción del tramo Unquera-Llanes de la autovía del Cantábrico. Casi todo, porque entre ambas infraestructuras se quedará, como testimonio de que donde hay asfalto hubo barrio, la única casa que ni la nacional primero ni la autovía después ha tocado. La Mata fue el último escollo para ejecutar el trazado de la A-8 previsto por la Administración. 

En el año 2005 los vecinos de La Mata decidieron hacer pública su situación para mantener «vivo» el problema del barrio. Pero la causa terminó en febrero de este año, con el precipitado derribo de las viviendas y una ganadería de La Mata que dejó a algunos vecinos viviendo de alquiler y a otros pendientes de recibir la correspondiente indemnización económica. Lo que no ha quedado pendiente es ninguna de las causas judiciales que, en su día, emprendió el vecindario para desviar el trazado hacia el Norte y evitar la demolición de sus casas.

Donde antes hubo barrio ahora se va acumulando parte del material para la construcción de los pilares del viaducto que salvará el desnivel de la zona de Las Bajuras, entre La Mata y El Peral. No hay casas ni tampoco autovía pero la empresa adjudicataria del tramo Unquera-Pendueles (la UTE Fomento de Contratas y Construcción y Alvargonzález Contratas S.A.) está acelerando las obras en el entronque de la Autovía con Cantabria. Estos días se trabaja en la construcción de las zapatas que sostendrá el primer tramo de la Autovía del Cantábrico en Asturias, el que entra en Asturias por el viaducto que cruza la ría de Tina Mayor.

Pasará por encima del extinto barrio de La Mata para avanzar, a lo largo de un nuevo viaducto junto a la actual plataforma de la N-634 desde Bustio hasta El Peral. Un área de trabajo no exenta de dificultades y que requerirá extremar las precauciones, puesto que serán necesario realizar voladuras a escasos metros de la carretera nacional. En esta parte del trayecto, el trazado actual de la N-634 se desplazará hacia el Sur para encajarse en la montaña y el de la autovía se hará discurrir junto a la calzada actual.

El trazado denominado «mixto» que recomendó el informe elaborado por los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente para el tramo comprendido entre Unquera y El Peral, afectó a seis viviendas del barrio de La Mata, en Bustio, a una ganadería situada en esta misma barriada y a otra localizada en el pueblo de El Peral, donde también afectó a una vivienda unifamiliar, a varios almacenes y a un bloque de cuatro viviendas.

Ribadedeva es el concejo en el que se han concentrado el mayor número de demoliciones. Ya en el concejo de Llanes, la localidad de Buelna ha sido otra de las más afectadas por los derribos»

Más a la izquierda otra admirable panorámica del estuario hasta El Curtíu y puerto de Bustio. al otro lado, en la vertiente cántabra y cerca de la Playa del Pedreru o El Cascajal se sospecha podría haber estado el embarcadero desde el que las lanchas cruzarían a Puertu Chicu enlazando ambas vertientes y comunicando Santa María de Tina

Aquella antigua tradición marinera que hubo en Ribadedeva tuvo su máximo exponente conocido en Juan de Escalante y Mendoza, nacido hacia 1550 y uno de los más ilustres marinos asturianos de su tiempo. Protegido por su tío Álvaro de Sevilla, empezó a navegar muy joven, realizando numerosos viajes a Flandes. Trabajó para la Casa de Contratación de Sevilla y llegó a ser Capitán General de la Flotas de Indias, escribiendo en 1575 su libro Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, obra fundamental para conocer las rutas de las flotas españolas con América

Aparte de la leyenda relativa a losa antiguos pescadores de Pimiango, en el siglo XVIII el puerto de Bustio, por entonces solamente un abrigo natural en el estuario, tuvo actividad pesquera y comercial, llegando fragatas en pleamar y arribando embarcaciones de los puertos de Bilbao y Bayona con vino de Rioja y bacalao, saín y aceite de ballena, y saliendo con madera, castañas, avellanas y nueces

Las poblaciones ribereñas eran solar de pescadores de salmón, trucha y anguila, mientras en el mar se pesca tradicionalmente congrio, merluza, rape, pescadilla, besugo y congrio, siendo los mayores caladeros los de Tinamayor, La Franca, Trique, El Bancu’l Castru, El Cabezu la Manuela, o El Cantil del Medio

Desde aquí vemos ya mejor el puerto y sus pesqueros, así como embarcaciones deportivas y la carretera que lo comunica, pasando sobre El Cañu del Mazu, desembocadura del río La Salcea

Se reconoce de nuevo muy bien el edificio de la rula (derecha de la foto). Ahí hemos de contar que está también el Restaurante Bateau. Si nos fijamos, en la explanada está la grúa del puerto y, asomando más allá del tejado de la rula dos aerogeneradores eólicos, que forman parte del sistema de producción propia de electricidad de la cofradía, junto con las placas solares. La Cofradía de Pescadores de Bustio fue de las primeras de Europa en disponer de autosuficiencia energética

La ría cuenta con otro manjar pesquero, la tan preciada angula, tanto es así que su explotación está seriamente regulada. Dentro de los planes experimentales aplicados en esta ría solamente se permite la pesca a pie y con un máximo de 20 anguleros. El plan, que incluye la Playa la Franca y el Ríu Cabra, esta gestionado por esta cofradía, que se encarga del pesaje y control de las capturas diarias, colaborandocon el Principado en la vigilancia de la actividad con el servicio del guardapesca 

Al otro lado de la ría va la carretera de Pechón (CA-380), donde un gran edificio de almacenes recuerda que por esta ría salían, a finales del siglo XIX y principios del XX, las calaminas y blendas de las minas de los Picos de Europa, así como el hierro del Cuera, la remolacha de las vegas y la madera de nogal y haya delos montes de toda la comarca. Asimismo se importaban unas 800 toneladas anuales de artículos de consumo, procedentes de los puertos gijonés y santanderino, con destino a las tierras ribereñas del Deva, desde aquí a Peñamellera y Liébana

También en la orilla cántabra El Puertucu, un embarcadero natural

Más allá Las Tinas y El Cañu la Portilla, desembocadura del río que forma el valle entre Pesués y Unquera

Cada ensenada es un embarcadero natural que sin duda fue aprovechado por la navegación de la antigüedad, de la que tan poquísimos datos tenemos. Hay quien quiere ver en esta ría el famoso puerto de Verasueca, citado por Plinio en el territorio de los cántabrosorgenomescos, otros lo sitúan en el actual San Vicente de la Barquera

Lanchas de pesca surcan las aguas en este bucólico paisaje marítimo-fluvial que sin duda encandilará al peregrino que disfruta saboreando paso a paso la esencia de los lugares por los que discurre su jacobita andadura 

Ahora, entre los eucaliptos de La Cuesta’l Cantu nos fijamos que hay una torre de madera y unas columnas con una especie de puente colgante

Se trata de tirolinas o similares, instalaciones de turismo multiaventura

Aunque supone que no hagamos caso a los versos de Machado, nos agrada de vez en cuando volver la vista atrás, pues siempre hay detalles y cosas que observar

Vemos los últimos edificios de Unquera y el polígono industrial que se extiende hasta Pesués, la capital de Val de San Vicente, un verdadero pasillo-corredor que comunica Nansa y Deva, Tinamayor y Tinamenor

Val de Sen Vicente está formado por doce de los quince concejos del histórico valle de Pesués, que era parte de las 

Asturias de Santillana y eran tierras de

 behetría, lo que daba cierta libertad a sus habitantes, allá por el siglo XII. Pero en el siglo XV el rey Juan II lo cedió a los Castañeda, con propiedades ya en el territorio y derechos de pesca del salmón, allá por los años 1445 y 1447, en concreto a su canciller Juan García Manrique. A finales del siglo XVIII el dominio señorial fue acabando. Aún en 1814 el rey 

Fernando VII suprime la designación de mayores y corregidores por parte de los marqueses

En 1822 se creó el primer ayuntamiento constitucional, Luey, nombre de uno de los pueblos, donde se estableció la capital, ayuntamiento que en 1835 abarcaría también Estrada y Unquera y tendría su capital en Pesués, llamándose ya entonces

 Val de San Vicente, perteneciente al partido judicial de San Vicente de la Barquera

Más allá Los Tánagos, ya al otro lado de Tinamenor (no vemos el estuario, oculto), ya cerca de San Vicente de la Barquera. Sin embargo el Camino Norte señalizado hoy en día oficialmente viene, dando un importante rodeo, por Serdio, a cuya salida se separa de este el Camino Lebaniego

Hubo también en Serdio hospital de peregrinos, el de Santa Ana, citado en el Catastro de Ensenada como «ospedería para peregrinos» y que habría sido fundado por el vecino Juan Sánchez de la Fuente, siendo su administrador Diego Fernández de Zires. En aquel momento (mediados del siglo XVIII) parece ya estaba en decadencia y, aunque tenía ciertas propiedades para su manutención, estaba sin personal y eran los propios vecinos los que atendían a los peregrinos, pobres y enfermos

Y… atrás han quedado ya los paisajes de Tinamenor… y el Deva

Aún no se ve Colombres, pues todavía nos aguarda este corto recuesto antes de llegar a su planicie…

A nuestra izquierda sigue extendiéndose la finca de las tirolinas del turismo activo

Y en lontananza, al sur, las estribaciones más orientales de la Sierra del Cuera, gran referencia visual y geográfica que nos acompañará durante nuestro periplo por la zona oriental asturiana

Estas serranías más orientales del Cuera marcan la frontera sur de Ribadeva, señalando la raya con El Valle Baju de Peñamellera (Peñamellera Baja)

El Picu Llueres (707 m) es una de las altura máximas de este sector del cordal, sobre Alevia, puerta de Peñamellera, entre la costa y los Picos de Europa…

Si quieres ver a Cabrales

súbite al altu de Unquera

de allí verás a Cabrales 

y a tola Peñamellera

El28 de septiembre del año 1517 Carlos de Flandes, el futuro Carlos I de España y V de Alemania  pasaría por este mismo camino pero en dirección contraria, luego que la flota que lo traía de tierras flamencas llegase por azares marinos a Tazones (Villaviciosa) en vez de a Santander, habiendo de recorrer por tierra el trayecto que separaba ambas poblaciones, dados los inseguros vientos marítimos imperantes,  para luego dirigirse a Tordesillas a visitar a su madre Juana I y seguidamente a Valladolid para heredar y hacerse cargo de sus dominios castellanos, pasando luego a Zaragoza para lo mismo con los aragoneses 

En ese periplo se sabe, por el relato de su cronista Laurent Vital, que el joven monarca y su regia comitiva iban haciendo jornadas de villa en villa, Villaviciosa, Colunga, Ribadesella y Llanes, de donde pasaron a Colombres, cabeza del por entonces Alfoz de Ribadedeva, a la que califica de «aldea o cabañal», pues a diferencia de las villas anteriores no había tenido un desarrollo mínimamente urbano al carecer de carta puebla que favoreciese de manera especial su poblamiento

Llegaron a Colombres el 28 de septiembre, siendo agasajados con comida y bailes por las gentes de estos pueblos, disponiendo el joven Carlos, antes de retirarse, se hiciese algún obsequio alas mozas que habían danzado en su honor. Al día siguiente, 29, tras oír misa y desayunar, recorrieron el trayecto a San Vicente de la Barquera «para hacer dos leguas largas de muy malo y penoso camino»

Camino que pasa ahora por la Capilla’l Cantu, aquí sí que podemos decir que acaba la cuesta, un oratorio de ánimas de los muchos que jalonaban los caminos de antaño, donde se ofrecían dádivas y limosnas por las ánimas del Purgatorio

Las capillas u oratorios de ánimas son pequeños altares de los caminos, que aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes, estaban hechas unas de mampostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas. Siempre se erigían en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios

Llegando a la capilla empezamos a ver las casas de Colombres, la capital del concejo y del antiguo y medieval Alfoz de Peñamellera, situado a medio camino de las dos importantes polas portuarias que eran Llanes y San Vicente de la Barquera

Puede decirse que Colombres no alcanzaría un evidente desarrollo urbano hasta finales del siglo XIX, cuando los indianos construyeron sus mansiones y sufragaron edificios y obras públicas en este enclave, situado en un amplio rellano sobre estos valles del antiguo alfoz, gobernado en 1169 por Don Gómez, como toda la tierra de Aguilar de la vieja provincia Premoriense, que pasaría de las asturianas Asturias de Oviedo a las castellanas Asturias de Santillana dentro de los cambios administrativos realizados tras la unión de Castilla y León en 1230

Se dice que, prácticamente, los indianos hicieron a Colombres tal y como hoy la conocemos, En el Gran Atlas del Principado de Asturias leemos esta descripción de esta población en la que dejaron especialmente marcada su impronta

«El «pueblecito o aldea llamado Colombres», en el que pernoctó la noche del 28 de septiembre de 1517 la comitiva del joven monarca Carlos I, debe su actual fisonomía a la labor edilicia y filantrópica desarrollada a fines del siglo XIX que urbanizaron y modernizaron su antiguo caserío. El más destacado enl banquero Manuel Ibáñez Posada, primer conde de Ribadedeva, que tiene un monumento a su memoria en la plaza de la villa, obra de Agustín Querol. En efecto, a la iniciativa de Manuel Ibáñez, y a la de su hermano, Luis, responde la construcción del cementerio, la traída de agua, la reforma de la iglesia parroquial -obra del arquitecto Darío de Regoyos Molenillo, (…), la plaza de la villa (…) y el ayuntamiento (…).Los indianos edificaron también espléndidas villas residenciales (…)

Hito del Camino de Santiago por la Costa, esta localidad es hoy una tranquila y bella villa, punto de partido privilegiado desde el que disfrutar de las excelencias turísticas del concejo y de las de toda la comarca oriental de Asturias y de la vecina Cantabria»

Una de esas casonas indianas es la Villa Guadalupe, histórica quinta que es en la actuaidad sede del Archivo de Indianos, que destaca con su altísima silueta saliendo de entre los árboles y recortándose contra los formidables picachos calizos de la sierra de Cuera, que divisamos en el horizonte

La quinta Guadalupe, que podremos visitar atravesando Colombres pues está a muy escasos metros del trazado del Camino, fue mandada hacer por el acaudalado indiano Íñigo Noriega Lasso en honor a su mujer Guadalupe Castro en 1906, siendo su proyecto encargado al arquitecto montañés Valentín Ramón Lavis Casadís, pero a causa de diversas vicisitudes nunca llegó a ser habitada por la familia, lo que dio lugar a diversas leyendas en la que no es fácil separar la realidad de la fantasía, como la que afirma que había sido ofrecida por Noriega al presidente mexicano Porfirio Díaz como su residencia de exilio

De la Quinta Guadalupe y de otras muchas que hallaremos cruzando Colombres camino de La Franca y en ruta a Llanes, hablaremos en la entrada de blog dedicada al siguiente tramo del Camino Norte, ya adentrándose en Asturias y siempre cercano a su maravillosa costa oriental…

COLOMBRES CAPITAL DE RIBADEDEVA (1): DE EL CANTU A LA QUINTA GUADALUPE (ASTURIAS)

Xurde Morán


Tras pasar de Cantabria a Asturias por el puente sobre el Deva entre Unquera y Bustio, pasando la Ría de Tinamayor, el Camino Norte de Santiago llega a Colombres, capital del concejo asturiano de Ribadedeva, dando vista a los formidables picachos de la Sierra del Cuera y a la legendaria Quinta Guadalupe, gran casona que simboliza a los emigrantes de ultramar y es actual sede del Archivo de Indianos, la cual podremos visitar a nuestro paso por la población, pues se halla a muy escasos metros del trazado señalizado del Camino

La llanura en la que se asienta Colombres contrasta con la subida que hemos dejado atrás, La Cuesta’l Cantu, en continuo y prologado ascenso desde Colombres, la cual acaba aquí, en la Capilla’l Cantu, un oratorio de ánimas a la entrada de la población, desde la que empezamos a ver la quinta

Desde la Capilla’l Cantu divisamos también algunos barrios como el de Lamadrid, hacia el que nos dirigimos. Ya desde aquí comprobamos que no es la Quinta Guadalupe la única mansión indiana ni mucho menos. Es más, puede decirse que el Colombres actual tal y como lo conocemos es una obra de los indianos casi en su totalidad, pues ellos, sobre todo Manuel Ibáñez Posada y su hermano Luis, quienes emprendieron una activa labor constructora, no solo de sus casas, sino de numerosas obras públicas, desde la traída de aguas al ayuntamiento, el cementerio, la plaza, la reforma de la iglesia…

A la derecha discurre de este a oeste el valle de La Salcea, arroyo afluente del Deva, al que desemboca en El Curtíu, el puerto de Bustio. Cierra el valle por el norte, separándolo de la costa la Sierra de Tina, con la Rasa de Pimiango, gran promontorio sobre el Cantábrico

De todas maneras apenas veremos el mar desde aquí, salvo un poco y lejanamente al oeste, donde el Ríu Cabra separa esta Sierra Plana de Pimiango de la Sierra Plana de la Borbolla, haciendo de frontera de con el concejo de Llanes y desembocando en La Franca. Abajo vemos los túneles de la Autovía del Cantábrico en El Peral, siguiente población caminera una vez pasado Colombres

La Capilla’l Cantu es uno de esos pequeños altares que tanto abundaban en los caminos de antaño y de los que aún se conservan algunos, como este. Las capillas de ánimas, aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes: estaban hechas unas de mampostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas. Siempre se erigían en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, en ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas

A los pies de esta se colocó en su momento una placa con la concha del Camino y decoración floral similar a la de algunas iglesias medievales, que según comprobamos parece haber pasado por sus vicisitudes

Esta capilla, bastante antigua, así como el muro que la separa de la finca, parece haber sido restaurada y recuperada junto con este tramo del viejo camino por el que pasaron Carlos I y Jovellanos, el cual cayó en desuso al trazarse las actuales carreteras

Una verja con red metálica guarda el interior. Las imágenes no serán las originales pero han sido repuestas. Tradicionalmente en muchos oratorios se representaban pintadas escenas de las almas de los condenados al fuego del Purgatorio deseosos de salir del tormento. Presidía normalmente estas escenas un Cristo, una imagen de la Trinidad, de la Virgen María o de San Antonio

También hay quien ve en estos oratorios restos de religiones muy antiguas, precristianas incluso. Muchos están levantados en cruces de caminos y es allí donde se aparece la güestia, güeste o Santa Compaña, ya que la cruz en realidad además de ser el símbolo cristiano del martirio y muerte de Cristo, representa como elemento sagrado en otras culturas el lugar de tránsito entre este mundo y «el otro», el de los difuntos o «más allá»  o «puerta a otra dimensión» y de ahí la aparición de las ánimas en pena en estos lugares y la edificación de estos pequeños santuarios de ofrendas…

Efectivamente fue este el viejo camino real (del reino, público), que comunicó la costa cantábrica durante siglos, por no decir milenios, caminos medievales más o menos transformados o cambiados, sobre todo en el siglo XVIII para el paso de diligencias, pero que a la vez se basarían en vías y calzadas romanas y estas a su vez en pasos naturales existentes desde la prehistoria

Este es uno de esos pasos naturales, El Cantu, esto es, la cresta de una colina que da a dos valles, la cual forma un pasillo geográfico directo entre ellos. En este litoral la sierras se suceden unas tras de otras paralelas a la costa, como es el caso de esta, la de Tina o Pimiango y la de Cuera, formidable murallón calizo que se extiende paralelo a la costa a lo largo de unos 30 kilómetros al sur-suroeste hasta donde abarca la vista, por lo que será nuestra referencia visual a lo largo de buena parte de nuestro recorrido por el oriente de Asturias

Alguno de los picos más altos de este sector serían el Picu Corona (828 m), El Picu’l Paisanu (818 m), El Picu Cabrios (703 m) o El Picu Socuetu (653 m). Más allá estarían La Cabeza Liño (1.179 m) y La Cabeza Trobina, Torbina o Picu Torbina (1.315 m), la máxima altitud de Cuera.Los nombres de algunas cimas pueden variar según informantes, pues es común que en Cabrales o Peñamellera los llamen diferente que en Llanes o Ribadeva. Asimismo las alturas suelen variar también según las fuentes consultadas. El propio nombre de la sierra varía, parece lo correcto es Cuera, a secas, pero es habitual ver El Cuera o del Cuera.

La Quinta Guadalupe asoma sobre la arboleda de su extensa quinta ajardinada. Según nos acerquemos iremos conociendo sus historias, empezando por la de su fundador, el indiano Íñigo Noriega Laso, otro de los grandes indianos de Colombres, quien de joven se fue a Cuba e hizo gran fortuna. Empezando el siglo XX encargó esta mansión que desde su comienzo fue un enigma, es en principio una quita de recreo para sus estancias en Asturias pero se dice que tenía pensado retirarse aquí. Dedicada a su mujer, Guadalupe Castro, su fallecimiento en 1904, con la casa aúnen plenas obras, empezaría a truncar aquellos planes 

Su idea inicial como quita de recreo explica la creación de un gran jardín, con un bosque de frondoso arbolado, espacio verde recuperado con la casona cuando en la década de 1980 se procedió a su rehabilitación. Arboledas y jardines eran recorridos por una serie de caminos alrededor del palacio, se supone hubo coníferas, que pudieron haberse malogrado. No se sabe quien fue el jardinero y hay dudas sobre qué arquitecto proyecto la construcción(se supone que el montañés Valentín Ramón Lavin Casalís), que además nunca llegó a ser habitada y llegó a pasar al Estado tras la muerte de Íñigo. Fue sanatorio neuro-siquiátrico, luego hospital de sangre en la Guerra Civil y seguidamente centro de Auxilio Social hasta su rehabilitación en 1986 para pasar a ser Archivo de Indianos y Museo de la Emigración

Una espléndida torre y un gran ático terraza constituyen un magnífico mirador ante la sierra, el valle y el mar. Los árboles fueron plantados distribuidos por especies aquí y allá por el anónimo jardinero. Se cuidaron pues al máximo todos los detalles, no solamente los exteriormente estéticos, sino que disponía de novedades inéditas por estos lares, como calefacción, baños turcos con piscina y fregaderos en el semisótanos, se dice que al menos la mitad del vecindario de Colombres de la época trabajó en ella alguna vez, bien en la construcción o bien en el servicio y mantenimiento

Los árboles ocultan además un gran estanque que podremos conocer si visitamos la quinta, que suele estar abierta en su correspondiente horario salvo razones de obras o similares. Hay cedros de japón, palmeras canarias, palmitos, tilos, tejos, fresnos, bojes, acebos, etc.

Ante la quinta se extienden prados de pasto. Los usos ganaderos predominan en el agro de Ribadeva, que sigue siendo un concejo eminentemente rural cuya producción abastece a los centros urbanos astur-cántabros, siendo célebres sus carnes y quesos

Prados abajo una mata de arbolado autóctono señala el lugar del nacimiento de un regato o riega, afluente del Deva, que forma el valle a la izquierda de El Cantu

Colombres se extiende urbanístico hacia el sur, preservando su histórico e indiano centro histórico. Como en gran parte de la muy turística costa, gran parte de las nuevas viviendas son vacacionales, alojamientos turísticos y segundas residencias. El bullicio y trasiego de gentes en verano contrasta con la gran quietud y despoblamiento que acontece en invierno, salvo determinados fines de semana, cuando la gente realiza excursiones por costa y montaña, y acude también a la llamada de la buena gastronomía  

La mayor parte de los bosques autóctonos que subsisten lo hacen prolongándose linealmente por las márgenes de estos arroyos. Las encinas con madroños y zarzaparillas constituían la especie dominante en gran parte de esta costa hasta la llegada del eucalipto, destinado principalmente en nuestros días a la industria papelera, si bien este ocupa mayoritariamente la franja más próxima a la costa. También hay robles, abedules, álamos, alisos, castaños, fresnos y plátanos, pero solitarios o en pequeños grupos

La Sierra Cuera es el límite sur de este concejo de Ribadedeva o Ribadeva, donde destacan los 607 metros del cónico y reconocible Picu Jana (608 m), donde se ha localizado señal de una antigua fortaleza de forma oval con dos torres en sus extremos, fosos y muralla, datándose entre los siglos X y XIII, por ello es llamado también El Picu’l Rei o Picu las Torres. De momento no se ha hallado hábitat castreño, más antiguo

Se supone esa fortificación estaba vinculada a otras localizadas en las cercanías, por lo que formaría parte de una red de vigilancia y control del territorio, pasos y caminos entre la costa y el interior por esos puertos y también de este a oeste a lo largo del litoral y sus paralelos valles y montes interiores, como sería el caso mismamente de este camino real costanero y otros

Más cerca vemos parcialmente Villanueva, donde además de añejos palacios de la antigua nobleza rural hay buena arquitectura popular y también algunas quintas indianas. Ahí tuvo en 1809 su cuartel general el general Francisco Ballesteros, responsable de la defensa de la línea defensiva del Deva frente a los franceses y por ahí la forzó François Bonet en mayo de 1809 durante una de las entradas de las tropas napoleónicas

Más a la izquierda reconocemos la gran hondonada bajo la que discurre el río Deva, el cual pasamos en Bustio. Viene del sur, de Panes, tras atravesar el maravilloso Desfiladero de la Hermida, paso a Liébana y a sus fuentes, más allá de Potes y Espinama, en Fuente Dé (Fuente Deva), al otrolado de los Picos de Europa

Más al este-sureste las sierras de La Collada y Arria guardan los valles del Nansa y el Lamasón en las rutas a Liébana desde San Vicente de la Barquera, una de las cuales es la oficialmente señalizada del actual Camino Lebaniego

Más al este aún la Sierra del Escudo (Escudo de Cabuérniga), que junto con Peña Sagra conforman las estribaciones costeras de la Cordillera Cantábrica y muchos historiadores relacionan con el Monte Medulio y la última resistencia de los cántabros frente a las legiones romanas

Más cerca, los montes, plantados de eucaliptos, que cierran el valle del Deva en la vertiente cántabra, cerca de Molleda, pueblo de pescadores aglutinados actualmente en la Cofradía de Bustio, de la que hablamos en la entrada de blog correspondiente al anterior tramo del Camino Norte

Caminando por El Cantu vamos acercándonos a Colombres, pasando junto a esta cabaña ganadera, Desde aquí, mirando a la derecha, al norte, veremos la otra vertiente

Es el valle de La Salcea, formado por el arroyo de este nombre, otro de los afluentes del Deva, en el que desemboca en El Curtíu, el antiguo puerto de Bustio. Cierra el valle al norte la Sierra de Tina, con la Rasa de Pimiango y su sierra plana, separándolo del mar

Pimiango se extiende linealmente arriba, por la rasa o meseta costera, profusamente plantada de ocalitos. Más abajo, por las laderas, son las caserías dispersas de La Viña, Trichorio, Jairín, Molledal, Las Baxuras, Arcillero, El Coterón. Ahí abajo se conserva el llamado Fortín de Bustio, un búnker para nido de ametralladoras de la Guerra Civil

Una tradición asegura que, siglos ha, los vecinos de Pimiango eran pescadores, pero tras un trágico episodio en el que la mayoría perecieron en una galerna decidieron, los supervivientes y su familia, compatibilizar las faenas agrarias con otro oficio, el de zapateros, el cual aprendieron gracias a la relación de algunas familias nobiliarias aquí asentadas con Noreña, el gran centro de los zapateros artesanos asturianos

Los zapateros, tal y como contábamos también en el capítulo dedicado al trecho anterior, subiendo de Bustio, constituían un oficio ambulante que recorría los pueblos de feria en feria y mercado en mercado, buena parte de Asturias, Cantabria, Vizacaya, Burgos, León y Palencia, llegando a crear, como era usual en estos gremios, una propia jerga, el mansolea de man (hombre) y solea (suela), para que no supiesen de sus asuntos personas ajenas al oficio. Básicamente consiste en desfigurar fonéticamente el vocabulario, y tomar palabras de otras lenguas, cuanto más desconocidas mejor, como el vasco, de ahí que se le llame también vascuencie o mascuencie mansolea. Palabras que alteran sus sentido con una metáfora, onomatopeyas, composiciones y derivaciones completan este argot propio del oficio

Hay casas campesinas y varios palacios, pero en la distancia lo que más destaca es el antiguo depósito del agua, sufragado también por un indiano, Ángel Noriega, y que, ya en desuso se le buscan otros usos, como el de mirador

Más a la derecha otra torre que destaca es la del campanario de la iglesia parroquial de Santa María, del siglo XVII con reformas posteriores. 

Una de las reformas se hizo en la antigua capilla de San Antonio para albergar la imagen románica de la Virgen de Tina, que fue recuperada tras la Guerra Civil al ser guardada en una dependencia del cercano Faro de San Emeterio o Santu Medé. Antes estaba en el abandonado monasterio de Santa María de Tina, situado en las inmediaciones, junto con ella proceden de este monasterio varias imágenes más

La fiesta de San Roque, patrón de la parroquia, que se celebra el 16 de agosto, era una de las fechas de regreso de los mansolea de su nómada labor, celebrándose romería renombrada

Estas torres, y el mismo pueblo en realidad, asentado en la zona conocida como La Ería, son como un faro que se divisa desde mucha distancia, tanto en la tierra como en el mar

El barrio de Las Pellejas lleva también en su topónimo el recuerdo de aquel oficio. Los últimos zapateros puede decirse que desaparecen con la Guerra Civil, aunque, como en Noreña, siempre se mantuvo muy viva su memoria

En la actualidad, como en toda la marina cantábrica, el turismo se perfila como alternativa económica a las tradicionales labores agro-ganaderas, cada vez más menguantes

Un Camino comunica a la vez con la capilla de Santu Medé o San Emeterio, otra de las grandes fiestas de Pimiango que señalaban a su celebración, el 3 de marzo, otro de los momentos de vuelta de los zapateros trashumantes. Es de gran tradición romera desde tiempo inmemorial y en sus cercanías se halla la Cueva El Pindal, santuario rupestre más que caverna habitada que señala el poblamiento de este territorio desde la alborada de la Humanidad

, su mamut y bisontes representados por la mano de los artista de la prehistoria sugieren se trata de una gruta de reminiscencias iniciáticas

Ese espacio sagrado muchas veces milenario hallaría su cristianización en el monasterio de Santa María de Tina, mencionado por primera vez en el año 932 y cuyas recuperados ruinas bajomedievales sugieren ser sucesoras de un oratorio mucho más antiguo. retiro monacal, o

 cella orationis, sobre un santuario precristiano. En los Libros Parroquiales se informa del fallecimiento, incluso del nacimiento, de peregrinos que se acogieron allí a un centro asistencial o monástico que, la decir de la tradición, existió en el lugar amparado por el monasterio, y es que hay u

n camino que comunica estos parajes con Pimiango por un lado y, por otro, con Puertu Chicu, pequeña playa bajo los acantilados de la boca de la Ría de Tinamayor que, basándonos en su nombre, sería un embarcadero que enlazaría con otro en la vertiente cántabra, El Pedreru o El Cascajal, formando parte de una muy antigua vía de peregrinaciones por este lugar, que habría caído en desuso en favor de esta que seguimos nosotros, más fácil para vadear el río Deva por la barquería entre Bustio y Unquera 

Aquel monasterio (en la Edad Media podía ser una muy pequeña comunidad de monjes con algunos servicios asistenciales a pobres, enfermos y peregrinos) habría sido testigo de los profundos cambios acontecidos en su tiempo, uno de los más trascendentales el del afianzamiento de Ribadeva como ente administrativo diferenciado dentro de la Tierra de Aguilar, actual concejo de Llanes y antigua provincia de Premorias, el viejo Alfoz de Ribadedeva, mencionado en un documento del monasterio llanisco de Celoriu en el año 1157

En 1169, en otro legajo, se habla de un 

potestas o autoridad común en estos territorios: 

«Potestas en Aguilar y Ribadedeva Don Gómez». En 1230, nada más ser fundada la Puebla de Llanes, y coincidiento con la unificación definitiva de los reinos de León y Castilla con 

Fernando III, Ribadedeva y Peñamellera pasan a la órbita castellana integrándose en las

 Asturias de Santillana, si bien eclesiásticamente siguieron dentro de Asturias propiamente dicha (Asturias de Oviedo), a donde se reintegrarían políticamente con las reformas administrativas liberales de 1833. Los pleitos por la posesión de las citadas Asturias de Santillana entre las sedes ovetenses y burgalesa, se remontaban al menos al siglo XI

La cabeza del Alfoz, más tarde Real Valle, de Ribadedeva, estaría aquí, en Colombres, pero pese a las disposiciones que afianzaban su autonomía administrativa respecto a Santillana del Mar, nunca logró, frente a los importantes enclaves portuarios de San Vicente de la Barquera y Llanes, la preciada carta puebla que amparase con especiales fueros reales a sus habitantes y su mercado, por lo que no llegaría a expandirse urbanísticamente hasta finales del siglo XIX con los indianos

Indianos de huella patente ya en la distancia: la Quinta Guadalupe destaca especialmente desde el Camino, pero pronto conoceremos otras de los tiempos en los que los emigrantes surcaron los mares, se dice que por dos motivos principales, el económico y el social. El económico debido al bajo nivel de vida y la falta de trabajo, y el social como manera de eludir un penoso servicio militar de varios años, normalmente participando en guerras que se antojaban lejanas y poco provechosas para el individuo de clase baja y/o campesina que iba a ellas, sacrificado como carne de cañón

El contraste de las humildes cabañas con las señoriales villas palaciegas simplifica visualmente esos mundos que en origen fueron uno solo. Las nacientes repúblicas americanas ofrecieron unas oportunidades de vida, laborales y de negocio que aquí se negaba a las clases más desfavorecidas. Otra cosa es que, de aquellos emigrantes, apenas un 5% lograse cierta fortuna, pero ciertamente de los los que regresaban lo hacían a lo grande, no solamente a veces en su propio beneficio sino en el de toda la comunidad

Las razones de ese proceder eran variadas y siguen siendo estudiadas, dando origen a debates. Cierto es que no pocos indianos participaron directa o indirectamente del binomio negocios-política y necesitaban apoyos, votos, etc., pero no es esta ni mucho menos una razón general. En otros casos parece un acto de filantropía para con sus paisanos y familiares, la demostración del hijo pródigo que se marchó pero vuelve triunfante. Por contra, aquellos que no lograban fortuna, al menos la mínima para regresar y aparentarlo, solían ser objeto de burlas hasta en coplas y canciones: el llamado «americanu del pote». Esto hizo que muchos nunca volviesen, incluso aunque lograsen cierto acomodo en sus países de acogida

Por ello, aunque hay consideraciones comunes y generales hay otras diferentes. En un mismo pueblo como Colombres, indiano por excelencia, cada americanu tuvo una trayectoria personal y vital muy particular, dependiendo de sus circunstancias y de su tiempo. Realmente emigración a América hubo desde su descubrimiento, pero el fenómeno indiano se produce cuando, hacia mediados del siglo XIX confluyen dos factores: uno es que con las reformas liberales dejan de ponerse cortapisas a la libre circulación de las personas, no solamente dentro de España sino también para salir de ella, permitiendo la emigración masiva sin excesivos permisos, y por otro lado el afianzamiento de las nacientes repúblicas iberoamericanas que, solucionado el conflicto de la independencia y  el subsiguiente ajuste, no siempre pacífico, de sus fronteras, intereses, áreas de influencia, etc. acometían su despegue industrial y económico

El fin de esa época de los indianos no fue de un día para otro, suele establecerse entre el crack de 1929 y las convulsiones de los años 30 del siglo XX que llevaron a la Guerra Civil y II Guerra Mundial. Posteriormente siguió habiendo emigración a América, pero el mundo había cambiado, ya no eran las condiciones socioeconómicas de antes y los que lo hicieron no fueron considerados indianos, cambiando los países de recepción, pues Venezuela por ejemplo era el nuevo destino, en vez de los anteriores de México, Cuba, Argentina…

A la vez, y para complicar la cosa, no toda la emigración española a América de aquellos años entraba dentro de los parámetros indianos, la marcha, por ejemplo, de muchísimos mineros asturianos del zinc y sus familias a Estados Unidos en 1915 no tenía nada que ver o muy poco, desde su origen a su desarrollo, con la saga de los americanos propiamente dichos. Para saber de esto y mucho más, pues en este tema todo está abierto al estudio y discusión, fundaciones como la del Archivo de Indianos de la Quinta Guadalupe están a disposición del estudioso y del especialista y del público en general

En este aspecto, y ya hablo por experiencia personal de quien esto escribe, es ingente la cantidad de personas que a diario en América se interesan e indagan por conocer el origen y cuna de sus abuelos o bisabuelos españoles, de aquí que estos archivos sean absolutamente interesantes

Origen y cuna de ancestros que, en no pocos casos, estarían aquí en Colombres, capital de Ribadedeva, o al menos, talvez pueda saberse de ellos en los papeles del archivo de la Quinta Guadalupe, con sus fondos documentales y museísticos

No está muy claro el origen de Colombres, habría que ponerlo en relación con esta hábitat que estuvo relativamente poblado ya en la más remota prehistoria, las cuevas y el instrumental hallado lo demuestran, eras ancestrales en las que el mar estaba bastante más lejos que ahora. Etimológicamente tampoco nada parece seguro, se supone Colombres derivaría del genitivo de algún nombre propio tipo Columbus o similar, un antiguo posesor de esta tierra en época romana o altomedieval o un caput nemorum (junto al bosque), pero son solo posibles elucubraciones

No es ninguna exageración decir que el Colombres actual es pues una creación de los indianos, con numerosas edificaciones de interés y un entramado entre lo urbano y lo rural, en contraste con la pequeña aldea que vio el joven emperador Carlos I en septiembre 1517 cuando llegó aquí camino de la corte a hacerse con el trono español, recién venido de Flandes y, que por causa de un temporal, desembarcó en Tazones (Villaviciosa) en vez de Santander, hacia donde se dirigió con su séquito siguiendo este mismo Camino pero en sentido inverso, relatando sus vicisitudes e impresiones el cronista Laurent Vital, quien, luego de haber seguido la comitiva por Villaviciosa, Colunga y Ribadesella llegó a calificar a Colombres de «mala aldea o cabañal» pese a que fueron recibidos con toda una fiesta, vivas al nuevo monarca, comida preparada y dispuesta para agasajarles a él y a su séquito, música y bailes. El mismo monarca al retirarse se dice mandó se diese un obsequio a las mozas que habían danzado para él. Al día siguiente, tras «misa y desayuno» se dirigen a San Vicente de la Barquera. Esta visita regia simboliza los cambios geopolíticos que harían pasar a Ribadeva a la Edad Moderna

En la centuria de Carlos I ya eran influyentes los Escalante, así Toribio de Escalante, nacido aquí en Colombres, ocuparía el cargo de «venticuatro», en la ciudad de Sevilla y realizaría diversas fundaciones en esta su población natal. Sería conocido en los escritos precisamente por El Venticuatro, cargo similar al de regidor o concejal, vinculado a la nobleza y posición social, siendo su oficio el de veinticuatría. Existía también en otras ciudades y se dice tiene su origen, legendario, en los veinticuatro caballeros que custodiaron una de las puertas de las murallas de Granada tras su conquista en 1492

Asimismo, hacia 1550, nació aquí Juan de Escalante y Mendoza que, protegido por su tío Álvaro en Sevilla, llegaría a ser un muy importante marino, comenzando con viajes a Flandes y trabajando para la Casa de Contratación de Sevilla, recibiendo el título de Capitán General de las Flotas de Indias. Escribió en 1575 su Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, revisado en 1585, obra fundamental que señala las rutas de las flotas españolas hacia América y el golfo de Bengala

En todo momento tenemos ante nosotros la quinta Guadalupe y sus jardines, cuyos árboles se confunden con los de los bosquetes circundantes, pero cuyo perfil destaca majestuosamente con el fondo de las alturas del Cuera… 

Esta visión esplendorosa con sus torres, como surgiendo de un nemeton y ante las picudas montañas, parece sacada de un cuento de los palacios artúricos de la leyenda de Camelot. Es muy posible que a su fundador le agradase dar una impresión más o menos parecida. Imaginémonos como sería en origen, cuando a la casa se le llamó El Elefante Blanco, a causa de su tamaño y estar enteramente pintada de este color

Desde Bustio hasta Colombres, el Camino, recuperado, es ancho y liso, con firme enlosado, pero esto no siempre fue así, aún en 1790 el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, que viene, como Carlos I, desde Llanes, se queja de la malísima calzada en su trayecto hasta la Barca de Unquera, el paso de la Ría de Tinamayor

En el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2.Ruta de la Costa, coordinado por la catedrática María Josefa Sanz Fuertes se nos dice cómo sería Colombres por entonces:

«A diferencia del resto de las prósperas villas que encontrarían los jacobitas en su peregrinar por este eje viario de la costa asturiana, era aún Colombres, a la altura del siglo XVI, «un mal pueblo o aldea», en palabras del cronista del joven monarca Carlos I, Lorenzo Vital, a su paso por el concejo en septiembre de 1517, cami8no de Santander, tras el forzoso desembarco de la comitiva real en el puerto asturiano de Tazones (Villaviciosa). Tal circunstancia se explica en cuanto que el territorio o alfoz, de Ribadedeva, citado en la documentación medieval desde el siglo XII, no experimentaría los beneficiosa acción de la política de promoción urbana emprendida por la Corona en Asturias durante la baja Edad Media; por el contrario , con la definitiva unión de León y Castilla en 1230 con Fernando III y las transformaciones que este monarca introduce en la organización político-administrativa del reino castellano-leonés, Ribadedeva, junto a las Peñamelleras, iban a pasar a formar parte de Cantabria, no siendo reintegradas al territorio asturiano hasta 1834″

Prosigue diciendo, efectivamente, que era Colombres, un pueblo de carácter agrícola eminentemente rural, nada diferenciado de las aldeas inmediatas…

«caracterizado por un pobre caserío que se asomaba a unas pendientes, estrechas y tortuosas callejuelas»

Los prados de pasto van dando paso a huertas y frutales según nos acercamos a las casas de la calle de Lamadrid, por donde entraremos enseguida en el núcleo urbano de la villa de Colombres

Más árboles y cultivos nos ocultan casi completamente a la vista la población que, como la Quinta Guadalupe, da desde aquí la impresión que surgiese entre el bosque. En el libro Ribadedeva. La Huella Indiana, de M. Cruz Morales y editado por el Ayuntamiento, leemos así:

«El concejo de Ribadedeva y la villa de Colombres en particular, son un magnífico ejemplo de una historia cercana, que se repite en toda la cornisa cantábrica: el fenómeno de la emigración de muchos jóvenes que buscaban fortuna y huían al mismo tiempo del hambre y del servicio militar obligatorio. Sus países de destino fueron casi siempre México y Cuba. 

Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron la nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas. Este sueño incluía el construirse una buena residencia en la patria chica. Y cuando llegó el momento de llevarlo a cabo, dejaron un testimonio visible de su nueva condición de hombres ricos. 

Así, enviaron grandes sumas de dinero para construir las casas y también para mejorar los pueblos y las necesidades de sus vecinos y parientes. Ellos pagaron las traídas de agua a las escuelas, las carreteras o los cementerios. En Colombres transformaron radicalmente la pequeña aldea rural en una villa moderna, con una arquitectura, llamativa, colorista y exótica. Su buena conservación y la calidad de los edificios, están completadas por la circunstancia de que los principales referentes urbanísticos de la villa, como son la Plaza, la Casa Consistorial y la iglesia, también se deben al dinero americano. 

A finales del siglo XIX, alcanzó Ribadedeva el mayor auge económico que se había conocido. En Colombres se hizo la urbanización de las calles. Llegó el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras, a uno niveles que en aquellas fechas no tenían otras ciudades mucho más importantes»

Dada su cercanía, la mayor parte de los emigrantes de la villa y concejo se embarcaban para América en el puerto de Santander, solían marchar en la adolescencia y regresar viejos, los que lo hacían, muchas veces cansados, siendo su regreso todo un acontecimiento, en no pocas ocasiones una fiesta, al menos si lo hacían con la preciada fortuna que se suponía. Dada además la tradición de los canteros montañeses, había en Cantabria una saga de prestigiosos arquitectos y había evolucionado todo un estilo constructivo, por lo que fueron llamados aquí a hacer realidad sus proyectos, pero también en gran parte de Asturias y Galicia

A la izquierda huertas y frutales, a la derecha más prados de pasto y siega

La Rasa de Pimiango, siempre al norte, es el gran promontorio y atalaya entre la tierra y el mar…

A mediados del siglo XVIII, en el

 Catastro de Ensenada, se informa que en Pimiango había «30 zapateros entre 54 varones», así como que sus robledales eran empleados para construir barcos para la armada. Durante la francesada se dice que las tropas napoleónicas dejaron «sesenta mujeres viudas» la primera noche de su ocupación, en castigo por la defensa de la «línea de Colombres» del general Ballesteros

Entre sus casas destaca la llamada Casa Fuerte de los Colombres, que fue residencia de 

Carlos I de España cuando recorrió la franja marina cantábrica en 1517, llegando de Flandes para recibir el trono de la corona española. En 2017 se conmemoraron los 500 años de aquella visita.

En el blog Entre el río la mar y la montaña se cuenta esta muy interesante información de aquellos célebres zapateros de Pimiango que tanta fama dieron al lugar gracias a su trabajo, que pregonaron por media España, entrando en contacto con otros artesanos ambulantes, como los caldereros de Mirando, de los que algo hablaremos al llegar a Avilés:

«Ejercían el oficio de reparación de calzados simplemente, o la confección nueva los más expertos; así como labores de guarnicionería con el macuto al hombro y pregonando el oficio, por lo que siempre se exageraba tildándonos a casi todos de zapateros. Había, sí, como un cuarenta por ciento de la población que salían todos los años a la costera, principalmente por las zonas asturianas, vascas, leonesas y cántabras, pateando durante gran parte del año. Los más expertos en el oficio, trabajadores y honrados, se asentaban en lugares donde reunían gran clientela llegando a casarse y fijar totalmente su residencia. Es de anotar que Pimiango, su extensión territorial, era grande y variada. Aquí había terrenos llanos con orientación a todos los vientos, erías, caseríos tanto al medio día como en el norte, ricos y variados. Hoy las cosas han cambiado completamente, abundando las plantaciones de eucaliptos y praderías si bien llanas y productivas, apenas cultivadas de maíz, alubías, patatas, etcétera, como antiguamente. Aquí se establecían familias extremadamente pobres, tanto en las Bajuras del medio día como en el casco urbano, Haedín, Barrio de la Pelleja, etcétera. Esto era como una oficina de colocación, pues salían de ayudantes los varones, tanto mayores como niños, ayudando a los zapateros a colaborar en el oficio de los zapatos y a dormir por cualquier pajar o portal que encontraban. Pero siempre sacaban un pedazo de pan para sostenerse y un rincón para descansar. y volviendo al principio podemos añadir que también en nuestras Bajuras nombraban una familia de caldereros, aunque éstos fueran más bien de apodo que de oficio. El caso es que decíamos: Fulano el calderero, aunque no supiera tapar un simple agujero a una caldera o sartén. Mi curiosidad primero, y la colaboración del Párroco de Mirando de Avilés don José Manuel Feito después, nos hizo desvelar el porqué de llamar caldereros a cierta familia, primero avecindada y luego nacida en este pueblo. Y llegamos a la conclusión que aquí llegó a trabajar como peón, o algo parecido, un joven llamado jose antonio garcia garcia, que nació el 5 de septiembre de 1836 en Miranda de Avilés. Como aquí todos éramos conocidos como zapateros, al llegar un muchacho procedente de la patria de los Caldereros le quedaba el apodo correspondiente. Y vino a El Molledal; un caserío situando en el centro, más o menos, de nuestras conocidas bajuras, propiedad en aquellos tiempos de los señores Colombres, del Palacio de Pimiango. Y sacamos la conclusión que, como los zapateros de Pimiango pateaban bien la provincia, quizá informasen en Miranda de Avilés la falta de personal para atender la finca mencionada. y dicho José García aquí se casó, tuvo su descendencia y auque unos fueron zapateros, otros labradores, etcétera, el mote de caldereros, hoy desaparecido, se usaba mucho. yo conocí a varios descendientes de José García, entre los cuales el apodo de calderero se sostuvo hasta su muerte. y su madre, la esposa de José García, siempre se llamó María la calderera. era apellidada Noriega del Cueto y natural de la cercana localidad de Tresgrandas

El maestro, destinado en Pimiango, José Ramón González Fernández (1912-1995), escribió un himno dedicado al equipo local de fútbol, el cual se adoptó como música y canción que representan a la localidad. Dice así:Yo soy de Pimiango,la perla de “Oriente”que luce orgullosala Asturias sin par.Yo llevo en mis venasla sangre fervienteque dio al Mansoleasu fama inmortal.
Yo llevo en mis venas
la sangre fervienteque dio al Mansoleasu fama inmortal.Volverás, volverás, Mansolea,la diadema ceñir a tu frente,y a Pimiango triunfantes laurelesvolverán, volverán, volverán.¡Arriba Mansolea!entone nuestra vozy empuñen fuertes brazosairoso tu pendón.¡Arriba Mansolea!resurja tu historialcon lauros y trofeos,con lauros y trofeostus hijos volverán;con lauros y trofeos,con lauros y trofeostus hijos volverán.Volverás, volverás, Mansoleala diadema ceñir a tu frente,y a Pimiango triunfantes laurelesvolverán, volverán, volverán.

Entramos así en el casco urbano de Colombres por la calle Lamadrid: a nuestra izquierda un muro cierra la finca de la primera quinta de Colombres por la que vamos a pasar, mientras vemos al fondo las casas de La Linde, sobre un pequeño cueto

Un sauce llorón extiende sus ramas y hojas llorosas sobre el Camino, que desde la Capilla’l Cantu es prácticamente llano

La casona es grandiosa, esta sería su parte posterior, mirando al norte, la más umbría y expuesta a los vientos fríos septentrionales que vienen del mar

Un poco más allá y a la derecha es la

 Casa El Cantu, situada en el lugar de este nombre, residencia que fue del maestro de obras 

Manuel Posada Noriega, que decidió en la década de 1920 hacer aquí su propia casa, entonces llamada Villa Vicenta, en honor a su mujer Vicenta Noriega Laso, como era costumbre

La quinta y sus dependencias son el la actualidad sede del albergue privado El Cantu, muy frecuentado por los peregrinos

La vivienda es un bloque prismático con tres diferentes volúmenes, uno de ellos dispone de torre con terraza superior; otro, el central, un mirador de madera con galería de cristal justo sobre la puerta de acceso y mirando a la calle, y este que mira hacia el antiguo jardín dos hermosos balcones-galería, uno en cada piso

Tiene terreno y jardines, separados de la carretera por un artístico cierre con verja. Un muro lo separa de la finca colindante

.

Aquí está la que parece haber sido la casa de los caseros de la quinta, hoy también integrada en el albergue

La calle Lamadrid conformaría un importante eje viario en el camino real costero que, aunque quedase desplazado por la Carretera de la Costa (actual N-634) y por la nueva carretera a Bustio (AS-344), seguiría constituyendo durante tiempo una importante entrada y salida de la población, en la que indianos y nuevos burgueses irían construyendo sus casonas y mansiones 

Manuel Posada Noriega (1858-1925), es el artífice de muchas de las construcciones indianas de Colombres y otros lugares. Nacido en el cercano pueblo ribadevense de Vilde, Manuel Posada empezó como empleado de cantera que llegó maestro de obra, llegando a emplear a doscientos operarios

Sin duda ser primo del conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, pudo favorecerle en su carrera, pero mucho más lo fue su buen hacer. A los 30 años ya había sido nombrado perito facultativo por el Ayuntamiento de Ribadedeva, siendo el artífice de la transformación de la localidad, y de buena parte de los concejos del Deva, pues no en vano la investigadora Virginia Casielles, licenciada en historia del Arte por la Universidad de Oviedo, afirma en Los maestros de obras en el oriente de Asturias, siglos XIX y XX. La saga de los Posada Noriega, que…

«Su trabajo fue más allá, levantando sus imponentes villas en el resto de pueblos de Ribadedeva, en las dos Peñamelleras y en la villa cántabra de Potes. La labor arquitectónica la compaginó con el levantamiento de carreteras y de puentes de suma importancia para las comunicaciones»

La belleza de Villa Vicenta le sirvió a Manuel Posada Noriega para conseguir otros numerosos encargos, dado que en esta mansión se unen muchas de las características del estilo indiano. Su trabajo puede decirse comenzó en 1890 con el encargo de rehabilitar la casa familiar de la familia Sánchez Escalante, la llamada Mansión del Abuelo

Tan satisfechos debieron quedar sus clientes que luego le encargarían otras cinco casas en Colombres: la de Víctor Sánchez Escalante en el barrio El Redondo, Villa Teresa o la Casa Roja, escenario que fue de la serie televisiva La Señora, encargada por Eduardo Sánchez Escalante, la Casa del Redondo o Casa de Piedra, que es hoy Casa de Cultura, encargo de Ana Sánchez Escalante y en la que posada trabajaría con su cuadrilla de doscientos de los prestigiosos canteros de Trasmiera, asimismo y por encargo de Perfecta Sánchez Escalante sería El Hórreo o Casa de las Palmeras, y Villa Ignacia o Casa de Los Leones, de Francisco Sánchez Escalante

Por su parte, para su primo el Conde de Ribadedeva, fue la villa de Las Raúcas o Las Rabucas, en estilo francés, para la que contó con el maestro de obras Brugard. También la Casa Rectoral y la de Antonio Basagoiti, cuñado del Conde y fundador del Banco Hispanoamericano, también en el barrio El Redondo. De 1899 fue la Quinta Buenavista de los Caso Rodríguez, así como Villa Manola

Con el arquitecto Ramón Lavín y Casalís participaría en la construcción de la ya recitada Quinta Guadalupe, que es ahora el Archivo de Indianos, y en el Ayuntamiento y la Plaza Pública colaboraría con Casimiro Pérez de la Riva

Otra obra muy importante, patrocinada por el Conde de Ribadedeva será en 1885 el cementerio de El Peral. También participó en la traída de aguas de Colombres, la construcción del Puente de Llanes y en la c0nstrucción de numerosas carreteras de comunicación entre Asturias y Cantabria

En Ribadedeva. La Huella Indiana, M. Cruz Morales afirma que Manuel Posada Noriega aplicó aquí las soluciones arquitectónicas por él preferidas y con las que estaba más familiarizado:«En esta casa, compuesta de partes yuxtapuestas y con poca conexión argumental, encontramos de nuevo un cuerpo prismático terminado en terraza, como en la casa de los leones, adosada a un cuerpo principal de casa pintoresca, subdividido a su vez en tres volúmenes muy diferenciados. Lo que mas destaca es el mirador volado sobre la entrada y -en la fachada lateral- unos amplios miradores, todo ello en carpintería»

Pese a que el concejo se halla en este importante itinerario caminero, ninguna población parecía destacar especialmente en Ribadedeva hasta las construcciones indianas del siglo XIX que hicieron Colombres como lo conocemos ahora. El 3-5-2011 Rebeca Aja publica en La Nueva EspañaEl Constructor de Colombres, artículo en el que incide en esta cuestión y además glosa a Manuel Posada:

«

Mucho se ha escrito con respecto a la labor filantrópica de los indianos ribadevenses enriquecidos en América que sustentaron el desarrollo demográfico, social, económico y urbano de su tierra natal. Es conocida la transformación de la imagen de la villa de Colombres entre el ocaso del siglo XIX y los albores del siglo XX, pero tal vez no lo sea tanto la «mano» de un personaje local a quien la colonia indiana confió una trascendental porción del histórico cambio de Colombres: la arquitectónica. 

«Todo ese cambio estético no habría sido posible sin la contribución de una de las figuras más importantes del Colombres de cambio de siglo, Manuel Posada Noriega, constructor local y primo del Conde de Ribadedeva», asegura Virginia Casielles, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y autora de la investigación «Los maestros de obras en el oriente de Asturias, siglos XIX y XX. La saga de los Posada Noriega», que le ha valido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Historia del Arte.

Si bien es cierto que el parentesco de Posada Noriega (Vilde, 1858 – Colombres, 1925) con el conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada (Colombres, 1838-Madrid, 1891) le granjeó muchos encargos, no lo es menos que fue su brillante capacidad constructiva la que propició su reconocimiento e incluso la asunción un cargo público, inusual en la época para un maestro de obras: a los 30 años, la corporación de Ribadedeva le nombró perito facultativo

Casielles otorga a Manuel Posada Noriega un papel fundamental en la metamorfosis urbana de Colombres y destaca su reputación dentro y fuera de Colombres, tanto en la arquitectura privada como en la civil. «Su trabajo fue más allá, levantando imponentes villas en el resto de pueblos de Ribadedeva, en las dos Peñamelleras y en la villa cántabra de Potes. La labor arquitectónica la compaginó con el levantamiento de carreteras y de puentes de suma importancia para las comunicaciones», constata la historiadora ovetense, con vínculos familiares en Ribadedeva.

Posada Noriega fue uno de los últimos maestros de obras del Oriente y materializó muchas de las carreteras que enlazaron el este de Asturias con el oeste cántabro. También participó en la construcción del puente de Llanes y en la moderna red de suministro de agua de Colombres.

Ribadedeva es un claro exponente de la intensidad de la emigración a América, que mantuvo vivo un poderoso vínculo con su tierra, del cual derivó una gran labor filantrópica.

Los hermanos Ibáñez Posada, Íñigo Noriega Mendoza, Antonio Basagoiti, Ulpiano Cuervo y los Sánchez Escalante son algunos de los benefactores del cambio de imagen de Colombres y parte de la clientela de Posada Noriega, quien desarrolló buena parte de su actividad profesional en la capital de Ribadedeva, a donde se trasladó a vivir tras contraer matrimonio con Vicenta Noriega Laso y donde levantó su propia casa, Villa Vicenta (actualmente sede del albergue El Cantu), en los años veinte del siglo pasado.

Manuel Posada Noriega comenzó su andadura de la mano de los Sánchez Escalante, para quienes rehabilitó la casa familiar conocida como Mansión del Abuelo, en 1890, un encargo que le valió todos los sucesivos de esta familia indiana, promotora de la construcción de cinco de las viviendas más sobresalientes de la arquitectura indiana de Colombres: la casa de Víctor Sánchez Escalante, en el barrio de El Redondo; la construcción de Villa Teresa o Casa Roja (conocida por su protagonismo en la serie de televisión «La Señora»), por encargo de Eduardo Sánchez Escalente; la Casa del Redondo o Casa de Piedra (actual sede de la Casa de Cultura), por encargo de Ana Sánchez Escalante, donde Posada trabaja con su cuadrilla de doscientos canteros de la comarca cántabra de Trasmiera; El Hórreo o casa de Las Palmeras, encomendado por Perfecta Sánchez Escalante, y la propiedad de Francisco Sánchez, Villa Ignacia o Casa de Los Leones.

Para su primo, el Conde de Ribadedeva, levantó la villa de Las Raucas (también conocida como Las Rabucas), una imponente mansión de estilo francés donde trabajó con otro maestro de obras, de origen galo, Brudard. A su mano se deben, también, la casa Rectoral y la de Antonio Basagoiti (cuñado del Conde y fundador del Banco Hispanoamericano), ambas en el barrio del Redondo. Para los Caso Rodríguez levantó la Quinta Buenavista, en 1899, y Villa Manola, cuya estética es la más pura del estilo Posada Noriega.

Su casa particular, Villa Vicenta, le proporcionó muchos de los encargos que recibió a posteriori; en ella concurren todas y cada una de las características que encumbraron a la arquitectura modernista propia del estilo indiano. Manuel Posada Noriega participó en la construcción de la Quinta Guadalupe (sede del Archivo de Indianos), junto al arquitecto Ramón Lavín y Casalis, y en la de la casa consistorial y la plaza pública, con Casimiro Pérez de la Riva.

A Manuel Posada Noriega hay que atribuir, también, una edificación que merece especial mención, el cementerio municipal de Colombres, en El Peral, datado en el año 1885 e incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias (IPAA). Esta obra, sufragada por Manuel Ibánez, conde de Ribadedeva, fue erigida como un auténtico panteón. Según las crónicas, el emplazamiento del cementerio fue improvisado cuando se declaró la epidemia de cólera de 1885 y su apertura clausuró el viejo de Colombres»

Los jardines siguen conservando algunas plantas, hortensias, muy vistosas en verano, un ciprés como árbol ornamental y otras especies. El tema de la decoración floral y el cuidado de los terrenos de la casa merece todo un capítulo aparte en la arquitectura indiana, que no era un estilo único, sino que bebía en varias fuentes, el modernismo, el art decó, el historicismo, el eclecticismo y por supuesto en los modelos populares preexistentes, además por supuesto siempre según gustos de propietarios de acuerdo con los arquitectos, maestros de obras, materiales disponibles, presupuesto…

Antes de los indianos que crearon la configuración urbanística de Colombres e hicieron de la aldea una nueva villa, no por ello estaba el territorio, ni mucho menos, alejado de los episodios históricos más determinantes de aquellos siglos: En el año 1376 se concede a los habitantes de Ribadedeva el privilegio de nombrar a sus propios jueces y oficiales concejiles, no estando obligados a salir fuera de este territorio a acudir a juicios, emplazamientos o llamamientos, salvo los casos de apelaciones ante la misma corte. El documento verdaderamente lo que hacía era avalar o confirmar unos derechos o libertades que ya veían de atrás legitimadas por el «uso y la costumbre»

La existencia de dos villas portuarias muy cerca, con carta puebla y aforadas, debió influir bastante para no se crease ninguna nueva intermedia que les hiciese sombra o, sino a ellas, a los derechos de los grandes terratenientes laicos y monásticos que tuvieron grandísima influencia hasta bien entrado el siglo XIX

A lo largo de la calle sigue extendiéndose el terreno de los antiguos jardines de la Casa ElCantu cerrados con verja. Este es el portón de acceso al albergue, que debió serlo antaño a las antiguas cocheras, que estarían al fondo a la derecha

Aprovechamos para ver la fachada occidental de la Casa, más sobria, aunque admiramos la torre cuadrada en todo su esplendor, con su mirador-terraza en lo alto

La calle Lamadrid sigue llana y recta camino del centro urbano, que empezamos a ver a lo lejos

Antes de los indianos, en el siglo XVIII, el territorio es denominado Real Valle de Ribadedeva, no estando sus habitantes, hidalgos, al señorío de la nobleza, conservándose un registro de hidalguía de los años 1615 a 1827

Un episodio fundamental en la historia de villa y concejo fue la mencionada defensa que hizo en la Guerra de la Independencia el general Ballesteros en este frente contra los franceses del general Bonet, atrincherándose en Colombres con 6.000 soldados. Al romper la resistencia las tropas napoleónicas realizaron duras represalias, llegando a hacer desaparecer incluso un pueblo entero, San Juan, que luego se reconstruyó en otro lugar. Muchos ancianos, mujeres y niños, se refugiaron en la Cueva del Pindal, cerca de Pimiango

La Guerra de la Independencia dio paso a las disputas, y nuevas guerras, entre liberales y absolutistas. Coincidiendo con las primeras desamortizaciones se producen una serie de grandes cambio geo-políticos y administrativos. Ribadedeva y Peñamellera vuelven a pasar a Asturias y acto seguido se constituyen los actuales ayuntamientos mientras aún actúan, brevemente, las partidas carlistas, rápidamente sofocadas. Casi inmediatamente de este periodo puede decirse arranca la época indiana propiamente dicha

La práctica totalidad de las casas, algunas con terreno y jardín, tienen «aire indiano». pues estos americanos, como también se les llamaba, emigrantes a ultramar, preferentemente desde mediados del siglo XIX a las primeras décadas del XX, dejaron su impronta tanto en nuevas mansiones como en mejorar las existentes, así como otras muy numerosas obras y edificios públicos, influyendo en los gustos de los no emigrantes, si bien puede decirse que no habría familia sin que algún miembro hubiese hecho las Américas

Sin idealizarlo, con sus pros y contras, fatigas, penurias, éxitos y fracasos, órdagos y cambalaches, aquel periodo de los indianos supuso que, para mucha gente de escasos recursos, o incluso gente que aunque parecía tenerlos le tocarían en herencia pocos a repartir, tuviese una oportunidad de cambiar de vida fuera de las que debieron ser férreas y estancas clases sociales del Antiguo Régimen, con unos usos y costumbres aún muy similares a los de la sociedad feudal. Ello supuso toda una ruptura, independientemente, decimos, de otras consideraciones, pues el tema de los indianos, origen, motivos, desarrollo y final es inagotable

Hemos de volver a Marí Cruz Morales cuando resume magistralmente en una frase el ideal que los movía a casi todos, que lo lograsen o no, o que lo mantuviesen, cuánto y cómo, queda al debate de la historia, pues dependería, eso sí, de cada caso personal:«Buscaban fortuna y huían del hambre y del servicio militar obligatorio. Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron su nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas»

En Colombres y Ribadedeva existen rutas expresamente dedicadas a conocer el legado indiano en base a su arquitectura. Aparte de los emblemáticos edificios reseñados y destacados en las guías podremos ver en estos paseos otras muchas edificaciones y elementos que delatan su inspiración e influencia

Aquí por ejemplo una magnífica casa de corr4edor y columnas de madera, puertas y ventanas adinteladas en el piso bajo y buhardilla en el tejado une elementos tradicionales y señoriales con un pequeño pero frondoso jardín que atraviesa un pasillo enlosado que comunica la casa con la calle

Seguidamente un palación rural, con un espacio delantero cerrado por muro y verja con portilla y portón: Santo Antonio

Llaman la atención sus cinco balcones, no salientes, en esta fachada que mira a la calle

Debajo de los dos primeros a la izquierda está la puerta de la casa, debajo de los tres de la derecha otras tantas ventanas

Azulejos con el nombre de la casa

El portón sería el acceso a los carruajes y vehículos, función que sigue teniendo en nuestros días

Llegamos ahora a un grupo de casas que forman a la derecha de la calle un grupo o fila, deben ser bastante antiguas en origen, si bien evidentemente bastante reformadas a lo largo del tiempo

Llama la atención este portón con tejadillo, la forma de la puerta parece segur parámetros del siglo XVI. Elucubrando alegremente nos gustaría pensar que ante ella pasaría Carlos I en 1517… ¿quién sabe, quién lo vio?

Entendemos es un rincón especialmente entrañable, a veces el esplendor de grandes quintas legendarias nos deslumbra y no nos deja ver ejemplos aparentemente más modestos como este. a nuestro modesto entender, precioso conjunto de viviendas

En los bajos hubo tiendas y tascas. Una gran bandera de México anuncia un restaurante de esa nacionalidad, reminiscencia de toda una historia de emigrantes El Mexicano de Colombres

Balcones, cortafuegos y corredores componen una bella estampa que admiramos según pasamos delante de este grupo 

El historiador Luis Antonio Alías dice en su libro El Camino de Santiago en AsturiasItinerarios:

«La capital del concejo de Ribadedeva, entre casitas tradicionales de corredor y cortafuegos concentra alguno de los mejores ejemplos de la arquitectura promovida por los emigrantes que hicieron fortuna en ultramar. Es lógico, portan to, que la patria de magnates casi legendarios como don Íñigo Noriega sea, al contar con el Archivo de Indianos,  centro de estudios y de encuentros sobre tan importante capítulo de la historia asturiana»

A la izquierda un gran caserón son en realidad dos viviendas: Las Casas Gemelas de Florencio Noriega, también llamadas La Farmacia, de finales del siglo XIX. Tienen un gran jardín cerrado por alta tapia en la que crece la hiedra

Dentro de su cierta sobriedad conceptual destacan por su originalidad en el conjunto de Colombres las dos buhardillas que sobresalen de la fachada principal

Frente a ellas la calle se ensancha en una pequeña explanada en un cruce, justo antes de la Plaza Manuel Ibáñez, el corazón de Colombres, cuyos árboles ya vemos de frente

Pasando ante las Casas Gemelas nos percatamos de otra de sus características, su perfecta simetría, tanto en las buhardillas como en los balcones salientes

Detalle de las buhardillas. En Ribadedeva. La Huella Indiana las explican así:

«Lo mas sobresaliente y acertado de este edificio es cómo los perfiles de la cubierta se animan hacia la calle, con la prolongación de dos buhardillas voladas que interrumpen la continuidad de los aleros y dejan espacio para unos huecos acristalados bajo las buhardillas, que están mostrando la búsqueda de mayor iluminación y confort en los interiores»

Y respecto al edificio, que mira al otro lado a la Quinta Guadalupe, leemos esto:

«Es un notable edificio doble, de la primera etapa de las construcciones de los indianos de Colombres, y corresponde a finales del siglo XIX. Situado en la calle Lamadrid, su jardín aterrazado y descendente proporciona una amplia panorámica sobre el parque de la Quinta Guadalupe. En el muro con verja, tan característico de estos jardines interiores, se abre una artística puerta de rejería con las iniciales F. N., algo que era muy frecuente para evidenciar el sello de propiedad. 

 Son dos edificios gemelos contenidos en un único volumen, con unos alzados regulares y sin apenas ornamentación. Los huecos se disponen en perfecta simetría, duplicando una composición que consta de una puerta central -a la que se accede por escalera- y sobre ella un balcón con antepecho saliente de hierro; a los lados ventanales también rectangulares en ambas plantas»

Enfrente, en la explanada citada está El Correo, negocio de Estanco y supermercado fundado en 1915 por Jesús Gutiérrez, regentado en nuestros días por Asun y Azucena. Es una «tienda como las de antes», tal y como leemos en páginas como Guía de Asturias:«Si la veterinaria es un grado este sería el capitán general de los estancos de la zona, casa fundada en 1915 por Jesús Gutiérrez, este estanco multiservicios que continua de forma ininterrumpida en manos de sus herederos ha adaptado su oferta de productos a los nuevos tiempos y costumbres. Situado en el camino de Santiago, a su paso por Colombres, es parada casi obligatoria de peregrinos gracias al excelente trato dispensado por Asun y Azucena. Estanco donde adquirir, los cada vez más difíciles de obtener, sellos y postales, encontramos así mismo una frutería con piezas de excelente calidad y precio, material de ferretería, lo mejor de los productos asturianos e incluso esos artículos de consumo necesarios en el día a día de una familia y que encontraremos en este surtido supermercado»

Muchos indianos retornados con cierta fortuna fundaban tiendas y negocios, normalmente de ultramarinos y que en origen fueron tienda-bar, algunos aún se conservan

Desde El Correo seguimos de frente a la izquierda de esta casa, yendo a la plaza

Admiramos de frente toda la gran fachada de las simétricas Casas Gemelas y sus buhardillas. Florencio Noriega de la Vega fue un comerciante que hizo buenos negocios en Ribadedeva, Peñamellera y Cabrales entre los años 1840 y 1880, lo que le dio una gran influencia política, llegando a ser alcalde y diputado. En Patrimonio Indiano, de Pablo Cueto Parcero y coordinado por Marisa López Diz, nos relatan su estructura:

«En la década de los 90 del siglo XIX se emprendió la construcción de la casa que finaliza en 1896. Se trata de una magnífica construcción que contaba con la privacidad de dos viviendas, incluso accesos independientes pero que, al tiempo, se podían unir formando una gran palacio para lo que disponían de un jardín de uso común. 

Las fachadas de ambas construcciones se encuentran ubicadas al norte, orientadas al Camino Real a tiempo que se destinó el flanco oeste para cuidar la fachada que tiene la misma orientación que la portada de la iglesia, siendo los lienzos restantes los que están ocupados por miradores de gran tamaño que le permitía disfrutar de las vistas del Cuera al sur y del camino a Unquera al este. 

Se trata de dos edificios gemelos contenidos en un único volumen. De sobria composición, presenta características de la denominada arquitectura indiana en sus elaborados aleros. Edifico levantado sobre cuatro plantas en la fachada posterior y tres en la principal. 

Son dos edificios gemelos contenidos en un único volumen, con unos alzados regulares y sin apenas ornamentación. Los huecos se disponen en perfecta simetría, duplicando una composición que consta de una puerta central -a la que se accede por escalera- y sobre ella un balcón con antepecho saliente de hierro y los lados ventanales también rectangulares en ambas plantas. 

Destacan los cuerpos abuhardillados que vuelan sobre la línea de la fachada, disponiendo de dos vanos de iluminación, uno bajo la cornisa y otro sobre ella este último provisto además de un sistema de cierre o persianas que impide la entrada de frío y humedad en la estación más rigurosa del año»

Un poco más allá asoma una de las torres de la iglesia de Colombres, mirando a la plaza y, a lo lejos la Sierra Cuera

A la derecha, otra preciosa fila de edificios tradicionales restaurados

Además de los vanos adintelados y algún cortafuegos llama bien la atención esta galería mirando a calle y plaza

A la izquierda, la fachada oeste de las Casas Gemelas de Florencio Noriega, también con dos balcones salientes en el piso alto

A la izquierda la iglesia parroquial de Santa María de Colombres, construida en el siglo XIX con patrocinio del Conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, y proyecto de Darío de Regoyos Molenillo (padre del pintor Darío de Regoyos y Valdés) sobre un templo anterior mucho más pequeño ya citado en el archivo parroquial del obispo Gutierre de Toledo en 1385. En el relato de Laurent Vital sobre el paso y estancia de Carlos I en septiembre de 1517 hay una pequeña referencia hecha de pasada

En esa centuria del XVI el citado Toribio de Escalante (el Veinticuatro de Sevilla) mandó construir  una capilla, dedicada a la Concepción, al tiempo que inauguraba una obra pía para las doncellas de su familia. En 1625, en visita del obispo Don Bernardo Caballero de Paredes, reflejada en el Primer Libro de Fabrica, recogido por José A. Samaniego Burgos, se lee que el prelado promovió en ella diversas obras

«…mandó que la ventana que está en la Capilla Mayor se haga mayor por causa de la poca luz que da. Ítem mandó su Señoría que todos los que se enterraran en la Capilla Mayor (paguen) seis reales para la fábrica; y de allí abajo a tres; y de más abajo a dos reales, y los que están debajo de la tribuna no paguen nada, según hasta ahora se ha acostumbrado»

 También menciona a la capilla fundada por Toribio de Escalante, El Venticuatro:

«Íten mandó Su Señoría que las veinticinco Misas que se han de decir cada mes en la Capilla del Venticuatro se digan según y como el fundador lo tiene mandado, los días de fiesta antes de la Misa Mayor y los domingos después de la Misa del Pueblo» 

Asimismo mandaba comprar soga para, según las Constituciones Sinodiales de 1602, «poder tocar las campanas en las Misas de Ánimas y de Nuestra Señora que se dicen para los cofrades». La norma, siguiendo el Concilio de Trento, estipulaba que eran necesarias para tocar, desde abajo y con cuerdas,  las campanas de volteo que estaban en las torres

Sobre la Obra Pía de Doncellas de la que Toribio de Escalante y Mendoza era fundador, existe en el dicho Archivo Diocesano un libro con estas dotes entre los años 1743 a 1856 también estudiado por Samaniego que dice…

«… poner en este libro los nombramientos que se hicieran de doncellas y recibos de percepción de los efectos que para su satisfacción se están asignados en este valle por convenio entre los interesados y el párroco»

En la última dote plasmada, de fecha 30 de noviembre de 1856, firma Juan Fernández, marido de Isabel Rodríguez, quien recibe de don Manuel Díaz Borbolla, apoderado del señor Conde de Peñaflorida, de 360 reales de vellón en razón de la dote otorgada por don Toribio de Escalante y Mendoza

De la vieja iglesia el padre Francisco Martínez Marina, jurista, historiador del Derecho y filólogo, escribe en el siglo XVIII, en sus célebres Papeles de Marina que es «de muy miserable construcción y de corta extensión, que no cabe en ella el vecindario». Ello sería el motivo de la ampliación auspiciada por el Conde de Ribadedeva en la centuria siguiente, a la que seguiría, en ese mismo siglo XIX, la construcción de su grandes torres con proyecto del arquitecto Darío Regoyos Morenillo, de honda inspiración barroca, que vienen a ser el elemento más destacado de la iglesia. Vemos en Ribadedeva. La Huella Indiana:

«La fundación de esta iglesia ya consta en el siglo XIV, aunque fue objeto de numerosas reformas y ampliaciones a lo largo del tiempo. Una de las más importantes se llevó a cabo a finales del siglo XIX con las aportaciones económicas de Manuel Ibáñez Posada, Conde de Ribadedeva. El conde encargó al arquitecto Darío de Regoyos Molenillo, padre del famoso pintor riosellano, la remodelación de la fachada.

De este momento procede esta parte de la iglesia, concebida con cuerpo central y dos torres-campanario de gran monumentalidad y estilísticamente próxima al barroco. En el interior, y por las mismas fechas, se añadió la capilla de la Virgen (en 1890). Destaca su amplio crucero con cúpula de media naranja sobre pechinas, decorada con representaciones de los evangelistas. La cabecera con bóveda de cuarto de esfera se enriquece en el interior con pinturas murales imitando ricos contraplacados»

Según dejamos la calle Lamadrid seguimos cuesta abajo hacia la izquierda, ya en el centro mismo de Colombres

Efectivamente el Camino sigue recto en esta bifurcación, a la izquierda calle abajo 

En medio de esta curva hay, cerrada por barandilla, una llamativa composición artística y señalética de inspiración jacobea, grande y visible referencia orientativa a los peregrinos

En el suelo de cantos rodados unas barras componen la forma de la concha de los caminos jacobitas

Los rayos de la concha formados por esas barras o listones acaban al pie de un poste con la flecha amarilla y de nuevo la clásica concha jacobita, esta la de los colores azul y amarillo del Consejo de Europa que suele verse en la señalética oficial

Bien informados por esta señalización continuamos pues calle abajo

A la izquierda contemplamos la gran fachada principal de la iglesia con sus dos enormes torres, así comentada también en Patrimonio Indiano:

«La fachada principal presenta dos torres cuadradas de tres pisos en los flancos y los pináculos piramidales que rematan las cúpulas. Es piedra dura, consistente, de sillares en perfecto orden y bien unida al suelo sobre la plaza principal de la villa. 

El cuerpo central favorece la impresión de solidez, gracias a la puerta adintelada y la austeridad de los restantes elementos arquitectónicos. Los muros, todos revocados excepto la fachada principal, encierran tres naves, con dos capillas laterales, crucero destacado y sacristía adosada a la cabecera. Desde el lateral puede verse una tercera torre o cimborrio que destaca sobre el crucero»

A la derecha acera, muro y jardín cerrado por verja

Por estas calles en torno a la Plaza Manuel Fernández Posada encontraremos varias tiendas y comercios, donde podremos comprar o tomar algo, para continuar luego camino de El Peral, La Franca y Santiuste, puerta ya de Llanes

En el campo que habría antes de esta plaza-parque se celebraría la bienvenida Carlos I para pasar la noche del 28 de septiembre de 1517. Su cronista y acompañante en el gran séquito, Laurent Vital, nada parecía agradarle en este viaje y así lo plasmó en su escrito en el caso de este pueblo… «una mala aldea o cabañal llamado Colombres». En el siglo XIX,  Rafael Sarandeses, en la obra Asturias de Bellmunt y Canella escribe cómo fue aquella llegada:

«Al llegar el cortejo a esta aldea se hallaron con la comida dispuesta, bailando las jóvenes en la plaza bajo los balcones de la casa donde posaba el monarca, dirigidas por una vieja solterona que asombró a los presentes con su arte coreográfico y mímico. Al terminar, se arrodillaron las bailarinas y gritaron por tres veces: «Viva el rey don Carlos! ¡Y su hermana doña Eleonora»

Vamos hacia La Barata, histórica casa de comidas que mira a la plaza, encantador bar de pueblo con comedores en el mismo bar, en el piso alto y terraza en la calle

En el Gran Atlas del Principado de Asturias de Ediciones Nobel se nos presenta así Colombres:

«El pueblecillo o aldea llamado Colombres, en que pernoctó la noche del 28 de septiembre de 1517 la comitiva del joven monarca Carlos I, debe su actual fisonomía a la labor edilicia y filantrópica desarrollada a finales del siglo XIX por los indianos que urbanizaron y modernizaron su antiguo caserío. El más destacado fue el banquero Manuel Ibáñez Posada, primer conde de Ribadedeva»


El Camino dejaría aquí la plaza, siguiendo de frente todo recto por la calle Pío Noriega. Pero nosotros, antes de continuar, vamos a proponer, como ya hemos dicho, visitar la Quinta Guadalupe y de paso otros lugares y monumentos de interés del centro de Colombres:
LA PLAZA MANUEL IBÁÑEZ POSADA, LA QUINTA GUADALUPE Y OTROS PALACIOS INDIANOS

Si posponemos pues unos instantes nuestra salida de Colombres, yendo hacia la Quinta Guadalupe conoceremos este bello parque-plaza. Aquí está por ejemplo el edificio de Correos y, más a la izquierda, el 

 del Ayuntamiento de Ribadedeva, construido entre 1895 y 1901 en estilo clasicista, con los soportales tan empleados en aquellas décadas en numerosas consistoriales asturianas. Es obra del arquitecto santanderino Casimiro Pérez de la Riva, que contó, recalcamos, con la colaboración de Manuel Posada Noriega

Había en Colombres una casa consistorial muy antiguo que había sido declarada en ruina, por lo que el conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada, había manifestado la necesidad de unos nuevo, apoyando su construcción Alcalde de Ribadedeva, Manuel García, solicitó por escrito al Gobernador de la Provincia, el 21 de diciembre de 1897, permiso para derribarla, lo que le sería concedido, siendo subastados los materiales del viejo ayuntamiento el 5 de enero de 1898. En Patrimonio Indiano, Pablo Cueto Parcero y Marisa López Diz nos explican cómo, de paso, se decidió construir también una nueva plaza para el mercado dominical, que hasta entonces se celebraba en las calles del pueblo o en el campo de la iglesia:

«Iniciados los trámites legales para la edificación, el objetivo ya no sólo fue la construcción de este edificio que albergaría las oficinas municipales, el salón de sesiones y además el juzgado y la cárcel, sino que también se concibió la idea de construir una plaza pública, inmediatamente anterior al Ayuntamiento de Colombres, que no sólo dignificaría el consistorio sino que además se convertiría en el centro neurálgico de la población. 

Era también el lugar más indicado para la celebración de las ferias dominicales, que hasta el momento se realizaban en las calles del pueblo o en la entrada de la iglesia. Esta plaza sería también el emplazamiento más adecuado para albergar una fuente con un pedestal en el que se levantaría una estatua al Conde como agradecimiento»

 Además del beneficio de la venta de los materiales del antiguo, el conde Ribadedeva se hizo cargo de todos los gastos de construcción. Destacan en el consistorio estas formas comunes a otros ayuntamientos asturianos construidos en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX: el 

pórtico abierto con arcos sobre pilares y rematado por frontón, de un «contenido clasicismo»:

El edificio se distribuye en dos plantas: bajo y piso noble, con una buhardilla:

«La planta baja asoportalada, con arcos de medio punto, da acceso a un atrio en el que se abren las puertas y vanos respectivamente, el central destacado en su portería y con una placa sobre su dintel; un gran friso marcaría la separación con el piso noble, en donde los vanos alcanzan una magnitud proporcional a las puertas del piso bajo y su número impar, cinco, permite destacar el central con una balconada -imprescindible para las funciones del ayuntamiento- a la que se añaden dos pilastras para resaltar el cuerpo. Por último el bajo cubierta, con vanos más pequeños, vendría rematado por una techumbre a dos aguas. 

El cuerpo central comienza a destacarse desde la planta baja, en la que se utilizan dos ménsulas directamente apoyadas sobre la línea de imposta sumamente resaltada, estas ménsulas adquieren su continuidad a través del desarrollo de las pilastras, que forman una prolongación en dos más pequeñas en el piso del bajo cubierta, rematándose en frontón. 

En su distribución interior el espacio intentará dar cabida a todas las necesidades propias de los trabajos del cabildo, al mismo tiempo que ser lugar de emplazamiento de la cárcel y del juzgado. De ahí que el proyecto de Casimiro Pérez de la Riva ya incluya estas dependencias en el trazado. 

La obra en su conjunto no difiere en general de las realizadas para los edificios de ayuntamiento a lo largo del siglo XIX. Hay que tener en cuenta además que las necesidades específicas creadas por el órgano municipal debían de ser cubiertas, lo que limitaba considerablemente la imaginación del arquitecto a la hora de proyectar su interior.

El modelo que aplica Pérez de la Riva en la casa ayuntamiento de Colombres ya lo habría utilizado en el edificio para el cabildo de Suances en 1886″

Mirando al Ayuntamiento la estatua de Manuel Ibáñez Posada, el indiano gran benefactor de Colombres, impulsor de las obras de consistorio y plaza, esta también proyectada por Pérez de la Riva: 

«La obra que se proponía realizar Casimiro Pérez de la Riva con la plaza pública, era conseguir además del ornato suficiente para la población, un lugar adecuado donde llevar a cabo el mercado semanal de Colombres, cuya situación hasta el momento era muy precaria y de poca holgura. El emplazamiento elegido era considerado como el más apropiado, no sólo por el espacio que permitía obtener a base de donaciones de terrenos y de expropiaciones, sino también porque era el centro neurálgico de la población, en él se hallaba la casa consistorial y además la iglesia parroquial, lo que permitiría conseguir el espacio perfecto para la celebración del mercado dominical de Colombres. Pérez de la Riva señala además en su memoria: «rodeado de edificios y vías públicas, acusa en su forma topográfica una depresión central que le da aspecto de anfiteatro, cuya forma se utiliza para el perímetro de la plaza, por ser la que más armoniosamente responden así a las condiciones altimétricas como a las planimétricas, dada la irregularidad de alineaciones en los edificios que la rodean»

La plaza es de configuración oval y estaba en una abrupta hondonada donde se jugaba a los bolos. Calles y caminos confluirían en ella ordenándose bajo su simetría en el mismo centro de Colombres: La obra que proyectaba de la Riva consistía en una plaza elíptica trazada a través de un muro de contención sirviendo al mismo tiempo como punto de unión de las vías de comunicación, siguen diciendo Cueto Parcero y López Diz en Patrimonio Indiano:

«Este muro utiliza audazmente unas pequeñas pilastrillas rectas que a la vez que servían de contrafuertes y contención del espacio inclinado donde se realizaba esta zona de ocio, intentaban disimular el carácter funcional del mismo y darle un atractivo decorativo a todo el conjunto. 

Para salvar la diferencia de nivel que existía entre las calles y la plaza y permitir el acceso a la misma, Casimiro Pérez de la Riva diseñó tres escalinatas de sillería, colocadas justo en los lados y frente del Ayuntamiento, formando una composición triangular. El espacio interior de la plaza, está recorrido en todo su perímetro por un pequeño paseo, que además de esta función serviría en los días de mercado para colocar los puestos. El resto del terreno, que en la actualidad es ajardinado, permanecería enlosado y en un plano inferior que la distribución del resto de los elementos» 

La idea detrás de hacer esta plaza y ayuntamiento era, además de su necesaria funcionalidad, la de dotar a Colombres de un aire más urbano dentro de las grandes empresas constructivas auspiciadas por los indianos en aquellos años. No obstante no fue tarea fácil dada la oposición de ciertos propietarios de los terrenos:

«El proceso de construcción de la plaza pública se convirtió en un problema pues muchos de los propietarios de la zona se negaban a la donación de sus terrenos y por consiguientes a aceptar la expropiación, los litigios por estas razones que comenzaron en enero de 1896, se mantuvieron durante todo el año no pudiendo tomar posesión el ayuntamiento de estos terrenos hasta el 19 de agosto de 1897, lo que supuso un retraso considerable en las obra»

Esta hermosa plaza elíptica dispone, además de esas tres escaleras para otros tantos accesos desde las calles colindantes, respecto a las que hay un importante desnivel, fue dotada con 30 farolas de fundición y se plantaron plátanos para dar sombra. Es muy normal que esté ocupada por carpas, toldos, puestos de venta, de las numerosas ferias, mercados y fiestas que en ella se celebran

En 1902 se encargó al escultor Agustín Querol este monumento al primer Conde de Ribadedeva, el tantas veces citado Manuel Ibáñez Posada, nacido en Colombres el 14 de septiembre de 1838 y que con su hermano Luis, como tantos adolescentes de la época, emigraron a América, hicieron gran fortuna y emprendieron numerosas obras en este su pueblo de origen

La estatua, de bronce, está sobre un alto y grande pedestal. En una de sus caras podemos leer: 

LA GRATITUD ERIGIÓ ESTE MONUMENTO

PRIMER CONDE DE RIBADEDEVA

EN MEMORIA DE SU MUNIFICIENCIA

PARA CON ESTE PUEBLO

Al nacer en una familia de varios hermanos y hermanas, esto le impulsó a buscarse la vida, por lo que emigró como tantos asturianos a temprana edad con el menor, Luis, llegando a Cuba a 1845 y pronto, pese a su juventud, participaron en la fundación de empresas manufactureras y entidades bancarias. Luis se quedará en Cuba pero Manuel se irá a México, siendo cajero en el Almacén Mendoza y Sobrino, de los asturianos Manuel Mendoza Cortina y Faustino Sobrino. Manuel llegaría a independizarse y, emprendiendo diversas operaciones mercantiles, se haría propietario de la hacienda azucarera de San Antonio Guahixtia, al fallecer Manuel Mendoza, de quien se había hecho concuño (concuñado)

Luego adquirió la fábrica textil San Fernando, de Tialpan, Ciudad de México, llegando a hacerse un gran industrial textil. Fusionó sus empresas y creó la sociedad de San Antonio Abad, con la más moderna industria textil en la producción de telas finas de algodón, que luego vendería, en 1880, a Íñigo Noriega Laso, emigrante también natural de Colombres, dado que deseaba dedicarse plenamente a la banca, en concreto al Banco Mercantil Mexicano, fundado dos años antes y fusionado en 1884 con el Banco Nacional Mexicano, naciendo el Banco Nacional de México. De esta etapa nos dice su biografía, plasmada en Wikipedia:

«Manuel llegó a México en el contexto del ascenso de los grupos liberales. A su llegada se refugió como cajero en el Almacén Mendoza y Sobrino propiedad de sus paisanos Manuel Mendoza Cortina (1817-1867), de quien después se haría concuño, y Faustino Sobrino (1827-1900). 

En ese contexto hubo una fuerte oleada de migrantes españoles en México: de 6380 en 1877 a 9533 en 1887.​ Los de escasos recursos se refugiaban con paisanos y ahorraban para enviarle a la familia y en espera de mejorar su situación. Los que llegaban con más recursos se establecían en alguna ciudad del país donde se dedicaban al comercio representando a alguna casa fuerte de España y por último los de la élite quienes ocupaban puestos privilegiados.

El nuevo gobierno liberal otorgó grandes facilidades a los portadores de títulos de deuda pública así como en las operaciones de compra-venta de propiedades del clero, ya nacionalizadas. Esto generó gran dinamismo en los negocios y un fuerte desarrollo de la agricultura y la ganadería.

En aquel tiempo existía un principio secular entre los migrantes españoles que consistía en utilizar los lazos de origen común y de parentesco para favorecer la acumulación de capitales. Gracias a este principio, con el tiempo y el ahorro Manuel pudo independizarse y comprar deuda de los acreedores ligados al régimen conservador fungiendo como representante de los acreedores de la convención de 1853. A la sazón también quedó como propietario de la hacienda azucarera de San Antonio Cuahixtla en Morelos al morir su concuño y paisano Manuel Mendoza Cortina.

Su astucia le permitió un rápido ascenso adquiriendo al poco tiempo la fábrica textil San Fernando en Tlalpan, Ciudad de México y luego la antigua fábrica La Teja (1870). En el periodo republicano se distinguió como un gran empresario del ramo textil en un contexto de alta demanda de telas entre la creciente población. Manuel fusionó sus empresas fundando la sociedad de San Antonio Abad, empresa textilera dotada de la maquinaria más moderna para la producción de finas telas de algodón. A mediados de 1880 vendió esta empresa a su paisano español Íñigo Noriega Lasso para dedicar su atención al naciente ramo bancario mexicano»

Seguidamente empezó en los negocios de banca, fundando la Casa Ibáñez y Compañía, especializada en realizar giros a España, algo muy común entre los españoles emigrados, pues independientemente de su fortuna, tenían la costumbre de enviar a sus familias parte de sus ganancias:

«Este tipo de casas de giro tuvieron un papel importante en la expansión del comercio y del crédito en lugares donde había pocos bancos o ni siquiera había. La Casa Ibáñez trabajaba en más de 70 plazas en el país, donde los emigrados podían enviar recursos a España, sin importar el monto. Así, fueron sus clientes desde el ayudante de tendero hasta los grandes capitalistas. Además de giros, extendía cartas de crédito del comercio en general. Hasta antes de que él fundara su Casa, la mayoría de las casas de giro operaba en el ámbito local; su gran éxito fue hacer negocios en el mercado exterior. 

Otra función de estas casas de giros era la de administrar las fortunas de los empresarios que ya no podían seguir trabajando por diversos motivos. Ibáñez logró la confianza de un buen número de ricos asturianos que retornaban a España y le encargaban la administración de sus cuantiosas fortunas actuando como un banquero privado que cuida e intenta aumentar los patrimonios de aquellos particulares que le encargan estas responsabilidades.

En 1883 traspasó sus acciones a su paisano Íñigo Noriega y concentró su capital y esfuerzo en el Banco Mercantil Mexicano, institución fundada dos años atrás. Era el Surgimiento de la banca en México, del sistema bancario porfirista. En 1884, producto de las necesidades de la época y la visión y apoyo del presidente Manuel González y Edouard Noetzlin, representante del Banco Franco Egipcio de capital franco-suizo, el Mercantil Mexicano se fusionó como su contemporáneo, el Banco Nacional Mexicano. La concesión que el gobierno dio a la nueva institución Banco Nacional de México incluyó, entre otras cosas, el monopolio de la emisión de papel moneda y el reconocimiento como intermediario en operaciones financieras, tanto internas como externas. En ese entonces, y durante un tiempo, fungió simultáneamente como banca comercial y banco de gobierno»

En 1888, delicado de salud, Ibáñez Posada regresó a España, siendo a partir de entonces cuando invierte buena parte de su gran fortuna en mejoras en este su pueblo natal. Fallecerá no mucho después, en 1891, con el título de Conde de Ribadedeva que le otorgó Alfonso XIII. En 1902 el Ayuntamiento de Ribadedeva le dedica esta plaza y encarga esta estatua en honor a su memoria, obra del catalán Agustín Querol Subirats:«Con una salud quebrantada, Manuel Ibáñez regresó a España en 1888. Dueño de una gran fortuna, realizó importantes obras de beneficencia en su pueblo natal como el abastecimiento de aguas, el cementerio, reformas en la iglesia, el edificio para la casa Consistorial, etcétera»

No deja de ser interesante conocer que su hermano Luis regresó a España en 1898, tras la independencia de Cuba, fundando en Banco de Gijón en 1899 y participando además en 1900 en la del Banco Hispanoamericano, junto con el vasco Antonio Basagoiti Arteta, sobrino de Ibáñez Posada, siendo los primeros directores

Otra placa en su honor:

AL EXCMO SR.

DON MANUEL IBÁÑEZ POSADA

PRIMER CONDE DE

RIBADEDEVA

1902

Otro muy interesantes datos biográficos los aporta Marí Cruz Morales Saro en la Real Academia de la Historia:

«Nació en la localidad asturiana de Colombres en 1839 pero emigró a los doce años a México, donde encontró protección con el I conde de Mendoza Cortina, que le empleó en su comercio, y casó en 1870 con María Jesús Cortina e Icaza, con quien tuvo dos hijas. Su primer negocio fue la fábrica San Fernando. Viajero incansable entre España y América, extendió sus negocios también a Cuba y Argentina. Éstos fueron sobre todo de fábricas de textiles de algodón, y llegó a tener representantes en Liverpool, Barcelona, Londres y Nueva Orleans. Impulsó grandes negocios de tabaco, café y azúcar, con un comercio internacional de gran envergadura. Fundador del Banco Mercantil de México, fue presidente del Casino Español y formó parte de la Junta Patriótica de la Beneficencia Española. Cofundador del Banco Hispano-Americano con Antonio Basagoiti, su sobrino y apoderado.

En 1886 comenzó a preparar su retiro y se instaló en Madrid, donde adquirió bienes inmobiliarios, y en Colombres edificó el palacete Las Raucas, en el que intervino el arquitecto francés Edouard Brudard en 1888. Conjuntamente con su hermano y socio Luis, urbanizó Colombres, construyendo a sus expensas el Ayuntamiento y una nueva plaza, obra del arquitecto santanderino Casimiro Pérez de la Riva. Esta obra se proyectó en 1895, pero fue llevada a la práctica por sus albaceas, debido a su prematuro fallecimiento.

También financió la construcción del cementerio en El Peral en 1882. En su testamento dejó una importante partida para construir la traída de aguas, que fue acometida en 1891 por parte del técnico belga Juan Knoedgen. En abril de 1889 fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y en enero de 1891 se le concedió el título de conde de Ribadedeva, falleciendo unos meses más tarde»

En otra de las placas leemos:

PARA PERPETUAR LA MEMORIA DEL HIJO DE COLOMBRES

 Sr. Dn. MANUEL IBÁÑEZ POSADA POR SUS BUENAS OBRAS.

 EL AYUNTAMIENTO DE RIBADEDEVA EN LA SESION 

DEL 19 DE JUNIO DE 1885 SIENDO ALCALDE 

Dn. YÑIGO NORIEGA Y MENDOZA

Sobre el artista que hizo la estatua nos cuentan en la página Villa de Colombres:

«Agustín Querol nació en Tortosa (Tarragona) en el año 1860, y falleció en Madrid en el año 1909. Fue un eminente escultor, con importante y variada obra muy centrada en la alta burguesía española, siendo el autor de muchas imágenes de personalidades del momento. Además de escultor, Querol fue Diputado de las Cortes entre los años 1907 y 1909. Uno de los encargos que recibió fue la creación de la escultura destinada a perpetuar la imagen de Manuel Ibáñez Posada, primer Conde de Ribadedeva. Desde el punto de vista de la Historia del Arte y y de sus críticos, Agustín Querol está poco valorado debido a que su trabajo se centró en exaltar y glorificar a la alta burguesía del momento.

Y este fue el proceso de Querol para realizar esta estatua…

«Antes de la ejecución definitiva, Querol creó una copia en barro para mostrar el resultado final que iba a tener la obra, cuyo material definitivo elegido era el bronce, para después hacer una presentación oficial con la idea de mostrar en apariencia lo que iba a ser el proyecto final»

Fue cuando se culminó la construcción de la plaza cuando se proyectó este monumento en honor del conde-indiano benefactor. El proyecto original preveía hacer un estanque también ovalado, siguiendo la forma de la plaza, a sus pies, pero no llegó a realizarse. La misma página nos informa de cómo se acometieron estas obras:

«El 20 de septiembre de 1901 fue firmado el contrato para la construcción de la nueva Plaza del Ayuntamiento, con un plazo a ejecutar de seis meses, documento firmado por el Presidente, Don Ceferino Barros, y el contratista, que en ese caso fue el afamado maestro de obras Manuel Posada Noriega

. El primer punto del contrato determinó que la futura plaza debía llevar en su parte central un escultura dedicada al benefactor local Manuel Ibañez, además de indicar expresamente que el autor de la escultura debía ser Agustín Querol. 

La construcción de la plaza ovalada culminó en el año 1902, y en ese mismo año la escultura que iba a ocupar el centro geométrico fue terminada. En Agosto de 1903 la obra escultórica fue inaugurada mediante unos grandes festejos celebrados en la Plaza del Ayuntamiento de la Villa de Colombres. Concretamente se celebraron tres días de festejos los días 23, 24, y 25 de Agosto de 1903, con bailes populares en la nueva Plaza, cohetes, globos, e iluminación eléctrica. La escultura fue descubierta el 24 de Agosto de 1903, justo después de terminar una solemne función religiosa, finalizando el día con unos vistosos fuegos artificiales. Los fuegos y los bailes se repitieron el día 25 de Agosto, además de celebrar carreras de cintas a caballo»

Desde la estatua tenemos buenas vistas de la iglesia parroquial, cuya profunda reforma apadrinó también Manuel Ibáñez Posada

Es de estilo neobarroco, con sus dos torres y capillas laterales. Además de que el templo antiguo se había quedado pequeño, se supone habría resultado afectado por la francesada, lo que explicaría unas primeras obras, anteriores a la transformación posterior, afirman Pablo Cueto Parcero y Marisa López Diz en Patrimonio Indiano:

«En ningún caso podemos confirmar la construcción de una nueva iglesia como en algunos lugares se apunta. En aquella centuria, tal y como puede comprobarse en los libros de fábrica, lo que se produjo fueron ciertas intervenciones sobre espacios preexistentes, y que pueden confirmarse a partir de la destacada capilla dedicada a la Virgen del Carmen, a la remozada capilla de Fátima y el pórtico sur. Pocas noticias más se pueden aportar hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando las fuentes bibliográficas y documentales de los Ibáñez Posada señalan su intervención en la Iglesia»

A la derecha de la iglesia tenemos el portón de acceso a la Quinta Guadalupe, hacia la que nos dirigimos

Para ello subimos una de las escalinatas que salvan la diferencia de altura entre la plaza y la calle

Justo frente a ella, cruzamos y vamos de frente al portón de acceso a la finca de la quinta con sus jardines y arboledas que ya divisábamos desde El Cantu, famosos por sus especies exóticas y autóctonas. El haber sido proyectada como quinta de recreo hizo que se prestase muy especial atención al uso y ornato vegetal de la extensa finca en torno a la casa

Tras la rehabilitación de la quinta, su dirección, la del archivo y museo, realizaron nuevos aportes al jardín, siempre dentro de la tradición arbórea de los jardines de los indianos

Antes de cruzar, vamos a ver a nuestra derecha La Casona, edificio muy importante pues es el más antiguo ejemplo de arquitectura indiana en Colombres, construida en 1877 la para Íñigo Noriega Mendoza, tío de Íñigo Noriega Laso, que tras su regreso de América fue Alcalde de Ribadedeva. La Casona es anterior incluso a la urbanización de esta plaza, es más parte de su antiguo solar fue cedido para su construcción. En La Casona vivió el alcalde con su mujer Teresa Ruiz Noriega. Leemos en Patrimonio Indiano:

«Este emigrante que a su regreso llegó a ser alcalde de la villa, fue uno de sus máximos contribuyentes, impulsando la renovación de la hacienda pública, los equipamientos y favoreciendo cualquier iniciativa que supusiera un beneficio para la villa»

En los albores pues de la época dorada de los indianos, el edificio, aunque grande y elegante, aún no tiene esa evolución en tamaño y filigranas que ostentarían después otras casas de americanos

«La casa es un modelo de arquitectura muy sencillo en cuanto a sus planteamientos pues se trata de una vivienda de planta rectangular con tres alturas y bajo ierta abuhardillado. Presena cuatro plantas, grandes huecos rasgados en balcones y un interesante jardín, cerrada en su parte delantera con verja. Los interiores, en especial el magnífico salón, estuvo amueblado con todo lujo. Destacan en él la sillería isabelina, la gran alfombra, espejos, lámparas y velador central. Tiene un pequeño oratorio o capilla privada, que era muy frecuente en estas residencias» 

En la parte trasera dispone de de una grande y preciosa galería de madera. En Ribadedeva. La Huella Indiana, M. Cruz Morales nos dice esto:

«Su propietario fue un personaje destacado, alcalde y uno de los primeros benefactores que procuraron el desarrollo de la villa. Hombre de gran fortuna ya figuraba entre los tres mayores contribuyentes en 1887. Construyó una gran casa, sencilla en el exterior y muy lujosa en el interior

Es un edificio de grandes dimensiones, simetría y gusto clásico en la fachada a la calle, y dotada de una amplia y exquisita galería de madera en la posterior. Presenta cuatro plantas, grandes huecos rasgados en balcones y un interesante jardín, cerrado en su parte delantera con verja y portada adornada con floreros y en los laterales muros de piedra. Los interiores, en especial el magnífico salón, estuvo amueblado con todo lujo; destacan en él la sillería isabelina, la gran alfombra, espejos, lámparas y velador central, seguramente todo ello adquirido en Barcelona, Madrid o París. Tiene un pequeño oratorio o capilla privada, que era muy frecuente en estas residencias»

Salvo por obras, mantenimiento u otras circunstancias, el portón de la Quinta Guadalupe suele estar abierto dentro de un horario, por lo que constituye un verdadero parque público muy ameno de recorrer

A la entrada hay un monumento dedicado a los emigrantes. Antaño solían solamente hacerse a su vuelta a aquellos que volvían con fortuna y luego destacaban especialmente en sus facetas filantrópicas, este es un emigrante anónimo en el momento de partir saliendo del pueblo, aún con la boina puesta, despidiéndose con una mano y con la otra llevando la única maleta de su escaso equipaje

El Monumento al Emigrante es una obra en bronce del artista Ramón Alzola, también pintor y poeta, e inaugurado el 10 de julio de 2021. Se destaca es un monumento a los emigrantes en general, no exactamente y solo a los indianos, que serían los que harían, una vez allí cierta fortuna

Representa a un vecino que se va, ya en plena madurez según revelan sus rasgos. Hemos conocido historias de indianos de todas las edades, hasta mayores de 60 años (estos poco habituales), pero llama la atención la gran cantidad de adolescentes y preadolescentes que se iban por los motivos reseñados, los económicos, buscado ganarse la vida en unos países que ofrecían oportunidades, y los sociales, huyendo de un duro servicio militar de varios años. De alguna manera, este gesto es también un saludo y bienvenida a esta quinta y sus jardines, que nos disponemos a descubrir

Íñigo Noriega Laso (o Lasso), el fundador de esta Quinta Guadalupe, era uno de aquellos emigrantes-niño, al igual que los cuatro hermanos con los que compartió singladura, mientras que su tío, con quien embarcaron en 1868, representaría a los que ya se habían ido allí, tenían un negocio, venían cada ciertos años de visita y volvían con algún familiar. Íñigo nació aquí en Colombres el 21 de mayor de 1853. Había estudiado en el convento de Viaceli en Cóbreces y su marcha tuvo que ver con las facilidades que el gobierno mexicano estaba dando para atraer capitales y pobladores extranjeros con grandes beneficios fiscales. Así, en Ciudad de México, el joven Noriega empezaría  trabajando, como era habitual, desde abajo, fue cantinero, comerciante, vendedor de tabaco, etc. y con 18 años, en 1871, ya tenía su propio negocio, la tienda-bar El Borrego, de la que se dice llegó a quitar las puertas para evitar una orden gubernativa que obligaba al cierre de las cantinas a cierta hora

Dentro de una biografía en la que es imposible separar la realidad de la fantasía, se dice que fue en esa época cuando conocería a Porfirio Díaz, quien sería dictador de México entre 1876 y 1910. Tal vez eso le favorecería cuando se fijó en unas ponzoñosas marismas cerca de la ciudad, que adquirió a buen precio y desecó paulatinamente hasta hacer una hacienda agrícola con la que ganó, el primer año, un millón de pesos en maíz. Se trataba del gran Lago de Chalco o Xalco, de más de 10.000 hectáreas al sureste del Valle de México, cuya concesión le fue concedida. Su compañía se llamaba Negociación Agrícola de Xalco y Anexas. Leemos en Wikipedia:«En 1880 formó parte de una sociedad con su hermano Remigio Noriega, que adquirió varias propiedades que habían sido arrebatadas a las comunidades de los municipios de TláhuacChalco y Xochimilco. Noriega presionó además para que desapareciera el municipio de Tláhuac —que se había opuesto a la privatización de los bienes comunales dispuesta por la Ley Lerdo y representado un gran obstáculo al crecimiento de las propiedades del español— lo que ocurrió efectivamente en 1902, cuando la reorganización del Distrito Federal suprimió las municipalidades de Tláhuac y Míxquic»

Con su hermano Remigio Noriega puso en marcha en 1880 la sociedad Compañía Industrial de Tejidos e Hilados San Antonio Abada, con 2.000 empleados más una empresa minera y de caña de azúcar con otros 1.600 trabajadores, llegando a ser un gran terrateniente con numerosas haciendas y explotaciones. Porfirio Díaz ampararía sus negocios y los apoyaría hasta límites insospechados, tal era su poder que llegó a tener un ejército propio de 250 hombres pare defender sus territorios y un ferrocarril para comunicarlos, No es raro que fuese llamado El segundo conquistador de México:

«En 1880 formó parte de una sociedad con su hermano Remigio Noriega, que adquirió varias propiedades que habían sido arrebatadas a las comunidades de los municipios de TláhuacChalco y Xochimilco. Noriega presionó además para que desapareciera el municipio de Tláhuac —que se había opuesto a la privatización de los bienes comunales dispuesta por la Ley Lerdo y representado un gran obstáculo al crecimiento de las propiedades del español— lo que ocurrió efectivamente en 1902, cuando la reorganización del Distrito Federal suprimió las municipalidades de Tláhuac y Míxquic.

El gobierno de Díaz favoreció de forma relevante a Noriega. La fortuna de este español comprendía numerosas fincas en los estados de MéxicoMorelosTlaxcalaChihuahuaTamaulipas y la Ciudad de México. En esta última entidad federativa destacan las haciendas de Santa Fe Tetelco y San Nicolás Tolentino, que abarcaba las tierras comprendidas entre Culhuacán y San Miguel Xico. La superficie aproximada de esta propiedad comprende la totalidad de los territorios de Tláhuac y Valle de Chalco, la mitad sur de Iztapalapa y otras porciones de ChalcoXochimilco y Milpa Alta. Dentro de la gran hacienda se encontraban pueblos completos. Además de sus numerosas propiedades rurales y urbanas, Noriega obtuvo la concesión de las vías de ferrocarril a San Rafael Atlixco y Río Frío, que conectaban el valle de México con el de Puebla-Tlaxcala»

Estaba en su apogeo cuando decidió hacer en Asturias esta su quinta de recreo, tal vez con la idea de retirarse a ella en un futuro, cosa que nunca sucedió. Ya hemos dicho que su mujer Guadalupe Castro, falleció en 1904 cuando aún faltaban dos años para su terminación y, en noviembre de 1910. la Revolución Mexicana estalla, Porfirio Díaz renuncia el 25 de mayo de 1911, se exilia en París, y sus grandes aliados y amigos terratenientes son confiscados, entre ellos Íñigo Noriega Laso «Al iniciar la Revolución mexicana, Noriega era uno de los personajes más notables del régimen porfirista. Financió la campaña electoral de Bernardo Reyes en 1910, lo que provocó el disgusto de los maderistas. Estuvo involucrado con Victoriano Huerta e Ignacio de la Torre y Mier en el asesinato de Francisco I. Madero. Las propiedades de Noriega fueron embargadas por el gobierno de Venustiano Carranza, y se asignaron nuevamente a los pueblos que habían sido afectados por el deslinde de tierras entre 1856 y 1910» .

Como Porfirio, Íñigo también se exilio pero más cerca, a Texas, pues esperaba recuperar sus propiedades. Logró regresar a México pero ni se le restituyeron sus haciendas ni vino a Colombres. Falleció en la capital mexicana en 1920,en la casa de una de sus hijas. No está clara la leyenda que afirma que le ofreciese a su amigo el dictador mexicano esta su Quinta Guadalupe para su exilio. Otros muy buenos apuntes biográficos nos los ofrece también María Cruz Morales Saro en la Real Academia de la Historia:

«Paradigma del indiano triunfador, fue conocido como el ‘segundo conquistador de México”. Oriundo de una pequeña villa que entonces pertenecía a la provincia de Santander, en cuyo Convento de Cóbreces realizó sus primeros estudios. Emigró, como parte de su familia, a México, donde consiguió una de las mayores fortunas conocidas en su momento, además del favor del presidente Porfirio Díaz.

Comenzó trabajando en la tienda “La Mariscala”, y con sólo dieciocho años fundó su propio negocio con una tienda de abarrotes llamada “El Borrego”.

El gobierno de Porfirio Díaz le autorizó a desecar el lago Xalco para sembrar maíz y alfalfa y Noriega creó la compañía Negociación Agrícola de Xalco y Anexas. Desde esta operación comenzó una vertiginosa carrera empresarial, con la fundación de fábricas de hilados y tejidos, ingenios de caña en el estado de Morelos, y logró concesiones de minas de plata en Huantla. Sus haciendas llegaban hasta Texas y llegó a tener ejército y ferrocarril (los ferrocarriles de Xalco y Río Frío) privado, que unía sus empresas y haciendas. Edificó su palacio sobre las ruinas del de Hernán Cortés en Xico.

Fundó la ciudad de Colombres en Browsnville (Texas) y Ciudad Reinosa en Tamaulipas, que repobló con numerosos inmigrantes alemanes. Casado con Guadalupe Castro en 1876, tuvo once hijos. La revolución de Emiliano Zapata acabó con todas sus propiedades y se exilió en Estados Unidos. En 1906 había mandado edificar en Colombres la Quinta Guadalupe, actual sede del Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, aunque nunca llegó a habitarla»

A nuestra izquierda, la iglesia parroquial ya construida por entonces en su actual estructura. sería testigo de aquellos trabajos para hacer la Quinta Guadalupe. Parece que alguna de estas capillas laterales, aunque reformadas, obedecen a la fundada por Escalante en el siglo XVI

A su derecha asoma un poco parcialmente una de las Casas Gemelas de Florencio Noriega

Esta fachada sur, más soleada y luminosa, cuenta con bellas galerías en el piso más alto

Cuando en los años 80 del siglo XX se procedió a recuperar la Quinta Guadalupe, estos jardines yacían en el más absoluto abandono, aunque pudo recuperarse parte del arbolado y otros elementos. Dado que se carece de documentación al respecto desconocemos exactamente qué plantas y arbustos tendría y cómo sería su aspecto. Sí sabemos que la intención era que  un gran vergel rodease la vivienda y fuese recorrido por viales que realizasen grandes curvas, muy del gusto de su tiempo

La hortensias sucederían a las que se supone hubo en sus tiempos, así como camelios rododendros, azaleas, cordilines australes, citados en el libro Jardines Clásicos de Asturias, de José Valdeón Menéndez

«Son retazos de una jardinería, que, seguro, debió contar con este tipo de artbustos para otras zonas de la finca, por lo que, en todo caso, habrían de conservarse con celo como testigos únicos y originales de estos jardines»

Como decimos, buena parte de los árboles sí se conservan y son los habituales en estos jardines indianos, destacando por su abundancia las célebres palmeras canarias Phoenix canariensis. Más allá están los cedros de Japón, magnolios, palmitos, la alineaciones dobles de tilos, etc.

Todo estaba bien estudiado: esta es por ejemplo la entrada principal, pero el acceso directo al jardín estaba en un porche lateral, lo que guardaba más la intimidad de sus moradores. Lo conocemos cuando lleguemos a él, pues ni desde la entrada ni desde las casas de la calle Lamadrid llega a verse

Esta fachada principal destaca por su gran torre central en lo alto y entre terrazas, alternando vanos curvos y adintelados y un variado repertorio en madera, hierro, cristal, etc., de ahí que figure como obra ecléctica, una mezcla de varias inspiraciones, como es gran parte de la que tanto gustaban los indianos en sus casas. Se trata de una construcción escalonada en la que además hasta sus cuatro fachadas son independientes. Terminada en 1906, suele atribuirse a Valentín Ramón Lavín Casalís, arquitecto municipal de Santander muy relacionado con las colonias de emigrantes de ultramar, siendo uno de los profesionales que más trabajaron en proyectos para la burguesía santanderina

El mismo acceso a la mansión hace aquí una gran curva. Estamos ante una de las más soberbias edificaciones promovidas por los indianos en Asturias. Tras la muerte de Íñigo Noriega Laso, la Quinta Guadalupe pasó por testamento a sus herederos, pues tenía once hijos legítimos, pero nadie ocupó la siempre inhabitada mansión, perdiéndose muebles y decoración original. 

En esa década de 1920 y tras unos años deshabitada, pasa a ser casa de reposo, hospital neuro-siquiátrico de lujo a cargo de Manuel Noriega, uno de los hijos de Íñigo, siendo su director Manuel Villar Escandón. discípulo del prestigioso neurólogo y psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora, constituyendo su inauguración un sonado acto social. En 1928 el diario ABC le dedicó un amplio reportaje a cuyas fotos, junto con otras de folletos publicitarios, documentos e historia, podemos acceder en Imágenes de la Psiquiquiatría

Por las fotos citadas podríamos deducir que esta residencia estaba dotada del máximo confort y los pacientes ingresados disfrutarían de buenas condiciones e higiene, algo muy alejado de las espeluznantes condiciones de muchos grandes manicomios de la época:«Un contraste que bien puede servirnos como testimonio y ejemplo de que la enfermedad mental, independientemente de la discapacidad funcional que pueda conllevar aparejada, tal y como se representa en el imaginario social, tiene mucho que ver con las condiciones en que ha sido atendida y al deterioro asociado al descuido y falta de estimulación, si no directamente maltrato, en las macroinstituciones manicomiales»

Cuando estalló la Guerra Civil el sanatorio fue confiscado y destinado Hospital de Sangre, siendo los pacientes llevados al Palacio de Vidiago, residencia dela madre del Dr. Villar Escandón y más tarde a una de las galerías de las Cuevas de Margotéu, que por eso llegaría a ser llamada la Cueva de los Locos. Tras la contienda el Estado adquirió la quinta y pasó a ser hogar infantil de Auxilio Social. En 1987 y en colaboración con el Principado de Asturias, la Caja de Ahorros de Asturias y la Universidad de Oviedo, el conjunto es rehabilitado y se dedica a sede de la Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración

A la izquierda de la fachada principal está la fachada este. Como comprobamos, cada una tiene un gusto y estructura diferente a las demás. A la izquierda de ella está el mencionado porche, esquinado, pues también se orienta al sur

Este porche esquinado es cubierto, pues dispone de un tejadillo sostenido por columnas de hierro forjado, dando vista a la parte más importante y extensa del jardín

Este es el estanque escalonado que se extiende prado abajo, donde hay fresnos y un cedro del Himalaya, bojes y acebos arbóreos, un arce real y un ciprés de california. La araucaria de Chile, un par de dragos canarios o la secuoya gigante son algunas de las especies plantadas tras su recuperación

Bajamos un momento hasta el están que y admiramos esta escultura en bronce de tres llamativas figuras femeninas sentadas que tienen detrás un murete de piedra

Es la escultura Diálogo de Cesar Montaña, representando a tres mujeres sentadas hablando animadamente en un banco. La hizo en Roma en el año 1958 y da una especial sensación de dinamismo en las posturas de las mujeres

El estanque escalonado en realidad son dos, comunicados por un pasillo de agua que baja el desnivel entre uno y otro, enlazándolos. Más allá el curso de agua se sume bajo una gruta al final del jardín construida bajo un camino interior dela quinta, revestida de piedra y con asientos

Por el estanque discurre pues también la preciosa red de senderos que recorre la extensa finca, paseable enteramente, una delicia de la que también puede disfrutar el peregrino que camino sin excesiva prisa en el reloj, sobre todo si se va a alojar en Colombres o en las cercanías

Entre uno y otro estanque este pasillo fluvial forma saltos de agua a manera de pequeñas cascadas. Se dice que la restauración hecha puede ser discutible pero al menos recupera este conjunto que debió se ser también muy dinámico, sonoro y rodado de vegetación de ribera de la que nada se conserva

De los jardines indianos en Asturias apenas se sabe de una media docena con estanque, pero ninguno tan magnífico como este. Además el lugar tiene también su fauna autóctona, y no sólo los pájaros, es común ver también ardillas corretear y subirse a los árboles. Un verdadero remanso de paz

No deja de ser revelador y hasta una ironía de la historia que su fundador no hubiese podido disfrutar plenamente de este paraje. Esta es otra de sus biografías con más informaciones curiosas, sacada de Turismo en Llanes:

«Iñigo Noriega fue una de las más fuertes personalidades de la emigración española a las Indias occidentales. Del mundo rural, embarcó con 14 años, logrando reunir una inmensa fortuna y para dar la medida de su triunfo, edificó una quinta de proporciones palaciegas en su pueblo natal de Colombres, «Quinta Guadalupe» en honor a su mujer, pero no pudo disfrutarla, porque las circunstancias le impidieron que pudiera culminar su biografía con el regreso…. Aunque son muchos los hechos en torno a la historia de este personaje, una anécdota cuenta que la había mandado construir para que en ella viviera el presidente Porfirio Díaz cuando fue derrocado, aunque éste rehusó el ofrecimiento y se fue a vivir a París, donde falleció…

Siendo todavía muy joven, regentaba en México capital una cantina rotulada «El Borrego», propiedad de quien con el tiempo sería su suegro, en la que vendía diferentes bebidas destructivas a los indios, hasta que el gobernador de la ciudad publicó un edicto por el que obligaba a los propietarios de ese tipo de establecimientos que cerrasen sus puertas a las doce de la noche. Don Íñigo, por observar la ley al pie de la letra, quitó las puertas del suyo, de modo que no las podía cerrar. Aquel rasgo de ingenio llegó a oídos del presidente de la república, general Porfirio Díaz, el cual concedió audiencia al joven gachupín, y después de celebrarlo, le aconsejó que volviera a colocar las puertas en su sitio, porque en pleitos con el gobierno siempre se pierde, y también que siendo un joven de talento tan despierto, no lo desperdiciara vendiendo pulque y tequila, sino que lo dedicara a empresas de mayor aliento. Así empezó don Íñigo su carrera imparable, protegido por Díaz.

Del apoyo más o menos explícito del presidente de la república, del personal subalterno más o menos cualificado y bien relacionado, hasta jueces y alcaldes rurales a los que corrompió sin miramientos…. fueron los canales utilizados principalmente, en su marcha imparable para convertirse en el mayor hacendado de México

Su despegue comenzó con la concesión (durante 90 años) para desecar la laguna de Chalco, lo que transformó aquel caldo de paludismo en la hacienda que no tardó en convertirse en la principal proveedora de maíz y otros cereales a la capital y a otras ciudades próximas. La energía que despliega Noriega a partir de entonces es extraordinaria. hablamos sobre los años1880 y a sus adquisiciones se van sumando explotaciones agrícolas, ganaderas, mineras, textiles, concesión de obras de ferrocarril… convirtiéndose en el mayor hacendado de México

En poco tiempo llegó a poseer extensas haciendas, desecó la laguna de Xico, donde mandó levantar un palacio sobre las ruinas de otro que había pertenecido a Hernán Cortés. Fundó las ciudades de Colombres y Ciudad Reinosa, fundó el ferrocarril de Xico y Riofrío a San Rafael, que conectaba sus haciendas con las ciudades de México y Puebla, y es el que aparece en la película «Que viva México», de S. M. Eisenstein, y poseía una tropa de 250 hombres, armados con carabinas 30-30″

La misma historia más personal y familiar está llena de episodios tremendos, cuyo resumen presenta así dicha página:

«Personaje vinculado a la gran economía terrateniente y financiera, a la política, a la literatura, a la leyenda y a la historia de México. Cantinero en la ciudad de México, comerciante, tabaquero, hacendado, financiero, fundador de ciudades, amigo y hombre de confianza del presidente Porfirio Díaz. (…) tuvo once hijos legítimos e incontables naturales: según algunos, llegó al centenar. Pero sus relaciones con la familia fueron malas, desheredó a una de sus hijas por no haberse casado con el adecuado, y otra de sus hijas fue asesinada por su hermano, que se suicidó: una extraña historia de locura e incesto, digna de una tragedia griega»

Y así transcurrieron sus últimos años, pleiteando para intentar recuperar sus haciendas mexicanas y sin regresar a Asturias:

«La revolución mexicana puso a don Íñigo contra las cuerdas. Perdió todas sus posesiones rurales, le fueron embargadas las urbanas y en los momentos más virulentos, tuvo que refugiarse en Texas, donde queda dicho que fue «sheriff». Su salud empezaba a resquebrajarse, pero no por ello dejó de luchar, pleiteando tenazmente contra el Gobierno que le había arruinado. El presidente Venustiano Carranza le propuso un acuerdo para devolverle parte de sus posesiones y que incluía la declaración de que nunca había sido amigo de Porfirio Díaz, cosa que el indiano no aceptó. Era valeroso, orgulloso y leal. Murió en México el 4 de diciembre de 1920″

Esta es la fachada sur, cuya torre y vanos le dan cierta familiaridad con la norte o principal. Una escalera baja al jardín en un lugar discreto, como el porche, apartado de miradas exteriores a la quinta

Aquí hay una franja sin arbolado, parece ser era la que comunicaba con las fincas de usos agrícola y ganadero. Muchos indianos, campesinos, querían al retornar disponer también de una buena casería 

Es La Ería Colombres, donde vemos las actuales piscinas municipales, al lado del polideportivo y dando vista al barrio El Redondo

A lo lejos de nuevo divisamos parte de la gran muralla natural caliza de la Sierra Cuera en sus estribaciones más orientales

Gracias a su antena, se reconoce bien el Picu Llueres, de 706 metros de altitud, desde él se divisan tanto la costa como los Picos de Europa

La blancura de la caliza carbonífera aflorando en peñascos o roquedos por sus abruptas laderas se reconoce perfectamente desde la lejanía

Ahora vamos a pasar a la fachada oeste. Si tuviésemos la posibilidad de entrar adentro  fijémonos en el artístico patio interior, grande y con dos pisos de arquerías de madera policromada e inspiración árabe, elementos que constituyeron otro de los grandes símbolos de la riqueza y el poder de Íñigo Noriega

Esta fachada sí que presenta un tratamiento totalmente distinto, en distribución, formas y vanos a las otras tres. Otra gran biógrafa de Íñigo Noriega, Dolores González Pastor, publica en La Quinta Guadalupe y Colombres: el sueño de un indiano:«El elefante blanco, de estilo ecléctico indiano y pseudoárabe y colonial en su interior, se decoró con todo el lujo y el mal gusto de un nuevo rico de la época, a decir de muchos que como Clarín aborrecían la ostentación y el eclecticismo alejado de la identidad regionalista asturiana de entonces. Pieles de tigre en el suelo, decoraciones arabescas y frisos de inspiración griega en estucos que ocultaban la pobreza de algunos materiales. Molduras y puertas con las iniciales INL junto a toda la iconografía que aspira a dar lustre aristocrático a quien no lo tiene: Mercurio (dios del comercio) o Minervas con su casco y la diosa Fortuna con el cuerno de la abundancia. Estas son divinidades que desde la Antigüedad habían quedado establecidas como protectoras de comerciantes, banqueros y del mundo de los negocios. La Industria suele aparecer como una mujer con una rueda dentada»

Esas referencias a Mercurio dios del comercio, Fortuna de la Abundancia y la mujer con la rueda de la fortuna como alegoría de la Industria las vemos aquí ahora, en lo alto de esta fachada. Cuenta También González Pastor:

«Uno de los muchos mitos en torno a la figura de Íñigo Noriega Laso es que emigra debido a la miseria y su origen humilde, pero nada a estas alturas en la historia familiar indica que se murieran de hambre. Puede que los Noriega del XVI-XVII fuesen labriegos de la vecina población del mismo nombre, pero ya a principios del s. XIX habían puesto en la Junta del Principado a un diputado por Colunga y en Colombres a un alcalde indiano (tío de don Íñigo) cuya casona de 1877 se conserva, contigua a la Quinta Guadalupe. 

Con contactos familiares a los que recurre en Colombres y México (como los Ibáñez Posada), Íñigo Noriega Laso emigra en 1868, igual que sus cuatro hermanos (en el campo no parece que se los necesitase). Del mayor no se volvió a saber, pero el resto siguió en contacto y prosperaron juntos. Íñigo se instala en el pequeño comercio de uno de sus tíos, posiblemente dedicado al almacén y a despachar como tendero. Más tarde y con algo ahorrado se asocia y abre cantina. Se casa con la hija de su socio (quizá patrón), Guadalupe Castro, y comienza la leyenda.

La vida de Íñigo Noriega tal como nos llega es un conjunto de medias verdades y hechos contundentes sobre su personalidad. Fue un hombre con iniciativa, valiente y con un ego enorme, pero también leal y agradecido incluso cuando los amigos poderosos cayeron en desgracia. Según ascendió en la escala social contrató una corte de plumillas aduladores para que recrearan su historia y callaran cómo se hacían las fortunas entonces, que viene a ser igual que ahora: comprando voluntades políticas, con ciertas dosis de populismo, bastante carisma personal y tesón. «El segundo Hernán Cortés», lo llamaban. Básicamente sacó partido de un Estado inexistente e invertebrado institucionalmente»

Y estos serían más extraordinarios retazos de su convulsa biografía:

«Íñigo Noriega no arrebata el negocio a nadie ni hereda la gestión de otro. Fue un visionario capaz de generar riqueza de donde no había literalmente nada. Se especializó en desecar terrenos baldíos, hacerlos fértiles, comerciar con la producción y acrecentar las haciendas. Íñigo Noriega Laso, emigrante asturiano de la Villa de Colombres con catorce años llegó a ser uno de los mayores terratenientes de América Latina, armó un ejército propio de doscientos cincuenta hombres para defender sus haciendas y financió una línea de ferrocarril propia para unir dos de las nueve que tenía con México DF y Puebla. Nota para cinéfilos: es la misma línea que se ve en la película inconclusa de S.M. Eisenstein Que Viva Mexico (1932).

Ya en su ascenso sí es más probable que fuese su primer encuentro con Porfirio Díaz, presidente, dictador de México y protector de D. Íñigo durante treinta años. No fue difícil entre ambos aunar voluntades: Íñigo llenaba las arcas de Porfirio, este permitía sus negocios y Noriega salvaba de la miseria regiones donde el incipiente Estado mexicano ni estaba ni se le esperaba. Para colocar las cosas en su justo término, don Íñigo no solo contó con el apoyo explícito del presidente de la República sino también del personal subalterno más o menos cualificado: ingenieros, jueces y alcaldes rurales a los que corrompía sin miramientos.

Fundó ciudades mexicanas como Nueva Colombres y Ciudad Reinosa y en su hacienda más emblemática, Xico, manda levantar un palacio sobre las ruinas de otro que dicen había pertenecido a Hernán Cortés.

Uno de sus trabajadores fue Emiliano Zapata, que utilizó varias de las haciendas de su antiguo patrón para esconderse y de quien se dice empezó como lacayo destinado a colocarle el estribo. Segunda nota para cinéfilos: en la película Viva Zapata (Elia Kazan, 1952) se refieren al patrón como Don Nacho.

No parece sin embargo que fuese don Íñigo tan buen hombre familiar como prohombre del régimen. Hubo un escándalo considerable cuando una de sus hijas muere asesinada a manos de otro hermano que se suicidó (una historia parecida a la de los hijos de Marlon Brando, muchos años después de encarnar al revolucionario Zapata en el cine)»

Hemos dado la vuelta a la mansión y recorrido la quinta. Vueltos ahora a la entrada principal admiramos desde aquí los jardines por donde entrábamos en este gran conjunto

Vemos perfectamente las casas de la calle Lamadrid, el paso del camino real procedente de Bustio y por donde hemos entrado en el centro de Colombres

También las Casas Gemelas de Florencio Noriega y la iglesia parroquial

En esta parte que mira a la Quinta Guadalupe las Casas Gemelas tienen su propio jardín, aterrazado y cerrado por muro con verja

En esta fachada y aprovechando el desnivel, las Casas Gemelas tienen cuatro pisos, frente a los tres que miran atrás a la calle

Con la idea de retomar el Camino salimos de la Quinta Guadalupe por donde hemos entrado: su camino de acceso principal, directamente a la plaza, con sus hortensias, palmeras y demás árboles y arbustos

El Camino Norte es especialmente dado a realizar etapas relativamente cortas para poder conocer y descubrir sin excesiva prisa lugares como este. Sabemos que el peregrino, por sobrado de tiempo que vaya, tampoco va a detenerse cada poco y/o desviarse para verlo todo, pero al menos tener constancia que existe y, según sus apetencias, inquietudes o gustos, pueda decidir acercarse un poco más a las interesantes y encantadoras maravillas de los lugares por donde discurre su andar, pues es una pena algunos pasarlos de largo

Por eso disponer de una tarde, o al menos media tarde libre, para  además de descansar realizar alguna salida tal que esta, puede ser una buena opción en nuestra intensa caminata

En el año 1606 se sabe que el escultor Juan Martínez Montañés hizo una obra para esta iglesia de Colombres, se supone que gestionada por un albacea de la herencia de los Escalante fundadores de una de sus antiguas capillas, posiblemente Toribio de Escalante

La iglesia estuvo en rehabilitación en el año 2010. Exteriormente afecto al tejado mientras que dentro se realizaron varias intervenciones

Salimos de nuevo a la gran plaza de Colombres, Plaza Íñigo Noriega Laso, quien quiso proyectar el nuevo Colombres con la disposición de edificios y calles propia de una gran ciudad

Admiramos la gran plaza ovoide conformando un bello rincón de césped verde y arbolado, muy acogedor, con la estatua del benefactor y el Ayuntamiento al fondo. Podemos seguir de frente para ir a retomar el Camino donde lo habíamos dejado antes, junto al edificio de Correos 

Pero nosotros vamos a ir a la derecha, aún tenemos una visita pendiente en esta plaza, el interior de la iglesia parroquial 

Cruzamos el paso de cebra y subimos luego aquellas escaleras, teniendo como referencia el edificio de La Barata

Es un muy buen lugar para hacer un alto y descansar a la sombra, sentados en un banco

El templo parroquial de Santa María de Colombres, reformas y ampliaciones aparte, sería el más antiguo santuario documentado en Ribadedeva que sigue siendo iglesia, pues por ejemplo Santa María de Tina ya no lo es, sino ruina consolidada de lo que fue 

En las reformas del año 2010 en el interior se reformaron las paredes y el sistema de iluminación. En otras reformas, las de 2013, apareció el suelo original al querer cambiar el de terrazo por otro de mármol. Al quitar el primero apareció el pavimento antiguo, de piedra caliza gris con trazos rojos. Emilio G Cea daba así la noticia para La Nueva España el 26 de octubre de ese año en Colombres se queda de piedra:

«Una agradable e inesperada sorpresa. Eso es lo que se ha encontrado el párroco de Colombres, Amador Galán, durante las obras encaminadas a cambiar el suelo de la iglesia local. El hallazgo tuvo lugar el pasado día 14. 

Galán se disponía a cambiar el suelo de terrazo de la iglesia para colocar uno de mármol de macael cuando, al quitarlo, apareció un pavimento de piedra caliza grisácea con trazos rojos que puede proceder de una cantera situada antaño en la localidad de Vilde. Este suelo, con, aproximadamente, dos siglos de historia, según Galán, no fue el único hallazgo. La piedra dibuja una cruz sobre la superficie. «Esto no lo he visto en ninguna otra iglesia de cruz latina en Asturias y en la Consejería de Cultura me han dicho que, a falta de comprobarlo con los historiadores, ellos no tienen constancia tampoco de ninguna otra», señaló, emocionado, Galán»

También se instalaron dos nuevas vidrieras, una dedicada a Santa María de Tina y otra a Santo Toribio de Liébana. Ahí vemos también la pila bautismal y la imagen de la Virgen de Covadonga

A la derecha oratorios y capillas laterales 

Cuadros e imágenes religiosas, como este Cristo crucificado

Altar de la Virgen de Fátima

Una de las capillas. Fueron respetadas con la gran reforma de Darío de Regoyos Molenillo a finales del siglo XIX

Las vidrieras…

Otra antigua capilla. La antigua imaginería desaparecería con la Guerra Civil

Otra fotografía de la pila bautismal

La Virgen de Covadonga

En agosto de 2015 se acabó la última fase de la rehabilitación del retablo mayor

También por entonces el artista rumano Ioan Patriciu Gotia pintó este extraordinario Pantocrátor en la bóveda del crucero. Así recogía la noticia para El Comercio Guillermo Fernández el 26 de junio de ese año con el artículo El pintor ya está en bóveda:

«Amador Galán, párroco de Colombres, está a punto de culminar las obras de restauración y embellecimento de la iglesia parroquial de Santa María, lugar al que llegaba un ya lejano 14 de agosto de 2003. Encontró un templo en estado comatoso y desde entonces acometió importantes trabajos orientados al cambio de la techumbre, la recuperación del suelo con su piedra caliza original y la rehabilitación del retablo y la bóveda. El toque definitivo comenzaba hace una semana con la llegada del artista rumano Ioan Patriciu Gotia para hacerse cargo de la pintura de un Pantocrator en la bóveda. 

Ioan Patriciu, religioso de la Comunidad de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María, tiene firmadas obras importantes en Austria e Italia y sus pasos infantiles en el mundo de la pintura los realizaba de la mano de su madre y de su abuela, ambas pintoras. Cursó estudios en el Instituto de Bellas Artes de Cluj Napoca, la segunda ciudad más poblada de Rumania, y en Roma fue discípulo del esloveno Marko Rupnik, un artista del color

 El Pantocrator que Ioan Patriciu proyecta para la iglesia de Colombres se encuentra en su segunda fase, la de pasar a la pared los dibujos realizados previamente en el papel. El momento definitivo llegará con la incorporación del color. En el centro del conjunto se podrá ver «a Cristo resucitado, ya en la Gloria, y rodeado por la Virgen María y cinco santos: San Juan Bautista, San Melchor de Quirós, San Lorenzo, San Roque y el apóstol San Andrés, así como cuatro ángeles que llevan a Cristo a la Gloria», explicaba Ioan, quien aventuraba que los trabajos podrían estar terminados «en los primeros días del mes de agosto». 

Mientras va dando forma a su obra, Ioan Patriciu escucha diferentes pasajes de música gregoriana y asegura que tuvo «una buena acogida en Ribadedeva». Y dice que lo que busca con su pintura es «expresar la fe a los hombres de hoy».Mientras tanto, Amador Galán no pierde detalle del avance de los trabajos. Dice que le resultan «agradables». Y reflexiona: «Estoy en una nube al ver cómo encontré esta iglesia y cómo la vamos a dejar». No tiene inconveniente en señalar que la parroquial de Santa María ofrece «un gran acogimiento espiritual que trasciende nada más entrar en la iglesia». Y recuerda «la colaboración de un grupín de gente que euro a euro hizo posible esta obra»

El 17 de agosto de 2015 es Pelayo Arias en el mismo periódico quien publica El Pantocrátor luce ya en la cúpula de Santa María de Colombres, dando cuenta de su inauguración:

«Una multitud de personas se congregaba ayer en torno a la iglesia parroquial de Santa María de Colombres para comprobar de primera mano el estado final de los trabajos de restauración y embellecimiento del templo, donde se recuperó el Pantocrátor, obra del artista rumano Ioan Patriciu Gotia, que dedicó un mes y medio de trabajo. El resultado, «precioso», en palabras de Amador Galán, párroco de Colombres. «La obra te envuelve espiritualmente, trasciende», comentaba en alusión al resultado de los trabajos iniciados en 2008. Esta pintura pone punto y final a unas labores de mejora que incluyen un cambio de la techumbre, la recuperación del suelo con piedra de caliza original, y la rehabilitación del retablo y la bóveda. 

Del estado inicial del edificio da buena cuenta el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. Hace 5 años entraba en la región a través de esta parroquia, en un día de intensas lluvias. «Aquel día todo estaba lleno de plásticos, no sabía qué tipo de iglesia podía esperarme», recordaba, aún sorprendido por los esfuerzos que se han llevado a cabo y el espectacular resultado final, en lo que para él supone una «renovación continua de la comunidad cristiana en la puerta de entrada al Oriente asturiano».

El Pantocrátor luce en la cúpula del edificio. Preside Cristo, con una mano que bendice y otra que tiende a los evangelios, en una representación tradicional del arte románico y bizantino, que los estudiosos conocen como la Epifanía del Dios legislador. En esta ocasión ha sido ilustrado junto a los santos que dieron historia al concejo de Ribadedeva: San Lorenzo, San Roque, San Andrés y San Juan Bautista. También aparece San Melchor, primer santo asturiano, la Virgen, y cuatro ángeles. La intención del artista era «representar la fe para los hombres de hoy», y Amador Galán cree que lo ha conseguido. «La respuesta en redes sociales ha sido muy positiva, y algunos vecinos han venido a contemplar la obra finalizada y no han podido contener las lágrimas», detallaba. Ioan Patriciu ha firmado obras de relevancia en Austria e Italia, y en Roma fue discípulo del esloveno Marko Rupnik, experto del color. Su influencia se ve reflejada en las tonalidades que consigue en su obra de la capital de Ribadedeva, donde ha conseguido plasmar con maestría la luz propia de la corte celestial.

A la misa inaugural acudieron también el alcalde del municipio, Jesús Bordás, y el director general de Patrimonio del Principado, Adolfo Rodríguez Asensio. Se recordó a Floro Noriega, cuyo sueño «para esta iglesia era ver su cúpula decorada con esta pintura», recordó monseñor Sanz Montes. También hubo tiempo para agradecerle su labor a todas las personas que participaron de alguna manera en la rehabilitación del templo, con especial atención a Pablo Klett, que se encargó de la recuperación del retablo. La jornada finalizó con una espicha organizada por los vecinos de la propia parroquia, que colaboraron con comida y sidra para celebrar el fin de las labores»

Lado del evangelio…

Lado de la epístola…

Volvemos al exterior: en la iglesia hay un armonio, presumiblemente de los años de la posguerra, restaurado por iniciativa la Asociación Aires del Cuera, de la que depende el Coro de Ribadedeva. Esta noticia de la RTPA del 29-9-2021 recoge algo de su historia:

«Los orígenes de la Asociación Cultural Aires del Cuera se remontan a los primeros días de este siglo, cuando un grupo de unos 20 ribadedenses dieron un paso al frente para darle una nueva vida a la Coral de Ribadedeva de 1988 y, además, crearon un grupo de teatro y una red solidaria de mercadillos con las hermanas de La Caridad. 

Concretamente, el Coro de Ribadedeva está compuesto por 25 coralistas, entre tenores, sopranos, contraltos y bajos. La mayoría proceden del concejo de Ribadedeva, pero también los hay del de Llanes y del de Val de San Vicente, en Cantabria. El coro ensaya todos los lunes y jueves, a última hora de la tarde, en la iglesia parroquial de Santa María de Colombres.

La agrupación coral de Ribadedeva cuenta, además, con un repertorio propio de canciones religiosas, asturianas o habaneras. Precisamente, su primer disco ‘Contigo en el Corazón’ lo sacaron por la Navidad del 2016. Se trata de un doble volumen que incluye la recopilación de villancicos populares y habaneras, recuperadas gracias a los que recordaban algunos fragmentos de las letras y melodías de los más antiguos.

El grupo de coralistas acostumbra a dar sus conciertos en la feria de indianos y en las fiestas de La Asunción y la Sacramental de Colombres, pero también suelen realizar intercambios con otros coros de diferentes poblaciones del norte del país. Sus habaneras, además, han sonado en ciudades como las de Roma o Bruselas.

Este grupo de músicos fue galardonado con el XIII Premio Ribadedeva en el 2017 por su trayectoria cultural, solidaria, participativa, artística y musical y por promocionar el concejo con canciones asturianas como la de ‘Oigo sonar una gaita’

Aquí estaría antaño el campo de la iglesia en el que se celebraban ferias, fiestas y mercados, luego llevados a la nueva plaza, mucho más acondicionada y espaciosa

Y desde aquí retomaremos el Camino para ir saliendo de Colombres por las calles Pío Noriega y Badalán, descubriendo otros muchos hermosos rincones de esta villa indiana que atraviesa el Camino Norte en sus primeros metros por Asturias

COLOMBRES CAPITAL DERIBADEDEVA (2) DE LA PLAZA MANUEL IBÁÑEZ POSADA AL BARRIO DE BADALÁN

Xurde Mor

El Camino Norte de Santiago, en sus primerísimos metros por tierras asturianas, ha llegado a Colombres, capital del concejo de Ribadedeva, el más oriental de Asturias por la costa, pasando por el centro y corazón de esta villa en la Plaza de Manuel Ibáñez Posada, donde se encuentra el Ayuntamiento y el monumento dedicado al indiano que lleva su nombre y  auspició sus obras, las de esta plaza y prácticamente la ordenación urbana de la población actual, creada puede decirse por los indianos entre los siglos XIX y XX sobre lo que fue una pequeña aldea que no pareció impresionar mucho impresionar a Laurent Vital, cronista del séquito de Carlos I cuando pasó por aquí en 1517, pese a su caloroso recibimiento y que aún en 1791 hacía lamentarse a Jovellanos por el estado de su viejo camino

Hasta la vieja iglesia parroquial de Santa María de Colombres, al otro lado de la plaza, fue considerablemente reformada y ampliada a finales del siglo XIX por iniciativa de los indianos. A su izquierda baja el Camino y a su derecha se entra en la fastuosa Quinta Guadalupe, que hemos visitado en la entrada de blog correspondiente al tramo anterior, cuando entrábamos a Colombres por El Cantu y la calle Lamadrid

La quinta, la iglesia, el Ayuntamiento, la plaza y otros lugares pueden visitarse dada su inmediatez al trazado del camino, el antiguo camino real costero que fue cayendo en desuso salvo como vía pecuaria, al ir abriéndose ahora, recuperándose ahora el itinerario histórico pues era también empleado por los peregrinos de este trayecto jacobita litoral

Y así, tomando como referencia el edificio de La Barata, cruzaremos de frente saliendo de la plaza hacia la calle Pío Noriega

Dejamos así a la izquierda el edificio de Correos y tomamos esta calle dedicada a Pío Noriega, hijo de emigrantes ribadevenses y gran divulgador de villa y concejo, hasta el pinto de ser considerado el Embajador de Ribadedeva

La mayor parte de las casas son construidas a caballo entre los siglos XIX y XX durante el esplendor indiano, que no solamente se centraba en hacer sus quintas de recreo sino también en intervenir en obras públicas, desde escuelas a saneamiento, casas consistoriales, cementerio, iglesia, fuentes, lavaderos, calles y caminos, etc.etc.etc. Otras veces reformaban su casa familiar o creaban nuevos negocios, unos grandes y otros más modestos muchas veces de ultramarinos. Pero no nos engañemos, sólo una mínima parte. el 95% de los emigrantes nunca regresó, y los que lo hicieron no todos con fortuna

Pasamos ahora junto a La Tiendina, uno de los comercios de la calle. Colombres, como muchas villas turísticas costeras, es especialmente visitada en verano, su cercanía a las playas, el Cuera y los Picos de Europa la hacen especialmente atractiva para los visitantes. En invierno suele ser más tranquila, exceptuando algunos fines de semana y durante la celebración de ferias o mercados en su plaza. Esta es por ejemplo una noticia de El Comercio del 16 de diciembre de 2012, firmada por Guillermo F. Buergo

«Bajo una carpa de 400 metros cuadrados y convocados por la Asociación Ribadedeva Cultura y Naturaleza, en colaboración con el Ayuntamiento de Ribadedeva, dos decenas de comerciantes de muy diferentes sectores y agricultores de las dos orillas del Deva se instalaban ayer en la plaza de Manuel Ibáñez, en Colombres, para participar en el II Mercáu d’Avientu. Los clientes se contaron por centenares. 

El audaz Juan Ignacio Castaño, presidente de Ribadedeva Cultura y Naturaleza, matizó que todos los vendedores pertenecían «a pueblos de la zona» y como fines del mercado señaló la posibilidad de «ofertar al ciudadano estupendos productos elaborados a la puerta de casa y generar recursos para artesanos, fabricantes y comerciantes locales».

Desde el barrio de La Sorropia acudió Víctor Álvarez González ‘Vitorín’ y tuvo el santo de cara. Elaboró 40 kilos de picadillo y a mediodía había «agotado el producto». Y «de los 70 kilos de miel de brezo que traje, vendí 54». Desde Llanes acudieron los hermanos Jorge y María Noriega, de las confiterías Ortegal y El Fito, con «diferentes variedades de turrón, mazapanes, bombones y polvorones». Explicaron que habían pasado una mañana «muy animada y con ventas importantes». Irene Gutiérrez, nacida en Celorio y residente en Colombres desde hace 12 años, se presentó con «turrones y mazapanes rellenos» y calificó el mercado de «muy interesante, se vende bien y además nos sirve para adelantar la compra de los regalos de Navidad y como punto de encuentro con gente de la zona».

Mechu Díaz, «una atrevida frente a la crisis», ya que se convertía en empresaria hace una semana al abrir un negocio que se llama ‘Mercería La Chispa’, aprovechó el mercado para presentarse a sus vecinos con un amplio surtido. Al igual que Maje Vargas, de ‘La Tiendina de Abajo’, que llegó con una amplia oferta de herramientas agrícolas.

Inés Riego de ‘La Huerta de Inés’ traía sus afamadas «pastas de Ribadedeva» y con ella estaba Carolina Entrecanales, llegada desde Labarces, una mujer que vende por Cantabria «leche pasterizada de vaca directamente al consumidor a través de máquinas expendedoras». Las mujeres de la comisión de fiestas de la Virgen de las Angustias vendían «borona preñada, tartas, rosquillas, turrón y mazapán».

Si bien esta calle seguiría lo que fue el antiguo camino real, los indianos benefactores quisieron proyectar una configuración para Colombres, con calles bastante rectas y suficientemente amplias para el paso de carros, diligencias y luego, los primeros coches. De su evolución de aldea a villa indiana y seguidamente a población turística, leemos en el artículo Tranquila, bella, exquisita, de Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez para la serie Asturias, Viejas y nuevas polas de La Nueva España:

«La emigración americana es la que le ha dado su carácter semiurbano. Villa pequeña, de palacios, plazas y edificios públicos de empaque. Elementos tangibles que atraen a los que perciben la excelencia y el buen pasar y sobre los que se apoyan nuevas actividades turísticas, terciarias y residenciales, que le han permitido, contra pronóstico y contra la evolución de otros, aumentar su población en el nuevo siglo, invirtiendo la declinante tendencia anterior, que tocó fondo hace veinte años y hoy aproxima a la villa a los mil residentes empadronados, en un concejo que no alcanza los dos mil. El conjunto de la parroquia ha conseguido ganar algunos residentes en el siglo actual, acercándose a los 1.400. El núcleo de mayor crecimiento es la propia villa, que está dando paso a la formación de una pequeña urbe con funciones de primera y segunda residencia y plataforma de actividades terciarias y turísticas, al tiempo que es el centro administrativo de un concejo cuya economía crece y se diversifica. 

¿Cuál es el secreto de este cambio de tendencia en un concejo de dimensión limitada? Las razones hay que buscarlas en una apuesta firme por la actividad turística, por la diversificación y por el mantenimiento de la actividad ganadera. Un mejor aprovechamiento de los recursos existentes, que incluyen un magnífico paisaje costero, y un patrimonio cultural de primer orden, no demasiado conocido aún. Patrimonio unido a los emigrantes de éxito, a los indianos que nunca olvidaron su origen y la mejora de la vida de sus paisanos. A las legendarias biografías de los Noriega. A la dedicación abnegada de Manuel Ibáñez, primer conde de Ribadedeva, y de su hermano Luis, impulsores entre otras muchas iniciativas del Banco Nacional de México o del Hispanoamericano»

Esta calle céntrica es eminentemente comercial, con tiendas y negocios en sus bajos. Se ven casas nuevas que guarda el respeto por la simetría y proporciones no desentonado con el entorno de pequeño y coqueto núcleo urbano. Seguimos leyendo en el artículo antes citado, siempre teniendo presente la época en la que fue escrito, allá por 2010, cuando aún la apertura del tramo correspondiente de la Autovía del Cantábrico estaba pendiente:

«Es Colombres un paisaje urbano magnífico para incrementar la función residencial, bien conectada (cuando se termine la autovía), situada en un eje de relación que aspira al primer nivel peninsular, aunque parte de un importante retraso comparativo. El impulso turístico ha elevado el empleo terciario, dominante en la villa y en el conjunto municipal; también el de la construcción. El crecimiento turístico se refleja en una de las mayores ofertas de alojamiento y restauración de la región, en relación con la población residente. El empleo industrial, antaño vinculado al sector lácteo, es hoy menor, a pesar de contar con uno de los grandes ejes viales interregionales y de las posibilidades de habilitar suelo empresarial, algo que la villa debe afrontar en el entorno de la N-634, poniendo un poco de orden en la actual situación. Debe apostar aún más por el turismo y la función residencial y por la diversificación de actividades, profundizando en la recuperación del patrimonio cultural, algo de lo que Colombres puede presumir»

Incidiendo más y en esa serie de Viejas y nuevas polas, Marcos Palicio habla también de Colombres y su evolución con el artículo Esperanza de vida en el extremo orientedel que extraemos estos fragmentos:

«Los 844 habitantes que contaba la villa al final de 2009 son el destello de un repunte sostenido, con muy leves descansos, desde que la década partió en 2001 con 807 personas. La capital de Ribadedeva, lo primero y lo último que se ve de Asturias por el Este, tenía en el arranque del siglo pasado casi cien pobladores menos que hoy y en parte conserva de aquel tiempo el aire burgués que en 1900 respiró el médico y escritor Rafael Sarandeses, autor de una monografía sobre el concejo. 

Ya era aquel Colombres, según dejó escrito Sarandeses, «un pueblo a la moderna», un sitio «con buenas calles y plazas, excelente caserío, magníficas consistoriales, hermosa iglesia, excelente cementerio, abundante agua y espléndido alumbrado público». La modernidad ya no es eso, pero lo que queda de lo que fue moderno permanece ahí, con cierto magnetismo intacto, pero con más de una necesidad de no convertir para siempre a Colombres en un museo de la emigración y una villa residencial a tiempo parcial. Los vestigios de ese esplendor resisten en muy buenas condiciones a lo largo de un territorio salpicado de notables muestras de arquitectura indiana…»

También está aquí la Farmacia Colombres, en uno de los bajos a nuestra derecha

Los balcones-galería, elemento destacado de la arquitectura urbana y rural tradicionales, muy empleado también por los indianos, es empleado también en estas nuevas edificaciones

Llegamos así al barrio de Braga, ante esta preciosa casa tradicional cuyo florido balcón-corredor se asoma a este cruce confluencia de calles, Nosotros iremos a la derecha

Pero apenas andados un par de metros ya tomamos el ramal a la izquierda, entre la casa del balcón y una gran cruz blanca existente en el siguiente cruce

Estamos por aquí pues empezando una cuesta a la zona más alta de esta villa de Colombres, el barrio de Badalán

No hemos podido recabar de momento información fidedigna y contrastada sobre el significado de esta cruz. Nos han dicho que desde parte de un antiguo viacrucis que sigue el viejo camino real (más arriba hay otro) hasta altar del Corpus al que llegaban las procesiones desde la iglesia, pasando por el recuerdo de algún suceso luctuoso

No son elementos infrecuentes en los caminos pero su razón suele tener detrás alguna historia interesante que siempre nos afanamos por descubrir

Al lado de esta cruz, y sin que sepamos si hay alguna relación hay expuesta una antigua muela de molino

Seguimos subiendo cuesta arriba. Ramón Avello Luis Sevilla publicaba en El Comercio el 19-6-2010 el artículo Ribadedeva tierra de límites, en el que hacía un repaso a la entrada del Camino Norte en Asturias por este concejo, parte del cual estimamos muy útil de compartir en este momento:

«Sobre la antigüedad de esta ruta se escribieron hipótesis diversas. ¿Existió una antigua calzada romana por la costa, la Vía marítima de Agripa, desde Irún (Ossaron) a La Coruña (Brigantium)? Los medievalistas más solventes, como Juan Uría, cuestionan esta calzada. El Camino de la Costa no nacería como superposición a esta vía romana, sino en una etapa posterior, con la creación de las ‘polas’ medievales, a partir del siglo XII. Sería una vía de peregrinación secundaria, menos frecuentada por los peregrinos a Santiago, imprecisa en su trazado y de una cronología más reciente (…) 

El peregrino que viene de Cantabria por la costa, debería cruzar el Deva. Todavía a mediados del siglo XIX, este paso se hacía en barca. En el verano de 1866, Juan de Llano Ponte describe así el cruce del Deva: «En una especie de sandalia romana que en Asturias llaman chalana, tosca embarcación aún para alimentar la navegación fluvial, con el lodo hasta las rodillas y en una atmósfera ponzoñosa que el limo de su cegado lecho producía, pasamos al fin». Se podía cruzar el río por tres lugares: el más frecuente, por el ‘Pozo del Ángel’, a unos doscientos metros al sur del puente de hormigón que une Unquera con Bustio; otro lugar sería más al norte, hacia la desembocadura de la ría de Tinamayor y, finalmente, más al interior, había un servicio de barca, en Vilde.

Ya en Asturias, el peregrino tomaba a la salida de Bustio la cuesta del Canto. «Fatigosa bajada», escribió Jovellanos que la recorrió en sentido inverso. Pues más dura será la subida (…)

Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres».

Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento». De pueblecito o aldea, Colombres pasó a ser una villa moderna por gracia y obra de los indianos. Manuel Ibáñez, conde de Ribadeva, Íñigo Noriega Mendoza e Íñigo Noriega Lasso fueron algunos de los más relevantes…»

Gran parte de las casas, como es común en zonas turísticas y más en costa, son alojamientos turísticos, apartamentos y segundas residencias. En medio de la cuesta un bloque de pisos turísticos basa su fisonomía también en las formas de la arquitectura local

A nuestra izquierda, más allá de este muro, una extensa finca tal vez llame nuestra atención

Árboles y arbustos, unos autóctonos y otros exóticos, delatan la presencia de una quinta indiana,en concreto la de Las Raúcas, de los hermanos Ibáñez, de los que M. Cruz Morales nos informa en Ribadedeva. La Huella Indiana:

«Los hermanos Ibáñez fueron unos de los mayores empresarios de la emigración a México. Sus negocios fueron básicamente de algodón y textiles y sus barcos llegaban de América a Barcelona y a Liverpool. Para edificar una gran casa, Manuel Ibáñez Posada, encargó el proyecto al maestro de francés Brudard. El contratista fue el maestro local Manuel Posada Noriega, un joven que comenzaba su andadura y al que se le deben muchas de las casas de indianos del momento»

La parte posterior no es precisamente la más significativa, a no ser por sus jardines, pero su historia sí lo es. Esto es lo que nos cuentan en Patrimonio Indiano, de Pablo Cueto Parcero y coordinado por Marisa López Diz:

«La familia Ibáñez a pesar de contar ya con una casa en el lugar desecharon la idea de remodelarla por carecer de las condiciones necesarias a las que pretendían respondiese su hogar. Todavía residiendo en México, comenzaron los trámites para su edificación mediante la actuación de su amigo Francisco Sánchez, también emigrante y propietario, para adquirirle la propiedad llamada Llosa de las Rabucas, que se situaba en un alto en la parte norte del pueblo. En 1887, al poco tiempo de hallarse en Madrid Manuel Ibáñez Posada, todavía existían diferencias económicas que les impedían concretar la adquisición definitiva del terreno en el que emplazaría la construcción. Solucionados estos problemas, comenzó la construcción. 

El palacete que llevó el nombre de las Raucas – también conocida como las Rabucas- fue encargado al maestro de obras francés Brudard, del que apenas se tienen noticias pero posiblemente fuese un encargo realizado en Madrid o bien en París por el propio Conde a través de sus contactos comerciales o por sus visitas de negocios»

Más abajo y más cerca la gran explanada de la calle Badalán

Seguimos de esta manera subiendo al pie de los apartamentos

Por sus formas, ya se adivinan al final de la rampa algunos edificios notables

Antes de llegar a ellos las terrazas del El Llagar de Keira

Asoma sobre la tapia la Casa de los Leones, construida en 1897 por el maestro de obras Manuel Posada Noriega para el indiano, Francisco Sánchez Escalante, abuelo del renombrado médico Francisco Sánchez Noriega, cuyo busto veremos próximamente. Erróneamente en muchas publicaciones se dice fue hecha en 1920 para el citado médico, cuando se hizo en realidad para su padre

Llamada originariamente Villa Ignacia, tiene una cierta semejanza con otras quintas de Colombres Villa Vicenta o El Cantu, pues presenta importantes paralelismos, como los volúmenes yuxtapuestos; a la derecha una torre cuadrada rematada en terraza y la izquierda un cuerpo de planta poligonal con mirador de madera y cristal, de tres lados, rematado en una muy vistosa cúpula de zinc

Un león en el dintel, sobre la puerta del balcón de la torre le dio nombre a la mansión. M Cruz Morales nos habla así de ella:

«Formada por yuxtaposición de tres cuerpos de edificación sin aparente unidad formal y en cierto modo relacionada con la llamada “El Cantu”, con la que veremos que comparte muchos elementos. A la derecha es un simple volumen prismático, rematado en terraza. En su frente se abrió un balcón con una cabeza de león colocada sobre el dintel y pretexto para el nombre de “Los Leones”. El cuerpo de la izquierda, de planta poligonal, está abierto a la calle principal con un mirador de madera y cristal de tres lados y cubierto con una exótica cúpula de cinc

Data de hacia 1920 y se utilizaron en su construcción materiales baratos, como son los muros de fábrica enlucidos, y decoraciones de piedra artificial. Es un típico proyecto de maestro de obras, realizado en origen para el médico Francisco Sánchez Noriega, y plasma un resultado un tanto ingenuo, una adaptación popular y tosca de temas de la arquitectura de autor»

A su izquierda y acabando ya la cuesta, se adivina una fila de casas populares con portalones y galería por donde continuaremos camino

Es la calle de Francisco Sánchez Noriega, a la que llegamos ahora y que nos dirige hacia el busto dedicado a su memoria, unos pocos metros más allá. Continuamos pues a la izquierda pero, al pasar, seguiremos admirando a su derecha la casa fundada por su abuelo, Francisco Sánchez Escalante, emigrante a Cuba como sus hermanos, si bien no estuvo mucho tiempo, regresando a Colombres en 1886, donde participó en política, llegando a ser alcalde

Francisco Sánchez Noriega hizo esta casa en para uno de sus hijos, Francisco Sánchez Villaverde, quien a su vez sería padre del futuro médico Francisco Sánchez Noriega, quien nació dos años después, en 1899. No mucho después, en 1904, 1904 Francisco Sánchez Villaverde fundaría una granja experimental avícola y ganadera, Villa Ignacia, con la idea de producir leche y carne con destino a Madrid

Lo cierto es que, según la fuente que tengamos, hay diversas explicaciones sobre sus características y fecha de fundación., existiendo diversas especulaciones, como que formaría parte de un proyecto no acabado, lo cual se rebate si tenemos en cuenta su función y que las demás viviendas en medianera pertenecían a la misma propiedad. Sobre este asunto plasmamos los que se dice en la web Villa de Colombres:«Respecto a la información que se puede encontrar sobre la edificación, cabe decir que resulta contraproducente que, en diversas fuentes, se mencione erróneamente que fue construida en el año 1920 para el médico Francisco Sánchez Noriega. Y ese dato del año 1920 no aparece en una fuente aislada, sino en muchas repartidas por el largo espacio que ocupa Internet»

Sus trazas han sido definidas entre eclecticista y modernista, En el interior, en sus habitaciones «aparecen elementos cultos, tomados sin duda de las publicaciones de arquitectura y libros de modelos que circulaban entre los constructores, sin que falte la interesante galería de retratos de familia», nos dice también M. Cruz Morales

Un poco más cerca veremos, sobre la puerta del balcón de la torre, el león que dio a la casa su nombre actual. Suponemos hay o hubo al menos otra más en algún sitio, pues se la llama en plural, Casa de los Leones

Estos elementos son muy del gusto de aquella época

La calle Badalán, adoquinada en este trecho sigue al lado de esta fila de casas tradicionales. Por su estructura es fácil que en origen sean muy antiguas y anteriores a la época de los indianos, si bien muy transformadas por ellos o por su inspiración. Llama especialmente la atención la gran ventana a la derecha de la foto, con un dintel muy del siglo XVI

La siguiente casa presenta un gran portalón cerrado por verja y portilla en medio. Este espacio constituía un gran espacio de socialización, especialmente ante los caminos principales, a cubierto pero a la vez abierto a la calle, donde se realizaban a veces también faenas comunales

La galería no podemos decir que sea un elemento propiamente indiano pero sí que lo extendieron y popularizaron, pues la época indiana coincidió con la creación y expansión de la industria del vidrio, sobre todo a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX. La galería solía colocarse en construcciones nuevas o sustituyendo a balcones y corredores abiertos de casas más antiguas, integrándolos térmicamente en el interior de la vivienda

Balcón saliente en galería, sobre la calle. El piso bajo ha sido dejado con la piedra de mampostería a la vista, no siendo esto lo habitual, pues solía encalarse para evitar filtraciones, no solo en casas sino también en iglesias y murallas .Fijémonos también en los cortafuegos, a la derecha y a la izquierda de la foto

La calle Badalán viene a señalar el paso del centro urbano a las afueras. A partir de aquí sigue siendo casco urbano pero las casas estarán por lo general más espaciadas y con terrenos y jardines

Jardines como estos, con árboles y arbustos autóctonos y exóticos, como gustaban los indianos. Fijémonos en la concha bajo el cortafuegos. A lo lejos, alnorte, la Sierra de Tina o Rasa de Pimiango, plantada de eucaliptos

A la izquierda las nuevas construcciones tienden a imitar estos modelos arquitectónicos tradicionales, no desentonado demasiado con el entorno

En los jardines hay también frutales y alguna huerta. La franja costera, de clima bastante benigno en comparación con la cercana montaña costera y la aún más abrupta Cordillera Cantábrica fue tradicionalmente especialmente fértil incluso para cítricos, naranjas y limones, que en tiempos se exportaron a Inglaterra

Enlazamos con otra calle en esta rotonda y continuamos de frente. Aquella llamativas palmeras del fondo delatan otra quinta indiana, llamada precisamente Las Palmeras, a la que muy pronto vamos a llegar

Pero antes nos detenemos ante el busto dedicado al queridísimo doctor Francisco Sánchez NoriegaDon Paco, médico en Colombres y atendiendo a todos los pueblos de Ribadedeva durante 45 años «sin tener un solo día de descanso, se consagra, por entero, a su profesión, tan desinteresadamente»

Por eso muchos le recuerdan con su pijama a rayas, gabardina y maletín en el que siempre llevaba un poco de leche condensada para cuando descubría a algún niño haciéndose el enfermo

Nacido aquí en Colombres el 22 de diciembre de 1899. Estudió de niño en el Internado de Cóbreces y en la Encarnación de Llanes, pasando a los estudios universitarios en Valladolid y Madrid, donde consiguió su doctorado a la edad de 21 años, ejerciendo seguidamente en Colombres desde 1920 hasta su fallecimiento 

En noviembre del año 2006, en el 40 aniversario de su fallecimiento, se celebró uno de esos homenajes, con premio incluido y a título póstumo, en el que se glosó su figura. Este es la crónica del mismo, Recordando a don Paco, publicada en El Comercio

«Un pijama a rayas azules, una gabardina y en el maletín un poco de leche condensada por si un niño se hacía el enfermo. Ésa era la ‘bata blanca’ de don Paco, la carta de presentación de un médico que trabajó sin descanso durante 45 años de su vida en su tierra natal para velar por la salud de pobres y ricos. 

Multitud de personas recordaban de esta forma ayer al fallecido doctor Francisco Sánchez Noriega desde el Archivo de Indianos de Colombres, donde acudieron cerca de una veintena de familiares para recoger el II Premio Ribadedeva. El Ayuntamiento y el foro de asociaciones, este último integrado por distintos colectivos sociales, culturales y deportivos del concejo, decidió otorgar a título póstumo este galardón «por su labor incansable y desinteresada a lo largo de sus 45 años como médico libre de los pueblos de Ribadedeva».

Y es que, tal y como lo rememoraban durante el acto su sobrina, María Teresa Sánchez; la secretaria del jurado, Lydia Martínez; y el alcalde de Ribadedeva, Alejandro Reimóndez; don Paco era una «oenegé viviente» y una «gran persona» que no cobraba a aquellas familias que se encontraban en una difícil situación económica. «Nos sentimos muy orgullosos de recoger este premio y estamos muy sorprendidos de que le sigamos recordando 40 años después de su fallecimiento», señaló María Teresa Sánchez.

Nacido en Colombres el 22 de diciembre de 1899, Francisco Sánchez Noriega entró con sólo 9 años en el internado del Colegio de Cóbreles y con 11 años ingresa en el Colegio de la Encarnación de Llanes. Después, estudia en las universidades de Valladolid y Madrid, donde con 21 años obtiene el doctorado de Medicina»

Es entonces, en 1920 y con 21 años, cuando se instala en esta su villa natal y ejerce de médico hasta su fallecimiento el 22 de marzo de 1966:

«A esa edad, regresa a Colombres y en 1920 se instala como médico libre en Ribadedeva hasta su muerte el 28 de marzo de 1966. Sin embargo, tal y como ayer lo recordaban, Francisco Sánchez Noriega era, ante todo, una persona que «no dudaba en salir de casa en plena noche» ante un parto complicado o cuando cualquier vecino se ponía enfermo. 

«Su frase más habitual era ‘la carrera de medicina nunca se acaba’ y cuando le hablaban de un descanso o unas vacaciones, con la serenidad que tanto le caracterizaba decía muy indignado ‘¿No veis que no puedo!’», señaló la secretaria del jurado. 

Fruto de ese esfuerzo, el concejo no sólo le concede ahora el galardón que lleva el nombre del municipio, sino que ya cuenta con un busto y una calle en Colombres en su nombre. Además, Reimóndez también anunció ayer que Sánchez Noriega «tendrá su sitio en el museo sobre la historia y la arquitectura indiana de Colombres». 

El Premio Ribadedeva nació el año pasado para reconocer a aquella persona o colectivo que haya destacado por la defensa de los valores sociales, culturales o medioambientales del municipio. Tras recaer en 2005 en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, el galardón distingue ahora a una persona para la que «su vida fue siempre el bienestar de Ribadedeva», según indicó su sobrina»

Ante su busto pasan los peregrinos que acaban de entrar en Asturias y atraviesan el concejo de Ribadedeva dirigiéndose a Llanes. Pasando junto a otro bloque de casas que delatan gran antigüedad, extendidas a lo largo del viejo Camino Real

Quién sabe, quizás fueron las que vieron pasar en 1791 a Jovellanos, cuando se quejaba del mal estado de esta vía, según avanzaba hacia el embarcadero de Bustio para pasar a Unquera, en sentido inverso al nuestro, calificándola de «fatigoso camino». A partir de aquí desaparecen aceras y calle adoquinada

Poste con flecha y concha orientando a los caminantes jacobitas. En la actualidad han proliferado albergues, algunos públicos para peregrinos pero sobre todo turísticos, así como otros alojamientos y hospedajes que, aunque no pensados especialmente para peregres los acogen con gusto y a veces con ciertos precios, Ciertamente se ha ganado en atención y comodidad, aunque en buena parte se ha perdido la sensación de aventura que se había mantenido en el Camino Norte hasta no hace aún muchos años, pero si no se quería dormir a raso o pagando un hotel (poco factible para peregrinos que llevan caminando semanas o incluso meses, con muchas noches de pernocta), era necesario realizar largas etapas

Esta rotonda es en la actualidad uno de los principales accesos rodados al centro de Colombres, estemos especialmente atentos al tráfico, no suele ser mucho ni demasiado veloz, pero en ocasiones sí continuo, principalmente en verano, fiestas, fines de semana…

Una de las casas presenta un hermoso corredor, con abrigada antojana debajo y cortafuegos a los lados. 

Si nos acercamos descubriremos abajo a la derecha la base de piedra de lo que era una antigua lavadora…

Base por la que bajaba el agua del balde de madera con ropa para lavar que se colocaba encima. Aquí parece haberse aprovechado como elemento decorativo, empotrada en el muro

Nos acercamos a Las Palmeras, no nada menos que 18, en dos filas de 9 a cada lado, plantadas en 1890, cuando se construyó la quinta, de la que pronto vamos a hablar

En esta bifurcación seguimos de frente con las palmeras como referencia, demás de las oportunas flechas amarillas y conchas

Como hemos dicho, el hábitat va tornándose un poco más disperso según salimos del centro, si bien aquí las casas hacen calle extendiéndose a lo largo del Camino. En Tranquila, bella, exquisita de Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez leemos también:«Colombres es pequeña villa marina del actual confín oriental asturiano. Antes fue bisagra en el estrecho paso costero entre las Asturias de Oviedo y las de Santillana, como cabeza del Real Valle de Ribadedeva. Vista así es villa cantábrica central, cuya identidad asturiana da diversidad al país. Decir país cantábrico es decir mar de «homes de ferro» y montaña agreste y caliar, y entre ambos un estrecho corredor plano: la rasa, entre la costa acantilada y las primeras estribaciones de la sierra del Cuera. Esta singular geografía determina la curiosa forma de la villa»

Las altísimas filas de palmeras siguen recabando nuestra atención según nos acercamos a ellas, son símbolo de los indianos y de su gran epopeya americana. Una buena definición de su significado la da Alejandro Braña en Aquí estoy yo, publicado en Asturias pordescubrir:

«Es la muesca en el horizonte que te anuncia desde lejos que allí hay una casa de indianos. La palmera es un símbolo de distinción, una llamada, un toque de atención: “aquí está mi casa, he vuelto, y lo he conseguido”

Es cierto que muchas otras viviendas burguesas de la época incorporaron las palmeras en sus jardines pero, en la imaginería del indiano triunfador, la palmera ocupa el primer lugar, junto al chalé, el lujoso automóvil, el puro habano, y el sombrero panamá.

En el jardín que rodea la mansión, como un pulcro escaparate de sueños cumplidos, es fácil imaginar la figura del indiano, vencido por la fatiga, adormecido a la sombra de la palmera mientras cae la tarde»

Antes de Las Palmeras, una finca eminentemente rural, si bien ya no parece haber ganado en la antigua casería sí buen prado y frutales. En el Diccionario de Madoz, de 1840, se dice que Ribadedeva o Ribadeva era concejo productor de escanda, maíz, trigo, patatas, legumbres, habas, castañas, avellanas, bellotas, peras, manzanas, lino y cáñamo. Más adelante muchos campesinos abandonaron el campo y se hicieron emigrantes, primero a las américas en tiempos de los indianos, luego a Europa tras la posguerra mundial, más adelante a las ciudades, asturianas, cántabras y de otras partes de España, especializándose los pocos labradores que quedaron más en la producción láctea para la gran demanda de las áreas urbanas que en la agricultura salvo quizás productos de buena demanda y relativa rentabilidad, como algo de manzana de sidra y determinadas hortalizas

Y así llegaríamos al boom turístico, que si bien no ha cesado y se ha incrementado sin duda con la mejora de las comunicaciones (léase Autovía del Cantábrico), es muy estacional. A la vez, la crisis del campo y todos adjetivos que se le han puesto a largo del tiempo (éxodo rural, abandono del campo, la reconversión silenciosa, la España vaciada, etc.) han hecho mella en el concejo. De todo ello informa Marcos Palicio en su citado artículo Esperanza de vida en el extremo oriente:

«Con la ganadería «en caída libre», Antonio Álvarez Boeta«Toñito», 83 años y un diminutivo muy bien justificado a pesar de su edad, ya no ve pasar vacas por las calles de la villa ni las huertas que «antes tenía todo el mundo en Colombres», pero tampoco un paisaje de actividad económica y comercial suficiente para completar la transformación urbana. Para que Colombres se dedique por entero al sector servicios, para ser completamente urbanos, «aún nos falta ese punto», remata Manuel Collera. La crisis frenó el optimismo que hace unos años contenía un estudio de la consultora Mer Consulting para el Ayuntamiento de Ribadedeva, pero están a tiempo. Los cimientos están puestos gracias al estallido inmobiliario de los últimos años, pero las nuevas urbanizaciones, a la vista está la del barrio de El Redondo, «han quedado mayoritariamente para segundas residencias». Y eso también sirve… A veces. Es «muy bueno para la vida del pueblo», tercia José Manuel Castro, de la Asociación Juvenil Pumarada, pensando en toda la actividad que por momentos desborda Colombres en verano, aunque en la otra cara de la moneda persistan los largos inviernos en los que «te das cuenta de que somos cuatro y de que para vivir aquí, para los jóvenes, cada vez hay menos salidas». 

Y el brillo del verano, cada vez más fugaz. «Se reduce prácticamente al período que va del 20 de julio al 25 de agosto», interviene Asunción Gutiérrez, directora del Coro de Ribadedeva. Pasadas las fiestas, es como si se hiciese un barrido». Colombres revive en Semana Santa y el bar de Calama Hassna bendice el Camino de Santiago y este año santo compostelano que prometen traer por la senda que sube desde Bustio a «madrileños, vascos, extranjeros…». Dejando aparte el verano y los tradicionales períodos de vacaciones, no obstante, la villa se sobresalta también con otros momentos puntuales de lucidez creativa que se han abierto gracias a algunas iniciativas de nacimiento reciente. Los vecinos citan la concentración de motos clásicas que desborda la villa en octubre o la feria indiana que explota cada mes de julio desde hace dos años las potencialidades turísticas del esplendoroso pasado emigrante del Colombres actual. Pero es el turismo todavía un nudo esencial en ese tejido empresarial y comercial que agitaría la vida de la villa. Un nudo sin deshacer. «No hay apenas infraestructura hotelera», alerta Antonio Álvarez. «Para dormir y comer hay problemas»

En este punto hemos de prestar también especial atención al paso de vehículos, pues la calzada se estrecha ente estas casas y forma un pequeño cuello de botella

Otro de esos elegantes balcones-galería se asoman sobre el Camino…

Seguidamente, un pequeño jardín, pero con varios árboles ornamentales delata tal vez también la presencia de antiguos indianos 

Es Villa Vanessa. Recordemos una vez más que no todos los indianos hacían nuevas residencias personales o quintas de recreo, en muchos casos reformaban la tradicional casa familiar y su entorno más inmediato

En este caso tenemos un hermoso corredor entre cortafuegos elementos muy bien estudiados por Florencia CosoArias, Miguel Cores Ramsaud y Matilde Zarracina Valcárce en El corredor en las casas asturianas:

«El corredor se desarrolla a lo largo de toda la fachada principal de la casa, cerrándose sus laterales por la prolongación de los muros piñones, en los que encajan o apoyan las carreras sustentantes de aquél. Estos muros, denominados cortafuegos, protegen lateralmente del viento y de la lluvia tanto el zaguán como el corredor. Se consigue con esta composición una lectura similar a la que proporciona el corredor sobre machones; en ambos casos toda la fachada es un espacio de transición entre el exterior y el interior. 

(…) En el tercio N.E. de Asturias, zona en la que se da un tratamiento muy cuidado a los elementos de madera y piedra, los muros cortafuegos, de sillería bien labrada, avanzan a la altura del primer piso sobre ménsulas molduradas en cuarto de bocel, caveto, gola o talón, adornadas frecuentemente con medias bolas. Este recrecido permite amparar lateralmente el gran fondo que los corredor es alcanzan en el área, en la que adquieren gran importancia como espacios de servicio que complementan o suplen algunas funciones del hórreo, construcción escasa en esta zona. Los amplios aleros de madera que cubren el corredor, los capiteles zapata de los pies derechos, las balaustradas y los rodapiés se tallan con profusión de motivos geométricos, vegetales, de ovas, etc.»

Otra fila de viejas casas restauradas y haciendo calle delatan el antiguo tránsito del Camino Real de la Costa

Y a la izquierda ya llegamos a la Quinta Las Palmeras, otra de las obras del gran urbanizador de Colombres Manuel Posada Noriega para los Escalante, de 1890, hermanos emigrantes a Cuba: Ana María, Manuel, Francisco, Víctor, Perfecta, José y Eduardo, hijos de Rafael Sánchez Caso, de Colombres, y de Teresa Escalante Valle, del cercano pueblo de Noriega

Los Escalante hicieron fortuna en Cuba con textiles, asentándose en Santiago de Cuba con la empresa La Fortuna, y a su regreso construyeron sus casas contando con Posada Noriega para sus proyectos de vivienda. En el blog Casonas Asturianas lo explican bien:«Es uno de los clanes más representativos de Colombres: Ana María, Manuel, Francisco, Víctor, Perfecta, José y Eduardo, los siete hijos del matrimonio formado por Rafael Sánchez Caso, vecino de Colombres, y Teresa Escalante Valle, natural de Noriega. Los Sánchez Escalante pasaron por La Habana al amparo de comerciantes amigos de la familia, establecidos en el ramo textil, y terminaron ubicándose en Santiago de Cuba, como importadores de telas bajo el nombre comercial de La Fortuna»

Perfecta hizo construir esta mansión, llamada también El Hórreo, mientras Francisco encargaba la de Los Leones o Villa Ignacia, que acabamos de ver, Víctor reformaba la casa familiar (La Casa del Abuelo), Eduardo mandó hacer la Casa Roja o Villa Teresa, nombre de su esposa y sobrina carnal, pues era hija de su hermana Ana María

Asomados al portón de rejería admiramos esta hermosa percepción lineal de perspectiva, con el camino de acceso hacia la casa, todo recto y con las enormes palmeras a los lados. En Patrimonio Indiano Pablo Cueto y Marisol López cuentan así:

«Las Palmeras”, uno de los ajardinamientos más notables de todo el patrimonio indiano. Si en Asturias era frecuente que estas entradas estuvieran flanqueadas por plátanos, en este caso, los propietarios plantaron una gran avenida de palmeras que conduce hasta la casa»

La casa sólo la vemos parcialmente y a cierta distancia, está dedicada en nuestros días al turismo. Los Escalante como los Noriega o los Posada son sucesores de linajudas estirpes radicadas en Colombres y Ribadeva prácticamente desde que en el siglo XVI hay cierta abundancia documental sobre esta zona. Si bien al ser familias numerosas muchos hermanos decidieron emigrar y no romper en demasía la herencia familiar, no parecen haber sido estirpes especialmente pobres sino más bien siempre en puestos de importancia, algunos incluso en la corte, lo que revela que el escapar de la miseria no fue lo que motivó a muchos indianos, sino hacer negocios para una vida mejor, dejar el extremadamente sufrido trabajo del campo, escapar del servicio militar de varios años, etc.  

Dejamos Las Palmeras pero, pasando El Robledo ya vemos otras en lontananza: hacia ellas vamos, pues encontraremos otra casona de indianos: la Quinta Buenavista

Largos muros blancos con tejadillo a dos aguas cierras fincas arboladas con estupendos jardines 

Pasando el portón, ya asoma, ante dos altas palmeras, la Quinta Bellavista, que viene a continuación, En el blog de Elia Carro Eliacarrostyle,  hallamos esta hermosa entrada: Si tu casa no tiene palmera no es indiana, que viene muy apropiadamente a esta nuestra caminata por Colombres:

«Son impresionantes, lujosas pero no discretas, tenían como fin hacer  que dijesen bien claro que habían triunfado sus dueños. Son las casas indianas.(Los propietarios habían hecho las Américas y habían vuelto con las manos llenas). 

Tienen todas un parecido asombroso, características comunes como grandes balconadas en madera, pequeñas o grandes torres, que se basan en la arquitectura que dejaron en su tierra natal, y todas ellas en sus jardines , una o varias palmeras.

Me recorrí algunos pueblos donde había gran número de estas casas en Asturias y acabé pensando, por qué todas tenían esa palmera en sus jardines.

¿Era una característica para distinguirse o porque les recordaba a la tierra, al pasado ,que habían dejado atrás?

Quizás por las dos cosas. Puede ser banal pero todos ponemos en nuestro “jardín” algo que nos distinga, para bien o para mal»

Y en Viajeros 3.0, en Colombres, un recorrido por las raíces indianas de Asturias, destacamos esta reflexión:

«Hoy en día son innumerables las poblaciones asturianas en las que podemos descubrir estas raíces indianas como son 

Llanes

Cangas de Onís, Ribadesella, Luarca o Navia, entre otras muchísimas. Pero en Colombres la transformación fue radical. Dicen que no hay ningún vecino que no tenga familia en México o Argentina. La que no era más que una pequeña aldea rural se convirtió en una población moderna, elegante y colorista. Una gran inyección de dinero americano a la que el Colombres de la actualidad se lo debe todo»

La Quinta Buenavista, es obra atribuida también a Manuel Posada Herrera para otro de aquellos míticos indianos de antaño como fue para Luis Caso Rodríguez, emigrante a Cuba, que además a su regreso llegó a ser alcalde de Ribadedeva. No fue el único que tuvo ambiciones políticas y llegó a ese cargo a su regreso a América. En este concejo ya lo había sido Íñigo Noriega Mendoza, cuya quinta, La Casona, veíamos en la entrada de blog correspondiente a la Plaza Manuel Ibáñez Posada

Conserva la mansión su fachada original, con buen mirador y balcón. En el año 2014 se recuperaron también sus colores primigenios, blanco y granate. Se dice que es la única casa de indianos habitada en Colombres todo el año, por Juan José Caso, nieto del fundador, quien se ha hecho también con la propiedad de Las Palmeras

Dispone de gran jardín y finca con hórreo. En las columnas del portón sendos jarrones decorativos de piedra

Y aquí, en la artística rejería, la fecha de construcción, año 1899, y una estrella de seis puntas en lo alto

En La huella que marca Colombres, Andrea Inguanzo plasma una buena descripción de la quinta cuando glosa para El Comercio cómo se recibió en Colombres la certificación de Bien de Interés Cultural para la población:

«Es la única casona indiana de Colombres que se encuentra habitada durante todo el año, algo que quizás también influya en que su estado de conservación exquisito. La Quinta Buenavista se encuentra franqueada por dos grandes palmeras. Respetando su esencia inicial, el pasado año volvía a sus colores originales, el blanco y el granate. Luis Caso Rodríguez levantó en 1899 esta ilustre mansión que hoy conserva y cuida como su principal tesoro uno de sus nietos, Juan José Caso, que hace varios años también se hizo con la propiedad de la casa de Las Palmeras, otro icono colonial que se levanta al final de un largo pasillo de 18 de estos árboles, «único en Asturias», y que fue propiedad también de los Sánchez Escalante.

Caso recibió la noticia de la certificación autonómica de forma positiva. «Confío en que vaya a ser algo beneficioso para Colombres y para toda Ribadedeva», declara. Él, que también vivió en sus propias carnes aquello de la emigración, residiendo durante décadas en Caracas, ha tenido que salvar grandes dificultades en esta mansión. En el año 1979 un cortocircuito provocado por la caída de un rayo incendió la construcción, un suceso en el que hubo, sobre todo, «grandes pérdidas sentimentales». A pesar de haber ardido la práctica totalidad de los muebles originales, la Quinta Buenavista conserva sus fachadas originales. En ellas destacan dos centenarios jarrones de piedra, un amplio mirador y un balcón. La casona está rodeada de un extenso jardín y desde hace unos años cuenta con uno de los pocos hórreos del municipio.

En el interior, son abundantes los cuadros de grandes dimensiones en el transcurso de los dos tramos de escalera, donde destaca sobre manera la presencia de la madera en suelos y paredes. Para Juan José Caso otra parte positiva de la protección es perpetuar estas casas y todo lo que significan. Y es que, reflexiona, «ya quedan pocas en manos de sus dueños originales»

Dejando la Quinta Buenavista, continuamos avanzando valle adelante entre los muros que cierras las fincas

La zona constituye lo que ahora se llamaría urbanísticamente algo así como espacio residencial de baja densidad o similar

Casas tradicionales reformadas y rehabilitadas, esta primera con una buena corralada de acceso, con portón y tejadillo a dos aguas

A la derecha un pequeño jardín abierto y una cruz, La Cruz de Badalán, otra de las viejas cruces camineras de Colombres

Y a sus pies, bajo una planta de este jardín, la concha jacobea con su correspondiente flecha direccional

En contra de lo que pueda pensarse popularmente, las conchas del Camino jalonan su recorrido pero no necesariamente marcan su dirección. Lo correcto mara ello es que vayan acompañadas de una flecha, según leemos en las recomendaciones de señalización publicadas por el Consejo Jacobeo:

«El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales, como en el entorno de bienes declarados por su interés cultural o en conjuntos históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la cartelería. 

El Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativo del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización, se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989. 

Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan«

La base o pedestal de la cruz tiene unas escalerillas. No parecen apreciarse inscripciones

Pero a la derecha hay una pequeña placa en una pared que nos ofrece una información interesante

En ella se nos dice que D. Julio Caso Duchent recuperó esta cruz y mantuvo este lugar a lo largo del tiempo

Y así, desde La Cruz de Badalán continuamos camino por este barrio alto y residencial al oeste de la villa de Colombres, prácticamente ya en las afueras 

A la derecha, un tramo de acera al lado de esta tapia con tejadillo

De Badalán vamos pasando a La Rebollada, siguiendo, a partir de la siguiente bifurcación, el camino de este nombre

Para ello en la bifurcación seguiremos a la derecha, entre más quintas y chalets con terreno

Avanzamos por la acera y todo recto hasta la siguiente curva, donde cruzaremos la calzada para salir de Colombres, la Villa Indiana por excelencia. M Cruz Morales, en la guía Ribadedeva. La Huella Indiana lo explica de esta manera:

«El concejo de Ribadedeva y la villa de Colombres en particular, son un magnífico ejemplo de una historia cercana, que se repite en toda la cornisa cantábrica: el fenómeno de la emigración de muchos jóvenes que buscaban fortuna y huían al mismo tiempo del hambre y del servicio militar obligatorio. Sus países de destino fueron casi siempre México y Cuba. 

Cuando lograron el triunfo y la riqueza no olvidaron sus raíces. Durante los años de trabajo y exilio, cultivaron la nostalgia y el sueño de retirarse como rentistas. Este sueño incluía el construirse una buena residencia en la patria chica. Y cuando llegó el momento de llevarlo a cabo, dejaron un testimonio visible de su nueva condición de hombres ricos. 

Así, enviaron grandes sumas de dinero para construir las casas y también para mejorar los pueblos y las necesidades de sus vecinos y parientes. Ellos pagaron las traídas de agua a las escuelas, las carreteras o los cementerios. En Colombres transformaron radicalmente la pequeña aldea rural en una villa moderna, con una arquitectura, llamativa, colorista y exótica. Su buena conservación y la calidad de los edificios, están completadas por la circunstancia de que los principales referentes urbanísticos de la villa, como son la Plaza, la Casa Consistorial y la iglesia, también se deben al dinero americano»

Y sería a finales del siglo XIX y principios del XX cuando Ribadedeva logró el mayor auge económico que se había conocido en su historia, transformándosela población:

«En Colombres se hizo la urbanización de las calles. Llegó el alumbrado público, el ferrocarril y las carreteras, a uno niveles que en aquellas fechas no tenían otras ciudades mucho más importantes. 

En estas tierras limítrofes entre Cantabria y Asturias, se dejó sentir sobre todo la influencia de Santander. Por su puerto embarcaban los emigrantes casi adolescentes y regresaban viejos y cansados, también de allí llegaron los principales arquitectos y constructores llamados por la clientela indiana. 

El conjunto patrimonial de Colombres, uno de los más interesantes de todo fenómeno de la Arquitectura de Indianos, justificó que en una de estas mansiones, la Quinta Guadalupe, se creara en 1987 la Fundación Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, que trabajaba para conservar y exponer la memoria histórica y las creaciones de las sucesivas generaciones de emigrantes» 

Conjunto patrimonial de Colombres del que ya vamos a salir, cruzando esta calle a la izquierda a la altura de estos chalets

Y a la izquierda tomaremos este camino que da vista a otra creación de los indianos el antiguo Asilo de Colombres, fundado en 1907 y actualmente Fundación Ulpiano Cuervo, nombre del indiano que lo auspició

En el decreto por el que se declara Bien de Interés a Colombres se deja muy claro que las fundaciones indianas de la villa abarcaron este y otros servicios y obras públicos:

«Colombres es una de las localidades asturianas donde más impronta ha dejado el fenómeno de los indianos. Destaca esta villa no sólo por la cantidad y calidad de viviendas y residencias debidas a los capitales indianos, sino también por un conjunto excepcional de equipamientos públicos promovido directamente por los emigrados a América. Ese conjunto está integrado por elementos tales como la plaza central de la localidad (dedicada a uno de los grandes benefactores de Colombres, Manuel Ibáñez Posada), el Ayuntamiento, el Hospital asilo Ulpiano Cuervo o la propia red de abastecimiento de aguas, puesta en funcionamiento en 1892 y que permitió a Colombres (villa con apenas 700 habitantes en 1900) contar con un servicio del que en aquel momento sólo disponían algunos núcleos urbanos asturianos»

Los edificios de la residencia están rodeados de un buen terreno con árboles ornamentales y jardines, como cualquier quita indiana: nosotros aquí dejamos el asfalto para tomar la senda terrera que baja a la derecha, bajo alguno de estos árboles

Hemos de estar atentos a las flechas amarillas en los postes telefónicos de hormigón a la derecha del portón

También veremos el monolito o mojón jacobeo que nos indica bajar por este, el antiguo camino real, dejando de esta manera el casco urbano

Y así, viendo los edificios de la Fundación Ulpiano Cuervo y caminando al lado del muro que cierra su finca, bajamos por este precioso camino que de Colombres nos llevará a El Peral, camino de La Franca

Un poco más allá, y también grandes y blancas, las casas del Cuartel de la Guardia Civil

Un soberbio roble se yergue sobre el Camino, desde el que se contempla un buen paisaje

A la derecha el valle del río La Salcea con la Rasa de Pimiango que lo separa del mar

Abajo la carretera RD-2, que comunica Colombres con El Peral y la N-634 por El Cierrucu y Linde

En lo alto de La Rasa, en La Ería, Pimiango, pueblo antaño de artesanos zapateros ambulantes, oficio desaparecido con la Guerra Civil pero que marcó su devenir histórico. De los zapateros de Pimiango hemos hablado ampliamente, así como de alguna de las fundaciones indianas del lugar, en las entradas de blog correspondientes a Bustio y a la entrada de Colombres, los tramos anteriores del Camino Norte

Solamente añadir que existe cierta controversia en cuanto a dónde se alojó realmente Carlos I cuando anduvo por estas tierras, pues según algunos no sería en Colombres población sino en el palacio de la Casa de los Colombres de Pimiango. Esto plantea por ejemplo Ramón Avello Luis Sevilla en Ribadedeva, tierra de límites, que publica El Comercio el 19-6-2010:

«Se puede decir que Colombres entra en la historia de la mano de Laurent Vital, el cronista que acompañó al Emperador Carlos I, en 1517, en su viaje desde Villaviciosa hacia Santander y Castilla. El 28 de septiembre, los ilustres viajeros llegaron en un día soleado a «un pueblecito o aldea llamada Colombres». 

Cronistas locales comentan que en realidad, Carlos V pernoctó en la Casa Fuerte de los Colombres, que está en Pimiango. Lo que no hay duda es que el Emperador pasó por el concejo y por Colombres. Vital describe con detalle una animada danza de ronda, en honor a la comitiva, dirigida por una «capitana danzadera», que por los esfuerzos «bien sé que su nariz goteaba a veces, pero ella se limpiaba con el moquero y creo que más bien fuese sudor y no destilaciones procedentes del enfriamiento»

Con quintas, añejas casonas rurales y buena arquitectura popular, Pimiango se divisa desde bastantes kilómetros a la redonda, dada su elevada situación, tanto respecto al mar como a la tierra. Una de las construcciones que mejor se distinguen en la distancia es el antiguo depósito de agua, otra creación indiana, en concreto de Ángel Noriega

También destaca la gran torre-campanario dela iglesia parroquial de San Roque, del siglo XVII y con reformas posteriores, donde se guarda, y para eso se habilitó su antigua capilla de San Antonio, la imagen románica dela Virgen de Tina, procedente del antiguo monasterio de este nombre

La Sierra de Tina se prolonga hacia el este, ese era el solar del antiguo monasterio, hoy consolidadas ruinas, de Santa María, cerca de la cueva prehistórica de El Pindal y de la capilla y cabo de Santu Medé o San Emeterio. Un camino costanero, posiblemente también empleado por peregrinos, pasaba la Ría de Tinamayor por su bocana hacia el embarcadero de Puertu Chicu y subía al convento, donde habría algún piadoso servicio de acogida a los romeros, y continuaba por toda La Rasa de Pimiango hacia el oeste. Se perciben en todo ello reminiscencias de cultos paganos cristianizados, pues ya en la Cueva del Pindal, con sus pinturas de bisontes y mamuts, se denota es más un santuario rupestre que una gruta habitada. Las leyendas populares hablan de unos seres mitológicos, las injanas, de pelo largo y largos pechos que tenían que echarse a la espalda, que salían al bosque o al mar colgándose del pelo unas de otras

Y ahora, pasado el frondoso árbol, que proyecta buena sombra sobre el Camino, especialmente agradecida y fresca en las jornadas estivales de intenso sol, un nuevo paisaje se extiende ante nosotros

El Peral, que extiende buena parte de sus casas a lo largo dela carretera N-634, una auténtica avenida de fondas, hoteles y casas de comidas que se extiende hasta La Franca y su playa

A la derecha, la Sierra Plana de Pimiango (Rasa de Pimiango, Sierra de Tina), es una continuidad de la Sierra Plana de la Borbolla, que vemos a la izquierda, separadas por el estrecho valle del Ríu Cabra, que desemboca en la Playa de La Franca haciendo de frontera entre Ribadedeva y Llanes, concejo al que entraremos por Santiuste, en ruta a Buelna y Pendueles

Entre El Peral y La Franca está El Bau, con su ermita del Santísimo Cristo, de gran tradición romera y camino de peregrinaciones, construida en 1709 sobre otra mucho más antigua 

El Peral, El Bau, La Franca y Santiuste serán pues las siguientes poblaciones camineras que hallaremos en el inmediato tramo del Camino Norte en Asturias, cuando de Ribadedeva pasemos a Llanes, avanzando por la costa oriental asturiana

EL PERAL Y EL BAU: LA BAJADA DE COLOMBRES, LA ERMITA DEL SANTO CRISTO, LA CASA DE LA ERMITAÑA Y LA VIEJA ESTACIÓN (RIBADEDEVA, ASTURIAS)

 Xurde Morán

El Camino Norte de Santiago acaba de entrar en Asturias procedente de Cantabria y, tras atravesar la capital del concejo de Ribadedeva, Colombres, al que hemos dedicado dos entradas o artículos en este blog, salimos de su casco urbano, Bien de Interés Cultural, por el barrio de Badalán, bajando ahora al valle del río La Salcea para Llegar a El Peral, otro de los pueblos del concejo, que extiende buena parte de sus casas a lo largo de la N-634. Al fondo vemos la Sierra Plana de la Borbolla (221 m),, separado de la Sierra Plana de Pimiango (a la derecha) por el estrecho valle del Ríu Cabra, paso y divisoria de concejos, Llanes y Ribadedeva, que desemboca en la playa de La Franca, una de las más bellas y visitadas del oriente asturiano 

Un poco más allá de La Franca está El Bau o El Vau (del latín vadum, vado, paso de río), solar de la emita del Cristo, de gran tradición romera y milagrera, a unos metros de la actual gasolinera. Del pueblo de La Franca solamente llegamos a ver un par de tejados (en medio de la foto, entre los árboles). Poco más allá es Santiuste, el primer núcleo de población llanisco que vamos a conocer nada pasar pasar el citado Ríu Cabra, desde cuyo puente medieval o romano subiremos a las cuadras donde estuvo  La Venta Santiuste (a lo lejos a la izquierda), hito del Camino y antigua parada y fonda de viajeros y peregrinos visitada por Jovellanos. Ahí se terminará la subida desde el río, viendo a la derecha el Palacio de los Rubín de Celis, dando vista al Mar Cantábrico

Con templamos todo este sector del valle: la Sierra Plana de Pimiango, Rasa de Pimiango o Sierra de Tina, hoy plantada de ocalitos, guarda el testimonio de un camino antiquísimo que debió ser también ancestral vía de peregrinaciones, el cual cruzaba la Ría de Tina mayor en barca a Puertu Chicu, subiría al hoy sugerentemente arruinado monasterio de Santa María de Tina y, luego de pasar por la cueva-santuario de El Pindal y capilla de Santu Medé o San Emeterio, continuaría por esa rasa de ancestrales cultos cristianizados, por donde también acudían peregrinos pero en sentido inverso, muchos de ellos acudiendo ofrecidos a los santos milagreros, de ahí la popular canción del popular baile de El Pericote:

Válame, Válame

mío tíu coxu 

rompió un pie

y depués que lu rompió

llevólu a Santu Medé

A la derecha de El Peral El Cierrucu, histórico local musical donde arranca la carretera local que enlaza la N-634 con Colombres. Un poco más allá está el cementerio parroquial de Colombres, otra aportación de los indianos, en concreto Manuel Ibáñez Posada, año 1885

Desde la distancia se divisan parcialmente los panteones de algunas familias notables que tuvieron miembros emigrantes, como los Sánchez Escalante, el de Luis Caso, el propio Manuel Ibáñez Posada (primer Conde de Ribadedeva), Carlos Pérez, Florencio Noriega, Gestera… la capilla del camposanto está dedicada a Nuestra Señora de la Merced

Prestigiosos arquitectos participaron en la construcción de estos panteones, como Mauricio Jalvo Millán. El propio cementerio fue un encargo del conde a su primo, Manuel Posada Noriega, el gran urbanista de la villa indiana de Colombres. Para evitar el paso por la carretera, el Camino pasa muy cerca de çel para ir de Colombres a La Franca

Al lado del depósito de agua y dejando a la izquierda los edificios del puesto de la Guardia Civil de Colombres en Badalán, contemplamos este bello paisaje bajando a El Peral por este viejo camino real costanero

Más allá, en los montes de La Franca, esta la Cueva L’Espinosu, el primer enterramiento colectivo de la Edad del Bronce en Asturias, descubierta en 1978 y excavada en 1993, se han hallado restos que corresponden a seis mujeres, seis niños y un individuo no identificado, así como el ajuar funerario

Estas sierras litorales, paralelas y muy próximas a la costa, guardan el testimonio de las más antiguas civilizaciones que poblaron estos parajes desde la más remota prehistoria, desde las cavernas-santuario hasta los concheros asturienses y, ya en el neolítico y edad del bronce, las necrópolis tumulares y los ídolos ancestrales grabados en peñascos

A lo largo de los viejos caminos, como en la ribera de ríos y regatos, sobreviven árboles y arbustos autóctonos, a veces solitarios y a veces formando incluso matas y pequeños bosquetes: encinas, álamos, castaños, fresnos, plátanos alisos y algunos robles

El Camino, de tierra y de hierba, es ancho y muy agradable de caminar, alternando tramos al sol y a la sombra, siempre en suave descanso hacia el valle

El crecimiento de los grandes núcleos urbanos hizo que gran parte del campo asturiano se especializase en pastos de vacuno para suministro a los mismos de carne y leche, relegando en buena parte la agricultura. Las pequeñas explotaciones familiares, de autoconsumo y con pequeños excedentes para los mercados locales, fueron dejando de ser rentables, llegando a desaparecer. El éxodo rural dejó sin utilidad muchos pastizales, que fueron plantados de eucaliptos u ocalitos, especie foránea de crecimiento rápido para la industria papelera (antes para la construcción y minería)

Y así, enormes extensiones fueron plantándose intensamente de este monocultivo que casi monopoliza el paisaje arbóreo del litoral cantábrico, como la Rasa de Pimiango o Sierra de Tina, donde se sabe hubo en siglos pasados reservas arbóreas destinadas a la construcción naval, tanto mercante como de la armada de guerra

Se sabe que en el siglo XVIII, justo antes de la construcción y apertura de las primeras carreteras, muchos milenarios caminos reales, tal que este, fueron ensanchados para el paso de carros grandes de los carreteros y sobre todo de las primeras líneas más o menos regulares de las diligencias. Luego estas vías ancestrales quedaron relegados a vías pecuarias o sencillamente desaparecieron, ocupadas por monte, fincas o por esas nuevas carreteras

No se sabe a ciencia cierta si el documentado Camino Real de la Costa, con sus cambios y variantes a lo largo de los siglos, se basaba en vías naturales prehistóricas romanizadas en vías y calzadas romanas, o era una red de caminos norteños, entre los pasos de las cordilleras y el mar, por los que caminaron los peregrinos, así como arrieros, artesanos ambulantes, pastores trashumantes, etc., realizando paradas en ventas, posadas y demás hospederías o refugio. En el caso de los peregrinos estos buscaban principalmente sus hospitales caritativos de acogida que, según se iban fundando (o desapareciendo), favorecerían cambios en su itinerario jacobita y/o a otros santuarios de peregrinación

Dos de esos santuarios de peregrinación local ya los hemos dicho y están aquí, el de Santu Medé o San Emeterio, relacionado con Santa María de Tina y tal vez con cultos paganos cuyo primer precedente en el tiempo sería El Pindal, y por supuesto la ermita del Cristo en El Vau, que hallaremos próximamente, si bien y para evitar el peligroso trasiego por la N-634 se ha señalizado una ruta alternativa para ir a La Franca

Los paisajes de pumaradas serán también muy habituales en Asturias, tal que este, de manzanos de sidra. Los de viñas han desaparecido (salvo en el vinícola suroccidente astur), tanto es así que no queda ni memoria, salvo escasos documentos y algunos topónimos como el de La Viña, muy cerca de aquí, entre El Peral y la Sierra de Tina

Registrada desde la Edad Media, la sidra y el cultivo y mejora de las especies manzaneras pertinentes para ello, evolucionó en Asturias y se mantuvo más que en otros lugares llegando a crearse toda una cultura, material e inmaterial, en torno a ello, pues abarca desde lo gastronómico a lo literario, lo festivo, el folklore, el vocabulario y expresiones, la mitología, el arte…. iremos comprobándolo, paulatinamente, según nos adentramos en tierras asturianas

Y aquí están Las Riegas, grandes fincas de pastos al pie de El Peral, en lo que fue el dieciochesco Real Valle de Ribadedeva que, formando parte del Alfoz de Ribadedeva en la medieval provincia de Primorias o Premorias y Tierra de Aguilar, pasó en 1230 de las Asturias de Oviedo a las castellanas Asturias de Santillana, por disposición de Fernando III dentro de su reajuste administrativo con la unión definitiva de los reinos de Castilla y León

Sin embargo, tanto Ribadedeva como Peñamellera, también incluida en esa reforma administrativa, siguieron perteneciendo en lo eclesiástico a la diócesis asturiana, y en lo civil tuvieron una importante autonomía respecto a Santillana del Mar, según privilegio otorgado en 1376 que, por ejemplo les daba derecho a los vecinos para nombrar sus propios jueces y cargos concejiles, no estando obligados a salir de su territorio a juicios o llamamientos, salvo los emanados directamente de la Corte

El espacio, organizado en torno a torres y monasterios fue despegándose del feudalismo paulatinamente, pero pese a estos privilegios nunca llegó a crearse una población con la entidad urbana suficiente como Llanes y San Vicente de la Barquera, con su carta puebla que favorecía su poblamiento y configuración urbana en base a puerto y mercado, que eran amurallados para su defensa, tanto de enemigos exteriores como de las ambiciones, tantas veces sostenidas por las armas, de la nobleza terrateniente que a veces, como señores de la guerra y aprovechando disputas dinásticas y periodos de debilidad de la Corona, ansiaba dominarlas

Esta ausencia de núcleo urbano propiamente dicho hizo que el lugar no pareciese asombrar mucho a Laurent Vital cronista de Carlos I, cuando el joven flamenco recorrió la costa asturiana con su séquito tras desembarcar en Tazones muy desviados de su singladura a Santander, realizando en Colombres (otros dicen que en Pimiango) una de sus paradas el 28 de septiembre de 1517

Esta franja en torno al Deva formaría parte de la línea defensiva de Colombres durante la francesada, defendida por Francisco Ballesteros y luego por Llano Ponte, sería en ocasiones rota por las tropas napoleónicas durante sus sucesivas incursiones y repliegues en Asturias

Tras la Guerra de la Independencia llegarían los enfrentamientos entre liberales y absolutistas que darían pie a la liquidación del llamado Antiguo Régimen y a nuevas reformas políticas que conllevarían las consiguientes transformaciones administrativas, entre ellas la vuelta de Ribadedeva y Peñamellera a Asturias en 1833, la creación del primer Ayuntamiento de Ribadedeva en 1834 y la posterior devisión de la vecina Peñamellera en dos, El Valle Baju y El Valle Altu

Caminando ya en llano, por Las Riegas, el paisaje es extraordinariamente bello y verde entre prados cuyos cierres de alambrada delatan sus usos ganaderos

Muy cerca, uno de esos bosques autóctonos, entre La Serropia y El Vau, nos señalan la cercanía a la milagrera ermita del Cristo

A la derecha, vacas pastando al pie de las casas de El Peral, entre la N-634 y El Cierrucu

La verdad que el trayecto es una preciosidad: avanzamos con paso firme y resuelto por esta vega entre Colombres y El Peral. El Camino sigue un trecho mayormente recto

Se dice que antaño un ermitaño prendía una fogata, vela o farol en el santuario de El Vau, la cual se veía desde muy lejos, guiando en la noche a viajeros, nómadas y peregrinos, pues no había alumbrado público. Esto era una costumbre muy usual en muchos sitios, los antiguos faros de la tierra, tan importantes como los del mar, a veces, con niebla o mal tiempo, acompañado de las correspondientes señales acústicas de campanadas, voces o palmadas, si bien esto más quizás en la montaña

Sin duda, los peregrinos de antaño verían, ya al empezar a bajar desde Colombres, de aquella luz en la oscuridad que les anunciaba además lugar para pasar la noche a cubierto, así lo dice María Josefa Sanz, coordinadora del libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa:

«Dejando a sus espaldas Colombres, los romeros se dirigían a la ermita del Santo Cristo de El Bao. Santuario de gran devoción local, al cuidado del mismo estaba un devoto o ermitaño, quien mantenía encendida una luz durante las noches, auténtico faro que guiaba a los viandantes, indicándoles un sitio un sitio donde podían recogerse a pasar la noche»

Si bien habría varios refugios similares, y hasta algún modesto hospital de peregrinos en Serdio y Pesués, sería en las aforadas villas portuarias de San Vicente de la Barquera y Llanes donde estarían los hospitales de romeros más prestigiosos y amparados, por ello podríamos suponer que los caminantes jacobitas de antaño procurasen hacer en una jornada, de un tirón, la distancia entre ambas poblaciones. 

No siempre sería factible por múltiples razones, por lo que buscarían otras alternativas, a veces incluso durmiendo a raso, por eso solían reunirse en grupos, al veces ya saliendo de sus poblaciones de origen, otras a lo largo del Camino, buscando normalmente afinidades según su idioma, procedencia, etc., esto era una ventaja ante posibles bandoleros, pícaros, ladrones salteadores, y demás peligros, aunque a veces también se producían problemas de convivencia entre ellos, como registra en su relato el peregrino Guillame Manier, que rompió su bordón golpeando a un compañero 

El bordón, que no era un cayado al uso, era el arma de defensa (o de ataque) de un peregrino, además de herramienta indispensable, a veces para saltar un obstáculo a manera de pértiga, para tantear el paso en la oscuridad, para coger fruta de los árboles y para un sinfín de utilidades. La Xacopedia le dedica todo un artículo, del que plasmamos esta parte:

«El bastón con el que viajaba el antiguo peregrino jacobeo no es un bastón al uso, sino uno especialmente preparado conocido como bordón. Consistía en una larga y recta vara, casi siempre superior en altura al hombro del usuario, hecha de madera resistente y de cierto grosor, rematada en su parte superior en un pomo, a veces con una gruesa moldura circular hacia el centro, y que podía incluir en el borde inferior una contera metálica terminada en punta. 

También se cita como “báculo”, ya que en algún caso podía finalizar en forma curva en la parte superior. Era una herramienta indispensable en el escueto equipo del antiguo peregrino para hacer frente a las dificultades y peligros del camino, para muchos también algo más que un simple instrumento utilitario. El bordón se sigue utilizando con cierta frecuencia en el presente, más como símbolo que como necesidad.

Para entender el origen del bordón -de etimología discutida- debemos acudir al francés antiguo. En este idioma el término bourdon se refería a una especie de lanza que, con el inicio de las grandes peregrinaciones a Santiago acabó denominando también al largo bastón utilizado por los peregrinos galos en el complicado camino que les aguardaba. Uno de los motivos que justifican este posible origen está en que en los idiomas de otros países vinculados a la peregrinación el bordón tiene grafía parecida. Tal es el caso del español y el gallego -bordón- del italiano -bordone- del catalán -bordó- o del portugués -bordâo-. El inglés se refiere a él como bead o, de manera muy clarificadora, como pilgrim’s staf.

El bordón, que aparece representado en gran número de imágenes desde la Edad Media, parece, visto hoy, un utensilio de viaje algo pesado, pero hacía más llevaderos los caminos medievales, casi siempre de complicado trazado. Permitía superar más fácilmente ciertos obstáculos, como zonas cubiertas de agua o lama, pequeños riachuelos, etc. Apoyándolo adecuadamente, y con un pequeño impulso, era fácil saltar por encima de estos obstáculos sin necesidad de apartarse del camino«

Y, efectivamente, se empleaba como arma, también contra los no infrecuentes animales agresivos que pudiesen encontrarse por los caminos, desde lobos y osos culebras, jabalís y otros que, aunque más domésticos pudiesen ser hostiles, perros y  hasta gallos, mulos, caballos o cerdos, que tradicionalmente estaban sueltos. También se usaba para atar a él la calabaza que hacía las veces de cantimplora, también a veces el zurrón, o se marcaban en su madera las muescas que señalaban los días de peregrinación. Llegó por ello a constituir todo un símbolo del que cuenta también así la Xacopedia:

«De la importancia concedida al bordón como elemento intrínseco al peregrino habla el hecho de que el Codex Calixtinus (s. XII), primer texto donde aparece descrito, señale que se bendecía en las iglesias, al igual que el zurrón, en una ceremonia de partida hacia Santiago. Se conservan en distintos puntos de Europa, especialmente en Alemania, referencias y representaciones artísticas de este ritual. Jacopo Caucci, en un trabajo sobre el sermón Veneranda Dies, el texto del Codex que incluye este ceremonial, lo destaca como una asunción del hábito del peregrino, una exaltación de sus valores simbólicos. 

En este sentido, el Codex habla del bordón como el tercer pie del peregrino, “símbolo de la fe en la Santísima Trinidad”, y medio de “defensa del hombre contra los lobos y los perros”, a los que compara con el diablo tentador, quizá aprovechando el miedo casi reverencial que los peregrinos tenían a estos dos característicos animales. En el libro II -capítulo VI- se le conceden propiedades taumatúrgicas: Santiago cura con el bordón de un mendigo a un peregrino enfermo

Por su capacidad para ayudar a superar las dificultades del Camino, itinerario hacia una meta sagrada, el bordón se ha relacionado en alguna ocasión con la virtud de la esperanza. Confirma este vínculo tan especial el empeño que se ponía en muchos casos en su diseño. Algunos eran pequeñas y costosas obras de arte y casi un símbolo de identidad, aunque la mayoría, por motivos económicos, consistían en simples varas labradas y adaptadas a las características físicas del caminante

En la Baja Edad Media el simbolismo del bordón se acentúa, amplifica y perfecciona. Se reproduce en metales nobles como presente para determinadas personalidades que peregrinaban a Santiago. Es famoso el obsequiado por el arzobispo compostelano Berenguel de Landoira a la reina peregrina Isabel de Portugal (s. XIV). A finales de la Edad Media se incorporara como emblema, al igual que la concha de vieira, al atuendo de los peregrinos, tanto bordado como reproducido en hueso, marfil o metal. Son los bordoncitos. Se colocaban sobre todo en los sombreros. Denise Péricard-Méa y Louis Mollaret destacan que en Francia estas miniaturas se conocían como bourdonnets. Afirman que en Santiago en el año 1553 era habitual su fabricación, mencionándose en un inventario más de quince mil. Se cosían a la vestimenta del peregrino, ya fuese uno solo o dos en forma de cruz«

Y del Bordón se llega al bordonazo, como el de Guillaume Manier:

«Golpe fuerte dado con el bordón. Se citan en distintos textos las dificultades y peligros que afrontaban los peregrinos en el Camino. El bordón, elemento casi sacro, se transformaba, llegado el caso, en el único medio de defensa a mano. Los golpes que con él se podían propinar -los bordonazos- servían de medida disuasoria a alimañas, ladrones y posibles enemigos.

La amenaza de un bordonazo actuaba incluso como medida disuasoria para resolver los enfrentamientos entre compañeros enemistados, aunque a veces, no siempre. El peregrino Guillermo Manier (1726) cuenta como rompió su hermoso bordón torneado sobre las costillas de Jan Hernand, uno de sus acompañantes en la peregrinación a Santiago al final de una fuerte discusión en Burgos. Pablo Arribas especula con que en las causas del enfrentamiento “se vislumbran los celos y los efluvios alcohólicos”

Y ya llegamos a El Peral, pueblo de Ribadedeva que pertenece a esta parroquia de Colombres, lugar en nuestros días más residencial que rural, con chalets, viviendas unifamiliares, alojamientos vacacionales y hoteles, favorecido ello por estar en la carretera N-634 y cercano a uno de los enlaces de esta con la Autovía del Cantábrico (A-8).

Uno de esos hoteles es el de Casa Junco, cuya parte posterior vemos desde el Camino, fundada fundado en los años 50 del siglo XX por Luis Junco, llanisco del pueblo de Parres, y su mujer Carmen, en un lugar de obligado tránsito y parada en la N-634. Primero abrieron un restaurante y luego este hotel, siguiendo sus hijos el negocio: adquirieron en Unquera las cafeterías Pindal, las de las célebres corbatas, y abrían también discoteca

Su hijo, José Luis Junco Lamadrid, continuó al frente del negocio y su expansión, siendo un empresario muy implicado en la comarca, profesional de la hostelería y patrocinador de equipos deportivos y asociaciones locales a quien se homenajeó a título póstumo en 2018 con el Premio Ribadedeva. Así lo narraba Lucía Ramos para El Comercio el 26 de noviembre de aquel año:

«Tres años después de su muerte, el reconocido empresario ribadedense José Luis Junco Lamadrid estuvo ayer más presente que nunca. Y es que el patio central de la Quinta Guadalupe, sede del Archivo de Indianos en Colombres, se llenó de gente deseosa de participar en el homenaje que desde el Ayuntamiento quisieron realizar mediante la entrega del Premio Ribadedeva 2018 a su mujer e hijos, Carmen Corral Mier y Carmen y Francisco José Junco. El galardón, señaló el regidor, Jesús Bordás, es la forma que tiene la sociedad ribadedense de agradecer a José Luis Junco toda una vida dedicada al concejo. 

Javier Cueli, secretario del jurado del premio, fue el encargado de explicar cómo los veintiún miembros del mismo se decantaron por el empresario frente a otras candidaturas, como la de Eloína Fernández Vega y Guadalupe Cabezas. Tras su elección, destacaron cómo José Luis Junco fue «un ejemplo y estímulo para la práctica y la promoción del deporte, especialmente el ciclismo, en Ribadedeva y la comarca». Recalcaron también su carácter «trabajador, emprendedor y generoso» y recordaron cómo «colaboraba siempre con todas las asociaciones que se lo solicitasen y en cualquier tipo de iniciativas vecinales».

Cueli realizó también una semblanza del galardonado, repasando cómo pasó su niñez en el concejo que le vio nacer para irse un tiempo a estudiar cocina a Oviedo. Profesión a la que se dedicó en el negocio familiar, Casa Junco, abierto por sus padres, Carmen y Luis, hasta que en 1981 se trasladó a Unquera (Cantabria) para ejercer de gerente en dos negocios que adquirió: Corbatas Pindal y Discoteca Lis. El secretario del jurado recordó cómo José Luis Junco compaginó su trabajo con la creación de la comisión de festejos de Las Nieves, en El Peral, así como con el Club Ciclista Occidental.

Jesús Bordás, por su parte, se refirió al premiado como «una persona correcta y amable en el trato que dejó tras de sí una vida llena de trabajo y perseverancia». Recalcó, asimismo, la «generosidad» y el «espíritu colaborador» del homenajeado, quien «fue un gran empresario de la comarca, destacando por su emprendimiento comercial generador de riqueza y puestos de trabajo». Una labor que, apuntó, continúa hoy su familia. Estos se mostraron «enormemente agradecidos» por el cariño que todo el concejo demostró ayer por José Luis Junco»

El Camino llega ante las primeras casas y pierde su suelo de hierba para dar paso al asfalto de la calle  en este cruce que da pie a dos opciones que se han señalizado y reseñalizado, a derecha e izquierda, varias veces

Un bonito panel con un mapa esperamos nos de la solución, por eso nos acercaremos a verlo para tomar una decisión

Aquí es donde nos percatamos de las dos posibles opciones para continuar camino e ir de El Peral a La Franca

-Un camino, el original, va a la izquierda encaminándose a la ermita de El Bao, El Bau o El Vau, si bien luego sale a la carretera N-634, que habríamos de seguir unos metros por el arcén, cruzando un par de rotondas antes de llegar a La Franca

-El otro se dirige a la derecha, cruza la carretera y seguidamente pasa sobre la Autovía del Cantábrico por un puente en el camino al cementerio, llegando a La Franca por una pista paralela a la citada autovía. Es más seguro que ir por la N-634 y sus rotondas pero no pasa por ese históricosantuario tan vinculado al Camino

Como hemos dicho las opciones se han señalizado varias veces, en el muro de piedra de esta casa enfrente del cruce

En la actualidad solamente vemos aquí una flecha amarilla indicando la opción de la derecha, pero nosotros vamos a hacer una cosa, iremos hasta la ermita, a escasos metros de aquí, y luego regresaremos para tomar este camino a la derecha

VISITA A LA ERMITA DEL CRISTO DE EL VAU:

Pues así, tal y como hemos dicho, para ir a la ermita del Cristo tomaremos ahora desde el cruce el camino a la izquierda

Atravesamos la vega encaminándonos al bosquete que veíamos desde Las Riegas hace un instante

Dejamos a la derecha una de las entradas al área de autocaravanas de El Peral

A la derecha tenemos un buen tramo de acera hasta la emita

Bifurcación y a la derecha. siguiendo la acera

Señal de ruta senderista de gran recorrido G.R. E-9 y señal del Camino de Santiago. Más atrás una casa en ruinas en medio del prado

Coincide aquí este trayecto pues con el G.R. E-9 en dirección a Pendueles (Llanes)

Ya desde aquí vemos, al fondo, la capilla, hacia la que nos vamos acercando

Primeramente y al empezar una pequeña cuesta pasaremos junto a este par de casas, la segunda con dos peculiares torres laterales

Parece que en el Cristo de El Vau confluirían tres antiguas rutas de peregrinación jacobea: una sería esta, que pasaría a ser la más empleada. Otra, que cruzaría el Deva más al norte, casi en la desembocadura de la Ría de Tinamayor, y por Puertu Chicu subiría al antiguo monasterio de Santa María de Tina, viniendo por Pimiango, Una tercera habría cruzado el río más al sur, en Vilde

La ermita del Cristo de El Vao es un santuario de entre los siglos XVII y XVIII, de gran tradición romera y que antaño estuvo a cargo de un ermitaño, que como hemos dicho encendía luces en la noche para orientar a los viajeros. Otras fuentes apuran más la fecha de fundación y dicen 1709 o 1715, si bien sobre otra capilla mucho más antigua

Anexa a ella está la Casa del Ermitaño…. o de la Ermitaña, tal y como aparece en el Tercer Libro de Fábrica de la iglesia de Colombres, depositado en el Archivo Diocesano, donde se cita en el año 1925 al problema acaecido en «La Casa de la Ermitaña», queriendo el cura ecónomo don José Fernández Menéndez…

«dejar consignados ciertos sucesos en esta parroquia que han sido semillero de hondos disgustos entre las familias y que han proporcionado a la fe no pocos quebrantos (…)

La causa inicial de todo ello la hicieron depender ciertas gentes «inquietas y revoltosas» de la venta efectuada por el obispo de una casa contigua a la Capilla del Cristo del Bao, conocida con el nombre de casa de la Ermitaña, por servir de habitación a la persona que tenía el cargo de cuidad y limpiar aquella ermita. Ocurrió esto en el año 1925. Unas cuantas personas ganosas de armar ruido y promover escándalos desvirtuaron la verdad y propalaron la especie de que el Obispado vendía la capilla»

El templo es de nave única de bóveda de crucería. No sabemos si los peregrinos y viajeros de antaño se acogerían en este gran pórtico cerrado con barrotes de madera hechos en buena carpintería tallada. La popularidad milagrera del Santo Cristo hizo de este lugar centro de peregrinación local, de su talla recoge Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, esta tradición:

«muy milagrosu, al menos el de antes que intentaron quemalu durante la guerra y solo se ampolló: este que pusieron luego ya non val tanto como el otru»

Otra concha y flecha señalizadora junto al pórtico y su banco corrido exterior

Entre los barrotes se ha colocado una red metálica para mayor protección que permite ver el interior. Es habitual encontrar la ermita cerrada, si bien talvez si tenemos interés pueda abrirla algún vecino

Enfrente de la capilla y cerrado por un murete, su antiguo campo es ahora un pequeño parque con juegos infantiles

Un poco más allá hay un sitio para comer o tomar algo. La Sidrería-Parrilla El Bau, que fue noticia en 2019 por el famoso concurso de la Olla Ferroviaria. De esta forma lo relataba Guillermo Fernández para El Comercio el 15 de mayo: 

«César González, sevillano de nacimiento y con residencia en la localidad ribadedense de Pimiango, se proclamó el sábado campeón del II Concurso de Olla Ferroviaria que se celebró en la sidrería-restaurante El Bau, ubicada en El Peral y regentada por Vanesa Fernández. 

La olla ferroviaria es un guiso con más de cien años de antigüedad. Era la comida habitual de los ferroviarios que trabajaban en el transporte de carbón de las minas leonesas, entre La Robla y Bilbao. A principios del siglo XX tardaban entre seis y quince días en recorrer los 750 kilómetros de ida y vuelta, y el plato caliente y económico era el más adecuado para un trayecto largo y un clima extremo. Los principales ingredientes del puchero son patatas y carne de cerdo o ternera, aunque podía elaborarse con legumbres, como alubias o garbanzos, y añadirle chorizo, tocino y morcilla.

Se cocina en una gran cazuela, de barro o porcelana, que se introduce en una estructura metálica. En el fondo del artilugio se coloca carbón vegetal. El recipiente tiene un asa por lo que se puede transportar mientras se sigue cocinando, algo que resulta muy útil en los viajes.

Al concurso de El Bau se presentaron siete marmitones: Manuel Noriega, Juan Fernández, Rubén Duarte, Elías Álvarez, César González, Sergio Narciandi y Pablo Santiago. Las bases especificaban que la olla sería de patatas con carne y que cada concursante tenía que aportar la materia prima. Seis cocinaron con aguja de ternera y uno con aguja de cerdo. Y, salvo algún toque exótico y especial, todos arrancaron con un sofrito previo tomando como ingredientes cebolla, pimiento rojo y verde, puerro, zanahoria, ajo y un golpe de vino blanco. Algunos añadieron salsa de tomate, champiñones, ají molido, especias y hierbas provenzales o brandy. El argentino Pablo Santiago comentó que «venimos para crear ambiente y perpetuar una tradición que nos enseñó Manuel Noriega, nuestro guía, mentor e instructor».

Las ollas ferroviarias eran de entre doce y quince raciones, cada una, y a primeras horas de la tarde se aproximaban al centenar los comensales dispuestos a dar buena cuenta del guiso centenario, que se vendió a diez euros, incluyendo pan, postre y bebida. El llanisco Manuel Noriega, a quien todos señalaban como el impulsor de la actividad, lleva 42 años trabajando en el ferrocarril y matizó que había aprendido a elaborar el guiso «en la estación cántabra de Bezana, con un obrero veterano del ferrocarril La Robla-Bilbao»

Un año antes, y con motivo de la restauración de la ermita, se organizaba una peregrinación a pie por este Camino, saliendo de Bustio. El 17-9-2018 L. Ramos lo publicaba así, también en El Comercio:

«Los andariegos han vuelto a la capilla del Santo Cristo del Bau. El primer encuentro de peregrinos tenía lugar hace nueve años con motivo de los tres siglos que cumplía el templo ribadedense ubicado en la localidad de El Peral y ayer decenas de asturianos y cántabros volvían a recorrer el tramo del Camino de Santiago que lleva hasta allí para participar en la tercera edición del evento, organizado por la Unidad Parroquial de Ribadedeva con la colaboración del Ayuntamiento y la Comisión de Fiestas de Nuestra Señora de las Nieves de El Peral. 

El punto de encuentro oficial quedó establecido a las once de la mañana en Bustio, junto al puente que une la localidad ribadedense con Unquera (Cantabria), si bien hubo un grupo de andariegos procedentes de Pimiango que ya a las nueve y media habían salido desde el entorno de San Emeterio, pasando por el antiguo monasterio de Tina. Una vez reunidos, y tras ser bendecidos por el párroco Amador Galán, los peregrinos continuaron su camino hacia el templo tres veces centenario

Allí les esperaba una remozada capilla, y es que la peregrinación de ayer sirvió también de inauguración del lugar tras las obras llevadas a cabo durante los meses de mayo y junio. «Se renovó la techumbre y se cargaron, sanearon y pintaron las paredes para evitar que entre el agua», explicó el sacerdote. Además, el templo estrena un Vía Crucis con catorce estaciones obra del pintor mierense Inocencio Urbina Villanueva

«En esta zona siempre hubo una gran devoción por el Santo Cristo del Bau y no queremos que se pierda», explicaba la parroquiana Lidia Martínez, una de las participantes en el peregrinaje. Además, agregó Galán, con estos encuentros se pretende «poner en valor algo tan precioso e importante como es el Camino de Santiago, refleja a la perfección lo que es la vida: un viaje».

Una vez en la capilla, los peregrinos participaron en una misa y disfrutaron de un concierto de rabel a cargo de Sara Gil antes de compartir una comida campestre»

Ciertamente, desde aquí se puede continuar hasta La Franca luego de llegar a la N-634 y seguirla por el arcén. No es un trayecto especialmente agradable ni seguro, sobre todo al cruzar dos rotondas en ocasiones con muchos tráfico, pues son enlace con la autovía, por lo que estimamos conveniente emplear la otra ruta alternativa

Y así desde la ermita del Santo Cristo de El Vau volveremos por donde hemos venido, siguiendo la misma acera

Pasamos de nuevo ante el amplio acogedor pórtico, donde los bancos corridos ambos lados de la entrada pueden ser también otro buen lugar para descansar

Las casas detrás de la capilla, con sus torres…

Y regresamos ya al grupo de casas y hoteles en el cruce del camino que baja de Colombres…

Y estas son señales camineras destinadas más bien a los automovilistas advirtiéndoles del lugar por donde cruzan los peregrinosEL CAMINO A LA FRANCA:

Y este es el chalet, con su jardín arbolado, donde hemos tomado el ramal para visitar la ermita del Cristo y desde el que ahora tomaremos el camino a la Franca que evita la carretera general, aunque eso sí, ha de cruzarla

La concha y la flecha nos indican nuevamente el trayecto a seguir

El camino que baja de Colombres y nos ha traído hasta aquí: seguimos de frente hacia las casas del fondo

La parte posterior del Hotel Casa Junco: aquí empieza una ligera cuesta

Un poco más allá son los apartamentos rurales de Casa Sara, al lado de un bloque de pisos. Lo rural deja paso definitivamente a lo residencial

Sigue el tramo de acera. A lo largo del tramo entre El Peral y La Franca se suceden restaurantes y alojamientos. No están pensados especialmente para los peregrinos sino para la gran demanda de los veraneantes, pero suelen acogerlos gustosos

Bifurcación y a la izquierda…

Un poco de cuesta más hasta la carretera nacional

Ala izquierda seguimos teniendo el edificio del hotel

A la derecha los apartamentos y en la carretera una marquesina de autobús

Señal que advierte a los peregrinos el cruce de la N-634. Enfrente la Pensión Oyambre, frente a la que vamos a cruzarla

Novamos a negar que es un cruce bastante peligroso, máxima precaución al pasar y a mirar bien a ambos lados

Entre la pensión y la casa de la izquierda esta la carretera de Pimiango, la RD-1, que es por donde continuaremos

Hay señales que avisan a los conductores del paso de peregrinos, pero se echa en falta semáforo, paso de cebra, advertencias luminosas, etc., como las que existen en otros cruces semejantes del Camino. La carretera es además bastante ancha, los vehículos suelen circular muy rápido (es una recta) y hay que calcular muy bien al pasar al otro lado 

Una vez comprobamos bien que la vía está totalmente despejada (a veces hay que esperar unos minutos), cruzamos la calzada hacia la citada casa

A la derecha la pensión, algo más lejos el cementerio de Colombres, que veíamos al bajar

Carretera de Pimiango y a la Cueva de El Pindal. Nuestra siguiente referencia es la estación del ferrocarril

Pasamos esta casa en ruinas mientras nos dirigimos primeramente hacia el cementerio, al pie de la sierra

El cementerio de Colombres, de cuya construcción ya henos hablado, fue bendecido por el párroco Don Juan Antonio de Noriega el 24 de septiembre de 1888, bajo el patrocinio de Nuestra Señora de las Mercedes y Redención de Cativos, dando la primera misa el obispo dominico fray Ramón Martínez Vigil, según informa el Segundo Libro de Fábrica existente en el Archivo Diocesano. Con su apertura se clausuró el viejo camposanto de Colombres, al lado de la iglesia, siguiendo las directrices de construirlos fuera de las poblaciones por razones sanitarias

Entre los panteones del cementerio uno tal llame especialmente la atención por su forma similar al de un templo griego o romano, es el primero a la izquierda, el de los Sánchez Escalante, construido en 1894 por el arquitecto Mauricio Jalvo Millán. Más a la derecha destacan otros panteones por sus altos pináculos, el de Carlos Pérez de 1908 y el de Florencio Noriega

Estamos pasando sobre la Autovía del Cantábrico (A-8), cuya apertura en este tramo se alargó bastante por diversas vicisitudes. Mirando al oeste, a la derecha de la autovía son los edificios de la estación, hacia los que nos dirigimos y, en la lejanía, la Sierra Plana la Borbolla

Mirando a nuestra derecha, al este, vemos los argayos o deslizamientos de tierra de la ladera debajo de Colombres que causó buena parte de aquel retraso de este tramo La Franca-Unquera, el cual no se abrió al tráfico hasta el 30-12-2014. De vez en cuando son aún causa de cortes y desvíos

Además de eso, la desaparición de uno de los barrios del pueblo de Bustio y otros avatares, con sus consiguientes pleitos, hicieron que la puesta en marcha de esta autovía se prolongase mucho más de lo previsto

Las comunicaciones por la franja costera cantábrica, donde en muchos casos las montañas llegan literalmente hasta el mar, nunca fueron fáciles, no siquiera para el ferrocarril. Pudiera decirse que hasta la construcción de la autovía no se solventaron… en parte: el problema de los argayos, sobre todo en lluvias torrenciales y temporales, es muy común, a lo que añadiríamos ciertos puntos negros, como por ejemplo y ya en Galicia, el del Alto da Xesta y sus nieblas, del que hablamos en las entradas de blog correspondientes a Mondoñedo

A la derecha de la foto las casas de los barrios altos de Bustio, que prácticamente nos tapan Unquera, bajo los altos de El Cantón y Jalesango. Más a la izquierda es el gran pasillo natural que comunica con Pesués, capital del municipio cántabro de Val de San Vicente y las rías de Tinamayor y Tinamenor, por donde can carretera, autovía ferrocarril y Camino

Aprovechando la llanura de ese valle, un gran polígono industrial se extiende entre Unquera y Pesués. A su derecha viene el Camino entre ambas localidades, paralelo a la vía del tren y procedente de San Vicente de la Barquera por Serdio

Y aquí, justo antes del cementerio indiano de Colombres, dejamos la carretera de Pimiango y tomamos este ramal a la izquierda

Estemos atentos al mojón caminero que veremos enfrente, en este cruce

La pista, asfaltada en sus primeros metros, va camino de la estación, paralela a al autovía

A la izquierda vemos las casas de El Bau o El Vau,  cerca de la ermita del Santo Cristo que acabamos de visitar

Y al sur las estribaciones más orientales de la Sierra del Cuero o la Sierra Cuera, el gran cordal calizo y costero que separa la franja litoral de los valles interiores asturianos que se extienden hacia los Picos de Europa

Destacan en este sector de la serranía El Picu Llueres (707 m)  y El Picu Jana (607 m), siendo toda ella una tradicional zona de pastoreo desde la más remota prehistoria…

Más al occidente y pasando ampliamente de los 1.000 metros ya estarían El Picu Liño y La Pica Torbina

Más cerca, otra referencia visual es la nave de Gutram, donde se había proyectado hacer una planta de tratamiento de residuos que contó con la oposición vecinal, por lo que reorientó su actividad al comercio al por mayor de materiales de construcción

Más allá de El Peral se divisan algunas casas de Ahíjo y Mata Vieja, cerca del Camping Colombres que, aunque algo desviado del Camino y no especialmente destinado a peregrinos, puede ser otra buena alternativa de pernocta, sobre todo en verano, cuando pueden llenarse otros hospedajes 

Un poco más a la derecha el Hotel San Ángel, otro de los existentes a lo largo de la N-634 entre El Peral y La Franca, cuyo trazado vemos en la parte inferior de la foto

Carretera, autovía y Camino discurren paralelos por el antiguo Real Valle de Ribadedeva, que extiende sus valles y colinas entre la Sierra de Tina o Sierra Plana de Pimiango y el Cuera

La Sierra Plana de la Borbolla, cada vez más cerca, señala nuestro camino al vecino concejo de Llanes. A nuestra izquierda vemos ahora la Estación de Servicio de El Peral, en El Vau, por allí saldríamos desde l a ermita del Cristo de haber escogido ir a La Franca por la N-634

Esta pista es especialmente ancha, una verdadera carretera a la estación, pero no suele tener tráfico, siendo efectivamente una muy buena alternativa para llegar a La Franca

Si bien nos libramos del tráfico físicamente no podemos decir lo mismo visual ni acústicamente, pasando este raudo, veloz y a veces denso y continuo por esta autovía de la que apenas nos separan unos metros. El especialista en comunicaciones Javier Ventosa, se refiere a este tramo Unquera-Pendueles como El Eslabón Final y, con cierta euforia, y no es para menos con tanta tardanza y presupuesto, Guillermo Esaín le dedica a la autovía un artículo en El PaísA toda marcha por la Costa Norte, poco después de la apertura de este trecho, el 21-3-2015, que empieza así:«La inauguración hace dos meses del tramo Unquera-La Franca de la autovía A-8 ha supuesto una pequeña puesta en servicio de 4,5 kilómetros entre Cantabria y Asturias, pero un salto cualitativo para las comunicaciones en el norte peninsular. Ya existen algo más de 500 kilómetros de vías rápidas transcantábricas que abren la posibilidad de despertar en Galicia, bañarse en Asturias, visitar un museo cántabro y pernoctar en un agroturismo vasco… el mismo día. Las posibilidades tienden al infinito»

Ya desde aquí se anuncia el enlace de la autovía con la N-634 para acceder a La Franca y su preciosa playa, que no llegaremos a ver desde el Camino por muy poco, si bien sí hay posibilidades de acercarnos sin mayor problema desde el mismo, algo muy común a muchas playas asturianas que, no estando en el mismo camino, son factibles de visitar

A nuestra derecha la Estación de Colombres, inaugurada el 20 de julio de 1905 junto con este tramo de vía entre Llanes y Cabezón de la Sal que completaba el trayecto entre la capital llanisca y Santander de la compañía Ferrocarril del Cantábrico, línea pasó a FEVE en 1972 cuando se acabó la sí que muy retrasada y prolongada Ferrol-Gijón, de la que tantísimo hablaremos en las correspondientes etapas por el centro y occidente asturianos

Manolo Serrano nos cuenta en su página algo de la historia de esta compañía y la empresa que lo fundó:

«El Ferrocarril del Cantábrico inició sus servicios en 1895 con el tramo Santander-Cabezón. El parque motor en sus comienzos estuvo formado por cuatro locomotoras del tipo 120-T construidas el año anterior, por el fabricante Dübs, con números de fábrica 3044/3047, que recibieron los números 1/4 y los nombres de “Pas”, “Besaya”, “Saja” y “Nansa”, respectivamente 

La última de éstas, acabó sus días en el ferrocarril prestando servicio de maniobras en Llanes, siendo traspasada a la Real Compañía Asturiana de Minas que la empleó en las instalaciones de Reocín, en Cantabria.

Cedida por la actual Asturiana de Zinc S.A. a la Asociación Montañesa de Amigos del Ferrocarril, permaneció varios años en una nave próxima a la estación de Torrelavega-FEVE, hasta 1997 en que fue trasladada al Museo del Ferrocarril de Asturias, en Gijón»

Un muy buen artículo de este tren y línea es el que encontramos en Trenes y tiempos, publicado el 8-1-2020:

«En el último decenio del siglo XIX, cuando en Bilbao se fundaba la Compañía del Ferrocarril de Santander a Bilbao (1894), en Santander se estructuraba ya la del Ferrocarril del Cantábrico (1890) y en Oviedo lo hacía la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias (1889). Si bien la finalidad de la primera era la construcción de la línea entre Zalla y Solares, de modo que contando con las dos ya existentes se consiguiera la conexión directa entre Santander y Bilbao, las otras dos se planteaban en principio recorridos menos ambiciosos pero con la decisión final de conectar ferroviariamente en vía estrecha Bilbao con Oviedo. Ello se logró el 30 de mayo de 1905 cuando las vías de Económicos de Asturias y las del Cantábrico se unieron en la estación de Llanes. Aunque los acuerdos para una explotación conjunta y directa del recorrido entre Santander y Oviedo se establecieron desde el principio entre ambas compañías, lo cierto es que cada una de ellas tuvo vida independiente hasta su absorción por FEVE en abril de 1972 en el caso de Económicos, y en junio de ese mismo año el de la Compañía del Cantábrico. Es interesante por tanto estudiarlas por separado y por tanto dedicamos esta entrada a la del Cantábrico mientras que la siguiente estará centrada en Económicos»

El Ferrocarril del Cantábrico estaría en ciernes cuando ya en 1889 se solicita concesión para crear un tranvía de vapor entre Torrelavega y Cabezón de la Sal que, con las oportunas modificaciones, pasó a la categoría de Ferrocarril Económico y se dispuso arrancaría desde Santander, otorgándose la concesión en junio de 1890 y al mes siguiente constituyéndose la Compañía del Ferrocarril del Cantábrico para su construcción, puesta en marcha y explotación, inaugurándose el servicio el 2 de enero de 1895:

«Para esta primera explotación se adquirieron a la factoría Dübs cuatro locomotoras del tipo 120, que fueron numeradas del 1 al 4 y recibieron los nombres de algunos ríos cántabros: «Pas», «Besaya», «Saja» y «Nansa». 

El primer material de viajeros fue adquirido a Bristol Wagon. Eran tres coches de primera clase, tres mixtos de segunda y tercera y nueve de tercera. Para mercancías llegaron cinco furgones de equipaje, doce vagones cerrados y doce abiertos»

La prolongación de la línea hacia Asturias ya se hizo de acuerdo con la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, con la cual se conectaría en Llanes, a cambio y según acuerdo entre ambas, el Ferrocarril del Cantábrico cedió a Económicos las concesiones ferroviarias adquiridas para el tramo Infiesto-Llanes:

«La construcción del accidentado tramo de 55 km entre Cabezón de la Sal y Llanes culminó el 30 de mayo de 1905, cuando empalmaron en la estación de esa población las vías de ambas compañías, y con la aparición el día siguiente en su estación de las locomotoras «Pas» y «Besaya» del Cantábrico y «Covadonga» de Económicos. Por fin, la inauguración oficial del conjunto de la línea entre Oviedo y Santander tuvo lugar el 20 de julio de ese año»

Se suponía por entonces que el futuro de las comunicaciones terrestres sería dominado por el ferrocarril. La carreteras eran pocas y más para pensadas para los grandes carros carreteros y arrieros, lentos y de no mucha capacidad de tonelaje, así como diligencias de caballos, las primeras que desaparecieron con el ferrocarril, rápido, seguro, rentable, con gran capacidad de transporte de gentes y mercancías

Pero la mejora, lenta pero inexorable de las carreteras, la mejora de los vehículos, el paso del vapor a la gasolina y su abaratamiento con la construcción en serie, hicieron que el automóvil, coches, camiones y autocares y autobuses, fuesen ganando la partida al ferrocarril. En este tramo tenemos un compendio de vías que van desde los viejos caminos reales hasta las autovías

Al otro lado veremos ahora la Sidrería Parrilla de El Bau, desde donde dimos la vuelta tras ver la ermita del Santo Cristo

Ermita que solamente reconocemos muy parcialmente, en su fachada norte, la más sobria, distinguiendo bien, eso sí, su casa anexa de la ermitaña

Una de las torres de la casa que está detrás del santuario. Arriba los prados de las inmediaciones del Pasu la Mula

En los primeros años del siglo XX, cuando aún ni la aviación existía, el Ferrocarril del Cantábrico siguió creciendo, y según avanzaba la centuria aún más:

«En 1900 se volvió a adquirir a Dübs una locomotora del tipo 131T denominada «Deva», que recibió el número 6. El gran refuerzo para la tracción vapor llegó de la mano de la factoría alemana Krauss. Así, en 1903, se adquirieron a esta factoría dos locomotoras del tipo 131T muy parecidas a las de Vascongados. Fueron las 7 y 8, bautizadas como «Cabra» y «Purón», y renumeradas posteriormente como 10 y 11.  

En 1904 y también de Krauss llegaron cuatro 130 tipo Engerth; fueron las 9 a 12 y posteriormente 20 a 23. Recibieron los nombres de «Gornazo», «Mortera», «Escudo», y «Turujal». También en ese mismo año de 1905 llegaron otras dos Krauss más pero en este caso del tipo  041T para mercancías; fueron las 14 «Acebosa» y 15 «Serdio», numeradas posteriormente como 40 y 50. 

En 1906 Krauss sirvió otra 130 «Engerth». Fue la número 16 «Pesúes» que luego pasó a ser la 24. En 1908 se adquirió otra 131T: la número 19 «Acebal» y luego matriculada como 12 

El parón producido en Krauss por la Primera Guerra Mundial llevó a la compañía a adquirir a la casa norteamericana Baldwin dos locomotoras de cuatro ejes acoplados recibidas a principios de 1917 y numeradas como 70 y 71 (probablemente antes habían sido las 22 y 23) 

Tras la finalización de la Guerra Krauss sirvió en 1921 otra 131T que no había podido entregar en 1914; fue la nº 24 «Llanes», renumerada posteriormente como 13. En 1926 llegó la última Krauss 041T. Fue la 25 «Cabezón» que después se convirtió en la 52. 

Ya en 1929, El Cantábrico se orientó hacia el mercado nacional y en ese año adquirió a Babcock&Wilcox (B&W) cuatro máquinas tipo 141T. Fueron las 60 a 63 y ya no recibieron ningún nombre. 

Pasaron varios años sin adquirir nuevas locomotoras pero, a finales de los años cuarenta, la situación general de la sociedad y la economía hacía necesario el reforzamiento del transporte ferroviario y, por tanto, de material de tracción. A ello respondió la adquisición de dos nuevas locomotoras a B&W que, aunque pedidas en 1949 y por exceso de carga de trabajo no estuvieron disponibles hasta 1951 y 1952: fueron las 64 y 65, las últimas locomotoras de vapor adquiridas por la compañía»

Realmente, ya en 1949, se había planteado por parte de amabas compañías el adquirir automotores diésel para un servicio rápido Oviedo Santander:

«Fue así como se llegó a un acuerdo entre estas compañías y la del Santander a Bilbao para la adquisición conjunta de un conjunto de automotores y remolques de la factoría francesa Brissoneau&Lotz que habían quedado excedentes tras el cierre de la línea francesa del Ferrocarril de Provenza. Este fue el comienzo de la tracción diésel en El Cantábrico de la que nos ocuparemos más extensamente en la siguiente entrada. 

Por lo que se refiere a la evolución de los coches de viajeros, se pasó de los quince coches iniciales a 34 en 1939, si bien todos ellos con caja de madera. En 1942 se adquirieron tres más al Ferrocarril del Bidasoa pero se inició un amplio programa de reconstrucción del material, incluida la metalización. De esta forma el parque final era de 31 coches todos ellos metalizados.  

Por lo que respecta a vagones de mercancías se pasó de los 24 iniciales a nada menos que 579 en 1939 aumentando en otros 228 hasta 1964.»

En 1972 Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), empresa estatal fundada en 1965 para explotar la red española de vía estrecha tras la extinción de las compañías privadas propietarias, se hizo cargo de la línea. Desapareció el 31 de diciembre de 2012 dentro del plan de unificación aplicado por entonces, pasando su gestión a Renfe Operadora y sus instalaciones a Adif

Esta Estación de Colombres abrió sus puertas 20 de julio de 1905, cuando la Compañía del Ferrocarril Cantábrico puso en servicio un nuevo tramo de la línea entre Llanes y Cabezón de la Sal, de su historia y trascendencia leemos así en Villa de Colombres:

«El ferrocarril cantábrico a finales del siglo XIX se podía dividir en tres empresas: Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, nacida en 1889 con sede en Oviedo, Ferrocarril del Cantábrico, nacida en 1890 y con sede en Santander, y la Compañía del Ferrocarril de Santander a Bilbao, nacida en 1894 y con sede en Bilbao ¿El objetivo final? Crear un ferrocarril que uniera Bilbao y Oviedo en función a cada pequeño proyecto que se iba ejecutando por tramos. 

El 30 de mayo de 1905 las vías de Económicos de Asturias y las del Cantábrico se unieron en la estación de Llanes, solo quedaba la inauguración, hecho que llegaría ese mismo verano. La construcción del tramo de 55 km entre Cabezón de la Sal y Llanes terminó al empalmar en la estación de Llanes las vías de las empresas Compañía del Ferrocarril Cantábrico y Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias. Al día siguiente, llegaron a la estación las locomotoras «Pas» y «Besaya» del Cantábrico y «Covadonga» de Económicos. La inauguración oficial del conjunto de la línea entre Oviedo y Santander tuvo lugar el 20 de julio de ese año. 

Como dato anecdótico relacionado con el entorno de la Estación de Colombres comentar que, en el ferrocarril de vía estrecha de Llanes a Santander, circulando por las vías de la red del Cantábrico, existieron unas máquinas locomotoras Krauss 041-T adquiridas en 1907 llamadas «Colombres», máquina número 17, y «Santiuste», máquina número 18. Antes de todo aquello, en el año 1900, fue adquirida una máquina Krauss 131-T bautizada con el nombre «Deva».

El 10 de enero de 1905, la revista quincenal de Panes El Eco de los Valles anuncia la ya por entonces inminente llegada del ferrocarril de esta manera:

 «La terminación de las obras del ferrocarril se aproximan. Con ello ganará mucho la facilidad en el transporte de mercancías y viajeros, pues es lo cierto que los pueblos del tránsito suspiran principalmente por la llegada de este feliz momento para recobrar la antigua tranquilidad que gozaban anteriormente».

Dejando a la derecha la estación, continuamos pista adelante, ahora en un poco de cuesta, donde elsuelo pierde el asfalto y se convierte en firme de muy clara zahorra

En esta explanada tuvo que haber antaño gran actividad. Hasta 44 estaciones con personal, Jefe de estación, ayudantes, mantenimiento, etc., tuvo Feve en Asturias. Hoy en día únicamente nueve lo tienen, siendo las demás, en la práctica, simples apeaderos, como es este el caso, según seguimos leyendo en Villa de Colombres:

«Las estaciones de tren, en la actualidad, han decaído mucho en volumen de uso, así como en su capacidad de generar vida; hace no mucho tiempo en una estación siempre existía personal, hoy en día prácticamente no hay nadie allí… son edificios sin vida. Y, como todas las estaciones localizadas en zonas de pequeña densidad de población, la Estación de Colombres se encuentra en un estado de semi-abandono, situación común al resto de estaciones, sobre todo en una red de FEVE cuyos años de gloria hace tiempo dejaron pasar a los de decadencia. Y, por ello, muchos edificios que antaño eran gran lugar de encuentro, hoy en día atesoran una necesidad urgente de rehabilitación y reforma con el fin del mantenimiento histórico de edificios de singular uso·

La vieja estación, conserva al menos sus edificios, por lo que fue uno de los escenarios del cortometraje Sueños de Ultramar, de Rubén Peña, dedicado a la emigración y filmado en 2019, participando en él grupos de teatro locales. De esta manera daba la noticia Eugenia García para El Comercio:

«Un viaje duro, largo y sacrificado, cargado de incertidumbre, pero también ilusión. Una travesía en la que el verdadero éxito era regresar a las raíces y contribuir al desarrollo de la ‘tierrina’ con los frutos del trabajo realizado a miles de kilómetros. Es lo que retrata el corto ‘Sueños de ultramar’, dirigido por el cineasta aficionado Rubén Peña (Bilbao, 1977) para promocionar la Feria de Indianos de Colombres. 

Tras la idea de retratar la búsqueda de fortuna en América está, precisamente, una migración. El propio padre del director, nacido en Colombres, se trasladó a Bilbao. Aunque el viaje al País Vasco es considerablemente más breve que el que emprendieron tantos asturianos de la zona entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, José Antonio Peña siempre guardó su tierra en la memoria y el corazón. Un amor que casi inconscientemente trasladó a su hijo, ya que siempre regresó. Y con él, Rubén Peña, que pasó los veranos de la infancia observando con curiosidad la inconfundible huella indiana en el lugar de origen de su padre. 

Por eso, cuando el año pasado Javier Sampedro, responsable de la Casa de Cultura de Colombres, le planteó realizar un clip sobre el origen y motivaciones de estos viajeros para promocionar la Feria de Indianos, Rubén Peña no lo dudó. «La idea fue madurando a lo largo del año y empecé a escribir», explica. Recuerda también que aquel primer borrador de la historia «daba para toda una película». Finalmente, logró reducirlo a una historia de apenas diez minutos en la que «queríamos narrar el sacrificio de esta gente que dejaba todo atrás, que decía adiós a sus seres queridos para embarcarse en una aventura con futuro incierto». «Buscábamos trasladar la historia de quienes lo arriesgaban todo para trabajar y labrarse una fortuna, pero que no se quedaban allí, sino que volvían para invertir en la comunidad y dejaban un legado que más de cien años después aún transmite su impronta a gente como yo». Aunque el director es consciente de que «existe una versión más negativa de estas historias, elegimos mostrar la cara optimista». 

El corto se rodó a mediados de junio en Colombres, El Peral y la taberna Velarde, de Bustio. Fueron tres días «de diversión» para el equipo de rodaje, formado por entre treinta y cuarenta personas. «Hicimos un llamamiento y mucha gente de la zona se involucró de manera altruista», agradece Peña. En el vídeo, que cuenta la historia de un joven que se embarca en esta aventura, trabaja duro y vuelve como un hombre de provecho, participan los grupos de teatro de Ribadedeva y Noriega. 

El corto se proyectará este mismo viernes en la plaza de Colombres, como anticipo a la actuación del grupo de teatro de Ribadedeva. Pero seguramente no quede en esto: el director está inmerso en un proceso de investigación para recabar más historias personales y elaborar un relato aún más completo que refleje «esta figura histórica que, sin embargo, no he visto reflejada en grandes series o películas».

A la izquierda, el pertinente vallado nos separa de la autovía, donde van creciendo árboles, plantas y arbustos, creando una barrera visual y acústica. Nuestra pista sube ahora un poco, un repecho no muy duro pero si un tanto prolongado, donde castiga el sol cuando sale con fuerza…

Bifurcación: nosotros seguimos de frente por la pista principal, ancha como una buena carretera

A la derecha, buenos pastos al pie de la Sierra Plana de Pimiango o Sierra de Tina

Aquí parece empezamos a llanear. En esos campos y bosquetes está la Fuente San Sebastián, que revela en su topónimo que pudo haber una capilla de esta advocación

Un cueto o cerro, con algo de peña caliza en su corona, se alza sobre el Camino. En el horizonte occidental, ante nosotros, la Sierra Plana de la Borbolla marca el camino a Llanes

Al sur-suroeste las altas cimas del  Cuera ocultan sus picos entre las nubes

A nuestra izquierda y más allá de la A-8, montes y bosques de Los Regueros

La Pica o Cabeza Torbina no se sacude la manta ni se despereza, no dejándonos ver sus magníficas 1.525 metros de alturas. La veremos más adelante, en las etapas de aproximación a Llanes

Más a nuestra izquierda, las estribaciones orientales del Cuera, menos altas, dejan ver sus picudas cresterías. Más cerca asoman las casa de La Mata Vieja 

La recta de la N-634, entre El Peral y La Franca. Más allá, camino de Noriega, pasa la Ruta de las Tradiciones, que recorre diversos lugares de interés etnográfico, histórico y paisajístico de este concejo de Ribadeva o Ribadedeva…

Y junto a la carretera otra vista, ahora completa, del Hotel San Ángel

El matojo crece cual pantalla vegetal en la vereda izquierda

A la derecha, paisaje de majada, brañas ganaderas bajo la sierra costera

Ahí también a la derecha vemos ahora los altos de La H.igar o La Jigar (152 m)

Empezamos a bajar, la pista serpentea un poco para perder algo de altura y volver a ganarla seguidamente, antes de llegar a La Franca, otro enclave de esta parroquia de Colombres, paso a la famosa playa de su nombre y puerta ya del vecino concejo de Llanes, al que entraremos por Santiuste

LA FRANCA Y SANTIUSTE: «MOLIENDA DE RELATOS» ENTRE RIBADEDEVA Y LLANES (ASTURIAS). EL «PRIOR DE RONCESVALLES Y GRAN ABAD DE COLONIA»

Xurde Morán

Bajando de Colombres, capital del concejo asturiano de Ribadedeva, por El Peral, y tras visitar la venerada ermita del milagrero Santo Cristo de El Bau, hemos cruzado la carretera N-634 y pasado sobre la Autovía del Cantábrico para, a la altura del histórico cementerio indiano, pasar al lado de la vieja Estación de Colombres que fue del Ferrocarril del Cantábrico. Así llegamos pronto a La Franca, en lo que son los primerísimos kilómetros del Camino Norte de Santiago en Asturias

Esta pista de zahorra, además de comunicar la antigua estación ferroviaria, hoy apeadero, evita al peregrino el sufrido paso por la N-634 que había antaño, pues el trazado original del Camino Real de la Costa parece haber desaparecido en este tramo, pasillo natural entre las montañas costeras que han aprovechado todas las vías de comunicación terrestres desde la prehistoria

Así, la Autovía del Cantábrico (A-8), la N-634, el ferrocarril y esta pista caminera se extienden en paralelo según llegamos a esta población de La Franca, a un paso ya del concejo de Llanes, cuya Sierra Plana de la Borbolla (221 m) vemos al oeste

La Franca, nombre también de la hermosa playa en la que desemboca el Ríu Cabra, frontera de concejos, por la que no pasa el Camino pero sí lo hace muy cerca, muestra a las claras el antiquísimo poblamiento de estos lugares, pues en las cercanías de su citado y turístico arenal se hallan las cavernas prehistóricas de Mazaculos, testimonio de la cultura asturiense, de unos 10.000 años de antigüedad

Otro yacimiento muy importante, al norte de La Franca, es L’Espinosu, esta de enterramientos de la Edad del Bronce pero cuya cronología de ocupación debe ser muy anterior, del magdaleniense y principios del asturiense. Si a esto le sumamos la proximidad de la cueva-santuario de El Pindal, de la que hemos hablado en los artículos dedicados a los tramos de camino entre Bustio y Colombres, se delata un poblamiento antiquísimo de esta franja costera

Además de su posición estratégica en los caminos terrestres costeros La Franca se vio favorecida por su cercanía a la playa y los caminos del mar. No era un puerto pesquero o comercial importante en comparación con las aforadas villas portuarias de Llanes o San Vicente de la Barquera, ni mucho menos, pero se empleaba en actividades de comercio marítimo de mercancías libres de impuestos o francas de alcabala que, al estar el lugar a medio camino y a distancia suficientes entre ambas poblaciones, esto evitaba el pago de tributos en sus puertos (tal vez de ahí el nombre de La Franca)

A nuestra derecha, la Sierra Plana de Pimiango, también llamada Rasa de Pimiango y Sierra de Tina, viene a ser la prolongación más oriental de la citada Sierra Plana de la Borbolla. En la actualidad está en buena parte plantada de eucaliptos u ocalitos parala industria papelera, pero siglos ha existieron reservas de árboles autóctonos destinados a la fabricación de buques, y de sus encinares se sacaban taninos empleados por los célebres zapateros de Pimiango

Vamos llegando así a las primeras casas de La Franca cuando tenemos a la izquierda una de las rotondas de enlace entre la N-634 y la autovía

Tras un aligera subida realiza el Camino una suave bajada. Al occidente la Sierra Plana de la Borbolla simboliza el paso al concejo de Llanes y su franja litoral, donde nos aguardan nuevos paisaje

Con el auge del turismo playero, la aldea de La Franca, como vamos a ver, se hizo eminentemente turística. Ya a finales del siglo XIX y empezando el siglo XX había un balneario en su playa. Hay casas de fin de semana, segundas residencias, viviendas vacacionales, alojamientos, hostelería etc.

No es insensible La Franca al paso continuo de peregrinos. Si bien la recuperación y señalización del Camino Norte a nivel efectivo en institucional arrancaría entre los años 1993-1994 (con iniciativas previas naturalmente), el trasiego continuo de caminantes jacobitas no se incrementaría exponencialmente hasta una década larga después. Hay algún albergue privado y hoteles y pensiones, aunque no especializados en ellos, los reciben gustosos

Por ejemplo, alguien aquí ha instalado una fuente hecha artesanalmente, lo mismo que un pequeño mojón

Sin duda una buena oportunidad para reponer agua fresca en nuestras cantimploras, aunque pronto llegaremos también a zona de bares y restaurantes donde dar buena cuenta de la rica sidra y los manjares de la tierra

Sobre el caño una placa con la leyenda «Dar de beber al sediento», uno de las obras de misericordia…. «Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos»

Y aquí, en el suelo, el mojón de las conchas…

A partir de aquí, la pista es ya calle asfaltada entre la rotonda y los chalets y viviendas unifamiliares con jardín y terreno que tenemos a nuestra derecha

La rotonda y, a la izquierda, uno de los accesos a la Autovía del Cantábrico, cuyo paso por aquí tanto se demoró a raíz de varios retrasos provocados por pleitos, deslizamientos de tierra (argayos) y demás

Atrás, en la sierra, los altos de La Garita, atalaya sobre la tierra y el mar profusamente plantados de eucaliptos. La Franca formó parte de lo que en el siglo XVIII fue el Real Valle de Ribadedeva, sucesor del medieval Alfoz de Ribadedeva que, con Peñamellera pasaron de las Asturias de Oviedo a las castellanas Asturias de Santillana en 1230 con el reajuste fronterizo que hizo Fernando III a la unión definitiva de los reinos de Castilla y León. Si bien en lo eclesiástico siguieron perteneciendo a la mitra ovetense la restitución a Asturias no llegaría hasta otras profundas reformas, las de los liberales del siglo XIX, año 1833, con la constitución del actual ayuntamiento en 1834

Casi por entonces, o no demasiados años después, arrancaría como en otros muchos lugares el fenómeno de la emigración masiva a América, que tanto marcó a estas poblaciones pues pervivió hasta bien entrado el siglo XX

También la carretera, un poco en bajada en nuestro sentido, entra en La Franca. Suele haber casi siempre bastante tráfico, máxime en verano pero también en invierno, pues muchos camioneros, viajantes, repartidores, etc. pasan por aquí con sus mercancías, o a comer y pernoctar, etc,

A la carretera vamos a salir nosotros ahora desde esta explanada que hace la pista asfaltada que es aquí el Camino delante de estas casas

A partir de aquí por lo tanto prestemos muchísima atención al tráfico, pues repetimos que suele ser abundante, y bastante veloz

Aquí está la conocida señal que nos dice «Precaución, tramo compartido con la N-634»

Un poco más allá un mojón confirma que vamos en la dirección correcta

Al menos tenemos buenas franjas de arcén a ambos lados, pero no suelen ser estas las travesías más apetecidas por los peregrinos

Algunas de estas casas fueron antaño fondas y posadas, otras viviendas campesinas. Obsérvense los bancos de piedra a los lados de la puerta

Y esta debió ser la antigua cuadra. Obsérvese también como las entradas van quedando a un nivel más bajo, metidas literalmente en una trinchera, según se van añadiendo capas de asfalto para reparar la carretera a lo largo de los años

Aquí la ladera de un cueto quedó en pared de roca viva con alguna obra de ensanche de la calzada, aunque pronto vuelve a crecer en ella la vegetación

En las cunetas crecen hierbas, flores y matorrales. De todas maneras procuremos no meter nunca el pie ahí salvo por necesidad, hay cierto desnivel, rampa, es fácil resbalar, pisar mal, torcer un pie, etc.

La carretera es como una avenida que atraviesa la población, bares, posadas y casas de comidas se concentran algo más adelante

Buena pradería a a nuestra derecha, y espesos bosquetes autóctonos en los cerros que delimitan este pasillo natural que es aquí la N-634, justo por donde debió de pasar antiguamente el camino real (público, del reino), aprovechando este mismo paso

El viejo camino, al que el ilustrado Jovellanos calificó de «fatigoso» cuando pasó por aquí en 1791 en dirección contraria, camino de Bustio, lo recuperaremos cuando lleguemos a las casas del fondo de esta recta

A nuestra derecha La Casa Abajo, sidrería y pensión. Llegamos a la zona de más trasiego de gentes, entre fondas, restaurantes y hoteles

Suelen tener terraza y amplios aparcamientos. En verano y fines de semana puede ser complicado a veces encontrar sitio para comer, máxime con buen tiempo

Coches yendo y viniendo de las playas. Toda esta costa oriental está muy próxima también a otro gran reclamo del norte: los Picos de Europa, por lo que además de sol y baños muchos acuden atraídos por la montaña y el senderismo, hasta como deportes náuticos y fluviales, piraguas, canoas, vela, surf…

Bifurcación de Las Arenas. Nosotros seguimos recto por el arcén de la carretera

Soberbio caserón de piedra a nuestra derecha, que se alarga bastantes metros y tiene otras dos casas anexas, más pequeñas

En todo momento el arcén sigue siendo ancho, pero pronto dejaremos la carretera general

Y ahí está La Parra, hotel y restaurante también con amplia terraza y aparcamiento. Más atrás es el barrio de El Corral de Riba

Las casas forman filas y calles. Fijémonos en la preciosa galería de la derecha 

A la altura de La Parra podremos ir dejando un poco el arcén, separándonos algo más de la carretera

Nos dirigimos al barrio El Mazu, cuyas casas ya empezamos a ver enfrente

Delante de esta casa se forman dos calles paralelas: vamos a ir mejor por la de la derecha

Más allá de las casas de El Mazu, La Borbolla con su planicie nos orienta siempre hacia Llanes. Más a la izquierda es El Picu Tresgrandas (226 m).también en Llanes. A la derecha de la carretera queda el barrio de Los Castros

Allí hay una espléndida quinta de aire indiano con gran terreno de jardines y arbolado ornamental

Continuamos todo de frente por esta explanada donde suelen aparcar muchas veces los camiones

Y aquí tomamos la carretera AS-346, que de El Mazu nos llevará a El Corral de Abajo

Atención aquí a las señales de esta bifurcación

Hay mojón, señalética caminera y flechas amarillas: no tenemos pérdida

Crecen los arbustos en la franja verde que separa ambas carreteras

Por aquí iremos apartándonos de la N-634 y nos adentramos en estos barrios algo más tranquilos de La Franca

Un muriu de piedras cierra una pequeña finca con frutales

También hay vistosos arbustos de ornamento vegetal. Esta calle sería el trazado del antiguo camino real costero

Hacía unos años había en el prado una lancha de pesca que bien llamaba la atención de los peregrinos y de todo el que pasaba

Tal vez haya vuelto a surcar el proceloso Mar Cantábrico en faenas y singladuras pesqueras…

Con la imagen protectora del Sagrado Corazón en la cabina…

Cruce con la carretera de Bojes y casa de corredor entre cortafuegos: seguimos recto, a su derecha, por El Corral de Abajo

Aquí las construcciones tienen un  aire más marcadamente rural. A mediados del siglo XVIII, en el Catastro de Ensenada, figuran estas tierras como productoras de maíz que, en algunos casos, se alternaba con escanda. Los frutales más abundantes eran avellanos, castaños, nogales, manzanos, ciruelos, perales, limoneros, naranjos, melocotoneros e higueras

Algunas casas delatan notable antigüedad, si bien sin duda muchas veces reformadas y ampliadas

Más o menos antiguas, reformadas o más o menos nuevas. predomina la vivienda unifamiliar, si bien recordamos gran parte de ella segunda residencia o vacacional

Dispuestas a ambos lados del camino, están comunicadas con él por una serie de callejuelas

En una de estas casas a nuestra derecha está el Albergue Triskel, un alojamiento muy empleado por los peregrinos

Cruce y siempre recto y de frente por la carretera AS-346,pasando al lado de este viejo caserón de piedra

Fijémonos en la flecha amarilla en la esquina hecha de sillares de cantería

A la derecha, el albergue y otras viviendas son de construcción mucho más reciente

Por aquí vamos saliendo del entramado urbano de La Franca, de nuevo hacia los campos circundantes

La Franca era, en tiempos del Catastro de Ensenada, lugar muy apreciado por sus buenos pastos, explotados mancomunadamente por los vecinos del valle

De sus antiguos encinares, hoy casi desaparecidos, se extraía madera para leña y para hacer aperos agrícolas y de construcción

El hábitat se va haciendo más diseminado según avanzamos carretera adelante, de casas con un pequeño terreno ajardinado cerrado por seto o muro

También hay buenos prados, como este a nuestra izquierda, desde donde se ve la Sierra Cuera, al sur

Son las estribaciones más orientales de este cordal costero de unos 30 kilómetros paralelo a la costa, serranía pastoril y montañera donde confluyen losconcejos de Ribadedeva, Peñamellera, Llanes y Cabrales

En la pared de una casa, un panel con la figura de un peregrinos resalta la vinculación del lugar al Camino de Santiago

Pasamos ahora junto a una urbanización que se extiende por la ladera de un pequeño cerro a nuestra izquierda

A nuestra derecha, ya quedando atrás, las casas de Los Castros, bajo la Sierra Plana de Pimiango

Otra de esas calles formadas por casas y cuadras en hilera

La carretera hace aquí algo de recta y cuesta. Hay además un poco de arcén y cuenta. Estamos en el lugar de Las Encinas

A la derecha el puente ferroviario sobre la N-634. En 1972 la empresa Feve se hizo cargo de esta línea por la que la Compañía del Ferrocarril del Cantábrico y Económicos de Asturias, ampliando ambos trayectos, enlazarían las capitales cántabra y asturiana en Llanes. La vía se abrió al tráfico el 20 de julio de 1905

La llegada del ferrocarril supuso un acontecimiento de primer orden no solo para las poblaciones por las que pasa sino de todos los concejos inmediatos. Los incipientes transportes motorizados por las primeras carreteras apenas existían aún, el avión no existía y el tren constituía la forma más rápida y eficaz de transporte de viajeros y mercancías vía terrestre. Fue utilizado especialmente por los emigrantes, pues los acercaba al puerto de Santander, el más empleado para emprender la aventura americana

Esta suave rampa, con acera a la izquierda, acaba a la altura de estas dos casas. La de atrás era el Albergue Renacer, que fue otra posada para muchos peregrinos

Aquí, la carretera realiza una curva bastante cerrada a la izquierda, por donde empezaremos a bajar

Es la bajada a la ribera y puente del río Aíjo o Ahíjo, que naciendo en Noriega, un poco más al sur, daría sus aguas al río Cabra justo antes de la Playa la Franca

Dejamos a nuestra izquierda los chalets de la urbanización Las Encinas, mientras la carretera sigue el descenso

Ya vemos aquí abajo el puente y, poco más allá, entre unos árboles, el lugar de La Peña, que mira a la mítica Sierra Plana de la Borbolla, otra extensa sierra costera paralela al litoral y prácticamente en primera línea ante el Cantábrico que nos servirá continuamente de referencia en nuestro camino por Llanes hasta llegar a su villa capital 

Un viejo muro de piedra separa la carretera del cauce del río, sito un poco más abajo y prácticamente oculto por la espesura de la vegetación ribereña

Por estas camperas impera ahora la zarza, el tojo y el matorral, algunos arbusto autóctonos y las plantaciones de eucaliptos

Aquí vemos el río Aíjo, entre el puente y bajo el paredón terrero sobre el que discurre el ferrocarril

Pasado el puente hay otra pequeña cuesta hacia La Peña. La carretera serpentea ligeramente para ganar de nuevo altura

La Peña debe su nombre a estos afloramientos calizos rocosos que afloran a la superficie y vemos a ambos lados del Camino

Entre las rocas y en campos y cunetas crece el arbolado. Un pequeño rincón de fresca sombra puede ser un alivio en esos días veraniegos de sol castigador para detenerse un instante 

Volvemos a ver la línea ferroviaria a nuestra derecha. El Ferrocarril del Cantábrico nació en las postrimerías del siglo XIX con la idea de unir Torrelavega con Cabezón de la Sal, si bien al otorgarse la concesión se estipuló arrancase de Santander

No tardó mucho en hacerse patente la necesidad de enlazar Cabezón de la Sal con la red asturiana, por lo que se negoció con la empresa pertinente, la de Ferrocarriles Económicos Asturias, para conectar ambas líneas en Llanes. En este contexto se hizo este trazado que pasa por La Franca

El trazado ferroviario se mete aquí, entre las peñas, en un pequeño desfiladero, justo cuando se acaba esta cuesta de la carretera y la carretera hace una curva a la izquierda

En la curva está la casa de La Peña. Justamente aquí, a la derecha, dejaremos esta carretera AS-346

Atentos a las señales que anuncian a los automovilistas el cruce de peregrinos en este tramo de calzada frente a la citada casa

Hay un poco de explanada, y es que por este camino se puede llegar también a la Playa la Franca. Suele ser empleado en verano cuando se llenan los aparcamientos más cercanos al arenal

De frente hay una bifurcación: como hemos dicho dejamos la carretera y tomamos esta pista a nuestra derecha, es la que baja al profundo valle del Ríu Cabra en El Campu

Aquí tenemos el mojón jacobeo indicador que nos señala tomar este ramal. Su trazado sumamente recto y en bajada nos recuerda a las calzadas romanas. Es muy fácil que este camino lo sea, o parte de tal, vía aprovechada y acondicionada en tiempos de Roma, pues abajo hay un puente que tiene visos de romano más que medieval, El Puente’l Campu, que veremos al llegar al río

En el poste telefónico a la derecha se indica que por allí se va a la recitadas Playa la Franca. Si estamos bien de tiempo, ganas y fuerzas, máxime si dormimos en el pueblo o en sus cercanías, podremos acercarnos

Es el del Ríu Cabra un valle estrecho y profundo, prácticamente un desfiladero, entre estas planicies de Colombres y La Borbolla

No sabemos si lo rectilíneo del trazado tiene que ver con su origen histórico o esta forma está acentuada al haber sido ensanchado y empleado como pista para camiones para la construcción de la Autovía del Cantábrico, que tuvo más abajo, en el Viaducto del Río Cabra, otra de sus titánicas obras

Bifurcación y de frente, todo recto en gran y directa bajada. Tanto aquí como en la posterior subida a Santiuste nos acordaremos del «fatigoso camino» que decía Jovellanos

Espesos y altos matorrales crecen a ambas márgenes de la pista-camino, es la zona o lugar de El Cajigal, bosque de cajigos cajigas, roble albar (Quercus petraea)

Mientras, vamos viendo al fondo el gran viaducto, que desde aquí aún nos parecerá incluso normalito, pero esperemos a llegar abajo

Su altura es de 41 metros y salva este escollo secular en las comunicaciones costeras que fue la honda trinchera natural del río, lo cual fue también un obstáculo importante cuando se hicieron carretera y ferrocarril

Contemplamos los robustos pilares que sostienen tan formidable estructura viaria bajo la que ahora vamos a pasar…

Como tantas veces se dice, estas formidables infraestructuras han mejorado notablemente, aunque no del todo, la epopeya de las comunicaciones por las montañosas quebradas cornisa cantábrica, pero a cambio se han cobrado su tributo en el paisaje: este es uno de los ejemplos, como otros que hemos visto y otros que veremos a lo largo del Camino Norte

Al pie del grandioso viaducto acaba la bajada y aquí, en este cruce, tomaremos el camino de la derecha, que se dirige al Puente’l Campu, paso del río Cabra y paso de Ribadedeva al concejo de Llanes

La estructura del puente es medieval, sim embargo esa forma lisa y llana de la calzada que sobre él pasa es muy del gusto romano, por lo que no es descartable en absoluto que su estructura tenga ese origen

Es un puente de piedra de muy buena factura y remate, de un solo arco bajo el que pasa el río

Un compendio de la historia y de cómo los mismos pasos naturales de la orografía costera son aprovechados a lo largo del tiempo: el puente romano-medieval y el viaducto del siglo XXI. Ante nosotros contemplamos el formidable desnivel respecto a la Sierra Plana de la Borbolla y la cuesta que nos aguarda para flanquearla por Santiuste y ganar el mar. De ella escribiría Jovellanos, haciéndola en sentido inverso en 1791: 

«enorme bajada y solo transitable a pie»

Si bien en esa centuria del s. XVIII muchos viejos caminos reales y senderos de herradura fueron acondicionados, junto con sus respectivos puentes, para el paso de carruajes o diligencias, habría lugares como este en el que sus viajeros habrían de bajarse para sortear estos fuertes repechos subiendo y bajando

Antiguamente se alzaba junto al puente una de las torres que guardaban la Tierra de Aguilar, nombre altomedieval del actual concejo de Llanes

Dos pequeños muros delimitan el borde del puente de la caída al río, eran especialmente útiles para evitar que carros y carruajes, con algún tirón o descuido, se asomasen demasiado y cayesen abajo

Y este es el Ríu Cabra, que además de divisoria geográfica y frontera administrativa de concejos y, durante seis siglos, entre las Asturias de Oviedo y las castellanas Asturias de Santillana, conforma una transición cultural, patente por ejemplo en diversas isoglosas lingüísticas

Al pasar el puente vemos más allá el río, a nuestra izquierda, una casa solitaria El Molinu’l Campu, que fue el último molino que dejó de moler aprovechando el agua de este río, allá por los años 80 del siglo XX. En los años de la década de 1960 llegó a moler 500 kilos de harina diarios que, cobrados a duro el kilo, hacían que este molino fuese «más rentable que siete vacas» según decía el molinero Aurelio..

Aquí nació la escritora María José Cuesta y por eso el lugar le inspiró para escribir su colección Molienda de relatos. De su biografía y obra leemos en la página Escritores Cántabros:

«La escritora astur-cántabra, María José Cuesta, lanza su primera entrega de moliendas con la editorial ‘El sastre de los libros’, con textos de carácter costumbrista que abre un ciclo de publicaciones personales con historias ambientadas en diversos lugares de la geografía española, como Cantabria, Canarias, Salamanca, o Cataluña. 

El prologuista de la publicación, el etnógrafo cántabro Fernando Gomarín, señala que en sus páginas se encuentran «retazos y jirones de vidas sencillas, de historias de tiempos pasados y modernos, vivencias personales de aquí y de allá -de novela, que dirían algunos-, que el lector no hallará en otros libros».

Con una sensibilidad y ternura a la hora de encauzar a sus personajes, los relatos también destacan por su capacidad de describir sin el abuso de adornos, valorando la precisión para preservar el patrimonio de la memoria.

Con ilustraciones del artista parragués Dan Miravalles, la publicación incorpora una memoria USB donde pueden escucharse los textos en la voz de la poeta y rapsoda Conchita Vidiella.

María José Cuesta nació en en 1943 en El Molino del Campo, concejo asturiano de Ribadedeva. Su inquietud literaria la adquirió de su abuelo, Juan Díaz del Valle, gran aficionado a la lectura. Ha publicado varios de sus trabajos en libros colectivos de la Sociedad Cántabra de Escritores, donde en las obras ‘Balconadas’, ‘Sueños’, ‘Obrussae Cantabricae’, ‘Mar.es’ e ‘Hila… de la rima a la prosa’, publicó los relatos ‘Cristian Messi,’, ‘Sabios de la tierra’, ‘Entrañables despensas’, ‘Melodía de caracola’, ‘Vasallos y señores’, ‘Último sueño’, ‘Mi fortuna’ y ‘Marina la colmenera’. Es miembro de la AEA  (Asociación de Escritores de Asturias), que le ha publicado en dos antologías de relatos: ‘Callada crisis de la tierra’, ‘Hogar sólo de nombre’ y ‘Pedrín en la universidad’.

Creadora y miembro del jurado del certamen Premio Natural Optics en la Fundación Sicoris de Lérida. También ha sido soprano en varias corales, entre otras la Polifénica del Cabildo Insular de Fuerteventura, dirigida por el maestro Almansa. También fue impulsora de varias asociaciones socio/culturales en Cantabria y Cataluña y cooperante de ONGs en África, cuya experiencia recogen algunos de sus relatos»

Fuerte recuesto nada más pasar el puente entre frondosos matojos y arbolado ribereño, cual intrincada selva a nuestro alrededor. En el gran mamotreto del viaducto el sonido del paso de los vehículos retumba sobre nosotros, proporcionándonos un gran contraste entre naturaleza desbordante y, a la vez, tráfico trepidante 

El viaducto, con sus dos largos brazos, se extienden unos 275 metros de ladera a ladera y transmiten a los que estamos debajo una inquietante sensación de pequeñez y vértigo, cual obra faraónica

Entre dos pilares del viaducto parece enmarcarse la montaña. El Llanu’l Pintor dela Sierra Plana de la Borbolla y El Picu Tresgrandas son separados por una estrecha quebrada cual profundo valle, el de La Riega Ubrade, «casería escondida y deshabitada» que divide las parroquias llaniscas de Tresgrandas y Pendueles, donde nos hallamos ahora, desembocando también aquí en el Ríu Cabra

En esas pendientes laderas está también El Cantu’l Caleru. Eran comunes en las montañas y en cualquier afloramiento de roca caliza los hornos de cal, caleros o calieros, donde se cocía la piedra para producir cal, indispensable para cubrir e impermeabilizar paredes de mampostería y para abono, entre otros usos

Pasamos bajo el viaducto según ascendemos fuertemente por este repecho ante este viaducto que en realidad es como si fueran dos, para los carriles respectivos de la autovía, gigantescas moles de hormigón ahora sobre nosotros

El intenso retumbar del tráfico suena sobre nuestras cabezas en esta soberana cuesta a Santiuste

En las inmediaciones está la Cueva Mazaculos, que en realidad son dos, Mazaculos y El Molinu Gasparín, donde hay señales de presencia humana (cultura asturiense) desde hace 11.000 años, y hasta hace 5.000, la del Molinu de Gasparín o Mazaculos I fue primeramente vivienda y luego enterramiento. Se revela que en ese segundo periodo los humanos ya dejaban las cuevas, dejándolas eso sí como santuarios, y se asentaban al aire libre

Mazaculos II, la que es propiamente Mazaculos, tiene una explanada delante de la caverna y en su interior abundan restos animales, caballos, bóvidos, ciervos, jabalís, cabras, ovejas, rebecos, corzos, lobos, nutrias, zorros, tejones, además de un de los mayores concheros de Asturias. No en vano por entonces las lapas (llámparas) y los caracoles de mar (bígaros) eran una parte fundamental de la dieta, depositándose sus cáscaras en grandes montones. Para ello llegó a emplearse una herramienta lítica peculiar, el famoso pico asturiense

Se trataba de una civilización que aún no dominaba las artes agrícolas y ganaderas, llegarían casi inmediatamente después, y su subsistencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección de moluscos, pero al llegar el Neolítico, entre 7.000 y 6.000 años atrás, se produce un cambio, la cueva se ocupa toda la primavera y el verano. La caza sigue siendo primordial pero se diversifican las especies (ciervos, corzos, jabalíes, bóvidos, zorros, y se pesca, se siguen recolectando moluscos y ya se documenta la domesticación de animales como cerdos, cabras, ovejas, bovinos y lobos. Esta fase de neolitización puede sin duda estar muy vinculada a las necrópolis tumulares de la Sierra Plana de la Borbolla

Subiendo entre los dos pilares, la pista hace una curva a la derecha

Si no se ha caído, veremos aquí, en uno de estos gruesos y altos pilares, la concha del camino

Y sigue la fuerte ascensión recuesto arriba todo de frente y recto

No hay pérdida posible pero siempre es útil un mojón de confirmación que nos indique que seguimos la ruta correcta y que nos hemos dejado atrás ningún cruce o desvío

Y esta es la cuestuda subida a Santiuste, la entrada al concejo de Llanes por el Camino Norte, en términos de la parroquia de Pendueles

Más arriba arbustos y matorrales comparten espacio con plantaciones de eucaliptos

Acaba la que posiblemente sea la rampa más fuerte de esta cuesta cuando llegamos a una bifurcación

Puede ser un buen lugar para hacer un alto un instante recuperando aliento tras el remonte que hemos dejado atrás. Luego continuaremos a la derecha

He aquí el mojón que nos lo indica, con su correspondiente flecha amarilla pintada

Nos adentramos en el frescor de este túnel vegetal

El Camino sigue subiendo, si bien no de manera tan acusada como el tramo anterior desde el puente

Es el ascenso para ganar la rasa costera por la ladera más oriental de la Sierra Plana de la Borbolla, que antes veíamos a lo lejos

Seguidamente el camino vuelve a acometer otro fuerte repecho

El boscaje es frondoso pero se pasa bien

Si la vegetación, que suele crecer enormemente en primavera, no nos lo oculta, aquí veremos una de las entradas a la finca del palacio de los Rubín de Celís, en medio de los prados y al pie del monte de Covarríos

El palacio está semioculto entre los árboles y setos silvestres y bajo el monte El Covarríu

Apenas se ven los tejados de los edificios de la quinta y parte de una fachada del caserón. Así como alguna palmera. Intentaremos tener mejor perspectiva desde algo más arriba

Subimos pues unos metros más y llegamos a la siguiente bifurcación, donde tenemos otro mojón caminero

Seguimos todo de frente y el Camino sube más suavemente, siempre entre el frondoso matorral y boscaje

La enramada sigue sin dejarnos ver bien el palacio

Unos pasos más y llegamos al final de la cuesta: hemos llegado a La Venta Santiuste, donde descansó y desayunó Jovellanos en su viaje de 1791 siguiendo este camino

La histórica venta es hoy un arruinado edificio empleado como establo pero que fue antaño parada y fonda de peregrinos, pastores, viajeros y arrieros de esta antigua ruta costanera.

Desde La Venta Santiuste se divisa El Covarríu, La Vaca o Picu Santiuste (142 m), picudo y cónico monte sobre la Playa la Franca, que no llegamos a ver tampoco desde aquí

En su ladera occidental crece el brezo, en la oriental se han plantado ocalitos

Más allá las estribaciones de la Sierra Plana de Pimiango, Rasa de Pimiango o Sierra de Tina

Ahora desde lo alto sí que vemos bastante mejor el Palacio de los Rubín de Celis, cuya traza actual del siglo XIX es de inspiración neoclásica, escasa ornamentación y vanos dispuestos regularmente. Además de dependencias agropecuarias tiene capilla propia. De aquí era señor Gabriel Rubín de Celis y Mon, que fue Canónigo de Santander y Prior de Roncesvalles (mítica población del hoy llamado Camino Francés), título este que conllevaba el medieval de Gran Abad de Colonia

En Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, de Manuel García Miyares (1893), se dedica un capítulo a La Ilustre Casa de Rubín:

«Del Coto y Señorio de Santiuste que hoy disfruta el señor don Gabriel Rubin de Celis y Mon, antiquísimo solar y cuna de personajes ilustres, fue dueño y señor y en el nació don Felipe Rubin y Pariente, Canonigo de Santander, Prior de Roncesvalles y Gran Abad de Colonia. 

Don Ramon Rubin y Pariente hermano del anterior, fue distinguido Catedrático de derecho en la Universidad de Valladolid. 

Don Manuel Rubin y Pariente también hermano de los anteriores fue conocido y acreditado diplomático. 

Originario de Santiuste, fue el primer Conde de Antillón; de donde lo fue asi mismo, y también de la Ardina en Posada, el Excelentísimo e Ilustrísimo señor don Antonio de Posada Rubin de Celis, Patriarca de las Indias, primer Marqués del Soto de Aller, su naturaleza, Prócer nombrado por la Corona para las legislaturas de 1834 al 36, Senador del Reino y Arzobispo electo de Valencia. 

En el año de 1712, era dueño y Señor del mismo Coto de Santiuste don Pedro Rubin; y en el de 1760, lo fue don Fernando Rubin de Celis y Pariente. 

En la primera mitad de presente siglo diez y nueve, poseyó como propietario, dueño y Señor, el mismo Coto, don Juan Rubin de Celis y Paraja, Teniente Coronel de los Reales Egércitos, y Comandante del Batállon de voluntarios Realistas del cantón de Llanes, padre del don Gabriel su dueño actual. 

y hermano del don Juan, lo fue el Excmo. señor don Fernando Rubin de Celis y Paraja, Coronel de los Reales Egércitos, que perteneció al Estamento de Procuradores a Cortes, entre los seis nombrados con arreglo al Estatuto Real por los electores representantes de los partidos judiciales de la provincia de Asturias, reunidos en las consistoriales de Oviedo el 26 de Febrero de 1836, cuya apertura tuvo lugar el 22 de Marzo siguiente. Fue Ministro togado del Supremo Tribunal de Guerra y Marina, y dos veces Gobernador civil de Madrid, en donde falleció el 25 de Febrero de mil ochocientos setenta y siete. 

El don Gabriel Rubin de Celis y Mon poseedor actual del Señorio y Coto de Santiuste, vive viudo y sin sucesión, en su casa solariega de la villa de Llanes, sita en la plaza mayor, que tiene dentro de ella una magnífica y espaciosa capílla pública con la advocación de Todos los Santos y en las que se celebra misa todos los dias festivos»

Más allá asoman algunos dejados de La Franca y, a lo lejos, el barrio de Badalán, en Colombres, capital de Ribadedeva

En la distancia la Sierra del Escudo y otras montañas de Cantabria, en los accesos al Alto Nansa y a Liébana

Pasando junto a la estaquera de cierre de La Venta Santiuste vemos el intenso azul del mar dibujando su línea recta en el horizonte. El Cantábrico, que no siempre se deja ver bien pese a su proximidad a este Camino Norte antes más llamado Camino de la Costa. A la derecha está la que debió ser la antigua caballeriza

El tejado de la antigua posada caminera se ha venido abajo en algún momento y se ha reparado con este techo de chapa

Una antigua columna rememora épocas jovellanistas de antiguo esplendor ventero,¡cuántas gentes se habrán apoyado en ella en aquellos siglos camineros!

A pesar de las galernas y temporales, o los ataques de piratas y corsarios, los caminos por mar fueron tenidos durante siglos y pese a su dureza por más seguros, rápidos y rentables que los de tierra. Por ello las rutas comerciales de los puertos cantábricos fueron también de peregrinaciones marítimas. Había que pagar el pasaje pero te ahorrabas muchos gastos de semanas, meses e incluso años (pensemos en la vuelta andando) de viaje, duros, por sendas y lugares solitarios donde no se sabía muy bien cómo ibas a ser recibido. En los frecuentes episodios de guerras, pestes y bandolerismo, desconfianza y picaresca, a los extranjeros, deambulando solos o en pequeños grupos, podía pasarles de todo, y ahí están las crónicas, como las de Guillaume Manier, que aparte de peleas y trifulcas estuvo a punto de ser capado en su peregrinación de 1726

En este tramo de costa ya hemos dicho que los puertos principales eran los de San Vicente de la Barquera y Llanes, que serían lugares de arribada de viajeros y peregrinos europeos, muchos de ellos de puertos como en de La Rochela (La Rochelle), con el que se tenía muy especial relación

Eran las llamadas peregrinationes ultramarinas, et visitationes ad líminum Apostolorum Petri e Pabli, in Compostella. Una de las peregrinas marítimas más célebres fue, en 1690, Mariana de Neoburgo, reina consorte casada con Carlos IIEl Hechizado, que habría de llegar a España por Santander pero que un cambio de planes la obligó a dirigirse al puerto de A Coruña, variante que a la vez desbarató una tormenta, atracando en la Ría de Ferrol, llegando desde allí a la ya muy cercana ciudad de Santiago, donde como nota curiosa diremos que, el día 16 de abril, entrando la reina en la catedral bajo palio a visitar la tumba del Apóstol y seguidamente admirar el botafumeiro, este se soltó y salió despedido, yendo a caer a sus pies, aunque sin hacer daño a nadie

Según la Xacopedia, las peregrinaciones marítimas decayeron en esa centuria y la siguiente. Con la recuperación de las peregrinaciones sobre todo a partir del Año Santo (Xacobeo) de 1993, las marítimas se centraron en los puertos coruñés y ferrolano (Camino Inglés), si bien ocasionalmente se celebran singladuras marineras, bien tipo regata, bien en embarcaciones particulares, arribando en sucesivas etapas por los puertos cantábricos

Es esta zona de calas inaccesibles y bufones (de bufar) oquedades formadas por la erosión marina en la roca caliza y por las que sale agua con gran chorro de fuerte presión a varios metros de altura y sonoro estruendo en días de temporal, un espectáculo asombroso de fuerza y sonido que se da en otros lugares de la costa de Llanes, por lo que también son llamados bramadorios (de bramar)

Si se diese el caso llegaríamos a verlos (y oírlos) desde aquí, escupiendo su chorrón, un fenómeno espectacular y grandioso que es más fácil los días de tempestad y galerna con las marejadas y mar arbolada del otoño y del invierno

Muchas son las descripciones y artículos que podremos encontrar dedicados a este célebre Bufón de Santiuste. De él cuentan así por ejemplo en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:

«Espectacular bufón radicado al norte de Santiuste y que, declarado Monumento Natural del Principado de Asturias, posee dos orificios principales, además de otras simas menores; escupe agua con gran fuerza, hasta unos 40 m sobre el nivel del mar, de modo que se trata del bufón de la costa asturiana que a más distancia se divisa. Debajo de la principal el color de la roca es rojo; una de las salidas principales se localiza unos 8 m al oeste y otra, de color naranja, al sur. Se integra dentro de los terrenos de la aldea semideshabitada de Santiuste, de la parroquia de San Acisclo de Pendueles y del Paisaje Protegido de la Costa Oriental; la costa en la que se enclava está repleta de elevados acantilados y de varios entrantes y salientes»

En la web de Asturias Paraíso Natural hallamos por su parte esta descripción del bufón o bramadoriu y sus características, tan acertadamente escueta y simple como precisa:

«En momentos de temporal, cuando una ola entra con fuerza en la perforación creada en la roca por la acción kárstica, el agua asciende a presión y forma un surtidor, expulsando, además de agua, arena y restos orgánicos, incluso rocas de considerable tamaño, produciendo un silbido o bufido que da nombre a este fenómeno.

El de Santiuste se considera el mayor de los bufones de la costa oriental, ya que puede expulsar el chorro hasta una altura de 40 metros.»

Y en Turismo en Llanes abundan en esta descripción del Bufón de Santiuste y de su ubicación y fenomenología:

«Los Bufones de Santiuste se localizan en la parte más oriental de la rasa de Llanes, una vez pasada la localidad de Buelna y a poca distancia de la Playa de la Franca.

Los Bufones son una de las formas más espectaculares del relieve kárstico. Se originan en el borde de los acantilados aprovechando pequeñas fisuras o fracturas de la roca caliza. Se componen de una cámara o cueva y un conducto vertical por donde se expulsa aire a presión, producto del impacto del oleaje contra la base del acantilado, acompañado por agua del mar a modo de potente chorro (surtidor) que en ocasiones alcanza los 30 m, ofreciendo un espectáculo privativo de estas costas.»

Gran estruendo el del gigantesco surtidor natural de agua y aire que se mezcla con el estruendo de las olas al chocar con la pared del acantilado. Pasamos ahora a buscar la definición que nos da al respecto de este prodigio de la naturaleza en Santiuste y de cómo se forma:

«El bufón de Santiuste se encuentra en el límite del concejo de Llanes en Asturias. Se trata del mayor bufón de la costa oriental asturiana pudiendo alcanzar unos 40 metros y está situado muy cerca de los bufones de Arenillas.

Un bufón está formado por roca caliza de montaña que al estar en un acantilado es erosionado por el mar por abajo y el agua de lluvia o de ríos por arriba, esta erosión forma cavidades kársticas. Cuando la marea sube llena el hueco producido saliendo al exterior por encima del acantilado lo que provoca un chorro pulverizado de agua de mar acompañada por un sonido característico que es el que le da el nombre de bufón. Fue declarado monumento natural el 5 de diciembre de 2001

En el intervalo entre una y otra bufada del enorme chorro se forma un orbayu de agua salada a manera de bruma que pronto disipa el viento, a la vez que cae por su propio peso, pero que puede empapar completamente al que le pille allí, por mucho que evite la caída directa sobre él del chorro del bramadoriu

En esos campos crecen algunas encinas, solitarias o formando pequeños bosquetes, así como otras especies autóctonas. Las praderías son aprovechadas como pastos

El ganado, parece que bastante acostumbrado, pace alegremente en las praderías de las inmediaciones, ajeno a la enorme expectación que causa en los humanos. Del bufón y su entorno, incluyendo flora y fauna, encontramos buenísima información en Naturaleza de Asturias. espacios naturales protegidos:

«Este monumento natural se sitúa en las proximidades de la Playa de La Franca, en el concejo de Llanes y se puede acceder a él a través de un pequeño camino que parte de la N-634. Se trata del mayor de los bufones de la costa oriental, que puede expulsar un chorro de agua de hasta cuarenta metros de altura, enmarcado en un tramo costero de gran belleza y reconocida calidad ambiental, constituyendo una singularidad geomorfológica y paisajística que es preciso conservar.

Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la costa, conectadas con simas marinas por las que el agua del mar penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada visibles desde el exterior. Si la mar está en calma, los respiraderos de las cavidades subterráneas se limitan a expulsar el aire, comprimido en las galerías por los golpes del oleaje. Los quejidos del Bramadoriu, como se denominan localmente a los bufones, se dejan oír a muchos kilómetros y el suelo, desgastado ya por milenios de oleaje, amenaza con romperse definitivamente. 

El entorno del monumento presenta una elevada calidad ecológica, y además de su interés paisajístico y geomorfológico, el entorno del bufón alberga interesantes comunidades arbustivas propias de los acantilados calizos, además de encinas laureles. En cuanto a la fauna representativa, en los acantilados del entorno los cormoranes moñudos comparten espacio con las gaviotas patiamarillas paiños, así como el halcón peregrino

Otra página, la de Asturias.com, nos da buenos y abundantes datos sobre este extraordinario paraje ante el que el peregrino, sobre todo si no sabía o se le había advertido de este portento, se llevará sin duda una tremenda sorpresa si lo descubre en toda su plenitud visual y sonora:

«Estos saltos de agua son algo distinto a la acción típica del mar rompiendo en grandes olas contra la costa. En este caso, el agua aprovecha chimeneas bien definidas y grietas de la caliza para salir a borbotones a la superficie imitando a los géisers, formando surtidores que pueden alcanzar más de veinte metros de altura.

La imagen única de estos surtidores sólo puede disfrutarse en zonas bien localizadas del litoral de Llanes. En estos lugares de la rasa costera se dan unas características geológicas poco corrientes. La formación de los bufones se basa en la disgregación de la roca caliza, su disolución en contacto con el agua de lluvia que penetra por pequeñas fracturas hasta el nivel del mar. La acción erosiva del oleaje favorece el agrandamiento de estas cavidades originales. Con el paso del tiempo llega a formarse una cueva en comunicación con el conducto vertical. Las olas hacen que el aire o el agua que se acumula en la cueva se compriman y salgan a gran presión al exterior.

Este fenómeno despliega toda su fuerza cuando el Cantábrico está bravío, en otoño e invierno es más fácil que suceda. Además la combinación de la pleamar con marejada es la mejor de las opciones para ver los bufones en todo su esplendor. En estas ocasiones, sin embargo, hemos de mostrarnos nada temerarios y muy respetuosos, observando el espectáculo a una prudente distancia. El peligro es real si nos acercamos demasiado, ya que la fuerza del chorro puede arrastrar a un hombre.

Si la mar está en calma, los respiraderos se limitan a expulsar aire, pero en los días de fuerte marejada los bufones se transforman en un espectáculo que produce admiración y temor.»

Los bufones reciben muchas visitas, tanto este de Santiuste como los de Arenillas en Vidiago y La Bramadoria o El Bramadoriu en Pría, a la admiración que causan se une la de los acantilados y la olas del mar que parecen querer competir con ellos en altura y estruendo. No obstante hemos de tener máxima prudencia, no confiarnos ni acercarnos nunca al borde de estos despeñaderos. Por desgracia no son infrecuentes los accidentes y no pocos sustos pese a todas las advertencias

Compartimos ahora del magnífico artículo dedicado a los bufones de Llanes por Carme Pechoabierto Saorín,  publicado en España Fascinante, el apartado de explicación general y el dedicado a este de Santiuste:

«En la costa oriental asturiana, lugar donde el Cantábrico se hace notar, es posible observar uno de los fenómenos más curiosos de la naturaleza. Se trata de los bufones de Llanes. El agua del mar entra con furia, a través de las chimeneas y grietas de la caliza en la costa. Su misma fuerza hace que alcancen la superficie. Así generan un fenómeno que recuerda al de los géiseres, formando surtidores de más de veinte metros de altura.

Un maravilloso espectáculo que queda muy cerca de uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Los tres bufones, declarados Monumento Natural, están incluidos dentro del Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Ofrecen una imagen única de unas características geológicas poco corrientes.

La disgregación de la roca caliza gracias al contacto del agua de lluvia genera pequeñas grietas, conectadas con las simas marinas, que llegan hasta el nivel del mar. El efecto de la erosión producida por el agua salada agranda estas cavidades originales, de tipo kárstico, formando cuevas que comunican con el conducto vertical. El resto viene por la acción de las olas, cuando la marea sube, que hacen que el aire o el agua acumulados en la cueva se compriman y salgan a presión hacia el exterior.»

Una ruta comunica estos bufones con Buelna: es empleada por muchos peregrinos como alternativa a la carretera, que pasa un poco más abajo y a la que vamos a salir enseguida. Así nos la explican en Turismo Asturias:«Si al dirigir la mirada en dirección a la costa, observan la presencia de chorros verticales de agua pulverizada, es que las condiciones de mar y marea son propicias para disfrutar del espectáculo de los “bufones” de Santiuste. Para ver de cerca, sentir el estruendo y escuchar el “bufido” del agua al salir despedida al aire después de recorrer largas chimeneas formadas a través de las rocas costeras, merece la pena desviarse un par de centenares de metros, del trazado del Camino. El desvío, habitualmente suele estar artesanalmente señalizado, partiendo frente a un lugar cercano al que nos incorporamos a la N-634. En la actualidad, se encuentra señalizado con flechas amarillas el sendero que discurre sobre los acantilados, desde la N-634 al bufón de Santiuste y desde aquí, en dirección oeste, hasta alcanzar Buelna. La distancia a recorrer es apenas un kilómetro más que por la carretera, caminando sobre el acantilado por un tranquilo sendero y rodeados de un paisaje incomparable.»

Entre nosotros y N-634 hay un tramo de carretera antigua, cortada y en desuso, si bien empleada para aparcar el coche quienes quieren ir a ver los bufones. Más allá pasa también el ferrocarril. Volvemos a ver el cónico e icónico monte El Covarríu

Nuestro camino, el camino intermedio y la carretera van ahora los tres en paralelo. Abajo vemos un mojón. pero de momento recomendaríamos seguir de frente unos metros más

Y es que ambos caminos confluirán unos metros adelante sin descolgarse malamente por este pequeño pero traicionero desnivel donde no es difícil pisar mal…

El firme es llano y se camina sin dificultad, una vez ya hemos dejado atrás el gran repecho de ElCampu a Santiuste

Nuestro camino baja ligeramente a la derecha y ya se une al de abajo

Aquí hay otro mojón, vamos a ir a la izquierda

El camino se estrecha un poco pero se pasará sin problema

Es un bello sendero entre vegetación. Una fila de árboles nos separa de la carretera

Únicamente alguna vez, sobre todo en primavera con sus brotes verdes, puede hacer falta dar un bastonazo para apartar alguna rama crecida o una zarza…

El matorral forma espesos setos silvestres en ambas márgenes, pero ya presentimos nuestra próxima salida a la carretera, donde como hemos dicho habremos de tomar una decisión; o seguir por ella hasta el siguiente pueblo, Buelna, o tomar como alternativa la Ruta de los Bufones 

Por momentos el follaje parece despejarse un poco según nos acercamos a la N-634

Ya estamos al borde dela carretera general pero no salgamos aún a su arcén. Continuemos por el sendero un poco más

En el suelo, prácticamente el único sitio donde pueden por aquí pintarse, una flecha nos lo indica

Proseguimos entre otros arbustos y zarzales…

La N-634 siempre a nuestro lado y a la vista. Aunque con la Autovía del Cantábrico ha cesado aquel incesante y peligroso tránsito de vehículos de antaño, suele tener bastante tráfico en no pocas ocasiones, y al ser pista ancha y muy recta, a mucha velocidad

Al llegar aquí ya no sigamos más, bajemos a la carretera

Además de este paso de tierra como comunicación, unas flechas amarillas en el arcén, pintadas y repintadas varias veces, van a ser nuestras referencias a partir de ahora

Indican dos opciones, siguiendo el Camino Oficial, que seguiría el trazado del viejo camino real costero que en este tramo desapareció cuando se abrió la carretera continuaríamos por el arcén a la izquierda para, andados un par de kilómetros, llegar directamente a Buelna. Se trata de un recorrido corto y rápido, pero por asfalto y a veces con tráfico, sobre todo en verano, hay un buen arcén pero es bastante penoso, en nuestra opinión sin ningún aliciente reseñable para caminar a gusto. Aunque durante un escaso trecho se recuperó un tramo el camino real que no resultó afectado y pasa junto a una antigua cabaña y oratorio, es fácil que nos veamos en un aprieto cuando nos vuelva a la carretera pasados unos metros, al estar tomado, por lo que habríamos de regresar atrás

De frente, si cruzamos, iremos a Buelna por las praderías de la senda costera del Camino de los Bufones, que no es camino oficial, realmente ni siquiera camino, solo como mucho un paso de pescadores y ganados, pues en estos campos del litoral se aprovechan los pastos hasta el mismo borde del acantilado

Está señalizada con flechas amarillas y es un kilómetro más largo pero nos permite disfrutar enormemente del paisaje visitando de paso algunos monumentos naturales como los bufones de Santiuste y Buelna, así como la playa de Cobijeru, playa que es como un lago de agua salada, comunicada subterráneamente con el mar y digna de conocer

No obstante, dado lo deficiente de la señalización y su sinuoso trazado se recomienda que, si estamos cansados, tenemos cierta necesidad de llegar pronto al albergue u hospedaje, o por nuestras circunstancias queremos estar cerca de zonas más pobladas, sigamos el camino oficial por la carretera, pero sin salirnos de ella, hasta Buelna

En principio, y salvo las circunstancias que podamos tener en cada momento, como las reseñadas, por nuestra parte recomendamos totalmente seguir por el Camino de los Bufones, con especial cuidado en el cruce de esta carretera y el de la vía férrea, pues aunque con buena visibilidad ambos, han de cruzarse con prudencia