Aquí tienes los datos sobre otros Caminos y hermosas Rutas de Peregrinación. Algunasestán relacionadas con el Camino de Santiago y otras tienen una existencia autónoma, por su realidad histórica y propia evolución.
Tienes toda la información necesaria para poder preparar tu peregrinación, resolver tus dudas, conocer las etapas, saber su Historia y prepararte para el mejor viaje de tu vida.
CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (1) HISTORIA DE SU RECUPERACIÓN: MAPAS, ORÍGENES, BIBLIOGRAFÍA Y ARCHIVO DE PRENSA
Xurde Morán
El camín, mapa general
Si bien el origen de las peregrinaciones a Covadonga puede sumirse en la noche de los tiempos, y que desde tiempos inmemoriales se sabe de romeros a la Cueva Divina y a la Santina, puede decirse que la dimensión actual de esta ruta arranca en los años 90 del pasado siglo XX con el intensísimo trabajo de divulgación y promoción de esta ruta, pero sobre todo de su estudio y señalización, a cargo de los componentes de una asociación, la Tertulia Cultural El Garrapiellu, con sede en Gijón/Xixón, que además organizaba, al menos anualmente una excursión abierta al público, así como otras actividades, publicación de mapas, folletos, vídeos, etc. que enseguida llamaron poderosamente la atención de la prensa, con numerosos artículos, y del gran público, organizándose prontamente, sobre todo a raíz de su señalización, rutas particulares, individuales, de grupos de montaña, vecinales, y otros colectivos
La Cueva Divina
Esa promoción, que arrancó nada más empezar los años 1990, no nació de la nada, hay testimonio de «ir a Covadonga de promesa», por este y otros caminos, desde hace mucho tiempo y tampoco era la primera vez que alguien señalizaba algún tramo concreto o elaboraba algún mapa, pero sin más repercusión o continuidad
No sería hasta la actividad acometida durante años de El Garrapiellu para con esta ruta, cuando miles de personas se pongan en marcha andando, pero también en bicicleta y a caballo, para cubrir los más de 70 kilómetros que separan Gijón/Xixón de la Cueva de la Santina de Covadonga o, atendiendo a la pronunciación popular tradicional de gran parte del oriente asturiano, Cuadonga
Lavadero de El Güeyu Deva
Personas más duchas en tecnología y mediciones exactas calculan entre 74 y 76 kilómetros la distancia entre El Güeyu Deva, en la zona rural gijonesa, comienzo «espiritual» de la ruta, y la Cueva Divina, si bien de unos años atrás, con la apertura de la senda fluvial del río Peñafrancia, que llega a este principio «mítico» de la travesía, muchos andariegos comienzan en el casco urbano de Gijón/Xixón, por lo que, si añadimos al menos el tramo desde el principio de esta senda, en Les Mestes-La Guía (al lado del Estadio El Molinón), tendríamos que añadirle unos 6 kilómetros más
Senda del Peñafrancia
Naturalmente el Camín de Cuadonga, como también se le llama, empieza en la casa de cada uno y, aquellos que vienen de otras partes de la geografía asturiana, española y mundial, comienzan propiamente su andadura desde su alojamiento o desde donde les haya dejado el transporte para venir, existiendo, si lo desean, otras fórmulas para llegar a Deva andando, una siguiendo la antigua Carretera de Villaviciosa, si bien no demasiado recomendable pues, aparte del tráfico, la acera desde La Guía desaparece a partir del Jardín Botánico de Gijón. Otra sería seguir las conchas del Camino de Santiago pero a la inversa, atravesando desde La Guía las parroquias de Somió y Cabueñes y, en La Pontica, cruzar la citada carretera de Villaviciosa para enlazar con la Senda del río Peñafrancia y llegar al Güeyu Deva
El Güeyu Deva
Tradicionalmente, lo hemos dicho, el comienzo era en El Güeyu Deva, por lo que muchos llegaban allí en transporte público (ver Línea 26 de EMTUSA) o en taxi. pero ahora con esta senda peatonal merece la pena tomarla, pues es más segura y directa que otras posibilidades con más asfalto, rodeos, cruces y posibilidades de error, al no estar señalizadas. Asimismo, también fue tradicional en tiempos comenzar no en El Güeyu Deva sino en el Camping Municipal de Deva (llega autocares ALSA), en la misma carretera, tomando el Camín Vieyu de Pión, por donde bajan los peregrinos a Santiago, una pista que, si bien bastante directa, tiene una fuerte subida entre eucaliptales nada más empezar, y es ademàs un comienzo menos paisajístico, cultural, sentimental, que el del Güeyu Deva, como iremos viendo, si bien es una alternativa de la que también hemos de hablar en su momento, tampoco muy larga, pues enseguida, en los altos de La Olla, enlaza con el camino oficialmente señalizado
La señalización se basó primeramente en unas pocas flechas que se pintaron manualmente para ayudar en una gran excursión que se hizo en 1992, como explicaré en el apartado de historia. Dado el éxito que tuvieron tras esa orientación absolutamente puntual, pues otra gente las siguió después, parece ser que en un principio ciclistas, esto animó a los integrantes de la Tertulia El Garrapiellu a realizar un esfuerzo de pintar más entre entero y mayo de 1993 (a cuyo final fueron recibidos por el Abad de Covadonga). Eran de color amarillo con un trisquel, adorno solar céltico de tres brazos, que pronto se convirtió en anagrama de la asociación, así como a veces algunas frases
Tal fue la repercusión de estas señales que enseguida la gente empezó a llamarlas les garrapielles, si bien lo malo fue que, al señalizarse el Camino Norte de Santiago por, en buena parte, un trazado muy similar entre Villaviciosa y Deva, poco después y también con flechas amarillas, ha dado lugar a no pocos equívocos en todos estos años que, inexplicablemente, nunca se solucionaron bien
Ocasionalmente algunos particulares han puesto flechas de otros colores (rojas, azules,verdes, etc.) a brocha o a spray, a veces marcando esta ruta y a veces otras con las que coinciden en algunos trechos, sin duda pintadas con buena intención, pero que han añadido aún más confusión, e incluso quejas vecinales, al varias algunos tramos. Por ello en este primer tramo desde Deva a Villaviciosa recomendamos especial atención a nuestras recomendaciones, si bien reiteramos cada uno es libre de ir por donde le plazca, faltaba más
Sí es cierto que en 1996 el Principado de Asturias apoyó la petición de El Garrapiellu y patrocinó la señalización de la ruta en su totalidad. Se trataba de unos postes de madera con una señal pintada con un trisquel amarillo sobre fondo azul y el lema Camín a Cuadonga, los cuales fueron y siguen siendo de gran utilidad, pues pese al tiempo pasado aún unos cuantos siguen, más o menos, en pie. Nunca hubo otra actuación similar de señalización integral de toda la ruta, hubo alguna señal puesta por vecinos, o repuesta, o por algunos particulares, o algún ayuntamiento en algún lugar muy determinado, pero una actuación semejante, reiteramos, no. Los peregrinos van guiándose por las viejas flechas, tantas veces repintadas, varias señales supervivientes de 1996, y preguntando, además de algún mapa y los tracks, unos fiables y otros menos
También hay que decir que, a lo largo del trayecto, del principio al final, existen algunas variantes, si bien pocas señalizadas y no tan empleadas, salvo por personas o grupos concretos, como el camino del que presentaremos los mapas un poco más abajo. Naturalmente todo el mundo es libre por donde le plazca, incluso explorar nuevas alternativas
Con el tiempo sin duda iremos añadiendo a esta serie alguna de ellas, sobre todo las más interesantes. Estas entradas de blog se basan en buena parte en mis libros El Camín Xixón Cuadonga (Alborá Llibros 1998) y El Camino de Gijón a Covadonga (Gran Enciclopedia Asturiana 2012), ambos agotados. Del segundo extraigo el texto dedicado a la historia de la ruta:
«CUADONGA/COVADONGA: LA HISTORIA DE LAS PEREGRINACIONES
Tal y como «avisábamos» y destacábamos ya en el prólogo, el principio de las peregrinaciones a Cuadonga se pierde en la más oscura noche de los tiempos. Es más, mucho primero del cristianismo se da por seguro la existencia de un santuario de los más ancestrales pobladores prerromanos, dedicado con gran probabilidad a alguna divinidad femenina relacionada con el culto a las fuerzas de la naturaleza, una «deva» o diosa de la que su testimonio pervive en el nombre (uno de los nombres en realidad) del río que nace de la misma Cueva. La presencia de este santuario precristiano daría origen sin duda a las primeras peregrinaciones, de las que nada sabemos, y que podrían sumirse en la más remota antigüedad.
Este lugar sagrado sería después cristianizado, por sustitución, en la advocación a la Virgen María, tal y como ha sucedido en otros muchos casos, pues aunque las religiones y las creencias cambien, los lugares sagrados o «Nemeton» parece que siempre permanecen. En este caso no deja de ser impresionante escuchar todavía la leyenda, contada desde antiguo en muchos lugares de los alrededores del santuario, que dice que nuestra Santina y Patrona de Asturias «era una xana que vivía na Cueva, onde’l ríu, qu’un día unos flaires vistieron de santa». Esta leyenda, sencilla y aparentemente simple, explica en dos frases todo el proceso de sustitución de los antiguos dioses de los pueblos prerromanos con la llegada de una nueva religión que pasado el tiempo llegaría a ser oficial en todo el Imperio Romano. Es este un fenómeno social totalmente normal, universal, que pasa y ha pasado en todas las latitudes y en todas las religiones a lo largo de los tiempos, sin ningún menoscabo en absoluto hacia las creencias e ideales de cualquier persona sino todo lo contrario, es más, con el cristianismo las peregrinaciones ya dejan de ser una teoría o posibilidad para hacerse realidad demostrada y documentada. Según algunos autores, como Fermín Canella, el primer peregrino «de importancia» que conocemos visitó el santuario fue el rey de Asturias Alfonso III El Magno, aunque es fácil que fuese un exponente más de toda una estirpe de reyes asturianos que, desde el mismo Pelayo y su legendaria batalla, tuvieron una especial relación con estos parajes de hadas, diosas y santas.
Durante mucho tiempo las comunicaciones con Cuadonga desde Cangues d’Onís fueron bastante malas…caminos de tierra, caleyes
, y sendas de montaña no siempre fáciles de pasar. Ya en el siglo XVI había cronistas como Morales
, Fray Antonio de Yepes
y PedroMurillo
(este en el XVII) que señalaban en sus escritos lo dificultoso que era acercarse a Cuadonga y su situación de abandono. Tirso de Avilés
es quien viene a afirmar que el viejo templo, de madera, levantado en la Cueva, sobre el abismo, estaba en una situación lamentable, pues la obra, construida según la tradición por iniciativa de Alfonso II El Casto, con madera de tejo, se sostenía sin caer «por puro milagro». En el siglo XVI es cuando se erige la Colegiata, pegada a la peña al lado de la Cueva, bajo la advocación de San Fernando, aprovechando la edificación anterior de un antiguo monasterio medieval benidictino que luego habría pasado a los monjes agustinos. En el siglo XVII, con las reformas canónicas y eclesiásticas, Cuadonga logró una importancia religiosa mucho mayor, la cual favoreció aún más las peregrinaciones, construyéndose nuevos edificios y albergues para los romeros. Asimismo, también en Cangues d’Onís se fundaron hospitales
para los peregrinos que iban al santuario, así como en otros lugares (tengamos presente que en aquel tiempo la palabra «hospital» tenía más que ver con lo que ahora entendemos como «albergue asistencial» más que como la moderna acepción de «centro sanitario»). Después del trágico incendio de 1777, que destruyó el mítico templo de madera que se elevaba como una gran balconada tapando la Cueva, así como la primitiva imagen de la Santina, es cuando los poderes públicos , dándose cuenta del inmenso daño del desastre, promovieron toda una serie de iniciativas encaminadas a recuperar el templo mariano y darle más atención y relevancia. Bajo el reinado de Carlos III se abre el primer «camino directo» entre Cangues y Cuadonga, al que Gaspar Melchor de Jovellanos, en su visita al lugar, llegó a calificar de «excelente»
Visitantes ilustres del lugar en el pasado fueron también la reina Isabel IIy su séquito, quienes estuvieron en el santuario durante la visita oficial a Asturias en el verano de 1.858, yendo la reina acompañada por el rey-consorte Francisco de Asís y por el entonces Príncipe de Asturias (luego Alfonso XII). Este viaje fue de notable importancia pues incrementó la atención por Cuadonga como lugar de peregrinaciones, al ser visitado por las más altas autoridades del Estado, con toda la promoción de la noticia, ya en sí misma. Por ello aumentan notablemente las visitas, no solo de Asturias sino de toda España, principalmente de territorios próximos y regiones vecinas. Tal fue la repercusión de esta visita que varios topónimos de la Ruta se deben a esta visita real, como es el caso de El Camín de La Reina (en Parres y Cangues, por el que pasaremos) y El Jardín del Príncipe (en Cuadonga, por el que también pasaremos), entre algunos más»
LA RUTA ACTUALMENTE:
Saliendo de Gijón/Xixón, bien desde la ciudad con la Senda del Peñafrancia, o bien desde El Güeyu Deva, el Camín de Cuadonga sale de este concejo para luego atravesar el de Villaviciosa de oeste a este, buena parte de la zona norte-nordeste del de Piloña, el de Parres por el Camín de la Reina y Cangues/Cangas de Onís desde el Sella a Covadonga pasando por la histórica ciudad y sede regia canguesa. Hay quien realiza la proeza de acometerlo en un solo día, para lo que hay que estar muy motivado, preparado física y mentalmente y, mejor conocer la ruta de antes o al menos ir con alguien que la conozca
Llames de Parres
Al principio, cuando apenas había albergues ni alojamientos aún, al menos para tanta gente, se realizaba muchas veces en dos jornadas, lo que solía requerir un esfuerzo descomunal también, pues la primera parte eran en realidad dos terceras partes, ya que el primer albergue que abrió en la ruta, en de Llames de Parres, está a unos 50 kilómetros del comienzo de la travesía andariega. Otra posibilidad era continuar otros 10 kilómetros más hasta Cangues/Cangas de Onís, plaza eminentemente turística por excelencia, con numerosos hoteles y pensiones, o desviarse o tomar un taxi, hacia lugares más alejados
De ya hace años acá han ido abriendo a lo largo del camín albergues, hoteles rurales, pensiones y ya podemos dividir la caminata en tres días, que es lo que suele hacerse, o incluso en más, si deseamos ir tranquilamente y visitando muchos lugares que merece la pena conocer, como iremos viendo. Arriba, el albergue El Colmado, sito donde estuvo antiguamente el baile de este nombre, al lado de Casa Piloña, en Breceña (Villaviciosa)
Sietes, Villaviciosa, Casa Prida
En la portada hemos publicado el mapa general de la ruta, que volvemos a poner el primero, seguido ahora de unos cuantos más, parte por parte. Son mapas hechos a mano con rotulador y a mano alzada, cual cuaderno de campo, pero siempre han tenido gran éxito:
Paso de Gijón/Xixón a Villaviciosa, de El Güeyu Deva a La Olla, El Curviellu Entrada en Villaviciosa) y el valle de Pión
Subiendo de Pión por Casamoria al Altu la Cruz y bajada a Niévares (Villaviciosa
De Niévares a Grases y Amandi (Villaviciosa
Amandi (al sur de La Villa, capital de Villaviciosa, y ruta a Les Vegues (Fuentes), por Malpasu
El camín en Coru (Villaviciosa)
Breceña y bifurcación a Sietes: por Buslaz y el monte Tandión o por la carretera (Villaviciosa)
Las dos posibilidades de llegar a Sietes (carretera o montaña -Tandión-), salida de Sietes por Perviyao y entrada en Piloña por Llares
El camín entra en Piloña por Llares, puede seguirse todo el tiempo por carretera hasta Anayo, o quitarnos un poco de asfalto por la capilla de San Rafael y Faéu. Luego bajada a Borines por La Retuerta
Borines y Vallobal, ya en el gran valle del Piloña y el pie del Puertu Sueve
Miyares y La Goleta, seguimos en el valle del Piloña bajo las estribaciones del Sueve
Sorribes, del concejo de Piloña pasamos al de Parres en El Puente, donde cruzamos el río Piloña, subimos a Villar de Güergu, arrabal de Sevares, volviendo a Piloña, y regresamos definitivamente al de Parres siguiendo el Camín de la Reina a la altura de Sotu Dueñes
Viabañu (Parres), el Camín de la Reina, pasando por El Colláu Llames (Llames de Parres)
El Camín de la Reina por Romillu y Romollín (Parres)
La Vega los Caseros, pasando el río Sella para entrar en el concejo de Cangues/Cangas de Onís por San Pedru Villanueva (monasterio actual Parador Nacional)
El Camino atraviesa la ciudad de Cangues/Cangas de Onís «minima urbium maxima sedium» y del sella toma el valle del Güeña. El recorrido directo se marca por los barrios de Contranquil, La Pedrera y El Lleráu, pero hay varios puentes para visitar el casco urbano. MUY RECOMENDABLE, así como su gran mercado dominical
El valle del río Güeña y cruce de la carretera para ir a Sotu Cangues, siguiendo el del río Deva o río Covadonga
Siguiendo el valle del río Deva o Covadonga rumbo sur de Sotu Cangues a El Bosque
La Riera y llegada a Covadonga/Cuadonga
Cuandonga/Covadonga, final y… principìo. Desde aquí pueden acometerse otras rutas, adentrándonos en los Picos de Europa. Dentro de los afanes de este grupo una muy interesante podría ser hacia Santo Toribio de Liébana, existiendo varias posibilidades
Ahora vamos a hablar un poco de «cómo se ha llegado a esto» y por ello vuelvo a citar al libro El Camino de Gijón a Covadonga, del quien es autor un servidor, aderezándolo, cómo no, con los pertinentes recortes de prensa de cada paso que se daba dentro de aquella «odisea»:
«LA SEÑALIZACIÓN DEL CAMINO Y SU PROMOCIÓN DESDE 1991
Una de las primeras reseñas de prensa
(…) Muchísimos fueron los que, ilusionados en hacer esta ruta, abandonaban su empeño por culpa de no conocer y extraviarse en los caminos para llegar a la Cueva Divina. Otros muchos optaban por el sufrido asfalto de las carreteras generales, peligrosas para el peatón por su intenso tráfico pero que no tenían pérdida al menos. Algunos grupos de excursionistas y de montaña llevaban a cabo esta «expedición» incluso todos los años, pero no pocas veces se perdían, al menos algunos de los andayones, sobre todo en lugares como el Cordal de Pión, El Curbiellu, la subida a Coru, la bajada a Borines, etc. a veces desistían o a veces daban largos y penosos rodeos. Mismamente gente experimentada y que ya había hecho el trayecto podía despistarse en cualquier cruce de los cientos que hay. Puede decirse además que no había albergues prácticamente, y aunque circulaban algunas fotocopias de mapas, estos eran en general muy aproximativos pues reseñaban las localidades principales del Camino aunque no todos los múltiples ramales y desvíos que podemos encontrarnos a lo largo de todo el recorrido
Primera marcha a Covadonga de El Garrapiellu
Nosotros, en aquel tiempo, conocimos a personas que ofrecían aquellos mapas dibujados a mano y fotocopiados de forma altruista y desinteresada, circulando en coche por la carretera local entre Coru, Breceña y Sietes. Apenas había más, eso y alguna señalización parcial en tramos muy muy concretos (aquellas señales azules con la figura de la Santina saliendo de Miyares a La Goleta, en Piloña). El Camín de Cuadonga, pese a su importancia y antigüedad, seguía siendo un gran desconocido
Todo esto iba a cambiar un poco a partir de 1991 cuando la Tertulia Cultural El Garrapiellu empezó a interesarse por esta ruta. Todo había empezado unos años antes incluso de fundada la Tertulia, pues uno de sus miembros, Tino Lozano (que pocos años después sería su presidente), ya la había hecho en varias ocasiones y convenció a otros amigos para realizarla, la primera vez en una sola jornada, mayoritariamente nocturna y que no pudimos completar al llegar a Cangues d’Onís cansadísimos. La experiencia no obstante el esfuerzo resultó gratificante, pues al año siguiente se volvió, durmiendo algunas horas en alguna tenada o pajar y completándola con éxito, y así sucesivas veces. Ya en aquel entonces surgía un grupo de entusiastas que siguió buscando nuevos atajos para ir a de Xixón a la Cueva La Santina por la vía más directa, pero quitando lo más que se pudiese el paso por carreteras nacionales o de mucho tráfico.
Unidos por diversas inquietudes asturianistas y provenientes de diferentes colectivos, se fundaba en 1991 la Tertulia Cultural El Garrapiellu y entre algunos de sus primeros miembros estaban varios de los que iban a aquellas excursiones a Cuadonga con Tino. Entre ellos surgió la idea, plasmada en diferentes artículos de prensa que podemos consultar en cualquier hemeroteca (conservo algunos de los primeros, en el verano de aquel año), de que las instituciones asturianas promocionasen el Camín Xixón-Cuadonga como senda histórica de peregrinaciones. Eran los tiempos donde empezaban a esbozarse en toda España ideas similares, la más famosa el Xacobeo o recuperación de los caminos a Santiago. La asociación se dedicaba, y sigue dedicándose, a numerosos menesteres, desde la literatura y la lingüística, los deportes autóctonos, la etnografía, Historia, organización de charlas y conferencias (tertulias), etc. hasta el patrimonio y las salidas a realizar trabajo del campo, pero esta faceta de la promoción del Camín de Cuadonga iba enseguida a ser de las más punteras, conocidas, y reconocidas
En concreto todo arrancaba públicamente aquel año de 1991 con la organización de la Primer Travesía Andariega Xixón-Cuadonga, con apenas diez personas participantes, no todos socios siquiera de la entidad y que durmieron en el pórtico de la iglesia parroquial de Viabañu, conceyu de Parres, metidos en sacos. Con esta iniciativa, anunciada en prensa, se comprobó «in situ» las posibilidades de la ruta abriéndola al público en general para que este valorase también sus posibilidades como ruta de peregrinación interior, con grandes alicientes naturales, culturales, y deportivos que la hacen digna de apoyo institucional, elaborándose ya entonces un primer informe técnico en el que se solicitaba a las autoridades culturales del Principado la promoción y señalización de este Camino y que fue recogido con mucho interés por los medios de comunicación, aunque no tuvo aún en los organismos oficiales pertinentes más eco que un simple acuse de recibo vía epistolar. Pero como suele suceder, son los ciudadanos los que han de adelantarse a las instituciones si se quiere que las cosas salgan adelante.
Era el año 1992 cuando, coincidiendo con la peregrinación a Cuadonga del primer domingo de mayo. Los miembros del Garrapìellu fueron llamados a colaborar con una «gran marcha» de jóvenes de las parroquias de Xixón al santuario y que serviría para recuperar esta histórica ruta. Más de 400 mozos y mozas participan en esta multitudinaria expedición para la que, unos días antes, alguno socios de El Garrapiellu realizaron un primer trabajo de señalización. Era fácil de preveer que ante tal aglomeración de caminantes quizás no todos estuviesen a la vista de algún guía en todos y cada uno de los cruces más problemáticos. Por esa razón se quiso pintar alguna flecha de color amarillo en estos lugares, para evitar que nadie se perdiese»
Pues bien, casi inmediatamente después de la «larga marcha» mucha fue la gente que empezó a ir camino de la Cueva la Santina andando valiéndose de estas primeras flechas indicadoras pintadas en piedras, muros y paredes, y que aun teniendo en realidad un motivo provisional y puntual, siguieron cumpliendo su función meses después para que de esta manera todo el mundo se orientase para hacer la ruta pedreste al Real Sitio (conservamos una foto de la primer flecha amarilla que se puso, en la Semana Santa de aquel año, en un árbol junto al camping municipal, pues entonces hacíamos partir la caminata desde allí).
Esto animó a «los garrapiellos» a poner en marcha un trabajo más serio y riguroso de señalización de toda la ruta de principio a fin, trabajo que se hizo entre los meses de marzo y abril de 1993, pintándose más flechas, estas ya junto con un «trisquel» (adorno solar céltico de tres brazos) para indicar todo el itinerario. Una señal que iba a hacerse sumamente popular bien pronto entre los usuarios de la ruta y los vecinos de los pueblos por los que pasa, llegando a ser «bautizadas» col nombre familiar de «les garrapielles»
El día dos de mayo de ese año, en la III Travesía Andariega Xixón-Cuadonga que organizaba El Garrapiellu. El Abad del santuario recibía a los socios de esta entidad, que le hacían entrega de una placa conmemorativa de este primer trabajo de señalización (plasmado semana a semana en prensa y radio), placa que pasó a exponerese en el Museo de Cuadonga
Señalización de los caminos a Covadonga y Santiago junto a la capilla y cruce de Amandi (Villaviciosa)
Doble señalización
Bien es verdad que en un tamo del Camino en su primera etapa, entre La Olla en Deva y Amandi en Villaviciosa, un año después comenzó a señalizarse aunque en sentido inverso, el Camino de Santiago Costanero, también con flechas amarillas pero en sentido inverso, esto dió a una cierta e importante confusión entre no pocos peregrinos de los dos caminos, incrementada al reponerse la señalización pintada y a veces hasta coincidir en el lugar unas flechas con otras. Muchas guías editadas de entonces acá y diversas placas colocadas en este tramo advierten de esta circunstancia para la que quizás habría de todas formas que buscar una solución más efectiva
Después de este continuado labor de promoción, el Camín Xixón-Cuadonga llegó a ser una de las más importantes rutas de peregrinaciones de Asturias, todos los años la realizan miles de personas y montañeros, caminantes, periodistas, y escritores relatan en los medios de comunicación, internet, y todo tipo de publicaciones, sus propias experiencias, sumándose a este trabajo de divulgación en sus artículos, blogs y páginas web, así como la participación de todo tipo de asociaciones a esta iniciativa y organizándose excursiones ya de continuo, ahora ya por toda clase de colectivos, deportivos, culturales, vecinales, estudiantes, asociaciones vecinales y profesionales, etc. y por supuesto por muchísimas personas a nivel particular
El día 8 de setiembre de 1994, Día de Asturias y conmemoración de la Virgen de Cuadonga, el RealGrupodeCulturaCovadonga de Xixón, que también festeja este día y entonces más pues celebraba el 25 aniversario de las instalaciones deportivas del «Grupo2000«, otorga a El Garrapiellu una distinción especial «por su aportación cultural y deportiva a la promoción de la Ruta a Cuadonga», el primer galardón recibido por esta asociación en toda su larga trayectoria
En aquellos primeros pasos de divulgación y de promoción es necesario afirmar que jugaron un papel fundamental los medios de comunicación asturianos, que siempre y sin excepciones, se volcaron en favor de esta idea, a la que con el tiempo se unirían, recalcamos, más asociaciones y entidades.
Luego del éxito de la iniciativa señalizadora digamos «artesana» con «les garrapielles» nada más quedaba convencer a las instituciones y poderes públicos para que ayuden también en esta promoción. En 1995 arrancaba una campaña solicitando el apoyo del Principado para la señalización y difusión efectivas de esta travesía, que enseguida iba a conseguir el apoyo unánime de los grupos parlamentarios y de los cinco ayuntamientos de los conceyos por los que discurre la senda: Xixón, Villaviciosa, Piloña, Parres, y Cangues d’Onís
En 1996 se consigue definitivamente el visto bueno y en el verano de 1997 se inaugura la nueva señalización oficial de esta multitudinaria ruta, esta vez con postes e indicadores de madera que dieron un aspecto más en condiciones a las ya clásica «garrapiella» que iban también en este caso a ser empleadas como icono de los nuevos indicadores y que la misma asociación adoptaría como emblema. Al mismo tiempo se editan gracias al apoyo de los ayuntamientos y empresas particulares 20.000 trípticos a todo color que sirvieron a numerosos caminantes para seguir siempre y sin problemas la Ruta a la Cueva la Santina. La publicación, que ya disponía de una pequeña relación de monumentos y lugares de interés, fue reeditada (…)
CONSIDERACIONES FINALES:
Aunque pueda resultar redundante con todo lo expresado anteriormente, tanto la Tertulia Cultural El Garrapiellu como las asociaciones y particulares que participaron y participan de esta inquietud siempre dejaron claro que no inventaron nada ni tampoco son los descubridores del Camín de Cuadonga, que como vinos tiene un origen remotísimo. La aportación hecha es precisamente la dicha, la señalización, divulgación y apoyo a esta vía senderista y de peregrinaciones con un éxito que a decir verdad en un principio nadie esperaba. Una labor en la que aparte de pintar flechas con trisqueles y espetar postes también estudia los muchos elementos interesantes que podemos encontrarnos y que se van publicando en artículos de prensa, programas, conferencias, coloquios y proyecciones (se han editado varios documentales y videos de la ruta) o en la edición de mapas y otras iniciativas. Para ello se cuenta con las opiniones y pareceres de vecinos, caminantes y peregrinos que puntualmente expresan públicamente o hacen llegar sus aportaciones y sugerencias. Los organismos públicos en su momento tomaron cartas en el asunto aunque tal vez es necesario volver a darles un toque de atención, dado su notable interés no solo ya en Asturias únicamente, pues su trascendencia ya sobrepasó hace tiempo las fronteras asturianas.
ARCHIVO DE PRENSA
Resumen
Y ahora seguimos con el archivo de prensa de aquella «decada prodigiosa» que fue el «rescate y puesta en valor» de la Travesía Andariega Xixón-Cuadonga, como se la conocía por entonces, mientras apuntamos el primer tramo de esta serie, el comienzo, o tal vez la «antesala del principio», la Senda del río Peñafrancia, el «prólogo» para llegar al Güeyu Deva:
SENDA DEL RÍO PEÑAFRANCIA: UN PRÓLOGO NATURAL PÀRA INICIAR EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (2)
Mapa de la Senda del río Peñafrancia: de La Guía a Deva
Mapa
Les Mestes unión de los ríos Piles y Peñafrancia
Escultura Sentimientos
Diversos son los lugares donde podríamos, a nuestro albedrío, comenzar a caminar el Camín Xixón-Cuiadonga, en principio la máxima es que cualquier peregrinación se hace desde la puerta de casa. Desde el casco urbano gijonés varias son las alternativas para dirigirnos a Deva, donde comienza tradicionalmente la ruta. Antaño era común desplazarse en autobús, coche o taxi hasta El Güeyu Deva, nacimiento del río Peñafrancia y comienzo «espiritual» del camino propiamente dicho y su señalización o, de igual manera, hasta el Camping de Deva, tomando el antiguo camín real o Camín de Pión
Otros caminaban por la Carretera Villaviciosa, si bien con bastante riesgo, hasta el citado camping, y otros empleaban diferentes caminos locales por la zona rural gijonesa para dirigirse a la parroquia de Deva. Sin embargo, hace ya unos cuantos años, se ha abierto la famosa Senda del río Peñafrancia, dentro de la red de sendas verdes del concejo, la cual empieza en la rotonda de La Guía, donde antes estaba el famoso Puentín de La Guía, dando vista a Les Mestes, donde el río Peñafrancia desemboca en el Piles poco antes que este llegue al mar
Esto era tradicionalmente Puentín de La Guía, pequeño puente de acceso a la ciudad desde el Camín Real, sobre el río Piles y que dio nombre a un célebre chigre con bolera y merendero que existió hasta el reordinamiento viario y urbano que transformó este lugar como conexión con la Ronda Sur, paso de la Autovía del Cantábrico, que evitó que el tráfico se viese obligado a atravesar el casco urbano de la ciudad, si bien obligó a hacer enlaces y conexiones con ella, tal el que sale de esta rotonda y motivó su construcción
Aquí, mirando a la mesta o unión fluvial, está la escultura Sentimientos, de Manuel García Linares, que forma dos conjuntos, Esta primer escena representa a una mujer, un hombre, y un niño con una bicicleta, mirando al sur, hacia la mesta o unión del Piles con el Peñafrancia
Al fondo un tronco de árbol hueco con unas aves, gaviotas, situadas encima, con las alas extendidas.
Se trata de una de las primeras esculturas de este artista ya consagrado como excelente pintor, nacido en Navelgas, concejo de Tineo, en 1943, quien la realizó por encargo del Ministerio de Fomento para su instalación en el lugar
Enfrente, algunos chalets y viviendas unifamiliares con terrenos de huertas, jardines, frutales. Aquí la rotonda enlace con la autovía hizo desaparecer en 1996 uno de los merenderos más célebres de la ciudad, El Puentín de La Guía, con su campo y bolera en la ribera del Piles, establecimiento fundado en 1923 por el matrimonio de Balbino Suárez y Aurora Trabanco
En principio regentaban un café económico llamado La Puerta del Sol que desapareció al ensancharse el cauce del Piles, según nos informan los investigadores José Luix Carmona García y Luis Arias González en Comer fuera de casa: tres siglos de restauración gijonesa (1700-2000). A raíz de ello alquilaron una antigua fábrica de jabones y reemprendieron el negocio con las grandes novedades de la bolera, la cancha del juego de llave y los concursos de peonza
En los años 30 ofrecía tortilla española, escabeche, chorizos a la sidra y bocadillos. Al ser un merendero en el sentido genuino la gente podía traer la comida de casa y sentarse en las mesas y bancos junto al río, comprando aquí la bebida, sidra, vino y refrescos. En 1940 y tras fallecer Balbino su mujer siguió al frente del negocio con su hija Aurora
Más a lo lejos es obligado decir que vemos el Estadio de fútbol El Molinón-Enrique Castro Quini, en la gran explanada al otro lado del Piles, un verdadero «santuario» que trasciende a lo meramente deportivo, dada la fuerte implicación histórica y social del Real Sporting de Gijón con la ciudad y con toda Asturias
No están muy claras las fechas de su construcción, su nombre procede de la antigua existencia de un gran molino que funcionaba con el agua que le llegaba a lo largo de una canal desde el río Piles, pero por reseñas periodísticas en el diario El Comercio se sabe que ya en 1908 se disputaban partidos, haciendo de él el campo de fútbol profesional más antiguo de España. Es campo oficial del Sporting desde el año 1915
A lo largo de estos más de cien años el estadio fue ampliándose, reformándose y creciendo, en sucesivas ampliaciones, de las que algunas de las más llamativas fueron las acometidas para el Mundial de Fútbol de 1982, y más recientemente las de las obras de los años 2009 a 2011, con nuevas dependencias y un aumento del aforo de hasta 30.000 espectadores
Justo enfrente de la estatua, en la cuña de tierra situada entre ambos ríos y perteneciente a términos de la parroquia de Castiello Bernueces, vemos las instalaciones del Complejo Deportivo de Les Mestes, con su puente sobre el río, su hipódromo y pista de obstáculos, centro de renombradas competiciones internacionales, velódromo, estadio de fútbol americano y rugby, y pista independiente de atletismo
Y poco más allá están las instalaciones deportivas del Real Grupo Cultura Covadonga, justo en la vega situada al lado del Piles. Esta verdadera institución del deporte asturiano fue fundada en 1938, aún en plena guerra civil, y vino acá acabando los años sesenta del pasado siglo XX desde su primitiva sede en el barrio L’Arena, cerca de la playa
Esta es la unión de los dos cauces: el Piles que recibe a la izquierda al Peñafrancia, poco antes de desembocar en el Cantábrico. El lugar luce aquí con todo su esplendor en un cauce ancho y relativamente profundo, con vistosos saltos de agua que caen en cascada a manera de pequeñas presas que forman una bella estampa. Aquí arrancan dos sendas verdes gijonsas, la ya dicha del Peñafrancia y la fluvial del Piles, a la derecha que con diferentes ramales, se dirige al antiguo poblado minero y pozo de La Camocha
Antes, toda la ribera de piedras donde la vecindad acudía a hacer la colada se extendía hasta lo que ahora es el hipódromo y complejo deportivo que vemos al fondo. Al lugar se le llamaba El Requexu y era donde los chavales iban también a bañarse, antes que los cursos fluviales fuesen canalizados, pues a partir de aquí empezaba una zona de meandros y marismas hasta la desembocadura en la Playa de San Lorenzo, ahora canal recto, pero antaño era La Güelga, terrenos de ribera poblados de juncos y cañaverales hasta la desembocadura, atravesando La Ería’l Piles, donde la vecindad iba a por rozupa estrar la cuadra les vaques, hierbas plantas y vegetación empleada para mullir con algo blando el establo del ganado
Hace poco más de cien años, se aprovechó la llanura de esta espaciosa vega como aeródromo para exhibiciones aéreas, cuando el Círculo Mercantil contrató al aviador francés Leoncio Garnier, quien participaba con su avión en estos espectáculos por toda España (la aviación como tal aún no había cumplido la década de existencia desde que en 1903 los hermanos Wrigth hicieron volar su primitivo aeroplano). El día 4 de setiembre de 1910 empezaron estos eventos aeronáuticos, con importante afluencia de gentes de toda Asturias, pues solamente de Oviedo/Uviéu salió un tren con 21 vagones, al que hubo que añadir algunos más. El precio de la entrada fue una peseta pero problemas técnicos malograron la exhibición. No obstante, al año siguiente se llamó no solo a Garnier, sino a otros dos aviadores, Lacombe y Rankonet, para las fiestas de Begoña, en esta misma pista, esta vez con un gran éxito
Dos años después, el 19 de octubre de 1913, otro aviador, Salvador Hedilla, realiza otra demostración aérea en La Guía, pese al mal tiempo no quiere defraudar al nutrido público que viene a verle y protagoniza su espectáculo aeronáutico. Durante unas piruetas el motor del aparato se para pero logra aterrizar en la teyera o fábrica de ladrillos de Pepe Cuesta, en Ciares, para gran admiración de los miles de personas que acudieron a presenciar su actuación. Hedilla dona sus beneficios a la Asociación Gijonesa de Caridad y la prensa le colma de elogios
Un cuarto de siglo más tarde Les Mestes volvería a ser campo de aviación, pero para otros menesteres menos pacíficos. En plena guerra civil la república habilitó diversos aeródromos en Asturias, en el caso concreto de Gijón/Xixón se hizo especialmente necesario, al ser un objetivo fundamental del enemigo, tanto sus instalaciones portuarias como industriales e incluso la moral civil, ensayándose los tristemente célebres bombardeos de terror que serían la trágica característica de la II Guerra Mundial. Huvo un campo de aviación en El Valle (Carreño) y otros dos en Vega y Les Mestes (Xixón), este último fue la base de operaciones de una escuadrilla de aviones soviéticos «Poliakov», apodados «chatos» por su forma, que estaban al cargo del general Goriev. El campo fue bombardeado varias veces, así como sus inmediaciones
Alguno de nuestros informantes de Somió, que vivieron aquellos episodios, recuerdan la pericia de una piloto rusacomo verdadera «as del aire», «la única que valía», y es que de los otros pilotos no se decían buenas referencias sobre su maña con los aparatos, no sabemos si solo por su falta de destreza o porque, como corría el rumor y algo se escribió en su momento, alguien saboteaba los aviones. Sea como fuere lo cierto es que en el verano de 1937, cuando la situación del Frente Norte era desesperada, estos «chatos» hicieron una exhibición aérea para elevar la moral de la población que acabó en desastre, al ocurrir dos desgraciados accidentes, consiguiéndose un efecto desmoralizador totalmente contrario a lo que se pretendía. Los pilotos vivían en los llamados «chalets gemelos», enfrente deEl Campu la Guía. En la postguerra los usos de la planicie de Les Mestes dieron un giro completo: desde 1942 fueron sede del Concurso Hípico de Gijón
La Rotonda de La Guía desde la escultura Sentimientos. Más allá está el taller de la Cerámica La Guía, así como al lado el edificio de viviendas en el que estuvo la cuadra de vacas de Rubiera
Cuesta imaginarse cuando, aún no hace demasiado tiempo, esto era zona rural. Bien es verdad que, antes que se canalizase el río Piles
El Puentín se inundaba con crecidas y mareonas, ocasionando grandes problemas para poder pasar de un lado a otro. Hasta furagañes (pequeñas lubinas, morone labrax) se pescaban a veces, pues remontaban la corriente entrando al curso fluvial desde el mar
Por La Guía, Avenida del Jardín Botánico (izquierda de la foto), vienen los peregrinos que siguen el trazado oficial del Camino Norte de Santiago, otros en cambio desde el camping de Deva escogen esta misma Senda del Peñafrancia, pero en sentido inverso, que si bien no es un itinerario histórico, ofrece una alternativa directa y sin tráfico ni asfalto para llegar a la ciudad
Allí al lado de donde estaba la antigua capilla de La Guía, de gran tradición romera y con una advocación estrechamente vinculada a los caminos, estuvieron también la cuadra de Enrique y La Tiendina de Vitorina, que tenía comercio de ultramarinos y hacía espagetis, así como el taller de coches de Piñera
La Guía fue, y sigue siendo, importante zona de ocio y animación. Antigua entrada, o salida, a Gijón/Xixón por el este, paso del Camín Real y entrada de todo tipo de viajeros, mercancías, arrieros, peregrinos, etc. Ello favoreció que las primeras carreteras, como la de Villaviciosa, se trazasen por aquí, llegando luego el tranvía y más tarde el autobús. Desde hace ya bastante más de un siglo abrían numerosos bailes y merenderos, y en la actualidad abren sus puertas no pocos negocios hosteleros, bares y sidrerías principalmente, además de alguna tienda y quiosco
Pasando la escultura, acera adelante, arranca la Senda del Peñafrancia, que vamos a seguir para hacer ruta hacia Deva. Allí arranca la Avenida Justo del Castillo, enlace hacia la Autovía del Cantábrico, otra de las nuevas vías que transformaron el barrio de La Guía
Antaño, antes de la construcción de la Avenida, había prados, huertas y patios traseros de las casas de La Guía, que llegaban al río Peñafrancia ocupando toda la ribera. Hasta la orilla llagaban el baile del Ideal Rosales y El Prau la Vega, también el baile del Jai Alai y la huerta de la Casa l’Estanco
Pero nosotros no vamos propiamente hacia La Guía: tomamos la Senda del río Peñafrancia, paralela en este tramo a la Avenida Justo del Castillo
Aquí dejamos la acera y la avenida propiamente dicha para iniciar la Senda del río Peñafrancia
A la izquierda colonias de chalets en lo que fueron huertos de las casas y bailes. El Ideal Rosales fue, en los años el
La senda es muy frecuentada por corredores, ahora llamados
runners, caminantes, paseantes, ciclistas… al fondo una referencia muy importante
Es la la llamativa y altísima escultura
Hacia la Luzde Francisco Fresno,22 metros de acero cortén con un trabajo de formas y oquedades que se alzan monumentales en medio de otra rotonda. Pronto pasaremos a sus pies
En este tramo el camino en un sendero que discurre un poco más bajo que la avenida y un poco más alto que el Peñafrancia. Ahora el cauce está canalizado pero antes no era difícil cruzar el río, aprovechando que en
varano bajaba poca agua. y colarse en las competiciones del hipódromo para ver los campeonatos de saltos. Los jóvenes vigilaban que no estuviese en ese momento el guardia
A nuestra derecha, en la unión de los dos ríos, hay una isla fluvial con forma poligonal, bien protegida por altos muros y con árboles plantados. Al fondo, en el Piles, asoma el Grupo Covadonga
El río Peñafrancia era antaño denominado río Deva, nombre de la diosa céltica de la naturaleza de la que hablaremos cuando lleguemos al Güeyu Deva, final de esta senda y comienzo del Camín de Cuadonga. El cambio de denominación se produjo a consecuencia de una capìlla bajo la advocación de la Virgen de Peñafrancia, de la que también hemos de comentar algo en su momento, pues está muy vinculada a la Santina de Covadonga
A ambos lados del camino se han plantado varias especies arbóreas que mitigan el ruido del tráfico intensísimo que suele haber en la Avenida Justo del Castillo
Justo del Castillo y Quintana fue un ingeniero industrial gijonés santanderino que se asentó en Gijón en 1865, participando en numerosas iniciativas empresariales, sociales y culturales, siendo profesor del Instituto Jovellanos, director de la Escuela de Artes y Oficios Nocturnos, accionista y profesor del Ateneo Casino Obrero, propietario del balneario Las Carolinas y defensor de la construcción del gran puerto de Asturias en El Musel, firme
muselista en oposición a los
apagadoristas que preferían hacerlo a lo largo de la bahía al oeste de la villa gijonesa, por los arenales del Natahoyo y Mar de Pando. Falleció en 1912 y en 1950 ya se había aprobado dedicarle una calle, cosa que no sucedió hasta que se abrió esta avenida en 1989
Vemos la parte trasera de las gradas e instalaciones de Les Mestes
Inconfundible por su caballo de Troya, hecho en madera
Hacia la Luz… y el
camín
Señalización de su rotonda y enlaces con la autovía, de frente, Viesques a la derecha, y el Hospital de Cabueñes y Santander por la N-634, lo que era la Carretera Villaviciosa y antigua Carretera de las Cinco Villas
Espesos matorrales
También en las riberas…
Ante nosotros el túnel bajo la Avenida de Albert Einstein
Oímos las rodadas de los vehículos sobre nuestras cabezas…
La senda pierde su recta: una leve curva a la izquierda…
Y a nuestra izquierda vista de la otra cara de la escultura,
cual verdadero monolito
Ahora otro túnel,
este bajo la dicha Avenida de Justo del Castillo y Quintana
Césped muy bien cuidado
Barandillas de madera…
Graffitis
Arte pictórico
Salimos del túnel
A nuestra izquierda, más allá de avenidas y rotondas los chalets de la Urbanización La Guía
El boscaje nos oculta ahora el río
Allí, al pie de los chalets, está el Parque de las Victimas del Terrorismo, inaugurado en 2008
Es otra de las confluencias en la tan transitada rotonda
Ahora un poco de subida
Apenas una leve cuesta…
Pero la suficiente para estar al nivel de la calle
Filas de árboles a los lados…
Es la gran explanada del Campus Universitario de Gijón, en términos que dan paso, dentro de esta parroquia de Somió, al barrio de Foxanes
El campus se construyó en terrenos de las parroquias gijonesas de Somió, Cabueñes y Castiello. Por proximidad geográfica ha sido mal llamado no pocas veces
Campus de Viesques, cuando ninguna de sus instalaciones está en este barrio, del que dista unos dos kilómetros
A lo lejos, más allá de la explanada, se reconoce a la izquierda el merendero La Casina, en la Avenida del Jardín Botánico-Carretera de Villaviciosa
En medio de la explanada destaca, ante nosotros, el edificio de la Escuela Superior de Marina Civil
Más antiguamente, las tierras pertenecían al Conde de Revillagigedo, cuya casa veremos en Deva, y había caserías, donde ahora se emplaza la popularmente conocida como
La Escuela Marina estuvo Casa Miguelón, y en la zona estaban también Casa Obdulia y Casa José Antonio
En la posguerra estos terrenos, y una gran extensión de llamado valle de Cabueñes, fueron adquiridos por la Fundación José Antonio Girón para formar parte de la Universidad Laboral, una iniciativa tendente a hacer equivaler las enseñanzas profesionales a las universitarias, la cual pasó por diferentes fases según los vaivenes políticos y sociales del régimen de Franco
De frente, una larga fila de edificios pertenecientes también al campus, sobre ellos asoma el
Monte Deva, monte totémico del que también habremos de hablar bien pronto, otra referencia geográfica que indica para donde van encaminados nuestros pasos
Ahora vemos, a la derecha de la Escuela de Marina, La Torre, la grande, altísima y emblemática torre de la mencionada
Con sus 130 metros de altitud es el edificio de piedra más alto de España y dispone de un impresionante mirador. Al lado la inmensa cúpula que guarda la iglesia, con un peso de unas dos mil trescientas toneladas que descansan sobre veinte pares de nervaduras de ladrillos cruzadas entre sí, las cuales aguantan por la estructura sin precisar columnas. La altura de la cúpula desde el suelo hasta el arranque de los arcos es de 25 metros, y de 33 hasta el centro del óculo. Se emplearon para hacerla 450.000 ladrillos cocidos en León y, a causa de haber cedido ligeramente, el
óculo no es capaz de iluminar el centro de la iglesia
Se atribuye a la iglesia ser realmente el elemento más espectacular de la universidad, popularmente llamada
La Uni, o
La Laboral, Se trata del edificio de planta elíptica más grande del mundo y una superficie de 807 m2
El Camino discurre por este verde prado, un tanto separado del río ahora
En el campus, la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, la Escuela Politécnica de Ingeniería, y
la Escuelas Universitaria de Enfermería de Cabueñes, la de Relaciones Laborales y la de Trabajo Social.
Por aquí volvemos a acercarnos al río Peñafrancia
Vemos también las canchas deportivas del campus…
Un poco de ligera bajada…
Y ya estamos de nuevo en la orilla del río, tapado por el boscaje. Al otro lado, en términos de la parroquia de Castiello, la parcialmente cilíndrica estructura que tanto caracteriza a la Escuela Politécnica de Ingeniería, que sigue siendo conocida popularmente como
«Ingenieros» o
«La Escuela Ingenieros», a veces, como no, también llamada
«de Viesques», pese a no estar en Viesques, aunque sí es la parte más cercana a este barrio de todo el campus universitario
espalol del siglo XVI. Un paso de peatones nos da sobrada preferencia pero estemos muy atentos, en ocasiones hay bastante tráfico, a veces incluso veloz
De nuevo, en la misma orilla del río…
Avanzamos hacia este bosquete
Ahora cruzamos otra calle, la Campus II
En la otra orilla no veremos lo que queda del antiguo Molín de Castro, uno de los que molían antiguamente con la fuerza del agua del Peñafrancia
Un caballo nos observa desde las fincas de la otra orilla
El camín va dejando atrás las zonas pobladas y se adentra en los bosques de ribera
Estamos en uno de los paisajes más característicos de esta senda del Peñafrancia
Seguimos en Somió, barrio de
Foxanes: al otro lado del río es la parroquia de Castiello, o Castiello Bernueces
Curva a la derecha…
Seguimos el curso del río, los también característicos meandros del Peñafrancia, que se forman en este tramo a la sombra de la arboleda ribereña, con muchos salgueros
Los
coríos silvestres, en este caso tres machos, fáciles de conocer por el intenso color verde oscuro brillante de su cabeza, con su collar blanco natural además, alrededor del cuello
Una baranda de madera nos separa del río…
Otro meandro. Antaño se pescaban reos y truchas
Enlaza con esta una senda que baja a la izquierda desde el campus
Pasamos bajo los altos edificios de las escuelas universitarias
Edificios que tapa parcialmente una plantación de altísimos eucaliptos
El camino es llano y así será durante un buen tramo, solo habrá alguna leve y corta subida un poco más adelante
Las torres del campus sobre nosotros
Un
raitán o petirrojo nos ve pasar…
Suele haber siempre bastante hojarasca por el suelo
Un pequeño terraplén nos separa del campus
Siguen los tramos de barandillas
El río, abajo a nuestra derecha
Todo de frente en esta hermosa sombra…
El camino se ensancha…
Una preciosa selva…
Inmersos en la naturaleza
Llegamos a una bifurcación
En en principio indistinto ir por la derecha o por la izquierda pues ambos ramales se unen un poco más allá, si bien a la derecha el camino sigue llano y sin necesidad de subir
Así continuamos bajo los árboles de la ribera
Troncos venerables
Deva, topónimo antiguo y original del Peñafrancia, es nombre de origen céltico, que denomina una diosa de la naturaleza de raíz indoeuropea, la
Gran Diosa Madre que da la vida, simbolizada en las aguas y el nacimiento de los ríos. Esta Diosa Madre de la Naturaleza (agua es germen de vida) quedó cristianizada en la advocación a la Virgen María, pues según el cristianismo es también una
Gran Madre del género humano
La adoración a Deva es un ejemplo de la veneración y el respeto de las antiguas culturas para con el entorno natural que hace posible la vida y de la que el agua es el principal fundamento. No es de extrañar que un elemento fecundador y femenino como es el agua quedase divinizado por un ser también femenino, Deva, y este fuese con el tiempo transformado o asimilado a nuevo nombre, aunque no de función, cuando una nueva religión se superpone a las anteriores. Tanto el río como su nacimiento en El Güeyu Deva (ojo del Deva), portan esta etimología, que también pasó a la parroquia y a la montaña
Hallamos Deva en numerosos topónimos, como la Isla la Deva casi enfrente de la desembocadura del Nalón, el río Deva que nace en el Monte Auseva en Covadonga, al otro lado de los Picos de Europa, o la parroquia de Deva, en Gijón, nombre antiguo de su río Peñafrancia, pero hay muchas más desde Europa hasta la India y entre ellos destacamos en Galicia el río Deva en Pontevedra, Deba en el País Vasco, que también denomina a un río y a una villa, el Deventer en Holanda, la ciudad de Devon y Devonshire en Inglaterra, las Divonna de Francia, Diviciacos, famoso druida galo; el Dvina, río de Rusia y Letonia, la Diva de los persas y un larguísimo etc que sería harto prolijo enumerar. También este culto a Deva parece estar muy emparentado con las creencias en los seres femeninos del agua y las cuevas que existen en la mitología de todas las culturas y que en Asturias están representados por las
En verano, la buena sombra arbórea alivia del calor y filtra la luz, siendo parajes de umbría, aún entonces reservas de humedad, incluso en las temporadas de
la seca o sequía. El otoño,
la seronda, viene a ser como una segunda primavera pues muchos árboles dan sus frutos y se mudan, en su manto antaño verde, a colores amarillos, ocres, pardos, rojos… como pintados por la paleta de un artista, tiñendo también el suelo de esa policromía, al desprenderse de su hojarasca
En verano, la buena sombra arbórea alivia del calor y filtra la luz, siendo parajes de umbría, aún entonces reservas de humedad, incluso en las temporadas de
la seca o sequía. El otoño,
la seronda, viene a ser como una segunda primavera pues muchos árboles dan sus frutos y se mudan, en su manto antaño verde, a colores amarillos, ocres, pardos, rojos… como pintados por la paleta de un artista, tiñendo también el suelo de esa policromía, al desprenderse de su hojarasca.
El bosque parece abrirse a un gran claro
Aquí vuelve a este el camino paralelo que en la bifurcación anterior subía un poco: nosotros vamos a la derecha
Son las instalaciones del
Campo Municipal de Golf El Tragamón. construido en 1994 en estas fincas que, como hemos dicho, fueron terrenos del Conde de Deva adquiridos para la Universidad Laboral cuya torre volvemos a ver al este
Habríamos de decir que los azulejos que recubren el interior de La Torre, como siempre se la ha llamado, son de Talavera de la Reina, todos pintados a mano y diferentes entre sí
Nos dirigimos al puente sobre el Peñafrancia
Aquí dejamos la parroquia de Somió y entramos en la de Castiello
Seguimos bordeando el campo de golf
En medio del campo de golf, restaurado y ampliado con nuevas dependencias, el antiguo Molín de Sarafín, escrito así, con «a», Sarafín, otro de los que molían con la fuerza del agua embalsada del río Peñafrancia, que llegaba a él por unos canales
A la derecha de la foto es el molino propiamente, que se ve tenía dos molares pues hay dos ojos, por donde bajaba el agua con fuerza haciendo girar el
rodendu o
rodeznu que movía la maquinaria y hacía girar las muelas de piedra
Aquí vamos separándonos del río. A nuestra derecha, entre los matorrales, baja el Regatu Samiguel, uno de sus afluentesEl hórreo, restaurado, donde antaño se almacenaba el grano…
Pasamos junto a la entrada al antiguo molino…
Y aquí está la Fuente’l Manolillo, donde muchos se detienen a hacer un alto en esta zona de descanso.
La fuente antigua estaba unos metros más, desapareciendo con la Autovía del Cantábrico
Un lugar encantador para detenerse un instante antes de iniciar una subida
Luego llega una de las pocas subidas de la Senda del Peñafrancia
Seguimos bordeando el campo de golf
Y en un par de zancadas llegamos enseguida a la Carretera’l Tragamón o Carretera La Isla
Volvemos a llanear ante los muros de la Quinta la Magdalena, que da nombre al lugar, La Madalena
Contemplamos, ahora desde lo alto, el campo de golf
El río, abajo a la izquierda, más allá del campo. Lo identificado por la línea de árboles
Seguimos caminando, paralelos a la carretera
Al otro lado del alto muro asoman las construcciones de La Madalena: la casa y la capilla
Por lo que se ve en su nave, canecillos y ábside, la capilla imita el arte románico. Esta dedicada naturalmente a María Magdalena
Por aquí llegamos a otros edificios y dependencia del campo de golf
A la izquierda las oficinas
De frente una panera
A la derecha, el portón y mansión de la Quinta la Magdalena
Pasamos junto a la panera
Y luego bajo este tendejón, improvisado refugio tantas veces cuando caen
bastiazos, fuertes lluvias repentinas
La Cafetería El Tragamón
Los aparcamientos
Entrada principal al campo El Tragamón. Atentos a las entradas y salidas de vehículos
Cruzamos y seguimos por la senda
El seto no separa de la carretera. Al otro lado las antiguas explotaciones agropecuarias de La Magdalena
Otra gran explanada de aparcamientos
La Torre, con su largo pararrayos, asoma sobre el bosque de ribera
Con prismáticos, llegaremos a ver bien la hora que es, marcada en sus relojes
A la derecha la magnífica entrada en forma de arco al
A la derecha la Urbanización El Tragamón. El abandono del campo y las labores ganaderas ha propiciado que las grandes fincas de pasto de antes fuesen vendias, parceladas y urbanizadas
Entrada al terreno de juego
El campo a la izquierda
Escudo del Arenal
Seguidamente otro campo, el de la Escuela de Fútbol El Tragamón
La pista sigue así recta
Seto a la derecha y alambrada a la izquierda
Área de descanso
Vemos el otro campo
Y entramos en la parroquia de Cabueñes por el barrio de Cefontes
Avanzamos todo recto
Y llegamos al muro de la parte más protegida del gran bosque y robledal de la famosa Carbayera’l Tragamón, integrada actualmente en el
El Jardín Botánico se inauguró el 25 de abril del año 2003, tras un concurso internacional convocado por el Ayuntamiento, y se dispone en cuatro entornos diferentes, el Cantábrico, la Factoría Vegetal, el Jardín histórico de La Isla, antigua quinta de la que hablaremos seguidamente, y el Itinerario Atlántico, dispone del molino y quintana de Rionda, cafetería, centro de recepción y otras numerosas dependencias y detalles, entre los que se encuentran la antigua caseta de baños de la mansión y alguno de sus primitivos ingenios hidráulicos Son 250.000 metros cuadrados de los que buena parte eran del antiguo patronato de la Universidad Laboral y de la Quinta La Isla, siendo el primer jardín botánico del noroeste de España y el único especializado en vegetación y flora atlánticos, con más de 30.000 plantas de 2.000 especies diferentes. A lo largo de todo el año se ponen en marcha todo tipo de actividades dirigidas al público, cuenta con numerosas publicaciones, acoge presentaciones, conferencias y dispone de una Asociación de Amigos del Botánico fundada en el año 1999.
Al otro lado de la carretera vemos la Finca El Tragamón, donde está la
Aquí la senda cruza la carretera, siempre prestando cuidado y atención
naves de almacenamiento, emblemática industria sidrera que, como El Duque, hace de este paraje y sus contornos sinónimo de sidra y llagares
La señalización confirma nuestra ruta por el Camín del Tragamón. A partir de aquí hay un buen trecho de caminos y carreteras vecinales donde pasan vehículos: precaución al caminar
Esta parte del Tragamón, más
humanizada, abierta y no incluida dentro del cercano jardín botánico, es conocida como La Carbayera los Maizales por su proximidad a un famoso merendero que funcionó hasta no hace demasiados años al otro lado del camino y que a la vez recogía el nombre de una zona que, tiempo atrás, era toda un campo de maíz
Parece ser que algunos retazos de
corteya, cortezas que asoman del suelo, son la señal de lo que queda de viejísimos
carbayones milenarios que aquí existieron
Más allá del Tragamón asoman los árboles de la Quinta la Isla, que fuese del industrial Florencio Valdés Menéndez, mecenas y emprendedor, nacido en 1836, de numerosas iniciativas de hondo calado para la ciudad de la que llegaría a ser alcalde (fundador del periódico El Comercio, impulsor del tranvía de Somio), así como el área de El Molín de Rionda, uno más de los molinos que trabajaban con el agua del Peñafrancia, el cual, con sus almacenes, panera y otras dependencias ha quedado integrado del Jardín Botánico uno de los espacios verdes y expositivos que más se han hecho en los últimos años con el cariño de vecinos y visitantes
Los Maizales es la parte más
humanizada de La Carbayera’l Tragamón, se trata de un paraje empleado tradicionalmente como lugar de asueto, ocio y esparcimiento
Los Maizales tiene una gran importancia dentro de la historia de la Transición en Asturias, pues desde los años 70 del pasado siglo XX se celebraba aquí el Día de la Cultura, al principio en plena dictadura
,una gran romería con fiesta y música en la que se reunía prácticamente toda la oposición al régimen
Carlos Rubiera y un ciento de artistas comprometidos en una celebración en la que estaban representados todos los partidos de izquierda, creándose un ambiente muy proclive para que se encontrasen muchos protagonistas que fueron indispensables para el nacimiento y formación de los nuevos movimientos sociales y políticos que consiguieron estar en primera línea con la definitiva caída del franquismo y la llegada de la democracia
Su gran promotor fue Óscar Roza Riera, natural de Cimavilla pero residente la mayor parte de su vida en El Natahoyo, donde participaba activamente en la sociedad cultural que llevaba el nombre de este histórico barrio obrero. Ilusionó a sus compañeros con la idea de una fiesta donde tuviesen cabida todos los colectivos sociales que estaban aglutinando nuevas formas de organización y trabajo fuera del aparato de la anquilosada y moribunda dictadura y sus organismos
El primer Día de la Cultura fue el 10 de septiembre de 1972 en esta misma carbayera, su éxito fue tal que pronto se adhirieron otras asociaones, durando hasta 1984. Hubo un intento de recuperarla recientemente pero este no fructificó
La Carbayera’l Tragamón fue declarada monumento natural en el año 2003 y además de
carbayos hay también
castañales
Algunos de estos árboles llegan a los 500 años de antigüedad, otros son ejemplares de entre 250 y 350 años, aprovechados tradicionalmente para leña y actualmente protegidos después de muchos años de abandono y vandalismo
Realmente no se sabe a ciencia cierta si son parte de una
carbayera más antigua y mucho más extensa o si son árboles más o menos aislados que crecieron en este lugar, aunque de buena parte de los actuales sí que hay testimonios que señalan que fueron plantados por mano humana entre los años 1600 y 1750.
Hubo talas hasta 1905, muchos árboles desaparecieron ese año y también en las grandes cortas de los siglos XVIII y XIX
Se sabe que en siglos pasados gran parte del actual concejo gijonés era un inmenso bosque de carbayos
El roble era en la sociedad céltica símbolo del poder de la naturaleza y era considerado
el rey del bosque. El muérdago o
arfueyu que en él crecía se cortaba con una hoz de oro había de cogerse con un paño y no dejarlo caer al suelo. Se trata de un símbolo mágico, curativo y medicinal basado en esta planta parásita que se alimenta de la savia del árbol, esto es, literalmente de su sangre. La esencia misma del árbol
No deja de ser un casi imposible tabú pues el oro en sí mismo no tendría fuerza para cortar nada, aunque sí podría ser cobre, metal también dorado y lleno de resonancias mitológicas, o bien un baño de oro sobre otro metal
Seguimos de frente, hacia un cruce. Caminamos hacia los portones, donde era Casa Dimas
Aquí está una de las entradas a una finca que fue adquirida para uso y disfrute público, añadida al gran espacio verde de El Tragamón. Llegados al cruce tomamos el camino de la derecha
Sigue este siendo el Camín del Tragamón, donde pisamos asfalto y pasan vehículos frecuentemente
La antigua entrada a la finca
Bancos de madera y lo que parece un tejo joven plantado hace poco
Quintas asomando a lo lejos
Pasamos junto a la Jardinería El Tragamón
Vistosos frutos de intenso color rojo
La nota más colorista de la naturaleza
Seguimos todo el muro de la finca La Roca
Llegamos a un cruce, viendo de nuevo al fondo el Monte Deva
Y seguimos a la izquierda
Atención a las señales
Seguimos en el Camín del Tragamón, con el Monte Deva (424 m) a lo lejos, orientando nuestros pasos
Y llegamos a la finca de Casa Rubiera o Antón de Medero
Un poco de cuesta
Admiramos la
pumarada de la finca. A lo lejos los altos de La Corolla y L’Infanzón
Allá de los
pumares la Casa’l Chuchu, a donde nos dirigimos
Otro poco de cuesta, junto al vallado. En la finca varios frutales
Plantación de platanales
Y los plátanos, con la planta que parece esbozar una sonrisa o una carcajada
Estos frutos, no comestibles, son ornamentales, como su planta
Cruce y a la izquierda
Vemos el hórreo
Y pasamos frente a la quintana de Casa Antón de Medero, Casa Rubiera
Figar o higuera
Pasamos a la altura de Casa Inocencio, en la finca a nuestra derecha
Y en la bifurcación bajamos a la izquierda por el Camín del Pozón
Aquí está la Casa’l Chuchu, que veíamos antes desde atrás
Bajando, pasamos junto al hórreo. Tras él, asoma La Laboral…
Admiramos una grandiosa vista del valle de Cabueñes, valle del río Peñafrancia, hacia cuya orilla reemprendemos el regreso
Si nos fijamos podremos llegar a divisar desde aquí el Hospital de Cabueñes, no muy lejos de la Universidad Laboral, gran centro sanitario que, como todo en este valle, está relacionado con la antigua fundación universitaria, pues se ideó en principio como un hospital para los alumnos de La Laboral, erigiéndose en una finca de Manuel Tuya, donde al no haber agua, se llevaba en toneles desdeel barrio de La Pontica, para hacer la pasta de cemento
Actualmente el Hospital de Cabueñes es centro asistencial del SESPA, Área V de Asturias (Xixón, Villaviciosa y Carreño) y está asociado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo
Según bajamos veremos más importantes referencias históricas y geográficas
En la distancia la
Quinta Duro, antigua casona señorial con casería, del siglo XVIII, adquirida en sus tiempos por
Pedro Duro, el gran pionero de la industrialización asturiana, fundador de la empresa Duro y Compañía en 1867, la Fabrica La Felguera, después
A la izquierda, prácticamente oculta por la maleza, es la Quinta Velázquez Duro, en la finca La Castañal, comprada por
Velázquez Duro, primer Marqués de La Felguera, en 1893 por 52. 500 pesetas. Estaba casado con Dolores Fernández Duro, nieta de Pedro Duro, y su titulo le fue otorgado por Alfonso XIII. Además de continuar su labor en Duro Felguera, fundó las empresas Tornillería del Nalón y Fábrica de Ladrillos RefractariosVivió en ella el aeronauta
Jesús Fernández Duro, nieto de Pedro Duro, famoso por sus viajes y travesías aéreas, fundador del Real Aero Club de España y nieto del empresario Pedro Duro.
Termina la bajada del Camín del Pozón
Prado arriba a nuestra derecha Casa Valentín Arce
Llegamos a la Carretera Santurio: vamos a la izquierda
Puente sobre el Regatu Santurio. Un arcén guardado por postes protege a los peatones
A la derecha el cierre de la Urbanización Quinta de CabueñesA la izquierda La Caleyina
Y el altísimo seto de La Mata
Aquí volvemos a la senda, paralela a la carretera
Las extensas vegas del Peñafrancia, en el valle de Cabueñes
Y en medio del valle, la omnipresente Universidad Laboral…
Como consecuencia de un gravísimo accidente en el que fallecieron ocho mineros de la Cuenca del Caudal en 1946, las autoridades ponen en marcha, en plena postguerra y auspiciadas por el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, un Orfanato Minero para hijos de trabajadores de la mina muertos en accidente, creándose como Fundación José Antonio Girón, entonces ministro de Trabajo, con un capital de 1.500.000 pesetas
La primer idea era que fuese una residencia con huerta, talleres, granja y canchas deportivas, para ello se compraron en este valle 1.544.572 metros cuadrados de terrenos, 381.551 con trámite de expropiación forzosa. Algunas de las caserías que desaparecieron fueronCasa’l Roxu, Casa Joselón, y Casa Portielles, donde estaba el pozo al que iban a por agua vecinos y vecinas de los alrededores
El lugar estaba bien situado, próximo a Gijón/Xixón y comunicado por la carretera de Villaviciosa, pero los habitantes del valle al principio quisieron oponerse, pese al peligro que entrañaba enfrentarse con las autoridades del régimen vencedor de la guerra civil: recibieron una notificación del Ayuntamiento en la que, sin aparecer la palabra «expropiación» se les decía que tenían que abandonar sus caserías y que se les iban a pagar 6.000 pesetas por cada día de bueyes. Había casas, huertas, pomaradas y pastos y aquel precio les resultaba injusto. Se unieron, tuvieron reuniones e incluso provistos de
trientes y otros aperos de labranza se concentraron en la zona de la Pecuaria de Somió para que los topógrafos no saliesen a medir el terreno. Aunque la Guardia Civil vigilaba no llegó a intervenir y los vecinos tuvieron finalmente que vender sus tierras, pero en unas condiciones más ventajosas. Los que más aguantaron llegaron hasta las 35.000 pesetas por
día gües, aunque pocos pudieron ver todo el dinero pues no eran los dueños sino los
llevadores de las fincas y caserías
De esta manera en 1946 arrancan unos trabajos que durarán una década, encargándose el proyecto a un equipo de arquitectos dirigido por Luis Moya Blanco y entre los que estaban su hermano Ramiro, José Marcelino Díaz Cantelo, Pedro Rodriguez de la Puente, Enrique Huidobro Pardo, junto con los mejores especialistas de la época en escultura, pintura, mosaicos, jardinería, ingeniería agrónoma, etc. Pero luego los vaivenes políticos y sociales harían variar la filosofía con la que nació el centro, al anunciar Girón en abril de 1950 la creación de centros de formación para hijos de trabajadores, a similitud de la Universidad del Trabajo Paul Pastur de Charleroy, en Bélgica
De Orfanato Minero el edificio pasaría entonces a ser la primerUniversidad Laboralde las creadas en España. Las primeras obras constructivas empezaron en 1948, los primeros alumnos llegaron en 1955 y los trabajos finalizaron el día 25 de febrero de 1957, al ser cesado Girón y reemplazado por Fermín Sanz Orrio, quedando pendientes entonces el remate de algunas labores. Tras un primer rectorado de Valentín García Rodríguez, amigo de Girón, la Compañía de Jesús estuvo al cargo de las clases y la dirección, la intendencia fue para las monjas Clarisas y en 1978 esta dirección y enseñanzas pasaron a personal docente de las Universidades Laborales
Los primeros alumnos del año 1955 estaban relacionados principalmente con la Construcción y otros a las Artes Gráficas. En 1956-57 llegó la Formación Profesional, Bachillerato Laboral y Peritaje Industrial, en 1972-73 BUP, COU, Pre-Cou y Ciencias de Formación Empresarial, luego en 1975 vino la Formación Profesional de Primer y Segundo Grado y en 1976-77 es Centro Asociado a la UNED Actualmente sus dependencias albergan entidades como Laboral Ciudad de la Cultura, Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, sede de la multinacional ThyssenKrupp Elevator, Televisión del Principado de Asturias, y otras iniciativas
Desde la senda destaca su figura de superficie alargada, Luis Moya quiso que la entrada estuviese en la parte más alejada de la ciudad (a la derecha de la foto, para que el conjunto fuese contemplado en su integridad por todos los que accediesen a él, pero es la altura de su torre la que causa más admiración, imitando a la Giralda de Sevilla es el edificio más alto de Asturias y el más alto de España en piedra, disponiendo de ascensor hasta el mirador en ella ubicado, también vemos la inmensa cúpula de su iglesia, la más grande del mundo en planta elíptica como hemos dicho, y la torre-puerta, ente otros de sus espectaculares elementos constructivos
Entre nosotros y la Universidad Laboral se alza la Casona los Cifuentes con la capilla de Nuestra Señora de la Corrada
Popularmente conocida como Capilla la Corrada (corrada es el espacio enfrente de la casa campesina) es del siglo XVI, aunque por su fábrica no se descarta que pudiese ser parte de una fundación medieval más antigua
La capilla formaba parte de La Casona los Cifuentes, una quintana hermosa, con vivienda restaurada, paneras, y cuadras, todo ello con escudos y blasones de esta estirpe, originaria de este valle y en concreto de este barrio de Cefontes, con el que está vinculado su apellido,
«cien fuentes»…
Según contemplamos La Laboral y su entorno seguimos avanzando por la Senda
Más a la izquierda, junto a la Quinta la Isla, otro llagar: el de Sidra Gil
El Campu l’Horru, Casa Ana y Casa Mari Paz, antigua Casa los Torrexones, en el lugar llamado El Campu l’Horru, no muy lejos del famoso llagar y sidrería de
fábrica de Cimavilla. Los agricultores recibían la semilla del tabaco y después habían de vender las hojas al Estado, por un precio fijado de antemano, pues era un monopolio; estaba prohibido hacer más de un corte a la planta porque el segundo era de mala calidad, pero se hacía, llegando a venir gente especialista desde Cuba, eran los años del estraperlo y con las hojas del segundo corte se elaboraban artesanalmente puros para posteriormente venderlos en la ciudad, quedando aún, en algún campo de Cabueñes, alguna planta tabaquera que crece de manera silvestre, como símbolo de toda una épocaEn la lejanía, junto a la carretera de Villaviciosa, está la Casa Adolfo,mirando para los edificios del Parque Científico Tecnológico, el único de España impulsado totalmente por un Ayuntamiento e inaugurado en el año 2000 en terrenos que fueron también de la Universidad LaboralToda esta zona entre Somió, Cabueñes y Castiello donde se edificaron estos centros educativos, culturales, científicos, sanitarios y tecnológicos, reaprovechando terrenos y dependencias de la Universidad Laboral, recibe el nombre de «La Milla del Conocimiento»
Finca los Abuelos…
Y Villa Ascensión, en el lugar llamado El Xigal
Tras la casa, cruce y a la izquierda
Ya estamos de nuevo en las orillas del Peñafrancia
Aquí vemos el porqué del topónimo El Xigal, esto son
xigues, xigos, o
guixos, piedrecillas sueltas, esto es, guijarros
Una pontica sobre el río, pequeño puente-pasarela
Nada más pasar, a la derecha
Y la Senda del Río Peñafrancia vuelve a ser plenamente merecedora de este nombre, al borde del agua y siguiendo los meandros del curso fluvial
Buena pista de zahorra o
grijo
En esta finca, tapada actualmente por los árboles, está La Torre Gregorio que, aunque oculta por este manto verde, no hemos de dejar de reseñar que fue casona solariega de los García de Jove, de primeros del siglo XVII, con capilla dedicada a San Gregorio. Tras ella, tampoco la vemos desde aquí, está la carretera N-632, la siempre conocida popularmene como
«carretera antigua de Villaviciosa»
El camino avanza entre el seto de la finca y el río…
Y se adentra de nuevo en la boscosa ribera
Frescor de agua y sombra…
Árboles venerables…
Todo firme llano
Otra finca vallada…
Y el Peñafrancia siempre a la derecha…
Unos bellos parajes para comenzar con muy buen ambiente natural el
Camín a Cuadonga
El lecho del río y sus
xigales
Salimos a una gran finca, viendo enfrente los altos muros de La Castañal
En medio del campo una construcción
Es el antiguo Molín de Lucinda, otro más de los que trabajaban con el agua canalizada del río Peñafrancia que iba hacia ellos
Es toda una quintana con molino, casa, hórreo y huertas, solar de antiguos
moliñeros y moliñeres, en aquellos tiempos en el que el panchón de trigo o la boroña de maíz se hacían en casa,
arroxando na forna, siendo continuo el trasiego de gente a las moliendas, con el grano llevado en sacos, cargado en burros, o
a recostines, a la espalda
Bordeamos así toda la finca del molino, siempre junto al río
Gruesas ramas sobre la senda
Otra vista del molino y sus dependencias, bellamente restauradas
Y entramos en la parte de la finca La Castañal integrada en la Senda del río Peñafrancia
Hay bancos para sentarse al lado del camino
Entre la arboleda ribereña hay varios árboles exóticos plantados en su momento por los dueños de la finca, entre ellos destaca un ciprés de Lawson, especie traída de Oregón, en los Estados Unidos
Un hermoso puente peatonal pasa a la finca privada, cerrada con portón pero donde podemos ver desde aquí un hórreo, y varios árboles y arbustos, así como altos y llamativos juncos dispuestos en
xunqueres
y cañaverales.
Un viejo muro de piedras compone la antigua canalización del río contra las crecidas
Más allá del hórreo las arboledas de la Quinta de los Velázquez Duro, de la que hablábamos antes bajando por El Charcón
Y llegamos a la salida de la finca…
A la derecha una fuente…
Saliendo de la quinta nos fijaremos en el río
Aquí, pasando casi desapercibida, está una de las fuentes históricas de Cabueñes, la Fuente la Castañal
Y ahora llegamos a la Carretera del Trole
Iremos a la izquierda: merece la pena cruzar con cuidado al otro lado de la calzada
Entramos en el barrio de La Pontica, donde pasamos el puente sobre el río: de frente el Llavaderu la Castañal y, a la izquierda, el Llagar El Trole. Hacia allí nos encaminamos
Desde del puente vemos La Charca, un rincón lleno de encanto entre el río y el lavadero, donde sale al río la canal que le devuelve el agua que hacía funcionar la molienda del Molín de Valienta o de Pepín de la Isla, que enseguida conoceremos. Es un buen lugar también para hacer un alto, si se tercia
Y el lavadero, al que antaño se acudía a hacer la colada cuando aún no se tenía agua corriente en las casas
El Llagar El Trole, fundado en el año 1935 y adquirido en 1970 por Amadory María Herminia, quienes empezaron a hacerlo famoso por sus renombradísimas
espichas. La
espicha es una fiesta con sidra, en la que además de beber se come, principalmente tortillas, huevos cocidos, chorizo, jamón,
llacón, etcEn realidad el término alude a la «espita»(asturiano
espicha) que cierra el orificio de los toneles de sidra, por eso la acción de abrirlo es
espichar En la vieja sociedad rural los vecinos iban de casa en casa ayudando en su elaboración y después hacían el mismo periplo probando la sidra,
la preba, de los diferentes llagares, esto fue el origen de la
espicha, que
siguió evolucionando hasta ser como hoy la conocemos, donde la gente se reúne, por lo general comiendo de pie aunque siempre hay unas sillas dispuestas donde quien quiere se sienta y se levanta ocasionalmente, mientras los camareros
espichan la sidra de los propios toneles. No resulta difícil que se contrate algún gaitero que amenice la velada y raro es que no se termine cantando, existiendo numerosas composiciones especiales para la ocasión, muchas de ellas recopiladas ahora en libros y discos de
cantares de sidra y chigre.
Caminos bajo una majestuosa fila de
carbayos, pero pronto dejaremos la carretera
Aquí cruzaremos a la derecha
Y tomamos el Camín del Molín de Valienta
Altos setos encajonan el molino entre las fincas mientras nos separamos ligeramente del río
Luego un muro, con parra, y unas rosaledas
Y este es le mencionado Molín de Valienta o de Pepe la Isla: a la derecha la casa, pegada a ella el molino
Ya no se trae grano a moler, los molinos hace tiempo dejaron de funcionar, Estos eran
de maquilar, es decir, privados, donde los dueños cobraban una medida de lo molido,
la maquila, en unidades denominadas celemín, En otros lugares existieron también los de
vecera, o propiedad de varios vecinos que tenían
«la vez», de ahí
«vecera», esto es, días señalados para moler cada uno, por veces o turnos
La portilla de la finca del molino y el hórreo
El hórreo, almacén del grano apartado sobre pilares de las humedades, insectos y,sobre todo, roedores, a ras de suelo, una construcción tan ancestral como actual e inteligente. Este es de corredor, si bien un faldón cubre el pasillo que mira al
camín
Transcribo aquí lo
«escrito por quien esto escribe» en el libro
Rutas para conocer el concejo de Gijón:«Antes de los molinos de agua se molía en morteros de mano, piedras en las que se hacía un hueco y en él se machacaba el grano, muchas son mismamente de época perromana y no es demasiado difícil que las podamos ver en alguna quintana reconvertidas en bebederos pa les pites, pequeños abrevaderos para las gallinas, en medio de los gallineros Es factible que ya en el tiempo de la dominación romana existiese algún molino hidráulico que emplease la fuerza motriz del agua para hacer girar toda la maquinaria, pero indudablemente muchos se construyeron en la Edad Media. Se molía lo que se plantaba: trigo, escanda, mijo, centeno…pero con la llegada del maíz de las américas la molienda prosperó, desde los siglos XVII ó XVIII los molinos se propagaron grandemente por toda la red fluvial hasta en los ríos y regueros más pequeños. La importancia del pan era tal que se llegó a crear toda una cultura con él relacionada, desde su cultivo hasta la elaboración y consumo, desde los usos y utensilios hasta los esconxuros y oraciones, no faltando las casi siempre pícaras historias, canciones, refranes de las horas pasadas, muchas nocturnas, con el trabajo de moler en los molinosEn el siglo XX, sobre todo pasada la posguerra, se popularizaron en muchas caserías los molinos eléctricos, por lo que ya no era necesario emprender cada pocos días el proceso de llevar los sacos de grano al molino, sino que ya se molía en casa. Después las tahonas, panaderías y obradores empezaron a repartir el pan por las aldeas, con lo que ya se hacía un trabajo menos Más adelante la implantación de impuestos especiales como actividad industrial hizo parar la muelas de muchos de los que aún quedaban trabajando. Hoy en día en Asturias aún muelen unos pocos, algunos de ellos especializados en productos de calidad o integrados en establecimientos hosteleros y comerciales. Otros no muelen pero los dueños han conservado su maquinaria y estructura, buena parte han sido readaptados a las viviendas, como habitación o almacén. En muchos concejos se han abierto y promocionado sendas turísticas por el cauce de los ríos molineros, esta es una de ellas, pues aunque no nació exactamente como «ruta de molinos», al seguir las riberas de un río, nos encontramos varios de ellos, al menos sus canales y edificios externos o quintanas contiguas, otros, como el de Rionda (Jardín Botánico), transformados en espacio museístico»
Y esta es
«la canal«,
la canal del molín, que trae el agua que se embalsa para que funcione y gire todo el sistema hidráulico del molino, bajo las ramas de la figar. Una sensación de la que también quisimos escribir en el citado libro:
«Pasado El Molín de Valienta, una higuera nos ofrece su sombra sobre el camino y sus figos, sabrosos, endulzarán nuestro paladar en el otoño»
La senda se estrecha un poco en este punto, al lado de la canal, según se va acercando, paso a paso, a su destino, ahora bajo los castaños o castañales, que tantas hambres o fames quitaron también en el pasado. No olvidemos que, según el Derecho de Poznera, recogido jurídicamente en el Derecho Consetudinario asturiano, los frutos caídos a la vía pública son públicos. Mismamente, antes que se popularizasen las patatas traídas de América, los potes eran de castañas, aún se pueden probar en algunas zonas y lugares, o en determinadas jornadas gastronómicas
Caseta de aperos…
Bifurcación y a la derecha, según reza el indicador, y según se ve en el camino, màs pisado y trillado
Llegamos ahora a la finca del Centro de Formación Laboral Ocupacional y el Aulario Agrario, con sus huertas e invernaderos, separados de la senda por este alambrado con red
A la derecha el seto silvestre, la sebe o matu
La canal del molín sigue a nuestra derecha, aunque no la veamos, cubierta por la vegetación
Los grandes invernaderos del aulario asoman sobre el cierre de su finca
Vega del Peñafrancia: hasta aquí llega la finca del molino…
Más invernaderos
Y una vez más, de nuevo junto al Peñafrancia, por aquí está El Pielgu, al presa donde se desviaba parte del agua para canalizarla al molín, una parte del río donde los hombres y chavales iban a bañarse (las mujeres solían llevar el agua en un balde para hacerlo en casa). Incluso en meses del invierno como enero o febrero no faltaba al menos un día a la semana, corrientemente los sábados, para ir a zambullirse al Peñafrancia. Los cuartos de baño eran un lujo impensable que nada más existía en las quintas y mansiones más pudientes.Al no disponerse aún de agua corriente también se venía a traer el ganado para que abrevase.
Por eso, cuando el agua llegó a todas las viviendas, el poder disponer de ella a domicilio y en la casería fue uno de los mayores bienes que se recuerdan en las parroquias rurales, al unirse el vecindario normalmente en cooperativas para aprovechar los manantiales y recursos acuíferos del entorno, o bien para
enganchar directamente a la EMA o Empresa Municipal de Aguas. Luego llegaría la lavadora, y el pesado recorrido, a veces con bastantes distancias hacia los lavaderos o las piedras del río, para hacer la colada y morirse de frío con el agua helada gran parte del año, también pasó al recuerdo.
Alta mata de arbustos que nos separa del cauce…
El
camín se estrecha
Llegamos al Camín de la Maquila y continuamos a la izquierda. Estamos a la altura del vivero municipal, donde, como nos dicen los vecinos,
«les flores de Xixón nacen en Cabueñes«, plantas y flores para los jardines, plazas, avenidas y zonas verdes de todo el concejo. El topónimo del camino hace referencia a esa
maquila o parte de la molienda con la que se pagaba a los antiguos
moliñeros y moliñeres. En esta zona y en sus contornos se organizaban antaño las giras o comidas campestres de El Castañéu la Vega, en verano y con muchísima afluencia, música, bailes y
«hasta
echaben la comedia«, a base de festivas representaciones teatrales. Su éxito llegó a compararse con el de la romería de Granda y se hizo popular una copla que inmortalizaba a sus grandes promotores.
«Aquí van los cinco más alegres Pepe la Bodega Pepe la Parrala Luisón el de Xico Jaime y Andresón.»
Seguidamente y apenas dados dos pasos en esta bifurcación iremos a la derecha
De frente las grandes arboledas de las quintas sobre la Carretera Deva
A la derecha, en esta vega del Peñafrancia, la Casa Segundo’l Molín que, como su nombre indica, también fue molino
Otra hermosa quintana asturiana con casa, hórreo, huertas y prados de pasto y siega
Y salimos a la Carretera Deva, que desde El Cruce, en la Carretera Villaviciosa, enlaza con la iglesia y El Güeyu Deva, el nacimiento del río Peñafrancia. A la izquierda los altos
matos y arboledas de la Quinta Vereterra, actualmente La Quinta del Ynfanzón, prestigioso establecimiento hostelero que ha recuperado una casona de 1852, la cual no vemos desde aquí, pues la entrada queda un poco más atrás
Cerca ya del final de la senda, esta discurrirá ya en todo momento en paralelo a la carretera, a la izquierda, y al río, a la derecha. En este tramo entraríamos en la parroquia de Deva por el barrio de La Reguera
A nuestra izquierda es el Camín del Pasadiellu, que comunica con el
Camping Deva, un lugar donde pernoctan muchos peregrinos del Camino Norte de Santiago
En las cercanías existen pues varios
chigres y
merenderos, renombrados establecimientos hosteleros de cocina asturiana, a bastante buen precio, los más con instalaciones también al aire libre
En la siguiente curva nos separamos de la carretera unos metros para pasar bajo la
Nos adentramos en el túnel bajo la autovíaLa senda y el río en la iluminada galería
Y salimos al otro lado subiendo un poco
Y ya estamos otra vez junto a la Carretera Deva, con el Monte Deva de frente, cima totémica de túmulos y dólmenes megalíticos, ahora recuperada con repoblaciones de arbolado y áreas recreativas y naturales protegidas, observatorio astronómico, aula de la naturaleza, etc
Aquí empieza el gran muro de la Quinta’l Conde, la extensa finca de los condes de Revillagigedo, a nuestra izquierda
Ahora esta hermosa vega a nuestra derecha nos separa del río: La Ferrería, topónimo que delata la existencia de una antigua fragua y molino
Hay un área de descanso y de juegos infantiles. Mirando a la senda un monolito
Con una placa dedicada a Marino Solar Menéndez, Marino el Alcalde, coofundador de la Cooperativa de Aguas de Deva en 1967 y de la asociación de vecinos en 1979, así como delegado de la Alcaldía
En La Ferrería han sido plantados varios árboles aútóctonos
Paso continuo de paseantes y ciclistas…
A la derecha está Casa Eugenio’l Molín, El Molín de Deva, también conocida como Casa Anita’l Molín, útimo antiguo molino que nos vamos a encontrar en este maravilloso recorrido, más antiguamente aún de Robustiano y Generosa, donde en la actualidad vive Roberto Solar, gran informante en nuestras andanzas por Deva y alma-mater de la comisión de fiestas. Es una de las pocas caserías con ganado que quedan en esta parroquia que pasó en pocas décadas de ser rural a convertirse en netamente residencial. Aquí vivía también su hermano Larso, quien se hizo famoso por todas las fiestas al construir, pieza a pieza, una gramola, que llevaba contratada de romería en romería
Cruzamos El Camín del Molín, cerca de uno de esos bares-restaurante-merendero que dan fama a la parroquia por su estupenda gastronomía, con gran comedor y amplio merendero, El Rinconín de Deva, antes Casa Marino y Josefa, quienes lo fundaron en 1968, y que comenzó siendo, como su nombre indica, un rinconín muy pequeño, para transformarse en el espacioso local que es ahora, así como todo su amplio entorno
Camino ya de la iglesia hay un conjunto de varios carbayones en fila a lo largo de la senda y la carretera, catalogados dentro de los árboles notables del concejo. De altura tienen entre los 13 y los 17 metros y el tronco abarca entre 3,40 y 4,40 de grosor
Carretera por la que antes tanto circulaba Alicio’l Lecheru, que bajaba de Pión, con su camioneta cargada de latas y calderos. para llevar la leche de las entonces numerosas caserías de Deva a venderla al gijonés Mercado del Sur
Alguna vez debió bajar gente en la camioneta de Alicio, constituyendo el primer transporte a motor que hubo en Deva para desplazarse a Gijón/Xixón, pues antes o se iba andando, o en burro, o en xarré o carruaje de caballos, pocos eran los que tenían bicicleta de aquella
La primera línea regular de autobuses fue la de Cele, que llegaba hasta El Cruce, pero después a veces seguía hasta Deva por esta misma carretera, que eran un par de kilómetros más, pues tenía aquí una hermana.
La senda da vista a la derecha a una buena finca en la vega del valle, con prau y pumarada, pomaradas de manzana de sidra.
Al fondo es El Valliquín, con sus casas y parcelas que suben hacia el barrio de San Antonio, donde existe una capilla dedicada a este santo, de honda tradición en Deva, perteneciente a La Quinta La Torre, dedicada al turismo rural, la cual aunque próxima, no divisamos convenientemente desde este tramo
Pasamos entre estos venerables carbayos…
Algunos ejemplares secos han sido talados
El tronco de este está hueco pero su ramaje es frondoso
Así será como lleguemos a la grandiosa entrada a La Quinta’l Conde, que vemos a la izquierda, a la otra vereda de la carretera
Aquí el muro es más alto. tiene forma semicircular y presenta almenas
La fina es enorme y tiene árboles y jardines. El palacio está al fondo
En medio está la portada de acceso con su gran arcada en la que en su parte superior ostenta los escudos nobiliarios
Una estirpe que arranca con los Revillagigedo como parte de la casa de los Ramírez-Jove y que llegarían a Deva hace unos quinientos años, a principios del siglo XVI, cuando Juan García de Jove va a adquirir…
«la casa de Arnado en Deva, con todos sus edificios y dos orrios y el molino debajo de ella, con la Torre de Deva, heredades, llantados, huertos, naranjos y limones, con los montes de Grandeño y más que en dicha parroquia pertenecen al vendedor, Miguel de Valdés, por herencia de sus padres y por la del bachiller de Gijón su abuelo…»
Tras admirar esta gran puerta seguimos por la senda siempre paralelos a la carretera
Hay también varias farolas
Vemos al sur el Monte Deva (424 m), espacio natural recuperado. existen en su cima zonas de repoblación forestal, áreas recreativas y campos de túmulos. Al otro lado del monte, por el valle de Riosecu, el río de este nombre discurre subterráneo y parte de sus aguas discurren por los sumideros bajo la montaña para dar nacimiento al río Peñafrancia o río Deva, en El Güeyu Deva, hacia donde nos dirigimos
Los carbayos, como guardianes del camino… en fila
Algunos árboles han sido podados. No era infrecuente que con los temporales cayesen algunas ramas
Y avanzamos todo recto
Contemplando esta hermosa vega del Peñafrancia
En algunos tramos aún podremos reconocer, pegado a la derecha del suelo del camino, el surco de la canal que traía el agua del río desde su nacimiento en El Güeyu Deva hasta El Molín de Deva
El largo muro de la Quinta sigue extendiéndose en paralelo a nuestra izquierda
Aquí el grueso muro presenta una especie de ventanucos a ras de suelo a manera de desagüe
Desde alguno de ellos podemos ver los edificios principales del conjunto palacial
Andamos unos metros más…
Y ya empezamos a ver el edificio de la iglesia parroquial…
La iglesia parroquial de San Salvador de Deva, sita a nuesta izquierda, mirando hacia la carretera y la senda, reconstruida enteramente después de la guerra civil. Esta iglesia fue fundada como monasterio por la reina Velasquita, primera esposa de Bermudo II rey de Asturias y León, poco después de comenzar su reinado hacia el año 984. Siete años después, a finales de 991, su marido la repudia al no tener hijos varones y ella pasa a residir en el convento de San Pelayo, el de las célebres Pelayas, en Oviedo/Uviéu, rechazada por su marido como tantas otras reina de aquel entonces a causa de problemas de descendencia, un mundo de estrategias políticas en el que el amor se dejaba absolutamente de lado en cuanto acontecían asuntos dinásticos
De todas formas Velasquita tampoco habría de quedarse muda y en sus años de vida en Las Pelayas transmitió a todas las personas influyentes de su entorno un juicio nefasto de Bermudo II. El entonces obispo Pelayo tampoco vería muy bien el segundo matrimonio del rey con Elvira, que sería la nueva reina, y por todo ello iba a escribir en su crónica una visión sumamente negativa de su reinado, que sería el origen de la leyenda negra que acompañó a la biografía de este monarca hasta nuestros días
Del año 1006 se conserva un documento, de fecha 29 de agosto, guardado en el Libro de los Testamentos de la catedral de por el que Velasquita, hace donación de San Salvador de Deva a favor de la iglesia de San Salvador de Oviedo/Uviéu. Este libro tiene la sospecha, por no decir certeza, que es una falsificación del mencionado obispo Pelayo, todo o en parte, pero la fecha concuerda con los años posteriores a la fundación del cenobio, si bien teóricamente Velasquita ya estaría retirada de los asuntos cortesanos, aunque dadas las circunstancias tampoco sería imposible que pudiese seguir ejerciendo cierta autoridad, al menos sobre lugares como este de su fundación
Del viejo monasterio apenas quedan unas porciones muy concretas tras 1000 años de reformas y destrucciones. Una de ellas podremos verla en la pared norte, a la que podemos acceder por este prado cerrado a la izquierda del templo
Sino está abierta la portilla es posible reconocer esos detalles desde la tapia
En esta pared norte, dentro del cabildo, aquí cerrado por verja, una artística arquería ciega de piedra y el arranque de otra
¿Pero si el Libro de los Testamentos puede ser una falsificación total o parcial, qué verosimilitud tendría la fundación por Velasquita?. Para ello hemos de pasar al muro sur, donde está la estela de consagración, con muchos más visos de realidad
Dado que el pórtico suele estar cerrado, podemos arrimarnos bien por el paso con pivotes justo enfrente de la fachada oeste para no tener que volver a cruzar la carretera. Tengamos siempre cuidado, en ciertos momentos puede haber bastante tráfico pues Deva es una parroquia muy visitada, célebre por su gastronomía y merenderos
Así entramos al campo de la iglesia y nos acercamos a la parte sur del pórtico
Allí está ahora la puerta principal al interior del templo. Al oeste hay otra, sucesora sin duda de una desaparecida portada románica o prerrománica, pero es esta del sur la que más se emplea en la actualidad, comunicación directa con el campo de la iglesia
Y allí, sobre la puerta principal, veremos la estela de consagración de San Salvador de Deva, aparecida en pedazos después de la guerra civil y después recompuesta y colocada en este lugar
Gracias a ella podemos saber la fecha hacia la que se fundó el monasterio y el nombre de su benefactora. El texto, escrito en latín medieval, está guardado por la cruz asturiana con el alfa y omega, y dice así…
«HINC NOMINE DOMINI IHESUCRISTI PRO CUIUS AMORE VELASQUITAE REGINAE PROLIS RAMIRI EDIFICABIT TEMPLUM DOMINI SANCTI SALVATORIS ET RELIQUIE QUI
HIC SUN RECONDITE UT IN SINU SANCTE RECIPIAT PREMIA DIGNA ET IC FELICITER VIVAT ET REGNUM DEI POSSIDEANT AMEN, QUO CONSECRATUM EST TEMPLUM HOC»
La posible traducción, que como siempre pasa en estos casos, tiene diversas posibilidades e interpretaciones, vendría ser más o menos de esta manera:
«En el nombre del Señor Jesucristo, que por su amor la Reina Velasquita, hija de Ramiro, edificó el Templo del Señor San Salvador y depositó las reliquias que aquí están guardadas, para que reciba dignos premios en el santo seno, y vivan felizmente y posea el Reino de Dios. Queda consagrado este templo»
De San Salvador de Deva poco más sabemos documentalmente, nada más que 300 años después, en 1305, el monasterio ya estaba extinguido y el santuario había pasado a ser iglesia parroquial, sucediéndose numerosísimas reformas
Fue quemada en el verano de 1936, reconstruyéndose dos años después. Volvió a inaugurarse el día 6 de agosto de 1941, fiesta sacramental de Deva. En esas obras los trabajaron los vecinos a sextaferia (labor comunal del sexto día o sábado) y el precio de todo subió a las 77.486,99 pesetas. De conservarse tal y como era en el año de su fundación constituiría un interesante eslabón artístico entre el Arte Asturiano prerrománico y el primer románico en Asturias
Detrás de la iglesia, el cementerio
En la puerta del cementerio una placa recuerda al escritor Andrés Solar Santurio, Andresu’l de Deva, nacido en la parroquia en el año 1955, hijo de campesinos y labrador, estudió en las antiguas escuelas, que están justo más arriba de la ermita de Peñafrancia. Desde muy joven comenzó a colaborar en iniciativas vecinales, como la Comisión de Fiestas de Deva. Fruto de esta inquietud natural fue su activa participación en el proceso de recuperación cultural asturiana. En 1978, estando en contacto con los cantautores Julio Ramos y Carlos Rubiera entra en contacto con la histórica asociación Conceyu Bable y publica sus primeras obras y artículos en el diario El Comercio, que empezó escribiendo en sacos de pienso. Gran escritor en asturiano, enseguida iba a destacar como autor consagrado, ganando sus primeros galardones literarios en 1979 y 1980: los del Instituto Jerónimo González, de Sama, que lograría dos veces seguidas, y compartiría con el escritor Miguel Solís Santos el del Segundo Concurso de Narraciones Curties n’Asturiano convocado por la antigua Diputación Provincial en 1981, así como los de Conceyu Bable y el Ayuntamiento de Llanera. Además de sus obras literarias Andrés Solar publicó diversos trabajos de investigación en prensa y revistas, al igual que artículos de opinión
Sobresale su estudio sobre la toponimia de Deva hecho junto a Carlos Rubiera y plasmado en la revista de las fiestas de 1979. Participó en diversas asociaciones culturales como la ya mencionada Conceyu Bable, pero también en la Xunta d’Escritores Asturianos, Teatru Infantil Xaréu o la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana. Falleció en un desgraciado accidente de tráfico en Sotrondio en 1984 a los 29 años. Muchas de sus obras fueron editadas después de su muerte gracias al trabajo de Carlos Rubiera y Ramón d’Andrés, los dos escritores y amigos de Andrés Solar, al que se le dedicó hace años la Selmana de Les Lletres Asturianes. Todos los años, la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana falla los Premios Andrés Solar, que llevan el nombre de este gran asturianista y que valen para premiar a las personas, instituciones, entidaes, asociaciones, o empresas que más destacan a lo largo del año en la defensa y promoción del idioma
El campo de la iglesia es un bello jardín, donde florecen las hortensias…
Al otro extremo de campo de la iglesia vemos el calvario de las tres cruces
Con el altar de las procesiones del Corpus
La cruz de la derecha presenta inscripciones
Regresamos al camino, cruzando la carretera…
Salimos asçi ya del campo de la iglesia de Deva y continuamos ruta por la Senda del río Peñafrancia, la cual sigue en parte el trazado de la antigua
canal del molín. A la izquierda los aparcamientos
Este es El Prau La Cámbara, donde se celebraban antiguamente las romerías, bañado por el río. Aseguran que hace muchísimos años, antes de la guerra, la juventud pagaba a un organillero para que alegrase la romería, pero un cura que había le abonaba aún más para que no viniese pues aún se consideraba por aquel entonces una música pecaminosa que incitaba a
bailar a lo agarrao, con gran quebranto para las morales más pudorosas
Sigue por aquí la fila de viejos
carbayos…
Este ya sin ramaje…
Algunos castaños jóvenes a la derecha…
Pasamos la entrada al Prau la Cámbara
También sigue a nuestra izquierda el largo muro de la extensa Quinta del Conde
Vamos acercándonos al río… por su orilla va el Camín del Valliquín
Enfrente es vemos ya La Fuente Deva, con el labadero, que viene a ser el final de la Senda del río Peñafrancia, casi ya donde nace el río
El muro que cierra la Quinta’l Conde, sin embargo, sigue aún más allá
Ahora al otro lado del río Peñafrancia y sobre una pequeña elevación, la quintana de Casa Robustiano, en el barrio de San Antonio, donde también está la Rectoral y al sur, las omnipresentes alturas del Monte Deva, que se divisan desde todos estos contornos
A la derecha el antiguo llagar
A la izquierda hórreo y panera, junto a la cuadra y la casa
El ganado pasta en la ribera
La cuesta del Monte Deva por La Escurama
Poco más allá la senda llega a su final, como hemos dicho en El Llavaderu Deva, donde están fuente y lavadero
El camino acaba aquí pasa por detrás para salir a la carretera y dirigirse al puente sobre el río Peñafrancia, pasando antes por El Llavaderu Deva, o del Güeyu Deva, al lado del nacimiento del río
Pero nosotros invitamos a bajar por las escaleras para conocer este lugar tan entrañable para muchos gijoneses, lugar de descanso y encuentro, tanto de los senderistas como de las gentes que acuden a los cercanos merenderos, o los que, como nosotros, hacen la famosa ruta a Covadonga, el Camín Xixón-Cuadonga…
DEL GÜEYU DEVA A LA OLLA Y EL CURVIELLU: EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (3)
Mapa del tramo del Camín
La Fuente Deva, final de la Senda del Río Peñafrancia. Al fondo está El Güeyu Deva, donde nace el río
Ni que decir tiene que existen múltiples lugares a escoger para iniciar el Camín Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga y luego, si se desea, seguir el recorrido señalizado y promocionado por la Tertulia El Garrapiellu desde al menos 1991, el más seguido en nuestros días. Realmente, los peregrinos dicen que los caminos siempre empiezan a la puerta de casa, es cierto, si bien, en este caso, existe un lugar especial para «empezar» la también llamada en su tiempo Travesía Andariega a la Santina, y este es Deva, y en concreto El Güeyu Deva o sus inmediaciones, como la gran explanada de la Fuente Deva, con su lavadero, lugar de parada de excursiones y paseos. No es una elección aleatoria, es un verdadero «inicio mítico, histórico, sentimental, espiritual», o como se le quiera decir, y ello por las razones que pasamos a exponer ahora
Para llegar aquí, había antaño varias posibilidades, a veces directamente comenzando nuestra andadura en este mismo lugar, o en el aparcamiento de la iglesia de San Salvador de Deva, que está un poco antes, parada del autobús, taxi, coche, etc. que nos traiga. Otra era la de aventurarse por sendas y carreteras locales de la zona rural gijonesa y, salvo rodeos o despistes, que no pocas veces ocurrían, acercarnos a lugar. Pero ya hace unos cuantos años se ha abierto la famosa Senda del río Peñafrancia, vía senderista y ciclista que, desde La Guía, sale del casco urbano siguiendo en su mayor parte la ribera de este río Peñafrancia, llamado antes Deva, en un bellísimo trayecto de 6 kilómetros principalmente llanos, llenos de naturaleza y apartado casi todo el tiempo de carreteras locales, generales y tráfico, resultando un verdadero prólogo ideal para esta fantástica ruta andayona
La senda acaba pues aquí, en La Fuente Deva, justo antes del nacimiento del río, unos metros más adelante, en El Güeyu Deva (el ojo de Deva), un lugar estupendo para hacer un alto y descansar, si hemos llegado caminando, o para reunirnos y ajustar nuestras mochilas, atar nuestras botas, comernos el bocadillo, o charlar un poco intercambiando, planes, pareceres y consejos si arrancamos justo de aquí
Vamos pues a bajar las escaleras hacia el lavadero, pues además la senda ha acabado, y la carretera se estrecha al pasar el puente sobre el río.
Muy importante: empleemos la barandilla para evitar resbalones en los peldaños de losas de piedra
Aquí está la entrada al lavadero, con sus columnas de ladrillo,
Vemos la profundidad, longitud y dimensiones del lavadero, se dice que fue, y sigue siendo, el más grande del concejo, aunque ya sin uso para hacer la colada
Y llegamos a la célebre fuente de los tres caños. Según nos informaron vecinos que conservan viejos papeles y documentos, la fuente se hizo por cuenta de la petición de un aguador de Ciares que vendía agua por las casas del casco urbano antes que existiese la traída, aguador que se suministraba de las fuentes de Cabueñes, hasta que un día, como consecuencia de algún problema, dejó de ir por allí y pidió permiso al Conde de Deva, dueño de la mayoría de la tierra de la parroquia, para poder sacar agua de aquí, solicitud que le hizo por escrito un párroco
El Conde contesta afirmativamente y hace construir una primera fuente algo más adelante del nacimiento del río para que le sea más fácil sacarla al aguador. De esta manera nace la Fuente’l Güeyu, Fuente Deva o Fuente Peñafrancia, donde después se haría un gran lavadero para la vecindad
Se dice que este lugar que era antaño «el periódico de Deva» porque, además de para venir a por agua y lavar la ropa, era un auténtico lugar de reunión vecinal, donde todo el mundo se enteraba de todo al entrar en conversación, no siendo extraño incluso, que durante los veranos se entablasen grandes discusiones y algaradas entre las lavanderas y los molineros del cercano Molín de Deva, aventándose les tables de llavar contra’l matu, por culpa de la escasez de un agua que todos querían aprovechar. Muchas de estas lavanderas lavaban ropa de la ciudad por encargo, principalmente de hoteles y negocios, así como de alguna casa pudiente, transportando la colada de acá para allá en carros tirados por burros
El agua sale como hemos dicho de tres caños, uno a cada lado de una columna de base triangular con pequeño estanque y desagüe
Hay además una gran explanada enlosada, con césped y bancos de piedra
Aquí también hay un pequeño puente para los paseantes. Al fondo está el de la carretera
Pasamos por tanto aquí sobre el río por el pequeño puente peatonal, que tiene unas escaleras
Volvemos a mirar hacia el puente de la carretera, detrás de él hay un gran estanque, llamado El Muelle o El Pozón, donde se embalsan las aguas que salen del Güeyu Deva, nacimiento como hemos dicho del río Peñafrancia, antiguamente llamado Deva
Y es que «Deva», topónimo de origen céltico, denomina una diosa de la naturaleza de raíz indoeuropea, la Gran Diosa Madre que da la vida, simbolizada en las aguas y el nacimiento de los ríos, como es del caso del Peñafrancia. Esta Diosa Madre de la Naturaleza (agua es gérmen de vida) quedó cristianizada muchas veces en la advocación a la Virgen María, pues según el cristianismo es también una Gran Madre del género humano
La adoración a Deva es un ejemplo de la veneración y el respeto de las antiguas culturas para con el entorno natural que hace posible la vida y de la que el agua es el principal fundamento. No es de extrañar que un elemento fecundador y femenino como es el agua quedase divinizado por un ser también femenino, Deva, y este fuese con el tiempo transformado o asimilado a nuevo nombre, aunque no de función, cuando una nueva religión se superpone a las anteriores. Es un caso similar al que se da también en Covadonga, pero muchos y numerosos son también los sitios de Europa que conservan el nombre de esta diosa
En Asturias mismo tenemos el río Deva en la frontera con Cantabria (que cruzamos entre Unquera y Bustio por este Camino Norte), La Peña o Isla La Deva casi enfrente de la desembocadura del Nalón, o también El Ríu Deva que nace en el Monte Auseva en Covadonga, pero hay muchos ejemplos más desde Europa hasta la India y, entre ellos, destacamos en Galicia el río Deva en Pontevedra, Deba en el País Vasco que también denomina a un río y a una villa, el Deventer en Holanda, la ciudad de Devon y Devonshire en Inglaterra, las Divonna de Francia, Diviciacos, famoso druida galo; el Dvina, río de Rusia y Letonia, la Diva de los persas y un larguísimo etc que sería harto prolijo enumerar
También este culto a Deva parece estar muy emparentado con las creencias en los seres femeninos del agua y las cuevas que existen en la mitología de todas las culturas y que en Asturias están representados en les xanes, que se aparecen en fuentes, ríos y lagos. Precisamente arriba, en el Monte Deva hay un prado llamado Campuxuanes del que se cuenta que era donde bailaban las xanas algunas noches y alboradas como la de San Xuan
Al otro lado del ponticu, de frente a la finca de Casa Robustiano, salimos al Camín del Valliquín de Baxo, yendo nosotros a la izquierda
Al otro lado del puente tenemos otra fuente
Subiremos pues hacia la carretera
Cuando hace buen tiempo el lugar suele llenarse de gente: ciclistas, andariegos, excursionistas, o grupos de amigos y familias que vienen a pasar el tiempo en este rincón lleno de naturaleza entre álamos, carbayos y lloreos (laureles)…
Caminamos ahora junto al muro de la finca de la Casa Rectoral. El río está ahora a nuestra izquierda
El río Peñafrancia, que fue llamado en la antigüedad también Deva, topónimo que pasó al de la parroquia, llamando mucho la atención la similitud que guarda con el Deva que nace en Covadonga. Tanto uno como otro nacen en lugares sagrados en los que sin duda hubo alguna veneración antes de la llegada del cristianismo y en los que había devoción a esa «Deva» o Diosa Naturaleza
Existe además una antigua leyenda transmitida antaño de generación en generación por los habitantes de Deva según la cual el día de la legendaria batalla de Covadonga el agua que salía del Güeyu estaba roja de la sangre de los caídos en el combate. Se trata de la repetida tradición de la «comunicación subterránea» de este tipo de lugares sagrados o mágicos, y que en este caso pueden tener una explicación lógica: las aguas que nacen en El Güeyu Deva pasan en su recorrido subterráneo por alguna veta de mineral de hierro
Esto dicen algunos geólogos que puede verse claramente en unas piedras que se encuentran o se encontraban en el mismo nacimiento del río y que están teñidas de herrumbre roja, lo que pudo dar origen a esta tradición popular tan sumamente sugerente
No es extraño que este lugar sea del que parte una importante ruta de peregrinaciones: el
Camín Xixón-Cuadonga/ Camino de Gijón a Covadonga, que muchos comienzan ahora en el casco urbano gijonés desde que se abrió la senda del Peñafrancia que ya hemos dejado atrás
Otra muy buena vista de la fuente y el lavadero, con sus nueve columnas
Acabamos la cuesta y salimos a la carretera
Al lado del puente tenemos una vista preciosa de todo el conjunto
El gran lavadero con sus columnas, la fuente, su explanada, el río y el puente peatonal que acabamos de pasar
El Puente la Fuente Deva. El río, salvo en meses de mucha seca, baja un caudal abundante en su nacimiento
El lugar en primavera; esplendor verde
Llegando a la carretera cruzamos y seguimos de frente
Salimos a la carretera Deva pero, antes de seguir camino, vamos a asomarnos al otro lado del puente
Aquí vemos el Muelle Peñafrancia, un gran pozón o estanque en el mismo nacimiento del río, donde antes de la guerra del 36 podían pescarse truchas. La gente se colocaba por aquí a echarles el anzuelo, aunque había quien era capaz de cogerlas con la mano según pasaban por la salida de los canales hechos para su reproducción. De aquella el pozo era un verdadero lago de dos metros de profundo que se limpiaba todos los meses por iniciativa del Conde, quien pagaba aperrona la cesta de hojas sacadas del agua, labor que solían realizar las mujeres y los niños de Deva
En ocasiones El Muelle Deva o El Pozón se llega de vegetación y plantas, siendo este su aspecto. El Güeyu Deva, el nacimiento del río, está al fondo en la espesura, donde salen las aguas
Aguas que brotan bajo una peña que es donde está el güeyu propiamente dicho, y sobre la peña la ermita de la Virgen de Peñafrancia, una misteriosa virgen negra relacionada conLa Santina de Covadonga pues celebra también su fiesta el 8 de septiembre. En otoño, cuando caen las hojas, tal vez la podamos ver ya desde aquí, sino podemos acercarnos a ella por la carretera, siguiendo El Camín de BarreaEl santuario es otra posible cristianización de un lugar de ancestral veneración. Esta ermita fue edificada acabando el siglo XVII vinculada a las posesiones de los condes, al ser el panteón familiar de esta estirpe. La tradición popular afirma que la Virgen se apareció en este lugar a un vecino de Deva un día 8 de septiembre, Natividad de Nuestra Señora. La gente empezó a acudir allí para adorar una imagen mariana representativa del acontecimiento hasta que se decidió trasladarla a la cercana iglesia parroquial de San Salvador, pero no pudieron porque la imagen siempre volvía milagrosamente a la peña, encima del Güeyu, tantas veces como la llevaban. A causa de eso tuvieron que hacer la ermita de Peñafrancia. No obstante, la historia nos informa de la construcción de este templo de otra manera…
En el año 1689DonLuis Ramírez de Valdés, prior de la Catedral de Oviedo/Uviéu, pide permiso a D. Juan Manuel Ruiz Amaya, arcediano y gobernador del Obispado, para hacer en un prado de su propiedad una capilla dedicada a la Virgen de Peñafrancia, advocación originaria de la sierra del mismo nombre en Salamanca. Dos años después, concedidos los permisos, se acaba la obra y se oficia la primera misa el día 6 de septiembre de 1691 El santuario sigue la traza de las ermitas de la época, con planta de cruz latina y pequeña cúpula en el medio, pero con un especial esfuerzo de los constructores para asegurarla bien encima de la roca. Tiene tres pisos o niveles: el de arriba o superior, donde están el altar mayor (presbiterio) y el camarín de la Virgen; el del medio o central, con una cúpula bajo la que están las tumbas de los condes, y el de abajo o inferior con los bancos de misa. La entrada se sitúa en la pared que mira hacia el este y debajo el pórtico hay una ventana con una reja que permite la entrada de luz al interior. En la romería de Peñafrancia destacaba por su alegría en
la puya’l ramu Jesús
El Policía, rifa con panes, patatas, pimientos,
llacones, fabes, pitos, coríos… todos los productos del campo, así es que no pocas veces empezaba a la una y media y acababa a las tres, justo para escapar a comer a casa
En el año 1709 un peregrino francés llamado Lorenzo Boyer llegó aquí caminando desde Burdeos, quizás con la idea de seguir hasta Santiago, pero quedó encantado de la belleza de Devay de la ermita de Peñafrancia, haciendo del lugar su morada y sirviendo de freru (santero asturiano) y ermitaño al cuidado del santuario hasta su fallecimiento en 1740. Su recuerdo seguía estando presente hasta hace algún tiempo entre las leyendas de los vecinos y vecinas de Deva que la transmitían como símbolo de la hermosura de su parroquia
Encantados con estas historias que tanto vinculan Deva con Covadonga, seguimos prontamente ruta siguiendo carretera adelante por L’Arbolón
L’Arbolón se dice debe su nombra a un enorme árbol que había en este cruce, hoy desaparecido: caminamos recto por la acera hacia la marquesina del autobús. Antes hay un gran mapa de la parroquia y un monolito de piedra
Y en el monolito una placa
Primer Premio al pueblu más guapu del concejo, otorgado en1993 a esta parroquia de Deva, con sus barrios y lugares
Seguimos todo recto por la acera, viendo en lo alto la antigua Escuela Deva
Actualmente son viviendas y sede vecinal
Continuamos por la acera
A la derecha la Casa Rectoral y sus huertas…
Atención al cartel a la izquierda
Entramos en el barrio de San Antonio por El Peñéu
Y en lo alto, Casa Luisa
Una flecha en esta bifurcación dice que hemos de cruzar a la izquierda
Es el Camín de Faro: cruzamos hacia él
En lo alto, el Monte Deva, de unos 424 metros de altitud, cima plantada de eucaliptos en lo que fueron muy antiguamente tierras del común y pastos, si bien de unos años acá se han emprendido tareas de repoblación de especies autóctonas, con áreas recreativas, espacios naturales, sendas, observatorio astronómico, además de recuperación de sus totémicos campos de túmulos megalíticos
Al otro lado de la montaña está el valle de Riosecu, por donde se sumen las aguas que van, subterráneas, bajo la montaña, a salir al Güeyu Deva, donde hay una galería explorada por el grupo de espeleo-buceo Ensame Aguarón
A nuestra derecha El Fondón, otro de los barrios de Deva. Allí está Casa Antonio, buena referencia visual
Según las señales es común el paso de tractores y ganado
El camín hace aquí de frontera entre San Antonio y El Fondón
Letrero caminero…
En el lugar de El Peñéu Casa Pergenta y Manolo
Placa de la casa
El camino sube suavemente junto a la Finca Solar
Caminamos junto a la finca de Casa Antonio
Tiempo de siega…
Vemos allá la antigua panera
Pomaradas de manzana de sidra
Manzanas que se asoman al camín
Sigue la cuesta, junto a la pumarada…
A la izquierda los maizales…
Y las huertas…
Vamos hacia otro de los barrios de la parroquia: El Pedroco
Aquí hay un grupo de casas en un cruce
La de la izquierda con balcón y hórreo
La Solariega, Casa les Basetes
Atalaya sobre el camín…
Casa María Engracia, que en realidad son dos, una a cada lado del camino
Tiestos y flores…
El hórreo de La Solariega, tras el seto
Enlaza con el camino La Caleya Chelo Pepón
Llegamos a un tendeyón
Almacén de cosas y aperos…
A la derecha Casa Gildo
Con una rosaleda en el camino…
Abundan los frutales
El Camín de Faro sigue subiendo resposadamente
Más frutales…
Postes telefónicos en las veredas. Hay señales de antiguas canteras, el topónimo Pedroco es por algo…
Seguimos ahora toda la tapia…
Más frutales, arbustos ornamentales y parra
Allí, una bifurcación
A la izquierda tenemos la hermosa fila de casas de la calle sol: pero nosotros vamos a la derecha
Pasamos junto a este cobertizo
Finca El Lloréu
Cruce y de frente todo hacia arriba
Al pie del Monte Deva otra bifurcación, frente Casa Angelín
Giro a la izquierda…
Caminamos por las mismas laderas de la montaña
El camino es sobradamente ancho, estemos atentos al paso de vehículos, principalmente coches y tractores
Continúa, un poco más pronunciado, el largo recuesto…
Limoneros y otros frutales. Esta zona este del concejo, eminentemente rural, es especialmente soleyera y fértil, apta para estos cultivos..
Bifurcación con el Camín de Morán: seguimos de frente por el Camín de Faro
Ahí está La Quintana, Casa Ugenio Segundo
Pasamos frente al gran portón
Y subimos a su derecha
Hay un corto pero fuerte repecho
Vamos ganando altura…
Aquí podemos hacer un alto
Y contemplar la casa y la panera
Con una hermosa corrada entre las dos
Un verdadero balcón sobre la parroquia de Deva,…
Seguimos a la derecha
Pronto y acaba esta primera cuesta
El camino, que pierde el asfalto, se hace menos cuesto…
Línea de postes telefónicos…
Damos vista al valle, atravesado aquí por la Autovía del Cantábrico (A-8), trazada en los años 90
Arriba en lo alto, Cuatro Vientos, ya en La Olla, otro de los barrios de Deva. Por allí va la carretera a El Curviellu, con desvío al Monte Deva, subida también al cementerio y comunicación con el valle de Riosecu
Allí, al lado de dicha carretera, el bar El Pilar
Nosotros subiremos a La Olla, pero no por allí, sino más a la izquierda, por La Cuesta
A nuestra derecha los pastos bajo el Monte Deva
Pacen los rebaños bajo las inmensas plantaciones de ocalitos
Vamos dejando atrás la zona poblada y caminamos entre fincas
Terminamos de subir y vamos a la izquierda
Bajamos un poco, con los altos de La Olla enfrente de nosotros
Plantación de pumares
Ancha pista de zahorra
Ahora entre los setos…
Pasamos junto al portón de una finca cerrada
Vamos en muy suave bajada…
Llega un tramo recto
Tupidas sebes o setos silvestres, los matos, el bocage
Un hermoso abeto sobre el camín
La Olla, viene a ser una prolongación del Monte Deva por la zona suroeste del concejo, cerrándolo por esta parte, paso natural a Villaviciosa. Arriba viene a formar una especie de meseta con suaves colinas y algunas hondonadas en las que se forman lagunas, como pronto veremos cuando subamos allá
Pasamos bajo el emblemático abeto
Vamos a mirar ahora a nuestra izquierda
A la derecha, asomando entre los bosques, vemos la Quinta’l Conde en el centro de su extensa finca, junto a la que pasábamos al hacer la Senda del río Peñafrancia, para venir a Deva. A la derecha la enorme torre de la Universidad Laboral, de la que también hablamos largo y tendido al caminar a su vista por la dicha senda. A la izquierda a lo lejos la ciudad de Gijón/Xixón y más allá, al norte, La Campa Torres
A la derecha de La Laboral asoman algunos «picos» de la Quinta’l Conde, Palacio del Conde de Revillagigedo, picos que se confunden, en la perspectiva de la distancia, con los de la cúpula de la iglesia de La Uni, como también se la llama popularmente, un poco a su izquierda y más a lo lejos
Asoman los edificios de la urbe y algunas instalaciones del Puerto del Musel, como las grandes moles de la malograda regasificadora. Poco más allá la siempre llamativa silueta en forma de sierra del Cabo Torres, con su faro
Preciosas hortensias dan nota de intenso color…
La pista llanea…
Flores rojas…
Frondosos matorrales
Viene otro tramo recto
Pasamos así junto a varias fincas y parcelas
A nuestra izquierda el Camín de Barrea: llegamos a un cruce
Aquí se unen los caminos
A la izquierda la carretera local que sube a La Olla, con su túnel bajo la autovía: nosotros no subimos por ahí, pues da muchas revueltas y es todo asfalto: nosotros iremos a la derecha
Por aquí sigue la pista del Camín de Faro
Empieza a subir cuesta el camino, al principio muy poco a poco
Casi sin darnos cuenta estamos iniciando la ascensión a La Olla
Y seguimos contemplando estas bellísimas arboledas
Sobre nosotros, de nuevo, Cuatro Vientos y El Pilar
Otro gran mirador sobre Deva y gran parte del concejo gijonés
La subida va tornándose un tanto pronunciada paso a paso…
Hoja suelta en las veredas…
Serpentea el Camín de Faro
El firme se torna hormigonado
Oricios de castañas
Aquí acometemos una subida directa
Y llegamos al lugar de Faro, parroquia de Deva, Casa Modesto…
Fijémonos si podemos, en la ventana de abajo, donde estaba la cuadra y se sacaba afuera el cucho o estiércol
Entre las piedras que componen la pared aparece una labrada con forma de rostro humano
Aquí en Faro, encima del antiguo ventanuco por el que se echaba el cuchu fuera de la cuadra, aparece un rostro misterioso que mira hacia el Camino con gesto inexpresivo, se trata de la enigmática «Cabeza Castreña de Deva», una cabeza totémica labrada en piedra que constituye un precioso elemento arquitectónico del período de la cultura castreña, en los tiempos de los antiguos astures, localizada por el investigador Isidoro Cortina Frade y que según se decía estuvo primeramente en un viejo caserón que desapareció hace muchos. Fue estudiada esta cabeza, entre otros muchos estudiosos, por la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa e incluida dentro de los ejemplos hallados en el Noroeste Peninsular, pues existen muchas «cabezas cortadas» cinceladas en la piedra y localizadas en Asturias y Galicia, donde las llaman cabezas de mortos, así como en todo el área noroccidental peninsular y parte del occidente europeo
Estas cabezas totémicas son muestra de la veneración de las antiguas sociedades célticas haca la cabeza humana, donde estaba para ellos la energía motora del cuerpo, lo que ahora llamamos «alma». Por eso todos los pueblos culturalmente afines pensaban que las cabezas decapitadas eran objeto de algún tipo de sacralización pues en todas las culturas del centro-oeste europeo aparecen leyendas relacionadas con la decapitación, siendo corrientes las decoraciones con cabezas hechas en piedra o en metal en el arte de aquellos pueblos. Los antiguos europeos consideraban que las cabezas de los enemigos muertos en combate eran motivo de especial atención. Se imaginaban que era el único modo seguro de que ningún mago, druida o brujo los resucitase para volverles de nuevo contra ellos
Al principio clavaban las cabezas en palos, picas y postes a la entrada de sus castros y cabañas. Con el paso del tiempo esto fue teniéndose como una costumbre bárbara y se cambiaron por representaciones en piedra o madera. Con la conquista romana, pero sobremanera con el cristianismo, fue desapareciendo también ese carácter «sagrado» de las cabezas-tótem pero siguieron conservándose como un socorrido elemento decorativo por lo menos hasta la Edad Media en el arte señorial, en el religioso, y en el popular. Si no se trata, como alguien también sospechó, de un elemento algo más contemporáneo, esta Cabeza Castreña de Deva es un resto de aquellas viejas creencias europeas entre las que estaban las de los pueblos ástures, cántabros, lusitanos y galaicos de esta parte de la Península»
Un poco más allá, contrasta este hallazgo sublime en la ruta con las cercanas farolas de la cantábrica autovía, pero allá vemos La Cuesta, el repecho final antes de llegar a La Olla, otro de los barrios de Deva, toda una referencia para apurar nuestro tal vez ya un tanto cansino esfuerzo en esta empinada senda
A la sombra de los árboles del camino este se estrecha
El topónimo Faro, aunque a veces se le ha querido buscar relación con alfares, no debe ser así, parece tiene que ver con lo primero que nos suena, faro de señales. Y es que los faros no eran solamente en el mar, también en tierra marcaban, con luces y fogatas, rumbos y caminos. Quién sabe, aunque perdida la memoria popular, tal vez en tiempos inmemoriales aquí existía alguna luminosa seña en estos caminos de leyenda que, aquí y en estas alturas, dominan el mar y dominan la tierra. No en vano Casa Modesto, solitaria en medio del monte, sigue siendo un faro que nos orienta en estas arrimadas cuestas a La Olla
Pasamos junto a la entrada a la quintana
Hórreo y casa de luminosa galería
El duro recuesto no ceso
Un buen remonte, digno de la alta montaña, pero al frescor de la sombra de los árboles
Un verdadero placer para el estimulante esfuerzo caminero
De vez en cuando, en algún rellano, si no necesitamos podemos recuperar resuello
Y luego proseguir con nuestras andanzas montañeras…
Vemos el camín, seguir la sinuosidad de estas laderas de La Olla
No es extraña la prevalencia en el lugar del topónimo La Cuesta
Alambrada con estacas cerrando las cuestudas fincas de Faro
Curva a la izquierda
Praderías al pie de Cuatro Vientos
Otru buen trecho empinado, pero quizás no tanto como el anterior
La Autovía del Cantábrico, que ha transformado buena parte de este entorno, ya a la vista
La Ronda Sur, que bordea Gijón/Xixón por el sur
Hierbas altas y helechos en la verede derecha
El final de la cuesta en La Cuesta, siempre a la vista
Ahí, a la izquierda de la casa, el último tramo antes de «la cima»
Vamos hacia él
La senda parece estrecharse, pero para un caminante hay espacio más que de sobra…
Unos quitamiedos señalan que, aunque no nos percatemos, estamos al borde de un precipìcio
La espesa vegetación nos impide verlo
Todo un largo guardarraíl, como los de carreteras principales
Estamos encima del desmonte sobre la autovía, que tiene aquí su túneles. En la lejanía, más allá de Deva, Santurio
Sin embargo el viejo camino ha prevalecido, básicamente intacto
Y ahora, en este punto, tiende incluso a ensancharse
Curva a la izquierda, viendo ya la cima
Más quitamiedos…
De nuevo la autovía
Grandes escolleras para evitar argayos o desprendimientos
Y zona de vallados
Paisajes de La Cuesta
Deva a nuestros pies, por allí acabamos de pasar
Arfueyu o muérdago en algunas ramas, sobre el camino. Parece un símbolo de buena suerte, dadas las connotaciones mágico-salutíferas de esta planta
Las pomaradas están a la vista
El Monte Deva ahora a nuestra izquierda, por aquella ladera hemos venido subiendo
Postes de la luz
Llegamos a un portón: es la subida que veíamos hace solo un momento desde Faro
El hórreo, allá enfrente en la loma está Campuxuanes, el mágico paraje donde se dice bailaban las xanas en la alborada de San Xuan
La Cuesta, Casa Cián o de Aurelio’l Cubano. A lo lejos, en el monte, asoman otras por las boscosas laderas, como Casa Atienza, en las boscosas faldas de La Traba, estribaciones del Monte Deva
Cierra la finca, también muy pindia, esta alambrada
Ahora, a la izquierda de la foto a lo lejos, Casa’l Fuerte. Abajo a la derecha Foro
Casa Modesto, la de la cabeza castreña de Deva…
Vista atrás, merece la pena
Bar El Pilar y subida al Monte Deva por Cuatro Vientos y el Camín de Riosecu. Más allá estaba el Mesón Cuatro Vientos o Casa Manolo Arquera, en el Camín de Riosecu, la carretera que va al cementerio y sube a Campuxuanes, comunicación directa con las áreas recreativas y el observatorio
Y ahí tenemos el duro trecho final antes de La Olla
Ya se vislumbra la cima. La Olla viene a ser el primer «puerto» de importancia en esta travesía andariega
Otra vista de Faro bajo el Monte Deva
Ya vamos llegando a lo alto
Mientras contemplamos al oeste una buena panorámica del concejo de Gijón/Xixón
Abajo en primer término Deva, los barrios centrales y más poblados de la parroquia: El Pedroco, San Antonio, El Fondón, Serantes… si no fijamos en medio de la foto, un poco abajo, entre los árboles, veremos el edificio de las antiguas escuelas, bajo el que caminábamos saliendo de El Güeyu por L’Arbolón
En segundo término Santurio, la llamada «perla verde de la zona rural gijonesa», parroquia pequeña pero muy rural. En medio el Monte Rato, L’Armería (126 m), de resonancias mitológicas de oro y riquezas, dejadas por «los moros», esto es, los antiguos o paganos. Posiblemente sea una referencia a un recinto castreño no aún muy estudiado, del que se cuentan existen galerías subterráneas a pozos y fuentes de los alrededores, existiendo la copla que dice:
«Desde’l Pozu la Ramona a la Fuente Villacao hai más oro y más plata que’l rei tien sellao»
Termina la subida, hemos llegado a La Olla, otro de los barrios también de esta parroquia de Deva: Salimos al Camín de Barrea, donde iremos a la derecha
Pero antes vamos a asomarnos aquí a admirar de nuevo el paisaje gijonés, que ya va quedando atrás
Abajo el Camín de Faro, por donde hemos subido
Vistas de Deva y Santurio. Más allá los montes de Güerces, La Madera, Ruedes… los cordales costeros que separan la franja litoral de los valles interiores asturianos
La vista llega a los barrios al sur de la ciudad, Montevil, Roces, etc. En medio de la foto una línea blanca es el Polígono Industrial de Poceyo. La vista llega al Monte Areo, larga planicie de 7 kilómetros de largo, que se alza sobre el industrializado valle del Pinzales, en la zona oeste del concejo. Por ahí va, en dirección a Avilés, el Camino Norte de Santiago. Sus campos de túmulos y dólmenes también han dado pábulo a leyendas de tesoros y sus dichos:
«Monte Areo Monte Arolo tierra rico y xente bobo»
Lo dicho, al llegar al Camín de Berrea, iremos a la derecha
Ya en La Olla, el camino va a ser predominantemente llano
A la derecha una pradería, a la izquierda, fila de casas con terreno
Miramos al Monte Deva, ahora a nuestra derecha
Esa parte del monte es L’Arquera, topónimo que delata «arcas» o túmulos, sepulcros megalíticos
Precisamente se encuentra allí ahora el cementerio de Gijón/Xixón. Es llamativo cómo, después de milenios, volvemos a rendir tributo en las montañas a nuestros seres queridos…
En el Camín de Barrea volvemos a pisar asfalto…
La Finca
Al fondo, la carretera
Es la AS-331, popularmente llamada la Carretera Pión, que vamos a cruzar aquí en Casa Lola, donde hubo chigre antaño, pero antes detengámonos a observar el cartel de la derecha, que mira al camino
Es el gran mapa aquí instalado, «superviviente» de aquella señalización integral realizada por el Principado de Asturias, a instancias de la Tertulia El Garrapiellu, en 1997. Como este había otros dos, uno en La Infiesta, Breceña (Villaviciosa) y otro en El Colláu Llames (Parres)
Pese al tiempo transcurrido aún se leen bien los nombres de los lugares por los que pasa la ruta:
«Güeyu Deva, El Curviellum Pión, Altu la Cruz, Niévares, Grases, Amandi (al sur de Villaviciosa), Coru, Breceña, La Infiesta, Sietes, Llares, Anayo, Borines, Vallobal, Miyares (al norte de Villamayor), Sorribes (al norte de Sevares, Villar de Güergu, Sotu Dueñes, El Colláu Llames, Romillu, Romillín, La Vega, Villanueva, Cangues d’Onís, Celoriu, Sotu Cangues, La Riera y Cuadonga»
Una vez estudiado el mapa, reemprendemos la marcha
Tal y como hemos dicho, cruzamos la carretera frente a Casa Lola y a sombra de este gran carbayón
Continuamos ruta entre el árbol y la casa por el Camín del Caleru, nombre de los viejos hornos donde se cocía piedra caliza para hacer cal, antaño existentes en muchos lugares
En esta florida vereda, apoyado en el tronco del venerable árbol, una de las antiguas señales
Vamos también a contemplarla
Esta señal, con la garrapìella, nombre popular de los trisqueles con flecha con los que empezó a señalizarse la ruta por El Garrapiellu, y que luego pasaron a anagrama de la asociación y de las señales oficiales, es también superviviente del trabajo de 1997
Pasmos así bajo el hórreo de Casa Lola, con garaje en la bodega
El guardián de la quintana se asoma a vernos pasar…
Hermosa pista de zahorra, buena para caminar
Y estas son las llanuras de La Olla, la meseta que constituyó desde tiempo inmemorial un paso natural por el litoral asturiano
El topónimo se refiere a una laguna, cubierta de vegetación, como las que se forman en la gran hondonada de La Olla. Así, en el libro El Camino de Gijón a Covadonga escribimos…»Según los estudios del profesor Xosé Lluis García Arias en sus trabajos sobre toponimia asturiana, se trata de una forma metafórica o figurada de darles nombre a las hondonadas, con barro dentro, pues deriva del latón «ollam», olla o cuenco de barro. Además se sabe que algunos de estos prados confondigonada se llenaban de agua formando lagunas cuando llovía, auténticos sumideros que dan agua a las fuentes y regueros que en ellos nacen»
No en vano esa zona se llama El Charcu. Más lejos, a la derecha, es Casa Colate, por donde pasa el Camín del Charcu: es el Camino Norte de Santiago, por donde van, pero en sentido inverso a nosotros, los peregrinos jacobeos
Setos y filas de árboles dan buena sombra a todo el trayecto…
Pasamos junto al portón de una finca
Desde los campos de La Olla vemos, al oeste, ya en el concejo de Villaviciosa, el Monte’l Conde o Peñesblanques (336 m), solar de un castro astur que sin duda vigilaba estos tantas veces milenarios pasos y caminos de la costa y el interior, pues no en vano se han hallado señales de poblamiento nada menos que desde el Paleolítico inferior. A su derecha, tapado por los árboles, está El Curviellu, por donde irá nuestro camino.El monte también es conocido por este nombre
La pista sigue llana y recta entre las grandes fincas
Otra vista de Casa Rúa, con su panera
Preciosas arboledas de La Olla
Una verdadera delicia para el caminante
A la derecha, las casas de la carretera, El Robledo, El Orbayu y Mazurén. Toda esta zona ha ido pasando también, como buena parte de Deva y otras parroquias, de lo rural a lo residencial
Las viviendas unifamiliares, segundas residencias y chalets, ocupan buena parte de esa parte del montes.
Son los altos de L’Arquera y La Paré del Teyeru, donde de unos cuantos años acá se han construido bastantes casas, casi en el límite con el concejo de Villaviciosa, en las inmediaciones de Casa Pintura
La Finca del Conde, El Mirador, Buena Vista… por abajo discurre la carretera Pión, que pasa por el Puente L’Arquera sobre el río Llorea, que nace en esa parte de El Teyeru
Grandes castañales y carbayos… esplendor de la naturaleza…
Entre troncos y matos, vemos unas casas
Por ahí abajo, donde se forman lagunas, están El Charcu, El Charquín, y discurre El Camín del Charcu, el Camino Norte de Santiago, que desde La Olla baja al Camping Deva, siguiendo hacia Gijón/Xixón por Deva y Cabueñes
Precisamente un poco a la derecha de esas casas, este camino se unirá al que va a Santiago, y coincidirá unos cuantos kilómetros con él, si bien, repetimos, nosotros iremos al este, hacia Covadonga, mientras los romeros jacobitas lo harán al oeste, a Compostela
El Camín del Charcu pasa también entre ellas
Si nos fijamos, en el horizonte, veremos el Mar Cantábrico
Pacen las vacas frente Casa Rúa
Un buen placer, este trecho llanísimo, tras el repecho que hemos dejado atrás para subir a La Olla
Un Camino de postal
En lo alto del monte vemos ahora el Centro de Biotecnología Animal del SERIDA, Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario
Las grandes fincas del Charcu siempre a la derecha
Casa Colate de nuevo a lo lejos. Se sabe que en esta zona de La Olla, en el antiguo Camín Real, que ahí es el Camín del Charcu, existió una venta caminera citada en el siglo XVIII, si bien no ha podido conocerse su concreta ubicación
Cierre de la finca
Una buena cabaña ganadera de vaques roxes, raza autóctona
Filas de árboles a los lados delatan la antigüedad del Camino
El camino serpentea un poco
Tramo recto y curva al final
Avanzamos con buen paso
Otro buen lugar para contemplar el paisaje
Atrás, a nuestra izquierda, otra referencia visual
Es la zona de El Mirador
Y en lo alto, en la carretera AS-331, el Mirador de La Olla, toda una institución de los merenderos gijoneses, que sigue conociéndose popularmente por este nombre pese a que ha cambiado de dirección y denominación varias veces
Al fondo un portón
El Camín del Caleru llega a su final
Enlazamos aquí con el Camín Traveseru
Y vamos a la izquierda en La Casina
Una de les garrapielles asoma en el matorral
Jardín de hortensias en La Casina
El Charcón queda ahora a nuestra izquierda
Magnífico paisaje de La Olla
Volvemos a pisar asfalto…
Pero el firme sigue siendo llano
El Roble, Casa Concha, Casa Álvarez…
Impresionantes arboledas de robles y castaños…
Más parcelas y chalets
Vallas a los lados…
Portentos de la naturaleza…
Y aquí, un importante cruce
Llegamos al Camín del Charcón: a partir de aquí coincidiremos, si bien en sentid contrario, pues vamos a la derecha, con el Camino Norte de Santiago
Realmente los dos caminos coincidirán en gran parte un buen trayecto hasta Amandi, dos kilómetros al sur de La Villa, denominación popular de la capital del concejo de Villaviciosa, a excepción de al menos dos tramos, en la subida al Altu la Cruz, la siguiente que acometeremos después de la de El Curviellu, y el trayecto, también villaviciosín, entre La Torre, en Niévares, y Grases
Precisamente, en esta bajada, vemos justo enfrente, El Curviellu
Si nos fijamos, en la collada en medio de las montañas está el Altu’l Curviellu, a unos 260 metros de altitud
Pese a la distancia, es fácil de identificar por el gran edificio del que fue su llagar (arriba a la izquierda de la foto). Sigue habiendo bar y es de siempre una tradicional parada de «los pelegrinos que van ver la Santina, y tamién a Santiago». Su nombre, cuando escrito con v y cuando con b, delata la abundancia de cuervos
Este Camín Real, llamado a veces de Pión, por atravesar la parroquia villaviciosina de este nombre, si bien empleado desde muy antiguo, triunfó definitivamente sobre el conocido como de Les Mariñes, más cercano a la costa, en el siglo XVIII, pues aunque tenía tres dos importantes puertos a subir y bajar, este del Curviellu y el ya mencionado de La Cruz, era mucho más directo. El mismo ilustrado Jovellanos lo empleaba mucho para ir a la casa familiar que tenían en el valle de Pión, el Palaciu’l Conde
Hasta bien avanzado el siglo XIX, con la construcción de la Carretera Villaviciosa, fue la principal comunicación entre Villaviciosa y «la Villa de Jovellanos»
Un poco más abajo a la derecha, en la carretera, asoma el gran edificio de El Pinal, restaurante con solera junto al que vamos a pasar, y que señala nuestra entrada en el concejo de Villaviciosa. Más arriba es La Llomba, con las casas y lugares de El Peñéu, El Caleru y el mismo Curviellu
Enlaza con este el Camín del Regatu los Bayos y seguimos cuesta abajo
Otro vallado y guardarraíles
Estamos de nuevo sobre la Autovía del Cantábrico
La vemos a nuestra izquierda
De frente, casetas de mantenimiento
Hay una bifurcación: habremos de ir a la derecha
Seguimos en el Camín del Charcu
Una alta mata de árboles señala que por ahí viene el Regatu Llorea, bajando de las estribaciones del Monte Deva
En esta vega hay un pequeño área de descanso con un banco solitario
El camino inicia suavemente una cuesta, viendo a la derecha las laderas de El Balagón, montículo que se alza en medio de este barrio de La Olla
Pasamos el puente sobre el arroyo
Y aquí lo vemos pasar, camino del mar… no sin antes unirse al río La Ñora
Y ahora todo recto y rampa arriba
Al final, curva a la izquierda
Atentos al frecuente paso de vehículos
Y aquí vemos la cuesta que nos aguarda…
Ahora a pleno sol
Arbustos de coloristas hojas…
Y a nuestra derecha, bajo La Llomba, L’Arquera y El Teyeru, el pequeño pero hermosísimo valle que forma el río
El arbolado, como siempre, crecen en las fértiles orillas. Hay plantaciones de manzanos, pumares, las hermosas pomaradas para la rica sidra bien escanciada
Vamos llegando a lo alto de esta cuesta
A lo lejos, las casas de la carretera Samiguel. En la distancia a la izquierda de la foto, los campos de El Curviellu
Fin de la cuesta…
Enlazamos con la mencionada Carretera Samiguel y seguimos de frente a la derecha
A la izquierda las señales
El poste con la garrapìella, Camín de Cuadonga, y el mojón con la concha, Caminode Santiago
La carretera forma una larga recta entre fincas y casas
A la derecha hay una urbanización de chalets: La Poza, la Viña, Villa Víctor…
Cada uno de ellos con su terreno cerrado con vallado, muro, o verja
A la izquierda, más lejos, Casa Alfonsón
Aquí podemos asomarnos al seto un momento
Y ver el paisaje llano del diseminado barrio de La Olla
Un seto cierra la casa
Casa Alfonso era una de las caserías campesinas de aquí de siempre, pero el trabajo ganadero ha ido, como en tantas partes, yendo a menos
El hórreo, testigo de toda una época…
Cerezales que muestran sus apreciados frutos
De un intenso color rojo que resalta en el verde de sus hojas
Enlazamos con el Camín de Castañera: en esta encrucijada nosotros seguiremos de frente
Aquí el suelo pierde de nuevo el asfalto
Asomando en la sebe, otra señal caminera…
Nos adentramos en la umbría
Un entorno más agreste y rural…
A nuestra izquierda Casa Justa: a la derecha la vivienda propiamente dicha, a la izquierda la cuadra y lo que debió ser el llagar de sidra
Y el hóreo…
Debajo de él, esto es, sol horru, las pipas y toneles del antiguo llagar
El Monte’l Conde, de frente a nosotros
La vista se extiende hasta Samiguel de Llonxes, o de Arroes, y más allá, a Les Mariñes por la parte de Quintueles
Pasamos junto a este portón…
Altos matorrales encajan el camino
Bifurcación y a la derecha…
Todo pista arriba
Crece la vegetación…
Subimos levemente…
Curva a la izquierda
En lo alto la capilla de El Pinal, particular del restaurante, arriba en lo alto Como nota curiosa, en principio pensada para bodas religiosas, pero destinada finalmente a las civiles y otros actos
Acaba la curva…
Y llegamos a la AS-331, la Carretera Pión, de la que tanto hemos hablado y con la que nos volvemos a cruzar
Aquí dejamos el concejo de Gijón/Xixón, y entramos en el de Villaviciosa por El Curviellu, barrio perteneciente a la parroquia de Pión
Subimos todo de frente bien pegados a la izquierda. Todo será por carretera ahora hasta llegar al Altu’l Curviellu
Dejamos a la izquierda el Camín de los Payares, que hace de frontera concejil
Una garrapiella azul… si bien en un principio se pintaron de amarillo, antes que se hiciese lo mismo con el Camino de Santiago del Norte, durante muchos años la coincidencia d los colores fue muchos años causa de problemas
Tras la de La Olla, es otra de las cuestas características de esta ruta. No es demasiado desnivel ni prolongado en exceso, pero el caminarlo por asfalto, muchas veces a pleno sol, requiere su esfuerzo
A a lo lejos, al norte y entre los árboles, La Llorea, antigua granja, paso del arroyo de este nombre, que hemos cruzado al venir, el cual desemboca poco más allá, en la Playa la Ñora. La llamada Granja Lloreda fue un gran centro de explotación agropecuaria del que un servidor escribía en el libro Rutas para conocer el concejo de Gijón:«… En nuestras visitas a la zona entrevistamos a vecinos de aquí de siempre que conocieron muy bien la antigua granja en sus tiempos de esplendor con los Vereterra. Una vecina, Enedina Costales, recordaba que la finca tenía 1.250 días de bueyes «aunque don Claudio siempre decía 1.060″. Según nos contaban, disponían de un amplio servicio doméstico que causaba admiración en todo el vecindario, con personal para limpiar y mantener la casa, cocinera y doncellas atendiendo a las hijas de la familia, así como un chófer…»
«Por el verano venía una sobrina de don Claudio, Teresina, hija de don Luis Vereterra, y recibían clases de equitación. Además de la ganadería se plantaba trigo, maiz y muchas cosas más, todo se labraba a mano y con fuerza animal, dos o tres parejas de bueyes para el trabajo del campo. Había por lo tanto muchos caseros, gente que hacía labor en la casería y tenía en ella su propia casa con un terreno de aproximadamente un día de bueyes para plantar para su consumo… Pepe’l del Prau, Alfonso Vallina, Germanón, Alfredo, Alfonso’l Lecheru, Julio, Andrés de la Burrina, Andrés el Chovu. También había lecheros que llevaban ellos mismos la producción de la granja a vender a la ciudad. En los años 50 toda esta gran explotación agropecuaria se vendió a la fundación encargada de la construcción de la Universidad Laboral…»
«…Aquí se puso en marcha la granja experimental Covadonga, con doscientas vacas lecheras y cincuenta toros sementales, todos raza holandesa. La producción era de 1.000 litros de leche diarios que consumían profesores y alumnos de la Laboral, dentro de la idea inicial de hacer una universidad autosuficiente, ideal nunca conseguido pero muy presente en aquella España de los años de la autarquía y el aislamiento, que no tardó mucho en desecharse Esta granja, junto con la Granja-Escuela de Somió, también de la Universidad Laboral, contribuyeron notablemente a la presencia asturiana en la Feria Internacional del Campo del año 1956 en Madrid. En aquel entonces, cuando la granja pasó a la Universidad Laboral, la instalación fue totalmente reformada, desde la capilla a las casas de los caseros, pasando como no por construirse unas cuadras nuevas. Son los edificios que ahora han sido conservados y reaprovechados: en la cafetería estaba la cuadra de los xatos o terneros y en el salón de bodas la de las vacas de leche. La capilla, al otro lado de la carretera, fue como hemos dicho parte del hotel. Anteriormente, aún en tiempos de don Claudio, venía los domingos a decir misa un capuchino, oficios religiosos a los que acudían también algunos vecinos de confianza, amigos por él invitados, así como a la Misa de Gallo en Nochebuena. Al pasar a la Universidad Laboral se hizo una capilla nueva, daban misa los curas párrocos de Deva, primeramente Don Nicasio, después don Jaime…»
Asimismo, en las dependencias de la granja había oficinas, despachos y otras dependencias, llegando en su momento a acondicionarse una vivienda especial para las estancias de José Antonio Girón de Velasco, hombre fuerte de gran protagonismo en aquella época del régimen franquista, ministro de trabajo entre 1941 y 1957, impulsor de las universidades laborales a traves de la fundación de su nombre. Se trajo a una señora a cuidar y atender la casa, María, que era de Uviéu, la cual un día se sorprendió cuando llegaron Girón y otros encargados o responsables de la granja y la Laboral, con muchas ganas de comer frixuelos…»María, tiene usted que hacernos frixuelos«, ella argumentó que no sabía hacerlos, pero ellos insistieron y pudo contar con la ayuda de nuestra informante, que se había hecho amiga de su hija, para hacer aquellos frixuelos para Girón y sus colaboradores.
Las ideas con las que nació la Universidad Laboral cambiaron con los nuevos avatares socioeconómicos y políticos del régimen, el propio ministro fue cesado en 1957. Pronto la Granja Lloreda pasó a depender de otro organismo, la Tesoreria General de la Seguridad Social, pero el uso agropecuario siguió manteniéndose, con vaques moches de leche, los caseros continuaron con su actividad, causando asombro la atención de sus cuadras azulejadas que se limpiaban continuamente para tenerlas brillantes, dentro de las más estrictas normas de higiene que se estaban imponiendo en la que fue la mayor empresa industrial de la parroquia de Deva, con unos 19 empleos. Luego, muy al principio de los años 90, esta finca con su granja y terrenos pasaría al Ayuntamiento, que en ellos construiría el campo de golf municipal»
Llegamos al restaurante El Pinal, fundado en 1968 por Alejandro Suárez Meana, trabajador que fue de la empresa Trefilería Moreda S.A. pero que decidió embarcarse en este proyecto, al principio un chigrín o pequeño bar de pueblo que al principio tuvo tienda y merendero, invirtiendo 50.000 pesetas y comprando un terreno cerca de su casa natal
La mujer de Alejandro, Margó Blanco, estaba al cargo de la cocina, siendo entonces los primeros años sus más asiduos clientes los compañeros de su marido en la fábrica de Moreda, cuando subían largas filas de coches Seat-600 por la carretera
La primera boda fue en 1972, improvisándose una nave con tejado de uralita. Ahora, ampliado y reformado, el restaurante dispone de varios salones para los comensales
Allí abajo algunas de las casas de Castañera, porción de territorio gijonés, de la parroquia de Deva, que hace una especie de cuña o saliente en el de Villaviciosa
Ahora al este, a lo lejos, Samiguel de Llonxes, o de Arroes, y, en la distancia, la vecina parroquia de Quintes, paso también del Camín Real de Les Mariñes. Los libros de difuntos señalan el fallecimiento de un peregrino jacobita alemán en 1739 y otro francés en 1779, solar también de antiguas minas de azabache
Al seguir subiendo vemos toda la entrada de El Pinal
El Monte’l Conde nos orienta hacia El Curviellu, en buena rampa
Al norte junto a la mar, empezamos a ver mejor parte de Les Mariñes
De frente, una gran pumarada
Vamos en continua ascensión
Criadero de ponis. Abajo Castañera
Empezamos a ver, más atrás, otras casas de Castañera. Luego, comprobamos como la Autovía del Cantábrico atraviesa Les Mariñes. A lo lejos Samiguel d’Arroes y Quintueles
Casa Colás o Cá Güelu
Casa Herminio Juacu, rehabilitada la que fue la antigua cuadra
El hórreo
Más paisajes mariñanes…
Quintueles, paso del antiguo Camín Real de Les Mariñes, alternativo a este en tiempos pasados como comunicación costera asturiana
Les Mariñes de Villaviciosa fueron famosas siempre por sus yacimientos de azabache, conservándose aún galerías de las antiguas minas, que se explotaban artesanalmente ya posiblemente desde época prerromana, siendo el último minero Tomás Noval. Buena parte del azabache se vendía a Santiago de Compostela, pues fue este mineral negro muy empleado en objetos litúrgicos
Ahí vemos la actual iglesia parroquial de San Clemente de Quintueles, fácilmente reconocible por la silueta de su espadaña recortándose en el mar. Tras ser destruida la antigua, en el barrio de San Clemente, durante la Guerra Civil, la nueva se construyó en este lugar, más poblado y cercano a la carretera N-632
Aquí, a la derecha, una fuente…
La Fuente les Pelayes…
Pasamos junto a los manzanales que veíamos antes
Cierre ancestral…
Subimos todo recto u directo…
Trabajando en las huertas…
Impresionantes paisajes de la franja costera…
Prados y arboledas por doquier…
La Mar hacia La Ñora…
La autovía, siempre a la vista y, poco más allá, el campo de Golf La Llorea, en los terrenos de la antigua granja
Samiguel d’Arroes o, atendiendo a su antiguo nombre recuperado en su asociación vecinal, de Llonxes, de la palabra asturiana llonxe, lejos
Llamativa mata de color rojizo
El Cantu quedó a nuestra derecha
Ya empezamos a ver el final de la subida, a lo lejos…
Casa Tino
Burro y vaca, tapados por las margaritas
Cuidado con el paso de los coches, pues no hay arcenes
El hórreo…
El chigre del Curviellu, ya a dos pasos, en subida, pero dos pasos..
Casa Ugenio’l Lecheru
Aquí hay un poco de explanada,un muy buen lugar para hacer un alto y recuperar aliento mientras explicamos algo del paisaje
«En Xixón hay un puertu pal que-y presta ser grandón Munches playes y el balón del Sporting en Primera División»
Al pie de la autovía unas casas
La Venta, una antigua venta caminera en Samiguel de Llonxes…
Más casas de Castañera: : El Rebollo, El Forcón y Finca Llaneza, en los prados llanos al pie de estos cordales costeros
Seguimos avanzando junto al guardarraíl
Luego, un poco de seto…
Aquí un poco de arcén
Aquí sí vamos a recomendaros que pares un instante, pues las vistas lo merecen y así de paso, nos refrescamos un poco y evitamos entrar en el chigre El Curviellu bufando y sudando…
Se nos ofrece un panorama soberbio…
Es la ciudad de Gijón/Xixón y su bahía. En primer término La llanura de La Olla, en la parroquia
Luego de La Olla, hay una gran torre, es la de la Universidad laboral, cerca de la que pasaremos en nuestro itinerario. Con sus 130 metros de altura se trata del edificio más alto de Asturias y del edificio de piedra más alto de España, construido entre 1946 y 1955. El resto de sus enormes dependencias y pabellones los veremos más abajo, pues desde aquí están tapados por los prados de la meseta de La Olla. A su derecha, El Mirador de La Olla
Sobre El Mirador de La Olla y también a la derecha de La Torre, más lejos, está el Estadio El Molinón Enrique Castro Quini, del que también hablaremos al pasar junto a él, todo ello ante los árboles del parque de Isabel la Católica
A la izquierda son los edificios de El Bibio, Al fondo en medio de la foto es el centro urbano, con los edificios de L’Arena y El Muro a la derecha, sobre El Molinón y ante el mar y el cerro de Santa Catalina, promontorio sobre el cantábrico y ante del puerto de El Musel con La Campa Torres sobre él, solar del castro astur de Noega, de los cilúrnigos, antecedente de la actual población
Al extremo del Musel, El Cabo Torres con los altos edificios de la regasificadora. Más en la distancia Lluanco, capital de Gozón e histórico puerto pesquero que fue antiguamente ballenero, y el Cabu Peñes. Más cerca está Candás, también histórica villa de pescadores, y capital de Carreño, aunque no puede verse tapado por La Campa Torres.
Se sabe que tanto Candás como Lluanco tuvieron sendos hospitales para pobres y peregrinos, si bien en una ruta muy desviada del camino principal, que desde Gijón/Xixón sigue a Avilés por el Monte Areo, El Valle y Trasona (Corvera). Por lo común habrían de pasar la ría de Aboño en lancha. El hospital de pobres y peregrinos de Lluanco se sabe existía en el siglo XVIII en lo que había sido una casa-almacén de transformación de productos extraídos de las ballenas. En concreto se habla de dos establecimientos para pobres y peregrinos, en Hospital de San Juan, fundado en 1744 por don Juan Suárez Pola, del que se conserva la capilla, y una casa que servía para hospital en el siglo XVII en la ahora calle Ramón y Cajal
Por su parte el Hospital de Santiago de Candás fue fundado por los propios vecinos en el siglo XVI, cerca de la parroquial de San Félix, vecinos que junto con el párroco eran sus patronos. Tenía casa, capilla y buenas rentas, siendo su administrador o mayordomo escogido cada dos años, mientras el hospitalero se ocupaba, tal y como se lee en el Libro del Hospital en 1693, de «asistir por los días de su vida a los pobres y limpiarles la ropa». Luego, en las cuentas de los años 1732 y 1732, de dice que en ese momento se habían gastado catorce reales «fuera de costumbre a causa de más concurrencia de peregrinos y enfermos»
Puede llegar a verse en día claros el Faro Peñes, y de noche claramente sus destellos
A la derecha del Cabo Torres el gran espigón de El Muselón, la más reciente ampliación portuaria… una maravillosa vista de la bahía gijonesa…
En este sector de costa El Rinconín, con su urbanización y el Sanatorio Marítimo, inaugurado en 1945
Más cerca y un poco a la derecha la zona alta de las parroquias gijonesas de Deva, Cabueñes y Somió…
De La Olla a La Llorea, La Providencia, L’Infanzón y El Tasqueru
Por ahí abajo nace el regato de La Bonagua afluente del río La Llorea, nacido en las estribaciones del Monte Deva y La Olla, que se unirá al río El Forcón, formando el La Ñora, el cual marca la frontera entre Villaviciosa y Gijón/Xixón
Desde aquí vemos precisamente la hondonada del valle de La Ñora, donde desemboca este río, en la playa del mismo nombre. Más acá la Autovía del Cantábrico (A-8) y sus enlaces
Toda esta zona ha venido pasando de ser netamente rural a cada vez más residencial, construyéndose numerosas viviendas unifamiliares y chalets
Poco más allá de la autovía y casi en la frontera de concejos La Llorea, parroquia de Deva, actual campo de golf y edificios hosteleros en lo que fue la Granja Lloreda, de la que escribíamos en el libro Rutas para conocer el concejo de Gijón…
«…Granja Lloreda, antaño propiedad de Claudio Vereterra Polo, que sería alcalde de Xixón antes de la proclamación de la II República, quien se la compró a sus antiguos propietarios. La granja ya era famosa desde sus mismos comienzos pues introdujo, a mediados del siglo XIX, vacas lecheras suizas, con la idea de cruzarlas con las asturianas. Más tarde todo pasaría a la Universidad Laboral»
A la derecha del valle de La Ñora está el barrio de San Clemente, en la parroquia Villaviciosina de Quintueles y solar de su antigua parroquial, en un lugar citado como solar de una iglesia-hospital de la que se sabe desde el año 1144. Existió además la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, del gremio de azabacheros, citada por primera vez en 1604. No en vano ahí está El Prau la Mina, reminiscencia de las antiguas minas de azabache o acebache que tanta fama dieron, y siguen dando, a Les Mariñes, la costa occidental de Villaviciosa
Quintueles, antiguo paso del Camín Real de les Mariñes, otro de los caminos costeros de la antigüedad, empleado también por los peregrinos. En la actualidad esa ruta no está señalizada ni es considerada camino oficial a Santiago ni variante del mismo. A partir del siglo XVIII cayó en desuso en favor de este otro camino, por el que vamos nosotros
Abajo el barrio de Los Pisones. Allí en la divisoria con Arroes está El Barriusu y, poco más allá La Llanada, también antigua mina de azabache de la que apenas queda ni el recuerdo. Un poco más lejos los barrios de Friuz y Cazamular
En medio de sus barrios volvemos a ver también la iglesia de San Clemente de Quintueles
Enfrente de ella tal ves reconozcamos Casa Nicasia, histórica casa de comidas y paraíso gastronómico deles llámpares (lapas), cuyo festival se celebra entre esta parroquia y su vecina de Quintes
Los barrios de Quintueles, en los caminos a La Ñora
Otra zona que de rural ha pasado paulatinamente a residencial
Abajo La Bonagua, frontera de concejos
Y ya coronamos El Curviellu, el primer puerto de montaña, de cierta categoría, del Camín Xixón-Cuadonga-Gijón Covadonga
En el llagar se celebraron antaño sonadas esfoyazas (trabajo comunitario de deshojar las mazorcas o panoyas de las grandes cosechas de maíz) y espichas (pruebas o prebes (catas) festivas de sidra de la temporada)
Justo después del bar, la Casa Eleuterio’l Curviellu, también con su pequeña historia y misterio
Allí en las piedras de la base de la fachada, casi en la esquina izquierda una inscripción
Aquí fue donde hace unos años se descubrió esta piedra labrada, fechada en el año 1789, que también conserva el recuerdo de tiempos pasados, nada menos que de los tiempos en los que Jovellanos rondaba por estos parajes
No hemos encontrado la transcripción de lo que dice, pues tampoco se lee demasiado bien. Invitamos si alguien puede o la sabe, pueda decírnoslo…
Pero vamos a pasar ahora al chigre tienda, de notable historia y antigüedad, parada de peregrinos a Santiago y Covadonga pero también de ciclistas, senderistas de las montañas cercanas, o del de todo el que quiera parar…
Aquí se guarda la memoria de los miles de viajeros que antaño hacían parada y fonda en El Curviellu, siguiendo un camino milenario cuyo origen está en los primitivos pasos naturales que enlazaban valles y montañas
La barra de despachar y el mostrador de la tienda, a la derecha según entramos
Podemos conversar un poco con los tenderos de la que le pedimos algún pinchu o una galletina. En las estanterías pueden verse toda clase de mercancías, desde latas de bonito a tabletas de chocolate, o desde pilas para la radio hasta madreñes, zapicos y alpargatas.
Siempre hay colgando de algún gancho ristras de chorizos y longanizas que dan un extraordinario aroma a la estancia, junto con la máquina del reconstituyente café. Todo ello junto quizás nos haga sentir hambre o deseos de picar algo, y es que el ejercicio y el aire del campo enseguida llaman a la gana de comer, o por lo menos ir rucando alguna «exquisitéz de la zona».
Estamos a una andando hora más o menos del siguiente bar, el de Casa Pepito en Llantáu, al lado del río España y en esta misma parroquia de Pión, famoso por su merendero, parrilla y espectacular gastronomía
Salimos pues de Casa Pepito e iniciamos la bajada al Valle de Pión, Valle de Pión y Candanal, o Valle del Río España, dejando la carretera para, nada más comenzar el descenso, tomar un ramal a la izquierda, justo después de Casa Eleuterio’l Curviellu
DEL CURVIELLU A BÁRCENA, LLANTÁU Y CASAMORIA: POR EL VALLE DEL RÍO ESPAÑA (VILLAVICIOSA): «PEREGRINOS DE LA SANTINA Y DE SANTIAGO». EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA /GIJÓN COVADONGA (4)
Mapa de este tramo del camín
El Curviellu
Los peregrinos del Camín Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga suelen hacer parada en El Curviellu, a unos 260 metros de altitud, en los primeros kilómetros de travesía andariega y entrando en el concejo de Villaviciosa por este barrio de la parroquia de Pión, siendo tradición detenerse a tomar algo en el chigre-tienda allí existente, donde echan el freno «los peregrinos de Santiago y la Santina», pues hasta Amandi, al sur de La Villa (Villaviciosa capital) coinciden en su trayecto ambos «caminos de romería», si bien en sentido inverso. Aquí culmina la que sería la primera subida de importancia de este trayecto a Covadonga, contando la que también se hizo para subir a La Olla desde El Güeyu Deva
Pero ahora y tras subir, toca bajar, salimos del bar y continuamos unos metros por la carretera AS-331, la popular Carretera Pión, frente Casa Eleuterio’l Curviellu, con su inscripción del año 1789, tiempos en los que el ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos andaba también por estos caminos, que recorría a menudo rumbo a la casa familiar que tenían el el valle del río España, hacia donde nos dirigimos nosotros, El Palaciu’l Conde
Esta camino, camín real o rial, tiene su historia, a partir del siglo XVIII al menos y, hasta la construcción de la Carretera de Villaviciosa, bien avanzado el siglo XIX, fue la principal vía de comunicación entre esta villa y la de Gijón/Xixón, en detrimento de otro camín real más costanero, el Les Mariñes, pues este, pese a no subir a estos puertos, resultaba harto más largo y menos directo
Pasada la casa, una bifurcación: seguimos a la izquierda por la carretera, viendo a lo lejos ya los montes del Monte Cañéu o Cordal de Pión, que cierran por el este el valle del río España, que se extiende se sur a norte siguiendo el cauce del río de este nombre, llamado también valle de Pión o Peón, o de «Pión y Candanal», otra parroquia villaviciosina situada más al sur,, en el nacimiento del río y del valle
También empezamos a ver el valle, normalmente bastante tapado desde aquí a la vista por las plantaciones de eucaliptos
Allí en aquella collada está el Altu la Cruz, a unos 451 metros de altitud, el siguiente puerto montañero de esta ruta, al que habrá que subir luego de bajar al valle, acometiendo la cuesta por el barrio de Casamoria. Esa parte de la sierra son los montes de Turbeñu o Turueñu y, a la izquierda de La Cruz, vemos el monte Curiella o Picu la Curiella (535 m), donde están el campo de túmulos de La Llaguna de Niévares, y el área recreativa de este nombre. A la derecha es el Picu la Cruz (541 m)
Pronto dejaremos la carretera, de sinuosas curvas, para tomar a la izquierda la bajada directa al valle
Es el Camín de Peñes Blanques, que inicia aquí la bajada
Una señasl, de las colocadas en 1997, aún aguanta en pie indicándonos el camino
Y en ella, la garrapiella, el trisquel empleado por la Tertulia El Garrapiellu cuando, a partir de 1992-1993 iniciaron el primer trabajo de señalización integral de toda la ruta, dentro de su intensa actividad de promoción de la misma, trisquel que pasó a ser su anagrama y símbolo de estas marcas, primero pintadas a mano y, en 1997 y con apoyo del Principado de Asturias, puestas también en estas señales que convendría algún día reponer, pues en tantos años han desaparecido muchísimas
Caminamos así por la ladera este del Monte’l Conde, Monte’l Curviellu o de Peñesblanques, nombre de otro de los barrios de esta parroquia, que comunica este camino
Cuestudas fincas a nuestra derecha e izquierda
Este tramo está asfaltado y baja poco a poco. Es estrecho para los vehículos, por lo que, si pasase alguno. hemos de apartarnos bien
Altos arbustos, si bien en estas franjas y cordales costeros la especie predominante son los eucaliptos, en grandes plantaciones para la industrial papelera, sustituyendo a antiguos montes y pastos
La bajada va suavizándose…
Caminamos entre arboledas…
Y comenzamos a llanear
Tal vez entre la enrramada podamos ver ya algo del fondo del valle
Vemos parcialmente Casamoria, barrio pionesu, y la subida, también directa y entre eucaliptales, al Altu la Cruz. Arriba allí predominan los pinos, también plantados masivamente
A nuestra derecha Moñancu (449 m) con La Cabañina y, más atrás, La Cuétara
Y Brañaverniz, la Casa’l Yaque. Abajo las profundidades del valle de Riosecu, un río que, como su nombre indica, baja casi siempre seco desde su nacimiento al pie del cordal del Fariu y Peña los Cuatro Xueces, en la gijonesa Brañanueva
Mucha antención ahora: tomamos el sendero que baja a la derecha, entre los arbustos
Aquí dejamos el asfalto y nos metemos por esta senda. Fijémonos en el mojón
Tiene pintadas flechas a Santiago y a Covadonga
Todo bajada hasta el valle
El viejo camino, que yacía olvidado, fue volviendo a emplearse intensamente al señalizarse por él las rutas de Covadonga y de Santiago, siendo miles los peregrinos que por aquí circulan en ambas direcciones
Además es muy frecuentado por senderistas y ciclistas de montaña
«Es tanto el ramaje que en ocasiones se forma un verdadero túnel vegetal entre felechos, matos y ocalitales, no exento de una indómita belleza selvática, si se me permite esta romántica y aventurera expresión. Luego el camino abre y se ensancha otra vez, aún entre más arbustos y arbolado, donde aún podremos ver algunas de les llábanes de piedra del antiguo Camín Real de Pión»
La histórica senda es hoy una caleya llena de encanto rural, eso sí, en buena rampa abajo a veces, por lo que es mejor ir andando apoyándose en algún palo, al menos cuando llueve, pues siempre fue muy dada a resbalones
En estos sitios, tan tupidos y frondosos, el paisaje puede cambiar cuando se talan los ocalitos, y lo que hoy es un bosque mañana puede ser una ladera pelada
Un verdadero muro de tierra nos separa a la izquierda de los prados que caen de Peñes Blanques
Señales del viejo empedrado
Muro de contención: ha habido algunos argayos o corrimientos de tierras hace años, en tan empinada ladera
Las piedras ayudan a pisar, formando algún escalón
Zona de arbustos
Buena bajada toda recta…
Profundísima caja caminera
El empedrado…
Les llábanes, las grandes piedras del suelo…
Camino de tierra, piedras y hojas de eucalipto
El milenario camino recuperado, hollado por los peregrinos de antaño y los de hogaño
Allí, un cruce
Vamos a la izquierda
Se suaviza un tanto la bajada…
El musgo crece en las veredas
A lo lejos el Monte Cañéu. Ahora, junto al La Cruz vemos El Llanucáu (521 m) y Arbezu, más abajo es La Rasa, valle formado por el Riosecu o río de La Vega, que va al encuentro del río España
Seguimos nuestro periplo montaña abajo…
Huele a verde, eucalipto, hierba, tierra y naturaleza
Un fontán o pequeño charco de manantial
El propio camino forma su curso. Asoma entre las piedras un cable de manguera
Otro tramos de penumbra…
Mágica sensación al andar
A la derecha una finca
Este prado es un verdadero claro en medio del bosque…
Refugio y palmera
Proseguimos el largo descenso de El Curviellu al valle
Las ramas filtran la luz solar produciendo un efecto de celosía…
Tramo muy pedregoso…
Vemos el final de la cuesta…
Otro fontán
Fin de este primer tramo de bajada, a nuestra derecha otra gran finca
Fijémonos en la portilla
A la izquierda la figura de un ciclista
A la derecha un gamo o similar…
Viene ahora un tramo bastante llano…
Pista de tierra muy agradable de pasear…
Depósito de agua…
Y volvemos a bajar…
Es el tramo final antes de llegar a las primeras casas…
La pumarada delata que nos acercamos a Bárcena, otro barrio pionesu
Es la parte de Casa Filomena la Pega
Bifurcación: vamos a la derecha, seguimos bajando
El perro sale a recibirnos…
Aquí podemos sentarnos
En este muro dos imágenes en dos hornacinas en forma de ventanas románicas, la Virgen de Covadonga y San Cristóbal
Precioso hallazgo para «los peregrinos que van ver la Santina», verdadera premonición de nuestra llegada a Covadonga. Seguimos de frente todo recto y directo
Un poco más abajo, otra quintana, La Garita. Bárcena extiende su caserío a lo largo del camín y por las faldas del monte
A nuestra derecha vemos el valle, al pie del monte Moñancu, Requexu, por donde va la carretera, que dejamos arriba en El Curviellu
En La Garita, pisando ya asfalto, llegamos a un cruce, seguimos de frente hacia la casa
Aquí, junto al mojón, hay manera de sentarse
Con suelo de losas de piedra y un tronco con un cristal a manera de meseta, es un excelente mirador sobre el camino y el valle
Al seguir camino nos fijamos que el tronco tiene labrada una cara…
Buena mata de hortensias
Ahora, abajo en el valle, más allá de Requexu, asoman los tejados del barrio de Riosecu, llamado como el regato que por allí discurre
Llegamos a El Caserón, o Casa José Ramón de la Casería
Preciosa bungavilla, la planta trepadora del verano…
Horru y vara yerba, en miniatura, a la derecha
A la derecha seguimos nosotros
Siempre en bajada
Por este tan florido tramo de camino…
Desde aquí ya tenemos una grandiosa vista del valle de Pión, la parte central de esta parroquia
En primer término vemos Llantáu, hacia donde nos dirigimos: allí saldremos a la carretera y cruzaremos el puente sobre el río España. Justo encima, casi en medio de la foto, la iglesia parroquial de Santiago, con su alto campanario dominando el valle. A la izquierda de la iglesia La Venta, donde dejaremos la carretera para entrar en el barrio de Casamoria, justo encima de la iglesia, desde donde subiremos al Altu la Cruz, arriba a la izquierda
La iglesia era un clásico templo rural asturiano que fue reformado enteramente en el año 1929, quedando un santuario de grandes dimensiones, con nuevas dependencias y elementos, tales como la fachada y la torre cuadrada. Bajo esa torre hay un pórtico o cabildo, que no vemos desde aquí, pero que cuenta con dos portadas de estilo románico decoradas con los clásicos motivos geométricos y vegetales de este arte del medievo
Estas portadas parece ser que pudieron venir, junto con otras piezas notables como los canecillos de la cabecera, de una ermita que existió muy antiguamente unos metros más atrás, en el barrio de Casamoria, por el que estamos pasando y en el que se sabe que también hubo una casa rectoral de la que no queda nada, quitando las menciones de los libros de registro como el Diccionario de Pascual Madoz (1845-1850)en el que se lee…
«En la Casa Rectoral hay una capilla bajo la advocación de San Juan de Dios en cuyo día se canta en ella una misa solemne…»
Y otra inolvidable vista del valle de Riosecu a nuestra derecha
El Camino es casi llano, ahora en este tramo
El camino encajado entre el muro de contención del prado y la sebe o seto silvestre
Hay un cruce: nosotros seguiremos recto hacia la casa del fondo, que tiene un tendejón donde se guarda la maquinaria
Casa Mortera, asentada junto al camino y en plena ladera
Pasamos a su izquierda, dando vista siempre al Monte Cañéu
Una panera prado arriba. Más atrás, ocalitales
Nos vigilan…
Soberbia panera de corredor
Sigue el camino, en llano
La cabritina pasta en la pumarada…
Las manzanas antes de ser pañaes o recogidas, rebosando los árboles. Y otra buena vista de Llantáu, la iglesia, La Venta y Casamoria
Sobre la iglesia asoman un poco las casas de El Valle, otro de los barrios de la parroquia. Abajo La Llosa, por donde pasaremos, recorriendo esa amplia vega, para salir a la carretera
Idílico paisaje rural..
Maizales. De frente el Monte Curiella, a la izquierda del Altu la Cruz
Bifurcación: vamos a la derecha
Sigue la bajada…
Y admiramos este seto artísticamente podado
Con la frase Good Trip (Buen Viaje)
Un perro nos precede. Arriba la reciella, el ganado menor, el rebaño de ovejas
El perro tiene alma de pastor…
La reciella nos observa…
Otro cruce cerca de Casa José Manolón: aquí bajamos a la derecha
Desde estas fincas tenemos otra grandiosa vista del valle
Este es un muy buen lugar para hacer un alto y contemplarlo…
Estamos en un verdadero balcón natural sobre el valle del río España viendo de nuevo el Altu la Cruz, a lo lejos a la izquierda de la foto. A su derecha es el Monte la Cruz (541 m), y luego van El Llanucáu (521 m), La Llaguna y El Cuestu (624 m), El Llanu’l Toral (505 m). Un poco más cerca, Arbezu
En este sector el valle se ensancha considerablemente, recibiendo el río España las aguas de varios afluentes que nacen en las montañas que cierran el valle por ambos lados
La Llosa, a la derecha, y Llantáu, a la izquierda. En medio de la foto, oculto por los árboles, en el barrio de Fonfría, está el Molín del Ciruxanu o de La Ciruxana, reedificado en 1850 por Salvador Riera, según reza una inscripción, sobre otro más antiguo. Es uno de los muchos molinos que trabajaba con la fuerza motriz del río España. Llegó a tener cuatro muelas funcionando y se abastecía tanto del río a través de una canal como de la cercana Fuente la Pontica
El río pasa recto bajo la línea de árboles que vemos en primer término. Más allá la iglesia, a su izquierda La Venta y a lo lejos El Valle
Acometemos así el tramo final de bajada…
El camino es estrecho y comunica todas estas casas. No queremos pensar qué pasa cuando coinciden dos coches en distinta dirección
Ahora estamos al pie de las pomaradas que veíamos antes
Curva a la izquierda
Abajo un cruce…
En el cruce a la izquierda
De frente un viejo depósito de agua…
En el depósito hay un elemento importante
Estas flechas, el trisquel y las letras, son de las primeras que se pintaron a mano cuando El Garrapìellu señalizó íntegramente toda la ruta en la primavera de 1993 (véase el archivo de prensa del capítulo de esta serie dedicada al camín). Han sido repintadas muchas veces, la última de color azul. Al lado, una concha del Camino de Santiago
Por aquí seguimos caminando
Bajo nosotros, la antigua escuela. A la izquierda Casa Ramón de Nolo
Frente a ella acaba este gran descenso montañero desde El Curviellu
Nuestro camino seguirá luego por La Llosa, ya en la gran vega central del valle
Y de La Llosa, a Llantáu, con sus casas extendidas a lo largo de la AS-331
Vemos el trayecto que nos aguarda como en un mapa
Y la desafiante cuesta al Altu la Cruz, al otro extremo, parece aguardarnos para cobrase su tributo con nuestro esfuerzo. Como en una montaña rusa, bajamos pero volveremos a subir, para luego bajar…
Y así, todo rampa abajo culminaremos esta formidable bajada al valle del río España
Ramaje sobre el camín…
Y, como hemos dicho, frente Casa Ramón de Nolo, «llegamos a lo llano»
No nos despistemos: hay que ir por aquí a la izquierda. Hay flechas en el suelo
Y un viejo poste de los instalados en 1997
Verdadera historia ya y patrimonio del camino…
Enlazamos con esta pista…
De frente La Llosa
Caminamos por esta pista, llaneando ya, unos metros…
Más pumares
Los helechos crecen entre las piedras
El firme está hormigonado
Seguimos así unos pocos metros más…
Y ahora atentos…
Aquí iremos a la derecha…
Una caleya en La Llosa…
Fijémonos en el mojón
Con señales a Santiago y a Cocadonga
Casas de La Llosa, nos dirigimos a ellas. Fijémonos en las inmensas plantaciones de eucaliptos en la montaña
Un bellísimo camino rural que se ha mantenido intacto
La Llosa es un inmenso pastizal…
Y también, como no, manzanal…
Vista atrás, a nuestra derecha
En primer término Casa Ramón de Nolo
Justo encima vemos el depósito de agua de las letras de El Garrapiellu
A la izquierda la antigua Escuela Práctica de Agricultura, fundada por Ramón Álvarez de Arriba, emigrante en La Habana que donó 600.000 pts. para ella y para un Instituto para Obreros en Gijón/Xixón, si bien solo esta se hizo realidad. La escuela agrícola es un edificio de dos plantas y un prado para enseñar «cuanto se refiera la cría de ganado, cultivo de prados, maíz, trigo, árboles frutales, fabricación de sidra y cuanto más sea propio de aquella comarca para la enseñanza gratuita de los vecinos de Candanal y Peón». En los años 90 del siglo XX se creó el Centro de Experimentación Agraria.
En la distancia las estribaciones del Monte Deva (424 m), ya en el concejo gijonés, espacio natural protegido y lugar del que hemos hablado abundantemente en los primeros trechos de esta travesía andariega
Las cuestas abajo y arriba dan en este valle un poco de merecida tregua a las sufridas piedras del «caminante, pelegrín y excursionista»
Tal vez en este trayecto hasta Villaviciosa estén los tramos más duros de la caminata, al subir a La Olla, luego a El Curviellu, bajarlo todo en Pión, y volver a subirlo y bajarlo seguidamente y de nuevo en La Cruz y Niévares. Más allá, aún en el concejo de Villaviciosa, la subida a Breceña y Sietes es otra de las grandes cuestas de esta ruta andayona Y a lo lejos a la izquierda, el viaducto de la Autovía del Cantábrico (A-8), sobre el barrio de Buznegu y no lejos de la famosa Cueva del Lloviu, que con sus cerca de dos kilómetros de galería viene a ser la más grande conocida del jurásico en Asturias, espacio protegido en el que habitan varias especies de murciélagos
Y ya estamos ante las casas de La Llosa, que veíamos al bajar
Pasamos junto a ellas y sus fincas
Se ven bien las rodadas de los vehículos. marcadas en el Camino…
Y Ya en Llantáu, el puente sobre el Riosecu, vieja construcción de piedra
Una hermosa vega de prados y arbustos ornamentales
El río no hace honor a su nombre, pues algo de agua lleva…
Seguimos hacia la carretera
Y en la carretera, esta era la Casa Juan de la Torre
Aquí hubo antaño chigre y bolera
Seguimos así carretera adelante
Ya en la carretera un árbol venerable…
ElCepón oLaCastañalona, otro de los símbolos, este natural, de estos antiguos caminos, pues no son pocos los caminantes que se detienen a hacerse una foto «introduciéndose» en su interior. Detrás estaba la bolera
Y carretera adelante vamos ahora todo recto hacia el puente del río España
Casa Adolfo’l Carpinteru
La Santina, alegoría del Camín a la Cueva Divina, que nos inspira encoplar un cantar tradicional…
««Cuando fui pa Covadonga Volví con desilusión Pues me dixo la Santina Que nun me tienes Nada de amor Como puedes comprender Traxe el corazón partíu Lo mucho que te rondé Morena mía Tiempu perdíu Ven morena ven Bailemos a la gaita Ven morena ven Bailemos al tambor Que aunque nun me quieras Yo nun podré olvidate Pues la Virxen dixo Nun-y guardes rencor Bailemos a la gaita Bailemos al tambor Hoy vuelvo de Covadonga Traigo alegre el corazón Pues me dixo la Santina Que ya me tienes algo d’amor Doy gracies a la Señora Del conseyu que me dio Que aunque tú nun me quixeras Nun te guardara ningún rencor»
Estamos en medio del valle, a la izquierda los altos de Brañavieya, de frente el Altu la Cruz, todo en el Monte Cañéu o Cordal de Pión
Vienen a saludar al caminante…
Grandioso tonel de sidra en otra pomarada, a la derecha
Un verdadero monumento a la cultura sidrera
Continuamos todo recto carretera adelante, pasando junto a este almacén de material de mantenimiento viario
Avanzamos de frente en estos cruces, pero fijémonos en esta fuente a nuestra derecha
Fuente: traída de aguas de la Fundación Álvarez de Arriba en el año 1955
Y este es el hórreo de Casa Florencio Llantáu
Aquí estaba el llagar de Sidra Peón
Hitos en el Camino, entrada en el barrio de Llantáu
Más toneles, ahora en el antiguo llagar trabaja un carpintero que los hace
Los peregrinos fotografían estos portentos de la industria sidrera… también aquí queremos cantar
«Axúntabense, axúntabense Con un xiblata al pie de un tonel Puestu en un barracucu tapáu con laurel Axúntabense, axúntabense, Mozos muy gayasperos que amás de beber Cantaben, bailaben, arrimábense»
Desde la carpintería de toneles caminamos por la carretera
Primeras casas de Llantáu
Casa Majín o Maju Llantáu, al otro lado del llagar
Y en Llantáu, antes del puente, una fila de casas; la primera Casa Pepe Llantáu, que tuvo estanco y cartería. Más allá estuvo el famoso chigre La Carbayera, un bar «de los de antiguamente». Ahí está ahorala Pensión Karama Mario
Fijémonos en el corredor
Con las banderas de Asturias y del Sporting, llevan años allí
Otro azulejo de la Santina. Todo recuerda al camín… a los caminos, a Covadonga y a Santiago
«Tengo dir a Covadonga cola mió neña en setiembre. Y en setiembre, tengo lleva-y a la Virxen un ramín de palma verde pa que me quieras»
Viene a decir la letra de la tonada
Es el cruce con la Carretera Candanal, por donde sigue la AS-331. El puente está justo enfrente, vamos a él tomando ahora la carretera VV-8
Mirando al cruce, la antigua Cuadra Casa Pepe Llantáu
Hitos kilométricos
Toneles a la entrada, como ornamento
Siguiendo así hacia el puente pasaremos junto a Casa Otavio’l partidor
Gran palmera en su terreno. A la izquierda más tonelería sidrera
Los toneles llegan casi a la orilla. También aquí nos inspiran para cantar una asturianada…
«Yá sangra’l tonel de la rica sidra que viva Asturies que viva bien tostando’l gochu nel mió sartén»
Y este el El Puente’l Ríu España, otro de los momentos simbólicos de la ruta, pues pronto iniciaremos la no menos emblemática subida al Altu la Cruz
Hay un paso estrecho si llega algún vehículo. Estemos muy pendientes al cruzar
Con sus 14 kilómetros, el río España es el más largo del concejo de Villaviciosa: nace en Les Fontalines, bajo el monte L’Osil, cerca del Colláu la Fumarea, que veremos enseguida, camino de Casamoria. Su topónimo dicen tiene que ver con españar, palabra asturiana que, en diferentes acepciones, tiene el significado castellano de estallar, reventar, romper,, tal vez por la famosa cascada que forma poco después de su nacimiento. Desemboca en la famosa playa de su mismo nombre
Pero además el paso del río España es importante porque aquí tenemos otro de los paraísos gastronómicos del camino, Casa Pepito, justo en la encrucijada con la carretera de Puente Arroes. A la izquierda la gran explanada de su aparcamiento, a la derecha el merendero
Casa Pepito se fundó a mediados del siglo XX, tal y como informan ellos mismos en su página web…
«Casa Pepito Fue fundada allá por el año 1949, como tienda con taberna, o taberna con tienda, porque nunca se sabe si son más una cosa que otra este tipo de establecimientos nacidos con la vocación de satisfacer las más variopintas necesidades del medio ruralNaturalmente el establecimiento también era estancoOriginariamente esta casa fue bautizada como Casa Ernesto (con la importancia que esto tiene, que era el nombre del padre de Pepito) de quien procede el nombre del bar, suegro de Mª Cristina.Ernesto le encargó a Urbano, un albañil de Peón y no un peón de albañil, ya fallecido, que le hiciera una casa toda de piedra en un solar que era de su mujer. La casa se concluyó en un largo periodo de tiempo en comparación con los métodos de hoy en día. Más tarde el negocio de tienda pasó a la hermana de Pepito, cuñada de Mª Cristina, a un local anexo al bar Casa Pepito. Cuando Mª Cristina se casó con Pepito, empezaron a dar comidas para bodas en el almacén, en lo que hoy es el comedor. Todos los del pueblo allí se casaban; una buena señal. El menú de boda por aquellos tiempos consistía en sopa de gallina, fabada, pollo, huevos en salsa y el arroz con leche que se servía de postre, también se empezó a dar comidas a diario a la gente del pueblo y tortillas a la gente que venía de Gijón, miles de estas últimas llevaba hechas Mª Cristina Desde que falleció Pepito, Mª Cristina se hizo cargo del negocio ayudada por su hija Julia y los primeros pinitos de su nieto Sergio. Julia propuso obras y realizó cambios en la decoración del establecimiento, que su madre acepto convencida de las aptitudes de su hija. El local es ahora un pequeño museo etnográfico creado con la colaboración de clientes y la gente de Peón, recopila una colección de muchos útiles de labranza y utensilios domésticos antiguos de la zona, sin olvidar el vivo recuerdo de sus fundadores, Pepito y Mª CristinaA cuenta del llagar se habilitó una parrilla con capacidad para cien comensales, además goza de tres terrazas; dos de ellas cubiertas, una con capacidad para unas cuarenta personas y otra con capacidad para cincuenta personas, por último otra gran terraza y merendero al aire libre al lado del río España, con dos parrillas a disposición de nuestros clientes todos los días del año (si el tiempo lo permite) y un enorme «prau» para disfrute de los niños.La parrilla funciona todos los días del año. Además ofrecemos todos los días menús variadosA día de hoy recordamos cuando antiguamente Mª Cristina, se levantaba a las seis de la mañana para encender la cocina de carbón, preparar la fabada y cocer el famoso arroz con leche»
A la izquierda las ruinas consolidadas del antiguo lavadero público
También hay aquí un pequeño puente, sobre una riega seca, tal vez una antigua canal de viejos molinos
Y así, recordando la historia del lugar, contada por sus mismos protagonistas, llegamos al importante cruce esta carretera VV-8 con la VV-7, a la derecha, comunicación con la N-632 en Puente Arroes
Si nos fijamos veremos, más allá de las quintanas de aquel barrio, a la izquierda de la foto, el campanario y los dejados de la iglesia parroquial de Santiago de Pión, de la que hablaremos poco más tarde
El camín sigue de frente pero, tanto los peregrinos de Covadonga antes de subir el Altu la Cruz, como los de Santiago primero del ascenso al Curviellu, suelen hacer una necesaria parada
Una merecida y obligada visita a Casa Pepito
Hay buen merendero y terrazas…
Siempre animación en la barra…
De tertulia
Saliendo de Casa Pepito, retomamos el camino… del cruce todo arriba de frente
Junto a las verdes praderías del valle
A la derecha asoma el campanario de la iglesia
Atrás quedan el cruce y el bar-parrilla
Vista de Casa Pepito tal y como la encuentran los peregrinos que vienen haciendo el Camino Norte de Santiago. El gran tamaño del edificio hace de él una buena referencia visual en medio de este valle
Continuamos así por la VV-8 en ligera y suave cuesta…
Buena castañal sobre la carretera
Pasamos Casa Basilio y Casa Luciano, donde hubo afamados madreñeros
Prau arriba, una preciosa quintana con horru y panera
La carretera hace un poco de cuesta…
Puede decirse que ya estamos empezando la subida al Altu la Cruz, si bien en Casamoria tendremos un largo trecho en llano
Es el kilómetro 7 de la carretera VV-8. Arriba Casa Plácido
Otra quintana, con casas y hórreos
Cruce con el Camín de la Iglesia. Nosotros seguimos arriba de frente por la carretera
Vista a la izquierda del valle, que vamos dejando atrás
Seguimos cuesta arriba
La iglesia queda a nuestra derecha
Arriba está La Venta, un topónimo de resonancias muy camineras, sin duda hubo en el pasado una parada y posada en el Camín Real
Otra muy buena extensión de pumarada
Atención a aquel cruce…
Dejamos la carretera y tomamos el camino de la derecha
Y subimos a La Venta, antesala del barrio de Casamoria
Seguimos coincidiendo con el Camino Norte de Santiago pero en sentido contrario, por lo que es común que veamos venir peregrinos
Abajo han quedado Casa Plácido, Casa Taúlfo, Casa Joselón de Ciriaca. A lo lejos el valle de Riosecu
La Venta conforma otra encantadora quintana asturiana
Pasamos delante de ella…
Y admiramos la gran panera con buena subidoria y corredor
Al fondo, de espaldas, la iglesia y la Casa Rectoral
Vamos acabando este tramo de cuestas a la entrada de La Venta
El camino se torna llano dando vista al valle del Regatu l’Escorial, otro de los afluentes del río España
De frente el monte de Arbezu, en cuya cima está, oculta por las plantaciones, la Casa’l Fartucu. A lo lejos El Cantu Cortina (528 m) y, asomando un poco, La Llomba Riosecu, otra divisoria con el concejo de Gijón/Xixón por el sur
Vemos ahora la profundidad del valle hacia el sur, hacia La Fumarea, en el nacimiento del río España, parroquia de Candanal al pie del Picu Fariu. Contemplamos ahora los montes que cierran el valle del río España por el sur-suroeste
A la derecha el Cantu Cortina (528 m), sobre los barrios de Fonfría, La Riera, Costales, La Robellada…
Abajo Fonfría, con sus casas extendidas a lo largo de la carretera AS-331, comunicación con la vecina parroquia de Candanal
Andamos unos metros más y seguimos admirando el valle
La carretera sigue hacia Casamoria con el Picu la Cruz en lontananza, al sureste
Y serpentea cruzando la campiña…
En el barrio de Fonfría, justo enfrente de nosotros, prados abajo, está el Molín del Ciruxanu o de La Ciruxana, reedificado en 1850 por Salvador Riera, según reza una inscripción, sobre otro más antiguo
Es uno de los muchos molinos que trabajaba con la fuerza motriz del río España. Llegó a tener cuatro muelas funcionando y se abastecía tanto del río a través de una canal como de la cercana Fuente la Pontica
La Pontica, antiguo paso del río, como su nombre indica, solar del Molín de la Ciruxana y también, aguas arriba, del Molín de La Riera, que inspiró una tonada asturiana cantada por José Menéndez Carreño, Cuchichi:
«Adiós llugarín de Pión Adiós Molín de la Riera Adiós Carmina del alma Que por tí llevo la pena»
A la derecha del Cantu Cortina, Moñancu y La Cabañina, que llegan a los 450 metros, guardando el valle por el oeste
A lo lejos el Campu Ortigosa con la Peña o Mesa los Cuatro Xueces (640 m), frontera de los concejos de Villaviciosa, Gijón/Xixón, Sariegu y Siero
Su nombre quiere la leyenda venga de una gran piedra, posiblemente dolménica, que servía de límite y en la que se ponían, a manera de jueces, un representante de cada concejo, sentado cada uno en su territorio, para dirimir asuntos del común, sobre todo de los pastos de esas brañas. Durante unos años se celebró una fiesta recuperando la tradición. Bajo él, en lo alto, las casas de Argañosu, parroquia de Candanal
A la izquierda La Fumarea, paso a Sariegu y valle del Nora por la carretera AS-331, donde arranca el acceso al Fariu,
El Fariu, que es en realidad una serranía con varias cumbres que genéricamente son llamadas también La Llomba. Esta cima es su altura máxima y llega a los 737 metros de altitud. Es conocida popularmente como El Picu los Soldaos, pues hubo antiguamente un destacamento militar que hacía señales luminosas con la costa, y actualmente El Monte les Antenes por estar instaladas numerosas antenas de telefonía. Existió una antigua construcción, El Torrexón, y un campo de túmulos, es braña de vacas y caballos
Seguimos por el Camín de Casamoria
A nuestra izquierda, metido en un rincón en las laderas del Monte Cañéu, Carral
En Carral están la Casa Narciso Carral y la Casa’l Roxín, que tuvo uno de los llagares de sidra más ponderados de Casamoria. Arriba a la derecha Casa Selmo o de Salvador
Más arriba, Carpintosa, por ahí sube al Altu la Cruz la carretera VV-8, que dejamos en La Venta
Y con el Picu la Cruz de frente y Arbezu a la derecha avanzamos recto por la llanura
Dando vista ya a las casas de Casamoria…
Cruce y a la izquierda…
Los contenedores…
Luego otra bifurcación. Ahora a la derecha
Vamos poco adentrándonos en este valle de L’Escorial. Fijémonos en el mojón del Camino de Santiago con su concha y su flecha amarilla
Seguimos toda la tapia de una finca con gran jardín
Y el portón
Barrio de Casamoria
Más pastizales…
El valle se estrecha poco a poco…
En Casamoria pasaremos primeramente junto a Casa Gonzalo’l Jimenu y Casa Belarmino la Casona
Se dice que aquí hubo antaño maestros particulares que daban clase a los escolinos en casa, los hijos de los campesinos, cuando las faenas del campo les dejaban algún momento libre para recibir enseñanzas
Enfrente un cruce
Llegamos a esta bifurcación
La Casona. Aquí iremos a la izquierda
Un cobertizo en el Camino
Pasamos pues estas casas del cruce
Escultura mirando al camín…
Y mucha atención ahora a la siguiente encrucijada, al lado de Casa Sinda
Los peregrinos del Camino Norte de Santiago vienen por la izquierda, nosotros recomendamos seguir de frente junto a Casa Sinda, que era donde estaba señalizado originalmente el Camín a Cuadonga
Hay otras señales, pero esta alternativa, la original recalcamos, nos va a evitar varios kilómetros de la carretera: la idea es la de desde aquí ir a tomar la pista que hay sobre los túneles de la autovía y, como era usual, subir por ella casi hasta coronar el Altu la Cruz, que vemos a lo lejos, donde volveremos a enlazar con la VV-8 y con el Camino de Santiago, poco antes de llegar a la cima
Dejamos pues atrás el cruce y caminamos junto a Casa Sinda
Con su hermoso balcón-corredor mirando al hórreo…
Desde el hórreo y el camino divisamos ya, muy cerca, pero también alto… el Altu la Cruz, paso a la parroquia de Niévares y al gran valle central
villaviciosino, el Valle de Boides de los documentos medievales…
CASAMORIA: SUBIDA AL ALTU LA CRUZ Y BAJADA A NIÉVARES (VILLAVICIOSA): UN CASTILLO A LA ENTRADA AL «VALLE DE BOIDES». EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN COVADONGA (5)
Cruce de Casamoria: lo mejor es seguir de frente
Luego de bajar El Curviellu y atravesar de oeste a este el valle del río España por Bárcena y Llantáu, los peregrinos llegan al barrio de Casamoria que, como los anteriores, pertenece a la parroquia de Pión, concejo de Villaviciosa. En Casamoria nos disponemos a subir al Altu la Cruz, una de las alturas emblemáticas de esta travesía andariega
Para ello hay diferentes opciones y señales, pues desde La Olla, en Deva (Gijón/Xixón), coincidimos, en sentido inverso, con el Camino Norte de Santiago. Nosotros escogemos, en este caso seguir, desde el cruce de Casa Sinda, en Casamoria, el camino, tradicionalmente señalizado desde 1994, el cual estuvo cortado un tiempo a causa de las obras de la autovía del Cantábrico, pero ha vuelto a abrir hace ya años. Este camino evita varios kilómetros de asfalto y nos lleva al alto por una pista de tierra, entre plantaciones de eucaliptos y pinos
Siguiendo de frente pues, y continuando recto, seguimos junto a Casa Sinda
Una preciosa quintana, con hórreo
Un precioso hórreo de corredor. Y la cuadra, junto a la que también pasa el Camino…
La idea es subir por la buena y ancha pista que, luego de pasar sobre los túneles de la autovía, sube directa por las boscosas laderas de la montaña, volviendo a la carretera, y a la señalización del Camino de Santiago, pocos metros antes de llegar a La Cruz, donde pasaremos a la parroquia de Niévares
El Altu la Cruz es un paso natural en el Cordal de Pión o Monte Cañéu, serranía que se extiende de norte a sur separando el valle del río España del gran valle central villaviciosino, el valle de Boides, tan renombrado en el medievo
Vamos caminando pues hacia las últimas casas de Casamoria
El camino pasa entre las fincas…
A mano derecha, prados abajo, asoma alguna de las casas de El Valle, bajo los altos del cordal
Pumarada a los lados
El trayecto es mayormente llano
Finca La Huertina
Nos acercamos a una bifurcación
Vamos a la derecha, pero fijémonos en un detalle a la izquierda
Un pequeño altarín en el portón de La Huertina
Aquí, si nos fijamos, mirando al camín, hay una hornacina con una imagen de la Santina
Es un pequeño altar donde los peregrinos pueden depositar alguna simbólica y emotiva ofrenda…
Una señal y un símbolo del Camín de Cuadonga, encontraremos algunos altares más, dedicados a la Santina, jalonando el recorrido
Luego, subiendo ya, portón y muro de finca
Avanzamos por la cuesta junto al muro
Palmeras en la quintana
La Antojana, antiguamente Casa Genaro
Pasamos entre las casas, de paredes de piedra…
La subida tiene un buen repecho
Preciosas hortensias
Vivienda y jardín, cerrado con verja. El camino sigue subiendo…
Seguimos a la izquierda del portón
Todo rampa arriba…
Si pasa algún vehículo, muy muy ocasionalmente, habremos de arrimarnos bien a la cuneta
Enlazamos con otro camino y continuamos recto, ya en llano
A la derecha Casa Manolo
Así lo pone su placa…
Más atrás, otra muy buena vista de El Valle, como su nombre indica, en medio de un pequeño valle, bajo los altos de La Pescal (519 m) y Llanucáu, en el Monte Cañeu, donde nace una riega que desemboca aquí en el Regatu l’Escorial, que pasa por aquí abajo. En el monte, solitarias, estaban Casa Saro y Casa’l Fartucu. Hoy imperan los eucaliptos
Maizales, pumares, huertas y pastos, rodean el barrio
Vamos llegando así al final de lo que viene a ser una calle
Y pasamos la que viene a ser la última casa de Casamoria
Aquí, en subida, el camino se estrecha entre prau y sebe
Luego se ensancha en esta carretera local. A la derecha era el camino antiguo, que resultó cortado cuando se construyó la autovía, lo que en su momento obligó, durante el tiempo que duró su construcción, a cortarlo y señalizar rutas alternativas. Ese camino pasa ahora bajo el viaducto y luego sube haciendo una revuelta, por lo que en su momento cayó en desuso ante el de la izquierda, más ancho y practicable
Subimos siguiendo el tendido de los postes telefónicos
Seguidamente un cruce
Continuamos de frente hacia arriba
Hay señales, flechas azules y amarillas, pintadas en los postes y en el suelo
A nuestra derecha el viaducto y los túneles de Brañavieya, sobre el Regatu l’Escorial, donde la autovía sale para volver a entrar en la montaña, bajo el Altu la Cruz (en medio de la foto)
Sigue la subida
Aquí acaba la cuesta
Y así es cómo pasamos sobre los túneles de la Autovía del Cantábrico
Llaneamos junto a las casetas de mantenimiento
Y… antes de subir, empezamos a bajar
Bifurcación y de frente
Esta parte ha resultado totalmente transformada con la construcción de la autovía
Y ahí tenemos nuestra más inmediata trayectoria, por las boscosas laderas hacia el Altu la Cruz
Abajo arbustos, luego eucaliptos y, llegando a lo alto, pinares…
El firme pierde el asfalto y se torna suelo de tierra
Zarzas y boscaje, pero se pasa perfectamente bien
Otra bajada…
Umbría y charco bajo los arbustos…
Y aquí enlazaríamos con el que era el camino antiguo
El camín enfila su subida directa al Altu la Cruz
Suelo pedregoso, empiezan las primeras rampas…
Hay trechos que parecen formar parte de un viejo empedrado…
En los setos silvestres hay robles y castaños, pero ya nos adentramos en las primeras grandes plantaciones de eucaliptos
Las cuestas de esta subida son escalonadas, pero largas
A la izquierda vamos a ver fincas, son de las casas de otro de los barrios de Pión, Carpintosa, arriba, en la citada carretera VV-8
Y sigue la larga cuesta…
El suelo a veces se cubre de hojas sueltas de eucaliptos
Mata de lloreos (laureles)
Algunas piedras forman verdaderos escalones
Más viejo empedrado aflora a la superficie…
Piedras muy gastadas y trilladas por el paso continuo de caminantes…
En la ocalital…
Castañales…
La subida, reiteramos, es continua, con más bien pocos «escalonamientos»
Helechales…
Más fincas, de las que antaño se extendían por todo el monte
La carretera va bastante más arriba, paralela al camino, metida por aquellos eucaliptales. Aquí la primera cuesta se suaviza y el camino tiende a llanear un poco
Por aquí suben y bajan los vehículos forestales, se ven las rodadas. Antes era un estrecho sendero pero fue ensanchado durante las obras de la autovía
Curva a la derecha…
Y empieza otro repecho…
A nuestra derecha una muria de piedras
Cuidado donde ponemos el pie, hay algún socavón
Pese al importante recuesto hay quien sube en bici
Hemos de decir que esta y las demás pistas, caminos y sendas del Monte Cañéu son muy transitadas por ciclistas, montañeros, senderístas, celebrándose incluso algunas pruebas deportivas
Fuerte ascenso…
Todo subida en recto por el pedregal
Grandes helechos. Estas fotos corresponden a un momento en el que ha habido grandes talas, por eso se ve en parte la ladera de la montaña. Cuando se replantan los eucaliptos y estos crecen predomina la umbría
Tramo con abundante piedra suelta
Mata de felechos…
Bifurcación: seguimos a la derecha por el camino principal
Aquí hay otra muria o murete de piedras, oculto por la vegetación
La larga rampa de momento no ofrece tregua
Línea recta hacia los ocalitos
En la frondosidad de la foresta…
Otra cuesta continua…
La cuesta no cesa…
Crece la hierba en las veredas…
Espeso matorral
Atención a los socavones…
Buenos peñascos…
Final de otro recuesto…
Llegamos a unas praderías rodeadas de eucaliptos
Pasamos entre dos fincas cerradas con alambradas
Aquí a la derecha
En pocos años los paisajes cambian, a las plantaciones intensivas y crecimiento rápido siguen grandes talas, por lo que lo que hoy es un bosque mañana puede ser una rasa pelada
En el prado, la pista se torna sendero
En la inmensidad verde…
Llamarga o lodazal
Los peregrinos caminan por la vereda
Luego, poco a poco, empezamos otra vez a subir
Vienen ahora dos buenas remontadas, esta es la primera…
Todo recto sin pérdida
Un pequeño argayu o corrimiento de tierras
Las peñas forman escalones naturales
Esplendor de la naturaleza
Parece no verse el final de la subida
Cuidado al pisar aquí también con tantos regodones sueltos
Curva a la derecha
Frondosidad vegetal en el camino…
Ahora una segunda rampa
A nuestra izquierda un cobertizo: se trata de un antiguo horno de cal, caleru o calieru, donde se echaba piedra caliza, de la que abunda en el monte, para calentarla hasta hacerla cal, empleada en la construcción, para encalar y como abono
En su momento, cuando ya no trabajaba, se le abrió una puerta en la estructura y se empleó como refugio
En ocasiones alguien entraba a limpiar, pero normalmente está lleno de humedades. Una tabla sobre dos piedras hace las veces de banco
Y este es el remonte final antes de llegar a un tramo menos empinado
El el penúltimo de los fuertes repechos de la subida al Altu la Cruz (el siguiente será el de la carretera), pero tal vez el más empinado de todos
Helechos y bocage, a la sombra de los eucaliptos…
Altísimos helechos…
Árboles y arbustos…
Se presiente el final…
Un último esfuerzo…
Y enlazamos con esta pista, más llana
Aquí hemos de tener MUCHA ATENCIÓN: HEMOS DE IR A LA IZQUIERDA. Un antiguo poste indicador desapareció hace muchos años y siempre fue dificultoso poner señales que durasen, solo en alguna pequeña piedra asentada en el suelo o en la corteza de algún árbol, que suelen gastarse y desaparecer enseguida
El camino viene y enlaza con esta pista, Al fondo, al este, volvemos a ver el Altu la Cruz, reconocible por los pinares, ya mucho más cerca
Los eucaliptos, en la parte alta de la montaña, dan paso a las plantaciones de pinos
El camino, en ladera, nos es del todo del todo llano pero… casi casi
Es una de las pistas forestales de esta serranía del Cordal de Cañéu
Aparte de pinos hay también bastante arboleda autóctona…
En comparanza con las anteriores y morrocotudas cuestas este trayecto viene a ser ahora un agradable paseo…
La pista es suficientemente ancha y no presenta problemas
Va bordeando toda esta vertiente hasta llevarnos a la carretera
Carbayos y pinares…
Frondosas y verdes veredas…
Alguna rodada del paso ocasional de vehículos forestales…
Más pinales
Alguna riega y algún charco…
Bifurcación y de frente, siempre por el camino principal
Ante nosotros el Monte Curiella o La Curiella (535 m), donde hay un importante campo de túmulos, el de La Llaguna de Niévares, y un área recreativa. Los antiguos montes comunales y pastos y brañas de la montaña, aprovechados desde la Prehistoria, fueron transformándose, con el éxodo rural, en plantaciones de especies madereras de crecimiento rápido
Otro charco o fontán
Veamos cómo, al esquivarlo y pisar, se ha hecho senda a su derecha
Y sigue el camín la falda de la sierra…
Otro charco…
No tengamos miedo a mancharnos un poco las botas…
Al fondo la carretera
Hojas de roble…
Y aquí nos encontramos de nuevo con la carretera VV-8: iremos a la derecha
Enlazamos así también con el Camino de Santiago, por lo que será común ver a peregrinos bajar, mientras que a nosotros nos va a tocar subir
Estos se ve que van para Covadonga…
Fijémonos en estas formaciones geológicas…
Es la piedra fabuda, dominante en varias zonas de la costa asturiana, un conglomerado de pequeños cantos rodados o regodones amalgamados, de ahí lo de fabuda, de faba. Son conglomerados pétreos del Jurásico Medio que nos retrotraen a la época de los dinosaurios…
En la carretera viene ahora un tramo de cuesta, hasta llegar al alto
A nuestra izquierda El Faéu y el Monte la Cruz (541 m). Más allá El Llanucáu (521 m)
Abajo han quedado los bosques de Arbezu, y vemos un poco del valle por la zona de La Riera, bajo los altos de Moñancu
Más lejos es el Monte Deva (424 m), su cara este, pues su cara norte-noroeste vio nuestros primeros pasos del camín, saliendo de Deva o de la misma Senda del Peñafrancia
Aunque crezcan los pinos la carretera VV-8 es lo suficientemente ancha para que estos últimos metros apenas tengan sombra y haya que hacerlos bajo el sol castigador, o bien, al contrario, muy expuestos a los vientos del norte
Masas boscosas en la cima, el canto de la sierra
Trayecto por asfalto pero bueno de subir, todo directo
Cipreses a la izquierda
Este es el cruce con la pista que sube a lo alto de La Curiella, donde está el campo tumular de La Llaguna, así como un área recreativa. Nosotros seguimos adelante todo recto sin tregua
Y sin tregua seguimos subiendo, no sin esfuerzo, aunque no con tanta pendiente como las cuestudas rampas desde los túneles de la autovía
El pinal y algunos árboles ornamentales aquí plantados…
Va acabando la cuesta…
Mirando abajo atrás, el profundo y selvático valle del Regatu l’Escorial, también llamado Casamoria
Si los pinos han sido talados, o aún no han crecido lo suficiente, empezaremos a ver algo de paisaje al norte noroeste. Ahora empieza a verse el Monte Peñes Blanques o del Condesu (336 m). A su izquierda está El Curviellu, por donde bajábamos al valle del río España
En su falda las casas, esparcidas, del barrio pionesu de Peñes Blanques
Un poco más allá, algo de Les Mariñes: por allí desemboca el río España, entre Quintes y Villaverde, formando este valle que se extiende se sur a norte, desde los cordales costeros al Mar Cantábrico, donde molieron tantísimos molinos, en uno de los cuales nació el famoso Ramón García Tuero, El Gaiteru Libardón o Lliberdón, pues su mujer era de esa parroquia colunguesa
Llegando casi al alto y, si las copas de los árboles nos dejan, ganaremos más perspectiva
Ahora ya vemos mucho mejor el Monte’l Conde o Peñes Blanques, a su izquierda El Curviellu, con Gijón/Xixón al fondo, y al pie los barrios de la parroquia de Pión que hemos recorrido para llegar hasta aquí
Abajo asoman un poco Casamoria y La Venta. La iglesia a la izquierda y Casa Pepito a la derecha. La mata de árboles señala el paso del río España. En medio vemos la carretera, el paso del puente y el barrio de Llantáu, sobre él Bárcena, con las antiguas escuelas y las casas del camino que baja del Curviellu entre otra plantación de eucaliptos
Arriba las casas del Curviellu y los edificios del centro gijonés y del barrio de Cimavilla, el barrio alto y antiguo. Un poco después es El Musel, el gran puerto, y uno de los principales del Cantábrico. bajo La Campa Torres con sus grandes bombonas de butano. Justo a su derecha se sitúa el antiguo castro de Noega, antecedente urbano de la actual ciudad
En esta foto vemos El Musel con sus muelles y diques y en ellos un gran crucero. Arriba La Campa Torres y sus bombonas. Más allá Albandi, ya en el concejo de Carreño, en la rasa del Cabu Peñes, la punta más septentrional de España
Últimos metros para llegar al algo, que ya divisamos enfrente aquí cerca…
Último repecho…
Y aquí está por fin el Altu la Cruz, con sus 436 metros de altura, uno de los «puertos de montaña» característicos del Camín de Cuadonga
El camino sigue por la carretera, por lo que ahora comienza un descenso, entrando en la parroquia villaviciosina de Niévares
El lugar es una gran atalaya, sobre el grande e histórico Valle de Boides, en torno al que se extiende el concejo de Villaviciosa, si bien el arbolado no suele dejar verlo muy bien, es el valle del río Valdediós con sus afluentes, que esta serranía separa del del río España
Hay también grandes pilas de troncos, dispuestas en este cruce con la pista que comunica las cresterías. fruto de las talas
Sí es un sitio que, aunque tal vez un tanto inhóspito, es lugar de parada a descansar de los peregrinos a Santiago y a Covadonga, así como a esperar por algún rezagado. Senderistas, montañeros, cazadores, madereros, cazadores… frecuentan mucho el lugar, que es punto de arranque de excursiones por los altos del cordal
En el alto la carretera realiza una curva muy cerrada antes de comenzar a bajar. El topónimo puede hacer referencia a esta encrucijada o a la antigua existencia de una cruz en la misma, como era costumbre en muchos parajes similares
Como en el caso de la otra vertiente del monte, será bajando, y si los árboles y su crecimiento lo permiten, cuando divisemos un impresionante panorama
Si el día está claro llegaremos a ver desde el Sueve a los Picos de Europa, el mítico Mons Vindius, el monte blanco, a donde «antes subirán las aguas del mar que las armas de Roma», tal y como se decía en las guerras de astures y cántabros contra las legiones de los césares y augustos, 2.000 años atrás
El Sueve, Monte Sueve o Puertu Sueve, referencia geográfica que nos acompañará durante gran parte de esta ruta. Destacan allí los 1.161 metros del Picu Pienzu y los 1.137 metros del Picu Miruenu a su derecha, en todo ese gran macizo que constituye uno de los mayores desniveles del mundo en distancia entre costa y montaña
El Sueve y algunas de las parroquias de la zona centro-este de Villaviciosa: a la derecha Llugás, a la izquierda Coru y Breceña, por donde va el Camín a Cuadonga, en medio el valle del Ríu Profundu o Espinadal, una de las importantes rutas molineras de Villaviciosa, cuyo comienzo llegaremos a conocer en esta ruta. Aquí podríamos recordar parte del poema Picu Pienzu de la obra De Reidores Costes de Xuan Xosé Sánchez Vicente…
«Allá Parres, la vallada que d´encesos manzanales el Piloña va semando; y tresallá los cordales -caliza etenra y la ñeve que la corona´n sartales- y la sele soledá de los hous y cascayales.
Ellí´l campu, qu´al Puntal cuerre de Caravia y Sales: pardes siendes de simienta, verdes viesques de maizales.
Y tresellí los silencios de l´alta mar de corales.-
Y equí, Picu Pienzu, tu, enclináu baxu les ales d´esi cielu que peñera silenciu azul de cristales, solitaria soledá, so tierra, mar y cordales»
O también del Cantar y Más Cantar de Juan María Aceval «Casi en frente del llau de Colunga llevanta el puertu Sueve la cabeza, que-y dio a Roma los potros asturcones que subín de rodíes una cuesta»
Y abajo, en medio de Villaviciosa, los caminos a otro santuario de gran tradición romera, Santa María de Llugás, del que también existen no pocas coplas y dichos populares…
«Fuisti a la Virxen de Llugás nun me trexiste perdones* cuando vengan les castañes maldita la que me comes»
(*Perdones, obsequio que se lleva de la romería a casa para los que se quedaron, normalmente ablanes (avellanas) u otros frutos secos, dulces, etc.)
«Romeru que vas subiendo a la Virxen de Llugás rayinos de Cuadonga sobre so frente verás»
(Dedicado a quienes tras Llugás seguían Camino de Covadonga, pues coincide la fiesta el mismo día 8 de septiembre)
A Llugás, además de peregrinos «ofrecidos» también se llevaban animales de la casería, por eso se decía…
«A la Virxen de Llugás, si la oveya y la reciella* nun tán males, ¿a qué vas?»
(*Reciella, rebaño de ganado menor)
Esos vericuetos del Profundu fueron refugio del bandolero llamado El Asistente Vaqueros, capturado cuando se escondía en un molino y llevado a la cárcel de Villaviciosa para después ser ejecutado públicamente. Aún gente mayor de la zona recitaba hasta no hace mucho…
«Malhaya sean los molinos los ríos y los regueros onde vieno a perecer L’Asistente Vaqueros»
A la derecha divisamos Peña Cabrera, frontera de Villaviciosa con Cabranes (NO CONFUNDIR CON CABRALES). Allí está La Madrera, solar del famoso gaitero El Ratu la Madrera, que amenizaba fiestas y trabajos comunales tocando y cantando…
«Ya sabes que tengo gaita ya sabes que soy gaiteru ya sabes que como yo nun te toca naide’l punteru…»
Abajo, más lejos, Grases y la autovía, al este, nevados, los Picos de Europa, un topónimo que llama poderosamente la atención, etimológicamente para unos por ser las primeras peñas de Europa que los marineros divisaban desde la distancia al volver de América, para otros por los peregrinos europeos que las veían y comparaban con los Alpes, algunos por los romanos, que vieron en ellas el escenario mitológico del Rapto de Europa, secuestrada por Zeus, nada de ello parece sostenerse demostradamente. Sus habitantes las conocen simplemente por Los Picos
Los textos más antiguos conocidos referidos a estas montañas, si bien no llamándolas de Europa, están en el Periplo Massaliota de la famosa Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, escrita en el siglo IV pero basándose en un texto muy anterior del VI a. C. Las alusiones al Mons Vindius, (Monte Vindio), de los textos clásicos alusivos a las guerras contra cántabros y ástures, pueden o referirse a este o a otros parajes de la Cordillera Cantábrica, que llegó a conocerse como Pirineos o Pirineos Cantábricos en épocas pasadas
En las crónicas asturianas aparecen topónimos de lugares concretos, Liébana, Auseva, Amosa (Amuesa) pero no uno concreto para todo el macizo. Empezando el siglo XII el Obispo Pelayo se refiere a Permensa Pelaggi para el entorno de Covadonga, los Picos de Cornión o macizo occidental, lo que coincide con las crónicas musulmanas de la Peña de Pelayo, y Alfonso X El Sabio en su Libro de la Montería escribiría del «… pie de la Peña, desde Fuente de Eva…» (Fuente Dé)
No sería hasta 1530 cuando el historiador y humanista siciliano Lucio Marineo Sículo las llame Rupes Europae en su obraDe rebus Hispaniae memorabilibusescrita en Alcalá de Henares, al que seguirían en 1572 el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales con su Viaje Santo, donde las nombra como Montañas de Europa, seguido luego por Las Fundaciones del historiador Fray Prudencio de Sandoval en 1601, con las Peñas o Sierras de Europa y así hasta nuestros días, si bien la primera vez que se escribe exactamente tal y como lo conocemos hoy día, Picos de Europa, no sería hasta el Diccionario Geográfico e Histórico de Asturias de Martínez Marina. por el año 1800
Al pie de Los Picos, no lo vemos desde aquí, está el Real Sitio de Covadonga, otro centro de peregrinación secular… tal y como decimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga…
«El principio de las peregrinaciones a Covadonga se pierde en la más oscura noche de los tiempos. Es más, mucho primero del cristianismo se da por seguro la existencia de un santuario de los más ancestrales pobladores prerromanos, dedicado con gran probabilidad a alguna divinidad femenina relacionada con el culto a las fuerzas de la naturaleza, una «deva» o diosa de la que su testimonio pervive en el nombre (uno de los nombres en realidad) del río que nace de la misma Cueva. La presencia de este santuario precristiano daría origen sin duda a las primeras peregrinaciones, de las que nada sabemos, y que podrían sumirse en la más remota antigüedad
Este lugar sagrado sería después cristianizado, por sustitución, en la advocación a la Virgen María, tal y como ha sucedido en otros muchos casos, pues aunque las religiones y las creencias cambien, los lugares sagrados o «Nemeton» parece que siempre permanecen. En este caso no deja de ser impresionante escuchar todavía la leyenda, contada desde antiguo en muchos lugares de los alrededores del santuario, que dice que nuestra Santina y Patrona de Asturias «era una xana que vivía na Cueva, onde’l ríu, qu’un día unos flaires vistieron de santa». Esta leyenda, sencilla y aparentemente simple, explica en dos frases todo el proceso de sustitución de los antiguos dioses de los pueblos prerromanos con la llegada de una nueva religión que pasado el tiempo llegaría a ser oficial en todo el Imperio Romano. Es este un fenómeno social totalmente normal, universal, que pasa y ha pasado en todas las latitudes y en todas las religiones a lo largo de los tiempos, sin ningún menoscabo en absoluto hacia las creencias e ideales de cualquier persona sino todo lo contrario, es más, con el cristianismo las peregrinaciones ya dejan de ser una teoría o posibilidad para hacerse realidad demostrada y documentada. Según algunos autores, como Fermín Canella, el primer peregrino «de importancia» que conocemos visitó el santuario fue el rey de Asturias Alfonso III El Magno, aunque es fácil que fuese un exponente más de toda una estirpe de reyes asturianos que, desde el mismo Pelayo y su legendaria batalla, tuvieron una especial relación con estos parajes de hadas, diosas y santas
Durante mucho tiempo las comunicaciones con Cuadonga desde Cangues d’Onís fueron bastante malas…caminos de tierra, caleyes, y sendas de montaña no siempre fáciles de pasar. Ya en el siglo XVI había cronistas como Morales, Fray Antonio de Yepes y Pedro Murillo (este en el XVII) que señalaban en sus escritos lo dificultoso que era acercarse a Cuadonga y su situación de abandono. Tirso de Avilés es quien viene a afirmar que el viejo templo, de madera, levantado en la Cueva, sobre el abismo, estaba en una situación lamentable, pues la obra, construida según la tradición por iniciativa de Alfonso II El Casto, con madera de tejo, se sostenía sin caer «por puro milagro». En el siglo XVI es cuando se erige la Colegiata, pegada a la peña al lado de la Cueva, bajo la advocación de San Fernando, aprovechando la edificación anterior de un antiguo monasterio medieval benidictino que luego habría pasado a los monjes agustinos. En el siglo XVII, con las reformas canónicas y eclesiásticas, Cuadonga logró una importancia religiosa mucho mayor, la cual favoreció aún más las peregrinaciones, construyéndose nuevos edificios y albergues para los romeros. Asimismo, también en Cangues d’Onís se fundaron hospitales para los peregrinos que iban al santuario, así como en otros lugares (tengamos presente que en aquel tiempo la palabra «hospital» tenía más que ver con lo que ahora entendemos como «albergue asistencial» más que como la moderna acepción de «centro sanitario»). Después del trágico incendio de 1777, que destruyó el mítico templo de madera que se elevaba como una gran balconada tapando la Cueva, así como la primitiva imagen de la Santina, es cuando los poderes públicos , dándose cuenta del inmenso daño del desastre, promovieron toda una serie de iniciativas encaminadas a recuperar el templo mariano y darle más atención y relevancia. Bajo el reinado de
Carlos III se abre el primer «camino directo» entre Cangues y Cuadonga, al que Gaspar Melchor de Jovellanos, en su visita al lugar, llegó a calificar de «excelente»
Y… al otro lado de Los Picos de Europa, en Liébana, otro gran centro de peregrinaciones: el monasterio de Santo Toribio de Liébana… La advocación a Santo Toribio se estableció hacia el año 1181, según consta en la documentación existente, pues hasta entonces y desde su primitiva fundación estaba dedicada a San Martín de Turieno. La devoción a Santo Toribio era ya entonces muy importante en Liébana, encontrándose documentos donde era un nombre de persona bastante común. El asunto es que podría referirse a dos Toribios vinculados, por tradición, leyenda o realidad, con este enclave. Uno sería
Lignum Crucis debió de venir con las reliquias de este santo cuando, en el siglo VIII, muchos
mozárabes huidos del sur se acogieron a la protección de las montañas que cierran los valles lebaniegos, baluarte natural del naciente
Reino de Asturias, trayendo con ellos libros y reliquias, así como todo su bagaje cultural, político y religioso
Al regresar a su tierra pasó primeramente por Roma, siendo recibido por el Papa
León I Magno y nombrado archidiácono de Tui, donde sería ordenado sacerdote. Luego, en el año 444 pasó a ser obispo de su ciudad natal, Astorga, donde batalló contra el
priscilianismo, considerado herejía, y que con la decadencia y caída de Roma Resurgía en el noroeste peninsular. Santo Toribio confiscó los libros de la doctrina de
Comminiotorum enumerando los errores de los libros apócrifos y el
Libellus contra el priscilianismo. León I le aconsejó celebrar un concilio en Toledo o un sínodo de obispos galaicos. No hay constancia que se celebrase pero algunos investigadores le ponen la fecha del año 447 y su idea era excomulgar a los prelados que no condenasen esa herejía, la cual debía de tener muchos adeptos pues las iras del pueblo y del clero astorgano le obligaron a refugiarse volviendo a Tui. Se dice en este contexto que sus prédicas antipriscilianistas le llevaron a
Palencia, donde fue apedreado y hubo de escapar, suceso recordado con una romería en la actualidadAlgo más tarde sufriría también las persecuciones del rey visigodo
Teodorico II, quien saqueó Astorga en el año 459, habiendo de refugiarse en Asturias, en el
Monsacro, donde pervive su memoria, pues la tradición quiere que guardase allí muchas más de las reliquias traídas por él de Jerusalén, la cuales, al ser llevadas tiempo después al templo de
San Salvador en los tiempos de la fundación de Oviedo reinando
Fruela, harían de la nombrada capital de sus reinos por
Alfonso II el Casto también un gran centro de peregrinación medieval del que partirían, además, las primeras peregrinaciones a Santiago conocidas como tales
Vuelta a atacar Astorga en 569 por
Leovigildo, y al no aparecer como muerto ni exiliado en aquel desastre, da a pensar que entonces ya habría fallecido, si bien otros retrasan esa fecha hasta 476. Más adelante, tras la
conversión de Recaredo, y siendo el catolicismo ya oficial, se venera en Astorga al santo obispo, habiendo de ser trasladado a lugar más seguro por sus fieles, junto con el
Lignum Crucis, huyendo de los conflictos del siglo VIII con el fin del reino visigodo, la expansión omeya y el nacimiento del emirato de Córdoba, si bien otras crónicas retrasan este suceso hasta el siglo XIIPor otro lado, en el monte La Viorna, se dice habitó otro eremita, de nombre Toribio, que lleva a confusión con Santo Toribio de Astorga; sería este
Turenao, que sería el actual Turieno, pueblo situado justo al pie del monasterio y se habría hecho monje benedictino que, buscando la soledad de la montaña, se retiró como ermitaño a la llamada
«queriendo pelear con el enemigo a solas, subióse a lo alto del monte y en parte muy escondida del, labró una pequeña ermita, donde con mucha abstinencia, disciplina, continua oración y lágrimas llegó a tanta perfección, que alcanzó de Dios singulares favores (…)»
La versión de Sandoval, cronista de la orden benedictina, hace de este otro Santo Toribio monje palentino, de Tierra de Campos (antes Campos Góticos y antes aún Campos Galaicos) de ahí su nombre, quien vendría a esta serranía a hacer vida monástica con sus compañeros Tolobedo, Synobio, Eusebio, Ensóstomo y Yotazo, quienes fundarían un pequeño primer cenobio, retirándose luego el santo a hacer vida apartada en la Santa Cueva, donde al decir de la tradición Santo Toribio lanzó su bastón diciendo
«allí donde caiga mi cayada allí será mi morada», Concretamente se dice lo arrojó dos veces, la primera lo recogió y lo volvió a lanzar, ayudándole en la construcción un buey y un oso, legendaria fundación del monasterio de San Martín de Turieno, luego Santo Toribio de Liébana. Si bien siempre existe confusión entre ambos santos del mismo nombre,
los toribiosToda leyenda tiene un trasfondo real, los restos de Santo Toribio de Astorga fueron traídos por aquellos mozárabes refugiados que, siendo protagonistas de la repoblación de la comarca lebaniega, sin duda estuvieron detrás de la consagración de los numerosos cenobios, hasta más de 20, creados en aquel tiempo. Por otro lado la historia de Santo Toribio de Palencia guarda reminiscencias de las primerísimas comunidades cristianas que llegarían a Liébana, monjes ascetas retirados en cuevas, tal vez anteriores lugares de culto cristiano, que pronto se transformarían en comunidades monacales, pequeñas al principio, pero que andando los años creceríanLa devoción por las reliquias de Santo Toribio y sobre todas ellas el
Lignum Crucis hizo que ya se realizasen peregrinaciones desde antiguo, e incluso que hubiese un Jubileo Lebaniego desde tiempos remotos, si bien de un solo día, el 16 de abril, Santo Toribio. salvo que cayese en domingo, que sería semanal. En 1507, un problema a causa de este Jubileo semanal con las diócesis de Asturias, León, Astorga y Burgos, hizo que los frailes planteasen el caso al Papa Julio II, quien nombra jueces a los abades de Oña, Sahagún y San Vicente de Oviedo, dictando el primero Alfonso Lamadrid, sentencia favorable de autenticidad manifestando que así es costumbre hacerlo desde
«tiempo inmemorial» y que así está ratificado en
«libros antiquísimos». Es entonces cuando Julio II reafirma oficialmente esta autenticidad el 23 de septiembre de 1512, siendo confirmada un año después por
Pablo VI amplía el Jubileo a un año enteroNo es de extrañar que algunos peregrinos, tras llegar a Covadonga, continúen hasta Liébana, siguiendo las rutas a Santo Toribio,
oficiales o no, que atraviesan Los Picos de Norte a sur
Deleitándonos con estas páginas de la historia bajamos por la carretera echando un cantarín muy aposta para esta situación…
«Carretera abaxu va y en Santu Domingo entré y por Pedro Crespo Calvo carpinteru pregunté.,, Y díxome una señora: ¡¿por qué Pedro pregunta usté?, ¿pol de riba pol de baxo o por el del arrabal? Que hay tres Pedros Crespos Calvos carpinteros nel llugar Que hay tres Pedros Crespos Calvos que nun quieren trabayar!»
Pasamos junto a la entrada de una finca…
Todo lo que subimos, ahora tocará bajarlo para llegar a otro valle, un buen ejercicio de piernas
Cruce de Casa Ruán, seguimos bajando por la carretera
Atentos al paso de vehículos, bastante frecuente
Ahora sí que estamos en la espesura…
Curva a la derecha…
Y todo recto en largo descenso…
Al final de esta recta está el desvío
Justo antes de la siguiente curva nosotros dejaremos la carretera para ir a la derecha
Vemos un mojón del Camino de Santiago
NO ES la pista que sale detrás del mojón a la derecha, es la de un par de pasos más adelante
Justo el siguiente ramal…
Aquí exactamente dejamos la carretera, que se dirige a El Pedrosu: nosotros tomamos la senda hormigonada de la derecha
Ahora sí que comienza una formidable bajada
La bajada es especialmente fuerte, prueba de ello es que este primer tramo está hormigonado, para no resbalar, ni gentes, ni vehículos ni animales…
Este primer tramo tiene fuerte desnivel y pierde rápidamente altura
La bajada es muy recta, casi recta
Serpentea un poco al final…
Es la gran bajada a Niévares, parroquia en la que acabamos de entrar… viendo ante nosotros el gran
Valle de Boides, el del
Ríu Valdediós con su cuenca fluvial…
El descenso se pierde en la espesura…
Entre las arboledas vemos parcialmente el valle
Abajo es El Llivinque, por donde iremos de Niévares a Grases en el siguiente capítulo
Vemos el viaducto de la Autovía del Cantábrico, bajo el que pasaremos antes de entrar en Grases
En primer término Cazanes, que se dice fue la parroquia que llegó a tener más manzanos (
pumaraes) de Villaviciosa. Antaño las tierras eran propiedad del Cabildo ovetense, del Hospital (de peregrinos) de Villaviciosa y del monasterio cisterciense de Valdediós, por lo que muchos vecinos hubieron de emigrar temporalmente a Castilla y Andalucía a causa de los diezmos, situación que se corrigió con la Desamortización en el siglo XIX, por la que dejaron de ser renteros y muchos vecinos se hicieron con la propiedad de las tierras que eran de la IglesiaSu parroquial de San Julián de Cazanes es mencionada por el
Fuentes destaca en la distancia por su gran cantera en el Monte Cubera (366 m), monte totémico de Villaviciosa, del que habremos de hablar, y mucho, pues el camino pasa a su derecha, por Les Vegues de Fuentes.A la izquierda y en la ladera del Monte Cubera, San Vicenti, antigua parroquia de San Vicenti la Palma, incorporada a Fuentes
Caminamos un poco más y seguiremos descubriendo numerosos detalles en el paisaje. Adviértase la doble señalización a Santiago y a Covadonga, pintada en un tramo de asfalto donde caminamos en llano
Desde aquí descubriremos nuevas perspectivas visuales a nuestra izquierda
Si no han crecido los eucaliptos, o los han talado, desde aquí también tenemos un buen campo visual, a nuestra izquierda
Primeramente Tresvilla y sus caserías, parroquia de Niévares, bajo El Llanu’l Cañéu
El Llanu’l Cañéu (479 m), encima de las casas
Por allí sube la carretera VV-9, viniendo de El Pedrosu, con la que iremos a enlazar más arriba. Justo después está el Monte Illán con el pico de ese nombre y Monte la Cobertoria, topónimo vinculado a los túmulos y dólmenes
Y abajo otra vista más hacia Caés, La Villa, la ría, Carda y Tornón
A la izquierda laderas boscosas de La Cobertoria, bajo ellas Caés, abajo a su derecha Seriegumuertu y El Llivinque, ruta a Grases para los caminantes
covadongueros
Arriba a la derecha de nuevo el Monte Cubera, cuya mayor cima es El Picu Altu (367 m), antes tierra de pastos y bosquetes hoy plantado de eucaliptos, balcón, como este, sobre Villaviciosa, valle, villa y estuario. En sus cuevas se dice se celebraba la
«ofrenda’l diablu» o akelarres. Su nombre fue recogido por la largamente activa asociación de
Caés y a la derecha el picudo y cilíndrico Cantu Cuetu (138 m) en Cazanes, solar de la Carbayera Sorribes y de castros y castillos sobre La Villa, el Picu Castiellu,protección del histórico Puente Buetes al lado del que se fundó en la baja Edad Media La Pola de Maliayo, cuyo nombre fue cambiado, buscando el asentamiento de nuevos colonos, al de Villaviciosa,
villa fértil Así, viendo nuevamente La Carbayera Sorribes, recordamos El Cantar del Cuquiellu de Ramón Rivero con música de Renedo, ambientado en estos parajes…
«En el bosque de Sorribes non vien el sol abre el güeyu ya fai días que se escucha el cantarín del cuquiellu Cantar que anuncia a la xente faciéndola muy feliz. Ye que se acerca el buen tiempu nel que se siembra el maíz Cu-cú cu-cú diz el cucu que si nun nació el to maíz pa San Xuan la xente muera de risa van llamate folgazán. El cantarín del cuquiellu pa les moces casaderes ye rueda de la fortuna que consulten muches veces Por eso non bien lu oyen dicen con miel en la boca «Paxarín di cuántos años aún me falten pa la mio boda» Cu-cú cucú, diz el cucu entre la enramada. Si la que pregunta ye una moza guapa en cuanto que güelva de servir al reu el que te cortexa te fará so muyer. Pero si ye fea la moza o sosa o vieya el gandúl empieza pero non acaba diciendo cu-cú cu-cú cu-cu. Cú-cu cucú cucú»
Tapada la villa por el monte, carbayera y colinas, sí vemos la Autovía del Cantábrico (A-8) entrar (o salir) del
túnel bajo la ría, verdadera epopeya de la ingeniería viaria española, europea y mundial
Ahí están los
porreos de El Salín y La Espuncia, los primeros que, allá por el XVIII, se hicieron para ganar espacio a la ría y donde se asentó la fábríca de
El Gaitero, empresa fundada en 1890 por Alberto Valle, Bernardo de la Ballina y Ángel Fernández. Se instaló primeramente en La Villa, pero pronto vinieron al Porréu de La Espuncia (los porreos son terrenos ganados a la ría en tiempos pasados, este en concreto en 1860), razón por la cual se la conoce también como El Porréu la Espuncia
Era tal la cantidad de emigrantes asturianos en ultramar que se buscaba un método para hacerles llegar la sidra sin que perdiese su esencia con la larga travesía en barco. De esta manera se imitó como solución el proceso champanizador, gasificándola. Sus características burbujas pasaron a ser todo un símbolo, tanto es así que, fuera de Asturias y entre la gente no conocedora de la sidra, la que entienden como tal es la aquí llamada
sidra xampanada (achampanada), para diferenciarla de la llamada oficialmente sidra natural
Al principio, un vapor, el
México, llevaba las cajas de sidra desde el embarcadero de La Espuncia a los puertos de Santander y Pasajes. Luego fue la motora
La Gaiterina la que arrastraba las gabarras hasta el pequeño puerto de El Puntal, en la misma ría. Desde allí un remolcador gijonés, el
Jumbo, las llevaba de dos en dos o de tres en tres hasta el puerto de El Musel, donde se realizaba el trasbordo de la carga a los grandes buques de transporte, evitando de esta manera depender de las obras de canalización de la ría, que además acabarían siendo abandonadas. Los muelles se emplearon hasta los años 50 del siglo XX, cuando se hizo más competitivo el transporte por carretera
Seguimos así por este trecho llano y asfaltado
Es una pista que comunica con el caserío de Fernandíz, en esta parroquia de Niévares
Pronto empezamos a bajar otra vez
Y vuelve el suelo de hormigón
Crecen los helechos y los eucaliptos
Un buen ejercicio de piernas el de subir al Altu la Cruz para bajar a Niévares seguidamente, pero pronto tendremos la tregua del
Valle de Boides y sus vegas y riberas
Bajando, curva a la derecha…
Véase la señalización
Ahora en medio del valle del río Valdediós vemos el viaducto de la Autovía del Cantábrico: bajo él pasaremos cuando lleguemos a la carretera VV-10 y pasaremos a Grases
También nueva vista del Sueve sobre los valles de Villaviciosa
Majestuosa serranía que desde el mar se adentra en el interior. Su topónimo habría querido buscarse en el pueblo de los
limes, dominando la franja costera del noroeste peninsular, pero cobra más fuerza ser una evolución de
Iovis, Júpiter, padre de los dioses del panteón romano, para ser exactos
sabino, pero en origen divinidad guerrera de tormentas y relámpagos, tal vez como la local céltica
Taranis, mitos cristianizados en santos como Santa Bárbara y Santiago y popularmente evolucionados en el
nuberu, genio astur de las nubes, los truenos y la tempestad, que desde estas alturas arrojaba sus granizos sobre los pueblos y campos de la contorna, siendo a veces conjurado tañendo campanas (a veces para disgusto del párroco, que lo consideraba paganismo), lanzando alpargatas de espaldas o poniendo cuchillos sobre la mesa con el filo hacia arriba, pues por todo ello se decía…
«Sentáu nel Picu Pienzu mirando taba un nuberu qu’esconxuró’l señor cura antes llegare al eru»
Sierra también de grandes pastos, ganadería de vacas, cabras y vacas de montaña, que por eso también se dice…
«Mázate lleche del Puertu Sueve y faite mantega más blanca que ñeve» (Bátete leche del Puertu Sueve y hazte manteca más blanca que nieve)
Dado que es una referencia geográfica de primer orden si sus cumbres están cubiertas por las nubes o no se afirma…
«Si El Sueve pon la capa garra la tuya y escapa «
(señal que va a llover)O también referido a la niebla…
«Malhaya sea la borrina que asoma al Puertu Sueve y nun traigo caperucha pa tapame si llueve»
El Sueve, el que fuera el último refugio de los caballos
asturcones, es una referencia visual tanto para los peregrinos de Santiago, procedentes del este, como para los romeros de Covadonga, que venimos del oeste…
«Tengo dir a Covadonga cola mió neña en setiembre y tengo lleva-y a la Virxen un ramín de palma verde y colgáu d’aquel ramín tengo prende-y una flor pa que pique’l xilguerín pa que me quiera’l mió amor»
El camino zigzaguea para perder más altura rápidamente
Y otra curva cerrada, ahora a la izquierda
A veces se hace una pequeña parada para hacer un alto y reposar del juego de piernas…
Bajo las hojas de los castaños, nos detenemos de nuevo, pues merece la pena contemplar estas vistas
«el Cervino de Asturias», yendo acompañado del vecino de Valdeón Vicente Marco,
Vicentón de Los Llanos, y del escalador François Bernat-Salles. El conde llegó a escribir:
«Estamos en el lugar en el que el hombre no ha estado jamás y del que se dice que sobre su sagrada torre hay una fuente que mana eternamente… y que no existe. ¿No es un sacrilegio estar donde estamos»
Naranjo de Bulnes, acompañado del famos Roberto Frasinelli, el Alemán de Corao, nunca ha sido confirmadaSí se sabe la segunda, la de
Gregorio Pérez de María, El Cainejo, que luego ayudaría a subirla al mencionado Pedro Pidal en 1904, dos días antes de conquistar la cima del Urriellu
Y abajo empezamos a ver Valdediós, bajo La Campa Arbazal, uno de los lugares más mágicos de Asturias, viejos monumentos e historia rodeada de naturaleza
El Conventín, la iglesia de Arte Asturiano prerrománico, y Santa María, monasterio en origen románico, la iglesia básicamente lo sigue siendo, con profundas reformas posteriores. Delante se ven los pequeños tejados la antigua Casa del Abad, actual mesón del lugar, y al lado el antiguo Chigre’l Conventu, que fue el Bar de Alfonso. E este conjunto monástico y su entorno, por donde van dos ramales del Camino de Santiago del Norte, que se unirán arriba en La Campa, para bajar al valle del Nora por Sariegu tomando la dirección de Oviedo/Uviéu (el tercer ramal es este, en dirección a Gijón/Xixón)
Al sur y a la derecha del Cornión los picachos más altos de Parres, Piloña, Amieva, Ponga y Casu, destacando los 1.151 metros de altura. Más cerca los montes de Celada, en Villaviciosa, divisoria con Cabranes, como El Picu la Corola (549 m)
Y por supuesto nueva panorámica de Peñamayor y Peña Mea, así como la campa, donde antaño se celebraba la romería de Santa Mariña, en una desaparecida capilla
La Rasa Arbazal, por donde va a La Campa el camino procedente del mesón cisterciense existente en el pueblo
La Campa, donde se unen el camino de Arbazal y el de Valdediós por Vallinaoscura
Los picachos de Peña Mea y en la lejanía los del Alto Aller, pasos naturales de la Cordillera Cantábrica que también reclaman su lugar en las rutas xacobeas, Puertu Braña o San Isidro, Vegará y Piedrafita
Y continuamos camino…
Nuevo afloramiento de
piedra fabuda
Un buen conglomerado, como piedra y cemento…
Como la fabada, asomando en la olla
Las piedras se cubren de musco y líquenes
Y a bajar sin descanso…
Más arbolado…
Aquí sí que tenemos buena sombra…
La caja del
camín se cubre de helechos
Las ramas de los castaños forman un verdadero túnel vegetal
Inmersos en la naturaleza asturiana…
Los árboles autóctonos,
castañales principalmente, crecen a los lados del Camín Rial. Sus frutos mitigaban el hambre de los caminantes ya que, los que caían al suelo, al ser camino público, eran de uso público, tal y como recoge el
Derecho Consetudinario,de ahí que se plantasen con profusión en siglos pasados. Tengamos en cuenta que hasta el pote se hacía con castañas hasta la extensión del cultivo y consumo de las patatas venidas de América
Las hojas de
la castañal se muestran intensamente verdes a la luz solar…
Y ahora, en la fresca penumbra…
Curva a la izquierda
La pendiente parece ir suavizándose paulatinamente
Un robledal…
Encantos de la foresta…
Si nos fijamos veremos grandes piedras
Aquí hay restos de una antiquísima cabaña
Salimos a unas fincas, hemos llegado a Fernandíz
Va acabando otro tramo del descenso…
Hay un poco de rellano, desde el que, si han limpiado los matos, tendremos otro gran paisaje
Este lugar es ideal para detenerse un instante, otro gran mirador natural sobre Villaviciosa: el medio el gran valle central de Valdediós. Abajo a la derecha de los caballos La Torre de Niévares, enfrente el viaducto de la Autovía del Cantábrico en el nudo de Grases. La vista llega a los montes de Peña Cabrera (495 m), a la derecha y los altos de Breceña y Sietes, con el Monte Tandión (501 m) a lo lejos al este
El Sueve domina la escena: abajo vemos a la derecha Grases, junto a la autovía, en medio Casquita, valle del río Valdediós, donde se separan los caminos a Oviedo/Uviéu y Gijón/Xixón, y a la izquierda Maoxu, todo ello lugares por donde vamos a pasar dentro de poco y, a lo lejos, los altos de Breceña y Sietes, por donde prosigue la ruta, ya al este del concejo de Villaviciosa, próxima ya a entrar en Piloña
Más al sur de nuevo los valles de Valdediós y Rozaes, bajo El Picu Lloses (454 m), a la izquierda
Valdediós, al pie de La Llomba y La Campa: los peregrinos que escogen la ruta ovetense del Camino Norte de Santiago recorren el valle por La Rivera, abajo a la izquierda, y llegan al Conventín de San Salvador y al monasterio de Santa María, cuyos grandes edificios vemos en medio de la foto, en lo más profundo del valleDesde Valdediós, donde hay albergue, suben directos a La Campa, donde pasan a Sariegu para bajar al valle del Nora. Otros en cambio, los menos, escogen otra ruta histórica y oficial, también señalizada, la que ha subido a Arbazal (donde los cistercienses de Valdediós tenían su mesón) por Castiellu y San Pedru Ambás y llega a La Campa por la ladera, cercana a la cima, de los montes de la izquierda
El importantísimo núcleo monacal de Valdediós destaca en mitad de cuetos y vallinas por el color claro de su piedra y las tejas rojas de los tejados del claustro. Casi a simple vista si el día acompaña puede reconocerse primeramente el templo de
Alfonso III El Magno Declarado Monumento Nacional en 1931 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. A lo largo de estos más de 1.100 años sufrió muy pocos cambios y llegó a nuestros días casi igual que en le momento de su consagración. Fue en principio una iglesia palacial, siendo lo que queda del palacio de aquel monarca, a donde se venía a retirar cuando necesitaba solazarse y descansar de su ajetreada vida de máximo mandatario de un reino en su máxima extensión, o cuando las cuestiones políticas le forzaban a guardarse, retirarse, o tomarse los asuntos de otra manera
Por su parte el
Monasterio de Santa María fue construido siglos después que el Conventín y que fue fundado por los monjes del Císter, los famosos
«frailes blancos» reformadores de la Orden Benedictina, templo románico con grandes arcos y portadas, edificado entre los años 1218 y 1226 y junto al que se le añadieron más construcciones conventuales ampliadas con claustros y otras dependencias que fueron centro de un gran coto eclesiástico durante siglos, posteriormente colegio y seminario. Más allá vemos Polléu, en la subida a La Campa y La Llomba
Más allá de La Llomba asoman nuevamente la sierra de
Peñamayor con los 1.293 metros de La Triguera, y a lo lejos
Más al norte el entorno de la Ría de Villaviciosa, visto ahora desde más arriba, aunque Villaviciosa (La Villa) casi no se ve tapada por los montes de Cazanes, aunque sí parte del estuario con La Espuncia
La gran extensión de la fábrica de El Gaitero, con su larga línea de edificios blancos y su chimenea, revela la situación de la ría. Unos metros más arriba pasa el Camino Norte de Santiago, que llega a La Villa
Justo debajo de La Espuncia, más cerca, vemos las casas de Caés, en las laderas que bajan de El Pedrosu
Más acá las casas de Sariegumuertu y, a su derecha los prados de El Llivinque, por donde pasa el camino de ese nombre, trayecto del Camín de Cuadonga para salir a Grases. Ahora a la derecha sí asoman algunos dejados de la parte alta de La Villa y, encima, vemos parte del Monte Cubera, con el Picu Paxotu (339 m). A su izquierda el Monte Agüelle (335 m), y más a la izquierda aún los altos de Tornón, por donde vienen, de Priesca y Colunga, los peregrinos del Camino Norte de Santiago
Visto el gran panorama, proseguimos: atención ahora en esta curva…
Justo cuando estamos a la vista de la casería de Fernandíz nos desviamos, no vamos a ella, tomamos un sendero que baja a la derecha
Este es el sendero, precioso, entre altas sebes, setos silvestres
Según bajamos también tenemos excelentes vistas de Valdediós
Valdediós, La Campa, y buena parte de la parroquia de Pueyes…
Testimonio de la historia cobijado en un valle…
En medio destaca siempre el conjunto monumental
El Conventín de San Salvador y el monasterio de Santa María
La senda se estrecha en relación como el camino anterior, pero se pasa bien y sin problema
Si alguna zarza o escayu alarga su espinera un poco sobre el camino hay que apartarla con el palo o bastón, que nos será de gran ayuda al bajar
Les sebes o matos forman grandes muros vegetales a ambos lados del camino
Trecho de suave descenso
Túnel vegetal
Tramo recto rampa abajo…
Lloreos y ocalitos…
Curva a la derecha
Vuelve la fuerte pendiente
Curva a la izquierda…
Hay flechas en el suelo, en las piedras
El camino no tiene pérdida, pero cualquier indicación que nos lo confirme es de agradecer
De esta manera prosigue la senda…
Tupido matorral
El camín ensancha un poco…
Prosigue la prolongada bajada…
Hierbas y helechos…
Tramos donde aflora un viejo empedrado…
Curva a la derecha…
Pronto caminaremos por aquellas montañas, al otro lado del valle…
Pero de momento aún nos espera un buen descenso de la montaña
Sebes y ocalitos…
Curva a la izquierda… el zigzagueo caminero…
El camino se torna muy pedregoso. Cuidado también al pisar pues hay muchos morrillos sueltos
Estamos ya encima de La Piñera, otra de las casas de la parroquia de Niévares
La veremos desde lo alto, si los eucaliptos no han crecido aún. con su hórreo y pumarada: a la izquierda pasa el camino
Aún hemos de bajar un poco más…
Detrás de la casa, el aljibe del agua
Metros finales de bajada a La Piñera
Llaneamos: la senda se estrecha un poco
La Piñera se asienta aquí, en un rellano de la falda de la montaña
Aquí el camín vuelve a ensancharse
La casa, obsérvese el nombre en la portilla
Al lado el hórreo
El camín llanea un poco más
A la derecha la pumarada
Los pumares, plantados prado abajo
Enseguida empezamos otra vez a bajar
Curva a la derecha…
A la sombra del castañéu sigue la pista de hormigón
Bajando al valle, último trecho…
Profunda caja caminera…
El paisaje se va abriendo…
Y ya tenemos una muy buena vista ante nosotros…
De frente, en el valle, Castiellu Ambás, por donde los peregrinos del Camino Norte que han decidido ir a la capital asturiana se dirigen a Valdediós, o bien a Arbazal, por la ladera que sube a San Pedru Ambás y el Picu Lloses (454 m). Más a la izquierda los montes de Valdebárcena y Celada, con el Picu la Corolla (551 m), frontera con Cabranes
A lo lejos y más a la derecha el Monte Viacaba o Llanu Ferreru (426 m)
Más cerca El Castillu (178 m), en la vecina parroquia de Camoca, solar de un castro astur de unos 2.600 años de antigüedad excavado en su día por Jorge Camino. Está en un monte plantado de eucaliptos bajo el el pasa el Ríu Valdediós, y paralelo a él el Camino Norte en su versión hacia Valdediós y San Salvador de Oviedo/Uviéu
A la izquierda de El Castillu, El Llanu, y arriba en la distancia los montes, picudos, de Peña Cabrera (468 m) y su serranía, también frontera de Villaviciosa con Cabranes, cimas emblemáticas que van a ser una de nuestras referencias geográficas por este concejo, y de las que iremos hablando según nos vayamos acercando a ellas. Abajo a su izquierda Llugás, pueblo y parroquia solar del santuario mariano de Santa María de Llugás, cuya Virgen es también llamada La Santina y celebra asmismo romería el 8 de septiembre. Se sabe de peregrinos que iban a Llugás, alojándose en su Casa de Novenas o en el Pórticu los Pelegrinos, y luego se dirigían a Cuadonga
Caminamos ahora al pie de la pumarada que veíamos antes en La Piñera
Más vistas, ahora a la izquierda
El viaducto de la autovía y Grases
Según avanzamos ampliaremos nuestro campo visual
En medio de la foto Casquita, paso de la parroquia de Grases a la de Amandi en el Camín de Cuadonga y lugar donde los peregrinos a Santiago se dividen, unos toman el ramal del Camino Norte que se dirige a Gijón/Xixón, este, y otros el que va a Oviedo/Uviéu. A la izquierda Maoxu, al fondo Fuentes y el valle del Ríu Profundu o Espinadal, que serán también escenario muy pronto de nuestras andanzas camineras a Coru y Breceña. A la derecha, en un alto Bozanes, parroquia de Amandi
Vista más de cerca de Maoxu, con sus naves ganaderas de los caserinos, Casquita, Amandi, y el valle del Profundu
Casquita y su cruce de caminos. Arriba a la derecha, en la llamada Carretera la Campa (AS-267), La Gotera
La Gotera, casa mandada construir por el indiano, Bernardo Valdés Corrales para uno de sus hijos, José Valdés Germain, la cual ha pasado por diferentes propietarios y ha sido muy reformada a lo largo del tiempo, incluso su verja delantera ha desaparecido al ser tirada por un camión en un accidente. El propio Bernardo había construido su casa, Villa Algara, muy cerca, saliendo de Casquita. De ella hablaremos también pues pasaremos a su lado
Continuamos apurando el paso por el Camín de la Piñera
Ahora, en un claro de la sebe, veremos a la izquierda un monumento muy importante
Un castillo en lo alto de aquel cueto en la ladera…
La Torre, la Torre de Niévares, dominado el gran valle, con el Sueve siempre a lo lejos…
La Torre de Niévares es un conjunto palaciego,edificado encima de un torreón medieval, mucho más antiguo que el palacio propiamente dicho. El torreón resultó en su día afectado por la construcción de la carretera de Niévares a El Pedrosu, si bien aquí sólo vemos su costado. Cuando lo veamos de frente, pues pasaremos a sus pies, nos parecerá más que torre un verdadero castillo
Efectivamente, las grandes dimensiones y la fábrica de La Torre le confieren un aspecto más de castillo-fortaleza que de torre defensiva. Presenta una muralla hecha de mampostería con torreones circulares y altas almenas.
No se conservan documentos que avalen la fecha exacta de fundación pero por todos sus elementos constructivos se trata de una construcción de la baja Edad Media, sin negar que pudiese estar levantada encima de otra fortaleza anterior mucho más antigua
No falta tampoco quien esboza la posibilidad de que pudiese haber sido parte (una construcción anterior a la actual) de las dependencias palaciales del rey Alfonso III El Magno en el mítico Valle de Boides o incluso que estuviese relacionada con un aún más antiguo castro astur o fortaleza romana
Con ganas de ver La Torre de Niévares desde los campos que se extienden a sus pies, apuramos el paso
Y llegamos a El Pueblu, barrio de Niévares ccrcano a la iglesia
Con suerte, de la iglesia de Santa Eulalia o Santolaya de Niévares veremos la espadaña del campanario, pues está oculta por los árboles
El templo tuvo serias reformas a lo largo del tiempo y celebra fiestas el domingo siguiente al Carmen
Seguimos bajando y vamos viendo un poco mejor El Pueblu
Un grupo de casas entre el campu la iglesia y el camín real, en un llano que se asienta en la falda del Monte Cañéu
La bajada acaba pues aquí en El Pueblu, pero sólo de momento…
Llegamos así a las primeras dos casas…
El camino pasa ahora justo entre ellas
Aquí a la izquierda
Fijémonos en el mojón y la flecha
Y es que este mojón xacobeo del Camino Norte también puede ser buena referencia, pero a la inversa, para los peregrinos de la Travesía Andariega a Cuadonga
Pasamos junto a otra casa, con parra en el muro lindante con el camín
Cuadra y vivienda
Hermoso corredor orientado al valle
Bajamos unos metros más…
Y en el Camín de la Iglesia iremos a la izquierda
En el cruce volveremos a ver de frente Grases, en medio del valle, nuestro próximo destino
El inolvidable Valle de Boides de los documentos medievales…
Aún no hemos acabado de bajar…
Y volvemos a ver La Torre, ahora ya asoma un poco la larga pared, también almenada que mira al este, si bien más baja que el muro lateral. Al lado son las casas de los caseros que, por sus características y lo ancho de sus muros, no sería raro que fuesen contemporáneas del palacio construido encima del castillo
Acabado el medievo, el castillo perdió su utilidad defensiva, por lo que se erigió encima una casona-palacio, al igual que pasó en tantos casos, cuando los señores-guerreros feudales pasaron a convertirse en nobleza terrateniente
Esta fue la razón por la que, muy a primeros del siglo XVI, se dio en construir aquí estas edificaciones palaciegas que vemos ahora, en las que lo más notable viene a ser la casona solariega de planta rectangular con torre cuadrada de dos pisos. Una escalera sube por afuera, a la derecha de la torre, hasta la primera planta, y en el otro lado, el que mira hacia el sur, se abre un corredor estilo asturiano popular
Seguimos bajando, ya por asfalto…
Llegamos a otro cruce
Salimos a la antes citada carretera de Niévares a El Pedrosu (VV-9), que tanto afectó a la parte posterior del castillo: nosotros vamos a la derecha
Con La Torre de frente, al ir a la derecha aún hay que bajar más
Pasamos enfrente de La Casina de Niévares, dedicada al turismo rural
Con largo corredor sobre la carretera
Y bajaremos por el castañéu…
Pronto dejaremos también la carretera…
Ahora a la derecha el antiguo Llagar del Carbayón, una referencia muy a tener en cuenta pues, justo enfrente, a la izquierda, tomaremos un camino
Una preciosa senda que deja el asfalto…
Y que pasa al pie de La Torre. Aquí nos separamos también además del Camino Norte de Santiago, aunque lo reencontraremos en Grases
Como en casi todas las edificaciones de la antigüedad, torres y castillos, se cuenta de galerías y pasadizos subterráneos que comunicaban La Torre con el exterior. Al pie de ella estaban la gruta de La Cueva y una cantera, sin duda relacionados ambos lugares con su construcción. Llama también la atención el gran pino, un verdadero monumento natural
Caminamos un poco más por esta preciosa senda…
Y vemos todo el conjunto de frente, del que se cuenta que fue donde vivió un tiempo Antonio de Borja, uno de los grandes maestros del arte Barroco en Asturias, y en épocas más recientes, esto ya totalmente seguro, el médico don Carlos de La Concha, familia esta a la que ya aparece vinculada La Torre desde el siglo XIX.
Todo el espacio entre la casona y los muros de la muralla son jardines
En los dinteles de piedra de las ventanas hay esculpidos motivos decorativos de tipo tradicional, y en la sobrepuerta de la entrada aparece labrada la fecha del año 1501, que seguramente es la que corresponde al momento en el que se levantó el edificio
Caminamos unos metros más…
Y ahora vemos otras construcciones exteriores como la capilla del palacio. Junto a ella se armó una monumental panerona de ocho pegollos
Capilla curiosamente adosada al muro sur…
Dejamos pues el campo de La Torre y continuamos haciendo camino…
Unos arbustos forman un túnel vegetal
Y camino de La Peña y El Llivinque ponemos camino a Grases y Amandi, al sur de La Villa…
DE NIÉVARES A GRASES (VILLAVICIOSA): LAS SENDAS DE LAS ÁNIMAS Y DEL DIOS LUG. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (6)
Mapa del tramo de ruta
Paisaje de Niévares a Grases desde el camín
Precioso el panorama de los «pelegrinos a Cuadonga» cuando, dejando atrás La Torre de Niévares, contemplan en paisaje del gran valle del río Valdediós, y sus afluentes, que ocupa todo el sector central del concejo de Villaviciosa. En primer término son Los Praos del Llivimque, unión de las parroquias de Niévares, San Xusto y Grases, por donde caminaremos enseguida. Más lejos se divisan las casas de Cazanes y, aún más allá, la zona, más montañosa, de la mitad oriental del concejo villaviciosino, por donde pronto también habremos de pasar. En concreto vemos el Monte Cubera, de mágicas resonancias de cuevas con tesoros y celebración de aquelarres, antigua cumbre de pastos cuya máxima altitud es el Picu Altu, de unos 367 metros de altura
La gran cantera de Fuentes, a la derecha de la foto, resalta en el verde de los campos. A la izquierda más cerca Cazanes y La Carbayera Sorribes, solar de antiguos castros y castillos de los que hablábamos ampliamente en el capítulo anterior cuando divisábamos todo el valle bajando del Altu la Cruz. Más a lo lejos aún y también a la izquierda el Monte Agüelle (336 m)
Es paisaje, tan rural y verde, son prados de siega y bosquetes, más algunas pomaradas, como esta que tenemos en estos prados que caen al valle
El antiguo y mítico
Valle de Boides de los documentos medievales, nombre vinculado a «bóvidos», ganado vacuno, solar de retiro del rey
Más a la derecha Les Vallines, por donde iremos entrando en la parroquia de Grases, hacia donde se dirigen nuestros andares
Camino adelante vemos al norte el Monte Illán (354 m), parte de las estribaciones del Cordal o Monte Cañéu, que cierra
Por su ladera discurre la carretera N-632, aquí llamada Carretera del Pedrosu
Grandes monocultivos ocupan los antiguos pastos de la montaña. Allí está el barrio de Sariegu, parroquia de San Xusto (no confundir con el concejo del mismo nombre, en Villaviciosa), lugar también conocido como Sariegumuertu, topónimo que parece relacionado con la antigua existencia de pozos de agua salada (sal-riegu, río salado), en concreto aquí la llamada Riega del Salmorial, que desemboca en el río Valdediós
Y, más en la distancia, Caés
Caés. también parroquia de San Xusto y al lado de la carretera, es un gran mirador sobre el valle
Sus casas se concentran en un rellano en la ladera, sobre los prados. Un poco a la derecha reconocemos la escuela. En medio del barrio fue famoso el Salón de Ángel, donde antaño se celebraban bodas y otras fiestas
Una gran
lloreona (laurel grande)
El camino es llano, un buen contraste con las formidables subida y bajada del Altu la Cruz, que acabamos de dejar atrás viniendo del valle del río España
Atención en la siguiente bifurcación
Estamos en La Peña, barrio de Niévares que vemos a nuestros pies: hemos de tomar aquí el camino de la izquierda. Atentos pues siempre ha de haber alguna flecha pero, por si acaso, mejor avisar
El camino se estrecha en este tramo
La Peña, a nuestra derecha
Un hermoso sendero, muy llano
Enormes lloreos
(laures), cierran el lado izquierdo
A la derecha, en todo momento, estas encantadoras vistas…
Espesas
sebes, los setos silvestres característicos de este paisaje de
bocage
La senda es estrecha pero se pasa muy bien…
El musgo cubre las piedras…
Alfombra natural de hojas caídas…
Antiquísimos muros de contención del terreno de la ladera.
Un camino de extraordinaria belleza natural
Un gran abeto destaca por su porte
Más
muries, muros de piedras
Avanzamos todo recto
Seguimos la ladera de la montaña, bajo los eucaliptos
Intenso verdor…
Fincas a los lados del trayecto…
Una venerable
castañal
El camino pasa encajado entre
les sebes. Hay algo de empedrado
Firme natural de tierra y piedra
Otro castaño en nuestra ruta…
Si nos cruzásemos con alguien, casi sería un compromiso ver quien cede el paso a quien…
Pero es una gozada de camino, totalmente intacto a afanes urbanísticos encementadores
Viene ahora una pequeña subida
Pasamos bajo un bosquete de árboles autóctonos
El frescor de los setos, reserva de humedad
La fragancia natural de las sendas camineras
Camino de sensaciones…
Camín de Cuadonga
Las milenarias, o varias veces milenarias, piedras de la ruta, siempre a flor de suelo
Más
muries, aguantando la fuerza de la montaña
Fijémonos ahora en un detalle visual a tener en cuenta
El viaducto de Grases, en medio del verde valle, bajo él pasaremos para llegar a las primeras casas de Grases
Asoman a la izquierda del viaducto, algunas casas de Grases y, arriba lo lejos, Peñacabrera, frontera con Cabranes
El camino se ensancha y su suelo es aquí, alfombra extendida de verde hierba
Un pequeño recuesto…
Dando vista a la
pumarada
Y a alguna de las casas de Sariegu, esparcidas acá y allá bajo El Pedrosu, como la de José Rita
Abajo una pista
Bajamos a la derecha…
Atentos a las flechas…
El camino se
humaniza un poco más, ahora es pista de hormigón, pero sigue siendo una maravilla de trayecto
De frente, en medio del recitado Valle de Boides, los montes de Camoca, El Castillu Camoca, solar de castros ástures que vigilaban, desde hace milenios, estos pasos naturales que son los caminos que estamos recorriendo
El viaducto sigue siendo una referencia visual en el paisaje
Hacia él y bajo él caminaremos nosotros para ir a Grases
A lo lejos de nuevo los montes de Peña Cabrera, referencia visual, geográfica e histórica muy a tener en cuenta en nuestro trasiego por el concejo de Villaviciosa, que atravesaremos de este a oeste
La pista inicia una bajada…
De frente Les Vallines y más allá Castiellu Ambás, otro solar castreño
A lo lejos montes de Celada y Valdebárcena, también en la raya con Cabranes
Vemos la figura que el
camín dibuja en los campos. Abajo a nuestra izquierda tenemos ahora la finca Ribadal, con sus grandes plantaciones de arándanos en estas fértiles tierras. No en vano, el
«Territorio Maliayo» cambió su nombre, como el de la pola o villa allí fundada,
La Pola de Maliayo, por el de Villaviciosa, villa abundante y fértil precisamente, en algún momento de la baja Edad Media, como manera de atraer pobladores y colonos
A veces faltan palabras para describir el paisaje, las imágenes dicen, valen mil veces más que ellas…
Cipreses en el Camino…
Guardianes de la
«Senda Divina a la Cueva la Santina», bajo ellos pasa el Camino
El hormigón cede aquí el paso al suelo de piedra y zahorra
Es bella y honda la perfecta caja caminera, como dibujada desde el cielo…
Miramos hacia los árboles en todo su esplendor…
Caminamos rodeados de fincas separadas unas de otras por
matos y sebes…
Los caballos nos ven pasar: arriba, El Pedrosu y La Cobertoria, topónimo este relacionado con las piedras que cubren,
«cobertoria», las
«arcas» o
«mámulas», con las que se conocía en el pasado los abundantísimos túmulos megalíticos de aquellas primitivas civilizaciones, perdidas ya en la noche de los tiempos, pero que ya caminaban sin duda, por estas sendas tantas veces milenarias…l
Sariegumuertu en la lejanía…
Les Caseríes: Casa Genaro, Casa Luis, Casa Álvaro, Casa Fausto’l Ferrador, Casa Julio…
Una de las entradas a la gran
arandanera de Ribadal
La gran plantación de arándanos
Majestuosos
carbayos extienden su ramaje sobre el
camín, como brazos que quisieran protegernos
El
roble o carbayu, el rey del bosque para los celtas, símbolo de la fuerza y la sabiduría, cuyo muérdago era recogido con especial cuidado para sus rituales. De su nombre gaélico
druir deriva
druida
Sendas filas custodian el sendero sagrado de los
«pelegrinos que van ver la Santina»
Otra de las entradas a la finca
Sigue la bajada
El Regatu la Rasa, afluente del Valdediós, riega estos campos…
Carbayos a la izquierda,
sebe de escayos a la derecha, y con los pies en la tierra, la tierra del
camín.¿qué màs se puede pedir?
Rayos de sol entre las nubes resaltan el color de hojas y campos, casi haciéndolos fuorescentes de tan intenso verdor
Bucólico paisaje rural…
Siguen las filas de carbayos…
Seguimos bajando, muy suavemente, pero en continuo y prolongado descenso
Y allí, al pie del Pedrosu y La Cobertoria, una referencia del arte y de la historia…
Quizás, entre los dos árboles a la derecha de la foto veamos un depósito de agua. Pues bien, un puntito blanco a su izquierda, en el medio mismo de la estampa, es una iglesia
Es la iglesia parroquial de Santa María de Sariegumuertu, al pie también de El Pedrosu
Su estructura es básicamente románica tardía (s. XIII) si bien con espadaña, pórtico, sacristía y capillas añadidas a partir del siglo XVIII. Se supone que en el lugar había otro templo más antiguo, tal vez del siglo IX. Algunas crónicas revelan que aquí pagaban tributos parroquias como Grases, Castiellu, Careñes y Narazana. Fue quemada en la Guerra Civil, declarada Monumento Histórico-Artístico en 1965 y restaurada en 1972 a propuesta del artista y erudito
Magín Berenguer. Celebra la fiesta de la AscensiónDe ella escribo en algunos textos, que no
«cupieron» en libros míos anteriores dedicados a esta ruta (siempre la falta de espacio en aras de la rentabilidad) de esta manera:
«LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE SARIEGUMUERTU: BAJO LOS MONTES DEL PEDROSU
El origen de este santuario se pierde en la noche de los tiempos, se sospecha que primeramente fue un pequeño monasterio levantado en un paraje apartado al pie de estos montes, en un rincón de los valles de la que más adelante sería La Pola de Maliayo(actual Villaviciosa). Esto fue hacia el siglo IX, en plena Edad Media. Estos monasterios no eran necesariamente fundados por ninguna orden monástica, sino por familias religiosas que quisieran acogerse a su modo y manera a la regla monacal de alguna orden piadosa.
En el siglo XII el primitivo monasterio es centro de una profunda reforma que cambia toda su traza originaria prerrománica para darle forma al edificio que ahora conocemos, de esto románico rural. Seiscientos años depués, acabando el siglo XVIII o a comienzos del XIX, se le añade un nuevo campanario que es el que se conserva en nuestros días. Quemado en 1936 durante las tragedias de la guerra civil, fue declarado en 1965 Monumento Histórico-Artístico por iniciativa de Magín Berenguer, investigador y artista especializado en arqueología y arte asturianos
Las características constructivas y decorativas, con los dibujos labrados en piedra de esta iglesia rural ,se asemejan mucho a los de otras iglesias románicas de la zona, por lo que paracen obra de un mismo taller o de especialistas de la misma escuela. Santa María de Sariegumuertu es de nave rectangular y capilla cuadrada con tejado de madera y teja, presetando bóveda de la llamada de cañón. La decoración se centra sobre todo en el arco triunfal, en el altar, así como en las portadas de acceso y en el ventanuco del ábside en la parte de atrás. Es en estos sitios donde aparecen los clásicos adornos geométricos en zig-zag, los ajedrezados y los dibujos en forma de ondas tan repetidos en el románico astur y sobre todo en el de Villaviciosa. En los capiteles que sostienen los arcos apoyados en las columnas se ven motivos vegetales, aves afrontadas y cabezas antropomorfas, mui típico todo ello también de este arte que tanto éxito tuvo en el medievo asturiano»
Andamos entre les sebes que separan el camino de los prados colindantes, los Praos del Llivinque, la unión mencionada de las parroquias de Niévares, San Xusto y Grases
Camino que es aquí una verdadera carbayera lineal a ambos lados
Otra vista de Sariegumuertu, Ribadal y El Pedrosu…
Bifurcación: vamos a la derecha…
El sendero de vuelve ya completamente llano
Venerables arboledas, monumentos naturales…
Sin duda son los seres vivos más viejos de estos caminos, y por ello es justo respetarlos
Prados de siega y pasto
Vamos ahora paralelos al Regatu la Rasa, también llamado Pontones que, como nosotros, va hacia el río Valdediós, que nace en el Monte Cañéu
Una preciosa vega, como una pequeña llanura
Un trecho llano y recto en el Camín del Llivinque
Curva a la derecha…
Ya pisamos el llano…
Mágicos carbayos
Curva a la izquierda…
Trayecto en buena sombra…
Y otra larga recta bajo el robledal…
Las inconfundibles hojas de la especie…
Encantadores caminos tranquilos y solitarios, únicamente en alguna ocasión pasa algún todoterreno o algún pequeño tractor Pascualín
Enlazamos con otro camino y continuamos de frente
Los montes de Camoca, ante nosotros..
Curva a la derecha bajo álamo y ciprés…
Matas de helechos
Y los bosques de vegetación ribereña
El esplendor de la naturaleza
Rodadas de tractores…
Altas sebes y matos
La vega del Regatu la Rasa
El boscaje nos cobija…
Y ya estamos a la vista del viaducto de Grases, bajo el que vamos a pasar ahora mismo
Andamos así un trecho más…
Y llegamos a la carretera en Les Vallines
Nos despedimos así del Camín del Llivinque
Y en la carretera (VV-10) iremos a la izquierda
Rumbo al viaducto
Ahora ya no somos los únicos usuarios del camino, atención al paso de vehículos
El Pedrosu a nuestra izquierda, con su carretera, famosa por sus continuas curvas cerradas, ahora con escaso tráfico a cuenta de la autovía, pero antes siempre se formaba una continua caravana. Era célebre por los impresionantes mareos de los viajeros
Arriba estaba antiguamente Casa Gelu, el chigre del Pedrosu, que tuvo estanco y tienda, o Casa Constante, antes de Valeria, así como la Casa’l Cura con su capilla. Abajo está Casa José Rita. Todo en términos de la parroquia de San Xustu o San Justo
Pasamos junto a la finca El Bichi
Y pasamos bajo el viaducto de Grases
Oímos el intenso tráfico sobre nuestras cabezas…
Cruce y de frente, siempre por la carretera
Puente sobre el Regatu la Rasa y curva a la izquierda
Pasamos bien pegados al guardarraíl…
Seguimos por la carretera, a la izquierda en esta bifurcación
Alguien ha pintado como opción ir por la derecha, pero en nuestra opinión obliga a realizar un inmenso rodeo, por lo que mejor sin duda ir, como siempre, unos metros más, por la carretera
Subimos un poco entre estas fincas…
El viaducto queda a nuestra izquierda….
Terminamos de subir…
La carretera serpentea un poco…
Y aquí están Les Quintanes, antesala de Grases
La carretera va a estrecharse al llegar a las casas. Enfrente, encima de Grases, montes de La Felguera, en la vecina parroquia de Camoca
« Nuestro alrededor es de más plantaciones de manzanos, huertas y prados. El ruido de la maquinaria trabajando es otro de los sones habituales que le ponen la «música-ambiente» a estas largas vegas llenas también de bosquetes y matas de arbolado. Raro es el día que no nos topemos con nadie haciendo labor, «paliando na güerta, cuchando nos praos, esto es, dándole a la azada o fesoria y abonando, o cabruñando y afilando’l gadañu pa dir a le yerba», sembrando patatas o maíz en las erías, cuidando del ganado o llevándolo hacia el pasto o el establo, así como mil funciones más de la hacienda y la casería. Es el duro trabajo del campo, que no conoce descanso ni días de asueto, siempre hay cosas que hacer La gente se para a veces a saludarnos y preguntarnos si vamos a Cuadonga, puede ser entonces un buen momento para dar palique con ellos un rato, a ver si saben cuantos pasaron ya en lo que va de día antes que nosotros con las mochilas al hombro y si iban con buen paso o fatigados, o aprovechar para preguntar si el tiempo creen que nos acompañará en nuestra «expedición». Buena oportunidad también para enterarse de si este año ye de fabes o de sidra, o de como están las cosas del campo, si trae cuenta seguir con la casería o vale más dejarlo todo «pa monte y que lo coman los xabalinos» Es la charla amena y sencilla de la sabiduría popular propia de la gente de la aldea, con unas inquietudes muy diferentes a las del bullicio urbano, aunque también eso está cambiando a pasos agigantados. No obstante, siempre hay conversaciones comunes y universales: el fútbol, lo malos que son todos los que salen en la telebasura, la corrupción que todo lo puede, o simplemente poner pingando al gobierno de turno, «los poderosos», mande quien mande»
Entramos en Grases…
Robusta panera sobre la carretera
Poco más allá es donde se estrecha peligrosamente la calzada, entre las casas
Tomemos por ello este camino a la izquierda
Camino que es una calle que atraviesa esta parte de Grases…
Tomamos pues este ramal, que forma un ángulo recto
Así, de paso, podemos admirar la delantera de esta soberbia panerona de corredor, con su vieja subidoria. Atrás Les Quintanes
Y luego avanzar por esta calle
Continuamos entre las casas y el hórreo
Entre las casas y la carretera, a la que volvemos a salir, se forma una especie de plaza en la explanada en torno a los hórreos
A nuestra derecha la antigua escuela, que fue también el taller de Soto el Carpinteru. A la izquierda al otro lado de la carretera estuvo el Bar Latino
Nosotros cruzamos la VV-10 en este lugar
En Grases continúa en pie una de las señales oficiales de la ruta instaladas en 1997, a iniciativa de la Tertulia El Garrapiellu y con el apoyo del Principado de Asturias
Esta señal nos indica seguir adelante por la carretera, pero aquí me voy a permitir hacer una recomendación, que creo va a merecer la pena: ir ahora por el camino de la derecha detrás de la señal, pasar junto a la iglesia de San Vicente, bajar al río Valdediós y cruzar el puente frente al Molín de Vicente, para continuar enlazando de nuevo con la ruta del Camino Norte de Santiago que va a Gijón/Xixón, que pasa por el monte que vemos enfrente, y seguirla, pero naturalmente, en dirección contraria, a Villaviciosa, librándonos de un buen tramo de asfalto y sin arcenes
En la carretera, sí recomendaría, antes de tomar este camino a la iglesia, ir un momento a conocer la famosa capilla u oratorio de ánimas aquí existente, un pequeño santuario dedicado a las ofrendas para les
Ánimes del Purgatoriu, las almas de los difuntos que no están aún en el Cielo porque tienen que pasar primero por los rigores de purificación de los pecados cometidos en vida.
Las capillas u oratorios de ánimas son pequeños altares de los caminos, que aunque de distintas formas y fábrica suelen tener características muy comunes, estaban hechas unas de mampostería y otras de madera (de las que prácticamente ya no quedan), podían estar cubiertas y rematadas con carga de argamasa o cemento para dejarlas con sus paredes lisas
Es de planta cuadrada con un tejado a cuatro aguas y tiene en medio un pequeño nicho a manera de hornacina en el que se ve un cepillo para limosnas
1.
El oratorio está en muy buenas condiciones y, por las flores y velas encendidas que suele haber en él, se advierte el uso y devoción del que es objeto en nuestros días
En la pared de adentro hay pintado un Pantocrator con la imagen de la Virgen del Carmen con el Niño a la derecha, así como un Cristo crucificado en medio y a la izquierda el Sagrado Corazón. Debajo de estas imágenes unas figuras humanas se debaten entre las llamas del fuego del Purgatorio.
Vemos entre las llamas un clérigo, hombres y mujeres. Llama la atención su mirada imperturbable
También un obispo, simbolizando la igualdad de todos ante lo divino
La escena muestra la redención de las almas de los pecadores, que es lo que se venera en estas advocaciones
Siempre se erigían estas capillas en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, como es este el caso. En ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas, siempre dentro de un nicho protegido por una reja de hierro o una ventana de cristal
En el interior se representan pintadas escenas de las almas de los condenados al fuego del Purgatorio deseosos de salir del tormento
Preside estas escenas un Cristo, una imagen de la Trinidad, de la Virgen María o de San Antonio. La imaginería popular dibujaba caras de hombres y mujeres, así como de obispos y sacerdotes para simbolizar la igualdad de todos ante la Justicia Divina y a los que el pueblo tenía por grandes pecadores, buscándole ironía al asunto incluso la gente creía ver el rostro de algún vecino o vecina o de determinado párroco conocido, lo que dio lugar a muchas anécdotas y leyendas para criticar un poco a personas y estamentos de la que se «explicaba» la historia de quien y porqué se pensaba que estaba allí retratado
La creencia en el Purgatorio no está aceptada por todas las iglesias cristianas, es más, en el cristianismo más primitivo no parece existir de forma patente esta noción, un lugar en el que las almas de los pecadores que no han cometido pecados mortales se purifican padeciendo las penas del infierno pero no eternamente, solo el tiempo necesario para conseguir la gracia y entrar en el Reino de los Cielos. Existen conceptos parecidos en otras religiones y creencias, aunque no en absoluto iguales iguales: el barzaj en el Islam y Hamistagan del zoroastrismo
En el cristianismo son la Iglesia Católica y la Copta las que lo asumen entre sus preceptos más importantes, los primeros basándose en el Antiguo y Nuevo Testamento, entre otros documentos, y los segundos en los capítulos 6 a 36 del Libro de Enoc. La Iglesia Ortodoxa no cree en el Purgatorio pero sí en la existencia de un lugar en el que las almas, sin estar en el Cielo ni en el Infierno, esperan el Juicio Final, razón por la cual sí se ofrecen rezos por los difuntos y a favor de la misericordia divina. Por otro lado, la mayor parte de las iglesias protestantes lo rechazan, la misma Reforma de Lutero nació contra el cobro y comercio de bulas e indulgencias con la idea de comprar la salvación de las almas después de la muerte y acusa al Purgatorio de ser una invención para engañar a los creyentes, cobrando entonces especial importancia el concepto de la Predestinación, tan defendido por Calvino, por el que desde la Creación Dios habría decidido quien se salvaría y quien no, por eso cuando nacemos estaríamos predestinados
Es entonces cuando la Contrarreforma católica revitalizaría precisamente este y otros conceptos contrarios a los protestantes, extendiéndose el culto y veneración a la misericordia divina por las almas de los que no descansaban en paz, con estas capillas y con otras oraciones y ofrendas como las rondas de ánimas que pedían responsos y donativos en favor de quienes padecían el castigo del Purgatorio, con luces y campanillas, por los caminos, de casa en casa…
«Ánimas del Purgatorio son las que están a tu puerta si nos dais una limosna tendreis la Gloria muy cierta, ¡Ay, ay, ay! que aquí me abraso ¡ay, ay, ay! que aquí me quemo ten piedad de nuestras almas que están pasando tormentos»
Hubo teólogos que plantearon, como otros religiosos y místicos, que las penas del Purgatorio se pasaban en la tierra vagando como alma en pena que los mortales no podrían ver a no ser en determinadas circunstancias, lo que explicaría entonces la creencia en fantasmas y otras presencias paranormales que tampoco fueron siempre muy bien aceptadas por las iglesias. En este caso cobra especial interés las apariciones de la güestia, güeste o Santa Compaña, procesiones fantasmagóricas relacionadas siempre con el temor a los difuntos y a las causas que no les permiten descansar en paz. Por ello, su «presencia» hacía que las rogativas, limosnas y donaciones aumentasen, por lo que no dejaban de tener una función extraordinariamente similar a la de los oratorios y las rondas de ánimas
También hay quien ve en estos oratorios restos de religiones muy antiguas, precristianas incluso. Muchos están levantados en cruces de caminos y es allí donde se aparece la güestia, ya que la cruz en realidad además de ser el símbolo cristiano del martirio y muerte de Cristo, representa como elemento sagrado en otras culturas el lugar de tránsito entre este mundo y «el otro», el de los difuntos o «más allá» o «puerta a otra dimensión» y de ahí la aparición de las ánimas en pena en estos lugares y la edificación de estas capillas
Y ahora, desde la capilla, regresamos al cruce para tomar el Camín de la Iglesia
Camino que empieza a bajar justo aquí a la izquierda
Y justo aquí lo tomamos…
El Camín de la Iglesia y El Camín del Molín, en bajada
Iglesia parroquial de San Vicente de Grases, que mira a los castreños montes de Camoca, infestados de ocalitos, y a los altos de Lluera, en La Llomba, al sur de Villaviciosa
Esta es la entrada al Campu la Iglesia: el camino sigue a la izquierda, hacia el río, pero primero vamos a visitarla…
Esta es la iglesia parroquial de San Vicente de Grases, cuya estructura actual es de estilo barroco rural, fruto de las obras realizadas en 1769, si bien sobre un templo mucho más antiguo
Un paseo arbolado nos lleva hasta el santuario
Avanzamos por su muro este…
Nosotros nos dirigimos directamente al pórtico
Y nos encaminamos, primeramente, a la pared del fondo
En aquí donde se localiza, empotrada, la estela de la gentilidad astur de los LUGGONI ARGANTICAENI, los «lugones arganticaenos» pertenecientes a la gens o gente astur de los «lugoni» o «lugones», una lápida que fue descubierta en esta iglesia en el año 1925 por el de aquella párroco de Grases Don Antonio Amézaga en el transcurso de unas obras en el templo
La estela es una piedra labrada de medidas 0.59 x 0,29 que conserva una inscripción escrita se supone en el siglo II d.C. en un momento de romanización avanzado pero en el que aún se conservaban casi intactas todas las tradiciones y creencias de los pueblos autóctonos, junto con formas de organización social, cultural y religiosa
Se trata en concreto de un ara votiva dedicada a una divinidad local, un dios «Tabaliaeno», lo que podría hacer suponer que esta parroquial de Grases esta edificada en el mismo solar que un santuario o «locus consacratus» de los astures, cristianizado con posterioridad. También es factible que viniese de alguno de los castros localizados en los montes de las inmediaciones, justo enfrente del templo. Al texto le falta una porción de la primera palabra y dice así:
…OVIO TABALIAENO / LVGGONI ARGANTICAENI / HAEC MON POSSIERUN
La traducción podría quedar más o menos en:
A (…) OVIO TABALIAENO LOS LUGONES ARGANTICAENOS DEDICAN ESTOS MONUMENTOS
La primera palabra, como decimos, está incompleta, al haberse desprendido un pedazo de la piedra arenisca en la que se esculpió. El nombre del dios Tabaliaeno está relacionado con el de persona Tabalus que aparece en otras inscripciones astur-romanas. Los lugoni son los miembros de esa gente o agrupación astur y los arganticaeni la gentilidad o grupo local de esa misma unidad social, de la que su nombre deriva de la raíz «arg», «brillante», por lo que serían «Los Brillantes Lugoni» o lo que es lo mismo, «Los Brillantes Hijos de Lug«
Los luggoni. como su propio nombre indica, se consideraban hijos o descendientes de Lug, Lugh o Lugus, divinidad céltica. Sus comunidades se emplazaban en la actual zona central asturiana y en varios lugares de lo que ahora es el norte de León. Al oeste tenían de vecinos a los astures pésicos y al este los cántabros vadinienses y orgenomescos. Aparecen ya referencias a ellos en documentos de la antigüedad clásica y por ellos se sabe que tenían su capital en Paleontium, localidad citada ya en las Tablas Geográficas de Ptolomeo y a la que sin total seguridad se ha querido identificar con el actual Belonciu, en Piloña, a cinco kilómetros al suroeste de L’Infiestu. Bajo dominio romano el centro administrativo pasó a Lucus Asturum, actual Llugo de Llanera, topónimo que al igual que Llugones, Llugás o Lloxu (antiguo Lúgico) conserva el nombre de Lug. Después de la caída del Imperio Romano aparecen mencionados en las crónicas visigodas como roccones, contra los que organizaron diversas campañas militares con el fin de someterles a obediencia con más o menos éxito
¿Pero quien era Lug, ese dios que dio nombre no solo a los lugones sin también a munchos pueblos y ciudades de Europa Occidental?. Lug era el dios principal de los pueblos célticos de La Galia, Iberia, Eire y Albión (Islas Británicas), protegía la autoridad política y se presentaba como el garante de los pactos públicos y privados. Su fiesta se celebraba el día 1 de agosto, el «Lugnasad» o literalmente «las bodas de Lug». No era exactamente un «dios supremo» sino un dios con todas las funciones de los demás dioses, razón por la que se le llamaba «El Múltiple Artesano», pues realizaba las labores de otras divinidades: era héroe y guerrero, carpintero y herrero, artesano y músico, historiador y cuentacuentos, médico y escanciador. Las sagas cuentan que el guardián de la puerta de la sala de celebraciones de los dioses no quería dejar pasar a Lug pues ya había un dios para cada cometido de los que sabía realizar, a lo que Lug respondió que tenía derecho a entrar pues él era el único dios que hacía todas las especialidades de todos y cada uno de los demás… y se le abrió la puerta a la fiesta…
Lug estaba simbolizado en el cuervo y también le apodaban «El de Larga Mano» porque su arma sagrada era una lanza, la cual manejaba mejor que nadie. Fue Lug una especie de «dios de la luz», y es que significa literalmente «luminoso» y es una vieja palabra indoeuropea emparentada con el latín «lux» y el griego «leukos». En relación con esto se contaba que tenía el rostro tan relumbrante que no se le podía nunca mirar de frente, a causa que podía llegar a cegar los ojos del que lo hiciese.
El papel de dios principal de Lug fue cambiado por los romanos a Júpiter pero sus funciones se asimilarían más a Mercurio, según autores que plantean que quedó después cristianizado en diferentes advocaciones según el caso y el lugar, como por ejemplo el Arcángel San Miguel (arcángel luminoso). Muchos son los topónimos, además de los asturianos antes citados, que mantienen la memoria de este dios, como Lyon, Lugano, Laon, Leiden o Leipzig, antiguas «Lugdunum» o «Ciudades de Lug»
En las paredes del santuario otros elementos muy antiguos, si bien no tanto como la estela votiva
Son dos canecillos de piedra que pudieron pertenecer a una iglesia medieval mucha más antigua, tal vez la que ya fuese mencionada en el comentando inventario del obispo Gutierre de Toledo en 1385-86, tal vez ligada a un olvidado monasterio
Uno está roto, no se aprecia la figura que en él hubiese representada
Y el otro se asemeja a un perro o lobo. Ha sido como la pared pintado de blanco
Volviendo al exterior vamos a ver, en esta pared que cierra el pórtico o cabildo, otro canecillo
Este parece mejor conservado, no ha sido pintado, y se reconoce la representación de un lobo
Las pequeñas orejas puntiagudas lo delatan
Si bien una iglesia llamada «Sanct Vicente de Grasses»ya aparece citada en el Liber Testamentorumovetense como existente en el siglo X, es tal la posibilidad que se trate de una falsificación varios siglos más tardía, confeccionada por el obispo Pelayo, que se resuelve que la primer mención segura a Grases por su nombre se atribuya a la relación de parroquias censadas por el obispo Gutierre de Toledo en los años 1385-86, donde se lee:
«San Vicente de Grases húsala apresentar padrones herederos, Es abbad della Fernán Suárez, canónigo e capellán. Ha de manso seys días de bues, Los diezmos pártense en esta manera: los dos tercios lieva el dicho abbad e el terçio el capellán. Paga de procuración esta eglesia un quarto. Riende esta capellanía (…) mr.s e la abadía (…)»
Visitados los tesoros históricos del templo volvemos a la travesía andariega
No hace falta seguir necesariamente hasta el mismo portón de acceso: unas escaleras nos bajan directamente al camino, a la derecha
Por aquí volvemos a la ruta
Y seguimos pista abajo…
Pasamos al pie de la iglesia y el cementerio
Y estas son las vegas del río Valdediós, el «centro del gran valle central villaviciosín», el Valle de Boides
De frente El Castillu Camoca, que guarda el testimonio de los antiguos hijos de Lug
Bifurcación y a la izquierda
Prados de la vega del Valdediós
Terminamos de bajar…
Y llegamos al puente. Al otro lado estaba el Molín de Baxo la Iglesia, o Molín de Vicente, bien estudiado en su día por Rafael Balbín Loredo en su obra Los Molinos de Maliayo, que será otra de nuestras referencias bibliográficas en nuestros andares por los ríos del concejo, que marcan muy especialmente a este camín
Al fondo, el antiguo almacén del molino
Al pasar el puente vemos el río, en verano con poco caudal, más furioso y bravo con las lluvias y en invierno
El hórreo, indispensable para el grano, aislado del suelo y los roedores…
Nada más cruzar, frente al almacén, subiremos a la derecha
Justo en la curva, vemos una de las esclusas de la canal que llevaba agua al molino, para hacer funcionar su maquinaria de la molienda
Básicamente, el agua se embalsaba en una presa o ñora y luego, con su fuerza, empujaba las aspas de un rodendu o rodeznu y hacía girar la muela para moler el grano
Como hemos dicho, subimos a la derecha…
A la sombra de les castañales…
La casa, con una hermosa galería, queda atrás
Poco más arriba llegamos a una cabaña
A su derecha tenemos una bifurcación
En la bifurcación nosotros hemos de ir a la izquierda
Pasamos enfrente de la cabaña…
Y va acabando la cuesta…
Fincas y castañeos…
Aquí vemos unas señales
La cortísima cuesta acaba en este mojón xacobeo, volvemos a enlazar con el ramal del Camino Norte que se dirige a Gijón/Xixón, del que nos habíamos separado al pie de La Torre de Niévares, y que volvemos a encontrar
Nosotros seguimos este camino pero, como antes, en dirección contraria al Camino Norte: nosotros ponemos rumbo a Villaviciosa
Es una pista ancha y muy llana
Prados de La Felguera
La tupida vegetación ribereña, a la izquierda
Una verdadera delicia de camino…
Todo de frente…
En el frescor de la foresta…
El río justo bajo nosotros, al pie de un verdadero acantilado fluvial lleno de árboles…
Ante nosotros el paisaje se abre…
A lo lejos unas casas…
De frente, en un cueto, Maoxu, otro de los barrios de esta parroquia de Grases. A la izquierda la Casa les Neñes o Casa les Maestrines y lugar de El Pedreru y la Casa Baila. En Maoxu es famosa la casería de Los Caserinos, de productos lácteos, fundada en 1910 y que puede visitarse
Abajo, en el río, está el Molín de la Mota o Molín de Llacones, que forma parte de una quinta, con manzanales, huertas y finca, cuyo edificio principal vemos más arriba, en la carretera
En el molino trabajó Belarmino Villazón, Mino, El Moliñeru Grases, y cuenta con dos molares o muelas girando y moliendo. Era de los últimos que aún funcionaba en Villaviciosa
La Mota, quinta del siglo XVIII con todo el aspecto de un caserón palaciego, magnífico ejemplo de arquitectura tradicional asturiana, portón de entrada amplio y espacioso, con vivienda de luminosa galería, cuadras, panerona y gran corrada
Un poco más adelante vemos la galería del edificio principal, Justo enfrente, otro edificio tiene un corredor dando vista al río, al molino y al camino que comunica con él
Más arriba otras casas
Más arriba, sobre la carretera, la antigua escuela
Y Casa Arboleya
Prado abajo, el Ríu Valdediós se vislumbra ente su arbolado de ribera
Caminamos llaneando…
Vemos las flechas del Camino de Santiago. Nosotros hemos de ir a la inversa
El Camino, muy llano, nos ofrece espléndidas vistas, con Maoxu siempre de frente
Al otro lado del río, oculta por la vegetación de ribera, va la carretera, en dirección a La Venta
Vamos a mirar un momento atrás
Una bella estampa de Grases. Arriba a la derecha asoma el palacio de La Torre de Niévares, bajo la que pasábamos viniendo de Fernandíz, una casa que vemos un poco más arriba en un claro del bosque, por donde viene el camino del Altu la Cruz, en lo alto del cordal, arriba del todo un pco a la izquierda
En Grases reconocemos a la derecha la capilla de ánimas y a la izquierda el antiguo Bar Latino, así como la bajada a la iglesia y al río, por donde acabamos de pasar
Otra vista de La Mota con el río abajo
Al otro lado, como hemos dicho, está la carretera
Avanza el camino por esta ladera que cae al río…
Pasamos una torre eléctrica
Los castaños jalonan el trayecto
En verano, maizales…
Las vacas, siempre atentas a quien pasa, esta vez nos dan… la espalda. Es la hora de los desayunos
Ahora hay fincas a ambos lados…
Nos acercamos a una biesca de árboles autóctonos
Otro buen castaño o castañal
Con sus preciados frutos, envueltos en su caparazón de pinchos, los oricios de les castañes, en la seronda, el otoño o tardíu
En la carretera vemos ahora el barrio de La Venta, memoria de pretéritas posadas y alberguerías para acomodar a los arrieros, artesanos ambulantes, ganaderos, tratantes y pastores trashumantes, gentes que van y vienen de ferias y mercados caminantes y viajeros en general, además de peregrinos que solían echar el freno y descansar o pasar la noche en ellas
Allí estuvo el chigre El Regatín. Ahora hay dos viviendas
Secularmente los peregrinos a Covadonga pasaban por allí, y siguen pasando. Al ensancharse la carretera y haber un tráfico más fluido y veloz existe más riesgo para los peatones, por los que muchos optan por andar también este mismo camino que recomendamos
Un poco más allá otra vista de Maoxu
Maoxu y el camino que lo enlaza con la carretera VV-10
Y ya nos adentramos en la biesca…
No sin antes sentir la fragancia de las rosas blancas…
En el castañéu o castañar el camín empieza a bajar muy poco a poco…
Altísimos árboles cierran a los lados la ancha senda…
Una larga recta en suave pero prolongada bajada…
Helechos…
Y de repente, un alto edificio en ruinas, a la izquierda
Un altísimo edificio,, o lo que queda de él, sus ruinas, que nos sorprenderá
Aquí estuvo la Fábrica de Papel la Esperanza, construida entre 1843-45 sobre lo que fue El Molín de la Barraca, otro de los que trabajaban con la fuerza motriz del agua del río Valdediós
Al lado una construcción muy peculiar
Cuatro pegollos y dos moños o picos… ¿hórreo o panera?
Abajo, en el río, aún puede verse la presa o ñora del molín
Luego estuvieron aquí las instalaciones de la Mantequera Asturiana, antecedente de la que sería la famosa Mantequera de Amandi, que estuvo trabajando hasta los años 30 del siglo XX
Las ruinas, surgiendo de una verdadera selva, son eso sí, tremendamente sugerentes, testimonio de un antiguo esplendor y posterior decadencia
Aquí, sin darnos cuenta ni verlo, pasamos un puente sobre el río
Si la vegetación nos deja podremos ver, a la izquierda, su cauce…
Aquí pasamos el puente sobre el río y vemos mejor la ñora o presa molinera. El viejo molino fue empleado para dar luz a la factoría y al cercano barrio de La Barraca
Pasando el puente tenemos otra vista de la gran pared que mira al río. En su momento el edificio llegó a tener también altas chimeneas
Las grandes ventanas, algunas cegadas, otras cerradas con tablas
Pasado el puente veremos otras dependencias de la antigua fábrica. Antaño algunos vecinos se dedicaban a recoger la leche de las caserías a caballo para traerla aquí
Esta parte está mejor conservada pues pasó a ser casería, con huertas y ganado, y sigue siendo vivienda. El lugar continúa siendo conocido como La Fábrica
Nos asomamos a la verja…
Al fondo, la panera de la antigua casería
Las antiguas cuadras, que también se hicieron aprovechando el edificio fabril
Y así, desde La Fábrica, continuamos ruta
Nos dirigimos a Casquita, donde saldremos de nuevo a la carretera
Casquita, barrio extendido parte en Grases y parte en Amandi, señala la frontera entre ambas parroquias
Arriba a la izquierda, en la carretera, Les Cases de La Barraca, otro edificio de noble antigüedad y de varias plantas, donde vivió Arturo Meré El Madreñeru
Al llegar a la carretera, otro mojón: iremos a la derecha…
Y de nuevo en la VV-10 entraremos en Casquita, paso como hemos dicho de la parroquia de Grases a la de Amandi, a poco más de dos kilómetros al sur de Villaviciosa capital, La Villa, y donde se separan, un poco más allá, dos variantes del mismo Camino Norte de Santiago, la ruta gijonesa, esta por donde venimos nosotros, y la ovetense, que se dirige a la derecha hacia Camoca. Pronto llegaremos al lugar donde se separan esas sendas, frente a la capilla de San Blas
Plantando maíz, en el mes de junio…
La primera casa El Bombé
La carretera es recta hasta las siguientes casas…
Esta ha sido preciosamente restaurada…
Pasamos al pie del corredor…
Casa con jardines a la derecha
Jardín con rosales
Y llegamos a El Improviso, uno de los antiguos chigres, bares-tienda que antaño había en cada aldea
También por aquí iban y venían antaño vecinos y vecinas de todas las aldeas del valle, en dirección a las ferias y mercados de La Villa, con los productos del campo, y dado que era trasiego continuo de gentes había paradas como esta deEl Improviso, tanto al ir como al volver
Su situación en el antiguo Camín Rial podría hacernos pensar en que muy posiblemente hubiese existido una venta caminera o similar
La antigua cuadra…
La carretera hace un poco de curva a la derecha, ladeando un cuento
Pasamos un puente sobre el Regatu Mieres, iniciando una pequeña cuesta
Vega del río Mieres y pumarada: miremos ahora al este según subimos
En primer término La Cuesta Valle, en la parroquia de Camoca, por donde va el ramal del Camino Norte en dirección a la ovetense catedral de San Salvador
Más a lo lejos se distinguen las casas de San Pedru Ambás, bajo El Picu Lloses (454 m)
Arriba a la derecha es La Campa, por donde suben los peregrinos de la ruta ovetense, mayoritariamente siguiendo hacia el fondo del valle, por Valdediós, y otros por San Pedru Ambás hacia Arbazal, por las laderas del Picu Lloses
Picu Lloses, Rasa de Arbazal a su derecha y altos de Valdebárcena a su izquierda
En la distancia vemos ahora los montes de Llanu Ferreru (428 m) y Peña Singla (315 m). Más abajo Reborión y a la izquierda los altos de Bozanes
Llegamos así al siguiente grupo de casas de Casquita, donde termina esta pequeña cuesta
Se termina la corta subida desde el Regatu Mieres…
Y hay incluso un poco de bajada…
Bifurcación y a la izquierda, por la carretera
A la derecha estuvo La Pista. el antiguo y célebre baile de Casquita, hoy en día vivienda: ahí se separan los dos caminos en medio de este valle
Enfrente, en un cruce, está el Llagar El Traviesu, de buena sidra asturiana, fundado en 1943 por Enrique G. Acebedo Carneado
Esta encrucijada es una referencia caminera muy importante
Y es que en este cruce es donde se separan los peregrinos del Camino Norte, unos van a Oviedo/Uviéu, a la derecha, camino de Camoca, y otros vienen hacia aquí, en ruta a Gijón/Xixón. Si los que van a la capital asturiana siguen por el Camino Norte (pueden optar también por el Primitivo), volverán a verse con estos en Avilés, donde se reúnen de nuevo los dos ramales
En este lugar pasamos a la parroquia de Amandi …
Mirando también al cruce, la venerada capilla de San Blas
Muchos peregrinos hacen un alto en esta capilla caminera, de recuperada romería gracias a una iniciativa vecinal, celebrándose San Blas, también dicho San Bras, el día 3 de febrero
En la portada, con reja de madera, se ha colocado un panel con unos versos dedicados a los peregrinos, Casquita y San Blas, obra firmada por Patty, La Furagaña de la Ría
La fecha, 4 de febrero de 2017
Si podemos, veamos el interior del santuario. Ahora muchas veces podemos encontrar la capilla abierta y al lado un punto de apoyo al peregrino con algún refresco o tentempié. Buena oportunidad para hacer un alto y visitar el lugar
En el interior del santuario un libro de firmas y un tampón para sellar credenciales
Hay varias imágenes, destacando a la derecha por su tamaño la de su patrón San Blas, vestido con hábito de obispo
No nos olvidemos que, a raíz de la tradición que cuenta cómo salvó a un niño de morir atragantado con una espina de pescado, es sanador de los males de garganta y esta es la razón por la que, como en otros lugares, se reparten las célebres rosquillas de San Blas el día del santo, bendiciendo las gargantas
A la izquierda otras dos imágenes. La de la Dolorosa fue donada por la vecindad del cercano pueblo de Poreñu, también en Villaviciosa, con el que Casquita está hermanado
Aquí está el diploma del Premio a la aldea más guapa de Villaviciosa otorgado «a los ocho vecinos de Casquita» por la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa Cubera, galardonando su encomiable labor
Volvemos al exterior y, saliendo a la izquierda, continuamos camino por la parroquia de Amandi
DE CASQUITA (AMANDI) A LES VEGUES (FUENTES): RÍOS, MOLINOS Y FERRERÍAS AL SUR DE LA VILLA. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (7)
Mapa de este tramo
Capilla de San Blas
En Casquita, los peregrinos del Camín Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga dejan la parroquia de Grases y entran en la de Amandi, pocos kilómetros al sur del casco urbano de Villaviciosa, La Villa, capital del concejo. Y así, pasando por la capilla de San Blas, seguimos camino por las Vegas del río Valdediós, caminando por la carretera VV-10, que comunica los pueblos del valle
Este tramo del camín coincide, pero en sentido inverso, con el Camino Norte de Santiago, que aquí, en Casquita, frente a la capilla, se divide en dos ramales, uno hacia la catedral ovetense de San Salvador y otro hacia Gijón/Xixón, reuniéndose ambos luego en Avilés
Por ello, en el libro El Camino de Gijón a Covadonga escribíamos que… «El cruce de Casquita es una referencia primordial para quienes están haciendo el Camino de Santiago, porque aquí se han de decidir a hacer propiamente el de la costa, continuando hacia Xixón, o hacia el interior, dirigiéndose a Uviéu: las señales jacobeas advierten de esta circunstancia ya en las inmediaciones de la capilla. Pero para nosotros no presentan novedad, nuestro rumbo sigue directo en la dirección que llevamos, llegando a unas naves ganaderas a la derecha y a una quinta con portón, palmera, y alta y elegante fachada a mano izquierda mirando para las riberas del río: Villa Algara»Villa Algara es la antigua quinta que tenemos justo a continuación de la capilla de San Blas y, a la derecha, más lejos y relacionada con ella, La Gotera
Esta es la fachada de Villa Algara que mira a Casquita
A la derecha la finca y nave ganadera de la quinta
Y esta es Villa Algara, que fue construida para Bernardo Valdés Corrales, indiano villaviciosino que emigró a México y que, tras trabajar con unos familiares se independizó prontamente con negocios propios, como una sombrerería y fletes de buques a Cuba. Casado con la francesa Julia Germain, tuvo en México varios hijos y a su regreso residió en la calle Uría de Oviedo/Uviéu con su familia, aunque él viajaba continuamente al país azteca a encargarse de sus empresas
Heredó la villa su hijo Bernardo, gran amigo del escritor Ramón Pérez de Ayala. Bernardo, nacido en México, estudió Derecho en Santiago de Compostela, fundando además la primera serrería de Villaviciosa, la cual perdió en la Guerra Civil
Vendería posteriormente la quinta, la cual perdió sus jardines delanteros. Conserva su nombre de Villa Algara, vinculado a L’Algara, nombre del barrio de Amandi sito bajo la iglesia parroquial, sin duda origen familiar del fundador
Seguimos así carretera adelante
Y miramos ahora a la derecha, a las vegas del Ríu Valdediós
Más allá del río, por la ladera de los altos de Bozanes, está la carretera AS-267, conocida popularmente como Carretera La Campa
Ahí vemos La Gotera, otra casa mandada construir por el mismo indiano, pero para otro hijo suyo, José Valdés Germain
La vivienda ha pasado por diferentes propietarios y ha sido muy reformada a lo largo del tiempo, incluso su verja delantera ha desaparecido al ser tirada por un camión en un accidente
Entre las dos quintas se extienden buenos pastos por estas vegas, donde pacen las vacas frisonas, productoras de leche
A nuestra derecha, más cerca, al lado del río, estuvo el Molín de Casquita. A lo lejos vemos Camoca y los altos de La Llomba, por donde van los peregrinos que desde la capilla de San Blas escogen la ruta a Oviedo/Uviéu
Al fondo, medio tapados por los eucaliptos, el Picu Lloses (454 m) y, a su derecha, La Campa, paso al concejo de Sariegu y al valle del Nora, ruta a la capital asturiana tanto por la carretera como por el Camino Norte de Santiago, bien por Valdediós, bien por Arbazal
Según caminamos, volvemos la vista atrás admirando Villa Algara con su verja
Se cruzan bicigrinos a Santiago y a Covadonga…
Siguiente lugar de Amandi: Conciella. En la lejanía reconocemos las casas de la parroquia de Fuentes, al oeste, por cuyas vegas, más abajo, caminaremos dentro de muy poco. Fuentes se asiente en la falda del Monte Cubera, famoso por sus leyendas de aquelarres y de tesoros escondidos, cuya cota cimera es el Picu Altu (367 m)
Conciella, un par de casas en la misma carretera dando vista a esta vega
Campos de cultivo, normalmente de maíz, se extienden hacia el río
El trayecto es muy llano y bastante recto
Llegamos a la siguiente casa de Conciella
Y sigue adelante la carretera todo recto, viendo a lo lejos las casas de La Parra, a donde nos dirigimos
Venerables arbolones…
Preparando las tierras para el cultivo del maíz
La Parra y el boscoso cueto de Bozanes
En esta zona, entre 1899 y 1905, se hicieron prospecciones carboníferas a cargo de la compañía Sonda de Villaviciosa, inscrita en ese año de 1905 en el Registro Mercantil con un capital de 1.350.000 pesetas, siendo su director el famoso ingeniero industrial José Tartiere. Los sondeos fueron abandonados poco después
Vayamos muy pendientes del tráfico, no suele haber mucho pero a veces es relativamente constante
Acercándonos al Ríu Valdediós una preciosa vega
Fijémonos en les vares de yerba, una imagen que casi ha desaparecido del campo asturiano en favor del empacado…
Y en estas hermosas huertas, lechugas, patatas, berzas, tomate… y algunos frutales
Y ahora un grupo de edificios notables
Primeramente a mano derecha el Molín de La Parra, uno de los muchos que trabajaron con el agua de este río, ahora transformado en vivienda
A su izquierda una explanada junto al río
la terraza-merendero del Bar Caso, al lado del río Valdediós y mirando para el puente de la carretera. Por eso el chigre se llamaba antiguamente El Puente
Asomándonos al antiguo molino reconoceremos huellas de su pasado
Por ejemplo una antigua muela
Acercándonos al cruce de la Carretera La Campa, las casas forman calle
Carretera que ya tenemos aquí delante. Una corta bajada nos lleva a ella…
A la izquierda la llamada Casa del Corredor
El elegante balcón-corredor que da nombre a la casa se asoma al camín. Abajo a la izquierda un grifo de agua a disposición de los peregrinos
Cochas xacobeas a ambos lados
Texto de bienvenida en varios idiomas…
Abajo, los detalles de los dinteles de puerta y ventana delatan la antigüedad del edificio
A la derecha, llegamos al final de esta fila de viviendas entre la carretera y el río
De frente sigue el camín, a la derecha está el bar
El Bar Caso, que al otro lado tiene el merendero. Antaño tuvo también bolera
El bar Caso es otra parada muy empleada por los peregrinos que van a Santiago y a Cuadonga, tras un largo trecho sin un lugar donde tomar algo. Poco más adelante hay otro, del que pronto vamos a hablar
, donde la mayoría de los caminantes suele parar a descansar, a tomar algo o a comer, bien en el interior, o bien en la tan agradable y soleada delantera, o en el acogedor merendero. Es una verdadera «bendición», pues desde Casa Pepito en Pión no se encuentra ningún bar. La sidra corre que da gloria y podemos dar cuenta de algún pinchu o sentarnos a la mesa. Un café, cerveza, o refresco también pueden sentar pistonudamente bien. Nos merecemos un descanso.»
Tras nuestra parada en el chigre, seguiremos ruta
Frente al bar, saliendo ya a la AS-267 o Carretera la Campa, una serie de casas, en fila, muy significativas, la primera a la izquierda era el antiguo taller del Madreñeru la Parra
Esta es una foto del mismo bloque hace aún pocos años, vemos lo que era el taller del madreñeru
Si nos fijamos, en la ventana hay, o había, unos detalles que lo delatan
Unas madreñas en el dintel
La Parra fue el primer barrio industrial de Amandi, en base a los molinos y la industria láctea se fundaron industrias principalmente ligadas a la alimentación, mantequeras, panaderías, chocolates, etc. pero que con el tiempo se irían extendiendo a otros campos
Esta es la razón por la que ciertas edificaciones tengan traza plenamente urbana, pero dentro de dos modelos básicos, la vivienda burguesa, con sus galerías, balcones, filigranas artísticas y arquitectónicas, etc, que serían las de los dueños, familiares, algunos cargos, y las casas obreras, más sencillas, pequeñas y funcionales y sin ornamentos
Las puertas de cada uno de los dos estilos…
Y a la puerta, precisamente, les madreñes
Esta carretera fue inaugurada en 1852 después de bastantes tiras y afloja, pues al diseñar su paso por Amandi hubo solicitudes de acercarla más a La Villa por el Camín Real, los barrios más poblados de Amandi, San Xuan y El Palaciu, al pie de la iglesia, que se veían un tanto marginados, hasta que finalmente se decidió que este era el trayecto más directo y rápido para comunicar con el centro de Asturias
Casas de vecindad, también estilo obrero, al menos las de la derecha de este bloque
Pasa una peregrinación a caballo a Cuadonga
Luego, otro par de edificios notables…
Son otros dos modelos más de viviendas de Amandi entre lo indiano, lo burgués, lo rural, lo urbano y lo fabril, el primero el de un tendero, con su negocio y casa, de hermosa y grande galería
En ella estuvo antiguamente el chigre-tienda de Casa Herminio
Antaño mucha gente de las aldeas iba y venía continuamente camino de La Villa, al mercáu, y a la ida o a la vuelta, o ambas los dos, paraban en estos establecimientos a tomar o a comprar algo
Y, cómo no, otra quinta de indianos, la quinta La Covadonga, construida en 1904, con grandes galerías, portón de soberbio trabajo de forja, y palmeras, y es que La Parra, bien comunicado, fue barrio en el que los americanos o indianos construyeron sus mansiones
Es casa de planta cuadrada y dos pisos con sillares en esquinas y vanos de puertas y ventanas, además de una gran galería acristalada. Su jardín está cerrado por artística verja y hay varias palmeras
Sita en el cruce de Poladura, nos deleitamos con sus detalles, el balcón sobre el jardín o sus buhardillas
Si nos fijamos en la puerta del jardín, hay unos elementos decorativos forjados muy a destacar
Las letras R T que son las iniciales de su primer propietario Rafael Tuero Lavandero, casado con María Álvarez Collada
Así como el nombre de la mansión, La Covadonga, buena alegoría para este camín andayón
Pronto dejamos la carretera para tomar el ramal a la derecha que se dirige al barrio de San Xuan, frente a otro establecimiento con solera en el barrio, Casa Aurelia, Bar La Parra
«Los letreros nos señalan que estamos a dos kilómetros de La Villa, y aquí, tras cruzar la carretera y proseguir unos metros hasta estas quintas, nos desviamos a la derecha justo al llegar al edificio de Casa Aurelia, otro de los bares del barrio, que también nos gusta mucho, tanto en el exterior, con los elementos decorativos y detalles artísticos de su fachada, como en el interior, de muy agradable ambiente y trato, otro lugar excelente para hacer una necesaria parada. Cuidado de todas maneras con la sidra y otras bebidas espirituosas en estos tramos más descansados y llanos, que no nos entre la euforia, porque como dice el refrán local
«En La Parra, el que bebe la garra», y es que, después de tantos kilómetros
«sin chigre» ahora los tenemos
«a pares»
La terraza-merendero de Casa Aurelia se extiende entre este camino y la carretera
También, un buen lugar para comer o tomar algo… un pinchu o un tentempié
Y retornamos al camín…
Pasamos por la parte de atrás…
Aquí, hasta no hace mucho, estaba una de las señales «históricas» de la señalización patrocinada por el Principado en el año 1997 a petición de El Garrapiellu, a las que tanto nos referimos en nuestras andanzas camineras. Rescatamos esta foto como homenaje
Alzando la vista admiramos la gran fachada posterior del bar
Cruce con la senda fluvial: nosotros seguiremos de frente
Nos dirigimos a cruzar El Puente Amandi
El Puente Amandi es a veces llamado El Puente Romanu, aunque a decir verdad más bien es medieval, donde el río Valdediós ode Grases se encuentra con el río Viacaba para formar el río Llinares y desembocar en la Ría de Villaviciosa
Y llegamos al que fue el Molín de San Xuan, nombre del barrio al que llegamos ahora
El Molín de San Xuan, otro de los muchos de esta cuenca fluvial, dejó de moler en los años 80 del pasado siglo XX, siendo de los últimos en cesar su labor
Pasamos pues aquí el puente…
Puente que tiene estructura de arco, por lo que se sube un poco para luego bajar
Vista a la izquierda…
Vista atrás de La Parra, por donde acabamos de pasar…
Vista a la derecha
Desde aquí vemos la unión de los ríos que forman el estuario, formando una pequeña playa fluvial en un lugar de gran belleza
Y un precioso paraíso de la avifauna fluvial…
Y la parte del antiguo molino que mira al río. Por aquella vega viene el río Valdediós, del que nos despedimos en este puente
Este es el puente desde abajo, con su arco de medio punto
Y así continuamos nuestro deambular caminero…
Pasando el puente el centro del barrio de San Xuan, en torno a la capilla de este nombre, cuyo campanario asoma en medio de las casas. Ese rumbo tomamos, pasando al lado del Prau San Xuan, donde se celebra la fiesta
Aquí se prende la Foguera de San Xuan en esa noche mágica en la que suceden prodigios, las xanas se desencantan y sus guardianes se duermen, se purifican las aguas y se procede a diversos rituales. El fuego simboliza el triunfo de la luz como deseando prolongar la luminosidad del día más largo y la noche mas corta
Esa noche se entrega el Puente de Honor, con la figura del que acabamos de pasar y su característica forma en arco
«Dándome un poco de pisto» diré que este es el que tengo en casa, pues lo recibí en 2016
Y, alrededor de la foguera, se bailan danzas como las de San Xuan y la Danza Prima que, con diferentes nombres y variantes, es la danza asturiana por excelencia
Un lugar memorable, histórico, mágico y totémico. Antaño en la romería de San Xuan además de fiesta había una concurrida feriona de productos del campo y aperos de labranza… angazos, trientes, macones, goxes, madreñes… cuya fama resonaba en toda Villaviciosa y conceyos de la comarca
El camín sigue así junto a este prau de fiesta y romería
Y caminamos bajo este verdadero monumento natural
Todo recto en El Campu San Xuan
Campu San Xuan, casas en torno a la capilla de esta advocación, y a una muy importante encrucijada: aquí nos separamos definitivamente del Camino Norte santiaguero, que viene a la izquierda, de la iglesia parroquial, dedicada al mismo santo, San Xuan d’Amandi (pinchar aquí), a la que le dedicamos un gran apartado, pues es denominada la «Capilla Sixtina del románico en Asturias», en el correspondiente artículo de este mismo blog dedicado al Camino de Santiago, así como al trayecto, unos 300 metros, que nos separa de él, si bien en sentido inverso, viniendo de La Villa (Villaviciosa capital), a un par de kilómetros de este cruce
A la izquierda otro edificio memorable del que tenemos que hablar
La Casona de Amandi, hermosísimo hotel rural, con su preciosa quinta y vivienda de grandes galerías mirando para el camino. La casona fue construida sobre los muros de una antigua ferrería a mediados del siglo XIX por deseo de Obdulio Fernández Pando, uno de los fundadores de la famosa Sidra El Gaitero y gran benefactor de Villaviciosa, dentro de la extensa quinta de La Ballina
Fue declarada en 1991 edificio singular y es pionera del turismo rural. Así es descrita en su propia página web:
«Esta casona, de modestas dimensiones, planta rectangular y dos pisos, tiene asiento en la vega del río Valdediós entre pomares y huertos. En dos caras abre hacia el paisaje amplios portales y galerías y desplaza los locales agrícolas a los lindes norte y oeste de la corrada, cerrando el resto de su contorno con verjas que permiten explayar la vista hacia los prados, antaño cultivos fundamentalmente de kiwi.
El largo frontis raso alcanza dos veces y media su altura en el fondo de la antojana ajardinada, cerrada también por verja. Abre cinco balcones en su piso alto y se corona de tres hiladas cerámicas, sobre las que remonta la galería alta de tres vanos»
La capilla es de amplio pórtico. Aquí se guarda la imagen del santo para llevarla en procesión a la iglesia parroquial
A su derecha, como hemos dicho sigue el camino, entre la capilla y la casa
A su lado, en un poste, referencia de los dos caminos y del cercano albergue La Ferrería, que también vamos a conocer
Y detrás hay una fuente, la fuente de San Xuan
Por allí, pues, tras separarse del Camino de Santiago, sigue el Camín a Cuadonga
Siguiendo todo el muro, con alto seto encima, de aquella quinta
Pasamos así frente a esta casa y andamos todo recto calle adelante
Entre los muros de las fincas
Hermosa nozal, o árbol del nogal
Sus hojas parecen querer acariciarnos
Mucha atención ahora…
Aquí hay una bifurcación; el camín sigue a la izquierda, pero a la derecha vamos al albergue La Ferrería, que estimamos muy oportuno conocer:
La Ferrería, ya en el barrio de Valbúcar, debe su nombre a la existencia de una antigua fragua de ferreros o herreros de la que se conserva el edificio, Casa Pacón de La Ferrería, este que tenemos enfrente. Atrás, a la izquierda, había un molino harinero, el Molín de la Ferrería, que es actualmente albergue para peregrinos a Santiago y a Covadonga
El molino fue el último que dejó de moler en la cuenca del Ríu Llinares, y tenía tres molares nada menos, tal y como informa Rafael Balbín Loredo en su libro Los Molinos de Maliayo
El molino está en la planta baja de una vivienda, pero de él apenas se conservan restos, salvo porciones de alguno de sus elementos exteriores, como la canaliega
Los hospitaleros pueden «recibinos echando unos culinos de sidra», esto es, bien escanciados, no en vano se dice que Villaviciosa es la»capital manzanera de España»
El albergue está abajo, en lo que era propiamente el molín
Y arriba era la Casa los Moliñeros, donde vivían sus dueños, pues era un molín de maquila, esto es, los propietarios cobraban una porción o maquila de lo que la gente les llevaba a moler. Otros eran de vecera, esto es, de vez, de tener la vez, esto es, se organizaba entre varios vecinos y cada uno tenía un turno o día para acudir a moler, pues no olvidemos que el pan se hacía siempre en casa
Enfrente, el antiguo almacén, pasó a comedor comunitario. En la pared exterior derecha hallamos la rueda o
rodendu de aspas que giraban con la fuerza del agua embalsada traída del río al molino por un antiguo canal o
canaliega del que se conservan algunos tramos
A la misma entrada, en la pared, unos mapas señalan la procedencia de los peregrinos que hasta ahora han pernoctado en el albergue
Mapamundi y chinchetas peregrinas.
A primera vista llama poderosamente la atención Europa, completamente plagada de chinchetas.
América del Norte
América del Sur.
Asia…
Abajo a la derecha Oceanía.
Suplemento dedicado a Europa.
Al fondo a la izquierda, junto a la ventana, la cocina. Los comensales se sientan a la mesa en estos bancos corridos
Luego podemos acercarnos a dar un paseo por los alrededores, de gran belleza rural. Esta es la parte delantera de Casa Pacón de La Ferrería, con su hórreo, edificio de la fragua y vivienda
Y este es el Puente la Ferrería, sobre el Ríu Llinares
Más allá de las casas sigue el camín «Tomamos otru culín» y reemprendemos la marcha
Regresamos al cruce y continuamos trayecto…
Seguimos toda la calle junto a este cobertizo
Luego desde el seto vemos abajo los tejados de La Ferrería
Al fondo el taller El Riberu
Siempre hay coches aparcados a la entrada…
Las fincas de la derecha caen hacia el río Llinares, topónimo relativo a antiguas plantaciones de lino
Ahora el camín sigue entre estos matos
Y luego salimos a estas fincas, con la ribera del río a la derecha un poco más abajo, en una espaciosa y verde vega
A la derecha Los Llanos (222 m), por donde se extiende Llavares, también perteneciente a esta parroquia de Amandi, a la izquierda el Miravete (419 m.), al sur de la parroquia de Llugás. Por el medio hay un paso natural, labrado por el río Viacaba, que da sus aguas al Llinares aguas arriba
Miravete, que parece decir «mira y vete», no en vano existe el dicho «si ves borrín pa Miravete tira la fesoria y vete» (si ves niebla en Miravete tira la azada y vete, señal de algún temporal). A su izquierda es el Picu Carroños (420 m)
Y más a la izquierda Peña Cabrera (468 m), que es a veces cómo se llama en general a toda serranía que separa Villaviciosa de Cabranes, al sur. En ella está La Cueva la Xana, de mitológicas resonancias. Sus rocas tienen formas caprichosas, una en forma de arco ciego, diciéndose que es por donde entraron «los moros», nombre relativo en la tradición no a los naturales del norte de África, sino a los «xentiles», «antiguos», «paganos», que dejaron sus tesoros (a veces túmulos megalíticos con sus ofrendas), una especie de puerta entre dos mundos
Salimos aquí a la carretera AS-255, popularmente a Carretera L’Infiestu, pues comunica con la capital de Piloña y, más anteriormente, Carretera la Plata. Hace tiempo se transportaba por esta carretera carbón, de unas minas existentes en Viñón (Cabranes), al otro lado de la montaña, para embarcarlo en El Puntal, pequeño puerto de la Ría de Villaviciosa
Mencionada ya como límite del alfoz de la Pola de Maliayo, actual concejo de Villaviciosa, en el momento de su fundación en 1270 por Alfonso X , el cronista Lope Bernaldo de Quirós escribe:
«Entre los montes y cerros del concejo es notable el que llaman Peña Cabrera, del cual hizo ya mención con el mismo nombre Alfonso X El Sabio, señálándolo entre los linderos y términos que señaló a Villaviciosa por su fuero. Es de forma orbicular desde que se comienza a erigir y levantar sobre la cima del monte de su nombre, y, aunque distante dos leguas del mar, sirve a los mareantes de punto para tomar la barra del Puntal y puerto de Tazones, en Villaviciosa»
También un cantar glosa las virtudes de los aires marinos que llegan a ella:
«Estando en Peña Cabrera Que da el aire de la barra Cría los mozos morenos y graciosos de la cara»
En esta recta con visibilidad, hemos de cruzar, pues a la izquierda hay acera
A nuestra derecha Ximangues, donde el río Viacaba pasa a ser Llinares
Allí molía antaño el Molín de Petra. Ahora hay alojamientos de turismo rural
Y estas son las casas de Valbúcar en torno a la carretera, en El Realín
En Valbúcar enlaza con esta la carretera VV-11, que comunica con Poreñu y Nava
Nosotros seguimos de frente por la AS-244, en su Km 1
En El Realín hay, como en otros barrios de Amandi, filas de casas de aires urbanos, pues también existieron algunas industrias, además de las cercanas minas de Viñón, y era paso, por la carretera, de gentes de los pueblos que iban y venían a los mercados, así como de mineros, pescaderas, lecheras, etc.
Aquí estuvieron El Realín y Casa Falín. Últimamente abría sus puertas la sidrería La Canaliega
Desde antiguo, cuando mucha menos gente hacía estas rutas, era tradición parar en El Realín a tomar algo antes de emprender la subida a Coru, donde estaba el bar de La Venta, actualmente cerrado
Esta explanada es zona de aparcamientos
Pronto dejaremos la carretera para adentrarnos en la espesura, pero antes llegaremos a otro grupo de casas
Aquí estuvo el Llagar El Realín. Ahora hay una empresa que restauración de casas
Llama la atención este hórreo empotrado en la fachada
En el cruce que con el camino a Vitienes, La Batandera, donde estuvo Casa Salvador, otro de los chigres que había en Valbúcar, este con bolera, cuyas instalaciones podemos ver aún a su derecha, sobre un alto muro de piedra
Al pie de la antigua bolera se ve arrancar el camino original por el que subían los peregrinos pero, con el ensanche de la carretera, ha quedado cortado, por lo que habremos de tomarlo unos metros más adelante
La acera desaparece a la izquierda. Hay algo más espacio para caminar a la derecha
Llama la atención su magnífica galería, asomada al cruce
Placa de La Batandera, Valbúcar
Bajo la carretera pasa el río La Vega a dar sus aguas al Viacaba. Antaño hubo aquí, cercana al que fue el Molín de Peña, una tahona y fábrica de chocolates de la que, aparentemente no queda nada. Sí a veces, entre la vegetación se ve un viejo puente de piedra
Aquí es donde cruzamos la carretera, en La Vega
Hay buena visibilidad pero al cruzar estemos muy atentos pues en estas rectas de Amandi se circula a bastante velocidad
Allí a la izquierda (donde el contenedor) sube el camín, dejando prontamente el asfalto, y aquí tenemos un gran mapa orientativo de otra ruta con la que vamos a coincidir un buen trecho
Es la famosa Ruta de los Molinos del Profundu (P.R. AS-137), río que, con diferentes nombres, aquí el de La Vega, desemboca en el Viacaba. Hasta 18 molinos se ven señalados en el cartel de esta ruta, algunos fácilmente reconocibles, otros cubiertos de vegetación, varios con muy poco en pie, ninguno ya funcionando. Fue su primer promotor el tantas veces citado Rafael Balbín Loredo, a la que le dedicó un libro, llamado precisamente Los Molinos del Profundu, publicado en 1997, y donde llegó a ubicar algunos más, hasta 22, explorando el terreno, preguntando a los vecinos, consultando documentos antiguos. Él mismo escribe que:
«Si miramos un mapa del concejo de Villaviciosa, veremos que figurará con el nombre de río de la Ría, Pero ya sabemos que la toponimia y los mapas tienen poco que ver. En la parroquia de Breceña los ribereños lo denominan Espinadal; en Coru, el nombre de la misma parroquia, en Llugás, Remolina; y un poco más abajo, cerca ya de la parroquia de Fuentes, río Profundu»
Tal y como nos informa Rafael, el río nace en Fontelea o Fonte’l Teyu, cerca de la frontera de los concejos de Villaviciosa, Cabranes y Piloña, y va, como su nombre indica, por «lo profundo» y más hondo y agreste de las montañosas parroquias del sureste de Villaviciosa, al pie de Buslaz, donde acaba la ruta, Breceña, Coru, Llugás, Fuentes y esta de Amandi, siendo profusamente utilizados por los vecinos de todos sus pueblos y aldeas, que habían de bajar a los molinos cada ciertos días pues, en esa zona, los pueblos suelen estar en lo alto, por donde iban los caminos antiguos, y ahora las carreteras nuevas, evitando las selváticas profundidades por el que discurre
La ruta, de unos 14 kilómetros, tiene aquí su mapa de curvas de nivel
Pasa asimismo por este lugar la P.R. AS-51, Ruta Peña Cabrera, que desde La Alameda de Villaviciosa sube a este monte por Llugás. De ambas nos separaremos casi en el mismo sitio, en Villaderde, parroquia de Fuentes, a escasa distancia una de otra
El camino tiene muy buena traza, es ancho, y sube poco a poco a adentrarse en la biesca
Abajo, en la carretera, o más en concreto, en una curva eliminada de la misma durante las obras de ensanche, está la majestuosa portada a la quinta de La Vega
Portada con dos torres circulares almenadas que copia la que fue la llamada Torre de La Pedrera, una de las antiguas puertas de la desaparecida muralla de Villaviciosa
Pasamos justo a su izquierda, y prácticamente a su altura
Y ya nos metemos en la frondosidad de los bosques de La Vega
Y estos son los altos muros de La Vega, que vamos bordeando por este sector. Fijémonos en las flechas, cuando amarillas, cuando azules o de otros colores
Es una estupenda pista de tierra, no tengamos demasiado miedo a mancharnos las botas de barro cuando llueve
Hay un poco de cuesta
Se ve rodadas de tractores que van a las fincas o a las talas forestales
Es una subida relativamente suave pero continuada
En lo que es propiamente la finca predomina el arbolado autóctono, mientras el monte es el ocalito
No es infrecuente ver algún tronco caído…
Al caer sobre el muro forma una especie de puente sobre nosotros
Señales de los senderos de pequeño recorrido
Vemos rodadas de vehículos todo terreno, la zona es de aprovechamiento forestal pero, junto al río, hay también bastantes fincas
Aquí, muros de piedra delimitan el camín
Los viejos muros se cubren de musgo, yedra, helechos…
En la enrramada, la senda tiende a llanear
Curva a la derecha
Hay una bifurcación, vayamos a la derecha
De momento, hasta Villaverde, las señales de los PR pueden indicarnos. Sigamos el PR AS-137
Al fondo vemos una casa
Parece fuesen en su momento la vivienda de los caseros de la finca, con cuadras y almacenes a la derecha
Es común ver maquinaria en estos cobertizos
Caminamos junto a la casa…
Hay una puerta pequeña para servicio de la finca, con su nombre encima en azulejo
Aquí empezamos a bajar…
Pasamos al pie del corredor de una panera. El espacio entre los pegollos está cegado, pero estos siguen asomando, intactos, ni siquiera pintados con el color de la pared de la bodega
A la izquierda otra casa, en ruinas
La bajada nos llevará al Ríu Profundu, en el camino que nos pasará de Amandi a entrar en la parroquia de Fuentes por Les Vegues
El camino queda encajado entre altos muros…
Luego es una profunda caja caminera
Ojo a posibles resbalones si hay barro
Seguimos siempre de frente, a los lados son entradas a las fincas
Nos adentramos en la espesura de la vegetación de ribera cuando llegamos a la orilla del río
El Ríu Profundu, que por aquí empezaría a llamarse de La Vega hasta su confluencia con el Viacaba
Un cartel nos informa que estamos ante uno de los molinos de la ruta, el Molín de Griselda
Casi seguro que de no ser por el cartel el molino nos pasaría desapercibido, tapado por los árboles y la vegetación ribereña
Está dentro de la propiedad particular de La Vega, por lo que hemos de verlo, o adivinarlo, en la distancia
En invierno, cuando muchos árboles y arbustos se despojan de sus hojas, es más fácil reconocerlo, se ve una ventana, se percibe un güeyu u ojo, y las paredes al menos seguían en pie cuando se hizo esta foto
Aquí bajaban a moler, nos dice Rafa Balbín, «vecinos de Fuentes, Llugás y Amandi»
El camino va en todo momento paralelo al río, y a veces, cuando las crecidas, el camino pasa a formar parte del río, obligando a los senderistas y peregrinos a caminar en el estrecho espacio intermedio, donde los árboles han ayudado a formar un muro natural, de tierra, por el que puede andarse, mejor con un palo o bastón y agarrándose a algún tronco, ayudados por cierta maña y sentido del equilibrio
Una garrapiella, nombre popular dado a las flechas con el trisquel que han simbolizado al camino desde la primera señalización artesanal de El Garrapiellu, años 1992-93. Han sido repintadas varias veces, y también puesto otras nuevas, ahora en este tramo de otros colores, sobre todo azul, evitando las lamentables equivocaciones con el Camino de Santiago, del que aunque nos hemos separado hace ya un buen tiempo, algunos peregrinos xacobeos se han despistado y han llegado hasta aquí, incluso bastante, pero bastante más allá, al menos que nos hayan contado los propios vecinos, hasta Breceña
Aquí ya vemos cómo a veces el agua inunda el camino, obligando a caminar por la mitad de la «delgada línea verde» entre este y el agua, a veces en alguna zona obligando a los andayones a saltar a las fincas, si bien solamente en casos y días muy, muy puntales. Realmente, y dicho por muchos peregrinos, es una de las características y atractivos de este tramo de ruta, todo plenamente natural. No es extraño de todas formas que este lugar sea llamado desde siempre por el vecindario con el significativo nombre de Malpasu
«Es un momento de tranquilidad y silencio, hemos dejado las casas y la carretera y caminamos deliciosamente en un lugar en el que escuchamos los sonidos del bosque, el río, los pájaros, el aire moviendo las ramas de los árboles, respirando hondo. Solo pueden interrumpir este placer los ladridos de algún perro en la lejanía. Este lugar se llama Malpasu porque el camino se interna en un paraje casi selvático y salvaje, habiendo veces que el río se sale de cauce en época de lluvias e invade el camino. De todas maneras no hay mayor problema su se da este caso. De tanta gente como viene hay hecho un sendero a base de pasar donde el suelo se levanta un poco, entre el río y el camino, cuyo firme es la propia roca del suelo, y que va siguiendo una fila de árboles entre río y camino»
Dada la belleza del trayecto, que no debe llegar al kilómetro, dicho a bote pronto, no es de extrañar que venga gente, solo y exclusivamente, a pasear este tramo, dejando el coche en El Realín o en La Vega, yendo y viniendo por aquí
Estaríamos ahora, más o menos caminando al pie de Arpandi, en Llugás, el río sería la frontera parroquial, en algún punto, mismamente, entre Amandi, Llugás y Fuentes
Llugás tiene también, como Deva con la Virgen de Peñafrancia, donde arranca la ruta, un santuario mariano vinculado con Covadonga, tanto es así, que su Virgen Santa María es llamada la Santina de Llugás, celebra romería el 8 de septiembre y acuden muchos peregrinos, antes andando, desde toda Asturias secularmente, incluso de lugares relativamente distantes, existiendo una casa para los romeros, casa de novenas, pues habían de quedarse a pernoctar, otros lo hacían en casas del mismo pueblo
Antaño, cuando las romerías a Llugás se hacían andando, y dada la coincidencia de fechas, se sabe que no pocos romeros se dirigían después también andando a Covadonga, existiendo incluso coplas y cantos que dicen cosas como…
«Romeru que vas subiendo a la Virxen de Llugás rayinos de Covadonga sobre so frente verás»
Dado que en el santuario se bendecía el ganado era esta romería muy proclive a ofrendas con él relacionadas, por lo que había un dicho, con retranca un tanto irreverente, que decía
«A la Virxen de Llugás si la vaca y la reciella nun tan males ¿a qué vas?»
También, dentro de las puyas entre diferentes pueblos, fiestas y parroquias, decían algunas gentes de los alrededores
«A Llugás, a la Santina y namás y si me apures un poco nin a la Santina tampoco»
Aquí vemos un buen ejemplo del paso pisado, más alto que el río y el camino, empleado cuando el Profundu se desborda…
Eso sí, siempre en la misma orilla, el tramo es todo él llano, que no está nada mal, pues nos aguardan las cuestas, escalonadas pero seguidas, a Coru, Breceña, y Sietes
Más marcas, blancas y amarillas, de los P.R. o senderos de pequeño recorrido, los de Peña Cabrera y los Molinos del Profundu
El firme de tierra, con algo de piedra, es «blando» y cómodo de caminar a diferencia del asfalto o el hormigón
En la otra orilla, senderos que bajan al río, antaño también se pescaba alguna trucha y anguila
Curva a la izquierda y unas fincas al fondo, en la otra orilla
Se forma incluso algo de acantilado, hay incluso algunas pequeñas pozas, no muy hondas
El musgo cubre los troncos
Aquí a la derecha vemos un paso entre fincas para todo-terrenos o el pequeño tractor Pascualín. Nosotros no vamos a cruzar el río en ningún momento, seguimos siempre el camino
Las flechas nos lo confirman
A veces el suelo, de roca madre, aflora a la superficie
Las fincas a la derecha, en términos de Llugás
Meandros
Flores ribereñas
Otro tramo de piedra…
Las raíces de los árboles, a la vista en la parte pisada
El camino dibuja una recta. A veces, aunque no llueva o se desborde el caudal, se camina por el medio, evitando buenos charcos
A la izquierda hay fincas, la vegetación nos separa de ellas, aparte de darnos sombra
Aquí hay mucha piedra suelta, sin duda arrastrada por las riadas
Y pequeños charcos
Una pequeña aventura en la selva asturiana
Troncos, también arrastrados por la corriente. Es normal que, pese a no ser de mucho cauce, el auga si baje con fuerza muchas veces, dado el desnivel que tienen estos ríos desde su nacimiento, en poca distancia
Gran pedregal. A veces hay una ligera subida
Ramas y troncos tamizan los rayos del sol
Morrillos y charcos
«El paso de Malpasu», una «pequeña aventura» en el Camino
La estrecha senda en medio de las aguas…
Líquen en la corteza…
A la izquierda, los arbustos contienen el terreno con sus raíces y forman un muro natural
Abrazando los troncos con un brazo según vamos, para guardar mejor el equilibrio
O chapoteando o haciendo malabarismos, no hay otra elección
También aquí a veces, algún tronco caído, forma una barrera a salvar…
Las raíces y la roca, a la visa…
Les garrapielles, confirmando nuestra ruta
Aunque el camino en sí no ofrece dudas, siempre está bien tener alguna confirmación que nos tranquilice de pensar que hubiésemos tenido algún despiste en algún cruce que no hayamos visto
Un verdadero pasillo de piedra…
Los árboles, nuestros amigos y agarradera
Un verdadero esplendor de la naturaleza
Hay un cierto torrente muchas veces, pues como hemos dicho muchas veces el río baja bravo…
Más morrillos y piedras sueltas. Aunque el lecho esté seco es incómodo andar por ellas, pues al pisarlas suelen moverse y, aunque lo intentemos, es difícil no pisarlas, evitando poner el pie en ellas, pues andaríamos como «pìsando huevos, huevos duros pero huevos, al fin y al cabo»
Pero tenemos nuestro particular pasillo de tránsito franco
Bien pisado y aplanado sendero de tierra
Esta es la parte de las piedras: podemos escoger
También crece la vegetación en el pasillo, en la parte no pisada
Un recorrido de cierta dureza pero de extraordinaria belleza
Crece la hierba en la vereda…
Aquí está el río, metiéndose un poco por el camín andariegu
A la izquierda el suelo, de rocas lisas, parece bastante seguro ahora
«Unes buenes llábanes», piedras grandes, en un empedrado también natural
El trecho es bastante recto la mayor parte del tiempo
La roca forma a veces como escalones
Una perfecta «línea y punto de fuga» que se dice en arte y diseño, líneas rectas que parecen converger en un lugar más adelante, en plena sensación de perspectiva
El arte también de esquivar charcos…
Es, puede asegurarse, un lugar inolvidable por todas las sensaciones que reporta
Es una zona además de muchísimo frescor en días de calor, pero también resguardada de vientos, en estas profundidades y de lluvias bastante, al menos cuando el bosque se cubre de hojas…
No pocas veces hay de tantear y decirse donde poner el pie y continuar
Cuando arriba, cuando abajo, cuando por aquí, cuando por allá, pero siempre en un «estrecho campo de maniobra»
Llegamos enseguida la tramo final…
Lo señala de alguna manera esta poza que casi se come el camino
Pero siempre hay un paso a la izquierda
Por aquí vamos…
A veces a rebalguinos o pasos largos, abriendo mucho las piernas para pisar de peña en peña
Aquí el suelo va a ir cambiando, ya sin grandes pedregales ni roquedales
Pero inmersos en todo momento en la vegetación de ribera
Y en la misma orilla
Referencias visuales señalizadoras
Curva a la izquierda, siguiendo el curso del río
Más acantilado fluvial
Esta es la zona de barro
Se ven frecuentemente pisadas de botas, huellas de ruedas de bicicleta, incluso de cascos de caballo
Un maravilloso túnel vegetal
Y aquí llegamos al cierre de alambrada de la Granja Villanueva, ya en la parroquia de Fuentes
Aquí sí a veces se debe buscar el mejor paso entre el barro para no hundir toda la bota
Bellísimas flores silvestres
El Profundu aún a nuestro lado…
Intenso verdor
Ya salimos a los prados…
La Granja Villanueva, que ocupa una gran porción de terreno, se extiende por este gran cueto a nuestra izquierda
Y salimos de Malpasu a una pista asfaltada, en la que seguiremos de frente
Seguimos las señales de la Ruta de los Molinos del Profundu. Poco más allá hay otra señal
Vamos a acercarnos a verla. A la izquierda la Granja Villanueva
Es una de les «garrapielles oficiales», por llamar de alguna manera a la característica señalética de madera de la ruta, aún se mantenía en pie, fruto de la colaboración del Principado de Asturias para la señalización de la Tertulia El Garrapiellu en 1997, complementando la que, desde 1992, llevaban sus miembros realizando a golpe de brocha
Alguien ha dicho, medio en serio medio en broma, que les garrapielles, por sus años, simbolismo e historia, ya habrían de ser elementos patrimoniales del Camín a Cuadonga y tendrían que estar sometidas a especial protección
Arriba la Granja Villanueva, con sus cuadras en lo alto de un cuetu
Otra señal de la ruta molinera. Esta a la derecha, junto al río
Saliendo de Malpasu, el paisaje cambia, es una gran vega, aprovechada secularmente para cultivos y pastos, por lo que el camino se aparta del río. No en vano estamos en Les Vegues, parroquia de Fuentes, una llanura que precederá la subida a Coru y Breceña
FUENTES Y CORU (VILLAVICIOSA): DE LES VEGUES A LA CUESTA. DANDO VISTA AL MONTE CUBERA, CIMAS DE BRUJAS Y AQUELARRES. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (8)
Mapa de este tramo de la ruta
Saliendo de Malpasu a Les Vegues de Fuentes
Tras atravesar de este a oeste la parroquia de Amandi, los peregrinos «que van ver la Santina» se han adentrado en las bellísimas y selváticas orillas del Ríu Profundu, saliendo ahora de la arbolada ribera a una pista, llana y asfaltada, en Les Vegues, parroquia de Fuentes. Nos metemos así en la mitad oriental del concejo de Villaviciosa, más montesina que el gran valle central por el que hemos pasado, el de Valdediós y sus afluentes, abriéndose a nosotros nuevos paisajes…
Aquí, sin más, ya nos abrimos a esta vega, separándonos un poco del río y tomando pues esta carretera local que comunica dos enclaves de Fuentes, Les Vegues y, poco más allá, Villaverde, la tierra baja de la parroquia, la cual se extiende mayoritariamente más arriba, en las laderas del Monte Cubera y en las cercanías de La Villa
Si aún sigue allí, una garrapiella, de las de madera, instaladas en 1997 en todo el recorrido, señalará el camino a seguir al salir de Malpasu
Pasamos primeramente al pie de la Granja Villanueva, una gran extensión de pastos para ganadería vacuna
La Vega, terreno fértil, fue aprovechada secularmente para cultivos y pastos, por lo que el camino la bordea en dirección a las casas
Aquí está una de sus portillas de acceso, a nuestra derecha, un regueru lleva sus aguas al Profundu
Regueru que nace cuesta arriba, donde vemos las casas de El Peral
Bordeamos la finca de la granja…
A la izquierda, una de sus entradas, donde el regatu pasa bajo la carretera
Las vacas nos ven pasar…
La vega, hasta el río, es prado de siega y pasto, con pumarada de manzana de rica sidra asturiana
Al otro lado, la ladera sobre el río es boscosa, algunos senderos comunican con Arpandi, barrio de la parroquia de Llugás, a la que pertenece todo ese monte, marcando el Profundu la frontera. En alto, a veces, sobre todo en invierno, cuando los árboles están desnudos, puede atisbarse arriba lo que parece la Torre’l Polvorín, eto es, el almacén de voladores (cohetes), para el día de la fiesta, de gran veneración romera y relación con Covadonga, pues su patrona, Santa María, es llamada la Santina de Llugás, existiendo una gran corriente de peregrinaciones a este santuario, que tenía casa de novenas para el alojamiento de los romeros, alojándose otros en casas del pueblo, que no llegamos a ver desde aquí Pero aunque no lo veamos es tal la importancia del lugar que no nos resistimos a trascribir lo que podemos leer en el libro El Camino de Gijón a Covadonga…
«SANTA MARÍA DE LLUGÁS: LOS ROMEROS Y LOS PEREGRINOS
La historia de la iglesia de Santa María de Llugás arranca tempranamente, en tiempos de los primeros reyes asturianos. Los primeros documentos que la mencionan la hacen monasterio de frailes benidictinos, los famosos «benitos». En el año 754 el pontífice Zacarías fizo donación del templo a Alfonso I El Católico, tercer monarca asturiano tras Pelayo y Favila, aunque parece ser que este monasterio se extinguió y pasó a San Salvador de Fuentes. De todas formas lo más antiguo del templo que llegó a nuestros días es de siglos después, del s. XII o principios del XIII, estilo románico, independientemente que sea una refundación de un templo mucho anterior (…)
(…) Aquí dentro se encuentra una imagen de la Virgen estilo románico tardío muy venerada, La Santina de Llugás, cuyas peregrinaciones y romerías se comparaban con las de La Santina de Cuadonga, con la que está relacionada en la fiesta del 8 de septiembre y por peregrinaciones que alrededor de esas fechas realizaban algunas personas entre los dos santuarios…
De las grandes transformaciones de Santa María de Llugás destacan las de 1690 cuando se construyen el crucero, la cabecera y la sacristía. En 1832 se le pone la espadaña del campanario y en 1834-1835 el pórtico. En el pórtico se encuentra el famoso «púlpito de los peregrinos». Los que acudían a Llugás el 8 de septiembre o el día del Rosario se les llamaba peregrinos, pero los que venían el 29 de septiembre eran apodados «los miguelinos» y salían en su mayor parte de Avilés, Corvera, Gozón y Carreño. Alrededor del templo se disponen otras construcciones y dependencias de los siglos XVIII y XIX empleadas para que los fieles que venían de lejos tuviesen donde alojarse o para la mejor disposición del campo circundanta, entre estas está la muralla almenada que se ve desde lejos, con su Torre del Polvorín, la Clasa de Novenas, la hospedería, y antiguas escuelas. También había cobertizos para el ganado, pues además de personas que iban «ofrecidas», también se llevaba el ganado, tanto era esto así que se decía…
«A la Virxen de Llugás, si la oveya y la reciella nun tan males, ¿a qué vas?»
Figuras de cera con vacas y xatos se traían como «ofierta a la Santina de Llugás», así como reproducciones de manos y brazos, o muletas y bastones los cojos, «ex-votos» ofrecidos como agradecimiento o petición para cuidar o sanar de algún mal o para prevenirlo. No muy lejos se localiza La Pica Castiellu donde existen señales de un baluarte antiquísimo, citado en la Edad Media como uno de los castillos de Doña Berenguela y el Conde Piniolo, no faltando quien sospeche que se hizo sobre las fortificaciones de un castro astur de los «lugones» a quienes Llugás debería el nombre. La tradición asegura que el propio santuario se edificó en una antigua carbayera, con todo el simbolismo que ello implica ya que los bosques de esta especie constituían de por sí un «nemeton» o espacio sagrado en un templo natural»
Ahora viene un tramo recto, el camín avanza entre la cuestuda ladera de la izquierda y la vega del valle de Profundu, a la derecha
Siempre dando vista a la pumarada y a las cuestas arboladas de Llugás
Maizales y fabes
Y llegamos a la quintana de Les Vegues
En torno a la casa, de la que vemos su parte posterior, pues la fachada principal mira a la vega, hay un verdadero vergel
Un muy buen lugar para sentarse en este verdadero Jardín del Edén, oliendo el aroma de las flores, ahora que nuestros sentidos se agudizan con el esfuerzo
Justo enfrente el hórreo
El mismo hórreo en una foto de hace unos años, con les riestres de maíz colgando de los gavitos o ganchos dispuestos en les colondres o tablas que componen la pareo
Seguimos camino junto a la florida vereda
En este cruce iremos a la derecha
Pasamos junto a la cuadra, también su fachada trasera
Luego va un gran cobertizo, abierto al camino
Este es un molino eléctrico, su implantación en las casas, donde puede tenerse en cualquier rincón, hizo innecesario ir a los molinos hidráulicos de los ríos. Ahora el pan lo suelen traer los panaderos, si bien estos ingenios eléctricos siguen empleándose para moler grano como pienso para el ganado
Aquí se guarda el tractor
Y la hierba, por lo que vale de pajar o tenada
Seguidamente pasamos junto a los huertos y los invernaderos
Y ante nosotros la llanura que se extiende hasta el Ríu Profundu Parra y racimos de uvas
La huerta en su esplendor
Rosaledas
Otro cobertizo
Aquí se apila la leña para el invierno
Buen almacén de combustible
Seguimos así toda la finca…
Más ganado y pumarada... arriba en los altos de Llugás, en La Peña Castiello, cerca del santuario romero de Santa María, hubo un castillo perteneciente al mítico conde Piniolo, del que nos dan más noticias Víctor Vallín Martínes y Gerardo Fernández Moreno en su magna publicación de 1928 Villaviciosa y su Progreso, donde leemos:
«Es famoso el santuario de la Virgen. En el Pico del Castillo, existió una sólida fortaleza con variadas dependencias, de la que aún quedan restos de fuertes paredes e indicaciones de subterráneos, se han hallado piedras de grano para moler el mijo, instrumentos de hierro y restos humanos. Esta fortaleza y tierra figuran entre los territorios que el rey leonés Alfonso VIII-IX dió a su esposa doña Berenguela, y que ésta, con su padre el castellano Alfonso VIII, devolvió al marido, de quien la apartara el pontífice, cuando en 1.206 se celebró entre los monarcas la paz o concordia de Cabreros, paso feliz para futura unidad nacional»
Paisaje rural y verde al lado del camín
El camín por el que proseguimos nuestro trayecto
Trayecto que sigue siendo muy llano
Rosaledas de Les Vegues
Nos llega su fragancia…
Y aquí, volvemos a caminar al lado del río, que dejamos al salir de Malpasu. En estos montes y riberas abundan los ocalitos, pero también hay, tal y como decimos en El Camino de Gijón a Covadonga:
«(…) álamos, carbayos, abedules y por supuesto frutales, castaños, avellanos… entre las plantaciones de frutas suelen verse kiwis y calabazas en estas huertas. Volviendo a los árboles, también se descubre alguna nozal o nogal»
Río Profundu, llamado Ríu Coru un poco más arriba y, más cerca de su nacimiento, Espinadal. Aguas abajo, cerca de su final en el Viacaba, El Ríu la Vega, quinta y barrio de Amandi por el que nos adentrábamos en Malpasu
Coincidimos aquí con dos rutas de pequeño recorrido, la que sube a Peña Cabrera por Llugás, y la que sigue la Ruta de los Molinos del Profundu. De las dos nos separaremos un poco más adelante
Al Ríu Profundu y sus más de veinte molinos, todos en desuso y algunos desaparecidos), dedicó libros y estudios el gran escritor villaviciosino Rafael Balbín Loredo, a quien también dedicamos un muy especial recuerdo en el libro del camín:
«Estos molinos de agua fueron importantísimos para las sociedades campesinas hasta hace unas cuantas décadas. El pan se hacía en casa y el grano de la cosecha de maíz, trigo, escanda y otros cereales panificables se llevaba a los molinos de agua que había en todos los ríos. En el siglo XVIII se contaban hasta 5.000 de estos molinos en toda Asturias y había de dos tipos: los de vecera, que eran propiedad de varios dueños que se turnaban las horas y los días para moler, y los de maquila, que tenían un propietario que cobraba con un tanto o maquila de lo que llevaba la gente a moler. Al molino se iba continuamente, cada vez que se necesitaba arroxar pan na forna casa, dando todo esto origen a una serie de costumbres relacionadas con los molinos, la molienda y las historias, tantas veces picarescas, de molineros y molineras, así como de la elaboración del pan, las cuales pasaron al folklore, la canción y la etnografía de Asturias y de Europa en general. Acabándose el siglo XIX se crearon las primeras harineras, modernas fábricas de harinas, y los molinos eléctricos, naciendo también las primeras panaderías industriales que, junto con el avance de los transportes, favorecieron el trabajo de los repartidores, dejando de ser preciso estar siempre pendiente de elaborar el pan para casa, lo que hizo que fuesen desapareciendo los molinos de agua. Actualmente muchos de ellos están siendo restaurados o al menos limpiados de vegetación y abandono, pudiendo ser visitados o ser fundamento de algunas de estas rutas senderistas. Algunos siguen funcionando, aunque no en esta ruta del Profundu, dentro de una nueva cultura de valoración de productos de calidad, como es el caso de la fabricación artesana del pan. Y es que la Historia, con mayúsculas, no son únicamente los castillos y los palacios, es también el acontecer cotidiano de nuestros antepasados, con sus trabajos y anécdotas de todos los días en escenarios sencillos y modestos pero llenos de vida como eran estos viejos molinos harineros a los que tanta atención prestó el investigador y amigo Rafa Balbín»
«Al igual que muchos concejos de Asturias, el de Villaviciosa cuenta a lo largo de su geografía con numerosos ríos y riegas en los que, en su día, se desarrolló la actividad de la molienda. En el caso de Villaviciosa, la localización de cauces en los que llegaron a funcionar algunos molinos viene condicionada por el accidente geográfico de la Ría…»
«… El Profundu nace en los límites del concejo de Villaviciosa con los de Piloña y Cabranes, concretamente en la zona denominada Fontelea. Este río se caracteriza por su cauce estrecho, que en alguno de sus tramos se parece más bien a la canaliega de alguno de los molinos (…). Su recorrido de catorce kilómetros discurre en su mayor parte por profundas vaguadas cubiertas por una gran variedad de vegetación autóctona: robles, olmos, álamos, castaños… y tampoco falta la fauna, entre la que abundan los jabalíes, zorros, corzos y nutrias, así como las truchas (…)»
Aquí nos volvemos a separar, ligeramente, de la orilla
Llegamos así a Villaverde, el otro de los lugares de la parroquia de Fuentes por donde pasa el Camino, también en esta vega del Profundu
Les Vegues y Villaverde, topónimos que, en este lugar, no necesitan mayormente explicación filológica si vemos el paisaje
Pasamos al lado de la quintana de Villaverde: esta es su entrada
Nosotros seguimos de frente, junto a los muros de la finca
Mientras contemplamos esta quintana, dedicada al turismo rural, era la Quinta Villaverde, ahora Quinta del Sauce, por el árbol que hay en medio, sauce llorón o desmayu
Hay precios especiales con cama, cena y desayuno, para los caminantes
A la derecha, el llagar, donde se celebran buenas espichasaprovechando nuestra estancia
Y un precioso corredor mirando al camín
Y así, seguimos ruta…
Vemos al pasar la estructura del hórreo
Nuestro camino sigue de frente, a la derecha una pasarela comunica con el solar del antiguo Molín de Villaverde, del que quedan algunos restos que pueden visitarse, regresando después a la ruta. De él escribíamos en El Camino de Gijón a Covadonga: «…estamos en las cercanías del Molín de Villaverde, donde molían los vecinos de Llugás y Fuentes, aunque en un estado bastante ruinoso, soliendo estar cubierto de maleza. Estos molinos de agua fueron importantísimos para las sociedades campesinas hasta hace unas cuantas décadas…»
«… El pan se hacía en casa y el grano de la cosecha de maíz, trigo, escanda y otros cereales panificables se llevaba a los molinos de agua que había en todos los ríos. En el siglo XVIII se contaban hasta 5.000 de estos molinos en toda Asturias y había de dos tipos: los de vecera, que eran propiedad de varios dueños que se turnaban las horas y los días para moler, y los de maquila, que tenían un propietario que cobraba con un tanto o maquila de lo que llevaba la gente a moler
Al molino se iba continuamente, cada vez que se necesitaba «arroxar pan na forna casa», dando todo esto origen a una serie de costumbres relacionadas con los molinos, la molienda y las historias, tantas veces picarescas, de molineros y molineras, así como de la elaboración del pan, las cuales pasaron al folklore, la canción y la etnografía de Asturias y de Europa en general…»
«… Acabándose el siglo XIX se crearon las primeras harineras, modernas fábricas de harinas, y los molinos eléctricos, naciendo también las primeras panaderías industriales que, junto con el avance de los transportes, favorecieron el trabajo de los repartidores, dejando de ser preciso estar siempre pendiente de elaborar el pan para casa, lo que hizo que fuesen desapareciendo los molinos de agua. Actualmente muchos de ellos están siendo restaurados o al menos limpiados de vegetación y abandono, pudiendo ser visitados o ser fundamento de algunas de estas rutas senderistas…»
«… Algunos siguen funcionando, aunque no en esta ruta del Profundu, dentro de una nueva cultura de valoración de productos de calidad, como es el caso de la fabricación artesana del pan. Y es que la Historia, con mayúsculas, no son únicamente los castillos y los palacios, es también el acontecer cotidiano de nuestros antepasados, con sus trabajos y anécdotas de todos los días en escenarios sencillos y modestos pero llenos de vida como eran estos viejos molinos harineros»…
Visitemos o no el molino, el camino sigue adelante, recto por la pista asfaltada
Nosotros seguimos de frente por la senda asfaltada, dando vista a estos frondosos bosques llenos de historias y mitología
Un hermoso cobertizo para comer al aire libre, al lado de la biesca…
Un precioso itinerario sumidos en plena naturaleza arbórea
El camino sigue el curso del río, orillándolo
Mucha atención a la siguiente bifurcación
El Cierrón, plantación de arándanos. Aquí, en este cruce se separan el Camín de Cuadonga y la Ruta de los Molinos del Profundu: nosotros vamos a la izquierda
Ante nosotros los altos de Valdemaría, que anuncian el comienzo de las subidas a Coru y Breceña.
Hemos de decir que existe la posibilidad de hacer la ruta del Profundu y, al final, enlazar con la de Covadonga en su final en Buslaz, si bien nos dejaríamos atrás lugares tan importantes como Coru y Breceña, tal y como vamos a ver. Pero no por ello vamos a olvidarnos de algunas de las leyendas de esta ruta molinera a las que aludíamos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«
Un valle que tiene también sus leyendas, las tradiciones de los «seres del bosque», apariciones de xanas, de doncellas encantadas, de trasgos y diaños burlones, de acontecimientos mágicos y sobrenaturales, que cuentan las historias trasmitidas de generación en generación a la lumbre del llar
, les pasaron a vecinos y vecinas que bajaban del pueblo a las moliendas. La toponimia aún guarda la memoria de estos misteriosos seres legendarios. Pero no todo es mitología, las historias «reales» aún pueden resultar más sobrecogedoras. También en lo más tenebroso de estas profundidades boscosas estuvo el último refugio del no menos mítico bandolero El Asistente Vaqueros, capturado cuando se escondía en un molino y llevado a una cárcel de La Villa, siendo después ajusticiado públicamente. Aún la gente mayor de la zona recordaba aquella copla que decía…
Malhaya sean los molinos los ríos y los regueros onde vieno a perecer L’Asistente Vaqueros»
Seguimos llaneando junto al seto de El Cierrón
Nos adentramos en la fresca umbría de un castañéu. A la derecha tenemos el Ríu Puente Coru o Riega Espadañal, que se une aquí al Profundu
Esplendor verde en el camino…
Crecen las arboledas…
En medio del boscaje una construcción
Es lo que parece haber sido una casilla, o casa-almacén de los antiguos peones camineros que cuidaban del mantenimiento de estos caminos
O tal vez un antiguo llagar de sidra
Una garrapiella, el símbolo de la ruta de la Tertulia El Garrapiellu, que terminó siendo el anagrama de la asociación
Avanzamos todo recto…
Aquí hay un puente
Puente sobre el mencionado Ríu Puente Coru o Espadañal
Y ahora empezamos a subir por La Cuesta Valdemaría
El camino atraviesa el bosque
Todo rampa arriba y en recto
La Cuesta Valdemaría es todo un símbolo del camino: se trata de la transición entre las llanuras del medieval Valle de Boides, formado por el río Valdediós y sus afluentes, y la más montañosa parte oriental del concejo de Villaviciosa, como pronto vamos a comprobar
Ganamos altura rápidamente
Curva a la derecha
El repecho es fuerte pero termina enseguida, en un cruce
En el cruce, al pie de Valdemaría y la casona solariega de los Posada, que no es fácil de ver desde aquí, iremos a la izquierda
A la izquierda el camino pierde el asfalto
Y se adentra entre les sebes, los setos silvestres. A la derecha plantación de manzanos, La Pumarada Valdemaría
Hay un letrero también muy pequeño, que apenas se ve
Llamativamente hace ya años que alguien serró la garrapiella o trisquel de llamativo color amarillo sobre fondo azul que es símbolo de la ruta, lo que ayuda a ver menos la seña
Caminamos entre les sebes
Un verdadero túnel vegetal en el esplendor verde
Grandes castañalones
El sendero, de tierra, es de gran belleza, viendo al fondo una singular construcción
A su lado crecen las hortensias
Es un lavadero, muy pequeño, prácticamente para lavar solo una persona, que es lo que cabe
Parece ser aprovechaba el agua de alguna riega o arroyuelo y tal vez guardase relación con la casona de los Posada, arriba en Valdemaría, al igual que una desaparecida capilla situada en el mismo camino, un poco más allá, dedicada a San Ildefonso
Al pasar veremos el interior
A la izquierda finca en pendiente con grandes invernaderos
Y, también a nuestra izquierda, el no menos totémico Monte Cubera, cuya cota máxima son los 367 m del Picu Altu. Abajo son las vegas del Ríu Espadañal o de Puente Coru
Justo encima está, oculta casi por los árboles que la rodean, carbayos, castañales y texos, la casa de La Vega
Parece haber sido casa solariega, principal, o similar, grande, con dinteles de piedra de cantería, hórreo, palombar y pumarada, además de huertas y jardín. Un tejo o texu, árbol sagrado de los ástures y demás pueblos antiguos, se yergue a su izquierda
Monte arriba asoman las casas de Ceceñes, también en esta parroquia de Fuentes
Y algo más a la izquierda, al pie de los ocalitos, El Tisoriu
Avanzamos dando siempre vista a los invernaderos
El camino avanza por la ladera de Valdemaría todo en llano… de momento
Otra preciosa vista de La Vega y el Monte Cubera. asomando arriba las casas de Ceceñes, todo ello en la parroquia de Fuentes
Vamos a tomar ahora otro extracto del libro El Camino de Gijón a Covadonga, que recoge la descripción de este tramo…
«Los soberbios paisajes rurales continúan en nuestro camino, un regalo para la vista pero también para los demás sentidos, los mil verdes de los prados, huertas,
lloses y eríes, los árboles, llenos de flores en primavera, de hojas en verano, de tonos ocres en otoño, y mostrando sus ramas peladas en invierno, nos ofrecen la maravilla de la naturaleza, junto con el olor de la tierra cuando llueve o de la hierba recién segada que componen las fragancias que perfuman estos rincones de Villaviciosa, mientras pasamos de la parroquia de Fuentes a la de Coru. En tiempo de ir a las moras, más de un caminante de parará a coger alguna de las zarzas para saborearlas en medio de la senda»
Hay aquí un poco de bajada…
Una grandiosa vista a este pequeño valle del Espadañal o Puente Coru
La portiella de la finca es un buen mirador
Ssoberbio panorama del valle
Extensas plantaciones…
Otra maravillosa vista de La Vega, con su gran galería acristalada y planta de boungavilla. A la derecha vemos que, detrás del palombar, asoma el horru
Ahora empezamos una cuesta…
José Manuel, vecino de Valdemaría, nos dijo hace años que este era el solar de la citada capilla de San Ildefonso, pues como referencia nos daba esta torre eléctrica al comenzar esta cuesta
José Manuel nos comentaba además que participaba desde siempre en caminatas a Covadonga que realizaban desde Villaviciosa grupos de hasta 40 personas, por entonces del tirón y saliendo a las doce de la noche y llegando a Cangues/Cangas de Onís hacia las nueve y media de la mañana
Todo ello forma parte de la tradición, secular de «dir andando a ver la Santina». Era también común que se caminase de noche, siempre con alguien buen conocedor de los caminos, pues puede decirse que no había alojamiento ninguno hasta la ciudad canguesa. En otros casos se dormía a raso, por cielo las estrellas, debajo de un hórreo, en el pórtico de alguna iglesia, buscando acomodo en cuadras, pajares, cobertizos o bajo los árboles del camino
Aquí la espesa vegetación forma una profunda caja caminera
Estamos pasando de la parroquia de Fuentes a la parroquia de Coru
Seguimos ascendiendo, ladera arriba
Altísimo arbolón
Su viejo tronco se cubre de yedra…
Les Faces, con otra vista del pequeño valle del Espadañal, entre las parroquias de Fuentes y Coru y bajo el Monte Cubera
Y La Vega, ahora de frente se ve mejor toda la quintana, incluido el hórreo. Nos parece ver la bandera de El Vaticano
Más lejos, la casa de La Piquera, también en Fuentes, por donde pasa la AS-332, popularmente llamada la Carretera Anayo, que comunica estos pueblos. Más arriba El Tisoriu
Atrás han quedado los invernaderos
Arriba El Peral, en la lejanía el Monte Cañéu por la zona de El Pedrosu, La Cobertoria y el Monte Illán (364 m)
No nos resistimos a poner unas fotos del atardecer sacadas desde aquí
Así lo ven quienes caminan de noche, nosotros recomendaríamos ir de día para ver más cosas, pro si vamos de noche mejor con alguien buen conocedor de la ruta. Existía tradición de hacer la ruta de noche para llegar en un solo día
Un poco más de cuesta…
Cuesta que va a acabar al pie de aquel árbol…
Y de la casa que hay enfrente
Aquí tomamos el camino que sale a la izquierda, enfrente de la casa
Casa Lalo Faces, la primera de la parroquia de Coru que nos vamos a encontrar
Aquí se acaba la cuesta, de momento, y seguimos unos metros en llano. De frente, más allá del hórreo, los altos de La Venta Coru y Los Mártires, hacia donde nos dirigimos
Dejamos atrás la casa, fijémonos en las escaleras que suben a la vivienda. Abajo estaba la cuadra
Arriba, más invernaderos…
Y llegamos al hórreo
Un buen mirador sobre el Monte Cubera
Y sobre todo este pequeño pero precioso valle…
Setos floridos y altas castañales El camín en primavera
El camín, en invierno…
Y otra gran vista del Monte Cubera, del que se dice tiene en su interior un gran lago que suministra el agua que da nacimiento a numerosos ríos y regueros
La Vega, ahora vemos el palombar entero, y el horru. Justo encima La Piquera y El Tisoriu
Caminamos a la buena sombra…
Aquí empezaremos a subir…
Más plantones, dando vista de frente al lugar del Puente Coru, paso de la carretera por un puente sobre el Ríu Espadañal, que pasa al pie de Breceña. A la izquierda las laderas del Monte Cubera
Es también montaña de olvidados castros ástures, de tesoros escondidos, y de aquelarres, llamados aquí la ofrenda’l diablu, siendo, según la tradición, uno de los lugares de Asturias donde estos se celebraban, junto con el cercano Monte Coroña, entre Cabranes y Nava, una ardina o encina en Peñamellera, o en La Veiga´l Palo al sur de Cangas del Narcea, ya en términos leoneses-lacianiegos. El investigador David Madrazo dice que no se sabe el lugar exacto del monte de estas fiestas brujeriles pero sí que existía una ruta piadosa por siete capillas para ahuyentar a les bruxes
Nueva vista de La Vega, La Piquera y El Tisoriu
Nos adentramos ahora en el Monte Sama, donde hay un cruce muy importante
Son tres caminos: el principal va a la derecha, pero nosotros vamos a tomar el del medio, un precioso atajo en medio del castañéu… o sus restos, pues buena parte del castañar ha sido sustituido por eucaliptos
Fijémonos en la flecha que hay pintada en el tronco de uno de estos carbayos
Es de un color rosa fuerte fluorescente. La coincidencia del color de los caminos de Santiago y Covadonga ha sido causa de despistes y problemas, por lo que, en el caso del segundo, sus señales han venido siendo repintadas de otros colores. Aquí hace tiempo que nos hemos separado del Camino del Norte de Santiago pero, cierto es, que ha habido peregrinos xacobeos que han llegado siguiéndolas al menos a Breceña, según nos contaron allí
Este Monte Sama es atravesado por un sendero que hace de atajo respecto al camino que sube
Es un tramo de gran belleza por los dominios del busgosu, el espíritu libre de la naturaleza
Allí, por ejemplo, vemos una garrapiella amarilla. Es posible que ya esté repintada de otro color o esté desaparecida
Un viejo castaño ante nosotros
Nos llama la atención la figura retorcida de su tronco…
Al pasarlo nos volvemos y nos fijamos que está hueco
Parece como si en su momento un rayo hubiese hendido esta castañal
Hay restos de estar quemado por dentro, lo que son las paredes internas del tronco. En la base no se aprecian señales de fogatas, por lo que sospechamos sería un rayo quien hizo esta gran perforación
Seguimos subiendo. Así comentamos de este tramo en El Camino de Gijón a Covadonga
«… una senda por la que el andarín va a refrescarse a la sombra de la arboleda del bosque autóctono, un nuevo paraje prácticamente selvático, donde los troncos de los árboles se alargan hacia el cielo como una inmensidad de lanzas, dándonos una hermosa sombra que a veces, dependiendo de la luz, forma un extraordinario crepúsculo. Nos encontramos en El Monte Sama, que va a volver a hacernos sentir «el sonido del silencio», apenas interferido quizás por los sones del agua de algún reguero, en las inmediaciones de un depósito en temporada de lluvias, o por el rugir del viento en las ramas de los árboles. La subida, aunque directa, está repleta de sensaciones naturales en la que el pisar las hojas caídas forma también una verdadera «banda sonora» que acompasa nuestros andares por esta empinada cuesta»
Viejas señales: les garrapielles Asoman las raíces en el suelo de tierra y piedra…
No hay perdida pues de tanto pisarlo el sendero está bien marcado
Admiramos el verde fragor boscoso de la espesura, con el suelo cubierto de una cama natural de helechos…
Entre los troncos, un arbusto notable…
Lo distinguimos por sus brillantes hojas puntiagudas, verde intenso por el anverso, verde claro por el reverso: hojas de acebo… acebu, carrascu o xardón
Respiramos intensamente con el esfuerzo el aire puro del bosque autóctono
La sensación de celosía de la luz filtrándose en troncos, hojas y ramas
Según la época, puede haber bastante hoja suelta por el suelo…
Nos cruzamos con una pista, pero nosotros seguimos de frente, subiendo en recto
Todo hacia arriba…
Sensaciones mágicas del bosque vivo…
Fijémonos a la izquierda, más allá del arbolado
Las fincas de Puente Coru, por donde va la carretera
Como en todo bosque, de vez en cuando, árboles caídos y tumbados
Crecen helechos y musgos…
Los helechos tienden a cubrir el atajo, pero se pasa bien…
Esta raíz hace como un escalón
Hay alguna cotoya, espinera, tojo, o similar, así que cuidado con los pinchos
Vemos por las hojas que crecen pequeños carbayos jóvenes
Musgo en piedras y troncos
A veces hemos de apartar un poco la maleza con nuestro palo o bastón, sobre todo con los grandes brotes verdes de la primavera, época de estas fotos
Ganamos altura rápidamente
Haz de troncos de árboles nacidos en el mismo sitio
A veces hay que detenerse un momento para recuperar aliento…
E, inmediatamente, avanzamos por la empinada senda…
Ya se adivina el final de la subida…
Un último repecho….
Salimos a esta pista, que era el camino principal que dejábamos abajo, y seguimos a la izquierda
A la sombra de carbayos, castañales, fresnos y ocalitos
Fijémonos ahora de nuevo a la izquierda
Hay unas casas: Solares. Aunque este camín no pasa por allí hemos de decir que es el núcleo más poblado de esta parroquia de Coru
También hemos de decir que, por estar próximo a la iglesia parroquial, es popularmente llamado El Vaticano
El campanario de la iglesia de Santo Tomás de Coru puede llegar a verse desde aquí, asomando un poco entre los árboles de la carretera. Tampoco se pasa por allí pero estimamos importante hablar un poco de ella basandonos en nuestro libro caminero, pues parece muy vinculada a otro santuario que sí vamos a visitar: la capilla de Los Mártires de Coru:
COMENTARIO SOBRE LA IGLESIA DE SANTO TOMÁS DE CORU, CERCANA AL CAMINO
«El santuario de Los Mártires de Coru está relacionado con la parroquial de Santo Tomás de Coru, escasamente a un kilómetro, a la entrada del pueblo de Solares. Quien vaya caminando no suele desviarse tanto, por muy bien de tiempo y fuerzas que vaya, pero es conveniente hablar algo de ella pues es como su «hermana grande»Santo Tomás y los Martires de Coru se edificaron también en la segunda mitad del siglo XIII, dentro del estilo románico rural asturiano de planta rectangular y cabecera cuadrada, aunque lo que cambia respecto a la otra es que esta sí tiene decoraciónAtrás en el ábside hay un ventanuco alargado sobre dos columnas con capiteles profusamente labrados
El tejado presenta varios canecillos sobre los que descansa su alero, algunos esculpidos con figuras humanas que parecen reírse
La portada lateral es ojival y tiene cincelada una cruz bizantina (del tipo de la Cruz de los Ángeles)
La portada oeste también es ojival: cuenta con doble arco adornado con bolas y figuras ente las que se representa a Adán y Eva. En el lado inferior del segundo arco se ve una mujer con las manos cruzadas tapándose los pechos
En el interior es muy sobresaliente toda la arquitectura e iconografía del altar, con su arco triunfal o toral de triple arcada ojival, sin filigranas, apoyado en columnas con capiteles lisos, menos uno situado a un lado, en el que se admira una una cara con gesto extraño, y otro más en el otro lado con dos animales afrontados. En la capilla mayor hay cuatro ménsulas o repisas de piedra que aguantan una cornisa, una de ellas enseña una cara de la que le salen dos culebras por la boca y otra más es un rostro humano llorando. Estas de una banda, porque en la otra hay otras dos, una sin nada y otra con una figura humana sentada, con los codos apoyados en las rodillas y los brazos pegados a la cara sosteniendo un capitel. Varias representaciones son en realidad como mitad hombre y mitad animal y todo ello forma un conjunto estilístico en el que siempre nos preguntamos qué querían decir y contar exactamente todas estos símbolos y alegorías
Los dos santuarios: Los Mártires y Santo Tomás, están declaradas Monumento Histórico Artístico.
Por lo extraño de su fábrica y detalles, en ocasiones con detalles como «fuera de lugar» y por no conservarse ningún documento que hable de su fundación, son las dos de lo más desconocido y enigmático del románico villaviciosín»
Teniendo presente la importancia histórica y monumental de los lugares de la ruta y de sus proximidades, incluso de aquellos sitios cercanos que tienen gran interés, vamos caminando por términos de la parroquia de Coru siguiendo este camino que avanza ahora por trechos llanos
Enfrente tenemos el Monte San Cosme, donde está la capilla de Los Mártires de Coru San Cosme y San Damián, a la que, insistimos, sí vamos a subir…
Hacia allí nos dirigimos, con paso resuelto
Entre la arboleda de ese monte, desde aquí, tal vez distingamos unos tejados
Son los tejados de las casas de La Venta Coru, donde saldremos a la carretera antes de subir a la capilla
Los tejados de La Venta, entre la arboleda
El Monte Cubera ya va quedando atrás…
Ahí destaca El Picu Altu, con sus casi 367 metros de altura…
Aquí acaba lo llano de nuestro camino…
Comienza otra subida…
Es la cuesta hacia La Venta y la carretera
El mismo camino en invierno, cuando los árboles pierden las hojas
Bifurcación: vamos a la derecha
Fijémonos: flecha azul y flecha roja
Un fuerte repecho antes de llegar arriba
Curva a la izquierda
El último gran recuesto antes de La Venta
Primeramente Casa Andrés Peruyera
La cuesta va suavizándose en otra curva cerrada…
Vamos llegando arriba…
Enlazamos con la carretera local que comunica La Venta con el barrio de Cayao
Llegando a la carretera seguimos de frente
Y de frente: La Venta Coru
A nuestra derecha La Piñera, por donde sube la carretera Abajo está, oculta por el boscaje, la Fuente los Moros, otro lugar de resonancias mitológicas, tal y como escribimos en el recitado libro caminero:
«Aquí en el Monte San Cosme la vecindad nos informa que está la Cueva los Moros,en la que unes xanes de la Fuente les Ángares (otros dicen les Sangres), iban a guardar unas vacas que llendaben en La Ñoval, unos prados de las cercanías. Ahora la cueva está tapada perlo los muy mayores se acuerdan cuando tiraban piedras y las oían caer como si rodasen por unas escaleras para acabar en un río subterráneo»
Y así salimos a la Carretera Anayo (AS-332) en La Venta Coru
Tradicionalmente, y así está señalizado, el camino sigue a la derecha por la carretera unos pocos metros más, llegando a una casa con hórreo, Casa Miguel, donde la dejamos para tomar un ramal a la izquierda por la Fuente’l Moratín, pero nosotros vamos a proponer otra cosa, seguir por la senda que tenemos enfrente, detrás de La Venta, para subir al Monte San Cosme y visitar una pequeña gran josa del arte y de la historia situada en lo alto, la capilla de los Mártires de Coru, San Cosme y San Damián, a la que ya nos hemos referido al hablar de la iglesia de Santo Tomás de Coru
Esta es La Venta Coru, donde hasta hace años habría sus puertas el
chigre La Venta, que tenía tienda, y donde antaño había bailes muy concurridos al son de la gaita y el acordeón, siendo célebre como músico el popular Posadera, de la cercana parroquia de El Bustiu. El dueño le pagaba un domingo para que viniese a tocar, otro le pagaban los mozos, y otro las mozasGaitero famoso era José Vega, nacido en La Madrera, laderas villaviciosinas de Peña Cabrera, sindo más conocido por su apodo de El Ratu la Madrera
Quien esto escribe, conoció, allá por los 80, la tienda-bar, ya sin bailes y siendo el dueño mayor, no mal provista para aquellos tiempos posteriores al gran éxodo rural acontecido en estos pueblos en los años 60 y 70. Se comían buenos bocadillos que se preparaban sobre la marcha y que venían muy bien para seguir la subida a Breceña. Luego cerró y así estuvo unos años, reabriendo un tiempo como bar con casa de comidas, muy ricas, pero al cabo de un tiempo cerró. Se dice que una de las causas fueron las obras de ensanche de esta carretera, que se prolongaron bastantes meses con cortes continuos de tráfico
Enfrente, al otro lado de la carretera, había un hórreo, donde solían parar los peregrinos a descansar, aún ya con el bar cerrado, sentándose en la subidoria y sacando las galletas, los refrescos, el queso o el chorizo que llevaban en la mochila. El hórreo tenía un tablón en el corredor en el que se colocaban todo tipo de anuncios y avisos, desde bandos municipales a campañas ganaderas, ferias, fiestas, esquelas y algo de publicidad. Algunos de los primeros mapas hechos a mano de la ruta se colocaron también allí, dándola a conocer un poco más. Este hórreo, de tantos recuerdos y fotografías, desapareció durante las citadas obras de ensanche de la carretera
Tal y como hemos dicho, tomamos pues aquí el camino tras la casa, que sube directo a aquel castañéu de lo alto, en el Monte San Cosme, solar de la capilla de Los Mártires de Coru, popularmente Los Martirinos o Martilinos
Es una cuesta fuerte pero corta
Subimos junto a las cuadras de La Venta
Y… prácticamente sobre los tejados
A lolejos, el Altu la Cruz, entre el Monte Curiella el Picu la Cruz, en el Monte Cañéu. Por allí bajábamos, tras subir de Pión, a ganar el gran valle central Villaviciosino del Ríu Valdediós.
Si nos fijamos mucho tal vez reconozcamos La Torre de Niévares, el castillo con casona bajo el que pasábamos tras bajar del Altu la Cruz (arriba a la derecha de la foto, gran casa blanca)
Y ahora sí que vemos muy bien Llugás, barrios y lugares de Caxide, La Pedrera, L’Arrabal, Contina, Les Fontines, Pelamanta, Peredi… desparramados por las faldas del Picu Miravete
Lo que no terminamos de ver, siempre oculta en el frondoso arbolado de su particular nemeton, es la venerada iglesia de Santa María de Llugás, de la que tantísimo hemos hablado, en el capítulo anterior, santuario mariano de gran tradición romera, asentado muy posiblemente sobre un castro o similar, tal vez cristianizando, si seguimos la filología del topónimo, un paraje sagrado prerromano, posiblemente vinculado con el dios Lug. Celebra fiesta el 8 de septiembre y su Virgen es llamada la Santina de Llugás. Tuvo hospedería de peregrinos en la Casa de Novenas, otros dormían en el mismo pórtico (el llamado Pórticu los Pelegrinos), no pocos se alojaban en casas del pueblo, durmiendo hasta en les tenaes o henares, y bastantes ni dormían, pasaban la noche en danza alrededor de les fogueres
Quienes acudían a la fiesta del 8 de septiembre o, también, un mes más tarde, al Rosario, eran llamados pelegrinos, los que subían el 29 de septiembre, San Miguel, los miguelinos (llama la atención que, según Jean Markale, San Miguel «arcángel luminoso» es una de las advocaciones que cristianizarían a Lug). Estas peregrinaciones eran todo un fenómeno social, siendo comparadas con una emigración anual, actualmente sigue habiéndolas, si bien, con coches y carreteras, los romeros, llegados de toda Asturias, sobre todo zona centro, suelen volver a casa el mismo día
Nos metemos en las profundidades de la biesca…
A la derecha La Piñera, por donde va la carretera, ganando alturas entre varias curvas
Y ahora… en el frescor de la boscosa penumbra…
Otro precioso castañéu…
A la derecha postes telefónicos
Aquí salimos un momento del bosquete, hemos de fijarnos mucho, pues hay una bifurcación: el camino sigue a la izquierda y sigue subiendo
De nuevo en la sombra de la enrramada…
Fuerte repecho hasta el gran eucalipto que hay cerca de la cima
Pasamos a su derecha
Una finca, con frutales, a la derecha
Más abajo va la carretera
En medio del prado, abajo, una cabaña. A lo lejos Peña Cabrera (468 m), una de nuestras referencias geográficas e históricas mientras atravesamos de oeste a este todo el concejo de Villaviciosa, y que seguirá siéndolo en el siguiente capítulo de esta ruta
Esta es la antigua escuela, abandonada y en ruinas, fue construida por los propios vecinos con ayuda del Ayuntamiento de Villaviciosa y donaciones de particulares a primeros del siglo XX
La escuela se halla casi en la cima del Monte San Cosme, donde asoma ya la capilla de Los Mártires de Coru
Se sabe que muy antiguamente las primeras clases se daban en los pórticos de capillas e iglesias, por lo que no es de extrañar que la escuela se construyese tan cerca de ella, apartada de las casas
Y ya estamos en el campo de la capilla de los Mártires de Coru, de gran devoción romera y que, pese a que no es muy grande, ocupa casi todo el espacio aprovechable en la cima de este cueto sobre el barrio de El Moratín
Se trata de un santuario estilo románico rural, muy sencillo, suponiéndose por sus trazas tardío, del siglo XIII, al que en algún momento muy posterior se le añadió, como era muy habitual, este cabildo, bajo el que se reunían los vecinos
Los canecillos que sostiene arriba el saliente del tejado son lisos y carecen de decoración
Vamos a entrar primeramente pues al pórtico o cabildo
Hemos de fijarnos ahora en dos elementos que vemos al entrar: la portada sur y el zócalo que recorre la pared
La portada es muy sencilla, de arco de medio punto y sin concesiones a filigranas artísticas
En el zócalo una decoración en forma de picos, puntas, o «dientes de sierra» constituye el único recurso ornamental de la obra románica
Más abajo un banco corrido recorre la pared
Al otro lado la portada oeste, que en tiempos fue la principal
Es similar a la sur, tampoco muestra adornos tallados. Es fácil que la sobriedad de los cistercienses de Valdediós, reformadores de los benedictinos, influyese en las construcciones de toda esta zona, en la que manifestaron su influencia durante siglos
Nótese arriba del arco, en la clave, el desgaste de la cadena de repicar la campana
Sólo el zócalo muestra, también aquí, los dientes de sierra
En el interior el arco ojival del altar, arco toral o triunfal, muestra ya la transición del románico al gótico
Ahí están las imágenes de San Cosme y San Damián, Los Mártires de Coru o Martirinos, uno del siglo XVII y el otro obra del tallista del lugar Manuel Cuadra Cuadra
Algunas figuras de santos fueron quemadas en la Guerra Civil y por eso hubo que reponerlas
Hay también una Virgen del siglo XVII, tal vez del tiempo de la obra del cabildo
Y una muy interesante talla románica de Santa Lucía, muy fácilmente contemporánea de la fundación románica del santuario
El Cristo es obra del maestro tallista Manuel Cuadra Cuadra, del que extraemos su biografía de
El Camino de Gijón a Covadonga:
«Uno de los hijos más ilustres de Coru es el escultor Manuel Cuadra Cuadra, autor de alguna de las tallas que hemos visto en la ermita de los Mártires, nacido esta parroquia en 1917, al que, según nos dicen ya de pequeño le gustaba «estropear la madera para darle formas», haciendo hermosas figuras que regalaba a los amigos, hasta que un buen día le animaron a participar en algún concurso, ganando entonces los convocador por Educación y Descanso tres años seguidos, en 1948 por su obra La Muerte de la Virgen, en 1949 con La Santa Cena y en 1950 presentando La Adoración de los Pastores. En 1951-52 ganó otros dos primeros premios realizando esculturas
Luego trabajó en Santander en un taller de imaginería y estudió Dibujo y Modelado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. También estudió en el Casón del Buen Retiro con una beca de la Obra Sindical de Artesanía…»
Manuel Cuadra Cuadra en 1997, cuando le conocí, en el hórreo de La Venta
«… Mediados los años 50 funda un taller en Madrid, vende y exporta pequeñas tallas en m,adera que representan el mundo rural en el que vivió, yendo muchas de ellas a Londres, donde tiene muchos pedidos, pero él continúa viniendo casa poco a su pueblo, trabaja en la casería y participa en varias exposiciones, como las de la Feria de Muestras de 1984 y la del Centro Asturiano de Uviéu en 1986. Una de sus obras más impresionantes y ponderadas es la del Cristo Crucificado de Quintueles, que está en la iglesia de esta parroquia, así como la figura de un San Clemente. También en el cementerio de Villaviciosa existe un Cristo obra de Manuel, mas un retablo que imita el arte románico, aquí en Coru.
Trabajó también el azabache, haciendo piezas y figuras que son una verdadera preciosidad. Con Manuel Cuadra Cuadra el arte de la escultura y la talla en madera logra su máxima expresión, uniendo perfectamente la buena maña que tiene a la hora de trabajarlo y el arte que pone en esta labor, consiguiendo formas hermosísimas con un acabado exquisito, buena muestra de la maestría y laboriosidad de este artista»
Volvemos al exterior, al pórtico. Como era habitual hace algunas generaciones, en estos cabildos maestros, muchas veces ambulantes, daban clases elementales a los hijos e hijas de la vecindad, cuando de lo permitían las duras y continuas faenas agrarias
El pórtico es un buen mirador sobre el entorno, hacia Peña Cabrera
Aquí cerca, Cayao, otro de los barrios de esta parroquia de Coru, que fue famoso por su artesano relojero y por su taller de ebanistería y talla
Al principio Casa Modesto, Casa Vítor Perea, Casa Perea, la Casa’l Roxu…
Y luego Les Cortes, Casa Carmen Nietu o Inocencia Nietu, Casa Engracia o Casa Ángel Perea, o la Casa José Xico, quien tenía abajo, en el Ríu Profundu, el molino de este nombre, el Molín de José Xico, el cual disponía de un dispositivo para producir electricidad, iluminando con ella esta aldea, que contó con alumbrado eléctrico antes que se dispusiese de él en las zonas rurales del concejo
Desde el pórtico retomamos el camino
Verde sendero de hierba que nos lleva a El Moratín: El Camín de la Ermita
Al salir veremos que el ábside es cuadrado, muy común en el románico tardío. La sacristía es un añadido también muy posterior.
Esta capilla, recordamos, parece muy vinculada a la iglesia parroquial de Santo Tomás de Coru, justo al otro lado del Monte San Cosme, que no vemos desde aquí
Tomamos este sendero que baja hacia las casas, justo encima de la carretera. En la primera señalización de 1993 la Tertulia El Garrapiellu la señalizó por allí pero, algunos vecinos de estos pueblos, ante los posibles riesgos de atropello en las sinuosidades de Les Cuestes, más arriba de La Piñera, nos enseñaron el que llamaron textualmente L’Atayu la Cuesta Coru, que era el que empleaban antes de que se hiciese esta dicha carretera para bajar a
La Villa, la capital de Villaviciosa
Vamos pues caminando hacia El Moratín, el barrio de Coru que atraviesa esta ruta andariega
Un pequeño seto marca el camino…
Según bajamos a El Moratín iremos fijándonos en varias referencias visuales del tramo que nos aguarda hasta Breceña
Al pie de las casas de El Moratín, entre estas y el cobertizo que está a su derecha, sigue el camino señalizado que ha dejado la AS-332. Justo encima a lo lejos vemos La Cuesta, o La Cuesta Coru, ladera por la que sube el camino, llamado allí precisamente L’Atayu la Cuesta Coru
L’Atayu la Cuesta Coru sube a Cuetu Baxu o Cuetubaxu, arriba a la derecha de la foto, ya en la parroquia de Breceña, donde está la Casa’l Xaular o El Xaular, que tan bien nos recibió alguna vez con sus célebres cantares
Este bello y verde sendero es un verdadero mirador natural
En El Moratín llegamos primeramente a Casa Vítor
Vamos acabando la bajada
Estos postes con cierres de alambre son aprovechados para tender la ropa a secar al sol
Entramos en El Moratín
Casas y talleres
A la derecha Casa Vicenta o de Leonor, luego va la Casa Falo
A la izquierda estaba el taller de Manolo’l Carpinteru
Antaño, en este rellano en el medio del barrio, se reunía la
mocedá a bailar al son de la pandereta de Elvira La Carbayera, al igual también que al de la guitarra de un músico pobre que venía todas las semanas. Otras veces se danzaba simplemente con una lata y unos palos, que hacían de tambor
Recordemos pues lo que viene a ser una verdadera pequeña plaza, cruce de caminos y espacio de socialización vecinal
Y junto a Casa Falo una bifurcación: bajamos a la derecha
Bajo las hojas de la
figar, la higuera
Abajo enlazamos con el camino señalizado oficialmente, que entra desde La Venta por la carretera
Bajando desde las casas, dando vista a la subida que nos aguarda por La Cuesta de Riba a Cuetubaxu, paso a Breceña
Ahora llegamos a la encrucijada de los caminos
Enlazando con la ruta señalizada, iremos a la izquierda, pero antes podemos ir a ver una vieja fuente, histórica del lugar
La Fuente’l Moratín
Está aquí mismo, en un rincón al lado del camino, al pie de los prados bajo La Cuesta
De frente el lavadero, la fuente a la izquierda
Y a la izquierda de la fuente el
bebederu o abrevadero del ganado
La fuente es muy antigua, no tiene caño ni canaleta, es una pequeña cueva y adentro está el agua que se recoge con un
xarru. Por eso en estas fuente, aunque pequeñas, vivían metidas les
xanes, las ninfas del agua, seres que según leyendas tenían capacidad lo mismo de crecer que de menguar
Siempre hay un
xarru colgando de la viga del
llavaderu
El lavadero por su parte es muy pequeño, aunque de diferente estilo, sus reducidas dimensiones nos recuerdan al que acabamos de ver en Valdemaría
Regresando al cruce, donde se unen los caminos, seguimos de frente entre las fincas
Han plantado una buena palmera junto al seto
Un cierto aire
indianu o tropical…
Una
portiella cierra
prau y pumarada El suelo está hormigonado y ya empieza a ganar altura
Y así subimos la cuesta de La Cuesta…
A la izquierda otra finca
También con
pumarada…
El camino la bordea…
Y sigue subiendo…
Ahora vemos bien la casa: La Cuesta de Baxu
Llegamos a una bifurcación más
Este es el cruce con la entrada a la casa: nosotros seguiremos de frente todo hacia arriba a la derecha
Seguimos subiendo bajo este gran
carbayón
Empieza un buen repecho…
Avanzamos con paso firme…
Buena vista de la Cuesta de Baxu tras dejarla atrás…
Pasamos bajo una gran
castañalona
Y ahora todo subida en una formidable rampa…
Profunda caja caminera: vamos llegando a la primera parte de esta gran subida de La Cuesta Coru
Mucha atención ahora, justo cuando en camino empieza a llanear, en La Cuesta de Riba o Casa la Cuesta
NO PODEMOS SEGUIR DE FRENTE, ENTRAMOS EN UNA CASA PARTICULAR Y SE CORTA EL CAMINO: hay que tomar la senda que sigue subiendo, a la izquierda
Antes había un cartel, como se ve en esta foto pero, como tantos otros, ha desaparecido
El lugar es un gran mirador sobre buena parte de la parroquia y sus alrededores
La Cuesta de Baxu y el Monte Cubera
El Moratín
El Monte San Cosme…
Además podemos admirar desde aquí unos atardeceres espectaculares…
Abajo El Moratín y Monte San Cosme, de donde venimos
Al oeste, el sol se pone en el Monte Cañéu, barrera natural por la que hemos pasado, subiendo del valle del río España al valle del río Valdediós, el gran valle central del concejo de Villaviciosa
El sol se pone por una de sus cimas, El Picu la Curiella (535 m), en cuya cima sus campos de túmulos megalíticos verían durante milenios este mismo espectáculo desde su cumbre
El sol, con su fuerza lumínica, parece en algún momento capaz de «hacer desaparecer la montaña»
Pero al bajar, recorta aún más su silueta. A la izquierda el Altu la Cruz, a donde subimos desde el barrio
pionesu de Casamoria y desde donde caíamos a Niévares
El sol se va… un verdadero prodigio de la naturaleza…
El Moratín al ponerse el sol…
Llegamos a ver el camino que baja entre las casas de la capilla a la fuente
La Cuesta de Baxu a nuestros pies
Al norte, más lejos, Solares, el barrio más grande de la parroquia como hemos dicho, justo sobre la recitada iglesia de Santo Tomás de Coru, que tampoco podemos ver desde aquí. A lo lejos al norte el Monte Fariu (338 m), en la parroquia de Miravalles
Solares, al estar tan cerca de la iglesia parroquial es llamado popularmente El Vaticano
Y tal y como dijimos, justo antes de la Casa la Cuesta, en la Cuesta de Riba, dejamos el hormigón para subir por este sendero de tierra, poniendo rumbo a Breceña
El Atayu la Cuesta Coru, por el que continuamos ascendiendo. Este era el antiguo cartel indicador que evitaba desorientarnos
Esta
garrapiella de madera nos lo indicaba
Ahora de frente El Monte’l Castañéu
Y allí está La Granda, con el legendario Palacio de Goyanes o Casona la Granda, casona solariega de los Peón de la Mesada y posteriormente de los Valdés Quevedo, donde nació en 1837
Casimiro Piñera y Naredo, obispo de Barbastro (Huesca), así como solar también de Celestino Piñera, antiguo médico de Lliberdón que llegaría a ser alcalde de Colunga y, un descendiente suyo,
A lo lejos, al nordeste, la Sierra y Picu Cualmayor (325 m), ya en la frontera con Colunga. Más cerca es el Picu la Cerra (299 m), sobre La Llera por donde entra en Villaviciosa, por la parroquia de Priesca, el Camino Norte de Santiago
Más a la izquierda el Fariu (357 m), sobre Miravalles (no confundir con otros montes de nombre similar
Cuando los eucaliptos son talados tenemos otra vista de Solares, donde está uno de los accesos al Monte Cubera, la cuesta de El Paxotu. Allí fue célebre antaño el Llagar de Lucio. Ahora abajo, cerca de la iglesia, está el de CortinaA lo lejos La Era, en Miravalles, al pie del Monte Fariu
Más a la derecha hay una casona con capilla, El Palaciu Paniceres, del siglo XVII, con su fincal hórreo y capilla, dedicada a San Antonio. Está en la vecina parroquia de La Madalena, llamada secularmente La Madalena los PandosA lo lejos Cueli, también en Miravalles y ladera del Fariu, comunicación con Sebrayu, otro barrio de la parroquia, al otro lado de la montaña, paso del Camino Norte de Santiago procedente de Priesca y Colunga
El Monte Cubera, más allá de La Cuesta
Y el Monte Cañéu, que cierra el gran valle central de Villaviciosa, el medieval Valle de Boides, por el oeste
L’Atayu la Cuesta Coru es una senda estrecha que, somo se suele decir,
«sube recta y directa». Arriba nuestra referencia: Cuetubaxu, puerta de Breceña en el
Camín a Cuadonga
Citando una vez más un pasaje de El Camino de Gijón a Covadonga, transcribo:
«… este camino por el que nos hemos metido es ya una auténtica y entrañable caleya sin asfalto ni hormigón, y estrecha, por la que se pasa estupendamente bien dado que dado que, además de trillada por los caminantes, todos los años la arreglan los vecinos, aunque según la época en que vengamos a hacer la ruta, quizás a veces veamos la hierba un poco alta o las matas de los lados más pobladas y espesas, pero no hay generalmente problema
«Estos matos están llenos de moras en su tiempo, y entre los lloreos (laureles) puede oírse cantar algún xilguerín (jilguerillo). Alguna de las veces que paremos para recuperar resuello recomiendo darse la vuelta a disfrutar de todas las panorámicas que se nos ofrecen desde aquí»
Un momento un camino pues, para muy apropiados, para cantar, como se dice en Asturias, «una del Presi», el gran cantante de tonada, y otros géneros,
«Dime xilguerín parleru, dime qué comes como arenines del mar, del campu flores Tienes unos güeyos negros y unes pestañes y una lengüina parlera con que me engañes Tengo dir a Covadonga cola mio neña en septiembre tengo llevai a la Virxen un ramín de palma verde y colgáu de aquel ramín tengo pone-y una flor de repieque’l paxarín pa que me quiera el mió amor»
Los altos
matos encajan en camino entres sus verdes paredes vegetales
Pero siempre se pasa bien, incluso lloviendo
De frente a nosotros, arriba ya muy cerca: Cuetubaxu
Ahora alguna foto más primaveral del
repechu
Fila de
castañales jóvenes…
Un buen trecho de sombra para acometer los últimos metros, tal vez los más duros, que esta subida recta y directa
Y ya estamos en la finca de Cuetubaxu, El Xaular, o Casa’l Xaular, que nos da la bienvenida a la parroquia de Breceña
BRECEÑA: DE CUETU A BUSLAZ (VILLAVICIOSA) AL SON DE LA GAITA DEL «RATU LA MADRERA». EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (9)
Mapa de este trayecto
Cuetubaxu, Casa’l Xaular, entrada en Breceña
Por el Atayu la Cuesta Coru subimos todo de frente de Coru a Breceña, parroquia villaviciosina a la que entramos por Cuetubaxu, El Xaular o Casa’l Xaular, en lo alto de este cueto que da nombre al lugar y al barrio entero. Estamos en la zona oriental del concejo de Villaviciosa, de orografía muy montesina, y nuestro itinerario irá ganando altura paulatinamente hasta Sietes, ya casi en la frontera con Piloña y Cabranes
Los últimos metros de cuesta antes de la Casa’l Xaular han sido sin duda los más duros. Ahora al menos, aún subiendo, caminamos un poco a la sombra de castañales y carbayos
El camino bordea la finca. Nos informó de él en su día Gonzalo Cortina Cortina, natural de Sietes, que nos dijo su nombre tal cual lo transcribimos nosotros, y nos informó que era el camino que comunicaba estos pueblos altos antes de hacerse la Carretetera Anayo (AS-332)
Estamos en un hermosísimo sendero, una caleya muy antigua, se nota en la caja caminera
El camino se estrecha un tanto y forma una V, pero un caminante pasa perfectamente bien, también un ciclista aunque tenga que posarse de la bicicleta
A la izquierda árboles y arbustos forman una tupida sebe o seto silvestre
Los metros finales de la subida son también muy empinados…
El ganado, en días de calor, se resguarda al frescor de la sombra, que bien vale también para los caminantes en esta pronunciadísima cuesta
Mirando atrás veremos Solares, en Coru, a la izquierda y, a la derecha y más lejos, El Vallín y Paniceres, en la vecina parroquia de La Madalena, A lo lejos, al norte, el Monte Fariu (356 m), sobre la extensa parroquia de Miravalles, atalaya entre el mar y estos valles y cordales villaviciosinos
Solares, con sus hórreos y casas haciendo calle, llamado popularmente El Vaticano por estar al lado de la iglesia parroquial de Santo Tomás de Coru, en su tiempo fue galardonada con el título a la Aldea más guapa de Villaviciosa por la Asociación Cubera
Y en Paniceres el Palaciu Paniceres, del siglo XVII, con su hórreo y su capilla, dedicada a San Antonio
Crecen los helechos en las veredas y todo se cubre de musgo…
La roca madre, a la vista, forma un empedrado natural
Forma verdaderos escalones…
Ahí tenemos el último gran repecho
Seguimos admirando esta antiquísima caja del camino
El suelo se cubre de hojas caídas…
Abundan les castañales, los castaños
El camino sigue su larga ascensión sin tregua
El paisaje se va abriendo
Este tramo está más limpio y cuidado
Cuetubaxu: a la derecha asoma la Casa’l Xaular
Arriba, el cueto que dan nombre a este barrio de Breceña. Hemos llegado al final de la cuesta, al menos la más pronunciada
Y es que, llegando a la pista que comunica Cuetubaxu, hemos de seguir subiendo un poco más, si bien más suavemente, hasta la carretera
Por eso muchos peregrinos hacen aquí un alto recuperando fuerzas, y contemplando el recuesto que acabamos de subir
Asomándonos a la alambrada comprobamos donde hemos empezado a ascender
La Cuesta de Baxu, bajo el Monte Cubera, otra gran atalaya natural sobre Villaviciosa, cuya vista nos acompañó al recorrer las parroquias de Fuentes y Coru, entre las que había también una buena subida desde Les Vegues, en el Ríu Profundu
Llega ya el «comité de Bienvenida», les vaques roxes
Hay buena casería
Tras unos instantes de merecido descanso retomamos ruta siguiendo pues, rampa arriba. A la derecha plantaciones de fabes
Preciosa estampa caminera entre los prados, con el alto del Cuetubaxu a nuestra derecha
Seguimos siempre por esta pista hormigonada
Según caminamos no perdemos aquí tampoco detalle del paisaje
Un poco a la izquierda Ceyanes, barrio de Breceña del que enseguida hablaremos
A nuestra izquierda y más abajo los castañares de El Castañéu. donde nace el río que, más abajo, recibirá el nombre de Coru o Puente Coru
Al norte a lo lejos, al izquierda el Monte Cubera, con los 367 metros del Picu Altu y en la distancia el Fariu. En días claros vemos veremos el mar
Aquí abajo Paniceres y toda la parroquia de la Madalena, de nuevo pero vistos desde más alto
Con su palacio y capilla restaurados. Más atrás El Vallín
Un poco más arriba a su izquierda destaca en la lejanía el altísimo campanario de la iglesia de Miravalles, bajo las estribaciones del Fariu y La Pervía. A la izquierda La Palombera, en la ladera oriental del Monte Cubera
El mar se ve a la derecha del Fariu, por la zona de Sebrayu, paso de Miravalles a Seloriu, por donde se dirige a Villaviciosa, La Villa, la capital del concejo, el Camino Norte de Santiago procedente de Colunga y que ha entrado en este concejo por La Llera y Priesca
Es la zona de La Vega y Bárcena, donde se unen las parroquias de Priesca, Miravalles y Seloriu, en el valle del Ríu Carrión o Ríu Ñabla, que nace formado de diversas fuentes y regueros de estas montañas, hace de frontera entre las parroquias de Rales y Breceña, recibe diversos afluentes y, luego de su paso por Sebrayu, desemboca en La Ría o Ría de Villaviciosa por El Porréu d’Abaxu y El Porréu del Monxu (porreos: terrenos ganados al estuario -a partir del siglo XVIII-)
Más a la izquierda, en la ladera del Fariu, Cueli, parroquia de Miravalles
Atrás va quedando ya el Monte Cubera
Y la Casa’l Xaular. En la distancia, al oeste, el Monte Cañéu sobre el valle del Ríu Valdediós
De frente vamos divisando lo que nos queda de cuesta para llegar a Breceña, cabeza de la parroquia, que no es mucho. A lo lejos a la izquierda Los Llanos de Lluexe (440 m)
A la izquierda Ceyanes
De frente a nosotros ya vemos la entrada a Breceña, entre las arboledas
Son los tejados de alguna de las casas del Barrio de Cuetu, ya en la carretera
A la izquierda, al norte, más vistas de los barrios de Miravalles
Debajo de Cueli Les Felgueres, Les Vallines y Pandu
El topónimo La Viñona señala que hubo plantaciones de viñedos, pero hace bastantes siglos sin duda…
Por Les Vallines va la carretera AS-332
Un paisaje formidable
Seguimos caminando entre las fincas de Cuetubaxu
La cuesta casi llanea ya
Enfrente vemos ya El Llagar del Xaular, en la carretera, bajo el cueto que también da nombre al siguiente barrio de Breceña
Otra vista de Ceyanes y su loma, por donde discurre el camino de Breceña a El Bustiu
Pese a la distancia, Ceyanes, barrio también de esta parroquia de Breceña, es fácil de reconocer por el gran edificio del llagar de Sidra Breceña, tradición familiar ya al menos desde las primeras décadas del siglo XX con el llagareru Senén Venta Venta. En 1943 lo heredó su yerno Francisco García, empezando a llamarse Sidra Paco Breceña hasta 1972, cuando le sucede, por jubilación, Jaime García Venta, pasando a ser desde entonces Sidra Breceña. El llagar puede visitarse llamando previamente, tal vez sea una buena opción si hacemos parada en Breceña, donde hay albergue
Muy en la lejanía, unas casas
Rales, que perteneció a Samartín de Vallés hasta 1790, cuando se constituyó en parroquia independiente
Más al este, el Sueve, un hito visual y geográfico que ya veíamos en toda su plenitud, desde el Altu la Cruz y bajando hacia Niévares, cuando hablamos de su apasionante historia, montes de suevos para unos, de Iovi o Júpiter para otros, lo que parece plausible dada su relación con las tormentas y por ser atalaya del nuberu, el genio de las nubes, la lluvia, tormenta y granizo
Destaca, a la izquierda, el Picu Pienzu, que con sus 1.161 metros de altura es uno de los mayores desniveles del mundo en corto espacio entre el mar y una cima, dominando desde su cumbre desde los Picos de Europa hasta las playas de Caravia y Colunga, desde las costas del occidente astur hasta las del occidente cántabro, así como gran parte de los valles y cordilleras del interior de Asturias
A los pies del Puertu Sueve discurren importantes caminos, a un lado el de Covadonga y al otro el camino norte de Santiago. Destacan también las rocosas cimas calizas del Picu Miruellu o Mirueñu (1.137 m), Les Corripies (1.114 m) y Fontanielles (1.054 m)
Antes de llegar a la carretera vemos asomar, mirando al sur, los montes de Cotubellosu (528 m), La Ballesta (501 m), La Soma (497 m) y Peña Cabrera (468 m), en la frontera con Cabranes
Y en la ladera de Cotubellosu La Madrera
La Madrera, patria de uno de los más populares gaiteros que amenizaron fiestas, romerías, espichas, magüestos y esfoyaces en todos estos contornos: José Vega Pereda, El Ratu la Madrera, del que tocará hablar, y más de una vez, en este episodio…
También, cómo no, hablaremos de La Madrera, un núcleo de población que cambió de parroquia alguna vez y que, hasta mediados del siglo XIX, llegó a estar muy poblado
Un poco de curva…
Y antes de salir a la carretera miramos a la izquierda…
Otra muy buena vista de Ceyanes, pueblo también de sidra y llagares
Sobre un hermoso cueto de 300 metros de altitud, sobre La Riega la Meredal y La Riega Ñavea
Por allí, junto al llagar, pasa la carretera que comunica Breceña con El Bustiu
Algunos historiadores situaron en Ceyanes el Palacio de Goyanes, tal vez por la similitud de nombres, situado realmente no aquí sino cerca,en Coru, La Casona de la Granda, de la que hablamos en el capítulo anterior
El Llagar del Xaular de frente ya a nosotros
La carretera que viene o va, a Coru por Les Revueltes
Al fondo más vistas de Peña Cabrera, sobre el estrecho valle del Ríu Profundu. A la derecha el Picu Miravete (419 m), que ya veíamos desde Amandi
Entre el Miravete y Peña Cabrera Los Llanos, en el camino de Llugás a La Madrera
Y aquí llegamos a la carretera, en el Llagar del Xaular, donde tantas veces hemos parado en tiempos a tomar rica sidra casera bien escanciada
Ya en la AS-332 aún hemos de subir un poco más
Vamos «de cueto en cueto» pues, tal y como decíamos, la parte oriental del concejo de Villaviciosa es muy montuna
Extensos paisajes desde las montañas hacia el mar…
Tierras de pasto y braña…
La iglesia de Miravalles, siempre en lontananza como referencia
El rebaño pace y descansa en una idílica estampa rural…
Siguen las cuestas, aún no hemos acabado de subir. A la izquierda otra gran paisaje hacia Ceyanes…
Por aquí nace el Ríu Espinadal o de Puente Coru
Ya casi terminamos de subir…
Ahora, mirando de nuevo al norte, hacia el Monte Fariu, tenemos una mejor vista de Miravalles
El topónimo es sencillo de identificar su porqué: los valles a los que miran sus alturas
Hasta el campanario de a iglesia parroquial de San Esteban parece intentar rivalizar con ellas
El monte es todo él una gran ocalital
Aviso para conductores de la entrada en Breceña. Nosotros ya hemos entrado en Cuetubaxu
Este es el barrio de Cuetu, a la derecha Casa Constante
Dejándola atrás acabamos la cuesta…
De frente El Palaciu Cuetu a la izquierda y a la derecha Casa Duardo
Justo a nuestra derecha y prado arriba Casa Tano, con su antigua y luminosa galería mirando al pueblo y a la carretera
El firme ya es casi llano…
Este es el hórreo de Casa Duardo, con faldón en el corredor que mira al camino
Y esta es su parte delantera, con la subidoria
Atrás otra vista de Casa Tano
Luego del hórreo, a la derecha en medio de este campo, la citada Casa Duardo
Y de frente El Palaciu Cuetu, con su llagar enfrente
Un soberbio caserón que nos llamará bien la atención al pasar…
Soleada galería que mira al sur, sostenida abajo por columnas
A los lados unos cortafuegos
Espléndido palacio rural asturiano
Pasamos el llagar
En la finca del Palaciu Cuetu hermosas hortensias
Y seto bien florido
A la derecha prados y pumarada
Un poco más allá La Esfelecha, donde está la carpintería de los Hermanos Argüelles, donde se fabrican toneles de sidra
Y, más al sur, en la distancia, toda la línea de cumbres del Picu La Bedul o Abedul (505 m) a los ya mencionados, a su derecha, de La Soma, Cotubellosu, Peña Cabrera, el Picu Miravete…
A lo lejos volvemos a ver La Madrera, de donde, como hemos dicho, era natura José Vega Pereda, El Ratu la Madrera, gran gaitero de las fiestas y solemnidades de todos estos pueblos de Villaviciosa, Cabranes, Colunga, Sariegu, Siero y Nava, nacido el 7 de abril de 1904, hijo de Dolores Pereda Meana y de Bernardo Vega Rivero, Lalo El Ratu. El apodo no viene de otra cosa que del mismo apellido familiar que, según investigaciones de Agustín Hevia Vallina publicadas en la revista Cubera, tuvieron casa y solar en Llugás, los Ratos o El Ratu, sidendo Bernardo conocido como El Ratu Vieyu
El matrimonio tuvo varios hijos y José iba en principio para cura pero, a punto casi de vestir de fraile se decide por otro oficio, el de gaitero, yendo a tocar de fiesta y fiesta, teniendo, como se dice era común en el oficio, gran éxito con las mozas, casándose con «la mejor», Ramona Fernández Cuadra, que le acompañaría a todas las romerías
Llegaron a tener nada menos que 21 hijos de los que 18, según escribe Agustín Hevia, llegaron «a pilas de bautismo», alguno de ellos siguió carrera musical, uno tocaba el acordeón y Nardo y Luis Vega triunfaron en la canción asturiana
Y, recordando la biografía de quien tanto animó y alegró a las gentes de Villaviciosa y concejos cercanos y limítrofes, seguimos avanzando carretera adelante, hacia la Casa les Roxes
Horru y pumarada de Casa les Roxes, desde la que vemos la cabeza de la parroquia, al lado de la iglesia parroquias de San Pedro. A su derecha el célebre chigre de Casa Piloña con su albergue a la derecha, en la antigua Casa Colmado, que fue baile. Justo a la derecha está Casa Constante Riera, al lado de la gran nave de la que fue su gran fábrica de quesos, mencionada en 1928 como de «fama peninsular» en el libro Villaviciosa y su progreso, de Víctor Vallín Martínez y Gerardo Fernández Moreno
En medio de Breceña hay una explanada, a manera de pequeña plaza, donde vemos también el hórreo de Casa Vangelista
Enfrente de la casa, una curva
Si tenemos visibilidad veremos bien el Mar Cantábrico, al norte
Y las grandes plantaciones de eucaliptos del Monte la Rasa o Rasa Seloriu, gran planicie costera
En medio, en lo alto de un cueto, Los Toyos
Pasamos pues la Casa les Roxes…
Y en la delantera vemos su corredor…
Y su jardín. Al fondo en los bosques de La Esfelecha asoma la Carpintería de Argüelles, la de los toneles
Dejamos Cuetu y entramos en Breceña-Breceña
Este es el cruce de Ceyanes: nosotros seguimos de frente
Este gran edificio era el Llagar de Peruyera, que formaba parte de un baile cuyas ruinas veremos poco más adelante
A nuestra derecha Casa Santos, con su panera al fondo
La carretera sube suavemente…
A la izquierda, este era el Salón de Peruyera, otro de los dos bailes que había en Breceña, junto con Casa Colmado
Adentro era el chigre y afuera la pista de los danzarines, al son de la música que sonaba por los altavoces. Acudía gente de todos los pueblos a la redonda, incluso de La Villa
En el Salón de Peruyera llegaron mismamente a celebrarse bodas
Seguidamente Casa Ángel
Desde aquí tenemos también muy buena vista del centro de Breceña
La iglesia parroquial de San Pedro y la gran nave de la que fue la histórica quesería de Constante Riera
Pasamos pues frente Casa Ángel
Un verdadero mirador hacia Breceña y Peña Cabrera
Desde aquí tenemos una mejor perspectiva de esas montañas, que separan Villaviciosa de Cabranes. En sus faldas, tres núcleos de población comunicados por carretera local con Llugás
Los Llanos, al lado de Los Caminos, a 280 metros de altitud, por donde sube a Peña Cabrera el sendero PR-51 que sale desde la capital del concejo. Desde allí se divisa La Barra, la desembocadura de La Ría (Ría de Villaviciosa), por eso se dice se unen en estos lugares los buenos aires del mar y la montaña, tal y como remarca el cantar:
Estando en Peña Cabrera que da el aire de La Barra cría a los mozos morenos y graciosos de la cara
Más a la izquierda Cermuñu, bajo el monte El Campón y a unos 350 metros de altitud. Es interesante saber de su topónimo que, según el investigador Martín Sevilla publica en su libro Toponimia de Origen Indoeuropeo en Asturias, viene del dios celta Cernunnos o Kernunnos, representado con cuernos de ciervo, así como un torques (adorno de cuello) en una mano, una serpiente con cabeza de carnero en la otra, rodeado de animales salvajes, símbolos naturales de la virilidad y el renacimiento
No deja de ser muy parecido al aspecto del diañu burlón de las leyendas del Ríu Profundu, los dos son quizás encarnaciones del espíritu más indómito de la naturaleza, divinidades ancestrales transformadas con la cristianización en genios diabólicos o malignos
Si Llugás tuviese relación con el dios Lug, según revela también la toponimia, nada extraño es que, más arriba en el monte, Cermuñu lo tuviese con Cernunnos, y menos en unos lugares como estos, en los que los antiguos pobladores quisieron ven la mano de las fuerzas de la naturaleza, personificándolas en dividinades ancestrales cristianizadas luego en santos y vírgenes
Y viendo otra vez también la Carpintería de Argüelles, a lo lejos reconocemos, nuevamente, La Madrera, la patria del gran gaitero, glosado por vates y poetas, como estos de Redondo Llavona:
VERSOS DE JESÚS REDONDO LLAVONA EN HOMENAJE AL «RATU LA MADRERA»
Dieciocho fíos dióme Dios… ayudáu de la muyer ¡recuerna! ¿si non cómo los habría yo ensin midir cuarta y media? Pa crialos ensin fames daqué calzalos y vistílos, a más de llabrar la tierra, en namás sintir volaores anunciando alguna fiesta pallá diba cola gaita a ganar dalguna perra. Dempués de cumplir el compromisu si acasu lu tuviera… de tocar na procisión… col ánimu de armar xuerga allegábame hasta los mozos tan alegres per esta tierra pa acompañalos en sus cantos col roncón, el punteru… lo que fuera Entre cantar y cantar un culín, majo, otra botella, un cafetucu, una copaxa el casu yera pescala y gorda, de cualquier manera Lo malu yera dir pa casa, pa atender la sementera y llevar unes ablanes a los neños… y a la costiella si a veces non quedaben regaes nalguna cuneta por non acordase pañales lluego de dormir la siesta. Otres veces por non demorar aunque gorda la cuerda fuera, agrarrándome a los felechos o a otra cosa cualquiera díbame yo pa casa ensin cruciar la carretera Agarraba la gaita del punteru echaba al llombu la chaqueta y el roncón y arrastrando pel suelu, llegaba a La Madrera, co la ilusión de los fíos y tambén de la mio morena Un casu que me pasó como a otros pelos cuarenta, en que había declarase el maíz y lo que hubiera de cosecha pa ayudar de llevantar España, pues ná, decíen, venía de fuera y habíase mantener a los que non teníen praos, molín nin tierra Gracies al trabayu míu y al de la costiella nunca ena mio casa faltó, fabes con tucu y morciella, pero pensé que, si lo daba, la fame llegaría a mio puerta. Un día depués de llagar de tocar nunca fiesta vereis lo que descurrí, si seguís leyendo esta ¡Ramona1 llamé a la muyer pa que muy lluegu veniera, has dir xunciendo les vaques, mientres yo preparo la riestra, que vamos baxar a la Villa, a entregar nuestra cosecha, según manda l’Ayuntamientu o la xente que lu gobierna. ¿Qué te pasa, Pín? ¿Tú tas llocu, o tovía te dura la borrachera? Nin llocu nin borrachu toy, rediela a cumplir col engargu voy que ta escritu ena tabierna Asobees les vaques al carru, que tién ya la estripia puesta y nella eches dieciocho panoyes, lo mejor de nuestra cosecha Eché la riestra al llombu mandéi subir a la costiella y eché caleya abaxu, dempués d’apretar los tornos, pa que el carru bien ruxera. Cuidando de que co los neños el carru nun se me fuera, llegué muy ufanu al Ayuntamientu… a una plazoleta, a cumplir co lo mandáu y sin proferir una quexa Allegóse un señoritu, que del Ayuntamientu saliera, mandáu, oamí, por un Monicipal, que, al yo llegar, viniera. Paróse mediu aflixau y díxome, oiga, paisanu ¿qué trae ahí nesa cesta? Como soy buen asturianu y obediente so manera vengo a traer en el carru lo mejor de la cosecha dieciocho neños, como flores la fábrica entavía nueva
La que fue su casa aún la vemos, en la parte de abajo de La Madrera, denominada, naturalmente, El Llugar de Baxo
De todas maneras no vemos aún todo el pueblo de La Madrera, sino solo la parte alta, El Llugar de Riba. Apenas asoman un poco las casas de abajo: El Llugar de Baxu, donde nació José Vega Pereda
En La Madrera existe además una cueva que sirvió de refugio a los antaño numerosos vecinos como refugio de los bombardeos en la Guerra Civil. No olvidemos que no muy lejos estaban las minas de Viñón, en Cabranes, objetivo militar
Por las laderas de esos montes se acudía y se acude al santuario de la Virgen de Llugás, de renombradas peregrinaciones que, muchas, de ahí continuaban andando hacia Covadonga, al coincidir las fiestas de celebración del 8 de septiembre, tradiciones que contábamos cuando caminábamos a sus pies, en las boscosas riberas del Ríu Profundu, siempre plagado de historias y leyendas
Y esta es la Casa Peruyera propiamente dicha. Primeramente la cuadra
Luego la vivienda, con trazas de palacio rural, muy bien orientada al sur
Grandes ventanas, balcones y galería
Y luego el hórreo
En torno al hórreo otras antiguas dependencias de la casería
Detrás la huerta
Enfrente, al otro lado de la carretera, Casa Celesto
De frente a nosotros, entre los eucaliptos, seguimos viendo el Sueve
Fincas llanas de Breceña y, abajo, las profundas riegas del Regatu Ordiales, que dará sus aguas al Ñabla, que luego será el Sebrayu
Pasando Casa Celesto, un poco de curva a la derecha
De frente a lo lejos las casas de El Terreru
Más en la distancia, a la izquierda, el Monte Tandión
Otra muy buena vista de Rales, en concreto de Cimavilla, el corazón de la parroquia, cerca de los montes de La Malata y Les Vigues, en la linde con Pivierda, ya en Colunga, donde dicen«cayó El Bernabé», Bernabé Ruenes Santoveaña, el que fue llamado El Último Bandolero quien, ajeno a guerras políticas, pues aunque actuó entre los años 40 y 50, cuando operaban por la regíón los fugaos o maquis, los últimos guerrilleros republicanos, él nunca se unió a ellos pues tenía otros motivos: se había fugado del servicio militar, fue condenado a 30 años de cárcel y, en el traslado del cuartel al monte, se fugó, comenzando sus andanzas de bandolero
Otra versión dice que discutió con un sargento, al que le rompió su mosquetón en la cabeza, más porque ya estaba averiado que por la dureza del golpe, pero asustado se fugó a las montañas
Operaba en los concejos de Villaviciosa, Colunga, Piloña, Cabranes, Parres, Ribadesella/Ribeseya y Llanes. Y algunas de sus bases estaban aquí en Rales, en concreto en el lugar de San Feliz de esta parroquia, así como en Pivierda, al otro lado de esas montaña, ya concejo de Colunga, o en El Llugarón, de la parroquia Villaviciosina de Miravalles. Participaba en atracos e incluso secuestros, burlando siempre a la Guardia Civil con sus estratagemas, naciendo numerosas leyendas en las que es imposible separar realidad de fantasía, como que se mezclaba entre la gente normal, a los que nunca asaltaba, que con sus botines pagaba a sus colaboradores y personas que le ofrecían protección y guarida, etc, si bien la opinión entre sus víctimas no podía ser más diferente
Pero en uno de esos enfrentamientos no tuvo tanta suerte, herido gravemente por la metralla se ocultó en su refugio de Pivierda, donde murió, siendo su cuerpo enterrado y desenterrado varias veces por sus secuaces, para que no fuese hallado por los civiles, cosa que sucedió en 1957, lo que conllevó a toda una cadena de detenciones de colaboradores y encubridores, que fueron duramente sentenciados a largas condenas de cárcel. Los últimos que seguían en prisión fueron amnistiados en 1975
Otra leyenda asegura que no murió, sino que escapó a Venezuela, donde se hizo la estética y cambió de vida
Su memoria ha llegado a nuestros días, en 1990 José Ramón Gómez Fouz publicó el libro BBernabé, el mito de un bandolero, del que se han hecho varias ediciones, narrando pormenorizadamente sus andanzas y concretando incluso fechas y lugares
La carretera nueva sigue de frente bajo las casas de El Tarreru, arriba en lo alto de la colina, pero nosotros vamos a ir a la derecha, por la carretera antigua, para ir a la iglesia y a Casa Piloña
La iglesia, que nos sirve de referencia, la vemos bien desde aquí
También los carteles nos orientarán
Este ramal sube suavemente entre prados y pomaradas
Es un tramo de la carretera vieja, que aquí realiza una curva
Casa Modesta, con su llagar
Subimos un poco más y pasamos a la siguiente casa…
Casa Vangelista, a la izquierda
Y enfrente el hórreo, que veíamos ya desde Cuetu
Entre casa y hórreo un pequeño y acogedor jardín a la puerta del bajo o bodega de la casa
Al fondo, en la explanada enfrente de la curva, el cementerio
Y aquí a la derecha están la casa y antigua quesería de Constantino Riestra, que empleaba para su producción leche de las caserías de la zona. En el lugar se nos ha dicho que ya en 1914 Constantino Riera Muñiz, Constante’l Ferreru, había fundado un llagar y fábrica de sidra que llegó a producir unos 45.000 litros que recogía en diez pipas, ampliándola a los 200.000, ayudado de nuevos procesos de elaboración
En 1944 y ya bajo la dirección de su hijo Manuel Riera, el llagar se traslada a Villaviciosa y cambia su nombre a Sidra Riera que, en 1963, pasa a ser la famosa Sidra Escanciador
De esta tradición sidrera, dice el cantar
«Para fabes Samartín y el Carme de Santoxenia para facer cares Benito y para sidre Breceña»
Un grupo de peregrinos dando cuenta de un tentempié al lado de la histórica nave en la III Travesía Andariega de El Garrapiellu, en mayo de 1993
Aquí estuvo después Casa Leandro: es un verdadero balcón asomado a Breceña
No en vano la entrada de la casa tenemos un precioso mirador sobre esta parte de Breceña que acabamos de recordar
Más allá de los manzanales asoma el camín
El paso de Cuetu a Breceña
Cuetu y, al fondo, el Monte Cañéu
A la derecha el Salón de Paruyera (a la izquierda), luego Casa Ángel, Casa Peruyera y Casa Celesto
Más lejos, asomando sobre la pumarada, Ceyanes
En lontananza La Rasa Seloriu y el horizonte marino
El hórreo marca una especie de centro en torno al que la curva de la carretera gira como un círculo
Vemos el portón de la bodega del hórreo
La parroquia de San Pedro de Breceña formaba parte de la de Coru hasta que en 1723 el arzobispo Juan de Llano Monte separó diferentes núcleos rurales de la parroquia madre a consecuencia de las malas comunicaciones y para mejor administración de los vecinos. dada la relación administrativa eclesiástica con la civil, esto hizo que también pasase a ser entidad administrativa plenamente aparte de Coru, con sus propia entidad vecinal. De aquellos tiempos de la independencia deber ser la actual parroquial, más o menos reformada todo este tiempo
Y esta es la gran explanada enfrente de la iglesia, que hace las veces de plaza y espacio de socialización. No en vano en el hórreo se siguen colocando bandos, avisos, esquelas, carteles de fiestas, candidatos electorales, ofertas comerciales, actos culturales, etc. etc. etc.
Y a la derecha Casa Piloña y Casa Colmado, El Colmado, o el Salón Riestra, de tanta importancia también para la historia de Breceña, el otro baile del pueblo, que compitió durante años con el Salón Peruyera, inolvidables lugares de jolgorio y diversión los dos, bien recordados y añorados por tantísimas personas que en ellos pasaron algunos de sus días más felices
En Casa Colmado había bailes los domingos y otros días de fiesta, como el Antroxu o Carnaval, con sus bailes de mascaritos y gran animación los días Domingu’l Gordu y Martes d’Antroxu. También las fiestas patronales de San Pedro, así como otras, resonaban en toda Villaviciosa, venía la Orquesta de Villaviciosa a amenizar la velada, yendo los músicos luego a comer a las casas
Sonaba también la gaita del famoso José Vega Pereda, El Ratu la Madrera, quien acudía a tantísimas celebraciones, tocando de manera solemne cuando se precisaba, pero también más pícardiosa en el bullicio de alguna romería o esfoyaza del maíz, con temas como aquel tan famoso que decía:
«Ya sabes que tengo gaita ya sabes que soy gaiteru ya sabes que como yo nun te toca naide’l punteru… El roncón p’aquí el roncón p’allí depués ya toca la mio gaita: tirulirulirulí»
Otros músicos de fama sonada eran, según nos cuenta la vecindad, Aurino, El Violineru Anayo, así como los llamados Fano’l de la Soma y El Curdionista San Román
En la actualidad está aquí el albergue El Colmado, fundado por Laura Cayado, del bar Casa Piloña, a su izquierda
Y aquí entramos en Casa Piloña, toda una institución en el Camino a Covadonga, que fue de Ramón Piloña y su mujer Belarmina, chigre-tienda de ultramarinos que tenía también, cómo no, llagar de buena sidra, parada de parroquianos, peregrinos, senderístas, visitantes y amigos de los pueblos y del buen comer, pues tienen una excelente cocina
Artística placa a la puerta…
Entramos adentro…
Descalzamos les madreñes…
Y ya podemos pasar a las barras, a la mesa, o al comedor, pues como leemos en el libro El Camín de Gijón a Covadonga…
«… donde nos atienden muy bien y podemos encargar mesa y mantel para comer en su acogedor comedor. Aunque después de muchos años conservando su traza primitiva hubo de acometer las necesarias reformas, estas han sabido conservar y transmitir la esencia de estos bares de aldea, con sus largas barras de despachar, sus mesas y sillas para sentarse a tomar algo, sus piezas y cosas de la tienda antigua que son ahora elemento decorativo. «
«En sus estanterías siguen exponiéndose latas de fabada, bonito, sardinas y conservas en general, chocolate, galletas, dulcerías y muchas cosas para rucar tanto si sentimos capricho como necesidad…»
» Los parroquianos están allí sentados tomando sidra, una cerveza, un café, o la clásica pinta de vino, echando una partida a las cartas y hablando de cualquier asunto. Hace muchos años que están más que acostumbrados al paso continuo de caminantes. Hace tiempo a algunos aún les chocaba al principio ver a «tantu llocu arreventáu faciendo’l Camín de Cuadonga» pero ahora es una cosa absolutamente normal…»
Fijémonos en los cuadros que cuelgan de la pared
Distinción de la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa Cubera a Casa Piloña…
«Por su valiosa dedicación profesional en línea tradicional, por ser lugar de encuentro. Notablemente por la iniciativa de albergue de peregrinos en la ruta a Covadonga»
Es la hora de las viandas…
Salimos pues de Casa Piloña y seguimos camino carretera adelante
. Fijémonos en el chaflán de la casa pegante a Casa Piloña, al dar la curva
También la iglesia, en esta esquina presenta un chaflán
A sus fiestas de San Pedro acudían gentes de toda la vecindad y aún más lejos, siendo célebres también el Organista La Llera y celebérrimo Gaiteru Libardón o Lliberdón, del que habremos de hablar, oportunamente, en futuras entradas de esta travesía andariega Frente a la iglesia, bifurcación: vamos a la derecha, siguiendo la carretera
Caminamos pues calle abajo
Siguiendo precisamente el chaflán, dando vista a Casa Teresa o de Marica Toyos
Enfrente, otra bifurcación; iremos a la derecha al lado de aquel llagar, siempre por este tramo de antigua carretera
Yendo así hacia la derecha iniciamos una bajada
La carretera baja suavemente. Hay poco tráfico desde que se abrió la nueva vía por El Terreru, pero la calzada es estrecha y hay que arrimarse si pasa algún vehículo
Pasamos pues junto al llagar
A la derecha la casa y el hórreo
Pasamos junto al viejo hórreo, al borde mismo de la carretera
Vistosas hortensias…
Buen lugar para un selfie
Y, tras pasar otro llagar y cuadras, un nuevo paisaje
Paisaje que veremos bien desde esta curva
Junto al guardarraíl tenemos un perfecto mirador de otros barrios de Breceña por los que vamos a pasar: a la izquierda El Charcón, a la derecha La Infiesta
La Infiesta, por donde sale de Breceña el camino, rumbo a Buslaz y al Picu Tandión (501 m), al que subiremos para proseguir en ruta a Sietes
Allí nos desviaremos de la carretera a la derecha para subir hacia el gran edificio de las antiguas escuelas de Breceña, entrando en el citado barrio de La Infiesta, cuyas casas vemos más adelante, haciendo calle con el camín
A la derecha de la foto asoma la entrada de Buslaz: justo por allí, siguiendo el canto de la boscosa montaña, subiremos al Tandión
Buslaz, extendido a lo largo de una cresta que da vista a dos vertientes, aquí a Breceña y al sur al Picu Adedul (504 m), frontera con Cabranes y formidable muralla boscosa que cae hacia el Ríu Profundu, llamado aquí Espinadal o Remolina, el de la ruta moliñera con la que coincidíamos entre Valbúcar en Amandi y Les Vegues de Fuentes
Las casas de Buslaz asoman linealmente en el canto de la colina en la que se asientan
Buslaz se divide a la vez en dos barrios: El Barriu Riba y El Barriu Baxu
Salimos de las casas de Breceña siguiendo cuesta abajo
Otra curva cerrada sigue la sinuosidad de esta ladera
Otra nueva vista a la derecha
Ahí abajo tenemos de nuevo El Profundu o Espinadal, el río que dajábamos atrás en Villaverde, parroquia de Fuentes, para iniciar esta serie de subidas a los pueblos altos de Villaviciosa. Por allí bajaban y subían a los bailes de Breceña y Coru las gentes de las aldeas de esa ladera villaviciosina de Peña Cabrera, regresando muchas veces en plena noche, tal y como escribíamos en El Libro de Gijón a Covadonga:
«Muchos mozos y mozas de Llugás y de las aldeas de Los Caminos, Cermuñu, Los Llanos y La Madrera
, situadas en las laderas de los montes al pie de Peñacabrera que separan Villaviciosa de Cabranes, acudían a estos bailes u fiestas de Breceña caminando, alguno de ellos como vemos oficiando de músico, por lo que su presencia era de lo que más se esperaba. Esta gente de estos barrios que podemos divisar desde aquí mirando hacia el sur, uno detrás de otro, tenían que bajar a cruzar el Ríu Profundu para acercarse aquí. Cuando volvían a casa de noche, tras acabar el baile, habían de hacer el trayecto a oscuras en lo más frondoso del bosque. Algunos han contado extraños sucesos que les ocurrían bajando a esas horas por la zona de los molinos, en su mayoría historias de trasgos, xanes, encantos y diaños burlones, seres mitológicos dueños y señores de estos parajes salvajes e indómitos, el espíritu salvaje del monte que se hace patente en estas creencias Los diaños burlones tenían la virtud de transformarse en animal para armarlas muy gordas y meterles sustos de miedo a quienes se atrevían a andar por allí a esas horas intempestivas, célebre era el caballo solitario que algún mozo montaba, para regresar a casa más descansado, y que de improviso arrancaba un enloquecido galope soltando risotadas e improperios: era
el diañu. Sin duda por eso la procesión de almas en pena, la güeste o güestia y sus
lluminaries o luces fantasmagóricas que se veían en la lejanía, repetía aquella letanía que decía… «
¡Andái de día, que la noche ye mía!»
Subimos ahora un poco…
Y reenganchamos con la carretera AS-332, yendo a la derecha
Estamos en El Charcón, donde comenzamos otra corta bajada
Aquí el potru ferrar, donde se herraba el ganado
Preciosa campiña de Breceña
De frente, La Infiesta
A la izquierda el Monte Tandión (501 m), que ya nos aguarda para subir a Sietes
Otra fila de casas en El Carcón
Caballerías en el prado
La parte delantera de las primeras casas por las que acabamos de pasar
Las casas de El Charcón se disponen en dos filas, pegadas una a la otra, trasversales a la carretera. esta es la segunda
Miremos ahora de nuevo a la derecha
Abajo El Profundu, arriba, de nuevo la larga fila de cumbres de La Soma y Peña Cabrera, desde Peña Blanca al Miravete
Una nueva vista también de los pueblos y lugares existentes en sus faldas…
La Madrera: ahora ya se ven bien las casas de abajo, El Llugar de Baxu, así como la casa natal del Ratu la Madrera
La Madrera figura en la parroquia de Coru en lo administrativo civil, si bien en lo eclesiástico pasó a Llugás en 1953 por tener mejor comunicación. Sus casas, donde llegaron a vivir 136 habitantes hasta los años 50, se extienden por las laderas del Cotubellosu (528 m), en la Iría la Madrera, cerca la Fuente Llavandera y entre las riegas de El Pradal y El Charcón
El Llugar de Baxu
También el poeta Jesús Redondo Llavona le dedicó estos versos a La Madrera …
«AL PUEBLÍN DE LA MADRERA Un güen día desde Xixón antoxósenos marchar a mín y a la mio muyer hasta un pueblín de Llugás por mor de beber unos culinos y con aquella xente hablar Si se terciaba el casu depués de bien xintar fabes, tocín y morciella con tucu, tan güenu per allá, acerquéme a dalguna espicha que non falten nel llugar Manque allí llegó el adelantu como enotru pueblu cualquiera de facer la llabor con tratores, sin que non haiga la andecha de toos los vecinos, como antes -¿quien lo vinera?- se xuntaben a segar,llabrar y facer llabor cualaquiera, llenos de alegría los corazones, en sin pizca maldá siquiera Así vi esti pueblín, cuyu nombre ye La Madrera, onde, por haber de tou, hay sidre, tocín boroñas chorizu y moricella y la Calle el xiblíu, que dalgún mozu descurriera, cuando pa llamar la moza, de esti mediu se valiera porque dalguna sidra yos ficiera «xiblar» a los bebedores, pasada dalguna xuerga»
Prestemos atención, pues en el camino que sube a La Madrera desde Llugás por Los Caminos, Los Llanos y Cermuñu, hay un lugar muy importante
la capilla de San Mamés, donde se casaron José y Ramona el 1 de febrero de 1930, siendo los últimos que se casaron en este santuario en mucho tiempo, donde no solían celebrarse bodas, a no ser por aluna razón importante, tal vez según Hevia, por devoción
No hubo otra boda hasta enero de 2013, precisamente la de Rocío Vega, nieta del Ratu la Madrera, siendo su padre Máximo Vega Fernández, hijo del gaitero, quien hizo de padrino, siendo el oficiante el párroco Agustín Hevia Vallina, quien le contó a Rocío, para su sorpresa, que sus abuelos paternos habían sido los últimos en casarse allí. En la boda, como no podía ser de otra manera, sonaron las gaitas en honor a los novios con los sones del Ratu la Madrera:
La capilla es del año 1609, fundada por Pedro Vega y su mujer María de Costales que, al fallecer esta, siguió colaborando la segunda mujer de Pedro, María del Pedregal. Agustín Hevia recoje que Pedro era vecino de la zona, residiendo en Vallina Verde, y es fácil que fuese antepasado del Ratu la Madrera
La capilla de San Mamés fue restaurada en el año 2009 por los vecinos a iniciativa del párroco, acudiendo a la inauguración de las obras el arzobispo auxiliar de Oviedo Raúl Berzosa, luego obispo de Ciudad Rodrigo en Guadalajara. Hubo una gran romería con fiesta muy sonada en la fiesta de San Mamés, con el santuario rehabilitado
A la derecha nuevo paisaje de Cermuñu, los dominios de Cernunnos
Y más allá Los Llanos
Los Llanos y el Picu Miravete
Grupo de casas apiñadas aprovechando un recoveco en la falda de la montaña
Viene ahora un tramo relativamente llano junto a la entrada de la segunda hilera de casas
Y avanzamos hasta la siguiente curva, en dirección a las escuelas, en La Infiesta
Aquí pues, con mucha atención, cruzaremos para ir a dichas escuelas
Aquí dejamos la carretera para tomar este ramal
Justo en el cruce, una capilla u oratorio de ánimas, de estructura un tanto diferente a la que vimos en Grases, pero con su hornacina a manera de pequeño altar donde se realizan ofrendas y se rezan oraciones por las almas de los difuntos. El oratorio estuvo muchos años abandonado entre los escayos, las zarzas, y fue restaurado
De estas capillas, su historia e historias, hablamos abundantemente cuando visitábamos la de Grases, erigidas siempre en lugares señalados, como las bifurcaciones, encrucijadas, o lugares de paso, en los accesos a los pueblos. La Contrarreforma católica revitalizó esta piadosa veneración al perdón de las ánimas por contraposición al protestantismo, que niega la existencia del Purgatorio y arremete contra las bulas e indulgencias
Con ello se promovió la idea que, tal vez, el Purgatorio no fuese otro lugar que la misma tierra, donde vagaban estas almas pecadoras lamentando su culpa y apareciéndose en ocasiones a los vivos para reclamarles misas o la solución de temas pendientes que dejaron en vida. Esto además integraría en la fe la creencia en fantasmas y sucesos o presencias paranormales que no fueron siempre muy bien aceptadas por la Iglesia
Adentro, vemos un cuadro que representa a la Virgen del Carmen con el Niño y, abajo, las ánimas que padecen los rigores del Purgatorio
Y esperando redimirse para lograr la Gloria
Al lado, el cepillo de les llimosnes
Y así, luego de visitar la capilla donde, quien más quien menos, suele tener algún recuerdo hacia los que nos precedieron, seguimos camín
El camín, que sube a La Infiesta
Atentos pues a las señales
En plena subida, un elemento importante
Aún quedaba en bien uno de los tres grandes mapas con tejadillo, colocados a instancias de la Tertulia Cultural El Garrapiellu en 1997 con el patrocinio del Principado de Asturias, a la vez que la señalización de toda la ruta con los postes y señales de madera
Pese al tiempo transcurrido extraña que jamás se haya hecho una reposición de la misma de manera integral. Se han repintado las flechas, voluntariamente por parte de particulares, algún Ayuntamiento puso en su momento alguna señal en algún lugar concreto, pero jamás se ha instalado una señalética integral a lo largo de todo el itinerario como en aquella ocasión
Aquí vemos, en un tono más claro, la ubicación de Breceña en el itinerario andariegu
Y lo que nos queda para llegar a Cuadonga
Sobre nosotros, las escuelas que, como solía ser, fueron construidas a primeros del siglo XX con aportaciones de vecinos residentes y de vecinos emigrantes en América
Tras de nosotros los barrios y lugares de Breceña por los que acabamos de pasar
La curva de la carretera y El Charcón
Arriba El Colmado y Casa Piloña
La carretera y El Charcón
El Charcón y arriba El Terreru
A la derecha de El Terreru la Casa Rectoral
Seguimos subiendo por El Camín de la Escuela o Camín de La Infiesta
Desde aquí a la izquierda disfrutamos de otro muy buen paisaje…
Rales, sobre el profundo, estrecho y boscoso valle del Ríu Carrión. Más allá, los altos de San Feliz, teatro de operaciones deEl Bernabé, a quien dedicó una película en 2013 el director Pablo Casanueva. De él escribe así el escritor José Ignacio Gracia Noriega:
«Bernabé puede que haya sido el hombre más popular de la Asturias oriental durante algunos años.
Si no se le podía encuadrar entre los bandoleros que Eric J. Hobsbawn clasifica bajo el epígrafe de «Robin Hood» (es decir, aquellos que robaban a los ricos para dárselo a los pobres), sí se tejió en torno a él una leyenda próxima al «sebastianismo»: es decir, que lo mismo que los portugueses esperaron que regresara su rey don Sebastián, muerto o desaparecido en la batalla de Alcazarquivir, en Llanes, de vez en cuando, se dice que Bernabé regresa; pero no regresa como bandolero, sino como indiano que vuelve para curar nostalgias y para ver a la familia (…)
A Bernabé se le torció la vida mientras hacía la «mili»: un día tuvo una discusión con un sargento y le rompió un mosquetón en la cabeza.El mosquetón rompió porque la culata estaba apolillada; pero Bernabé desertó y se echó al monte, no se sabe si por haber roto el mosquetón o haberle roto la cabeza al sargento.
Ambas cuestiones eran graves. Pero lo cierto es que nunca fue político, ni tuvo contactos con el maquis, ni jamás se unió a Juanín, un «huido» santanderino, a medias partisano, a medias bandolero. Yo le pregunté al guerrillero Pepe Mata por Bernabé y me contestó que no lo había conocido; tampoco le conoció el comandante Flores.
Los escenarios de Bernabé eran los de la Asturias oriental, que conocía perfectamente, porque había sido cazador, y alguna vez llegó a León en sus incursiones.
También había sido tejero. Yo recuerdo la noche que asaltó a un pariente mío, que acababa de llegar de México, disfrazado de guardia civil. Mi pariente, Nacho, tenía a sus hermanas en Serronda, en Posada, pero se fue a dormir a Llanes.
Fue a mi casa y estaba muy nervioso. Yo era un niño y cenaba huevos fritos con arroz blanco. Siempre que como huevos fritos con arroz blanco me acuerdo de Bernabé»
Gracia Noriega recuerda también el ya citado relato del también escritor Héctor Vázquez Azpiri…
«…que estuvo secuestrado durante unos días por el bandolero y que obtuvo, de aquella poco deseable experiencia, material literario: en parte así habrá compensado las cien mil pesetas que Bernabé le exigió a su familia, lo que era una cantidad importantísima a comienzos de la década del cincuenta…»
Y este es el relato, también ya mencionado, del también escritor Héctor Vásquez Azpiri, publicado en la entrevista de J. Morán en La Nueva España:
«En 1951 fue el secuestro. Veraneábamos en Celorio, cerca de Barro, y el que cuidaba la casa era Jesús Somoano. También teníamos una cocinera, Esther, y otra chica que era una preciosidad de mujer. Llegaron por la noche el Bernabé y Eduardo. Éste iba disfrazado de veraneante y Bernabé, que era pequeño y cabezón, de mujer, con falda y pañuelo en la cabeza. Yo estaba acostado ya y mi madre, para no asustarnos, nos avisó diciendo que habían llegado unos amigos. Mi padre estaba limpiándose los dientes, bajó y se encontró con que uno de ellos tenía una bomba de mano con la anilla ya quitada. Yo estaba en la cama; Bernabé entró y puso encima un pistolón, un nueve largo. «Tú eres Bernabé», le dije. «Sí, por suerte o por desgracia», respondió. No me hice el valiente, porque hubiera sido una estupidez; lo llevé con frialdad. Piden el dinero, pero no lo había en casa, así que querían llevarse a mi padre, pero yo, qué coño iba a entenderme con los bancos, con lo que me llevaron a mí como garantía. Salí amarrado y aquella chica empleada se lanzó a darme besos. Me besó las manos, y Eduardo me miró contrariado, como si a él le gustase la chica y creyera que yo me había estado aprovechado de ella. No era así; yo le tenía un gran respeto. La cocinera le decía de mí a Bernabé: «Es muy buen rapaz, muy buen rapaz». Lo conocía desde niño».
«Me llevaron al monte. El Bernabé se quito la ropa de mujer. Llevaba pendientes y le pedí uno de recuerdo. Me lo dio, pero luego me lo quitó la Guardia Civil, tras el rescate. Entonces se disfrazaron de guardias civiles, y aunque el disfraz era malísimo (el rombo del uniforme era de tela, por ejemplo), daba la sensación de que eran guardias. Cogieron también unas metralletas y todos los trastos de matar. Pasamos cerca de la carretera y vi pasar algún camión. Sentí envidia de aquellos camioneros. Tuve que escribir el itinerario que tenía que seguir Jesús Somoano para llevar el rescate al monte. Tenía que pasar por varios pueblos antes de llegar a nosotros, ir en bicicleta con el dinero, y con una pernera arremangada y un pañuelo en la cabeza con nudos. Al escribir esa nota es donde noté cómo era Eduardo, porque dijo que el pañuelo iría atado «a guisa de boina». Cogí lo de «a guisa». Él también había dicho en otro momento «es que nos ponen ustedes en esta tesitura». El Bernabé, en cambio, era una bestia y se ponía muy violento. Al principio, echaba mano a la pistola y decía: «¡Cago en D?! Aquí morimos todos». Bernabé era un tío al que si le pisas un callo se creía con derecho a matarte. El Bernabé dictaba la nota de instrucciones y yo le corregía alguna falta de sindéresis. Le decía «aclárate», porque yo era un purista y no toleraba un gerundio mal empleado. Antes de que me sacaran de casa ya le había corregido otra vez. Le hice bajar unos miles de pesetas del rescate, porque le dije: «Coño, llévate en su lugar unos prismáticos, que te vendrán bien». Suerte que los encontré en casa y se los di. Pero así como el Bernabé era un animal, cuando Eduardo dijo lo de «a guisa» lo vi como una persona mucho más serena. A Bernabé le pregunté si había leído la novela «Sachka Yegulev», de Leonid Andreyev, que va de un secuestro. «Yo no leo», me respondió, así que era el otro con el que podía hablar y, en fin, defenderme. A Eduardo le apunté escritores que podía leer, porque estaba muy atrasado. Contaba chistes antiguos, como el de un tartamudo de los años veinte. Le puse un poco al día y le conté chistes más recientes. Me dejó un bloc y le escribí los nombres de escritores».
«Pasé un momento malo cerca del Cuera, no lejos de Porrúa. Me dice el Bernabé que me tire al suelo y veo que sacaba un puñal. Pensé: «No voy a dejarme morir estúpidamente», pero lo que sucedía es que pasaba por allí el agua de Porrúa y él pinchó en el plomo de la tubería para que bebiéramos. Pasé miedo en ese momento y cuando hubo un tormentón. Me habían puesto un saco en la cabeza y cayó un rayo. Caí por el suelo como llevado por algo. Fue una sensación muy desagradable que mucho tiempo después padecí también una vez en México, durante un terremoto. Te entran las náuseas de repente y tienes ganas de vomitar. El secuestro no llegó a dos días. Llegó Somoano en la bicicleta. Bernabé había bajado antes a esperarle, a la carretera del Pozal, y me dejó con Eduardo. Después subió con el fajo de billetes. Sacaban limpias 100.000 pesetas, pero creo que mi padre, por equivocación, les dio 10.000 pesetas de más. Pasan cosas curiosas que no se esperan. En Celorio estaba un indiano de México, aunque apenas teníamos trató con él. A pesar de que mi familia no podía decir nada del secuestro, por orden de la Guardia Civil, lo supo la gente y este indiano se prestó a mi padre para darle el dinero, pero él no lo aceptó, sino que fue al banco y lo sacó…»
«Me llevaron al monte de nuevo, antes de separarnos. Ahí es donde metí la pata otra vez, porque sin querer le di un manotazo al Bernabé, que tenía la pistola en la mano. No pasó nada y me despedí de ellos. Le di la mano al Bernabé y le dije: «Espero que no nos veamos más en estas circunstancias, sino más amistosamente». Me dijo que no diera parte hasta el día siguiente por lo menos. Lo prometí y lo cumplí. También me dijo que fuera caminando hasta casa, que estaba en el quinto coño, bajo la lluvia. Eso no lo cumplí. Somoano y yo cogimos un taxi de Posada. El taxista, que también era electricista, me contó que había pasado miedo porque pensó que lo íbamos a atracar. Llegué a casa y estaba allí aquel indiano. Mi padre por poco me rompe los huesos del abrazo que me dio. A Eduardo lo pillaron al cabo de años, después de que matara al Bernabé. Cuando pidieron la pena de muerte para él, mi padre fue a verle a la cárcel. Se la conmutaron. Eduardo había estado en el maquis y antes de la guerra había matado a alguien en la mina. Tenía el pretexto de la guerra para sus andanzas y sobre él pesaba la acusación de varias muertes. El Bernabé había estado haciendo la mili en Oviedo y le dio un golpe un sargento. Cogió una pistola y no sé si le mató a él o a otro, y se tiró al monte. El Bernabé era un ser deforme, hinchado de cabeza. Además tenía una encefalitis y por lo visto daba voces en el caserío donde estaban escondidos. Eduardo, por miedo a ser descubiertos, cogió un piquete y se lo quitó de en medio»
Impresionantes historias que, junto con otras muchas más, aún podremos oír contar, como las leyendas de antaño, en estos pueblos del Camín a Cuadonga…
Absortos una vez más en las historias de Bernabé, acaba la cuesta así al lado de la torre de la luz
A la izquierda, divisamos une vez las majestuosas peñas calizas del Sueve
A la derecha, la magnífica entrada y fachada de Les Escueles…
A diferencia de otras escuelas de Villaviciosa, la documentación relativa a su construcción, con sus planos y demás detalles y aconteceres, ha desaparecido, supuestamente por estar en la Universidad de Oviedo, asaltada en la Revolución de Asturias de 1934. Solo se conserva una carta en la que una comisión vecinal manda una carta, firmada por Eduardo García Venta, solicitando ayuda para construirlas «A todos los hijos de Breceña residentes fuera de la parroquia y especialmente en las Américas»
En la carta se estipula un presupuesto de unos «50.000 reales para la mano de obra y materiales», manifestándose el deseo de ser inauguradas en las fiestas del Rosario de Octubre
Las obras acabaron en 1919 con la instalación de la torre del reloj, que merece un capítulo aparte
El reloj fue una promesa electoral del diputado del Partido Reformista José María Rodríguez, cuyo nombre, así como la fecha de inauguración, aparecen en la torre
El mecanismo relojero pesa 430 kilos, 200 de ellos las pesas, 150 el cuerpo principal y 80 el reloj.es de fabricación francesa y fue ensamblado en Palencia por los prestigiosos campaneros y componedores de relojes Mosés Díaz
Con la concentración escolar, desde los años 70 el edificio cayó en desuso y fue deteriorándose. Luego, avanzados los años 90 y ante las peregrinaciones a Covadonga, una parte fue habilitada para bar con comedor que ofrecía posada a los caminantes, La Casona del Camín. Tras su cierre el edificio fue restaurado íntegramente como sede social vecinal, celebrándose su centenario en 2019 con diversos actos
El reloj por su parte fue sometido a un minucioso trabajo de restauración a cargo de los joyeros-relojeros Áncora, llegando a poder conservarse y mantenerse sus más de 400 piezas gracias al relojero avilesino Juan Ramón Ruiz. Se trata de una pieza histórica que hoy en día sería prácticamente imposible de comprar por su complejidad y su fabricación absolutamente artesanal
De frente a las antiguas escuelas Casa Lino
Pasamos junto al hórreo
Debajo del hórreo, un carro del país, con sus ruedas en forma de H
Frente al hórreo, una bifurcación, en la que iremos a la izquierda
Subiendo entre pomares a las casas de La Infiesta
Hay otra pequeña cuesta en subida
Ahora otra bifurcación, yendo nosotros a la izquierda, pasando detrás de Casa Manolo, también llamada de Jesús Riera
Aquí termina la rampa…
Casa José Venta
Las casas forman en La Infiesta una verdadera calle a los lados del camín…
Seguimos así todo recto calle adelante…
Casa Manuel de Rita, la parte de atrás
A la derecha, mesa y mantel…
A la derecha, la pasar, vemos la fachada de Casa Higinio y Casa Pepe
Justo, enfrente, la mesa…
Otro antiguo llagar
Al pasar veremos la delantera de Casa Manuel de Rita, con sus bancos a los lados de la puerta
Al fondo el hórreo
Seguidamente Casa Prida
Pasamos también al lado de ella
Más adelante a la derecha Casa Segunda o Casa Oliva
Luego el hórreo…
Hermosa calejuela rural…
Solhorru (bajo el hórreo), causó sensación durante años el Seat-600 que allí se guardaba
Un viejo y oxidado Seat 600, de los construidos entre 1957 y 1973, símbolo de toda una época, a quien Moncho Alpuente compuso la canción Hombre del 600…
«No importa que te llamen dominguero
airados los taxistas al pasar.
Mañana es fiesta y no recuperable,
ha de lucir un sol primaveral.
San Marcús Welby en la televisión
milagroso, un infarto curará.
Atentos al pronostico del tiempo
aguacero, chubasco temporal…
Adelante hombre del 600la carretera nacional es tuya
Ya se levanta el héroe del domingo,
ya ruge su caballo de metal,
ya se cala la gorra y acelera,
la ciudad queda atrás.
Unas gotas de lluvia en la comida,
no te preocupes pronto escampará,
Concha coge a los niños que parece,
que la cosa va a más.
El héroe del domingo cabizbajo,
agarrota su pie contra el pedal,
la lenta procesión, camina al negro pozo
de la gran ciudad.
Mañana es lunes, la semana empieza
fatigado el caballo de metal,
triste figura porta el caballero,
doña Concha empieza a bostezar.
Ahora no corras Pepe ten cuidado,
ese loco que viene por detrás,
hay que parar porque la niña tiene
irresistibles ganas de bajar»
Ahora ya no está, pero el espacio no ha quedado vacío
Carro del país y carro de labranza o de rayos (radios), dos buenos ejemplos
Desde el hórreo continuamos ruta
Y salimos de La Infiesta por El Serraderu, donde antaño hubo una «sierra de aire», sierra para serrar troncos a mano entre dos personas
En El Serraderu, a la derecha, otro gran paisaje
A lo lejos el Tandión guía nuestros pasos, al otro lado está Sietes
Balagares en tiempu la yerba
La Carretera Anayo; al pie del Picu o Monte Tandión está el desvío a Buslaz, por donde sigue el Camín a Cuadonga
Frutales en la finca…
Y más balagares
Al fondo a lo lejos, los montes de Sietes y Piedrafita aguardan por nuestra visita,,,
Bajamos hacia la carretera
De nuevo en la AS-332
Enlazamos con ella una vez más en Piecamín
Primeramente viene un tramo llano, o en suave bajada
Una curva de la carretera antigua: sigamos de frente
Pronto empezaremos a subir, hacia La Cruzona
Contemplamos la subida al Tandión
Y a la izquierda más paisajes de Rales
Rales donde, como en Coru, también celebra Los Martilinos, el 27 de septiembre, con preciosa romería
Los Martilinos tienen capilla propia de San Cosme y San Damián, cuyas imágenes se dice se libraron de la quema en la Guerra Civil al ser arrojadas a un maizal, permaneciendo luego escondidas hasta el final del conflicto
Si nos fijamos, a la derecha, barrio de Cimavilla, veremos iglesia la veremos la iglesia parroquial, dedicada a San Antonio de Padua, de entre los siglos XIII y XIV. A su lado está la citada capilla
Allí estaban la Casa Rectoral, actual hotel rural y La Casa’l Xastre, recordándose con especial cariño el chigre de Casa Melín, uno de los tres que hubo en Rales, donde había bolera y baile
Más a la izquierda los barrios de La Pandiella y El Fresnu
Aquí empezamos a subir en La Cruzona
La Garita, cerca de Fontanielles
Otra curva de la antigua carretera
Curva cerrada, estemos atento al paso de vehículos…
Desde La Cruzona, mirando atrás, tenemos un buen paisaje de Breceña
Con La Infiesta en primer término
En La Cruzona, un cruce, en el que iremos a la derecha. Durante años se iba a Sietes por la vieja carretera, poco más que una estrecha caleya asfaltada. No había demasiado tráfico y este pasaba muy lento. Aún así, para evitar ese tramo de asfalto, la Tertulia El Garrapiellu, señalizó una ruta alternativa por el Monte Tandión de la que informaron vecinos de Buslaz, la cual es la que vamos a seguir
Naturalmente quien desee ir por la carretera puede hacerlo, suelen ser ciclistas o algunos caminantes, sobre todo en circunstancias de mal tiempo, eso sí, extremando al máximo, como siempre decimos, las precauciones al circular por carretera sin arcenes
En un principio no iba demasiada gente por la ruta del Tandión pero, al hacerse la carretera nueva, más ancha y mejor asfaltada y peraltada, además de tan necesaria para la comunicación de estos pueblos, empezó a hacerse más atractivo para caminar el ir por el monte, apartados de asfalto y vehículos, los cuales pasan a mayor velocidad. Tampoco existe arcén por lo que, quitando en todo lo posible asfalto, va a ser esta la ruta que paso a plantear que es en principio ahora la única señalizada, o la que tiene al menos la señalización más repintada
Pasamos así junto a la marquesina del autobús, que conserva, también repintadas varias veces, las señales dibujadas a mano por El Garrapiellu en 1993, empleando una famosa por entonces «pintura al flan» que no salpicaba, lo que facilitaba extraordinariamente la labor
Estamos a 500 metros de Buslaz. En la pintura vemos, en amarillo más tenue, la primer señalización de 1993, si nos fijamos una primera flecha señalaba la carretera. Luego un tiempo se pusieron dos como dos alternativas, ahora una flecha amarilla grande tapa la antigua y, todas las demás, señalan únicamente la ruta por Buslaz a Sietes subiendo el Tandión
Y así, mayormente en llano, bordeamos la falda del Monte Tandión
Un agradable paseo por la biesca autóctona…
La carretera de Buslaz también ha sido ensanchada, se notan las señales del desmonte…
Afloran las paredes rocosas, que se llenan de musgo…
Curva a la izquierda…
En la curva un antiguo bebederu del ganáu, un abrevadero
Luego una cabaña
La carretera pasa entre ella y la pared rocosa del monte
Carretera que serpentea por la sinuosa falda del Tandión
Exactamente por en canto de aquella ladera sube desde Buslaz el camino a Sietes
En invierno, con buena parte de los árboles «desnudos», vemos mejor el trazado del camino de Buslaz, otro de los barrios de la parroquia de Breceña
Vemos ahora muy bien la falda norte de La Soma. Cotubellosu, Peña Cabrera… que cae al Espinadal
Abajo, algunas casas de Buslaz…
Buslaz rodeados de bosques en el canto de una llomba
Ahí tenemos los lugares de La Madrera, a la izquierda, el más cercano, luego la capilla de San Mamés, a su derecha Cermoñu y a la derecha Los Llanos
La Madrera, foto de paisaje de invierno…
La capilla de San Mamés
Luego está Cermoñu
Y allí Los Llanos y Los Caminos. Detrás a lo lejos, el Altu la Cruz, por donde, subiendo de Pión, bajamos a Niévares. A la derecha el Monte o Picu Curiella o La Curiella (535 m), todo ello en el Monte Cañéu, del que tanto hemos hablado en los primeros tramos de esta
travesía andariega
Más abajo solitaria, en la empinada ladera, otra casa
Es Sobia, en el medio del camino que baja a los Molinos del Profundu tan estudiados por nuestro amigo, el tantas veces mencionado
El Profundu, y todos los campos de Breceña, Coru, Llugás y Fuentes, caen hacia tan molinero río, donde Rafa Balbín localizó hasta 22 molinos hasta la unión del Profundu, Espinadal, o Remolina, según por donde pase, empezando por el Molín de Sotu, al pie de Buslaz, y siguiendo por el Molín de Balbín, el Molín d’Arriba, Molín de Rosicu, Molín de Peruya, Molín de Rea, Molín d’Esprón, Molín de la Peña (parcialmente recuperado y con
salto o cascada), Molín de la Ullina, Molín de Lalón, Molín de Pascual, Molín d’Arriba, Molín de Periniles, Molín de Pachón, Molín de Perea, Molín de José Xico, Molín del Pitu, Molín de Trabanco, Molín del Profundu y, de los que ya hablamos pues coincidimos cerca de ellos, el Molín de Villaverde, el de Griselda, y el Molín de Peña, el de la tahona y fabrica de chocolates cuando el río ya es llamado La Vega al dar sus aguas al Viacaba
Aquí abajo, los de Breceña según nos dice también Rafa, eran en su mayor parte de
vecería esto es, de varios dueños que tenían su vez o turno para ir a moler el grano, por contraposición a los otros, los de
maquila, por los que sus dueños, particulares, maquilaban, esto es, cobraban un tanto o maquila de la molienda, medido en
celemines
En su libro Los Molinos del Profundu Rafa escribe:
«… un total de once molinos, más de la mitad de los que nos encontraremos a lo largo de nuestro recorrido. Esta concentración puede deberse al mayor distanciamiento geográfico de la parroquia respecto al núcleo central del concejo de Villaviciosa y también a la mejor y mayor producción de cereal que se daba en las zonas altas del concejo»
Abajo, las quintanas de Ñovales, al pie de La Infiesta
Caserías y quintanas desparramadas por las faldas del monte, a nuestros pies
Más a lo lejos Seli y La Vallina. En El Profundu está el Prau la Doncella, con sus historia de encantamientos, referida ya por el folklorista
«La historia que se centra en el Prau de La Doncella nos habla de una moza de Coru que se encontraba cuidando el ganado. De pronto comenzó a oír que alguien cantaba en la zona donde se encuentra dicha peña y donde observó que colgaba un hilo de oro. La muchacha comenzó a tirar de él, pero a la vez veía que una de sus vacas de le escapaba. En su afán de ir tras ella, se vio en la obligación de cortar el hilo, y acto seguido de hacer esto oyó una voz: «Maldita seas, que por una vara de hilo me dejaste encantada»
Admirando el paisaje nos adentramos de nuevo en el bosque…
Curva a la derecha…
En la curva otra referencia…
Otro pequeño abrevadero, donde el ganado abrevaba antaño al ir o al volver del pasto, antes que hubiese agua corriente en las casas…
Testimonio del pasado…
Y ahora, un poco de cuesta…
Luego de la siguiente curva entraremos en Buslaz…
Más desmontes y ensanches para ampliar la que antes fue estrecha carretera
A la derecha crecen los helechos…
Tramo de sol…
Y zona de sombra…
Túnel de arbolado en la puerta de Buslaz
Fincas a la derecha
Hay un buen paisaje
La
pumarada…
Nueva vista hacia El Profundu…
Seli y La Vallina, más allá Camoca y en lo alto El Monte Cañéu
A la izquierda el Altu la Cruz… por donde vinimos bajando a Niévares
Los Llanos…
Y llegamos así a Buslaz, otra de las aldeas, barrios, lugares, de esta parroquia de Breceña
En Buslaz enlazaríamos con la Ruta de los Molinos del Profundu, que sube a la derecha
Llegamos a Buslaz por la parte alta del pueblo, en El Barriu Riba, pero nada más entrar… ya vamos a salir, tomando el camino de la izquierda frente Casa Quilina y Casa Valle, donde asoma
el texu
A la izquierda Casa Lola, con su hórreo
Aquí arranca la subida al Monte Tandión, camino de Sietes
Vamos pues hacia Casa Lola
A la izquierda de Casa Lola, entre esta y el cobertizo, sigue el
camín
Yendo a la venerada capilla de San Xuan
Un elemento muy importante de la historia y patrimonio de esta ruta
San Xuan de Buslaz, en medio del camino de Sietes, recibe y, a la vez, despide del pueblo,
«a los pelegrinos que van a Cuadonga a ver la Santina»
Podemos visitarla, subiendo en un momento por la escalera
Entramos al pórtico y vamos hacia la puerta, adintelada, como las ventanas laterales
Este es el interior de la pequeña capilla
El pórtico es muy acogedor… ¡cuantas veces nos guardó de inesperadas tormentas en el
Camín de la Santina!
Regresamos al Camino…
Es indistinto ir por la derecha o por la izquierda, como hemos dicho, la capilla está en medio de la senda que asciende el Tandión para poner rumbo a Sietes…
SIETES (VILLAVICIOSA): LA «REVOLUCIÓN RENACENTISTA EN BUSCA DE LA ETERNIDAD», LOS HÓRREOS, EL PALACIU, EL CASINO Y PERVIYAO, «LA PATRIA DEL CURANDERU». EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (10)
Mapa del tramo de camino de este artículo
Capilla de Buslaz
Nada más entrar en Buslaz, parroquia de Breceña, concejo de Villaviciosa, el Camín a Cuadonga empieza a subir el Monte Tandión por la capilla de San Xuan, sita justo en medio de esta senda que nos llevará, tras una buena subida, a Sietes, en la parroquia de Samartín del Vallés
Detrás de la capilla sube el camín…
Una hermoso sendero de tierra y piedra que asciende junto a las fincas, a la derecha, y a la izquierda la ocalital
Primeramente entre lloreos, esto son, arbustos de laurel, que componen un bello túnel vegetal
El suelo tiene como pavimento natural en muchos tramos, la roca madre que aflora a la superficie
Salimos a unas fincas
Y en las fincas, una bifurcación: seguimos subiendo, a la izquierda
A la derecha vemos el Monte Tandión (501 m). Nosotros pasaremos muy cerca de su cima, un poco a la izquierda
Otra bifurcación: ahora a la derecha, En medio de los dos caminos hay un depósito con fuente
Agua del Monte Tandión, agua de Buzlaz, de la que siempre mana un chorro
Pasamos al lado de la fuente-depósito en dirección a la ocalital, el monte de eucaliptos
La gran peña que es el suelo forma aquí una especie de escalones
Y luego suelo de verde hierba
Abajo a nuestra derecha las profundidades del Ríu la Remolina, también llamado, con todo merecimiento, El Profundu, al sur cerrado por la línea de cumbres al este de Peña Cabrera y Cotubellosu: Brisandi (456 m), La Bedul (505 m), Tarandines (496 m), Peña Blanca…
Más cerca, el Tandión sigue orientando nuestros pasos…
flechas en el suelo, a falta de otro lugar, confirmando que vamos en buen camín
Camín que va ganando altura serpenteando ligeramente…
El suelo sigue siendo pura roca
Más peñas haciendo escalones
Una muy hermosa caja caminera
Viejo empedrado. Estos caminos son muy, pero que muy anteriores a las actuales carreteras
Estamos, mismamente, caminando por el canto de la montaña, su cresta
La pista es ancha y, aunque en cuesta, cómoda de caminar
Además de vecinos que van a las fincas, van por aquí madereros a las talas de ocalitos y, por supuesto, peregrinos, caminantes y senderistas
Las sendas de la historia…
Una buena castañalona…
Subida directa y en recta, monte arriba
Más escalones naturales…
Arriba impera el eucalipto…
La frondosidad de la vegetación se hace patente…
Subimos peldaño a peldaño…
Hay bastantes tramos en buena sombra
Piedras pisadas por innumerables gentes con el paso de los siglos
Crece la hierba en cualquier recoveco que deja la piedra
Un poco de curva a la izquierda…
Grandes helechos…
Y seguidamente otra buena rampa
Otro gran afloramiento rocoso en el camino…
Camino que se torna buen sendero entre la sebe, el espeso matorral
Abundan las zarzas de matos y escayos, así como el lloréu, el laurel
Y así continúa la subida por las faldas del Tandión
Hierba alta, aún sin segar, en primavera. Los eucaliptos a la derecha son jóvenes, cuando crezcan, formarán un tupido bosque
Enormes lloreos…
Finca plantada de eucaliptos…
A nuestra derecha volvemos a ver la cumbre del Tandión, donde hay un vértice geodésico
La línea de torres eléctricas nos sirve de referencia: junto a aquella vamos a pasar enseguida
La de arriba señala la cota más alta en el camino…
Túnel vegetal…
Inmersos en la inmensidad verde…
Zona de charcos… no tengamos miedo de mancharnos las botas, que para eso están
El camino es casi llano. Va acabando la primera parte de la cuesta…
Avanzamos por esta intrincada selva, en la que de todas formas se pasa bien
El camino es siempre lo suficientemente ancho
Preciosas arboledas
Este tramo viene a ser bastante llano y cómodo de caminar…
Un encantador paseo
Si alguna rama o planta molesta la apartamos con nuestro bastón. Eso suele ocurrir en primavera, con los grandes brotes verdes
Crecen las helechales…
Bifurcación y a la derecha, por el camino más pisado
Naturaleza exuberante
Una ablanal o avellano
Más eucaliptos…
Parece el cuadro de Las Lanzas…
Paraje solitario pero de serena belleza, «la paz del sendero, donde todo yace en reposo ajeno de inquietudes»
Un bosque de cuentu xanes… de cuento de hadas
Ya llegamos a la altura de la torre eléctrica que veíamos desde abajo…
Pasamos a su lado…
Lo que fue una finca es ahora una gran helechal…
El camino la atraviesa…
Y sube poco a poco…
Vistosas flores silvestres…
Otro buen repecho…
Y se divisa el final de la cuesta…
Aunque en primavera el paso se estrecha se camina bien…
Otro túnel boscoso…
El camino tiende a ensancharse un poco y vuelve el empedrado…
Un magnífico paso en el bosque…
Curva a la izquierda y en ascenso
Vuelven la roca y sus «peldaños»
Luego es senda de tierra, piedra, y verde hierba…
Más helechos en la vereda…
Ascensión continua…
A la derecha otra de las torres de alta tensión que nos sirven de referencia en este periplo montañero
Un buen lugar para detenerse a descansar y contemplar el paisaje
Ya altos, empezamos a tener muy buenas vistas hacia el norte
En la distancia es la Sierra de Cualmayor, dando vista a estos montes y valles, y al horizonte marino, con 325 metros de altitud en su cota más alta
En medio destaca Santa Eugenia o Santoxenia los Pandos, pero queremos destacar que a la izquierda y más lejos se divisa La Quintana, en Priesca, paso de los peregrinos del Camino Norte de Santiago hacia Villaviciosa
Santoxenia se extiende linealmente por un pando. A la derecha reconocemos bien su iglesia parroquial, dedicada, naturalmente, a Santa Eugenia, donde se celebran las sonadas romerías del Carmen o El Carme. Fue reformada a finales del siglo XIX siendo cardenal Victoriano Guisasola y Menéndez, quien pasó allí largas temporadas en su infancia y juventud. Eran de aquí muy afamados madreñeros y artesanos de la madera, existiendo el mote de picafueyes
A su derecha asoman las casas de Rales y, encima, las de Paniceres y a lo lejos y encima, el Picu la Cerrá (301 m): al otro lado entra en Villaviciosa por la Llera y Priesca, viniendo de Colunga, el citado Camino Norte de Santiago
A poco más que subamos ganaremos en perspectiva
Ahora, también al norte, otras buenas referencias visuales. A la izquierda el Monte Fariu (356 m) y a lo lejos, el Monte Rodiles
El Monte Rodiles (129 m), enfrente de la mar y al lado de la playa de igual nombre, que no vemos desde aquí, a la izquierda de la Ría de Villaviciosa, en la parroquia de Seloriu, monte y contornos con señales de hábitats castreños, romanos y altomedievales, pues hubo una población relacionada con la ensenada y puerto natural que es la actual playa
Aquí más cerca de nosotros, Los Pandos
Aquí «cerca», en primer término, Pandu, barrio de Breceña. Más lejos a la izquierda, en la falda sur del Monte Fariu, Cueli, en Miravalles, que el profundo surco del Regatu Ordiales separa de la parroquia de El Bustiu, solar de los abuelos del histórico boxeador Gonzalo Cortina Cueli, El Tarandín, y de cuyo barrio de Batón es José Noriega, cantante de asturianada. Al otro lado del monte, se baja a Sebrayu, cerca de Seloriu, paso a Villaviciosa del Camino Norte de Santiago
El camín tiende a llanear, para luego subir poco a poco…
Al fondo otra de las torres. A la izquierda, más paisajes y referencias
Una magnífica vista del Puertu Sueve, del que tanto hemos hablado y del que tanto habremos de hablar, pues nos acompañará durante gran parte de nuestra travesía andariega. Aquí reconocemos bien ahora toda la vertiente occidental de la sierra, sobre el valle del río Lliberdón. Ahora, además de las ya citadas alturas del Pienzu, Mirueñu, Fontanielles, La Salgar… también reconocemos las cuestas a majadas como la de Espineres, donde se celebra la Fiesta del Asturcón, el caballo de los astures
Y aquí abajo Samartín. cabeza de Samartín de Vallés, la parroquia a la que pertenece Sietes, justo a los pies de Los Llanos de Lluexe, excelente mirador ante el Sueve y campo de túmulos, uno de cuyos dólmenes parece haber sido hito de referencia desde tiempo inmemorial. También hay un castro astur, del que se conservan señales y topónimos, como El Terreru’l Castru. El mismo topónimo Vallés parece tener que ver con vallatus, vallado o fortificado
Reconocemos sus barrios: El Navaliegu, El Cuetu, El Llugar, La Carbayera, o La Quintana. Ahí fuero famosos Casa Luis el de Ladia o Casa’l Gaiteru, antiguo chigre de Samartín, los llagares de Inacio, de José de Mercedes, o el gran acordionista Gonzalo de Samartín. Se bailaba debajo de los hórreos. A la derecha del todo está la iglesia de San Martín, que se supone construida hacia 1350, si bien llegó a nosotros muy reformada
Samartín, a veces llamado Vallés, está sobre la profundísima riega del Ríu Samartín, donde molieron ocho molinos. La distancia era tal, según cuenta Rafael Balbín Loredo en su libroLos Molinos de Maliayo, que tardaban nada menos que bajar a uno de ellos, el más cercano, el Molín de Nurusiellu, llevando al bajar los sacos de grano, y al subir, los de la molienda, quien podía con el burru, quien no a llombu
Más allá, en el monte al otro lado de las profundidades del Ríu Samartín, El Picu la Cotariella (485 m) y a su derecha Fanu, en la parroquia de Lliberdón (Colunga), lugar a 410 metros de altitud, cuya fama montañosa atestigua el cantar…
Buen llugarín del de Fanu si nun fuera pola fueya cae muy cuesta arriba y nun aguanta na tierra
Topónimo vinculado al latín fanum, pequeño templo, es lugar de notable antigüedad, mencionado por primera vez en una donación de bienes de un tal Fakilo al monasterio de Santa María de Lliberdón
Un poco más de cuesta mientras seguimos oteando el paisaje
Y ahí está otro de los grandes barrios de Samartín del Vallés, Piedrafita, topónimo que parece asimismo relacionado con las citadas piedras dolménicas y sus referencias sociales y geográficas como límites de territorios
A la derecha son los altos de La Picota, comunicación con Samartín, la capital parroquial. por la zona de El Cuetu
Piedrafita extiende su caserío a lo largo de la carretera a Rales, dividiéndose a la vez en quintanas o lugares: a la izquierda Lluexe, al pie de los campos de este nombre. A la izquierda de El Cuetu vemos ahora El Charcón
El Charcón y La Plazuela, donde estuvo el chigre de Casa Lalo Carrión. Más a la izquierda El Campu, solar de la capilla de Santa Lucía…
Per Santa Llucía mengua la nueche y créz el día, pa Navidá tol mundu lo sabe yá, y pal Añu Nuevu yó lo conóz hasta’l perru
Y, cerca del cruce con la carretera As-332, que pasa bajo nosotros, El Cebellín. Hay entre Piedrafita y este cruce una capilla de ánimas, el Oratoriu La Vega, así como lo que queda de la antigua escuela, que no podemos ver desde aquí, donde iban los niños y niñas de toda la parroquia y, donde dieron clase en sus tiempos José Avelino García Toyos y doña Pilar
En la distancia, el mar y La Rasa de Lluces, ante el Cantábrico
Lluces, en la parroquia de Llastres, Colunga, que extiende sus barrios linealmente a lo largo del camino que atraviesa esa llanura de la franja litoral. La Granda, Palmián, Aspo, El Vallín
No llegamos a reconocer El Faru Llastres, inmortalizado, como todos esos rincones, por la popular serie de televisión Doctor Mateo
Más cerca, Llué, otro pueblo de Colunga que se extiende linealmente por los viejos caminos que comunican con Villaviciosa por el litoral…
En las inmediaciones se encuentra el célebre Museo del Jurásico de Asturias, no en vano es esa la llamada Costa de los Dinosaurios, en cuyas playas, pedreros y acantilados han sido hallados numerosos testimonios de los grandes saurios
La «última» torre eléctrica de la subida al Monte Tandión, que se ve desde muy lejos, es también nuestra referencia para saber donde acaba esta cuesta
A partir de ahora el trayecto será llano hasta Sietes
Más helechos y eucaliptos
Justo a la izquierda debajo de nosotros, en el cruce de Piedrafita, están el cementerio de Sietes y el Monte Llavayos, que no vemos, pero de los que conviene hablar, tal y como escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga…
«… por culpa de estar en un lugar tan apartado y despoblado, aunque boscoso, fueron sitios muy dados a historias de fantasmas y aparecidos, que a veces aún se cuentan por los alrededores, aunque más bien protagonizadas por algunos vecinos de muy antiguamente, con ganas de dar sustos a quienes pasaban por aquí de noche, que por verdaderas ánimas en pena. En todos los pueblos, antes que no había luz por los caminos y todo era una absoluta penumbra, siempre había alguien bien dispuesto para ponerse un
sabanón blanco y andar rondando por las inmediaciones de los cementerios para espantar de pánico al primer desaprensivo que se encontrasen. Además, ciertas apariciones de «fantasmas» siempre ayudaban mucho a los donativos y rogativas…
«¡ Cuando nós yéremos vivos andábamos a estos figos y ahora que somos muertos andamos per estos güertos !» clamaba la hueste de fantasmas vestidos con mortajas y cirios encendidos que resultaban ser huesos llameantes, las leyendas de la
«Aparte de fantasmas, una tradición más mitológica es la de Les Xanes del Monte Llavayos, detrás del cementerio, que salían a asoleyar oro (poner oro al sol, se pensaba que el oro eran pedazos del sol) en La Fuente’l Fresnu, lo más intrincado del monte (los que hacen la ruta desde Buslaz pasan unos cuantos metros bastante más arriba). Hasta se contaba de gente que intentó, infructuosamente, «dir a roba-yos l’oru a les xanes» pero hace tiempo que no se ven xanes en estos parajes, claro que quien sabe, también es verdad que nadie ha ido últimamente a ver si aún seguían allí o se fueron para otro lado. Si pasamos de noche o a la alborada estemos atentos a cualquier contingencia: hay compañeros de caminata que tienen por costumbre dar algún que otro susto al pasar por el lugar a ciertas horas»
Gran informante de esta y otras muchas historias fue nuestro amigo, natural de Sietes y tantos años vecino de Deva, Gonzalo Cortina Huerta, cuya memoria habrá de protagonizar otros episodios de nuestra andadura por estos lugares
Y de pronto, el paisaje cambia en la cima de la montaña y vemos unas casas
El Campón, el primer barrio de Sietes en este itinerario, en lo alto del pueblo, dando vista al Sueve
Cuando la vegetación crece, como en estos brotes primaverales, sus altas paredes naturales encierran el camino
Es una auténtica trinchera verde…
Salimos así a otro camino…
Y en el cruce, naturalmente, iremos a la izquierda, hacia El Campón
Una preciosa senda de tierra que nos llevará hasta Sietes
Extensas fincas muy llanas, por eso esto se llama Llaneces…
Tierras de cultivo que señalan la proximidad de la población
Pasamos junto a una torre más…
Rodadas de tractores…
Accesos a las fincas
Buenas arboledas…
Han segado del prau de la pumarada
Un muy agradable paseo para entrar en Sietes por la zona de La Granxa
Vemos ya unas casas…
Allí, una nave, con las letras de Sietes pintadas, advierte nuestra llegada. No deja de ser llamativo que el apòdo del vecindario sea el de pelegrinos
Es una bifurcación: vamos a la derecha
Las casas de El Campón como referencia
Seguimos pues la senda…
El Campón, como su nombre dice, campo grande, y llano. Por esta zona nos dicen estuvo la Casa Mel de Roque
Cierres de fincas
Un entrañable cartel artesanal entre la yedra nos da la bienvenida a Sietes
Portiella de madera
Nos dirigimos a un cruce a la altura de esta casa…
Casa Casimira’l Campón, donde tenemos una disyuntiva
Podemos ir a la derecha, por La Cuesta’l Campón, bajando directamente a la iglesia en El Llanu Riba, o a la izquierda por La Carcobina: ambas posibilidades se unen abajo, en Casa Prida, el chigre de Sietes, que cuenta con alojamientos para visitantes, excursionistas y peregrino
Vamos a presentar las dos posibilidades, empezando por la derecha por La Cuesta’l Campón
1 ) OPCIÓN DE LA DERECHA: LA CUESTA’L CAMPÓN Y EL LLANU RIBA:
Siguiendo esta opción, en El Campón, seguimos a la derecha
Y pasamos por Casa Aurora Valdés
Poco a poco se empieza a bajar la cuesta…
En El Campón el camino es un jardín
Luego Casa Carlos
Preciosas y coloristas hortensias y un banco para sentarse
Fila de tiestos
Aquí recomendamos realizar una parada, pues estamos en un precioso mirador
Justo a la entrada de Casa Sidoro Logio
Aquí nos arrimamos a la portiella del jardín y las huertas
Hay un gran paisaje hacia el este sureste que no queremos dejar de mencionar
Primeramente el barrio de El Cotaraxu, con La Cuesta les Pedragueres, subida al Casino de Sietes (en el centro de la foto). A la derecha El Campu y al fondo Perviyao
Más allá de las casas de Perviyao, Anayo, cabeza de la parroquia de este nombre, ya en el vecino concejo de Piloña, en un collado que da vistas al mar y a los picos más altos de la cordillera. Por ahí pasaremos dentro de poco. Luego, en medio de la foto, la Picuda Peña Fresnéu (962 m), con la Collada Moandi abajo a su izquierda, comunicación entre los concejos de Piloña y Ponga
Más a lo lejos y nevados los picachos entre Ponga y Amieva, guardianes de Los Beyos, así como los murallones verticales de esa parte de los Picos de Europa
Más impresionantes aún, Los Picos de Europa, con sus dosmiles ante nosotros. Esto es El Cornión o macizo occidental, cuya altura principal, Peña Santa, Torre Santa, Peñasanta, La Peñesanta o similares, llega a los 2.598 metros de altura… por eso se dice…
«Altos son los Picos Urrieles altos son de maravilla más alta é La Peñe Santa que se ve toda Castilla»
La primera ascensión a Peña Santa, en los albores del alpinismo, fue la del Conde de Saint Saud, noble enamorado de Los Picos, en 1892, quien la llamó «el Cervino de Asturias», yendo acompañado del vecino de Valdeón Vicente Marco, Vicentón de Los Llanos, y del escalador François Bernat-Salles. El conde llegó a escribir:
«Estamos en el lugar en el que el hombre no ha estado jamás y del que se dice que sobre su sagrada torre hay una fuente que mana eternamente… y que no existe. ¿No es un sacrilegio estar donde estamos»
Una posible ascensión anterior, en 1887, de Alejandro Pidal y Mon (padre de Pedro Pidal, I Marqués de Villaviciosa y primer escalador del Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes, acompañado del famos Roberto Frasinelli, el Alemán de Corao, nunca ha sido confirmada
Sí se sabe la segunda, la de Gregorio Pérez de María, El Cainejo, que luego ayudaría a subirla al mencionado Pedro Pidal en 1904, dos días antes de conquistar la cima del Urriellu
Los Picos de Europa es sin duda un topónimo que ha dado pie a apasionadas teorías, etimológicamente para unos por ser las primeras peñas de Europa que los marineros veían desde la distancia al volver de América, para otros por los peregrinos europeos que las veían y comparaban con los Alpes, algunos por los romanos, que vieron en ellas el escenario mitológico del Rapto de Europa, secuestrada por Zeus, nada de ello parece sostenerse demostradamente. Sus pobladores las conocen simplemente por Los Picos
Los textos más antiguos conocidos referidos a estas montañas, si bien no llamándolas de Europa, están en el Periplo Massaliota de la famosa Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, escrita en el siglo IV pero basándose en un texto muy anterior del VI a. C. Las alusiones al Mons Vindius, (Monte Vindio), de los textos clásicos alusivos a las guerras contra cántabros y ástures, pueden o referirse a este o a otros parajes de la Cordillera Cantábrica, que llegó a conocerse como Pirineos o Pirineos Cantábricos en épocas pasadas
En las crónicas asturianas aparecen topónimos de lugares concretos, Liébana, Auseva, Amosa (Amuesa) pero no uno concreto para todo el macizo. Empezando el siglo XII el Obispo Pelayo se refiere a Permensa Pelaggi para el entorno de Covadonga, los Picos de Cornión o macizo occidental, lo que coincide con las crónicas musulmanas de la Peña de Pelayo, y Alfonso X El Sabio en su Libro de la Montería escribiría del «… pie de la Peña, desde Fuente de Eva…» (Fuente Dé)
No sería hasta 1530 cuando el historiador y humanista siciliano Lucio Marineo Sículo las llame Rupes Europae en su obraDe rebus Hispaniae memorabilibusescrita en Alcalá de Henares, al que seguirían en 1572 el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales con su Viaje Santo, donde las nombra como Montañas de Europa, seguido luego por Las Fundaciones del historiador Fray Prudencio de Sandoval en 1601, con las Peñas o Sierras de Europa y así hasta nuestros días, si bien la primera vez que se escribe exactamente tal y como lo conocemos hoy día, Picos de Europa, no sería hasta el Diccionario Geográfico e Histórico de Asturias de Martínez Marina. por el año 1800
Tras detenernos un instante en este jardín, retomamos el camino
Y pasamos junto a Casa Domitila
Vemos su nombre en el azulejo
Al pasar, y pegada a ella, vemos ahora la de Salvador y Rosa
Esta es la bajada de La Caleya
A la derecha las huertas que veíamos antes
El pozo del agua y al fondo a la derecha el monte de El Pedrosu (502 m)
A la derecha más lejos aún y también en Cabranes, El Monte Collía o Artín (422 m), en Cervera
Y aquí abajo Xiranes, en la parroquia Cabraniega de Graméu. Arriba, más lejos, La Cotariella
La Caleya: a lo lejos los altos de El Cuetu y Monte Grande, a la izquierda de Anayo
Aquí a la izquierda tenemos otra buena atalaya, en un lugar muy empleado para hacer buenas fotografías
Posando con el Sueve al fondo. Impresionantes calizas que fueron el último refugio del asturcón, el caballo de los astures, peñas de ancestrales cultos a divinidades de la tormenta
Abajo vemos otra vez La Cotariella y Fanu, en la parroquia colunguesa de Lliberdón
Luego de las correspondientes fotos y explicaciones continuamos bajando por La Caleya, o La Caleya’l Campón
A la derecha, El Corral de Julián. A la izquierda Casa Eloy y Visita
En la bajada, si es invierno, o primavera temprana, con los árboles sin hojas, veremos la iglesia de Santumederu de Sietes o San Emeterio, final de la bajada
A lo lejos el Monte Robléu (548 m), a la izquierda de Anayo, y a su izquierda mismo El Cuetu (653 m), cuya cima está en la frontera de Piloña y Colunga. Llegamos incluso a reconocer en su ladera Fresnosa, pueblo famoso por su histórico manantial de La Fuente Santa, del que hablaremos abundantemente en el siguiente capítulo, camino de Anayo
En otras épocas la iglesia está tapada por las hojas de un gran roble, que también nos puede servir de referencia
Pasamos El Corral de Julián
Lo que sí se bien desde La Caleya es la subida a El Cotaraxu, lugar de Sietes por el que se va al barrio de Perviyao
En el cruce, vemos a la derecha la Casa Doña Julia, por donde se cruza la carretera para subir, a lado de una capilla de ánimas, al Casino de Sietes, otra gran institución histórica del lugar, fundado por los emigrantes en Cuba para dar servicio a la vecindad. Hoy en día es la Casa L’Horru, una exposición permanente dedicada a los hórreos en general y a los asturianos, y concretamente a los de Sietes, muy en particular, con una ruta por todo el pueblo, parte de la cual conoceremos
En La Caleya queda también atrás Casa Eloy y Visita
Seguidamente Casa Paco
A la derecha El Cotaraxu y Fresnéu
Si nos fijamos veremos la carretera AS-332 a la izquierda de la foto, que cruzaremos en El Cotaraxu y con la que enlazaremos más allá de Perviyao. A la derecha Peña Blanca (497 m), extremo oriental de los montes de Peña Cabrera y Cotubellosu, en la frontera entre Villaviciosa y Cabranes
Abajo, de nuevo, el boscoso y estrecho valle del Ríu Profundu, llamando también Espinadal en este su curso alto
Vamos llegando así al final de la bajada…
Contemplando estas excelsas vistas al sur, con praos y pumaraes en primer término
Crecen las hortensias en la sebe
Mucha atención ahora a este cruce
Aquí, salvo que pasásemos de largo Sietes, los cual sería una pena, pues mucho y bueno tiene que ver y conocer, nos desviamos a la izquierda para dirigirnos a El Llanu Riba, que viene a ser el campo de la iglesia, donde antes de celebraban las romerías: San Antonio, que se hacía mercado, el Corpus, Santu Mederu, el patrón, pero la más sonada era la Dolorosa, en principio el 15 de septiembre, pero luego trasladada al domingo más próximo
En la fiesta de la Dolorosa, además de misa mayor y procesión había festejos más profanos, destacando los desfiles con carrozas y disfraces, todo hecho por los entonces vecinos, llegando gente en autocar desde Anayo, pues antes incluso había línea. También los vecinos ponían las barracas pero, si llovía, aunque espacio para barracas no había ni tampoco desfile, la fiesta se salvaba yendo a celebrarla al casino, a techo
El Llanu Riba ha sido recuperado y acondicionado y han sido instalados bancos y fuente
Y esta es la iglesia parroquial de Santu Mederu o San Emeterio de Sietes (normalmente escrito «de seguido» Santumederu) , hijuela de la de Samartín del Vallés. Se trata de una joya del arte renacentista, dado además que no es un estilo muy representado en Asturias en relación con el gótico, el barroco, el románico, o por supuesto, el Arte Asturiano. Es descrita así en sus tiempos en Villaviciosa y su Progreso:
«Tiene reconocida importancia la filial de San Emeterio de Sietes (Santomedero), interesante modelo de arquitectura del renacimiento, poco común en Asturias»
No obstante, esta fachada, que mira al norte, es la menos trabajada artísticamente al ser la más expuesta a las inclemencias y la más «sombría». Los grandes y gruesos contrafuertes son una cesión a la pegadiza influencia del gótico aún pasando la segunda mitad el siglo XVI, fecha de su construcción para el antiguo linaje local de los Canto que la hicieron como santuario-panteón
También llama la atención su robusta torre cuadrada, y el enorme pórtico o cabildo, testigo de numerosos
conceyos abiertos o juntas vecinales, y otras actividades y reuniones
Recorremos todo El Llanu Riba hasta la que era Casa Portal
No no resistimos la tentación de entrar en este enorme pórtico y recorrerlo
Hasta no hace tantos años, cuando empezaron a abrirse alojamientos en la ruta, incluyendo en Sietes, este pórtico era empleado por algunos peregrinos para hacer noche y dormir
Aquí cuelgan, o colgaban hasta hace poco, los carteles del lanzamiento y presentación mundial de Microsofot del sistema operativo Windows 7, el 22 de octubre del año 2009, viendo muy llamativo comercialmente que un pueblo tuviese este nombre numeral que se compaginaba muy llamativamente con esta iniciativa informática
Hubo una gran campaña publicitaria en la que participaron como protagonistas los por entonces unos 40 vecinos de Sietes, se colocaron numerosas pancartas de vivos colores, e incluso se pintaron algunas fachadas, causando un gran asombro a todos los niveles. Así recogía, por ejemplo, la noticia, El País aquel día 22 de octubre:
«Que la tecnología es cada vez más fácil es una realidad. Que quedan todavía muchos ciudadanos por hacerse con ella, también, Microsoft quiere romper el cliché existente con su sistema operativo anterio, el denostado Vista, mostrando las bondades, mejoras y opciones de su nueva apuesta sin ideas preconcebidas. En Sietes, un pequeño pueblo que depende de Villaviciosa, hay sólo 49 habitantes. La multiplicación de 7 por 7. Era el lugar ideal para una experiencia que ha dado sus frutos (…) Más allá de pintar algunas de las casas con los colores del nuevo producto del gigante de Redmond, o de poner banderolas y gaiteros, o enseñar la diferencia entre un hórreo y una panera, Sietes a sorprendido por su cercanía y sencillez En el corazón del valle de la sidra, hoy es un día festivo, los que trabajan por cuenta ajena, lo han pedido libre para poder vivir la fiesta. Lo sienten como si les hubiera tocasso ‘El Gordo’ de la lotería, en un vídeo de promoción una lugareña, lo dejaba claro: «hemos tenido mucha suerte. Mira que si nos llegamos a llamar seises o cincos…»
Y cuatro días más tarde, en el diario El Mundo, se leía
«Algo está cambiando en Sietes, el pequeño pueblo asturiano elegido por el gigante estadounidense Microsoft para lanzar Windows 7 en España. La llegada del nuevo sistema operativo al mercado de consumo ha supuesto una revolución para esta aldea en la que viven 40 personas, en su mayoría jubilados y gente que trabaja en el campo.
«Microsoft ha traído la tecnología a esta localidad del Concejo de Villaviciosa. Hasta hace apenas unas semanas, muchos de sus habitantes nunca habían visto un ordenador. Ahora, además de haber vivido en primera persona la salida al mercado del sistema operativo más utilizado del mundo, los peregrinos -como llaman en la región a los habitantes de Sietes- podrán asistir a clases de informática para adentrarse en el universo de las tecnologías y de Internet»
Hay una leyenda que dice que el nombre de Sietes vendría de siete chozas o celdillas de malatos o leprosos que dieron origen a la población. Los estudiosos de la Toponimia ven una evolución de la raíz latina saeptum, seto, lo que sería un equivalente a la palabra asturiana sebe
Lo cierto es que a la salida de Sietes hacia Anayo hay un lugar llamado La Cuesta los Malatos, y el apodo de sus vecinos, los pelegrinos, puede tener que ver con ello, pues se sabe muchas veces los malatos pedían limosnas por las cercanías de su fundaciones. No deja de llamar la atención que no demasiado lejos, en Vallobal, Piloña, y en esta misma ruta, existió una malatería, junto a la que vamos a pasar
Otra posibilidad es que el apodo venga de ser esta una ruta de peregrinación tradicional, a Covadonga y a otros santuarios, pues sigue básicamente un muy antiguo camino por la misma cresta de las montañas que tienen comunicación con el Sueve por el Altu la Llama, si bien por esa razón también podría haber sido extensivo a otros pueblos de la misma, pero no es el caso
Desde el cabildo vemos todo El Llanu Riba, que fue en principio, hasta hace ya muchos años, el camposanto, luego prau de romerías, bolera, o campo de fútbol. No olvidemos que de Sietes es una de las grandes figuras del fútbol español, José Manuel Suárez Rivas, apodado precisamente Sietes, y del que hablaremos cuando pasemos por el citado barrio de Perviyao
Al dar la vuelta al pórtico, ya podríamos salir a la fachada principal, la más espectacular, pero vamos a dejarla en este artículo para poco después, pues es la que se ve según sales hacia Perviyao, y aún nos queda por contar muchas más cosas de Sietes que no queremos dejar atrás
Volvemos pues a recorrer este gran cabildo contemplando la base de los portentosos contrafuertes, el suelo de losas, o la estructura del tejado, de teja y madera
Al fondo la puerta de la sacristía, por donde volveremos al exterior
Del pórtico y El Llanu Riba proseguiremos a conocer un poco más este pueblo de Sietes, pues bien merece la pena, pasando enfrente de lo que fue la mencionada Casa Portal
A la izquierda Casa Josefina Vallín y Casa Casimira la Curra
Por aquí va el pequeño paseo que proponemos por sietes antes de seguir camín
Lugar donde se levanta esta soberbia panera
Debajo se guardan los cascos de las botellas de buena sidra villaviciosina
.Fijémonos que en Sietes los pegollos o pilares son de madera, «les pates del horru»
A la izquierda Casa Santos Alonso
Antaño había al lado otra casa
Casa Sidora, recordada por ser quien cuidó muchos años del cementerio. El cementerio de Sietes, siguiendo directrices higiénicas que empezaron a plantearse seriamente avanzado el siglo XIX, fue trasladado a las afueras, justo en el cruce de Piedrafita, por lo que solo el ir y venir ya era en sí un buen trayecto
Esta es una foto de hace unos años, cuando aún quedaban algunas paredes en pie
Desde el hórreo seguimos camino atravesando esta parte de Sietes, pasando entre él y, atrás, Casa Francisca
Visitamos así el conjunto etnográfico de los horros de Sietes, un verdadero «museo al aire libre»
Estamos en el llamado Camín de los Horros, que se extiende, alargado, por el centro de Sietes. De frente tenemos Casa Alfredo y Casa Pinón
Tomamos pues la dirección del Camín de los Horros
Atrás dejamos Casa Francisca
Es verdaderamente una calle entera toda de hórreos, algo digno de ver y conocer
Tres hórreos a la izquierda y uno a la derecha componen este camín
Debajo del primero a la izquierda, varios tipos de carros
En medio un típico carro del país, con las ruedas de ejes en forma de H, a su izquierda un modelo más pequeño de rueda de madera enteriza. Y a los lados los carros de labranza, posteriores, de ejes radiales, esto es, de radios o rayos, que fueron los que se vieron por las carreteras hasta los últimos tiempos, pues hasta sus ruedas llegaron a forrarse de caucho, en vez de acero, para no estropear el asfalto. Otros eran directamente de rueda de neumático
El del país era el carru rinchón o chillón, pues rinchaba, producía un chillido característico al rodar, llegando dicen, a conocerse de quien era el carro solo por el son que producía. Algo parecido a lo que pasaba con les madreñes, que tenían suela de clavo, antes de ser sustituida por goma. Se discute si este tipo pudiera ser incluso anterior a los romanos
Segundo hórreo a la izquierda
Otro de esos pequeños carros de rueda toda ella de madera, este reconvertido ahora en almacén de leña, a este tipo de carro se le atribuye un diseño original plenamente prerromano
Carreña, carrexa, carriella, ramu, rameta… el «carro sin ruedas», del que había también varios tipos, y solía emplearse para el cuchu (estiércol) o para lugares donde era impracticable meter rueda. Se supone era el más arcaico y antiguo del todo, incluso sucesor de arrastres existentes antes de la invención de la rueda, que se dice pronto
Hórreo de la derecha. Se ve que es de lo que se les añadió un pegollu en medio para aguantar más al estructura. Aunque tenga seis pegollos sigue siendo hórreo, pues tampoco la diferencia con la panera es el número de estos
Y el tercer hórreo a la izquierda, al pie de Casa Benino Toyos, vivienda construida en 1951
Debajo de este hórreo, el potru, un potru ferrar, donde se herraba el ganado, y al lado una muela de molino…
Testimonio del paso del tiempo
A la izquierda más hórreos frente a Casa Josefa Chelín. Debajo de este pasa el otro camino, el que baja de El Campón por La Carcobina. Por lo tanto aquí se unen los dos
En esta unión de caminos Casa Carmela a la izquierda y, a la derecha, la que fue Casa Alfredo y Alsira, preciosamente restaurada para alojamiento rural, el Hotel Prida, muy frecuentado por los peregrinos y caminantes a Covadonga. Ahora, los dos caminos, siendo ya uno, salen a la derecha, a la carretera
-Pasamos ahora a explicar el recorrido por el otro camino, el que baja El Campón por La Carcobina:
2) OPCIÓN DE LA IZQUIERDA: BAJANDO POR LA CARCOBINA Y EL CANTU:
Volviendo a tener como referencia el cruce El Campón, ahora vamos a tomar el camino de la izquierda, viendo enfrente la entrada a Casa Benino Toyos
Luego, Casa Sunción del Campón y Casa Castañera
Aquí, junto a Casa Casimira’l Campón, había hasta hace pocos años, que se derrumbó, una panera del siglo XVII, La Panera’l Campón. de las más antiguas de Asturias. Otro tesoro desaparecido del pasado, así recogía la noticia el periódico La Nueva España el 29 de julio de 2008:
«Una panera de la localidad de Sietes, en el concejo de Villaviciosa, se ha venido abajo a causa del abandono. Este ejemplar, que data del siglo XVIII, se encontraba en muy mal estado, con un deterioro visible, que los vecinos de la zona habían puesto de manifiesto en varias ocasiones, por lo que habían solicitado la ayuda de los responsables de la Consejería de Cultura del Principado. El derrumbe del edificio ocurrió el domingo por la tarde
La localidad de Sietes atesora uno de los conjuntos de edificaciones rurales más importantes de Asturias. Hasta el pasado domingo, contaba doce paneras y treinta y dos hórreos, algunos de hasta tres siglos de antigüedad. Un grupo de estos hórreos fue restaurado con la financiación de un plan Proder de la Unión Europea, pero otros edificios no pudieron acceder a la restauración por falta de fondos.
José Ramón Díaz Prida, uno de los vecinos que más han luchado por la conservación del patrimonio arquitectónico de la localidad, lamentó que el Principado no respondiera a su solicitud de hacer una actuación para salvar las edificaciones que faltaban, entre las que estaba la panera derruida
Señaló que recientemente acudieron a Sietes técnicos del Principado de Asturias para comprobar el estado de hórreos y paneras, pero todo quedó ahí. Díaz Prida pedía que, con una financiación plurianual, se fueran haciendo paulatinamente las obras de restauración para conservar los hórreos. Su solicitud no obtuvo respuesta, y una de las consecuencias ha sido la pérdida de la panera. El ejemplar perdido era de gran tamaño, con una superficie de cerca de 60 metros cuadrados, y construido con maderas nobles como el roble y el castaño»
Pasamos por el solar de la antigua y malograda panera…
Quedan algunas piedras, tal vez alguna fuese asiento de algún pegollu
Llevando la erba a la tenada
Pasamos esta caseta…
Y empezamos a bajar…
Bordeamos así la ladera de El Campón
Bifurcación y a la izquierda…
Llegamos a La Carcobina en Casa Alfonso
A la derecha Casa Pilar
A sus pies, un buen paisaje
Nos detenemos un momento a contemplarlo
De frente Samartín del Vallés, con Fanu, La Cotariella y el Sueve al este. Transcribimos la épica glosa que en Villaviciosa y su Progreso (1928) hacen de esta parroquia y sus barrios Víctor Vallín Martínez y Gerardo Fernández Moreno:
«He aquí a Vallés sepultado bajo una arboleda múltiple y frondosa, como madre de dos hijas jóvenes, bellas y ricas, vive entregado a la placidez de una vida invariable de trabajo sostenedor y multiplicativo, como guiadora de sus hijas alegres y activas que ansiosas de otro vivir activo y progresivo se remontaron un día en sus elevados montes para sentar sus tallares de laboreo y de progreso: aquí está Vallés, Sietes y Piedrafita. Vallés viejo y experimentado todo, quintanas y retorcidas callejuelas donde el vivir labriego pasa los años en su placidez tradicional y típico. Sietes, rico y dominante, predominando grandes extensiones todas bellas y productivas. Piedrafita, mimosa y goya rebosando en ansias y promesas, y abriendo sus brazos fraternales a sus hermanos menores Perviyao y Campón»
Otra muy buena vista de todos los barrios hasta la iglesia. Gustavo Longo Díaz, en su estudio sobre la toponimia del lugar, nos informa de la existencia en Samartín de la Fuente de Xuan Picalbu, diciendo que ese Xuan es llamado también Xuan Cabritu, ser mitológico que normalmente se relaciona con el nuberu o genio de las nubes, si bien diversos estudiosos dicen es un ente aparte
Vive Xuan Cabritu en lugares lejanos, como Egipto, lo que podría ser una evolución fonética de otro topónimo, pues en algunas versiones de la leyenda se habla de Oritu, El Gritu y similares. Así, si alguna vez Xuan Cabritu hace algún bien y alguien quiere compensarle, él dice «Si vas a tierra de Oritu (o Egiptu), pregunta por Xuan Cabritu». De todas maneras las leyendas transcritas existentes delatan que pueden haber sido trastocadas por los primeros folkloristas que las plasmaron por escrito, en el siglo XIX
Ciertamente, en el Sueve habita o se asienta el nuberu, existiendo noticias de formas de esconxuralu antiguamente en todos los pueblos de la redonda, para que no haga estragos en los campos, poner cuchillos con el filo hasta arriba o mandar al cura que se toquen las campanas y este lance una zapatilla hacia atrás poniéndose él de espaldas al monte, a veces con la negativa del propio párroco por considerarlo ritual pagano, pero que termina haciéndolo por presión. Por eso existe la copla, cantar o dicho…
Arriba nel Picu Pienzu
sentáu taba un nuberu
que conxuró’l señor cura
antes de llegar al eru
El folklorista Aurelio del Llano recoge el testimonio que, en Lliberdón, ahí en mismo justo enfrente, concejo de Colunga, el párroco le lanzó un zapato al nuberu desde el corredor de su casa para ahuyentarlo
Y al norte otro paisaje de Piedrafita
Piedrafita y sus barrios, que veíamos antes desde lo alto del Monte Tandión
Piedrafita, de donde era natural el americanu o indianuBernardo Valdés Corrales, quien hizo las quintas de Villa Algara y La Gotera, que vimos en este camino al pasar de Grases a Amandi. Uno de sus hijos, Bernardo Valdés Germán, era amigo del escritor, periodista, poeta y político Ramón Pérez de Ayala, con quien organizó una excursión desde Villaviciosa para visitar la casa natal de su padre. A raíz de eso Pérez de Ayala realizó unos dibujos de dicha excursión, y una acuarela de la casa, que dejaron patente también su buen hacer en las artes pictóricas
En Piedrafita El Charcón
El Charcón y La Plazuela
A lo lejos Cual Mayor
Las casas siguen la línea del camino
El Cebellín
El Monte Rodiles y Seloriu en la distancia
Preciosa y verde campiña de Sietes a Piedrafita
Bifurcación: seguimos bajando todo recto a la derecha
Un buen limonar a la izquierda, a lo lejos, entre Samartín y Piedrafita, El Cuetu y La Picota, cerca de Los Llanos de Lluexe
Hemos llegado a El Cantu
El Cantu recuerda en su topónimo al linaje de los Canto, fundadores de la iglesia parroquial, que fue en principio su capilla-panteón. Es muy posible que fuesen oriundos de este lugar concreto, si bien la que parece ser su casa solariega está más abajo, como vamos enseguida a ver
El Cantu se asienta literalmente en el canto o ladera del monte de El Campón
Aquí estaba antiguamente el Llagar de Eloy Prida, hoy vivienda
De frente una quintana
El camino hace un poco de curva, perdiendo paulatinamente altura al pasar entre estos hórreos
Casa Soledaína y Casa Celso
El camino bordea la casa
Y luego se bifurca…
Realmente sería indistinto ir por un lugar o por otro, los dos salen al mismo sitio, pero por elegir, tomamos el de la derecha
Aquí caminamos un poco en llano para luego bajar un poco más
De El Cantu vamos pasando al «centro» de Sietes en el tramo final de la bajada
A la izquierda Casa’l Maestru, de grande y largo corredor
De frente, en ruinas, Casa Irene Pachón. Más allá arriba estaban Casa Casa Fernando Cortina y la Casa’l Marqués, también arruinadas
Bajamos junto a la Casa’l Maestru
Luego Casa Josefa Chelín
Vamos a pasar bajo aquel hórreo
A su derecha gran panera
A la izquierda Casa Mel del Oro y Casa Pepín el de Natividá
Siguiendo camino, pasamos sol horru, debajo del hórreo
Más coloristas hortensias
A la derecha Casa Pilar de Mercedes
Pegando con ella, la de Benino Toyos, de 1951, la que antes veíamos de frente desde el Camín de los Horros
La portiella de Casa Pepín de Natividá
El Camín de los Horros y enfrente Casa Carmela y el Hotel Prida, donde enlazamos con el otro camino
Los tres hórreos de la derecha en la parte que mira a las casas
Final de la bajada en el cruce frente al Hotel Prida y el Camín de los Horros
Vamos hacia el hotel
Bifurcación y a la izquierda…
El Camín de los Horros queda a la derecha
Otra perspectiva de toda la calle
El potru ferrar
Al fondo Casa Francisca
Como ya hemos visto el Camín de los Horros, hemos unido aquí los dos ramales para, desde el Hotel Prida, salir a la derecha a la carretera:
EL PALACIU, CASA PRIDA Y LA IGLESIA DE SIETES:
Viniendo del Camín de los Horros, los dos caminos, siendo ya uno, pasan bajo el corredor del Hotel Prida
Llamándonos mucho la atención la puerta que mira a esta calle
Su forma delata gran antigüedad, tal vez del siglo XVI, la centuria en la que se construyó la iglesia
Tiene una forma peculiar y arriba una «abertura extra» para que no se den un cabezazo «los altos»
A continuación, con un buen corredor, Casa Trinidad, por donde salimos a la carretera (AS-332), que entró en Sietes por Casa Sietes y La Cuesta’l Roblón
Vamos a la derecha: estas son algunas de aquellas célebres fachadas pintadas vivamente con los colores de Windows 7 para la presentación internacional del sistema
Casa Manuel Sánchez Tárano, y Casa Ramón d’Anxilo, también pintadas de vivos colores
Más allá Casa Francisco y Dorinda (antes Casa Prida)
Cruzamos la carretera AS-332 o Carretera Anayo hacia las mencionadas Casa Constante y Casa los Hermanos Rodríguez
Y caminamos frente a sus fachadas
De frente, en la explanada de la antigua carretera, sensiblemente más baja que la actual, está el chigre de Sietes, el bar de Casa Prida, en las filas de Casa Josefina Pría, El Corral de la Carretera y El Corral de Venceslao
Antes de ir al bar podemos hacer una visita muy importante, yendo un momento a la izquierda, donde estaba la Casa Consola y Dolora
Llegamos a El Palaciu. Esta panera de la foto ya no está, desapareció en un incendio
El Palaciu es una casona solariega, blasonada, solar del linaje de los Canto, desaparecido, dicen, de Sietes, hace mucho tiempo
Ahí está el escudo familiar de la casona, donde están presentes, especialmente en la cuadrícula superior de la izquierda, con las cabras subiéndose a un árbol, las armas o símbolos de los Cabranes y del Canto
Así, el historiador Tirso de Avilés, contemporáneo de la época de la fundación de la iglesia, escribe en su libro Armas y linajes de Asturias y Antigüedades del Principado:
«En este concejo, en el pueblo que llaman Siete, está la casa y solar de los Cabranes y del Canto. Pintan por armas dos cabras empinadas, con cinco veneras blancas, en campo roxo al pie de una pinera, alcanzando una de ellas una rama de la pineda»
Los vecinos conservan una cabeza en piedra que se atribuye al fundador de la iglesia, y tal vez de esta casa, el bachiller Fernando Suárez del Canto, cargo importante en la catedral de Oviedo/Uviéu
Un importante antepasado suyo sería Lope de Canto, representante de Villaviciosa en la junta de concejos asturianos celebrada, a finales de la Edad Media, para oponerse a los abusos feudales de los Quiñones, dueños de gran parte del territorio
El perro dormita tranquilo al lado de las plantas
Pero oye nuestros pasos…
Y se incorpora
Haciendo valer su condición de guardián del palacio, vigilante de la quintana
Y volvemos sobre nuestros pasos, recordando la panera que aquí estaba
Nos ven marchar,,,
Y por eso nos metemos en el chigre
Aquí ya están esperando por nosotros, Miguel Dongil y Sánchez, Doctor en Historia, que viene a ver la iglesia y el pueblo, acompañándonos en esta jornada
Y Ramón Prida, al otro lado de la barra, que escancia unos culinos de sidra
Entre los recuerdos, una botella etiquetada conmemorando la presentación de Windwos 7
Enfrente, el comedor
Enseguida estarán las mesas bien guarnecidas
Hay muchas especialidades, si tenemos alguna apetencia sin duda mejor consultar primero, pero nunca faltarán estos manjares
Huevos fritos con chorizo, huevos, ensalada
Y vengan botellas de sidra
Llegan más peregrinos a las mesas. Aquí carne, patatas y pimientos
Y más vecinos en la barra
Acabamos de comer y marchamos de Casa Prida tras despedirnos de Ramón
Salimos de nuevo a la carretera
Podemos seguir de frente, pero nos queda aún pendiente algo muy importante: visitar la fachada principal y el interior de la iglesia de Sietes
Por eso, viendo ya de frente El Cotaraxu, cruzamos a la derecha por lo que era un tramo de la carretera antigua, frente Casa Maribel
Pasamos al pie de Casa los Hermanos Rodríguez, donde vivió Manuel Alonso, que fue alcalde de Villaviciosa
Por aquí vienen las procesiones de Sietes, como la de La Dolorosa, de gran tradición romera
La santa…
Y el ramu, con las ofrendas del pan y otros productos
Seguimos así de frente. Ya asoma el texu en el campu la iglesia
Ahora otro edificio importante
En el edificio del medio, abajo, estuvo Casa Julián, antiguo chigre de Sietes. Al fondo, donde empieza La Cuesta la Fuente, Casa Amador Vallín tuvo también bar antaño.
A la derecha, en el ramal que sube a la iglesia, el texu, el árbol sagrado de los ástures, símbolo de la vida por su hoja perenne siempre verde, de la muerte por la alta toxicidad de sus componentes (también alucinógenos, paso del «umbral a otros mundos») y de la eternidad por su longevidad
Sobre el camino, vemos la fachada principal de Casa los Hermanos Rodríguez. A su izquierda Casa Casimira Paula
Y por aquí subimos a la iglesia de Santumederu de Sietes (también escrito Santu Mederu), que es como llama la vecindad a su patrón San Emeterio. Fue edificada en 1555 por expreso deseo del
bachiller Fernando Suárez del Canto o, dicho enteramente,
bas chevalier, textualmente «bajo caballero», rango de nobleza entre escudero y caballero que había pasado a denominar a estudiantes de Teología o, como sería este el caso, a canónigos de clase inferior, pues era
provisor, cargo de importancia en la administración eclesiástica de la catedral ovetense de San Salvador
Para construirla, y dados sus cargos eclesiásticos en la capital asturiana, contrató e hizo venir a Sietes a varios de los grandes maestros que estaban trabajando en las últimas obras de la catedral ovetense, acabadas en aquella misma centuria, y con los que tendría estrecho trato, para trabajar aquí, sin duda encantado por su trabajo y sus innovaciones artísticas y arquitectónicas dentro de las trazas eminentemente góticas de la nueva catedral
Según subimos a verla, voy a transcribir la explicación del libro El Camino de Gijón a Covadonga, acerca del escenario histórico, social y artístico que propició su construcción:
«Los Canto eran una antigua familia con solar en Sietes cuyos miembros lograron alcanzar un gran poder económico en esa centuria del s.XVI, es dentro de este contexto cuando Fernando Suárez Corrales del Canto quiso erigir un templo monumental que perpetuase su memoria y la de su linaje a lo largo de los siglos
El objetivo era por lo tanto levantar un majestuoso templo-panteón que inmortalizase la valía de los Canto, se trataba esta de la nueva manera de pensar que trajo el Renacimiento, más que un arte toda una corriente de pensamiento que rompía totalmente con la manera medieval de ver las cosas, una verdadera «revolución ideológica» que ya no veía a Dios como el único centro de todo, tal y como se le representaba en la Edad Media, sino que reclamaba que también el ser humano, el «yo», podía tener su parte de gloria y el derecho a lograr ser inmortal de alguna manera. Fue esta una auténtica obsesión de las personas del renacimiento, que no iba a reparar en medios ni gastos para lograr realizarla, tal y como hizo Fernando Suárez del Canto
Por supuesto, esta inquietud la vivía quien podía y tenía medios para ello, una minoría social y económica que podía preocuparse por estas cosas cuando la mayoría de la población bastante hacía por subsistir, pero sin duda fue un primer paso adelante para romper con lo estático de la sociedad antigua y sus estamentos inamovibles tal y como señala la palabra «renacimiento»
Con el paso de los años las conquistas sociales harían que una parte de aquella renovación ideológica renacentista continuase evolucionando y, a su ve,z recuperándose y transmitiéndose a nuevas generaciones que disponían de más medios para mejorar su calidad de vida y por lo tanto también sus conocimientos, al irse ampliando el abanico de personas con acceso a la cultura»
Pese a todo, aquellos tiempos iban haciéndose cada vez más diferentes a los anteriores, una nueva clase social que floreció ya en el bajo medievo, laburguesía, formada por comerciantes, mercaderes, artesanos, funcionarios y demás, igualaba ya, o incluso superaba en poder a la vieja y anquilosada nobleza feudal terrateniente, a la que le iría quitando ya para siempre el protagonismo de las páginas de la historia moderna»
«Dentro de este contexto es donde aparece el protagonista de este episodio tan singular, el bachiller Fernando Suárez del Canto, provisor de la Catedral de Uviéu. Una persona de sensibilidad especial y educación privilegiada para el momento, gracias a su cargo, que estaba al tanto de las más modernas ideas culturales y de pensamiento. Lo más fácil es que, como gran seguidor de las mismas, quisiera imitar, o mismamente superar, las soluciones artísticas y arquitectónicas que estaba viendo aplicar en la capital, reflejo físico hecho piedra de todos estos ideales, para levantar un santuario en su lugar de origen, su pueblo de nacimiento, que fuese su panteón y de los suyos. Una construcción de inspiración funeraria al igual que la que tuvieron muchos templos y capillas de aquel período»
«De esta manera fue como se levantó la actual iglesia de Sietes, en principio bajo la advocación de la Transfixión de Nuestra Señora, pero que andando el tiempo se cambiaría a Santumederu por cuenta de la feria que se celebraba el día de este santo.De todas formas, pese a las susodichas innovaciones de arte y pensamiento, la pegajosa influencia del gótico va seguir pesando de todas todas en esta obra renacentista: lo primero que le impresiona al que pasa al lado de ella es la fábrica imponente de nave única y planta rectangular con cabecera cuadrada, apoyada en grandes muros y altos contrafuertes. La necesaria restauración de la que fue objeto en 1993 recuperó aún más esa sensación de fuerza y grandiosidad»
Es en esta fachada principal donde se conjuga una parte muy importante de este ideal artístico, pese a que, la fuerza del gótico en los contrafuertes, a la que ya nos referíamos cuando veíamos la parte del cabildo (que asoma a la derecha, se hace bien patente
En este primer tramo, la ventana de la derecha, tiene ya unos detalles artístico plenamente renacentistas
El estilo de la ventana rompe con la rigidez gótica del gusto por lo ojival, retomando los arcos de medio punto que habían quedado atrás con el románico
La expresión y cara del ángel forma parte del gusto renacentista de humanizar las figuras, más mayestáticas, del medievo, en su mirada, aspecto y gesto
Y ahora pasamos al tramo de la grandiosa portada principal, comprendido ente estos dos contrafuertes
A la portada e interior del santuario se accede por estas escaleras de piedra con barandilla, a dos vertientes
Majestuosa portada de arco de medio punto que tiene a los lados sendas columnas acanaladas con capiteles corintios
Los capiteles sostienen un gran frontón triangular de los que tanto gustaban los artistas renacentistas. Encima de él, en majestad la imagen de Dios-Creador bajo una cruz y arco en forma de abanico simbolizando los rayos de luz divina
Dios-Pater entre las nubes y los ángeles, dando la bendición con la mano derecha, mientras en la izquierda coge la bola del mundo
Se dice que es abajo, dentro del triángulo del frontón de la portada. donde se encuentra la gran joya artística del santuario
La famosa Escena del Nacimiento, de nuevo presentando el semblante, actitud, forma y aspecto muy naturales y humanos
San José con su cayado mesándose la barba, y el Niño, con figura de total aspecto de bebé, y la Estrella de Belén en lo alto
La Virgen María y sus cabellos largos y quizás un tanto alborotados, la parte de la cintura abajo del Niño, con su forma rechoncha propia de los recién nacidos, y arriba la mula y el buey
Abajo. junto a los capiteles están esculpidos el sol y la luna, símbolos de la Eternidad. no siendo extraño que aquí precisamente, y ante la mirada de todos los admiran esta obra, se lea:
ESTA IGLESIA MANDO HACER AL BACHILLER FERNANDO SUARES AÑO DE MYL QUINIENTOS LV LETA UT SOL
El sol, por supuesto también con cara, boca, nariz, ojos, completamente humanizado
Y si cara tiene el sol cómo no va a tenerla la luna, con su rostro redondo en medio de media luna, símbolo de la Virgen, rodeada de estrellas
Tres estrellas de seis puntas en torno a ella
En la portada existen otros detalles, como aquí mismo, donde el historiador Miguel Dongil descubre una bien definida Cruz de Malta
Vamos a pasar ahora a ver la torre
Un verdadero y robusto torreón cuadrado sujeto también por poderosos contrafuertes. Aquí bajo la ventana del primer piso, un detalle muy a tener en cuenta
La figura del que se dice es el fundador del templo, el bachiller Fernando Suárez del Canto
No hemos encontrado una descripción de la postura y gesto del supuesto personaje pero no deja también de llamarnos la atención. En la mano derecha muestra algo, puede ser un lazo, un trozo de cuerda o unas tenazas. En la izquierda parece tener un gran papel, tal vez, un plano, puede que de esta misma iglesia. Elucubrando un poco, revela estuviese supervisando las obras. ¿O podría ser, en vez de él, el maestro constructor del edificio, como tantas veces se hacía?, ¿sabe alguien la verdadera respuesta?
Y al pie de la grandiosa torre hemos dado la vuelta entera al santuario, pues el lado del cabildo lo hemos visto antes al explicar la bajada por El Llanu Riba. Ahí tenemos de nuevo la portada lateral, acceso por la torre bajo el tejado de dicho cabildo o pórtico
Vamos ahora a acceder al interior
Subimos para ello las escaleras de la portada principal, que acabamos de ver
Según entramos en el interior del templo el visitante encontrará un espacio iluminado y unitario en el que destacan los elementos de la estructura de altas bóvedas con sus apoyos, nervios y columnas
El altar se abre a un gran arco de medio punto que arranca del suelo
A los lados del altar tumbas de miembros de la familia de los Canto, a la izquierda el del fundador, Fernando Suárez del Canto
Preside el altar un magnífico retablo renacentista en madera, otro de los tesoros históricos y artísticos de la iglesia
En medio una Piedad llena de sentimiento
Esto, sin duda, era lo que querían transmitir los maestros del Renacimiento, que las imágenes santas se tornasen totalmente humanas hasta en la más cruda realidad, nada que ver con las posturas firmes y estáticas, o las miradas ausentes y fijas de estos personajes en el arte medieval
La tremenda y realista expresividad del rostro de la Virgen es impresionante, y los conocimientos anatómicos del artista impecables plasmando a Jesús muerto yaciendo en sus rodillas. Evidentemente, y aparte de creencias, el conjunto rezuma una tremenda pena, dolor, pasión, sentimientos muy espirituales y de hondo pesar en suma, no solo una representación material de una escena
A los lados Santa María Magdalena y San Juan, más pequeños en proporción, sí revelan una posición algo más estática y fija, lo que no hace sino realzar y dar todo el protagonismo a la gran talla central de Jesús y María. Tal vez incluso fuesen artistas diferentes
Aquí se muestra el poder absoluto del más puro vitalismo, que parece dar vida a las figuras y esculturas
A los lados otras imágenes de Santos: a la derecha nos parece reconocer a San Antonio, antaño de sonada fiesta también en Sietes
La de la izquierda no la he podido reconocer
Arriba en lo alto del altar están la figura del patrón, Santu Mederu o San Emeterio. A la izquierda la Transfixión de Nuestra Señora, primera advocación de este templo
Santu Mederu, mártir por decapitación, con el cuchillo en la garganta
La Transfixión de María. Si bien el templo pasó de ser capilla-panteón a iglesia hijuela de la parroquial de Samartín, la romería de la Dolorosa, con los puñales clavados en el corazón, siempre fue la fiesta grande de Sietes, ¿pensaría el fundador en la relación del nombre de su pueblo con los Siete Dolores de la Virgen María?
Se sabe que, ya en el siglo VIII, los escritores religiosos se referían a la Compasión de Nuestra Señora, al participar ella misma en el dolor de Cristo crucificado, la fiesta se empezó a celebrar en la Edad Media, ya con el nombre de la Transfixión de María y de la Recomendación de María en el Calvario. Por entonces se celebraba en Pascua, el viernes anterior al domingo de Ramos se conmemoraba a la Virgen Dolorosa. Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del Viernes de Dolores en 1472. En el siglo XVII pasó a celebrarse el tercer domingo de septiembre, y en 1814 Pío VII fijó la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre, un día después de la Exaltación de la Santa Cruz
Los Siete Dolores son:
-La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús (le anunció que una espada atravesaría su alma por los sufrimientos de Jesús, base de la iconografía de esta advocación
-La huída a Egipto con Jesús y José
-La pérdida de Jesús
-El encuentro de Jesús con a cruz a cuestas camino del calvario
-La crucifixión y agonía de Jesus
-La lanzada y recibir a Jesús ya muerto
-El entierro de Jesús y la soledad de María
Y… mirando arriba, hay que tener cuidado de no caerse hacia atrás, tanto por levantar mucho la vista como para quedarse absolutamente asombrado ante la grandiosidad del auténtico espectáculo visual que es la bóveda
Aparecen toda clase de símbolos y figuras entre los nervios que la componen y sostienen, paraíso místico y religioso del renacimiento en Asturias
En medio de todo el Padre Eterno y, a sus lados, una fila circular de ángeles, todo ello con estrellas
A semejanza también de la representación sobre la portada, Dios-Padre da la bendición con una mano mientras sostiene con la otra la bola del mundo
Alrededor todo un corpus de representaciones, en buena parte vinculados a la Pasión de Cristo y a los Evangelistas, pero con importantes connotaciones que han llamado la atención a historiadores y etnógrafos
El gallo de la negación de San Pedro, la columna donde ataron a Jesús y el látigo con el que lo azotaron
La Cruz, con lo que parecen unos grandes clavos señalando los lugares donde los clavaron a Jesús, arriba el cartel de INRI (Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaeorum, Jesús de Nazaret Rey de los Judíos)
El martillo, y las tenazas y la escalera del desenclavo
Aquí se ve a la izquierda un águila, sin duda la representación de San Juan. A la derecha una gran serpiente alada con rostro muy humanizado y grandes cuernos, que parece inspirarse en el mito del cuélebre
El toro, en este caso alado, sería el símbolo del evangelista San Lucas. A su derecha una serpiente enrroscada en el árbol puede ser la escena de la tentación a Adán y Eva con el Árbol del Conocimiento por el que fueron expulsados del Paraíso
Eva precisamente podría ser la mujer de la derecha, con la culebra enrroscada en ella y mamándole un pecho. La creencia popular que las culebras podían mamar a las mujeres dormidas, o al ganado en un descuido, estuvo siempre muy extendida. A su izquierda el león representa a otro evangelista, San Marcos
Dos serpientes entrelazadas de cabeza monstruosa
Y el ángel, emblema de San Mateo el Evangelista
Asimismo vuelven a representarse, como en la portada, el sol y la luna, símbolo de Eternidad
Podría pensarse en una alegoría de la Pasión, Muerte y Representación de Cristo, remisión del Pecado Original de Adán y Eva, junto con sus narradores los evangelistas, y Dios-Padre en el centro de todo
Ahora desde el altar vamos a ver las tumbas de cada lado
Del lado del Evangelio y bajo un Cristo, el sepulcro del fundador, Fernando Suárez del Canto, que antes estaba en la capilla mayor
En él volvemos a ver el escudo de la estirpe, a su izquierda se lee:
FERNANDO SUÁREZ DEL CAMPO FUNDADOR DE ESTA IGLESIA Y SUS CAPELLANÍAS MANDO HACER ESTE ENTIRERRO MENENDO LLANES COMO PATRONO DELLA AÑO 1607
Cuando se planteó mover de lugar la tumba a este emplazamiento, se dice que algún vecino se negó porque si se hacía «se podía acabar el mundo», incluso el sarcófago fue serrado, faltándole un trozo intermedio, como puede apreciarse, para que entrase en esta hornacina lateral de la nave. Así es como lo explican los autores de Villaviciosa y su Progreso en 1928
«Ha desaparecido la casa solar de los Canto, que tenía en San Emeterio honores, patronato y sepultura, según se ha podido averiguar por lápida mutilada de 1.602»
En la del lado de la epístola, donde está la pila bautismal, hay dos imágenes esculpidas en piedra a manera de bajorelieve
Deben ser otros miembros de los Canto enterrados en lo que fue su panteón, y al lado del altar
Y… hemos dejado para el final, lo que realmente se ve al principio, según se entra, la imagen de la Dolorosa, de gran veneración en Sietes y centro antaño de sus fiestas mayores
Es la imagen que se saca en las procesiones y que, dentro de la veneración que se le profesa, es origen de no pocos sucesos, uno de ellos nos lo narraba quien fue su sacristán, Gonzalo Cortina Huerta, con quien tanto hablamos de Sietes, sus caminos y sus historias, a lo largo de bastantes años, siendo de gran ayuda a investigadores, etnógrafos e historiadores dedicados al estudio de las tradiciones, leyendas, usos, costumbres, etc, de este y otros pueblos de la zona. Valga este recuerdo como modesto homenaje
Gonzalo Cortina Huerta
Nos contaba Gonzalo que llevaba tiempo intentando componer una poesía piadosa dedicada a La Dolorosa de Sietes, la cual había de ser un acróstico, esto es. la primera palabra de cada verso debía de componer, leyéndola de arriba abajo, la palabra Sietes
Pero Gonzalo, por más que lo intentaba, nos decía, no era capaz. Se ponía a ello una hora por la mañana y otra por la tarde, pero aquello no salía de ninguna manera, llegando un día a decir «Ay, Virgen Dolorosa, soy muy burru, como nun me ayudes un poco nun voy poder»
Y así pasó tiempo y tiempo, hasta que una noche, a las tres de la mañana, sufrió un cólico tremendo con grandísimos dolores. Llamó al hospital y, mientras llegaban a buscarlo, tuvo de repente una gran inspiración siendo entonces cuando, pese a yacer de dolor, mandó a su mujer a por papel y lápiz diciendo «Ya tá, ya tá, ya la tengo, corre que tengo que apuntalo». Y así, comenzó rápidamente a escribir, todo de seguido, esta poesía que luego publicó:
Si el dolor te aprieta mucho Intensamente me ahoga Espero me ayudes Madre Ten por mí amor y piedad Espero me ayudes mucho Sé que lo harás, ¿verdad?
Luego de esta visita a la iglesia salimos al exterior, preparando ya nuestra próxima visita en Sietes siguiendo la ruta:
AL CASINO DE SIETES «DE SUS HIJOS EN CUBA» Y A PERVIYAO: «LA PATRIA DEL CURANDERU»
A los pies de la iglesia de Sietes hay una explanada, con bancos, un lugar ideal para descansar unos instantes, comerse el bocadillo, calzarse la botas o atarlas bien, ajustar la mochila… antes de retomar el camino
Dsde aquí vemos, a lo lejos, en El Cotaraxu, el Casino de Sietes, otra visita obligada. A nuestros pies pasan los peregrinos por La Cuesta la Fuente, donde la carretera antigua hace esta curva. La nueva, en sustitución, pasa recta al pie del casino
Poco más allá, los vemos caminar a la sombra del sauce llorón de Casa Doña Julia para cruzar de frente, al lado de una capilla de ánimas bajo La Torre la luz, y subir al Casino, ruta al barrio de Perviyao y salida de Sietes hacia Llares, paso al concejo de Piloña por Anayo
Tras ellos iremos nosotros, volviendo a retomar el camín al pie del texu pero, en vez de ir por la carretera nueva, iremos por la vieja, sin tráfico
Y así al llegar enfrente del edificio de Casa Jaime Sánchez, bajo la que estaba la antes mencionada tienda-chigre de Julián y Remedios (antes de Isidoro), iremos a la derecha bajo el balcón galería de Casa Doña Leonor
Por aquí sigue el camino, la antigua carretera
El hórreo, en el prau de la casa
Casa Amador Vallín, que también tubo chigre
Arriba, majestuosa, la torre de la iglesia
Curva a la izquierda…
La Cuesta la Fuente
Atrás queda el centro de Sietes
De frente El Cotaraxu, hacia donde nos encaminamos…
Salimos a unos prados
A la derecha la fuente que da nombre a este camino: La Cuesta la fuente
Tiene una muy vieja farola que, por su aspecto, tiene pinta de haber sido de aceite. Véase abajo el lavadero, cerrado, y el bebederu, en desuso
A la derecha Casa Doña Julia. con su desmayu o sauce llorón
Subimos un poco…
Cruzamos la AS-332
Y vamos de frente a la capilla de ánimas, donde arranca La Cuesta les Pedragueres. Fijémonos detrás, en esta foto, en la vieja torre de la luz
El oratorio de ánimas es una pequeña capilla de planta cuadrada y tejado a dos aguas hecho de tejas. Gonzalo Cortina nos contaba que, antiguamente, en los entierros, cuando se transportaban los féretros a llombu, esto es, a hombro, se rezaba un Padrenuestro
Al lado vemos una de esas señales de madera «supervivientes» de la señalización realizada con la colaboración entre la Tertulia El Garrapiellu y el Principado de Asturias en 1997. No ha vuelto ha realizarse desde entonces una reposición similar, general, homogénea, e integral de toda la ruta, de forma sin duda un tanto inexplicable
Nos asomamos al oratorio, con su hornacina cerrada por artística reja
Un cuadro, como es muy habitual en estas capillas muestra una escena de la Virgen del Carmen con l Niño y el escapulario, apareciéndose a las almas del Purgatorio, que están siendo sacadas del mismo por ángeles
Visto el oratorio de ánimas subimos La Cuesta les Pedragueres
A la izquierda Los Llanos de Lluexe…
También una nueva vista de Samartín de Vallés, con sus barrios y lugares extendidos linealmente hacia el camino que va a su iglesia
La iglesia de Samartín, a la derecha. A lo lejos los montes que separan Villaviciosa de Colunga
Aquí la tan mencionada obra Villaviciosa y su Progreso nos dice que…
«Oriundo de Vallés, era el popular y nunca olvidado hombre público D. Antonio Alonso Coya, popularmente conocido como Antón de los Papeles, quien desde su taller de sastre rural, supo con mundología laborar eficaz y ventajosamente por el bien y progreso de Villaviciosa, en cuyo concejo, por espacio de varios años fue oráculos y hombre de pro. ¡Gloria a su memoria!»
Y refiriéndose a toda la parroquia:
«Es este pueblo un compuesto de núcleos numerosos que aún entrelazados por la tradición y por el derecho gozan vida propia e independiente; marcándose notablemente sus características individuales; originarios una dedicatoria común y general, conservan los rasgos primitivos, pero desarrollan sus actividades en aspecto distinto; hasta tal punto, que sus habitantes se les distingue a simple vista; son los vecinos de Vallés, de aquellos que se hallarían en su ambiente tocándose con calzón y montera; los de Sietes se avergonzarían si por circunstancias obligatorias se les privase de su ambiente culto, abierto a todos los progresos de la civilización; y recibirían disgusto tremendo los de Piedrafita, si no se les permitiese vivir como los de Vallés y gozar como los de Sietes»
En esta cuesta, a nuestras espaldas, una muy buena perspectiva también de Sietes
La fachada principal de Casa Doña Julia, con su torre, enfrente del oratorio
Más a la derecha el centro de Sietes: La Cuesta la Fuente, la iglesia, la carretera nueva…
Y este es el Altu les Pedragueres, donde se construyó el Casino de Sietes, magna obra inaugurada tras muchos avatares en 1928 «por sus hijos en Cuba» y que, con el transcurrir del tiempo, tuvo diversos usos y menesteres, tal y como escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«En el Casino de Sietes (casino en el sentido de «centro social», que nadie piense en casino de juego) el visitante se dará cuenta de la importancia de este edificio que dinamizó la vida social y cultural de la zona, fundado por los «indianos de entreguerras»
en un momento en el que la educación y la ilustración de las clases populares, así como sus necesidades más básicas, eran una verdadera «asignatura pendiente» para la sociedad y los gobiernos. Fue fundado por los indianos, americanos, o emigrantes del pueblo a américa, masivamente a Cuba, a los que les entró nostalgia de su pueblo en la distancia de aquellas tierras y se ilusionaron con hacer algo en favor de sus familiares y vecinos que quedaron en él. Por eso, en 1914, crearon en asamblea constituyente la «Sociedad de Recreo y Auxilios Casino de Sietes por sus Hijos en Cuba»
con el objetivo de contribuir decididamente al bienestar y la salud»
Y es que, aparte de local social, la planta alta se diseñó para ser casa y/o consulta de un médico que pudiese, o bien residir allí permanentemente, o al menos trabajar a diario para atender a la vecindad de Sietes en unos tiempos de graves carencias y penurias
Y así, en el citado libro caminero, seguimos escribiendo:
«El nombre de «casino» para estos centros sociales que tanto abundaron en la Asturias de antaño parece ser que viene inspirado en el nombre de una antigua finca de descanso de la antigua regente María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII, en la que la alta sociedad cortesana celebraba fiestas, actuaciones y tertulias. Nacieron pues en principio como lugares de recreo y reunión para gente pudiente pero enseguida iban a fundarse otros casinos más «populares». En Asturias los hubo en casi todas las localidades importantes: Uviéu, Candás, Avilés, Cadavéu, Xixón, Grao, As Figueiras, Mieres, Muros de Nalón, Navia, La Pola Llaviana, Pravia, Veiga (Puertu Veiga), Ribesella, Sama Llangréu, A Veiga (Vegadeo), Villalegre y Villamayor, por lo que es sobradamente meritorio que una aldea en principio pequeña como Sietes tuviese uno gracias a las inquietudes de sus «hijos de ultramar».
Llegados aquí, al Altu les Pedragueres, sí es bueno volver un momento la vista atrás para contemplar una de las más características estampas de Sietes:
Sietes desde el casino, las casas que se extienden a lo largo de la carretera y hasta la iglesia, cuya torre parece querer competir en altura con el cueto de El Campón, por donde baja el camino por el que los peregrinos entramos en la población
Pero sigamos hablando de esta gran institución que fue el Casino de Sietes, que se hizo muy famoso por sus actividades, a las que acudían no solo las gentes del pueblo, sino de todos los de los alrededores, siendo especialmente célebres sus grupos de teatro, pues siempre había un grupo de vecinos que «echaba la comedia», ensayaba y actuaba aquí, y también iban a otras localidades de la zona, como Anayo y Breceña, y de más lejos
El Casino, como tal, funcionó hasta mediados de los años 50 del siglo XX cuando, con los cambios políticos en Cuba, se produjo el regreso de numerosos emigrantes, desapareciendo en la práctica la sociedad del casino, aunque nunca hubo una disolución formal de la misma
Pese a la extinción de la sociedad promotora, el edificio siguió utilizándose con objetivos más o menos parecidos. Aunque el médico no residía, sí tenía consulta, y la planta baja siguió albergando diversas actividades, como las comedias, o la celebración de las fiestas de la Dolorosa cuando llovía. Según contaba también Gonzalo Cortina Huerta, «Si había que meter una orquesta entera ocupábalu ella toa», por eso acudían célebres músicos, como Javier El Curdionista, Ismael el de Los Payarones, que también tocaba el acordeón, o «El Fíu Celso, el Tamboriteru Comeñes»
Es entonces cuando, en 1968 y dentro de la política cultural del Ministerio de Educación y Turismo, se crea el Teleclub Sietes, en el que se instaló el primer aparato de televisión de la localidad, toda una novedad en aquellos días, que causó gran expectación, acudiendo muchísima gente a ver los programas, cual si fuese un cine. Así, Gonzalo nos decía:
«Diéronnos una televisión, nun sé si era Fraga, sí, era Fraga el que daba les televisiones, me paréz. Nun se si se pagaba una perrona al mes pa poder venir a vela»
Asimismo se instaló un proyector de diapositivas y una grabadora de sonido, junto con apertura de servicio de bar, siempre con el objetivo, plasmado por escrito, de:
«La promoción sociocultural de todos los vecinos del pueblo de Sietes, mediante la acción común de todos los asociados, dedicando especial atención a los problemas recreativos, educativos y sociales»
El Teleclub Sietes funcionó unos años hasta un tanto avanzada la década de los 70, cuando ocurrieron dos cosas, por un lado el gran éxodo rural de gran parte de la vecindad a las ciudades, aunque muchos regresaban los fines de semana, vacaciones, faenas agrarias, etc, y por otro la extensión casi general de los aparatos de televisión en las casas, que ya no hacían necesario un club y local ideado para verla
El edificio yació olvidado hasta que unas décadas después, se restauró para ser el Telecentro de Sietes, o Centro de Desarrollo Tecnológico(CDT), y la Casa L’Horru, inaugurada a principios de 2009 y situada en la planta baja, en la que se hace un repaso a la historia y características de los hórreos y paneras asturianas, dedicado ello especialmente a la memoria del estudioso villaviciosino Rafael Balbín Loredo, al que tanto mencionamos en estos tramos de ruta por este concejo
En lo alto de la fachada cuelga un cartel de esta Casa L’Horru, informando de sus diferentes secciones
En la pared de la entrada, mirando al camín, una placa agradece la promoción de Sietes en la campaña publicitaria de Microsoft con Windows 7, cuyo acto de presentación formal se celebró aquí, en el casino
Al entrar, en el mismo portal un gran panel expone la historia del casino y de los emigrantes que lo hicieron posible, queriendo ser también este conjunto un homenaje hacia ellos
Y así, leemos en El Camino de Gijón a Covadonga:
«La iniciativa salió de un grupo de entusiastas: Silverio Cortina Fernández, Benigno Toyos Alonso, Generoso Alonso Sánchez, Manuel Alonso Granja, Bernardo Rodríguez Lueje y Fidel Alonso García a la que ya se les sumaron enseguida un buen número de personas más.
De todas maneras hubieron de pasar nada menos que 14 años para que aquel sueño se hiciese realidad, inaugurándose el casino en 1928, siendo presidente de la sociedad Antonio Otero y Lorena y directores de las obras José Prida Junco y Fulgencio Canal González»
Las fotos recogen el recuerdo de alguno de aquellos vecinos emigrantes promotores del casino y nos devuelven su alcordanza
El Presidente, Adolfo García Luege (vemos entonces el apellido escrito con g, castellanización del Lluexe de Piedrafita)
El plano
La planta del edificio, que comprobamos iba a tener en origen un balcón-galería a la derecha, del que carece, al menos en la actualidad
Un recibo de una aportación de un socio
Otro recibo. Aquí la sociedad aparece como Sociedad de Protección y Recreo Casino de Sietes
Diploma del Centro Asturiano de La Haban
Foto del Casino de Sietes, tal vez el día de su inauguración
Emigrantes asturianos en La Habana, muchos dedicados a los ultramarinos
Una foto bastante posterior, con muchos de ellos más mayores, pero siempre con su iniciativa en favor del Casino de Sietes muy presente
«Casino de Sietes de sus hijos en Cuba. Cuadro de Constancia de los Socios Fundadores»
Y, ya en el interior, la Casa L’Horru y su amplio espacio expositivo
Los hórreos, paneras, cabazos y garais en el norte de España
Diversos modelos
Al fondo una pieza muy importante
Una esquina, estas han de ser hechas de una sola pieza de madera
Allí, un panel informativo
Dedicado a las piezas del hórreo
Y la panera, evolución en tamaño del hórreo, aparecida en el siglo XVII a consecuencia de la necesidad de hacerlos más grandes por las grandes cosechas de maíz, cereal que, recién importado de América, llegó rápidamente a ser plantado en enormes extensiones
Al otro lado de la esquina del hórreo, otro panel
Este dedicado a los estilos decorativos asturianos
Estilo Allande, Carreño y Villaviciosa, y su extensión
Diversos elementos decorativos dentro de cada estilo
Los hórreos asturianos
Los hórreos habían de estar totalmente «tapados» por riestres de panoyes (ristras de mazorcas), sino no se consideraba que había «buena casería». A la derecha una casa mariñana, de portalón en medio, cuartos a los lados y, al fondo, el llar o la cocina a un lado y, al otro la cuadra, con la tenada o henar arriba. Detrás una vara yerba, bastante difíciles de ver hoy día, en favor del empacado en fardos
Características de los hórreos asturianos
Cómo arreglar un hórreo
Espacio dedicado al estilo Villaviciosa, siglos XV y XVI
Elementos de su talla y pintura
Al fondo otro panel muy interesante
Dedicado a la decoración figurativa
Y este dedicado a los hórreos de Villaviciosa en el siglo XVII
Respiraderos, inscripciones y otros detalles, muchos son símbolos figurativos geométricos decorativos, pero en origen se basan en elementos mágico-religiosos, cristianos e incluso precristianos, como guardianes o amuletos de protección de lo que adentro se guardaba, nada menos que la supervivencia de una familia campesina. Por eso se leen frases piadosas y otras alusivas a los dueños, a los constructores, etc
La visita se complementa con una excursión por la Ruta de los hórreos de Sietes, de los que se conservan una treintena de ejemplares, tomando aquí los mapas e información de la misma, así como otros folletos
Y por supuesto, otro apartado dedicado a la emigración
Un poema asturiano está dedicado a El Morro, fortaleza española del siglo XVI que protegía el puerto de La Habana de los ataques enemigos por mar. A partir de 1845 se empleó como faro:
Tres coses tien L’Habana que nun les tien Madrid son El Morro, La Cabaña y ver los barcos venir
Muchos vecinos de Sietes que emigraron a La Habana abrieron comercios como cantinas, bodegas o galleterías, en los que empleaban a sus familiares y convecinos recién llegados a la isla. Allí se fundó en 1886 el Centro Asturiano de La Habana, con el objetivo de ayudar a los emigrantes asturianos y realizar diferentes proyectos en su tierra de origen
Correspondencia de las familias con los emigrantes
Y esta es la Sala homenaje a Rafael Balbín Loredo con elementos de su trabajo y libros publicados.
Nacido en 1971, era periodista y empresario de turismo rural, pero también un gran investigador, cuyos trabajos más conocidos empezarían como miembro de la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa (Cubera), publicando en la revista Cuadernos Cubera artículos sobre variados temas, como el llamado Tesoro de los Caveda, un posible retrato pintado por Goya de Francisco de Paula Caveda, otro sobre La Ferrería de Dueñes, en Arroes, o el del proceso de venta de la Cruz de Fuentes, románica en plata, que salió misteriosamente del pueblo, apareciendo expuesta en el Matropolitan Art Museum de Nueva York
Luego, además de ser corresponsal del diario La Nueva España, se centró en la etnografía, publicando en 1997Los Molinos del Profundu, a la que tanto nos hemos referido hasta ahora, así como en 2000 Los Molinos de Maliayo, catalogando unos 200 en el concejo de Villaviciosa, del que llegó a ser uno de sus máximos conocedores, pues también se ocupó de la historia del equipo de fútbol local en 1997 con el libro Club Deportivo Lealtad. Un histórico en imágenes. Era asimismo miembro de la Tertulia Cultural El Garrapiellu, promotora desde 1991 de la señalización y puesta en valor de esta travesía andariegaXixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga
También censó los hórreos del concejo en un trabajo publicado en 2009, cuatro años después de su repentina muerte, en el libro Un censo de hórreos y paneras del concejo de Villaviciosa, registrando unos 2.300 ejemplares. Uno de sus últimos proyectos fue precisamente el Plan de Restauración de los Hórreos de Sietes, en el que, además de su restauración, proponía la creación de esta Casa L’Horru, donde se le dedica esta sala
Aula didáctica…
Y salón de actos, aquí se presentó Windows 7 en 2009
Finalizando tan apasionante recorrido por la Casa L’Horru, nada más queda firmar en el libro de visitas plasmando nuestras muy positivas impresiones
Salimos afuera, de nuevo al exterior, viendo de frente a nosotros El Cotaraxu
Una quintana en lo alto de un pequeño cueto, cotaraxu, que da vista a Sietes a un lado, y a su barrio de Perviyao, al otro
Y a Perviyao nos dirigimos nosotros, siguiendo camino…
Camino que desde el casino baja El Cotaraxu…
Entre matos y finques...
Bajamos del Altu les Pedragueres y enlazamos de nuevo con un tramo de la carretera vieja
Por ello, aquí, seguimos de frente y recto. A la sombra de esta majestuosa fila de árboles…
Todo recto por esta preciosa calle vegetal
Guardianes del camino, magníficas arboledas
Avanzamos todo en llano
Y llegamos a una bifurcación
A la derecha se sale a la carretera, a la izquierda a Comeñes, pero nosotros NO vamos ni a la derecha ni a la izquierda: seguimos de frente prado arriba
Si nos fijamos hay un sendero pisado…
Es la subida a La Cuesta’l Campu. Suelen ponerse letreros señalizadores pero no duran mucho tiempo
Y subimos campu arriba
Es una corta subida, un tanto empinada pero que ofrece un buen atajo para no salir a la carretera y volver a entrar en El Campu
Pasamos bajo las ramas de esta joven castañal
Y ya en El Campu, donde está la casa de este nombre, de indudable traza indiana iremos a la izquierda
Y seguimos todo el muro de la finca
A nuestra izquierda buena vista de El Casino, la iglesia y, arriba, El Campón
Otro buen árbol de texu a la izquierda
Bifurcación y a la derecha…
Portiella en la finca de El Campu: en un bonito juego de palabras, para que se diga que no pueden ponerse puertas al campo
El Campu, una excelente vista mirando atrás, también desde aquí
La cima, de 501 metros de cota, cerca de la que pasábamos para llegar a Sietes, subiendo desde Buslas
Llegando a Perviyao, Casa Casimira
Casa Casimira la de Manolo Vallín
Enfrente de ella una nueva bifurcación
Iremos a la derecha
Al pasar vemos la fachada principal: la vivienda con galería, la cuadra con corredor
Un hermoso rincón de Perviyao
Viejas señales con un cuarto de siglo a sus espaldas que, a duras penas, aún se mantenían en pie
A lo lejos el depósito de agua en el cueto de Fresnéu (466 m)
Seguimos la cuesta en Perviyao
Al fondo ya las últimas casas…
Viejo hórreo en otra encrucijada…
La que está cayendo es la Casa’l Paisano
En el cruce, a la derecha
Hay aquí un banco para sentarse
Un bonito banco de madera, artesanal, donde se sientan vecinos y peregrinos, hecho aprovechando como asiento el retorcido tronco y raíces de dos robles
Desde este lugar admiramos el paisaje, al sur, donde La Riega la Peña o Ríu les Peñes, que nace al pie del Cotaraxu, baja a desembocar al Profundu
Más allá nuevamente divisamos de Peña Cabrera, La Soma, Cotubellosu… cerrando El Profundu por el sur, montes de los que tanto hemos hablado en nuestros tramos anteriores por Amandi, Coru y Breceña, así como, abajo, del Profundu y sus molinos
Y las casas de La Madrera, patria del gran gaitero José Vega Pereda, El
Ratu la Madrera, quien alegró en tiempos fiestas y romerías por todos estos contornos, cuya biografía repasábamos en el capítulo anterior
A nuestra izquierda Casa Piedad. Atrás queda la quintana de Perviyao, con la Casa Baxu, la de Ramona Florenta, o la de Mel del Oro, entre otras, que sin dura vieron algunos de los primeros chutes del futbolista José Manuiel Rivas Sietes, que aquí vivía
De nuestros libros camineros intentamos esbozar y actualizar una breve biografía del futbolista:
También un jugador de fútbol paseó el nombre de Sietes por el mundo a lo largo de los últimos años: José Manuel Suárez Rivas «Sietes», nacido el 18 de febrero de 1974 en Anayo, pero que vino con sus padres a vivir a Sietes siendo aún niño, estudiando en las escuelas de Sietes-Piedrafita, tocándole después ir a la «concentración escolar» a La Villa, la capital del concejo
Dicen que el apodo de «Sietes» viene ya de aquellos años de colegio, cuando los compañeros le llamaban, como era costumbre, con el nombre del pueblo del que procedía.Dejó de estudiar cursando Formación Profesional, cuando empezó a trabajar y a dedicarse a lo que más les gustaba, el fútbol. Fue entonces, cuando jugando en el Lealtad deVillaviciosa, hubo de decidirse entre el deporte del balompié o por su empleo en una carpintería de aluminio: escogió el fútbol y con tan buena suerte que fue convocado a los cuatro meses para jugar en el Real Oviedo.
Su debut en Primera División fue el 27 de marzo de 1993 en un Valladolid-Oviedo«Sietes» pisó tambien la Escuela de Fútbol de Mareo, pero se cuenta de un técnico de la cantera del Sporting que no le auguró carrera deportiva provechosa, una premonición errónea porque en la temporada 93/94 disputaría 26 partidos con el Oviedo en 2ªB y 9 más con el mismo equipo en Primera División, llegando a marcar varios goles aunque jugase de defensa En la siguiente temporada iba a pasar al Valencia F.C. al que se le traspasó en 1994, Racing de Santander (1997-2003), Alavés (2003-4), Murcia (2004-5), el equipo inglés de Segunda División Watford y el Numancia (2006-8). En los años 2008-2011 volvió a Tercera División con el Lealtad, y en 2011-2012 con el Real Aviles, anunciado su retirada, si bien siguió como gerente de este equipo, pasando después brevemente a director deportivo del C.D. Palencia Balompié
Fué además subcampeón de Europa sub-21 con España en 1996, internacional sub-21 nueve veces y olímpico, pues participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta’96, jugando un partido ante Francia. En otro orden de cosas, en el año 2011 resultó elegido concejal en Villaviciosa»
En otra faceta, la política, fue alcalde de la pedanía villaviciosina de Rales entre 2007 y 2011, y luego concejal de Deportes, Educación y Juventud hasta junio de 2012″
Vamos ya hacia el siguiente grupo de casas de Perviyao, ya al final del barrio: primeramente a la derecha Casa Anita y Soledad
El Llagar del Curanderu, con su hórreo, al otro lado del Camín a Cuadonga
Y esta era su casa, la Casa del Curanderu, Manuel García García, El Curanderu de Sietes, que fue durante años una persona entrañable para con los peregrinos, toda una institución en la ruta pues, recitando de nuevo al libro El Camino de Gijón a Covadonga… «se desvivía por ellos y siempre estaba atento de la que los veía pasar para salir a buscarlos y a grandes voces invitarlos a su llagar, situado allí mismo un poco más adelante…»
El Curanderu metiendo peregrinos en el llagar para «echa-yos unos culinos»
«¡¡Eeehhhhh, ¿pa ú vais ho?, veníi acá!! ¿Vais pa Cuadonga, traeis sede? ¡¡ meteivos en llagar a tomar un culín de sidr a!!, El Curanderu de Sietes nun dexa que naide pase sede, ¡¡ hala mozos, parái a que vos eche un culín !!»
El Curanderu de Sietes
Sí señor, así era El Curanderu de Sietes, insistiendo y repitiendo que todo el mundo parase a tomar sidra, decía que cuanto más sidra daba a los peregrinos más cosecha daban sus manzanos y más y más sidra producía, que era sinónimo de buena suerte, como bendecida por la Santina
Así era que si nos descuidábamos el culín iba a más y podía pasar a botellas enteras. Era capaz de parar de comer, como le vimos hacer en más de una ocasión, para levantarse a echar unos culinos a los andariegos, fuesen solos, en grupo, o en grandes excursiones, llegando a armarse alguna vez una verdadera espicha, una romería de gente que acudía a la voz del Curanderu
Las primeras veces que coincidimos con él pensábamos que era curandero de verdad, le llegamos a preguntar por un remedio para les angüeñeso ampollas de los pies, entonces se ponía un momento serio y respondía: «pinicilina«, dejándonos desconcertados Más tarde descubríamos, hablando más reposadamente dentro del llagar de aconteceres de su vida, que lo de «Curanderu» no es porque él tenga poderes de sanación ni supiese de plantas ni de remedios ningunos, sino de cuando era joven y él y otros vecinos de Sietes andaban «echando la comedia» por los pueblos de Breceña, Anayo, y el propio Casino de Sietes, representando funciones para los vecinos, que de aquella había muchos. Iban de un lado a otro en el camión de la leche todos los componentes del grupo con sus trajes y artilugios y uno de sus compañeros de función era precisamente el ya mencionado Gonzalo Cortina Huerta (…)Pues bien, uno de los «grandes éxitos» de esta compañía teatral fue una obra de teatro vasca, titulada «Más que Paulino», en la que su argumento trataba de un viudo que vivía con su hija en una casería, tenían una vaca que enfermaba y entonces llamaban al curandero, papel interpretado por Manuel García, a quien le quedó para siempre el mote del «Curanderu de Sietes». Por su parte a Gonzalo Cortina le tocaba de hacer de «boxeador» en esta misma obra, golpeando en un acto al novio de la hija del viudo, por disputársela. Casualidad o no Gonzalo Cortina tuvo posteriormente un hijo que fue campeón de Asturias de Boxeo los años 1984, 1985 y 1986, campeón de España también este último año al igual que internacional en el campeonato contra Inglaterra: Gonzalo Cortina Cueli, muy conocido también por despachar muchos años en el despacho de pan que había en la calle Dindurra de Xixón, «El Tarandín»
Peregrinos haciendo un alto y cola para saludar al Curanderu de Sietes
Muchos caminantes que conocieron al Curanderu de Sietes se acuerdan de él con cariño y grata memoria. Al pasar por aquí, cerca ya de las últimas casas de Sietes, no pueden dejar de expresar un sentimiento de tristeza ante la pérdida de una verdadera institución que fue de la ruta durante tanto tiempo, siendo pues, para nosotros tan inolvidable, que no nos resistimos a transmitir su recuerdo a los nuevos caminantes que realizan esta travesía y que no pudieron tener el placer de conocerle.
Manuel García García a la puerta de su casa con Tino Lozano, Presidente de la Tertulia El Garrapiellu. Foto de 18-7-1997
Quizás tuviese algo de curandero en realidad porque su trato atento y educado, pero a la vez totalmente alegre era, junto con la sidra, como una «poción mágica» que parecía hacernos «resucitar», recomponiéndonos las fuerzas y las energías, igual que si acabásemos de empezar a caminar. Descanse en paz»
Con Manuel García García, El Curanderu de Sietes, en el Camín de los Horros. Junio de 2000
Y así, con bastante nostalgia, nos despedimos de la Casa’l Curanderu y continuamos camino
Pasamos el llagar, de tantos y tan buenos y alegres recuerdos
Y junto al llagar tomamos un sendero de hierba a nuestra izquierda
Pasamos entre el llagar y las hortensias
Más allá del llagar la pumarada…
A nuestra derecha Casa Julia y Nicarnor. Arriba en el otro camino Casa Pepe Juan
Empezamos a bajar junto a la casa, a la sombra la figar. la higuera
Abajo las profundidades del Ríu Pivierda, frontera de Villaviciosa y Colunga
Abajo El Barrial y Comeñes
Un precioso sendero sale de Perviyao, en suave descenso
Abajo, la pumarada que tanto apreciaba El Curanderu de Sietes, y que cae a esta hondísima sima del Ríu Samartín o Ríu Pivierda
Ahora vamos a mirar de frente, un poco a la izquierda
A la derecha el Monte Llanones (497 m), frontera de Villaviciosa y Piloña
Abajo Riegabona y Los Torneros. por donde el Camín a Cuadonga entra en Piloña
En primer término, a la izquierda, Llares, aldea de la parroquia de Anayo, concejo de Piloña, hacia donde nos dirigimos, vemos a la izquierda la carretera, por donde va el camino en ese tramo. Más lejos, a la derecha, lo que es propiamente Anayo, la cabeza de la parroquia, donde los peregrinos suelen hacer un alto en el bar La Bolera (de las tres casas la blanca de la izquierda). A la izquierda el Monte la Espina (527 m)
Anayo está en una Collada que da vista, mirando al sur, a este profundo valle del Ríu Pivierda, uno de cuyos afluentes, La Riega la Biesca, nace allí mismo. Al otro lado, al sur, mira ya hacia la gran bajada al valle del Piloña, por donde iremos nosotros hacia Borines, Vallobal, Miyares…
En Anayo existe un mirador, en misma carretera, frente a La Bolera, que domina una gran parte de la cordillera, con magníficas vistas de los Picos de Europa y Los Beyos, así como las sierras al sur de este concejo de Piloña y las de, más allá, Ponga y Amieva, en cuya divisoria de Colláu Zorru sobresale el renombrado Picu Pierzu (1.552 m)
A la izquierda de Llares bajan al valle los altos del Cordel y La Peña la Sierra. Más lejos, a la izuqierda de Anayo, El Monte Robléu (548 m), El Cuetu (653 m) en la frontera de Piloña y Colunga. Más a la izquierda, en términos de Colunga, el Cuetu’l Huesu y La Cotariella (485 m), en Fanu, con el Sueve a lo lejos
En el Samartín, como se le llama al Pivierda a su paso por Villaviciosa. Según dice Rafa Balbín en Los Molinos de Maliayo, la gran distancia con los principales núcleos de población de Villaviciosa y Colunga hizo que algunos aún trabajasen a finales del siglo XX. Aún existen lugares donde muelen el grano, pero sin necesidad de bajar al molino, sino empleando los molinos eléctricos, más cómodamente, en casa
De uno de ellos, el Molín del Nurusiellu, ya hemos hablado cuando veíamos Samartín de Vallés desde cerca de Llaneces y El Campón, antes de entrar en Sietes. Más arriba estaban los de Francisco y Maldín, en la frontera de Villaviciosa con Piloña y, aguas abajo,el Molín del Piqueru o de la Casería, el del Sangredal, el del Beneficiu, el Molín de la Frocenti y, ya en Colunga, los de Fernando, Miyar, Vicentón, Agüera d’Abaxu y La Ferrería
Y así volvemos a admirar una vez más, y no será ni mucho menos la única, las impresionates peñas calizas del Puertu Sueve, así como La Cotariella y Fanu, en Lliberdón (Colunga). A la derecha la larga loma de El Cuetu (un topónimo que se repite constantemente en esta zona), que llega a los 649 metros de altura en su cota más alta, separando el valle del Pivierda del de Lliberdón, cuyo nombre castellanizado hizo célebre el grandioso gaitero Ramón García Tuero, El Gaiteru Libardón, del que escribíamos así en nuestros libros del camín:
«Ramón García Tuero nació en El Molín del Matu, Arroes (Villaviciosa), el día 16 de febrero del año 1864. Ya de muy niño tenía arte para tocar y hacer instrumentos de viento, flautas y xiblates, con las que interpretaba canciones tradicionales de música asturiana. Sus padres, adivinando con notable acierto que el futuro de su hijo iba a ir por ese camino, le compran su primer gaita, con la que iba a hacerse famoso como Ramón el d’Arroes, tocando en todos los pueblos de la zona. El propio párroco le enseñará los primeros conocimientos musicales.
Después de casarse en 1890 con María Caravera, de Llibardón, pasa a residir en el pueblo de su mujer, parroquia colunguesa que también va a recibir los sones de su música de gaita y su voz, pues además de tocar era un consagrado cantante, siendo capaz de cantar y tocar la gaita todo a un tiempo, conjungando las melodías con los temas cantados en una magnífica compenetración de músico y vocalista, algo que nadie lograba con el mismo nivel, por lo que sería apodado El Último Juglar.
La prestigiosa marca de sidra El Hórreo de Colunga le contrató para promocionar su producto en la Exposición Regional de Gijón y tuvo un éxito tal que poco después, otra firma sidrera, El Gaitero, le lleva a la Exposición Universal de París de 1889, y a la que volvería 11 años más tarde, a otra Exposición Universal que tenía como emblema ya la torre Eiffel, consiguiendo del jurado de certamen la «medalla de mérito». Entonces su estilo fue ya arrollador, recorriendo después los mejores teatros de Berlín (parece ser que la primera vez que la gaita asturiana snó por radio fue en una emisora alemana) y Londres, ciudad en la que grabará varios discos, y actuaría en la BBC volviendo para Asturias como el mayor de los triunfadores.
Después vendría la gira por América: Mexico, Puerto Rico, La Habana, Buenos Aires, Santiago de Chile y otras muchas capitales americanas se vistieron de gala para recibir con todos los honores al «más famoso gaitero que vieron los tiempos». En España también habría de actuar en Madrid, Santander, Sevilla y , como no, también en Asturias, como por ejemplo Xixón en 1909, donde consiguió cosechar uno de sus triunfos más clamorosos. Participaría en la Exposición Internacional de Buenos Aires en 1911 (donde frimaría contrato con una discográfica de Nueva York), la Universal de Barcelona de 1929 y en el mismo año, en la Iberoamericana de Sevilla. En aquellas décadas del siglo XX grabaría numerosos discos y llegaría a gozar del reconocimento de las más altas intancias, galardonado por Alfonso XIII y recibido en audiencia por la reina madre María Cristina, además de por el general primo de Rivera.
Se contaba de él que era asimismo capaz de improvisar canciones sobre la marcha, mientras tocaba, llegando alguna a ser muy conocida…
Tengo Cuatro Peruyales
todes cuatro dan peruyes
la que se case conmigo
comerá les más madures»
Tocaba y cantaba solo, pero de vez en cuando se hacía acompañar por José García, El Tambor de L’Abadía, con el que llegó a formar una pareja mítica, illegando a llevarle con él en algunas de sus giras. Interpertaba música culta y popular, festiva y solemne. En Cuba coincidió con el prestigioso tenor Caruso, al que igualaría en «caché». Fue un ejemplo más de saber ser asturiano y universal a la par, su vida como la de tantos otros nos enseñó que mirando por nuestras cosas se constribuye al enriquecimiento universal pues son patrimonio de toda la Humanidad
Luego de tantos años de intenso trabajo empieza a retirarse de los escenarios, una enfermedad coronaria le obliga también a ello, actúa públicamente por última vez en una fiesta minera y no mucho después, ya de forma privada, en una fiesta familiar en Cabueñes (Xixón) en la primavera de 1931. Aún tocará la gaita aquel verano, pero ya sin cantar, en la misa y procesión de la fiesta patronal de Llibardón, pero sin participar a posteriori en la romería popular, como tenía costumbre
Ramón García Tuero, El Gaiteru Llibardón, falleció el día 22 de octubre de 1932 en La Quintana d’Arriba, lugar de la parroquia que le dio su apodo definitivo. Su fallecimientos ocupó noticias de portada en la prensa de Madrid, como la del diario Informaciones, con una cabecera que decía «Asturias en su comarca de Libardón, se ha quedado sin su mejor gaitero». Por su parte el periódico de Xixón El Comercio publicaba… «Con él se va el último bardo, el verdadero caracter asturiano».
Desde su fallecimiento acá se le tributaron homenajes periódicamente (fueron importantes los de 1969, 1986 y 1994) y se reeditaron varios de sus discos. En el año 2007 fue designado como uno de los «20 asturianos más relevantes del siglo XX» en certamen popular a cargo también de El Comercio y realizado por internet. Aquel mismo año se conmemoró el 75 aniversario de su muerte con misa y ofrenda floral ante el panteón familiar del cementerio de Llibardón. Existe un centro de interpretación y todos los años la Asociación Cultural San Roque de Llibardón junto con el área de Cultura del Ayuntamiento de Colunga convocan el Certamen de Gaita Asturiana «Premio Gaitero Llibardón», y es que… como decíamos antes, «quien sabe», quizás si paramos en medio del camino de Sietes y ponemos la oreja orientada al Sueve, tal vez podamos aún sentir, en la inmensidad de estas montañas, los sones inmortales de la gaita del último juglar asturiano, resonando de risco en risco, de peña en peña,, hasta el más alto pico…»
Sigue el bello sendero de bien segada hierba
Y volvemos al camino hormigonado que dejamos en El Llagar del Curanderu
Saliendo de Perviyao, otro oratorio de ánimas
Es de estructura bastante diferente, al menos en su tejado, a los otros que hemos visto en esta ruta (Grases, Breceña, Sietes), y en el interior de su hornacina también hay un elemento distinto
Se trata de una cruz de madera con un Cristo pintado. En todas estas capillas es común ver ofrendas de flores y velas encendidas
Cerrado por una reja con candado se conserva relativamente bien, aunque la pintura se va borrando
No parecen vislumbrarse señales de policromía en las paredes del interior, pero sí de humedades
Desde el oratorio sigue la ruta, en ligera bajada, en un verdadero túnel vegetal…
Es un buen tramo con hermosa sombra en este boscaje de arbustos
Foto en invierno, con las cañas peladas y la hoja caída en las veredas
Más fotos de primavera…
Galería vegetal…
Pero prontamente salimos a campo abierto
Montes de El Beular, El Pedrosu y El Peralín, en Cabranes. Más lejos los Montes de Pesquerín y la Sierra La Bedular, al sur de Piloña, que llegan a los 1.075 metros en el Niañu, y a los 999 metros en La Rasa, o los 983 de La Escoba (983 m)
Llegamos pues a la carretera AS-332
Aquí continuamos a la izquierda hacia Anayo. A lo lejos volvemos a ver Xiranes, conceyu de Cabranes
A la derecha Peña Blanca (497 m), extremo este de la sierra de Peña Cabrera y Cotu Bellosu
Peñamayor, popularmente en la zona La Peña, es una importantísima referencia visual y geográfica del centro de Asturias, extendiéndose por los concejos de Nava, Bimenes y Llaviana: a la derecha vemos La Bobia (580 m), y a la izquierda La Campa Orosu (928 m), luego lo que es propiamente Peñamayor (1.144 m), Los Ortigales (1.048 m), El Picu los Galamios (1.268 m), El Picu’l Treme (1.223 m) y La Triguera (1.293 m), la máxima altitud
A la izquierda La Suriella (1.138 m), El Resellón (1.122 m), La Peña l’Aila (730 m), La Muezca les H,uentes (912 m), La Collá les H.uentes (948 m), y otros montes que cierran el desfiladero de Les Foces del Pendón
Más cerca, justo encima de estas casas de Xiranes, Cervera y, a lo lejos, La Coterúa, paso al valle del Piloña, del que vemos asomar buena parte del Monte Coya
Más allá de Xiranes y el Monte Collía (442 m), La Cumbre (486 m), a la altura de Torazu, también en Cabranes
Una garrapiella en un guardarraíl nos confirma la ruta a seguir…
Desde el cruce, la carretera inicia una bajada
Y esta es La Cuesta los Malatos, a la que ya nos hemos referido cuando hablábamos de la leyenda que atribuye la fundación de Sietes a los mismos, «siete casetines de siete leprosos»
A ella le dedicamos también un comentario en nuestro libro caminero:
«(…) La Cuesta Los Malatos, de llamativo significado, pues así se denomina a los leprosos, afectados de lepra, pelagra, Mal de la Rosa o de San Lázaro, una de las enfermedades más temidas de la antigüedad. No se tienen noticias documentales que testimonien la existencia de alguna malatería u hospital de malatos en Sietes en ningún momento de su historia, pero sí una tradición popular que dice que el origen de Sietes fueron siete casetas de leprosos (cierto es que se les hacía vivir en pequeños cuartos-vivienda), tradición a la que en principio no se le vislumbra ningún fundamento, ya que el nombre del pueblo está más relacionado con la palabra asturiana sietu, variante de setu (latín saeptum), según las informaciones del investigador Xosé Lluis García Arias en sus trabajos sobre toponimia asturiana…»
Y proseguimos:
«… No obstante sí podría guardar relación con los antiguos malatos de Vallobal, de los que habrá que hablar dentro de poco, pues por lo que sabemos andaban libremente por pueblos y villas, siendo fácil que se acercasen al mercado de La Villa caminando por aquí, por estos caminos, los mismos que ahora estamos pisando nosotros, solo que con una capa de asfalto. Tampoco sería raro que viniesen a Sietes, aún la gente mayor recordaba la celebración de ferias en Sietes por San Antonio que venían de tiempo inmemorial y que desparecieron»
En La Cuesta los Malatos curva cerrada a la derecha
Un cartel indica a los conductores la salida de la población de Sietes
Fijémonos ahora a la derecha
Abajo El Profundu o Espinadal, cerca de su nacimiento. A lo lejos Xiranes, parroquia de Graméu, en el vecino concejo de Cabranes, al sur de Villaviciosa, separado de Sietes por la profunda riega del Ríu Profundu, que nace en Fontelea o Fonte’l Teyu, al pie de la frontera de ambos conceyos y del de Piloña
Sus quintanas y lugares son Cerezaléu, Barbechu, El Beular, El Peralín, El Pedrosu y La Morguera. Realmente el linde concejil pasa por allí, por lo que se dice que alguna de las casas está en términos de Villaviciosa
A la derecha seguimos viendo Tarandines o Peña Blanca (497 m)
Y Fresnéu (423 m)
Viene ahora un tramo recto en bajada
En lo alto Los Llanones (497 m)
Con las obras de ensanchamiento de la calzada, que tanto duraron hace años, se ha ganado espacio para los coches, antes apenas podían cruzarse dos, pero no así para los peatones. Pese a que se solicitó y hubo intentos y reuniones, no se consiguió, ni siquiera planteando la mayor seguridad para todos, viandantes y conductores, en un momento en el que el Camín a Cuadonga ya estaba en pleno apogeo. Todo un error
Por ello, como tantas veces decimos en estos casos en este blog «no suele haber tráfico pero este pasa veloz», extrememos entonces las precauciones, no invadamos la calzada y vayamos bien pegados a la izquierda. Aconsejamos también llevar chaleco fosforito, sobre todo si se camina de noche o hay oscuridad, escasa visibilidad, etc.
Ni un centímetro se ha dejado para el peatón, que se ve obligado a invadir la calzada,con gran riesto para todos. Vayamos muy pegados a la izquierda
Empiezan ahora una serie de curvas, la primera a la izquierda
Caminamos por la cresta de un monte que da a dos valles…
A la derecha son los manantiales que dan nacimiento los ríos y regueros afluentes del Piloña, este a la vez afluente del Sella, que desemboca en el Cantábrico en Ribadesella/Ribeseya. A la izquierda los del Ríu Pivierda, afluente del Lliberdón, que desemboca en la Playa la Griega tras pasar por la villa de Colunga
Siguen las curvas…
Los eucaliptos cubren los antiguos prados de pastos, pero también hay algo de arbolado autóctono
Y muchos manzanales, como estos
Esplendor en la pumarada
Caminamos ahora en llano
Pero las curvas continúan. Escribimos de este tramo en El Camino de Gijón a Covadonga:
«Después de La Cuesta Los Malatos la carretera vuelve a lo llano, a través del monte repleto de árboles, ocalitos, brezu y felechu. También hay fayes (hayas, alguna grandísima), acebos o carrascos y más castañales, siendo normal encontrar grandes montones de troncos cortados a los lados de la calzada, de las grandes talas que se organizan cada poco tiempo en la zona»
Hay también grandes helechales.
Sigue el zigzag de la carretera
Largas matas de árboles y arbustos…
Y llegamos a Riegabona, lugar del que decimos en el libro…
«El lugar se llama Riegabona, por el que caminamos a la fresca en un buen tramo con sombra, donde los rayos de sol se meten entre los troncos y ramas formando unos efectos de difumino de luz como de cuento de hadas. Si por contra no tocan días de nube, el bosque rezuma humedad y niebla que baja de las profundidades de los ríos hacia los montes por donde vamos andando nosotros
Una vez más, precaución en la carretera y si se nos hace de noche, chaleco reflectante y linterna, pero contando entonces con la tranquilidad y quietud que se respira en horas nocturnas en una sensación sumamente placentera, difícil de explicar con palabras, ya que durante varios kilómetros no vamos a encontrar población alguna, salvo un par de casas de la aldea de Llares»
De este tramo comentaba además…«Más de una vez quisimos indagar por las pistas y caminos que se aventuran en la foresta, por si había una alternativa al asfalto para dirigirnos a Anayo. Lo cierto es que por más que buscamos no había nada mínimamente practicable, cuestas arriba que se llegan a perder en lo frondoso de la espesura, factible para exploradores que se abran paso a machete pero no para señalizar por allí una senda como esta: por eso, sigamos la carretera, al menos en llana y ancha, pese a los rodeos de sus curvas, vueltas y revueltas, al seguir la ladera de la montaña»
Enlaza con el camino una pista forestal, pero nosotros seguiremos por la carretera
Y ahora unos metros en recto en leve subida…
Pila de troncos…
Es común oír el sonido de las motosierras…
En Riegabona, cuando las grandes talas de estos monocultivos de espercies de crecimiento rápido para las papeleras, dejan el monte pelado, tenemos una buena perspectiva al norte, llegando a ver el mar, siguiendo el curso del Ríu Samartín que, al entrar en Colunga, pasará a ser formalmente el Pivierda. A lo lejos a la izquierda Samartín de Vallés. Abajo a la derecha la Peña la Sierra
Y más a la derecha, al este, mirando a El Cuetu, Fanu, La Cotariella y el Puertu Sueve, altos de Llares, El Cordel y La Llobera. Abajo laderas de Los Torneros
Explanadas preparadas para más pilas de troncos
Impera la ocalital…
En las curvas nos arrimamos bien al guardarraíl, viendo bien por si vienen coches, camiones, tractores…
Grandes desmontes resultado de los trabajos de ensanche
Una gran escollera a manera de muro de contención donde se han producido corrimientos de tierra o argayos, que alguna vez han cortado esta carretera
Un poco a la izquierda volvemos a ver Llares
Llares, barrio de El Cabañón. A lo lejos El Cuetu
Monte fácil de reconocer por su caseta y antenas
Aquí más cerca El Cordel y La Peña la Sierra, Llares abajo
Fanu y La Cotariella
Sus casas, como en muchos de estos pueblos, extendidas mayoritariamente a lo largo de un camino principal, este por la ladera del monte
Abajo a nuestra izquierda, si los eucaliptos no han crecido, veremos nuevamente una de las profundas riegas que forman el profundo valle del Pivierda y sus afluentes, en un paisaje parecido al que veíamos desde Riegabona
A la izquierda Samartín del Vallés y los Llanos de Lluexe
Arriba, otro monte llamado El Cuetu (454 m)
Y seguimos nuestro itinerario por la carretera
Posiblemente sea este de Sietes a Anayo el tramo de carretera más largo de la ruta…
Curva a la derecha
Montes de Los Llanones…
Curva a la izquierda…
Fijémonos ahora en un detalle muy importante
En esta riega, donde la carretera hace otra curva, es el paso de Villaviciosa a Piloña
Aquí tenemos las señales…
Dejamos Villaviciosa
Y ya estamos en tierras piloñesas de la parroquia de Anayo
Justo enfrente Llares, las casas del barrio El Campu, las más próximas a la carretera
Si en algún tramo, como este, no hay plantaciones intensivas de especies madereras de crecimiento rápido, puede contemplarse al norte un gran paisaje
Allí, justo entre dos quitamiedos en medio de otra curva, otro lugar de muy buenas vista si el monte está talado en la temporada que vengamos
De frente Llares
A la izquierda y bajo nosotros Los Torneros
A lo lejos, Sietes
En concreto es el barrio de Perviyao. A la izquierda reconocemos El Llagar del Curanderu y Casa Julia y Nicarnor, por donde salíamos hacia el oratorio de ánimas y la carretera por La Cuesta los Malatos
Un poco a la derecha y más abajo El Barrial
Casa y hórreo en un prado llano en medio de la campera
A la derecha de El Barrial, Comeñes
Más allá de Comeñes, al fondo, Piedrafita
Y a la derecha, de nuevo, Samartín, cabeza de la parroquia, bajo la impresionante hondonada del Ríu Samartín
Samartín y sus barrios, bajo Los Llanos de Lluexe y El Cuetu
Las mayor parte de las casas están apiñadas en la ladera
Con unos prismáticos podremos reconocer la carretera que baja hacia la iglesia, de la que tal vez reconozcamos el campanario
En la lejanía, brumas costeras en el litoral…
Visto el paisaje detenidamente proseguimos ruta hacia Llares: curva a la derecha…
Curva a la izquierda
Y en la siguiente curva Llares: El Campu
Aquí, hemos de decirlo, la carretera AS-332 fue siempre el camino señalizado para ir hasta Anayo, es bastante llana, si bien muy sinuosa al seguir la orografía de las laderas de Los Llanones y Fontelea. Dispone de muy buenas vistas hacia el Sueve y el Cantábrico y, su única pega, aparte del asfalto, es, recalcamos, la de no tener un arcén, senda, paseo o buena vereda para los peatones
Por ello, vamos a proponer, para los que deseen explorar otras alternativas, dejar un par de kilómetros esta carretera para entrar en Llares y tomar una ruta que, bajando a la capilla de San Rafael, sigue una falda boscosa bajo esta carretera y atraviesa la aldea de Faéu. Luego, después de una subida vuelve a la carretera a la altura de la Casa la Molinera. Insistimos en que no está señalizada y que tiene cuesta al empezar y al terminar pero, si se está bien de tiempo y fuerzas, presentaremos en la siguiente entrada esta posible opción para nuestro itinerario por la , entrada en Piloña del Camín Xixón-Cuadonga/ Gijón-Covadonga
LLARES, FAÉU, ANAYO Y BAJADA A BORINES POR LA RETUERTA (PILOÑA): HISTORIAS DE LA FUENTE SANTA DE FRESNOSA Y DEL PICU VIYAO. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN COVADONGA (11)
Plano de este tramo del camín
Tras salir de Sietes, los peregrinos del Camín a Cuadonga han dejado el concejo de Villaviciosa para entrar en el de Piloña por Llares, en la parroquia de Anayo, siguiendo la carretera AS-332, que es por donde sigue de siempre el camino oficial y señalizado. De todas maneras, como ya apuntábamos al final del capítulo anterior, vamos a hablar de un tramo alternativo, al menos para el primer par de kilómetros, que nunca ha sido hasta ahora señalizado y que, tal vez, pueda gustar a quien desee explorar nuevas opciones apartadas del asfalto
Para ello, al llegar a Llares dejamos la AS-332 para tomar este camino a la izquierda, que no es más que un tramo de la antigua carretera, A la que se le ha quitado esta antigua curva tan cerrada
Esta parte de Llares es conocida como El Campu, pues no en vano en un campo llano que, como un espolón, sobresale de la ladera de la montaña, asentándose en él las casas. A la derecha queda la carretera, es llana pero carece de arcenes o vereda peatonal, pese a que en su momento, cuando se ensanchó la calzada hace ya unos años, se había solicitado encarecidamente dado el continuo paso de peregrinos
En El Campu Casa Cándido, la primera de Llares que nos vamos a encontrar
Pasamos delante de sus rosaledas
Al final de esta cerca de madera tomaremos un camino a la izquierda que entra en este barrio de Llares
Justo aquí tomamos este ramal de entrada, a la sombra del texu
Las arboledas forman un gran arco vegetal y el camino sigue siendo llano. Al fondo, unas pomaradas
Esa parte es conocida como El Cabañón
Dejamos Casa Cándido y su jardín
Y en esta encrucijada iremos a la derecha
Pasamos hacia la que fue Casa Nieves
Tomamos aquí La Caneya’l Campu (caneya, como caleya, es calleja o camino rural)
Y empezamos a bajar bajo Casa Cándido, al pie de los altos de Los Llanones (497 m)
A la izquierda una explanada hace de auténtico balcón hacia Anayo, la cabeza de la parroquia
Anayo está en un collado que da vista a dos valles: aquí al del Ríu Pivierda, llamado en su curso alto Ríu Samartín
Al otro lado al del gran valle del Ríu Piloña, y enconcreto al de uno de sus afluentes, el Ríu Borines, que iremos viendo cuando lleguemos allí
Al pasar veremos la fachada principal de Casa Raigoso, con su corredor
Justo encima, al otro lado, va la carretera
A nuestra izquierda el profundo valle del Ríu Pivierda, cerrado al este por El Cuetu (653 m) y Monte Grande, que casi nos tapan. más allá, las más altas cotas del Puertu Sueve, donde asoman el Picu Pienzu (1.161 m), el Mirueñu (1.138 m) y Fontanielles (1.054 m)
Bajo El Cuetu, Pedraces, casería también de esta parroquia de Anayo
Aquí abajo La Obra, lo lejos, más al norte, Fanu, al pie del picudo monte de La Cotariella (451 m), en la parroquia de Lliberdón, concejo de Colunga, del que se canta…
Buen llugarín el de Fanu si nun fuera que la fueya cai en mui cuesta arriba y nun aguanta na tierra
La Caneya’l Campu sigue cuesta abajo a la sombra de les castañales
Y, según avanzamos, vamos viendo mejor parte de este valle…
La Obra queda desde aquí tapada ahora, pero disfrutamos de un gran paisaje de estas laderas de El Cuetu
El Cuetu es fácilmente reconocible por su caseta y altísima antena del repetidor
Y abajo Pedraces con sus caserías diseminadas en un rellano de sus laderas inferiores, a unos 350 metros de altitud, sobre el valle del Pivierda
A la izquierda, empinadas fincas que caen hacia las riegas que dan nacimiento al Ríu Pivierda
Y arriba en lo alto otras estribaciones del Sueve, por la zona del Picu Maladín (995 m)y Picu Tiegu (847 m)
Seguimos bajando…
Atrás arriba han quedado El Campu y El Cabañón, lugares de Llares
El topónimo tiene que ver con el plural de la palabra asturiana llar, si bien también se dice, sin ser incompatible con esto, sino todo lo contrario, que está vinculado a los lares, divinidades familiares romanas de origen etrusco, especializadas en diferentes cometidos protectores: los lares domestici del hogar, los lares compitales de las encrucijadas, los familiares de la familia, los rurales de la tierra, los viales de los caminos y viajeros, los urbanos de las ciudades, los permarini del mar, y los personales, una especie de ángeles de la Guarda
Y este es El Corral de Riba, que tal vez no veamos bien si la vegetación está crecida
Esta es una foto del mismo corral, cuando se limpia el terreno, esto es, se siega y se poda
El Corral de Riba es una vieja tenada o henar, que aún se sigue utilizando
Adentro está lleno de hierba seca, para el ganado
Seguidamente hay una bifurcación, en la que seguiremos a la derecha
Llaneando un poco pasamos una torre de la luz…
Y justo antes de empezar otra bajada tenemos una magnífica vista de la cabeza del valle, al pie de Anayo
Abajo El Bravial o Los Braviales, una casería en la ladera que cae hacia el río. En aquellas profundas hondonadas, donde alguna casería solitaria marca las olvidadas sendas a los antiguos molinos y pasos del río, existen leyendas como las de les xanes que se aparecían en el Prau L’Ayunal, o las del cuélebre de Bustiellu, al igual que las de las correrías del diañu o diablu burlón o las del paso de la güestia, recopiladas por el etnógrafo e investigador Alberto Álvarez Peña en su libro Lliendes de Piloña, como la que le cuenta y transcribe la vecina de Anayo Mercedes Cortina Coya:
«Venía Manolu Reigosu de Llares, del molín de Miguel, cola molienda al llombu, a les tres o les cuatru la madrugada, y sintió enriba d’él un pesu y comu si lu siguieren tras d’él arrastres, el casu ye que falaben munchu del Diablu Burlón, decín qu’apaecíase polos caminos de nuechi y claro, él contó que lo que tenía enriba yera el Diablu, y fue cola medrana dientru’l cuerpu ensin atrevese a mirar p’atrás, hasta que al llegar a casa y tirar el sacu al suelu vio qu’esi pesu qu’arrastraba yera un garabón, un gamayu d’un árbol que pol camín habíase-y engarrancháu al sacu»
Contra el diañu burlón Víctor Villar Pis en El Sueve, Una montaña con encanto, nos cuenta un conjuro para espantarlo si te encontrabas con él en esas soledades:
¡Jesús, María y José! Si yes el diablu de tí reniego, la cruz te fago mal añu pa ti mierda de gatu negru pal diablu vete pa La Peña» (lugar en la ladera norte del Sueve, apartado de aquí)
Las leyendas de seres mitológicos parecen recrear antiguas divinidades de las aguas y de la naturaleza, a veces también cristianizadas, al menos en el nombre, en advocaciones piadosas, como la famosa y cercana Fuente Santa, en lo más recóndito del bosque, a la que tanta gente acudía a tomar sus salutíferas aguas sulfurosas, buenas para la piel, bajando una gran cuesta de innumerables escalones desde Fresnosa, que vemos a lo lejos, en la otra vertiente, al pie de Anayo y el Monte Robléu (569 m)
Fresnosa, también en Anayo, era antaño pueblo muy famoso por ese manantial curativo de La Fuente Santa, llegando a haber en sus buenos tiempos, entre finales del siglo XIX y primeros del XX, tres fondas para alojamientos, la de Juan Pachu, la Fonda Víctor y la de José Nava y seis o siete casas particulares con derecho a cocina, para acoger a la gran concurrencia de los agüístas, que pasaban a veces largas estancias, incluso veranos enteros
Ahí vemos la capilla de San José de Fresnosa, del siglo XVIII, y la carretera que viene de Anayo. Aún la gente acudía últimamente a llenar botellas y llevarlas para casa. Este agua llegó a competir mismamente con la del Balneario de Borines, del que hablaremos cuando allí lleguemos
También vemos en Fresnosa la bajada a La Fuente Santa
La fuente está situada en la espesura de aquella riega, al pie de Anayo
Más acá, al pie de la carretera de Anayo, Culluenzu, otra casería que nos servirá de referencia en este recorrido
En Anayo, barrio de Caparea, destaca La Bolera, un chigre en medio de la encrucijada allí existente, por donde pasa el camino. A la derecha asoma entre los árboles la antigua escuela y, más a la derecha aún, la antigua Parrilla de Anayo, otro de los bares que hubo en el pueblo
A la izquierda de Anayo el Monte La Espina (527 m), a su izquierda el ya mencionado Monte Robléu (569 m), parte de las serranías de Monte Grande. En torno a estas montañas confluyen Piloña, Villaviciosa, Cabranes y Colunga
Siempre dando vista al este al gran valle del Pivierda, a la izquierda de Fresnosa volvemos a ver El Cuetu y Llaneces
Por allí por Llaneces baja La Riega Ablín, a dar sus aguas para nacer al Pivierda que, como nos dice Rafael Balbín en Los Molinos de Maliayo…
«… nace en términos de Piloña, muy cerca de la casería de Les Pedraces. El tramo inicial del río está caracterizado por una confluencia de riegues. Por un lado las del Capiellu y La Cuerriona, y más abajo la de La Toriega, que baja de Samartín, y las de La Capillona y La Cuerria, que bajan desde el barrio de Fanu. Hasta entrar en el concejo de Colunga, el río recorre unos cuatro kilómetros hasta llegar al pueblo de Arnín. Zonas de bosque en el tramo inicial, se convierten más abajo en vegas muy grandes hasta la zona de Colunga y más concretamente en la parroquia de Pivierda. Parroquia esta que antiguamente perteneció a Villaviciosa, y donde el río toma su nombre…»
Y más a la izquierda aún, también sobre el valle, otra vista de Fanu
Fanu y La Cotariella (485 m), donde los vecinos colocaron una cruz de madera sustituyendo a una más antigua, el lugar se hizo famoso gracias a una copla de aquel gran músico que fue Ramón García Tuero, El Gaiteru Libardón:
Fuisti a cortexar a Fanu estimárentelo muncho nun taba la moza en casa mandáronte sacar cucho
El lugar es mencionado en uno de los más antiguos documentos de la alta Edad Media asturiana, una donación del año 803 por parte de una tal Fakilo al monasterio de Santa María de Lliberdón
Pasamos ahora al pie de estas ruinas, la antigua Casa Pilar
Dando vista a Los Braviales, monte abajo, el camino hace un poco de descenso. Arriba, a la derecha de la collada de Anayo vemos los altos de La Venta (521 m)
Y a la sombra de la biesca…
Y Anayo, siempre en lontananza
Seguimos la bajada a la altura de la entrada a esta casa
Crecen las arboledas
Y poco a poco empezamos a llanear
Admirando en todo el momento el valle y las montañas que lo cierran por el este. Abajo, prados de Llares a Los Braviales
Con el Monte Robléu, El Cuetu y Fresnosa cerrando este verdadero circo de montañas
Bajo El Cuetu y a la izquierda de Fresnosa otra buena vista de Pedraces, donde Alberto Álvarez Peña recoge de un vecino, Miliu’l de Les Pedraces, otra historia del diablu burlón…
» Un paisanu de Les Cuerries, na Viña, venía de cortexar y subióse-y el dieblu enriba, y fue a caballu d’él pol camín. El paisanu diba con una medrana que nun se tenía, al llegar a San Pedro onde había una cruz nel camín, el Diablu esfumóse»
Llegamos ahora a una casa
Casa María, una referencia muy importante en este camino alternativo a la carretera
Y enfrente de ella hay un cruce…
Casa María, y en el cruce su capilla de San Rafael
En el cruce iremos a la derecha, tomando el Camín de Faéu
Y en un poco de cuesta pasaremos delante de esta capilla
Las capilla es del siglo XIX y de propiedad privada, vinculada a esta, la casona que fue de Rafael Alonso y María Prida. Es de planta cuadrada, con pórtico
Pequeño pero acogedor pórtico desde el que nos asomamos al altar
Una pequeña pero preciosa capilla rural, con buena reja de madera
San Rafael, santo del nombre fundador, preside el altar, junto con otras imágenes. Parece ser había una pequeña romería el 24 de octubre
Siempre hay flores y está bien cuidada
Atención al detalle de la que parece placa de su fundación
«A DE BOCION DE RAFael Alonso y Maria Prida»
Aparte la ortografía, pues no seguían los criterios actuales, parece se empezó a escribir la dedicatoria en mayúscula y, a partir de RAF, se pasó a minúscula
De la capilla pasamos al pie de Casa María, o así la llaman los vecinos que nos informaron, tal vez sea la misma fundadora de la capilla, junto con Rafael, o alguna descendiente
Hay unos bancos para sentarse en este lugar tan precioso y tranquilo
A la izquierda, cubiertos de zarzales y musgo, unos viejos asientos de madera
El camín se torna senda de tierra y hierba, pasando junto a esta cuadra o corral
Y el Camín de Faéu se torna senda boscosa de suelo de verde hierba
Suave bajada, nos adentramos en la agreste foresta…
Es el lugar de El Curuxéu, bosque sin duda y si el topónimo no miente, de curuxes (lechuzas, Tyto Alba)
Fresnos y castañales. Acaba la bajada y curva a la izquierda
Aquí pasamos sobre La Riega Llares
La Riega Llares con su pequeño curso de agua cruza el Camín de Faéu
Ahora un poco de cuesta…
La senda es ancha y la tupida vegetación forma en torno a ella un túnel en el bosque
El camino es ancho y no tiene pérdida, el antiguo, el empleado antes de la construcción de la carretera, la cual pasa monte arriba a nuestra derecha
Buen barrizal, pero así es la naturaleza, no tengamos miedo a un poco de barro…
Y ahora otro poco de cuesta…
La senda sigue la forma de la falda de la montaña…
Y se interna en esta mágica umbría del Camín de Faéu
Faéu, otro topónimo también bastante claro filológicamente, bosque de fayes (hayas), fayéu o hayedo, si bien realmente predominan los castaños…
Es sin duda un trecho recóndito y apartado, precioso en comparación con el duro asfalto carreteril
Paraíso de la flora silvestre y autóctona…
Los trayectos en penumbra alternan con ciertos claros, que nos permiten reconocer ciertas referencias
Como las alturas de Fontelea (567 m), frente a las que subiremos a la carretera
Hay rodadas de vehículos pues el camino da acceso a varias fincas
Entre el ramaje, en algún momento podemos ver el valle y sus montañas
El Cuetu a la izquierda, el Monte Robléu en medio y La Espina a la derecha
Bajo el Monte la Espina Bustiellu y Sobustiellu, en su ladera
Bustiellu y los parajes de la leyenda del temido cuélebre devorador: Esto es lo que le contaba al investigador Álvarez Peña la vecina de Colluenzu Amelia Huerta Alonso:
«En Bustiellu tuvieron los moros un castillu o un torrexón d’esos vieyos. Ellí cerquina p’abaxu ta Subustiellu y había unos furacos muy grandes comu del anchor del cuerpu d’un paisanu. Por allí entraben y salíen los Cuélebres, yeren unes culiebres grandísimes pero los paisanos mayores decíen que habíen criao ales y que marcharen esnalando pa la mar»
Los bosques de la mítica Fuente Santa. También Amelia le contaba a Berto Peña este conjuro para espantar a otro ente mitológico, el nuberu o genio de las nubes, para el libro Lliendes de Piloña:
«Escontra la truena quemábase lloréu benditu, facíase fuera casa una fumaza con ello y rezábase a Santa Bárbara. Decíen que cola truena veía el Nuberu, que yera un paisanón muy feu y barbudu…»
Y Fresnosa, acceso principal a estos lugares cargados de historia, leyenda y naturaleza
Fresnosa, «lugar de aguas sulfurosas y citas amorosas», con el barrio de Solagüerta
Es, además, un lugar muy pintoresco vinculado con el arte, escenario e inspiración de pintores, como los componentes del Grupo Niebla
La carretera pasa justo encima de nosotros, pero no la vemos desde aquí…
Otro ligero descenso en la senda…
Un inolvidable paseo por este Camín de Faéu
Y abajo otra curva…
Tupida vegetación en el hayedo
El fayéu en invierno, este lugar es conocido como La Poza’l Llagar, pues nos contaron que hubo un llagar de sidra, en el que se celebraban bailes
Y una fuente, La Fuentiquina
El musgo rezuma agua
Y en la curva otra subida…
La última cuesta para subir a Faéu
Cuando llueve encontraremos tramos de barro, pero insistimos, no tengamos miedo de mancharnos las botas
El camín en invierno
Y en primavera
Un último recuesto… por lo menos hasta llegar a las casas, que luego habrá otra subida para volver a la carretera
Las primeras casas de Faéu, otro de los barrios o lugares de Llares
Y en medio de ellas, sobre el camino, una panera
La Panera de Atonio’l de Robléu y Milagros de Samartín. a la derecha Casa Avelina
De frente Casa Josefa Pachu
El camín sigue a la derecha, subiendo
Y ya nos vio Adolfo, que nada más nos conoció sacó una botella de sidra y se dispone a descorcharla
Excelente bienvenida en Faéu, venimos a tomar con él unos culinos de sidra mientras admiramos la fachada restaurada, con su encantador corredor, de Casa Josefa Pachu
Adentro, su esposa, Ana María, hace la comida…
Nos enseñan que aquí tienen también su Cueva de Covadonga
Un santuario muy especial y buena alegoría en el Camín de la Santina
Antes de marchar, otru culín de sidra a manera de despedida…
Retomamos pues la ruta y volvemos a subir desde el cruce de la panera
Ante la gran fachada de Casa Avelina que mira al camín
Según avanzamos vemos también la fachada principal con dos corredores, el de abajo desaparecido
Pasamos, al subir, detrás del llagar y la vivienda d Casa Tino o Casa Milagros
La pista ahora nos llevará de vuelta a la carretera
Y volviendo la vista atrás reparamos de nuevo en el gran caserón que debió de ser en sus tiempos Casa Velina, con sus dos pisos de altura y dos corredores
La que debió ser en tiempos una buena casería…
De frente los altos de Fontelea (567 m), que a sus pies tiene, por la vertiente derecha, las fuentes del Ríu Profundu o Espinadal, afluente del Viacaba, que desemboca en la Ría de Villaviciosa y, en esta de la izquierda, mirando a este valle, surgen algunas de las riegas que dan agua al Pivierda
Desde Casa Tino o Milagros nueva vista a los montes de La Espina y Robléu
Abajo Colluenzu, encima Sobustiellu y arriba Bustiellu
Más paisajes de esta magnífico valle
Parajes de la Fuente Santa
Fresnosa y Pedraces, bajo El Cuetu y La Becerrera
Los barrios de Fresnosa, escalonados en la ladera que baja a La Fuente Santa. Allí acaba la carretera que comunica con Caparea. José Bernardo Llera Álvarez contaba así a Berto Peña otra historia de…
«Manolu, de Fresnosa, fue de mozu pa Cuba y enfermó d’asma. Esti Manolu tuviera munchu por Cueña llindiando y conoció ellí a un méndigu de Lliberdón que llamaben el Cuquiellu. Facíen chacueta d’él porque’l Cuquiellu emborrachábase y tal. Pero el casu ye que a Manolu, en Cuba, nun yeren a curalu y andaba d’hospital en hospital. Enteróse ellí de que’l Cuquiellu morriera pero él nun sabía cómu. Un día lleváronlu a un sitiu pa curalu, lleváronlu engañáu porque’l contó que diben llevalu a un mélicu, pero non. Entráronlu a un sitiu mui raru, comu si fuera una ilesia con una bancos atravesaos. Sentóse nunu d’ellos y a cada llau pusiéronse una mulata y un home y entamaron a falar n’altu y a pedir perdón por Manolu. Llegó un momentu en que la mulata taba falando con vez d’home y dixo l’tru paisanu: «Equí hai un quemáu». La muyer con voz de home entamó a quexase de Manolu, a decir que ficiera chacueta d’él en vida, y l’otru home venga pedi-y perdón pa Manolu y que lu perdonara, que yera xoven y tal y que lu sanara del asma, y la muyer venga falar y dar datos, hasta que Manolo dióse cuenta que lo que taba falando por boca la mulata yera l’ánima’l Cuquiellu. Tantu miéu-y entró que quitose-y el asma. Pa Manolu aquello fue Maxa Negra. En cuanto al Cuquiellu, n’efeutu, quedóse un día durmíu depués de chumase, nun prau, y pañólu’l fuéu qu’unos paisanos prendieren al rozu. Y ellí morrió, quemáu
Arriba, entre El Cuetu y el Monte Robléuasoman algunas estribaciones del Sueve, inconfundible por su blanca peña caliza. Debe ser el Picu Maladín (995 m)
Por los bosques que tenemos enfrente, donde está El Pozu les Xanes hay, o hubo, un camino que, saliendo de Faéu, comunicaba con la Fuente Santa y Fresnosa, pasando por Colluenzu, y también podía subirse a Anayo, intentamos seguirlo hace unos años pero, aparte que hay que pasar un cierre y atravesar una finca donde pastan caballos, al adentrarse en la arboleda se torna impracticable, sobre todo los últimos 50 metros antes de enlazar con la pista que comunica Colluenzu con Anayo. Por entonces, a base de ir desbrozando maleza a golpe de palo pudimos abrirnos paso y salir a esa pista subiendo a Anayo, pero si ya por entonces estaba impracticable, cómo estará ahora
Anayo está muy cerca, aparentemente parece que está aquí mismo, y lo realmente lo está, pero en línea recta, para llegar allí aún nos aguarda una carretera serpenteante por las faldas de Fontelea, dando a veces la impresión que, cuanto más te acercas, más te alejas
La Bolera y La Escuela siguen siendo perfectamente reconocibles
Fontelea sigue siendo por lo tanto nuestra inmediata referencia caminera, justo encima de nosotros
Pasamos justo al lado del tejado de las cuadras de la Casa Don Gervasio
Arriba estaba la tenada o pajar. Se metía la hierba seca por esa bufarda o buhardilla, con puerta que da al camino, hasta donde llegaba el carro, procedente de la siega
A la derecha de Anayo los altos de La Venta y Les Codes, por donde va la carretera que comunica con Santolaya, capital del vecino concejo de Cabranes
Seguimos por el recuesto, llegando a un cruce
De frente Casa María Carola. Por donde sigue el camino
A la derecha, en otra senda paralela que enlaza aquí con esta, Casa Fernando o Antonio Coya
Otra buena fachada de corredor que apreciaremos mejor al pasar delante de ella y dejarla atrás
Preciosas viviendas tradicionales de Faéu
En Casa María Carola se acaba el asfalto-hormigón, pero no la cuesta…
Aquí salen a recibirnos Marianita y Andrés
Y entramos hasta la cocina…
Están haciendo rica empanada…
Y en cocina de carbón…
Los pillamos con «las manos en la masa»
Los gatos acuden al festín de las sobras…
La calle pronto se llena
Y acuden más comensales
Nos despedimos de Casa María Carola y seguimos subiendo
Acaba la pista de cemento y volvemos a pisar la hermosa senda de tierra y hierba…
Este pequeño terreno llano de pradería es otro buen balcón sobre valles y montes
Excelente atalaya hacia Anayo…
El Pozu les Xanes, pozo de leyendas de ninfas y encantos en el antiguo camino a La Fuente Santa
Más arriba Anayo
Y más allá, en días claros, veremos las más altas cimas del Cornión, el macizo occidental de los Picos de Europa, la celebérrima Peña Santa, que nos orienta Camín a Cuadonga
El pavo nos persigue…
Al guardián de la quintana no le agrada tanto nuestra presencia
Y escapamos cuesta arriba
Pasamos unos cobertizos y seguimos subiendo
Toda rosa tiene sus espinas y todo lo bueno cuesta, nuestro tributo por este bello paseo hacia Faéu es esta subida, corta pero bastante empinada
Los árboles nos ofrecen al menos buena sombra y frescor
Salimos a las fincas
Arriba, a la derecha de Fontelea, una casa
Casa la Molinera: ahí está la carretera
Un último repecho…
Y llegamos a la carretera, donde hay unas antiguas naves de ganado
Aquí se acaba la cuesta
Aquí salimos a la AS-333, popularmente la Carretetera Anayo, y seguimos por ella
Caminamos en llano y en recto
Si nos fijamos veremos abajo el camino que exploramos hace tiempo, que se adentra en las tupidas y cerradas arboledas del Pozu les Xanes. Más allá los prados de Colluenzu, escenario de leyendas de xanes, tal que esta que nos transmite Álvarez Peña, contada también por la vecina Amelia Huerta…
«En Cuyuenzu, nel prau La Llunal, había unes cueves y ellí vivíen les xanes. Decíen que yeren muyeres con unes guedeyes y unes sayes muy llargues. Metíen mieu a los neños y a los chavales con elles, Naquel prau había unes riegues y decíen qu’ellí andaben les xanes»
La carretera, entrando en Anayo, entre La Parrilla y La Escuela, con los neveros del Cornión en la distancia, los indómitos Picos de Europa… «a los que antes subirán las aguas del mar que las armas de Roma»
Nueva panorámica de las montañas desde La Espina y Robléu hacia Fresnosa y Pedraces bajo las faldas de La Becerrera y El Cuetu, lugares de Pandiellu, Les Cuerries y La Viña, topónimo este que refleja la existencia de viñedo en siglos pasados. A la izquierda Les Pedraces
Más arriba de El Cuetu, el Picu Pienzu, el Miruenu o Miruellu, Fontanielles y La Palombera, Les Peñes de Maladín…
La niebla viene y va de las cumbres. Por eso se dice, como augurio de lluvia, que «si el Sueve pon la capa garra la tuya y escapa»
Nuestra referencis visual ahora es Fontelea, bajo cuya cima sigue la sinuosa carretera
Salimos así de Llares…
La niebla, entre El Cuetu y Robléu
Asoma por allí nuevamente en Picu Maladín…
La AS-332 es toda ella un auténtico gran mirador, que nos ofrecerá nuevos panoramas según vayamos avanzando
Fontelea y su boscosa cima. Pasando la Casa la Molinera, la carretera realizará una larga serie de curvas por sus faldas, antes de llegar a Anayo
Como ya hemos dicho no hay arcén pese a que en su momento, con el proyecto de ensanchamiento aún sobre el papel y los peregrinos pasando en pleno esplendor del camín, se planteó pero no se hizo realidad, dejándonos inexplicablementeexpuestos al riesgo, sin espacio para caminar seguros entre la calzada y el guardarraíl, tal y como estamos viendo, por lo que rogamos máximo cuidado, ya que aunque no suele haber demasiado tráfico normalmente, este pasa a una cierta velocidad
A la izquierda la carretera que comunica Anayo y Fresnosa, por las faldas de La Espina. A la derecha empieza a asomar un pico muy característico y peculiar del Sueve
Es el Cuetu Ordiyón, que con sus 717 metros de altura es el llamado benjamín del Sueve por su tamaño, pero que con su forma peculiar y su cierta separación de los demás picos, le hacen ser muy fácilmente identificable
Su forma cónica y sus peñas destacan sobre los tejados de Anayo
Y así, sin pérdida posible, vamos recorriendo los pocos kilómetros que nos aguardan hasta Caparea por la carretera
Bordeando las faldas de Fontelea
Y admirando siempre estas grandes perspectivas montañeras
Vamos así dando la vuelta sobre esta cabecera del valle del Ríu Pivierda
Vemos ahora desde otro ángulo Bustiellu y Sobustiellu a la derecha, Fresnosa en medio, y Pedraces a lo lejos a la izquierda
En Lliendes de Piloña Alberto Álvarez Peña, nos relata esta leyenda que le contó el vecino de Anayo José Bernardo Llera Álvarez:
«En Casa Fina, en Fresnosa, taba una muyer enferma, llamábase Ángeles, y nun yera del tou normal, tenía dalgún poder raru. Mandaron a un paisanu -Manolu- a por melecina pa ella y p’atayar tiró pol monte’l Robléu, al venir, un pocoñín enantes de llegar a La Viña, oyó que lu llamaben: «Manolu, Manolu». Entraron-y munchos respigos, pero él siguió caminando y parose en casa d’unos paisanos a conta-yos lo que-y pasara, dempués de serenase siguió pa Fresnosa, pero cuando llegó cola melecina la muyer ya taba muerta y morrió llamándolu: «Manolu, Manolu»
Otro lugar de gran interés paisajístico viendo ahora la longitud del valle de sur a norte, hacia el mar
Los Braviales
Llares; abajo Casa María, arriba El Cabañón
Y continuamos ruta carretera adelante
La carretera serpentea por la ladera
Pasamos junto a una pequeña explanada….
Otra perspectiva de Anayo a la izquierda
Vemos en Anayo, en primer término, la antigua escuela, restaurada para usos vecinales. Ahora el Cuetu Ordiyón queda a la derecha y sobre las casas veremos el Picu los Cuervos (681 m) y el Picu Ovines, separados del Ordiyón por la Collada Campucima
Los altos de La Venta, por donde hemos dicho que va la carretera que comunica Anayo con Santolaya de Cabranes por Xiranes
Un poco de pradería en la vereda
Hierba alta antes de las siegas de junio
Curva a la izquierda
Otro zigzag, al fondo las cimas del Sueve
Atención en esta otra campera
Esplendor en la hierba…
Una gran roca se ha instalado a manera de monolito o menhir
El mismo lugar segado, un sitio perfecto para descansar unos instantes
El peñón caminero…
Apuramos el paso carretera adelante…
Una curva de la antigua carretera
Último tramo antes de Anayo
Está cerca pero aún quedan varias revueltas
Nos asomamos al guardarraíl
Anayo, a un paso. abajo vemos subir (o bajar) el Camín de Colluenzu, a la izquierda el Monte la Espina, con antena en lo alto. Más a la izquierda el Monte Robléu
Y El Cuetu en Monte Grande
Si se disipa la niebla, entre El Cuetu y el Monte Robléu veremos las cimas máximas del Sueve: el Picu Pienzu (1.161 m) a la izquierda y el Picu Miruenu (1.137 m) a la derecha y algo más cerca. A la izquierda El Potril (981 m), Fontanuelles (1.054 m), La Palombera (1.042 m)…
Abajo el Camín de Colluenzu
Arriba a la izquierda Bustiellu, solar de cuélebres alados
La quintana de Bustiellu con su panera
Más abajo Sobustiellu
Camperas de historias y leyendas transmitidas durante generaciones
Nacimiento de las fuentes del Pivierda…
Arriba la carretera llegando a Caparea, con La Escuela y La Bolera. Arrina el Picu Maladín (995 m) con La Cruz de María Mingo (772 m) a sus piés y La Cueva’l Quesu. Más a la derecha y distante el Picu Tiegu (847 m)
Y una curva más antes de Anayo
Nuevas referencias visuales a nuestra izquierda
La ladera de Los Llanones, que cierra el valle por el oeste
Los Braviales, La Obra y El Cabañón, en Llares. Al fondo Samartín del Vallés (Villaviciosa), del que mucho hemos comentado en el capítulo anterior, camino de Sietes
Seguimos paso a paso carretera adelante
Grandioso balcón natural…
Abajo nueva vista de Bustiellu y Sobustiellu con Pedraces a lo lejos. Fresnosa queda tapada por la ladera
Impresionante panorámica de la cabecera del valle hasta el mar
Abajo Colluenzu de Baxu
Por allí estuvieron el Molín de Francisco y el Molín de Maladín, de los que cuenta Rafael Balbín Loredo en Los Molinos de Maliayo:
«La vinculación del Molín de Francisco a un barrio o a otro no está del todo clara, ya que este molino se encuentra en la linde entre Villaviciosa y Piloña. Está situado en la desembocadura de la Riega de la Cuerriona y daba más servicio a los vecinos de la parte de Anayo y Fresnosa. Su conservación se limita a un estado de ruina y la mayor parte del año está tapado por la maleza. Lo mismo pasa con el Molín del Maladín, aunque este acabó derruido todo entero»
El río avanza hacia el norte y, al entrar en Villaviciosa, pasa a ser conocido como Ríu Samartín, donde molieron el Molín del Nurusiellu, el del Piqueru o de La Casería, el Molín de Losa, el del Sangredal, el del Beneficiu y el Molín de la Frocenti, para pasar a Colunga en Pivierda, de donde recibe el nombre con el que se le conoce de allí, donde está el Molín de Fernando y, áun más allá, los de Miyar, Vicentón. Agüera de Baxu y La Ferrería. Luego se une al Lliberdón en Puente Agüera, río que desemboca en la famosa Playa de la Griega
Y allí en lontananza, al lado del mar, Lluces, concejo de Colunga, que extiende sus barrios linealmente a lo largo del camino que, que de este a oeste, recorre su rasa costera, La Rasa de Lluces
De noche pueden verse perfectamente los destellos del Faru Lluces o Faru Llastres, también escenario de la célebre serie televisiva Doctor Mateo
Más a la izquierda el monte de Los Llanones (497 m), por cuya frondosa ladera viene el camino que hemos seguido desde Llares
A la izquierda El Pozu les Xanes
Más arriba Los Braviales
Caminamos por la carretera
Ya tenemos Anayo de frente
Si nos fijamos asoman las instalaciones de la bolera que da nombre al bar, ahora oculto desde aquí
Preciosidad de árbol
El camín dibuja una recta y sigue siendo llano
Un poco de curva en el tramo antes de las casas de Caparea, donde ya se prohíbe adelantar a los conductores
Señales de entrada en Anayo
El monte La Espina siempre de frente
Pasamos el kilómetro 15 de la AS-332
A la izquierda otro paisaje de Bustiellu
Quintana solitaria al pie de Anayo
Ahora vemos mejor su fachada delantera, orientada al sur, y su panera
Sobustiellu, en las profundidades de este valle de xanes, cuélebres, diaños y nuberos
Samartín en la lejanía, cabeza de la parroquia villaciosina de Samartín del Vallés, a la que pertenece Sietes, pueblo del camino
Al fondo, al norte y en la distancia, más allá de Los Llanos de Lluexe, los montes de Les Ganciaberes, El Cayu y San Feliz
San Feliz pertenece a la parroquia de Rales, en Villaviciosa, situado entre los lugares de La Pría, El Cayu y Castañera, por donde las riegas de Ñadales y Merrominga caen al Pivierda
Por allí pasa la carretera VV-12, la carretera Puente Agüera, paso del Pivierda y comunicación directa con Colunga
Aquí debajo nuestro, en las profundidades, otra perspectiva de Colluenzu. En las cercanías, en el llamado Caleyu Xenxu, hay historia de fantasmas, la temida güestia o procesión de ánimas, tal como contaba Amelia Huerta Alonso a Berto Peña, plasmándolo este en Lliendes de Piloña:
«… había mieos de los d’enantes, decíen qu’arrastraben cadenes y qu’al pasar por ellí respingábense los pelos»
También vemos la fachada principal de la casa
Arriba Llares, con sus diferentes barrios y lugares, también reflejados en ese gran libro de leyendas de Alberto Álvarez Peña:
«En Llares andaben la Gaspara y el maríu escargatiando siempre, encenegaos nun tesoru, pero nada alcontraron»
Abajo El Bravial… .
A lo lejos y más arriba aún El Campu y El Cabañón, en Llares, donde dejamos la carretera. Debajo se reconocen El Corral de Riba y las ruinas de Casa Pilar (junto a la torre eléctrica), así como La Caneya’l Campu y el camino que baja a la capilla de San Rafael
Más allá y encima de Llares vemos Sietes. con Comeñes abajo a la izquierda, en medio el centro de la población, por donde pasa la carretera, y arriba a la izquierda El Campón, por donde viene el Camín a Cuadonga desde Buslaz por el Monte Tandión
Más a la izquierda sigue la carretera y, bajo ella, por estas casas de más abajo, empieza el Camín de Faéu
El tejado de abajo es el de Casa María, la de la capilla de San Rafael
El Camín de Faéu, que avanza por el bosque en la falda de Los Llanones
Y Faéu, bajo la carretera
A la derecha Casa Josefa Pachu, por donde entrábamos en Faéu, y a su izquierda Casa Tino o Milagros. detrás el alto corredor de Casa Velina. A la izquierda, en la fila de las casas de arriba, la de María Carola, por donde subíamos a la AS-332. Arriba la carretera viniendo de El Campu de Llares por La Poza Santiago.
Las casas de abajo a la derecha es por donde sigue la senda hacia El Pozu les Xanes. Esa blanca en primer término es Casa Don Gervasio, casona que contaba, con capilla propia, dedicada a Santa Bárbara, cuyas ruinas, de piedra, están tapadas desde aquí por el árbol sito a la izquierda
La cuesta a la AS-332 desde Casa María Carola
Más a la izquierda la Casa la Molinera, por donde salíamos a esta carretera. Al fondo los montes de Cabranes. Gonzalo Cortina Huerta, otro informante de Alberto Álvarez Peña, contaba que…
«Ente Llares (Piloña) y Xiranes (Cabranes) contaben que taba’l prau Salvolla, ellí decíen qu’una vez echóse una vaca a dormir y salió pinta del llau que taba echada, de la color del oru, mariella, La xente decía que yera porque nesi prau había una mina d’oru y fartucáronse d’escargatiar pero nada alcontraron»
Estos paisajes son una continuidad de la zona montañosa de la rasa costera a partir de la Ría de Villaviciosa, pronto entraremos en otro entorno, en de los valles interiores, que darán pie a otros panoramas, al sur
Tras de nosotros han quedado ya los altos de La Venta
Vemos la casa arriba, en el monte
Con amplia galería mirando hacia el Sueve
Última curva antes de Anayo
Cruce con el camino que comunica con Colluenzu y llegamos a las primeras casas de Anayo por el barrio de Caparea: a la derecha La Parrilla, en medio La Escuela, y a la izquierda La Bolera
Aquí pasaremos de los montes sobre el valle del Pivierda a los valles del Piloña y sus afluentes
Las antiguas escuelas fueron por fin rehabilitadas como local social tras muchos años de espera, inaugurándose en febrero de 2018
Al fondo Casa Benino: seguimos la carretera toda de frente
En medio, en el cruce, iremos a la derecha, recomendando cruzar de frente en ese momento
A la derecha La Parrilla, antigua Casa Benito, donde, como su nombre indica, abría sus puertas hasta hace años la popular Parrilla de Anayo, famosa por sus costillas
Se conserva una placa, de piedra tallada, en la fachada, al lado de la puerta
Y es que esta acera es un verdadero balcón natural sobre el valle del Piloña
Prados abajo la iglesia parroquial y las casas de El Caneyu, por donde bajan camino y carretera
Volvemos a ver a la izquierda el Cuetu Ordiyón, en el Sueve. A su derecha y en el medio de la foto (855 m)
De la iglesia asoma la torre entre las casas de El Caneyu. En la distancia, una vez más, los Picos de Europa
Su torre divisa el Cornión con la siempre impresionante Peña Santa (2.596 m), picachos que nos orientan pues a sus pies se guardan valles como el de Covadonga, y de los que tanto hablamos, y volveremos a hablar, desde los momentos iniciales de esta travesía, en el Altu la Cruz, bajada a Niévares
Seguimos por la acera y su paseo de farolas
A la izquierda el bar
La Bolera, en el cruce de las carreteras que van a Fresnosa, Villaviciosa, L’Infiestu y Colunga, parada de viajeros, montañeros de las rutas del Sueve y peregrinos
Atrás está la bolera que le da nombre, La Bolera de Anayo
Bancos y contenedores
Tras el segundo banco otro elemento muy importante
En la acera, un monolito con una placa metálica nos orienta geográficamente
Nos señala y orienta de lo mucho que podemos contemplar desde este verdadero mirador
Orientación norte-sur-este-oeste desde Anayo
Y los hitos geográficos
A sur una vista de gran parte del valle del Piloña
Primeramente a la izquierda vemos ahora La Peña (393 m) con La Cuesta Miyares
Una casa de El Caneyu tapa casi toda la iglesia, pero con visibilidad se ven La Cuesta Bodes y El El Reborión, cerrando el valle por la zona de Parres. Asimismo siguen destacando los Picos de Europa
«La primera alusión a la existencia de glaciares en Picos de Europa la realizó Casiano de Prado a mediados del s. XIX (Prado, 1860). En su exploración del macizo, y con motivo de su ascensión a la Torre del Llambrión en el verano de 1856, observó la existencia de una masa de hielo en su circo norte. A pesar de que Prado no utiliza el término glaciar, y utiliza incorrectamente el de nevero, su descripción es muy expresiva, haciendo referencia a la estratificación de la masa de hielo, así como al cambio en las características líneas de flujo del glaciar, en función de la pendiente, y que se tornan convexas en su parte inferior. Prado asemeja este cuerpo de hielo a los glaciares estudiados en los Alpes, aboga por su carácter perpetuo e intuye su antigüedad. Junto al glaciar del Trasllambrión, en su narración, menciona la existencia de otros cuerpos de hielo, acertada en el caso de los de la cara norte de la Torre de Cerredo y de la cara norte de Peña Santa, errónea en el caso de Peña Vieja, donde no se han encontrado huellas morfológicas que prueben la existencia de un glaciar en época histórica»
L
Y prosigue:
«A finales del s. XIX, conocedor del relato de Prado, el Conde de Saint Saud comienza sus reconocimientos topográficos y actividad montañera en el macizo. En sus primeras publicaciones de 1893, 1894 y 1895 (Saint Saud, 1922), aunque no los estudia en detalle, en la descripción de los itinerarios de ascensión a las principales cumbres, observa y constata la existencia de pequeños glaciares bajo la pared norte de la Torre de Cerredo y de la Torre del Llambrión, en el Macizo Central, y de Peña Santa de Castilla y la Torre de Santa María, en el Macizo Occidental. En este último, además, menciona la existencia de grietas sobre la superficie del entonces glaciar de la Cemba Vieya. Los testimonios más fiables coinciden con aquellos aparatos que son recorridos en los itinerarios de ascensión, como en el caso del glaciar Trasllambrión, o reconocidos de cerca como en los casos de los glaciares de la Cemba Vieya y del Jou Negro. Por el contrario, los glaciares de la Forcadona y de la Palanca, alejados del itinerario seguido por Saint Saud en sus reconocimientos, carecen de alusiones directas»
También informa de los estudios de Albercht Plenck:
«A finales del s. XIX, el geógrafo alemán Albrecht Penck recorre y estudia los principales macizos de alta montaña del norte peninsular. En su trabajo titulado Die Picos de Europa und das Kantabrische Gebirge (Penck, 1897), se trata un tema de notable interés para el autor al reconocer la existencia, a pesar de su altitud moderada en comparación con otras áreas de montaña españolas y europeas, de pequeños glaciares en las topografías más favorables, y bajo las paredes norte de algunas de las principales cumbres: Torre de Cerredo, Torre del Llambrión, Torre de la Palanca, Torre de Santa María y Peña Santa de Castilla. La ausencia del glaciar de la Forcadona en su alusión, al igual que en el resto de los testimonios históricos, puede deberse a que dadas sus particulares condiciones topográficas, pudo estar cubierto de nieve, y por tanto oculto a la vista»
Y también, por supuesto, Hugo Obermaier:
«Casi dos décadas después del trabajo de Penck (1897), un alumno suyo en la Universidad de Viena, Hugo Obermaier, realiza el primer estudio sobre el glaciarismo cuaternario de los Picos de Europa (Obermaier, 1914). En un apartado inicial, que titula notas preliminares, niega explícitamente el testimonio histórico de Casiano de Prado y Saint Saud sobre la existencia de glaciares modernos en el macizo, y sorprendentemente pasa por alto el trabajo de su maestro. Obermaier podría estar en lo cierto, y que estos pequeños glaciares hubieran tenido una rápida respuesta ante los cambios climáticos ocurridos desde finales del s. XIX, tras el final de la Pequeña Edad del Hielo, de forma que para principios del s. XX, cuando realiza su estudio, algunos de estos glaciares podrían ya haber desaparecido o quedar reducidos simplemente a neveros y heleros carentes de dinámica. Por el contrario, también es cierto que su estudio se centra en el glaciarismo cuaternario y, a pesar de la calidad y mérito de la investigación, que serviría de punto de partida a los estudios de glaciarismo posteriores, no trata las fases glaciares más recientes restringidas a la alta montaña»
Este fenómeno glaciar lo enmarca el autor dentro de la Pequeña Edad del Hielo, que la define así: «A lo largo de la historia, el clima de la Tierra se ha caracterizado por sus constantes cambios, con fluctuaciones de escala temporal variable. El último de estos períodos con repercusión a escala planetaria, y que antecede al calentamiento global que estamos viviendo en la actualidad, fue la denominada Pequeña Edad del Hielo. El término Pequeña Edad del Hielo es utilizado para describir un período de tiempo, entre el s. XIII y mediados del s.XIX, caracterizado por un recrudecimiento de las condiciones climáticas con repercusión a escala global, y que supuso, en todos aquellos lugares con unas condiciones adecuadas para la existencia de glaciares, un avance y pulsación de los mismos, con fechas correlacionables entre las distintas áreas de montaña del planeta, enmarcado entre los s.XVI y XIX»
Desde aquí divisamos el valle del río Borines y sus afluentes, cerrado al sur por las sierras Abedular, Pesquerín y Ques, al otro lado del Piloña, abarcando la vista hasta los altos picachos de la Cordillera Cantábrica en Ponga y Amieva, llegando a verse la Collada Moandi, paso a Sellañu y Ponga, así como picos como el Pierzu (1.552 m) o el Tiatordos (1.950 m), Peña Ten (2.142 m), el más alto de la zona exceptuando los Picos de Europa, y Pileñes (2,020 m), existiendo el cantar:
Ten y Pileñes vaya par de peñes Peña Ten pa les cabres pa les oveyes Pileñes
De frente a nosotros, los valles de los ríos de la Cuesta Villar y Pintueles, afluentes de Borines y este a la vez afluente del Piloña, cerrado al sur por La Cuesta Cayón o Sierra del Pinu
Más allá, al otro lado del Piloña, a la izquierda de la foto es el Picu Priede (619 m), que se alza entre los valles de los ríos Tnedi y color. A la derecha el Picu los Foyos (691 m) en la Sierra de Pesquerín y, encima y más lejos, la cónica Peña Fresnéu (962 m), que tiene abajo a su izquierda la Collada Moandi (651 m), paso entre Piloña y Ponga. Esta collada tiene a su izquierda Fontecha, con la Peña los Cuadrazales (1.056 m) y Peña Soleyera (1.032 m). Encima, más lejos, es el Picu Pierzu, entre Amieva y Ponga. Más en la lejanía las montañas de Los Beyos y los puertos de la Cordillera, hacia Peña Ten
Admirando este paisaje montañoso, nos llega a la memoria la canción La Pongueta, del grupoFelpeyu
Pela baxada a Sellañu
dibes dexando la vida
pendirriba penidbaxo.
goxes macones y paxos
de Cazu pa Les Arriondes
Pela baxada a Sellañu
nun requexu, Ponga entero
pendirriba pendibaxo
el to saber na to fala
y un fardaxáu de llamentos
Nun sé qué viera nes sayes
que de neñu d’envolvieran:
señardá, besos y ciñu
mimos, calor y conciencia
Faigo por vete
peles calles, nos lletreros
y na fala de los vieyos.
Faen por borrate
de los mio güeyos y manes
pero nun son quién a ello
La Cuesta Cayón tiene la cresta de su cima plantada de pinos y eucaliptos, hay además pastizales y un área recreativa donde se celebra en agosto una gira o comida comunitaria popular en ambiente de fiesta. Su cima es el Picu Fariu (557 m) y al otro lado están Biedes, zona de túmulos, y Argandenes, con un importante castro astur, así como la villa de Infiesto/L’Infiestu, la capital del conceyu, que por poco no vemos desde aquí
Más allá, al otro lado del calle del Piloña, la Sierra Abedular o Beular con La Coroña (757 m), Sopiedra (941 m), El Beular (873 m), La Olla (867 m), y otras muchas alturas que llegan hasta los mismos puertos de la cordillera
Aquel picacho o conjunto de Picachos podría ser Peña Ten (2.142 m) pero no estoy plenamente seguro
A nuestra derecha más casas de Caparea, verdadero mirador sobre estos valles y montañas, con la pendiente y alargada Cuesta Cayón justo enfrente y las mencionadas sierras entre Piloña Parres, Ponga, Amieva y Casu, con sus puertos y accesos a la meseta hacia Valdeón, Sayambre y Riañu
Aquí, poco más allá de Caparea, el Picu Viyao (575 m), atalaya también sobre el valle. Su altitud y su llamativa forma cónica harán de él una importante referencia visual y geográfica en nuestro camino de bajada a Borines. En lo alto hay señales de un recinto defensivo, para unos castreño, para otros romano, pero poblado en la memoria popular por los fantásticos moros, término que designa tradicionalmente no exclusivamente a árabes, musulmanes, etc. sino a todos los pobladores antiguos, sobre todo los prerromanos o precristianos. Este castro está relacionado con explotaciones mineras
Así Alberto Álvarez Peña recoge en su libro Lliendes de Piloña testimonios como los de Ismael Pérez, El Profe, que decía…
«Nel Picu Viyao hai un castru, que llamen el Castru’l Picu Viyao. Güei ta cubiertu rozu y namás que vense unes cárcobes en cruz por onde diba’l castru. Ellí cerquina hai una fonte que llamen de los moros y ellí yera onde los moros llevaben l’oru que sacaben de la montaña»
Ciertamente el castro estaba vinculado a explotaciones mineras. Otro informante, José Manuel González Cantora, afirmaba además que…
«Los moros anduvieron por Pintueles, Argandenes y el Monte Cayón, En Pintueles hai una fonte que llamen La Fonte los Moros. Nel Monte Cayón dexaron munchos tesoros guardaos y al marchar decíen «Cayón, Cayón, que ricu yes y qué tontos son» porque la xente nun diba ser quien a dar col oru que dexaben ellí cuardáu»
«… se recomienda echar un vistazo al amplio panorama que se admira desde el pueblo, verdadero balcón natural que se asoma al sur a los valles de Piloña y aún más allá, a las indómitas altitudes desnudas, de peña caliza gris, de Los Picos d’Europa, santuario de los dioses de Piedra. Un mojón indicador de alturas nos señala los puntos más importantes que podemos contemplar: la Mota Cetín, Peñasanta, Cantu Cabroneru, Santa María d’Enol, Torrecerréu, Picu Pierzu, La Collada Moandi, El Monte Cayón, La Sierra Ques, y aquí más cerca El Picu Viyao, donde parece estar localizado un castro o fortificación astur, paraje dado a los dichos sobre tesoros escondidos o ayalgues
Resumiendo, vemos los cordales y sierras de Piloña, Parres y parte de Ponga, Amieva y Cangues, más El Cornión o macizo oriental de Los Picos d’Europa, parte de Los Urrieles o macizo central y una porción de Andara o macizo oriental, junto con una pequeña parte del Sueve (El Monte Robléu aquí nos lo tapa). Pero esto los montes, porque si miramos abajo al valle, tenemos las llanadas, cuetos y lomas de Pintueles, San Román, Borines, Vallobal y Miyares, decenas de caseríos, pueblos, aldeas que se encuentran esparcidos por todo este vistoso y amplio entorno
Bajo El Picu Viyao, acá a nuestra derecha, tan picudo como un cono, se ven las casas del pueblo del mismo nombre. Un poco más allá están Cadanes y La Cuesta Cayón que sube a este monte, sencillo de identificar por sus antenas y que es buena referencia para saber que detrás de él está L’Infiestu, la capital del conceyu. Luego, hacia la izquierda, al pie de las primeras estribaciones del Sueve por su zona suroccidental, se divisan perfectamente Vallobal y la entrada de Miyares, próximas metas de nuestro viaje. Más al sur, aunque no se ven, casi se adivinan, la carretera nacional N-634 y Villamayor y tras ello, infinidad de colinas, Moñes, Los Montes de Sevares, Pesquerín, etc.etc.etc»
La ruta, a partir de Anayo sigue aún un buen trecho por la AS-332
Poco más allá de la iglesia está el cruce con las carreteras a la capital del concejo y a Colunga
Antes de seguir podemos hacer parada en La Bolera, una de las paradas históricas del Camín a Cuadonga, antiguo chigre-tienda de pueblo, que se sabe existía al menos desde los años 30 del siglo XX y que adquirió en su día Luis Torre, con la idea de que fuese para uno de sus hijos, el cual al final no se decidió a encargarse de él, pero su hija Zulema Torre Camblor, Zule, justo tras casarse con 21 años con Juan Toraño Marinas y estar mucho tiempo los dos al frente del negocio, uno de esos que vieron la transición entre los tiempos de «cuatro llocos arreventaos que van andando a ver la Santina», como nos soltaba con retranca un parroquiano hace ya mucho tiempo, y estos de paso continuo de peregrinos y senderistas
Primeramente pasamos a la barra, donde suele haber gran animación, también hay un poco de tienda, no tanto como antiguamente, pero sí para servicio al vecindario, que no tenga que desplazarse continuamente a las capiteles de concejo cercanas. Escribimos así en El Camino de Gijón a Covadonga:
«La gente de Anayo es también muy amable y de charla animada y alegre, por lo que no dejará de haber buenos momentos para entablar conversación. Por la zona es muy fácil que alguna persona, si ve que vamos a Cuadonga, nos encargue rezarle algo a la Santina de su parte cuando lleguemos allá, independientemente que sepan si somos creyentes o no, gente mayor sobre todo, que tiene muy presente el paso de peregrinos caminando a la Santa Cueva desde tiempo inmemorial»
Todos recuerdan a Luis Torre, quien durante tantos años estaba siempre presente animando el negocio, cuando a un lado de la barra, cuando al otro, cuando ya lo llevaban su hija y yerno. Luis fue además concejal del Ayuntamiento de Piloña en las corporaciones de 1983 y de 2003, falleciendo con 69 años en abril de 2011, justo el día que iba a tomar nuevamente posesión del cargo
Pasamos ahora al comedor
Desde las ventanas seguimos admirando los Picos de Europa, en esta imagen llenos de neveros, como también dice González Trueba en su libro La Pequeña Edad del Hielo en los Picos de Europa:
«El relieve de los Picos de Europa se debe a la compleja interacción entre las estructuras geológicas, la erosión fluviotorrencial, la karstificación y el retoque ejercido por los glaciares cuaternarios. A todo ello, hay que añadir una activa dinámica de laderas y una morfodinámica asociada al frío y la nieve, especialmente activa en la parte superior de la montaña»
De primero sopa de marisco
De segundo carne de xabalín, jabalí
Y de postre una especialidad que lleva el nombre del concejo, la Tarta Piloña, de ricas avellanas, pues no olvidemos que en la capital del concejo se celebra su festival
Y así en la actualidad. Ahora, bien comidos y descansados, salimos de La Bolera y regresamos al camín, en el cruce con la carretera de Fresnosa
Seguiremos, como hemos dicho, la carretera AS-332, pasando al pie de Casa Benino en dirección a la iglesia
Atentos a las señales camineras, tal que esta, enfrente de Casa Elvira, en el cruce con la carretera de Fresnosa
Siempre ha de haber algún poste, flecha o similar, en caso de no verlo o de dudas confirmémoslo con los vecinos
Aquí iniciamos una bajada…
Vamos camino de la iglesia por El Caneyu, que era antiguamente un caleyón, el cual da nombre al lugar
Ahora en Caneyu hay incluso acera, al margen derecho, y farolas isabelinas
Dejamos pues atrás el cruce de Anayo
La Escuela y La Bolera
Ahora de frente nuevamente los Picos de Europa en lontananza, un topónimo que llama poderosamente la atención, etimológicamente para unos por ser las primeras peñas de Europa que los marineros divisaban desde la distancia al volver de América, para otros por los peregrinos europeos que las veían y comparaban con los Alpes, algunos por los romanos, que vieron en ellas el escenario mitológico del Rapto de Europa, secuestrada por Zeus, nada de ello parece sostenerse demostradamente. Sus habitantes las conocen simplemente por Los Picos
Los textos más antiguos conocidos referidos a estas montañas, si bien no llamándolas de Europa, están en el Periplo Massaliota de la famosa Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, escrita en el siglo IV pero basándose en un texto muy anterior del VI a. C. Las alusiones al Mons Vindius, (Monte Vindio), de los textos clásicos alusivos a las guerras contra cántabros y ástures, pueden o referirse a este o a otros parajes de la Cordillera Cantábrica, que llegó a conocerse como Pirineos o Pirineos Cantábricos en épocas pasadas
En las crónicas asturianas aparecen topónimos de lugares concretos, Liébana, Auseva, Amosa (Amuesa) pero no uno concreto para todo el macizo. Empezando el siglo XII el Obispo Pelayo se refiere a Permensa Pelaggi para el entorno de Covadonga, los Picos de Cornión o macizo occidental, lo que coincide con las crónicas musulmanas de la Peña de Pelayo, y Alfonso X El Sabio en su Libro de la Montería escribiría del «… pie de la Peña, desde Fuente de Eva…» (Fuente Dé)
No sería hasta 1530 cuando el historiador y humanista siciliano Lucio Marineo Sículo las llame Rupes Europae en su obraDe rebus Hispaniae memorabilibusescrita en Alcalá de Henares, al que seguirían en 1572 el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales con su Viaje Santo, donde las nombra como Montañas de Europa, seguido luego por Las Fundaciones del historiador Fray Prudencio de Sandoval en 1601, con las Peñas o Sierras de Europa y así hasta nuestros días, si bien la primera vez que se escribe exactamente tal y como lo conocemos hoy día, Picos de Europa, no sería hasta el Diccionario Geográfico e Histórico de Asturias de Martínez Marina. por el año 1800
Ahora además del macizo occidental o del Cornión, vemos también a su izquierda el central o de Los Urrieles, del que dice el cantar
Altos son los Picos Urrieles altos son qué maravilla más alta é La Peñe Santa que se ve toda Castilla
Y de su cumbre más emblemática, el Picu Urriellu, mal llamado Naranjo de Bulnes por una vieja adscripción geográfica del geólogo alemán Guillermo Schulz, se canta:
¿Por qué me llamais Naranjo si fruta no puedo dar? Que me llamen Picu Urriellu que es mi nombre natural
Su cumbre más emblemática pero no la más alta, que es, de Los Urrieles, de todos Los Picos como popularmente se les dice, de toda Asturias y León (su cima hace frontera), y de toda la Cordillera Cantábrica, es Torrecerredo o Torrecerréu con 2.650 metros de altitud
Como ya hemos dicho, los peregrinos que deseen continuar rutas desde Covadonga, hasta Santo Toribio posiblemente, donde pueden enlazar luego con el Camino Castellano, el Camino Leónes. o sobre todo el Camino Vadiniense, pueden elegir alguna senda que atraviesa Los Picos, como la Ruta de la Reconquista (G.R. 202) u otras, para salir a Liébana
A la derecha una buena vista de Caparea en lo alto, con La Parrilla y La Escuela a la derecha
En el Caneyu, a la izquierda, la Casa’l Chelu
Antiguas cuadras llagar, vivienda y bar, que lleva años cerrado
De frene una casa de reciente construcción
Aquí estuvo antaño el chigre de Merce. De frente la ya tenemos la iglesia parroquial de Santa María de Anayo, Nuestra Señora de la Asunción, que celebra fiesta el 15 de agosto
De la iglesia de Anayo hay noticias del siglo X cuando en un documento el rey Ramiro II la dona a la mitra ovetense, si bien es fácil que, como todo el Liber Testamentorum del obispo Pelayo, se tratase de una falsificación (la inmatriculación de bienes no es una cosa nueva)
Camino de la iglesia y pasando estas casas de El Caneyu, vamos ahora a echar un vistazo a la derecha
Al pie de la iglesia tenemos estos jardines que dan vista al Picu Viyao y a las quintanas y aldeas que se extienden por sus faldas. En sus alturas el gran investigador José Manuel González y Fernández Vallés localizó en 1973 un castro, en un paraje del que se contaban como hemos visto numerosas leyendas, si bien luego se planteó fuese una fortificación romana para defensa del territorio
Ralacionado con el Picu Viyao. que domina estos valles, extraemos este texto del trabajo ¿Un nuevo establecimiento militar romano en la asturia transmontana? El Picu Viyao (Piloña, Asturias), del que son autores varios especialistas, Davido González Álvarez, Valentín Álvarez Martínes, Jesús Ignacio Jiménez Chaparro, Andrés Menéndez Blanco y Jacob Colloto Montero; «El Picu Viyao (Piloña, Asturias) ha sido tradicionalmente identificado como un castro. Su ubicación y la organización de sus espacios habitacionales responden a tal catalogación. No obstante, con un examen atento de sus fortificaciones se advierten pautas defensivas ajenas a la tradición de la Edad del Hierro en el Occidente Cantábrico. La reinterpretación de sus fortificaciones nos indica el establecimiento de cuerpos militares roma-nos. Analizamos tales evidencias con el ánimo de discutir las cronologías de ocupación y la funcionalidad del enclave. Esto nos servirá para plantear algunas propuestas de alcance regional acerca de los problemas del uso de la etiqueta “castro” como denominador común de múltiples realidades arqueológicas…»«En El Picu Viyao se recogieron numerosos restos cerámicos años atrás, cuando la vegetación que hoy cubre el yacimiento no era tan intrincada, llegando al punto de que los vecinos del pueblo de Pintueles interpretaban la existencia de una antigua tejera en el lugar (…). Además, se ha recogido una muela de molino circular en piedra arenisca (…) También se refiere el hallazgo de una moneda romana unos 400 m al oeste del yacimiento (..) En los prados de la casería de L’Arbeyal, en la falda septentrional del yacimiento, se recuperó un hacha lítica pulimentada (…). Para este material puede plantearse su origen en alguno de los monumentos megalíticos del entorno, aunque también podría proceder de la ocupación prerromana de El Picu Viyao (…), ya que materiales de este tipo aparecen con cierta frecuencia en los poblados cantábricos de la Edad del Hierro (…)»«En torno a la cima de la elevación se sitúa el recinto principal, con una forma ovalada de unos 160 m en su eje E-O; y una anchura máxima de 90 m en el eje N-S. Su superficie es de 1,1 ha, aunque el área habitable sería menor. En los lados norte y noroeste del recinto superior se documentan, al menos, tres espacios aterrazados, siendo los dos exteriores los de mayor amplitud. Sobre estas tres terrazas más claras podría existir alguna otra. No obstante, la espesura de la vegetación impide realizar un examen más atento (…)»Las estructuras lineales que conforman el subrecinto de la ladera septentrional de El Picu Viyao no encuentran paralelos en los estudios previos del poblamiento castreño de la región occidental cantábrica (…). En la existencia de esta solución defensiva se reconoce un nuevo concepto geoestratégico alejado de lo habitual para las comunidades cantábricas de la Edad del Hierro y que conviene analizar (…)»» … las características constructivas y las connotaciones poliorcéticas de estas estructuras de El Picu Viyao nos llevan a contemplar los referentes militares de época romana altoimperial como su paralelo más plausible»»A la vista de todo lo anterior, la identificación de unas estructuras poliorcéticas atribuibles a una solución técnica del ejército romano nos invita a contemplar el enclave de El Picu Viyao como un posible establecimiento militar romano. A la luz de las evidencias materiales disponibles, nos resulta complicado aclarar el contexto cronológico preciso o la funcionalidad del yacimiento (…). «Hasta hace poco, no se habían documentado áreas arqueológicas relacionadas con la minería en el entorno de El Picu Viyao, aunque recientes investigaciones han indicado los primeros ejemplos en torno al pueblo de Moñes (Caso, 2007: 473), donde aparecieron a principios del siglo XX las diademas de Moñes (…)»»A la luz de lo expuesto, el yacimiento de El Picu Viyao puede ser entendido como un enclave más complejo de lo que se creía hasta ahora. Ha quedado claro cómo las características constructivas de las estructuras defensivas que conforman los diferentes espacios del enclave pueden ofrecernos datos importantes referentes a aspectos cronológicos y funcionales que nos permiten comprender mejor el papel de este yacimiento en sus sucesivas fases de ocupación. Podemos pensar que en El Picu Viyao se establecería un poblado indígena durante la Edad del Hierro, realidad arqueológica perfectamente englobable bajo el concepto “castro”. Tras la conquista romana, en un momento por precisar, se ocuparía este enclave con fines militares en relación con el control del territorio y/o del entramado viario entre la depresión prelitorial asturiana y la rasa costera. Las pautas poliorcéticas que subyacen en la remodelación realizada en época romana desvelan el interés por constituir una posición fortificada y dominante en el terreno que no pudiera ser vencida por la falta de agua. Los factores militares prevalecen sobre los meramente habitacionales, por lo que el uso del término “castro” no nos parece adecuado para este caso, sino que deberíamos pensar más bien en una fortaleza o turris»
A la derecha del Picu Viyao una loma, la de L’Arbeyal, La Cuesta Villar, y Los Payarones, en torno a los 500 metros de altura, enlaza con La Venta y Anayo. Los informantes de Álvarez Peña, como Ismael Pérez, El Profe, para Lliendes de Piloña transmiten la leyenda, relacionada con las galerías mineras en el entorno del castro. que dice…
«En Piedrabeya, al llau l’Arbeyal, hai una cuevona de los moros, ye grandísima y tien un furacu que fai comu de chimenea del aire. Cuando yéremos neños díbemos tirar piedres ellí y enstíense los golpes comu si fuera escalones abaxu. Una vez metióse una perruca siguiendo a un raposu por una covacha cerca y nun fuere a salir y, al lladrar, sentíense los lladríos na cueva los moros, eso ye que había entrada a ella tamién pola covacha aquella. Otra vez alcontré una bomba de cuando la guerra, ensin esplotar y tirela ellí, esplotó dempués de sentila escalones abaxu y del reburdíu que pegó y la bocabada d’aire que salió casi me tumba de culu, yerea yo un críu. Decíen qu’había ellí enterráu un lleón d’oru, que lu dexaren los moros. La xente tiraba ellí dientru escombros y xatos que morríen. Güei les piedres yá nun suenen cayer como enantes
Otra leyenda contada por el mismo narrador dice:
«En Piedravieya ta la Fonte los Vizcaínos. Fai munchu tiempu llegó un home a caballu con dos mules y entrugo-y a un paisanu por ella. Entós sacó una fesoria y púsose a escargatiar ellí, con un mapa que llevaba. Sacó d’ellí varios paxos de Cuernos de Carneru tapaos perriba. Taben cierraos porque dientru teníen oru molíu en polvu. Cargó les mules y marchó, pero enantes dio-y les gracies al paisanu y dio-y un cuernu pa él. El paisanu, el probe, nun sabía de qué taben llenos y al llegar a la so casa tiró’l cuernu enrriba d’un armariu y nun se ocupó más. Pero el paisanu yera mui probe y tenía munches deudes na tiendad y un día dixo-y al tenderu lo que-y pasara. El tenderu pidio-y ver el cuernu de carneru y llevo-ylu, y dixo-y: «Buenu, déxame velu y yá te diré yo si val algo»… El casu ye que’l tenderu baxó a la tienda y dixo-y: «Oye, ¿qué ropa te fai falta? cueye la que más te guste y de la deuda que ties, nun t’ocupes, que ta tou pagu»
Caparea se extiende a lo largo de la falda de estos montes
Y de los jardines pasamos a la iglesia parroquial, cuya fábrica actual corresponde a las obras de los siglos XVII y XVIII, pero con gran ampliación del XIX, presentando nave única con bóveda de cañón y una gran torre, construida a primeros del siglo XX, que se divisa en la distancia, dominado esta parte del valle
A los lados tiene dos grandes pórticos, vamos a entrar por este primero, que mira a la carretera, pues hay un elemento sumamente importante
Sobre la portada de arco de medio punto aquí existente hay un documento excepcional, el cual demuestra que, sino del siglo X, al menos sí había aquí un santuario en el XII
Es una estela de piedra arenisca en la que se lee:
(+) IN ERA. MA. CC. XV MARTINUS. MARIA VOS. ORATE. PNOB
El primer símbolo, que hemos puesto como (+) repesenta lo que parece ser una cruz procesional, después lo que es la frase es necesario recomponerla para hacerla inteligible, completando las contracciones tan empleadas en estos textos epigraficos, lo que daría:
IN ERA M(ilesim)A. CCXV MARTINUS. MARIA VOS. ORATE. P(ro) NOB(is)
Y traduciendo:
«EN LA ERA 1275 (año 1175) MARTÍN Y MARÍA ROGAD POR NOSOTROS»
Se trata de una frase que no hace alusión a ningún acto fundacional, en todo caso sería una fundación «Ex-novo» de un santuario más antiguo. No deja de parecer un ruego muy semejante al que, más de ocho siglos después, sigue haciendo mucha gente de estos pueblos cuando ve a los peregrinos yendo a Covadonga y les dicen y encargan cosas como… «por favor, rezái un padrenuestru a la Santina de la mi parte si vais vela»
Martín y María, ocho siglos y medio después, ya hacían esta misma petición a quienes pasaban por Anayo, y en realidad siguen haciéndolo a los muchos caminantes que andan, sin saberlo, de frente y a escasos metros de esta inscripción, rematada en una llamativa y saliente roseta, a manera de flor de ocho pétalos
Saliendo del cabildo vamos ahora a dar la vuelta al templo antes de seguir camino
Caminamos unos metros más y entramos en el campo de la iglesia por el primer ramal a la derecha
Luego seguiremos de frente carretera abajo
El campo de la iglesia, cerrado por un muro que lo separa del cementerio, sito justo debajo, es también un magnífico mirador sobre el valle del Ríu Borines y sus afluentes
Nos asomamos pues, al muro, no solamente para contemplar este magnífico paisaje, sino para hallar nuevas referencias camineras
Ladera abajo son los montes de Santuyán y Los Ratos. En la lejanía el valle del río Borines, hacia el que nos encaminamos
Y, más allá de los montes de La Retuerta, por donde descenderemos a Borines, vemos a la izquierda asomar de nuevo el Picu Ordiyón y a su derecha Antayo (555 m) y a la derecha de este La Cuesta Miyares con La Tabla y La Peña (463 m), por donde pronto pasaremos a sus pies
Abajo, a la derecha de la foto y justo a la mitad, quizás veamos una pradería alargada en medio de un bosque, con una casa a cada extremo y situada en un alto: es Cantullenderu, al lado mismo de la famosa Cueva del Sidrón, en la que se descubrieron los tan sorprendentes hallazgos que convulsionaron al mundo científico, y nos ayudaron a saber más de una especie humana extinguida que convivió con nosotros miles de años atrás, el Homo Neandertalensis, el neandertal. De ello hablaremos más concienzudamente en el siguiente capítulo de esta ruta, el dedicado a Borines y Vallobal
Más lejos, vemos en el valle unas casas: abajo a la derecha asoma entre los árboles Vallobal, a la izquierda más arriba Miyares, por los dos pueblos sigue el camino, que antes habrá pasado por Borines
En Miyares se deja el valle propiamente dicho para salir hacia los cuetos y lomas de Sorribes por La Goleta, en la falda sur del Sueve. Si nos fijamos tal vez veamos asomar a la derecha La Torre, en medio de un robledal, por donde se entra en la población llegando de Vallobal
Vamos pues a dar la vuelta a la iglesia, pasando detrás del ábside y sacristía
Y recorremos el pórtico sur
Nos dirigimos al otro extremo del muro que cierra el campu la iglesia
Balcón sobre el valle del Ríu la Cuesta Villar, alfuente del Borines y ante el Picu Viyao
Dicen los autores del citado estudio del castro-torre romano o romanizado:
«El rasgo más sobresaliente del yacimiento, por su singularidad respecto a otros yacimientos castreños del Oriente de la región, es la presencia de un subrecinto triangular en la ladera septentrional del yacimiento, cerrado por varias estructuras rectilíneas. En su vértice inferior se localiza el manantial conocido como La Fuente los Moros ~ La Ḥuente los Moros. Las líneas se componen de taludes terreros, levantados con las tierras extraídas de las líneas exteriores de estos terraplenes, que quedan así flanqueados por modestas líneas de fosos con sección en V…»
A la derecha del Picu Viyao, más allá de La Cuesta Villar, nacimiento del río de este nombre, L’Arbeyal y Los Payarones, podremos ver el mítico Monte Incós (583 m), en Cabranes, el más alto del concejo, famoso por sus jiras y romerías. Existía una cantera de arena, que empleaban los vecinos para fregar las chapas de las cocinas de carbón. De él leemos en la Enciclopedia de Cabranes:
«En el Picu Incós, además de encontrarse enclavada la antena repetidora de la señal que permite a parte del municipio conectarse a Internet, se halla el vértice geodésico, y es punto de encuentro del amplio número de romeros que allí se concentran para presenciar la prueba de Cross Popular que lleva su nombre, para luego disfrutar de la verbena, conocida tradicionalmente como la Jira, en el prau de La Campera (…)
Es el punto de encuentro del amplio número de romeros que allí se concentran: primero, para presenciar la mencionada Subida al Picu y después, disfrutar de la Jira degustando sabrosas viandas
Pero también ha tenido sus momentos trágicos, como ocurriera una tarde de domingo del otoño de 1937. Durante la guerra civil (1936/1939) se habían hecho por parte de uno de los ejércitos contendientes unas trincheras defensivas en las que se habían acumulado cierta cantidad material bélico (bombas de mano y otros tipos de explosivos principalmente) que fueron abandonados precipitadamente por avatares de la contienda. Con posterioridad, esos pertrechos servirían de entretenimiento a jóvenes y niños de Torazo y también serían los causantes de la tragedia. Juan Llavona Barbas, se hace con una bomba de mano que por causas desconocidas le explota, causándole la muerte instantánea a él y a Manuel Llavona Cerra. Otros quedaron heridos de cierta consideración y fueron trasladados a hospitales de Gijón, donde al cabo de unos días fallecía también Juan José Llavona Cerra…»
Más a lo lejos, sobre el valle del Piloña, que se extiende recto hacia el oeste, el Monte Coya y la Sierra Ques, con los 766 metros del Picu Maza o Bierces, en el concejo de Nava casi limitando con este de Piloña. En el horizonte La Peña, Peñamayor, entre Nava. Bimenes y Llaviana. extensa y alargada loma caliza cuya cota máxima es La Triguera (1,293 m), erróneamente llamado en algunos mapas Trigueru o Trigueiro
Y bajo el Picu Viyao, el lugar del mismo nombre, de la parroquia de Borines, con sus quintanas desparramadas por las laderas más bajas de la montaña: Iris, La Obra, La Rotella, El Carbayal…
En el estudio sobre el castro-campamento citando anteriormente se explica así el topónimo:
«El origen del topónimo Viyao puede derivar, según García Arias, de VIATUM “con vía”, “con camino”- relacionándose así pues con la latina VIAM -“camino”-. Este sentido cobra más valor al comprobar que existe el topónimo Perviyao en el vecino municipio de Villaviciosa, siguiendo el camino que se dirige a la costa a través del referido paso de Anayo. Julio Concepción (2007) también vincula el topónimo con “vía”, aunque apunta otra posibilidad relacionando Viyao con “Abiaos”, que tendría una raíz prerromana referente a manantiales. Ambas consideraciones son sugerentes para nuestras interpretaciones, sobre todo la asociación de Viyao con una vía, lo que podría relacionarse con el amplio control que mantiene este emplazamiento sobre el entramado viario de su entorno»
Viyao fue durante siglos coto señorial compartido por tres linajes, circunstancia única en Asturias, la mitad era de Francisco de la Villa, luego al conde de Nava le correspondían dos tercios de la otra mitad, y el resto era de Isidro de Antayo y Duque de Estrada. Ellos, turnándose, elegían cargos y alcalde mayor, juez ordinario y procurado. Las reformas liberales del siglo XIX acabarían definitivamente con los restos de administración señorial del territorio
El núcleo de Viyao
Más allá La Picota, la Casa’l Picu, El Cuetu, La Llana, El Cantu, La Berrosa, La Rozona… y, al sur, la gran loma de la Cuesta Cayón, con Cadanes a sus pies, aldea de la vecina parroquia Pintueles, en el pequeño valle del río de este nombre
Ese valle es un importantísimo paso natural empleado por numerosos viajeros, así como peregrinos a Santiago, el camín real, alternativo al que pasa por la capital, Infiesto/L’Infiestu, y al que se unía más adelante. Se ve bien su capilla de Santa Lucía, del siglo XVIII
Aprovechando bien nuestra visita no nos resistimos ahora a dar la vuelta completa a la iglesia de Anayo y así pasar bajo su gran torre
Viendo El Caneyu, por donde hemos bajado de La Bolera
Y volvemos a bajar por la carretera hasta la entrada al campu la iglesia, siguiendo ahora de frente todo hacia abajo
Este es el cruce con la carretera que va a Robléu, donde está la Casa la Carnicera
Nosotros, reiteramos, desde el cruce seguimos en bajada por la AS-332
De frente asoman el Ordiyón, Antayo y La Peña con La Cuesta Miyares
Y, en días claros, las impresionantes calizas de Los Picos, como popularmente se les llama: El Corníón, Los y, a la izquierda del todo, un poco de Ándara, el macizo oriental
Los tres macizos están separados entre sí por dos ríos, el Cares, con su Garganta Divina separa el Corníón de los Urrieles, mientras que el Duje separa este del de Andara y da paso a Liébana por el histórico sendero de los puertos de Áliva
Como estamos comprobando, esta carretera nos ofrece también excelentes vistas
Al sur el valle del Ríu Borines
Aquí abajo Cantullenderu, La Cabaña, La Rozona y El Sidrón
En medio del valle, se une, en Borines el río de este nombre y el de La Cuesta Villar
De frente, abajo La Peña y la Cuesta Miyares, a la derecha La Cuesta Bodes con El Reborión, detrás la Sierra Faces, que cierra por el este el valle del Ríu Mampodre y por el oeste el del Sella, después va El Puertu o Montaña de Covadonga y, por supuesto, el Cornión con Peña Santa (2.596 m), donde también destacan la Torre de Santa María (2.476 m), La Torre Enmediu (2.460 m), La Torre la H,orcada (2.447 m), Cebolleda (2,429 m), La Torrezuela (2.317 m), o El Requexón (2.170 m), solo por citar algunos de sus dosmiles…
Sierra del Pinu y Cuesta Cayón, sobre el valle del Ríu Pintueles, que nace cerca de Cadanes, en La Fuente la Barrosa, pero este no es afluente del Borines, sino que va a la derecha para para desembocar en el Piloña frente al apeadero de Pintueles. Sí es afluente del Borines el Ríu les Abeyes, que nace en esta sierra y, por el mismo valle, se dirige a la izquierda para desembocar en él cerca de Valle, al norte de Villamayor
Más al norte la Sierra Pesquerín, y la Collada Moandi, con las montañas, sierras y picos hacia Parres, Ponga y Amieva de los que ya hemos hablado, dominados por las alturas de el Picu Pierzu (1.551 m) en el Colláu Zorru
La Cuesta Cayón extendiéndose al oeste y dando vista a los montes de La Bedular, la Sierra Aves, los Montes del Infiernu, Pandemules, Los Duernos, Peña Ten y Pileñes
A la derecha, justo a la derecha de nosotros toda la cabecera del valle del Ríu la Cuesta Villar, que nace en esas alturas de Los Payarones y L’Arbeyal, entre Anayo y el Picu Viyao, que hace además de frontera entre las parroquias piloñesas de Borines y Pintueles, tal y como leemos el tan recitado trabajo¿Un nuevo establecimiento militar romano en la asturia transmontana? El Picu Viyao (Piloña, Asturias)
«El Picu Viyao se encuentra en el límite de las parroquias de Boriñes y Pintueles, ambas del municipio de Piloña, elevándose hasta los 575 msnm. El monte, de reconocible morfología troncocónica, es una de las formas orográficas con más personalidad de la zona interior del centro de Asturias, por lo que constituye un claro referente paisajístico en su entorno»
El estudio también habla, cómo no, de las característica generales de este monte
«La altitud El Picu Viyao le hace destacar entre la mayoría de los asentamientos castreños del surco prelitoral que, por lo general, se encuentran entre los 300 y los 200 msnm (Camino, 2002: 142). Es una privilegiada atalaya de alcance regional desde la que se alcanza a contemplar la rasa costera de Lluces (Colunga), hacia el Norte, en los días más despejados. Asimismo, en la panorámica vista desde el yacimiento destacan los macizos de El Puertu Sueve y alguna de las elevaciones más destacadas de Los Picos de Europa al Este Hacia el Sur se pueden ver algunos tramos de la depresión prelitoral que comunica la cuenca central ovetense con el valle del Sella, aunque La Sierra’l Pinu y El Monte Cayón le cierran la visión directa sobre buena parte de estas tierras bajas por las que discurre el río Piloña. Más lejana se observa la Cordillera Cantábrica y muchos de los pasos y vías naturales que comunican las dos vertientes de su eje axial, entre los puertos de Tarna y El Pontón. Hacia el Oeste, destacan las elevaciones del Monsacro y el macizo de L’Aramo, y se llegan a atisbar las primeras sierras del suroccidente asturiano, como la de L’Aguión (Salas)»
A la derecha, en L’Arbeyal, de donde hemos hablado de algunas de sus leyendas, han sido también encontrados diversas piezas arqueológicas
«… En los prados de la casería de L’Arbeyal, en la falda septentrional del yacimiento, se recuperó un hacha lítica pulimentada. Para este material puede plantearse su origen en alguno de los monumentos megalíticos del entorno, aunque también podría proceder de la ocupación prerromana de El Picu Viyao, ya que materiales de este tipo aparecen con cierta frecuencia en los poblados cantábricos de la Edad del Hierro»
No es así nada de extrañar que, al otro lado de la montaña, en Lludeña, también se recojan historias de
moros y tesoros, como la que dice
«Agües vertientes del Berrocal, hai un tesoru bien grande pa quien lu sepa alcontrar»
Abajo, la casería de La Cuesta Villar, en un claro del bosque, donde está también la de Los Caminucos
Arriba volvemos a tener una muy buena perspectiva de la larga montaña de Peñamayor
Y, más cerca, la Sierra Ques
Este es el precioso paisaje del que disfrutamos desde la carretera
Siempre ante las míticas cumbres del Picu Viyao, del que volvemos a leer del pormenorizado trabajo de investigación:
«Desde su posición destacada, la visibilidad del entorno es muy importante. Controla de forma directa las tierras más bajas de su ámbito próximo, destacando la visualización de los importantes pasos de L’Altu la Llama y de Anayo hacia el Norte, por los cuales cruzan los caminos tradicionales que, desde el surco prelitoral, se dirigen hacia la costa cantábrica»
Y, con una cita de las investigaciones del etnógrafo Alberto Álvarez Peña, de cuya obra de estudio de las leyendas de Piloña también hablamos subiendo a Anayo, estos estudiosos continúan diciendo:
«Respecto a la tradición oral ligada al yacimiento, se cita la presencia de los míticos moros en el poblado, realidad mítica que dio nombre al manantial que de su ladera septentrional: La Fuente los Moros ~ La Ḥuente los Moros
“Nel Picu Viyao hai un castru, llámen-y El Castru Picu Viyao, hoi ta cubiertu de rozu y namás que se ven unes cárcoves en cruz d’onde tuvieron los moros, cerquina hai una fuente que llamen de Los Moros y ye onde llavaben l’oru que sacaben de la montaña” (en Álvarez Peña, 2001: 24)… «
«… Esta relación entre moros y hallazgos de tesoros, yacimientos o materiales arqueológicos, tan común en la tradición oral asturiana (Álvarez Peña, 2001; Suárez, 2001; González Álvarez, 2008), no debe entenderse como una adscripción cronológica o cultural precisa o como una herencia informativa directa. Responden más bien a la identificación de unos elementos materiales con un tiempo y una sociedad alejados de la cotidianeidad campesina que construye y maneja tales relatos, que han de ser comprendidos en su propio contexto vital -el de la sociedad campesina tradicional-, mejor que como pervivencias o continuidades históricas»También se recoge la existencia de tumbas en la parte superior de la colina, vinculadas con la Guerra Civil (Fanjul, 2005: 107). No podemos confirmar si esta noticia tiene realmente su origen en ese momento, o si más bien son modificaciones de relatos previos»
Bajo el
Picu las quintanas y lugares de Viyao, desparramadas ladera abajo por la campiña
Encantador pàisaje de prados y campiñas separados por setos silvestres:
matos o
sebes
Viyao, el cogollo de más concentración de casas
Más arriba, en la carretera AS-258, la Carretetera Colunga, Iris, uno de sus barrios
A la izquierda otro, La Rotella. Más arriba La Obra y La Picota. Al fondo laderas de La Cuesta Cayón
Un gran panorama de historia, naturaleza y paisaje
Si miramos atrás también tenemos una buena
«toma» de Anayo desde esta cuesta
El propio guardarraíl hace una geométrica línea de fuga en curva, con gran sensación de perspectiva
Las iglesia de Santa María y las casas de Caparea. A la izquierda La Venta, topónimo que revela relación con antiguas posadas camineras
La iglesia con su gran torre campanario parece querer rivalizar con las alturas circundantes
Las casas de Caparea, orientadas al sur, recibiendo la luz
Por eso tienen grandes galerías que iluminan el interior
Y seguimos bajando por la ladera sur de La Espina y el Monte Robléu
Los Picos nos ofrecen a la vista siempre sus blanquísimos neveros, la maravillosa y nunca del todo bien estudiada historia de sus nieves perpetuas
«Los primeros antecedentes con alusiones al glaciarismo de los Picos de Europa se encuentran en los valiosos testimonios de algunos de los viajeros, geógrafos y naturalistas decimonónicos, que exploran el macizo (Casiano de Prado, 1860; Saint Saud, 1893, 1922; Penck, 1897), y se prolongan en las primeras décadas del s.XX, con el estudio pionero sobre el glaciarismo cuaternario de Obermaier (1914) y la aportaciones puntuales de Hernández Pacheco (1914). A partir de la segunda mitad del s.XX, y especialmente en las tres últimas décadas, se han realizado nuevas aportaciones al conocimiento del glaciarismo del macizo (Miotke, 1968; Frochoso Sánchez, 1980; Clark, 1981; Castañón Álvarez y Frochoso Sánchez, 1986,1998; Frochoso Sánchez y Castañón Álvarez, 1986, 1998; Flor y Bailón-Misioné, 1989; Gale y Hoare, 1997; Serrano y González Trueba, 2001, 2002). En las últimas décadas han predominado los estudios referidos al máximo glaciar y su problemática, mientras que las primeras alusiones a la posible existencia de huellas morfológicas asociadas a un avance glaciar histórico fueron sugeridas por Miotke (1968) y Clark (1981). Estos autores, apoyándose en la presencia de numerosos neveros permanentes por encima de los 2.300 m, deducen que en la actualidad el macizo se encuentra cercano al límite de glaciación, y que probablemente estuvo glaciado durante la Pequeña Edad del Hielo» Dicho estudio continúa diciendo:
» En los años 90 se publicaron varios trabajos sobre el helero del Jou Negro, con diferentes interpretaciones según los autores en relación a la consideración o no de este cuerpo de hielo como glaciar. Además, en estos trabajos se apuntaba la existencia de otros cuerpos de hielo en algunas de las localizaciones más favorables de los Picos de Europa, planteándose ya la posibilidad de que sean herencia de la Pequeña Edad del Hielo (González Suárez y Alonso, 1994,1996; Frochoso Sánchez y Castañón Álvarez, 1995, 1998; Alonso y González Suárez, 1998; Castañón Álvarez y Frochoso Sánchez, 1998). Una primera aproximación centrada en el último avance glaciar histórico acaecido durante la Pequeña Edad del Hielo en los Picos de Europa ha sido abordada en detalle recientemente (González Trueba et al., 2002; González Trueba, 2005). Este trabajo tiene como objetivo realizar un análisis de conjunto que profundiza en la descripción y caracterización de las huellas morfológicas y restos de hielo existentes en el macizo, así como de los testimonios históricos que evidencian y constatan la existencia de glaciares en época histórica. Además se lleva a cabo una reconstrucción cuantitativa del desarrollo y evolución de los aparatos glaciares, así como una aproximación a los factores condicionantes en la génesis y evolución de los mismos. Con la ayuda de los testimonios históricos, se ensaya también una aproximación a la cronología relativa del fenómeno glaciar»
Y prosigue, cada vez más interesante:
«A diferencia de Pirineos o Sierra Nevada que cuentan con una abundante documentación, en el caso de Picos de Europa, la alusión a la existencia de glaciares, aunque no está ausente de las narraciones de los pioneros decimonónicos, es escasa y ocasional, dado que el objetivo principal de estos viajes es la exploración de unas montañas cuya orografía aún se desconoce. A su vez, el carácter marginal de la glaciación histórica en el macizo, con pequeños aparatos recluidos en las elevaciones y orientaciones más favorables, y por tanto poco visibles y en sectores de difícil acceso, explica las pocas alusiones hechas a la existencia de unos glaciares que no son objeto de análisis específico, sino que forman parte de la descripción de sectores o itinerarios de ascensión. A pesar de todo, los testimonios históricos existentes conforman un legado excepcional, que constata y confirma la existencia de pequeños glaciares en Picos de Europa a mediados del s. XIX»
A nuestra derecha siempre el Picu Viyao, de cuyas investigaciones también queremos compartir las conclusiones que de ellas concluye el crítico
«En el estudio realizado en torno a Viyao los autores advierten que algunos de los castros prerromanos fueron utilizados y acondicionados como fortalezas por el ejército romano una vez conseguidos sus principales objetivos militares en su avance sur-norte hacia la costa aprovechando los cordales montañosos … «
«… En el caso de Viyao y a tenor del trabajo expuesto se puede confirmar con seguridad el establecimiento de cuerpos militares romanos como en Llagú o en otros castros. El conocimiento de tal fenómeno y la constatación del mismo ha cobrado fuerza en los últimos tiempos gracias a las investigaciones realizadas… «
«… Para aquellos lectores que no son asturianos decirles que el concejo de Piloña está ubicado en la parte oriental del Principado; lo primero que despertó las sospechas de los investigadores fueron las singulares estructuras defensivas, algunas de las cuales están diseñadas para controlar el suministro de agua…»
«… Tal circunstancia junto a las connotaciones poliorcéticas de las estructuras defensivas encontradas similares a otras del ejército romano ya estudiadas entre otros por Harmand, Le Bohec, Reddé, Gilliver, Peralta etc, certifican según los autores del trabajo que estaríamos ante un castro reutilizado y fortificado por fuerzas militares romanas para el control de la zona…»
«… A continuación se analizan detalladamente las estructuras defensivas (brachia) y se ponen en relación con el conocido gran campamento de Curriechos y la preocupación romana por contar con puntos de aprovisionamiento de agua seguros bajo su control directo con el objetivo de hacer viable la defensa de las guarniciones en caso de asedio…»
«… Este nuevo descubrimiento unido a la oleada reciente de otros establecimientos militares romanos localizados en el territorio asturiano parecen confirmar que el ejército romano habria sido decisivo en la configuración política y administrativa del territorio cantábrico…»
«… Parece confirmado que a partir de los grandes campamentos base en la meseta norte (Astorga, León, Sasamón, etc) el ejército romano forzó los pasos de la cordillera con grandes campamentos operativos de conquista como el de Curriechos desde los cuales estratégicamente situados se construyeron vías militares para afianzar la conquista…»
«… La resistencia indígena ante un poder militar abrumador como era el romano consistiria en una táctica de guerrillas en base a entorpecer el suministro, la logística y pequeños golpes de mano con los que hostigaban a los destacamentos legionarios…»
«… Una vez logrados sus principales objetivos militares y según todos los indicios que se van conociendo los romanos instalaron toda una constelación de pequeñas guarniciones y destacamentos militares para controlar el territorio y no sólo como se venia repitiendo cansinamente para efectuar labores de índole minera… «
«… Todo ello sucedió tras dar por finalizada la contienda lo cual indica que el territorio distaba mucho de estar pacificado y que la permanencia del ejército de forma prolongada en el tiempo en los grandes campamentos base de la Meseta y con una costosa dispersión de guarniciones y puestos fortificados en la zona Cantábrica obedecía a un clima de inseguridad evidente…»
«…Quizás la propia naturaleza del poblamiento castreño atomizado y disperso en pequeños núcleos; el igualitarismo de la cultura castreña con la ausencia de jefaturas militares potentes y el medio físico del territorio profundamente abrupto y de dura climatología condicionó el gran esfuerzo militar que los romanos tuvieron que llevar a cabo y la necesidad de la presencia castrense durante un tiempo prolongado quizás incluso permanente durante todo el Imperio…»
«… Según los autores respecto a la fortificación de Viyao: y cito textualmente «Las pautas poliorcéticas que subyacen en la remodelación realizada en época romana desvelan el interés por constituir una posición fortificada y dominante en el terreno que no pudiera ser vencida por la falta de agua. Los factores militares prevalecen sobre los meramente habitacionales, por lo que el uso del término «castro» no nos parece adecuado para este caso, sino que deberíamos pensar mas bien en una fortaleza o turris…»
«… Pues bien del párrafo arriba mencionado se desprende la preocupación y la inquietud en el mando romano por un posible asedio lo cual una vez acabadas las guerras cántabras si el territorio estuviera completamente pacificado dista de tener lógica alguna a no ser que el territorio cantábrico sufriera algún tipo de depredación por parte de fuerzas marítimas desconocidas y de las que no hay ninguna constancia aunque no es la primera vez que veladamente se introduce esta cuestión -véase el tema de la defensa en retaguardia en torno al controvertido limes del Duero y la Notitia Dignitatum– Parece mas creíble que todas estas preocupaciones militares estén fundadas en una compleja mezcla de bandolerismo,resistencia a la ocupación y revueltas sociales por las duras condiciones de la explotación minera…»
Más allá del Picu Viyao, a su izquierda y en sus faldas, la Casa’l Picu, La Llana, El Cuetu y El Cantu, con la Cuesta Cayón enfrente
«Pidal y Zabala (1918), en su monografía sobre los Picos de Europa, hablan de amplios neveros y ventisqueros bajo la pared norte de la Torre de Cerredo y la Torre del Llambrión. En un capítulo dedicado a la descripción de excursiones por el sector de las Peñas Santas, en el macizo del Cornión, se incluyen dos fotografías que muestran el estado a principios del s. XX, de dos de los circos glaciados en época histórica, como son los de la cara norte de la Torre Santa María y la cara norte de Peña Santa de Castilla, bajo cuyas paredes se alojan amplios neveros y cembas (topónimo que en Asturias hace referencia a manchas de nieve o hielo) que, probablemente, ocultaban o sustituían ya en la segunda década del s. XX los pequeños glaciares citados como activos por los exploradores decimonónicos. Estos mismos neveros y cembas son mencionados por Delgado Úbeda en su Guía del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (Delgado Úbeda et al., 1932), quien destaca la existencia de amplios neveros al pie de la pared norte de la Torre Santa María y la norte de Peña Santa de Castilla. Este conjunto de alusiones, realizadas en las primeras décadas del s. XX, a pesar de ser ocasionales, más o menos directas, contradictorias en algunos casos y que hay que tomar con reserva siempre, no obstante, tienen un gran interés, pues son el único medio de comparación con la situación expresada por los testimonios decimonónicos, lo que sirve como un elemento de apoyo más en la aproximación y conocimiento de la evolución reciente de los glaciares desarrollados en época histórica, en el tránsito del s. XIX al XX»
En este tramo nos animamos a cantar esta célebre
asturianada que viene muy a cuento:«Carretera abaxu va y en Santu domengu entré y por Pedro Crespo Calvo Carpinteru entrugué y díxome una señora ¿por quién entrugaba usté? ¿pol d’arriba pol d’abaxu o por el del arrabal? Qu’hai tres Pedros Crespos Calvos Carpinteros nel llugar Qu’hai tres Pedros Crespos Calvos que nun quieren trabayar La casa del siñor cura nunca la vi como agora ventana sobre ventana y el corredor a la moda Tantu bailé con el siñor cura tantu bailé que me dio calentura enguedeyar enguedeyar enguedeyéme enguedeyéme nun bardial enguedeyéme con una de quince nunca me pudi desenguedeyar»
Hermosa
pumarada de
mazanales en línea a nuestra izquierda, y seguidamente curva a la derecha
Y otra rampa abajo en recta por esta carretera
A la derecha un tramo de calzada antigua. Si resultase que fuese un día de abundante tráfico, podemos ir por ahí
Curva a la derecha en Los Ratos
Ahora mucha atención, justo a la mitad de la curva, antes del cruce de Los Ratos, dejaremos la carretera para tomar un atajo a la izquierda. A no ser, atención, que vayamos en bicicleta, que entonces, para no andar posándonos, es mejor ir abajo hasta enlazar con la AS-258
Es un atajo que apenas se ve, entre árboles, zarzas y helechos: atentos a la flecha
Justo aquí a la izquierda
Un poste indicador que lo señalaba ha desaparecido hace años y nunca ha sido repuesto
Hay alguna
«garrapiella» en el suelo, único lugar donde puede pintarse alguna marca, pero a veces están muy gastadas y pueden pasar desapercibidas
El sendero es estrecho pero se pasa sobradamente bien
Una foto en invierno con menos hoja y menos sombra
Un peñón a la izquierda: salimos prontamente a la AS-258, la
«Carretera del Altu la Llama»
En la carretera subimos a la izquierda
Viene un poco de cuesta…
Otro paisaje de Viyao, siempre precioso, con el pueblo a sus pies. Queremos volver a referirnos al estudio de su hábitat castreño, que dice:
«Las evidencias descritas para El Picu Viyao propician la identificación en este yacimiento de un nuevo establecimiento militar romano en la Asturia transmontana. De confirmarse, contaríamos con un nuevo elemento para comprender mejor las formas de control político y territorial que la administración romana puso en marcha en los siglos posteriores a la conquista. En este sentido, es importante que repasemos las evidencias militares romanas conocidas para esta región, con objeto de clarificar el contexto histórico-arqueológico en el que podríamos situar este yacimiento…»
«… La presencia del ejército romano en la región se ha revelado como un aspecto muy importante en la comprensión de las prácticas políticas y administrativas empleadas por Roma en la Asturia transmontana. Su protagonismo en este territorio no sólo es patente en el transcurso de las Guerras Cántabras (Peralta, 2009), contexto en el que se han reconocido -desde no hace mucho- los castra aestiva relacionados con las operaciones de conquista (Camino et al., 2007; Fanjul, 2007; González Álvarez et al., 2008; Menéndez Blanco et al., 2011). También se está detectando la presencia de pequeños destacamentos militares posteriores a las guerras, que se relacionarían con funciones administrativas, policiales de control territorial y viario…»
«La presencia del ejército romano en la Asturia transmontana se ha relacionado habitualmente con la minería aurífera, siendo buen ejemplo de esto la zona occidental asturiana. Hasta hace poco, no se habían documentado áreas arqueológicas relacionadas con la minería en el entorno de El Picu Viyao, aunque recientes investigaciones han indicado los primeros ejemplos en torno al pueblo de Moñes (Caso, 2007: 473), donde aparecieron a principios del siglo XX las diademas de Moñes. No en vano, la potencialidad minera de la zona es alta, con mineralizaciones de cobre, oro y arsénico (MartínIzard et al., 1995: 147) en un formato similar al área minera de Carllés-El Valle, ampliamente explotada en época romana (Villa, 2010). No sería del todo descartable, así pues, contemplar el aprovechamiento minero de estos recursos auríferos»
«… El examen atento de las fortificaciones presentes en El Picu Viyao puede servirnos como punto de arranque para plantear un debate que, aunque exceda los objetivos de este trabajo, es interesante enunciar brevemente. Hasta ahora, la investigación arqueológica asturiana se ha servido de la etiqueta “castro” para denominar a toda una serie de yacimientos fortificados con localizaciones conspicuas. En la mayoría de los casos, estos enclaves se corresponden con los poblados monumentalizados característicos de la Edad del Hierro. No obstante, bajo esta misma etiqueta pueden identificarse otras manifestaciones materiales y culturales con una importante variabilidad funcional y cronológica…»
«… En esta región, existen problemas para reconocer el poblamiento romano tras el abandono de los castros, aunque parece claro que, en torno a los siglos I-II d.C., los poblados fortificados darían paso, paulatinamente, a un hábitat rural abierto, con nuevas estructuras de habitación. Entre ellas destacan las villae (Fernández Ochoa y Gil, 2008), como centros de poder local desde donde una elite local dominaría las producciones agropecuarias y artesanales. Esta red de poblamiento la completarían otras células de poblamiento menos conocidas, como serían los fora y los vici. Estos desconocidos asentamientos en abierto se debieron situar en terrenos como el que nos ocupa, aptos para su explotación agropecuaria y con unas condiciones ambientales que facilitarían la concentración de la población y su organización política y territorial (Menéndez Bueyes, 2001: 148-149). Margarita Fernández Mier (1999) plantea la génesis de este esquema de poblamiento como un paulatino desplazamiento de las comunidades castreñas hacia sus entornos próximos, para generar una nueva forma de hábitat que, aunque funcionaría en un mismo paisaje, lo haría siguiendo nuevos parámetros sociopolíticos…»
En este primer tramo de carretera nos toca una pequeña subida
Vamos en dirección al Altu la Llama, uno los principales accesos al Sueve por su cara oeste, si bien nos desviaremos a Borines bastante antes de llegar allá
Curva a la izquierda con Los Picos al fondo
Ahí en el Cornión está la famosa Cemba Vieya, de la que escribe así en su estudio González Trueba
«En la cara norte de la Torre Sta. María (2.486 m), se alojaba habitualmente un nevero permanente conocido con el expresivo nombre de “Cemba Vieya”, topónimo que hace referencia al carácter permanente de esta masa de nieve. A finales del verano del 2003, el nevero había desaparecido prácticamente en su totalidad, dejando tan sólo unas manchas de nieve residuales, coincidiendo con la salida del canal de aludes que se sitúa en la parte central de la pared norte del circo (Tabla 2). En el circo existen formas de acumulación y de erosión frescas, heredadas de un avance glaciar reciente y marginal, dada la escasa entidad de las formas. Entre los 2.200 y 2.270 m se extiende un arco morrénico simple, que dibuja la parte frontal y lateral derecha, aguas abajo, en la máxima extensión del glaciar. La morrena presenta una escasa potencia, con un máximo de 4-6 m en su parte frontal. La intensidad de los procesos kársticos, dificulta la conservación de formas nítidas, generando un lecho glaciar muy irregular. Aguas arriba de la morrena el lecho glaciar aparece pulido y estriado»
El Picu Ordiyón, al oeste, guía ahora nuestros pasos
Caminamos en llano, pero tampoco hay aquí arcenes, por lo que cuidado
Una
pumarada
Sucesión de curvas, pero siempre en llano
Más
pumarada a la derecha
Parece que llega el tiempo de la siega
Nos adentramos en bosques de
castañales, fresnos y
carbayos
Curva a la izquierda
Un poco de sombra…
Vayamos bien arrimados y con mucha atención. Pongámonos mejor el chaleco refractante en estos tramos. Y si caminamos de noche, por supuesto (mucha gente lo hace), echad mano de las linternas, aunque haya luna llena, pues tanto o más que para ver, es para que
nos vean
Por lo demás, a pesar de ser asfalto y sin vereda para caminantes, el tramo es agradable, fresco, boscoso, a la sombra, y llano
Atención en esta curva cerrada a la derecha, que pasa sobre una
riega que baja de Robléu
La carretera vuelve a ascender un poco a partir de aquí
La carretera zigzaguea en esta falda del Monte Robléu
Subimos levemente
Bajo los castaños…
Túnel vegetal
La carretera sigue la sinuosidad del monte
Esta misma carretera tiene sus leyendas, tal y como cuentan los informantes del libro
Lliendes de Piloña:
«Cuando ficieron la carretera Colunga, fai años yá, daquella diba una muyerina cola dinamita nun paxu na cabeza dende L’Infiestu a lleváyosla, asina que… Buenu, había un contratista que llamáben-y Piquero, y una de les voladures que ficieron alcontraron una cueva, y dientru d’ella un arcón, que taba enllenu d’oru, pero Piquero nun dixo un res a los que taben ellí trabayando d’obreros y dixo-yos: «Bonu, mañana ya seguimos trabayando y esti arcón ná, tien trapos y ropa vieyo». Pero’l casu ye que cuando volvieren a trabayar al día dempués Piquero nun taba y dexó l’arcón con ropa vieya dientru, y la familia Piquero enriquecióse pa siempre»
Y ahora un poco de curva. Aunque suelen pasar pocos vehículos la falta de espacio para deambular los peatones ha de hacernos estar muy pendientes
Largo guardarraíl a la izquierda, sobre el precipicio…
Sigue la curva entre la tupida arboleda
Hay un poco de recta. Mucha atención ahora cuando empezamos a ver de frente el Sueve por Monte Cudiellu y La Cruz de María Mingo, cerca de Fuentes y el Altu la Llama
Y es que aquí, justo al final de esta recta y cuando comienza la siguiente curva, dejaremos la carretera a la derecha
La desaparición de su poste indicador sin haber sido repuesto, junto la dificultad de marcar señales bien visibles, puede hacer y hace que se siga hasta los citados pueblo de Fuentes y Altu la Llama, realizando un rodeo muy considerable
Justo aquí es donde dejaremos la carretera para tomar un desvío a la derecha
Atentos al camino
Foto de invierno, con menos sombras, en la que se ve mejor el desvío. Esta pista a la derecha es el Camín de la Retuerta, pues baja a la antigua casería de este nombre, entrada en la parroquia de Borines. Hay algunas señales en el suelo y en el guardarraíl, pero no siempre se reconocen. A veces algún particular coloca algún letrero, que tampoco suele durar mucho puesto
Una
«garrapiella» en el asfalto. El paso continuo de vehículos hace que desaparezcan rápidamente, borradas por las rodadas
Realizamos todo un giro de 180º y empezamos a bajar por esta pista de tierra
En este cruce veremos en el Sueve: a la derecha el Altu la Llama, de frente la Collada del Campurriu y La Cruz de María Mingo (772 m) . A lo lejos el Picu Tiegu (847 m), a la derecha el Picu les Nozales (582 m), junto al que asoma a la derecha el Cuetu Ordiyón (717 m), a su derecha Antayo (554 m)
Y a la derecha de Antayo La Peña y La Cuesta Miyares
Aquí abajo dos aldeas de la parroquia de Borines: a la izquierda San Feliz y a la derecha Sieres
San Feliz, a 350 metros de altura, bajo La Cruz de María Mingo y El Cuetu Ordiyón
Y Sieres, a 300 metros de altitud, sobre el valle del
Ríu Borines. Arriba Antayo y La Cuesta Miyares
Sieres tiene un histórico movimiento vecinal, del que hablaremos en el próximo episodio, y en su barrio de Nunquera está la capilla de San Andrés, que celebra romería el 30 de noviembre…
«Si quiés que baile contigo na romería de San Andrés si quiés que baile contigo na romería de San Andrés has de dame neña lo que yo te pida: un besu pequeñu que valga por tres has de dame neña lo que yo te pida: un besu pequeñu que valga por tres ´
Después que baile contigo morena mia yo te daré Después que baile contigo morena mia yo te daré otro besu míu pequeñu, pequeñu otro besu míu que valga por diez otro besu míu pequeñu, pequeñu otro besu míu que valga por diez»
Más abajo el valle, unión de los ríos Borines y de la Cuesta Villar
Y en el valle, casas y lugares
A la derecha Vallobal, por donde pasa el camino, al lado de su antigua malatería, histórico hospital de leprosos del que también habrá que hablar en la siguiente entrega de blog dedicada a esta
travesía andariega
El camín entra en Vallobal por la carretera AS-358, donde está Villa Victoria, casa de indianos que vemos a la izquierda de la foto. El
Ríu Borines pasa oculto por la
biesca, a la derecha
Justo a la izquierda de Villa Victoria está la capilla de San Roque, a la entrada del cementerio de Borines
En el camino a la capilla y el camposanto asoma un poco la antigua Escuela de Borines
Y encima el lugar de Muñío…
En lo alto de La Cuesta Miyares las praderías de La Peruyal
Otro balcón hacia los Picos de Europa y los neveros y glaciares de El Cornión, de los que sigue hablando González Tuerba de esta manera…
«Al norte del Collado de la Forcadona (2.302 m), entre la Torre del Torco (2.452 m) y la Peña Santa de Castilla (2.596 m), se localiza el Neverón de la Forcadona, el de mayores dimensiones de todo el grupo del Cornión. En septiembre de 1997, Alonso y González Suárez (1998) reconocieron la existencia de tres cuerpos de hielo de reducidas dimensiones en este sector, entre 2.210 y 2.290 m. El retroceso experimentado por estas masas de hielo desde entonces, se manifiesta en el hecho que, a finales del verano del 2003, el Neverón de la Forcadona se había fundido totalmente, dejando al descubierto la pequeña depresión glaciokárstica que habitualmente ocupa. La cubeta aparece rellenada por un espeso manto superficial de derrubios que entierra un cuerpo de hielo (Tabla 2). El hielo, visible en su parte inferior, está enmarcado por un arco morrénico frontal de unos 8 m de espesor, y con fuertes pendientes a ambos lados, situado a 2.210 m. En las paredes del circo se conservan huellas de abrasión glaciar reciente, con superficies pulidas y estriadas muy frescas, que permiten reconstruir la altitud alcanzada por el glaciar durante su máximo histórico…»
«… En la pared norte de Peña Santa de Castilla (2.596 m), en un pequeño circo glaciar colgado y orientado hacia el NNE, entre 2.350 – 2.400 m, se conservan dos neveros permanentes de reducidas dimensiones. El nevero más elevado, empotrado contra la pared, tiene unas dimensiones aproximadas de 20 – 25 m. Por debajo, al pie de la pared a 2.350 m reposando sobre una suave repisa, se extiende el nevero de mayor tamaño con 90 – 60 m, y con un espesor máximo visible de 4 m. Bajo la nieve no se ha podido observar ningún cuerpo de hielo (helero), de forma que estas acumulaciones de nieve permanentes, que pueden conservarse incluso varios años, las consideramos como neveros (Tabla 2). Sin embargo, un cordón morrénico fragmentado y derrubiado enmarca el conjunto. La parte frontal de la morrena presenta una morfología muy poco nítida y de escasa entidad con una altura máxima de 4-6 m, con de haber sido modificada por procesos nivoperiglaciares. En su parte izquierda aguas abajo, el arco morrénico posee una altura de 8-10 m. Los bloques con huellas de abrasión glaciar representan en torno al 2%. El mayor volumen de esta parte del complejo morrénico se debe al aporte de material procedente de un cono de derrubios preexistente que fue removilizado por el glaciar en su avance, prueba de lo cual es la existencia de formas en plancha, características de un transporte subglaciar. El sustrato se encuentra pulido y estriado… «
Y en las
Conclusiones dice:
«El análisis de las huellas morfológicas y restos de hielo encontrados, así como de las fuentes históricas, permite constatar la existencia durante la Pequeña Edad del hielo de un glaciarismo de carácter marginal, en el umbral límite de glaciación, localizado en alturas por encima de los 2.200 m, y relegado a las topografías más favorables, bajo la protección que ofrece la sombra de las paredes norte de algunas de las principales cumbres. Se han reconstruido un total de 6 aparatos glaciares de reducido tamaño, localizados en los macizos central y occidental de los Picos de Europa, y que en conjunto suman una superficie de 26 ha»
Más cerca, justo debajo de nosotros, las praderías de La Retuerta, ya en Borines
Y por el Camín de La Retuerta bajamos nosotros en ruta al valle
La senda baja primeramente por un tramo recto
A la sombra de fresnos y castaños, el bosque autóctono
Un precioso camino a la sombra de estas arboledas…
Sigue paso a paso el descenso…
Atención ahora en esta curva…
Antaño se bajaba a la izquierda, atravesando la casería de La Retuerta, pero ahora está cortado, por lo que en la curva, donde hay un cruce, se sigue de frente
Aquí a la derecha sale un camino que continúa bajando
El indicador nos orientará
Aparecen tres de los colores de flechas que suelen indicar hoy en día esta
travesía andariega
El
camín sigue todo recto en bajada por esta ladera
Salimos así a unas fincas…
Y miramos de frente a Viyao, la Cuesta Villar, los Payarones, L’Arbeyal…
Bajo Viyao Les Lloses y El Carbayal
El Carbayal y a lo lejos La Llana, El Cuetu y El Cantu, dando vista a La Cuesta Cayón
En La Cuesta Cayón vemos ahora a la derecha su máxima altitud, el Fariu (557 m), plantado de pinos y abetos. Justo a sus pies está Pintueles, que no vemos desde aquí y, al otro lado, está Infiesto L’Infiestu
A la izquierda otra vista de Cadanes
En primer término El Cantu y La Barrosa
Y más allá Cadanes, parroquia de Pintueles, hábitat de caserío concentrado que aprovecha el terreno del valle
Y más allá el gran anfiteatro natural de la Cordillera Cantábrica, los
Montes Astúricos
Otra vista del valle entre Borines, Vallobal y Miyares
El Picu Viyao, de frente. También el equipo investigador de sus restos saca sus Conclusiones del estudio de este yacimiento…
«A la luz de lo expuesto, el yacimiento de El Picu Viyao puede ser entendido como un enclave más complejo de lo que se creía hasta ahora. Ha quedado claro cómo las características constructivas de las estructuras defensivas que conforman los diferentes espacios del enclave pueden ofrecernos datos importantes referentes a aspectos cronológicos y funcionales que nos permiten comprender mejor el papel de este yacimiento en sus sucesivas fases de ocupación…»
«… Podemos pensar que en El Picu Viyao se establecería un poblado indígena durante la Edad del Hierro, realidad arqueológica perfectamente englobable bajo el concepto “castro”. Tras la conquista romana, en un momento por precisar, se ocuparía este enclave con fines militares en relación con el control del territorio y/o del entramado viario entre la depresión prelitorial asturiana y la rasa costera. Las pautas poliorcéticas que subyacen en la remodelación realizada en época romana desvelan el interés por constituir una posición fortificada y dominante en el terreno que no pudiera ser vencida por la falta de agua. Los factores militares prevalecen sobre los meramente habitacionales, por lo que el uso del término “castro” no nos parece adecuado para este caso, sino que deberíamos pensar más bien en una fortaleza o turris…»
Curva cerrada a la izquierda en el Camín de la Retuerta
La Retuerta debe su nombre al latín
tortus, torcido, enmarañado, nos dice el toponomista
Xulio Concepción, por lo que hace aún más evidente que estamos en un terreno retorcido por las sinuosidades orográficas de esta ladera que cae hacia el valle
Valle al que aún nos aguarda un descenso un tanto prolongado, en continua cuesta abajo
Crecen las hierbas y helechos en primavera
Al sur los altos picos del
cordal…
Una delicia de paisajes
La Collada Moandi y a la izquierda el Pierzu
Nos adentramos en esta honda caja caminera
Y en los bosques de La Retuerta
Arbolado que da buena sombra y frescor…
Y aquí volvemos a ver el Cuetu
Ordiyón. Nos encanta la descripción que hace de él la prestigiosa web montañera
«El Ordiyón, picu benjamín del Sueve, eleva su enhiesta figura en la parte más meridional de la sierra, pretendiendo alcanzar a sus hermanos mayores, de los que le separa la Collada Campucima (561 m)»
En algún cruce seguimos siempre el camino principal, el más
arreglado. Aquí ahora llaneamos un poco
Y tenemos una pequeña subida
Pronto acaba la cuesta…
Y ya vemos de frente la casa de La Retuerta
Por allí bajaba antes el
camín…
Pasamos al pie del
texu
Y vemos
platanales junto a la casa. En Asturias árbol ornamental, pues sus frutos no se comen
Pasado el
texu volvemos a bajar…
Todo recto en suelo de hormigón y fuerte descenso
Y nos metemos en otro
castañéu
Esta cuesta abajo tan larga será un
buen ejercicio para las piernas… tomémosla con calma
Nos adentramos nuevamente en un umbrío y precioso bosque…
Castaños, carbayos, hayas y fresnos, maravilla natural del
Camín a Cuadonga
Enlaza con este otro camino: seguimos de frente por la pista de cemento
Filas de árboles a la izquierda
Inclinan sus ramas sobre el camino como en una reverencia
Hay también algún robledal…
Y ejemplares de gran tamaño
Ahora vemos a nuestra derecha el Picu Viyao
Y abajo las profundidades boscosas por donde discurre el
Ríu la Cuesta Villar
Admiramos siempre la singular silueta del
picu…
Y las evidentes señales de aparato defensivo de su cima, del que dicen los investigadores:
«… en El Picu Viyao, podemos adelantar algunos parámetros formales que servirán para especificar cronológica, funcional y culturalmente distintos fenómenos arqueológicos detectables dentro de la ambigua realidad de “castro”. En concreto, hemos reconocido una serie de elementos constructivos relacionables con la presencia de cuerpos militares romanos que, con su presencia, denotarían la fundación o reocupación de algunos de estos enclaves. Tales rasgos formales derivarían de los sistemas de castrametación romanos (vid. Gilliver, 1999): el empleo de brachia u otros elementos de fortificación de composición terrera combinados con fossa duplex, los campos de piedras hincadas o caballos de Frisia, la disposición no orgánica de las plantas de los asentamientos… Como buena muestra de estos rasgos, podemos pensar en los enclaves tradicionalmente catalogados como castros y para los que la investigación ha desvelado una importante ocupación militar romana, como El Chao Samartín, San Ḷḷuís, El Monte Castrelo de Pelóu… o incluso su fundación como asentamientos militares romanos, tal sería el caso de San Isidro»
La alambrada delata que llegamos a una zona de pastos y fincas
Empezaremos a ver estas fincas mejor al pasar la siguiente curva
La bajada ofrece aquí unos metros de tregua…
Pasamos estos
arbolones…
Estamos en El Navalín, fincas ganaderas encima de Borines
BORINES Y VALLOBAL: LA TIERRA DEL NEANDERTAL, LOS ABLAIDACOS, EL BALNEARIO Y EL HOSPITAL DE LOS MALATOS (PILOÑA). EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (12)
Mapa de esta parte de la travesía andariega
Bajando a Borines
Viniendo de Anayo, los peregrinos del Camín a Cuadonga han entrado en la parroquia piloñesa de Borines por La Retuera. Todo en bajada, llegan a un tramo relativamente llano en El Navalín y Los Campos, buena extensión de pastos antes de seguir bajando hacia el valle del Ríu Borines, afluente del Piloña
Nos acercamos a una encrucijada sita en medio del bosquete que tenemos enfrente
Bajo nosotros, monte abajo a nuestra derecha, discurre el Ríu la Cuesta Villar, afluente del Borines. Su valle y todo el entorno se hallan al pie del emblemático Picu Viyao, del que tantísimo hemos hablado en el capítulo anterior. A su izquierda está el valle de Pintueles, cerrado al sur por La Cuesta Cayón
En este pequeño bosque de árboles que jalonan la senda, predominan castañales y algún roble o carbayu Las fincas, prados de siega y pasto, están cerradas con alambradas para que el ganado no pase a los caminos
Hay un poco de curva a la derecha…
Y luego llega un tramo recto…
Caminamos entre prados hacia el cruce de caminos
Es una bifurcación, con una capilla u oratorio de ánimas en medio
Realmente sería indistinto ir a la derecha o a la izquierda, pues ambos ramales se reúnen poco más abajo, si bien la señalización indica que mejor ir por la derecha
El oratorio ha sido restaurado hace un tiempo después de largos años de abandono
Nos asomamos un momento a ver el interior, siempre con flores y ofrendas
Hay un cuadro con la Virgen del Carmen, veneración muy común en estas capillas
De la capilla de ánimas seguimos pues ruta a la derecha
Y este es uno de aquellos postes supervivientes de la señalización de 1997 a la que tanto nos hemos referido en episodios anteriores. Tras pintarse y repintarse a manos las flechas desde 1992, ese año El Garrapiellu recibió numerosos apoyos para promoción de la ruta, los cuales culminaron con una señalización integral con estos postes y placas de madera, patrocinada por el Principado de Asturias en colaboración con esta asociación, que, sin dejar de repintarse las flechas cuando era necesario, sirvieron (y sirven) para orientar mejor a los peregrinos dada su visibilidad
Pese al tiempo transcurrido aún siguen unos cuantos en pie, pero van desapareciendo de año en año. De entonces acá no se realizó ninguna iniciativa similar ni se repusieron estos postes con la garrapiella, el trisquel con el que El Garrapiellu señalizó el camín, bautizado de esta manera por los caminantes, y que terminó siendo anagrama de la asociación
Pasamos así al lado de este establo…
Y seguimos el camino que avanza ahora todo recto y sigue siendo llano
Altas arboledas se extienden en fila a lo largo de él
Cierre ganadero a la entrada del establo
Dejamos atrás la cuadra…
Caminamos cerca de la cima de un cueto que, como un espolón, se asoma sobre estos valles
Es una pradería cuya cumbre está arbolada
Más lejos y arriba, el Puertu Sueve, la cara occidental de la sierra, con sus altos peñascos de piedra caliza gris clara, casi blanca. Arriba tenemos La Cruz de María Mingo (772 m), el Picu los Cuervos (851 m). Más arriba están el Maladín (995 m), La Palombera (1.042 m) y el Picu Fontanielles (1.054 m), y parece asoma la pica del Miruellu o Miruenu, el Cuetu la Múa, segunda altura mayor del Sueve con sus 1.137 metros de altitud
Sigue el camino entre fincas y arboledas
De frente a nosotros los altos de La Cabaña, La Rozona y Cantulleenderu. Al otro lado está la famosa Cueva del Sidrón, con sus famosos hallazgos neandertales de los que hablábamos en la anterior entrega de este blog, bajando desde Anayo
También hablábamos del Picu Viyao (575 m), emplazamiento de un castro astur aparentemente reformado durante la romanización para controlar el territorio, tal vez vigilando estos antiguos caminos y las cercanas minas, pues hay yacimientos de oro, cobre y arsénico, en todo este entorno del valle del Piloña
Por abajo discurre el Ríu la Cuesta Villar, que nace en el lugar de este nombre, justo a la derecha del Picu
«La altitud El Picu Viyao le hace destacar entre la mayoría de los asentamientos castreños del surco prelitoral que, por lo general, se encuentran entre los 300 y los 200 msm. Es una privilegiada atalaya de alcance regional desde la que se alcanza a contemplar la rasa costera de Lluces (Colunga), hacia el Norte, en los días más despejados. Asimismo, en la panorámica vista desde el yacimiento destacan los macizos de El Puertu Sueve y alguna de las elevaciones más destacadas de Los Picos de Europa al Este. Hacia el Sur se pueden ver algunos tramos de la depresión prelitoral que comunica la cuenca central ovetense con el valle del Sella, aunque La Sierra’l Pinu y El Monte Cayón le cierran la visión directa sobre buena parte de estas tierras bajas por las que discurre el río Piloña. Más lejana se observa la Cordillera Cantábrica y muchos de los pasos y vías naturales que comunican las dos vertientes de su eje axial, entre los puertos de Tarna y El Pontón. Hacia el Oeste, destacan las elevaciones del Monsacro y el macizo de L’Aramo, y se llegan a atisbar las primeras sierras del suroccidente asturiano, como la de L’Aguión (Salas) Desde su posición destacada, la visibilidad del entorno es muy importante. Controla de forma directa las tierras más bajas de su ámbito próximo, destacando la visualización de los importantes pasos de L’Altu la Llama y de Anayo hacia el Norte, por los cuales cruzan los caminos tradicionales que, desde el surco prelitoral, se dirigen hacia la costa cantábrica»
Y a sus pies se desparraman las caserías y quintanas de Viyao, barrio de Borines que fue en el pasado, coto señorial compartido por tres familias, que designaban alternativamente a su alcalde mayor, juez ordinario y demás cargos vecinales. Abajo los Payarones…
El núcleo principal de Viyao
Más arriba La Rotella, La Obra, Iris…
A la derecha los altos de La Cuesta Villar, donde nace como hemos dicho el río de este nombre, ya en la parroquia de Anayo, bajo los altos de L’Arbeyal y Los Payarones
A la izquierda en Cuetu Trescases (271 m), con las casas de La Llana, El Cantu y La Barrosa. De frente La Cuesta Cayón, encima del valle de Pintueles
Allí destaca el Picu Fariu (557 m), la mayor altura de esa sierra. Una buena referencia, pues al otro lado está Infiesto/L’Infiestu, capital de este concejo de Piloña
A su derecha la Sierra Ques, divisoria de Piloña y Nava y en la distancia, la larga sierra de Peñamayor, que se extiende entre Nava, Bimenes y Llaviana, cuya cota máxima es La Triguera (1.293 m)
Aquí más cerca, a la derecha del Fariu y al pie de la larga loma de La Cuesta Cayón, Cadanes, aldea de la vecina parroquia de Pintueles
Cadanes está en un valle, formado por el río Pintueles y el río Les Abeyes (este afluente también del Borines), que constituye un paso natural empleado antiguamente por peregrinos a Santiago a lo largo de un viejo camín real. Tal vez por ello existan numerosas capillas, la más vinculada con la ruta xacobea la se San Joaquín y Santa Ana, a la salida del pueblo, pero en el medio existe también la de Santa Lucía, del siglo XVIII, con fiesta en diciembre
Otras dos capillas están vinculadas con casonas: la de San Vicente, en La Casona d’Arriba, de los González Valdés, y la de Nuestra Señora del Carmen, en La Casona d’Abaxu
Bajo este gran castaño empezamos a bajar…
Al principio muy suavemente….
Pasando bajo otro buen castaño…
Extensas praderías en junio, temporada de la siega o, como se dice en Asturias, el tiempu la yerba
Al sur vemos los grandes murallones montañosos que cierran el valle del Piloña por el sur, como las sierras de Pesquerín y Abedular, pero la vista, de la que también comentábamos mucho en el verdadero balcón natural que es Anayo, llega hasta la más altas cimas de los puertos de este sector de la Cordillera Cantábrica, entre Los Beyos, Ventaniella Tarna, como Peña Ten, Pileñes, el Pierzu…
Vemos el Picu Pierzu (1.552 m) a lo lejos a la izquierda de la foto, cuya cima está en la parroquia de Sebarga y concejo de Amieva, su bien gran parte del monte pertenece también al vecino concejo de Ponga. En mdio de la foto Los Foyos (691 m), que se alza entre los ríos Pequeñu y Color, alfuentes del Piloña por el sur
A su derecha es el cónico Picu Fresnéu o Moxagre (962m), sobre la Collada Moandi (651 m), paso de Piloña a Ponga. A la izquierda de la collada la Mota Cetín (1.135 m). También de muy peculiar forma, parte del Cordal Cetín y Cea, entre los ríos Mampodre y Sella
Al fondo los montes de Los Beyos y Ventaniella. A la derecha pensamos sea el Tiatordos (1.950 m), en cuya cima existe un buzón de cumbres con forma de piolet «en homenaje a los montañeros caídos en misiones de rescate»
En medio de la foto en la distancia la Sierra de Aranga
Abajo en el valle Vallobal, por donde pronto caminaremos, dejando el valle del Ríu Borines a la izquierda para dirigirnos a Miyares y las lomas de Sorribes. Justo encima de Vallobal se distinguen bien las casas de El Pandu
Miramos ahora hacia el frente
Unas cabañas a la sombra de los árboles
Pasamos al pie de ellas, son otra muy buena referencia
Bajo ellas, a su derecha, otro grupo de castaños
Aquí ya han segado, está curando la yerba, al sol. Abajo pasa el recitado río de la Cuesta Villar, cerca ya de unirse con el Borines al lado del pueblo de este nombre
Más allá la larga loma de La Cuesta Cayón, encima de Cadanes
Aquí abajo, en medio la boscosa loma que tenemos enfrente, al otro lado del valle del Ríu la Cuesta Villar, están La Cabaña y Cantullenderu, en un claro en medio del bosque, al lado mismo de la famosa Cueva del Sidrón, en la que se descubrieron los tan sorprendentes hallazgos que convulsionaron al mundo científico, y nos ayudaron a saber más de una especie humana extinguida que convivió con nosotros miles de años atrás, el Homo Neandertalensis, el neandertal. Así escribíamos de ello en el libroEl Camino de Gijón a Covadonga:
» En 1994 tres espeleólogos de Xixón, Carlos Armando, Juan José, y Francisco Javier del Río, localizaron, mientras exploraban la cueva, los primeros restos humanos. En un principio se pensó que pertenecían a «fugaos» o refugiados de la posguerra civil, pero después de analizarlos se vio su adscripción a hombres prehistóricos que resultaron ser neandertales. Al realizar excavaciones en el lugar y tras sucesivas campañas, se descubrieron los restos de al menos doce individuos, un bebé de dos años, dos niños, tres adolescentes y seis adultos, tres mujeres y tres hombres, así como instrumentos líticos, es decir, herramientas de piedra, junto con restos de otros animales. Un análisis posterior más pormenorizado, con el que se pudo secuenciar su ADN mitocondrial, el material genético, dio como resultado un descubrimiento sorprendente: los actuales Homo Sapiens euroasiáticos tienen hasta un 4% de material genético que deriva del ADN del Homo neandertalensis,,,»
«… Con toda la cautela que es necesario tener ante un descubrimiento de tal cariz, y dado que el estudio se comparó con otros también realizados con restos de neandertales procedentes de otros lugares de Europa (Vindija en Croacia, Mezmaiskaya en Rusia y Feldhofer en Alemania), se sacó la conclusión que durante un período de tiempo ambas especies se cruzaron, se supone que al pasar los sapiens de África a Europa, el lugar sería Oriente Medio hace unos 50.000 años.
«Esto aviva el debate hasta el límite del incendio», llegaría a decir un científico; «Si podían tener hijos fértiles entonces eran la misma especie», replica otro… «Ha sido una sorpresa y se contradice con las opiniones que habíamos defendido antes», opina un tercero…y a la vez, todos los demás, las reacciones se cruzan: «El hecho de la hibridación prueba el intercambio de genes entre las dos especies»… y no es para menos, en contra de lo que mayoritariamente se pensaba hubo un cruce genético que llega hasta los humanos actuales
Es como decir que de alguna manera los neandertales «continúan viviendo»
: somos nosotros, una pequeña parte, entre un 1% y un 4%, pero los neandertales allí están, o mejor dicho «aquí», el neandertal que todos «llevamos dentro»…
«… Pero las sorpresas no han hecho más que empezar, durante un tiempo no se sabía como «entraban»
en la cueva, la cual tiene hueco solo arriba, después se averiguó que sus restos, así como las herramientas y otros materiales «cayeron adentro», quizás como resultado del hundimiento del terreno, a causa por ejemplo de una tormenta de agua…»
«… A la vez se realiza otro descubrimiento más inquietante: aquella familia neandertal había sido canibalizada
, sus huesos presentaban las marcas que se realizan al cortar carne y separarla del hueso con instrumentos de piedra. Las herramientas líticas que estaban a su lado eran para eso, aún no sabiéndose a ciencia cierta si fue un motivo ritual mágico religioso, o alimenticio, si en época de hambrunas se comían a sus semejantes. Conocedores de todo ello, los investigadores buscan en el exterior, alrededor de la cueva, las causas y origen de tan dramático acontecimiento»
Dada la importancia y trascendencia de los hallazgos que acabamos de relatar, todo ese espacio, hasta Vallobal ha sido protegido con la idea de ser preservado: es la
Otro apasionante y espectacular encuentro con la historia en nuestra bajada a Borines
A cada paso que damos nuevas sorpresas nos aguardan…
A la izquierda, una de las viejas cabañas
A la derecha esta canciella es también un excelente mirador sobre el valle, hacia Cantullenderu y El Sidrón, una de las cunas de la Humanidad. Así escribíamos de ello en 2012, en uno de estos «borradores» que no llegaron a entrar, cuestiones de espacio, en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
EL NEANDERTAL: EXISTIÓ OTRA HUMANIDAD
«Pocas han sido las especies de seres vivos cuya visión ha cambiado tanto para público y estudiosos en tan pocas décadas, que esa especie sea humana y prácticamente hermana nuestra, de la que portamos, compartimos, o tenemos derivados (hay viva polémica también con la palabra exacta) algunos de sus genes, no debería tampoco pasarnos desapercibido
De presentársenos al neandertal con rasgos simiescos, torpes, brutales y hasta caricaturescos, se ha pasado, después que recientes hallazgos y descubrimientos arrojasen nueva luz sobre el tema, a verlos como seres humanos de otra especie extinguida, pero con los que nuestros remotos antepasados compartieron territorio a lo largo de unos 15.000 años…»
«… Poblaron Europa y parte del Asia occidental desde hace unos 230.000 años hasta unos 28.000, cuando se extinguieron como especie aparte. Sus primeros restos aparecieron en 1829 en la actual Bélgica y después en Gibraltar en 1848, pero la ciencia paleoantropológica aún estaba naciente y no se supo interpretar su origen, esto no sucedería hasta 1856 con la localización del especimen del valle de Neander (por eso Neandertal (valle de Neander), formado por el río Düssel, no muy lejos de Düsseldorf, en Alemania, aunque en principio sus descubridores esgrimieron la teoría que era un cosaco ruso que sufría raquitismo, llegado acá siguiendo la retirada de los ejércitos de Napoleón
A posteriori se hicieron nuevos estudios y más hallazgos que demostraron que eran humanos prehistóricos, pero no fue fácil ubicarlos ni definirlos, si como antepasado del ser humano actual, si como subespecie, o como especie humana aparte. La verdad es que es absolutamente fácil «pillarse los dedos» con este asunto y el debate entre científicos está siempre a flor de piel, aunque en este momento hay un consenso que lo cataloga como especie aparte…»
«… Sí se considera que el Sapiens y el Neandertal tuvieron antepasados comunes, pero varían las fechas en las que se separaron «las dos ramas», según los autores, pudiendo ser hace 400.000-600.000 años, e incluso más atrás, hasta un millón de años. Se piensa mayoritariamente que los neandertales poblaron europa y parte de Asia eran descendientes de una de aquellas ramas, los Homo Heidelbergensis, tenidos como antepasados directos de los neandertales pero muy semejantes a los Homo Sapiens más antiguos, aparecidos en África. Estos últimos, también llamados hombres de Cro–Magnon o cromañones evolucionarían en este continente africano hasta que se vieron obligados a salir de él, posiblemente por una creciente hostilidad del medio (¿desertización?) y empezarían a emigrar extendiéndose por Eurasia. Allí coincidirían con los neardentales durante unos 10-15.000 años aproximadamente, período de hace entre 30.000 y 40.000 años atrás…»
«… Hubo cruzamientos pero, en ese espacio de tiempo, no necesariamente largo para extinguirse una especie en aquellas circunstancias, sino más bien corto, los neandertales desaparecen, lo cual ha dado lugar a otra fuente de teorías buscando estas razones, en términos sumamente apasionados:
¿No pudieron con la competencia del cromañón?, ¿les expulsó este de sus mejores habitats?¿fueron exterminados?, ¿tenían problemas genéticos?, ¿les afectó un cambio climático?, ¿inadapatación a las nuevas circunstancias?, ¿fue la suma de varios de estos factores y de algunos más?
Lo cierto es que todo lo dicho hasta ahora puede tener múltiples interpretaciones y está sujeto a nuevos descubrimientos, siempre sorprendentes. Lo que un especialista suscribe otro cuestiona, es como si el pasado estuviese en un «constante movimiento», quizás sea eso lo que hace a este asunto tan interesante. Por ello, tanto lo escrito anteriormente como lo que viene a posterior está siempre en entredicho y a expensas de nuevos hallazgos, estudios y teorías, que refuercen o debiliten cada posicionamiento científico, según cuadre…»
«… El Neandertal es una fuente inagotable de sorpresas, quizás en parte por tantos años de «caricaturización» que, ahora en contraposición, la ciencia demuestra todo lo contrario. Se ve que tenían la facultad de poder hablar, aunque desconocemos totalmente como sería su lenguaje, se descubre un avanzado desarrollo de la idea de comunidad, e incluso del simbolismo, la magia y la estética, pero sin duda, si viésemos uno paseando por la calle, no pasaría desapercibido, pues sí hay rasgos físicos diferentes a nosotros: esqueleto robusto, anchura de pelvis, brazos y piernas cortos, tórax grande, arcos supraorbitales acentuados, frente chata e inclinada, cara prominente, mandíbula sin mentón y una importante capacidad craneal, totalmente adaptados al entorno frío de sus regiones, supervivencia ante las glaciaciones. Empleaba las herramientas propias de la Edad de Piedra, el Paleolítico, principalmente dentro de la denominada «cultura Musteriense». Eran recolectores y cazadores…»
«… Entre los genes localizados en los huesos de El Sidrón aparece el de la pigmentación, por lo que habría individuos rubios y pelirrojos, y también aparece el del habla, si bien este último es también un tema dado a controversia en la actualidad. La tendencia actual es que revelan parecerse mucho a nosotros, pero a la vez ser muy diferentes. Existe hasta un debate casi filosófico sobre cual sería su percepción del mundo y su actitud ante la vida en comparación con la de sus vecinos sapiens-cromañones. Aunque para unos habría grandes diferencias y ahí estaría la razón de que una especie prevaleciese, a otros les da la impresión que, después de tantos miles y miles de años de su evolución síquica, y de compartir o competir por un mismo territorio, quizás esas percepciones fuesen bastante parecidas, al menos en las etapas finales de los neandertales … «
«… Mientras tanto, mientras Marco de la Rasilla, director de las excavaciones en El Sidrón y su equipo, siguen sus investigaciones, otros científicos están antentos a este y otros yacimientos porque cada poco tiempo se hacen novedosas averigüaciones. En el momento de escribir estas líneas, la vecindad se moviliza pidiendo más atención a este lugar, sobre todo tras el proyecto de hacer un museo dedicado a esta cueva y a sus milenarios «inquilinos», quienes tuvieron un muy triste final, sin duda, pero sus de sus huesos descarnados salió la impresionante información segun la que, en realidad, todos somos un poco neandertales …»
Absortos con el impresionante pasado de estos lugares, proseguimos ruta, fincas abajo, pasando bajo un buen carbayu
A partir de aquí el descenso se va haciendo más acusado: de frente vemos ahora La Peña y La Cuesta Miyares (393 m), estribaciones más bajas y meridionales del Sueve
Abajo empezamos a ver algo de Borines
En concreto un tres edificios muy importantes
Aquí la antigua escuela, restaurada y recuperada como centro vecinal
A su derecha la capilla de San Roque, que celebra sonada fiesta, la corta, traída y puesta del ramu, un enorme tronco, en el prau dela fiesta
Tras la capilla el cementerio y, más abajo, la carretera AS-358. donde hay una casa de indianos, Villa Victoria
Hablaremos de ella cuando pasemos delante, pues ese es el trazado del camino, que comunica Borines con Vallobal, lugar que inspiró escenarios de algunas de las obras del gran dibujante Isaac del Rivero
Vallobal, pueblo que fue famoso antaño por su antiguo hospital de malatos o leprosos de San Lázaro de Vallobal, que existió durante bastantes siglos y junto a cuyo antiguo edificio habremos de pasar
Hermoso paisaje pues ante nosotros…
De frente asoman más estribaciones del Puertu Sueve, por la zona del Picu Maladín (995 m)
Las vacas nos ven pasar…
Otras pacen tranquilamente, ajenas de inquietudes
Por allí abajo el Ríu la Cuesta Villar corre ya a unirse al Borines…
Los dos río se unen en La Forcada y La Soledá, justo a la derecha y debajo de la escuela y de la capilla de San Roque. Encima asoman en una colina las casas de Muñío. Más allá, al otro lado del Piloña, río que no llegamos a ver desde aquí, las estribaciones más septentrionales de la Sierra Pesquerín. Más lejos la ya citadas cadenas montañosas en torno a la Collada Moandi y el Picu Pierzu
Emprendemos pues la parte más fuerte del descenso
También a la sombra de los castaños
Curva a la derecha…
Aquí mismamente enlaza con este el otro camino que sale del oratorio de ánimas a la izquierda
Vamos a mirar ahora un poco a la izquierda
Sieres, barrio alto de Borines, dando vista a los altos de La Salgar y La Cuesta Miyares
Observando al caminante…
Y sigue la pronunciada bajada a Borines. Tras las cuestas del Altu la Cruz, o hacia Coru, Breceña y Sietes, es una verdadera «desescalada» que pone a prueba nuestras piernas
La caja caminera es profunda, lo que delata que el camino es muy antiguo, caminamos bajo los robledales y entre fincas ganaderas
La bajada es continua con fincas a la derecha y frondosa selva a la izquierda
Muchos castaños, les castañales
La bajada es muy pendiente pero verde y preciosa…
Tramos al sol y tramos a la sombra…
El suelo de hormigón, para evitar resbalones…
Pasamos por la parte de abajo de las fincas que antes veíamos desde arriba, bordeándolas
Cierres y alambradas
Un poco más de penumbra a la sombra de la foresta…
Honda caja caminera y esplendor de la naturaleza
Una construcción a la derecha….
Es un depósito del agua, sobre el camín
La pendiente parece querer suavizarse un poco al acercarnos a una casa
Es un sitio de bastante visibilidad: a nuestra izquierda el valle del Ríu Borines
El valle y Borines, o al menos alguno de sus barrios, aldeas y lugares
Arriba las alturas de La Peña y La Cuesta Miyares (469 m), con las praderías y bosques de Fresnu a la izquierda. Por abajo vemos la carretera AS-358, que comunica el valle del Piloña, en concreto la zona de Villamayor, con Colunga, vía Borines y el Altu la Llama. Poco más arriba sube la Carretera Sieres (PI-10)
Abajo en la carretera el bar El Santi
A sus pies, oculto por la vegetación de ribera, pasa el río Borines
Vamos a volver a mirar arriba, ahora a la izquierda
Monte arriba, justo encima de la carretera, Sieres, con el Cuetu Ordiyón (717 m) encima. Más a la izquierda La Cruz de María Mingo (772 m), y el rocoso y calizo Picu Maladín (995 m). Debajo de él los altos de Medal y El Llanu, bajo cuyas laderas de asientan las casas de San Feliz
El Cuetu Ordiyón es llamado el Benjamín del Sueve, dado su menor tamaño respecto a los demás picachos calizos de la sierra, pero su forma cónica, ser el más occidental de todos, y estar apartado de ellos por un collado, le dan un carácter muy singular. Abajo a su derecha las camperas de La Salgar
A la derecha del Cuetu Ordiyón otro collado, La Salgar, que lo separa de Antayo
Sieres tuvo, en fecha tan temprana como 1916, una Casa del Pueblo para sus juntas vecinales y actos culturales, inaugurada el 5 de abril de ese años. Gracias a la crónica de Lin de Pepa escrita para Asturias revista gráfica y semanal, sabemos que el maestro de Borines y natural de Sieres José de la Llana regaló el solar. José María Martíno, comerciante propietario de la tienda-chigre Cá Martino en Vallobal (célebre por su sidra), consiguió el plano hecho por arquitecto y dio la pólvora para sacar piedra de las peñas cercanas. Arturo Beronda pagó la tabla del cielo raso del techo, y los hermanos Francisco y Rafael Fernández Diego aportaron cada uno 50 pesetas
Así era descrito en la crónica cómo se desarrolló el acto inaugural:
«Serían las tres de la tarde del citado día, cuando llegamos a la casa que se iba a inaugurar don Carlos González, cura párroco de Borines, don Francisco y don Rafael Fernándes Diego, y don Alejandro Escandón, acompañados de sus distinguidas señoras: doña Antonio Cuesta, ilustrada maestra de Borines, y el cronista, saliendo a recibirnos una comisión de vecinos; disparándose porción de palenques en nuestro honor. A las cuatro próximamente dio principio el solemne acto que tuve la honra de abrir con la lectura de una cuartillas que terminé con vivas a Sieres, Borines y Piloña. Nueva salva de palenques y el himno Nacional tocado por dulzona gaita premiaron mi modesta labor; y a continuación hablaron varios señores…»
Sucesor de esta Casa del Pueblo, donde también se celebraban fiestas, actuaciones, teatro y bailes, fue la Casa Social de Sieres, inaugurada en 1954, en plena posguerra, rehabilitada y reinaugurada en marzo de 2011
Desde aquí vemos el barrio de Nunquera, con su capilla de San Andrés (izquierda de la foto), que celebra fiesta el 30 de noviembre
A la izquierda, la carretera que entra en Sieres, la PI-10, que enlaza con la AS-259
Allí hay una muy llamativa casa con picudo tejado a cuatro aguas…
Destaca en la ladera, junto a la carretera
Arriba San Feliz, a 359 metros de altura. Más arriba Monte Cudiellu, Medal, El Llanu y la Cruz de María Mingo. El Picu la Múa (1.021 m) en las alturas
Caminamos un poco más y contemplamos nuevas perspectivas
A la izquierda de San Feliz el Picu los Nozales (582 m)
Allá arriba está el Altu la Llama (416 m), importante encrucijada que es también uno de los accesos directos al Sueve para ganaderos y excursionistas, donde confluyen las carreteras que comunican los concejos de Piloña y de Colunga y es la subida directa al Mayáu Espineres, donde se celebra la Fiesta del Asturcón, festejo del marcaje de los caballos asturcones, ya glosados por los romanos
Allí está el bar La Llama, fundado en 1892 por un indiano que había hecho fortuna en ultramar y, según recoge Luis Antonio Alías en sus reportajes gastronómicos para el periódico El Comercio, regresó a su pueblo, se casó con la novia de juventud que aún le esperaba, y fundó casa y tienda mixta de chigre y tienda de ultramarinos y de todo, como era normal por entonces, para abastecer al vecindario, y en este estratégico lugar, celebrándose también bailes y llamándolo como el lugar, La Llama
Como no podía ser de otra forma hizo también llagar de sidra, haciéndose pronto parada obligada de los ganaderos del Sueve, los peones camineros, los viajantes y hasta los señoritos, todos atraídos por su surtido de viandas provisiones y fiestas
En 1967 otros dos emigrantes, Maruja y Julio, retornados de Francia, se hicieron con el establecimiento, siendo ayudados por su hija Julita (Julia Villar Collado), que se había quedado en el pueblo viviendo con los abuelos y que, aunque siempre había querido ser cantante y bailarina, se hizo sobradamente famosa como chigrera y… cartera
Nos gusta darle buena referencia, porque alguna vez, algún peregrino despistado que no vio las señales para bajar a La Retuerta, siguió de Anayo hasta allí, siendo ayudado y orientado en ese bar y restaurante, ahora llamado Asturcón
El buen hacer de Julita pasó a sus hijos Jonathan Río Villar y Marisol Miyar Villar que, como escribe Luis Antonio Alías en su citada crónica del lugar:
«No obstante la espontaneidad, la alegría y la hospitalidad –que mantiene intactas– añaden calor, color y sabor a sus guisos. Y orientaron a sus hijos, que además de ocuparse del ganado y la huerta propios, terminaron, bien convirtiéndose en cocinero profesional tras pasar por la Escuela de Hostelería de Oviedo y dirigiendo cáterings de altura (Benigno), bien licenciándose en filología inglesa e idiomas y cocinando aquí para evitar su cierre (Jonathan, que el nombre ya predisponía) o bien sumando fuerzas (Marisol).
La fachada deja espacio para una improvisada terraza. Además nos ubica con precisión dado que justo delante dos señales de la AS-258 marcan, una 12 kilómetros a Colunga, otra 9 a Pintueles y 16 a Infiestu. Tras la vetusta barra, un igualmente vetusto armario de madera y cristal almacena botellas y recuerdos, mientras las vigas verticales forradas de madera añaden sabor a taberna caminera, tasca pastoril o chigre montañero, tres cosas que cumple. Y si en los compartimentados comedores superior e inferior nos agasajamos con un suculento pote de verdura, una carne asada o guisada a la antigua (u otros cortes de vacunos pastiados en las fincas familiares), un cabritu de la zona, callos de la casa desde la misma vaca, tortos con picadillo de gochín bien tornáu, huevos de les pites del corral cuyo gallo despierta a Julita diariamente y el siempre conveniente arroz con leche, entonces, no lo dudemos paladearemos sabores del Sueve, sierra que sabe. Y que sabe mucho y muy bien»
Llegamos así a la primera casa de lo que es propiamente el núcleo de Borines, cabeza de la parroquia, Casa Cardín
Con un gran tendeyón en la entrada, al lado del camín, muy acogedor
Atención ahora al pasar junto a la esquina
Aquí en esta casa es donde hay un detalle que se nos revela indicado a los peregrinos a Covadonga, una imagen de la Santina colocada en un pequeño altar de piedras en forma de arco, a manera de pequeño oratorio protegido por una reja
La imagen mira al camino en la dirección a la que vienen los caminantes en ruta a la Cueva Divina
De ella escribimos en El Camino de Gijón a Covadonga:
«Esta imagen es una sorpresa que tiene la virtud de dar ánimo a muchos excursionistas fatigados, o con el «pie rebelde», ya que es señal de nuestra cada vez mayor proximidad al santuario y que lo más duro se ha quedado atrás…»
» Nada más es ahora cuestión de tiempo llegar a la Cueva Divina para ver la imagen original de Nuestra Señora de Cuadonga, que seguro que va estar allí esperando por nosotros y no va a moverse del sitio, por lo tanto, que tampoco nos entre una alegría desmesurada y queramos «forzar la maquinaria» demasiado, empezando a andar a carreras, sino disfrutando de todo el encanto natural de esta maravillosa senda andariega.»
Luego de ver el altar de la Santina en el camín continuamos cuesta abajo
Aquí, en la entrada de la casa por abajo podemos echar un vistazo atrás
Y desde la portiella vemos Casa Cardín con su soleada galería, orientada al sur
Según seguimos caminando pasamos junto a un aljibe
Desde aquí tenemos una muy buena vista de otra parte de Borines, donde el valle se torna más abierto
Abajo a la derecha el barrio La Cuesta, hacia donde nos dirigimos, rumbo a La Soledá, los prados que vemos más allá, justo encima, donde el Ríu la Cuesta Villar desemboca en el Ríu Borines, cuyo curso descubrimos por la línea de arbolado que atraviesa la vega a la izquierda
Más allá del río las casas de la carretera, bajo La Cuesta Miyares
Allí vemos algunos edificios notables, entre ellos la iglesia parroquial
En la carretera, a la derecha de la foto vemos La Sierra, serrería de Borines y, a su izquierda, El Vallón, alojamientos rurales, sucesoras de las antiguas y célebres fondas que hospedaban a la gente que acudía al antiguo balneario de Borines, La Victoria, del que pronto tendremos que hablar. Abajo, en el Ríu Borines, funcionaba el Molín del Rosequín
Arriba volvemos a ver la capilla de San Roque con el cementerio y Les Escueles
Vamos a ver ahora la iglesia y su entorno
En el campo de la iglesia de San Martín de Borines hay plantados dos totémicos texos, antiguo árbol sagrado de los astures que, como veremos, no va a ser la única alegoría precristiana existente en el lugar
Al lado izquierdo de la iglesia era Casa Manolín, el bar La Vega, antiguo chigre de Borines. En las inmediaciones de la carretera los indianos de Borines construyeron sus quintas, marcando también su impronta en el pueblo
La iglesia de Borines conserva interesantes elementos arquitectónicos y decorativos, entre los que destaca la portada principal, estilo plateresco, del siglo XVI y situada guardada bajo la torre, pero sin duda su gran «joya» es anterior incluso al propio santuario. Está situada la lado de otra de sus portadas, la sur, guardada por el cabildo que mira a los texos
Esta portada, de características similares a la principal, tiene arriba en su lado derecho la estela de Antonio Paterno. de la gens de los ablaidacos, antigua unidad social astur que poblaba estas tierras de Borines hace unos 2.000 años
Por su localización, en la pared de una iglesia y expuesta en la pared que guarda un cabildo, esta estela nos trae a la memoria la de losluggoni arganticaeni que veíamos en esta misma ruta en Grases (Villaviciosa), si bien esta fue en su momento colocada más apartada del suelo, sus medidas son de 75 x 30 cms. y la parte de arriba está rematada en arco
La escritura se dispone de la mitad hacia arriba de la lápida y la inscripción dice así:
M. PO. DIB MA. ANTO PAT. AN LX. EX. GEN ABLAIDACO RV. FIL. P. PO.
Que, completando las abreviaturas quedaría:
M(onumentum). PO (situm) DIB (bus) MA(nibus), ANTO(nio) PAT(erno) AN (orum) LX EX GEN(te) ABLAIDACO RV (m). FIL(ius) P(atri) PO(suit)
La traducción podría hacerse así:
«Monumento consagrado a los dioses manes. A Antonio Paterno, de 60 años, de la comunidad de los ablaidacos, el hijo lo erigió a su padre»
Los ablaidacos formarían parte, como los arganticaenos de Grases, de los luggoni, dada otra inscripción no muy lejana en la que aparece este nombre, la de «ASTVRV(m) ET LUGONU(m)». Ablaidacos vendría del celta blaido, pálido, lo que, con la raíz del aumentativo ad, serían los «super pálidos» o «muy pálidos»
Por su parte los dioses manes eran las divinidades protectoras de los espacios sagrados de las sepulturas. Estamos en otro apasionante encuentro con la historia y el pasado que nos ofrecen estos caminos tantas veces milenarios
Seguidamente vamos hacia El Brixón
Abajo asoman los tejados del barrio de La Cuesta, topónimo sin duda muy apropiado
A la derecha de La Cuesta, La Bolera y El Palaciu por donde también pasaremos
El camino, que parece tiende a llanear un poco, llega a El Brixón
Y en El Brixón, dando vista de nuevo de frente al Picu Viyao, llegamos a una bifurcación
Iremos a la izquierda, por lo que continuaremos bajando
Atentos al poste indicador que nos señala ir, seguidamente, a la izquierda
Otra de las viejas señales de 1997. Desde hace mucho tiempo se hace necesaria una reposición integral de estas señales, que en el momento de escribir esto llevan nada menos que 23 años ahí instaladas, casi habría que buscarles una figura de protección y declararlas patrimonio del camín
No vayamos pues hacia el hórreo, hay que tomar este camino a la izquierda
Pasamos por la parte trasera de un corral, cuadra y henar
De frente enlazamos con otro camino y seguimos a la izquierda
Hay aquí también otra muy buena vista de Borines
El calle desde la iglesia hasta La Sierra y El Vallón, con el río en medio
Llegamos ahora a La Piñera
El camino realiza una curva a la derecha a la entrada de la casa, viendo de frente el Picu Ordiyón
Desde la portiella vemos la fachada principal, con galería
Y seguimos bajando, hacia El Palaciu y La Cuesta…
La Cuesta, abajo, formando una calle, barrio que se concentra en una encrucijada por la que bajaremos de frente hacia La Forcada y La Soledá, saliendo directamente a la carretera rumbo a Vallobal, que vemos en lontananza
Esta parte de Borines viene a ser la más antigua, sita en el antiguo camino. A partir del siglo XIX se hicieron nuevas casas a lo largo de la carretera, tras su construcción
Desde esta hermosa atalaya caminera, otro gran paisaje de Borines
A mediados del siglo XX aconteció aquí la historia de Melu, el cazafantasmas de Borines, según recoge la investigadora Arantza Margolles Beran, con raíces familiares en Borines y descendiente de su protagonista, Manuel Martino Orraca, el Melu (1821-1899)
Según cuenta, un mes de noviembre de un año indeterminado se oían en el camposanto, por entonces al lado de la parroquial, los lamentos, imprecaciones y ruido de cadenas de la güestia, procesión de ánimas en pena que no podían descansar en paz. Si bien esta era una hueste peculiar pues, según algún testigo que la llegó a ver, huyendo lleno de pavor, era un solo fantasma, lapantasma de Borines. Era uno solo, pero metía el suficiente miedo como para que nadie se atreviese a pasar delante del viejo cementerio, ni a poner flores y a cuidar las tumbas. Sólo unos pocos vecinos se mantenían absolutamente excépticos, sin darle mayor importancia, uno de ellos Melu y su madre, Fausta
Pero un día 15 de diciembre, Ramona, hija de Melu, de cinco años, se negó, asustada por las historias que se oían, a entrar en el cementerio con su abuela a colocar flores en las tumbas de su abuelo José, pues era su cabudañu o aniversario de su muerte. Eso enfadó a la abuela, la citada Fausta, lo que provocó ese día una cierta discusión familiar y Melu, conminado por su madre a «espantar el ánima», y pese a la oposición de su mujer Rafaela, cogió esa misma noche el trabuco y se fue al cementerio
Según se acercaba y, como todas las noches, se oían las cadenas y lloros de la unipersonal güestia, y Melu, arma en ristre, entró allá y se la encontró, la pantasma con cadenas y cirio encendido en medio del camposanto, tal y como cuenta Arantza Margolles:
«Una presencia blanca como la nieve, inerte, que le miraba fijamente desde el otro lado del cementerio. Extremadamente delgada y cubierta con una larga sábana, que arrastraba una pesada cadena de hierro y sujetaba, temblando, una gruesa vela encendida que hacía que todo el camposanto oliera intensamente a cera caliente. Sólo por un momento, por uno solo, al Melu
le impresionó aquella visión. Toda la vida sin creer en las ánimas, y ahora se enfrentaba cara a cara a una. No era el momento de enflaquecer. Muerto ya o no su contrincante, debía preservar la valentía que siempre le había caracterizado. Así que al tajo.
– Mecago n’hasta mi puta madre.
La respuesta fue un crujido de cadenas y un temblequeo de la vela que sujetaba aquella extraña presencia.
– Voi volate la puta cabeza
Un lamento como única respuesta. Y el Melu levantó el arma y apuntó directamente a la espectral presencia. Se impuso en el ambiente un ligerísimo olor a pólvora procedente del trabuco.
– ¡¡Melu, por el amor de Dios, nun me mates!!
El carpintero bajó el arma y frunció el ceño en un gesto de sorpresa.
– ¿Pero tú nun tabes muertu ya?
– ¡Pero qué voi tar muertu, joder, qué voi tar muertu!
El «ánima» se quitó de una brazada la sábana blanca y se descubrió. Un rapaz de apenas quince años, con cara de pánico y temblequeo incesante de unas pierninas esqueléticas por el hambre.
– ¿Fulanito? ¿Pero qué cojones…?
– ¡Nun digas nada, por Dios, nun digas nada! Que yo nun quería hacer esto, pero ye el cura el que me mandó.
– ¿El hideputa del cura?
– ¡Claru! ¿Nun ves que dende que la xenti tién miéu del pantasma del cementeriu dexa más perres nel cepillu la ilesia? ¡Pues pa eso me quiér aquí! Él me da unos realinos y…
– Marcha pa casa agora mesmu y nun se t’ocurra volvero te meto una somanta palos que quedes finu pa tola vida.
Espantó de tan terrenal forma Manuel Martino Orraca, el Melu (1821-1899), mi pentabuelo, al pantasma de Borines. Ocurrió hace más de ciento cincuenta años y, desde entonces, no se ha vuelto a registrar ninguna esotérica presencia más en las faldas del Sueve. Bueno, puede que alguna otra… pero esa historia, mejor, la dejamos para otro día»
En la actualidad el cementerio, que ya veíamos al bjar, está más alejado, algo más al sur y apartado de las casas, sobre la carretera
Allí está la también mencionada capilla de San Roque, de sonadas romerías, cuando se planta el ramu, gran tronco de árbol robado, pelado, transportado y plantado a pulso con esfuerzo por los mozos del pueblo en el campo de las romerías, según manda una antigua tradición que existe, o ha existido, en muchos otros lugares…
Seguimos bajando por la caleya pasando junto a esta cuadra
Al lado, la pila cuchu, el estiércol
Y seguimos avanzando calle abajo
Salimos a un camino asfaltado….
Y vamos a la izquierda
Y así llegamos a la casa conocida como Cantu’l Fornu o, abreviadamente, Cantufornu
Estamos en La Bolera
Y a La Bolera, un rellano en un cruce, comunicación con el barrio El Tixellu, que se aprovechaba antiguamente para armar la bolera y jugar a los bolos
A la izquierda El Palaciu o La Casa’l Palaciu, gran casona de este barrio antiguo de Borines
Hay también una fuente, con lavadero, por lo que al lugar también se le conoce como La Fuente la Bolera
Muchos peregrinos se detienen aquí a refrescarse o hacer un descanso antes de seguir bajando
Nos fijamos que esta fuente fue construida en 1935. Una placa señala este detalle
Desde La Fuente la Bolera vemos la fachada principal de Cantufornu. A la derecha asoma Sieres
Hemos de recordar que estamos en el pueblo del famoso Agua de Borines y, aunque no pasemos por la planta embotelladora, situada carretera arriba, es este un buen momento para recordar su historia, sacándola del recitado libro de un servidor, El Camino de Gijón a Covadonga:
EL AGUA DE BORINES Y LOS RECUERDOS DEL ANTIGUO BALNEARIO
«Si por alguna cosa es famoso Borines es por el agua mineral, el ponderadísimo Agua de Borines, aguas sulfuroso-carbonato-cálcicas que brotan de un manantial del barrio La Infiesta, aproximadamente a un kilómetro más al norte de la iglesia parroquial, en un cruce al lado de la carretera, donde existió un lujoso balneario del que se conservan sus edificios, habilitados ahora algunos de ellos para uso de la planta embotelladora»
La historia arranca hacia el año 1855 cuando, según los estudios publicados por Marien Madera González y Asunción García Prendes en el Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) número 140 (año 1992), un cirujano de Vallobal reparó que un fontánque fluía en un lugar llamado L’Estepazu, en este barrio de La Infiesta, olía mucho a sulfídrico. En aquel tiempo estaba muy en boga ir a beber y bañarse en las aguas salutíferas de manantiales y balnearios públicos. La Junta General del Principado de Asturias ya había fundado uno en las proximidades de Uviéu (Les Caldes) y la Diputación otro en Fuensanta (Nava). Por eso fue que, nada más descubrirlo, Borines se transformó en un polo de atracción de muchos asturianos. Diez años después ya se echaba en falta que el pueblo resultaba pequeño para albergar a toda la gente que hasta aquí se desplazaba en este que sería llamado manantial de La Victoria Más tarde, por una «Ley de Desamortización de Bienes Civiles» este manantial pasaría a manos privadas. El agua de Borines se declaró de «utilidad pública» y en 1873 se autorizó abrir un establecimiento privado de baños y pese a presentarse alegaciones judiciales contra esta privatización, los tribunales favorecieron al primer empresario que se hizo con la explotación del manantial, Sánchez Zarabozo, quien de todas maneras, no iba a ser capaz de salvar los problemas que se le plantearon cuando puso en marcha las primeras instalaciones: unas bañeras de mármol blanco, unas duchas, unos caños para el baño, otros para beber y algún modesto edificio, con calderas para el agua, que fue todo con lo que empezó este balneario. Los médicos-directores que puso al frente le reclamaban continuamente la mejora de las dependencias si pretendía que tuviese más clientes y al no ser capaz de materializarlo optó por ponerlo a la venta, siendo comprado en 1881 por el más dinámico empresario Serafín Ballesteros.
El nuevo propietario buscó primeramente como aumentar el caudal de agua, realizó nuevos análisis para determinar más exactamente su composición y esperó que el paso del ferrocarril por Villamayor ayudase en esta promoción. Acabada en el verano de 1890 la temporada de baños, manda tirar el viejo edificio y levanta un nuevo conjunto de instalaciones, más modernas y atractivas: nueve bañeras para baños calientes y fríos, duchas terapéuticas, baños de pies, duchas móviles, sifones de irrigación, pulverizadores nasales, oculares y auriculares, baños de vapor y bombas de agua que funcionaban por generador, eran algunas de las novedades Se construyó además un hotelillo para más de cien personas, ya que hasta entonces los primeros usuarios habían de alojarse en casas particulares y fondas del pueblo. Se hizotambién un chalet para los dueños y una capilla particular para dar servicio al balneario.
Tenía salas de juegos, de lectura, billares, teléfono, servicio de correos y de cimunicaciones con la estación de Villamayor en coche de caballos, así como un esmerado servicio de cocina. Hay que pensar que muchos clientes no acudían solamente por cuestiones de salud, sino para pasar el verano como una manera de hacer turismo, a los balnearios, que estaba muy de moda en aquel tiempo. Por eso se organizaron bailes y actuaciones, al igual que excursiones programadas por todo el centro-oriente de Asturias La competencia del balneario de Borines era el de Fuensanta, pero mucho más el de Fresnosa, en Anayo, del que ya comentábamos algo cuando pasábamos por esa parroquia. El balneario de Fresnosa estaba muy cercano a este, el agua era también muy apreciada y, aunque no dispusiese de médico-director para hacer un seguimiento y recetar los tratamientos, la gente iba más allí porque era más barato, se pagaba algo al propietario y éste no se metía en más gastos de personal. De ahí vino que, para la inauguración de 1892, Serafín Ballesteros emprendiese una gran campaña publicitaria de Borines, invitando a la prensa, a políticos y personalidades famosas de dentro y fuera de Asturias. Entre ellos sobresalió la figura de Sagasta, ex-Presidente del Consejo de Ministros, quien pasó aquí todo el mes de agosto. Además, en el acto inaugural, se contó con la presencia del obispo Martínez Vigil, del director del ferrocarril Jerónimo Ibrán, del Gobernador Civil, García González, y otras muchaspersonalidades de la época, como el escritor Vital Aza, el compositor Hilarión Eslava, el escritor Leopoldo Alas «Clarín», personajes de la nobleza como el marqués de Canillejas, contanod con la presencia igualmente de médicos asturianos y madrileños, junto con la de los corresponsales de prensa asturiana y nacional.Los años primeros parecía que el negocio prosperaba pero, pese a todos los esfuerzos, el nuevo balneario no fue todo lo rentable que se esperaba. En los años de la I Guerra Mundial (1914-18) se le buscó una nueva salida como establecimiento hotelero, que andado el tiempo tampoco dió resultado. En la guerra civil fue cuartel improvisado del ejército republicano en Asturias, pero pasada la contienda mucha gente siguió acercándose a Borines a tomar las aguas, hospedándose en el pueblo porque el hotel quedó deshecho por dentro al tirarse las paredes de las habitaciones para usos militares
Un capítulo aparte merece la historia del agua embotellada, una alternativa de explotación que empezó cuando, a primeros del siglo XX Serafín Ballesteros se desentendió del negocio del balneario, quedando de dueño de todo su hermano Lázaro Ballesteros, que se consagró a sacarle partido con la venta de agua de mesa, consiguiendo excelentes resultados por su gran calidad, éxitos que le valieron el Diploma de la Exposición de Higiene y Demografía de 1899, la medalla de plata en la Exposición Industrial de Xixón de aquel año, mas otras en Londres, Barcelona y Valencia en 1910, Buenos Aires en 1911 y Roma en 1912. A pesar de no poder vender mucha cantidad porque el manantial no daba para más, afianzó una red comercial por toda España con anuncios, publicidad y propaganda, que hicieron de ella una de las más prestigiosas firmas de agua mineral de todo el Estado»
NOTA ADJUNTA
En 2019 se puso en marcha otra gran y novedosa iniciativa, la planta de Cerveza Ordum, cerveza artesana asturiana, que como materia prima emplea este preciado Agua de Borines, un proyecto de Blanca Fresno y de Frank Delgado, conocido empresario asturiano famoso por ser componente histórico del grupo folk Beleño y por prestigiosas marcas hosteleras como el Cá Beleño de Oviedo/Uviéu, así lo explica la propia página web de la empresa:
«Sobre el manantial de Agua de Borines, en Piloña, se ubica la nueva planta de producción de ORDUM. Unas instalaciones que se levantan sobre el histórico complejo de esta marca que ha sido recuperado con el fin de albergar este proyecto, mediante un laborioso y minucioso trabajo de restauración evitando en todo momento perder su esencia y raíces. Recogiendo el testigo de la historia, de la memoria, para hacerla partícipe de esta nueva etapa que ahora comienza»
De esta manera, recordando en esta buena fuente las historia del agua de Borines, y tras un instante de descanso, continuamos ruta camino abajo
Ya por firme asfaltado sigue el descenso hacia La Cuesta…
A lo lejos Cantullenderu, en las cercanías de El Sidrón, el solar de los neandertales
Más a lo lejos La Cuesta Cayón por la parte de El Pinu
Allí a nuestra derecha el barrio El Tixellu. Arriba a lo lejos los altos de Anayo y a la izquierda el Picu Viyao
De La Retuerta un camino baja también a Borines por ese barrio y llega hasta aquí. Antaño veían por él algunos peregrinos, es sensiblemente más largo
Seguimos bajando, al pie de El Palaciu
Vemos la fachada principal, arriba a la izquierda, y enfrente la panera
Curva a la izquierda junto a las fincas
Buenas caserías
Ante los paisajes de El Sidrón…
El camino se ensancha al dar la vuelta a la finca de la Casa’l Palaciu
La bordea rodeándola
Arriba vemos ahora otro elemento de la quintana el palombar
Construcción circular que se ve desde la distancia
Seguimos rodeando la finca
A la derecha el valle del Ríu la Cuesta Villar
De frente Casa Feliciana
Y al fondo La Cuesta
Seguimos la calle hacia las casas
Atrás quedó Casa Feliciana
Y en La Cuesta iremos a la izquierda, viendo arriba Sieres y San Feliz, La Cruz de María Mingo, el Maladín y el Cuetu Ordiyón, con La Collada Campucima que lo separa del resto del cordal del Sueve
Este es El Corral de José’l de Santa. Mucha atención pues en la esquina veremos señales que nos indican, acto seguido bajar a la derecha
Entre la cuadra y la casa: por aquí tomamos la calle a la derecha, donde seguiremos bajando
Hay alguna garrapiella en este muro
Atentos a estas señales
También en la pared
Otro de los famosos «supervivientes» de 1997, si es que continúa allí
Tras de nosotros ha quedado ya La Casa’l Palaciu
Y el palombar, un auténtico faro en lo alto de Borines
Ahora otra bifurcación: bajamos a la derecha
Y luego otra más
Ahora también a la derecha
Si nos fijamos, veremos la variedad de flechas de colores con las que se viene señalizando el camín. Cuidado pues no siempre todas toman los mismos trayectos. Aquí presentamos básicamente la ruta señalizada por El Garrapiellu en los años 90
Por aquí están ya las últimas casas de La Cuesta
A la izquierda un gran caserón en ruinas, comido por la maleza
Esta en cambio ha sido soberbiamente restaurada; Casa Herminia Miliano
Pasamos bajo su gran corredor
Y el portón de lo que pudo haber sido la cuadra, o el llagar
Corredor en esquina pues al otro lado vemos continúa por la pared sur de la casa
Salimos así de La Cuesta por La Caleya Paderna, viendo de frente los montes de Solmenudo, La Cabaña, La Rozona y Cantullenderu. Al otro lado está la Cueva del Sidrón
Abajo, una vez más, el valle del río de la Cuesta Villar
Hermosas fincas y arboledas en la prolongada bajada por La Caleya Paderna
Curva a la derecha, Cantullenderu, a lo lejos, y el Picu Viyao a la derecha
La pista es ancha y su suelo de hormigón
Curva a la izquierda…
El valle, bajo el picu
Vamos perdiendo altura…
Aún queda un trecho hasta las vegas de La Soledá, unión de ríos y salida a la carretera
Pero el fuerte descenso se va suavizando paulatinamente
Valles, montes, caminos reales, milenarias rutas de la arriería y la trashumancia que comunicaban los puertos del mar con los puertos secos de la montaña, paso a la meseta, así como también de este a oeste a través de estas vegas y riberas del Piloña y Sus afluentes
Salimos ahora a un gran campo abierto en esta ladera que cae hacia el río
La Cuesta Miyares y La Peña
Ya estamos a la altura de Les Escueles y la capilla de San Miguel
Paisaje eminentemente rural, de fincas y bosques
Nuevamente a lo lejos las serranías del sur de Piloña, Parres, Ponga y Amieva
El camino serpentea entre los prados
Curva a la izquierda
Al fondo, en La Forcada, el Ríu la Cuesta Villar se une al Ríu Borines
Las grandes fincas, separadas del camino por postes y alambrada
Curva a la derecha y allí el final de la bajada
La mesta o unión de ríos en La Forcada
Y en medio, una espléndida vega, llana y verde
Una mura de piedra la separa del camino por este lado. La caminamos en llano
A la izquierda, algunas casas de Borines, sobre el río de este nombre
La Sierra y El Vallón, en la carretera. Arriba el Cuetu Ordiyón y la Cruz de María Mingo
Más abajo, aunque no lo vemos, el Molín del Rosequín, uno de los que molieron en este río
Un poco más adelante, tenemos otra muy buena perspectiva de esta vega
Toda esta orilla, hasta la iglesia
Encima de la iglesia, Sieres y San Feliz
De nuevo vemos la iglesia de San Martín de Borines, donde Arantza Margolles Beran da cuenta, en sus pesquisas, de algunos acontecimientos que tuvieron de protagonistas a los párrocos de aquel entonces y a vecinas y vecinos de la parroquia, de los que escribe en su blog de historia bajo el título de Dos crímenes sacramentales en Borines
Uno aconteció en 1694, cuando una mujer del barrio de Muñío de Borines, pero residente en Miyares «por una curiosa amistad con una tal María de Caso (no solo murió en su casa, sino que le dejó todos sus bienes», murió sin que esta su heredera pagase al párroco de Borines ni el traslado del cadáver ni una vela, por lo que el cura no solo ha de realizar el entierro de más mínimo ritual y liturgia, sino que además plasma por escrito el caso en el libro parroquial:
«El 20 de julio (de 1694) murió María de Mones, viuda, vecina de Moñío. Dicen hiço donación a María de Caso, de Miyares, de sus bienes (…) no se ha conocido, porque no ha hecho nada por su alma. Murió en Miyares, a donde el cura de allí le administró sacramento, y yo a mi costa la traxe a esta Yglesia, sin que en casa de dicha María de Caso, donde murió, nos diese una vela. Y la hice el entierro con tres misas y su vixilia, e después se distribuya su quinta o lo más que sea de justicia»
Otro aconteció en el verano de 1835 cuando, tras fallecer un vecino de Viyao, población perteneciente a Borines, no llama al párroco de aquí para funeral ni exequias, sino al de Anayo, tal vez por proximidad, como vimos cuando bajábamos de allí, o por otras causas. El caso es que hubo conflicto pues el de Anayo cobró lo estipulado, si bien se arregló pues el de Borines volvió a celebrar el funeral, en su parroquia, pero la tumba del finado permaneció en Anayo. Todo ello descubierto por Arantza al estudiar los archivos parroquiales y hallar el pertinente escrito:
«En quince de junio de mil ochocientos treinta y cinco murió Juan Figaredo, vecino de las casas llamadas La Loma de los montes de Pedroso, pertenecientes al lugar y coto de Viyao de esta parroquia de San Martín de Borines, estaba casado con María del Llano, de cuyo matrimonio son hijos José y Teresa casados, ésta en Torazo y aquél en el sitio dicho de la Loma: no llamaron para la administración de Sacramentos al párroco ni sirviente de Borines, sino al de Anayo, al que le administró los tres Santos Sacramentos y le recibió el dicho de que elegía sepultura en Anayo a pesar de estar demente el Juan: en virtud de esta elección, el párroco de Anayo le asoció a su Yglesia, le hizo todas las exequias y enterró en su Cementerio aunque no testó contra esta arbitrariedad, en ausencia del párroco de Borines, su interino Francisco Díaz presbítero; más llegando de su ausencia el párroco de Borines en el mes siguiente, reclamó amistosamente, fuera de términos judiciales, el desagravio del término parroquial ofendido en la conducta que en este caso se observó en el de Anayo y lo mismo los herederos del Juan, y aclarado el punto y visto ser nulo y de ningún valor ni efecto la elección dicha de sepultura en Anayo, se contrayó el párroco de Anayo a dar al de Borines, como lo verificó, toda la cantidad de dinero correspondiente a las exequias funerales, sepultura, del párroco, visita, casa santa y redempción de cautrivos, aumentación y responso dominical parroquial, de nuevo se verificaron como si en dicha Yglesia de Anayo no se hubiesen hecho y como si en ella no se hubiese enterrado el cadáver del Juan Figaredo, y se celebraron el veinte y siete de Agosto de mil ochocientos treinta y ocho. Por verdad lo firmo como cura de Borines,
Francisco Antuña»
Ya caminando en llano, en este cruce, donde pasamos sobre el Ríu la Cuesta Villar, iremos a la izquierda
Aquí sigue en pie otra de las viejas señales
Muy gastada, pero bien protegida por el guardarraíl de este cruce
Seguimos así de frente
En el lugar suele haber bastantes troncos apilados, no olvidemos que cerca está la serrería
Pasamos junto a ellos…
Y ahora pasamos sobre el Ríu Borines por otro puente
Luego bifurcación y a la derecha, por el camino asfaltado
Arriba a la izquierda, la nave de La Sierra, serrería maderera de Borines
La llana vega a nuestra derecha, plantada de maíz en junio
Ahora empezamos una pequeña cuesta…
A nuestra derecha el río de La Cuesta Villar ha dado sus aguas al Borines
Y el Borines, estrecho pero con un profundo surco, dibuja unos meandros en este paraje La Soledá
Ciertamente es un paraje un tanto solitario, algo apartado de las casas, seguro que no tanto como antiguamente, tal vez sea la razón del topónimo
Según subimos a la carretera tal vez sintamos en este prado algún relincho…
Arriba, algo se mueve
Es un grupo de caballos, color oscuro y muy brillante
Son los asturcones, raza autóctona asturiana, que tuvo en el Sueve y su entorno su refugio, cuando estuvieron al borde mismo de la extinción. De ellos escribimos en nuestros libros dedicados al camín:EL ASTURCÓN: EL CABALLO DE LOS ASTURES
«Los asturianos le deben al asturcón su «entrada en la Historia», en el sentido clásico del término, cuando ya hay fuentes escritas que informan de esta tierra y de sus gentes. La primera vez que se menciona directamente lo «astur» en un escrito es en una referencia a este caballo. Ochenta y seis años antes de Cristo y medio siglo primero que las legiones de Augusto irrumpiesen en el corazón de Asturias, un texto romano, la De ratione dicendi ad Herennium habla del asturcón como un caballo de las «montañas de los astures», el pueblo que lo domesticaba y tenía como propio, aún fuera del dominio de Roma…»
«… El asturcón era ya entonces un animal totémico por excelencia, símbolo de fuerza y poder, fruto de la larga evolución de esta especie, el caballo, que apareció en la tierra en la Era Terciaria y de la que que existen evidencias que empezó a domesticarse hace entre 5.500 y 6.000 años en las llanuras del actual Kazajistán. Es por tanto el astucón descendiente directo de una estirpe de caballos salvajes emparentados con los que vinieron de las estepas de Eurasia, Siberia y Mongolia, ya desde la prehistoria, dando origen a grandes pueblos de jinetes, como los escitas…»
«… El caballo asturcón, por sus características era apreciado ya desde tiempo inmemorial para el trabajo y la domesticación, en la tierra de los astures. Sus restos han sido hallados en las excavaciones del castro de La Campa Torres y de ellos se sabe que eran empleados con este fin, no descartándose usos también alimenticios, e incluso religiosos. Al analizarse sus huesos se vio que eran caballos viejos y domésticos, sus lesiones en las patas delanteras demostraron que se trató de animales de monta (al soportar el peso en ellas, no en las traseras, como hacen los de tiro). Apareciendo en algunos señales de descarnamiento en individuos de menos de cinco años, que es lo que delata un uso alimentiicio o de ritos de sacrificio, usuales en las culturas antiguas. El propio término «poni», «el poni» asturcón», caballo pequeño, guarda relación con la diosa celta Epona, divinidad de la caballería y orden ecuestre…»
«… Y al igual que para el trabajo, valía para la guerra, no solamente para los enfrentamientos internos por la posesión de tierras, sino también en conflictos exteriores. Las crónicas resaltan que ya los emisarios del general cartaginés Aníbal habían llegado a las para ellos apartadas tierras de los astures con la idea de enrolar mercenarios que les ayudasen a cruzar la peligrosa travesía de los Alpes, mercenarios a caballo con los que pudiesen acometer el paso rápido al norte de Italia en sus interminables y endémicas guerras contra los romanos. Siglos después, cuando fueron los romanos quienes se presentaron a la conquista de cántabros y astures, llamados por el oro y los deseos de triunfos de su emperador, empeñado en doblegar a los últimos pueblos de la Península que se le resistían, los asturcones también habrían de jugar su papel en esta lucha desigual…»
«… Los cronistas romanos comentan lo que hoy definiríamos como terror sicológico del ataque de la caballería enemiga a las bien formadas legiones del César Augusto, el espanto de un ataque astur o cántabro a caballo, tanto en terreno abierto como en el monte, causando que flaqueasen las defensas de las cohortes con su soldados de a pie, la infantería, poco avezados a la guerra en este entorno tan hostil y contra este enemigo. Era especialmente temida la maniobra del CírculoCantábrico
, en la que los jinetes atacan dando vueltas en círculos con sus caballos al galope, lanzando una jabalina contra el enemigo y cubriéndose después con el escudo mientras se deja paso al siguiente, que repite la operación y así sucesivamente, desmoralizando al contrario, quien escapaba en desbandada …»
«… Así y después de diez años de guerra y el empleo de seis legiones con infinidad de tropas auxiliares, precisándose la presencia del propio César Octavio Augusto, el cual hubo de venir en persona para intentar poner final a una desastrosa campaña, los astures ly os cántabros quedan bajo dominio de Roma. La Legio I Augusta sufrió el humillante castigo de no poder llevar más ese nombre por cobardía ante el enemigo, al llegar a desarrollar sus legionarios un miedo supersticioso a la invencibilidad el enemigo…»
«… Como tantas veces se repite en la historia, una de las posibles salidas para un pueblo vencido es ponerse al servicio del vencedor. Las cohortes de caballería astur, que tanto pánico llegaron a provocar en los romanos , pasaron ahora a su servicio en las fronteras más inseguras del Imperio: desde la Muralla de Adriano al norte de la actual Inglaterra (campamento de Cilurnum), frente a los pictos, hasta la línea del Rhin frente a los germanos o la Dacia (Rumanía), fueron algunos de sus destinos…»
«… Los autores de la antigüedad quedaron impresionados y por lo tanto, ellos mismos impresionaron a sus lectores, con sus halagos al caballo asturcón, tal y como nos comenta el escritor José Havel en sus artículos: el poeta Virgilio habla del «pulcherrimus astur». Plinio El Viejo, destacadísimo observador de su tiempo y antiguo procurador de la provincia Tarraconense habla de los asturcones como caballos «de talla menor, no tienen una marcha como la normal, su paso es cómodo, gracias al movimiento simultáneo de las patas de un mismo lado. Los naturales enseñan a sus caballos a andar de andadura…»
«… Llama la atención otro autor, Eranio Liciano, que dice que en las fiestas de Antioquía del año 167 a.C. el rey Antíoco IV Epífanes montaba un asturcón…lo que desmostraría que ya era conocido y valorado desde mucho atrás por el oriente helenístico. De todas maneras, debió llegó a ser tan preciado que en Roma «asturcón» sirvió para denominar toda una serie de caballos distintos pero de características similares, de ahí el oficio de «asturconarius» que aparece alguna vez citado y de ahí también que llegase a ser todo un símbolo de poder y ostentación al que ni el mismo Nerón se resistió, pues también poseía uno. El cónsul Silvio Itálico glosa en Púnica, uno de sus poemas, al asturcón; también Marcial «que galopa pequeño de estatura al son del compás». «Caballo Ambulator» le califica el Corpus Glossarum Latinarum …»
«…Siglos después, durante el Reino de Asturias. otras crónicas informan que la caballería sería la mejor garantía para defender las fronteras de las continuas invasiones musulmanas, así como para «devolver los golpes» y facer rápidas incursiones muy al interior de Al-Andalus, como la que llevó a la conquista de Lisboa en el año 797-98 por las tropas de Alfonso Ii El Casto…»
«… Pero aparte de la guerra y las glosas clásicas, el asturcón fue compañero de trabajo de muchas familias campesinas asturianas en su quehacer diario, animal fuerte y musculoso, sufrido, con mucho pelo y patas resistentes para meterse en lugares escarpados, o para largas travesías. Fue caballo de tiro, importantísimo para las faenas de la casería, para tirar del carro, como montura, o para labrar la tierra…»
«… Pero también fuera de Asturias se le cita en el texto irlandés Twoo Bokes of the Histories of Ireland,
en el que se plasma la anécdota de un noble que quiso comprar uno en el siglo XV sin resultados, pese a lo mucho que iba a pagar por él. Algunos asturcones aparecen en París en el siglo XIX, empleados para el tiro de carruajes pequeños….»
«… La mecanización del mundo rural y al igual que ocurrió con otras especies, casi hizo desaparecer al asturcón en pocas décadas, muchos fueron muertos en la guerra civil para conseguir alimento. Después de extrañas tentativas para cruzarlo con otras razas, sin criterio, incluso de hablo de sacrificar para carne a los últimos ejemplares (unos cuarenta en los años 70), algunas personas entendieron que esta situación era inmerecida. Varios ganaderos conservaron alguna yeguada y la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), intervino en el tema muy positivamente. Se creó la Asociación de Criadores del Asturcón y se empezaron a recabar importantes apoyos, tomando las instituciones cartas en el asunto al declararlo «raza autóctona de Asturias de protección especial»
Hoy en día hay cerca de tres mil, no solo en Asturias, que es donde se halla a inmensa mayoría, sino también en criaderos de León, Cantabria o Palencia, e incluso de Madrid o Almería. Existen grandes expertos de doma y varios asturcones han ganado ya campeonatos de España de equitación en distintas especialidades. Todo ello parece garantizar en principio la supervivencia del caballo y que el asturcón siga acompañándonos por los caminos de la historia, tal y como lleva haciendo desde hace milenios, desde que los asturianos son asturianos»
En La Soledá, tras ver a los asturcones y adentrarnos un poco en su historia, seguimos la cuesta de la carretera
La Peña con La Cuesta Miyares, enfrente, nos orienta
Aquí está el muro de contención de la calzada…
Y aquí salimos a la carretera
Son estas las laderas que bajan del cementerio y la capilla de San Roque
Primero una buena recta. Recordad como siempre ir bien arrimados a la izquierda, no hay arcén, y mejor poned chalecos refractantes, toda precaución es poca
Luego, entre arboledas, vienen unas curvas
Allí en la siguiente curva está el puente sobre La Riega la Rebeca, que va a desembocar al Borines
Hay fincas a los lados…
En el puente…
Un poco de sombra…
Abajo está la riega…
Y luego ante nosotros una larga recta
Dando hermosa vista a la vega del río, aprovechada como pasto: La Iría
Más allá del río los boscosos montes de Solmenudo y La Cabaña
Contrasta un tanto este paisaje tan llano y estas rectas con las etapas montañeras anteriores
Aquí un poco de curva…
Nos acercamos a una casa, Villa Victoria, y una nave ganadera que se extiende por la vega hasta el río
Preciosa llanura verde
Pese a que es uno de esos tramos de asfalto se avanza rápido y recto, en un entorno muy natural, rural y verde
Si nos fijamos, a la derecha de la foto, veremos asomar entre los árboles el campanario de la iglesia de Vallobal
La nave a la derecha…
En el Kilómetro cuatro de la AS-358 llegamos aquí a Villa Victoria
Primeramente hay una casa tradicional campesina, con lo que debieron ser cuadras, llagares y vivienda
La vivienda, con buen corredor asomado a la carretera, lleva el nombre del Lugar, La Iría
Y a continuación Villa Victoria, construida en 1932 para el indiano Indalecio Canteli, natural de El Mortuoriu, barrio de Borines también muy cercano a El Sidrón, que había hecho fortuna en Atlixco (Puebla, México)
La espléndida mansión como era usual, recibe su nombre en honor de la esposa del fundador, Victoria
Su nombre aparece grabado en la pared que da al portón de entrada
Desde la casa merece la pena contemplar al norte esta estampa tan bella del Valle de Borines, bajo los altos de Anayo, Robléu, Monte Grande y La Llama
La gran vega de La Iría en primer término
Arriba a la derecha el cementerio, en medio La Cuesta, poco más arriba El Palaciu, La Bolera, La Piñera y El Brixón. Más arriba a la derecha Casa Cardín y toda la bajada desde La Retuerta
A la izquierda El Tixellu
Más arriba a la izquierda las casas de Caparea, en Anayo, donde empezamos a bajar
La zona de La Venta
Dejamos Villa Victoria y continuamos todo en recta carretera adelante
Un poco a la derecha, entre los árboles, hay un molino: el Molín del Tíu Miguel o de María Celesta
Esta es una foto de junio de 2020: se había hundido el tejado
Avanzamos por el asfalto con paso resuelto hacia Vallobal
A la izquierda sube la carretera de Muñío
Y así vamos llegando a la última casa de Borines en el camino, La Casa Nueva, a la derecha de la carretera
La Casa Nueva, que son en realidad dos viviendas, extiende sus dependencias, cuadras, henares, etc. un buen tramo a lo largo de la calzada
Primero el cobertizo para la hierba, henar o tenada, sostenido por fuertes columnas de ladrillo
La primera de las casas, grande y de piso alto
La siguiente más pequeña
Pasando la Casa Nueva se acaba la recta y empieza una curva
Bien arrimados a la muria busquemos un sitio en la cuneta para detenernos un instante y mirar atrás
Desde la curva vamos a fijarnos encima de las casas
Exactamente sobre los tejados…
Ahora sí que vemos bien Anayo, con la iglesia de Santa María, a su derecha La Escuela y, seguidamente, La Parrilla
Tomamos pues esta curva cerrada para entrar en Vallobal
Cruce de Muñío, nosotros seguimos de frente por la carretera
A la entrada de Vallobal un poco de biesca…
Antes de adentrarnos en la umbría vamos a mirar a la izquierda
Arriba La Cuesta Miyares y La Peña
Peñascos calizos al pie del Puertu Sueve
En esta foto, de invierno, podemos ver abajo el lavadero de La Fuente la Llantada
Por aquí pasa la riega a desembocar al río, en El Puente
Y en El Puente la Casa’l Puente, en ruinas, la primera de Vallobal
Esta es una foto del año 2012, con el hórreo que había al lado
En El Puente hay otra curva cerrada, a la derecha
Vallobal, al fondo a la derecha asoma el campanario de la iglesia de San Lázaro, santuario que fue, la advocación lo delata pues era su patrón, de la antigua leprosería que aquí existió en el pasado. Aparece sin embargo en el inventario del obispo Gutierre de Toledo, elaborado entre los años 1385 y 1386, como de Santa María
El Mundo, antigua Casa Telvina, y la Casa’l Carteru
Preciosa galería
Varias viviendas han sido restauradas
Allí están las ruinas de la antigua Malatería de San Lázaro de Vallobal. El camino sigue por la carretera a su izquierda
A nuestra derecha la iglesia de San Lázaro, el patrón de los leprosos
Y esto es lo que queda de la antigua leprosería que fue el Real Hospital de San Lázaro de Vallobal, testimonio muy importante para la historia de la ruta, de Piloña y de Asturias. Basándonos en la obra de J. Tolivar Faes Hospitales de leprosos en Asturias durante las edades Media y Moderna, escribíamos también de ella en el libro El Camino de Gijón a Covadonga, del que este es el texto base revisado:
«La Malatería de San Lázaro de Vallobal ejerció su misión entre los siglos XIII y XVIII, eso demostradamente, pero podría existir desde antes, ya que el primer testimonio escrito que se conserva de ella es del año 1266, gracias al documento testamentario del arcediano (diácono principal) Fernando Alonso, en donde se menciona a esta leprosería
Lo normal era que estos hospitales subsistiesen con donativos de gentes de la nobleza, alto clero, órdenes religiosas, reyes y obras de caridad, mas algunas rentas del vecindario y del pago que realizaban los mismos pacientes. Disponían las malaterías de algunas tierras, propiedades y derechos. Así en 1289 esta malatería de Vallobal recibe cien maravedís del testamento de Pedro Díaz de Nava y, en 1331 va a ser el poderoso señor Rodrigo Álvarez de las Asturias quien aporte un donativo en similares circunstancias por cuatrocientos maravedís…»
«… El ingreso se realizaba con certificado médico o por despacho eclesiástico ordinario, solían residir de ocho a diez enfermos, que se iban albergando según se producían vacantes. Hubo momentos con solo dos malatos, como en 1739, pero en otros había hasta once ingresados, como a principios de esa centuria. Lo normal era que fuesen se cuatro a seis
El pago para «entrar por malato»
de un enfermo era en Vallobal de un copín anual de pan, unos cuatro kilos, esto en el año 1656, porque se sospecha que llegó a cobrarse un precio superior, de hasta once ducados, mas dos copines de pan cocido y un azumbre de vino…»
«… De Vallobal se conservan papeles de la gente que había ingresada, de los donativos que se recibían, de las curaciones, altas y defunciones, o lo que se pagaba por ingresar. Por ello sabemos que también había aportaciones en metálico, como en 1733 «por un devoto de Indias
«. Los ingresos se repartían a partes iguales entre los cargos del hospital y de la parroquia: el Mayoral-impostor, el cura, el farnero o cobrador y los enfermos, llegando además la malatería rentas den los pueblos cercanos: Miyares, Pintueles, Borines, Sieres, Viyao, Anayo, Muñío, La Goleta, Sorribes, Cué, Espinaréu, Villamayor, Valle, Sevares y otros lugares de Piloña, Parres, Colunga y Cabranes
Cobraba también la malatería de Vallobal réditos de un censo de treinta ducados, y percibía un real por cada persona fallecida en el concejo de Amieva y, ya a mediados del siglo XVIII, «cincuenta y cinco reales que paga a dicho Real Hospital el Collegio de la Compañia de Jesús en esta ciudad de Oviedo»…
«… mayoría de los enfermos eran gente de los conceyos
y parroquias de estos contornos. Se daban casos de estancias de hasta más de diez años, en otros el fallecimiento llegaba primero de los seis meses, habiendo muchísimas «altas por curación» expendidas por el médico o por el Mayoral-Mampostor, título de la persona que estaba a cargo del hospital.
Ingresos, donativos y limosnas se repartían a partes iguales entre los encargados (el mayoral, el cura y el cobrador) y los enfermos. Esta malatería poseyó rentas en muchos lugares de Piloña, Parres y Cabranes, de las que se realizó un inventario en 1685. La dirección y la administración de los mayorales-mampostores estuvo al cargo de los mayorazgos (propietarios rurales) de la familia de la Villa Estrada…»
«… El cobrador o farnero era el encargado de cobrar las rentas, sin embargo, si había muchos leprosos y las rentas son llegaban para su manutención, estos salían a pedir limosna. En esos momentos de escasez sabemos que la gente de Vallobal ayudaba y metía en casa a los malatos, los hospedaba y sentaba a comer a la mesa, sin importarles mayormente el riesgo al contagio y, aunque alguna vez se hicieron pesquisas por razón de posibles irregularidades administrativas, el trato y cuidado dado aquí a los afectados era mucho mejor, con diferencia, que los de otros establecimientos semejantes. Así, en el escrito de un pleito de 1726 se lee:
«la casa que thienen destinada para su abitazion, se rrecojen en las casas de los vecinos, quienes les socorren con los que tienen, asi castañas, nueces y otras cosas, leña y abellanas, solo porque no perezcan»
«… En ese pleito de 1726 la Real Audiencia investigaba supuestas irregularidades en el hospital, administrado entonces por Don Juan Francisco de la Villa Estrada, habiendo de comparecer cinco testigos en el pórtico de la iglesia a responder ante escribano a ocho preguntas del Fiscal relativas a los cobros y rentas, así como a la organización de esta fundación. Es interesante saber que el farnero-cobrador, que llevaba 24 años en el cargo, declara que había una casa que había empezado a construir ya Don Joseph de la Villa, padre de Juan:
«…para que en ella se recojiesen los pobres trajineros que pasaban su camino y que por una noche se les diese albergue en ella»
Esto revela que la malatería recogía además pobres y muy posiblemente peregrinos, pues se sabe, como habíamos ya dicho, de tránsito de romeros a Santiago por este valle, hacia Pintueles…»
«… Otros testigos afirmaron que a veces se acogían enfermos que no estaban obligados a admitir, como uno procedente de Coya, que le correspondía la existente en Guardo (Cabranes), si bien el administrador Juan de la Villa que los de Coya concurriesen con su limosna. Asimismo se afirma que:
«La casa en que antiguamente se recogían los malatos, eran las paredes de piedra y barro, y por haverse, con las abenidas de aguas maltratado paredes y entrado gran cantidad de agua dentro de ellas y diferentes sabandijas, porcuró dicho D. Juan de la Villa el componerla por adentro con tablas, haciendo establo para los pobres hasta que, con el tiempo se cayó toda en tierra, y les fue precios al dicho Dn Juan hacerla de nuebo, con paredes de piedra y cal, haciendo una gran portalada y cuarto para los pobres…»
Con declaraciones tan favorables Don Juan de la Villa salió absuelto, pero su hijo Don Francisco Antonio, quien heredó patronazgo y hospital, tuvo que volver a vérselas con la ley, llegando a ser depuesto de su cargo en 1739, acusado de echar a malatos sin estar curados y de haber malversado vendiendo bienes de la malatería para su propio provecho, si bien, según Tolivar Faes, no están claras ni esta acusación, ni la extraordinaria animadversión que revelan hacia los anteriores administradores, las ordenanzas de gobierno, redactadas seguidamente a este cese. Ese año la Real Audiencia nombra para dirigir la leprosería al párroco de Ques, también en Piloña…»
«… Pero eran ya llegados tiempos de declive. Avanzado ese siglo XVIII la endemia leprosa disminuye notablemente. El último malato de Vallobal fue dado de alta en septiembre de 1776. Los bienes del hospital de leprosos pasaron a depender, como todos los de Asturias, del Real Hospicio de Oviedo, que los arrendaría un año después a varios particulares. Al final, en 1843, salen todos ellos a subasta pública…»
«El santuario de la malatería, dedicado a San Lázaro, pasa entonces a ser iglesia parroquial, siendo entonces Vallobal parroquia independiente en lo eclesiástico hasta finales de esa centuria del XIX, cuando una reordenación del arcipriestazgo, la anexiona a la de Miyares. Sin embargo, en lo civil recupera su condición administrativa de parroquia independiente en 1986, por acuerdo plenario de la corporación del Ayuntamiento de Piloña»
» En la actualidad, sigue siendo conocida como La Malatería
y el terreno situado enfrente, El Güertu Los Malatos
, del que se dice que era donde estaban situadas las celdas o «casetas» de los leprosos. El apodo malatos aún hacía de rabiar, hasta la guerra civil, a los niños de Vallobal cuando se lo llamaban los de otros pueblos vecinos. Se trata de los últimos testimonios de un hospital que ejerció aquí su labor a lo largo de más de cinco siglos…»
En junio de 2020 el edificio estaba ya casi desmoronado…
A la izquierda asoma la iglesia, orientada al oeste, como todas las antiguas o construidas sobre antiguas y respetando su estructura original. Tiene un precioso pórtico sostenido por columnas
Más allá de La Malatería vemos El Llugar, otro de los barrios de Vallobal
Enfrente de La Malatería estuvo Cá Martino, el chigre-tienda en general de José María Martíno, uno de los promotores de la Casa del Pueblo de Sieres en 1916. Este establecimiento fue inmortalizado en las estampas del gran fotógrafo
Modesto Montoto, cuando acudía a probar la sidra de la temporada el célebre
sidreru Ramón de Armonga
La casa sigue siendo conocida como La Tiendina, estando al frente del negocio en los últimos tiempos, hasta que cerró, Ángeles la de la Tienda
A nuestra izquierda, en El Llugar, tal vez sigan allí
estes vares de yerba, algo que se ve realmente poco en nuestros días…
Los fardos empacados han sustituido a este sistema tradicional…
Ahora seguimos de frente hacia Casa Pumarada, que en realidad son, o eran dos dos. La de enfrente es la
nueva, a la derecha estaba la antigua
Casi no se ve, tragada por la maleza
Esta es la antigua Casa Pumarada en una foto de 2012, ya completamente en ruina pero que aún se veía, si bien su derrumbe era inminente
De frente, la nueva Casa Pumarada, rodeada de un terreno cercado por muro
Terreno con árboles y jardín
A su izquierda otra quinta con árboles y jardines…
Al pasar admiramos la fachada de Casa Pumarada que mira para la carretera
Con una soberbia galería
Preciosa mansión
A mano derecha, un grupo de casas en la carretera de Pintueles
Nos acercamos al cruce con la carretera a Cadanes y Pintueles
A la izquierda la otra quinta, la de la izquierda, Casa Migoya
Al pie mismo de las peñas del Sueve…
Casa Migoya está justo en el cruce con la carretera de Pintueles: nosotros seguimos de frente hacia Miyares
Este es el corredor, que mira al cruce
Seguidamente va un grupo de casas: L’Arroyo
También aquí césped y jardín
La otra fachada de Casa Migoya. Estas enormes y lujosas edificaciones delatan la influencia de la arquitectura indiana de los emigrantes que ficieron les amériques y volvieron con fortuna… jardines, cerramientos de verjas, amplias galerías acristaladas, grandes corredores, fachadas pintadas con esmero…
El conjunto de Vallobal reviste un gran interés histórico, arquitectónico y etnográfico
Pasamos la marquesina del autobús
Y la carretera inicia una cuesta arriba
Y este es el gran abeto de Casa los Piquero, que se ve desde Anayo
Y enfrente, a la izquierda, en L’Arroyo, la antigua Casa Evelio, chigre en el que paramos tantísimas veces camino de Covadonga en aquellas primeras marchas de El Garrapiellu en los años 90. Lleva años que ya no hay bar
Pasamos también el portón de Casa los Piquero…
Y seguimos por la AS-259 hacia Miyares, distante a un kilómetro aproximadamente
Artística portiella con ruedas de rayos (radios), parecen de algún antiguo carro o
xarré (coche de caballos, aún hasta los años 70 hubo alguno en uso)
Ya salimos pues de Vallobal…
Arriba en la montaña, Robléu, otro de los barrios de Anayo
Debajo de Robléu pasa la carretera que dejamos en La Retuerta para bajar a Borines…
La carretera no es plenamente llana, sube en suave pero continua cuesta hasta Miyares
Tampoco hay arcenes, y en las rectas a veces los coches, tractores, camiones de recogida, etc. pasan a cierta velocidad, por lo que conviene ir atentos aunque aparentemente esté todo tranquilo y sin tráfico
Viene ahora un tramo bastante recto de pueblo a pueblo
Primero entre frondosos bosquetes
Un lugar de buen frescor que se agradece grandemente en las caminatas de verano y al sol
De frente unas fincas: El Pandu Riba
Seguimos siempre por la carretera
Una gran finca a la derecha
Los pastos de El Pandu, extensa campera con
castañales y
carbayos
Es otro de esos tramos que, aunque sean por asfalto, son hermosos de caminar, cual paseo por la campiña
La Cuesta Miyares con los campos de La Peruyal, donde hay una cabaña, en su ladera sur. A lo lejos Antayo (556 m)
El linaje de los Antayo tomo el topónimo de la montaña, familia con solar en Piloña en el siglo XVI, que pasaron a ostentar el título de marqueses de Vistalegre
Abajo, la selvática espesura…
Las peñas calizas advierten que nos hallamos al pie de las estribaciones meridionales del Sueve
Altísimos álamos
Cuidado aquí, pues hay un poco de curva
Luego otra recta; La Casilla, por esta zona hubo una casilla de peones camineros, clásica construcción, similar a una vivienda, donde guardaban sus aperos, enseres y herramientas los trabajadores dedicados al cuidado y mantenimiento de estos caminos
Seguimos en cuesta…
Más fincas con arboledas en El Pandu
Un poco más adelante, al final de la cuesta de la carretera, hay un cambio de rasante, tras el que veremos Miyares
A la izquierda el cementerio
A la derecha El Robledal, frondoso bosque de robles. Al final de la recta, las primeras casas de Miyares, que extiende sus barrios y lugares a lo largo de esta carretera, que dejaremos casi al final del pueblo, para continuar a La Goleta, La Trapa y Sorribes
MIYARES (PILOÑA) LA «CALLE MAYOR» Y LA GOLETA: TORRES SEÑORIALES, PALACIOS INDIANOS, «CHUPA CHUPS» Y EL PRÍNCIPE CARENDÓN. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (13)
Mapa del tramo de ruta
Entrando en Miyares
Caminando ya al pie de las estribaciones suroccidentales del Sueve, el Camín a Cuadonga entra en Miyares, concejo de Piloña, junto a El Robledal, frondoso bosque de robles, como su nombre indica, a la entrada del pueblo, al que llegamos dejando atrás Vallobal y Borines, siguiendo en este tramo la carretera AS-358
A nuestra izquierda, un pequeño valle se extiende al pie de La Cuesta Miyares con sus laderas de La Peruyal, que miran al sur, Al fondo a la derecha Antayo (555 m), del que toma su nombre el linaje de este nombre, la familia Antayo, asentados en Piloña desde el siglo XVI.
El terreno entre la carretera y la base del monte es aprovechado para pastos, también hay al final, al pie de la peña, arbolado autóctono
La vacas atienden al paso de los caminantes
Junto a El Robledal, la carretera es recta y tiene una cierta rampa en subida
Apenas se ven aún casas, la mayor parte «aparecerán» luego del cambio de rasante de la carretera, extendidas a los lados de la misma, haciendo una calle
Pasamos así junto al frondoso, mágico y umbrío Robledal de Miyares
Las ruinas de la antigua capilla del Carmen, testigo de cuando esto era campo de romerías y grandes comidas
Si nos asomamos ahora a estos prados de la izquierda y miramos atrás, veremos el valle del río Borines y sus afluentes, afluente este a la vez del Piloña, y valle que hemos atravesado tras bajar desde Anayo, en las alturas que vemos a lo lejos al oeste, a la derecha del Picu Viyao
El Picu Viyao (557 m), del que tantísimo hemos hablado en los dos capítulos anteriores, asentamiento castreño romanizado, centro de numerosos estudios y leyendas de sumo interés
Volvemos a mirar de frente para ver otros detalles
A la altura de la primera casa, a la izquierda, asoma un momento el picudo Cuetu Ordiyón de 717 metros de altitud (el benjamín del Sueve lo llaman), justo entre La Cuesta Miyares y Antayo (a la izquierda de la foto
Y va acabando la subida. Al ir llegando al cambio de rasante empezaremos a ir viendo el centro del pueblo. Aquí, a la entrada de estas primeras casas, un texu
La antigua Escuela de Niñas, que los últimos años fue escuela mixta. Más atrás las que fueron las casas de los maestros y arriba La Cuesta Miyares, las primeras estribaciones del Sueve sobre el pueblo
Cruce y de frente, siempre por la carretera
Pasamos otra de estas primeras casas, frente a El Robledal
Pasamos al lado de la finca de Casa Elías Torre, quinta de indianos, justo donde se acaba la cuesta de la carretera que empezaba al salir de Vallobal
Aquí incluso se empieza a bajar suavemente, entre el jardín de la quinta a la izquierda, con sus pláganos, y El Robledal a la derecha
La
Casa de Elías Torre se construyó en 1925 para Elías Torre Noriega, quien hizo fortuna en Puerto Rico. La palmera delata su origen indiano
Pero también sus jardines, con numerosas plantas y árboles ornamentales
Y ya vemos las casas del cogollu de Miyares, justo enfrente
Aquí a la derecha, desde este muro, tenemos un perfecto mirador a la entrada del casco urbano de la población
Aún así, gran parte de Miyares aparece oculto por las arboledas, asomando únicamente algunas fachadas y los tejados de alguno de sus barrios
Destaca el alto campanario de torre cuadrada de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la O: desde aquí contemplamos una soberbia visual también de los Picos de Europa. Más cerca, sobre el valle del Piloña, La Cuesta Bodes (695 m) y La Frecha, con El Reborión (669 m) entre Piloña y La Parres
La iglesia fue construida, posiblemente sobre un santuario de origen medieval, cuando pasó a ser parroquial a finales del siglo XIX, dentro de la reorganización eclesiástica de Santa María de Vallobal, si bien antes había pertenecido a San Pedro de Villamayor bajo la advocación de la Expectación de Nuestra Señora
Miyares aparece ya mencionado como villa en 1172 dentro de las propiedades del monasterio leonés de Santa María de Gradefes. Su topónimo revela antiguas plantaciones de miyu o mijo, cereal que sería totalmente sustituido por el maíz llegado de América a partir del siglo XVII
Estos campos son pastos y tierras de cultivo. Esta foto está tomada en junio en el tiempu la yerba, con los prados recién segados. A continuación del campanario de la iglesia, los altos de La Trapa, paso a Sorribes en el Camín a Cuadonga. A la izquierda asoma un poco la galería de otra casa de indianos
A la izquierda de la foto, aunque casi oculta por los árboles nos ha de llamar la atención la gran galería de Les Camelies, uno de los palacios o quintas de Miyares, construidos y/o habitados por los indianos, de los que pronto empezaremos a hablar, pues también vemos, más a la izquierda, que asoma parcialmente otra, La Venta
A la derecha, en otro grupo o barrio de Miyares, está La Figar, La Casona de Miyares, albergue para quien desee pernoctar en el lugar, o para realizar excursiones y visitas por el Sueve y su entorno
Disfrutamos una amplísima panorámica de esta parte del valle del Piloña, justo al norte de Villamayor
Los barrios de Miyares se extienden mayoritariamente a lo largo de la carretera que comunica estas poblaciones
De frente otra muy buena vista de la Cuesta Bodes (695 m). El camino, próximamente, pasará a sus pies, a la izquierda, por Villar de Güergu, Llames y Viabañu
A su derecha más las montañas que cierran el valle del Piloña por el sur
Primeramente la Sierra de Pesquerín, a lo lejos el Picu Foyos (691 m), y más distante y a su derecha el Picu Fresnéu (961), con su picuda cima, frontera con Ponga. A la izquierda la Mota Cetín (1.134 m)
Tras este primer gran encuentro con la geografía y entorno de Miyares seguimos ruta hacia el centro de la población
A la izquierda seguimos viendo los jardines de la citada
Una de sus características principales es que en este lugar dispone de escaleras para comunicar la casa con la calle, pues la vivienda está situada en un pequeño promontorio, con esta parte de la carretera. La entrada a la mansión dispone de un precioso porche cubierto con arcos de medio punto y tejado a dos aguas
Elías Torre Noriega era empleado de otro emigrante y vecino de Piloña, Fernando Pintueles, fundador de la Casa Pintueles de Ciales, Puerto Rico, que a principios del siglo XX era una gran empresa, sobre todo cafetera. Parece ser a Elías le tocó la lotería en Santo Domingo, e invirtió entonces en la empresa de Fernando, haciéndose socio
Fernando Pintueles, contento con su nuevo asociado, concertó que este se casase con Ramonita, su hija mayor, lo que garantizaba la continuidad de la empresa, celebrándose la boda en 1910, delegando luego, en 1912, gran parte de sus funciones en su yerno
La empresa ganó mucho durante la Primera Guerra Mundial, pero acabada esta en 1918, sufre grave depresión y pérdidas. Elías Torre ya había regresado a España con su familia para cuidar su delicada salud, no recuperándose nunca del todo y falleciendo en 1930, cuatro años después moría su esposa. Tuvieron tres hijos, Luis, Guadalupe y Elías
A la derecha, al otro lado del muro de esta gran finca desde la que divisábamos Miyares al llegar, una construcción muy importante
La Torre Miyares, torre que fue el elemento original del Palacio del Omedal o de los Villa, que durante tanto tiempo administraron el territorio, incluyendo la leprosería del Real Hospital de San Lázaro de Vallobal, del que tantísimo hemos contado en el anterior capítulo de esta ruta
La torre, el elemento medieval al que se le fueron añadiendo las dependencias palaciales, no es tampoco realmente la original, sino que, como estas, es fruto de las reformas posteriores. De torre y palacio hablaremos más según avancemos por Miyares, cuando podamos ver la estructura de la casona añadida, aquí oculta por los árboles
Y así entramos en lo que es el núcleo principal de Miyares por El Barbillosu, viendo a la derecha a lo lejos la iglesia, hacia donde nos encaminamos
Su alto campanario en forma de torre es una muy importante referencia visual, pues como los de otros de la ruta, Sietes, Borines o Anayo, por ejemplo, se divisan desde la distancia
A partir de aquí las hileras de casas en ambas márgenes hacen una larga calle
» Entramos así en Miyares, una importante población de Piloña, cabeza de la parroquia del mismo nombre, donde el caminar parece un desfile, cómodo, en ligerísima cuesta abajo. Allí una casa alta con jardín y portón nos llama la atención, a la izquierda, entrando en el barrio de El Barbillosu, a continuación una tenada y a ambas partes de la calle filas de más casas, una a continuación de otra, conjuntos y bloques de viviendas de hermosa arquitectura rural, balconadas, antoxanas, buhardillas o bufardes y corredores. Hay casas antiguas muy bien rehabilitadas, algún acogedor portalón en su acceso, pequeños terrenos ajardinados, huertos, plantas, flores, macetas en las ventanas, colorido luminoso y alegre aquí, allá y acullá…»
El viejo camín real, baja suavemente, como deslizándose, entre las casas. Esta primera a la izquierda, muy alta, y con jardín
Primera fila de viviendas a nuestra derecha en El Barbillosu
Cuadra a nuestra izquierda
Encima la tenada, henar, pajar…
Nos fijamos ahora a la derecha: casa con portón en el acceso al patio o jardín
Luego esta, con galería a la calle
Y abajo un acogedor portalón
Vemos ahora estas de la izquierda: la primera de corredor de faldón
Pasamos debajo, pues proyecta buena sombra
La siguiente, pegada a ella, también de galería, esta orientada al sur, así como el corredor de la tercera
Caminamos realmente por una verdadera «calle mayor», sucesión de casas por todo el trayecto, como una auténtica avenida
Vamos a mirar ahora a la derecha
Al sur otra muy buena vista de la finca de La Torre y, al sur, la Sierra de Pesquerín, con el estrecho valle del Ríu Pequeñu, afluente del Piloña. Ahí están las alturas del Cantu San Pedro (433 m)
Y la alargada cima de El Tombun (673 m), sobre Valdelescabres. Más a la izquierda el Picu Coroña (756 m) y la Sierra Abedular
Maravillas del paisaje de Miyares…
Seguimos así describiendo en lugar en nuestro libro caminero…
«Unas pequeñas palmeras asomadas a nuestra izquierda, en unos espacios cerrados con pequeñas tapias, como para sentarse encima, delante de unas casas de planta alta, señalan el lugar en el que estuvo el Bar de Elías Llano, el cual ya no existe, pues aún hemos de caminar unos pocos metros más hasta llegar a donde sí nos pueden acomodar y atender estupendamente en la barra, la mesa o el comedor: el Bar Pili, justo antes de llegar a la iglesia»
El estilo predominante es el de la arquitectura popular asturiana con reformas de los indianos
Estos indianos no solo hacían casas de nuevo cuño, remozaban las del solar familiar, a veces evolucionando en base a detalles propios como corredores, portalones, galerías; a veces inspirándose en gustos coloniales, o también en artes del momento, art-decó o similares, realizándose un muy variado compendio, no solo en lo que son meramente los edificios, sino también en los jardines y sus especies ornamentales
A la derecha nos asomaremos al portón de la finca de La Torre Miyares, pues desde aquí la vemos en todo su esplendor
El río Piloña, en las profundidades de su valle, tampoco lo podemos ver desde aquí, pero sí los ctiados Montes de Pesquerín, que lo cierran al sur, donde destaca el Picu Torre (817 m). La sierra se exitende linealmente hacia el sur entre los ríos Pequeñu y Color, afluentes del Piloña. La vista llega hasta los montes de Ponga
«Es una torre medieval del siglo XIV, a la que se le fueron añadiendo nuevos edificios para residencia señorial entre los siglos XVII y XVIII, al ir quedando obsoletas las primitivas funciones de control y defensa del territorio de la primera construcción, dejándola eso sí, entre las nuevas edificaciones y quedándole a todo la forma de un gran palación cuadrangular, con la torre en medio…»
«… Fue propiedad de la familia de la Villa Estrada (los mismos que administraban la Malatería de Vallobal) y todavía en el siglo XVIII un miembro del linaje, Francisco de la Villa Estrada, estaba proyectando obras en esta quinta. La torre, hecha de mampostería, con sus almenas, no es tampoco verdaderamente la original, sino producto de la reforma que se acometió empezando el siglo XX, buscando darle un aspecto mucho más medieval, esto es historicista, al igual que se hizo en otras torres, torreones y castillos asturianos en aquella época…»
La Torre tiene además una capilla del siglo XVI. Ha desaparecido una gran galería en su fachada occidental donde ahora hay cuatro balcones, que no vemos desde aquí al estar al otro lado
Vienen los segadores y abren el portillón…
Y nosotros seguimos el paseo por Miyares, calle abajo. Viene ahora un tramo recto
Algunas de estas casas tienen un pequeño terreno delantero cerrado por pequeñas tapias
A la derecha, llamativo edificio adintelado con ladrillos en los vanos de puertas y ventanas, parece haber sido una tienda-bar o almacén, con vivienda arriba
Cuando vivía tanta vecindad en los pueblos esto era un trasiego continuo de gentes. Este trayecto, que en sentido opuesto va hacia Vallobal y Pintueles, es otro de esos caminos reales que fueron verdaderas «autopistas de la antigüedad», ruta natural alternativa a la del cruce del Piloña en Infiesto/L’Infiestu, capital concejil
Por estas milenarias sendas del valle del Piloña pasaron numerosos arrieros, viajeros y, también, peregrinos hacia Santiago. En la documentación de la malatería o Real Hospital de San Lázaro de Vallobal se cita que se había hecho incluso una casa «… para que en ella se recojiesen los pobres trajineros que pasaban su camino y que por una noches se les diese albergue en ella»
Fruto de este trasiego de gentes es el topónimo de este lugar: La Venta
La Venta, topónimo antiguo relacionado con las viejas paradas camineras, algunas un simple refugio, otras incluso ofrecían comida y algún lecho. Actualmente en el lugar hay unas viviendas, la que la izquierda, una casa de indianos
Casa con galería, flores y plantas sobre el portalón, a manera de parra, y seguidamente otra vivienda de planta alta con lo que debió ser abajo almacén
A continuación y también a la izquierda La Fazona, finca cerrada con verja, con Antayo arriba a lo lejos
En La Fazona la casa no está pegada a la calle sino algo apartada en la finca de este nombre
Llaman la atención sus árboles ornamentales, una pareja ante la escalera y entrada, así como la gran galería que mira al sur
De frente otra vista de La Venta
Y en La Venta, la gran casona de indianos de este nombre, que conserva la memoria de su fundador Fernando Pintueles, de quien ya hemos hablado al entrar en Miyares, pues fue el jefe y luego asociado de quien fue su empleado Elías Torre, cuya casa hemos visto. Su historia es en parte muy similar a la de Elías, ejemplo de cómo eran las relaciones personales y familiares entre los americanos, así como sus negocios
La historia comienza cuando, hacia 1850, un asturiano llamado Manuel Fernández Alonso, funda en Ciales, Puerto Rico, una empresa exportadora de café, Fernández & Cia, lo que llamó a trabajar en ella a otros emigrantes asturianos, contratados por la casa, entre ellos un muy joven Fernando Pintueles, natural de Miyares, que llegaría a ser primer dependiente y persona de confianza de Manuel y, más tarde, su yerno, al casarse, andado el tiempo, con la hija mayor de este, Ricarda Fernández Vega. Luego Fernando sería también a ser socio y, al retirarse su suegro, dueño principal, cambiando el nombre de la empresa a F. Pintueles & Compañía
El negocio prosperó, la venta de café alcanzó gran expansión y la Casa Pintueles abrió delegaciones comerciales en La Habana, Valencia, Barcelona y varias ciudades europeas, dada la alta cotización del producto puertorriqueño
Fernando amplió además su negocio a la crianza y venta de ganadoa Estados unidos, además de comestibles, tabaco, productos del país en general y por supuesto café. En 1912 también él tuvo su persona de confianza y yerno en el ya recitado Elías Torre, casado con su hija Ramona, por lo que delegó en él y fue ampliando sus periodos de estancia en España
Fernando Pintueles construye aquí en su pueblo esta gran quinta, solo yendo a partir de entonces a Puerto Rico cada uno o dos años, a ver de primera mano cómo estaba el negocio y traer parte de sus ganancias. Con la Primera Guerra Mundial sus empresas, a cargo principalmente de su yerno, tuvieron grandes beneficios, que se fueron al traste al acabar esta
Ante las pérdidas enormes de dinero, Fernando decide afrontar su último viaje a Puerto Rico, su yerno también había regresado con problemas de salud, allí salvó lo que pudo y puso al frente de la empresa a otros cargos, hasta que esta desapareció…
En el año 1928 fallecen Fernando y su mujer Ricarda. Tuvieron tres hijos, Ricardo y Ramona, muertos en 1934, y Luisa, que se casó con Manfredo Palacios, teniendo un hijo y varias hijas, una de ella, Luisa Palacios, se casó con Ricardo Gullón, Académico de la Lengua y crítico literario, que sería galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1989. Su sobrino Javier Martínez es un gran narrador, en cuyo blog El Barojiano cuenta vivencias y recuerdos de su tío y familiares, tal que este…«En los veranos que pasábamos en Miyares (Asturias) continuaba mi instrucción. Aún recuerdo la mañana en que puso en mis manos Castilla de Azorín y un diccionario para que consultara las muchísimas palabras que, de seguro, no iba a entender; también me dejó El Adolescente de Dostoievski para los descansos. Masoquista yo, al cumplir los 15 años le pedí por carta que me recomendara nuevas lecturas y me aficionó a los novelistas rusos de finales del s. XIX»
No dejamos de pensar,,, ¡Cuantas historias encierran estas casas de Miyares!
Camino adelante, más casas de galería sobre la calle, mirando a La Venta
Al lado, huertas y frutales al pie de Antayo
El Cuetu Ordiyón, más atrás, parece querer estirarse para ver Miyares
También, nueva vista de La Fazona, a la izquierda, bajo La Cuesta Miyares
Y ya vemos al fondo la iglesia de Nuestra Señora de la O de Miyares, con su alto campanario que domina el pueblo y el valle. A la derecha finca y casa de indianos: Les Camelies
Más casas dando vista a la «calle mayor» y las mansiones indianas que tienen enfrente
Avanzamos hacia la iglesia
Al final de esta fila, más pequeña vemos la antigua escuela
Preciosa galería y corredor. Abajo, siempre las sillas dispuestas para sentarse
Y también bancos y macetas al sol
Y aquí está la antigua escuela
Ha sido rehabilitada y acondicionada para ser local social, como otras del concejo que hemos visto en esta ruta, las de Borines y Anayo
Sobre la puerta se lee ESCUELA DE NIÑOS. 1886.
Frente a la escuela a la derecha de la calle, otra quinta indiana de importancia, Les Camelies, antes Villa Villar, pues fue construida para D. Alejandro Villar y Varela, conde de Laviana y diputado provincial de Puerto Rico, quien se la vendió al emigrante asturiano Alberto Estrada Valdés, nacido en 1864, que con 15 años se fue a Cuba, pasando seguidamente a Guatemala a trabajar con su hermano Genaro para en la plantación de té Finca la Felicidad, propiedad de su hermano mayor Eduardo
En 1896 Alberto, que había hecho capital, compró los cafetales La Paz, en el municipio de San Carlos, departamento guatemalteco de Retalhuleu, a Don Diego Ariza
Según la biografía que vemos en el blog Casonas de Indianos, que queremos recomendar, tuvo Alberto en Puerto Rico dos hijos y dos hijas. Quedó viudo, y regresó con las chicas a España, dejando a su hijo Rosalío Estrada en la finca La Paz, que sigue siendo de sus descendientes
De vuelta en Miyares se casa con Paz Rodríguez Pineda, con la que tienen otros tres hijos. La familia mantienen la propiedad de esta casa hasta su venta acabando los años 80, pasando a partir de entonces por diferentes dueños
En la verja del portón Les Camelies sustituye a Villa Villar Dispone de finca en la parte posterior, donde hubo cuadra y caseta de aperos, además de lavadero
Y, justo antes de la iglesia, llegamos ya a toda una institución el la ruta, el Bar de Pili o Bar-Tienda de Miyares, uno de esos establecimientos que vieron el paso de tantísimos peregrinos a lo largo de su historia, antes, algunos pocos y de vez en cuando, depués, tras la gran promoción desde primeros de los años 90, a cargo primeramente de la solicitud, y la posterior señalización integral de esta travesía andariega, por la Tertulia Cultural El Garrapiellu, cientos, y miles, al año
Afuera siempre suele estar «la mesa puesta», preparada para recibir peregrinos y ofrecer viandas
Vamos a repasar de nuevo un párrafo del libro El Camino de Gijón a Covadonga, que habla del lugar: » Pues lo dicho, antes de la iglesia, a mano derecha, tenemos el Bar Pili, donde siempre nos
«… Hacen muy buenas comidas caseras, siempre por encargo, y sino nos preparan unos bocadillos o unos taquinos de queso, chorizo, o jamón que no dejarán de poder improvisarse sobre la marcha…»
«… La barra es entrañable, de esas de madera de siempre, bien conservada, pared de azulejo, un lujo y un primor, la atención buenísima…» «… En la pared de atrás están las artísticas estanterías llenas de botellas en una especie de entrante empotrado que acaba arriba rematado en curva, y el chigre, esto es, el aparato descorchador de botellas de sidra. A la parte izquierda según miramos de frente hay otras estanterías, estas hechas de madera y cristal, en las que se exponen otros productos más de tienda, cajas de galletas, latas de conserva, etc…» «… Hay casi siempre varios parroquianos entablando conversación, las copas de vino y los culinos de sidra se suceden, también los cafés, las cervezas, los refrescos, algunos leen los periódicos. Al no ser muy grande, el lugar anima a la parrafada de una manera absolutamente espontánea en la barra o de mesa a mesa…»«… Afuera hay unos bancos largos a los lados de la puerta, donde poder sentarse al exterior y, allí al lado, un hermoso terreno donde se disponen mesas y sillas, para comer con buen tiempo al aire libre, una maravilla. El edificio del bar muestra, mirando hacia esta parte, su corredor en la planta alta …»
«.. Es agradable estar en Miyares departiendo en animada sobremesa y tertulia, pero por poca prisa que llevemos, tampoco debemos despistarnos, siempre hay alguien que va a soltar aquello de «¡¡¡ venga hooooo, que vamos enfriar tantu tiempu paraos !!!» … y esto será la señal para volver al camino… «
«… Nos despedimos de Pili y de los demás parroquianos hasta la próxima vez que volvamos, cogemos las mochilas, nos las ponemos al hombro y arrancamos ruta hasta la iglesia»
La iglesia de Nuestra Señora de la O de Miyares, santuario de finales del siglo XX y de grandes proporciones, cuyos varios contrafuertes no dejan de recordarnos el arte gótico
Admiramos la iglesia desde esta bella rosaleda, pasado el Bar de Pili
Otra casona restaurada…
Al fondo El Cerezaléu, hacia donde nos dirigimos
Lo cierto es que a veces a la iglesia de Miyares se la pone como ejemplo de edificio estilo «colonial», otra forma de referirse a la impronta de los indianos, que solían dar importantes aportaciones para estas obras
De buena apariencia indiana es también esta casa de gran corredor-galería con bufarda arriba, también acristalada, que mira hacia los Picos de Europa
Enfrente, también un hermoso jardín
Y a continuación y también a la derecha otra impresionante casona de indianos, con una monumental y majestuosa galería de madera y cristal y maravilloso terreno ajardinado. Es la
Se construyó para Eduardo Estrada Vallés, también emigrante a Guatemala, donde se hizo propietario de La Felicidad, gran finca de cafetales. Se casó con Juana Urrutia Mont, fallecida en 1920, él murió siete años después con 79 años. Tuvieron hijo e hija
Una grande y elegante verja con esquina en chaflán cierra estos jardines que miran a la calle
Admiramos ahora a la izquierda la considerable altura del campanario del templo parroquial, con su reloj mirando al pequeño parque con jardín y arbolado que se extiende delante de la portada
Vamos a ponernos al pie de la torre…
La portada imita el arte románico. La corriente historicista se hace patente en estos edificios de entresiglos
Desde el parque de la iglesia y enfrente de Casa los Fabián: mucha atención, dejamos la carretera para tomar a la izquierda el camino que se dirige a La Goleta
En la esquina en chaflán de la verja de Casa los Bastián se señala que estamos en el kilómetro 2 de la AS-358, la distancia que nos separa de la N-634 en Villamayor
Pero nosotros no vamos a Villamayor: en el barrio o lugar de El Cerezaléu, donde hay una buena fila de casas a la izquierda, donde tomamos la calle que pasa delante de ellas
Estemos muy atentos a las flechas al cruzar , y si no preguntemos en el bar de Pili en el albergue La Casona de Miyares, que vemos a la derecha, en La Figar, donde una higuera honra el nombre del lugar
Una pequeña explanada triangular es aprovechada como aparcamiento
Aún queda en pie elementos de la señalización de 1997, a la que tanto nos hemos referido en estos capítulos. Prácticamente un cuarto de siglo han aguantado sin ser repuestas las muchas que han caído, no sabemos muy bien porqué…
Y allí está La Figar, con sus alojamientos
Cómo no, en El Cerezaléu, también un par de preciosas, grandes y largas galerías, bien orientadas al sur, sobre el camín, y abajo buen portal cerrado con verja
En esta bifurcación seguiremos a la izquierda, pasando entre las casas y la panera. A la derecha, eso sí, queremos recalcarlo, está La Figar, La Casona de Miyares, con su albergue
La panera, como tantísimas como ella y hórreos, sigue cumpliendo su función, guardar los carros, independientemente de su fuerza motriz, sangre, gasoil o gasolina
Según pasamos vemos la panera con su subidoria de piedra
Luego de la panera un hórreo
La Figar a la derecha, con un hórreo
Pasan los peregrinos. Hemos recuperado esta foro de los años 90 de las marchas de El Garrapiellu a Cuadonga. El Cerezaléu sigue estando igual de precioso
Vamos a acercarnos al citado hórreo a las puertas del albergue
Hay un panel de información muy interesante
Atendamos a sus contenidos
Información de sus alojamientos, albergue y apartamentos
Arriba, su patrimonio histórico, teja original del año 1706
Tal vez en su buzón quede algún mapa de la ruta
Fijémonos bien en las curvas de nivel (abajo a la izquierda), y en la posición de Miyares respecto al itinerario de la travesía andariega. Han pasado las etapas montañosas o de grandes diferencias de desnivel, por lo que se hace factible llegar a la Cueva la Santina en una jornada más que, para más disfrutarlo, puede dividirse en dos, ¿por qué no?, mucho es lo que se puede ver, disfrutar y conocer, damos fé de ello y lo vamos a demostrar sobradamente en los siguientes capítulos
Hemos visto primero el mapa, pero hemos de atender también a todo el tríptico que lo encierra
Con el Himno de la Santina, que podemos cantar, al son de estos vídeos:
Pernoctemos o no en el albergue, seguimos ruta en Miyares por El Cerezaléu, topónimo evocador de rica y dulce fruta, que sin duda abundaba en estos parajes, orientados al sur y bien guardados por el Puertu Sueve de los duros y fríos vientos del norte
Asomándonos al muro de esta finca disfrutaremos de una preciosa vista del pequeño valle de la riega de Santianes y, sobre él, del Monte Antayo. A lo lejos arriba a la derecha la casería de El Campón. Al otro lado del monte está Sardea, en la parroquia de Cerecea, otro de los accesos a esa montaña
A la izquierda, otra gran galería en las casas que vimos al tomar este camino, esta mirando a la finca. Arriba La Cuesta Miyares
Seguidamente, encrucijada de cuatro caminos
El cruce del lavadero: mucha atención: iremos a la izquierda
Aquí empezamos a bajar
Increíblemente, aún quedan, en este tramo piloñés del Camín a Cuadonga, muchos letreros de los puestos en pie en 1997
Verdaderos veteranos del camino, muy gastados, pero que siguen cumpliendo su función
Es esta la bajada a Santianes, un muy pequeño valle de ensueño al pie de Antayo
El topónimo, evolución evidente de Sanctis Ioannis (San Juan), daría pie a pensar en la pretérita existencia de alguna capilla, ermita u oratorio, pero por más que hemos indagado no existe recuerdo de ello en la memoria popular
Gran castañalona sobre el camín …
La Cuesta Miyares a nuestra izquierda…
Laderas de El Retiru, El Pindal y El Requexu en las faldas de Antayo
La casería de El Campón, bajo la ocalital
Pomaradas y frutales. Atrás ha quedado ya la iglesia…
Pastos en el valle…
Las vacas aprovechan la sombra del pumar…
Prados de siega en Santianes
Seguimos en bajada
Cruce y a la izquierda
Seguimos bajando un poco más
Un pequeño pero hermoso castaño o castañal
Continúa la bajada
Fincas cerradas por alambradas para que el ganado no salga al camino
La Cuesta Bodes y los Picos de Europa a nuestra derecha, al este
Un paisaje y un entorno eminentemente ganaderos en las estribaciones meridionales del Sueve
Curva a la derecha y termina este corto descenso desde Miyares
Castañales, prados y pumarada
Manzanal repleto de frutos rojos…
Colorada la manzana del lado que le da el sol del lado que no la da blanca tiene la color
Dice el cantar…
Manzanas de buena sidra asturiana, ya bebida antes de la llegada de los romanos, el zythos, y cantada por los grandes poetas como Llorienzu Novo Mier…
Ñaces, sidra, siendo flor del pumar na pumarada nel árbole gayasperu qu’aruma la mió quintana. Yes golor que s’esnidia per tola rodalada nel atapecer d’oru y nel reyir de l’albancia»
El zythos era ya mencionado como bebida de los antiguos ástures por el geógrafo Estrabón en el siglo I a.C. si bien tampoco es absolutamente seguro que se refiriese a la sidra sino que fuese alguna fermentación de otras frutas. La diplomática medieval asturiana, siglos VIII al X, ya hace menciones al cultivo de manzanos. En el documento fundacional del monasterio de Oubona se estipula que a algunos siervos se les de «sicere si potest esse» (sidra si es posible). Fue además uno de los primeros productos exportados en cantidad a ultramar para los emigrantes asturianos, a partir sobre todo del siglo XVIII
Helechales y espesura…
Pasamos a otras fincas
Excelentes praderías verdes empezando otra subida…
A los pies del monte Antayo, una de nuestras referencias también para los próximos capítulos de esta travesía andayona
Asoma un edificio…
La caseta del gas…
Seguimos de frente, subiendo sin pausa…
Preciosa alameda a nuestra derecha…
Seguimos toda la rampa, al sol…
Fincas cerradas con alambradas, señal que hay ganado
Otra pumarada a la derecha, un verdadero Avalon o Insula Pomorum, el paraíso de los celtas con la manzana de la sabiduría. Gran momento para recordar la Oda a la manzana de Pablo Neruda
Ati, manzana, quiero celebrarte llenándome con tu nombre la boca, comiéndote.Siempre eres nueva como nada o nadie, siempre recién caída del Paraíso: plena y pura mejilla arrebolada de la aurora! Qué difíciles son comparados contigo los frutos de la tierra, las celulares uvas, los mangos tenebrosos, las huesudas ciruelas, los higos submarinos: tú eres pomada pura, pan fragante, queso de la vegetación.Cuando mordemos tu redonda inocencia volvemos por un instante a ser también recién creadas criaturas: aún tenemos algo de manzana.Yo quiero una abundancia total, la multiplicación de tu familia, quiero una ciudad, una república, un río Mississipi de manzanas, y en sus orillas quiero ver a toda la población del mundo unida, reunida, en el acto más simple de la tierra: mordiendo una manzana
Línea de postes telefónicos
Cada árbol nos premia con su sombra, que no es poco en días de sol castigador
Pasamos así al pie de El Campu. Fijémonos en el prado en la balización del gasoducto: un pequeño poste amarillo en el prau de la izquierda
(¡Que es un gran placer de hoy!). Adán, la poma primera
estrujó con tal afán
que acaso se le cayera
la baba: y que sidra fuera
aquella baba de Adán…
¡Origen semidivino
y bien rancio y peregrino,
es el de la sidra, a fe!…
¡La sidra es antes que el vino!…
¡Adán precedió a Noé!.
Cantemos, pues, al raudal
Espumoso de la sidra
Que se quiebra en el cristal,
Ya que aquí no hay ley anhidra
O ley seca, que es igual.
¡Sidra!… ¡Líquida alegría
de dioses, Bacos o Apolos!…
¡Sidra!… ¡Clara poesía!
¡Topacio de romería!…
¡Ambar del juego de bolos!…
¡Todo asturiano te goza
y contido el labio roza,
dándote a menudo un toque!…
¡Sidra, al amar a una moza!…
¡Sidra, al hacer un emboque!…
¡Caldo de espumosos oros,
burbujeantes, sonoros!…
¡Líquido ambarino y gayo,
que no bebieron los moros
porque lo impidió Pelayo!…
¡Sidra! ¡Néctar delicioso
de origen rancio y brumoso,
que ya, el ome siglo, vio!…
(¡Hay quien dice que hasta el oso
de Favila, lo bebió!).
¡Sidra!… Manzana de miel
que hizo sidra un padre fiel!…
¡Sidra, en la helvética liza,
fue la libertad de Suiza!…
¿No es cierto, Guillermo Tell?.
¡Sidra!… ¡Licor poco fuerte
que nos alegra y divierte!…
¡Sidra!… ¡Báquico regalo
que emborracha, no convierte
al borracho en hombre malo!…
¡Sidra!… ¡Envidia de Sevilla,
que aunque con sus vinos brilla,
no venció a Oviedo jamás!…
¡La sidra no es manzanilla
pero es manzana que es más!.
¡Sidra!… ¡Chorro que del cielo
cae a la tierra, de un salto,
vertido por un mozuelo…
¡La botella puesta en alto
y el vaso cerca del suelo!.
¡Sidra!… ¡compañera amada
de la jugosa fabada
con morcilla y con pernil!…
¡Jugo de la pomarada!
¡Dulce sangre del barril!…
¡Como bebida de ensueño
con un ardor no pequeño,
y en quintillas, por más seña,
te canta aquí un madrileño
harto ya del Valdepeñas!.
¡Madrid, en tono fetén,
puede cantar a la sidra!
Y puede cantarla bien
Porque al ser la villa isidra
Pues tiene sidra también.
¡Y adiós, mi lector amado:
conste que queda contado
el mejor licor que existe:
y que queda embotellado
con tal líquido, mi chiste!…
Un agradable paseo a la sombra de castaños y manzanos, los dos dan frutos del otoño, la seronda, el tardíu…
Recorremos la pumarada glosando a la sidra con los versos, estos de la lírica popular… Cantaba una ñerbatadende un manzanuel que nun bebe sidranun ye asturianuPa sidra, Villaviciosa,pa carbones, a Llangreupa perriles, Avilés,pa guapes neñes, a Uviéu Como me gusta la sidrapor eso planto pumarestamién me gusta cantarde nueche pelos llagaresSidriquina la d’Asturies,fecha de rica manzana,quién la pudiera bebera la una, a les dosy a les tres de la mañanaSidra de Cualloto y Nava,Infiestu y Quirós, ablanes,Sariegu y Villaviciosatienen les riques manzanesEcha sidra, tabernera,sidra aquí, sidra acullá,echa sidra, tabernera,que mió amu pagaráDaime sidra, daime sidraque agua non la sei beber,tengo una condición malay con ella he de morrer»
Paisaje digno de la Arcadia y el Parnaso…
Y ahora, nos miran los caballos, que nos ven pasar
Arriba, más vistas de El Campu y Antayo
Sigue la línea de postes telefónicos, balizando también el camín a La Goleta
Y más entrañables escenas caballares… la yegua y el potrillo, este en el prado, tumbado tomando el sol, ajeno de inquietudes
Seguimos subiendo suave pero seguidamente
Y a la derecha seguimos viendo la misma escena, desde otra perspectiva
A la izquierda ahora un maizal recién plantado, en junio
De frente, a lo lejos a la derecha, la Cuesta Bodes, topónimo que viene de Bode, palabra prerromana y céltica vinculada a las aguas con el significado primigenio de fuente, ampliamente registrada en la toponimia
La palabra, además del extendido topónimo con raíz bod y bode, daría origen a teónimos y antropónimos, así como nombres y gentilicios en gran parte de Europa: nombres propios como bodenus o boderus, los antropónimos en Bod y Bode, boddus en Cantabria y Germania o divinidades como el dios Bodo, al que se dedica una estela en Villapalos (León)
Capítulo aparte merece el caso de Bodica o Boudica, la famosa reina de los britanos icenos que se sublevó contra los romanos, aquí se le ha encontrado más relación con el también céltico bouda, victoria, lo cual, etimológica y lingüísticamente está estrechamente vinculado con «suerte». El nombre existió también, sabido es por inscripciones, en el área gala y lusitana y, por un error de transcripción medieval de los textos del historiador romano Tácito, fue conocida también como Boadicea
Sus máximas alturas son El Picu Bodes (695 m) y El Picu Masaltu (701), son montañas de braña y pasto
Más a la derecha la Sierra la Frecha con El Reborión (669 m)
Más a la derecha, otras vistas y referencias geográficas e históricas…
Nuevo paisaje hacia el Picu los Foyos y Sierra de Pesquerín
En primer término alguna de las primeras casas de La Goleta, a lo lejos el valle del Ríu Color, entre el Picu los Foyos y el Picu Forcos
Allí, al otro lado del valle del Piloña, unas casas en lo alto de un cueto, entre prados y bosques
Las líneas de alta tensión con sus inmensas torres, han hollado estos altos sobre el valle del Piloña
Moñes, un lugar fundamental para conocer la más remota intrahistoria de estos lugares, pues allí se encontró una famosa diadema de oro, representando guerreros a caballo y otros personajes y escenas, uno de los máximos exponentes del arte de los orfebres prerromanos en Europa
«En Piloña tenemos la fortuna de de contar con una de las joyas de la orfebrería castreña “La diadema de Moñes”. Alrededor de este hallazgo existe la leyenda de un rico príncipe enterrado en el lugar de La Carenda (Moñes), de ahí su nombre El Príncipe Carendón, junto con un rico ajuar de oro. Cerca de allí en otro lugar llamado La Follaza se tiene noticia del hallazgo de una espada de oro con campanillas en su empuñadura, desconocemos que fue de ella Sobre la diadema reina la controversia desde su aparición, primero se trato de situar en Ribadeo, pero los testimonios de Constantino Cabal, Julio Somoza y Martínez Hombre (este último atribuye su aparición a la voladura de varios dólmenes con la intención de allanar una finca en Moñes) no dejan lugar a dudas de su procedencia piloñesa. Y recientemente en la Historia de Asturias de KRK (Oviedo, 2005) se dice respecto al dicha diadema: “…diadema con escenas procesionales de guerreros tenida por largo tiempo como originaria del extremo occidental de la región y que resultó ser oriunda de Moñes en Piloña…” (Camino Mayor, 2005, 92)
Otro problema añadido es el de su cronología, los distintos autores que han visto la pieza no se ponen de acuerdo y el resultado es un arco temporal que iría desde el siglo VIII a. C. hasta el siglo II a. C. También se sostienen diversas teorías a la hora de adscribirla a un momento cultural concreto, influencia atlántica, mediterránea, etc. Pero no acaban aquí los problemas otro punto de discrepancia es su interpretación, unos hablan de culto a las aguas, otros de sacrificio ritual y otra postura es la de los que hablan de la representación de los honores recibidos por un príncipe guerrero en su transito al más allá…»
«…En fin una joya arqueológica y artística piloñesa que en la actualidad, por los avatares de su historia, se encuentra desperdigada e tres museos. Una parte de ella esta en el museo de Saint Germain-en-Layne (Francia), otra en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) y una última en el Instituto Valencia de don Juan (Madrid). Amen de otras piezas o fragmentos similares de los que desconocemos su paradero hoy en día. Si cerramos los ojos aún podemos oír los cascos de los caballos, asturcones del Sueve quizás, montados por valientes guerreros que en procesión van a rendir homenaje al poderoso caudillo piloñés, el príncipe Carendón, el día en que se dispone a transitar hacia el más allá haciendo demostración de su poder y riqueza»
Vamos también a publicar el pormenorizado trabajo a ella dedicada en la Wikipedia, donde se habla, entre otras muchas cosas, con el famoso Caldero de Gundestrup…
«En dicha pieza se observa una procesión de guerreros tricornes que avanzan a pie o a caballo por encima del agua. Las figuras humanas vienen acompañadas por aves acuáticas y peces que probablemente sean salmones de río. Algunas figuras, que tal vez sean divinidades cornudas, sostienen dos calderos, en clara analogía con el caldero de Gundestrup, en la que se puede observar a una divinidad introduciendo guerreros muertos en el caldero que, tras ser resucitados, salen de él.
La diadema de Moñes ha sido objeto de multitud de interpretaciones. Algunos autores consideran que se trata de una escena de sacrificio (Blázquez y García Bellido) o de un culto acuático (Jordá), si bien otros autores, como Marco Simón, opinan que se trata más bien del reflejo de las creencias célticas relacionadas con el Otro Mundo…»
» A este respecto es de resaltar la gran cantidad de reminiscencias de mitos célticos que presenta la diadema: La figura humana cornuda sosteniendo dos grandes calderos es muy similar a aquella del caldero de Gundestrup en la que se puede observar a una divinidad introduciendo guerreros muertos en el caldero que posteriormente salen de él. En realidad, ambas escenas son reflejo del arquetipo céltico del caldero de la regeneración, que aparece en multitud de relatos tanto de la mitología irlandesa como de la galesa…»
«… En este sentido, uno de los dioses más importantes del panteón de Irlanda, el Dagda, poseía un caldero que tenía la propiedad de proporcionar comida inagotable y de restaurar la vida, y que fue traído por los Tuatha Dé Danann de la ciudad de Murias. El caudillo británico Bran el Bendito tenía en su poder un caldero similar que permitía resucitar la los guerreros muertos en la batalla con la particularidad de que una vez vueltos a la vida, los hombres quedaban privados del poder del habla. En el poema Preiddeu Annwfn, uno de los más antiguos del ciclo artúrico, se narra el descenso de Arturo y sus compañeros a Annwn, el inframundo galés, en busca del caldero de la abundancia, que por otra parte es el antecedente pagano del Grial de las leyendas artúricas.
En este sentido, en la mitología galesa se recoge el mito del caldero de Cerridwen. Ésta era una bruja galesa, que tenía un hijo, Morfran, de aspecto desagradable al que quería otorgar el don del arwen, la inspiración universal. Para ello preparó una pócima y ordenó al niño Gwyon Bach que lo cocinase durante un año. La mano de éste fue salpicada por tres gotas hirvientes del líquido mágico, y tras lamerse la mano adquirió el conocimiento pleno. Cerridwen, furiosa, persiguió a Gwyon durante una ajetreada cacería en la que el niño asumió diversas formas. Finalmente Cerridwen dio caza a Gwyon y lo devoró, tras lo cual lo albergó en su vientre durante nueve meses hasta que dio a luz a un hermoso niño, el futuro bardo Taliesin.
En la mitología asturiana existe una historia similar, relativa al cáliz que se alberga en la iglesia de Santiago d’Aguinu, en Somiedo. Originalmente, dicho cáliz pertenecía a una xana, que vivía en una de las fuentes de la parroquia. Un día, un pastor, atraído por el brillo del oro, le arrebató el cáliz y escapó corriendo. La xana fue tras él y comenzó a rodearlo de una nube negra, espesa y mágica. Entonces, cuando estaba ya a punto de alcanzarlo el pastor se encomendó a Santiago de Aguinu diciendo «¡Santiagu d’Aguinu valmi, que pa ti ye lo que quiero!». En ese momento la xana se detuvo y exclamó: «Porque dixiste eso, sinón el mayor piazu que quedaría de ti nun sería más grande que la cabeza d’un anfiler». Según la interpretación que Constantino Cabal e Ignacio Abella dan a este mito, en esta historia se trasluce, como en la de la bruja Cerridwen, el despedazamiento y renacimiento míticos del pastor en la matriz representada por el seno del caldero, en un procedimiento que es abortado felizmente por la intervención del santo
Además del caldero, otro motivo muy común en la mitología celta que aparece en la diadema de Moñes es el de los pájaros del Otro Mundo: dichos animales son a menudo mensajeros del Más Allá y encarnación de criaturas feéricas y aparecen en multitud de historias como la Enfermedad de Cú Chuláinn, en la que el héroe dispara accidentalmente a dos cisnes que resultaban ser sidhe (hadas) disfrazadas, o los viajes de San Brandán y Mael Dúin a las Islas del Paraíso, en una de las cuales se topan con pájaros que son encarnación de ángeles caídos o difuntos recién salidos del Purgatorio. En el folklore bretón y en el gallego se recogen historias de monjes (Yves, Ero de Armenteira) que, buscando alcanzar el Paraíso, entran en éxtasis al contemplar un pajarillo, y permanecen en ese estado durante siglos. La vinculación entre los pájaros y el Más Allá está presente en la mitología asturiana, en la que las cornejas y los cuervos son mensajeros de la muerte, y las lechuzas (coruxas) son aves en las que se encarnan las brujas…» Además de los pájaros y los caballos, se distingue en la diadema la presencia de peces de tamaño mediano que la mayoría de los especialistas han identificado con salmones de río. Dicho pez es protagonista de uno de los mitos más fascinantes contenidos en el Ciclo de Leinster: El del Salmón del Conocimiento. Según la tradición, en las fuentes del río Boyne existía un estanque mágico que estaba flanqueado por nueve avellanos que representaba al Árbol del Conocimiento. Un salmón aleteaba en el estanque, y se decía que aquel que capturase el salmón inmediatamente después de que éste hubiera comido una de las avellanas mágicas se haría con el conocimiento universal. El druida Finneces esperó pacientemente durante siete años hasta que tuvo lugar el feliz suceso, pero cuando estaba cocinando el salmón, el joven Fionn se acercó a él y comió accidentalmente una porción de su piel, lo que le proporcionó el imbas forosnai, el don de la inspiración
Es de resaltar el hecho de que toda la escena tiene lugar en un ámbito acuático, y en este sentido Procopio de Cesárea (IV, 48-57) narraba que era creencia entre los galos que el último viaje se realizaba a través del agua. En las tradiciones paganas irlandesas, el destino de las almas los muertos era atravesar el mar hasta llegar a Tír na nÓg, la tierra de los bianaventurados, cuyo color era el verde, que en la cultura celta es el color del inframundo. En la mitología bretona se recoge el supuesto de la Bag Ann Noz, la barca de noche, que transportaba las almas de los difuntos hasta el Más Allá. En Galicia, las creencias que rodean el santuario de San Andrés de Teixido no son más que reminiscencias de la antigua cosmovisión céltica que consideraba el Cabo Ortegal como el lugar donde se acababa la tierra y donde las almas embarcaban con destino al paraíso»
Así, otro gran erudito, Alberto Álvarez Peña, abunda en su libro Lliendes de Piloña, de sus investigaciones sobre estos enclaves donde la historia y la leyenda son casi imposibles de separar, afirmando que muchas veces, personajes y sucesos históricos permanecen recordados únicamente como una saga legendaria, y este sería el caso del Príncipe Carendón…
Así sería que una de sus informantes, Felicitas González González, Fita, vecina de El Xerru, en Moñes, le cuenta que:
«Equí en Moñes había un sitiu que tuvieron allanando y apaecieron coses d’oru de munchu valir, esi sitiu llamábase Carenda, porque ellí taba enterráu’l Príncipe Carendón El Príncipe Carendón tenía munches tierres y solía dir a pasear a les sos fíes nuna carroza d’oru, d’esto fue fae yá munchísimos años. Cuando morrió enterráronlu cola carroza y tou, y cuando la xente tuvu escargatiando ellí alcontraron hasta la rueda d’un carru, el carru’l Príncipe Carendón, pañaron munches coses d’oru, unes tirines muy fines d’ oru que fueren a parar a Francia Na Follaca cerca la ilesia alcontraren tamién l’empuñadura d’oru d’una espada, la fueya taba yá perdida porque debía ser de fierru, pero’l puñu la espada yera d’oru y tenía como si fueren campanines y sonaben al movela, eso vilo yo que daquella tendría dieciocho años o asina, yera una rapacina»
Hoy se conservan porciones de esta Diadema de Moñes, de la que se han ocupado numerosos y prestigiosos investigadores, en el Museo Saint-Germain en Laye, en Francia, en el Museo Arqueológico de Madrid, y en el Instituto Valencia de Don Juan también en Madrid
Tras otros de esos encuentros con la historia más ancestral del camino y sus aledaños, continuamos ruta hacia la Goleta
Al sur más paisajes del valle del Piloña y su entorno
Abajo, las casas de la carretera PI-11, cerca de L’Areneru
En primer término la loma de La Barquera (153), que delata en su nombre la existencia de alguna barquería en ese lugar para el paso del Piloña, río que discurre al otro lado. En la distancia, la vista llega al sur a la Sierra Resellón, ya en las lindes de Piloña y Ponga
A lo lejos El Caleru, cerca de Moñes, y los Montes de Pesquerín sobre la población de Villamayor, que no llegamos a ver desde aquí, oculto por las colinas y montañas que guardan el valle, pero que dada su trascendencia e importancia, además de su inmediata cercanía, nos debemos soslayar. Es el popularmente llamado «pueblu de les dos mentires porque nin ye villa nin ye mayor», nacido en torno al antiguo monasterio benedictino de Santa María, del que se conservan restos, extinguido en el siglo XVI, como el también femenino convento cercano de San Martín de Soto (Sotu Dueñes) dentro de unas realmente llamativas, de las que iremos hablando según avancemos camino por la linde entre Piloña y Parres
Sin duda antes habría alguna población anterior pues, aparte de castros cercanos, como el de Argandenes, en Villamayor fue localizada la estela de Oculatio, de la gente de los viroménigos, gravada en un canto rodado aparecido en 1865 y colocada en la pared de Casa Pastrana. Dicha estela, rellenando las abreviaturas al uso por entonces, dice así:
M(onumentum) Oculati Cangili f(ilio) Segisamo gente Viro menigorum a(n)no(rum) XXX
La traducción podría ser «Monumento Oculatio, hijo de Cangili, gente de los Viroménigos, Treinta años»
Teóricamente este lugar está enclavado dentro del territorio de los ásturesluggoni, si bien sus características, principalmente el estar escrita en un canto rodado, hace que parezca de los cántabrosvadinienses, bien porque tuviesen asentamientos aquí, o aquí llegasen algunos de ellos, pues se sabe de sus costumbres trashumantes y nómadas
De un núcleo original en torno al monasterio, barrios de El Valledal (intramuros) y Requexada, la construcción de la carretera, actual N-634, y el ferrocarril (Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias), con estación inaugurada en junio de 1903, favorecieron la expansión de Villamayor a lo largo del valle. Los indianos levantaron sus quintas y también sus industrias, este es el caso de Manuel Granda Joglar, nacido en el cercano Sevares, emigrante a México retornado, quien funda en su pueblo natal, hacia 1929 una fábrica de queso que, acabando ya la contienda, se asocia en febrero de 1939 con los industriales catalanes Massanes i Grau MG, fundándose la Reunión de Industrias Lácteas (RILSA) para abastecer el mercado catalán, que en 1968 sería absorbida por Nestlé
Manuel Granda Joglar fundaría también en 1940, aquí en Villamayor la Granja Asturias, produciendo dulces, caramelos y sidra que, al entrar en crisis en 1950, hace que Manuel pida ayuda a sus socios catalanes, acudiendo entonces el industrial Enric Bernart Fontlladosa, quien propone dejar los más de 200 productos comercializados hasta entonces (su producto estrella las pastillas de caramelo Colibrí) para especializarse en un solo y novedoso producto, un caramelo con palo, nada más ni nada menos: nacía el Chupa Chups, cuyo precedente era un caramelo esférico con palo llamado Gol, cuya patente compró Enric a la industria barcelonesa Reñé SA
Al principio Manuel Granda no lo veía nada claro y continuaron los problemas, pero por fin en 1958 sale exitosamente el Chupa Chups al mercado, las cuentas cuadran y Bernart se hace con el 50% de la empresa, modernizando seguidamente la factoría con una ampliación de capital que hará de él su dueño
Realmente primero se llamaba Chups, pero una cuña de radio que decía «Chupa, chupa, chupa Chups» hizo que los niños lo llamasen Chupa Chups y así pedían el caramelo en quioscos y tiendas, lo que hizo que el producto fuese rebautizado, siendo a partir de 1962 el único producto hecho en la fábrica, que pasó también a llamarse así, arrancando una campaña publicitaria sin parangón, con una flota de Seat-600 recorriendo España anunciando el producto y abasteciendo a 300.000 puntos de venta, llegando a encargarse una imagen corporativa al artista Salvador Dalí, y tal y como contaba Fernando Llerandi Rojo, en su pregón de 1910 El Chupa Chups se inventó en Villamayor… y que extraemos del blog Cosiquines de Villamayor: «Otro punto novedoso fue la adopción de una imagen corporativa diseñada por el artista Salvador Dalí, con el que contacto Bernart a través de un amigo en común. En 1969 Dalí diseña el logotipo inspirado en la forma de una margarita con colores vivos que atrajeran la atención de los niños, la margarita está diseñada de tal forma que una vez envuelto el caramelo siempre está visible el logo. La modernización de la factoría llevo a la automatización de los procesos de producción, diseñando su propia maquinaria. Era el momento culmínate de esta genial idea lanzada en Villamayor por un confitero catalán, en 1967 abre la segunda factoría en San Esteve de Sesrovires (Barcelona), este mismo año abre una filial en Perpiñan (Francia) y en 1969 se pone en marcha la primera fábrica en el extranjero Bayona (Francia). En 1994 entra en servicio la nueva y moderna planta de Chupa Chups en Villamayor que producía entre 3 y 4 millones de unidades diarias que exportaba a Europa, Asia e Hispanoamérica. En 2003 Villamayor absorbió la producción de la fábrica de Bayona en Francia»
Desgraciadamente, y a pesar que su dueño había mantenido siempre que «la localidad donde nació el Chupa Chups no debe dejar de serlo«, tras fallecer Bernart su familia vende la empresa a la multinacional holandesa Perfetti Vanmelle que, en muy tristes circunstancias, decide cerrar la planta de Villamayor para concentrar su producción en 2010
Escribe así también Llerandi Rojo:
«A pesar de los privilegios que se le dieron a la fábrica como la modificación del Plan General para poder ampliar la fábrica y de recibir varias ayudas regionales, junto con dinero de los Fondos Mineros, cerraron sin devolver un duro, un euro diríamos ahora, ni preocuparse por las consecuencias socio-económicas que produjo el cierre de la planta villamayorina. La venta de la empresa a una multinacional italo-holandesa en 2007 no auguraba nada bueno, ya anunciado por la construcción de una nueva fábrica en Barcelona
El desastre comenzó con la llegada a la dirección en 1985 y a la presidencia en 1999 de los hijos de Bernart. En 1991 el cambio generacional acelero el declive que culminó en 2002 con una pérdida de 18 millones de euros debido a una política expansiva fallida que se materializo abriendo fábricas en China, Rusia y Méjico. Entre 2002-2010 tenía la empresa unas pérdidas de 133 millones de euros y una caída en la facturación del 69%.
Esta fallida expansión junto con la liquidación de otro negocio ruinoso de los Bernart, seguros Iberia cuya liquidación costo 36 millones de euros a la familia en 1997, hizo que los Bernart contrataran un directivo externo que consiguió bajar la deuda de 100 a 25 millones. Pero la familia decidió vender la empresa a la multinacional italo-holandesa que pago a sus propietarios entre 400 y 440 millones de euros y los nuevos dueños comenzaron una segunda fase de ajustes y cierres. (…)
En el momento del cierre Chupa Chups tenía unos 300 trabajadores de los que 121 eran fijos, si sumamos las empresas auxiliares superarían los 400 empleados afectados.
El 21 de enero de 2011 se cierran definitivamente las puertas de Chupa Chups en Villamayor, el último turno en salir compuesto por 63 empleados abandona entre lagrimas de dolor e impotencia el motor de la parroquia durante más de medio siglo.»
Tras estas historias, entre lo dulce y lo amargo, nos disponemos a seguir la cuesta por este barrio de llegar a La Goleta por La Estrada, pasando primeramente bajo este precioso roblón
La Goleta, topónimo que parece marinero pero no lo es, tal y como dice el filólogo Xosé Lluis García Arias en Pueblos asturianos el porqué de sus nombres dice:
«Con el mismo significado de ‘garganta’ aparece La Goleta, pueblo que sin duda debe el nombra a la latina del mismo significado, GULAM, seguida de sufijo diminutivo; del mismo origen pero con un sufijo diminutivo despectivo es el actual apelativo gulipu ‘terreno estrecho de difícil salda’, recoveco»
Llegamos así a las primeras casas de este pueblo de la parroquia de Miyares
En La Estrada, a la izquierda, la Casa’l Ferreru
Y a la derecha, Casa Luis el de Cutre
Entre las dos casas una bifurcación
Seguimos de frente, subiendo. A la derecha, una de las indicaciones del Camín a Cuadonga de 1997 cuando acababa de caer
Poco antes estaba así, van desapareciendo
Seguimos todo en cuesta
Arriba a la izquierda Casa Telvina o Casa Quilino
Pasamos a sus pies…
Luego llegamos a esta cuadra…
Y aquí acabamos la cuesta de La Estrada
Llegados arriba, frente a esta casa bajamos a la derecha
Seguimos pues unos pocos metros por este camino asfaltado
A nuestra derecha Casa Jesús
Ahora, antes del hórreo, habremos de ir a la izquierda
Atención a las señales, pueden estar en cualquier sitio…
Un cartel en la pegollera del un hórreo nos lo indica
Fue colocado aquí por los vecinos tras caer de algún poste
Vamos hacia la parte de atrás de Casa Manolo…
Y una fila de casas que, por esta su parte posterior, pues la fachada principal mira al sur, hacen calle
«Voz abundante en toponimia para designar caminos antiguos empedrados, vías de comunicación importantes, caminos de carros… Es asturiano estru es ‘rozo, rastrojo para hacer la cama del ganado’; estráu, ‘la capa que se va formando con el estru’, estrada, ‘desparramada’; estrar, ‘mullir para hacer abono’, ‘empedrar’. Como se puede apreciar, estas voces asturianas siempre llevan el sentido de ‘formar sucesivas capas sobre el suelo’ Aplicada la voz a los caminos, la técnica consistía en echar piedra en capas sucesivas sobre aquellos caminos más dados a barrizal y al hundimiento de las ruedas de los carros o al paso de los ganados. Por eso se estraban con piedra»
Sin duda el antiguo empedrado, como era usual, desapareció, aprovechado para otros menesteres. Los caminos siguieron siendo, eso sí, rehabilitados y cuidados, asfaltado o, como es este el caso, acondicionados de otras maneras. pues siguen teniendo uso para comunicar los diferentes barrios y fincas
«Dos tipos de caminos eran conocidos con los nombres de calzada y estrada (con abundantes continuadores en nuestros apellidos) palabras todavía hoy empleadas aunque con un sentido ligeramente distinto que nos recuerda su filiación etimológica (…) De modo similar una estrada sería en tiempos pasados una VIA STRATA o camino estráu o empedrado (…). Todavía hoy en asturiano pervive la palabra estrar ‘preparar la cama del ganado, mullir’ y estru ‘rastrojo empleado para mullir o estrar…»
Saliendo de La Estrada, prados y un castañéu
Plantación de maizal a finales de la primavera, por allí va la riega que nace en La Fuente la Mula
Más allá y mirando hacia Moñes, son los altos de El Barréu (193 m), parte alta del pueblo de Antrialgo, donde ha sido localizado el castro astur de este nombre, del cual ya había noticias como en el Diccionario de Madoz (1845) así como leyendas y la localización de algunos restos. Sigue además perviviendo el topónimo El Castru al lado del camino que viene a La Goleta, y sus estudios fueron publicados ampliamente en la revista Asturies: memoria encesa d’un país. De ellos escribe José Antonio Longo Marina en el blog Cosiquines de Villamayor: «El yacimiento ha sido localizado en una elevación a unos 250 metros de altura cerca del río Piloña y de el río de la Goleta, que funciona como afluente del anterior. El espacio ocupado por este asentamiento, lo cifran los autores del artículo en unos 175 metros de largo y unos 45 metros de ancho. Se constantan derrumbes y restos de una posible muralla, los investigadores han localizando visualmente montones de piedras que pueden haber formado parte de un conjunto constructivo…»
«… El lugar donde está asentado este yacimiento tiene un gran dominio visual, como suele pasar en la mayoría de los castros, doble función facilitar la defensa y tener un dominio visual sobre el territorio circundante. En el caso del Castrillón domina el valle del Piloña entre Villamayor y Sevares, Antrialgo, la Goleta y Miyares. Incluso Alberto Álvarez Peña a recogido alguna leyenda sobre el lugar donde se mencionan riquezas, moros, seres mitológicos y muchas piedras sueltas en el lugar…»
«… Interesantes son los restos pétreos que fueron encontrados al hacer una obra en una casa situada en la parte más alta de Antrialgo, Casa Aurina edificada en el siglo XIX o principios del siglo XX, cercana al camino de acceso al castro. Estas piedras grabadas eran parte del relleno y al remodelar la vivienda se situaron en la fachada de la casa. Las piedras tienen grabados unos entre lazados en forma de ochos, motivo decorativo conocido en el ámbito castreño pero que se prolongara durante bastante tiempo llegando incluso a la época medieval. Decoraciones parecidas se documentan en Valduno (Las Regueras), la Doriga (Salas), Argandenes o Berbío y la del Picu Faéu (Parres). Una de las piedras está colocada en el portal y otra al lado del canalón de la casa»
Y así nos metemos en estos castañeos
El camín serpentea en llano
Bifurcación y a la derecha
Senda que nos lleva a otro de los barrios de La Goleta: La Quintana
Buen camino que no tiene pérdida y apartado del asfalto
Salimos del castañéu
Pasamos ahora entre unas fincas…
Y nuestra senda tiende a bajar un poco…
Hemos llegado a La Quintana, un grupo de casas en torno al camín, otro topónimo realmente interesante muy repetido en Asturias, pues es en origen un conjunto de explotación agropecuaria que podría tener su base en las villae romanas
Así, volviendo a García Arias y su obra transcribimos:
«Del latín QUINTAM incrementado con un sufijo se forma QUINTANAM ‘quinta parte’, término que adquiere diversos sentidos según las realidades a las que se aplique y según las épocas históricas. Así puede en ocasiones ser sinónimod de VILLAM, o heredad cercada, heredad dentro de una VILLA, etc. Quizá se deba el término a la colonización militar romana, cuyos campamentos conocían una de sus calles con el mismo nombre de QUINTANA. En Asturias es frecuente estetopónimo, considerado por alguno como «elemento básico del poblamiento»
Enlazamos con otro camino y seguimos de frente hacia las casas
Huertas y frutales
Cartel de entrada en La Quintana
Y en el poste telefónico una vieja garrapiella. Aunque tal vez repintada alguna vez es de las de la señalización artesana hecha por El Garrapiellu en 1993
En una suave pendiente una explanada donde aparcan los coches precede a las casas
Una casa de labranza rehabilitada y reformada
El camín sube entre las casas del barrio
A la derecha hay una pequeña plaza
Y en medio de la plaza, circular y con césped, fuente y árbol un monolito con placa
Nos acercamos a leerla
Esta dedicada a la rehabilitación del lugar
A la izquierda del camino, en las laderas de Antayo, prados arriba, una capilla
Capilla de Santa María Magdalena de La Goleta, del siglo XVIII, si bien su traza arquitectónica es fruto de las reformas de 1922. Celebra fiesta el 22 de julio. Abajo, en estos campos, un texu
Fijémonos ahora en las casas del lazo izquierdo, según subimos
En concreto en un elemento que sobresale en la esquina del fondo, junto al cruce
Un obús con aletas de cohete, pintado de verde: nosotros seguiremos de frente a la derecha
La misma foto hace años, pintado de rojo
Acogedor portalón ante el Camín a Cuadonga
Vamos así saliendo de La Quintana, viendo al fondo El Cantu Brez y altos de La Trapa (212 m), hacia donde se encaminan ahora nuestros pasos
El camino va ahora en bajada junto al labrantío
Las casas de la carretera y los altos de Antrialgo seguimos viéndolos al sur, a nuestra derecha
El camino se estrecha un poco y sigue en recto
Frente a esta casa una bifurcación: nosotros seguiremos a la izquierda
Pasando entre el muro de la casa y la muria de un prau
Ropa tendida al sol…
Salimos a la carretera PI-11
Y por la carretera seguimos de frente hacia La Trapa
Desmoronándose, el edificio de las antiguas escuelas de La Goleta, que no han tenido tanta suerte como sus homólogas de Miyares, Borines o Anayo, recuperadas como local social vecinal
Construidas en 1926, revelan una cierta impronta indiana propia de la época
Su alta y esbelta fachada, así como sus líneas arquitectónica, rememoran momentos de un perdido esplendor
Así estaban hace aún pocos años
Arriba la fecha de fundación
Bifurcación: nosotros seguimos por la carretera, lo otro es la entrada a una casa
Es Villa Consuelo o Casa la Maestra, quen daba clase en Les Escueles
La carretera pasa delante de ella…
Y vemos su cara norte…
Monte arriba a la izquierda Antayo, inconfundible con sus antenas. A su derecha unas paredes rocosas
El Picu Tiegu (847 m), en el Puertu Sueve,con Los Cuetones o Colláu los Cuetones a su izquierda
Curva cerrada a la derecha…
Aquí pasamos un puente sobre una riega o arroyo
Empezamos la subida a La Trapa y Brez
Y ahora curva a la izquierda en ascenso
Viene ahora un repecho recto
Prados a la izquierda
Maizal recién plantado a la derecha
A la derecha El Cantil, que al otro lado mira a Antrialgo y al valle del Piloña
Buen trecho cuestudo en esta carretera
Altos de El Cantil
Majestuoso roblón sobre la carretera
El maizal en junio
El maizal en agosto o septiembre
El mismo lugar, en época de la siembra
La subida no es un gran desnivel, pero sí prolongado, una buena rampa y ejercicio de piernas
Túnel vegetal en la enrramada…
Los árboles nos dan buena sombra
Ya vemos la cima, allá ante nosotros
Aquel robledal señala el final de la subida
Prados a la izquierda, donde crecen los helechos
Paso a paso vamos llegando arriba
Más extensiones de maizal a la derecha. Imagen de finales de la primavera
Inolvidables paisajes agrarios
Finalizamos la cuesta en el robledal, ya en La Trapa donde hay una curva y unos cruces
Hermosa sombra para rematar la subida desde La Quintana
A la izquierda, las casas
Casas de La Trapa, el lugar de La Goleta, y de la parroquia de Miyares, situado más al este en el
Camín a Cuadonga
Filológicamente el topónimo tiene que ver con
trampa y atrapar. Como suele suceder en casos similares en tiempos pasados debía haber un lugar para atrapar animales, muy posiblemente animales salvajes, atrayéndolos hacia algún pozo,
chorco, cierre o ingenio similar
En este cruce seguimos de frente…
Pero hemos de saber que a la izquierda está el famoso Palacio de Cutre, antigua torre medieval que, como la de Miyares, fue ampliada y reformada entre los siglos XVI y XVIII como palacio y casona rural, con capilla propia, que es actualmente un renombrado hotel, donde paran no pocos peregrinos. A la derecha está la casa rural El Cantil
Salimos de La Goleta: aquí confluyen las parroquias de Miyares, Sorribes, y Villamayor, estando muy cerca también la de Cerecea
Vista de La Trapa a nuestra izquierda, que ya queda atrás
Avanzamos ahora todo recto…
Y entramos en la parroquia de Sorribes, también del concejo de Piloña, por la quintana de Brez, en la encrucijada de La Cruz de Brez, lugar donde confluyen las parroquias de Miyares, Sorribes y Cerecea, y por donde nosotros seguimos a la derecha, por Sorribes
DE SORRIBES A SOTU DUEÑES: LA HUIDA DE PELAYO, PAISAJES DEL SUEVE, UNAS MONJAS «LICENCIOSAS» Y EL CAMÍN DE LA REINA (PILOÑA Y PARRES). EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (14)
Mapa de este trayecto
Brez, entrando en Sorribes (Piloña)
Brez, cruce de caminos en el concejo de Piloña, unión de las parroquias de Miyares, Cerecea, y Sorribes, donde antaño había una cruz, La Cruz de Brez, que aún figura en los mapas, también llamada Santa Cruz de Brez, lugar identificado con el Brece de la Crónica de Alfonso III, en el que se narra Don Pelayo casi es atrapado por sus perseguidores cuando se dirigía a las montañas a encabezar la rebelión contra el dominio musulmán
Aquí dejamos la carretera PI-11, que hemos tomado poco más atrás, en La Goleta, y vamos a la derecha, entrando en esta parroquia de Sorribes, recordando la citada Crónica de Alfonso III, que hace referencia a los sucesos supuestamente acaecidos en este lugar:
«Por ese tiempo era gobernador en esta región de los astures, en la ciudad de Gijón, un hombre llamado Munuza, compañero de Tariq. Cuando el tal desempeñaba el gobierno, un cierto Pelayo, que había sido espatario de los reyes Witiza y Rodrigo, agobiado por la dominación de los ismaelitas se metió en Asturias en compañía de su hermana. El antes nombrado Munuza envió al dicho Pelayo a Córdoba con el pretexto de una comisión, a causa de su hermana; pero antes de que volviera, por medio de un engaño, se unió en matrimonio con la hermana. Cuando él volvió, no lo aprobó en modo alguno, sino que con el mayor ánimo se aprestó a poner en práctica lo que ya tenía pensado en torno a la salvación de la Iglesia. Entonces el nefando Tariq envió al ya nombrado Munuza hombres armados para que apresaran a Pelayo y lo llevaran encadenado a Córdoba. Cuando ellos llegaron a Asturias y pretendieron cogerlo con un engaño en un lugar que se llamaba Brece, le fue revelado a Pelayo el propósito de los musulmanes por un amigo suyo. Pero como los sarracenos eran más, y viendo que no podía hacerles frente, saliéndose con cuidado de entre ellos picó espuelas y llegó a la orilla del río Piloña. Lo encontró crecido y desbordado, pero nadando con la ayuda del caballo que montaba pasó a la otra orilla y subió a la montaña. Los sarracenos dejaron de perseguirlo. Y él, dirigiéndose a las tierras montañosas, reunió a cuantos halló que iban a concejo, y subió a un gran monte cuyo nombre es Auseva, y se refugió en el costado del monte, en una caverna que sabía muy segura; de esa gran cueva sale un río llamado Enna»
Este sería el origen el escudo del concejo, pues justo antes de esta fracasada emboscada había pasado el río Piloña en Pialla, cerca de la que hoy es capital del concejo, Infiesto/L’Infiestu, exclamando ante su sirviente, temeroso de la profundidad de las aguas: «Adelante mi escudero que mi caballo pie halla» El escudo aparece representado por primera vez en piedra en 1789 y de él aparecen diversas versiones, siendo tradicionalmente era presentado así:
«Pinta escudo de azur, y un caballero armado de punta en blanco y jinete, como el escudero que le acompaña, contornados y vadeando un rio, cargado del epígrafe «adelante mi escudero» en el flanco diestro y «que mi caballo pie halla» en el siniestro»
Buscando la versión más fidedigna, respetuosa de las normas heráldicas, en 2016 el Ayuntamiento de Piloña asienta oficialmente el escudo siguiendo las recomendaciones de la Real Academia de la Historia:
«Escudo español. De azur, dos caballeros contornados de plata sobre ondas de plata y azur, surmontados de una Cruz de la Victoria de oro y piedras preciosas. Rodeado por los flancos y el jefe por la leyenda en letras de plata ADELANTE MI ESCUDERO QUE MI CABALLO PIE HALLA. Al timbre, corona real española cerrada»
Y con el escudo, el logo…
Brez estaría por lo tanto totalmente vinculado, al menos por las crónicas asturianas altomedievales, con esta legendaria ruta. Independientemente de la realidad o fantasía de todo lo relacionado con Pelayo y la Covadonga, no deja de ser apasionante este documento, pues nos pone también en el «Camino de Pelayo» hacia la Cueva Divina
El cruce sigue siendo muy importante hoy en día, basta ver la gran cantidad de carteles colocados en él señalando en todas direcciones. Para nuestra información relativa a la ruta propiamente dicha vemos que estamos a un kilómetro solamente de la cabeza de esta parroquia y a tres de Cúa, poco antes de cruzar el Piloña en El Puente (Sotu Dueñes)
Uno de estos carteles es de los históricos del Camín a Cuadonga, que llevan instalados desde 1997. Muchos han caído, pero en este concejo son aún bastantes los que resisten en pie
Pese a su importancia e interés para la historia, el lugar de Brez se compone únicamente de esta casa, que vienen a ser dos viviendas. Un poco más adelante a la derecha hay unas ruinas, que suelen emplearse como aparcamiento
Esta carretera local de Sorribes realiza una curva bordeando las casas, una pegada a la otra
Este caserón cuadrado es sin duda el más antiguo, fijémonos en las esquinas de piedra de cantería y los muros de mampostería
Presenta realmente dos estilos de fachada, por lo que es posible también que esté dividido en dos viviendas
Esta fachada está a piedra vista y la puerta adintelada puede ser de cierta antigüedad
A continuación viene el hórreo, bien conservado, de pegollos de madera y, abajo, las mesas para comidas y tertulias
Más allá fincas a la derecha y pumarada a la izquierda, de buena manzana de sidra asturiana. Por aquí el camino, en la cresta de una loma que dará vista, cuando al Sueve, al norte, y cuando al valle del Piloña, al sur, eso cuando no pase entre arboledas, como ahora, al principio
Mismamente este hórreo puede ser una referencia para contemplar el paisaje
Desde aquí se da vista al norte, por ejemplo, al Picu Tiegu (847 m)
Seguimos avanzando un poco más junto a la pumarada…
Quiero siempre recordar que esta ruta que presento en este blog es básicamente, salvo ciertos cambios muy contados y concretos, de los que aviso, la señalizada por la Tertulia Cultural El Garrapiellu desde los años 1992-93, que viene a ser más empleada, existiendo otras posibilidades, algunas señalizadas y otras no, para ir a Covadonga andando. Mismamente desde Brez existe la posibilidad de tomar el camino de Cerecea, entrar en Parres por Nevares y dirigirnos a Cuadroveña y Arriondas/Les Arriondes, existiendo, también allí, varias posibilidades para continuar. Recalco que cada uno puede ir por donde desee, e incluso explorar nuevos itinerarios, esta es solo una posibilidad, la más empleada hoy en día, pero solo una posibilidad
Desde aquí, al final de la pumarada, tenemos otra muy buena vista del Picu Tiegu y, a su izquierda, otras alturas cimeras del Sueve, como el Picu la Múa (1.021 m), Tardamoñes (764 m), el Cuetu Melón o el Picu Maladín (995 m)
Justo tapada por los árboles va la carretera que comunica La Trapa con el Palacio de Cutre, del siglo XVIII y referencia gastronómica y de alojamientos, que no llegamos a ver desde aquí. Sí vemos encima a la izquierda Antayo (555 m), cuyo nombre pasará al apellido de un linaje piloñés aquí asentado desde el siglo XVI, los Antayo, que llegarán a tener el título de marqueses de Vistalegre
En aquel extremo, el Picu los Cuervos (859 m)
Teniendo ahora como referencia de nuevo el Picu Tiegu, vamos a mirar a su derecha
Allí, más allá del citado picu, asoman las estribaciones centrales y orientales del Sueve, al menos las más altas
En primer término las majadas de Brañella. Más allá el Picu o Cietu les Duernes (1.059 m), y sobre todo, el más alto, el Picu Pienzu (1.061 m), a la izquierda, algo tapado por las laderas del Posadoriu, bajo el Tiegu, pero cuya mítica cima se ve perfectamente bien
Justo a sus pies está también el Beluerzu (1.034 m)
Pero sin duda, quien se lleva el mayor protagonismo en el Puertu Sueve es el Picu Pienzu, del que tanto hemos hablado y hablaremos en este blog, no solo en este apartado dedicado a la ruta a Covadonga, sino también en el dedicado al Camino Norte de Santiago, pues pasa puede decirse a sus pies, por las playas de Caravia, no en vano, como siempre afirmamos, es una de los desniveles más grandes del mundo en poca distancia, entre el nivel del mar y una cota de altitud
En lo alto del picu puede verse una cruz, La Cruz de Pienzu, que tiene unos diez metros de altura y se instaló en 1954 gracias a la colaboración y esfuerzo de muchas gentes de los pueblos situados en torno al Sueve. Fue una donación de los hermanos Victorero, de Llastres (Colunga), para sustituir a otras más antiguas, de madera, la primera puesta en 1915 y la segunda en 1929, también donadas por ellos. Estos cuatro hermanos, Agustín, Ángel, Antonio y Francisco Victorero, fuero emigrantes en México e inventores de la famosa máquina de liar cigarrillos Victoria
Las cruces eran a causa de una promesa que habían hecho, poner una cruz en el Sueve, si regresaban sanos y salvos a Asturias, huyendo de los zapatistas durante la Revolución Mexicana de 1911, logrando retornar en 1914 ocultos en los barriles de la carga de un barco, menos uno de ellos, que quedó afincado allá afincado y formó familia
Habían embarcado muy jóvenes, en 1875, llegando su madre a vender el escudo de armas de la casa, ta y como cuenta Enrique Granda, El Sabio, vecino de Llastres que, además de buen conocedor de la historia local, había trabajado con ellos
La primera de las cruces, la de 1914, medía cuatro metros y era de dos brazos de madera de roble, que se montaron antes de llegar a la cima, en una verdadera romería, costando su montaje y transporte 50 reales. Fue derribada en 1925 durante un temporal y en 1928 los Victorero instalaron la segunda, de 30 piezas, costando 1.800 pesetas, también armada antes de la cima, la cual duró en pie hasta 1941, cuando otro temporal la derribó, si bien hay quien dice que fue a hachazos
En 1950 el Ayuntamiento de Colunga acordó su reposición, sumándose a ello los de Piloña y Parres, así como la Diputación Provincial, formando una comisión para conseguir fondos, si bien en 1954 son los hermanos Victorero, nuevamente, los que se comprometen a financiarla, por lo que el dinero recaudado hasta entonces sirvió para un proyecto de carretera entre el Mirador del Fitu y el Picu Pienzu, que no llegó a hacerse
La tercera cruz, que reparada, es la que vemos hoy día, es de hierro galvanizado hecha en la gijonesa Fundición Laviada, midiendo 12 metros y compuesta de 148 piezas y 132 tornillos. Llegó a Colunga el 19 de octubre de este año, cuando ya se iniciaba la construcción de la base de piedra en la cima, a la que se subió diez días después
Las diferentes partes de la cruz fueron subidos por vecinos de diferentes pueblos de Colunga, siendo los primeros los de Gobiendes, acompañados de montañeros ovetenses y gijoneses. La primera piedra la pusieron el 1 de diciembre operarios de Llastres y Coceña, pero dado el mal tiempo, se decidió esperar a primavera para rematar la obra
Y así, el 31 de mayo de 1955, varios voluntarios de los pueblos subieron las piezas y tornillos que quedaban en lotes de cinco kilos por persona,si bien los había mayores, de hasta sesenta kilos. La Cruz de Pienzu quedó armada el 1 de junio y fue inaugurada el 18 de septiembre. En 1965 se destinaron 70.000 pesetas a enderezarla tras ser doblada por el fuerte viento
Tras esta primera «toma de contacto» con la grandiosa cara sur del Sueve, que llegaremos a ver en toda su extensión al recorrer Sorribes, nos adentramos en la biesca
A la derecha, prados en el Altu de Brez…
Robles, castaños, matos, lloreos (laureles), árboles y arbustos forman aquí la caja natural del camín
Aquí los árboles, a cada lado, forman un altísimo túnel vegetal que nos cubre…
Las ramas parecen plegarse a nuestro paso en una verdadera arcada natural
Aunque por asfalto, el camino es muy llano en este tramo, precioso de caminar, entre árboles y prados
Prado también a la izquierda, cerrado por una densa mata de arbolado a la izquierda
Fila de altos y esbeltos
roblones…
No llegamos a ver, abajo a la izquierda el valle del Piloña, pero sí las alturas que lo cierran por el sur en este sector: los Montes de Pesquerín
Otro precioso robledal sobre el camín…
Hojas de castaño…
Cuetos y camperas, grandes pastizales, a la derecha, en la gran cresta de la loma de Sorribes
Yedra que cubre los troncos
Árboles ornamentales, sin duda nos acercamos a alguna casa
Salimos de las arboledas y vemos el Sueve de nuevo al norte, ante nosotros. Abajo el profundo y boscoso valle del Ríu Sardea, que nace, que nace en la vertiente norte del monte de Antayo, entre las aldeas de Sardea y La Barraca, en Cerecea, a nuestra izquierda. De frente El Cuetu (222 m)
Enfrente, al otro lado del Sardea, prados y boscajes de El Carrizal y Soviña (a la derecha), bajo El Cuetu y, justo encima más arriba, La Brañella (454 m)
Más allá de Brañella, en lo alto, el Pienzu sigue dominando el panorama
Soviña, literalmente debajo de la viña, lo que delata que, muy antiguamente, hubo en estos parajes producción vinícola, de la que no queda ni memoria. Más arriba a su izquierda (pero a la derecha de la foto) Cerecea, con sus barrios y lugares, bajo el monte La Medina (358 m), y sobre el Cuetu Miyu (254 m)
Más a lo lejos de Soviñas, casas desparramadas por L’Acebal y Sabilde
En la lejanía dos picachos nos llaman la atención: el de la izquierda, más próximo, es La Forcada o El Cotaraxu, en Collía, ya concejo de Parres, que destaca por su gran cortada entre La Rasa y El Picu’l Castiellu. Su máxima cota son los 397 metros de su extremo sur, el Picu Bandera
En su zona central, el Picu Castiellu, existen señales de la existencia de una fortaleza altomedieval en forma cuadrangular. Está a medio camino entre Arriondas/Les Arriondes y el Sueve
Bajo él La Cuesta Fíos (294 m) a la izquierda, ya en Parres, no muy lejos del Torrexón de Fíos, otra fortaleza medieval que se supone que con la de La Forcada y otra más, la de La Peña’l Villar, sobre la capital parraguesa, formaban un triángulo defensivo
A la derecha y más lejos es el Picu Moru (549 m), sobre Mesariegos, Abajo a su izquierda el Picu Pan de Pereda (416 m)
Según avanzamos tendremos nuevas perspectivas del Sueve, Sardea, y demás barrios y lugares de la vecina parroquia de Cerecea, que se extiende bajo las altas peñas, ladera abajo
La carretera sube un poco hasta la siguiente casa, El Pindal
Ahora, volviendo otra vez nuestra vista al Sueve, vamos a fijarnos en dos cosas. Justo en medio de la foto, bajo las altas peñas calizas, hay un gran prado verde de forma digamos triangular
Los Campones, bajo el Picu la Múa o La Salgar, el Picu Tiegu y Brañamayor y, en medio, un edificio enorme, que destaca pese a la distancia
Es el Palacio de Rubianes, impresionante casona dieciochesca con altísima torre de cuatro pisos y capilla, antiguo solar del Marqués de Vistalegre y Barón de la Vega de Rubianes, de la estirpe de los Antayo, asentados aquí desde el siglo XVI y que toman su nombre del cercano monte de este nombre, como hemos dicho
Ha sido soberbiamente restaurado y dedicado a la actividad lúdica, deportiva y turística de Hotel & Golf
Aquí más cerca El Carrizal, laderas de El Cuetu, por abajo pasa el Sardea. Como vemos también en estos valles al pie del Sueve las líneas de alta tensión atraviesan el paisaje
Seto bien podado y altísimo abeto
Seguimos subiendo junto a la casa de El Pindal
Y su preciosa y ajardinada antoxana… la delantera
Siguen la cuesta y el seto
Un verdadero mirador desde el que no nos cansamos de admirar el Sueve: aquí delante mismo a la derecha de la foto, El Cuetu. A la izquierda Antayo
Otra vista de Los Campones y el Palacio de Rubianes, sobre la riega del Ríu Sardea
Hay labores de siega. Reconocemos ahora mejor a la derecha del palacio una monumental panerona
Torres eléctricas a la izquierda, línea que vemos extenderse hacia el Cuetu Miyu (254 m), otra de nuestras referencia visuales en nuestro recorrido por Sorribes
Nueva vista de Soviña con El Cuetu arriba a su izquierda. Arriba cada vez se ve mejor el Picu Pienzu con sus hermanos laterales, asomando ya las cimas de la parte oriental del Sueve hacia El Fitu
Soviña pertenece a Sorribes, pero más arriba La Naveda,El Barrial o El Fontán, son de la vecina parroquia de Cerecea
Los separa una riega llamada precisamente La Riega, en las profundidades de L’Abesal, plantadas de eucaliptos. Ahora, a la izquierda de Soviña, se va asomar el tejado de La Barraca
Más arriba de Los Nozalinos, La Berruga y La Rebollada vemos, a la izquierda, el cementerio de Cerecea y, a su izquierda a la vez, asoma el campanario de la iglesia
La parroquial de San Vicente de Cerecea, la cual conserva elementos de su pasado medieval. Se sabe pertenecía, con sus bienes, al cercano monasterio de Santa María de Villamayor, al menos desde el siglo XIV, monasterio benedictino femenino del que hablaremos más a lo largo de este camino. Su abadesa tenía pues el patronazgo del lugar y el párroco de Cerecea aportaba al convento 4 reales al año desde primeros del siglo XVI
Sigue la subida, en recto a Cá Bastiana, con el Cuetu Miyu a la izquierda
Siempre con las profundidades del Ríu Sardea a nuestra izquierda. Quizás por esto esta parroquia de llame Sorribes (sobre riberas), pues a un lado tiene las de este río y al otro las del Piloña. La mayor parte de la parroquia se extiende por una loma entre ambos cursos fluviales…
Matas de castaños, en primer término un precioso castañéu, de los muchos que vemos en Asturias, su fruto era en épocas antiguas alimento de caminantes y probes, pero también la población en general, antes de la extensión del cultivo de las patatas traídas de América…
Más allá del Cuetu Miyu destancan en la lejanía unos grandes picos calizos de caprichosas formas, son el Puertu Cuana y la Sierra Santianes, entre Cangas de Onís/Cangues d’Onís y Ribadesella/Ribeseya, donde destacan los 897 m (otras fuentes dicen 900 m) del Picu Mofrechu, que tiene a su izquierda la gran hondonada de la Vega la Escapa
A la derecha, más cerca, es el Faes (404), otro de los montes que se alzan sobre Arriondas/Les Arriondes y cierran el valle del Sella, en este caso por el este, y que tendremos en cuenta en el trayecto hacia tierras canguesas
Llegamos así a Cá Bastiana
Un caballo blanco se asoma a vernos pasar… ¿será el de Santiago?…
Atento a nuestrso pasos…
La cresta por la cuesta de Sorribes no cesa
Dejamos la entrada a la casa y seguimos la cuesta
Altos de La Espilonga. Desde La Cruz de Brez hasta Cúa Sorribes es una alargada cresta con picos como la dorsal de un dragón
Al subir se gana perspectiva: a la derecha del Pienzu asoman más cumales
Cocones (1.080 m), Les Duernes (1.059 m) o La Govieta (1.029 m)
Abajo el ya mencionado Beluenzu (1.034 m) y a su derecha Peña Corvera (946 m). Arriba a la izquda de este y del Pienzu Les Cuerries (1.144 m)
En la ladera sur del Pienzu La Paré de la Múa y, a sus pies, una braña, mayada, mayéu o majada. la del Bustacu, de la que escribe así el guía de Montaña y escritor Víctor Villa Pis en su libro El Sueve una montaña con encanto:
«La majada del Bustacu, situada a 668 metros de altitud, en las estribaciones meridionales del Sueve, posiblemente sea la majada que mejor resume las características de la montaña: amplia, hermosa, cubierta de suave pastizal, y con un abrvaderi y una buena fuente de agua potable que hay al final de la majada; a la derecha sorprende al visitante por su tranquilidad y el silencio que ofrece, solo roto, si acaso, por alguna esquina lejana, En la campera abundan en temporada el romero, la manzanilla y las clavelinas azules que aroman el aire fresco. Hasta hace unos años habitaban los pastores sus cabañas, pero ahora están abandonadas y en estado semi-ruinoso. Es posible también encontrar en ella pisadas y «camas» de jabalí…»
Entre praos y castañeos, la carretera local de Sorribes, por el mismo canto de la colina, sigue rampa arriba
Otra línea de torres de alta tensión sigue más o menos parte del trazado caminero
Al ganar altura ganamos perspectiva y nuevos paisajes se nos ofrecen, junto con sus referencias. Vamos a fijarnos ahora, por ejemplo, en las montañas que tenemos justo de frente, aquí donde el camino tiende a llanear, son todas ellas las que cierran el valle bajo del Sella, entre Ribadesella/Ribeseya y Cangues d’Onís, de las que iremos hablando reiteradamente en el transcurso del trayecto que nos aguarda, pues serán nuestros hitos camineros naturales
Y a nuestra izquierda otra grandiosa vista del Sueve, de izquierda a derecha, el Picu Tiegu, del que ya hemos hablado, el Picu Miruenu (1.137 m), La Múa (1.021 m), La Palombera (1.042 m), el Picu Maladín (995 m) con La Cruz de . Luego van, a la derecha, las cumbres de las que ya hemos hablado: el Picu Maladín (995 m) con La Cruz de María Mingo (772 m), y el mencionado Picu los Cuervos, separado del Picu Ordiyón por la collada de Campucima
Abajo el profundo surco del Ríu Sardea, siempre paralelo a nosotros, con Soviña enfrente
Estas fotos son con la luz de la mañana: la impresionante vista del Sueve bajo La Collada, Tardamoñes (764 m) o el Picu los Cuervos, ya citado. Vemos Sardeda y otros lugares pertenecientes a Cerecea: arriba Paraes, La Teyera, Comartoriu y La Collada. A su izquierda Güeyu’l Ríu y El Valle, más a la izquierda y en la ladera, L’Urullán, abajo en la falda de El Cuetu otra vez La Carrizal, y arriba a su izquierda el Palacio de Rubianes bajo Los Campones y Brañamayor
Otra buena vista del Palacio de Rubianes. Ahora le da la claridad a la alta y robusta torre de la casona
Más a la izquierda el Cuetu Ordiyón está separado del monte Antayo por la collada de e Caldevilla y la Salgar
Bajo Antayo divisamos, ahora sí, el Palacio de Cutre, que hemos pasado muy cerca de él, entre La Trapa y Brez, pero sin verlo (a no ser que fuésemos a alojarnos allí naturalmente
El Palacio de Cutre aprovecha un rellano en la ladera del Antayo que da vista por un lado al valle del Piloña por Villamayor, y por otro a este valle del Sardea y al Sueve
En su origen fue un torreón bajomedieval que, al igual que el de Miyares y otros que estamos viendo en esta ruta, como el de Niévares en Villaviciosa, al ir perdiendo su valor defensivo o de dominio feudal del territorio, fue transformándose en casona de linajudas estirpes a partir del siglo XVI, añadiéndosele además nuevas dependencias entre los siglos XVII y XVIII
Allí en lo que fue la torre se le quitaron las almenas para dejarla al nivel de los demás edificios, aunque algunas partes conservan los huecos de las saeteras. El entorno, eso sí, se rodeó de muralla almenada para poder servir como ocasional baluarte
El escudo de la casona, que no nos parece reconocer desde aquí, es de los González Cutre, dueños del lugar hasta 1822. Su capilla particular estuvo bajo el patronazgo de San Cosme y San Damián, para posteriormente pasar al de Nuestra Señora de la Encarnación, todo ello bajo la mayestática figura emblemática de un carbayón, dicen que lo mismo tan antiguo como este histórico caserón, actualmente habilitado como hotel y prestigioso restaurante
Un poco más allá, la casería de El Pixuecu
Más al oeste La Cuesta Miyares (393 m), bajo el que hemos pasado caminando por Miyares y La Goleta. Más en la distancia el Picu Viyao (575 m), otra gran referencia geográfica e histórica en el Camín a Cuadonga, sobre el valle de Borines y junto a los altos de Anayo. Aquí cerca bajo nosotros Cá Bastiana y la carretera Sorribes, por donde acabamos de pasar
Más allá de Viyao la muy reconocible silueta del Monte Incós (578 m) en Cabranes, bastante más apartado de la ruta pero del que también hemos hablado bajando de Anayo
Pero ya que estamos arriba, a unos 200 metros de altura, en la parroquia de Sorribes, vamos a mirar de frente
Y de frente a lo lejos el Monte Caravidales con el Altu les Camperes (284 m), ya en la parroquia de Castiellu, conceyu de Parres. A nuestra izquierda el Cuetu Miyu con la casa de L’Acebal en su ladera, que cae hacia El Prau y La Cabaña, en las profundidades del Sardea
Entre los dos los altos de La Peña y La Teyera
En primer plano La Berruga y la Teyera, en segundo plano La Peruyal y La Venta, en Cuadroveña, uno de los posibles enclaves donde ha querido verse la capital, o una de los asentamientos importantes de los indómitos vadinienses en una pretendida Vadinia. pero podría ser también un quattor finia (cuatro límites)
Seguidamente seguimos viendo el Faes y a lo lejos el Monte Santianes con la Vega la Escapa y el Picu Mofrechu
Más cerca asoma, pero muy poco, detrás de la loma de La Berruga, la Peña’l Villar (291 m), asentamiento de otra de las fortalezas altomedievales que guardaban esa línea entre el Sella-Piloña y El Sueve. En la Guerra Civil fue puesto de defensa de la ya indefendible línea republicana del Sella en el asediado Frente Norte tras la retirada luego de la Batalla del Mazucu, la malograda Línea del Sella. A lo lejos la picuda Corona’l Castiellu (544 m)
La carretera, bastante llana, hace una curva y, como decía un antiguo eslogan turístico, en Asturias, tras cada curva hay un paisaje
Miramos otra vez al cercano Monte Carvidales con su cima de Les Camperes (en medio de la foto, sobre el valle del Sardea), pero ahora vamos a mirar a su derecha
Y a su derecha, en la lejanía, se ve una referencia montañera y caminera muy importante, el Picu l’Arbolín (573 m), que tiene en realidad tres cumbres, también llamada La Peñe l’Ornia, está justo encima a la izquierda de Cangas/Cangues
Volviendo al Monte Caravidales y a su cima de Les Camperes, a la izquierda de la foto, hay unas casas, así como abajo a la derecha, son de Castiellu, en la parroquia de este nombre, concejo de Parres, que debe su nombre a la existencia de un castro prerromano, pendiente como tantos otros, de estudios serios y excavaciones arqueológicas
Por su parte, para los cangueses el Picu l’Arbolín viene a ser uno de sus montes emblemáticos, se colocan belenes de cumbres y se organizan excursiones y carreras de montaña. Detrás de él está el Monte Onao (521 m) y a su derecha Trescelangos 466 m)
Y por este trayecto tan llano seguimos avanzando por esta ladera, próxima a la cima de esta llomba de Sorribes
Llegamos a una pumarada…
Y a una bifurcación, la de La Espilonga, otro de los barrio de Sorribes
Nosotros vamos a la izquierda, por el camino principal
Seguimos bajando junto a los manzanos…
Nuevo cruce y vamos a la derecha, en curva
Y en la curva ya tenemos una excelente vista de Sorribes, la cabeza de esta parroquia, en la misma cresta de esta loma
Las casas se extienden allí algo más concentradas y a los bordes del camino, subiendo a El Cotal
Más allá de El Cotal, La Cuesta o Sierra Bodes, cuya cima es el llamado Picu Masaltu (701 m). Poco más baja, al lado, La Cuesta Bodes (695 m). Por esas cimas va la Ruta de las Peregrinaciones (G.R.105), que va a Covadonga procedente de Oviedo/Uviéu, también con ramal desde Mieres
La Cuesta Bodes cierra por el oeste el valle del Ríu Beleño, mientras que la Sierra de Tospe, que se ve un poco más allá, lo cierra al esta, separándolo del del Sella. En la lejanía asoman una vez más a nuestra vista los legendarios Picos de Europa y sus domiles… A la derecha, más próximo, El Cornión o macizo occidental, coronado por los 2.596 metros de Peña Santa, Peñasanta o La Peñesanta. Fue, un gran enamorado de Los Picos el montañero y escritor José Ramón Lueje, que en su obra Los Picos de Europa escribe:
«El elemento petrográfico acusadamente predominante en la formación de los Picos es la caliza dinantiense, la llamada ‘caliza de montaña’, del carbonífero inferior y, junto a ella, en proporciones muy inferiores, por la parte boreal del Macizo y como presentada más bien en fajas, se encuentra la cuarcita armoricana, las areniscas del hullero superior, el mármol grioto rojo, y la pizarrilla o cayuela. Pero, lo verdaderamente excelso de estas montañas, toda la zona bravía de las Torres, está enteramente modelada en la alba y refugente caliza carbonífera»
Las impresionantes moles de Peña Santa en lontanaza. José Ramón Lueje escribe de las rutas a esas míticas cimas de sagrado nombre, Torre Santa, Torre de Santa María…
«El Jou Santu y las Peñas Santas. Es la excursión del máximo interés montañero, ya que permite presentarse en lo más interno de macizo, y ante sus supremas cimeras. Es la travesía del grandioso circo del Jou Lluengu, médula de la Peña; y del Jou Santu, su prócer solar donde se yergue buscando el infinito, la augusta Peña Santa y las Torres más perfiladas de su rendido cortejo»
Esta es una foto de principios del verano, cuando aún puede haber nieve en las alturas. Escribe también Lueje que:
«En los actuales tiempos, ya no hay glaciares vivos en los Picos de Europa, porque la línea que delimita su desarrollo e invasión, se halla a un superior nivel del que alcanzan sus mayores altitudes, Mas sin embargo, se puede decir que, por los resguardos de los más altos encumbramientos del sistema, sí existen nieves perpetuas. Como por el Macizo Central, que se tienen las del considerable nevero del Hoyo Trasllambrión; las del igualmente bien importante del Hoyo de Cerredo; y las del, ya más recortado, que se conserva por las umbrías del Neverón de Urriellu. Y como también por el Cornión, que hay por lo cimero del Jou Santu, la gran lengua del bien conocido Neverón de la Forcadona; y, a la caída del septentrión de la Torre de Santa María, el no menos renombrado de la Cemba Vieya. Campos de nieve todos, que podrán sufrir en años de estíos secos y prolongados, sus mermas más o menos intensas, pero que siempre se pueden ver allí permanentes,continuos, sin agotarse»
Es el Cornión el macizo situado justo encima de Cuadonga, final de esta ruta pero, como decimos y recalcamos, comienzo de otras, como los caminos a Santo Toribio de Liébana, por ejemplo, atravesando los picos por sus pasos naturales y valles interiores
Más a lo lejos, el macizo central, o mejor, Los Urrieles, donde está la montaña más emblemática de los picos, el Picu Urriellu (2.519 m) mal llamado Naranjo de Bulnes, y la más alta de toda la Cordillera Cantábrica, Torrecerredo o Torrecerréu (2.650 m)
La carretera serpentea siguiendo la sinuosidad de la ladera bajo La Espilonga para entrar en Sorribes, cabeza de la parroquia
Las casas se extienden casi todas a los lados del camín, a excepción arriba de las de la cima de El Cotal, como su nombre indica, la cota más alta, ligeramente un poco más apartadas sobre él
Luego de El Cotal se inicia la bajada a La Torea y Les Vallines, que se prolongará hasta Cúa, justo antes de cruzar el río Piloña
De las casas a la izquierda se extienden prados y setos silvestres (matos o sebes) hasta el mismo río Sardea
Las profundidades de La Escosura, abajo del todo
Encima de La Escosura La Peña, más arriba el monte Faes, que se alza sobre Arriondas/Les Arriondes, la capital parraguesa el río Sella y, más lejos, otra vez el Mofrechu, con Matarredonda (859 m) y otros altos picachos de la serranía. A la derecha Les Camperes y Monte Caravidales
Según seguimos la curva contemplamos este magno paisaje
Luego un poco de recta entre las fincas
Este cruce, donde hay una marquesina de autobús, también comunica con La Espilonga. Nosotros seguiremos de frente
Atención ahora a una importante bifurcación delante de este chalet
Esta bifurcación es importante: el camino sigue de frente, pero a la derecha un ramal nos permitiría conocer, a los amantes de la historia y el arte, dos monumentos de interés, la iglesia parroquial de San Pablo de Sorribes y el Palacio de Sorribes. Dada su relación con la ruta, sobre todo la iglesia, vinculada a un antiguo monasterio existente en Sotu Dueñes, de donde salieron materiales para su construcción, tal como se hizo también con la capilla de San Martín de Escoto (Llames de Parres, al lado del camín), vamos a dedicarles un apartado especial:
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PABLO Y EL PALACIO DE SORRIBES (fuera de la ruta señalizada)
Portada románica de San Pablo de Sorribes
La iglesia parroquial de San Pablo de Sorribes, muy cercana del palacio, es un templo de una sola nave que conserva varias piedras procedentes de un extinguido monasterio medieval que tuvo solar en Sotu Dueñes (del que hablaremos en siguientes capítulos). Estas piezas tienen mucho interés al ser románicas, están formadas por la portada sur, el arco triunfal del altar, un canecillo de los que sostienen los salientes del tejado y otros elementos ornamentales. Sin duda lo más llamativo son los capiteles que sostienen los arcos de la portada sur encima de los fustes o columnas, capiteles cincelados en piedra blanca, con temas vegetales y aves La fábrica de estos elementos es comparable a la que tienen otros templos de los alrededores: Santa María de Villamayor, San Miguel de Cofiñu, San Pedru Villanueva y algunas más, lo que lleva a pensar en un antiguo taller de maestros canteros que realizaba sus trabajos por los santuarios de la comarca
Palacio de Sorribes
El Palacio de Sorribes es un edificio rctangular de grandes dimensiones y una altura detres pisos, con sótano debajo.
Viendo la fachada delantera comprobamos que la puerta principal tiene una enmarcación adintelada, con columnas y dos ventanas laterales. Toda su fábrica demuestra claramente que fue construido en el siglo XVIII
En el segundo piso hay tres grandes balcones y en el tercero dos pequeñas ventanas cerca del alerón del tejado. El resto de sus fachadas presentan voladizos y ventanales. Dispone de capilla particular, donde está inscrita la fecha de construcción: año de 1734.
-Si acaso deseásemos desviarnos para visitar estos lugares, podríamos luego, desde El Palacio, seguir de frente por el Camín de les Escueles, enlazando luego con este a un kilómetro de aquí-
El camino propiamente dicho, repetimos, sigue adelante por el canto de esta loma entre dos valles
A la derecha, en lo que es la bajada a la iglesia, veremos en algún momento algo del valle del Piloña
En concreto unas casas, una pequeña parte de Sevares o Sebares, pues se escribía de las dos maneras, hasta en la escuela, según cuentan los vecinos, y en la estación. Últimamente se había extendido el uso de v pero se ha oficializado el topónimo con b
Desde el siglo XIX con la carretera (actual N-634) y el ferrocarril, la población se extendió a lo largo de estas vías de comunicación, siguiendo un poblamiento lineal paralelo al río Piloña, a partir de un núcleo originario en el lugar llamado El Pueblu, a 140 metros de altura, en un lugar donde hay señales de asentamientos desde tiempos de Roma
En la Edad Media aparece un documento, fechado en 1090, por el que un tal Elo Gutiérrez dona el «monasterio de San Pedro de Sevares«a la mitra ovetense de San Salvador. Recordemos que por entonces monasterio no significaba siempre un gran edificio, sino muchas veces una pequeñísima comunidad monacal, a veces incluso solamente una familia acogida a un voto religioso. En 1383 Juan I dona el territorio, llamado «fuero de Sevares» a este mismo obispado. Un documento anterior, del siglo X, por el que Ramiro II confirmaría esta donación de Sevares a la Iglesia realizada por sus antepasados, puede ser una falsificación posterior del célebre Libro de los Testamentos del obispo Pelayo
El despegue económico de Sebares aconteció, como hemos dicho, con la carretera y el ferrocarril, inaugurada su estación el 10 de junio de 1903 con el tramo de la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias. Favorecida por esas buenas comunicaciones, y para aprovechar la riqueza láctea del concejo, Manuel Granda, emigrante a México retornado, funda hacia 1929 una fábrica de queso que, acabando ya la contienda, y tras luchar su fundador, por circunstancias, en ambos bandos, se asocia en febrero de 1939 con los industriales catalanes Massanes i Grau MG, fundándosse la Reunión de Industrias Lácteas (RILSA) para abastecer el mercado catalán, que en 1968 sería absorbida por Nestlé
Manuel Granda Joglar fundaría también en 1940, con sus socios catalanes, en el cercano Villamayor la Granja Asturias, produciendo dulces, caramelos y sidra que, al entrar en crisis en 1950, hace que Manuel pida ayuda a sus socios catalanes
Acude entonces el industrial Enric Bernart Fontlladosa, quien propone dejar los más de 200 productos comercializados hasta entonces y especializarse en un solo y novedoso producto, un caramelo con palo, nada más ni nada menos: nacía el Chupa Chups, una muy importante empresa de la que hablamos en el episodio anterior de esta ruta, cuando veíamos Villamayor desde La Goleta, incluyendo el amargo final, cuando los herederos de Bernart la vendieron a una multinacional, cerrando a los pocos años esta planta en Piloña
Un trozo muy importante de la historia del concejo y de Asturias entera que se fue…
Por aquí empezamos la subida a El Cotal
Vemos el jardín detrás de estas casas…
Ahora a nuestra izquierda nuevas vistas paisajísticas, ahora a la izquierda, al norte
El Cuetu Miyu en primer término, a la derecha de la foto
A su izquierda Sardea, al pie del Sueve, majestuosa serranía que desde el mar se adentra en el interior. Su topónimo habría querido buscarse en el pueblo de los suevos, que quizás hubiesen tenido en él un limes, dominando la franja costera del noroeste peninsular, pero cobra más fuerza ser una evolución de Iovis, Júpiter, padre de los dioses del panteón romano, para ser exactos sabino, pero en origen divinidad guerrera de tormentas y relámpagos, tal vez como la local céltica Taranis, mitos cristianizados en santos como Santa Bárbara y Santiago y popularmente evolucionados en el nuberu, genio astur de las nubes, los truenos y la tempestad, que desde estas alturas arrojaba sus granizos sobre los pueblos y campos de la contorna, siendo a veces conjurado tañendo campanas (a veces para disgusto del párroco, que lo consideraba paganismo), lanzando alpargatas de espaldas o poniendo cuchillos sobre la mesa con el filo hacia arriba, pues por todo ello se decía…
Sentáu nel Picu Pienzu mirando taba un nuberu qu’esconxuró’l señor cura antes llegare al eru
Volvemos a ver la iglesia de San Vicente de Cerecea, si bien ahora un poco más, con el cementerio bajo el pórtico. En ello tenían privilegio los Antayo, marqueses de Vistalegre. En el Diccionario de Madoz (1845-50) se señala que recorre la parroquia un camino real que comunica Ribadesella/Ribeseya con Oviedo/Uviéu
Abajo La Naveda, arriba barrios y lugares de La Sementada, El Gorgoyu, Navariegu, Cotu Mayor, Peñes Blanques. A la derecha Tresagüeli, Paniceres y las camperas de La Medina, con La Casa l’Otru. Por poco no llegamos a ver Robléu, acceso directo al Picu Tiegu. Más arriba el onmipresente Picu Pienzu con su línea de cumbres: a la izquierda Les Cuerries y Les Corripues, a sus pies el Beluenzu, a la derecha Cocones, Les Duernes y La Govieta. A la derecha abajo otra majada, El Bustacu, acceso al Pienzu desde El Fitu
Por allí está La Biescona, entrada al Sueve por la otra vertiente, por Caravia, en la costa, sobre la que nos parece reconocer, asomando un poco el Picu Babú (929 m), a donde antaño subían los mozos y mozas al ritual de ver bailar el sol la alborada del día de San Xuan
Más a la derecha Peña Corvera (923 m), bajo la majada de Megullines, también en la ruta del Fitu al Pienzu. A su derecha el Cantu la Teya (728 m), Los Arrudos (670 m) y La Peña Poares (629 m). Debajo, en la ladera, vemos una población muy importante, Cofiñu, en el concejo de Parres, topónimo vinculado al latín confinium, límite común
En Cofiñu tiene su sede la Junta de la Mancomunidad Administrativa del Puerto del Sueve, que regula el aprovechamiento de los pastos de la sierra. Si nos fijamos, abajo hay un gran caserón, fue el Palacio de los Caneja, actualmente hotel-restaurante PuebloAstur
Más arriba hay otra gran casona, la de Lafuente, con panera y cuadras. Abajo a la izquierda está la iglesia parroquial de San Miguel de Cofiñu, barroca del siglo XVIII, pero hecha con los materiales de una anterior medieval, de estilo románico, de la que se conservaron algunos elementos sueltos que la relacionan con un muy importante taller de maestros canteros, que trabajaron y tuvieron establecimiento en el antiguo monasterio de San Pedro de Villanueva, en tierras canguesas junto al Sella, que visitaremos en esta ruta
Este taller habría trabajado en otros templos asturianos, como el cercano de Santa María de Villamayor, del que habrá que hablar próximamente, así como del ovetense San Esteban de Sograndio, tenido como el más relevante, luego del que hizo la Cámara Santa en la catedral de San Salvador de Oviedo/Uviéu, de todo el románico asturiano
Pasamos junto a la corralada o corrada de las casas de nuestra derecha…
El perro, ladrador, parece un tanto incomodado por nuestra presencia, turbando la paz de la quintana
Seguimos subiendo entonces esta cuesta de El Cotal
A nuestra derecha, en plena subida unas cuadras
Al pasarla ya casi estamos en el alto…
Vamos a asomarnos a aquella portiella
No vemos desde aquí ahora Sevares, pero sí las montañas que se extienden al sur
Primeramente el Picu Priede, entre los ríos Color y Tendi, a 619 metros de altura. A su izquierda y al otro lado del río. Más a la derecha el Picu Torre (828 m), el más alto de la Sierra Pesquerín, en una serie de cumbres conocidas como Los Picos d’Abla. Más lejos la Sierra Aves, entre Piloña, Casu y Ponga, uno de los ultimísimos reductos de el gallón, el urogallo
Pasamos una cuadra, con cobertizo anexo para el cuchu, el estiércol
Y ya vamos llegando al alto…
Aquí siempre llama la atención esta casa a la derecha…
Cortafuegos, galería,, columna en el portal, cerrado con seto y flores de vivos colores
Enfrente hay un cobertizo y una bifurcación. El camino sigue por la carretera, pero en el cruce está uno de los dos miradores existentes en El Cotal, mirando al Sueve
Vamos a acercarnos pues a este mirador antes de seguir camino
Letrero con el nombre del barrio
A la izquierda las casas de L’Acebal y monte La Güesal, a la izquierda el Picu Moru, encima del letrero La Peña’l Villar y, más arriba, La Corona’l Castiellu
En medio de este mirador con área de descanso unas mesas de madera con bancos
Y una fuente, un lugar ideal pues para sacar el bocadillo
El Sueve, su parte sur-occidental, con Antayo y el Cuetu Ordiyón a la izquierda
Luego toda la impresionante línea de cumbres cual inmensa muralla caliza que separa la costa de estos valles del interior de Asturias
De frente Cuetu Miyu y a lo lejos seguimos viendo Cofiñu
Como ya dijomos, es un topónimo cuya raíz parece ser el confinium latino (límite común), un confín ancestral, tal vez antiquísima linde de pastos, tal vez frontera entre clanes prerromanos de luggoni y orgenomescos y vadinienses, o los dos
Los luggoni eran astures y su nombre quiere decir «hijos de Lug«, la principal divinidad céltica, mientras que los orgenomescos serían cántabros que, si atendemos a su raíz lingüística, del céltico org-no (golpear, saquear, matar), y mesk (locura, borrachera), serían «los que se embriagan en la matanza»
Allí apareció en 1876, localizada por un vecino que labraba la tierra, la estela de Ammia Caelionica, a quien su padre S. Corcia, de la gens de lospenios le dedica este monumento, advocando a los dioses manes, como en la de los ablaidacos o de Antonio Paterno en Borines, de la que tambiénablamos, y finalizando con el nombre de los cónsules gobernantes en Roma, Póstumo y Victorino, lo que ha permitido fecharla en el año 265 de nuestra Era, la cual, incluyendo la parte superior, perdida, y además, poniendo entre paréntesis las letras que faltan en las abreviaturas al uso en estas estelas, dice así:
M(onument)VM
P(ositvm dub)VS M ANIBVS S CORCIA O NNACAV AMMIA I I CAIILIONICA II . I I X GINTII . PIINIORV ANNO , XV PATIIR . FILIA I I (aquí va un disco solar) POSVIT DO . NO – POS . I I . I I T . VICT . COS
Su traducción podría hacerse de esta manera
«Monumento consagrado a los dioses manes. Scorcia de los onnacos a Ammia Caelionica, perteneciente a la comunidad de los pentios, de 15 años (de edad), el padre a la hija lo erigió siendo cónsules nuestro señor (emperador) Póstumo por cuarta vez y Victorino»
El uso del disco solar en muchas estelas es una alegoría de la unión del alma con la divinidad, representada por el sol, el llamado «proceso de solarización». En su trabajo Muerte y ultratumba en las inscripciones romanas de Asturias, el prestigioso profesor Narciso Santos Yanguas habla de ello:
«Un caso especial lo constituye la estela funeraria dedicada a Ammia Caelionica por parte de su padre, al contar justamente con una representación del disco solar en la parte derecha de la misma; tal vez lo más expresivo de esta figuración corresponda a su ubicación inmediatamente después de la palabra filiae, lo que puede interpretarse precisamente en el sentido de que el objetivo de la misma estribaría en servir de acompañante al alma de la difunta en su peregrinar hacia la otra vida, donde la serviría como referente de regeneración tras la muerte»
«… el aspecto más sobresaliente de este documento, desde el punto de vista de nuestra investigación, lo hallamos en esa figuración de un pequeño círculo al final de la cuarta línea del campo epigráfico (…) Dicha iconografía parece relacionarse directamente con la vida de ultratumba, de manera que el disco solar (situado junto al término filiae, es decir la difunta) acompañaría su alma en la andadura que le esperaba en el más allá iluminando sus pasos.»
Y en un artículo dedicado a esta estela en su trabajo Representaciones solares en la epigrafía romana de Asturias leemos otro de sus muy apasionantes textos:
«Este documento, descubierto en Cofiño (Parres), está fragmentado en su parte superior en dos (posee una altura de 52 cms. y una anchura de 37): la de la esquina derecha, hoy desaparecida, estaría unida todavía cuando fue dada a conocer por Fernández Guerra, aunque es posible que estuviera separada ya en el momento de su hallazgo; el campo epigráfico se encuentra rodeado por una línea apenas marcada como una silueta (posiblemente la figuración de una casa), por lo que podría identificarse con la representación de la morada de la difunta tras su fallecimiento, enlazando de esta manera con el disco solar al final de la línea octava
Dicha peculiaridad, en contradicción, al menos aparente, con la fecha de las inscripciones de un ámbito geográfico en el que, por esos mismos años, descubrimos el arraigo de la llamada era consular, se concreta en el 267, coincidiendo con el momento en que se data la usurpación de Póstumo como uno de los emperadores del Imperium Galliarum
(260-269), cuyo control territorial parece haberse ampliado al norte peninsular ibérico Ahora bien, el aspecto más sobresaliente de dicho monumento se corresponde con esa representación de un círculo de dimensiones reducidas al final de la octava línea (…): todo parece indicar que dicha figuración se vincularía con la vida de ultratumba, de modo que el disco solar, ubicado tras filiae (la difunta), acompañaría su alma en la andadura del inframundo y haría posible su regreso de nuevo con el amanecer diario»
Extasiados con estos paisajes e historias del Sueve, seguimos hasta el siguiente mirador, situado solo unos metros más adelante
Volvemos a la carretera y seguimos caminando al pie de los prados de El Cotal
Ya lo vemos aquí delante, un poco más allá del árbol, a la izquierda
Está ahí en el cruce con un camino que baja a las fincas…
Pasamos el cruce con ese camino y seguimos por la carretera hasta el mirador
Es un verdadero balcón natural que aprovecha esta pequeña explanada al lado de una curva
Fue inaugurado hace unos años con los auspicios de la Tertulia Cultural El Garrapiellu, tiene un par de bancos estilo parque, muy cómodos para descansar la espalda mientras admiras el paisaje
No vamos a repetir demasiado ya lo que hemos visto y vamos a seguir viendo, pero al oeste siempre el Monte Caravidales con su cima de Les Camperes y la línea de cumbres del Sella, cerrando su valle bajo por el este
Bajo el Caravidales el Ríu Sardea da sus aguas al Cúa poco antes que este a su vez desemboque en el Piloña
Más a lo lejos el Picu l’Arbolín, que ya parece darnos el aviso de la cercanía al concejo cangués
A la izquierda a lo lejos, el Faes,el Mofrechu, Santianes, y aquí cerca La Peña (202 m), este monte sí en Piloña, parroquia de Sorribes, casas de Sabilde y La Riega, además de abajo, La Escosura
La Escosura, en el fondo de este valle del Sardea…
Más allá a lo lejos La Forcada o el Cotaraxu a la izquierda, el Picu Moru a su derecha…
La que se ve un poco mejor ahora es La Peña’l Villar, que está sobre Arriondas/Les Arriondes, la más cercana
Al fondo, La Corona’l Castiellu
Parajes de leyenda, detrás horadados por una inmensa cantera
Más a la izquierda otra fantástica panorámica del Sueve, con La Cuesta Fíos bajo el Picu Pienzu
La gran falda de Cercea…
Ya al oeste el Cuetu Ordiyón, Antayo y La Cuesta Miyares…
Y aquí Sorribes, las casas que acabamos de dejar atrás
Y arriba otro de sus barrios, La Espilonga
La Espilonga, junto al que pasábamos, sin verlo, subiendo desde Brez
Y tras los bancos, la carretera y El Cotal
Un lugar de suma placidez
Pero el camín nos reclama y hemos de volver a él…
Y así desde este mirador iremos marchando de El Cotal. En este prado a la derecha se celebraba tradicionalmente el Festival del Arroz con Leche de Sorribes
Ya hemos avisado que aquí empezamos una larga bajada, paulatina, que no acabará hasta Cúa, ya en la frontera con Parres
Empezamos a bajar, suavemente y poco a poco…
El tiempu la yerba…
Como ya hemos avisado, saliendo de El Cotal empezamos una bajada que no se detendrá hasta Cúa, ya en la frontera con Parres
Al fondo de frente, en un cueto, otro barrio de Sorribes, El Robedal
Explanadas de aparcamientos entre estas casas, algunas de ellas dedicadas al turismo rural, las Caserías de Sorribas
Hemos llegado al barrio de La Torea
A la izquierda Casa Angel y Marina
Aquí el camino sigue de frente cuesta abajo por la carretera
Pero a la derecha hay otro buen mirador
Es un pequeño terreno cerrado, pues es privado, pero podemos asomarnos al lado, para bien contemplar estas esplendorosas vistas, aquí ahora al sur
De frente al oeste El Robedal, con sus casas concentradas en la cima de un cueto, a 203 metros de altura, sobre Sebares y el valle del Ríu Piloña
Ahora ya estamos de frente a la preciosa Cuesta Bodes y a su lado derecho, La Frecha con El Reborión
Aquí abajo asoman otras casas de Sevares, alguna con notable historia
Allí está el cruce de la N-634 con la AS-339, carretera a Sellañu y Beleño (Ponga), está la Casa de Los Llanos, sita en el barrio de este nombre que, según reseña el muy recomendado catálogo de Casonas de Indianos se construyó en 1914 (si bien en la fachada pone 1924) para un indiano apellidado López que hizo las américas en Cuba.
Se habilitó como cuartel en la Guerra Civil y parece ser fue también escuela. En el bajo hubo tienda y, posteriormente, carpintería
Hemos de recordar que en Sebares o Sevares nació uno de los grandes gaiteros asturianos de todos los tiempos, José Remis Vega, El Gaiteru Margolles. De él escribíamos en su día esta biografía…
«JOSÉ REMIS VEGA: EL GAITERU MARGOLLES Y GAITERU DEL REY
José Remis Vega, más conocido como El Gaiteru Margolles, nació en Sevares en el año 1885. De muy niño conoció las penurias de no tener ni siquiera domicilio para vivir, pues sus padres eran vendedores ambulantes que recorrían los pueblos, siempre en movimiento de un lado a otro. Nada más con nueve años abandona esta vida nómada, ilusionado en ganar dinero para comprar una gaita que le permitiese dedicarse a la que ya era para él su máxima afición. Marchó a Palencia a trabajar a una teyera
o cerámica de tejas y ladrillos. De allí, y después de un verano entero, retornó a Asturias a hacer realidad lo que hasta entonces era únicamente un sueño.
Compró una gaita en Colunga y empezó a tocarla su manera, ya que, al igual que la mayoría de los gaiteros de aquel tiempo, la formación era plenamente autodidacta. Comenzó a hacerse conocido por fiestas y romerías, magüestos
y esfoyaces
, labrándose poco a poco un porvenir dedicado a la gaita.
Parecen irle tan bien las cosas que se casó joven, a los diecisiete años, con una moza del pueblo de Margolles, conceyu
de Cangues d’Onís, llegando a tener una familia de nada menos que trece hijos, los cuales de mayores acompañarían a su padre haciendo de tamboriteros en largas giras que duraban varias semanas, por todas las fiestas del oriente de Asturias. Su fama y buen hacer llegarían a oídos de la corte de Madrid. El rey de España Alfonso XII estaba deseoso de tener un gaitero oficial en el palacio real, pidiendo que le presentasen, para este cargo, «al mejor de Asturias»
. De Asturias le mandaron dos, para que escogiese entre ellos la propia Casa Real: uno era Ramón García Tuero «El Gaiteru Llibardón» y el otro José Remis Vega «El Gaiteru Margolles»: eligieron a este último. De esta manera José Remis pasaría a residir varios años en Madrid como gaitero oficial de los reyes de España, tocando en fiestas, recepciones y toda clase de actos oficiales.
Cuando volvió a Asturias se dedicó a fabricar gaitas, llegando a hacerse un consumado artesano-constructor de renombre y calidad. A lo largo de sesenta años seguidos tocó en la procesión de la Santina de Cuadonga, el día 8 de septiembre. Falleció en Xixón en el año 1963, la escuela creada por él siguió siendo la más prestigiosa entre las de los gaiteros tradicionales
Tuvo muchos discípulos, pero de todos ellos destaca la figura de uno de sus hijos, de aquellos que le acompañaban de romería en romería: José Remis Ovalle, Gaiteru Mayor de España«
Fijémonos ahora en unas casas un poco más arriba, justo encima de Sevares y en la ladera de La Cuest Bodes
Caldevilla, el camino pasará un poco más abajo, por Villar de Güergu, también perteneciente a Sevares. En el lugar fueron localizados, durante las obras de la carretera, restos de un tepidarium de baños tibios y un caldarium de baños calientes, pertenecientes a termas romanas
De frente más a la derecha Samalea y Priede
Samalea, otra aldea de la parroquia de Sevares, sobre el valle del Ríu Tendi
A la izquierda de Samalea La Portiella. A lo lejos la Sierra Resellón (774 m)
Tras echar un vistazo en otro de los miradores de esta ruta, continuamos camino en La Torea
Placa del barrio entre la yedra de un muro
Aquí una buena explanada de aparcamientos
Y a la derecha otro buen mirador sobre el valle y ante las montañas del sur de Piloña
El Robedal y los Picos de Europa
Es un estilo de casa mariñana con piso alto, esto es, portalón en medio, cuartos a los lados. Aquí, al tener planta alta, esta con corredor. El nombre técnico de mariñana no quiere decir necesariamente de la misma costa, ya que abundaban mucho en el interior, más bien que, los primeros que las estudiaron, se basaron en modelos de Les Mariñes de Villaviciosa
Fijémonos en el muro de un cuarto a la izquierda del corredor
Se ha dejado a la pista de qué está hecho, de esquirpia, esto es, un entrelazado de varas de avellano. Es posible que se tratase de un cuarto añadido a la estructura original, de pìedra de mampostería en los muros y de cantería en los vanos y esquinas
Enfrente, la antigua cuadra, también de piedra y aprovechada para alojamiento rural
Al pasar la casa vemos esta estupenda finca… otro mirador más hacia el Sueve y La Escosura
Una vieja muria de piedra la separa del camino. Al fondo el Cuetu Miyu
Recordamos lo que escribe Víctor Villar Pis en El Sueve una montaña con encanto:
«El Sueve es un sistema montañoso prelitoral, separado de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica por el valle del río Piloña y de la costa por una estrecha llanura litoral. Tiene una disposición ligeramente inclinada respecto a la línea costera, con una alineación NE-SO. Su distancia más corta al mar, en el extremo NE, es de unos 4 kilómetros. Su longitud en línea recta es de unos 12 kilómetros y su anchura varía entre los 6 kilóemtros de su parte más ancha y los 2 del extremo más meridional»
Y prosigue:
«En conjunto comprende una superficie aproximada de 80 km2. La altura máxima se alcanza en el Picu Pienzu, con 1.161 metros de altitud, lo que la convierte en una de las cimas europeas con mayor relación entre su altitud y su cercanía al mar»
Más abajo, la biesca, el bosque autóctono que cae a La Escosura
Seguimos recto ahora en la misma cresta de la montaña entre el Sardea y el Piloña, la llamada geológicamente «espina dorsal cretácica» de Sorribes
Y ya vamos de frente a El Robedal, donde hay una bifurcación
Nosotros seguiremos a la izquierda, continuando la bajada, dejando arriba las casas
Atención a las señales
Prados y árboles a ambos lados, en la ladera por la que discurre el camino en un trecho llano
Accesos a las fincas…
Volvemos gradualmente a bajar hacia el valle…
Cuetu Miyu a la izquierda
Ya en el siglo XIX. el pionero de la exploración de la montaña asturiana con los actuales criterios científicos, el geólogo alemán Guillermo Schulz, afirmaba que en días claros desde el Picu Pienzu puede verse toda la costa cantábrica, desde el Cabo Ortegal en Galicia hasta Vizcaya. A mí personalmente siempre me pareció exagerado, pero desde que he visto fotos de la Cordillera Cantábrica desde Guadarrama, o de los Alpes desde los Pirineos (hechas en días claros y sin nubes, brumas ni contaminación), ya no me parece tanto
Del Sueve también escribe, cómo no, el gran montañero José Ramón Lueje en su Guía de la Montaña asturiana:
«… Macizo del Sueve, al que los lugareños limítrofes son en llamar PUERTO DE SUEVE, denominación quizás no muy procedente y ajustada, pero que es la original y primigenia y que es la que también aparece en todos los mapas antiguos y modernos. Sueve fue pretéritamente Sobe, topónimo que se asevera estar derivado de Iove, el dios Júpiter de la mitología romana»
Pasamos al pie de las casas de El Robedal…
Las torres de alta tensión, cruzando el valle en varias direcciones
La Forcada o Cotaraxu y Picu Moru, otras de nuestras referencias
Si bien ahora, según vayamos bajando, iremos dejando de verlas… al menos mientras recorramos el valle
Abajo, en valle del Sardea, una cabaña solitaria, El Prau, bajo el Cuetu Miyu
Casa del Castañu. El camino sigue de frente hacia abajo todo por esta carretera
Si nos hubiésemos desviado a ver la iglesia de San Pablo y el Palacio de Sorribes saldríamos aquí en el Camín de les Escueles
Placa de la Casa del cruce
Ramales a distintas caserías de turismo rural, La Santa, El Pino (Casa’l Pinu), La Collada…
Y llegamos a La Llosica
Otra vivienda tradicional habilitada para alojamientos rurales
Fijémonos en el corredor al pasar
En los azulejos de las imágenes
La Santina, otra buena alegoría para este camino
Una de las líneas de alta tensión que atraviesan Sorribes
La Peña, más cerca
Justo a su derecha el Sardea se entrega al Cúa
La peña que da nombre a La Peña…
Avanzamos rampa abajo
Curva a la derecha
Cruce y a la derecha
Estamos en Les Vallines
A la izquierda naves y explotación ganadera
Rosas del Sueve…
Caminamos en llano en Les Vallines, diminutivo de valles, preciosa campera verde con casería
Pastos a la derecha, maizales y cultivos a la izquierda
Y una preciosa quintana en medio del camino
El hórreo y la cuadra
Al pasar vemos esta preciosa entrada
Placa con el nombre del lugar
Maizal en junio
Y seguimos por la famosa «cresta cretácica» de Sorribes
A la derecha Casa Jesús
De frente la verde campiña
Abajo a la derecha, Villar de Güergu, otro barrio, aldea o lugar de la parroquia de Sevares, muy importante también para el camín
A Villar de Güergu, en plena frontera entre Piloña y Parres, subiremos, evitando la carretera N-634, desde El Puente, paso del Piloña, enlazando con el histórico Camín de la Reina en el barrio llamado precisamente El Barriu, a la izquierda de la foto
Luego de Les Vallines, La Teyera
Al norte, paisajes de La Riega, La Güesal, L’Acebal, Sabilde…
Cuetu Miyu y el Sueve
Seguimos llaneando en La Teyera
Ahora a la derecha, en el valle del río Piloña, otra vista de Villar de Güergu, bajo La Cuesta Bodes, El Reboríón y La Frecha
Ahí está concretamente el barrio de El Corriellu, al oeste del pueblo, un lugar por donde no pasa el camín pero que es importante saber que es solar de la capilla de Nuestra Señora del Corriellu, del siglo XVII, donde se conserva una talla románica de Santa María, del siglo XIII, que según la tradición procedería del desaparecido, en convulsas circunstancias, monasterio benedictino de San Martín de Sotu, de monjas o dueñas (señoras), que dieron nombre a Sotu Dueñes, la población a la que nos acercamos, después de pasar Sorribes
Es al parecer la única imagen de Virgen sedente (sentada) con Niño localizada hasta ahora en Asturias. Celebra fiesta el 8 de septiembre y, como la Virgen de Covadonga y otras vírgenes asturianas muy veneradas, es llamada la Santina. Durante la Guerra Civil unos vecinos escondieron la talla en la cercana Cueva los Pozaos
En El Corriellu además está uno de los monumentos al gochu (cerdo) existentes en Asturias. Por entre las casas pasa el Camín de la Reina, antigua vía romana que aprovechaba este paso natural entre el centro y el oriente de Asturias por el interior a través del valle del Piloña, reacondicionada para la visita de la reina Isabel II en 1858, de ahí este nombre
Sigue este buen tramo llano en La Teyera
Entrada a la casa y nosotros seguimos naturalmente de frente, bajo las arboledas…
Es un gran caserón, en forma de torre, bastante alta, y dedicado también a alojamientos rurales
Empezamos a bajar frente a La Peña
Fila de árboles a la derecha, praderías a ambos lados…
Descenso final a la mesta o unión de ríos
Seguimos viendo el Sueve, por la parte del Pienzu, a la izquierda
Curva cerrada a la derecha
Sabilde, La Riega y La Güesal, abajo La Escosura
La peña forma un verdadero acantilado
Altos matos o sebes, setos silvestres
Monte Caravidales y Les Camperes, a sus pies se unen los ríos y se bifurcan los caminos
Caminamos así entre estos setos
Curva a la derecha, frente a este caserón
Campo de hortensias
Cruce de La Escosura: seguimos de frente adelante
Vemos la casona de las hortensias, que parece un viejo palacio rural
Fila de abetos, volvemos a llanear un poco
Estamos en La Gallega, justo antes de la bajada a Cúa…
Frente a la casa, entre esta y el viejo llagar, la carretera hace una curva
Aquí la carretera se estrecha bastante, estemos atentos al paso de vehículos
Casa la Gallega, preciosa con su piso alto sostenido sobre columnas, mirando al camino
Escribimos del lugar en El Camino de Gijón a Covadonga, recordando aquellos años de las primeras marchas a Covadonga de la Tertulia El Garrapiellu, en los años 90:
«La Gallega
, casa grande y hermosa, con huertas a los lados, columnillas que, a la entrada, apoyan el piso alto, y perro guardián, que con sus ladridos avisa de la llegada de viajeros andayones a la aldea. Al otro lado hay un edificio antiguo con un corredor en el que suelen verse colgando riestres de panoyes, mazorcas del maíz atadas y en ristras. Allí estaba el llagar, y no era raro encontrar a gente corchando o colocando botellas. Siempre nos preguntaban… «¿Vais dormir a Llames o tiráis hasta Cangues?». Si decimos que vamos a dormir en LlamesdeParres
esbozaban una sonrisa de complicidad, como diciendo que ya nos queda muy poco para acabar la etapa del día»
La fachada orientada al sur, con un buen corredor
Y proseguimos con aquellas sensaciones descritas en el libro en aquellos tiempos…
» La cuesta de La Gallega hacia abajo es una señal de alegría para muchos sufridos viandantes, nos acercamos a los dos tercios del camino y, como Pelayo al paso del Piloña, nos hacemos a la idea de cruzar el pequeño «Rubicón» de la ruta; aún queda mucho para subir «La Escalera Les Promeses» de la Cueva la Santina, pero tampoco una enormidad. No se lo que es, pero algo «personal, interno» ocurre en este lugar de Cúa, hay como un paso sentimental entre el centro y el oriente de Asturias…»
«… Quizás sea únicamente esa alegría que te entra al «ir cuesta abajo», o el saberte próximo a un final de etapa, pero parece como si te dispusieses a afrontar seguidamente «una meta final». No se lo que es, ni de lo que se trata, es la «madurez del camino», parece como si, solo por llegar aquí, ya fueses un «veterano» de la ruta. Posiblemente sea solo y únicamente una percepción exclusivamente propia, pero el descenso desde La Gallega hasta el río, transmite unas sensaciones de optimismo y de euforia a muchos caminantes. Seguro que al llegar aquí haya gente al límite de sus fuerzas que no sienten nada, solo dolor, fastidio y cansancio, tal vez otros ni se enteren y pasen a carreras, frescos y como nuevos, pero hay «algo» en Cúa, para el que esto os escribe por lo menos, que pura y simplemente me hace sentir bien»
Mientras bajamos, perdemos la vista del Sueve, a nuestras espaldas pero, como si fuese un relevo, volvemos a recuperar la de los Picos de Europa, tan bien descritos por Juan Luis Somoano y Erik Pérez en su libro 50 Excursiones selectas de la montaña asturiana:
«A diferencia de los Pirineos o la Cordillera Cantábrica, la transición valle-montaña se produce en los Picos de Europa con mucha mayor brusquedad, que junto a sus importantes desniveles, es otra de sus características. La altitud máxima de los Picos es de 2.643 m. en la cima del Torrecerredo y la mínima de 90 m. en el curso del río Cares, ello da una idea pues de los desniveles. Su cercanía al mar es otra de las características (25 kilómetros desde Cerredo a Cué de Llanes) y ello influye especialmente en su cambiante climatología Su extensión el kilómetros cuadrados es de 574 (…)»
Ambos autores prosiguen:
«Pero además los Picos de Europa están divididos en tres grandes macizos separados entre sí por cuencas fluviales, y un submacizo al Oeste Desde el Este, diferenciamos el Macizo Occidental o de Ándara, casi totalmente santanderino y que está ubicado entre los ríos Deva al Este y Duje. Es el macizo más pequeño de los tres y el que menor concentración de altas cumbres presenta, por ello el menos visitado por montañeros y excursionistas Al Oeste del Duje y seguidamente viene el Macizo Central o de los Urrieles, Este es el único en el que confluyen las tres provincias (Asturias, León y Cantabria). Es uno de los más extensos y el que contiene las máximas altitudes así como la montaña más mítica de los Picos de Europa: el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu. Las cuencas fluviales que lo determinan son el Duje, como antes señalamos, y el Cares…»
Y continúan con el Cornión:
«Separado del Central por el río Cares se encuentra el Macizo Occidental o del Cornión. En él está ubicado el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (actualmente de los Picos de Europa), que lo ocupa en gran parte. Es el de mayores contrastes pues se pasa de la campera y la vega con menos desnivel a la roca y la peña de la alta montaña. Los lagos Enol y Ercina y el Santuario de Covadonga están en sus laderas. Sus cumbres más significativas son la Torre de Santa María de Enol y la Peña Santa. Su límite máximo al oeste es el Sella, límite pues de los Picos»
Estos montañeros, guías y escritores añaden un submacizo, al que denominan el Precornión:
«Y detectamos que había un submacizo definido, que algunos autores no reconocen como tal pues es mucho más pequeño, y que si tomamos como límite del Cornión el Sella, quedaría encuadrado dentro de este: nos referimos a lo que se ha llamdo en ocasiones el Precornión. Este área de montañas, no tan altas como las de los anteriores macizos, estaría encuadrada por los cauces del río Dobra al Este y el Sella al Oeste. A pesar de todo incluso dentro de cada macizo se puede ver claramente la existencia de diferentes sectores, definidos por algún pico o cumbre más característica y sus satélites»
Llegados a Cúa la carretera hace varias curvas seguidas antes de llegar a la orilla del río
Esta es muy cerrada, a la izquierda
En esta vuelta en fuerte descenso pasamos delante de un grupo de casas en otra encrucijada
Y bordeamos la finca de La Gallega
La Casa la Gallega, que volvemos a ver, ahora en lo alto
Según bajamos tendremos nuevas perspectivas
La Gallega, su labrantío y sus prados verdes donde pacen les vaques roxes, ahora sobre nosotros, como un faro-mirador
A la derecha tenemos también casa con historia
La Casa ‘l Ferreru, Alfredo Pérez, que llegó a ser muy ponderado en gran parte de Asturias y Cantabria. Arriba Les Camperes y Monte Caravidales, cada vez más cerca, concejo de Parres
También aquí la carretera, en otra curva, bordea su finca
Y prácticamente rodea la casa…
Otro trecho en fuerte descenso, buen trabajo para nuestras piernas
La tradición de los herreros debió de estar muy arraigada antaño en Cúa, pues pasamos ahora al barrio La Ferrera
Y el horru de la Casa’l Ferreru arriba
Este cruce se llama El Serraderu, donde se serraban troncos con las llamadas sierras del aire, mayores que tronzones, que requerían el trabajo a pulso de dos serradores tirando simultáneamente hacia atrás y hacia adelante
Al lado de la marquesina hay una fuente, que lleva el nombre del lugar, La Fuente’l Serraderu
Preciosa, a la sombra de los árboles del cruce
En La Ferrera hay una bifurcación: seguiremos a la izquierda por la carretera pues lo otro es una entrada a las casas
Ya vemos a la izquierda la vega donde el río Sardea vierte sus aguas al río Cúa
Y a la izquierda, en la citada vega, el barrio de La Bolera donde, oculta por los árboles, está la capilla de San Gregorio, del siglo XVII, que celebra El Carmen y San Antonio, recuperándose desde 2009 la del patrón San Gregorio, a mediados de junio
Más allá está La Quintana, en el camino a La Fuente’l Cubu, allí estuvo El Molín de Cúa. En medio Casa Fayina, local social y bar, con estupenda terraza, frecuentado también por los peregrinos. Un ramal baja desde aquí a esos barrios en plena vega
Nosotros seguimos bajando directos hacia el río Por La Ferrera
Aquí las casas conforman una quintana en torno a un campo que ahora es jardín. Aquí están Casa Longo y Casa Anita, entre otras
Y en medio un viejo hórreo
También aquí el camín bordea su finca
Y vemos otra vista de Cúa, y los barrios o lugares de La Xerra y El Común, estos en la falda este de La Peña
Curva muy cerrada a la derecha…
Siempre vigilantes por si vienen coches, tractores, furgonetas de reparto y venta ambulante, algún camión de la leche…
Mesta o unión de ríos Sardea y Cúa, este último estableciendo la frontera con Parres. Las boscosas orillas delatan los cursos fluviales de ambos
Y aún sigue la curva…
Y aún se prolonga la bajada, pero son ya los metros finales…
Pasamos así al pie de estas casas…
Y curva a la izquierda
La Fontina, ya estamos en la orilla
Si no lo tapa mucho la vegetación ribereña, al acercarnos podremos ver el puente, asomándonos un poco a la izquierda
El Puente la Fontina, puente sobre el río Cúa, que se asemeja fonéticamente al título de la película Puente sobre el río Kwai, razón por la cual, al ir llegando aquí, alguien a veces silbaba la célebre banda sonora del film, que no deja de ser una pegadiza canción de marcha…
A mitad del puente podemos, de la que pasamos, contemplar el río…
El
Ríu Cúa nace en el Sueve, cerca de Peña Palombera, es llamado en su curso alto La Regona y ahora, tras recibir el agua del Sardea, corre a unirse al Piloña. Siete molinos harineros funcionaron en sus riberas. Esta es una vista a mano izquierda, con el río viniendo. Abajo hay una poza natural. Antiguamente, cuando no había albergues, algún peregrino se bañó allá en los calurosos veranos
El río en tiempu la seca
Y ahora vamos a mirar a la derecha
Aquí hay más roca…
Y se producen rápidos, debe haber un cierto desnivel antes de llegar al Piloña
Vista de invierno, con los árboles pelados. Los cantos rodados en una orilla forman una especie de playa fluvial
Al pasar el puente dejamos Piloña y entramos en el concejo de Parres por términos de la parroquia de Castiellu
Ahora se ofrece una disyuntiva. Básicamente en este blog presento el trazado de la ruta señalizada por la Tertulia Cultural El Garrapiellu desde 1992-1993, primero a mano y luego, en 1997, con unos postes patrocinados por el Principado de Asturias, la mayor parte desaparecidos a día de hoy porque nunca fueron repuestos integralmente, pero siempre reseñalizada. A veces, en sitios muy contados y concretos, de los que aviso, hago una pequeña propuesta alternativa, de la que aviso, que suelen ser pocos metros. Otra cosa es que luego alguien pueda plantear otras alternativas
Aquí por ejemplo, la mayor parte de los peregrinos optan por seguir las señales, que indican ir a la derecha, en ruta a El Puente de Sotu Dueñes, Villar de Güergu, Camín de la Reina y El Colláu Llames (Llames de Parres)
Pero cierto es que otros prefieren tomar el ramal de la izquierda yendo de Castiellu a Cuadroveña y de ahí a Arriondas/Les Arriondes, la capital parraguesa, existiendo luego varias opciones para seguir de allí a Cangas de Onís/Cangues
Por mi parte en este blog presento la opción de ir por la derecha, luego cada persona, grupo, entidad, asociación, es libre por supuesto de emplear otros caminos, tanto ya conocidos como explorar nuevas vías, que siempre enriquecerán las posibilidades a elegir
Y, yendo por la derecha, recorremos primeramente un tramo «encajado» entre la espesa vegetación ribereña
No hay mucho sitio para pintar señales o flechas, el viejo poste ha caído, pero si nos fijamos, en alguna muria o rincón puede haber alguna…
Aquí no es una sino «dos, una y dos», como le decía Campillo a Fernando Arrabal en La Noche del Milenarismo
Cuando la espesura crece tiende a formar un bello túnel arbóreo
Ahora nos aguarda un buen tramo llano, si bien también por asfalto
Caminamos por la misma orilla del Cúa
Luego salimos a una gran vega, allá donde el Cúa se entrega al Piloña. Dentro de la división administrativa existente en algún momento pasaríamos a Sotu Dueñes, que está también en Parres, pero en términos de la parroquia de Sorribes
La Cuesta Bodes, arriba a nuestra izquierda, sigue siendo una muy buena referencia para saber hacia donde irán encaminados nuestros inmediatos pasos…
«BODES, Sierra de (Parres) Alineamiento montañoso perteneciente a la Sierra de la Frecha y que comparten los concejos de Piloña y Parres, estando la sierra de Bodes en este segundo término municipal. Ocupa parte de las parroquias de los Montes de Sebares y de Viabaño. Sus máximas altitudes son la Cuesta de Bodes y el Picu Masáltu con 605 y 701 metros de altitud respectivamente. Sus límites son: al oeste la cuenca del río Tendi (Piloña), al sur y al este la cuenca del Beleño (Parres) y al norte el río Piloña. En sus laderas y cumbres se agrupan numerosas especies ganaderas: ganado ovino y caprino, caballos y ganado vacuno»
La carretera sigue el borde de la ribera fluvial…
Carbayos jóvenes
Sotu Dueñes es plaza famosa en el mundo del motor por su circuito de karts, que vemos a nuestra izquierda, más allá del prado, al pie de las boscosas laderas de La Felguera, parroquia de Castiellu
El camino sigue siendo una carretera local que recorre esta vega soleyera…
Cerca de la confluencia de los ríos empieza una curva
Pasamos el cruce de El Cierru, o Les Cases del Cierru, comunicación con el lugar de este nombre que, por estar al otro lado del río, es de Sorribes, Piloña. Una crecida tiró el viejo puente hace años y se ha hecho uno nuevo, pero nosotros seguiremos de frente, carretera adelante
Sigue la curva bordeando toda la vega
Y luego salimos a una larga recta
A la derecha oculto por las alamedas, el Cúa se ha entregado ya al Piloña
De frente el karting
Vemos sus instalaciones bajo el bosque de la ladera…
A nuestra izquierda el monte forma un acantilado, verdadero muro natural para contener las riadas que, en ocasiones, hace tiempo, se dice llegaban hasta allí
La recta parece perderse en la distancia
La espesura vegetal de nuestra derecha delata el paso del Piloña: vamos a su encuentro
Pasamos junto a la entrada al karting, que es del famoso piloto asturiano Javi Villa
Una alta muralla-escollera lo protege de posibles crecidas del río
La recorremos entera hasta el puente la N-634
Pasaremos debajo de él y la carretera general no la llegaremos ni a pisar
Oímos el tráfico y las rodadas sobre nosotros
Una señal de ceda el paso anuncia nuestra proximidad a un cruce
Una caseta a la izquierda
Y seguimos recorriendo la gran vega del Piloña en Sotu Dueñes
Invernaderos entre el camino y el río…
Y huertas en esta fértil ribera
A la izquierda la N-634
De frente unas casas y una bifurcación
Estamos en El Puente, o Les Cases del Puente, llamado también El Puente Sotu para reconocerlo entre otros lugares llamados igual y muy cercanos. Aquí a la derecha está el llamado ahora Puente Vieyu, pues era el antiguo puente de la carretera, que es el que vamos a emplear para cruzar el Piloña
La primera casa a la izquierda fue el bar El Puente, el cual regentaba antiguamente Aurora, que fue tienda y chigre, con merendero. Luego lo llevaron Enrique Toral y Pilar. Aprovechando la gran explanada dejada por la antigua carretera, a la que se accede muy bien desde la N-634, paraban numerosos coches, autocares, camiones, etc, para dar cuenta todo el mundo de sus viandas. Cerró hace unos años y lo echamos los peregrinos bastante en falta, pues era una buena parada antes de continuar ruta, ya que muchos finalizaban la etapa en el cercano Llames de Parres, o en algún punto entre Llames y Cangas de Onís/Cangues
Aquí volvemos a comentar algo parecido a lo anterior, hay peregrinos que siguen de frente por la carretera N-634, sobre todo si tienen algo de prisa, y recorren la N-634 con su sucesión de rectas, curvas y bastante tráfico hasta Ozanes, o incluso hasta Arriondas/Les Arriondes. Naturalmente tomando sus precauciones, poniéndose un chaleco reflectante, y caminando por el arcén, cada uno elige libremente, pero personalmente hacer ese tramo por carretera, pudiendo evitarlo, es una temeridad, hay normalmente muchos vehículos, a veces muchísimos. El arcén se estrecha peligrosamente en algunos tramos y, aparte y en nuestra opinión es terriblemente monótono
Hace años, antes de la señalización de la Tertulia El Garrapiellu en los 90, lo normal es que, los pocos, en comparación con ahora, pelegrinos andariegos a Cuadonga, hiciesen esos kilómetros por carretera en este tramo. Por entonces, algunos miembros que ya conocíamos la ruta, antes incluso de la fundación de la asociación, estábamos deseosos que darle una cierta promoción dado el gran potencial cultural, histórico, paisajístico, etc, que contiene, PERO había un problema, si realizábamos una excursión abierta al público, NO era de recibo meter un grupo de personas, más o menos grande, por esa carretera como norma, y menos aún señalizarla, por todo lo expuesto anteriormente
Fue entonces cuando, explorando en agosto de 1991, dimos con el que primeramente nos dijeron los vecinos de Romillu, era el Camín Real de Viabañu, que también es llamado el Camín de la Reina, una ruta que descubrimos tenía una historia y tradición tremendas y que, no sabíamos, había señalizado una escuela-taller con unos pocos grandes paneles un año antes, que ya por entonces estaban cayendo pese al poco tiempo que llevaban puestos.
Descubrimos también cómo enlazar este lugar de El Puente con ese camino por Villar de Güergu, y luego comunicarlo con el que dejaba la carretera en Ozanes, para luego continuar hacia Romillín y La Vega los Caseros
Así fue cómo, los días 31 de agosto y 1 de septiembre de aquel año, sin señalizarla aún (entonces tampoco nos lo proponíamos en principio), El Garrapiellu celebró la I Marcha a Cuadonga, abierta al público, pero comenzando por un grupo muy reducido de personas, avisando que se hacía en dos días, caminando buena parte de la noche incluso, y no había donde dormir ni en cama ni en litera (fue en el pórtico de la iglesia de Santa María de Viabañu)…
El éxito y las sensaciones de la gente fueron tan notables, que a finales de mes ya planteábamos ante el Principado la promoción de esta
ruta andayona
Pocos meses después, en abril de 1992, dada la repercusión de aquellas primeras iniciativas en favor de la ruta y los pueblos y lugares por los que atraviesa, la Coordinadora de Jóvenes de Gijón Sur se reunía con El Garrapiellu para coordinar una gran marcha juvenil a Covadonga:
Es entonces cuando los garrapiellos, además de ir de guías, decidieron pintar algunas flechas en determinados cruces o lugares problemáticos, dada la multitud de personas apuntadas, unas 400, evitando en todo lo posible pérdidas y rezagados
Tras de aquella gran andadura, aquellas flechas puestas como para salir del paso, fueron seguidas por otras muchas personas a nivel individual, se dice que los primeros unos ciclistas, que llegaron magníficamente bien con ellas a Covadonga
Viendo la trascendencia del hecho, El Garrapiellu decide no esperar por las instituciones e iniciar su propia señalización artesanal, a mano, de toda la ruta, entre marzo y abril de 1993. El resto de la historia, para no repetirlo, pues es larga, puede consultarse en el archivo de prensa, localizable en el primer capítulo de esta ruta en el blog: https://xurdemoran.blogspot.com/2020/05/1-camin-xixon-cuadongagijon-covadonga.html
Y así, por todo lo dicho anteriormente, vamos a tomar el camino de la derecha, el que se dirige al Puente Vieyu
Para ello al salir a esta explanada tomaremos el primer camino a la derecha, justo delante de esta otra casa
Casa rodeada de un bello jardín
Y aquí arranca el camino que se dirige al Puente Vieyu
Un letrero de madera nos informa que estamos en El Puente
Esta casa de la derecha es donde nos dicen tenía consulta Don Víctor el Dentista, que venía todos los días desde Arriondas/Les Arriondes, capital concejil
Al fondo tenemos El Puente Vieyu
El Puente Vieyu es el antiguo puente encima del Ríu Piloña, por el que pasaba antiguamente la carretera y que ahora está cortado al tráfico
Dispone de una amplísima calzada pero esta muere al otro lado, por donde pasa la línea del ferrocarril
Es facil encontrar pescadores de caña en él apostados, o en sus orillas inmediatas. En la explanada o en el mismo puente suelen aparcar los coches
A la derecha, el Puente Nuevu, por donde va actualmente la carretera
Bajo nosotros el gran cauce del río, que suele cubrirse totalmente de agua con las lluvias, invernadas y deshielos, inundando a veces incluso partes de la cercana vega
Y este es el bravo río Piloña, del que tantísimo hemos hablado desde que bajábamos de Anayo y que aún no pudimos ver hasta llegar a Parres
El Piloña nace al oeste de la villa de Nava, y viene recibiendo el agua de numerosos afluentes, formando un valle relativamente amplio con vegas empleadas desde tiempos remotos para agricultura, ganadería, pesca, asentamiento de poblaciones y paso natural en el que se basaron los más antiguos caminos, y luego la carretera y el ferrocarril
El valle enlaza al oeste con el del Nora y es por tanto paso franco entre el oriente y el centro de Asturias por el interior. Más al este enlaza con el valle del Güeña, por lo que es un enlace entre la antigua y la actual capital de Asturias, Cangas de Onís/Cangues y Oviedo/Uviéu
Más allá del Puente Nuevu seguimos viendo el Puertu Sueve
En El Puente Vieyu vamos a asomarnos ahora a la izquierda
Admiramos también aquí las boscosas orillas ribereñas del Piloña, camino ya de unirse al Sella en la capital parraguesa
Hay una zona llamada El Barcu, sin duda reminiscencia a los antiguos servicios de barquerías que cruzaban el río, con muchos menos puentes que ahora. Arriba es de nuevo La Cuesta Bodes o La Sierra Bodes, por donde va, siguiendo su cresta, la Ruta de las Peregrinaciones (G.R. 105)
Arriba en lo alto unas casas, Caldevilla, otro enclave piloñés de Sebares del que hablábamos cuando veíamos desde lo alto de Sorribes
Allí fueron donde se hallaron los restos de las termas de los baños romanos, lo que delata que existía en el lugar un poblamiento antiguo, sin duda relacionado con el viejo camino que luego sería llamado de la Reina y que discurre más abajo
Un acontecimiento muy importante sucedió en este tramo del río, cuya trascendencia no podemos ignorar. aquí nació realmente el Descenso del Sella, tal y como escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«No podemos de dejar de caer en la tentación de advertir que aquí, en este tramo de río que tenemos bajo justamente bajo nuestros pies, nació el mundialmente famoso Descenso Internacional del Sella. Sí, el origen de La Fiesta Les Piragües está aquí mismo, no exactamente en el Sella sino en el Piloña, que es su afluente. En el verano de 1929
Dionisio de la Huerta trajo una piragüa desde Barcelona a la casa de sus padres en Coya, cerca de L’Infiestu. Según la vio en los almacenes El Siglo, camino de la estación de tren, le pareció buena de transportar, pues era plegable. Este deporte estaba empezando a introducirse en España y él sería su pionero en Asturias, con esa piragua disfrutaría de sus vacaciones de verano…»
«… Empezó a practicar en la Presa del Molín y al poco tiempo organizó una excursión a L’Infiestu por este Ríu Piloña, desde Coya, siendo acompañado por dos amigos, el médico Benigno Morán y el joven Manés Fernádez (este en una k-1 de fabricación casera con flotadores a los lados), fueron cinco kilómetros de navegación en los que emplearon dos horas y media porque paraban acá y allá, no pensaban aún en competiciones, sino en travesías fluviales. Luego, entusiasmados por la experiencia, Dionisio de la Huerta y Manés organizan una nueva salida con otro amigo, Alfonso Argüelles, más otro grupo que les seguía en autocar. Paraban cada poco a descansar, comer un bocadillo y sacar la piragua del río. llegando de noche a Sotu Dueñes…»
«… Otro año ya sería computado como el de la primera edición del Descenso del Sella, desde L’Infiestu irían a Les Arriondes y desde allí a Ribeseya, según unas fuentes, según otras llegarían otra vez a Sotu Dueñes. Seguían parando en las orillas y catorce amigos les seguían por carretera. En 1931 la salida fue desde Sotu Dueñes y la llegada ya se hizo en Ribeseya, 25 kilómetros de navegación fluvial…»
«…No fue hasta 1932 cuando la excursión se fijó en la que iba a ser la ruta conocida, del puente de Les Arriondes al de Ribeseya, participando trece palistas de Xixón, Ribeseya, L’Infiestu y Uviéu, naciendo así ese año la primera competición deportiva, que fue creciendo y haciéndose internacional. La costumbre de acompañar a los piragüistas dio origen también al tren fluvial y a la fiesta»
Pasamos al otro lado del Puente Vieyu y, resulta, que pasado el río volvemos a entrar en territorio del concejo de Piloña, en este caso por tierras de la parroquia de Sebares
Aquí está el apeadero de El Puente, en la línea de Feve, que había sido hasta 1972 de los Económicos, esto es, la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias. Aquí hay una bifurcación: iremos a la derecha
Alguna garrapiella lo indica. Un letrero que estuvo en una muria bastantes años desapareció con las obras para construir el apeadero
Vamos a la derecha del apeadero, pues aquí, con muchísima atención, vamos a cruzar la vía del tren
Miremos bien a los dos lados ¡y oigamos también!, luego crucemos rápido y si vamos en grupo no nos apelotonemos en la vía
Veamos la flecha que hay en el poste de la catenaria
Al otro lado de la vía está el edificio arruinado de El Fielatu o Casa’l Fielateru, antiguo puesto de recaudación de bienes de consumo en la posguerra, donde se pagaba por productos que pasaban para su venta en los mercados de las poblaciones, a manera de aduanas interiores, tal que aquí, donde la antigua carretera cruzaba la vía férrea y el puente
Su estructura se mantuvo bastante bien hasta hace unos años. Esta es una foto de comienzos de la primavera de 2015
Y esta es una foto de cinco años después, junio de 2020, tal vez cuando paséis esté aún peor, o incluso que haya desaparecido
El camín pasa de frente y sigue a la derecha
En el momento de hacer estas fotos el campo no se había limpiado y había crecido el matorral. El poste telefónico puede ser una buena referencia
Atención, pues poco después nos desviaremos a la izquierda
Y, cuando volvemos a ver de nuevo enfrente la vía del tren, nos metemos a la izquierda por un sendero que prácticamente no ves hasta que llegas a él cuando crecen los matos
El poste indicador de la ruta ha desaparecido hace añísimos y no hay buen lugar para pintar ninguna marca o flecha
Si nos fijamos tal vez alguna piedra del suelo tenga alguna
Estas son unas imágenes de primavera, cuando la vegetación brota con toda intensidad y parece querer cubrirlo, pero se pasa bien
Este es el mismo camino, La Caneya, con el terreno limpio, una gruesa muria de regodones del río lo separa de la Casa’l Fielateru
El mismo tramo de La Caneya tal y como se ve cuando limpian
El mismo tramo con los fuertes brotes verdes primaverales
El Fielatu y el apeadero vistos desde La Caneya
Fachada sur de la Casa’l Fielateru, con su corredor, cuando esta estaba «entera» y cuando se roza la maleza
Otra toma de La Caneya en primavera, antes de las podas
En invierno el suelo suele estar cubierto de un lecho de hojas caídas
Allí están las casas d Villar de Güergu, aldea de esta parroquia de Sebares, donde enlazaremos con el ya varias veces mencionado Camín de la Reina, una de las etapas reina, valga la redundancia, del recorrido
Al llegar seguiremos el camín a la izquierda pasando junto a aquel hórreo y aquella panera
Y este es el mismo lugar en primavera
Los prados justo antes de la siega…
Extensa campera verde y cuestuda hacia las casas
El camino, como hemos dicho, se ensancha, pues da servicio a estas fincas
La senda continúa a la sombra de la castañal
Cierres de alambradas, señal que cuando se siegue se traerán luego las vacas a estos verdes pastizales
Volvemos a ver arriba a lo lejos Caldevilla
Más arriba las laderas de Tierresdures y La Martiniega, bajo La Frecha y El Reborión
En Villar de Gúergu, es la que vemos la parte más oriental del pueblo, extendido a lo largo del Camín de la Reina: El Barriu
La Cuesta Bodes a lo lejos…
Seguimos subiendo entre las fincas…
Curva a la izquierda
Y ahora todo en subida directa ya hasta las casas de El Barriu, que se extiende linealmente a lo largo del Camín de la Reina, que se cruza allí con otra antiquísima vía de comunicación, la del Puertu Ventaniella, esta en dirección norte-sur
Paso a paso iremos llegando.
Esta es una imagen en verano, con los prados ya segados
El mismo lugar al principio de la primavera, cuando los árboles aún están desnudos de hojas
Si necesitamos descansar para recuperar el aliento podemos aprovechar para contemplar el paisaje, como aquí, al lado de la entrada de esta finca
Vamos a fijarnos ahora en las praderías que vemos abajo a la izquierda al pie de La Cuesta Bodes
En esa falda están La Pesa, La Casiella, La Negrina, L’Informáu, La Riega Villar, que son algunos de los barrios y lugares más altos de Llames, apodado comunmente de Parres para diferenciarlo de otros topónimos similares de la raíz llama, llamarga, llamuerga, etc. vinculados a barro, barrizales, lodazales, etc.
Más lejos los altos de Granda y El Golondrón, vertientes septentrionales de la Sierra de Tospe
Asoman a lo lejos algunas de las cumbres del Cornión
Nuevo paso bajo las arboledas…
Como siempre decimos, si la caja caminera es profunda se delata la gran antigüedad de los caminos
A nuestras espaldas otra muy buena vista del Sueve
Entre los árboles vemos algunas de las casas de Cúa antes de bajar al Puente la Fontina. Arriba, de izquierda a derecha, el Picu Miruenu, Les Corripies, Les Cuerries, el Picu Pienzu, Cocones, Les Duernes, La Govieta, La Múa…
La misma foto en invierno, a la derecha La Peña, en Sorribes
A la izquierda, en medio, el inconfundible Cuetu Ordiyón
Con la coillada Campucima, entre él y las demás cumbres del Puertu Sueve. Los tejados que asoman en primer plano son los de Les Vallines, en Sorribes, por donde acabamos de pasar. A la derecha Casa Jesús
Luego a la derecha el Picu los Cuervos (859 m), la Collada Tardamoñes (764 m), y otras cimas del PUertu Sueve
Seguimos el rectísimo sendero cuesta arriba encajado entre los prados
Y pasamos bajo las primeras casas de Villar de Güergu
Otra muria de cantos rodados del río
Y gran muro a la izquierda asentando el terreno de una casa nueva
Frutales…
Plantas ornamentales…
Y al final de la cuesta, la Casa la Caneya
Luego de ella, último repecho
A la fragancia del rosal…
Y ya llegamos al Camín de la Reina, aquí calle asfaltada que atraviesa Villar de Güergu de parte a parte
Y en el cruce vamos a la izquierda
Siempre habrá alguna señal que nos lo indique, sino tocará preguntar
Fijémonos en aquella ventana
Adintelada como un viejo palacio del siglo XVI
Y así, desde la explanada del cruce continuamos camino por El Barriu
Avanzamos hacia el siguiente grupo de casas
Relamente pasamos por el extremo más oriental de Villar de Güergu, entramos para prácticamente volver a salir
Una gran roca aflora a la superficie, sobre la que se asienta un hórreo
Largo corredor asomado al camino en la casa a la izquierda
El bebederu o abrevadero es un duernu o gran recipiente de piedra
Luego va el pozo del agua
Aquí el camino se estrecha bastante para el paso de vehículos
Una pintada en un muro confirma que vamos en la dirección correcta
Hay una pequeña cuesta hasta el extremo del pueblo
Este prado es un buen mirador al norte. Reparemos también en la disposición de la subidoria de la panera, a la derecha de la foto
Abajo, el valle del Piloña, al otro lado La Felguera y La Viña, en Castiellu, Parres
La Viña, otro topónimo relacionado con plantaciones de vid, que sin duda existieron aquí en tiempos remotos
La casa del corredor junto al camino, con otro en su fachada este, encima de la puerta
Caminamos al pie del hórreo
Y seguimos junto a la panera, donde una flecha señala un bar que ya no existe…
Bifurcación y a la izquierda
Nos recibe la fragancia y color de las hortensias
Hermosa y florida calle en el Camín de la Reina
Caminamos entre las casas…
Curva a la derecha…
Al fondo paisaje hacia Llames y Viabañu
Pasamos la caseta…
Y seguimos hacia la del fondo
Esta parte del camino es un muy buen mirador
Al sur Caldevilla, La Frecha y La Cuesta Bodes
Por esas laderas sale de Villar de Güergu el Camín de la Reina
Más vistas de Caldevilla
Abajo en el valle, Sotu Dueñes, conceyu de Parres
Por Sotu Dueñes pasa la carretera N-634, justo al lado del río. Más arriba Llames, parroquia parraguesa de Viabañu
Llames, una referencia geográfica e histórica del camín, parada y fonda de ilustres viajeros como Jovellanos o Isabel II (de ahí, como veremos, lo del Camín de la Reina), y lugar donde estuvieron algunos de los primeros establecimientos que ofrecían alojamientos a los peregrinos «que van ver la Santina» Por esas boscosas profundidades sube el camín hacia Llames por L’Areneru y La Pista Picuda, tal y como veremos en el próximo capítulo de esta serie dedicada al Camín a Cuadonga
Llames se divide a la vez en barrios y lugares, como, a lo lejos El Colláu, solar de una antigua venta caminera, parada de Isabel II y, antes aún del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos, donde estuvo casada, dos veces, su querida hermana Juana Jacinta, y de la que escribió en sus Diarios. Una cita jovellanista que nos aguarda también en el próximo episodio
En Sotu Dueñes, que en lo civil pertenece a Parres pero en lo eclesiástico forma parte de Sorribes (Piloña) se guarda la tradición, memoria y toponimia del antiguo convento de San Martín de Soto, clausurado de manera brusca y enérgica a causa de ciertas ireguralidades achacadas a las monjas, a las que se acusaba incluso de no llevar hábito practicar incluso «horribili coitu» con los peregrinos
Los restos del varias veces castigado monasterio fueron aprovechados en otros santuarios de la zona, ya hemos visto el caso de la iglesia de San Pablo en Sorribes, o el acabante mencionar de Nuestra Señora del Corriellu, aquí en Villar de Güergu. A él le dedicábamos un buen apartado en El Camino de Gijón a Covadonga…
«SOTU DUEÑES: PÍCARAS Y PICARESCAS HISTORIAS DE UN CONVENTO MEDIEVAL Podríamos decir que prácticamente todos los monasterios medievales europeos tienen una historia repleta de episodios enigmáticos y misteriosos, con leyendas, tradiciones y mitos, resultado de la tremenda importancia que tuvieron estas fundaciones en el pasado. Los monasterios, además de centros de retiro y oración, eran grandes unidades de explotación agropecuaria y de organización social, ordenamiento del territorio y centros de poder. Hasta los más pequeños solían disponer de muchas tierras para su explotación, con campos de cultivo, rebaños de ganado, hórreos y paneras, fraguas, herrerías, molinos, producción artesanal, hornos de pan, así como todo lo que se pueda necesitar, según cada caso, para el poblamiento de un lugar o comarca entera, incluyendo rentas, siervos, vasallos, colonos, gente que lo trabajase, en suma. Además en no pocos casos existían bibliotecas y se copiaban muchos libros de todas las clases, siendo importantes transmisores de cultura…»
«… En el caso que nos ocupa, el de Sotu Dueñes, el mismo topónimo «dueñes» hace referencia a la existencia en el lugar de una comunidad de monjas, de la Orden de San Benito, las tan famosas benidictinas o monjas benitas, acogidas a la advocación de San Martín, en un monasterio que estuvo muy vinculado a otro que existió en Villamayor, los cuales parecen ser los únicos cenobios femeninos que se fundaron en el medio rural de la Asturias del medievo…» El Convento de San Martín de Sotu, que era como se le conocía, agrupó a un muy reducido número de religiosas (los textos informan de una abadesa y dos monjas), pero a cambio poseía todo lo que era el Cotu de Llames, actual parroquia de Viabañu, al otro lado del Ríu Piloña, por lo que los núcleos de población bajo la jurisdicción del monasterio eran Sotu (actual Sotu Dueñes) y el pueblo de Llames, con los barrios de Les Faes, El Caspio, El Cobayín, La Pesa, La Camperona y La Negrina. Ocupaba las fértiles vegas del río y su entrada en la historia iba acontecer hacia el año 1377…»
«… Aquel año, el enérgico obispo Gutierre de Toledo, nada más tomar posesión al frente del sillón episcopal de la diócesis, llegaba al sitial con el deseo de acabar con lo que él consideraba faltas graves y relajaciones del clero asturiano. Una de las primeras cosas que hace es llamar a reunión a las monjas de los monasterios de Santa María de Villamayor, con sus siete monjas mas la abadesa; así como a las de San Martín de Sotu Dueñes, convocatoria que tiene lugar en el monasterio de San Bartolomé de Nava, a donde acuden a verse con el obispo todas las monjas de ambos conventos. El obispo las acusa personalmente, con sus propias palabras, de no hacer voto de pobreza, ni de castidad, de no vestir hábito, de no llevar vida monástica y de dejarse llevar por
«vicios y costumbres licenciosas» de toda clase y condición, tal y como aparece escrito en el Libro Becerro de la Catedral de Uviéu, en el que se recogen estas acusaciones, textualmente:
«Lubricam vitan ducentes, factores libinidis amplexantes, proles nefandas in Dei opprobium et aliquae ex horribili coitu, publice procreando, abjecta obendientiae jugo, pauperatis votum ni nime observando, nec vellum, nec habitum gestantes monasticum»
(Quienes llevan una vida licenciosa, quienes abrazan a los hacedores de la lujuria procreando públicamente hijos impíos para ofensa de Dios, y algunos, como consecuencia de unas horribles relaciones sexuales, abandonado el yugo de la obediencia, sin respetar el voto de pobreza, ni llevar velo ni hábito monástico)… «
«… Atención, talmente parece que fuesen unos conventos muy desdejados y pícaros, aunque quizás tuviese aún más picardía el obispo. La relajación de las costumbres estaba muy extendida, es cierto, pero ¿por qué empezar por estos conventos?. Una buena respuesta la da el investigador Andrés Martínez Vega en sus estudios sobre los monasterios medievales del valle del Piloña: esta intervención obispal tiene todo el aspecto de estar premeditada: Gutierre de Toledo deja a las monjas «descarriadas» recluídas en el convento de Nava, mandando a sus respectivas abadesas a los de Las Pelayas y a Santa María de la Vega (en la capital asturiana) y seguidamente las sustituye por los «monjes blancos del Císter» de Valdediós
Así, estas supuestas desviaciones de esta también supuesta vida desdejada, en la que ofrecían a todo viajero, pobre o peregrino que por aquí pasaba todo tipo de placeres mundanos, nada mas fuese una socorrida excusa para que otra orden religiosa se hiciese con el control de estos monasterios y sus importantes propiedades…»
«… Por consiguiente, una pequeña comunidad cisterciense pasa a hacer vida en estos cenobios aunque no por mucho tiempo: nada más morir Gutierre de Toledo, su sucesor Guillermo de Verdemonte no demuestra tan buenas relaciones con el Císter, de los que debía
sospechar que querían sustraerse a su autoridad, y restituye en sus antiguas posesiones a las monjas benitas, que recuperan sus fundaciones en este valle. Es entonces cuando se unen definitivamente estos conventos femeninos, pues el nuevo obispo se da cuenta rápidamente de la «gran disolución» que vuelve a haber en el de Sotu Dueñes, ordenando anexionarlo al de Villamayor, intentando poner final a la falta de observancia religiosa en la que aparentemente reinciden estas monjas con…
«grand disolçion que era a grand peligro de sus ánimas de ellas e de otro imporperios de la religión e regla de Sant Benito, las mandó mudar e pasarse al dicho monesterio de Villamayor»
Llegaron entonces años de prosperidad a Villamayor, una buena administración le dio más rentabilidad y una mejora de la situación económica a lo largo del siglo XV y primeros años del siglo XVI. Pero cuando mejor parecían ir las cosas acontece un suceso que iba a repercutir muy negativamente en su futuro: Los Reyes Católicos solicitan y reciben del Papa Inocencio VIII
una autorización para reformar los monasterios benedictinos que acabase con la gran autonomía de la que gozaban aún muchos de ellos, sometiéndolos a todos a una nueva observancia y mandato, muchas veces por la fuerza, en una maniobra para suprimir los pequeños monasterios rurales en favor de los grandes de las urbes. Esto ocasionó que en Asturias los conventos del valle del Piloña fuesen incorporados a las posesiones de Las Pelayas
de Uviéu…»
«… En el año 1530 fray Martín de Piasca, abad de San Vicente, tambien en Uviéu, visita estos monasterios con la misión de «reformarlos», por encargo del Abad General de la Orden, Alonso de la Torre. Fray Martín según llegó lo primero que hizo fue tomar posesión de las propiedades, quitando del cargo a la abadesa Mencía de Mones y exigiendo a las demás obediencia directa al monasterio de San Pelayo, tal y como le tenía pedido también su abadesa María de Grao, que enseguida reparó en las ventajas que iba a ofrecerle el ordenamiento. La abadesa Mencía de Mones fue llevada prisionera la cárcel por culpa de más supuestas «irregularidades», aunque ella aún tuvo fuerza para pleitear a lo largo de quince años por sus derechos e inocencia, hasta que el propio fallo papal, dado en Roma el día 18 de setiembre de 1545, da la razón a Las Pelayas y obliga a Mencía de Mones a «silencio perpetuo» y a pagar las costas del juicio. Una década después, en 1556, los vecinos de Llames, en el antiguo coto monástico, piden permiso para aprovechar las piedras del antiguo monasterio de Sotu y con ellas edificar la ermita de San Martín d’Escoto (ex-coto, perviviencia de la memoria de aquellas posesiones), de la que hablaremos en su momento. Otros materiales fueron llevados a la iglesia parroquial de San Pablo de Sorribes y una imagen románica de la Virgen con el Niño pasó a la capilla del Corriellu aquí en Villar de Güergu…»
«… El monasterio de San Martín de Sotu Dueñes estaba en la vega del Piloña. La construcción de la carretera N-634 debió acabar con los escasos restos arqueológicos que puediesen quedar. El estudioso Andrés Martínez vega indagó en la toponima del lugar para intentar descubrir aún alguna señal de su ubicación, lográndolo: todavía se conservan, en unos campos, los nombres de La Fragua del Conventu, El Monasteriu, La Viña’l Conventu y El Conventu, al igual que una porción de muro situada situada en una de estas fincas y las tradiciones de los habitantes de Sotu Dueñes que cuentan de la aparición de antiguos enterramientos en estas tierras, cuando trabajaban en las huertas. Es todo cuanto queda de un monasterio que acabó más por la picaresca de sus poderosos vecinos y estamentos superiores, que por la supuesta y en todo caso más «inocente» picardía mundana de aquel pequeño grupo de monjas benedictinas»
La gran vega de Sotu Dueñes, atravesada al pie de Villar de Güergu por el ferrocarril, guarda el testimonio de aquellas monjas benitas que tuvieron aquí solar, convento, morada, y dieron nombre al lugar
Y así, desde este balcón-mirador sobre el valle del Piloña, continuamos camino…
Pasamos entre la casa y el cobertizo o garaje
Y en la siguiente bifurcación a la izquierda
Y aquí empezamos a bajar…
Y aquí salimos ya de Villar de Güergu por el Camín de la Reina, donde veremos señalización de otras rutas G.R. que coincidirán con esta diversos tramos
Pasamos así al pie de este caserón
Y nos adentramos en las campiñas y biesca de El Faéu
El Piloña, que forma en esta vega uno de sus grandes meandros, hace de frontera de concejos en medio de su valle
Y en mitad del meandro otro de los puentes de Sotu, el del ferrocarril, que realiza una gran curva, evitando atravesar la vega por el medio, siempre inundable. También la carretera salva los meandros en una sucesión de curvas, y el camino, siguiendo las sinuosidades de las laderas que caen hacia el río
Según bajamos por El Faéu seguimos contemplando el panorama…
Dando nuevamente vista a Sotu, el centro de Sotu Dueñes, cuyo nombre, donnes, se debe a aquellas míticas monjas que lo habitaron en tiempos convulsos. De ello quedaba como sucesora una capilla, derribada por un coche en un accidente, cuyas imágenes de la Virgen del Carmen y San Martín se guardan ahora en una casa en el barrio de Les Escueles. Antes había romería con bollos preñaos (pan relleno de chorizo) al son de la gaita. en tiempos del párroco Don José Antonio Cernuda
En Asturias, como en Galicia y otros lugares, un soto es un bosque ribereño, como es este el caso, de ahí el topónimo Sotu, que acompañado de Dueñes, de donna, las dueñas o señoras, las monjas, habla de su antigua pertenencia a este coto monacal.Es el solar de aquel convento que, según el historiador y cronista de Piloña, Andrés Martínez, pudiera tener su origen en la acción benefactora de los Álvarez de las Asturias, con su poderoso patrocinio
En el siglo XIV este coto se incorpora al monasterio, ejerciendo la abadesa la jurisdicción civil y criminal sobre los habitantes de este territorio, situado a ambos lados del Piloña y comunicado por un servicio de barquerías. La abadesa nombraba anualmente juez, regidor, procurador general, alcalde y depositario general. Cuando tiempo después el obispo Gutierre de Toledo las llama a capítulo, junto con las de Santa María de Villamayor, convocándolas en San Bartolomé de Nava, las hace recluir en este convento naveto tras «cantarles las cuarenta» como hemos visto. Y así, Gutierre que tiene problemas con los cistercienses de Valdediós, intenta congraciarse con ellos dándoles el monasterio y coto de Sotu, viéndose detrás de la operación un importante móvil económico
Con el siguiente obispo, Guillermo de Verdemonte, parece que el castigo cesa, los cistercienses aquí asentados vuelven a Valdediós y las monjas de Sotu regresan a este su solar. Guillermo las visita pero, tal y como hemos dicho, ve que parecen volver a las andadas, y les propone integrarse en el también convento femenino de Santa María de Villamayor, estas aceptan y allí se van, si bien conservan sus rentas. Cuando con el tiempo estas mueren, Villamayor se hace con este coto y lo une al suyo, de ello hay constancia documental en 1512, cuando la abadesa de Santa María acuerda con un clérigo para que de misa aquí en San Martín
En 1545, tras las reformas a las que nos hemos referido, también se extingue la vida monástica de Villamayor y sus donnas o monjas van a San Pelayo de Oviedo/Uviéu, cuya abadesa, Tioda Suárez, autorizará en 1558 a los vecinos de Llames a aprovechar restos del edificio de San Martín de Sotu para edificar una nueva iglesia en su pueblo, a condición que fuese bajo la advocación de este santo…pero esa ya será una historia de la que hablaremos cuando lleguemos allá
Sotu fue además, en tiempos más recientes, lugar muy renombrado por sus buenos bailes y chigres-tienda, como Casa Marina, Casa Emilio Villaverde, Casa Nicho, o el más alejado y por donde ya pasamos, El Puente. También estaba Casa Allende, que celebraba grandes bailes los domingos, acudiendo mozos y mozas de todos los pueblos de los alrededores, principalmente de estos más cercanos: Villar de Güergu, Castiellu y Prunales. Actualmente, más allá y saliendo hacia Arriondas/Les Arriondes, está el merendero de La Güesal
También había buenos madreñeros, como Ángel Escandón, que trabajaba con madera de cerezo y haya, y herreros, como en Cúa. Aquí estaba Ramón el Ferreru, con fragua en La Bolera. Pese a estar siempre bien comunicado, Sotu Dueñes padeció también el éxodo rural, los jóvenes dejaron el campo en su inmensa mayoría para trabajar en la Nestlé de Sevares, en Chupa Chups de Villamayor o en la capital del concejo, asentándose allí. Otros aún más lejos
En nuestros días abren sus puertas casas destinadas al turismo rural
Proseguimos así nuestras andanzas por este histórico Camín de la Reina…
En El Faéu, recuperamos lo escrito en el libro El Camino de Gijón a Covadonga relatando la historia de este histórico itinerario:
«Caminamos por el famoso Camín de La Reina, hormigonado en algunos tramos, allanado en otros, pero que conserva toda la traza de la vieja calzada milenaria que fue desde siempre. El Camín de La Reina fue la principal vía de comunicación entre el centro y el oriente de Asturias el interior, gracias al paso natural de los valles del Piloña y del Nora, hasta la construcción de la actual N-634. Su origen como decimos puede ser antiquísimo, aprovechando este «corredor natural» que hay a lo largo de las espaciosas riberas de estos ríos, un valle largo que desde Uviéu llega hasta el Sella y, aún más allá, hasta Cangues d’Onís…»
«… Durante la romanización se hizo una vía empedrada, la cual comunicaba «Cánicas», la actual Cangues, tal vez una capital de la gente de los vadinienses, con Lucus Asturum (Llugo de Llanera) centro administrativo de los romanos en el corazón del territorio de los astures lugones. Seguro que más de una vez estas pistas y caleyes de ahora pudieron ver pasar a las formadas tropas del Imperio en su labor continuo de vigilancia de los siempre levantiscos habitantes de estas comarcas…»
«… Acabado el poder de Roma, la antigua vía siguió utilizándose como ruta de comunicación a lo largo de muchos siglos. Quizás alguna piedra del camino sea también testigo de la épica escapada de Pelayo
cuando se internó en estas montañas, tras casi ser apresado por sus perseguidores en «Brece», posiblemente el actual Brez por donde pasábamos hace un momento, atravesando entonces el Ríu Piloña para meterse acto seguido por estas quebradas a la búsqueda de apoyos para iniciar una revuelta en toda regla contra el poder de su rival Munuza
(OtmanbenNeza
), el gobernador musulmán del Norte de Hispania. Una historia que hemos también de recordar a su tiempo…»
«… Por este camino han de llegar, después de descubierto el pretendido sepulcro del Apóstol Santiago en Galicia, reinando Alfonso II El Casto, algunos de los primeros peregrinos europeos que se acercaban a Asturias en ruta a Compostela, pasando antes por Uviéu para venerar las reliquias de San Salvador, la más antigua de las sendas jacobeas…»
«… En el año 1858 este camino es acondicionado a lo largo de todo su recorrido, con motivo de la visita de la reina Isabel II a Asturias, saliendo a Cuadonga desde la capital asturiana acompañada por todo su séquito, entre quienes estaban el rey-consorte Francisco de Asís y el Príncipe de Asturias (después Alfonso XII), nacido hacía pocos meses. Después de entrar por el Puertu Payares, visitar Mieres, Uviéu, Xixón y Avilés, el día 28 de agosto la reina llegaba al santuario…»
«… Se cuenta que cuando pasó por este tramo las obras no estaban del todo terminadas y aún seguían empedrando y cortando algunos árboles para permitir el paso de los carruajes. Desde entonces toda la travesía recibe el nombre de El Camín de la Reina, inmortalizando la presencia de la soberana por estos lugares de Asturias»
Efectivamente, sin duda era este entonces uno de los llamados caminos de herradura, que eran a fin de cuentas la mayoría, esto es solo aptos, aparte de andando, para andar a caballo o permitir el paso de mulas, como las que empleaban los arrieros en recuas para el transporte de mercancías. Con suerte habría tramos para pequeños carros, a veces siquiera con rueda: rametos o carreñas. Aún faltaban unos años para el trazado de los pasos de grandes carretas y carruajes, las carreteras actuales. Por ello, abrir por aquí paso para los carruajes de la corte debió ser toda una odisea…
Pero, ¿qué movió a su Isabel II a este viaje a Covadonga, sumamente duro, cuando ni siquiera su madre la regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias lo había hecho en sus visitas a Asturias?
Su viaje a Covadonga, tenía un precedente familiar clave, su díscolo cuñado Antonio de Orleans, Duque de Montpensier había estado un año antes con su mujer, yendo a caballo, y habían instalado con sus auspicios un monolito en El Repelao, allí donde la tradición aseguraba que Pelayo había sido proclamado caudillo, rey, princeps (primus inter pares) o como dijesen, o se interpretasen, las crónicas
Isabel II, como dice el historiador Francisco Cabriffosse, era bien conocedora de la propensión de su cuñado al «enredo» (siempre con ansias de tronos llegaría a financiar la Revolución de 1868 que llevaría a la destitución y exilio de su cuñada diez años después), y con ese acto se puso sobre aviso, decidiéndose ella entonces a aprovechar y recuperar la carga simbólica del lugar, histórica y religiosa, vinculándolo a la corona con el mito fundacional, de la nación y la corona, poniendo también en marcha toda clase de iniciativas para conseguirlo, empezando por el propio sacramento de la Confirmación de su hijo Alfonso (que entre sus muchos nombres tenía precisamente el de Pelayo), que se celebraría en Covadonga, enclave sagrado de la mítica batalla que había quedado muy abandonado tras el incendio del santuario de la Santa Cueva, acaecido en 1777, cuando quemó toda su estructura de madera a causa de las velas depositadas por los fieles
A partir de entonces se emprenderán los trabajos constructivos y las actuaciones pertinentes para sacar a Covadonga que aquellos largos años de decadencia y olvido. Llegarán nuevas visitas, al máximo nivel, y se abordará una remodelación completa del Real Sitio, hacia donde nos dirigimos, participando de ello personajes influyentes que patrocinaron obras y donaciones, como iremos viendo según nos acercamos a la Cueva la Santina
Cuando Isabel II visita Asturias con su séquito, se ponen al día y se conocen sobre la marcha, en reuniones y visitas, diversos asuntos y propuestas vinculadas a la industria, los transportes y solicitudes diversas en la que era aquí una plena revolución industrial con la minería, los puertos, las nuevas empresas, el comercio, las comunicaciones y un sinfín de proyectos y peticiones que se plantearían aprovechando su estancia, ello contribuiría a poner en marcha diversas iniciativas, otras seguirán en largas esperas
Pero este viaje y su carga simbólica serán uno de los ejes de esta visita oficial, tanto es así que a este camino se le llamó a partir de entonces el Camín de la Reina
La visita de Isabel II, que recuperó Covadonga y el camino, fue glosada así por los vates asturianos de mayor prestigio. Así Teodoro Cuesta escribe…
Polvu, tambores, músiques, pendones Soldaos con fusiles rellucientes. Carricoches con dames y servientes, Xenerales, menistros y mandones. Arcos de Triunfu, arena per el suelu Cortinaxe colgao en corredores, Tumbidu de cañón y voladores Que alcen el gozu que nos sobra al cielu…
Camino bien conservado pues comunica todas las fincas que se extienden por esta ladera del monte, al pie de Caldevilla y La Costina, si bien el viejo empedrado prácticamente ha desaparecido
El camín, ahora bastante llano, bordea estos prados y sigue la sinuosidad orográfica del terreno
A la derecha unos prados en cuesta
Allí pastan los caballos
Abajo a la izquierda prau y pumarada
La Cuesta Bodes arriba a lo lejos, siempre como referencia
Más prados a la derecha…
Cruce y de frente, subiendo ahora un poco…
Fincas a los lados…
Sotu aquí abajo
Vemos las casas de la carretera. A lo lejos las estribaciones de Les Argayaes, Monte Oliciu, Picu l’Arbolín… sobre el valle del Sella, señalándonos el camín a Cangues
Ahora un poco de subida
Ganando altura vemos esta vega del Piloña que estamos dejando atrás, entre El Puente y El Barcu y al pie de La Costina
Reconocemos la vía del tren, la Casa’l Fielateru y el apeadero de El Puente, por donde subíamos a Villar de Güergu tras cruzar El Puente Vieyu del Piloña. A lo lejos el Sueve hacia la Sierra del Fitu
Esta es una foto del mismo lugar en invierno, donde con los árboles pelados vemos mejor el paso del río y el trazado ferroviario a nuestros pies. El Piloña hace de frontera, aquí Piloña allí Parres
Caminamos hacia el oeste donde tenemos otra de nuestras magníficas referencias visuales
El Picu l’Arbolín, que delata donde está Cangas de Onís/Cangues d’Onís
Acabamos así un primer recuesto…
Y pasamos junto a una caseta de aperos
El camín realiza un ángulo recto bordeando toda esta finca
Aquí una riega o regueru baja a verter sus aguas al Piloña
Prado abajo…
Y ahora otra subida…
También con buenas vistas
A lo lejos Les Camperes (284) y Monte Caravidales, parroquia parraguesa de Castiellu
Como su nombre indica, hay en el lugar un castiellu o antiguo castro prerromano
Por ahí, hacia La Cuesta Toya, va otro de los caminos hacia Cuadroveña y Arriondas/Les Arriondes, en lo que son otras posibles rutas hacia Covadonga, no señalizadas
El camino sube recto a la sombra del castañar
Volvemos a tener una muy buena panorámica del Sueve al norte
Y en medio El Barriu, en Villar de Güergu, donde hace un momento nos deteníamos a contemplar el valle hacia Sotu Dueñes…
En la distancia el Picu Pienzu, Cocones, Les Duernes, La Govieta, El Sellón…
El Bustacu, Babú, El Catu la Teya, Los Arrudos…
Otra magnífica estampa de invierno de toda esta vega bajo El Barriu, en Villar de Güergu, con el Puertu Sueve dominando la escena
Un magnífico panorama con la luz de la mañana…
Proseguimos pues la marcha siempre admirando paisajes y entornos sumamente maravillosos en estos caminos de naturaleza, historia y leyenda…
Viene ahora otro trayecto bastante llano…
Fincas caballares…
Caballos y manzanales…
Bella estampa equina…
Pasamos la portiella…
Y avanzamos todo recto
Zona de fincas, extensas praderías a ambos lados
Y otro castañéu enfrente
Pastizales a la derecha
Prados bajo Caldevilla y La Cantera
Buenas vaquerías…
Pasamos junto a este tendeyón…
Y seguimos todo en llano y recto…
A la derecha una cabaña en medio de los campos…
Intensos tonos verdes en en boscaje primaveral
Castañares a la izquierda, prados a la derecha
Un poco de cuesta…
Otra cabaña a la derecha
Poste telefónico y torre eléctrica
Tupida arboleda
Entre el ramaje Sotu
Sotu, el ferrocarril y la carretera vistos desde aquí en ivierno. Estamos al borde de un boscoso acantilado fluvial sobre el Piloña
Más camino llano, una delicia para el paseo…
Seguimos todo el cierre de la finca…
Y la línea de torres eléctricas
Y así hacia otro soto de los que dieron nombre al lugar…
Tramos de gran belleza, inmersos en la campiña…
Altos álamos
Crecen las matas de helechos…
Atención ahora luego de pasar esta torre
A la izquierda, donde hay otra torre, hay un buen mirador sobre otro sector del valle
Justo aquí, antes de estas arboledas y de empezar a bajar…
Un nuevo paisaje ante nosotros…
Ahí está La Estación de Sotu, inaugurada, con este tramo de ferrocarril, el 10 de junio de 1903. A la izquierda la carretera N-634 en La Güesal
A la derecha El Puente la Estación de Sotu, paso del Piloña de la carretera PR-3 que comunica con Llames
A la derecha asoma un poco la antigua piscifactoría, junto a la que pasaremos para subir a Llames…
Subida que realizaremos por La Pista los Perales, L’Areneru y La Pista Picuda
Más allá Arobes, el monte Faes y La Peñe Onao
Al empezar la bajada el suelo está hormigonado…
Atravesaremos así, en descenso, otro precioso castañéu…
Umbría de intensos verdores…
Curva cerrada a la izquierda, al pie del prado
Ensimismados con el encanto natural de los sones del bosque autóctono astur continuamos descendiendo
Sigue la pista hormigonada…
Curva a la derecha…
Curva a la izquierda…
Perdemos altura prontamente en este zigzag…
Árbolones venerables
Bajamos a La Riega Carrocea que nace en el Cuetu L’Abolín, laderas de La Cuesta Bodes
Ya llegamos abajo, al llano
Pasamos La Riega Carrocea sin darnos cuenta…
Volvemos a entrar así en el concejo de Parres por términos de la parroquia de Viabañu
Víabañu, una vía del baño o, atendiendo a la forma documentada en la Edad Media, Biauanno, evolución de un latín vicum referido a poblado no fortificado… quien sabe
Vamos saliendo ahora también aquí de este otro soto
Una leve cuesta…
Y ya tenemos de frente La Pista Picuda en la subida a Llames
Y un poco de bajar ahora…
Avanzamos todo recto
Con la vegetación exuberante no llegamos a ver el río Piloña pese a que estamos al lado mismo de él
En invierno sí, y las casas de Sotu
Curva a la derecha…
Flores silvestres…
La siguiente torre eléctrica nos indica el cruce de la carretera PR-3 para tomar La Pista los Perales
Hacia allí nos encaminamos
Esto debe ser la presa del antiguo molino, en un excelente coto de pesca que fue siempre de gran fama, de truchas, reos y salmones. Veamos cómo sigue destacando a lo lejos el Cuetu Ordiyón
Ya caminamos al pie de la torre
En invierno veríamos El Puente la Estación, tal vez en las misma zona donde las monjas tuvieron sus barquerías, comunicación con sus posesiones en el coto de Llames
Ya tenemos enfrente la PR-3 y la entrada de la antigua piscifactoría
Esta es una foto del 25 de agosto de 1991, explorando el Camín de la Reina como alternativa a la carretera en el tramo de El Puente Sotu Dueñes a Ozanes. Vemos que parte de las señales de este camino, instaladas un año antes por una escuela-taller, ya estaban por los suelos. A la derecha Tino Lozano, Presidente de la Tertulia El Garrapiellu, y a su lado uno de los socios de por aquel entonces, Rosendo, compañeros de infinidad de indagaciones históricas y andariegas. Al fondo la piscifactoría, que por entonces debía estar en funcionamiento
Llegamos a la carretera y nos disponemos a cruzarla, a la derecha
Justo por aquí la cruzamos en diagonal de frente
Y es que justo aquí a la izquierda, nada más cruzar, seguimos por la Pista los Perales
Una gran placa nos señala el ramal por el que vamos a seguir
Y así, por Los Perales, donde una placa nos informa de la historia de este Camín de la Reina, subiremos a Llames, en la parroquia parraguesa de Viabañu, donde tendremos cita nada menos que con Gaspar Melchor de Jovellanos y… con el dios «Belenos»
EN LLAMES CITA CON JOVELLANOS. Y EN VIABAÑU, «LA VÍA DEL BAÑO», CON EL DIOS BELENOS (PARRES). EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (15)
Mapa de este tramo de la ruta
La Pista los Perales y señalización del Camín de la Reina para subir a Llames, parroquia de Viabañu
En las vegas del río Piloña, a la altura de la piscifactoría de Sotu Dueñes, los peregrinos del Camín a Cuadonga recorren tierras parraguesas siguiendo el antiguo Camín de la Reina, también llamado aquí Camín Real de Viabañu, parroquia de este concejo de Parres hacia cuyos barrios y lugares nos dirigimos por esta pista, Los Perales, donde un cartel nos informa del viaje de Isabel II a Covadonga en 1858, siguiendo este antiquísimo camino que, al ser habilitado para circular sus carruajes con familia real y séquito, pasó a ser conocido como Camín de la Reina
Anagrama caminero
Y también una descripción de Gaspar Melchor de Jovellanos dedicada a cómo estaba este camino, también llamado Camín Real de Viabañu, cuando él lo recorrió, sesenta o setenta años antes que Isabel II…
«A la salida de Infiesto en las dos leguas hasta Llames de Parres se encontraba un mal paso. Desde la orilla de la Casa de Pandiello (La Venta), empieza uno de los caminos más perversos de Asturias, no solo en el famoso Golondrón, sino antes y después hasta llegar al Puente de Cangas»
Una de sus hermanas, Juana Jacinta, estuvo casada en Llames, historia de la que muy pronto habremos de hablar
Sello de Isabel II de 1851
La carretera local PR-3, que comunica Sotu con Llames y que acabamos de cruzar, sube por la ladera a la derecha. Nosotros seguiremos de frente por Los Perales
El camino sigue llano y recto junto al muro de la antigua piscifactoría
Pasamos las antiguas casetas y naves de sus abandonadas instalaciones
La piscifactoría ocupaba la parte de esta vega más pegada a la orilla del Piloña
Según nos acercamos al monte y subida a Llames abundan las arboledas…
Crece el matorral en los brotes primaverales
En este lugar, La Riega Escura lleva sus aguas al Piloña, río del que vamos a ir apartándonos poco a poco
Y desde Los Perales el camino empieza poco a poco a subir a Llames
La pista se adentra en la espesura
Finca a la derecha, por allí baja La Riega Escura
Al fondo, al final de los prados, pasa la carretera local de Sotu Dueñes a Llames
La cuesta se va empinando poco a poco…
Curva a la izquierda para ganar altura…
Y curva a la derecha…
La senda atraviesa el bosque cuesta arriba…
Llegamos a L’Areneru
L’Areneru recibe este nombre por una cantera de arena, abandonada, que veremos según subimos, entre los árboles, a mano derecha
La arena se empleaba para la construcción y para otros menesteres como la limpieza de las chapas de las cocinas de carbón
Viene lo más arrimado de la cuesta, La Pista Picuda
La pista zigzaguea un poco, es un repecho fuerte, pero no muy largo
En el viaje de la reina Isabel II que reaprovechó esta vía romana, además de que en algunos tramos habían de abrir paso, a golpe de hacha y machete, a los carruajes de la comitiva
Pese a las obras de adecuación realizadas para este viaje regio, se requirieron parejas de bueyes y vacas para ayudar a tirar de los coches en estas fuertes pendientes
Al final no fueron utilizadas todas, los dueños de las que sí, cobraron, los otro no, lo que provocó una reclamación de los mismos, personándose en el Ayuntamiento, para que se les sufragase con fondos municipales
Aún faltaba medio siglo casi para que llegase el ferrocarril al valle, y algo más la carretera
Todavía en los años 60 del siglo XX algunos de los pueblos de esta margen del Piloña estaban comunicados por lancha, servicio de barqueros, con la carretera
Tramo recto
Y va acabando la cuesta…
Terminado la subida enlazamos con otro camino y seguimos de frente…
Pasamos al pie de una finca…
Un poco de curva, ya en llano, o casi…
Y salimos de la
biesca
Llegados arriba el paisaje cambia, seguimos de frente en un entorno verde y abierto de prados y algunos bsoquetes y pumaraes
Buen paisaje al oeste, campos y montañas
Reconocemos las líneas de cumbres que cierran por el este el valle del Sella, del que el Piloña es afluente
Primeramente, vemos a la izquierda Faes o La Cueste Faes (418 m), monte situado en tierras canguesas en la ribera oriental del Sella, justo encima de Arriondas/Les Arriondes, capital de este concejo de Parres
Aquí más cerca de nosotros Arobes, también perteneciente, como Llames, a esta parroquia de Viabañu
Más a la derecha de Arobes y más lejos, también sobre el valle del Sella, otra línea de cumbres, la Collada Ordial, L’Argayada (309 m), La Peñe Pandu (411 m) y, más atrás el Mofrechu (897 m), sierras de Santianes, Escapa y Cuana
Más a su derecha el Picu L’Arbolín (573 m), que es una buena referencia visual y geográfica también, pues está justo encima de Cangas de Onís/Cangues d’Onís
A nuestra izquierda, prados abajo, en lo profundo de esas boscosas laderas, discurre el río Piloña
Más arriba los altos de Arobes llegan a los 203 metros de altitud. A la izquierda divisamos algunos lugares de Prunales, en Castiellu, como El Colladín y El Cantiniellu, en La Cuesta Toya
En esa vertiente el paisaje es similar a esta, prados y boscaje
A la izquierda el Sueve, con los 1.161 metros de altura del Pienzu dominado el panorama. A sus pies el Beluenzu (1.034 m) y a su derecha Cocones (1.080 m), y el Picu les Duernes (1.059 m)
Más cerca reconocemos la iglesia de Santa María Magdalena de Castiellu, del siglo XVIII, solar de un antiguo castro que dio nombre a la parroquia
La misma imagen en invierno, con los árboles sin hoja, que nos permiten ver mejor el pórtico, cabecera, nave y espadaña del santuario
Su hermoso campo da vista a este formidable paisaje de valles y montañas
A nuestra derecha, prados arriba, barrios y quintanas de Llames, que paso a paso iremos viendo…
Arriba La Cuesta Bodes o Sierra Bodes, que llega a los 701 metros en el Picu Masáltu. es una prolongación parraguesa de la Sierra la Frecha, alturas al sur del valle del Piloña
El camino recorre los prados de estas laderas
Arriba El Caspiu, uno de los barrios de Llames por los que vamos a pasar
Y ahora sí que tenemos una vista muy completa desde las cimas y falda sur del Puertu Sueve, al norte. De izquierda a Ferecha el Cantu la Teya (728 m), El Sellón (1.027 m), La Govieta (1.025 m), Les Duernes (1.059 m), Cocones (1.080 m), Picu Pienzu (1.161 m), Les Cuerries (1.114 m), Les Corripies (1.033), Picu Miruenu (1.137 m), Fontanuelles (1.054 m), La Palombera (1.042 m), Picu Maladín (1.095 m), Picu los Cuervos (859 m), Cuetu Ordiyón (717 ,) y Antayo (554 m)
Entre Antayo y el Cuetu Ordiyón la campera La Salgar separa ambas alturas, mientras que la collada Campucima separa a este benjamin de sus hermanos mayores de este monte que nuestra referencia visual, orientativa y geográfica, durante gran parte de esta ruta andariega, y va a seguir siéndolo un buen trecho más
Por La Faza la Güerta el camino dibuja una larga recta
Vemos luego el camín subiendo a la derecha por el prado, hacia El Caspiu
Los topónimos con raíz en Bode se basan en palabra prerromana y céltica vinculada a las aguas con el significado primigenio de fuente, ampliamente registrada en los nombres de lugar
La palabra, además del extendido topónimo con raíz bod y bode, daría origen a teónimos y antropónimos, así como nombres y gentilicios en gran parte de Europa: nombres propios como bodenus o boderus, los antropónimos en Bod y Bode, boddus en Cantabria y Germania o divinidades como el dios Bodo, al que se dedica una estela en Villapalos (León)
Capítulo aparte merece el caso de Bodica o Boudica, la famosa reina de los britanos icenos que se sublevó contra los romanos, aquí se le ha encontrado más relación con el también céltico bouda, victoria, lo cual, etimológica y lingüísticamente está estrechamente vinculado con «suerte». El nombre existió también, sabido es por inscripciones, en el área gala y lusitana y, por un error de transcripción medieval de los textos del historiador romano Tácito, fue conocida también como Boadicea
Paisaje ahora a nuestra derecha de La Faza la Güerta y el camino por donde acabamos de subir
En medio vemos un cueto, Sorribes, por su cresta caminamos viniendo de La Goleta y Miyares
A sus pies un par de aldeas…
En medio Villar de Güergu, donde enlazábamos con el Camín de la Reina subiendo desde El Puente Sotu en el Piloña. Debajo asoma parcialmente Sotu Dueñes y arriba a lo lejos el cónico y fácilmente identificable Picu Viyao, hábitat castreño que luego fue fuerte romano a 575 metros de altitud. Aún más en la distancia y a su izquierda el Monte Incós (582 m), en Cabranes. Estas montañas fueron también nuestra referencia geográfica e histórica al entrar en el concejo de Piloña procedentes de Villaviciosa
Entre Villar de Güergu y Sotu Dueñes está la gran vega del Piloña en El Barcu, topónimo de delata las barquerías existentes antes de los actuales puentes
En esta foto de invierno vemos los barrios más altos de Sotu Dueñes, así como todo este soto, bosque de ribera, de las monjas, donnas, dueñas, señoras, del extinguido monasterio allí existente que dominó este territorio con su propio coto monacal. el convento de San Martín de Sotu, protagonista de unos episodios más truculentos vividos en el seno de la Iglesia en la baja Edad Media asturiana, del que hablábamos muy abundantemente en el capítulo anterior, y del que algo habrá que volver a decir
Más a la izquierda de Villar de Güergu La Costina. A lo lejos la Sierra Pesquerín
Bajo nosotros La Faza la Güerta y sus pomaradas
A la izquierda el camino, saliendo del bosque de L’Areneru y la Pista Picuda
Por ahí pasábamos hace solo un instante
Y por aquí seguimos, en El Caspiu
Pero no llegamos a entrar en el barrio, sino que tomamos el camino de la IZQUIERDA
Sí podemos detenernos en esta placa que informa de la historia del camín…
Atentos a la señal, y acaso estuviese tapada o desaparecida la referencia es este cruce, que va a la iglesia de San Martín de Escoto
Camino que es también una ancha pista que comunica estas fincas
Es la Pista Samartín, que se dirige a la capilla de esta advocación, muy cerca ya de aquí
Campo de frutales, pasamos junto a una casa de piedra…
Pronto termina la cuesta…
Y seguimos caminando en llano
Bañeras y frigoríficos reciclados como bebederu, abrevaderos para las vacas
Bordeamos una finca cerrada…
Y ya vemos, en un altozano al lado del camino, el santuario de San Martín de Escoto, otro de los monumentos más significativos de la ruta, de origen alto medieval pero reedificado casi enteramente en el siglo XVI, a raíz de que en 1558 Toda Suárez, abadesa del monasterio ovetense de San Pelayo, al que había pasado casi tres décadas atrás, en 1530, el extinguido convento femenino de San Martín de Sotu (Sotu Dueñes), daba permiso a los vecinos de Llames, que formó parte del antiguo coto monacal, desaparecido en 1441, para emplear los restos constructivos del extinguido convento de San Martín para fundar, o refundar más bien, un templo en el pueblo, una iglesia propia
La condición de la abadesa Toda Suárez era que el nuevo templo a construir conservase la advocación de San Martín, tal y como se hizo, pero añadiéndose de Escoto, evolución de ex-coto, esto es, una obligada mención al desaparecido coto de las monjas de Sotu Dueñes, al que, reiteramos, había pertenecido Llames, y por ello, sus habitantes solicitaron reutilizar componentes del antiguo templo, tal como se hizo también en Villar de Güergu y en Sorribes
Realmente en este lugar ya había una ermita, mucho más antigua y pequeña, de estilo Arte Asturiano, prerrománico, dedicada a Santa Lucía, la cual ha quedado anexa al templo, sobresaliendo por la parte posterior del lado sur, junto al altar (a la derecha del edificio en esta foto)
Ya estamos de frente a la portada principal, la más trabajada…
Vemos al fondo El Colláu, lo que viene a ser el centro y barrio principal de Llames
Según nos aproximamos, se va a hacer patente esta interesante unión de épocas y estilos, pues a la parte prerrománica de la capilla de Santa Lucía se le unirían, por una parte elementos románicos traídos de San Martín de Soto, y por otra góticos y renacentistas de nuevo cuño para acoplar todas las diferentes partes en la nueva construcción
Este es el muro norte, normalmente el más sobrio, casi siempre en sombra. Nos llama la atención el ventanuco cuadrado arriba a la derecha de la nave
Situada en un altozano, el edificio de esta iglesia es de una sola nave y cabecera cuadrada, cuyos contrafuertes, muy del gusto gótico, tal vez se hicieron para sostener la bóveda sobre el altar, situado en el interior. Estos muros son todos parte de la obra constructiva del siglo XVI. Su aspecto actual obedece a la profunda restauración llevada a cabo en 1985. En 1994 fue declarada Bien de Interés Cultural
Para visitar el santuario vamos por ejemplo a ir a la izquierda bordeando su cabecera cuadrada…
La cabecera dispone de un ventanuco orientado al este que aporta luz al altar. Al mismo tiempo que damos la vuelta al santuario podemos contemplar los barios de Llames situados ante ella
Hay aquí además una mesa con bancos de madera a manera de zona de descanso en este mirador ante el pueblo de Llames. A la derecha El Cobayín y a la izquierda El Colláu, El Colláu Llames
Y en El Colláu Llames asoma entre los árboles la parte de atrás de El Palaciu, con su torre, donde vivió Juana Jacinta, hermana del ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, quien la visitaba en sus viajes a Covadonga. De ello hablaremos dentro de poco. Justo debajo el vemos el camín, subiendo a la carretera PR-3 para entrar en Llames
Más a la derecha está El Cobayín, otro de los barrios de Llames, donde se encuentra la Casa Ángel Pando, renacentista del siglo XVI (la blanca en medio de la foto), por lo que sería contemporánea de esta iglesia de San Martín de Escoto
Pasando el contrafuerte hacia la parte sur del santuario veremos La Negrina y La Casiella
Primeramente la capilla de Santa Lucía, el más antiguo oratorio, con su ventanuco orientado al sur
Y al sur está una de las dos portadas de San Martín de Escoto, que vamos a inspeccionar ahora
Esta portada sur es más sencilla que la principal, que veremos seguidamente, pero muestra detalles de sumo interés
Muestra arco de medio punto rodeado de una moldura rectangular o alfiz
Este alfiz presenta decoración estriada y descansa sobre dos ménsulas
La derecha se ve bastante claramente que es un ángel, se identifican perfectamente su cabeza y alas
La izquierda está mucho más gastada pero parece ser también un ángel
Vemos su posición respecto a la capilla de Santa Lucía
Este lugar es también un excelente mirador hacia los barrios de Llames que se extienden a lo largo de la carretera PR-3 y más arriba
Los ya citados de El Cobayín, La Negrina y La Casiella
Un poco más arriba La Riega Villar y L’Informáu, al pie La Cuesta Bodes
Un poco más abajo, por esa ladera, vemos la carretera, en llano
Más a la derecha, a la entrada de Llames por la PR-3 según se sube de Sotu Dueñes, vemos parcialmente La Pesa
La Pesa, unas casas posesión de «antiguos señores», donde sus caseros pesaban el grano que se llevaba a moler monte arriba, al Molín de la Pesa, que funcionaba con el agua que bajaba de un arroyo nacido en esa falda de la montaña. El molino, sus cimientos, aparecieron hace unos años, contándonos esta y otras historias Luis Barredo, vecino del lugar
Y allí estaba el albergue La Pesa de Arriba, pionero que fue en acoger, aparte de turistas y visitantes en general, peregrinos de la ruta a Covadonga y también, a Santiago, por caminos no señalizados oficialmente aún con su concha y mojón (el Camín de la Reina), pero que figuran en no pocas guías
Antaño, hasta los año 80, a veces se hacía la ruta «del tirón» desde Gijón/Xixón caminando día y noche y descansando solo para comer, cenar, o reponer fuerzas. Luego descubrimos en Casa Gaspar, en El Colláu, había unas pocas plazas en habitaciones, pues había sido una venta caminera, de la que pronto vamos a hablar. Poco después hacíamos uso de este albergue, inaugurado con toda la ilusión, hasta que Carmen López, su alma mater, se jubiló, muy merecidamente, en 2010, tras largos años de buen hacer, también en su suculenta cocina con sus especialidades gastronómicas, como gran y amena conversadora. Luego en Casa Gaspar, La Venta, o La Venta del Colláu, se ampliaron los alojamientos y plazas y abrieron más posadas y negocios de turismo cerca, como en La Calvera, y en toda la ruta: La Vega los Caseros, La Riera (Covadonga), Romiyu, Sietes, Breceña, Amandi, etc
Más a la derecha El Caspiu no se llega a ver bien ahora, oculto por los árboles
Recorremos la nave hacia la portada oeste, la principal
Al norte divisamos Prunales, en la parroquia de Castiellu
Vamos primeramente a ver la portada principal, la que mira al camino. Según María Cruz Morales y Emilio casares en El románico en Asturias, es del siglo XV. Arriba, otra pequeña ventana estilo saetera
Un alfiz enmarca el arco que, encima y a los lados, presenta interesantes elementos decorativos cincelados
Arriba dos ángeles sosteniendo una cruz, representación de la Cruz de los Ángeles, gran joya de la catedral ovetense de San Salvador, y su leyenda, la de que sus artífices eran ángeles
Abajo en la clave de la portada parece verse un rosetón con una cruz de malta o similar
A los lados de la portada están las ménsulas del alfiz, con elementos decorativos geométricos. Entre estas y el hueco de la puerta, en las piedras del dintel, distinguimos bien otros detalles
A la derecha del citado arco hay un escudo cuartelado: en una de esas cuatro porciones aparece un caballo con un caballero de rodillas, en otra una flor de lis, en una tercera cinco puntitos que pueden ser un símbolo heráldico de alguna de la zona, y en una cuarta la Cruz de Malta
A la izquierda un jarrón. El alfiz también presenta esculpidos algunos detalles, vegetales y geométricos
Accedemos al interior…
La nave se cubre con estructura de madera, a dos aguas, mientras la cabecera es de bóveda de crucería nervada. El arco de triunfo, ligeramente apuntado, denota ser reconstruido, en él los capiteles son seguramente elementos traídos del antiguo monasterio
Se supone son románicos, del siglo XII, si bien el motivo de los haces de palma y el sogueado de arriba son muy propios del Arte Asturiano. Este es el del lado izquierdo
Y este el derecho. A su izquierda, en esa esquina de la cabecera, una de las ménsulas en las que descansan los nervios de la bóveda de esta capilla mayor
Representa a un ciervo, muy fácilmente reconocible con sus astas
Otro es un capitel románico de motivo similar a los del arco triunfal que hemos visto. este y el anterior son los del lado oriental
Las ménsulas del lado occidental representan rostros humanos: un hombre
Y una mujer
Arriba, las nervaduras de la bóveda que sostienen estas ménsulas, nervios que confluyen en una clave donde se representa un ave, tal vez águila o paloma. Entre otras imágenes, como la Santina de Covadonga, preside el altar San Martín en su versión de soldado romano de caballería compartiendo su capa con un mendigo, su escena más representada, aparte de obispo
Se vincula su advocación a las peregrinaciones pues se revela que el culto a San Martín de Tours fue traído por peregrinos francos, si bien desde tiempo atrás aparece vinculado a la recolección y al pago de las rentas
Pasamos ahora a la capilla de Santa Lucía, anexa y de planta trapezoidal, el elemento más antiguo, sobre el que se hizo en nuevo santuario. En el interior hay pinturas del siglo XVI, si bien con fuerte impronta medieval, sencillas y muy deterioradas
En la bóveda, cuyas imágenes pueden darse por perdidas, sabemos por los estudios realizados, que representan a Cristo en Majestad, sedente, frontal, con corona y que realiza el gesto de la bendición con una mano mientras con la otra toma la bola del mundo
Una cenefa con pinturas de querubines alados separa la anterior imagen de las pàredes de la capilla
En las paredes las pinturas representan a Santa Lucía, la patrona de la capilla, y e el Entierro de San Martín, el patrón del santuario
Vueltos al exterior vamos a fijarnos primeramente en el paisaje que dominamos desde el campo enfrente de la portada de la iglesia
De frente, al norte, a los pies del camín, el valle del Piloña, por donde discurren, paralelos al río, el ferrocarril y la carretera N-634
Allí, entre Prunales y Arobes la montaña forma sobre el río unos grandes acantilados. Sus desprendimientos obligaron a construir un túnel para proteger el paso de vehículos por la N-634. Arriba asoman dos picos, de los que ya hemos hablado también en el anterior episodio: a la derecha El Picu Moru (549 m), a la izquierda La Forcada o El Cotaraxu
El Picu Moru es el de la derecha. Aquí abajo El Prau Redondu, en Prunales, Castiellu
Un gran murallón pétreo, a manera de alto acantilado fluvial, forma una pared natural donde el valle se estrecha en un desfiladero. Hay allí algunas cuevas y abrigos donde se han hecho hallazgos arqueológicos de lotes de piedras trabajadas atribuidas al Paleolítico Superior, sin duda primitivos asentamientos humanos de cazadores y recolectores que aprovecharon su proximidad al río
La Forcada, pequeña serranía cuya cúspide es el Picu Bandera (397 m), destaca por su gran cortada entre La Rasa y el Picu Castiellu, solar este de una fortificación altomedieval de la que quedan algunas señales, vinculadas con otra existente en La Peña’l Villar (291 m), cuya cima asoma un poco justo enfrente más abajo
Más cerca El Cantinellu, en Prunales, bajo el Monte Caravidales y Les Camperes (283 m)
A lo lejos la Sierra del Fitu, prolongación del Sueve hacia el este (aquí cubriéndose por las nieblas costeras)
A la izquierda toda la línea de cumbres del Sueve con el Picu Pienzu
Aquí cerca el campo de la iglesia de Castiellu, sobre Prunales
Justo sobre la iglesia ahora el Picu Beluenzu (1.034 m), a la izquierda del Pienzu y más abajo
Y luego las cimas hasta el Ordiyón, Antayo este a su izquierda con La Cuesta Miyares, y a lo lejos nuevamente el Picu Viyao y el Monte Incós, los altos de Sorribes y, abajo, Villar de Güergu y Sotu Dueñes
Dando vuelta al santuario regresamos de nuevo al camino…
Allí tenemos el monte Faes o Picu la Cerica (418 m), con La Cueste la Cobiella
Las sierras hacia el Monte Oliciu y a lo lejos Santianes y el Picu Mofrechu
Mucho destaca el gran desprendimiento de L’Argayón o Les Argayaes, en la lejanía
Solamente se ve (a la derecha de la casa), su parte más alta, pero su roca rosácea destaca en la montaña
Una tradición popular afirma que la hizo el mismo diablo arrastrando a su madre por los pelos en aquellas quebradas
Tal vez reconozcamos un poco a la derecha la línea de casas de Romiyu, siguiente pueblo de este itinerario, pero lo que más destaca en lontananza es el Picu l’Arbolín
Además de orientarnos hacia donde queda la capital canguesa, geográficamente el Picu l’Arbolín es considerado la transición montañosa entre el Alto Sella y el Bajo Sella, próximo ya a desembocar en el Cantábrico
Es también llamado por los pastores de la zona La Peñe L’Ornia. El Grupo de Montaña Peñasanta coloca todos los años un Belén de cumbres en su cima
Bajamos pues del campo de la capilla a La Pista Samartín
Y emprendemos ruta hacia El Colláu
Allí se concentran las casas, en torno a una plaza
Esta es la cuesta que vamos a seguir
En la pista otra placa informativa del Camín de la Reina
Al fondo a la izquierda los prados de L’Oteru, otro de los barrios de Llames
Este primer tramo va todo en llano
Enlazamos con otra pista y seguimos a la derecha
Aquí empieza la cuesta a El Colláu
Según subimos tenemos una preciosa vista a la derecha
La capilla de San Martín de Escoto y al fondo El Caspiu, que ahora sí vemos, entre las arboledas
Más allá de El Caspiu ahora asoma mejor La Pesa. Más a lo lejos asoman las casas de Caldevilla, solar de antiguos baños romanos, de los que aparecieron elementos de sus termas
Maizal en junio…
Casa Ángel Pando, no vemos su fachada renacentista, que mira al otro lado, a la carretera
Subimos ahora todo recto y directo…
Último repecho hasta la carretera…
Aquí empieza el suelo de hormigón
Pasamos junto a una caseta…
Y llegamos a la carretera
Otro buen lugar para contemplar el paisaje
Al llegar a la carretera tendremos a la derecha una mejor vista de El Caspiu, hasta cuyas «puertas» llegábamos antes de tomar el camino a la iglesia. Ahí está la Casa les Monxes, con ciertos elementos muy antiguos en el interior, piedras cinceladas y gravadas con cruces y otros signos, así como lo que fue un arco de medio punto, que la tradición popular quiere relacionar con las monjas del antiguo coto
Llegados a la carretera PR-3 caminamos a la izquierda
En El Toyu la carretera hace aún un poco de cuesta hacia El Colláu, el núcleo de población más grande no solamente de Llames sino de toda la parroquia de Viabañu
Las señales del Camín a Cuadonga y del GR-105, aquí coincidentes
Y así vamos ya carretera adelante pisando asfalto
Cruce y de frente hacia arriba
Plantación de pumares para manzana de rica sidra asturiana
Al fondo La Cerica o Faes
A la izquierda el Sueve, la Sierra del Fitu y el valle del Piloña
Monte Caravidales
Y ya estamos entrando en El Colláu, con sus casas bien concentradas en torno a una encrucijada
Y ya vemos la arbolada plaza central del Colláu Llames
A nuestra izquierda El Llagar o la Casa’l Llagar
Y más arriba los campos de El Palaciu
Va acabando la cuesta en una bifurcación al llegar a la plaza
Es un pequeño parque, con bancos y parada del autobús, al fondo está La Bolera
A la izquierda la antigua escuela es ahora sede de la Asociación de Mayores «Amigos de la Cuesta Bodes». Tuvo bar pero en el momento de escribir estas líneas permanecía cerrado. Detrás están Les Cases de los Maestros
Esta es una foto de cuando estaba abierto el bar. Más allá hubo antaño otro chigre, el bar de Cardín, muy volcado con los peregrinos allá por los años 90, cuando El Garrapiellu empezaba a dar a conocer activamente el camín
De la escuela puede seguirse de frente continuando camino, pero esta plaza es un buen lugar para hacer un alto
Máxime si queremos tomar algo y/u hospedarnos en Casa Gaspar, a la derecha, históricamente La Venta o La Venta del Colláu, con su chigre, comedor. y habitaciones rurales de La Posada de la Venta
A la izquierda enfrente de la plaza, La Bolera
Y a la derecha la entrada a El Palaciu
Podemos asomarnos un poco a ver este conjunto, en lo más alto de El Colláu
A la derecha otra vista de la Casa’l Llagar
Y a la izquierda las Casas de Aldea El Llagar, casa-cuadra del siglo XIX, rehabilitada para el turismo rural
Y al fondo, el gran caserón de El Palaciu, donde vivió la hermana. Tomamos aquí de base unos textos revisados de El Camino de Gijón a Covadonga para explicar aquel episodio:
«En El Palaciu Llames vivió una hermana mayor de Jovellanos
, llamada Juana Jacinta
, quien tuvo que venir desde Xixón a Parres a vivir, de muy niña, después que se amañase un «matrimonio de conveniencia», en 1756, con un caballero de Llames: Juan Antonio López Pandiello
, viudo de sesenta años que podría por edad ser su abuelo, pues ella tenía ventitrés
Era el siglo XVIII y entonces los casamientos de este tipo eran norma generalizada en la sociedad dieciochesca. Jovellanos mismo cuenta que al principio su hermana tuvo que soportar lo indecible por culpa de este matrimonio arreglado, tanto que incluso le inspiró a él para preparar una comedia sobre el asunto, El Tíu Juan, que según el biógrafo y estudioso de Jovellanos, José Miguel Caso González, estuvo basada en el matrimonio de su hermana…»
«… Cuando López Pandiello muere en 1765, Juana Jacinta es la heredera universal de todas las posesiones de su marido, tenía 31 años y empezaron a rondarla muchos pretendientes, pues además de rica era guapísima Ella se guio más por el amor pues se casó con el más pobre de todos, al que ella más quería, Sebastián de Posada y Soto
, en el año 1766, pero solo seis años más tarde, en el tercer parto, Juana fallecía. Estos rincones de Llames son testigos, como todas las viejas caserías del extinto «Coto de Llames», de esta corta, trágica, pero romántica historia de amor…»
«… Después de la muerte de su hermana, que era once años mayor que él, Jovellanos sigue pasando por Llames y así lo plasma en sus diarios, como este del 24 de julio de 1795 en el que, pese a los muchos años pasados de su muerte, la sigue añorando:
«…tristes recuerdos de los alegres días pasados allí en vida de mi hermana Juana, gloria felicis olim viridisque juventae, el lugar se encuentra en deliciosísima situación, todo plantado de roble, castaño, fresno, haya, tilo, a cual más bello; famoso juego de bolos; vista en extremo agradable de la montaña que está de la otra parte del Piaña (Piloña); su ladera muy poblada, plantada y cultivada…»
«… El ilustrado recordaba con nostalgia los momentos felices aquí pasados, en este mismo pueblo y posada que tan bien nos acogió desde siempre, desde la primera vez que por aquí pasamos en 1991, buscando una alternativa a la carretera nacional, mucho antes de señalizar la ruta, pues antes lo usual era que desde El Puente la gente caminase ocho kilómetros por el arcén hasta Ozanes, un verdadero calvario de ruido, tráfico, monotonía e inquietud. Creemos que el cambio mereció la pena«
Luego de este gran encuentro con la historia jovellanista volvemos a la carretera
Y seguimos hacia la derecha
Directamente a La Venta del Colláu, de la que se dice fue la residencia de Juana Jacinta en su segundo matrimonio, en el lugar en el que habría una venta posadera de este antiguo camino
Según nos acercamos, vamos a recordar lo escrito en el libro El Camino de Gijón a Covadonga, explicando el lugar y su historia:
«La Venta es una casona de planta alta, mirando hacia esta plaza y hacia el camino, no en vano fue desde tiempo inmemorial vivienda, taberna, posada (por eso La Venta) y parada de diligencias. Ahora hay bar y al lado unas buenas habitaciones de alojamientos rurales exquisitamente habilitadas con toda la elegancia y confort pero también guardando toda la esencia rural de estas construcciones…»
«… El nombre del caserón está puesto en la base de una pipa de sidra incrustada en la fachada, encima de la puerta del bar…»
«… A la derecha está la entrada a los alojamientos, con un gran tendeyón primorosamente restaurado…»
«… decorado con ruedas de carro del país y aperos de labranza, y bajo su gran tejado, a cubierto, una enorme mesa de madera con bancos para sentarse, larguísima y totalmente rústica, que nada más verla, dan ganas de ir allá antes de nada…»
Ruedas del carro del país con sus ejes en forma de «H»
Enseres agrícolas en un pequeño museo etnográfico
En el muro, ruedas de molino…
Vamos a pasar al bar…
Admirando esta gran fachada…
Y pasamos al interior…
Aquí también sacamos este texto del libro del camino:
«… Si entramos primero al bar, es unentrañable «chigre de pueblu de los de tola vida»,
con la barra de despachar a mano izquierda y atrás la cocina, de suculentos quehaceres cocineros. Les fabes con xabalín
son una especialidad, pero todo lo relacionado con la caza, la carne, los postres, la gastronomía asturiana en general. Siempre tienen los clásicos platos para los caminantes, las patatas fritas con huevos y chorizo, carne, jamón o similar, pero por encargo pueden preparar sus excelencias gastronómicas más sobresalientes, ellos mismos os dirán…»
«… Enfrente de la barra, están las mesas y las sillas, siempre hay gente conversando, sentados o de pie, jugando a las cartas, viendo la tele, bebiendo una pinta, un café, un cacharru, lo que cuadre…»
«…De frente al fondo hay una puerta que da paso a un comedor, amplísimo, con chimenea, acogedor y, una cosa que pocas veces se ve: ¡¡¡se conserva un escenario, el corral de comedias, de cuando se representaban obras de teatro en los pueblos!!!, con todo su mobiliario, ¡no dejéis de preguntar por él!, testimonio de aquellos tiempos en los que las compañías locales «echaben la comedia»
actuando de aldea en aldea…»
Una verdadera joya encontrarse con esto, no es nada fácil hallar un lugar así
Una joya del pasado más reciente de estos lugares del Camín a Cuadonga
Volvemos a pasar por la barra
Y admiramos las fotografías…
Muchos visitantes y momentos felices…
Camín a Cuadonga a caballo en 2005
De sus habitaciones escribíamos también:
«… A la derecha del bar, como hemos dicho, está la entrada a La Posada de La Venta, queson las habitaciones, que abajo, por donde se entra, disponen de varios espacios comunes:salón-biblioteca, con sillones, chimenea y una cocina.A la derecha del bar, como hemos dicho, está la entrada a La Posada de La Venta, queson las habitaciones, que abajo, por donde se entra, disponen de varios espacios comunes…»
Volvemos al exterior…
Y seguimos recordando…
«… No siempre fue La Venta exactamente así, en nuestras primeras expediciones buscando un buen itinerario, estaban el bar, con tan buena comida como siempre y unas habitaciones en la planta alta, eran pocas plazas.
Otros dormían en el albergue de La Pesa, o sino, aquí, «nel boqueru la tenada», arriba encima del establo de las vacas, sobre la cuadra, donde se guardaba la hierba curada, como bien se acuerda Mari Nieves, que siempre que vamos nos habla de aquellas tertulias, paliques y parrafadas que echábamos, ya de aquella, con su marido Gaspar, al que ella siempre se refiere más cariñosamente como Gasparín.También alguien tuvo que dormir alguna vez en las gradas de la bolera. Mucho han cambiado las cosas desde entonces…»
«… Por La Venta pasó también Isabel II en su viaje oficial al santuario en 1858… «llegué conocer yo de rapacín a un paisanu mayor que decía que de neñu dio-y un vasu agua a la reina, que tenía apeáose del carruaje pa beber algo», nos relataba una vez Gaspar…»
Aquel fue el viaje, en el que según comentábamos en el capítulo anterior, además de visitar las principales poblaciones asturianas, bañarse en la gijonesa Playa de Pando o Arenal del Natahoyo, y celebrar reuniones, así como participar en fiestas y agasajos para ella y su séquito, se decidió a visitar Covadonga, con la idea de vincular su carga simbólica, religiosa, histórica, social y política con la monarquía, recuperando el mito de los orígenes en un momento en el que Covadonga aún languidecía a causa del gran incendio de 1777, en el que, a causa de un accidente con las velas de los fieles, prendió fuego el santuario de madera o «templo del milagro» que por entonces tapaba la Cueva
Ya a solo 20 kilómetros de Cuadonga, desde La Venta del Colláu retomamos ruta
Hasta danzarinas y gaiteros escoceses se dan cita en esta preciosa plaza de Llames
Placa con la historia de todos y cada uno de estos parajes del Camín de la Reina
Bifurcación y a la derecha
A la derecha La Bolera. También alguna vez se durmió aquí, en sacos
La Escuela y Les Cases de Cardín, donde estuvo el bar de Casa Cardín, después llamado El Colláu
Les Cases de Cardín, con los árboles más podados
Un lugar también de muy buenos recuerdos…
Y en esta bifurcación, seguimos a la derecha…
Veamos las señales…
Atentos siempre a ellas
El perro viene a despedirnos
Empezamos una larga bajada por la carretera del Puente la Barca, que va a la iglesia de Viabañu
Es la bajada al valle del Ríu Beleño…
Todo recto de frente vemos al fondo unas casas
Valdebode, más a lo lejos La Biesca, y la Casa L’Árbol, otros lugares de esta parroquia de Viabañu
A nuestra derecha La Cuesta Bodes con el valle abajo. A lo lejos el Altu Llerandi o Cabezón (868 m), la cumbre más alta de la Sierra la Vega o de La Peña Llerandi. Hubo minas de cobre en los años a caballo entre los siglos XIX y XX
Bajo La Cuesta Bodes El Cierru
Más cerca La Sierra Tospe y Granda, otra aldea de Viabañu
Llegamos así a la altura de las casas de Valdebode, donde la carretera hace una curva…
Y sigue la bajada…
Vistosas hortensias
Gran pumarada…
Estamos dando vista a nuestra derecha al valle del Ríu Beleño, que corre a desembocar en el Piloña tras recibir las aguas de no pocos afluentes, llegando en su momento hasta 14 molinos hidráulicos funcionando. Su nombre, con varios equivalentes en Asturias, está relacionado con la divinidad céltica Belenos, divinidad solar, de la que escribíamos, al pasar por aquí, en nuestros libros camineros…
«BELENOS: EL CULTO AL DIOS SOL
Belenos, popularizado por los tebeos de Astérix, es sin embargo uno de los dioses más misteriosos del panteón céltico. Al igual que Lug, Deva, Taranis o Cernunnos, dio nombre a muchas poblaciones, lugares y accidentes geográficos de toda Europà, En Asturias tenemos en caso de San Xuan de Beleño en Ponga, El Ríu Beleño o Beleña en Parres, Beloño en Xixón, Belonciu en Piloña o Belén en Valdés, entre otros…»
«…Se trata de una divinidad de oscuros orígenes que quizás fuese muy anterior a la llegada de los indoeuropeos, supervivencia personificada en un dios, de un resto de culto solar de primitivos pueblos megalíticos. Era también una deidad «luiminosa» o «brillante»como Lug, pero más vinculada al astro solar y al fuego. Los bretones le llamaban Beli y le tenían por su más antiguo antepasado…»
«… Además de Belenos los galos adoraban a una diosa llamada Belisama «la muy brillante». La gran fiesta de Beltaine, que representaba a primeros de mayo el final de los seis meses del invierno o «la oscuridad y la muerte», dando paso a los seis meses de primavera y verano, o de «la luz y la vida», significa literalmente «El Fuego de Bel» y a partir de esa fecha se medían las dos mitades en las que estaba dividido su calendario…»
«… Era la divinidad del triunfo de la luz sobre los meses de las tinieblas y la oscuridad. Esta fiesta solar aparenta tener una mayor trascendencia durante los solsticios, sobre todo el de verano, fecha cristianizada en la advocación a San Xuan, no pareciendo por tanto casualidad que el nombre de la capital de Ponga, San Xuan de Beleño, junte estas dos divinidades de dos religiones diferentes, pero con la misma función, resultando una curiosa unión entre el dios astur y el santo cristiano…»
«… En Las Galias se advierte una equivalencia entre Belenos y el Apolo romano, aunque Apolo tiene más de dios de la medicina que de dios solar. Hay quien esgrime que las tan repetidas representaciones del disco solar en toda la cultura indoeuropea puedan guardar alguna relación con Belenos…»
«… Yendo aún más allá, se llega a aventurar incluso que el famoso faraón egipcio Akenatón, aquel que suprimió el culto a los dioses del país del Nilo sustituyéndolo por la veneración al dios-uno, el disco solar Atón, donde algunos también buscan el origen del monoteísmo, realizó su «revolución religiosa» influenciado o inspirado por supuestos familiares o antecesores hicsos, pueblo de raíz indoeuropea que conquistó Egipto hacia el año 1730 antes de Cristo, los cuales, además de llevar a la tierra de los faraones los primeros caballos y carros, introdujeron ciertas formas de culto solar, incluso en sus emblemas…»
«… Mucho más cerca de nosotros, no deja de ser significativo que en el otro solsticio del año, el de invierno, seis meses antes del verano (o después, como queramos verlo), se celebra la Navidad o Advenimiento de Cristo, «la Luz que vence a las tinieblas, al mal…»
«… La coincidencia de fechas y veneraciones entre religiones tan aparentemente dispares demuestran que la adoración a las divinidades solares parece resultar tan antigua como la propia humanidad»
El Beleño corre aquí a desembocar al Piloña al lado del Puente la Barca, pasada la iglesia de Viabañu
Llegamos así a otro par de casas
Estamos en La Cuestiquina…
Primeramente las cuadras
Luego las elegantes viviendas…
Sigue la bajada…
Más cuadras y llagar…
Arriba L’Oteru, donde el Diccionario de Madoz, escrito entre los años 1845-50 dice que había mercado los sábados
Abajo La Tienda
Prados y manzanos…
Desde La Tienda, otro mirador natural sobre el valle
Mirando al sur a nuestra derecha una nueva vista del valle del
Ríu Beleño
Valle que se estrecha enormemente entre La Cuesta Bodes y la Sierra Tospe
Seguimos en muro de la finca
Y pasamos al lado de La Tienda, donde se dice hubo antiguamente una tienda de ropa, de ahí su nombre
Al pie de la casa y en el camino, una fuente
Preciosa delantera y galería
Seto cerrando su corrada
Luego otra casa y un cobertizo
Y continuamos descendiendo todo directo
Cruce a L’Oteru, seguimos bajando de frente
Vacas en el pasto, montes de La Biesca y El Golondrón
Luego la carretera zigzaguea un poco entre las arboledas
Esencia del bosque atlántico
Tras la siguiente curva un nuevo paisaje
Aquí ya vemos la iglesia parroquial de Santa María de Viabañu (la Asunción) y, a su lado, la antigua Casa Rectoral, actualmente vivienda. Por aquí baja este histórico camino que ahora es carretera, tal y como dice la Gran Enciclpedia Asturiana en su tomo 14, voz Viabañu de Llames, firmado F.C. (Francisco Carantoña), tomo publicado hacia 1970:
«Restos de lo que fue la vía romana a su paso por Viabaño de Llames (Parres), que enlazaba con Romillo para enlazar en el puente romano de Cangas de Onís. Aunque todavía se conservaban algunos tramos de esta calzada a su paso por Infiesto y Villar de Huergo, no cabe duda que la más característica y mejor conservada era esta, que pasaba por la parroquial de Viabaño y que, recientemente, se vio afectada, en un buen sector, para dejar paso a la nueva carretera que une dicha parroquia con el pueblo de Arobes. Del paso de Roma por Viabaño son bien patentes estas piedras, que aún hoy día, son un verdadero alarde de ingeniería, salvando lo más accidentado de los terrenos, También se halla cerca una abundante y cristalina fuente, cuyas aguas tienen la virtud de curar los males de estómago. No cabe duda de que ya los romanos, en esta «vía del baño», se aprovecharon de estas salutíferas aguas, Esta calzada fue reparada en 1858 con motivo del viaje de la reina Isabel II, que en compañía de su hijo, el Príncipe de Asturias, no halló otro camino para dirigirse a Covadonga que el de este regia calzada que legaron los romanos a su paso por Asturias»
Más al este vamos viendo los picos y montes en la línea del Sella, entre Arriondas/Les Arriondes y Cangas de Onís/Cangue: a la izquierda con el Picu la Cerica o Faes (418 m). luego el Picu L’Arbolín (573 m) más a la derecha, así como La Cuesta Cobiella, Les Argayaes, La Collada Llueve, el Monte Onao, La Collada Laín… Justo encima de la iglesia vemos la gran nave ganadera existente en La Ería Arobes, donde el río Piloña hace un gran meandro, formando una amplia vega y, más arriba, extendido linealmente,.. Romiyu. siguiente hito poblacional caminero, así como los altos de Romiyín, a los que subiremos antes de la bajada al valle del Sella en La Vega los Caseros
Ahora, al bajar, entre la iglesia y la rectoral vemos La Pista la Biesca, el camino que sube, desde la Casa’l Molín, cuyo tejado reconocemos allí abajo, para adentrase en las boscosas riberas del Piloña
La iglesia, informa Francisco José Roazada Martínez, cronista oficial de Parres, hubo de ser reconstruida tras la Guerra Civil, quedando poco de su fábrica medieval del siglo XIII, sabiéndose citada en el año 926 por donación de Ramiro II a la catedral ovetense de San Salvador, citándola como «Biabanno eclesiam sancte Marie similiter»
Y en el Libro Becerro de la misma catedral, año 1385 se lee; «Santa María de Viavanno ha de manso quuatro días de bués», siendo los mansos terrenos libres de impuestos y eldía de bueyes una medida asturiana de superficie equivalente a lo que dos bueyes podrían arar en un día, en torno a 1.250 metros cuadrados o, citando ahora a la Wikipedia… «Equivale a 1.800 varas castellanas cuadradas, equivalente a 12 áreas, 57 centiáreas, 72 decímetros y 69 centímetros cuadrados o 28.000 palmos cuadrados. 1.257, 72 69 metros cuadrados»
Hasta 1841 la parroquia, como era habitual, era mantenida con los diezmos de la vecindad, la décima parte sobre maíz, escanda, tocino, huevo y salmones. Llegó a ser sede arcipriestal pero no fue hasta primeros de la década de los 70 cuando se construyeron los puentes, siendo hasta entonces la comunicación más directa la barca entre las dos orillas. Su archivo parroquial, perdido, ha sido recuperado
MUCHA ATENCIÓN AHORA: detrás de la iglesia dejamos la carretera para tomar un camino a la derecha entre esta y el cementerio
Aquí es el desvío. Justo a la derecha frente al muro del cementerio. Tengámoslo presente, no es infrecuente que peregrinos y caminantes sigan de largo, lleguen al río, o incluso salgan a la carretera, y tengan que dar la vuelta cuesta arriba, o seguir ya la N-634 hasta reempalmar con el camín en Ozanes, o incluso acaben en Arriondas/Les Arriondes, perdiéndose el que va a ser otro precioso tramos de la ruta
Puede haber alguna antigua garrapiella, o alguna señal del GR-105, coincidente en este trecho con el Camín a Cuadonga, al menos hasta Romiyín
Pasamos así detrás de la cabecera del templo…
Y delante del muro del cementerio, donde el paso se estrecha
Y frente a la puerta del camposanto, siguiendo el contorno de la iglesia, vamos a la derecha, viendo al fondo las casas de La Biesca
En el campu la iglesia seguimos de frente hacia la vieja rectoral
Eso sí, al pasar veamos el pórtico de la iglesia de Santa María de Viabañu con sus arcos de medio punto en ventanas y accesos. En él durmieron, cuando llegaron hacia las cuatro de la mañana, los participantes, apenas una decena en la I Marcha a Cuadonga de la Tertulia El Garrapiellu, celebraba en 1991, antes de la señalización de la ruta, que entonces realizamos en dos jornadas
Ahora a la izquierda de la Casa Rectoral sigue el camín
Y sigue bajando, hacia las orillas del Mampodre, río que nos disponemos a cruzar
De frente vemos su preciosa ribera, bajo La Biesca
Frente a las huertas e invernaderos el camino realiza una pronunciada y cerrada curva en pleno descanso
Dejamos así el campu la iglesia…
Es un verdadero giro de 360º para perder altura
Todo recto y de frente pasamos luego bajo el camposanto
Un poco de curva a la derecha según bajamos un poco más…
Y llegamos a la orilla del Ríu Mampodre en esta bifurcación
En la bifurcación hemos de ir a la derecha…
Y a la derecha cruzaremos El Puente Viabañu, sobre el Ríu Beleño
De frente la Casa’l Molín
A sus pies está El Molín o Molín de Viabañu, de los últimos que funcionaron en esta cuenca fluvial del Beleño
. Existían numerosas coplas alusivas a la molienda en este concejo, extraemos estos del Libro de Parres…
El molín tien dueña y la dueña guapa ye mociquina mui salada pero nun dexa querer Gasta la molinera lindos corales, y el probe molineru nun tien dos riales Molinera de Santianes donde tienes los molinos téngolos debaxu casa. Yá lo saben los vecinos A la puerta del molín hai un ratón con madreñes, mirando a la molinera cómo maquila los fueyes Gasta la molinera ricos pendientes y el probe molineru raca los dientes La molinera trae corales, el molineru corbatín ¿de onde sal tantu lujo si nun sal del molín? La rueda del molín gira, gira sin cesar, movidina por el agua del más claru manantial Tien la molinera ricos molares, para moler el trigu de los chavales
Al río prácticamente no se le ve, cubierto de vegetación que lo tapa
Ahora el camino bordea la Casa’l Molín en curva ascendente a la derecha
Pasa junto a la tenada y sigue subiendo: La Pista la Biesca
Ahora caminamos al lado de las cuadras…
Y seguiremos subiendo hacia La Biesca
Fincas a ambos lados…
A la izquierda, al otro lado del Piloña, Arobes, también de la parroquia de Viabañu
Ahora hay un puente, llamado de Arobes o Puente la Barca, pues antes la comunicación de la carretera con estos pueblos era en embarcaciones
Arobes tiene también una capilla del siglo XVI, estilo renacentista, dedicada a San Roque. Aquella centuria debió ser pródiga en fundaciones en este valle
Vista atrás tenemos una bonita estampa de la Casa’l Molín, la rectoral. la iglesia de Viabañu, el camino que baja de Llames y, arriba, L’Oteru
Misma imagen en verano
Continuamos cuesta arriba
Otra vista de Arobes
La subida va suavizándose al pasar este cobertizo
Seguimos unos metros más…
Curva a la derecha, ya vemos en lo alto las casas de La Biesca
Pero no vamos a subir a ellas…
Un poco más adelante, al pie de esos árboles, iremos a la izquierda
Justo aquí dejaremos el asfalto
Prosiguiendo nuestro recorrido por este emblemático Camín de la Reina…
La señalización de los postes de madera del Camín a Cuadonga ha desaparecido, si bien en este tramo, que coincide con el GR-105, la de este sí está
Pero sí hay placas del GR-105 y flechas azules y amarillas
Nos adentramos en la biesca que da nombre a estos lugares…
Una nueva placa caminera
Esta precisamente dedicada a la vegetación
Y avanzamos por otro precioso tramo de este histórico camino…
Biesca a la izquierda, prados a la derecha
Las alambradas, para que el ganado no pase al camín, son muestra de sus usos ganaderos
Otro de esos maravillosos paisajes del Camín de la Reina
Pumarada a la derecha…
Y allí enfrente una cabaña
Bordeamos así toda esta hermosa pradería
Pasando delante de la cabaña que vemos a la derecha
Atras, la pumarada
Sigue la alambrada de la extensa finca
El camino es muy llano en este tramo…
En este momento caminamos ligeramente apartados de la orilla y paseamos entre verdes prados…
El bellísimo sendero se encaja entre el arbolado y la finca
Castaños y carbayos jóvenes
Más pumarada en el prado de la derecha
Aunque no nos damos cuenta porque no lo vemos volvemos aquí, poco a poco, a acercarnos a la orilla del Piloña
Curva a la derecha…
Curva a la izquierda…
Ahora ya nos metemos en el tramo más boscoso del camino que va a Romiyu
Una pequeña riega baja a echar sus aguas al Piloña, manantiales que nacen en este paraíso selvático
La pista que sigue el trazado del viejo camino es siempre ancha más que de sobra y no tiene pérdida
Llegamos así a una bifurcación
Seguimos sin problema de frente por el camino principal
Es el lugar conocido como el Camín de les Ánimes, pues aquí hubo un oratorio o capilla de ánimas, como esas que nos hemos encontrado en Borines, Sietes, Breceña o Grases
Hace tiempo se veían unas piedras entre la maleza que parece han desaparecido. No obstante, repasemos lo escrito en El Camino de Gijón a Covadonga:
«De todas maneras, si es que pasáis de noche por aquí y os encontráis con las ánimas y las luminarias de la güestia, no tenéis más que trazar con un palo un círculo en el suelo e introduciros dentro de él (¨círculo de Salomón»). La fantasmagórica comitiva respetará ese espacio y pasará de largo, si es que los conjuros no mienten»
Ahora bajamos un poco por la zona conocida como El Golondrón
Abajo, el río, el Piloña
Hemos vuelto a su encuentro
Volvemos a releer lo descrito en El Camino de Gijón a Covadonga:
«Era por estos vericuetos donde una partida de gente con hachas y hoces o focetes avanzaba abriendo paso a Isabel II y su séquito durante su viaje oficial en 1858, pues en determinados tramos no había habido tiempo de ensancharlo y acondicionarlo y era necesario ir cortando árboles, maleza y helechos para que pudiesen pasar carros y carruajes de todo el séquito y acompañantes…»
«… Hoy, más de medio siglo después, la situación ha cambiado, el camino quedó semiabandonado tras la construcción de la carretera, pero siguió utilizándose como vía de servicio para acceder a las fincas y al río. Nunca lo conocimos «tomado» del todo por la maleza, siempre pudimos pasar más o menos bien, últimamente se había apisonado el firme y en algunas partes ensanchado un poco, para dar buen trayecto a los miles de caminantes que pasan por él. Puede que aún encontremos restos en algún lugar concreto de su empedrado original»
En alguno de estos trechos tal vez podamos reconocer nuevos detalles en este frondoso paisaje que nos rodea
Allí arriba unas casas: Romiyu, otra de las aldeas de esta parroquia de Viabañu
Y más allá el Picu la Cerica o Faes, señal de la cercanía a Arriondas/Les Arriondes, la capital municipal
Y justo al borde de un acantilado fluvial seguimos bajando por esta boscosa falda de El Golondrón
Admirando estas formidables arboledas
Un poco de rampa abajo…
Y curva a la izquierda…
Es este El Puente’l Golondrón, sobre la riega del mismo nombre, que va a dar su agua al Piloña
Suele estar cubierto de vegetación, pero si nos fijamos veremos las piedras del puente, hecho en forma de curva, como el camín
Luego subimos un poco suavemente
Paisaje de exuberante naturaleza fluvial y verdor
Los troncos se inclinan hacia el río
Lo vemos entre la enramada…
Muro de piedras contra los argayos o corrimientos de la ladera
Pasamanos sobre otro reguero, riega o arroyuelo
Y así continuamos nuestra marcha por estos bosques de El Golondrón
El río a nuestra izquierda
Mágicas sensaciones cuando nos adentramos en la fresca penumbra…
Los troncos se cubren de musgo
Vamos bajando paso a paso…
Y aquí está el Piloña con sus cotos trucheros y salmoneros, que antaño fueron de los vecinos del actual concejo, llegando a demandar a quien se inmiscuía en la pesca, como en 1739, cuando demandaron al señor de la Casa de Nevares don Arias Joseph de Omaña por aprovecharse de la pesca del salmón y trucha. Abundaba tanto que en varios contratos, como los de los criados del Palacio de Coviella, se estipulaba no se diese de comer salmón más de dos veces por semana. Al similar a lo que exigían los canteros de Covadonga, según informa El Libro de Parres
Existían también artes furtivas de pesca, como los tresmallos, a base de mallas, que había dos tipos, de trucha y de salmón, a base de mallas. También estaba el refuelle o sacadera, un aro metálico de 1 metro de diámetro con mango de madera al que se le ponía una red, similar a una manga; los butrones o buitrón, cesta de cono prolongada con varios aros y estirable, para colocar en las presas de los molinos y atrapar las truchas cuando van a desovar o vuelven del desove; naseras o nasas; la fisga o arpón para el salmón; la garrucha, otro ingenio a base de aros, ganchos y varilla, para el salmón; les pedreres, esto es, cerrar con piedras una zona del río, el aparadeyu o paradeyu; malla con corchos de flotación; el volante, con varios anzuelos que se tira al río; la varilla, vara de ablanu (avellano) y anzuelo; o el garrampín, con tres ganchos y cuerda, para salmón, reo y lamprea
Hasta 1572 no se conoce en el Sella la caña de pescar, o al menos no hasta entonces aparece mencionada en un documento, del monasterio de San Pedro Villanueva, que tendremos que visitar. Oficialmente era el único método permitido para el salmón
Sigue la pista, en descenso hacia el borde de la orilla
Altísimas arboledas a ambos lados
Helechos en la vereda…
Majestuosa umbría del bosque de ribera
A nuestra izquierda, al otro lado del río, una gran vega
Oteamos así entre las ramas…
Es la Iría Arobes, una pradería muy llana donde el río forma un meandro bastante grande. Vemos las casas, la carretera, el ferrocarril y, arriba, el Sueve
El Piloña, como el Sella, eran también rutas comerciales fluviales, además de las barcas para comunicar ambas orillas, surcaban sus aguas chalanas con transportes de madera. Así escribe de ello Jovellanos en sus Diarios…
«… sus aguas en diferentes puntos, bajan al Piaña (Piloña); vemos por este bajar seis chalanas con madera, suelen llevar de treinta a cuarenta codos, según las aguas; si se haya, de cincuenta a sesenta, canal abierto para su paso; en él bajan al río, uno, dos o más chalaneros para ayudar al paso de las maderas; en los remansos van bien, solo ayudados del bichero; no se sabe aquí el peso de cada codo, cada especie de madera, tiene el suyo; aún el roble, según su casta…»
Y sigue diciendo…
«En el paraje de La Piñera… hay una mina de carbón de piedra… la que el ministro Piles mandó beneficiar a un D. Francisco Rodríguez, natural de Llames de Parres, el cual sacó una porción, parte de la cual se llevó en chalanas a Ribadesella, y parte existe sin conducir. Dícese que es excelente, pero que la conducción es cara porque las chalanas cargan poco, hasta encontrar el Sella, en Las Arriondas, donde los barcos tienen ya más agua Por aquí se tiran muchas maderas a Ribadesella»
Inmersos en las arboledas ribereñas, un paraje ideal para el caminante
Tramo llano y recto
En la inmensidad verde…
El río y el camino, siempre en paralelo a lo largo de este trecho
Otra larga y preciosa recta…
Impresionante túnel vegetal
Mullido suelo de tierra
Largos troncos, como lanzas…
Zona de remansos, un lugar en calma e idílico
Cotos trucheros, puestas de pesca
Frondosos sotos o bosques ribereños en ambas márgenes
Sigue el camino llano y recto
Y ahora un poco de cuesta…
Nos elevamos sobre el Piloña
Desde lo alto admiramos nuevos paisajes de sus riberas…
Vamos hacia otras arboledas
Pero antes no detenemos a contemplar este precioso lugar
Es una zona de rápidos, donde el río toma brío, sobre todo cuando va con mucho caudal
Y atrás van quedando estos inolvidables paisajes de El Golondrón
Y ahora otro buen trayecto a la sombra de los árboles
Seguimos subiendo un poco más…
El río ya queda abajo
Y una isla en medio, con hierba
Pero a partir de aquí vamos a ir apartándonos de la orilla
Andamos por el frondoso Camín del Pical
Robledales, alamedas y castañares, también bastantes fresnos y otras especies
Otra larga galería arbórea y vegetal donde el camino hace una recta
El reino del busgosu, el espíritu libre del bosque…
Lo que antes bajamos toca ahora subirlo…
Hasta las piedras se cubren de musgo…
Un repecho más y salimos de los bosques del Piloña por el Camín del Pical
Pasamos junto a unas fincas que caen junto al río y volvemos a ver las casas de Romiyu
En concreto su barrio alto, La Calle Riba. El camín pasa por debajo…
El río ha quedado allá abajo…
El Sueve sigue siendo una buena referencia que nos indica cómo vamos avanzando por el Camín a Cuadonga
El Picu Pienzu domina la escena…
Mas cerca, otra vista de Arobes…
Y sus casas en la ladera que cae al río…
Continuamos subiendo hacia Romiyu
El Picu L’Arbolín ya parece a un paso…
Otra panorámica de Arobes y su iría. A lo lejos ha quedado ya Castiellu
El Camín del Pical recto hacia Romillu
A la izquierda La Forcada
Rocoso monte-fortaleza atalaya sobre los valles del Piloña y Sella
Pasamos sobre otro arroyuelo…
Otro arroyo que corre a desembocar, prados abajo, al Piloña
Grandes regodones de río en la muria que separa el camino de las fincas
La caja caminera del Camín del Pical se hace profunda en este lugar
Y no cesamos de subir por la campiña la cuesta de Romiyu
Árboles combados…
Prados y bosquetes es el paisaje dominante
Ahora la senda serpenteará un poco al llegar a estos árboles
Otro recuesto más ganando altura
Un trayecto no muy duro pese a ser en subida y que merece la pena
Otra gran vega ante Romiyu. Nos hemos separado ya considerablemente del río
Y continuamos avanzando por la cuesta
Ya estamos en los prados al pie de La Calle Riba
Arriba vemos las casas. Fijémonos en la pared de piedras conteniendo el terreno
Imágenes de la llegada a Romiyu…
Curva a la izquierda
Desde aquí podemos tener una buena visual del camino que hemos pasado ya
La Cuesta Bodes, ya lejos, nos sirve de referencia. A la izquierda El Golondrosu
Donde el humo La Biesca. Más abajo La Iría Arobes. A la derecha Llames
Si nos fijamos podremos ver el campanario de la iglesia, abajo asomando entre la copa del árbol el primer término. Encima de ella L’Oteru y, a la izquierda también arriba, Valdebode y El Colláu
Aún hemos de subir un poco más…
Ya a las puertas de Romiyu
Curva ascendente a la derecha
Una canaleta de aguas a la izquierda…
Encima de nosotros La Calle Riba, el barrio alto que veíamos ya desde la distancia
Prados segados y pumarada
A la izquierda La Calle Nueva, donde abre sus puertas El Puntual, albergue y alojamientos
La Fuente la Capilla y la capilla de San Lorenzo, entrada en Romiyu por La Calle Nueva, paso a Romillín y La Vega los Caseros, del valle del Piloña al del Sella…
ROMIYU Y ROMIYÍN: «BAJANDO Y SUBIENDO POR EL CAMÍN» CON LA MÚSICA DE LOS VIOLINES DE JAIME LONGO Y JOSÉ BLANCO CUENCO (PARRES). EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (16)
Mapa de este tramo del camín
Capilla de San Lorenzo, entrando en Romiyu
Llegando por el Camín de la Reina, entran los peregrinos en Romiyu, pueblo perteneciente a la parroquia de Viabañu, concejo de Parres, y lo hacen pasando al pie de la capilla de San Lorenzo, del siglo XVIII y estilo barroco popular, restaurado hace unos años, un lugar a menos de 20 kilómetros ya de Covadonga o Cuadonga, la Cueva la Santina
La capilla, restaurada en el siglo XX, celebra romería en agosto conmemorando a su patrón
A la izquierda del camino que viene un poco en cuesta por el Camín del Pical, están las ruinas de lo que parece ser fue una antigua Casa Rectoral, de la que apenas quedan restos en pie, apenas una pared, eso sí, con el arranque de un artístico cortafuegos
De la capilla a la derecha La Calle Nueva, uno de los barrios de Romiyu
A la izquierda prau y pumarada
Y más allá La Calle Nueva, con sus casas y hórreos a lo largo de la calle que da nombre al lugar. A la izquierda de la foto El Puntual, alojamientos tanto estilo apartamentos como albergue, otro buen lugar de parada y fonda en el Camín a Cuadonga
Enlazamos con otro camino y seguimos de frente por las calles de Romiyu
A partir de aquí pisamos de nuevo asfalto
Acabando la cuesta que comenzamos en el Camín del Pical, desde la orilla del Piloña, salimos al camino que comunica La Calle Riba con La Calle Nueva, yendo nosotros a la izquierda
Fijémonos en las señales que hay en el muro de piedra
El Camín a Cuadonga y el GR 105 o Ruta de las Peregrinaciones que coinciden en este tramo
Seguimos el camino todo recto
Atrás La Calle Riba
Delante La Calle Nueva
Fincas delante de las casas
Curva a la izquierda…
Y esta es La Calle Nueva, con su precioso conjunto de hórreos en La Caneya’l Rabil, que dan paso al albergue. Aquí se recuerda mucho a Jaime Longo, que tocaba el violín y amenizaba espontáneos bailes debajo de una panera. Era pastor pero hombre mañoso y de gran cultura, pues se dice fabricaba incluso relojes de arena
Salvo que vayamos a El Puntual, que sería yendo a la izquierda, la ruta continúa a la derecha
Y aquí empieza a bajar
A lo lejos, el Picu la Cerica o Faes (418 m) se levanta justo donde el río Piloña desemboca en el Sella, en Arriondas/Les Arriondes, capital de este concejo de Parres
Hay un poco de acera…
Al pasar olemos la fragancia de estas hortensias
Altos cipreses…
Estamos en La Calle Baxu
Cruce y a la derecha
En un tramo llano hay una bonita fila de casas tradicionales asturianas, algunas restauradas y otras no. Fijémonos en la primera de la izquierda, en ruinas
Tiene un antiguo corredor donde, en su momento, se instaló un retrete a la derecha, sin duda cuando el agua corriente llegó a las casas
Los baños, cuando empezaron a ponerse, solían aprovechar estos corredores, como es este el caso. Si nos fijamos, su pared exterior se ha quedado sin carga y se ve de qué estaba hecha
Son tucos de panoyes, esto es, la parte leñosa de las mazorcas del maíz
También al lado un edifico de traza tradicional muy interesante y preciosamente restaurado
Seguidamente hay una casa también cayendo, una antigua cuadra y al fondo dos casas más, estas soberbiamente restauradas y con buenos balcones-corredores asomados al camín
Pasamos ante ellas y bajo estos corredores
Después curva cerrada a la izquierda
Bajamos ahora todo recto viendo de frente los altos de Areñes y las casas de Romiyín, ya en la vecina parroquia parraguesa de Villanueva, al otro lado del valle del Ríu Mampodre
Cruce y de frente hacia abajo
Caminamos al pie del hórreo
Al otro lado del valle, en Romiyín, vemos tres casas o grupos de casas que van a ser nuestra referencia en la subida que nos aguarda por esos montes, por los que pasaremos del valle del Piloña y sus afluentes al del Sella
Por ahí seguiremos la carretera PR-5, que desde el puente del Mampodre sube primeramente a L’Estanco, a la derecha de la foto, luego hace una curva cerrada y pasa justo debajo de la Casa Grande (a la izquierda)
Con menos cuesta la carretera llega a La Faya, más a la izquierda
Y desde La Faya sube, por esos bosques, Romiyín arriba, hasta la capilla de San José de Arenes, que viene a ser la última subida de cierta dureza en esta ruta. Luego ya será bajar al valle del Sella en La Vega los Caseros y por San Pedro Villanueva seguir a Cangas de Onís/Cangues y acabar en Covadonga, o Cuadonga, ascendiendo, eso sí, a la Cueva la Santina
Pasamos al lado de esta casa y su jardín
Luego este abeto
Y a la sombra de esta biesca…
Las fincas se extienden cuesta abajo hacia el valle
El Camín de la Reina o Camín Real de Viabañu, sale ahora a la carretera PR-4
Pasamos frente a la parada del autobús…
Y bajamos a la izquierda por esta carretera
Carretera PR-4 que baja hacia Ozanes
A la derecha la gran vega del Mampodre, justo donde va a verter sus aguas al Piloña, entre Romiyu y Romiyín. Al fondo El Teyón (168 m), donde el Piloña realiza un gran meandro
Por allí abajo va la carretera PR-5, a la que enseguida vamos a salir
En esta vega está el Molín de Riquelme, también llamado del Requexu o de Miguel el Molineru, el que mejor se conservaba de los cinco que existieron en el Mampodre. Nosotros seguimos la carretera, que sigue a la izquierda
De frente a lo lejos La Forcada o Cotaraxu, con los 397 metros del Picu Bandera, su cota más alta, otra de nuestras referencias visuales desde este tramo de ruta, pues ya lo veíamos desde Sorribes, en Piloña. En una de sus estribaciones, el Picu Castiellu, hay indicios de una antigua fortaleza altomedieval
Pasamos al pie de una casa en esta curva a la derecha
Vamos todo cuesta abajo…
Allí otro cruce…
Es la entrada a otra casa, flanqueada por dos grandes abetos. Nosotros seguimos de frente carretera abajo
Bordeando la finca, donde hay una buena parra
Curva cerrada a la izquierda
Es ya el final del tramo en cuesta abajo desde Romiyu
Mucha atención ahora: llegamos a la PR-5: hemos de ir a la derecha
Al fondo las casas del Puente Ozanes, pero hacia allá no vamos, recalcamos, tomamos la PR-5 yendo a la derecha
Un giro completo para ir en llano por estas vegas y riberas hacia Romiyín
La carretera sigue durante unos metros el orilla del Piloña
El río según lo vemos al pasar junto a él
Aquí el mismo lugar en abril, cuando se ve más el río
En este lugar nos despedimos de él, del Piloña, del que hablamos intensamente en estos tramos que recorrieron su valle y los de sus afluentes, ya bajando de Anayo
Nos vamos separando poco a poco de la orilla para enseguida emprender la subida a Romiyín, atravesando los montes que nos llevarán a otro muy importante valle, el del Sella
A la izquierda el Mampodre lleva su agua al Piloña
Curva a la izquierda
Al fondo, oculto en la vegetación, el antes mencionado Molín del Riquelme
Y aquí pasamos El Puente Requexu sobre el Ríu Mampodre
El río nace al sur, al pie del Picu Fontecha, casi en la frontera de Parres con Ponga y Amieva. Según el investigador
Diccionario toponímico de la montaña asturiana, Mampodre parece ser equivalente a
monte podre, esto es blando, quebradizo (con desprendimientos o
argayos)
Existe un topónimo similar, Mampomdre, referido a unos picos al otro lado de la Cordillera Cantábrica, en León. En su momento se argumentó la posibilidad que tuviese que ver con manus putres, manos cortadas, relativo al castigo de los romanos a los ástures y los cántabros durante las guerras de los años 29-19 a.C. pero parece poco consistente
Al cruzar el río dejamos la parroquia de Viabañu para entrar en la de Villanueva
A la izquierda, prado y pumares
La reciella, el ganado menudo o menor, pasta en le vega
Y por el Camín de La Faya comienzan las curvas y cuestas de Romiyu
Y ahí tomamos El Camín de la Faya, ya en términos de la parroquia de Villanueva
La carretera es bastante ancha, no suele tener mayormente tráfico pero carece de senda o vereda peatonal, por lo que hay que tener precaución: estemos atentos al paso de vehículos, normalmente coches, tractores, reparto, camión de la leche, etc. y no invadamos la calzada por el medio
Aquí hay un puente sobre un regato que baja sus aguas al Mampodre
Esta es la primer cuesta, que sube directa hacia L’Estanco
Es una buena rampa que sigue la falda del monte, entre estos prados que caen hacia el valle del Mampodre
Estas parras señalan que hemos llegado a la finca de L’Estanco
Ya ganando altura tenemos esta preciosa vista del valle del Mampomdre con Romiyu a lo lejos
Rebaño de vacas en estos pastizales
A la altura de la casa acaba esta primera cuesta
Acabamos este primer repecho a la sombra de la arboleda…
Aquí hay una curva cerrada a la izquierda y en ascenso
Estamos ahora bajo la finca de La Casa Grande, que veíamos desde la salida de Romiyu
Una verdadera «curva de Scalextric» le dicen, pues es un giro completo de casi 360 grados
Aquí hay un buen tramo de guardarraíl-quitamiedos
Desde esta curva a la derecha vemos el Sueve
Arriba a la derecha la Casa Grande
Vemos sus ventanas asomadas al valle
Abajo a la izquierda otro paisaje y otros detalles
Abajo está Ozanes, en la N-634
Ozanes pagaba antañó tributos al monasterio de San Pedro Villanueva y a Covadonga, así el cronista oficial de Parres, Francisco José Rozada Martínez, señala que en el segundo libro de cuentas del citado monasterio, años 1598 a 1608, en el que una nota aclaratoria a partir de 1602 dice: “Juan de Ozanes, arcipreste y cura de Santa María de Villanueva paga siete celemines y medio de pan. Los seis y medio por el foro que lleva en segunda vida de la media Casería que llaman de Ozanes, que la otra mitad se parte con Covadonga»
Aunque la cuesta no es tan dura como la anterior seguimos subiendo poco a poco…
Otro puente sobre el regato que ya cruzábamos abajo…
Curva a la derecha…
El camino casi llanea en unos metros antes de las casas
Y luego vuelve a subir en La Faya
Frente a las casas hay una curva a la derecha
Y aquí un cruce, entre las dos casas
Parece ha desaparecido la señalización. El Camín a Cuadonga sube toda la carretera de frente hacia arriba a la derecha. El GR-105 va a la izquierda, deja el asfalto pero realiza un gran rodeo. Ambos caminos se reunirán algo más allá
Estamos en otro muy buen lugar para contemplar el paisaje. A la izquierda La Cuesta Bodes, abajo a la derecha Romiyu
La Calle Nueva y la Calle Baxu, por donde bajamos al Mampodre
Y otra vista hacia Ozanes y el valle del Piloña
En esta foto, de principios de primavera, aún con los árboles sin hojas, vemos mejor Ozanes con su puente. Antaño muchos peregrinos seguían varios kilómetros por la carretera N-634 hasta aquí, desde El Puente Sotu, para cruzarlo y seguir por esta ruta, pero es un trayecto muy monótono y, en algunos tramos, de escaso arcén, verdaderamente peligroso
La mayor parte de las casas se extienden a lo largo de la carretera. Si nos fijamos veremos pasar un tren de mercancías. Esta línea se inauguró el 10 de junio de 1903, siendo entonces de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, si bien el apeadero de Ozanes es posterior
Si bien puede haber alguna señal de G.R. indicando a la izquierda, nosotros seguimos de frente por esta carretera, atendiendo a la señalización de la Tertulia El Garrapiellu, para subir directamente a la capìlla de San José, en lo alto del monte. Luego naturalmente cada uno puede ir por donde quiera o también explorar nuevas alternativas si lo desea
Desde La Faya el camín comienza otra dura cuesta
Bordeamos la finca de La Casa Grande
Y tomamos esta rampa hacia el bosque…
Tras los árboles están las casas del núcleo principal de Romiyu
El Sueve vuelve a divisarse, casi entero, al norte, con los 1.161 metros del Picu Pienzu dominando la escena. A su derecha Cocones (1.080 m), Les Duernes (1.059 m), La Goveta (1.025 m) o El Sellón (1.027 m)
A su izquierda Les Cuerries (1.114 m), Les Corripies (1033 m) o el Picu Miruenu (1.137 m)
Justo bajo el Pienzu, y más cercanas a nosotros, tenemos La Peña del Villar (291 m), otra de las peñas que, como La Forcada, que vemos detrás, o El Torrexón de Fíos, más a la izquierda, se dice constituían un triángulo defensivo bajo el Sueve de esta confluencia de los valles del Sella y Piloña con sus vías de comunicación
Por aquí abajo el otro camino, el del GR-105, bordeando esta montaña…
Atrás quedan ya La Faya y Ozanes. Fijémonos cómo asoma el Cuetu Ordiyón (717), el benjamín del Sueve
Vemos el paisaje según ascendemos todo de frente
Curva a la izquierda al llegar a los primeros árboles
La carretera zigzaguea un poco para subir más
Y este es el kilómetro 1 de la PR-5
Sigue la subida, ahora por la sombra
Túnel vegetal y arbóreo
Arboledas de Romiyu
Arriba la derecha un hórreo
Quintanas de Romiyu
Buzón en la subida a las casas, nosotros seguimos de frente por la carretera
Cobertizo a la izquierda…
Casas a la derecha…
Otro cobertizo…
Y vamos saliendo del boscaje, viendo al fondo el final de la cuesta
Es la última subida de cierta dureza del Camín a Cuadonga siguiendo la ruta original de la Tertulia El Garrapiellu. Luego toca bajar al valle del Sella, siendo todo bastante llano hasta la senda fluvial de Covadonga, que tiene un poco de cuesta antes de llegar a la Cueva la Santina
Extensos prados y pastizales
Bosques a la izquierda
Es sin duda la parte más dura, la final, a pleno sol y todo en recto
Nos acercamos a la cima, a partir de ahí todo es bajar hacia el valle del Sella
A nuestra izquierda vemos ahora la cima de algunas de las cumbres que cierran ese valle del Sella por el este, destacando La Peña Pandu (401 m) y El Picu l’Arbolín (573 m), que levanta encima de Cangas de Onís/Cangues d’Onís, que pronto veremos desde el camino
Llegamos a un cruce
Es la carretera local que comunica Romiyín y Arenes con Arriondas/Les Arriondes, la capital del concejo, a solo tres kilómetros
Pero nosotros seguimos de frente, justo hasta las casas
Y llegamos a San José de Arenes, también en Romiyín
Ahora mucha atención: justo en esta curva vamos a dejar la carretera a la izquierda, justo al pasar la casa
Justo ahí hay un camino, que es el que vamos a tomar ahora. El poste del Camín a Cuadonga de El Garrapiellu ha desaparecido hace tiempo, pero hay algunas flechas así como las señales del GR-105, que vuelven a coincidir aquí con nuestra ruta
Otros peregrinos optan por seguir la carretera, que tiene una buena cuesta, para parar en el famoso Chigre d’Arenes y, si se tercia, paladear los tesoros de la gastronomía asturiana que nos ofrece. Luego, pueden volver a este camino, o seguir carretera adelante hasta San Xuan de Parres, donde hay albergue turístico, y continuar de allí por esta carretera PR-5 a Cangas de Onís/Cangues. Antes, cerca del albergue, otro paraíso gastronómico es Casa Pedro, que cuenta con alojamientos. También en Arenes y en Bada hay casas de turismo rural
Pues lo dicho, siguiendo el itinerario de El Garrapiellu dejamos aquí la carretera y tomamos el camino que va a la capilla de San José de Arenes, que vemos al fondo, junto a la antigua escuela
Es una capilla dieciochesca, de estilo barroco popular y contemporánea a la de Romiyu, que según el citado cronista de Parres Francisco José Rozada Martínez, celebraba a su patrón unas veces en abril y otras en mayo. Al lado a su derecha, la que fue escuela hasta las épocas de la concentración escolar, ahora destinada a vivienda
Acudía a amenizar estas romerías de San José de Arenes el famoso violinista José Bode Blanco, natural de Bode, a quien este cronista le dedica una muy buena biografía. Era natural de Bode, en este concejo de Parres, donde nació en 1871, y gracias a su cuaderno, voluminoso «en el cual fue recogiendo día a día, el lugar, la fiesta y los ingresos que su trabajo como violinista le fueron reportando a lo largo de todos esos años» (años de 1892 a 1927), puede saberse todos los lugares que recorría poniendo son y alegría de romerías, esbillas o esfoyazas, y todo tipo de fiestas y celebraciones que tuviesen a bien contratarle para alegrar con sus sones la velada. A veces fiestas patronales, otras fiestas privadas en palacios rurales, casas de indianos, entidades sociales, grupos de amigos… incluso organizaba bailes por su cuenta, y a veces en su propia casa. Llegó a poner música en proyecciones de cine mudo en la capital del concejo, además de en los cafés y en el Círculo de Artesanos, también en los aguinaldos acompañando a los niños de los pueblos de casa en casa, y alguna vez en Carnaval. En total aparecen registradas unas ¡3.500 fiestas!
Constituían sus sones y temas toda una innovación, pues en su repertorio llegaban los bailes «a lo agarrao», bailes modernos donde las parejas se tocaban, se agarraban, por las manos, la cintura, a veces apasionadamente, y no digamos ya los movimientos… chotis, pasodobles, valses… un escándalo para las personas más puritanas, pues chocaba con la distancia de las danzas tradicionales
Y así en la primera página de su cuaderno escribió:
Constan en este libro desde el primer día de enero de 1892, las cantidades que en dinero libre ganó con la industria musical el que suscribe, José Blanco». Y, como dice su biógrafo: «El diario se cierra en agosto de 1929 con la fiesta de San Bartolomé, en Sobrepiedra. Tocó sólo en la misa y percibió sus últimos 60 reales»
Vamos a extraer de la biografía que le dedica Francisco José Rozada Martínez, cómo empezaba, por ejemplo, el primer mes del año:
«El día de Año Nuevo siempre era contratado por los que celebraban su onomástica, él siempre cita esta jornada como el “Día de los Manueles”, en Cereceda, Prestín, Arriondas, Llano de Con, Castiello, Mesariegos, etc. A veces, hasta en tres pueblos cercanos en el mismo día. En torno a la fiesta de Reyes lo llamaban para amenizar los días de aguinalderos -que podían ser solteros o casados-, por separado; esta fiesta era muy común a todos los pueblos y aldeas. Muchas veces los aguinalderos eran niños que solían cantar o rezar, según los casos. Los bailes de artesanos acostumbraban a ser en el parragués Café Español parragués o en el Café de “Ñico”. El Círculo de Artesanos fue toda una institución en Arriondas, y la primera piedra de su sede fue colocada un 14 de marzo de 1926, coincidiendo con el Día del Árbol -de gran tradición-, al que don José Blanco acudió varias veces…» «El día 16 de enero (desde 1905), tenía cita fija en Coviella, era la onomástica de la “Señora del Palacio”; no la nombra, pero sabemos que era Dña. Estefanía. Cada 20 de enero acudía a la fiesta de Los Mártires, (Fabián y Sebastián), en San Martín de Bada; era una celebración segura, al igual que la romería de San Vicente en Coviella y Triongo. El 2 de febrero solía ser para Sta. Eugenia, en Coraín…«
Y esto «solo» en enero, imaginemos cómo serían cuando llegan las romerías de primavera y verano, que se prolongaban en otoño y hasta invierno, junto con samartinos y esbilles, además de, todo el año, sestaferies o trabajos comunales
Su carrera como violinista, acabó en 1930, cuando embarcó, con su mujer Sofía y su hijo Juan, a la emigración a Cuba, teniendo él ya 59 años (los emigrantes solían irse muy jóvenes). Trabajó de dependiente unos pocos años y regresó a Bode, donde falleció antes de la Guerra Civil. Su esposa murió en 1960 y, aparte de Juan, tuvieron otros tres hijos: Ángeles, que murió en Cuba, Lucas, y Piedad
La capilla tiene un gran pórtico, cerrado con verja. Aquí solían celebrarse muy antiguamente también conceyos o reuniones vecinales, dentro de la tradición de no solamente ofrecer en estos lugares a actos exclusivamente religiosos. Era también donde sedaban las clases
Nos asomamos al altar, con diversas imágenes y cuadros
A la izquierda sigue el camino, pasando por detrás del templo
Curva a la derecha…
Y esta es la escuela antigua, totalmente en ruinas. Seguramente en su momento se decidió que traía más cuenta hacer una nueva, según el patrón aplicado para toda España en los años 50, que reparar esta
Pasamos así entre esta vieja escuela y la cabecera de la capilla
Ventanas enmarcadas por ladrillos. El interior una selva…
Y, caminando por la parte de atrás de la otra escuela, ahora iremos cuesta abajo por este camín; La Calzada
A la izquierda unas fincas y las montañas que cierran el valle del Sella al norte-nordeste
A la izquierda el Picu la Cerica (418 m) o Faes, a su derecha La Collada Llueves y más a la derecha La Peña Pandu
La Peña Pandu y a su derecha L’Argayada, L’Argayón o Les Argayaes, con su grandísimo desprendimiento natural que dejó a la montaña en roca viva, cuya leyenda afirma fue hecho por el diablo arrastrando a su madre por los pelos
Seguimos bajando por La Calzada
A la izquierda otras vistas
Más casas pertenecientes a Romiyín
Y en el Picu La Cerica las laderas de La Cueste Cobiella
Nos adentramos en la biesca del monte…
En La Calzada abundan les castañales, los castaños
Siempre a la sombra del castañéu, en estas soledades donde recordamos la exclamación asturiana «dar voces en castañéu», equivalente a la castellana «predicar en el desierto»
Nos metemos en la umbría…
Abundan también los grandes helechos
Curva a la izquierda
Vamos perdiendo altura rápidamente
Salimos a una campera
Un verdadero claro en el bosque
L’Argayada a lo lejos
Atención ahora en la siguiente curva
Nos llaman la atención unas construcciones circulares
Parecen unos depósitos de agua, semiocultos tras unos arbustos plantados en fila delante de ellos
Y es que, un poco más adelante, hay una fuente
La Fuente’l Balortu, o atendiendo a la pronunciación tradicional y el topónimo tal y como nos lo dicen, con hache aspirada, La H,uente’l Belortu, que también podremos ver escrito como
juente, si bien es realmente un sonido más suave que la
j castellana
El manantial debe nacer monte arriba en la espesura, pues baja una riega…
El agua produce encantadores destellos con el sol de la mañana…
Desde la fuente, en un rincón lleno de frescura, continuamos nuestra andadura
El camino va aquí haciéndose llano
Es una ancha pista que va en recto
Luego curva a la derecha
El Picu la Cerica a la izquierda
Pasamos entre frondosos matorrales pero siempre con espacio más que de sobra
Llegamos ahora a una cabaña
Pasamos enfrente y seguimos adelante en nuestra marcha
Muro de grandes piedras asentando el terreno
Según avanzamos veremos nuevos referentes de nuestra ruta
Allí están las casas de Los Coros
Más allá de Los Coros divisamos, indicándonos la ruta a seguir, el gran desprendimiento natural de L’Argayada, del que escribimos así en El Camino de Gijón a Covadonga:
«L’Argayu, L’Argayada o Les Argayaes, una gran pared vertical de color claro, cuando blanquecino, cuando rosado, cuando anaranjado u ocre, según le de la luz, la cual destaca entre el resto de la sierra, siendo visible a muchísima distancia. Está formada por un desprendimiento natural del empinado monte, aunque parece a veces hasta una gran cantera, quizás por eso la tradición cuenta que la hizo el diablo, arrastrando a su propia madre por los pelos, cordillera arriba»
Luego otro tramo recto…
Y ahora, abajo, empezamos a ver el valle del Sella entre Arriondas/Les Arriondes y Cangas de Onís/Cangues d’Onís
Es la zona de Les Roces, entre L’Alisu, Rozaones y Les Cuartes, al pie del Picu la Cerica. Por allí pasa la carretera N-625. Hay algunas industrias
Continuamos nuestras andanzas por este que sigue siendo el Camín de la Reina, por el que la reina Isabel II viajó a Covadonga durante su visita oficial a Asturias en 1858, episodios de los que tanto hemos hablado en anteriores episodios
Llegamos a unas fincas
Los Tucones: aquí hay una casa
Pasamos junto a la portiella
Y seguimos a su izquierda
Y luego recorremos la fachada que mira al camino…
La casa es un buen mirador hacia el norte…
Hacia el valle donde se unen los ríos Sella y Piloña
Al norte casas de Romiyu y El Teyón (168 m). Más allá de nuevo vemos el Sueve, con sus majestuosas alturas que dominan el mar, el valle y la montaña. A sus pies La Forcada
Más a la derecha la Sierra’l Fitu
Seguimos todo en llano…
Curva a la derecha siguiendo la forma de la falda del monte
Escribimos así del lugar en el libro caminero… «Después de Los Tucones el camino sí podemos calificarlo como verdadera pista forestal, internándose en terrenos de mucho arbolado, siendo uno de esos lugares de la ruta donde se tiene la sensación de ser «tragado por la naturaleza». El canto de los pájaros y el son de las ramas cuando las sacude un poco el viento es el único ruido que se percibe al transitar solos, metidos en el monte…»
Trecho recto
Crecen los helechos en esta imagen primaveral
El mismo lugar cuando se limpia el terreno
Espesos matorrales…
Pasamos lo que parece una cantera de tierra o arena…
El camino sigue en llano
Luego otra recta…
Y se mete en el bosque…
Un lugar donde se respira naturaleza y serenidad…
Y ahora una bifurcación
Seguimos de frente a la izquierda y en llano
Señales del GR-105
Son las fincas de Los Coros
La pista hace una curva a la izquierda pues vamos a bordear toda esa loma
Es un camino muy agradable de caminar. Las etapas más duras, geográficamente hablando al menos, las de los puertos y continuos ascensos y bajadas, van ya quedando atrás
Un buen remate para los aproximadamente 15 kilómetros que nos quedan para llegar a Covadonga
La alambrada delata los usos ganaderos de estos prados cuestudos
Arriba una cabaña
Los Coros, majadas y pastos
El camín avanza siempre en llano
Señales pintadas del Camín a Cuadonga y del GR-105
Cantera de piedra…
Curva a la derecha
Buenas arboledas…
Los Coros
Paisaje de naves ganaderas en esta braña o majada
Buenas vaquerías en las fincas ante el Picu l’Arbolín
Casas, cuadras y cabañas en este entorno tan rural y pastoril
Abajo vienen a saludarnos
El guardián de la piara…
Se nos queda mirando
Guardián de la paz de la quintana
A lo lejos un gran paisaje
Y a nuestra izquierda, el valle del Sella con el río en medio y el Sueve a lo lejos. Un pòco a la derecha La Peña Los Curones (461 m) y Los Gavilanes (591). Más cerca La Cueste Coviella
En medio vemos parcialmente alguno de los barrios nuevos de Arriondas/Les Arriondes, capital del concejo de Parres, donde el río Piloña va a dar al Sella. Este territorio parece ser que en la alta Edad Media parte de la denominada Provincia Premoriense que abarcaba gran parte del oriente asturiano, al igual que en los siglos XI y XII la Tierra de Aguilar, si bien no se tiene con total seguridad ni certeza. En 1374 sí aparece en el testamento de Enrique II en favor de su hijo bastardo Alfonso Enríquez, volviendo luego a la corona castellana ante sus pretensiones bélicas al trono, llegando a ser por ello destruidas algunas de sus fortalezas, como el Torrexón de Fíos, un poco más al norte, bajo la falda del Sueve
En este contexto de continuas disputas el Condado de las Arriondas fue creado y dado en pago por el citado Enrique II en pago a la fidelidad de la nobleza parraguesa, en concreto al quien sería su primer conde Hernando-Suero Díaz. Anteriormente había formado parte de los extensos dominios asturianos de Rodrigo Álvarez de las Asturias quien, al ser nombrado por su señor Alfonso XI padrino de su hijo ilegítimo Enrique de Trastámara, hace de este su heredero tras un cambio testamentario. Este condado y coto desaparecería en 1482 al fallecer el último conde, Tello Suero-Díaz, pasando entonces a ser coto propiedad de tres estamentos: el monasterio de San Pedru Villanueva, con fuertes intereses en la zona, como otros conventos, también al linaje de los Nevares y al obispado ovetense, cuya parte iría a la corona en 1579 con la Desamortización de Felipe II, comprándolo los vecinos por 254. 725 maravedíes y declarándose independientes de otros señores hasta que las reformas liberales del siglo XIX extinguiesen los señoríos de Nevares y San Pedru Villanueva, integrándose en la población que, en 1827, pasaría a ser capital del concejo
Justo encima Cuadroveña, que fue antes un tiempo capital del concejo, lugar habitado desde la prehistoria (cueva de Santianes del Terrón y Peña del Villar), y donde están ubicados los recintos de las enigmáticas fortalezas de La Forcada y Villar de La Peña, el castillo de Mancobio. Por similitud fonética ha querido buscársele relación con Vadinia, solar de los prerromanos vadinienses, pero solo como remota conjetura
En Cuadroveña nació en 1772 Rafael Salvador Escandón y Antayo, militar que participaría activamente en las guerras y política de su época, siendo las de la invasión napoleónica y la reacción absolutista, donde fue este su teatro de operaciones, sin duda las más relevantes
Baja por aquí, a desembocar al Sella, La Riega Bayón, que nace un poco más al sur
Pastos de Los Coros, ante nosotros…
De frente, el Picu l’Arbolín orienta nuestros pasos
Enlazamos con otra pista y seguimos todo de frente, con las montañas del Sella en lontananza
Majada de Los Coros
El Sueve en la distancia, majestuosa serranía que desde el mar se adentra en el interior. Su topónimo habría querido buscarse en el pueblo de los suevos, que quizás hubiesen tenido en él un limes, dominando la franja costera del noroeste peninsular, pero cobra más fuerza ser una evolución de Iovis, Júpiter, padre de los dioses del panteón romano, para ser exactos sabino, pero en origen divinidad guerrera de tormentas y relámpagos, tal vez como la local céltica Taranis, mitos cristianizados en santos como Santa Bárbara y Santiago y popularmente evolucionados en el nuberu, genio astur de las nubes, los truenos y la tempestad, que desde estas alturas arrojaba sus granizos sobre los pueblos y campos de la contorna, siendo a veces conjurado tañendo campanas (a veces para disgusto del párroco, que lo consideraba paganismo), lanzando alpargatas de espaldas o poniendo cuchillos sobre la mesa con el filo hacia arriba, pues por todo ello se decía…
Sentáu nel Picu Pienzu mirando taba un nuberu qu’esconxuró’l señor cura antes llegare al eru
Sierra también de grandes pastos, ganadería de vacas, cabras y vacas de montaña, que por eso también se dice…
Mázate lleche del Puertu Sueve y faite mantega más blanca que ñeve» (Bátete leche del Puertu Sueve y hazte manteca más blanca que nieve)
Dado que es una referencia geográfica de primer orden si sus cumbres están cubiertas por las nubes o no se afirma…
«Si El Sueve pon la capa garra la tuya y escapa «
(señal que va a llover)
O también referido a la niebla…
Malhaya sea la borrina que asoma al Puertu Sueve y nun traigo caperucha pa tapame si llueve
Aquí, empezamos a bajar
Atrás queda esta loma o cueto que hemos bordeado por sus laderas de Los Tucones a Los Coros
Desde Los Coros empieza la bajada a las riberas del Sella dando vista a la impresionante tajada de L’Argayada
Imponentes picachos calizos en torno al Picu L’Arbolín
Las montañas que cierran el Sella, testigos pétreos de tantos y tantos momentos determinantes de la historia
Ahora aún no llegamos a ver el valle, aunque pronto lo haremos
La pista sigue bajando por el mayéu, braña o majada, de Los Coros
De pronto, a nuestra derecha, una fantástica visual del valle hacia Cangas de Onís/Cangues y los Picos de Europa, un panorama que, en días claros, podemos plasmar en nuestra retina para siempre, tal y como escribimos en El Camino de Gijón a Covadonga:
«… nos percatamos del gran murallón que forma toda la cordillera que se levanta encima del valle del Sella, mientras bajamos desde Los Coros y llegamos a un cruce desde el que ya iremos viendo una fantástica visual de Cangues d’Onís con El Cornión o Macizo Occidental de Los Picos d’Europa encima, cubierto por la nieve gran parte del año, o sobresaliendo con sus desnudas alturas calizas sobre el verde de las vegas canguesas…La Collada Santa María, El Porru Bolu
, El Cuetu Llagu
, Llampacimera
, Los Porros de Los Argaos
, Los Collaínos
, Les Barrastroses
, Cembavieya
, Peñesanta
, Les Tres Maríes
, La Torre’l Mediu, La Torre los Traviesos
, La H.orcada Areniza
, La H.orcada Peñeblanca
, La Torre los Cabrones, La Verdelluenga
, La H.orcada los Tiros
, incluso Torrecerréu
, la cumbre más alta de Los Picos (2648 m), se yergue altiva desde más atrás, desde Los Urrieles,
como si quisiese estirarse hacia el cielo para que la podamos ver,
y como ella tantos y tantos otros picos
, h.oos y llambrialesdel mítico Mons Vindidus de la antigüedad, «al que primero habrían de subir las aguas de la mar que no las armas de Roma», según frase reseñada por los cronistas clásicos de las guerras de cántabros y astures contra los romanos (29-19 a. C.)»
Aquí abajo, la Recta de Prestín, con la gran nave de Malaquías Morales y la ciudad de Cangas de Onís/Cangues, pues ostenta este título al haber sido primer capital asturiana y con sede regia, ostentando por ello en su escudo el lema Mínima Urbium Maxima Sedium(la más pequeña ciudad la sede principal), antigua Canicas de los textos altomedievales, cuyo precendente poblacional ha querido buscarse en otra de estas pretendidas capitales de los indómitos vadinienses, pobladores, eso con más seguridad pues se hallaron sus estelas, desde antes y durante la dominación romana, si bien el lugar ya estaba habitado desde la oscuridad de los tiempos, ahí tenemos el dólmen de la Santa Cruz en Contranquil o, mucho más anteriormente, los pobladores de la Cueva los Azules
Allí tendrían sede real Pelayo, Favila, Alfonso I y Fruela. Tras el asesinato de este último la corte andaría ambulante por parte del Asturorum Regnum, tal vez en Samartín del Rei Aurelio, y ya plenamente seguros, en Pravia con Silo y Adosinda y, con Alfonso II El Casto, ya definitivamente en Oviedo/Uviéu. La ciudad, de un primer asentamiento en zona alta, pasaría con el tiempo a extenderse por la vega donde se unen los ríos Sella y Güeña, después, pasados sus años de capital del reino, sería el centro de un territorio, antecesor del actual concejo, que ya aparece delimitado en un documento del 926 y, en 1115, se habla del oriente asturiano y sus territorios de «Colunga, Cangas et Aquilare», con grandes términos dependientes de monasterios, San Pedru Villanueva, Triongu, Celoriu, etc. y también algunos señoríos laicos, como el de Gutierre Sebastián, donado en 1133 por Alfonso VII
El añadido de Onís no aparece hasta el siglo XIV, por primeras veces en demarcaciones eclesiásticas, y luego en el testamento de Enrique II a Alfonso Enríquez en 1374, a quien pasaría hasta que, tiempo después y a causa de sus ya citadas rebeliones, retornase a la corona castellana, si bien no hubo un documento poblacional, al estilo de las cartas pueblas de otros lugares concedidas por aquel tiempo por los reyes castellanos. El concejo tenía representantes en las juntas asturianas y en gran parte llegó a ser señorío del Abad de Covadonga y de los condes de la Vega del Sella, siendo el primero, en 1674, Fernando Duque de Estrada
La situación de la ciudad en el camino principal de peregrinaciones a Covadonga (fundándose aquí el Hospital de San Pelayo para los romeros) y encrucijada de pasos naturales, desde la cordillera la mar y del centro al oriente, en la unión de estos valles del Sella y Güeña, le confirieron especial relevancia, si bien ya en 1572 el cronista Ambrosio de Morales constata un especial abandono del solar de la Santa Cueva, a la que acudían numerosos peregrinos desde que en 1534 Clemente VII concediese pleno jubileo a quienes fuesen al santuario en setiembre y diesen limosnas, resurgiendo la abadía en 1634 con el patrocinio de Felipe IV y el obispo Martín Carrillo Alderete, continuadas por Felipe V y Fernando VI.
Más tarde el templo de Covadonga, un edificio de madera que tapaba la Santa Cueva, sufrió incendio en 1777 a causa de las velas de los fieles, iniciándose su reconstrucción con Carlos III y Carlos IV, si bien su total recuperación, como decíamos en el capítulo anterior, y hacerlo centro del mito fundacional vinculándolo política y religiosamente con la monarquía, llegaría con la visita de Isabel II en 1858, espoleada parece ser por la visita de su primo el Duque de Montpensier un año antes, siempre confabulando y con ansias al trono (no en vano financiaría la Revolución Española que llevaría a su destronamiento y exilio diez años después)
El valle fue escenario de cruentas batallas durante la invasión napoléonica, llegando a crearse los regimientos de Covadonga y de Cangas de Onís. incluso en 1810 el general francés Jean Pierre François Bonet hizo de la ciudad base de su ofensiva sobre la capital asturiana, logrando popilaridad la copla:
Cuando el general Bonet metió so tropa n’Asturies como yera tuertu d’un güeyu nun reparó nes altures
Existiendo la variante:
«Cuando el general Bonet vino a robar aquí a Asturias tuvo que vivir el home con fames, sustos y furies»
Más tarde, en la reacción absolutista, la partida realista del antes mencionado Rafael Salvador Escandón fue rechazada en esta ciudad el 4 de noviembre de 1822, por lo que acabaría en la cárcel de la población, que ya era el centro de un Ayuntamiento Constitucional
En 1827 los cotos de La Riera y Tornín fueron incorporados y en 1835 fue también proclamada capital del partido judicial de su nombre. Y así, avanzado el siglo, llegaría la industrialización, en base a las industrias alimenticias, cárnicas, lácteas, conservas, loza, etc. pero también a la minería con las antiguas minas de Los Picos, principalmente Buferrera, en Los Lagos de Covadonga
Y, en la distancia, siempre, los Picos de Europa, que ya veíamos desde el Altu la Cruz, en Villaviciosa. Su nombre llama poderosamente la atención, etimológicamente para unos por ser las primeras peñas de Europa que los marineros divisaban desde la distancia al volver de América, para otros por los peregrinos europeos que las veían y comparaban con los Alpes, algunos por los romanos, que vieron en ellas el escenario mitológico del Rapto de Europa, secuestrada por Zeus, nada de ello parece sostenerse demostradamente. Sus habitantes las conocen simplemente por Los Picos
Los textos más antiguos conocidos referidos a estas montañas, si bien no llamándolas de Europa, están en el Periplo Massaliota de la famosa Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, escrita en el siglo IV pero basándose en un texto muy anterior del VI a. C. Las alusiones al Mons Vindius, (Monte Vindio), de los textos clásicos alusivos a las guerras contra cántabros y astures, pueden o referirse a este o a otros parajes de la Cordillera Cantábrica, que llegó a conocerse como Pirineos o Pirineos Cantábricos en épocas pasadas
En las crónicas asturianas aparecen topónimos de lugares concretos, Liébana, Auseva, Amosa (Amuesa) pero no uno concreto para todo el macizo. Empezando el siglo XII el Obispo Pelayo se refiere a Permensa Pelaggi para el entorno de Covadonga, los Picos de Cornión o macizo occidental, lo que coincide con las crónicas musulmanas de la Peña de Pelayo, y Alfonso X El Sabio en su Libro de la Montería escribiría del «… pie de la Peña, desde Fuente de Eva…» (Fuente Dé)
No sería hasta 1530 cuando el historiador y humanista siciliano Lucio Marineo Sículo las llame Rupes Europae en su obraDe rebus Hispaniae memorabilibusescrita en Alcalá de Henares, al que seguirían en 1572 el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales con su Viaje Santo, donde las nombra como Montañas de Europa, seguido luego por Las Fundaciones del historiador Fray Prudencio de Sandoval en 1601, con las Peñas o Sierras de Europa y así hasta nuestros días, si bien la primera vez que se escribe exactamente tal y como lo conocemos hoy día, Picos de Europa, no sería hasta el Diccionario Geográfico e Histórico de Asturias de Martínez Marina. por el año 1800
Al pie de Los Picos, no lo vemos desde aquí, está el Real Sitio de Covadonga, otro centro de peregrinación secular… tal y como decimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga… «El principio de las peregrinaciones a Covadonga se pierde en la más oscura noche de los tiempos. Es más, mucho primero del cristianismo se da por seguro la existencia de un santuario de los más ancestrales pobladores prerromanos, dedicado con gran probabilidad a alguna divinidad femenina relacionada con el culto a las fuerzas de la naturaleza, una «deva» o diosa de la que su testimonio pervive en el nombre (uno de los nombres en realidad) del río que nace de la misma Cueva. La presencia de este santuario precristiano daría origen sin duda a las primeras peregrinaciones, de las que nada sabemos, y que podrían sumirse en la más remota antigüedad…»
«… Este lugar sagrado sería después cristianizado, por sustitución, en la advocación a la Virgen María, tal y como ha sucedido en otros muchos casos, pues aunque las religiones y las creencias cambien, los lugares sagrados o «Nemeton» parece que siempre permanecen. …En este caso no deja de ser impresionante escuchar todavía la leyenda, contada desde antiguo en muchos lugares de los alrededores del santuario, que dice que nuestra Santina y Patrona de Asturias «era una xana que vivía na Cueva, onde’l ríu, qu’un día unos flaires vistieron de santa». Esta leyenda, sencilla y aparentemente simple, explica en dos frases todo el proceso de sustitución de los antiguos dioses de los pueblos prerromanos con la llegada de una nueva religión que pasado el tiempo llegaría a ser oficial en todo el Imperio Romano. Es este un fenómeno social totalmente normal, universal, que pasa y ha pasado en todas las latitudes y en todas las religiones a lo largo de los tiempos, sin ningún menoscabo en absoluto hacia las creencias e ideales de cualquier persona sino todo lo contrario, es más, con el cristianismo las peregrinaciones ya dejan de ser una teoría o posibilidad para hacerse realidad demostrada y documentada. Según algunos autores, como Fermín Canella, el primer peregrino «de importancia» que conocemos visitó el santuario fue el rey de Asturias Alfonso III El Magno, aunque es fácil que fuese un exponente más de toda una estirpe de reyes asturianos que, desde el mismo Pelayo y su legendaria batalla, tuvieron una especial relación con estos parajes de hadas, diosas y santas…»
, en su visita al lugar, llegó a calificar de «excelente»…
Los Picos de Europa, con sus dosmiles dominando Asturias entera, puede llegar verdaderamente a hipnotizarnos, vistos desde aquí. En concreto es la parte de El Cornión o macizo occidental, cuya altura principal, Peña Santa, Torre Santa, Peñasanta, La Peñesanta o similares, llega a los 2.598 metros de altura… por eso se dice…
Altos son los Picos Urrieles altos son de maravilla más alta é La Peñe Santa que se ve toda Castilla
La primera ascensión a Peña Santa, en los albores del alpinismo, fue la del Conde de Saint Saud, noble enamorado de Los Picos, en 1892, quien la llamó «el Cervino de Asturias», yendo acompañado del vecino de Valdeón Vicente Marco, Vicentón de Los Llanos, y del escalador François Bernat-Salles. El conde llegó a escribir:
«Estamos en el lugar en el que el hombre no ha estado jamás y del que se dice que sobre su sagrada torre hay una fuente que mana eternamente… y que no existe. ¿No es un sacrilegio estar donde estamos»
Una posible ascensión anterior, en 1887, de Alejandro Pidal y Mon (padre de Pedro Pidal, I Marqués de Villaviciosa y primer escalador del Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes, acompañado del famoso Roberto Frasinelli, el Alemán de Corao, nunca ha sido confirmada
Sí se sabe la segunda, la de Gregorio Pérez de María, El Cainejo, que luego ayudaría a subirla al mencionado Pedro Pidal en 1904, dos días antes de conquistar la cima del Urriellu
Y así, con estos retazos de paisaje e historia, sigue la bajada de Los Coros al valle del Sella
Bifurcación y a la derecha
Seguimos la bajada entre campos y arboledas…
En primer término los prados de la cuesta al Llanu’l Cura, sobre Cangas de Onís/Cangues d’Onís. Luego son las montañas de El Puertu Baxu o Montaña de Covadonga, cerrando el valle del Ríu Deva o Covadonga. Arriba en esta foto las nubes tapan Los picos menos sus cimas más altas, una estampa bastante frecuente
Bajada directa al valle
Curva a la derecha en descenso
Y a lo lejos a nuestra izquierda, bajo el Picu l’Arbolín, otra referencia histórica y geográfica muy a tener en cuenta en este camino, pues forma parte de las claves de lo que vamos a ver próximamente
Unas casas en lo alto de un cueto, donde hay prados, aprovechando un rellano en esta ladera del monte
Llueves, lugar de la parroquia de Cangas de Onís/Cangues a 216 metros de altitud y encima del río, escenario de la legendaria lucha a muerte entre Favila y el oso que le dio muerte en 739, suceso inmortalizado en una inscripción gravada en una peña al lado de las casas. A consecuencia de ello fue durante un tiempo escenario de fiestas republicanas
El topónimo está vinculado a Iovi (Júpiter), padre de los dioses del panteón romano pero en origen deidad de las tormentas, que parece una superposición al celta Taranis
Praos y biesca, según bajamos iremos viendo nuevos paisajes y nuevos detalles
Vista del valle del Sella entre Villanueva y Cangas de Onís/Cangues d’Onís, bajo el Monte Llueves
Ahí están los Puentes de Villanueva, el paso de Parres a Cangues sobre el Sella, que vamos a emplear en esta propuesta de ruta a Cuadonga, tal y por donde lo señalizó en los 90 la Tertulia El Garrapiellu, dando la posibilidad de visitar el pueblo, Villanueva, cabeza de la parroquia de este nombre, que abarca términos cangueses y parragueses, así como su histórico monasterio, en la actualidad parador de turismo, que empezaremos a ver también un poco más abajo
En esta foto de principios de abril con los árboles aún desnudos, tal vez apreciemos mejor el perfil de estos puentes sobre el Sella, que marca la frontera de concejos durante bastantes kilómetros
En Villanueva están el Puente Nuevu, en primer término construido para acceso directo al parador, y el Puente Vieyu, justo después, por donde va señalizada esta ruta. Luego iría un bellísimo paseo por la ribera del Sella y sus cotos trucheros y salmoneros para entrar en Cangas de Onís/Cangues por Contranquil. Así escribimos del lugar en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«… las casas de Villanueva, en concreto las del barrio El Puente, algunas con terrazas, balcones y galerías asomando hacia el cauce fluvial, que aquí baja profundo, lugar en el que se celebra todos los años la impresionante H.oguera Flotante, sobre las aguas, la festividad de San Pedro…»
«… El Sella, sí, que nace en Fonseya, Oseya de Sayambre, en El Puertu’l Pontón, entrando por Los Beyos en Ponga y Amieva para después hacer de frontera entre Cangues y Parres antes de desembocar en la mar en Ribesella, el río que tiempo ha comunicaba, más que separaba, los antaño orgullosos clanes astures luggoni de los cántabros vadinienses y orgenomescos, haciéndose luego mundialmente conocido, como hemos relatado en episodios anteriores, con la Fiesta Les Piragües. Una raíz lingüísitica derivada de «salia» que da nombre a numerosos hidrónimos europeos. Un río que aquí baja ya ancho y fuerte, con el agua de los manantiales de Los Picos, aumentada enormemente en época de lluvias y deshielos, alimentado por la nieve derretida de los neveros de las montañas. Es entonces cuando puede venir bravo y furioso, recuperando durante unos días todo lo que antaño fue suyo, inundando el espacio ganado por el hombre a sus orillas. Es el tributo de las fuerzas de la naturaleza, que tienden cada cierto tiempo a reconquistar sus dominios arrebatados, por eso son levantados algunos muros de contención, espesos y fuertes, al pie de las casas»
Ahora vamos a mirar de los puentes y el río un poco a la derecha…
Ahí está, en la N-625, la Recta de Prestín, en tierras parraguesas, con una pequeña zona industrial ocupando la vega. Encima Cangues y. más arriba, El Llanu’l Cura, una de las rutas a Covadonga desde aquí, tal vez la más montañosa y larga, pero no por ello menos bella, pasando por Següencu. Nosotros en este blog optamos en ir por el valle, plagado de historias que contar…
Curva a la izquierda y más bajada
Otra panorámica de Prestín, Cangues, El Llanu’l Cura y Los Picos…
Hace aquí el camino una buena revuelta en torno a estos prados…
De frente, entre los árboles, asoman de nuevo las casas de Villanueva
Curva a la derecha…
Pasamos junto a más fincas…
Y ahora, a la izquierda de las casas, ya empezamos a ver en la ribera del Sella el histórico monasterio de San Pedro de Villanueva, hito importantísimo del Camín a Cuadonga
El parador lo componen dos grandes edificios, el monasterio propiamente dicho es el de la izquierda
Del famoso monasterio de San Pedro de Villanueva propiamente dicho, que ejerció toda su influencia en esta parte de Asturias durante siglos, destacan desde aquí su torre cuadrada y los edificios monacales, construidos para sustituir al edificio medieval románico derribado en 1690, a excepción de la iglesia y algunos elementos del interior, como porciones del claustro. No obstante la tradición asegura que en el lugar hubo un templo anterior fundado por el monarca Alfonso I, como veremos cuando vayamos a visitarlo
LA VEGA LOS CASEROS, VILLANUEVA Y CONTRANQUIL: EL PASO DEL SELLA DONDE EL OSO MATÓ A FAVILA. EL CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN-COVADONGA (17)
Mapa de este «trozo del camino»
Los puentes del Sella y Villanueva. Al fondo Cangas de Onís/Cangues y los Picos de Europa
Bajando por Los Coros, viniendo de Los Tucones, Romiyín y Romiyu , caminamos por el Camín de la Reina disfrutando del impresionante paisaje del valle del Sella, en primer término los puentes por los que se pasa del concejo de Parres al concejo de Cangas de Onís/Cangues, entre La Vega los Caseros y Villanueva, a la izquierda de la foto, así como parte del itinerario que nos aguarda por la misma orilla para entrar en la ciudad canguesa, Mínima Urbium Maxima Sedium (la ciudad más pequeña la máxima sede, lema de su escudo, al haber sido capital), por Contranquil, para continuar trayecto por La Pedrera hacia El Lleráu, o realizar primeramente una muy conveniente visita a la población
Más allá es el valle del Güeña, por donde saldremos de la ciudad hacia Susierra (al pie de Cardes), Celoriu y Sotu Cangues, con los montes de Ñeda y Narciandi a la derecha, y los de Covadonga, la Sierra la Estaca, con el emblemático Monte Priena (722 m), cuya ladera sur, La Cueste Ginés, mira a la Cueva la Santina
Pero los que se ven impresionantes y soberbios, cubiertos de neveros parte del año, son los dosmiles del Cornión, el macizo occidental de los Picos de Europa, destacando las murallas calizas de Peña Santa o La Peñe Santa con sus formidables 2.598 metros de altitud, de la que tanto hemos hablado, al igual que de todo ese macizo, en numerosos lugares de este Camín a Cuadonga desde los que podemos observarlos, siempre majestuosos, salvo cuando, frecuentemente, se cubre con el manto de las nubes…
Aquí más cerca, encima de Cangues, El Llanu’l Cura, por donde va a Covadonga la ruta andariega más montañera y larga, la del G.R. 105, pasando por Següencu. Nosotros en nuestro caso atendiendo a la señalización de El Garrapiellu, iremos por abajo, directos, por los valles
Dos son los puentes para pasar aquí el Sella, el Puente Nuevu Villanueva y el Puente Vieyu, tomaremos el segundo, el más antiguo, sucesor de las antiguas barcas que comunicaban ambas márgenes, si bien, en nuestro caso, recomendamos primero una visita al antiguo monasterio de San Pedro Villanueva
Siguiendo la sinuosidad de este camino, el histórico Camín de la Reina, veremos el monasterio un poco más adelante, cuyo templo pasó a ser parroquial tras la Desamortización Española en 1835
El monasterio fue emplazado en una vega bajo las montañas que cierran el valle del Sella. A lo lejos el Picu L’Arbolín (573 m)
A la izquierda L’Argayada, Les Argayaes o L’Argayón, impresionante desprendimiento natural de la montaña, del que ya hablábamos en el capítulo anterior
Se ve desde muy lejos y la leyenda popular dice que lo hizo el diablo, arrastrando a sus madre por los pelos, sierra arriba
En 1907 fue declarado Monumento Histórico-Artistico y, a finales de ese siglo, se realizó una profunda reforma del extinguido monasterio y su entorno para hacer de él un Parador de Turismo, inaugurado el 8 de julio de 1998
Se hizo además un nuevo gran edificio, a la derecha de la foto, en el llamado El Güertu’l Cura, unido al edificio histórico por una galería de cristal. El Sella pasa justo a sus pies, oculto a nuestra vista por la vegetación
De lo que es propiamente el convento desde aquí vemos los edificios construidos a finales del siglo XVII que transformaron la obra románica, si bien la iglesia, que visitaremos luego, es uno de los máximos exponentes del arte románico en Asturias, si bien se atribuye una fundación mucho más antigua de la que no han quedado restos, tal y como escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«Las tradiciones y algunos viejos papeles atribuyen la fundación del Monasterio de San Pedru Villanueva a Alfonso I, tercer rey de Asturias, existiendo aquí un Panteón Real en el que se dice fueron enterrados el monarca y su mujer Ermesinda. Se supone que había una basílica de tres naves, derribada en el siglo XII, quinientos años después, para edificar el actual conjunto monacal, en el que se asentaron los benedictinos…»
«… La leyenda dice que Alfonso levantó el primer convento en memoria de su cuñado y antecesor Favila, muerto por un oso en una cacería en el cercano Monte Llueves. Habrían sido los auspicios de su mujer Ermesinda, hermana de Favila, quien le harían construir un templo en memoria del suceso, albergando la cripta de la realeza… «
«… En verdad, las partes más antiguas del edificio no son anteriores al primer tercio del siglo XII, primera fundación románica, de la cual se conservan el triple ábside semicircular y las paredes de la nave. Era un monasterio benedictino, regido por monjes de la Orden de San Benito, hasta su extinción en 1835. Hasta fechas bien entradas aún seguían
oficiándose misas de cabu d’añu(aniversario) por los primeros reyes asturianos. Así en un documento del siglo XVII se lee:
«cada año a 27 de febrero se dice una vigilia y otra misa cantada por los Señores Reyes Don Alonso el Cathólico y Doña Hermesinda su mujer y por el Señor Rey Don Fruela y su mujer Doña Menina»…
«… En el último tercio del siglo XII se levanta la majestuosa portada sur y se remoza la portada oeste. En esa portada, las escenas de algunos de sus capiteles narran la que se tiene marcha a la caza del oso de Favila, despidiéndose de su mujer Froiluba donativos y heredades de muchos miembros de la nobleza asturiana, entre ellos Pedro Díaz de Nava (1289) o Rodrigo Álvarez de las Asturias (1331). Tras unos siglos de fuerte poder e influencia, rentas y riqueza, en el territorio, entró en decadencia en el siglo XV, cayendo muchas de su tierra dentro de la órbita de familias nobiliarias…»
«… Dependió siempre de la mitra de la capital asturiana, hasta que con las reformas religiosas del siglo XVI la Orden de los Benitos pasó a depender directamente de San Benito de Valladolid (1534). Entonces ya no quedaba más aquí que una pequeña comunidad monacal con abad y prior, administrando las propiedades del cenobio. Esta nueva administración no le vino mal, pues recuperó su esplendor, de ahí las obras que hicieron un nuevo edificio de nuevo cuño, entre los siglos XVII y XVIII… «
«… Uno de los mayores deseos que existían en aquel momento era el de hacer valer sus derechos para la pesca en El Ríu Sella de manera exclusiva a su paso por las tierras del monasterio. Hubo un intento de anexionar San Pedru Villanueva al monasterio de Celoriu en Llanes, que fue rehusado con la intervención del emperador Carlos I de España…»
«… En el año 1649 y de acuerdo con el entonces Opispo de Uviéu Bernardo Caballero de Paredes, los frailes empiezan a regir la parroquia de Villanueva. En 1685 se tira la vieja torre medieval y se construye la que vemos en la actualidad, reformándose todo el claustro y emprendiéndose obras en la iglesia y demás partes del monasterio. El claustro que vemos hoy en día es estilo barroco-clasicista, aunque se conservan algunas arquerías y otros elementos románicos, originales del antiguo…»
«… En 1775 desaparece el tejado de madera y se sustituye por otro de bóveda de piedra, levantándose también el coro. En 1801 se conjura un primer intento para desamortizarlo y fundar en el lugar una fábrica de hojalata. Poco después, durante la francesada, los monjes huyen al ocupar el monasterio las tropas napoleónicas. Únicamente se quedó el lego Fray Antonio, quien fue muerto por la soldadesca. En 1835, con la Desamortización de Mendizábal, que confiscaba los bienes eclesiásticos no productivos, el monasterio queda extinguido pero no desaparece del todo, al pasar a ser Casa Rectoral en 1845. Fue declarado Monumento Nacional en 1907. Los últimos monjes dejaron el lugar en septiembre de 1935. Después de mucho abandono se restauró en 1964 con proyecto de Francisco Pons y Ramiro Moya. En 1996 se inician los trabajos para edificar el parador nacional de turismo…»
Siguiendo ruta nos adentramos en la frondosa biesca de árboles autóctonos
El camino es bastante llano durante unos metros…
Luego hay un poco de curva a la derecha y salimos a unas fincas
A la izquierda, el matorral… los matos o sebes
Sigue la curva
Y abajo vemos unas casas…
Hemos llegado a La Vega los Caseros, memoria hecha topónimo de los antiguos caseros de los monjes en estas tierras que fueron del monasterio
Los caseros llevaban en arriendo tierras y caserías, cuidando la hacienda, viviendo aquí con su familia, pero cuya propiedad era conventual, un territorio que comprendía vegas y montañas de ambas riberas del Sella, comunicadas por barquerías, formando un círculo de unos cinco o seis kilómetros de diámetro, según escritura de donación otorgada en el año 746 por el rey de Asturias Alfonso I, conservada gracias a una recopilación de documentación antigua, hecha en 1615 por el cronista del rey Felipe II, Fray Prudencio de Sandoval, quien se dice la llevó del monasterio en una visita a sus hermanos benedictinos, o se le envó, hacia 1615,para transcribirla a su obra Crónica de los cinco obispos, asentándose así sus límites «Desde la peña de la Morca a la peña Vermexa, y al lago de Vio, y a la fuente de Bergón, y a la Mazorra y Collado de los Estelos, y al campo de Espina, y a la fuente de Arroyo, y a la fuente de Olaya, y a la fuente de Fontameña, y al molino de la Puente, y al Sedo de la Mula, y al prado de Quintas, y al Reborio de Montes-fratres, y a la pasada de las Llanas, y a la cuesta de la Rubiera, y al Canto del Pico Salgar, y al Canto de Espina, y al Canto de la Corija y vuelve a dicha peña de la Morca» Luego de pasar por las manos de Sandoval, quien afirma que el monasterio se fundó en memoria del rey Favila, muerto por un oso en las cercanías (Monte Llueves), este documento fundacional se pierde en la historia y nunca más fue hallado. Hubo pesquisas, pues era muy importante, como dice el cronista oficial de Parres Francisco José Rozada Martínez: «Era absolutamente imprescindible para los monjes tener en su poder este documento fundacional de cara, sobre todo, a poder seguir manteniendo los múltiples derechos y privilegios que tenían sobre el río, tierras, diezmos, préstamos, censos y rentas. En otro manuscrito -que trata sobre los derechos del monasterio a la pesca en el río Sella- se cita de nuevo al obispo Sandoval y se dice sobre el acta de fundación: «No hay la menor noticia de su paradero al fin y muerte de este célebre historiador. Él la estampó literalmente, como lo asegura en la historia del fundador de dicho Señor Don Alonso y su testimonio ha bastado para que se tenga por cierta la referida donación»
Luego de unos metros en recto la pista realiza una curva a la izquierda
Enlazamos con otro camino y pasamos detrás de esta cabaña
Con otra estupenda vista en el cruce de este sector del valle del Sella
La Recta de Prestín, que cruzaremos para seguir ruta por la orilla izquierda y su senda fluvial
El mismo paisaje a comienzos de la primavera. Hoy en día han ido a menos los tradicionales usos agropecuarios y La Vega los Caseros es zona residencial y de alojamientos turísticos, hoteles, casas rurales…
Al lado de la famosa Recta de Prestín está por ejemplo el hotel rural La Posada del Monasterio, en un edificio construido en 1712 por los monjes para albergar a los peregrinos a Covadonga. A partir de aquí, en el entorno de Cangues d’Onís, y hacia Covadonga, la oferta de hospedajes, tiendas, casas de comidas, sidrerías, bares, etc. va a multiplicarse exponencialmente
Justo a la izquierda, donde están los coches, se sitúa el Hotel La Vega-Casas Rurales Casa Cardín. Hacia allí cruzaremos en un momento la N-625 para pasar a Villanueva
A la derecha de la foto reconocemos entre los árboles los altos y nuevos edificios del barrio de Contranquil, por donde entraremos en el casco urbano cangués
El cruce y, como hemos dicho, a la izquierda
Y desde la cabaña bajada directa ahora hacia las primeras casas…
El Picu l’Arbolín (573 m), a nuestra izquierda
Abajo a la derecha el Monte Llueves y la aldea de este nombre, cuyo topónimo está vinculado a Iovi o Júpiter, el padre de los dioses del panteón romano, teónimo de raíz indoeuropea, dyu, luz y piter, padre, por lo que sería el Padre de la Luz. En origen era divinidad de los cielos, el clima y ciclos agrarios, siendo un equivalente del griego Zeus y, además de elementos puramente del Lacio, de donde procedía su culto, mezclaba elementos etruscos
Los equivalentes en otras mitologías del ámbito indoeuropeo podrían ser, aparte del Zeus griego mencionado, el celta Taranis, también muy representado en toponimia, o el Thor germánico, si bien con algunas características diferentes. Su cristianización se hace muchas veces con Santiago, Apóstol del Trueno y, en la mitología popular, como a Taranis se le relaciona con el nuberu, tal y como pasa en el Sueve, topónimo de similares circunstancias
No deja de llamar la atención que un lugar de tan fuertes resonancias míticas como Llueves, fuese escenario de un regicidio, el de Favila hijo de Pelayo, protagonizado por un oso, o tal vez más concretamente osa, o aún más, tal vez hubiese sido un crimen político camuflado, pues a su mujer Froiluba e hijos en descendencia directa se les pierde el rastro. Si bien la monarquía asturiana tendía a ser electiva entre la nobleza palaciega, en principio la familia directa del rey, o princeps (primus inter pares), era la mejor situada, llevando la herencia las mujeres. Así su hermana Ermesinda haría recaer el trono en ella y en su marido, y por lo tanto cuñado de Favila, Alfonso I
Y siguiendo en bajada ya llegamos a La Vega los Caseros
Un poco más allá de La Vega los Caseros, vemos Prestín con su polígono industrial, donde destaca la nave de Malaquías Morales
El cronista Rozada Martínez explica en sus artículos que allí estaba La Fábrica, cuyo topónimo se conserva, pues fue solar de la fábrica hojalatera que, en principio, se intentó ubicar en el monasterio, la Real Fábrica Nacional de Hoja de Lata, pero que fue allí en 1802, a instancias del industrial, escritor y sacerdote Don José Vicente Pereda, de la que sería él el director. Influyó en esta decisión el que el tesorero del ministro Manuel Godoy, don Antonio Noriega de Bada, de nombre real Julián Antonio Noriega de Llerandi, fuese natural de este concejo de Parres
Esa finca de Prestín, en el lugar de Fontameña, había sido propiedad, en 1624, de don Sebastián de Asiego, tenido por fundador del Mayorazgo de Parres, y fue permutada por los monjes por unos terrenos que tenían en Següencu y en Parres. La Fábrica fue destruida en 1809 durante la francesada
Pasando las primeras casas sigue la recta en prolongado y continuo descenso
Flores y jardín
Nos asomamos al vallado
Ahí está la rotonda de la N-625, entrada directa al parador y monasterio por el Puente Nuevu
Al otro lado del río Sella, oculto por la frondosa arboleda de ribera, el pueblo de Villanueva, y a la izquierda el monasterio, cuya vinculación con Covadonga era muy estrecha. Realmente durante siglos, y pese a la existencia de mesón en Cuadonga y hospital de peregrinos en Cangues d’Onís, los alojamientos escaseaban y el entorno mismo de la Cueva la Santina era sumamente pobre
El citado cronista parragués Francisco José Rozada nos dice que las relaciones entre los abades de Villanueva y de Covadonga, eran cordiales. Así en 1591 se entregaron por parte del primero al segundo dos celemines de escanda en calidad de limosna (Covadonga era muy pobre), y en 1616, cuando el nuncio y legado del Papa Paulo IV concedió canonjía en Covadonga a un sacerdote vallisoletano, pero este tardó tanto en tomar posesión, su puesto fue ocupado por el cura de Villanueva, Paulo González de la Cuesta, mientras los fieles de Villanueva eran atendidos por el prior de Covadonga, residente entonces en La Riera
La visita a Covadonga llevaba pues casi obligatoriamente parada asistencial en este monasterio, al menos para visitantes de ciertos estamentos sociales, que nos se acogerían s los hospitales de peregrinos pobres. Los gastos de esta actividad se registran, tal como ocurre en 1684 con los trece reales de comida y vino cuando viene el General de la Orden Benedictina con un nutrido séquito de criados y acompañantes, más otros dos reales para pagar a las mujeres que les llevaron la comida a Covadonga
Un año después se agasaja al gobernador Gregorio Cisneros, familia y caballeros acompañantes, gastándose en ello 33 reales por diez libras en dulces, junto con otros 32 para conservas, confituras y demás viandas, a lo que se sumaron cuatro reales añadidos en un nuevo cortexo o agasajo para ellos en Cangas de Onís. La bodega registró la merma de catorce cántaras y media de vino
Las exquisiteces de los convites consistían en cosas como hojas de azahar confitada, dulces secos, anises, bizcochos, chocolate, salmones, truchas, lampreas, anguilas, congrios, pollos, terneros, manteca fresca, peradas o sidra de pera, y algunas cosas más Y continúan así los gastos…
«En el año 1686 los monjes les pagaron cinco reales a las criadas del prior de Covadonga por dar de comer en su casa al abad de Celorio y al prior de Nava, además de seis «quartos» a diferentes pobres en la iglesia de Covadonga; más otros dos reales al criado del cura de San Martín que dejó dos caballerías para subir a Covadonga Así van pasando años y anotaciones de gastos ocasionados por el abad de Oviedo y el definidor de Cornellana; para pagar a testigos de los varios pleitos que los monjes mantenían con vecinos, linderos y otros curas; a los mozos que iban a Oviedo a llevar y traer cartas, a los músicos de Covadonga que bajaban a celebrar San Benito en el monasterio o a los mozos de cocina que debían desplazarse con algunos invitados. A veces las comitivas eran amplias como en el caso del Fiscal de la Audiencia de Oviedo que -entre entre el 14 y el20 de septiembre de 1777- con su «madama, hija, doncella, señor lectoral, señor capellán, un agente fiscal, cuatro mozos, siete caballeros y ponerles comida en la venta de Sotiellos y cena y comida en Covadonga, se gastaron novecientos setenta y seis reales» Ese mes fue movido en Villanueva porque, seguidamente, -entre los días 21 al 28- se hospedó el Regente de la Audiencia de Oviedo que llegó con una comitiva similar a la del fiscal Tanto el fiscal como el regente fueron de los últimos visitantes del santuario de Covadonga antes del gran incendio que destruyó todo lo que había en la cueva apenas y mes más tarde, el 17 de octubre de aquel año 1777″
Hubo veces que los cortexos no pudieron pagarse en metálico, sino en terrenos, como en 1717, cuando los monjes los sufragaron con algunas de sus propiedades en La Riera, al lado ya de Covadonga
Según seguimos bajando estudiamos la situación y la ruta a seguir
Si desde La Vega los Caseros queremos ir directamente al monasterio (no pocos peregrinos se alojan en él), podemos cruzar por la rotonda al Puente Nuevu
Si no deseamos ir al parador e ir seguidamente hacia Cangues podremos salir al otro lado de La Posada del Monasterio y cruzar la N-625 para ir al Puente Vieyu. Era el recorrido original que se señalizó en 1993, cuando no existía aún el Puente Nuevu
Nosotros vamos a hacer las dos cosas: vamos a cruzar El Puente Vieyu pero también visitar el monasterio
Acabando la bajada pasamos junto a la antigua escuela, que actualmente es vivienda
Otra vista hacia Puente Nuevu, Villanueva, L’Argayón a la izquierda y L’Arbolín y Llueves a la derecha
Ya pisando asfalto seguimos la cuesta abajo entre las primeras casas de La Vega los Caseros
Nos perdemos de vista tan preciosa vega…
En los postes telefónicos veremos las flechas del Camín a Cuadonga y las rayas blanca y azul del GR-105
Fila de casas a la derecha
Aquí finaliza la bajada que empezamos en Los Coros
Una pequeña explanada cruce de varios caminos viene a ser el centro del pueblo
Es una encrucijada muy importante que conviene explicar, pues hay varias señales y opciones
– A la izquierda podríamos ir directamente al monasterio y parador cruzando la N-632, y luego el Sella, por El Puente Nuevu
– De frente seguiríamos la ruta señalizada por El Garrapiellu desde 1993, que es la alternativa que vamos a seguir en este caso, pues, pues aparte de ser el trazado original, podemos ver de frente la hermosa estampa de Villanueva desde El Puente Vieyu y seguir por la orilla del Sella Contranquil, o también previamente visitar el monasterio
De frente todo recto iríamos siguiendo el Camín a Cuadonga de El Garrapiellu, para cruzar el Sella por El Puente Vieyu y recorrer sus riberas, que es la opción presentada en este blog
Pero hay otra posibilidad, pues aquí se separa de este el G.R. 105 Ruta de las Peregrinaciones, que, paralelo a la carretera, por Prestín, entra en Cangues d’Onís por sus particulares puentes Nievu y Vieyu, también llamado este El Puentón, o El Puente Romanu, luego de Cangues sube a El Llanu’l Cura para llegar a Cuadonga por Següencu
Presentamos ambas opciones para que quien quiera escoja, o incluso si le apetece indague otras alternativas. Nosotros, reiteramos, tomamos de frente el Camín del Garrapiellu, como popularmente también se le conoce. Su poste ha desaparecido pero quedan algunas flechas en el poste telefónico
Vamos de frente a una casa con cierto aire indiano, Villa Lily
Desde el vallado vemos a lo lejos el Puente Nuevu y la entrada principal a la finca del parador-monasterio. A lo lejos Peña Pandu (401 m)
Avanzamos camino adelante…
Pasamos junto a Villa Lily bajo su palmera y verja que cierra el jardín delantero
Escudo en la fachada y gran abeto enfrente
Luego un muro de piedras…
Caminamos entre las fincas…
Al fondo la N-632
Pasamos junto a La Posada del Monasterio
Gran portón de acceso
Luego otro portón y edificio principal
Con un gran corredor sobre la corrada, corralada o espacio delantero
Al llegar a la carretera N-632 hemos de ir a la derecha
Aquí la señal de El Garrapiellu se ha conservado. Antes estaba en un poste, se cayó y fue colocada en esta marquesina de madera
Y aquí enlazamos con la senda peatonal que comunica Arriondas/Les Arriondes con Cangas de Onís/Cangues d’Onís, siguiendo toda la carretera entre las dos poblaciones
Caminamos por esta senda sólo unos pocos metros, hasta la primera casa
A la izquierda el Hotel La Vega-Casa Cardín
Como hemos dicho, atención a cruzar al llegar a la primera casa
Si bien muchos peregrinos siguen por la recta todo recto hasta Cangues, el trazado original de El Garrapiellu ofrece la mencionada opción, más agreste, natural y bucólica, de seguir por el borde mismo del río. Para ello cruzamos aquí
Aquí, a la entrada de una finca, cruzaríamos la N-632 de frente al hotel, siempre con el máximo cuidado y atención: hay buena visibilidad pero es normal que haya mucho tráfico y veloz, sobre todo en días festivos (el domingo hay mercado en Cangues). A veces incluso hay que esperar varios minutos para pasar, se hecha en falta algún dispositivo para dar seguridad a los viandantes, pues estos cruces hacia los puentes entre La Vega los Caseros y Villanueva son muy empleados por vecinos, senderístas y visitantes
Al otro lado el camino pasa entre el hotel y la antigua Casa Castro, a la derecham que tuvo tienda, donde antaño encontrábamos a José Antonio Sierra, artesano de la piedra y la madera, famoso por sus reproducciones de cabañas de pastores, faros y maquetas de monumentos como El Puentón de Cangues
Al fondo vemos ya las casas de Villanueva
El camín sigue entre pues entre ambos edificios
Gran fachada del hotel con la puerta de da a la calle
Seguimos todo recto, viendo al fondo las casas de Villanueva
Aún quedan placas de madera, de aquella señalización integral llevada a cabo gracias a la colaboración y patrocinio del Principado de Asturias en 1997
Aquí arrancan los muros del acceso al puente, en este camino que se levanta sobre la vega
A la izquierda el jardín del hotel
Parrilla, mesas, e invernaderos
Monumento al caballo…
Atrás la carretera, La Posada del Monasterio y la bajada de Los Coros
Nos dirigimos así a las arboladas riberas del Sella
Aquí arranca propiamente el puente
Bajo el Puente Vieyu, a ambos lados, hay una gran playa fluvial de cantos rodados
Y ante nosotros ya Villanueva, conceyu de Cangues d’Onís, al que entramos ahora dejando el de Parres
En el año 1551 leemos en el Manuscrito de San Pedro de Villanueva de Fray Juan del Saz, que el procurador y cobrador, defensor de los bienes del monasterio, el Licenciado Pedro de Velorado, por poder otorgado por el Abbad Padre Fr. Juan de Belorado, lamenta que se hayan perdido muchas tierras propiedad del convento, por lo que amojonaron, esto es, se pusieron mojones delimitando algunos de esos terrenos, también aquí en Villanueva…
«Mas amoxonaron e determinaron la guerta de Villanueua que esta en el lugar de Cangas, e frontea a los moxones que jacen delante de la casa de Alonso de Cangas y de la otra parte frontea en la casa de la Tapia de frente de Diego de Pedro González, e de parte de abaxo costea en heredad de Coadonga según está amojonada»
De frente a nosotros, el primer barrio de Villanueva se llama El Puente, como no podría ser de otra manera
Nosotros seguimos el trazado del viejo puente que reemplazó a las antiguas barquerías que comunicaban ambas orillas, con mucho trasiego en la antigüedad sin duda, pues ambas orillas eran parte del coto monacal y la vecindad acudía a los oficios religiosos, concejos y reuniones de la que sigue siendo la cabeza de una parroquia que se extiende tanto por tierras canguesas como parraguesas
Y allí a la izquierda está el Puente Nuevu, construido para dar acceso al Parador de Turismo pero también al mismo pueblo de Villanueva, más ancho y apto para el paso de vehículos. Hasta no hace mucho por San Pedro, el patrón, se prendía una espectacular
hoguera flotante, la
Joguera (o
H.oguera, con hache aspirada), del Sella
A la mitad del puente muchos caminantes se detienen para hacer fotos a ambas márgenes del río, pueblo y orillas
Desde El Puente, el camín seguirá a la derecha por L’Alisera
Por ahí sigue la ruta, a través de la orilla y casi al borde del agua a veces, por los cotos de pesca, trucheros y salmoneros.
El río Sella nace en el puerto El Pontón y es uno de los principales ríos asturianos, en su longitud de 73 kilómetros recibe numerosos e importantes afluentes que forman una gran cuenca fluvial; hemos hablado del Piloña pero pronto conoceremos el Güeña, más al sur están el Dobra, el Zardón, el Ponga… todos ellos a su vez con más afluentes, principalmente el Piloña
Su raíz lingüística es el indoeuropeo salia, corriente de agua, compartida con otros topónimos, Sayambre, Sellañu, Saja…
En torno al río se revela estuvieron los límites entre los astures luggoni y los cántabros vadinienses y orgenomescos. Su valle constituyó un secular paso natural entre la meseta, la cordillera y el mar, pues su desembocadura, el puerto de Ribadesella/Ribeseya, fue puerto comercial, además de importante muelle pesquero, hasta entrado el siglo XX, saliendo por ejemplo madera de los bosques de las montañas
Al sur volvemos a ver una vez más los dosmiles de los Picos de Europa, que fueron una de las referencias visuales de esta ruta casi desde el comienzo, pues ya los divisábamos desde el Altu la Cruz, bajando a Niévares, en Villaviciosa. Estos que vemos son Los Urrieles, el macizo central
Una imagen desde el mismo lugar en abril, recién comenzada la primavera, con los árboles aún pelados y Los Picos con mucha nieve
Bajo los Picos, los montes y sierras que cierran el valle del Ríu Deva, oficialmente río Covadonga. Deva, de nuevo el teónimo de la diosa celta de la naturaleza, que teníamos al comenzar el camín, en la parroquia gijonesa de Deva, recordando que ya entonces decíamos que era este un camino que empezaba en Deva y acababa en Deva…
Los derechos de pesca del río fueron siempre en la historia causa de pleitos, no solamente con el monasterio, sino también con los concejos y los particulares, así de 1667 es el Pleito y demanda que el concejo de Cangas tiene puesto contra don Bernardo de Estrada sobre la propiedad de los pozos del río Sella que están en dicha jurisdicción y distrito de Parres
Servicio de especial relevancia eran también las barquerías, muy bien documentadas y que se otorgaban en los llamados Arriendos de la Barca, pues no había puentes, si bien se sabe que hacia finales del siglo XVII se hizo uno un poco más adelante, en El Brezu, de madera y muy endeble por lo que no debió de tener larga vida, costando, según leemos en El Libro de Parres, «como cien doblones o seis mil reales»
En un documento de 1632, del Manuscrito de San Pedro de Villanueva por Fray Juan del Saz, se estipula un servicio de barquerías, con licencia de los abades, para llevar gente a misa, con precios para los casados y las viudas:
«Siendo Abbad Fray Juan Brason se hizo escritura de contrato ante Gonzalo Pérez de las Rozas, escriuano real, en la qual cofesado los vezinos que el conuento tiene el derecho y pacífica posession del rio y de la barca y de cobrar por ella el barcaje por pasar los feligreses de la otra parte del rio a missa doce quartos a los casados y seis a las viudas, piden licencia para hazer una barca y el Abbad la concedio por su tiempo reseruando el derecho a los Abbades sucesores para uoluer a lo antiguo…»
Y en 1663 se habla de hacer una nueva barca:
«El Maestro Fray Juan de Quiros, en el año 1663, pactó con los feligreses que cada uno pagase dos reales para poner la lancha de nuevo en el río, y después de hecha pagassen un real o un copín de abellanas cada año por el pasage…»
De frente al puente hay un texu, y detrás del texu, en el cruce, la Casa’l Lecheru, el que fue el chigre del lugar, de Manolo, el Lecheru Villanueva, un muy buen sitio en sus tiempos para realizar una parada antes de seguir ruta. Ha cerrado por merecida jubilación hace no muchos años
Y ya pisamos tierra canguesa bendecidos por este totémico texu, un primer paso cargado de simbolismo ancestral, árbol de la vida, la muerte y la eternidad para la antigua sociedad céltica. La vida por estar siempre verde al no caerle la hoja; la muerte por la alta toxicidad de sus miembros, con los que se hacían venenos, pero también alucinógenos (paso al umbral de otros mundos), y la eternidad por su longevidad, de hasta varios, a veces bastantes, siglos. Con la cristianización se asimila a esas mismas alegorías y a la de la resurrección, por eso se planta en los espacios sagrados de las iglesias, capillas, monasterios y oratorios. Todo un emblema del camín cuando este entra en Cangas de Onís/Cangues d’Onís
Enfrente de la Casa’l Lecheru hay una explanada en un cruce, a la entrada de este barrio de El Puente
Aquí tenemos una disyuntiva, podemos seguir a la derecha a Contranquil o, primeramente, realizar una visita al monasterio de San Pedro de Villanueva, que bien la merece, tal y como vamos a hacer nosotros ahora:VISITA AL MONASTERIO DE SAN PEDRO DE VILLANUEVA:
En este caso, como decimos, antes de seguir ruta al casco urbano cangués tomando la dirección de Contranquil, iremos a la izquierda atravesando el pueblo de Villanueva y, de paso, visitándolo también
Las casas forman aquí una calle a lo largo del viejo camino que comunica con el monasterio y con toda esta ribera del Sella, pues viene de Les Roces
Hay filas de casas a ambos lados
Viviendas unifamiliares, algunas con terreno o jardín, las de la izquierda miran hacia el río por el otro lado
A la derecha… un hórreo, ¿o es una panera?, porque no que tenga seis pegollos quiere decir que sea panera, ¿o sí?. Una cosa es segura, tiene dos subidories, dos escaleras de piedra, por lo que parece es de varios propietarios
Los pegollos son de piedra. Arriba la puerta que mira a la calle
Presenta artísticamente tallados motivos alegóricos actuales
La estatua de Pelayo en La Explanada, frente a la Basílica de Covadonga, que veremos acabando el camino
El gallón o urogallo, especie en extinción propia de la Cordillera
Parecen hojas, tal vez del totémico avellano
El oso, otra especie protegida
El Puentón, Puente Vieyu o Puente Romanu de Cangues
Las hojas de roble
En la tenovia, arte popular
Una tetrapétala en forma de cruz
Seguimos ruta calle adelante
Más filas de casas, ahora a la derecha
La calle parece tender a estrecharse un poco
Subimos ligeramente…
A la izquierda muria de piedra cerrando un terreno
Un espléndido, colorista y cuidado jardín
Una gran explanada, La Bolera, donde como su nombre indica antaño se jugaba a los bolos. De frente una de las entradas a la finca del parador y monasterio, hacia la que nos dirigimos
Antes, a la derecha, hemos de ver un detalle
Un altarín o altarina, con cruz de piedra, hasta donde llegan las procesiones en las romerías y fiestas mayores
Tal vez sea de tiempos de las reformas barrocas del monasterio
Se conservan en la cruz inscripciones, muy gastadas…
De La Bolera pasamos pues a la citada entrada al viejo monasterio y actual parador
Los monasterios eran en el fondo grandes empresas de explotación agropecuaria y bases administrativas del territorio, de su propio coto y con influencia en otros colindantes y tierras concejiles, esto se ve la las claras en la extensión de su terreno y finca más inmediata, cerrada por muria, que abarca un gran terreno
Al entrar en la antigua posesión conventual hay una casa de corredor, tal vez alguna vivienda de caseros, administradores, almacén…
Gran parte de este terreno ha sido aprovechado para aparcamientos. Otra parte de la finca es pradería de pasto
Vista de Villanueva
Y aquí una panerona, tal vez sucesora de las que tendrían los frailes para almacenar el grano
Solapanera, debajo de la panera, carros del país con sus ruedas en forma de H y antiguo arado y sembradora
En torno a los actuales aparcamientos hay arboledas y jardines. De frente vemos el edificio nuevo del parador, en lo que era El Güertu’l Cura que le llamaban, antiguas huertas del párroco de antaño, cuando el monasterio fue desamortizado y su iglesia pasó a parroquial
Atravesamos toda esta explanada en diagonal, hacia la derecha
Lo que es propiamente el monasterio está al fondo
El monasterio, sus antiguas dependencias rehabilitadas, comunicadas ahora con el nuevo edificio por un pasillo de cristal que vemos a la izquierda
Bajamos aquí a la izquierda por esta rampa…
Ahora de frente el nuevo edificio y al fondo las colinas de Los Coros
Y ya vamos, a la derecha, al histórico cenobio, viendo primeramente las partes fruto de la reforma de finales del siglo XVII que sustituyeron los edificios románicos por otros nuevos barrocos, como la torre y las dependencias en torno al claustro
Nos agrada recuperar un texto de la Agenda Asturias 1993 Arte prerrománico y románico, que dice, en un texto:
«Tuvo que ser importante este monasterio (por lo menos hasta que los afanes desamortizadores del siglo XIX se empeñaron en restar importancia a las manifestaciones terrenales del sojuzgamiento divino), tanto por las múltiples referencias como por las vicisitudes de su propiedad como por la magnífica hechura de lo que ha llegado hasta nosotros»
Vamos primeramente a ver el acceso principal al monasterio
Esta es su gran fachada de entrada al interior, barroca
Y barroca es la portada de acceso, actualmente a la recepción del parador
En esta portada aparece la fecha de 1687, dentro de las profundas reformas llevadas a cabo en ese tiempo
La portada está rematada por un triángulo y, en medio de él, una hornacina con la imagen del patrón, San Pedro. Arriba en la fachada los escudos reales
San Pedro, totalmente reconocible con las llaves del Cielo
Antes de entrar al claustro vamos a visitar la iglesia del monasterio, empezando por el exterior
Ahí está la torre barroca, construida a partir de 1686 (otras fuentes dicen entre 1690 y 1699) para sustituir a la anterior, románica, que realmente no se sabía muy bien donde estaba ubicada, si bien unas excavaciones realizadas entre 1996 y 1997 permitieron situarla al otro lado, en el muro norte
Esta torre guarda la impresionante portada sur, que estuvo muchos años tapada por yeso, fue hecha en mampostería por canteros locales y es de planta cuadrada. Tiene tres cuerpos, el primero abierto abajo, donde está la portada, por dos grandes arcos de medio punto. El segundo comunica con el claustro alto y con el tercero por una escalera, en ese cuerpo superior, con ventanas abiertas a los cuatro vientos, están las campanas. A la derecha del camino que conduce a ella hay un monolito
En un homenaje al párroco Don Ceferino Fernández Álvarez y a los vecinos que consiguieron que este viejo monasterio fuese declarado Monumento nacional el 31 de julio de 1907. Fue colocado al cumplirse el centenario de esa proclamación a instancias del Ayuntamiento y de la asociación cultural Foguera de San Pedro
En la torre están las campanas de la iglesia. Como en otros monasterios junto a importantes cursos fluviales, tenía San Pedro Villanueva el dominio sobre los derechos de pesca, anunciándose a campana tañida cuándo podrían los vecinos salir a pescar el salmón,
La iglesia, aunque también muy reformada, ha podido conservar buena parte de sus elementos fundacionales benedictinos, ya que, de la fundación prerrománica de Alfonso I y posibles reformas más o menos inmediatas nada parece haber llegado a nuestros días
Realmente la iglesia románica debería haber desaparecido dentro del proyecto de renovación barroca del convento, pues así estaba planeado. No se sabe muy bien porqué no se hizo pero, como suele pasar en casos similares, es fácil que fuese por cuestiones de presupuesto
Otro texu, este ya grande y magnífico, se yergue en el campo de la iglesia, cuya construcción pasó por diferentes fases
Se sabe que la primera fase de construcción románica se realizó a principios (primer tercio) del siglo XII
De esa primera fase so el magnífico triple ábside semicircular y los muros de la nave, así como el primer documento, una teja fechada en 1223 con la inscripción«in era MCCLXI arbas rodericvs consvmavit ecclesiam sancti petri monacvs martinus scripsit tella»
Una segunda fase de la construcción románica sería del último cuarto de esa XII centuria, con dos portadas que miran al sur (una desaparecida), y la renovación de la portada oeste De esos momentos son abundantes las marcas de canteros, especie de firmas que les servían para cobrar sus trabajos, normalmente hechos a destajo, abonándose no el tiempo sino el resultado de la labor
De su maravilloso ábside o cabecera, que alberga la capilla mayor en su interior, escribimos así en El Camino de Gijón a Covadonga:
«El triple ábside semicircular es una muestra del esplendor del arte medieval, tanto desde el punto de vista arquitectónico: un ábside central grande y dos pequeños laterales, en perfecto equilibrio, como del artístico, con gran cantidad de símbolos y figuras resaltadas con ciño y detalle a golpe de pico y cincel, principalmente en los canecillos que asoman bajo el alerón del tejado, donde se muestran abundantes representaciones eróticas junto con otras de más extraño significado. El observador podrá dejar volar su imaginación con todas y cada una de las figuras, animales, hombres y mujeres, caras y cuerpos, constituyendo de por sí un tratado de arte medieval»
Este ábside tripartito alberga a tres altares en su interior, el principal o capilla mayor, y los laterales, que luego veremos por dentro. En los de los lados entra la luz por dos ventanucos estilo saetera, abiertos en el siglo XVIII, al igual que otros dos, cuadrados, a los lados: También veremos otros similares a los de saetera o aspillera en otras partes de la iglesia, si bien algunos están cegados
En el gran ábside central hay uno más grande, entre dos columnas
Una preciosa ventana románica con su arco de medio punto y columnas con bases, fustes y capiteles, estos historiados, el de la derecha temática vegetal en forma de palma y el de la izquierda dos leones enfrentados
Capitel derecho con las palmas…
Los leones del de la izquierda, con una persona en medio, un tema muy usual en la iconografía románica. Muy posiblemente aluda a la escena bíblica de Daniel en el foso de los leones y, alegóricamente, la lucha contra el mal, el pecado, las tentaciones, etc
La arquivolta presenta flores tetrapétalas y su chambrana o moldura un sogueado
Capítulo muy especial y aparte, merecen los canecillos, pero además de los de estos tres ábsides vamos a ver TODOS los de la iglesia. Para ello primeramente vamos a dirigirnos a la derecha
Y empezamos por los del muro norte, la zona siempre en umbría. Fijémonos en la ventana lateral del ábside derecho, de las que se hicieron en el siglo XVIII, durante las reformas, al igual es estos contrafuertes, que se pusieron por entonces al dividirse la nave de la iglesia en tramos separados por arcos fajones que en ellos soportaban su peso
Hay un campo que era el acceso al cementerio, donde estaban las tumbas de los monjes o, tal vez tras la desamortización, tal vez también las de los vecinos, cuando el templo pasó a ser iglesia parroquial de Villanueva, tanto la parte canguesa como la parraguesa de la parroquia
Miramos hacia arriba entonces, a la larga fila de canecillos que sostienen el alerón o saliente del tejado. Fijémonos también en la ventana, también un añadido posterior del siglo XVIII, y en la saetera, este sin duda un elemento original medieval
Básicamente el tema iconográfico imperantes son motivos en forma de bola o apomados
Si bien hay alguno que parece de inspiración diferente. El primer de la izquierda parece una cabeza arrojando algo por la boca
Los demás, aunque en forma todos de bola, no hay dos iguales
Cada uno tiene distinto aspecto y traza
Este por ejemplo nos recuerda una manzana ¿fruta de la tentación y la sabiduría?
También hay algún canecillo liso, o casi liso, entre los de bolas
El elemento es genuinamente decorativo pero la repetición del mismo sin duda buscaba transmitir sensaciones, tal vez de movimiento, continuidad, infinito, eternidad, como era usual en el románico
Llegamos así a la puerta del camposanto…
Y recorriendo de nuevo el muro norte regresamos hacia el ábside
Vamos a ver primeramente pues los canecillos del pequeño ábside lateral que da paso a este muro norte
Vamos a empezar por los dos primeros a la derecha
El primero, pegado al muro, más que canecillo es un capitel, tal vez antaño tuviese debajo el fuste de una columna
El siguiente a su izquierda es una figura humana de gran cabeza con los ojos muy abiertos
Esta imagen parece estar representando una persona con las piernas abiertas mostrando ostentosamente una vulva mientras se echa una mano a los ojos
Otro; una cabeza humana con los ojos saliéndose literalmente de las órbitas que parece arrojar, o meter algo en la boca
Figura en forma de pico agarrando una representación en espiral
Un personaje que parece sentado y apoyado en un bastón. En el maravilloso blog Arteguías dedicado al arte románico leemos que a veces a las personas se las representa con rasgos de mono adrede, como caricatura simiesca del hombre
Y ahora, sobre la aspillera, los canecillos más próximos al ábside central
Este parece casi liso, pero debió representar algo que parece muy gastado
Pegado al siguiente ábside es otro capitel, una cabeza defore presenta gran nariz, ojos y boca enormes, a esta se le ven los dientes y parecen salirle, o entrarlo, o morder, un tallo de unas plantas que hay a los lados. Este elemento no es inusual en el románico y en otros casos, mismamente en el interior de la iglesia, como veremos, lo que salen son serpientes
Vamos pues a pasar ahora a ver los del ábside central, que arranca en recto, y están situados más arriba
Esta es la línea de canecillos que pasamos a comentar
El más cercano al muro este del templo tiene labrada una cruz, el siguiente un tema vegetal y otro bola o pomo
Más acá uno de rollos o cilindros y luego otra bola
La pared recta del ábside principal acaba arriba en un canecillo de cara monstruosa
Podría ser una fiera, tal vez un lobo, o incluso un oso, de impresionantes y enormes ojos fuera de órbita, orejas pequeñas hacia atrás, gran nariz y terribles fauces dentadas en pico. En el citado blog del románico Arteguías leemos en su apartado de Simbolismo Románico:
«Procedente del mundo grecorromano, bizantino y persa, el bestiario fantástico se apodera del mundo cristiano románico no sin resistencias y críticas por pensadores de la época.
Pero el románico sacraliza esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones, por lo que su aparición en capiteles, canecillos, metopas, tímpanos, etc., es reinventada y usada con sentido de enseñanza y advertencia.
Es innegable que el bestiario fantástico es uno de los motivos escultóricos que más interés genera entre nosotros y el que mayor efecto de intimidación provocaría en el hombre medieval.
Estas peculiares e imaginativas bestias se generaban por combinación de partes de animales diferentes, creando estampas, en ocasiones, atroces. Estos animales podían ser representados solos o en lucha entre sí o con hombres indefensos, con el objetivo de conmover y motivar al creyente en su esfuerzo por evitar las tentaciones y renegar del pecado.
Aunque cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso completamente opuestos, el románico usó ciertos animales con predilección para manifestar el bien y otros como formas del mal y del diablo»
A su izquierda, ya en la parte propiamente semicircular del ábside, canecillo de rollos y canecillo de bola. Esta pared está rematada en un zócalo ajedrezado en la parte superior
Entre estos canecillos hay espacios también historiados con diversas escenas, muy expresivas, así como flores de cuatro pétalos
A la izquierda de la bola un espacio en forma de cuadro con la representación de una gran flor estilo roseta. Luego un canecillo con una cabeza
A esta cabeza parece salirle la lengua, o tener algo en la boca. Se representaban toda clase de alegorías, vicios, pecados, castigos, en lo que buscaría una finalidad moralizante separando el bien del mal y mostrando el contraste entre ambos conceptos
A la izquierda de la cabeza un cuadro esculpido presenta dos personajes separados por una especie de columna. Arriba en el alero hay otro cuadro, este con una tetrapétala. El siguiente canecillo a la izquierda presenta cuatro cabezas
Las cuatro cabezas parecen unidas en torno a un círculo…
A su izquierda otra tetrapétala en un espacio y arriba otros dos personajes
Además de decoración los temas vegetales y naturalistas son muy expresivos en el románico, transmitiendo sensaciones de vitalidad, naturaleza, paraíso, creación. Los cuatro pétalos transmiten además la simbología terrenal de este número
A su izquierda vamos a pasar ahora al capitel de la columna derecha de este ábside, que muestran una especie de entrelazos muy trabajados
Hay lo que parecen unos seres con pico, como aves, estilo pelícano, enfrentados. Otro elemento muy común en el románico que puede tener diversos significados
Hemos decir que en este ábside central hay señales de disparos: aquí se fusilo al anciano monje Fray Antonio cuando entraron los franceses en la invasión napoleónica
Vamos a ver ahora los siguientes canecillos a la izquierda del capitel. Entre ellos más espacios historiados con tetrapétalas y en el alero, bajo el ajedrezado, diversas escenas
Aquí un personaje parece llevar a sus espaldas un gran fardo cilíndrico, en forma de barril. A esta representación, existente en otros lugares, se le ha querido buscar la metáfora de quien lleva la carga de los pecados, tal vez incluso los monjes y su esfuerzo contra el mal
A la izquierda la tetrapétala y un animal
Es evidentemente un cuadrúpedo, podría ser un oso, lo que avalaría la tradición que este monasterio se haría en memoria de Favila y su muerte en una cacería en el cercano Monte Llueves, si bien esta obra románica se hizo unos 400 años después de aquel suceso. Nada podemos saber de lo que había antes
Entre este canecillo y el siguiente una escena muy interesante
Son tres personas con hábito monacal que parecen sentados a una mesa, pudieran ser monjes, abades, fundadores…
Tienen las manos sobre la mesa y las caras son casi idénticas, su boca, sus pómulos y sus ojos saltones. Sin embargo el hábito del de la izquierda muestra pliegues de los que carecen los otros dos
Arriba filigranas decorativas
Y este es el capitel a su izquierda, otro personaje con un gran fardo o barril. Este parece sentado y comer una especie de gran piña entre sus piernas. Va a recordarse en uno de los capiteles del interior de la iglesia, donde el ser que come la piña el claramente un mono
Cuadrada con flor de cuatro hojas y rollo circular hueco con decoración en forma de palma
Luego tetrapétala con forma diferente a las anteriores y el capitel de la segunda columna de este gran ábside central
Ahí vemos motivos que, aunque distintos, recuerdan al capitel de la primera columna, los pájaros afrontados, cabeza, cuerpo, pico y garras, tocándose con un ala, muy estilizados, con sogueado debajo
Vamos pues a ver ahora todos los canecillos de la parte izquierda de este ábisde, a partir de la columna
A la izquierda capitel en forma de rollos
Tetrapétalas de distintas clases en los espacios a los lados
Sigue arriba la cenefa ajedrezada
Después un capitel con dos personas abrazadas, la de la derecha tiene las piernas cruzadas, parecen estar sentadas pero, por otros similares en otras partes, también podrían ser danzarines. Su gesto parece risueño y los ojos abiertos como platos
Muy interesantes también el siguiente espacio y canecillo
En lo que parece una ventana bífora con su columna central en la que se representa hasta un capitel de tema vegetal y los arcos de medio punto, el de la derecha claramente sogueado, se ven un personaje con hábito y a la derecha un ave con bastante minuciosidad en los detalles del plumaje. La cola podría delatar que representaría a un águila, con toda la amplia gama de significados que puede delatar, desde el símbolo de San Juan Evangelista al mismo Cristo, pues por su fuerza y nobleza simboliza valores positivos. También entre otras cosas el poder de Dios sobre el hombre
Luego otra persona de gran cabeza con otras dos atrás, a los lados y más pequeñas, es el motivo del siguiente capitel a la izquierda
Otro capitel y otra cabeza monstruosa más con ojos desorbitados y enorme boca dentada, con dos culebras o similar en la boca. A la izquierda otros dos personajes en ventana bífora ocupan el cuadro entre este y el siguiente capitel
A simple vista parecen dos personas con algún báculo, palo, cayado o espada, el de la derecha tal vez con una armadura bajomedieval aunque su extraña forma tal vez sea otra cosa. Si nos fijamos en el de la izquierda el palo tiene forma en realidad de anguila o de gran serpiente, con espina dorsal y cabeza puntiaguda con ojos
A la izquierda , donde empieza el tramo recto de este gran ábside principal, otro capitel realmente llamativo, lo que por su aspecto y cola semeja un águila guardando con su cuerpo una gran bola… ¿el huevo cósmico de la creación, ¿el poder de Dios protegiendo al mundo? (en contra de lo que se supone popularmente el concepto de tierra redonda ya estaba asumido por entonces)
Abundando en la multitud de interpretaciones no dejamos de pensar en la leyenda-tradición popular de la llamada piedra del águila, a la que se le atribuían propiedades propiciatorias positivas. Así en el blog Mitología Asturiana de Marisa Díaz leemos en el apartado Litoterapia popular:
«La piedra de las águilas es piedra incubadora, que, según el vulgo, se encuentra en el nido de estas aves para dar calor a sus huevos en incubación y favorecer que estos sean empollados. Es una piedra férrica, variedad de limonita y porosa, también llamada aetites y que resuena como si tuviera otra dentro, según afirma Castillo de Lucas. Las mujeres la llevan como amuleto cuando están embarazadas»
A partir de ahora desaparecen la cenefa ajedrezada sobre ellos y los espacios cincelados en forma de cuadros entre uno y otro. Este siguiente capitel parece mostrar figuras monstruosas, si bien es una figuración tan estilizada que podría ser sin duda cualquier otra cosa
Pensando en una población que, mayoritariamente, no sabía leer, estas alegorías tan bien definidas buscaban transmitir historia, ideas, pensamientos, doctrinas, a veces con más de uno y de dos significados superpuestos, dándole incluso al conjunto una evidente sensación de movimiento. Más tarde, incluso en el mismo románico medieval, otras corrientes más sobrios buscaron evitar tanta profusión de símbolos, bien como emblema de más pobreza, bien para evitar malas interpretaciones, o bien para que nada entretenga a monjes y fieles ni de la oración ni de la reflexión. No pocos fueron eliminados y otros tapados…
En el de la derecha un ave, diferente a la anterior, también alarga su cuerpo, cuello y cabeza, guardando una bola. A la derecha dos bolas y bajo ellas un tallo en tres formas con sogueados
El canecillo más a la izquierda enseña lo que parece sin duda filigrana vegetal
Bien, vamos ahora a bajar a ver los del pequeño ábside lateral izquierdo…
Empezamos a la derecha por los más cercanos al ábside principal central, encima de la aspillera
Separa ambos ábsides un capitel de alegoría vegetal. A su izquierda una persona que, como todas las aquí cinceladas, presenta marcados gestos, casi caricaturizados. Lo cierto es que pese a ello tienen una cierta naturalidad que las diferencia de otras representaciones más hieráticas o mayestáticas de las figuras del medievo
Más que la realidad de las proporciones, perspectiva, etc. parece solía buscarse, resaltando el tamaño, los detalles importantes que se querían transmitir. Muchos como este parecen llevar una especie de capucha. La cabeza está bastante detallada, los ojos saltones, la nariz, sonrisa y barba. El cuerpo parece en este más esquematizado
Otro capitel en lo que parece otra cabeza de rostro monstruoso, si bien aquí con boca cerrada
Este está dañado, podría haber sido otra ave envolviendo con su cuerpo una bola, o simplemente un pico agarrándola
Otro fardo en forma de barril sujeto al canecillo por un soporte en el que se le representa encajado. No sabemos si aparece algún personaje en él
Línea de canecillos hacia el arranque recto del ábside lateral
Indudablemente parece un hombre tocándose el miembro, tal vez una escena de masturbación. El tema erótico está sumamente extendido y representado en el románico, por las razones que ya hemos expuesto. En el románico tardío de influencia cisterciense, que buscaba la sobriedad y la alegoría de pobreza, se tendía ya a evitar tanta decoración y tanto simbolismo. La idea era que la sobrecarga de filigranas y detalles podría entretener o despistar de la oración y la meditación a los fieles. Sin duda también las posibles interpretaciones y dobles sentidos de muchos de estos elementos pesaron en ello. El gótico, el renacimiento y el barroco aportarían nuevas vueltas a la decoración y todo tipo de representaciones, naturalistas, geométricas, personas, animales, etc. pero ya con una inspiración bien diferente
De todas formas la abundancia de elementos eróticos y de marcado simbolismo sexual, aparte de transmitir ideas moralizantes respecto al pecado y al castigo, que sería la más tradicional, también tiene otras posibles razones expuestas por investigadores. Una de ellas, cada vez con más adeptos, era que la sexualidad estaba mucho más desinhibida que ahora y se plasmaba sin rubor como escena cotidiana, no siendo hasta el siglo XVI cuando se impondría una visión más pecaminosa de los acto sexuales
Otra posibilidad planteada es el fomento del sexo dado el altísimo porcentaje de mortalidad de la época, enfermedades, pestes, guerras, falta de higiene, alimentación, etc, diezmaban a las poblaciones y era una forma de contrarrestar a la omnipresente mortandad
También el poder reproductivo humano, que sería capaz de procrear, como facultad casi divina, ha sido esgrimido como posible fundamento de estos bajorrelieves, no faltando quien busca una reacción a contra la aversión al sexo de los cátaros o albigenses, cuyas creencias se estaban extendiendo por buena parte de la cristiandad. Estas cuatro hipótesis verían lo sexual como positivo y entrarían en contradicción con la versión pecaminosa y negativa de la primera
Otro canecillo en forma de rollos, tres en concreto, número de lo celeste y de la Santísima Trinidad
Y ya el último y el capitel
Parecen unas cabezas, y alguna bola, en figuras serpentiformes enrolladas, si es así recuerda las leyendas populares, vinculadas también al citado huevo cósmico, de la piedra de la culebra, que curaba supuestamente las picaduras de este animal, siendo en realidad estas piedras fósiles de llamativas formas. En el citado blog deMitología Asturiana de Marisa Díazpodemos leer:
«La piedra de la culebra tiene según la tradición un origen animal, pues se forma con la baba endurecida de la culebre y más concretamente con un conglomerado impar de estos ofidios y de sus secreciones» «Tal fue la importancia sanitaria de las piedras en nuestro Principado, que antaño los municipios adquirían para el servicio público de sus vecinos y moradores (Bernardo Acevedo manifiesta a este respecto que un ayuntamiento conservaba dos piedras de culebra, dedicadas al uso de los convecinos y que una de ellas fue adquirida en cien ducados de vellón para siempre jamás del mundo)»
El capitel, también de los de forma de palmas y con cuerda sogueada abajo
Estos elementos, que con el tiempo llegarían a ser calificados de obscenos y sacrílegos, fueron andado el tiempo tapados con cal, hasta que volvieron a salir a la luz, este el el caso de la portada románica guardada bajo la torre del campanario, que vamos a ver ahora, antes de entrar a la iglesia
Esta portada sur es para sorprenderse, pese a que quedó afectada en parte por la construcción de la actual torre del campanario en 1690
Presenta cuatro arcos semicirculares labrados minuciosamente con más elementos de geometría y plantas, sostenidos en columnas con sus capiteles tan artísticamente labrados que casi, casi solo ellos, de por sí, valieron para que el monasterio fuese declarado monumentos
El zigzag o dientes de sierra, por ejemplo, en la parte más exterior, puede simbolizar las aguas purificadoras y dar sensación de continuidad y movimiento. Luego tenemos las tetrapétalas y otros elementos en los arcos interiores
La misma arcada, un elemento antiquísimo adoptado por el románico, al ser representada con varios arcos, da una sensación de túnel, entrada en la casa de Dios, un trozo de Cielo en la tierra, y esta sería por tanto la Porta Coeli
Vamos a ver «el tesoro de Villanueva», los tres capiteles del lado izquierdo, rematado arriba por una saliente banda ajedrezada: representan, como en una sucesión de viñetas, una de las escenas más significativas del románico asturiano. la Despedida del Caballero, en la que quiere verse la sucesión de acontecimientos que llevaron a la muerte a Favila, si bien representados cinco siglos después
Ciertamente las escenas de besos y despedidas del caballero y la dama abundan relativamente en el románico avanzado, en un momento en el que las figuras van «humanizándose», con escenas cotidianas y amorosas que se contraponen a las mayestáticas y tensas representaciones de siglos anteriores
Unos autores dicen que se trata de una escena más de esos amores caballerescos que inspiraron a los artistas bajomedievales, a la que luego se le buscó un significado, y otros al revés, que es pura y simplmente la muerte de Favila, transmitida legendariamente, sirvió para inspirar al artista, que ya conocía estos modelos de la épica del momento, y los adaptó a la leyenda de Favila, y a la tradición que asegura que el templo primigenio se hizo en su memoria
Al lado del primero de los capiteles del lado izquierdo comienza la acción de La Despedida del Caballero, un bajorrelieve con una dama que besa a un caballero montado a caballo, el cual lleva un halcón en su mano, tal si se despidiesen al salir él de cacería. Están esculpidos hasta en sus más mínimos detalles, incluyendo pormenores tales como las filigranas y dobleces del vestido de las figuras
Aquí se quiere ver a Favila despidiéndose de su mujer, muy temerosa pues parece tener un mal presagio, y se despide de él dándole un fuerte beso, como queriendo retenerlo
Ya en lo que es propiamente el capitel está El Beso del Caballero con su amada, y al fondo un palacio. Son dos motivos amorosos de un románico tardío, que anuncian nuevos tiempos para la historia y el arte. Aquí se quiere contemplar que Froiluba insiste en sus besos para que Favila no se marche, aunque él ya no aparece aquí con su equipo de caza. También se interpreta que realmente la primera escena fuese esta, empezando el día en el palacio real, que vemos a la izquierda, sobre el cual, según una tradición, se construiría tras la muerte de Favila el primer monasterio, recordando su muerte, reinando ya Alfonso I. Todo a gusto de cada narrador o de nuestra imaginación
Sea como sea hay cosas muy importantes, el gran realismo del momento y los detalles esculpidos, la expresión, la proporción, gestos y posturas. El palacio real aquí esculpido dicen inspiraría a Roberto Frasinelli, el Alemán de Corao, siete siglos después, para trazar los planos de la Basílica de Covadonga, dato que sin ser excluyente no deja que verdaderamente se hubiese basado en la catedral de Caen en Normandía (Francia)
En 1897 los hermanos
García Ceñal, en sus investigaciones buscando el citado palacio en Cangues d’Arriba, escriben:
» En uno de los capiteles de la iglesia de Villanueva se observa un bajorrelieve representando el Alcázar de los Reyes de Cangas y como quiera que esos capiteles datan del siglo XI o XII, es lícito suponer que el artista que esculpió la leyenda de Favila alcanzó a ver el palacio, o por lo menos vestigios suficientes para hacer una copia exacta o aproximada»
La otra cara del primer capitel muestra un caballero con casco y espada defendiéndose del ataque de un oso. Sin duda es la parte más vinculada inequívocamente con Favila. Adviértase el lujo de detalles en las fauces del oso y en la cota de malla del caballero, además de en la frondosa vegetación en torno a ellos
Ciertamente se sabe que la caza del oso era una especie de prueba, autoimpuesta, en caballeros relevantes de ciertas épocas para demostrar su valentía
Existe una leyenda similar, con oso como co-protagonista, sobre otro rey asturiano, Aurelio, que siguiendo otra peligrosa táctica que se sabe existía, se dejó ir a abrazar por uno de ellos, llevando una vara de madera en pico, cogida fuertemente a sus manos pegada a su cuerpo en vertical y, justo cuando el animal se abalanzaba sobre él, en un fuerte movimiento pone la vara en horizontal sin dejar de agarrarla con suma fuerza. El oso, con su propio peso al tirarse sobre Aurelio, se la clavaría mortalmente en el corazón. Aquí el rey sale mejor parado y el lugar será bautizado como Baraosa, en el actual concejo de Samartín del Rei Aurelio, que debe su nombre al monarca
Naturalmente son leyendas, pero como todas, tienen una base real que puede permitirnos entender un poco el contexto de la época y ciertas costumbres plasmadas en documentos y tradiciones
Nueva «viñeta»: en el segundo capitel del lado izquierdo, este, el del medio parece una continuación de la narración: la mujer con los brazos en jarras, con el palacio de nuevo al fondo, ve a Favila alejarse, ya en la otra cara del mismo capitel, en una imagen de cetrería, con el caballero cabalgando sobre su montura mientras lleva el halcón y un pájaro les sobrevuela
Símbolos vegetales parecen simbolizar cuando Favila se adentra en los bosques del Monte Llueves, donde el oso le mataría. La superposición de figuras transmite una muy lograda sensación de perspectiva
Y ahora, en el capitel tercero, a su derecha, puede culminar este episodio de la muerte de Favila
En su gran escena central un cuélebre, detallado con sus fauces, alas, garras y escamas, se traga a una persona de la que nada más se le ven ya las piernas, el resto del cuerpo está dentro de las fauces del monstruo. Sobre él. otro individuo parece estar siendo apartado del peligro por un ángel
A su derecha, en este lado del capitel, otro ángel le clava la lanza al cuélebre. Se ha querido ver en esta representación la salvación del alma del rey Favila, sacándola del infierno representado por la bestia
«Los ángeles nunca tuvieron tanta relevancia como en el periodo artístico románico. Su representación es de bellos personajes de cabellos largos y bien peinados, con rostros suaves y agradables y grandes alas. Son una de las delicias que el románico nos regala. Los demonios, sin embargo, son esculpidos y pintados con enorme variedad de formas. La mayoría son figuras grotescas, deformes y feroces, con ánimo de espantar al observador»
Va que ni pintado para toda esta escena…
No nos olvidemos del lado lateral izquierdo del mismo capitel, con un segundo cuélebre, este relamiendo o besando a un mozo, en lo que simbolizaría la tentación del mal. Detrás de él, otra figura parece agarrar al culebrón por detrás, mientras al fondo del relieve se ven las alas de un ángel
En realidad, más que dos cuélebres parecen uno solo, con una cabeza en cada extremo, por lo que sería una anfisbena, animal mitológico representado por una culebra alada con estas dos cabezas, una a cada parte del cuerpo
Y en el capitel más pegado a la puerta hay cuatro pájaros grandes que se asemejan águilas, sobre todo por la forma de la cabeza pico. Los del lado izquierdo miran a lo alto a la izquierda, mientras que los del derecho se miran de frente y se tocan con el pico
Las águilas tienen un variadísimo simbolismo en el arte religioso en general y en el románico en general desde ser el símbolo de San Juan Evangelista o, por su fuerza y nobleza, al mismo Cristo, conductor de las almas hacia Dios, al igual que la Ascensión, el Bautismo y la regeneración, así como el Juicio Final. La postura de las cabezas también tiene su significado… o significados
Por su parte, los capiteles del lado derecho de esta portada son tres, también como los de la izquierda con una cenefa ajedrezada sobre ellos
No tienen escenas propiamente dichas, solo adornos florales y temática vegetal esculpida en piedra. Puede ser un mero elemento decorativo en principio pero también está cargado de simbolismo, como puede ser el mismo Paraíso o los cercanos montes de Llueves, escenario de la tragedia de Favila
Bien, lo normal es que esta portada la hallemos cerrada pero el Parador suele estar abierto, una buena oportunidad para visitarlo, pues esta parte ha recuperado el histórico cenobio
Recordemos que esta es la parte barroca, con su fachada también barroca, que hemos visto antes
Accedemos ahora por ella al interior
Atravesamos el salón de la recepción, donde avisamos siempre para poder pasar, y nos dirigimos al claustro, también, recalcamos una vez más, obra barroca
En el gran patio del claustro están ahora las terrazas
El claustro barroco es de dos pisos, con arquería de medio punto en el bajo y de carapanel en el superior
Recorremos el pasillo o crujía sur
Esta portada de arco de medio punto, lisa, sin decoración da acceso da acceso al piso alto. Tal vez estuviese arriba la casa del abad, luego casa rectoral del párroco tras la desamortización decimonónica
Todo ha sido rehabilitado para el parador respetando al máximo su estructura
En la crujía sur, estaban también el vestíbulo y dependencias de servicio, en este mismo piso bajo
En la crujía oeste se situaba el que se piensa fue refectorio o comedor común, abajo; y arriba celdas de los monjes, ahora adaptadas como habitaciones y otras dependencias
Generalmente los claustros son de planta cuadrada, llamándose benedictos cada uno de sus lados. En torno a él se disponían las diferentes estancias del monasterio, la iglesia, la sala capitular, la biblioteca, calefactorios, celdas de los monjes…
En medio solía estar el pozo de agua, un elemento que en este caso no se conservaría, uniéndose en él cuatro caminos que son los brazos de una cruz, siendo lo demás jardín
Dentro del estilo de la época ni los arcos ni otros elementos o partes del claustro presentan decoracón, tan profusa en los de estilo románico y gótico
Vamos pasando ahora a la crujía norte
Un cuadro, que parece de San Benito, fundador de la Orden Benidictina, y abajo un viejo arcón de madera
Tiene labradas diversas imágenes de santos
En la crujía o parte norte están torre, iglesia, sacristía y cocina del monasterio en el piso bajo. En el piso alto, antesala del coro, coro y cuarto encima de la cocina
Esta arquería románica es lo que queda del antiguo claustro de esa época, desaparecido al hacerse el barroco, y muestra de su perdido esplendor, da entrada a la iglesia a través de la llamada Capilla de San Miguel, Capilla Real o Entrada al Palaciu, lo que ha dado en atribuírsele relación con el pretendido panteón real que habría existido en tiempos de la fundación de Alfonso I y de los primeros monarcas asturianos en esta su sede regia canguesa
De todas maneras, como siempre indicamos, esta triple arcada de arcos de medio punto se habría construido cuatro siglos después de la fundación de Alfonso I
Los arcos se sostienen sobre dobles columnas de fustes y capiteles
Los capiteles son troncopiramidales y muestran decoración vegetal: estos son los de las columnas de la izquierda
Y los de la derecha
Buen lujo de detalles de los maestros canteros
La capilla se sabe era empleada por los frailes como sacristía y sala capitular, donde releían los capítulos de la Regla de San Benito, confesaban sus faltas al abad y trataban de asuntos de interés común
Los cierto es que esta capilla ocuparía la posición común de los panteones reales hechos en la alta Edad Media. Si realmente en el monasterio que existiese previamente fueron enterrados Alfonso I y su mujer Ermesinda, este sería el lugar de sus sepulturas como luego fue el de otros caballeros. No en vano la advocación a San Miguel Arcángel, protector de las almas, es también habitual en estos mausoleos
Por su parte la denominación Entrada al Palaciu se explicaría como que este sería el acceso al palacio-fortaleza de Favila que estaría en este lugar, sobre el cual afirma la tradición se construyó el primer convento
Otros, más críticos, manifiestan que, verdaderamente, no está claro ni siquiera que hubiese habido aquí una capilla, sino únicamente un lugar o estancia de paso entre el claustro y la iglesia, a la que vamos a entrar ahora por su portada oeste
Esta portada, es de arco de medio punto bordeado por arquivolta de línea de rombos, llamada de nido de avispa, parece ser la más antigua de esta iglesia
Detalle de cerca…
Y esta es la iglesia, construida entre mediados del siglo XII y principios de XIII sobre la antigua estructura prerrománica del tiempo de Alfonso I, y que sería seríamente reformada en 1773 cuando su techumbre de madera fue cubierta por bóveda de medio punto, de la que se mantienen sus pinturas, y se construyó el coro
Detalle de las pinturas dieciochescas de la bóveda, muy del gusto de la época. temas geométricos, lineales, naturalistas…
La estructura del templo es de una sola nave pero pudo haber sido de tres, correspondientes a los ábsides, una grande en medio y dos laterales. De ser así desaparecieron en esas obras, las últimas de relevancia antes de la Desamortización de 1835, si bien también es probable que el edificio medieval también fuese así, de una sola nave. Cierto no se sabe
Esta bóveda hubo de dividirse en tres tramos con arcos fajones y, para soportar su peso, hubieron de instalarse contrafuertes en el exterior, que vimos en el muro norte
A la derecha el interior de la espléndida portada sur, que vimos antes, la situada bajo la torre
Ya hemos dicho que realmente no se sabe porqué se respetó al final esta cabecera de tres ábsides, así como los muros perimetrales, pues el proyecto era derribar toda la iglesia para hacer la nueva, como se hizo con el claustro
Esta es pues la parte interna del triple ábside semicircular que vimos antes por fuera, la capilla mayor con el arco triunfal en medio y las laterales. Los arcos son de medio punto y doble arquivolta, sostenidos por dos columnas cada uno y habiendo por lo tanto seis capiteles, dos por arcoLas tres capillas están comunicadas además entre sí por otras dos portadas, también con arcos de medio punto, columnas y capiteles, que muestran más figuras
Vamos a empezar por ejemplo por el altar y capilla lateral derecha. Fijémonos al entrar en la imagen de la Santina, copia de la de Cuadonga
Vamos a admirar el capitel derecho con un buen bajorrelieve bajo ajedrezado, cenega de cuadraditos que se extiende por el arranque recto del ábside. Fijémonos en las pinturas dieciochescas y en la ventana abierta en él en esas reformas
En este capitel dos personajes, el de la izquierda con un palo o lanza, y el de la derecha con una porra, parecen enfrentarse a dos pájaros gigantes, sin duda dos grifos, seres mitológicos de los que se decía eran «ocho veces más grande y más fuerte que un león»
Vista del pájaro de la derecha, con enorme pico y garras
Imagen de los dos personajes de frente, bien detallados
El grifo de la derecha. Se dice que su origen mitológico pudo ocurrir al interpretarse el hallazgo casual de fósiles de dinosaurios, lo que haría suponer en tiempos remotos que eran seres mitad águila gigante y mitad león
Vamos ahora al otro capitel. Observemos de paso la nave divida en sus tres tramos y las pinturas de la bóveda
Hay una estampa bastante parecida, solo que aquí pelean contra dos leones: este el de su derecha
Los dos luchadores, el de la derecha con porra o similar en la mano derecha, mientras con la izquierda sujeta las fauces de la fiera. El de la izquierda parece le estuviese clavando una lanza en la cabeza al otro león
El león de la izquierda, con su melena muy bien cincelada
En medio la pila bautismal, la original desapareció del santuario pero no se ha perdido…
Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, luego de ser donada por un particular en 1868, que la había recogido del patio del convento ya desamortizado y abandonado, salvo la iglesia, que había pasado a ser parroqual. De la pila solo queda la copa, esculpida en tres bandas horizontales, decoradas con formas vegetales las inferior y superior y con un texto la del medio, donde figura la dedicatoria de quienes fueron sus donadores, un caso poco visto en las pilas bautismales románicas
IOHANNES ET NARÍA DECERVNT HOC OPVS IN ERA MILA CLII
(Juan y María mandaron hacer esta obra en la era 1152 -año 1114-)
Ventanuco-aspillera románico y pinturas del siglo XVIII en la bóveda
Motivos vegetales y geométricos
Esta es la pequeña portada que comunica con la capilla mayor, sin filigranas en esta parte
Ahora vamos a ver la grandiosa capilla mayor…
Empezamos por el alto arco toral o triunfal, liso en lo que es la arcada propiamente dicho pero con sendos capiteles historiados en sus dos columnas
Hay un personaje con espada y escudo luchando contra una fiera, unas fuentes dicen que es un león, que en ese caso realmente habría de ser leona, pero lo familiar de la escena para la iconografía de este santuario nos hace pensar en un oso y en Favila, en plena lucha. Atrás aparecen otras dos caras, tal vez también de osos o de otros seres amenazantes en sus gestos
Y si este fuese Favila a su izquierda habría de estar Froiluba, su mujer…
Un tema muy similar al de los capiteles de la portada sur
A la derecha recorre este ábside otra cenefa ajedrezada, estilo que también vemos en la que sigue la arcada de la portada que comunica con la capilla de la derecha que acabamos de ver
Aquí sí hay dos capiteles historiados
El mono comiendo una piña es un elemento no ajeno al románico. Parece tener argollas en los pies, pues se les suele en muchos sitios representar encadenados. Es como hemos dicho una caricatura del comportamiento humano. Atrás tema vegetal
En el otro capitel, cara muy expresiva, con largos bigote y barba trenzados, y pelo rizado
La ventana central, por la que entra luz al altar, orientada al este, al nacimiento del sol, como es usual en el románico
Como en el exterior, también tiene columnas con su basa, fuste y capitel
Capiteles historiados. Veamos también el ajedrezado
Capitel derecho, con unas figuras muy estilizadas que recuerdan a las aves de los capiteles de las columnas exteriores de este ábside central, que también hemos visto antes. Arriba tema vegetal como de rosas de tallo enroscado que recuerda algunos elementos similares existentes en el Arte Asturiano prerrománico
Capitel izquierdo con temática vegetal y de bolas y arriba un detalle similar al del otro capitel
Y cómo no aprovechemos para admirar la policromía de toda la bóveda. Sobre la ventana imperan motivos florales bajo un gran cortinaje
Y veamos justo sobre nuestras cabezas el diseño decorativo a base de nudos en los que impera lo rectilíneo
Veamos hacia la nave nuevamente los tres tramos de la iglesia. Este paso entre la nave y la cabecera simbolizaba la unión entre lo divino (el altar) y lo humano (los fieles)
A la derecha, la portada que comunica con la otra capilla lateral
También con sendos capiteles en sus columnas
La cacería del jabalí en el de la derecha. Lo cierto es que este animal, y en concreto su caza, ya era aspecto totémico en las creencias de buena parte de Europa, antes no ya del cristianismo, sino de la misma llegada de los romanos
Y en el izquierdo un personaje pelea con espada y escudo contra otro grifo. La perspectiva recuerda a la del arte egipcio faraónico. La persona tiene cara y cuerpo mirando de frente al espectador pero los pies ladeados hacia la bestia con la que lucha
Y ya que hemos dado la vuelta a toda la capilla mayor que no se nos pase, por supuesto, ver ahora el otro capitel del arco triunfal
El ajedrezado sigue presente, aquí ahora en este capitel en el que se ve otra escena, tal vez también de lucha
Dos personajes con lanzas o palos se enfrentan a unos toros
Otra interpretación es que están cazando cérvidos…
Pero para otros están tirando de unos bueyes
Estas imágenes del interior tienen una actitud más hierática, estática y rígida que las de los capiteles de la portada sur, pareciendo posiblemente de un artista diferente
Y ya vamos a la capilla lateral izquierda
Uno de los citados contrafuertes añadidos la oculta parcialmente y estorba un poco al acceso
Fijémonos en las pinturas de la bóveda, en la aspillera románica, en la pequeña ventana abierta en el siglo XVIII y, por supuesto, en los capiteles románicos
Aquí en el derecho dos grandes cabezas monstruosas con serpientes saliéndoles por sus terribles bocas de dientes puntiagudos
La otra cabeza, muy similar a la anterior
Abajo sogueado, arriba ajedrezado
Las pinturas de la bóveda…
Son dos parejas de aves unidas por la cabeza, en total cuatro…
Su número y disposición recuerda, aunque no tienen ni mucho menos la misma traza ni parecida, a las águilas de la portada sur. Podría quizás intuirse ciertas correspondencia entre al menos parte de estas figuras del interior y las del exterior, incluyendo las de los canecillos
En el interior de este templo pueden verse varias tumbas del siglo XVII
El coro, hecho a los pies de la iglesia, es también producto de las obras de 1774.
Salimos así de la iglesia por donde hemos entrado, por la portada sur
Y por la Capilla de San Miguel, Capilla Real, o Entrada al Palaciu
Hay, como en todo el claustro, diversas obras de arte y libros de consulta
Salimos por la arquería románica, resto del primitivo claustro
Y seguimos deambulando por el claustro
Ahora, amplios y acogedores salones
Atención ahora en el extremo de la crujía norte
Aquí hay otra portada románica: era la entrada directa a la iglesia para los monjes desde el claustro, que fue cegada también en las profundas reformas del siglo XVIII, pues era necesario colocar un contrafuerte para sostener la nueva bóveda de la nave
Fue redescubierta a principios del siglo XX por el historiador local Ceferino Alonso, pues como buena parte de los elementos románicos, por no decir todos, fueron tapados con cal. En algún momento se decidió no tirar la iglesia para hacer una barroca sino reformar esta totalmente
Originalmente disponía de cuatro capiteles de los que se conservan dos
En el de la izquierda dos pares de caballos rampantes
Y entre ellos serpientes enroscadas
A la derecha tema vegetal
También sobre estos capiteles zócalo ajedrezado
Y ahora la crujía este
Un muy interesante plano del parador-monasterio
En esta crujía pueden verse expuestas de pie varias laudas sepulcrales procedentes de la capilla de San Miguel, de los siglos XII y XVII, forma rectangular y decoración en relieve
Esta primera es del siglo XVII y en ella puede leerse, completando las abreviaturas:
A ARMAS Y SEPVLTURA DOTADA DE LA CASA DE SOTO QVE ES DON BARTOLOME ANTONIO DE SOTO Y ASEPVLTURA DOTADA DE LA CA SA DE SOTO DE QEVE ES PARIEN TE MAIOR DON BARTOLOME ANTONIO DE SOTO Y DOÑA MARIANA LVCIA SU MVGER
Veamos la siguiente…
Esta está datada en la segunda mitad del siglo XII, es de piedra arenisca y enmarcada en estilo dientes de lobo. Arriba a la derecha vemos una figura antropomorfa en forma de letra omega, y en su interior la pentalfa o estrella de seis puntas, tan empleada en inconografía y arte desde la Protohistoria
Junta a una de las puertas hacia la terraza, otra lauda
Esta lápida es de piedra caliza decorada con líneas de tetrafolios (de nuevo la flor de cuatro hojas). Esta fechada también en la segunda mitad del siglo XII
Enfrente dos estelas más pequeñas
Motivo de cintas entrelazadas
Motivo floral-vegetal
Y ahora otras dos lápidas
Como las anteriores están datadas en la segunda mitad del siglo XII, esta presenta dos líneas longitudinales de decoración floral, cerrada en rombos
Detalla de cerca
Y ya la última de las laudas…
También de la segunda mitad del s. XII, es de arenisca y muestra decoración estilo dientes de lobo dividida por una banda longitudinal con dos frisos lisos, arriba con cabecera decorada con una U invertida
Llegamos así al final de esta crujía este…
Vemos un plano general del parador, el monasterio, el nuevo edificio, y el pasillo que los une
Volvemos a la crujía sur…
Y a la izquierda, la recepción
Salimos de nuevo al exterior
Y regresamos a la explanada de los aparcamientos
Atravesamos la finca del parador, con sus jardines…
Y aquí tenemos las dos entradas principales: a la derecha la del Puente Nuevu, la de la izquierda, por la que vinimos y por la que salimos ahora, la del pueblo de Villanueva
De nuevo pasamos al lado de la panera…
Al sur los Picos de Europa, siempre presentes…
Con sus grandes neveros…
Tomamos pues la salida
Y de la casa del altarín de la cruz de piedra regresamos a la calle por la que vinimos desde El Puente Vieyu
Fincas y casas…
Bajo los tendales de la ropa puesta a secar…
Avanzamos pues calle adelante
Allí, el Sella nos aguarda
Vamos hacia sus riberas, un paseo precioso
Y así ya regresamos al barrio El Puente
Estas son las casas justo antes del Puente Vieyu
Comenzamos ruta a Contranquil
CAMINO DE CONTRANQUIL POR LA ORILLA DEL SELLA:
Y así, llegados de nuevo al puente que da nombre al barrio, por donde pasamos el Sella, volvemos a la Casa’l Lecheru
Sigue entonces el camino de frente, hacia las casas del fondo, divisando a lo lejos toda la gran ribera que nos llevará a la capital canguesa
En la Casa’l Lecheru aún se conserva el toldo bajo el que se armaban animadas tertulias, lugar de asueto y descanso para vecinos y peregrinos
Aquí también hay además indicaciones de otros caminos de Gran Recorrido (GR)
Son rutas muy frecuentadas por caminantes, incluso por los paseantes y runners, que vienen de la población
Aquí se conserva una de las señales camineras de El Garrapiellu
Bien atornillada a la pared
En estos kilómetros finales pasa un poco como en los del principio, se han marcado diferentes rutas, unos tramos coincidentes con esta y otras no. Reitero una vez más y no será la última que esta que presento es en su mayor parte la de la Tertulia El Garrapiellu ya señalizada desde primeros de los años 90, luego cada uno puede ir por donde quiera, faltaba más
El Sella, con sus cotos de pesca, se nos ofrece soberbio y precioso a lo largo de todo este itinerario. Recordemos que este margen es cangués y el otro parraqués
En días claros se distinguen bien el Cornión (a la derecha) y Los Urrieles (a la izquierda). En primer término, aquellos cuetos verdes son los de San Xuan de Parres, por donde va otra de las posibles rutas covadonguinas en torno al Sella, si bien esta por asfalto (carretera PR-5), desde Areñes a Bada y de Bada allí para entrar en Cangues por El Puentón
La calle viene a acabar entre estas dos casas…
Por aquí vamos saliendo de Villanueva
El camino sigue asfaltado pero se estrecha al pasar este cobertizo
Y empezamos a subir al pie de la última casa
Enlazamos con otro camino y terminamos de subir, llegando a lo llano y siguiendo de frente
Acabada la cuesta el camino pierde el asfalto. Estamos en L’Alisera
Huertas a la derecha…
Así comentamos nuestras impresiones de este tramo en El Camino de Gijón a Covadonga…
«Estamos en el paraje que le dicen L’Alisera, oyendo hasta los sones de la corriente fluvial, otro de los tramos de la travesía que tienen más encanto, a decir de muchos caminantes. Pasando al principio junto a prados y huertas, metiéndonos después entre la vegetación ribereña…»
A la derecha El Llanu’l Cura (502) y el Picu la Cueste (722 m), montañas por las que el GR-105 va a Covadonga. Nosotros escogemos el valle
Más allá, tal y como escribimos:
«… Al fondo, de frente, si las nubes no nos lo tapan, el volver a ver la silueta del Cornión nos da nuevas alegrías al sabernos ya a los pies de Los Picos d’Europa. Allí La Peñesanta, que alza sus cumbres hacia el cielo encima de
Los Llagos, es la referencia que nos orienta para saber donde está la Cueva de la Santina»
Una muria de piedra nos separa de las fincas sobre el río
Al otro lado, tapada por la arboleda ribereña, la carretera, en la Recta de Prestín
Bajamos un poco a la sombra de los alisos de L’Alisera…
Curva a la derecha frente a una gran roca
Una vieja garrapiella…
Bifurcación y a la derecha, lo otro es la entrada a una finca
Acabamos la bajada…
Y ya caminamos al borde del agua…
Este es nuestro comentario en El Camino de Gijón a Covadonga;
«Esta senda, llana, formaba parte del que la vecindad llamaba El Camín de Corao
, por el que se iba a pie y a caballo, con los productos del campo y el ganado, a la célebre Feria de Corao
, feria ganadera por excelencia que sigue siendo una de las más importantes de toda España. Pues sí, por estos caminos, antes que hubiese carretera y camiones, se llevaban las vacas a Corao a La Feriona
oLa Feria de Mayu
, el día 26 de ese mes, aunque también La Feria Santu Medero
el tres de marzo, o las del 17 de enero y el tres de septiembre. Un camino que ya arrancaba en Les Arriondes y venía hasta aquí por Les Roces
, atravesando Villanueva y Cangues hasta Corao, siendo este el que vamos a seguir en este tramo de excursión andariega…»
«Ya no pasa ganado camino de ferias y mercados, la senda fue acondicionada hace unos años y es mucha la gente que transita por ella a diario, yendo y viniendo desde Cangues, hasta tal punto que la picardía popular la ha bautizado como La Ruta del Colesterol,
tal y como pasa en numerosas sendas peatonales abiertas en las afueras de villas y ciudades a lo largo de los últimos años»
Estamos en la zona de El Pontigón. A la derecha, en la otra orilla, un edificio que también tiene su historia
En la orilla derecha, vemos entre la arboleda ribereña el Hotel El Capitán, en el coto salmonero de igual nombre, lugar histórico en los anales del ciclismo pues fue donde, el 20 de septiembre de 1996, el pentacampeón del Tour de Francia, Miguel Indurain, anunciaba su retirada de la Vuelta a España de ese año, preludio de lo que sería su retirada definitiva unos meses después, una verdadera conmoción para deportistas, seguidores y aficionados
Al cumplirse los 20 años del acontecimiento, el 20 de septiembre de 2016, Víctor M. Robledo publicaba en el periódico El Comercio, una completa crónica de lo sucedido, titulada La última batalla del rey Miguel:
«El helicóptero de Televisión Española sobrevoló durante varios segundos el hotel El Capitán, a dos kilómetros de Cangas de Onís, para captar una imagen histórica: Miguel Indurain, el gran pentacampeón del Tour de Francia, abandonaba la Vuelta a España 1996, dejando la sensación del fin de una época en todos los espectadores que vivieron el momento a través del televisor. Indurain se había descolgado del grupo de favoritos durante la ascensión al Fito.
En el descenso, con las piernas «como dos tablas», según sus propias palabras, comunicó a su director José Miguel Echávarri su decisión de irse a su casa. Al vislumbrar en la larga recta de la carretera general el hotel en el que se alojaba el equipo Banesto, Indurain se apeó de la bici y entró con pasos aletargados en el establecimiento, mientras una nube de auxiliares, fotógrafos y curiosos lo rodeaba. Hoy se cumplen dos décadas de aquella imagen. Antes de comenzar la etapa entre Oviedo y los Lagos de Covadonga, Indurain ocupaba la tercera posición en la clasificación general, a poco más de dos minutos del líder, Álex Zulle, y con apenas una semana más de competición por delante. Su mente y su cuerpo, sin embargo, no estaban metidas del todo en la carrera. Lo había demostrado ya el día antes, al perder un minuto respecto a sus grandes rivales en la ascensión al Naranco. Miguel nunca quiso correr aquella Vuelta…»
«… Se encontraba exhausto tras la decepción vivida en julio en el Tour de Francia, donde se vio claramente superado por el danés Bjarne Riis. Tras conquistar la medalla de oro en contrarreloj en los Juegos Olímpicos de Atlanta, su intención era tomarse un largo descanso para analizar la conveniencia o no de intentar en 1997 asaltar el soñado sexto Tour, algo que ningún corredor había logrado aún.
Sus planes chocaron de frente con los de los gestores del banco Banesto, el patrocinador de su equipo, que querían que corriera la Vuelta para dar visibilidad a la marca en el país. La última participación del navarro en la ronda española se remontaba a 1991, cuando finalizó en segunda posición tras Melchor Mauri. Ni el argumento de que era la única de las grandes pruebas que faltaba en su palmarés sirvió para motivar a Indurain.
Indurain regresó a la competición unas semanas después de su abandono en la Vuelta, en una pequeña gira de criteriums con más carácter de exhibición que de verdadera competición que lo llevó por unas cuantas ciudades españolas. Los rumores sobre su retirada ya se habían disparado por completo, aunque él y su entorno enviaron algunos mensajes contradictorios durante los tres meses que duró el culebrón sobre su continuidad.
En unas declaraciones en la víspera de uno de esos criteriums, el propio Indurain demostró tener un perfecto estudio del recorrido del Tour de Francia del año siguiente, lo que alimentó la ilusión por su continuidad. Su masajista e íntimo amigo, Vicente Iza, declaró en diciembre que estaba convencido de la continuidad de Miguel después de la conversación que había mantenido con su médico.
Por entonces ya era un secreto a voces la importante oferta que le había trasladado al corredor navarro el equipo ONCE, el gran rival del Banesto en aquellos tiempos. Su director, Manolo Sáiz, se reunió con él en varias ocasiones para negociar. Indurain, que nunca había entrenado con pulsómetro, empezó a hacerlo justo en aquella época. El pulsómetro era una de las señas de identidad del método de Sáiz.
Algo se rompió en el incipiente romance entre la ONCE e Indurain cuando todo hacía apuntar que la relación acabaría con la firma de un contrato. El 2 de enero de 1997, Miguel Indurain convocó a los medios en el Salón Belagua del Hotel Ciudad de Pamplona y leyó un breve comunicado con la emoción totalmente contenida, igual que hizo siempre en sus exposiciones mediáticas. La última imagen suya sobre la bicicleta que quedó en el imaginario de la afición española es la de su abandono camino de los Lagos de Covadonga…»
«… La vida en el hotel El Capitán ha continuado ajena al momento histórico que le tocó vivir. La gerencia del negocio ha cambiado de manos en varias ocasiones, y en el interior de la cafetería sólo existen dos recuerdos de la figura del campeón navarro. Uno es una foto suya dedicada. El otro, un pequeño cartel plastificado que unos aficionados al ciclismo dejaron allí en una visita hace ya cinco años: «Aquí se dejó la vida deportivamente don Miguel Indurain», dice. «Abandonó la ronda española y entró en este hotel, donde horas más tarde acabó su vida como ciclista. Sirva esta placa como recuerdo a la persona que nos hizo vibrar en las tardes de verano con sus cinco Tours de Francia»
Recordando tantas historias de estos lugares y caminos, caminamos por esta bellísima senda sellera
Un impresionante arbolón sobre la ruta…
Pasamos al lado de su tronco y llegamos a una bifurcación
Hay que seguir de frente por el camino principal, lo otro son entradas a las fincas
La Riega Mable o Ríu la Escalerina da sus aguas al Sella
El mismo lugar empezando la primavera, con más agua
Pasarela para pescadores, cuando se acercan a la orilla
Estamos en los cotos de El Brezu y Les Serondes
El Sella a nuestra derecha
A nuestra derecha más fincas
Las frondosas arboledas dan frescor a este maravilloso paseo fluvial
Un gran camino por la ribera del Sella, un verdadero encanto para el caminante
Es totalmente llano y es fácil avanzar por tanto con paso alegre y resuelto
Aunque está justo a nuestro lado el río se oculta a nuestra vista, tapado por la tupida vegetación
Vieja muria de piedras que se cubren de musgo
Cierre vegetal de un prado a la izquierda…
Otra entrada a una finca: seguimos siempre en recto
Aunque no hay pérdida posible la señalización confirma que estamos en la ruta correcta
Sigue la pista la misma forma y contorno del río y su orilla
Biesca de arbolado autóctono a la izquierda
Andamos entre las altas arboledas…
En algún trecho el río se ve mejor
Del Sella decíamos también en El Camino de Gijón a Covadonga que…
«… nace en Fonseya, Oseya de Sayambre, en El Puertu’l Pontón, entrando por Los Beyos en Ponga y Amieva para después hacer de frontera entre Cangues y Parres antes de desembocar en la mar en Ribesella, el río que tiempo ha comunicaba, más que separaba, los antaño orgullosos clanes astures de los cántabros vadinienses y orgenomescos, haciéndose luego mundialmente conocido, como hemos relatado en episodios anteriores, con la Fiesta Les Piragües. Una raíz lingüística derivada de «salia» que da nombre a numerosos hidrónimos europeos…»
«… Un río que aquí baja ya ancho y fuerte, con el agua de los manantiales de Los Picos, aumentada enormemente en época de lluvias y deshielos, alimentado por la nieve derretida de los neveros de las montañas. Es entonces cuando puede venir bravo y furioso, recuperando durante unos días todo lo que antaño fue suyo, inundando el espacio ganado por el hombre a sus orillas. Es el tributo de las fuerzas de la naturaleza, que tienden cada cierto tiempo a reconquistar sus dominios arrebatados, por eso son levantados algunos muros de contención, espesos y fuertes, al pie de las casas…»
Paseantes, caminantes, corredores que vuelven a Cangues…
El camino en junio…
El mismo lugar tres meses antes. Con la arboleda y vegetación pelada aún se ve mejor el río a nuestro paso…
El Brezu y Les Serondes, parajes de los que también escribimos en el libro del camino:
«…se trata de uno de los cotos trucheros y salmoneros más importantes de esta zona del río, pudiendo verse las rampas donde se sitúan apostados con sus cañas y anzuelos. Esfácil verlos desde aquí a las puertas de la población, con las cañas arrimadas al borde del agua y escudriñando la corriente con suprema atención, bien avituallados con sus botas impermeables, algunos con botas-pantalones enterizos de goma, hasta la cintura, con tirantes, y con ellos la xorra, el cebo, el sedal, los anzuelos, los señuelos y todos esos mil fantásticos y diminutos artilugios guardados cuidadosamente y con esmero en todas esas cajitas que salen de los muchos bolsillos de sus chalecos. Solos, en parejas o en pequeños grupos, forman, los pescadores, parte del paisaje de nuestras riberas…»
«… Desde la pista podemos acercarnos al río entre las rocas y los árboles que forman la orilla, existiendo alguna poza que se utiliza como socorrida zona de baños, pero teniendo cuidado con el agua, en ocasiones frío en extremo aunque pasemos en temporada estival, y por supuesto con la corriente y la profundidad que hay en determinados lugares. El caminante sin prisa va a disfrutar muchísimo de todo el hechizo de estos lugares, sobre todo si va con el tiempo sobrado y no se ve «prisionero de los horarios», como tantas veces pasa»
Más antiguamente, cuando las licencias y arriendos de pesca eran monopolio de los abades, estas ya por entonces se estipulaban documentalmente, y los furtivos eran castigados
Así en un pleito de 1572 leemos que un testigo declara contra dos de ellos:
«… E que saue que el dicho Monesterio de Villanueva tiene en los terminos de Cangas muchos pozos donde no se puede pescar. E que vio que en un pozo que esta junto a la dihca Cass, Juan Garcia de la Vega e Alonso del Escobio pescaron a vara un salmon de grandor de tres palmos, e lo dieron a los padres del conuento, e tambien saue que ellos auian pescado otros salmones en el dicho pozo e otros que la casa tiene e que no los dieron a la dicha Cassa…»
Más de cien años después otro ejemplo de denuncia…
«Don Bernardo de Estrada, año 1686 y piede a Don Marcos de Noriega, Juez, castigue a sus criados por auer pescado en los pozos del conuento…»
Ya se ven entre las ramas algunos edificios de Contranquil…
A la derecha, al otro lado de la arboleda, en la carretera, está Prestín, cuyas casas no podemos ver apenas, salvo en invierno, con los árboles sin hojas…
A nuestra izquierda la montaña forma ahora un alto acantilado fluvial, muro de contención natural contra las grandes crecidas
Si bien todos los años hay crecidas, cada cierto tiempo hay una riada impresionante, tal vez cada cinco años de media, con serios problemas de inundaciones en las zonas bajas
En estos escarpes rocosos, estribaciones del Monte Llueves, hay una serie de abrigos naturales habitados desde la Prehistoria, lo que demuestra que esta legendaria montaña con nombre de divinidad estaba poblada desde muchos milenios atrás, bastante antes del episodio de Favila y el oso. De ello escribimos también en El Camino de Gijón a Covadonga: «Pero cosas sorprendentes hay aún en El Monte Llueves por su falda sur: La Cueva Los Azules, uno de los más importantes yacimientos de la Prehistoria en el territorio de la actual Asturias, perteneciente a la cultura Aziliense, unos 10.000 años antes de nuestra era, excavada desde 1973…»
«… Dos años después de iniciarse las excavaciones se descubrió uno de los más impresionantes testimonios de aquellos primitivos pobladores: un enterramiento a la entrada de la cueva, la sepultura de un individuo, varón, de más de treinta años, muy viejo para lo que era la esperanza de vida en aquel período de la evolución humana. Medía 1,70 metros y, aunque tenía varias enfermedades y deformidades, fue cuidado con todo el mimo y cariño hasta el fin de sus días, demostrándose la profundidad de los sentimientos de solidaridad grupal de aquellos cazadores y recolectores paleolíticos. Cuando murió se realizó un solemne ritual funerario: se allanó el suelo a la entrada de la cueva, haciendo una fosa poco honda, allí se puso cuidadosamente su cadáver, de espaldas al suelo, y se colocaron en torno a él las últimas ofrendas de sus seres queridos…enseres domésticos, arpones, raspadores, objetos de sílex y cuero de ciervo, moluscos marinos etc. apareciendo hasta el cráneo de un melandruo tejón. El suelo de la tumba fue pintado de rojo y a su alrededor fue dispuesta una fila de piedras, así como una gran losa sobre las piernas del fallecido, enterrándose todo con una capa de tierra y guijarros. Lo cuidado del ritual sigue sorprendiendo a los modernos investigadores»
Desde aquí vemos las grandes urbanizaciones de Contranquil, unas 850 viviendas en grandes bloques que se construyeron hacia el año 2008 en la llamada Vega Contranquil, terrenos llanos al lado del río
El paseo fluvial sigue a sus pues, por el coto de pesca El Golondrosu
Vamos a poner también aquí unas fotos de principios de primavera. con el acantilado a la izquierda, el río a la derecha…
Y al fondo de frente los altos edificios de Contranquil, casco urbano de Cangues d’Onis
Los Picos de Europa, El Cornión, ponen el marco a tan inolvidable estampa al entrar en la histórica ciudad
Son los tramos finales de esta preciosa senda fluvial canguesa
Ahora al pie del acantilado un gran muro
Por ahí va la canal que llevaba el agua del Sella de vuelta al río desde el Molín de Contranquil, que funcionaba con la fuerza hidráulica para mover las muelas de la molienda
Una panera delata el lugar donde está el molino
Está en una finca que aprovecha un pequeño espacio entre el camino y la boscosa ladera del monte
Si nos asomamos a la tapia y valla que la cierra podremos verlo
El Molinín o Molín de Contranquil, un pequeño molino con su presa o ñora y salto de agua, en una preciosa estampa
Aquí venía el vecindario a moler cuando Contranquil era una aldea en el extrarradio de Cangues. Véase una muela apoyada en la pared. Inspiró al pintor José Ramón Zaragoza, que lo plasmó en un cuadro impresionista
En el río El Golondrosu, coto salmonero y zona de rápidos, donde el Sella suele cobrar bríos. Al fondo un puente
Al fondo el puente de la AS-114 en la ronda que evita el paso de vehículos que se dirigen a Covadonga, Los Lagos, Cabrales, etc. por el centro urbano cangués
Aquí un muro nos separa del Sella
En la poesía Rozó claro el firmamento, José Ramón Muñiz Álvarez lo glosa así en este extracto:
La luz quebró el color de la alborada que luce y se refleja sobre el Sella, mostrando temblorosa alguna estrella, en su corriente alegre, alborotada. La bruma a la mañana ya cuajada el oro roba y grita, siempre bella, en esos valles verdes la centella que alumbra sobre montes de nevada. Despierta la luz noches otoñales que nacen al fulgor del nuevo día, no lejos del sonido que murmura. La aurora peregrina a los cordales y deja galopar la brisa fría, oyendo el murmurar del agua pura
Sigue el muro vallado de la finca de El Molinín
Un precioso parque con numerosos árboles. Más allá son las instalaciones del Colegio Público Reconquista
Llegamos al final de la finca…
Y ya llegamos a los bloques de viviendas de Contranquil
El camino pasa bajo sus parques y edificios
Gran escollera para asegurar el firme y evitar las riadas…
De frente ya el puente de la ronda…
Justo antes de llegar a él nos desviaremos
Tomamos el camino que sube a la izquierda
Ahora vamos a la derecha
Pasamos aquí sobre La Riega’l Puentín, que desemboca en el Sella
Y seguidamente nos disponemos a pasar debajo del puente
Por aquí, sintiendo las rodadas de los vehículos
Tomamos este paso…
Y al otro lado empezamos a subir
Contranquil ha registrado una importante transformación urbanística en los últimos años, de ser un barrio rural se ha transformado en residencial, antesala de la ciudad canguesa…
Estamos en La Jira, donde se celebraba la popular jira o comida campestre de las grandes fiestas canguesas de San Antoniu, en junio, ahora trasladada más al este, a El Lleráu, en una decisión que generó en su día polémica
Al llegar aquí tomaremos a la derecha la calle Juan Carlos I
El paisaje cambia totalmente, de las frondosas riberas a los barrios urbanos
Llaman la atención, a la derecha, tres bloques de pisos de vistosos colores
Al sur, los altos de San Xuan de Parres, y en la lejanía una referencia geográfica muy importante
El Picu Pierzu (1.552 m), entre Ponga y Amieva en el Alto Sella, emblemática montaña de la que ya hablábamos, pues ya la veíamos, desde Anayo
Tienda y terraza a la izquierda
Más allá el Monte Llueves, a la derecha El Picu l’Arbolín (573 m), otra referencia que llevábamos viendo desde muy atrás y que nos servía para saber dónde está Cangues, también llamado por los pastores La Peñe l’Ornia
A ambos lados hay aceras, podemos ir por cualquiera de ellas
Más edificios de colorinos…
A la izquierda el bar La Jira
Entrada a las terrazas, a lo lejos el Hotel La Cepada, bajo las montañas
Paso a paso vamos llegando al final de Contranquil
A lo lejos vuelve a asomar las cimas de Los Picos
La calle hace aquí una larga recta que llegará, al fondo, al barrio de La Pedrera
Pasamos entre las últimas urbanizaciones de este tramo de la calle
Y llegamos a una importante encrucijada
Es la Avenida de Contranquil
A la derecha un poste con señales
Esta nos indica bien la dirección del Camino a Covadonga
El camín cruza la avenida y sigue recto, de frente, pasando de Contranquil al barrio de La Pedrera
Pero no queremos dejar de avisar que, a pocos metros siguiendo por la derecha, Avenida Don Constantino González, tenemos un monumento del máximo interés, la capilla de la Santa Cruz, edificada sobre un dolmen, en un evidente rito de cristianización, por el recitado rey Favila en el año 737, con el objeto de guardar y venerar el símbolo del Asturorum Regnum que acababa de nacer, siendo Cangues d’Onís, Minima Urbium Maxima Sedium, su primera capital
«MINIMA URBIUM MAXIMA SEDIUM»: DE CONTRANQUIL A LA PEDRERA Y EL LLERÁU VISITANDO «EL MERCÁU DE CANGUES» (CANGAS DE ONÍS) CAMÍN XIXÓN-CUADONGA / GIJÓN COVADONGA (18)
Mapa del camino en Cangues
Avenida de Contranquil. Paso de peatones y entrada en La Pedrera
Entra el camín en Cangas de Onís/Cangues d’Onís, capital del concejo de este nombre, atravesando el barrio de Contranquil y, por la avenida de este nombre, Avenida de Contranquil, cruzar al de La Pedrera, justo al norte del centro urbano
Siguiendo la señalización del camín tomamos ahora de frente la calle de La Pedrera, pero no sin antes advertir que, si bien no en la misma ruta, sí a escasos metros, hay un monumento excepcional, la capilla y dólmen de la Santa Cruz, de la que transcribimos nuestro relato para el libro El Camino de Gijón a Covadoga:
Capilla de Santa Cruz y su texu, el árbol sagrado
«La ermita de la Santa Cruz fue edificada bajo el mandato del rey Favila en el año 737, con el objeto de venerar y guardar el símbolo del reino asturiano que acababa de nacer: la Cruz de la Victoria, que según la tradición fue estandarte de su padre Pelayo en la Batalla de Cuadonga, la cual siglos más tarde sería cubierta de chapas de oro con incrustaciones de piedras preciosas en el Castillo de Gauzón (Castrillón), bajo el reinado de Alfonso III El Magno, y trasladada posteriormente a la Cámara Santa de la Catedral de Uviéu…»
«… El lugar escogido para levantar el nuevo templo de la Santa Cruz fue La Vega Contranquil, cerca de la unión de El Ríu Güeña a las aguas del Sella y muy próximo a la primera corte de la monarquía asturiana, así como encima de un dolmen prehistórico, un enterramiento megalítico de más de 3000 años de antigüedad, el cual sin duda sería un espacio de culto sagrado desde mucho primero de la llegada del cristianismo…»
«… Muchos años antes de esto parece ser que ya se levanta un templo en los comienzos de la evangelización de los astures y los cántabros, allá por el año 437. La consagración de los altares estuvo a cargo del «vate Asterio»
, según la estela de consagración que se conservaba en el templo:
«Por disposición divina vuelve a levantarse esta santa fábrica, de modesta obra, que ha de recibir las puras oraciones de los fieles.
Que resplandezca con todo su esplendor este templo ante los ojos de Dios. Figura en honor de la Santa Cruz. Esperemos que a Cristo le resulte acogedora esta casa que, bajo la consagración de la Cruz, lleno de fe y de acción, le dedica su siervo Favila juntamente con su mujer Froiluba y sus amados hijos. Que Dios les conceda su Gracia en esta vida y, al final de ella, vayan a disfrutar de su divina misericordia. Aquí el vate Asterio consagró estos altares en la fachada de la sexta edad del mundo y día tricentésimo del año setecientos setenta y cinco de la Era»
«… Aunque varias veces se quiso traducir «vate»
como «sacerdote»
u «obispo»
, lo cierto es que se trata de un título religioso no cristiano, es realmente un cargo druídico, poeta, adivino, augur, por lo que se delata que estaríamos ante los albores de la cristianización de la zona, entremezclándose cultos y creencias. Del propio texto sacamos que la iniciativa de Favila sería una refundación de un santuario cristiano en un centro de veneración mucho más antiguo, tal y como se decía en la lápida fundacional que estaba en la primitiva ermita, destruida por las bombas de la guerra civil…»
«… Nada queda en nuestros días del templo original edificado por mandato del monarca, reconstruido y reformado totalmente varias veces a lo largo de tantos siglos, sobre todo en 1632…»
«… En la guerra civil las bombas además de acabar con la ermita dejaron a la vista el dolmen del enterramiento sobre el que se erigió. Después, en 1951 se hizo una nueva capilla con planos de Emilio Antonio G. Capitel y Luis Menéndez Pidal, colaborando en ello el escultor Gerardo A. Zaragoza. El nuevo templo estaba inspirado en otras capillas rurales del mismo conceyu de Cangues, como las de Isongu y Sobrecueva. Se trata de un oratorio de planta rectangular, cabecera plana y un cabildo con escaleras, así como un altar protegido por una reja de madera. En el entorno se han hallado varias sepulturas…»
«… Adentro puede verse, a través de un hueco de forma ovoide hecho en el suelo, el dolmen del antiguo enterramiento megalítico. En esta ermita se guarda la reproducción de la Cruz de la victoria que se cuelga en El Puentón o Puente Romanu de Cangues …»
«… El dolmen ya aparece citado en el siglo XVI en escritos de viajeros y cronistas. La tradición asegura que allí estaba enterrado Favila y que unas xanas encantaban la cueva, así como que había un largo túnel que comunicaba el lugar, vía subterránea, con el monasterio de San Pedro Villanueva. Los primeros estudios serios fueron realizados en 1857 por M. Asas, quien lo llama «Gruta de las Hadas». Años después, en 1871 organiza excavaciones el arqueólogo Juan de la Rada y Delgado, en las que estudia el túmulo de tierra y piedras del enterramiento y la cámara funeraria o dolmen, levantando un plano tras descubrir las cinco grandes losas de piedra que lo forman, al igual que diversos utensilios y ofrendas, apuntando además que de allí se sacaron en las primeras excavaciones armas de piedra y bronce (suponemos que hachas votivas)…»
«… En 1889 promueve nuevas excavaciones el Conde la de Vega del Sella, con la idea de iniciar un estudio científico riguroso y publicarlo. En una de estas investigaciones, cuando el estudio está ya a punto de salir a la luz, en 1915, el arqueólogo Juan Cabré Aguiló,
visitando el túmulo en compañía del Conde, tiene la idea de mojar las losas, con el sorprendente resultado de un descubrimiento que los deja tan de piedra como el propio dolmen: aparecen pinturas y grabados en la cabecera de la cámara, adornos geométricos en zig-zag, publicándose en 1919 los primeros resultados de estos estudios…»
«… Durante la guerra civil, como ya hemos dicho, las bombas acabaron con la vieja iglesia y con el túmulo sobre el que se asienta, dejando la cámara funeraria o dolmen al descubierto. Tras la contienda se levantó de nuevo el túmulo y se edifica la moderna capilla, dejando una abertura en el suelo para que pueda verse desde arriba…»«… En 1963 F. Jordá Cerdá descubre nuevas pinturas en las piedras de la cámara… «»… En 1979 Miguel Ángel de Blas Cortina publica sus estudios sobre el dolmen, con sus grabados y dibujos, fruto de sus investigaciones de aquella década de los años 70…»»… Desde muy antiguo el dolmen debió ser saqueado. Al estar considerado lugar sagrado se atribuían propiedades milagrosas a la tierra de su interior…»
«… A causa de ello fueron desapareciendo muchos objetos que había adentro, pese a que aún
«… La capilla, en lo alto del abombamiento del enterramiento tumular, tiene al lado un joven texu, como corresponde con toda la carga histórica y mágico religiosa del lugar. Se supone que en esta zona, al amparo del Monte Llueves, donde la tradición quiso ver que un oso matase a Favila, hubo un primer poblamiento precedente del Cangues actual…»
Dibujo de Pachi Poncela. El Camín Xixón Cuadonga. 1998
«FAVILA (737-739)
El corto reinado del hijo y sucesor de Pelayo se resume en dos acontecimientos: la construcción de la ermita de la Santa Cruz de Contranquil y la trágica muerte del rey por un oso en una cacería, según la tradición y los cronistas medievales. Un suceso que, pese a su carácter luctuoso, iba a ser el que más famoso haría al monarca a lo largo de los siglos.
Casado con Froiluba, dejó al morir algunos hijos pequeños de los que jamás vuelve a saberse. Alguien esgrimió en su momento la posibilidad que todo hubiese sido una conspiración y los documentos escritos, redactados mucho después, estuviesen dando una versión falsa. Llegados a este punto solo podríamos reafirmar que, si los propios documentos escritos están abiertos a crítica e interpretaciones, esto, sin dejar mucho menos de ser imposible, estaría entrando en el terreno de las elucubraciones, sino casi en lo novelesco, a no ser que apareciesen nuevas y hasta ahora desconocidas fuentes documentales o arqueológicas.
Lo único cierto es que, de acuerdo con lo único que sabemos, es que tras su muerte el trono lo ocupa Alfonso, yerno de Pelayo por casamiento con su hija Ermesinda En estos primeros momentos la descendencia de la realeza venía dada por las mujeres, hijas de los monarcas, reminiscencia acaso de la vieja sociedad prerromana y de restos de un antiquísimo matriarcado. No obstante hemos de tener presente que. aunque muchos reyes heredaron el trono asturiano de us antecesores, la monarquía asturiana no era plenamente hereditaria, sino electiva, pues la nobleza de palacio y corte eran quienes escogían, o al menos daban el visto bueno definitivo, a quien debía hacerse con las riendas del poder»
«…No queremos dejar pasar la oportunidad sin decir que, enfrente de la capilla de la Santa Cruz, hay una hermosa quinta de indianos: Villa María, fabuloso chalet montañés construido en 1922 con proyecto de Miguel Ángel García Lomas para el indiano Constantino González (a quien está dedicada esta avnida) por el arquitecto Manuel García Lomas, con un extenso espacio ajardinado a su alrededor. Hoy en día es un afamadísimo restaurante, al igual que otros, y muy buenos, que tenemos en las inmediaciones…»
«… Constantino González González nació en 1873 en el cercano pueblo de Cabielles, emigrando de joven a Cuba donde llegó a ser el propietarios de la empresa tabaquera Constantino González & Co. En 1892 se casó con María Soledad González Prieto, que fallecería de gripe española en 1918 poco después de la boda. En 1922 se construyó en su honor este chalet que lleva su nombre…»
«…En 1928 Don Constante, como era conocido, donó en las inmediaciones unos terrenos para construir el Grupo Escolar. Fue el primer alcalde republicano, en abril de 1931, llevando el cargo hasta 1936. En 1954 se le impuso la insignia de la Orden de Alfonso X El Sabio en un acto en homenaje a los emigrantes asturianos celebrado en la Universidad de Oviedo, siendo además nombrado Hijo Predilecto de Cangas de Onís. ciudad donde falleció el 21 de noviembre de 1956…»
Desde la capilla y dolmen de la Santa Cruz podríamos ir al centro urbano, ya a un paso, por el cercano puente sobre el Güeña allí existente, pero para «no disgregarnos» vamos a retomar el camino donde lo habíamos dejado, en la esquina de la Avenida Don Constantino González y González con la calle La Pedrera, viniendo de Contranquil
El entorno cambia, hemos dejado el núcleo de Contranquil y avanzamos por esta calle que recorre esta vega, pasando del valle del Sella al valle del Güeña, uno de sus afluentes
A la derecha un chalet con su finca y a la izquierda unos bloques de pisos
Son dos edificios, uno pegado a otro, en medio de esta gran llanura canguesa
Abajo garajes y algunos locales comerciales
A la derecha un hórreo muy peculiar
Ya vemos los edificios del centro urbano, bajo las alturas de La Cueste y El Llanu’l Cura (502 m), la ciudad de Cangas de Onís/Cangues d’Onís, pues ostenta este título al haber sido primer capital asturiana y con sede regia, ostentando por ello en su escudo el lema Mínima Urbium Maxima Sedium(la más pequeña ciudad la sede principal), antigua Canicas de los textos altomedievales
La ciudad, cuyo título otorgó Alfonso XIII en 1907 por ser sede real durante unos 57 años. de un primer asentamiento en zona alta, pasaría con el tiempo a extenderse por la vega donde se unen los ríos Sella y Güeña
Después, pasados sus años de capital del reino, sería el centro de un territorio, antecesor del actual concejo, que ya aparece delimitado en un documento del 926 y, en 1115, se habla del oriente asturiano y sus territorios de «Colunga, Cangas et Aquilare», con grandes términos dependientes de monasterios, San Pedru Villanueva, Triongu, Celoriu, etc. y también algunos señoríos laicos, como el de Gutierre Sebastián, donado en 1133 por Alfonso VII
Allí, en Cangues d’Arriba vemos el núcleo originario de la ciudad, con la Iglesia Vieya, Santa María de Cangues, del siglo XV pero reformada en 1797, actualmente Aula del Reino de Asturias
. El añadido de Onís no aparece hasta el siglo XIV, por primera vez en demarcaciones eclesiásticas, y luego en el testamento de Enrique II a Alfonso Enríquez en 1374, a quien pasaría hasta que, tiempo después y a causa de sus rebeliones, retornase a la corona castellana, si bien no hubo un documento poblacional, al estilo de las cartas pueblas de otros lugares concedidas por aquel tiempo por los reyes castellanos. El concejo tenía representantes en las juntas asturianas y en gran parte llegó a ser señorío del Abad de Covadonga y de los condes de la Vega del Sella, siendo el primero, en 1674, Fernando Duque de Estrada
La situación de la ciudad en el camino principal de peregrinaciones a Covadonga (fundándose aquí el Hospital de San Pelayo para los romeros) y encrucijada de pasos naturales, desde la cordillera la mar y del centro al oriente, en la unión de estos valles del Sella y Güeña, le confirieron especial relevancia, si bien ya en 1572 el cronista Ambrosio de Morales constata un especial abandono del solar de la Santa Cueva, a la que acudían numerosos peregrinos desde que en 1534 Clemente VII concediese pleno jubileo a quienes fuesen al santuario en setiembre y diesen limosnas, resurgiendo la abadía en 1634 con el patrocinio de Felipe IV y el obispo Martín Carrillo Alderete, continuadas por Felipe V y Fernando VI
Más tarde el templo de Covadonga, un edificio de madera que tapaba la Santa Cueva, sufrió incendio en 1777 a causa de las velas de los fieles, iniciándose su reconstrucción con Carlos III y Carlos IV, si bien su total recuperación, como decíamos en el capítulo anterior, y hacerlo centro del mito fundacional vinculándolo política y religiosamente con la monarquía, llegaría con la visita de Isabel II en 1858, espoleada parece ser por la visita de su primo el Duque de Montpensier un año antes, siempre confabulando y con ansias al trono (no en vano financiaría la Revolución Española que llevaría a su destronamiento y exilio diez años después)
Al sur, las montañas del Alto Sella. A la derecha El Picu la Cogolla (837 m) cerrando el valle por el oeste (concejo de Parres)
Y al sur el Picu Pierzu (1.552 m) entre Amieva y Ponga
Allí se dividen, o unen, según vayamos o vengamos, los antiguos caminos al Pontón, Los Beyos, el Arcediano, a la izquierda, o a Ventaniella, a la derecha
Más a la derecha otras vistas de Contranquil
Altos de San Xuan de Parres (167 m), por allí viene la carretera PR-5 y por allí entra el GR-105 del que nos separamos en La Vega los Caseros
Villa María, la casa de indianos de la que antes hablábamos
Más atrás ha quedado la Avenida de Contranquil…
Y el Grupo Escolar, el Grupo Escolar, fundado con la cesión de terrenos de Don Constante en 1928. A su izquierda, no la vemos desde aquí, está la capilla de Santa Cruz de Contranquil
A la izquierda la vega se extiende hasta las boscosas laderas de La Collada Llueves
Más arriba el Picu l’Arbolín (573 m), que ya veíamos desde Sorribes, siendo una muy buena referencia para situar Cangues en todo el trayecto hasta esta antigua ciudad y capital
«Referente geográfico de relativa importancia para los vecinos de Cangas de Onís y de los últimos desarrollos del ato Sella, para quienes señala la dirección norte-nordeste y entraña siempre presagios climatolígocos de uno u otro signo. Su altura no es muy elevada, 573 m, y su precisión toponímica es discutida, ya que las comunidades circundantes atribuyen ese nombre a cualquiera de las tres cumbres que enmarcan el sitio. La de la izquierda, la más relevante desde Cangas, es considerada como tal por sus habitantes, pero los pastores de los pueblos vecinos la identifican como peñe El Ornia. Una prominencia en pico en uno de sus laterales también suscita el topónimo, y, por último y quizá lo correcto desde el punto de vista histórico, se designa como El Arbolín a la cumbre más alta de las tres, situada al este del conjunto. Esta denominación cuenta con la aprobación de sus vecinos inmediatos, los de las aldeas de Llueves y Celango, por el sur, y de Oliciu, por el norte, quienes además utilizan el mismo nombre para designar una moderada zona de pastos en la falda de la mencionada cumbre. Toda la falda sur del conjunto sufre sistemáticamente el efecto de quemas incontroladas, que están convirtiendo sus suelos en un erial En los lugares más elevados de esta zona, en fechas navideñas, el grupo de montaña Peñasanta de Cangas de Onís instala todos los años un belén de cumbres, como colofón de una marcha a pie desde la ciudad que se está convirtiendo en tradicional con el paso de los años»
A ambas márgenes de la calle se extienden prados y tierras de cultivo. A principios de verano un gran maizal suele ya cubrir la llanura
Precioso paisaje de la ciudad al sur
A la derecha, la calle Santa Cruz
Otra imagen del Pierzu, ahora casi oculto por las nubes. Un poco más cerca Parecen el Picu Caxigos (856 m) y la Sierra de Faces
Picudas y totémicas cumbres…
El Molín de la Pedrera, renombrado restaurante de los Ardines Lara. Podemos hablar aquí de Inés Lara Martínez, la madre de los tres hermanos de la estirpe del restaurante, pionera en la cocina, actualmente retirada. Luego está el hermano mayor, Herminio Ardines Lara, que fue quien comenzó con este negocio familiar en los años 80. Su hermana Paz es la cocinera, mientras Ángel es el actual gerente
De frente la Estación de Autobuses. Esta vega es zona de expansión urbanística canguesa
Montes de H.elgueres. Por allí abajo va la ronda canguesa, la AS-114
Pasamos una casa…
Y vamos acercándonos al cogollo del barrio de La Pedrera
A la derecha un gran campanario
Campanario de delata la estructura de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o del Mercáu (al estar en la parte baja de la población, El Mercáu), construida en 1963 para sustituir a la Iglesia Vieya
El campanario es una verdadera torre de la que hablaremos dentro de poco
Llegamos al cruce con la calle Santa Cruz. Nosotros continuamos todo recto y de frente
Nombre de la primera casa a la izquierda
Casa Adela
Esta parte de La Pedrera son casas unifamiliares, de traza entre lo urbano y lo rural
A la izquierda, un tramo de acera
A la derecha una quinta
Paseo de farolas…
Nos acercamos a un muy importante cruce
A la izquierda la Estación de Autobuses, inaugurada en julio de 2007, en esta zona ya entre La Pedrera y El Lleráu pero muy cercana al centro de la ciudad
Estos son los grandes ventanales del comedor, que miran a la calle La Pedrera
Y en este cruce hemos de prestar, recalcamos, mucha atención…
El camino como tal sigue de frente, recto, calle adelante
pero si queremos visitar Cangues podemos ir al puente peatonal sobre el Güeña existente a la derecha, el paso más próximo al Mercáu de Cangues que, si pasamos en domingo, cuando se celebra, también recomendamos visitar, así como toda la población, con todo abierto y gran animación. Y eso es lo que vamos a hacerVISITA A CANGUES Y AL MERCÁU:
Yendo por la acera, a la izquierda. cruzaremos el paso de peatones
Y ya vemos las señales que nos indican el acceso peatonal al centro urbano desde aquí
Y así, apartándonos un momento del camino propiamente dicho, vamos a desviarnos a conocer la ciudad, con algunos de sus rincones y monumentos más reseñables
El alto campanario de la iglesia nos indica hacia donde podemos ir primeramente, pues a sus pies se celebra el mercado dominical
Llegamos así al paseo fluvial del Güeña
Subimos las escaleras hacia el paseo fluvial
Y arriba seguiremos por el puente sobre el Güeña. A la derecha, el escudo de ciudad y concejo
Con el famoso lema Maxima Sedium Minima Urbium Este puente peatonal fue construido en 2010, sustituyendo a otro más antiguo
En ese tiempo se acondicionó toda esta ribera haciendo un paseo con escolleras, canalizando el Güeña para evitar los problemas de las crecidas y las sedimentaciones
Si miramos a la derecha veremos al fondo Contranquil con Villa María y otros edificios. Poco más allá el Güeña da su agua al Sella. A la izquierda El Censu. Toda la población resultó muy afectada por riadas como la de 1983. Los más mayores se acordaban de la de 1938, La Riadona
De frente más paseo fluvial y ya empieza la zona de bares, terrazas, sidrerías y comercios que se extiende por todo El Marcáu. Escribimos así de nuestras impresiones pasando el puente en El Camino de Gijón a Covadonga:
«Enfrente, ya en los edificios del otro lado, distinguimos multitud de establecimientos, restaurantes, locales «de moda», bares de copas, etc. y es que, cuando el viajero entre en Cangues descubrirá, principalmente en verano o en fin de semana, el contraste entre este núcleo alegre y bullicioso, a veces trepidante, con la tranquilidad y el reposo del camino que acaba de dejar atrás. El andayón va aprovechar para acercarse al mercado dominical y si no a las muchas tiendas existentes, pues es todo ello un verdadero escaparate de los productos de la tierra, tanto de comer como de artesanía y venta de recuerdos y souvenirs, sidra, fabes, quesos, madreñas, guiadas, cayaos, camisetas, ropa, peluches, caramelos, dulces, pasteles típicos, galletas, toda la amplísima gama que podamos imaginar. Por supuesto no faltan sitios donde comprarse unas lonchas de chorizo y un poco de pan para hacerse un bocadillo, pero ya en la Avenida Covadonga, multitud de bares, sidrerías y cafeterías nos ofrecen su hospitalidad y buen trato, así como sus especialidades y sus menús»
Al este el Güeña hacia El Lleráu, por donde seguiremos ruta luego de visitar Cangas de Onís/Cangues d’Onís
Enfrente hay dos calles al pasar el puente
Es indistinto ir por una o por otra, si bien a la izquierda vas quizás más derecho al mercáu por los jardines de la iglesia
Es la Travesía del Fondón
La calle, adoquinada, fue peatonalizada cuando se hizo el puente y se reformó la ribera
De ella salimos a la Avenida Covadonga, viendo al fondo la gran fachada de la iglesia
Nuestra Señora de la Asunción o del Mercáu, con su enorme campanario de espadaña de 33 metros de altura y su enorme portada con un gigantesco arco de acceso. Este templo como hemos dicho se construyó en 1963 para sustituir al anterior, en Cangues d’Arriba, con proyecto del arquitecto F. Rodríguez Bustelo, y gracias al compromiso del indiano José González Soto, quien apoyó muchas iniciativas en beneficio de la ciudad
En este lugar estuvieron anteriormente el Ayuntamiento y la casa natal del político tradicionalista Vázquez de Mella
En el atrio busto del benefactor
Placa de inauguración
Y en el Campu la Iglesia, actual Plaza la Iglesia, se extiende el mercado dominical, hasta el Palaciu Pintu y por su soportales y calles aledañas
Esta es una foto del mismo lugar en domingo
En medio de esta plaza, una escultura…
Esta estatua, Vieja Asturiana, tiene una historia, se trata de una reproducción aumentada de una obra original de Sebastián Miranda, donada a esta ciudad por D. Juan G. Quirós Corujo, e inaugurada en 2002
Veamos abajo la placa
Ahí está la historia de su donación
Del viejo Palaciu Pintu, del siglo XVII, destruido en la Guerra Civil y llamado así por su fachada de colores, se conserva una torre que en realidad es una reconstrucción de posguerra, del arquitecto García Lomas, copia de la del palacio anterior, también llamado de la Capitana o de Ceñal, pues fue esta familia aquí residente
Entre sus miembros notables estaban Francisco García Ceñal, escribano y notario entre 1833 y 1900 (nada menos), su mujer María Fanjul Blanco, hermana del principal comerciante cangués de mediados del XIX, Casto Blanco, así como de Teresa, madre del político Juan Vázquez de Mella, que tenía como vimos su casa en el solar de la actual iglesia
Hijo del matrimonio era Enrique García Ceñal y Fanjul, abogado, político, publicista y escritor, diputado en las Corte Generales entre 1879 y 1883. Participó activamente en la vida cultural y social canguesa y asturiana, fue emigrante a Cuba y también gran investigador
El Palaciu Pintu chocaba tanto por las pinturas de sus fachadas que algunos viajeros plasmaron su parecer ante ellas. Así el marqués de Foronda dice de «el carácter genuinamente churrigueresto de los dibujos, hasta el punto de parecer obra de algún discípulo aventajado de aquel arquitecto»
Destaca en el centro el blasón de las antiguas estirpes de este solar
Una inscripción dice:
«Los Barelas y los Bermúdez, Ulloas y Villalobos, tan antiguos en Galicia como en Castilla los Godos Por mi ley y por mi rey moriré»
Y en la pared el busto dedicado a Juan Vázquez de Mella y Fanjul, cuya casa estaba en el solar de la actual iglesia
Y en medio de los jardines, la estatua de Don Pelayo, mirando hacia Covadonga en pose de sacar la espada, obra de 1970 del artista de Villamayor Félix Alonso Arena.
Esta es un poco su historia, extraída de El Camín Xixón Cuadonga de 1998
«Pelayo (718-737)
Los orígenes de todos los reinos del mundo se sumen en la tradición y la leyenda, sucesos épicos entremezclados con la realidad en los que siempre aparece la figura de un primer monarca enigmático, que unifica en su persona todos los esfuerzos en un objetivo común cuando un peligro exterior amenaza el futuro de la comunidad. Asturias no iba a ser una excepción: los orígenes de este reino tienen esas mismas características y ese primer monarca misterioso es Pelayo o Don Pelayo, un personaje del que se sabe más por lo legendario que por otras cosas, figura fundamental de la historia y del que los nuevos estudios y las modernas investigaciones han dado más luz y más noticias, las cuales nos permiten acercarnos a lo que pudo ser su vida real, pero siempre atendiendo a que, como también pasa siempre en estos casos, cada corriente ideológica ha querido mitificarlo de acuerdo al pensamiento de los poderosos de cada época.
Pelayo, lo más fácil, es que, naciese o no en estos lugares, fuese descendiente de algún de aquellos matrimonios mixtos entre líderes de clanes astur-cántabros y visigodos que garantizaban la paz entre los rebeldes pueblos norteños y el reino godo de Toledo (fue una práctica muy habitual y muy extendida a lo largo de siglos, o mejor milenios, «emparejar» dos estirpes para estas cuestiones). Su familia participó en la vida pública de estas comarcas: su padre, llamado Favila(nombre que más tarde iba a ponerle Pelayo a su hijo), era «duque» o gobernador de Cantabria y, a lo que parece, debía de llevarse mal en la corte goda con el rey Égica, pues este lo manda al destierro a Tuy, donde años después sería muerto por mandato de otro rey visigodo, Witiza, quien expulsaría además de Toledo a su hijo Pelayo, quien se vería obligado a volver a sus tierras de nacimiento o de origen familiar, en el norte, desde donde, andado el tiempo, quizás regresase a la corte de Toledo al subir al trono Rodrigo, el «último rey godo» (realmente hubo alguno más), que era enemigo de Witiza…»
«… Las historias de los godos y los romanceros medievales nos cuentan la escapada de los descendientes de Witiza al norte de África, recabando el apoyo de los árabes que acababan de conquistar ese territorio, para recuperar el reino. En el año 711 las tropas de Tarik pasan el estrecho de Gibraltar con la ayuda de los partidarios del antiguo monarca de los godos, derrotando a las tropas de Rodrigo en la Batalla del Guadalete. Seguidamente y con la excusa de entronizar a Aquila, descendiente de Witiza, se hacen en pocos años con el control casi total del decadente reino visigodo de Toledo.
Pelayo, que según algunas crónicas estaría en Guadalete y vería morir a Rodrigo, marcha de nuevo hacia el norte. En un principio acató la autoridad de Munuza, gobernador musulmán en Asturias, pero muy pronto empezarían los enfrentamientos cuando quiso casarse con una hermana de él, casamiento «arreglado», como en tantos casos referidos, para garantizar la paz y la sumisión del territorio, tal como hicieron antes los godos y seguramente anteriormente aún los romanos. Pelayo rechazaría esta boda y sería trasladado, en calidad de prisionero y rehén, a Córdoba, pero consigue escaparse de esa ciudad en marzo del año 717, huyendo de nuevo hacia estas tierras, consagrado ya en acabar con todo y encabezar una rebelión…»
Dibujo de Pachi Poncela. El Camín Xixón Cuadonga. 1998
«… Llega a Asturias, pero la situación no era propicia para pasar desapercibido. Sus perseguidores casi logran prenderlo en Brece (Piloña, episodio que ya narramos, pues la ruta Xixón-Cuadonga al pasar por allí), cuando escapaba hacia las montañas, cruzando El Ríu Piloña. Enseguida contacta con rebeldes o pobladores no muy contentos con los nuevos dominadores, quienes le escogen su líder, algo altamente improbable si no tuviese relaciones muy estrechas, familiares incluso, con ellos, además de su vinculación y la de su estirpe con funciones de gobierno. Sería escogido algo así como un «prínceps», un título que ya aparece en época de los romanos y que, literalmente equivale a «primus inter pares»o «primero entre iguales», suceso que acontecería en el año 718.
Cuatro años después y haciendo caso más a lo legendario que a la realidad, los partidarios de Pelayo lograrían una victoria decisiva en Cuadonga contra una expedición enemiga, victoria lograda después de varios reveses y acompañada de otros éxitos en otros lugares. Como resultado, el poder musulmán en Asturias desaparecería, ayudado por otros factores: el grueso del ejército árabe y el de sus aliados estaría involucrado plenamente en la conquista del centro de Europa (aún quedaban años para ser frenado en Poitiers por los francos de Carlos Martel). De todas formas, dejando de lado el lugar de la batalla y sus escenarios y protagonistas, en el año 722 se da como fecha de fundación del Reino de Asturias, independiente del poder de la mayor potencia mundial de aquella época, el Imperio de los Omeyas de Damasco, que ejercía su dominio del Atlántico hasta la India. Pelayo hace de Cangues d’Onís (o sus actuales inmediaciones), su capital en el año 722. A su muerte le sucederá su hijo Favila«
(Conviene volver a incidir en que todo esto es una probabilidad y una teoría entre otras. La obsesión por probar la legitimidad de la monarquía asturiana y otras que la sucedieron, buscando una relación directa entre ella y la goda, planea con insistencia sobre muchas crónicas y muchos estudios de las mismas, de forma más o menos interesada, no siempre siguiendo la búsqueda de la realidad histórica)
Desde la estatua de Pelayo y Plaza de la iglesia, vamos a adentrarnos pues, al mercáu de Cangues, tomando la dirección del Palaciu Pintu
Al lado, antes de subir las escaleras de la plaza cubierta por los soportales, el mercado de las flores
Una muy vivaz nota de color
El camión de los ajos, al pie de la iglesia, dando vista a la calle del Mercado, continuidad hacia el centro urbano de la de San Pelayo, donde estuvo el hospital de peregrinos de esa advocación, paso del Camín Real, que entraba en Cangues por El Puentón o Puente Romanu. El comercio también abre en domingo
En los soportales, los quesos asturianos, sobre todo los del oriente. Nunca olvidemos que Asturias es la mayor mancha quesera de Europa en cuanto a variedades
A finales del siglo XVIII, Jovellanos plasmó sus impresiones del mercado cangués en sus famosos Diarios, cuando paró en un viaje a Covadonga: «A la feria en el campo de la iglesia; mucha concurrencia y mucho tráfico de géneros bastos; monteras en altos palos con garfios de las mismas ramas en que estaban colgadas; se venderán de trescientas a trescientas cincuenta; las gastan todas las mujeres; paños bastos; bayetones, bayetas, roquetes, lienzos pintados, guadañas y otros instrumentos rústicos; ollería, batería de cocina de cobre; tres plateros de cobre de Gijón; muchas tiendas al aire; cedazos, etcétera; mucha gente y mucho movimiento»
Continuas transacciones, El mercado pasó a celebrarse en domingo hace más de 200 años…
Más quesos, entre ellos,por su forma, se distinguen los de Afuega’l Pitu. También hay de Pría
Llaman la atención los pilares, son como los pegollos de los horros y paneres
Así describimos el mercáu en El Camino de Gijón a Covadonga:
«Subiendo un domingo por las escaleras a la Plaza del Mercáu de Cangues, nos entusiasma el vistoso colorido de los puestos de venta de flores, luego ya iremos al interior de la plaza, formada por dos cuerpos en escuadra con torre angular, siguiendo la traza de la arquitectura asturiana, pues hasta los pilares en los que se sustenta la cubrición se asemejan a pegollos de hórreos. El mercado dominical se extiende por todas las calles aledañas, si bien los productos de alimentación se concentran mayoritariamente en su interior, los jamones, la miel, los embutidos y la incomparable variedad de quesos asturianos, principalmente los de la zona oriental. Aquí podemos llevarnos el mítico Cabrales, el preciadísimoo Gamonéu, o el riquísimo de Los Beyos, abundando también los de otras zonas queseras asturianas, como el Afuega’l Pitu. También hay berzas, verduras y legumbres, la fragancia es embriagadora cuando nos acercamos a muchos puestos, sobre todo si están cortando quesos o chorizos de aldea…»
Fabes, tomates, berces, cebolles…
La importancia del mercado es tal que toda la parte baja de Cangues, lo que ahora es la mayor parte de la población, que se extiende al pie de Cangues d’Arriba o zona vieja hasta los ríos Sella y Güeña, es llamada El Mercáu
Chorizos y morcielles
A probar un poco, estilo degustación…
Preparando unos taquinos
Impresionantes manjares
Continuo trasiego de gentes
Porciones ya preparadas
Dándole al cuchillo…
Escenario de las mejores viandas en el llamado «El Mercado de los Picos de Europa»
Dos partes puede decirse que tiene el Mercáu Cangues, la de los soportales, la dedicada a la gente de los pueblos con sus productos, y el comercio de productos autóctonos de alimentación, y la zona exterior, con todo lo que puede verse en un rastro o mercadillo, principalmente ropa, herramienta, enseres domésticos, aperios agrícolas, etc. Más de un peregrino se las apañó para comprar unas buenas botas porque las que llevaba se le habían roto, o un palo pues olvidó el que llevaba en algún sitio, una camiseta, un sombrero o bisera, o… no menos importante, algo para llevar a casa, para él o para regalo, para comer, para vestir, para calzar o como recuerdo
Al lado de la Plaza del Mercáu está el Palaciu Cortés, en medio de una quinta con campo, jardines y arbolado, es del siglo XVI, estilo renacentista, tiene torre-campanario y su capilla de La Concepción da nombre al barrio, siendo una de las primeras construcciones que se hicieron cuando la ciudad, desde su asentamiento originario en la parte alta, Cangues d’Arriba, bajó y se extendió hacia la vega donde se unen los ríos Sella y Güeña que, por otra parte, parece haber sido poblamiento anterior y más antiguo aún, tal vez incluso prerromano, al amparo del Monte Llueves, siendo muestra de ello la capilla de la Santa Cruz
El edificio conserva restos del Hospital de San Pelayo, del que hablaremos más adelante, y en él estuvieron personalidades como Jovellanos e Isabel II. Entre sus propietarios más ilustres está Don Antonio Cortés Llanos, pionero de la arqueología asturiana y hermano de la escritora Antonina Cortés, autora delRomancero de Covadonga
Volviendo a la Avenida Covadonga, en el número 43, Casa Dagó, excelente ejemplo de arquitectura montañesa, construida en 1920 para el indiano José Dagó por el arquitecto Miguel García Lomas (el de Villa María)
Fue rehabilitado en 2010, incluyendo sus jardines, renovando su gran maqueta, actualizando sus contenido dando cabida a la botánica y acondicionándose su río y laguna artificiales
Es de estilo ecléctico con inspiración clasicista. Destaca su gran pórtico columnado donde está la entrada, al que se sube por unas escaleras
Ya en 1835 Cangas de Onís/Cangues d’Onís había sido proclamada cabeza del distrito judicial de su nombre. El cronista oficial, Diego Celso Somoano, explicaba así los avatares que llevaron a su construcción:
«La ley adicional a la orgánica del Poder Judicial aprobada por real decreto de 14 de octubre de 1882 creó en España noventa y cinco audiencias de lo criminal. Entre estos nuevos tribunales, compuestos por un presidente y dos magistrados, que se constituyeron el 2 de enero de 1883 y comenzaron a funcionar inmediatamente, figuraba la Audiencia de lo Criminal de Cangas de Onís, que abarcaba los juzgados de Cangas de Onís e Infiesto, Llanes, Pola de Laviana y Villaviciosa. El Ayuntamiento de Cangas de Onís, comprendiendo lo que significaba para la entonces villa el establecimiento de la Audiencia, quiso construir una noble edificación donde albergarla, y, siendo la cárcel un complemento necesario, también emprendió la sustitución de la vieja cárcel, situada en el mismo edificio del Ayuntamiento al lado del «Palaciu Pintu», por un edificio digno de tal función El 12 de marzo de 1886, el alcalde constitucional de Cangas de Onís envía una circular a los vecinos comunicándoles la subasta de un empréstito «que este ayuntamiento ha creído preciso contratar para llevar a cabo la ejecución en esta villa del Palacio de Justicia, Cárcel del Distrito y otras obras de necesidad suprema». Poco después, en el «Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo» de fecha 11 de mayo, aparece el anuncio oficial de la emisión de 300 obligaciones municipales de 500 pesetas, cada una, por el Ayuntamiento Constitucional de Cangas de Onís, que se encabeza: «Don Isidoro Cuesta González, Alcalde-Presidente del mismo, Hago saber: Que este Ayuntamiento y Junta de Asociados, previa la instrucción del expediente del particular, acordó la contratación de un empréstito de 150.000 Ptas., con destino a la construcción en esta villa de un Palacio de Justicia, en el que pueda instalarse cómoda y decorosamente la Audiencia de lo Criminal de esta circunscripción, así como también para la edificación de una cárcel del partido». Se celebra la subasta del empréstito en Madrid y en Cangas de Onís ante el Ayuntamiento. Una comisión formada por los señores D. Victoriano García Ceñal, D. Ramón Labra Valle y D. Francisco González Alonso invitó a los vecinos pudientes de la villa para que manifiesten por escrito las acciones con que cada uno se suscribe para cubrir el empréstito. El edificio del Palacio de Justicia, destinado a Audiencia, se construyó en el prado del Censo, al lado de «la nueva carretera», y la cárcel «correccional de sistema celular», en El Pedrosu. Ambos edificios son obra del arquitecto provincial don Javier Aguirre Iturralde, nacido en San Sebastián pero que residió en Oviedo casi toda su vida. Precisamente en esas fechas de 1886-87 participó en las obras de restauración de la iglesia de San Miguel de Lillo, en Oviedo. El Palacio de Justicia tiene hermosa figura neoclásica, con columnata, frontón y amplia escalinata, en piedra amarillenta. Sobre la parte superior lleva el título de «Palacio de Justicia» y a ambos lados las inscripciones «Justicia» y «Ley» Después de suprimida la Audiencia en 1892, al decidir la Administración que sólo permaneciesen las radicadas en las capitales de provincia, pasaron a ocupar sus dependencias el Ayuntamiento, el Juzgado municipal, el cuartel de regimiento de reserva y la estación telegráfica En la actualidad, además del Ayuntamiento, existen en el edificio del Palacio de Justicia el Juzgado comarcal, el archivo notarial y el servicio de recaudación de Hacienda, estando proyectada una reforma y ampliación del edificio con el fin de que tengan nuevamente cabida en él el Juzgado de primera instancia e instrucción, así como un amplio y adecuado salón de sesiones del Ayuntamiento, ahora inexistente»
En su fachada se sigue viendo, arriba sobre las puertas del balcón, la frase Palacio de Justicia
Y una placa señala la concesión del título de ciudad por Alfonso XIII por Real Decreto del 23 de junio de 1907, al haber sido capital en tiempos de los reyes Pelayo, Favila y Alfonso I… y nos preguntamos: ¿tal vez habría que añadir a Fruela?, realmente este rey fue muerto en su palacio cangués. Su sucesor Aurelio parece se apartó ya de este lugar y una tradición posterior quiso verle estableciendo en el valle del Nalón, actual concejo de Samartín del Rei Aurelio. Lo único cierto y sabido es que la corte asturiana se trasladaría a Pravia con Silo, allá por el año 784, y no mucho después a Oviedo/Uviéu con Alfonso II El Casto en el 791
Arte n: moto con muelas de molino y regodones del río…
En esta misma Avenida de Covadonga, pero más allá del Ayuntamiento, a la entrada de la población, está la Oficina de Turismo, llamada Puerta de los Picos de Europa
Más tarde la casa fue comprada por la familia Prieto, siendo entonces cuando pasa a conocerse como Casa Riera, al residir aquí el doctor Aurelio Riera
En sus jardines, a donde llega la senda fluvial desde Contranquil, está la escultura Homenaje al Emigrante, obra del mexicano Ricardo Montilla
Fue donada por la familia García Ramírez de Aeguenco, León (México) y especialmente dedicada a los emigrantes cangueses al país azteca, incluyendo la del presidente Vicente Fox
Por su parte La Oficina de Turismo Casa Riera dispone de exposiciones permanentes dedicadas a la historia y prehistoria del concejo, así como a la etnografía y espacios naturales, con audiovisuales y una maqueta interactiva del Oriente de Asturias
Al lado hay un paseo botánico con vegetación propia del Parque Nacional de los Picos de Europa
Este paseo fluvial hemos de decir que enlaza con el que viene de Villanueva y entra por Contranquil, por donde llegamos a la ciudad
Al lado el Sella y, en la otra ribera, El Puente, en Parres
Y es que cruzando la Avenida Covadonga llegamos al que sin duda es el monumento más identificativo de la población, El Puentón, Puente Romanu o Puente Vieyu, sobre el Sella, justo en la divisoria de concejos
Es bien visible desde el llamado Puente Nuevu por donde pasa la carretera
Se trata de una magnífica obra de ingeniería medieval
Está formado por un gran arco ojival central y otros dos más pequeños laterales, si bien en origen tenía siete. Se construyó entre los siglos XIV y XV y es en realidad tan cangués como parragués, pues el río marca la frontera de concejos
Su construcción original es por lo tanto gótica, si bien no es descartable que hubiese existido uno anterior romano, si bien en Asturias es común llamar «romano» o «moro» a todo lo «antiguo» en general. El puente se halla en la calzada o vía romana que unía Lucus Asturum, acutal Llugo de Llanera, importante enclave de la Asturia transmontana, con Portus Victoriae, importante puerto cántabro que unos identifican con San Vicente de la Barquera, otros con Santander y otros con Santoña
El Puentón tuvo que ser reparado muchas veces a lo largo de su historia, la más importante tal vez en 1876. En 1931 fue declarado Monumento Histórico y hace años fue restaurado, devolviéndosele en buena parte su aspecto y color originales
En 1939 se colgó de su arco central una gran Cruz de la Victoria, réplica en grande de la original, coincidiendo con el regreso de la imagen de la Santina, guardada en París durante la Guerra Civil
Esta es la cruz que se guarda en la ermita de Contranquil. Al fondo el Picu Pierzu domina la escena
Entre el Puente Vieyu y el Puente Nuevu jardines, con un parterre en forma precisamente de la Cruz de la Victoria. Existe una copla popular que dice:
Cuatro coses tien Cangues que nun les tien Madtid Puente Nuevu, Puente Vieyu La Pedrera y Contranquil
Y en el jardín el monumento al salmón…
«El salmón salvaje llega de los mares del norte su majestuosa presencia las riberas del Sella embellece cada primavera»
El jardín, el río, El Puente y El Puentón
En el suelo, placas con los nombres de ganadores del Descenso del Sella
La calzada que viene del Puentón es el Camín Real, actual calle San Pelayo, donde estuvo el hospital de peregrinos de esta advocación, a quien dedica un muy buen estudio y artículo Celso Diego Somoano en su el Boletín de las fiestas de San Antonio, editado en 1988 por Sofesa y que se titula La capilla de San Pelayo (Cangas de Onís): «La vieja Capilla de San Pelayo, que dio nombre al barrio de San Pelayo, al castañar de S. Pelayo y a la ería del mismo nombre, se encontraba situada en la parte de atrás de la casa llamada de Puente, en el espacio norte, añadido a la misma casa, frente al “Borinquen” o antigua fonda de Labra. La capilla, de la que ya a fines del pasado siglo, no conservaba altar ni nada en su interior, fue derribada para aprovechar su solar en posteriores construcciones…»«… Era, por lo que sabemos, de sencilla fábrica, que miraba al este y tenía en su alrededor un pórtico abierto. A su lado pasaba el agua de la riega de Castrillo, que bajando de Cangas de Arriba, movía el molino de Perí y transversalmente de N. a SO., a partir de la Pontiga, iba por el bao del Censo a integrarse en el Güeña… «
«… Límite oeste del Mercado, en algún tiempo, vio nacer en su entorno la calle y plaza de S. Pelayo. Dedicada al niño mártir Pelayo, muerto en Córdoba, en el siglo IX, y trasladado su cuerpo a Oviedo, su historia está ligada con el hospital de peregrinos que se encontraba centrado, según dicen los hermanos García-Ceñal en “el solar de la casa de la farmacia del Sr. Comas”…
«… En el inventario y apeo de la iglesia de Santa María de Cangas de Onís, realizado en noviembre de 1730 leemos:
«En el mismo lugar del Mercado hay otra ermita con su altar e imagen del glorioso S. Pelayo, su titular, en la que saben que D. Pedro de Posada, cura que fue de esta parroquia fundó una Capellanía colativa con la renta que produjeron 600 ducados de principal de censos, los cuales juntamente con otros 200 ducados de principal, que parece haber sido impuestos por D. Toribio de Posada y D. Juan de Inguanzo, herederos y testamentarios de dicho D. Pedro; quienes asimismo para dicha su capellanía y Capellán asignaron una casa, que dicho fundador tenía en dicho lugar, los árboles que pareciera tener en él, y sus términos y una heredad sita en la ería de la Rotura, con cargo y obligación de una misa en cada semana y con la obligación asimismo de que en dicha casa haya el Capellán de mantener hospedería de peregrinos pasajeros y persona asistente con las camas que dicho fundador dejó para los enfermos…»
«… El testamento y fundación de la citada capellanía pasó por testimonio de Juan de Balmori, notario apostólico y vecino que fue de la villa de Llanes, el día 9 de marzo de 1676
El Hospital, fundado también por D. Pedro de Posada, tenía una renta de 15 ducados de vellón, sobre los 300 ducados de los 600 del principal de censos que dejó para la Capilla de S. Pelayo y dicho hospital…»
«… En la visita a la parroquia, en 1746, se nos amplía algo más sobre cuáles eran las obligaciones del Administrador del Hospital y Capilla, al acusarla de la falta de estos servicios, pues “aunque en ella se deben celebrar algunas misas y asimismo mantener un cuarto decente para sacerdotes pobres pasajeros y otras dos camas para los demás pobres también pasajeros, no cumple uno ni otro y la casa está reducida lo más del tiempo a habitación de gentes sospechosas…” por cuya causa ordena al párroco se haga por testimonio de escribano apeo de todos los bienes y “secuestrándolos” haga cumplir de su producto las misas y quite el poder a la que persona que cuida la casa, siempre que, con la vida y costumbres, el actual no cumpla con la obligación de hospitalidad que le requiere…»
«… La antigüedad de la Capilla, en la que D. Pedro de Posada funda la Capellanía, y el servicio de Hospital, no se conoce. Los García Ceñal escriben que Cangas de Onís fue lugar de etapa de los romeros que procedían de la Asturias de Santillana, obedeciendo a esto sin duda, la fundación del Hospital de peregrinos y capilla de San Pelayo cuyos restos “se demolieron en nuestros días”…
«… El acceso desde la plaza al Palacio de Cortés, conserva de este hospital, esculpidos en los capiteles-imposta de la puerta las clásicas cáscaras y el bordón de los peregrinos. Como detalle diremos que todavía el 13 de julio de 1769 D. Pedro del Valle, cura de la parroquia bautiza a una niña, con el nombre de Antonia, hija de unos peregrinos, Juan de Orlian y Christian, y María Ereurina, procedentes de Frebiur (sic) [Friburgo] en el Imperio, Obispado de Constanza…»
«… D. Pedro de Posada Estrada, fundador de la Capellanía y Hospital, era natural del concejo de Llanes, sobrino de D. Fernando Duque de Estrada y párroco de Cangas de Onís desde 1636 al 1673. Los libros de registro de bautizos, matrimonios y defunciones más viejos de la parroquia se inician con inscripciones por él realizadas….»
«… En uno de estos libros, el de matrimonios, que empieza en 1638 y concluye en 1702, al folio 25 se lee lo siguiente:
“por el mes de julio del año del señor de mil seiscientos y cincuenta quebró una de las campanas que había dos y por tener mal voz y mal metal, se deshizo y se hizo de nuevo y tenía un letrero que decía su fecha de mil quinientos y trece años que por ser tan antiguo lo pongo en este libro. Se hicieron estas dos campanas siendo cura el licenciado D. Pedro de Posada Estrada, sobrino del señor Fernando Duque de Estrada y persona de grande santidad y virtud. Las campanas se bendijeron por mano del licenciado Juan de Ardines, capellán de Santa Cruz y era al presente mayordomo Juan Castaño de Cardes y testigos Domingo Alonso, Regidor, el señor Andrés de Intriago, y otros y lo firmo. Juan Asensio de Ardines. Pedro de Posada Estrada, cura de Cangas.”
Esta nota nos recoge el dato epigráfico más viejo de la Iglesia de Cangas (pues el que aún se conserva en la misma, es de 1522) y nos da a conocer la fecha de las primeras campanas que conocemos de la parroquia. Las fundaciones de D. Pedro de Posada Estrada recayeron en la familia Inguanzo de Llanes, pero los bienes y rentas de ellas se habían ya perdido, según dice D. Felipe de Quanda en las notas enviadas a Martínez Marina para su diccionario, en 1798″
Nos llama poderosamente la atención en este artículo del cronista Diego Somoano el dato del bautizo en 1739 de una niña llamada Antonia, hija de unos peregrinos alemanes, por lo que puede decirse sin duda que fue «nacida peregrina»VISITA A CANGUES D’ARRIBA:
Hasta aquí hemos recorrido algunos de los rincones y monumentos de El Mercáu, la parte de abajo de la ciudad, la más próxima al camín, pero si vamos bien de tiempo y fuerzas, sobre todo si vamos a hacer parada y fonda en la población, podemos subir a Cangues d’Arriba, la parte alta, donde veremos la antigua iglesia parroquial de Santa María de Cangues, la Iglesia Vieya
La iglesia parroquial vino aquí entre 1286 y 1296, cuando Juan Álvarez de Elgueras, natural del cercano pueblo de H.elgueres y obispo de Burgo de Osma, traslado la sede parroquial de Santa Cruz de Contranquil aquí, dentro de los comentados cambios poblaciones ya comentados: de la vega al monte y del monte de nuevo a la vega
De todas maneras la base de la estructura actual es del siglo XV, con ábside de robustos contrafuertes que delatan su impronta gótica
Hubo quien sospechó que en este lugar podría haber estado la casa-fortaleza de los primeros reyes asturianos, aunque una tradición asegura que esta estaba en el solar del que luego sería del monasterio de San Pedro de Villanueva
En 1897 los hermanos García Ceñal, estudiosos locales, escriben:
» No sabemos a ciencia cierta donde estuvo emplazada la morada real de Pelayo y sus sucesores. Puédese únicamente, estudiando la topografía de Cangas y los nombres de sus sitios, suponerse que existió en la parte alta de la población (Cangas de Arriba), y probablemente donde está hoy la iglesia Parroquial: ocupa ésta una situación bien orientada, en la extensa planicie, limitada al E. y O. por dos arroyuelos o riegas. que corren de S. a N., llamadas Ricao y Castrillo (¿corrupción de rastrillo?), que bien pudieran haber sido los fosos del Castillo. En uno de los capiteles de la iglesia de Villanueva se observa un bajorrelieve representando el Alcázar de los Reyes de Cangas y como quiera que esos capiteles datan del siglo XI o XII, es lícito suponer que el artista que esculpió la leyenda de Favila alcanzó a ver el palacio, o por lo menos vestigios suficientes para hacer una copia exacta o aproximada»
En la zona han aparecido enterramientos que se dice son parecidos a los de Santa Cruz de Contranquil
En el siglo XVII comenzaron reformas, patrocinadas por G. Fernández del Caso y su mujer Mayor de Caso, pero las mayores, junto con ampliación incluida, serían en1797 bajo la dirección de Manuel Martín Rodríguez, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cumpliendo las funciones de parroquial hasta que en 1963 se inauguró la nueva iglesia en El Mercáu
Sobre la portada hay una placa
En ella hay una inscripción con fecha 1804, cuando parece haberse puesto remate definitivo a estos trabajos
No por casualidad el santuario es en la actualidad el Aula del Reino de Asturias, su nacimiento en la Batalla de Covadonga, sus reyes, sus fases y vicisitudes históricas, el territorio que abarcó y los siglos que existió: un espacio de tiempo entre los siglos VIII y X, con paneles explicativos, reproducciones de objetos, así como testimonios de aquellas centurias, mostrando el alcance que tuvo este reino en la Europa de la época, cuya primera capital fue esta, y cuyos primeros reyes reinaron aquí. Ya hemos hablado de Pelayo y Favila, buen momento para hacerlo, un poco someramente, de Alfonso I, Fruela y Aurelio:
ALFONSO I (739-757)
No sería hasta la llegada al trono de Alfonso I cuando la monarquía asturiana dejaría atrás los tiempos míticos y alcanzaría plenamente la realidad histórica (con todo lo cuestionable que pueda ser esa «realidad»). Alfonso I es el primer rey que pasa al contraataque y hace la guerra devolviendo el golpe al Califato en un momento de debilidad para este: las luchas intestinas de la Hispania musulmana entre los beréberes que vinieron del norte de África, apoyando a los árabes en la invasión y que ahora se oponen a ellos, insatisfechos con su mando, o con el reparto de tierras u otras discrepancias. Este conflicto étnico interno dejó sin protección Galicia y el sur de la Cordillera Cantábrica, que era donde estaban asentados muchos de estos grupos beréberes, razón por la que las tropas de Alfonso pudieron hacer profundas incursiones fuera de las fronteras primigenias del reino, llegando mismamente a la línea del Duero por el sur y por el este ocupar hasta las fuentes del Ebro, La Vardulia (Castilla) y Vasconia
Muchos de estos territorios no pudieron conquistarse ni defenderse por falta de repobladores que los administrasen y protegiesen, pero sí se pudo hacer una tierra «yerma y despoblada», una «tierra de nadie» que se interpusiese entre Asturias y el Califato de Córdoba, una barrera que dejase al descubierto cualquier ataque y movimiento hostil, o nuevas intentonas de conquista desde el sur. Alfonso I, apodado El Católico (bien por «piadoso» o por apoyo a la Iglesia oficial frente a posibles «herejías» o «desviaciones de la fe» que tanto habrían de incidir en la marcha de futuros acontecimientos), creaba de esta manera una ancha línea de protección que garantizaría la supervivencia del Asturorum Regnum cuando los califas volviensen a hacerse fuertes y a pensar en dominar o neutralizar el naciente reino. Ante esa seguridad se detecta la huida hacia los dominios del rey de munchos refugiados hispanogodos, que se asentarían en comarcas como Liébana, otro factor que determinaría también nuevos acontecimientos fundamentales para la consolidación de las bases ideológicas no solo ya de la Asturias de aquel momento sino de toda Europa (Beato de Liébana).
FRUELA (757-768)
A la muerte de Alfonso I le sucede en el trono su hijo Fruela, que heredaría de su padre el aliento guerrero, pero no el diplomático de su progenitor, haciendo de él un espíritu violento y agresivo para con los suyos, de trágicas consecuencias para el monarca y su familia. Fruela da continuidad al proyecto bélico de su antecesor emprendiendo campañas en Galicia contra los musulmanes, una de las cuales acabaría con la batalla decisiva de Pontuvio, de la que se cuenta que el jefe de la expedición islamita, el Príncipe Umar, cayó prisionero, siendo decapitado por el propio Fruela
Asegurada Galicia, Fruela incitó a la repoblación de este territorio hasta el Miño pero, por contra, acabando ya su reinado, hacia el año 766-67, otra expedición musulmana invade con éxito Álava, en el otro extremo del reino. A lo largo de su reinado surgen las primeras revueltas internas: las de los gallegos y los vascones, que acababan de incorporarse a sus dominios, así como las de los diferentes partidos nobiliarios. La manera que tuvo de ahogar estas «conspiraciones» y su comportamiento cruel le granjearon numerosos enemigos en la corte canguesa, contándose entre ellos su propio hermano Vimara o Vimarano, a quien el monarca iba a matar personalmente por su participación en estas luchas cortesanas que intentaban apartarle del trono. Poco después serían los propios magnates que rodeaban al rey quienes le asesinan a él, en el propio palacio, sin duda al llegar la crispación a un grado de puro terror y hacerse la situación inaguantable.
También puede parecer un ambiente de intriga literaria, pero el hijo de Fruela, que se llamaba Alfonso, al igual que el padre del monarca, iba a ser apartado de la corte a lo largo de muchos años, por miedo a que se vengase algún día de los asesinos de su progenitor. Alfonso, que parece ser nació en Uviéu, fundada bajo el reinado de Fruela por los monjes Máximo y Fromista (sin excluir que el lugar ya estuviese poblado anteriormente, como atestiguan los descubrimientos arqueológicos más recientes), porque el rey debía querer tener a su familia fuera de los peligros de la capital canguesa, sería con el correr del tiempo el famoso Alfonso II El Casto.
Aurelio (768-774)
Muerto Fruela y apartado su hijo del trono, los nobles asturianos escogen rey a Aurelio, sobrino de Alfonso I. El palacio real de Cangues d’Onís debía de seguir siendo un nido de conspiraciones cortesanas. Aurelio, buen conocedor de en qué paraban esos complots, en los que peligraba la vida de cualquiera, hasta la del propio rey, se cuidó mucho de no frecuentar la capital y sí de residir lo más apartado posible de ella. Las crónicas hablan de su estancia en el Valle de Llangréu, donde hay quien piensa que pudo establecer su concilio particular, en concreto en el lugar de Baraosa, lo que ahora es un caserío cercano a al iglesia de San Martín de Tours, actual conceyu de Samartín del Rei Aurelio, que transmite en su topónimo, por lo menos desde el siglo XIV, el nombre del monarca. Aunque tuvo, a lo que parece, paz con los musulmanes y a que quiso dejarse de luchas palaciegas, no gozó Aurelio de tranquilidad: durante su reinado hubo de hacer frente a una «rebelión de los siervos» , las clases más desfavorecidas, los siervos y los libertos, contra sus señores, que ha dado, como no, diversas teorías y explicaciones sobre qué pudo ser y qué ocurrió en realidad
Sea como fuese y a pesar de que se consiguió acabar con ella, sirvió para que a la muerte del rey en el año 774, su sucesor Silo, que llegó al trono gracias a su matrimonio con Adosinda, hija de Alfonso I, levantase para siempre el campamento y llevase la capital al otro lado del reino, a Pravia, por la más que posible razón que sus orígenes, familia o nacimiento, en suma «los suyos», sus partidarios, estuviesen allí, dándose cuenta que era la mejor solución para prevenirse de más sobresaltos cortesanos. Posteriormente, después de los reinados de Mauregato y Bermudo, aquel hijo de Fruela llamado Alfonso sería llamado a reinar en difíciles circunstancias, trasladando la capital de Asturias a Oviedo/Uviéu ya para siempre. Era el final definitivo de Cangues como corte de la Monarquía Asturiana, aunque hoy, doce siglos después, los cangueses siguen estando orgullosos de este mítico pasado en el que su ciudad «Minima Urbium Maxima Sedium» fue capital de Asturias
En el campo de la iglesia, como no, el sagrado texu, al lado del camino de acceso desde El Mercáu
Y una soberbia vista de Cangues y el valle del Sella hasta el Sueve, que sigue siendo referencia visual de nuestro Camín a Cuadonga Y al pie de la iglesia, buenas casas de Cangues d’Arribaque fue
Así, escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«Cangues d’Arriba fue antaño el barrio de los alfares, los afamados alfareros del lugar eran reconocidos por su buen trabajo haciendo piezas muy características. Fueron famosos los grandes pucheros de un asa, color negro, así como las cazuelas con baño de estaño y decoración verde, también sus cazuelas grandes con baño interior de estaño especiales para cuajar leche en la fabricación de quesos, así como una jarra especial para tomar sidra, color rojizo, a la que llamaban «puxu»
Realmente la iniciativa había arrancado en 1945 en este lugar, donde Camila y su marido Ramón González tenían el Palaciu la Prida, acogiendo a numerosos ancianos sin apenas recursos económicos
Esta es la entrada desde el campo de la Iglesia Vieya
Muy cerca de la Iglesia Vieya está el Robledal de San Antoniu, con la capilla del siglo XVI dedicada a este santo patrón de la ciudad
El robledal fue plantado en 1804 por iniciativa de Don Sebastián de Posada y Soto, donando terreno y árboles al pueblo cangués
Del lugar escribimos en el libro El Camino de Gijón a Covadonga:
«…aquí se celebra multitudinaria romería alrededor de la fiesta del santo, en el mes de junio. San Antonio de Padua es el día 13 y la víspera se quema la tradicional H.oguera, llamada La Quema del Rozu. El día grande hay procesión de ramos desde la capilla hasta la actual iglesia, misa solemne y todo el mundo vuelve con el santo y los ramos cuesta arriba hacia su capilla, siendo normal que la gente se vista con el traje asturiano. Después sigue la romería con la puya o subasta de los ramos y la Quema del Xigante, muñeco lleno de petardos»
Y esta es la capilla de San Antoniu, que se sabe ya existía a finales del siglo XVII, si bien la actual fue construida a primeros del XX a expensas de don Federico Ortiz, inaugurándose en 5 de junio de 1903, diez días antes de la fiesta
Tiene un hermoso y acogedor atrio a dos aguas sostenido por cuatro columnas
Desde él podemos acceder al interior del santuario
El retablo sustituye a otro anterior barroco
De él procedería la actual imagen de San Antonio
A su derecha Santa Ana
Y a la izquierda la Virgen del Carmen
Salimos nuevamente al Robledal de San Antoniu y su campo de romerías
Luego de visitar también Cangues d’Arriba podemos volveremos sobre nuestros pasos y bajaremos de nuevo a El Mercáu para retomar el camín
Y allí está Llueves, monte y pueblo del que tanto hemos hablado en los capítulos anteriores, tanto de su topónimo vinculado al dios Júpiter, como del lugar donde se dice el oso, o la osa, mató a Favila, de las fiestas republicanas subsiguientes, o de la Cueva de los Azules, testimonio del más antiguo poblamiento conocido de estos parajes, llenos de paisaje, historia, tradición, y leyenda
Volvemos pues hacia la iglesia de la Asunción o del Mercáu…
Cruzamos la Avenida Covadonga…
Y dando vista al Picu l’Arbolín, ponemos rumbo al puente colgante
Cruzando el puente admiramos de nuevo el Güeña
Al fondo a la izquierda El Lleráu, por donde iremos saliendo de Cangues
Realmente, luego de pasado el puente, no hace falta ir de nuevo al cruce frente a la estación de autobueses, sino que seguiríamos, por la otra orilla, el paseo fluvial
Este trayecto junto al río comenzaría aquí y seguiría hasta el siguiente puente, en El Lleráu, que vemos al fondo
Es una buena senda, ancha, con bancos para el descanso, que pasa primeramente al pie de este edificio
A la derecha el otro paseo, con bares y terrazas
Tomamos así la dirección este, siguiendo el valle del Güeña río arriba
Se acaba un tramo de seto pero continúan los espacios ajardinados
Esa gran explanada hacía las veces antaño de estación de autobuses. Ahora son aparcamientos
Podemos bajar ya hacia la explanada, pero si hay tráfico mejor seguir por el paseo…
Las farolas jalonan el recorrido, con el río a la derecha y los aparcamientos de El Lleráu a la izquierda
Y a la izquierda antiguo edificio de los autobuses ALSA
A su derecha el de la Oficina Comarcal
Ya llegamos al otro puente
Ahora sí vamos por aquí a la izquierda
Salimos a la explanada
Y la atravesamos en diagonal entre la Oficina Comarcal y las viviendas obreras de El Lleráu
Es una larga explanada asfaltada, estemos atentos al tráfico
Señalización de la ruta, colocada por el Ayuntamiento
Calle Periodistas del Pueblo
Atención a la placa
Y es que pasamos delante del portón del periódico El Fielato
La calle se prolonga toda recta con bloques de viviendas a la derecha
A la derecha setos y campos
El Lleráu fue también de los barrios más afectados antaño por las seculares riadas de esta vega
Ahora un poco de cuesta hasta el cuartel de la G. Civil
Vieja placa del Ministerio de Obras Públicas y una muy gastada garrapiella, aunque su flecha parece haber sido repintada alguna vez
Espeso pero bien podado seto a la derecha, a la izquierda prados y huertas
Jardines ante los edificios
Vamos llegando al final de los bloques
Y llegamos a la explanada de aparcamientos frente al cuartel
El Ríu Güeña y las casas de la salida, o entrada, del casco urbano de Cangues por la Avenida Covadonga
Apartamentos La Palmera
Las palmeras despiden al caminante del casco urbano cangués
Luego un chalet
Caminamos entre la ladera del monte y la orilla del río
Al otro lado del río, la gasolinera
El Güeña, río que nace en La Robellada, del vecino concejo de Onís. Su raíz debería ser el celta
onna, corriente de agua, río
Llegamos ya a una zona de bosques de ribera, apartándonos de zonas pobladas
Pasamos una caseta de algún transformador eléctrico o similar…
Larga recta entre árboles y arbustos
Un vallado cierra una finca a nuestra izquierda
El Güeña sigue a nuestra derecha, aunque no lo vemos, tapado por la espesura
Ahora atentos: vamos a la izquierda
El camino antiguo seguía de frente, pero quedó cortado por la ronda (AS-114), inaugurada en 2003, por ello hemos de pasar debajo de ella, a la izquierda
Además de las flechas una señal, arriba a la derecha del túnel nos lo indica
No hay pérdida
Al otro lado del túnel habremos de continuar a la derecha
Y econtramos otro largo seto de una finca
Aquí están las señales que confirman nuestra ruta
Y que informan que iniciamos un camino peatonal en el que solo se permite el paso a propietarios
Y por aquí andamos otro tramo totalmente llano y recto
Llegamos al portón de la finca
A la izquierda, un lugar importante y con historia
El Cortijo La Gargantiella, donde fue fundada en el siglo XVIII una fábrica de Loza, a iniciativa de José Antonio Ruenes, donde en sus tiempos trabajó toda una familia, siendo uno de los tres centros de alfarería canguesa, junto con el de Cangues d’Arriba, del que ya hemos hablado, y el de Sotu Dego
Hay aquí ahora una preciosa quintana
Con una gran
panerona, que se ve desde el
camín
Seguimos ruta en La Gargantiella
Vamos ahora paralelos a la carretera AS-114, comunicación con la zona más oriental de Asturias por el interior
Seguimos todo el largo seto de La Gargantiella
El vallado nos separa de la carretera
Al otro lado, junto a aquella casa, pasaba antes el camino, muy cerca de la orilla del Güeña
El camino se pierde en el horizonte y dibuja otra recta cual línea de fuga en la perspectiva del paisaje
Es muy frecuente el paso de
moteros por estas carreteras…
¡ ráfagas al cielo !
De frente arriba Perlleces y el Picu Perlleces (391 m) en la vecina parroquia de Abamia
Ahora un poco de cuesta
Seguimos en paralelo a la AS-114 pero ahora un poco más altos que ella
Postes telefónicos y muro de contención de grandes piedras
Curva a la izquierda
Nos apartamos un poco de la carretera y el río, pues del
camín bordea la falda del monte de Les Rozaes, al lado de una casería en esta vega del Güeña, La Viesca
El Pozu los Llobos, un topónimo que sin duda tiene que ver con alguna de aquellas antaño abundantes trampas para estos animales
Un
castañéu…
Nos metemos en su fresca umbría
Volvemos a los bosques y bosquetes autóctonos que han caracterizado buena parte de esta ruta, según se aleja de la costa sobre todo, y van desapareciendo las grandes masas de especies de crecimiento rápido para la industria papelera
Otro tramo al sol
Naves ganaderas a la derecha, en esta finca aprovechada como pastizal
Otro edificio, este de ladrillo
Parece una cuadra con henar arriba
El
camín pasa a su lado y luego hace una curva
De La Viesca a El Traperu
Tras un entorno urbano como el cangués, bullicioso incluso muchos días, sobre todo el domingo de mercado, regresamos a la siempre apacible y bucólica paz del sendero
Pasamos frente a la entrada a la finca y seguimos de frente adelante
De aquí a Covadonga todo el trayecto que nos aguarda será más o menos tan llano como este, pues iremos todo por el valle, hasta la misma Cueva de la Santina, donde sí subiremos unos metros, desde El Repealo al Jardín del Príncipe y, por El Mesón, llegar a los mismos pies de la Cueva Divina en El Pozón y La Escalera les Promeses. Esa será la única cuesta que nos aguarde en esta ruta tal y como aquí la proponemos
Caminamos al sol y sombra…
Altas arboledas…
Paisaje natural y muy frondoso cuando estamos ya a 10 kilómetros escasos de Covadonga, yendo en camino de